Está en la página 1de 4

MORFOLOGIA DEL CEREBRO INFANTIL

El crecimiento del encéfalo es un proceso vitalicio y fundamental para el desarrollo físico, cognoscitivo y
emocional. Gracias a varios instrumentos de imagenología cerebral, los investigadores han podido trazar un
cuadro más claro de la forma en que crece el encéfalo. Al nacer, el encéfalo tiene un volumen de apenas un
cuarto a un tercio del que alcanzara de adulto (Toga, Thompson y Sowell, 2006). A los seis años, tiene casi el
tamaño del adulto, pero partes específicas de él siguen en crecimiento y desarrollan funciones hasta la edad
adulta. El crecimiento del encéfalo ocurre en episodios llamados rachas de crecimiento encefálico.
Diferentes partes crecen más deprisa en diversos momentos.

Principales partes del encéfalo

A partir de la tercera semana de gestación, el encéfalo se desarrolla de un largo tubo hueco en una masa
esférica de células. Al nacer, la racha de crecimiento de la medula espinal y el tallo cerebral (la parte del
encéfalo que se encarga de las funciones orgánicas básicas como la respiración, frecuencia cardiaca,
temperatura y ciclo de sueno-vigilia) casi ha concluido. El cerebelo (la parte del encéfalo que mantiene el
equilibrio y la coordinación motriz) crece con mayor rapidez durante el primer año de vida (Casaer, 1993).

El cerebro, la parte más grande del encéfalo, está dividido en dos mitades, o hemisferios, izquierdo y
derecho, cada uno con funciones especializadas. Esta especialización de los hemisferios se llama
lateralización. El hemisferio izquierdo se ocupa principalmente del lenguaje y el razonamiento lógico,
mientras que el hemisferio derecho está dedicado a las funciones visuales y espaciales, como la
interpretación de mapas y el dibujo. Una gruesa banda de tejido, el cuerpo calloso, une los dos hemisferios
para que intercambien información y se coordinen las órdenes. El cuerpo calloso crece de manera notable
durante la niñez y alcanza el tamaño adulto hacia los 10 años. Cada hemisferio tiene cuatro lóbulos
(secciones): occipital, parietal, temporal y frontal, que controlan funciones diferentes y se desarrollan a
ritmos distintos.

Las regiones de la corteza cerebral (la superficie exterior del cerebro) que gobiernan la vista, oído y otra
información de los sentidos crece con rapidez durante los primeros meses y madura hacia los seis meses,
pero las regiones de la corteza frontal que se ocupan del pensamiento abstracto, asociaciones mentales,
recuerdos y respuestas motrices deliberadas crecen muy poco en este periodo y siguen inmaduras durante
mucho tiempo (Gilmore et al., 2007). El periodo de crecimiento encefálico que comienza hacia el tercer
trimestre de gestación, y continua hasta por lo menos el cuarto año de vida, es importante para el desarrollo
del funcionamiento neurológico. Sonreír, balbucear, arrastrarse, caminar y hablar, los principales hitos
sensoriales, motrices y cognoscitivos de la infancia, ponen en evidencia el rápido desarrollo del encéfalo, en
particular la corteza cerebral.

Las tres vesículas encefálicas primarias forman las estructuras siguientes:

• El prosencéfalo (Cerebro anterior) 


• El mesencéfalo (Cerebro medio)
• El rombencéfalo (Cerebro posterior)

Son las porciones del cerebro cuando comienza el desarrollo del sistema nervioso central. Durante el
desarrollo embrionario el prosencéfalo se divide en diencéfalo y telencéfalo.

Durante la quinta semana, el prosencéfalo se divide parcialmente en dos vesículas encefálicas secundarias,
el telencéfalo (hemisferios cerebrales). y el diencéfalo (tálamo e hipotálamo); el mesencéfalo no se divide, y
el rombencéfalo se divide parcialmente en dos vesículas, el metencéfalo y el mielencéfalo. En consecuencia,
aparecen cinco vesículas encefálicas secundarias.

La histogénesis anómala de la corteza cerebral puede dar lugar a convulsiones y a diversos tipos de
deficiencia mental. El desarrollo intelectual insuficiente puede deberse a la exposición del embrión o el feto
a ciertos virus y a niveles elevados de radiación durante el período que va desde la semana 8 hasta la
semana 16 Diversos factores prenatales (p. ej., factores de riesgo como la infección o la enfermedad tiroidea
maternas, la incompatibilidad Rh y algunos trastornos hereditarios y genéticos) son la causa de la mayoría
de los casos de parálisis cerebral; sin embargo, este cuadro de déficit motor central también puede deberse
a diversos problemas durante el parto.

A partir de los tres años y hasta los 7 años se dan periodos sensibles en el desarrollo cerebral del niño. Estos
cambios están muy relacionados con la empatía e interacción social y emocional con los iguales, intereses
sociales y aprendizaje escolar. En esta etapa interviene la oportunidad, el ambiente, la motivación, el
interés...

Los periodos sensibles están más orientados a los procesos complejos. Se dan a lo largo de toda la vida con
una mayor incidencia en la etapa infantil y resultan de una gran importancia en el proceso de aprendizaje
durante toda la etapa escolar. En estos períodos se favorecerían principalmente las conexiones entre
distintas áreas y la posibilidad de integrar mejores procesos cognitivos complejos. Diferentes estudios con
neuroimagen apoyan la idea de que dichos procesos se dan también después de la pubertad, coincidiendo
con el desarrollo de procesos cognitivos complejos: se ha comprobado que el volumen de la sustancia gris se
incrementa mucho en la etapa infantil y tiene el mayor pico de incremento en la adolescencia. A partir de
esta edad empieza a decrecer paulatinamente.

Encéfalo infantil y sus funciones.

Cuando nace un niño, su cerebro ya contiene los 100 mil millones de células cerebrales especializadas, las
“neuronas” o “materia gris”, que componen el cerebro adulto. Las mayores concentraciones de ellas se
encuentran en el cerebelo y la “corteza”, que forma las capas superficiales del cerebro. Lo principal de la
organización del cerebro ya está en marcha, con las respectivas subdivisiones funcionales en rombencéfalo
(cerebro posterior), mesencéfalo (cerebro medio) y prosencéfalo (cerebro anterior), reconocibles inclusive a
partir de los 40 días de embarazo.

Si bien todas las partes del cerebro humano son importantes, los hemisferios cerebrales del prosencéfalo
son el rasgo más llamativo, con los profundos pliegues (crestas y valles) de la corteza. Cada hemisferio
comprende cuatro lóbulos (frontal, parietal, occipital y temporal), con distintas funciones cada uno. Dentro
de cada lóbulo, además, existen varias otras subregiones que poseen funciones específicas.

De los cuatro lóbulos, los frontales son los más grandes. Las áreas del lóbulo frontal están asociadas con
toda una serie de procesos que van desde el control motor hasta “funciones ejecutivas” tan complicadas
como la planificación y la toma de decisiones. En la parte posterior del lóbulo parietal se sitúan el
procesamiento de las informaciones táctiles y la creación de representaciones corporales en el espacio
tridimensional que nos rodea.

El lóbulo occipital sirve para procesar las informaciones visuales e incluye áreas específicamente vinculadas
al procesamiento de atributos tales como el color y el movimiento. Por último, el lóbulo temporal contiene
las áreas que son responsables del procesamiento de las informaciones auditivas y sociales, y en este lóbulo
también se hallan estructuras subcorticales importantes para el aprendizaje y la memoria (el hipocampo),
como asimismo para las emociones (la amígdala).

El prosencéfalo es el portal de entrada de todas las informaciones sensoriales y regula los procesos
sensoriales y motores que son esenciales para la planificación y el control del comportamiento. El
mesencéfalo proporciona el procesamiento de percepciones y reacciones sensoriales de bajo nivel y
desempeña un papel relevante en la motivación, mientras que el rombencéfalo ejerce el control de
funciones básicas como la respiración y el latido del corazón, además de tener un rol destacado en cuanto se
refiere al equilibrio y el aprendizaje motor.

LOCALIZACION DE LAS FUNCIONES

El movimiento es controlado en buena medida por tres estructuras interconectadas: la corteza motora, los
ganglios basales, que a su vez constituyen un grupo de estructuras interrelacionadas por debajo de la
corteza, y el cerebelo. Todas estas estructuras desempeñan un papel diferenciado en cuanto al movimiento,
por ejemplo el cerebelo es fundamental para el aprendizaje motor.

• Se piensa que las emociones están localizadas en un grupo de estructuras cerebrales denominadas
colectivamente “sistema límbico”, que comprenden el hipotálamo, el hipocampo y la amígdala.

• A menudo se investiga la cognición social en las poblaciones clínicas cuyos comportamientos sociales
suelen diferir de aquéllos de los individuos sanos. Se ha constatado que la amígdala y la corteza temporal
son importantes para esta función, de la misma manera que sus conexiones con otras regiones.

• El procesamiento del lenguaje está localizado de manera predominante, pero no exclusiva, en el


hemisferio izquierdo (en las personas diestras) y constituye uno de los ejemplos de “lateralización”
evolutiva, que es la especialización de una función en uno de los hemisferios del cerebro. En particular, las
áreas de Broca y de Wernicke se ocupan respectivamente de la producción y la comprensión lingüísticas. Las
áreas involucradas en la audición también se activan cuando se procesa el lenguaje y, si se trata de la
lectura, participan asimismo las áreas vinculadas a la visión.

• La localización de la memoria depende del tipo de memoria tomado en consideración. Por ejemplo, la
denominada “memoria de trabajo” está estrechamente relacionada con la corteza prefrontal. En cambio, la
memoria a largo plazo está vinculada con el hipocampo.

• La planificación es un aspecto importante del funcionamiento cognitivo superior. Está relacionada con la
activación de los lóbulos frontales y, en particular, de la corteza prefrontal.

• La atención se puede fraccionar en toda una serie de tipos distintos, como por ejemplo la selectiva, la
sostenida o la dividida, cada una de las cuales ocupa áreas del cerebro ligeramente diferentes.

También podría gustarte