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ASIGNATURA

GENERALIDADES DE LA HISTORIA

ESTUDIANTE
MADELENNI PÉREZ…………………2021-6427
MARIBEL DIFRANK…………………2021-6428

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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN………………………………………………………………. 3
1. DEVASTACIÓN DE
OSORIA……………………...………………………………………………......4
2. CAUSAS…………………………………………………………...………….5
3. CONSECUENCIAS……………………………………………………………6
4. SITUACIÓN SOCIO-
ECONOMICA………….…..……………………………………………………..8
5. DIFERENTES DESCRIPCIONES DE LA
DEVASTACIÓN……………………….…………………………………………11
9. CONCLUSIÓN………………………………………………………………...20
10. BIBLIOGRAFÍAS……………………………………………………………21

2
INTRODUCCIÓN
En la historia del Caribe colonial ocurrió un acontecimiento que produjo
cambios geopolíticos significativos en la región y que no ha sido estudiado en
profundidad has- ta la fecha.2 Se trata de las Devastaciones de Osorio, una
orden real que fue la causa del despoblamiento de la franja noroccidental de la
isla de La Española entre 1605 y 1606. Este acontecimiento tuvo como
consecuencia que otros europeos se establecieran en la parte de la isla
abandonada. Estos nuevos colonos primero se dedicaron a la caza de ganado
cimarrón y, a partir de noviembre de 1665, se organizaron bajo la protección de
la Compañía Francesa de las Indias Occidentales en una colonia francesa, que
fi- nalmente la Corona española reconoció tras la firma del Tratado de Rijswijk
en 1697

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REACCIONES Y LEVANTAMIENTOS EN CONTRA DE LAS
DEVASTACIONES DE OSORIO

El rey Felipe III de España ordenó al gobernador de La Española (entonces


Antonio de Osorio) reducir la población de la parte occidental de la isla y
trasladarla a la parte cercana a Santo Domingo, que se llamó Osorio La
destrucción de Sorio en 1605 y 1606 como una forma de combatir el
contrabando en la zona.
En 1605, las autoridades españolas, dirigidas en este momento por el monarca
Felipe III, perteneciente a la Casa de Austria, deciden a través de la Cédula Real
de 1603 despoblar la zona noroeste. Esto se hizo con la finalidad de erradicar el
contrabando. Además, en las embarcaciones que contrabandeaban el cuero del
ganado y otros producto se introducían biblias luteranas, lo que era considerado
una influencia nociva por la metrópoli.
El gobernador Osorio puso en vigencia la Cédula Real que establecía que todas
las poblaciones de la banda del norte que se dedicaban a contrabandear tenían
que ser despoblada y es así como en 1605 se despoblaron las ciudades de
Montecristi, Puerto Plata, Bayajá y la Yaguana, trasladando a sus habitantes con
sus pertenencias hacia el este de la Isla donde se fundaran nuevas ciudades como
serán, Monte Plata y Bayaguana siendo estos nombres el resultado de las
uniones de la ciudad de Puerto Plata y Montecristi y de Bayajá y la Yaguana.
Las ciudades de Neyba y San Juan de la Maguana también fueron perjudicadas
con la medida tomada por el rey Felipe III, provocando ésta medida una
transformación de orden político, social y económico que afectaron toda la
estructura de la colonia. Dentro de las transformaciones tenemos que la
población de la isla se redujo mucho, se fundaron nuevas ciudades que se
dedicaron a la agricultura y la ganadería para el auto consumo, trayendo como
consecuencia la pobreza en alto grado, se destruyeron los ingenios azucareros,
se perdió gran parte del ganado que tenía la isla y más aún se quedó abandonada
en la zona noroeste la cual se convertiría en el punto fuerte de comercio ilícito
entre las demás metrópolis. A partir de 1630 la isla La Tortuga se convirtió en
el punto clave de los corsarios ingleses, franceses y holandeses, estableciendo
de esta forma dominios en territorio que pertenecían a la Corona Española.

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Los franceses a través de la Compañía Francesa de las Indias Occidentales,
compraron isla la Tortuga estableciendo un dominio absoluto, expulsando de
esta forma a los demás grupos de Piratas. Ya establecido con firmeza territorial
y política los piratas franceses inician un proceso de migración hacia la parte
oeste de la Isla de Santo Domingo, que más tarde se convertiría en la Colonia
Francesa, llamada Saint-Domingue. La corona francesa estableció a Bertrand
D'Oregon como gobernador de la isla Tortuga. España tratando de defender su
territorio de los inmigrantes franceses, Santo Domingo organizó tropas
llamadas cincuentenas, porque estaban formadas por cincuenta hombres
armados que desalojaban a los ocupantes extranjeros de la parte Oeste, pero una
vez expulsados regresaban a Santo Domingo debido a la escasez de tropas no
se podía mantener una guarnición en el Oeste. El gobernador Bertrand
D'Oregon, despliega una serie de ataques militares desde la Tortuga al dominio
Español hasta establecerse en toda la costa noroeste donde luego hace el primer
asentamiento francés que luego será reconocido por la corona española como
territorio de Francia.
El gobernador D´Oregon concedió territorios a los franceses en la Isla de Santo
Domingo, estableciéndose así las primeras haciendas francesas en tierras
española, quedando afianzando de esta manera el control de Francia en tierra
española. A mediados del siglo XVIII la colonia de Saint Domingue se convirtió
en un territorio próspero y con mucha importancia económica para su metrópoli.
Esta prosperidad se inició con el gobernador De Pouvancey, quien desarrolló
un intenso comercio con los habitantes de la parte española la cual estaba
gobernada por Segura Sandoval y Castilla. Los burgueses de Saint- Domingue
protegieron económicamente su colonia desarrollando de esta forma una gran
comercialización que generó la prosperidad observada a todo lo largo del siglo
XVIII.

CAUSAS
En primer lugar estaba el problema comercial. España trataba de mantener el
esquema monopólico en el comercio con las colonias. Los rescates de los
habitantes de la isla con los extranjeros inferían grave daño a los intereses de la
burguesía comercial de Sevilla y al propio Estado español que dejaba de
recaudar sumas importantes por concepto de impuestos. En otro orden de ideas,
el Estado Español interpretaba el comercio ilegal como fuente de

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enriquecimiento de los países enemigos, por lo que las motivaciones
económicas se unían a las de índole política y militar.
En el aspecto políticos la Corona temía que la generalización del contrabando
conllevara a la posibilidad de secesión de la isla e incluso de otros territorios
americanos, al surgir claros intereses en la clase esclavista local contra el
exclusivismo monopólico (de hecho las protestas de los Cabildos de la isla
contra las Devastaciones y la Rebelión de Guaba muestran que tal posibilidad
era real). Las reivindicaciones de la clase esclavista y la clase media contra el
monopolismo español, que como hemos visto tenían casi un siglo de
manifestaciones, se habían agudizado con la practica continua del contrabando
durante mas de 30 años y la decadencia de España.
Otra causa fue el ya señalado desplazamiento de la actividad económica de la
isla de la región Este a las zonas del Norte y Oeste por el cambio de la industria
azucarera a la ganadería. Las devastaciones tuvieron que ver, por último, con el
divergente de España y otros países europeos. Mientras en España se entronizó
plenamente la reacción feudal y desaparecieron las manufacturas y los
gérmenes de capitalismo, en Inglaterra y Holanda las relaciones capitalistas y
el crecimiento manufacturero avanzaron con gran rapidez en la segunda mitad
del siglo XVI. A pesar del monopolio, España dependía de estos A pesar del
monopolio, España dependía de estos manufacturados tanto la península como
las colonias. De ahí que la incapacidad de competencia comercial de España era
absoluta.

CONSECUENCIAS
El efecto inmediato mas importante de las Devastaciones fue causar un
agudizamiento de la decadencia económica que desde hacia un tiempo era
palpable en la isla. Con la medida, las mayores riquezas ganaderas fueron
prácticamente liquidadas; ademas numerosos bienes en casas, muebles, etc.
De los vecinos se perdieron para siempre. La mitad de la isla dejó de ser
aprovechada en todos los sentidos y quedó totalmente deshabilitada. Desde
1606 Osorio extendió los despoblaciones a zonas más orientales dejando como
limites del territorio poblado las ciudades de santiago en el Norte, y Azua en el
Sur. Entre los daños causados por las Devastaciones se encuentra la destrucción
de los ingenios mas importantes de la isla en ese momento, los cuales estaban

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en Puerto Plata, Yaguana y San Juan de la Maguana. Se observa que después de
las despoblaciones solo quedaron 12 ingenios con un total de 888 esclavos,
incluyendo los del servicio doméstico.
El estado Español trató de revivir la actividad comercial de la isla después de las
Devastaciones. Para eso proveyó protección a los comerciantes e instituyo
cuotas obligatorias de participación comercial con la isla al comercio español
con América. Si vemos el cuadro de navegación se observa que efectivamente
hay un aumento relativamente importante de la navegación después de 1605
hasta aproximadamente 1620. Estos paliativos, sin embargo, no pudieron ser
duraderos ni consistentes pues las Devastaciones agudizaron extremadamente
las tendencias decadentes de la colonia de Santo Domingo. Por otra parte., al
propiciar el establecimiento de extranjeros en las zonas occidentales, unido al
aumento de la piratería, la seguridad en la isla se hizo extremadamente
precaria, de donde se acrecentó rápidamente la tendencia migratoria de
esclavistas, esclavos y personas de las clases medias a otras colonias
americanas.

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SITUACIÓN SOCIO-ECONÓMICA TRAS DEVASTACIONES

Censo de Osoria

El estado Social de la Isla después de las Devastaciones es fácilmente


interpretable a partir de los datos que proporciona el censo realizado por el
gobernador Osorio en 1606. En términos de distribución de la población se
observa la concentración en torno a la ciudad de Santo Domingo. El 56% de los
vecinos de toda la isla estaba en esa ciudad y seguramente en mayor proporción
los esclavos en las haciendas de los alrededores.

Entre los vecinos propietarios de unidades agrícolas, el 50% residía en Santo


Domingo. Por otra parte la capital de la colonia era la única aglomeración
urbana propiamente dicha, entendida, como centro de comercio y producción
artesanal. En el cuadro del censo de Osorio se observa la existencia de un
numero apreciable de artesanos con variadas especialidades. En cambio las
villas interiores no tenían ningún artesano o muy pequeño numero y variedad.
Sobre todo en estas villas no se advierte la presencia de comerciantes (en
Santiago donde había 4 y en la Vega 1), contra unos 45 comerciantes de diversos
tipos en Santo Domingo. Claro que la importancia mercantil de Santo Domingo
ya estaba en pleno descenso y esa tendencia aumentaría notablemente durante
todo el siglo XVII, aunque por su posición demográfica, administrativa,
económica y militar, la capital de la colonia mantuvo ciertos rasgos urbanos en
ese siglo, a diferencia de todas las restantes villas.

Se observa que todavía la polarizacion entre población de blancos y negros era


muy importante, cerca de 10,000 personas eran esclavas, seguramente casi todas
de raza negra, y al parecer el número de mulatos entre los libres no era todavía
predominante. Se evidencian dos tipos de unidades productivas básicas; los

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hatos y las estancias a la producción de jengibre (Santo Domingo y Puerto Rico
eran los únicos territorios autorizados en toda América para producir este
articulo) Así como frutos menores para consumo de las ciudades, ingenios o
para la exportación, principalmente maíz y yuca para casabe. En toda la isla
había 102 estancias de jengibre y frutos menores, en total 430 con 6,790
esclavos de acuerdo a las estimaciones del censo, lo que da un promedio de 15
esclavos por estancia. Eso quiere decir que todavía eran unidades medianas de
tipo esclavista, donde la productividad era bastante alta y los índices de
exportación importantes. En la primera mitad del siglo XVII se mantuvo la
importancia de este tipo de unidades, en reemplazo de los ingenios azucareros,
hasta tanto algún comercio existió y no llego una crisis completa, con los
ataques de los piratas y los bucaneros, la paralización casi completa de la
navegación y el hundimiento completo de la economía española por la
disminución de producción de plata en México y Perú, como veremos que
sucedió en segunda mitad del siglo XVII. Las estancias estaban concentradas
en torno a la ciudad de Santo Domingo, lo que las personas con ciertos recursos
de capital y niveles mercantiles y de explotación esclavista a concentrarse en la
capital de la colonia.

Cédula Real

Una Real cédula era una orden expedida por el rey de España entre los siglos
XV y XIX. Su contenido resolvía algún conflicto de relevancia jurídica,
establecía alguna pauta de conducta legal, creaba alguna institución, nombraba
algún cargo real, otorgaba un derecho personal o colectivo u ordenaba alguna
acción concreta. Existen dos variantes fundamentales: Las reales cédulas de
oficio que se derivan de la propia función administrativa, que inician con el

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nombre -si es personalizada- o con los cargos o títulos de las personas a las que
se dirige. Las otras reales cédulas son otorgadas, igualmente por el Rey, pero a
petición de parte y comienzan mencionando el asunto de la solicitud y al
solicitante. Usada principalmente en los dominios españoles de ultramar
(América y Filipinas), con asesoramiento en la mayoría de los casos del Consejo
de Indias.

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Real situado

El Real Situado o simplemente Situado (siglo XVII y siglo XVIII), era una
partida anual de dinero que debía proporcionar el tesoro del virrey del Perú, en
base a aportes de las cajas reales del centro argentinífero de Potosí, para
solventar en Chile los gastos derivados de la Guerra de Arauco y los
preparativos tendientes a dejar esa colonia en condiciones de repeler eventuales
incursiones corsarias. La mayor parte del Situado se gastaba en el pago del
ejército permanente y profesional de la frontera mapuche, el primero en
funcionar en laAmérica española, establecido en tiempos del gobernador
Alonso de Ribera (1600-1605).

Esta subvención se decretó al tiempo que Ribera era designado gobernador, en


1599, por orden de Felipe III de España. El rey impuso al Virreinato del Perú el
pago a Chile de 60 milducados, originalmente por tres años. El primer pago se
llevó a efecto en 1600 y el último a mediados del siglo XVIII, aunque los envíos
del Situado siguieron remitiéndose a Valdiviay Chiloé, que estaban bajo la
tutela administrativa del virreinato del Perú, hasta los tiempos de la
Independencia de Chile a principios del siglo XIX.

En términos generales, esta subvención a una colonia en permanente estado de


guerra fue un caso único dentro del Imperio español, un gran alivio para la
desastrosa situación económica chilena y una fuente de dependencia que, en
ocasiones, entorpeció el desarrollo de ciertas áreas productivas, como la
pequeña industria artesanal.

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En la historia dominicana se conoce como devastaciones de Osorio al hecho
ocurrido entre los años de 1605-1606, dicho acontecimiento repercutió de
manera profunda en la historia de la isla de Santo Domingo. Este suceso tuvo
grandes consecuencias, entre ellas se encuentra el surgimiento de nuevas
ciudades, muerte de decenas de habitantes de la banda norte, enormes pérdidas
económicas, pero sin dudas la mayor de todas las consecuencias fue el inicio
del origen de la Rep. de Haití.

Analicemos lo que motivo las devastaciones de Osorio. España por ser el primer
país invasor manejaba el monopolio del comercio en la Isla de Santo Domingo,
lo malo de esto es que dicho comercio se vio afectado por el contrabando.

Se conoce como contrabando la práctica de compra y venta de artículos de


manera clandestina o ilícita. En la isla de Santo Domingo, España era la que
manejaba todo lo relacionado al comercio, sin embargo surgieron otras naciones
interesadas en formar parte de este negocio. El problema aquí era que la madre
patria pretendía manejar el comercio en todo el Caribe, pero eso, no era lo que
tenían en mente otras naciones Europeas como lo fueron Inglaterra, Holanda,
Francia y Portugal.

¿Por qué se le llama Devastaciones de Osorio?

Hay que aclarar que en principio el plan no era una Devastación, era
simplemente una despoblación, trasladar los habitantes de la banda norte a
espacios próximos a Santo Domingo, para de esa manera evitar el contrabando.
Sin embargo la oposición y resistencia de los moradores a la acción de Osorio,
hizo que dicha despoblación se convierta en una devastación, en donde se
destruyeron plantaciones, se quemaron viviendas, iglesias, almacenes, e incluso
se ordenó el ahorcamiento de muchos de los moradores de la región.
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Se le llamo Devastaciones de Osorio en honor al gobernador español de puesto
en la isla de Santo Domingo en ese momento el español Antonio de Osorio, él
fue quien ejecuto esta macabra acción.

Los motivos de las devastaciones de Osorio:

El contrabando estaba afectando los intereses de España, en vista de esto la


madre patria solo tenía dos opciones, la primera era permitir que el contrabando
continúe y la segunda era eliminar dicha práctica.

El motivo principal de las devastaciones fue el contrabando, el objetivo era


acabar con esta práctica ilegal en la banda norte de la isla de Santo Domingo,
ya que esta acción estaba afectando económicamente a la corona española.

¿Quién aconsejo las despoblación? ¿Quién ordeno la despoblación? ¿Quién la


llevo a cabo?

Después de muchas discusiones y luego de haber deliberado abundantemente


en la corte española sobre la posible solución para erradicar el contrabando en
la banda norte de la isla de Santo Domingo se tomaron en consideración las
siguientes 2 opciones.

1. El obispo Dávila y Padilla propuso que la corona incentivará el comercio en


la banda norte y le concediera comercio libre a las naciones extranjeras con la
zona. En otras palabras Dávila y Padilla estaba proponiendo al Rey Felipe III,
que aceptara el contrabando en la banda norte

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2. Por otro lado, López de Castro propuso al Rey Felipe III, que traslade a la
población de la banda del norte a los alrededores de Santo Domingo, de esa
manera podrían adueñarse del cuero que era lo que realmente le interesaba a los
contrabandistas.

El Rey Felipe III decidió optar por el consejo de López de Castro y en el 1604
se ordenó al gobernador español Antonio Osorio la despoblación de la banda
norte de la isla de Santo Domingo, esta se ejecutó entre 1605-1606.

En resumen la despoblación fue aconsejada por López de Castro, autorizada por


el Rey Felipe III y ejecutada por el gobernador español Antonio Osorio.

La estrategia implementada con el objetivo de acabar con el contrabando, para


nada dio resultado, todo lo contrario mejor aumento esta práctica ilícita en la
banda norte. Aumento hasta el nivel que cuando España vino a darse cuenta, ya
existía una colonia francesa en zona devastada por Osorio.

En conclusión el consejo de López de Castro a Felipe III sobre la despoblación,


para nada sirvió, todo lo contrario aumento el contrabando en la banda norte. El
contrabando aumento debido a que producto del traslado de la población, esa
zona quedo desolada y sola, debido a esto empezaron a llegar grupos de piratas,
filibusteros, bucaneros y poco a poco comenzaron a establecerse en la isla de la
Tortuga y posteriormente se trasladaron a la zona devastada por Osorio. Estos
asentamientos ilegales fueron formando lo que más adelante se convertiría en
Haití.

Se puede deducir fácilmente que la idea de López de Castro y la aprobación de


esta idea por parte del Rey de España Felipe III, fue la que dio origen al proceso
de división de la isla de Santo Domingo que posteriormente culminaría con el
surgimiento de la República de Haití.

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Se conoce como las Devastaciones de Osorio a una ordenanza de Felipe III que
no sólo cambió el entorno administrativo y económico de la isla La Española,
sino que también influyó en la geopolítica del Caribe, al exigir la Corona
hispana el cambio de la estrategia defensiva en las Indias. En este trabajo se
presentan algunos acontecimientos que llevaron al abandono de la franja
noroccidental de La Española y las consecuencias económicas y militares que
dicho despoblamiento provocó.

Además de los cambios geopolíticos que las Devastaciones de Osorio


provocaron en La Española, en este artículo se quiere resaltar cómo esta orden
real constituyó tam- bién un estímulo para impulsar la creación de una defensa
sólida, al instaurarse una guarnición militar en Santo Domingo, la cual en
principio respaldó el despoblamiento y el traslado de los súbditos del rey de la
banda noroccidental de la isla. Después de ese acontecimiento, la compañía se
quedó para defender la colonia hispana de las agre- siones provenientes tanto
del mar como de la tierra. Con ello, la Caja Real de Santo Domingo adquirió la
responsabilidad fiscal de mantener a la tropa, compromiso que no pudo asumir
correctamente debido a la insolvencia de la economía insular, que después de
las Devastaciones de Osorio todavía empeoró hasta llevar a La Española a la
crisis y el estancamiento (Moya Pons 1974: 113-114).

El monarca español Felipe III, consciente de la incapacidad de la Corona para


financiar las necesidades militares de la isla, ordenó que los gastos de
manutención de la tropa se traspasasen al financiamiento novohispano, por lo
que en 1608 se estableció el situado3 de Santo Domingo. Esta carga fiscal que
asumió la Nueva España se mantuvo durante el gobierno de los Austrias entre
los años de 1608 a 1640, sufriendo luego una interrupción de más de 40 años

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hasta 1682, cuando por dificultades monetarias y económicas dicho subsidio se
traspasó al financiamiento del virreinato peruano (Reichert 2013).

A finales de enero de 1606, Antonio de Osorio escribió al rey comunicándole


que había concluido las devastaciones y que solo le faltaba traspasar los hatos
de ganado de la banda norte, y los de Santiago, San Juan y Azua. El proceso
todavía se demoró hasta mediados del año. Al finalizar este, el gobernador
estableció una frontera que se extendía desde Azua hasta la costa norte y
prohibió a los habitantes hispanos cruzarla. Los pobladores de Bayajá y
Yaguana fueron concentrados en una nueva localidad que recibió el nombre de
Bayaguana, y los habitantes de Montecristi y Puerto Plata, en la de Monte Plata.

La operación del gobernador en realidad fracasó en su objetivo de detener el


con- trabando en la región. La destrucción de alrededor de 120 hatos de ganado,
que su- maban más de 100.000 reses, vacas, cerdos y caballos, resultó
desastrosa, ya que solo un 15% de las reses se pudo trasladar a las nuevas
localidades, mientras que el resto quedó abandonado, de modo que en poco
tiempo se convirtió en ganado cimarrón del área despoblada. Por otro lado, la
destrucción de los ingenios y trapiches aceleró la decadencia de la industria
azucarera, lo que, sumado a la pérdida de ganado y de las plantaciones de caña
fístula y jengibre, acrecentó la pobreza en la isla y colocó a Santo Domingo al
margen del comercio colonial (Moya Pons 1974: 113-114).

El despoblamiento de la banda noroccidental de La Española fue aprovechado


por los esclavos negros, quienes, al huir de sus amos, se asentaron en aquella
región, a la que llegaron no solo los africanos de la propia isla, sino también de
las vecinas Cuba y Puerto Rico. Asimismo, la desocupación de la mitad de La
Española no provocó que este territorio quedara en el olvido, como lo deseaba
la Corona, sino a merced de los extranjeros, quienes desde entonces podían sin

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grandes dificultades beneficiarse del ganado cimarrón y otros frutos de la tierra
abandonados por los españoles.

Finalmente, la miseria que se generó después de las Devastaciones de Osorio


en toda la colonia también afectó a las recaudaciones fiscales de la
administración colo- nial, hasta el punto de que estas ya no alcanzaban para
cubrir los gastos burocráticos ni el mantenimiento de las fuerzas armadas en
Santo Domingo. Por ello, se procuró disminuir el número de soldados del
presidio y, además, en 1608, el rey obligó al virrey novohispano, marqués de
Salinas, a que, además de los situados asignados para la plaza militar de Santo
Domingo, pagase anualmente los sueldos de las autoridades de la Real
Audiencia de la ciudad con la cantidad de 19.302 pesos de a ocho reales anuales.

Es interesante observar que ocurrió una situación parecida en la Florida. A


media- dos de 1601, el rey Felipe III, al ver las dificultades para mantener la
escasa población de colonos españoles en dicha región ante los continuos
ataques de los indios y la poca producción agropecuaria, ordenó al gobernador
de La Habana, Juan Maldonado Bar- nuevo, que enviara una expedición
compuesta por soldados y frailes, bajo el mando del capitán don Fernando de
Valdés, para realizar una inspección y determinar el costo para la Corona de
mantener la provincia. Aunque la expedición encontró en Florida lugares que
hubieran podido aprovechar mejor para los establecimientos coloniales, el
capitán advirtió que el abandono de San Agustín podría perjudicar a España en
bene- ficio de sus enemigos. Finalmente, la relación de Fernando de Valdés,
junto con las que rindieron funcionarios de la Real Hacienda de Florida, como
Alonso de las Alas (factor y veedor), Bartolomé de Argüelles (contador), Juan
Menéndez Marques (tesorero) y los frailes que acompañaron a la expedición,
quienes opinaban que “en aquellas tierras habían encontrado muchos indios

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para convertirles al cristianismo”, fueron determi- nantes para salvar la
provincia del abandono.

Las Devastaciones de Osorio, además de sus fracasos geopolítico,


administrativo y eco- nómico, también tuvieron una gran influencia en el
establecimiento en la isla de La Es- pañola de un destacamento militar fijo,
formado por la compañía del capitán Francisco Ferrecuelo, que fue enviado
desde Puerto Rico para apoyar el proyecto de despoblación de la banda
noroccidental de la isla. De 159 soldados que llevaron a cabo la operación
inicial, en 1614 quedaba apenas un tercio, y en los años posteriores el número
de inte- grantes de la guarnición oscilaba entre 80 y 95 individuos, incluidos los
oficiales. Esto ocurrió como resultado de los ahorros que puso en práctica la
Real Hacienda de Santo Domingo, ciudad donde se guarnecía la compañía. Sin
embargo, los propios esfuerzos económicos no fueron suficientes para mantener
la tropa, por eso también se solicitó el traspaso de los situados asignados a dicha
unidad (Reichert 2013: 100).

E sta carga fiscal correspondía a la Caja Real de México, que desde el año 1586
enviaba apoyo económico para la manutención de la guarnición de San Juan de
Puerto Rico. Es curioso, ya que cuatro años antes el rey de España, Felipe II,
había encargado que el financiamiento de las necesidades militares de la plaza
puertorriquense las cubriera la Real Hacienda de Santo Domingo. Sin embargo
esta, debido a su poca solvencia económica, durante los siguientes años no
envió ningún recurso, lo que obligó al monarca hispano a traspasar esa carga
fiscal a la Caja Real de México (Sluiter 1998: 174).

Los situados novohispanos comenzaron a recibirse en La Española en 1608 y


con- tinuaron sin grandes modificaciones hasta 1640, año en el cual se decidió
traspasar el situado de Santo Domingo al financiamiento del virreinato peruano.

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El cambio se realizó a petición de las autoridades de La Española, que
continuamente se quejaban de los retrasos en los envíos desde la Ciudad de
México y de problemas logísticos, ya que el viaje de ida y vuelta duraba
aproximadamente un mes y medio. Además, al dismi- nuir el trayecto de
navegación, se buscaba evitar pérdidas de los situados por accidentes marítimos
o asaltos de piratas. Estos últimos operaban en el mar Caribe desde sus asen-
tamientos en La Tortuga y la banda noroccidental de La Española, lugares que,
desde su abandono en 1606, se convirtieron en los primeros bastiones de la
lucha contra el monopolio español en las Indias. Por ello, en vez de mejorar la
situación administrativa de control sobre los súbditos de la Corona, con las
Devastaciones de Osorio finalmente se agravó la amenaza de invasiones o
conflictos bélicos en el territorio español.

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CONCLUSIÓN

Finalmente, la miseria que se generó después de las Devastaciones de Osorio


en toda la colonia también afectó a las recaudaciones fiscales de la
administración colo- nial, hasta el punto de que estas ya no alcanzaban para
cubrir los gastos burocráticos ni el mantenimiento de las fuerzas armadas en
Santo Domingo. Por ello, se procuró disminuir el número de soldados del
presidio y, además, en 1608, el rey obligó al virrey novohispano, marqués de
Salinas, a que, además de los situados asignados para la plaza militar de Santo
Domingo, pagase anualmente los sueldos de las autoridades de la Real
Audiencia de la ciudad con la cantidad de 19.302 pesos de a ocho reales anuales.

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BIBLIOGRAFÍA

• https://historiadominicana.blogspot.com/
• http://lasdevastacionesdeosorio.blogspot.com/
• https://scielo.org/es/
• https://revistas.ups.edu.ec/

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