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La importancia de la imagen corporal para el

trabajo

Roberto Daniel Rodriguez Lopez


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Introducción

La imagen corporal es la representación mental que cada persona tiene sobre su cuerpo y su

apariencia física, es decir, cómo la persona se ve a sí misma, cómo se percibe ante el espejo

o, en otras palabras, cómo la propia persona cree que es. También se ve ligada y está

relacionada con los sentimientos y emociones  que el sujeto experimenta en relación a

cómo se siente con su cuerpo y dentro de su propio cuerpo.

La imagen corporal positiva se corresponde a la de una persona que tiene una imagen real y

clara sobre su físico y sabe valorarlo, pero teniendo claro que solo representa una parte del

conjunto como persona y que hay otros factores, como la personalidad y el carácter, que

aportan un valor más importante a la hora de definir su identidad.

Para conseguir sentirse bien con uno mismo y tener una imagen corporal positiva, lo mejor

es hacer ejercicio regularmente, practicando un deporte que te gusta, por ejemplo, y

mantener un peso estable adecuado a nuestra complexión física.

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Desarrollo

Pocas veces somos conscientes de la velocidad con que otros nos etiquetan y clasifican;

basta una mirada o el cruce de un par de palabras, para determinar si alguien a quien

acabamos de conocer podría ser el ejecutivo que buscamos, si estamos frente a un charlatán

o a una persona inteligente, aunque tímida, si se trata de un individuo con personalidad

complicada o alguien con dificultades para relacionarse.

La imagen que los demás se formen de nosotros, a partir de una primera impresión, es la

que generalmente perdura y la que nos abre o nos cierra las puertas hacia nuevas

oportunidades.

Todos los seres humanos proyectamos una imagen frente a los demás, que comienza a

formarse a partir de nuestros aspectos físicos, se fortalece con todo aquello que dejamos ver

de nosotros y se consolida con lo que los demás perciben e interpretan de cada una de

nuestras actuaciones. La imagen que a diario construimos, es un reflejo de cómo nos

perciben los demás y puede o no ajustarse a lo que realmente somos y a lo que hemos

querido que los demás crean y piensen de nosotros.

Una vez los demás se han formado esa imagen, difícilmente contamos con una oportunidad

para cambiarla, por lo que la primera impresión que logremos será por lo general la que

perdure y la que será fundamental en la decisión que se tome, dentro de cualquier proceso

de selección. Cuidar nuestra imagen a lo largo del tiempo, para que siempre refleje lo que
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hemos querido mostrar, requiere de una total coherencia en nuestras actuaciones y

comportamientos frente a lo que los demás piensan y esperan de nosotros. Cuando se pierde

esa coherencia, así sea por un solo y desafortunado hecho, la imagen se deteriora o puede

llegar a arruinarse totalmente, siendo casi imposible su recuperación.

Mantener hoy en día nuestra imagen demanda cuidados extremos, pues en una sociedad

donde cada individuo tiene en su bolsillo una grabadora de voz, que a la vez es cámara de

fotografía y de video, cualquier actuación fuera de tono puede ser registrada y subida en

segundos a las redes sociales, arruinando para siempre una imagen y reputación construidas

a los largo de los años.

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Conclusion
Vivimos tiempos descomplicados en los que cada cual establece su propio estilo de vestir,

muchas veces alejado de lo que manda el protocolo y la etiqueta; personajes públicos, del

mundo empresarial y especialmente del artístico, asisten a toda clase de actos y eventos,

ataviados de las más variadas maneras, reforzando o deteriorando la imagen personal que

cada cual ha querido mostrar.

Pero la imagen no es solo cuestión de maneras de actuar, estilos de vestir y modos de

arreglarse; la forma como nos comunicamos determina también la forma como los demás

nos ven; aunque las palabras que utilizamos son muy importantes en el proceso

comunicativo, porque revelan nuestro conocimiento, grado de educación y respeto hacia los

demás, son la entonación y el lenguaje corporal, los aspectos más determinantes de la

imagen que los demás se formen de nosotros.

La entonación, así como el contacto visual, los gestos, el manejo de las manos y nuestra

posición corporal, revelan la veracidad de nuestros mensajes, la forma como nos sentimos y

nuestro grado de seguridad o incomodidad frente a determinadas situaciones. Cuando

trabajamos en la creación de una determinada imagen que queremos proyectar lo

importante es conseguir que ella refleje lo que realmente somos. Por ejemplo, si soy una

persona insegura, antes que tratar de parecer seguro debo trabajar para conseguir esa

seguridad que me hace falta, de modo que mis actuaciones reflejen lo que realmente soy y

siento, porque las falsas imágenes se desmoronan con facilidad.

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Un ejercicio interesante en la definición de la imagen que se quiere construir consiste en

imaginar cómo nos gustaría ser recordados el día en que debamos partir de este mundo. Si

uno quisiera, por ejemplo, que cuando se hable de lo que fuimos quienes nos conocieron

digan: “era un hombre trabajador, íntegro, emprendedor y justo que se había ganado el

afecto y respeto de sus familiares, amigos y colaboradores”, todas nuestras actuaciones

deben reflejar precisamente esos calificativos, pues de lo contrario, habremos construido

una imagen distinta a la que queríamos proyectar.

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Referencias
https://www.larepublica.co/alta-gerencia/la-importancia-de-la-imagen-personal-primera-

impresion-la-queda-2177361

https://vanguardia.com.mx/articulo/la-importancia-de-tener-una-buena-imagen-corporal

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