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5 cosas que debes hacer después

de terminar tu trabajo diario


Poner fin a tu día de trabajo puede ser mucho más placentero de lo que
imaginas. Estas claves te ayudarán a cerrar el día de la mejor manera
posible.

Terminar tu trabajo diario no es simplemente finalizar aquello que

puedas y salir a disfrutar de tu descanso. Aunque solo se trate de un día,

constituye un ciclo y por eso es importante cerrarlo.


Además, no solo eso: también es recomendable dejar preparado lo que

necesites para el día siguiente.

Lo usual es que solo te fijes en la hora, y una vez que el reloj la marque,

dejes de hacer lo que estás haciendo. La cuestión es que pierdes la

oportunidad de terminar tu trabajo diario con mayor motivación y

orden mental.

Es posible que también termines tu trabajo diario con un lío o problema

que al día siguiente te cueste retomar porque tienes que recuperar

algunos razonamientos que ya habías avanzado en el día anterior. Lo

mejor es cerrar a cada jornada. Las siguientes acciones son propicias para

conseguirlo.

“Siembra un acto y cosecharás un hábito. Siembra un hábito y cosecharás un


carácter. Siembra un carácter y cosecharás un destino”.

-Charles Reade-

1. Planificar las actividades del día


siguiente y fijarse un objetivo general
El mejor momento para planificar las actividades del día siguiente es
después de terminar tu trabajo diario. Es una manera de establecer una

línea de continuidad entre lo que hiciste hoy y lo que debes hacer

mañana. Te da orden mental y te prepara para la nueva jornada.

Las actividades para realizar al siguiente día deben priorizarse y dejarse


anotadas. Así mismo, tras hacer esto es muy recomendable que te

plantees un objetivo general para la siguiente jornada. Esto te ayuda a


enfocar tus esfuerzos hacia el lugar correcto.
Planificar las tareas del día siguiente es una opción clave para ahorrar tiempo y que además
proporciona orden mental.

2. Evaluar si el objetivo del día se logró


Como el día anterior ya te habías planteado un objetivo

general, conviene que al finalizar la jornada evalúes si lo conseguiste. Esto

te ayuda principalmente en dos sentidos. El primero es identificar los

avances en tu labor y los posibles obstáculos que te impiden avanzar.


En segundo lugar, verificar que cumpliste con aquello que te habías

propuesto, te hará sentir mejor contigo mismo y más motivado para

trabajar. Avanzar con base en objetivos es una muy buena manera de

mantener un estado de ánimo positivo y mayor control sobre las

actividades que realizas.


3. Saborear lo logrado en el día
Esta es una actividad que es mejor no omitir. Se trata de un acto

de autocuidado y de reconocimiento que mereces. No es necesario que

hayas conseguido un galardón para que todos los días te felicites por lo

que conseguiste. El solo hecho de terminar la jornada es suficiente

motivo para darte una palmadita en el hombro.

Si el día fue difícil, también debes reconocerte el haber soportado esa

dificultad. Y si la jornada resultó muy provechosa, con mayor razón.

Saborea tus logros, por pequeños que sean. Esta no solo es una manera de

mantener tu motivación en alto, sino que también te ayuda a disipar el

estrés del día y a prepararte de la mejor manera para el descanso.

4. Recoger y limpiar la zona de trabajo


Organizar el sitio en el que trabajas es otra de las cosas que es

recomendable hacer al terminar tu trabajo diario. Lo primero es recoger

aquello que utilizaste, ponerlo todo en el sitio que le corresponde y dejar


despejado el lugar para que lo encuentres en orden al día siguiente.

También es un momento propicio para limpiar bien aquello que lo

necesite, tirar lo que consideres que debe eliminarse y dejar tu lugar de

la mejor manera. Esta es una actividad sencilla que, de todos modos, te

ayuda a hacer el cierre psicológico con la jornada que ya terminó.


Organizar, limpiar y despejar la zona de trabajo de aquello que ya no es necesario favorece
el cierre psicológico de la jornada laboral.

5. Ponerte en “modo descanso”


La importancia de hacer un cierre en la jornada reside en que este te

ayuda a dejar atrás las preocupaciones del trabajo. Estas las asumes

mientras planificas y evalúas. Tras esto, debes hacer la transición paso

a paso hacia el descanso.


Pareciera que es fácil, pero no siempre lo es tanto. A veces el trabajo

absorbe demasiada atención y si no haces un cierre, es posible que

termines tu jornada y sigas dándole vueltas a lo que dejaste atrás. Ahora

es momento de ponerte en “modo descanso” y de olvidarte de tu labor hasta


mañana.

Comenzar la jornada y terminar tu trabajo diario son dos momentos


importantes, a los que se les debe dar la relevancia que les corresponde.
No somos máquinas y por eso necesitamos pasar del descanso al

trabajo, y del trabajo al descanso, de una manera gradual y con la mente

en orden.

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