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Derecho Internacional Privado

a) ¿Podrían pactar en su contrato que serán competentes los tribunales de la ciudad de


Valparaíso o un arbitraje internacional con sede en Santiago?
Los acuerdos sobre elección de foro tienen por objeto la determinación del tribunal que tiene
jurisdicción para conocer de los conflictos y resolver la controversia que pudiera surgir entre las
partes contractuales. La elección de foro es válida en muchas jurisdicciones, a nivel nacional se
desarrolla en torno a una vasta discusión doctrinaria en relación al principio de la autonomía de
la voluntad privada. En Chile, el derecho internacional privado aún se encuentra en transición;
se pueden identificar diversas posturas conforme al reconocimiento o negación de la autonomía
privada en materia de competencia judicial internacional.
Primero, entre las diversas posturas se encuentra la negación a la autonomía privada. La
tendencia soberanista en chile, por ejemplo, establece que las reglas de jurisdicción vienen a
desarrollar un poder público y corresponde al derecho chileno establecer dicha jurisdicción. Esta
postura limita a la autonomía de la voluntad; se fundamenta principalmente en el artículo 1462
del Código Civil, el cual establece “hay un objeto ilícito en todo lo que contraviene al derecho público chileno.
Así la promesa de someterse en Chile a una jurisdicción no reconocida por las leyes chilenas es nula por el vicio
del objeto”. Este artículo plantea como paradigma la promesa de someterse a una jurisdicción no
reconocida; por tanto, conforme a este punto, pactar en su contrato que serán competentes los
tribunales de la ciudad de Valparaíso, implica un imposible jurídico.
Segundo, entre las diversas posturas se encuentra el reconocimiento de la autonomía privada
para la competencia judicial internacional. Esta postura plantea que las personas tienen
autonomía reconocida en el derecho interno hacia el ámbito internacional y que dichas personas
pueden llegar a arreglos que sean favorables a sus intereses; se hace referencia a un mercado
jurisdiccional. esta regla se podría inferir a partir del artículo 318 del Código de Derecho
Internacional Privado, el cual plantea como primera regla la prorroga tacita de la jurisprudencia.
Esto da a lugar a que la doctrina y cierta parte de la jurisprudencia admita la autonomía de la
voluntad, reconociéndola como una práctica contractual válida. Dicho artículo señala que será
competente el juez al que las partes designen, siempre y cuando, una de las partes sea de la
nacionalidad del juez que conocerá de los posibles litigios o que tenga en esa nación su domicilio;
y que, además, las decisiones y resoluciones no contravengan el derecho público nacional. Por
tanto, conforme al artículo 318 CDIPR, no tendría cabida el pactar en su contrato que serán
competentes los tribunales de la ciudad de Valparaíso debido a que ambas partes contratantes
son de nacionalidad distinta y ninguno de ellos tiene domicilio en Chile.
Es importante recalcar que, las posturas anteriores por sí solas no pueden hacerse cargo del
artículo 1462 del Código Civil Chileno, debido a que el artículo 318 CDIPR en sí mismo
reconoce una excepción “salvo derecho local en contrario”, lo que suma una reserva cuyo alcance es
bastante extendido: se acepta el tratado salvo que contravenga el derecho interno, sea actual o
futuro. Ahora bien, la mayoría de la doctrina y la jurisprudencia chilena se inclina por reconocer
el principio de la autonomía y otorgarle validez. Pero para ello, debería tener cabida la
reinterpretación del artículo 1462 del Código Civil. Esta es la tesis más sostenida y establece la
“regularidad internacional de los fallos”. En este punto se llega a que el acuerdo sobre elección
de foro es válido y habrá que examinar si en el caso en concreto se opone a la jurisdicción
nacional; En materia de contratos esta elección de foro será permitida siempre que no se trate
de materias que sean de conocimiento exclusivo de los tribunales chilenos.
Finalmente, conforme a la constitución de una sede arbitral en Chile. El artículo 7 de la ley de
Arbitraje Comercial Internacional (N°19.971) establece que un acuerdo arbitral se constituye
como aquel “acuerdo en el que las partes pactan someter a arbitraje todas las controversias que se generen como
resultado de una relación contractual o no contractual. Debe constar por escrito, y puede ser un acuerdo
independiente o una cláusula del contrato”. En la actualidad, la ley interna chilena reconoce lo siguiente:
el árbitro que tenga su sede en chile resuelve de acuerdo a la ley que las partes indican, las partes
se someten por una cláusula contractual y se reconoce el derecho a las partes de definir el derecho
que resolverá su controversia. En materia internacional, existe competencia entre las sedes de
justicia y el acceso a la jurisdicción es abierta para las partes en el ámbito del arbitraje.
La ley 19.971 establece que “el arbitraje será internacional si: a) las partes de un acuerdo de arbitraje tienen,
al momento de la celebración de un acuerdo, sus establecimientos en Estados diferentes, o b) uno de los lugares
siguientes está situado fuera del estado en el que las partes tienen sus establecimientos: i) el lugar de arbitraje, si
éste se ha determinado en el acuerdo de arbitraje o con arreglo al acuerdo de arbitraje; ii) un lugar de cumplimiento
de una parte sustancial de las obligaciones de la relación comercial o el lugar con el cual el objeto del litigio tenga
una relación más estrecha. c) las partes han convenido expresamente en que la cuestión objeto del acuerdo de
arbitraje está relacionada con más de un estado”. Es así como, al tener Don Carlos Torres una sociedad
filial en Valparaíso y realizar una gran parte de sus actividades comerciales en el territorio chileno,
es posible establecer una sede arbitral en la ciudad de Santiago, con el objeto de establecer un
punto común. Lo anterior fundamentado en la ley 19.971.

b) ¿Cuál es la libertad con que cuentan las partes para elegir el derecho aplicable a la
relación contractual, o en su caso, cual será la normativa que rija el contrato de
distribución y las eventuales compraventas que se celebren en su ejecución?
La libertad con que cuentan las partes para elegir el derecho aplicable a la relación contractual es
bastante amplia; se encuentra vinculado al principio de la autonomía de la voluntad que juega un
rol importante al momento de elegir la ley aplicable. La autonomía de la voluntad en los contratos
internacionales, entendida como el derecho de las partes para elegir la ley aplicable a un contrato,
es ampliamente aceptada a nivel mundial. Sin embargo, como se analizó anteriormente, en Chile
no esta claramente aceptada.
Ahora bien ¿Cuál sería la normativa aplicable que rija el contrato de distribución y las eventuales
compraventas que se celebren en su ejecución? Para efectos de este contrato de distribución
debemos tener en consideración las siguientes disposiciones:
Primero, con relación a los bienes situados en chile, el artículo 16 del Código Civil dispone: “los
bienes situados en Chile están sujetos a las leyes chilenas, aunque sus dueños sean extranjeros y no residan en
Chile. Esta disposición se entenderá sin perjuicio de las estipulaciones contenidas en los contratos otorgados
válidamente en país extraño. Pero los efectos de los contratos otorgados en país extraño para cumplirse en Chile
se arreglarán a las leyes chilenas”. Este precepto hace referencia al principio lex loci rei sitae, mediante
el cual se entiende que en materia de bienes los estados son soberanos de aplicar su legislación.
La interpretación mayoritaria de la jurisprudencia nacional afirma que esta regla entiende que
esta sujeción a la ley chilena involucra un sometimiento a la autoridad nacional.
Por regla general quien se encarga de definir las reglas aplicables en derecho internacional
privado es el propio estado; Mas allá de las cuestiones internacionales de cada una de las
legislaciones, no existe una definición de lo internacional, por lo tanto, será cada estado el que
definirá cuando existirán elementos internacionales relevantes y como se trata de reglas
nacionales, cada uno de los problemas internacionales serán resueltos de manera independiente
por cada ordenamiento jurídico; Si nos preguntamos por la ley aplicable a un contrato
internacional nos encontraremos con que no existe una definición en el derecho chileno; esta ha
sido construida por la jurisprudencia sobre la base de considerar elementos de normativa
dispersa que permite calificar la internacionalidad de un contrato. Luego se trata de ver cuál es
la ley aplicable; es aquí donde tiene cabida la interpretación del artículo 16 CC y 113 CCOM; los
anteriores no disponen reglas de carácter internacional, sino que disponen cuando a un contrato
se le aplicará la ley chilena, pero no dicen nada sobre si las partes pueden pactar el derecho
aplicable, o sobre los efectos del contrato que resultaran aplicables a la ley extranjera; este
problema se ha ido exacerbando debido a que muchas leyes nuevas han ido incorporando
elementos de internacionalidad sin tomar en cuenta la relación con otra normativa.
Segundo, el DL 2349 establece normas sobre contratos internacionales para el sector público;
no existe autorización normativa expresa que se desprenda de ese cuerpo para favorecer a
particulares. Solo los contratos para el sector público se constituyen como estipulaciones licitas
y en esta virtud tienen frecuente aplicación en los contratos celebrados entre particulares.
Tercero, el artículo 28 de la ley de arbitraje comercial establece: “Normas aplicables al fondo del
litigio. 1) El tribunal arbitral decidirá el litigio de conformidad con las normas de derecho elegidas
por las partes como aplicables al fondo del litigio. Se entenderá que toda indicación del derecho
u ordenamiento jurídico de un Estado determinado se refiere, a menos que se exprese lo
contrario, al derecho sustantivo de ese Estado y no a sus normas de conflicto de leyes. 2) Si las
partes no indican la ley aplicable, el tribunal arbitral aplicará la ley que determinen las normas de
conflicto de leyes que estime aplicables. 3) El tribunal arbitral decidirá ex aequo et bono o como
amigable componedor sólo si las partes le han autorizado expresamente a hacerlo así. 4) En
todos los casos, el tribunal arbitral decidirá con arreglo a las estipulaciones del contrato y tendrá
en cuenta los usos mercantiles aplicables al caso.
En este caso particular, se identifica a Argentina, Perú y Chile (legislaciones) conforme al
contrato de distribución, las partes podrían llegar al acuerdo de establecer cuál será la legislación
que convenga para efectos de desarrollar su actividad; dicha elección permitirá determinar cuál
será la legislación que regirá el contrato. En el caso que nada acuerden al respecto sobre la ley
aplicable, se deberá determinar si existe algún convenio o tratado internacional que rija el
contrato. Si existe, las partes deberán atenerse a lo que él determine. Cabe destacar que, si el
contrato se trata de una compraventa internacional de mercaderías (como es el caso planteado)
podría aplicarse la Convención de Viena del Año 1980 que precisamente regula este tema y
fácilmente podría regirlos debido a que Perú, Chile y Argentina están suscritos a este convenio
(Convención de Viena sobre venta de mercaderías).
a) Finalmente, si se celebra una elección de foro o una cláusula arbitral en los
términos expuestos en la letra a), ¿que pasaría si pretenden cumplir en chile una
sentencia dictada por un foro extranjero?
Nuestro ordenamiento jurídico contiene un gran número de normas relacionadas al derecho
internacional privado que dan contenido al presupuesto de competencia judicial internacional;
lo anterior no implica que se haya desarrollado en su totalidad, por lo que debemos destacar que
aún se encuentra en un proceso de transición. Es así como se logran identificar diversas posturas
conforme al reconocimiento o negación de la autonomía privada en materia de competencia
judicial internacional (visto en el punto a).
Primero, la interpretación ampliamente mayoritaria de la jurisprudencia nacional en torno al
artículo 16 CC afirma que esta regla entiende que esta sujeción a la ley chilena involucra un
sometimiento a la autoridad nacional; entonces si los tribunales chilenos interpretan sobre una
discusión que versa sobre bienes situados en chile, la ley chilena establece una jurisdicción
exclusiva de los tribunales chilenos, nunca podría reconocerse una sentencia extranjera, esto sería
incompatible con la ley nacional.
Segundo, para efectos de poder llegar a decir que son válidos los acuerdos de elección en chile,
debería tener cabida la reinterpretación del artículo 1462 del Código Civil. Este artículo no se
planteó para aplicación internacional, sino que tenía como correlato la diferenciación entre
tribunales civiles y legislación eclesiástica. Esta es la tesis más sostenida y establece la “regularidad
internacional de los fallos”. En este punto se llega a que el acuerdo sobre elección de foro es
válido y habrá que examinar si en el caso en concreto si la sentencia dictada por un órgano
extranjero se opone a la jurisdicción nacional y esto se da cuando la ley chilena demanda una
jurisdicción exclusiva en ciertas materias. Pero en materia de contratos esta elección de foro será
permitida siempre que no se trate de materias que sean de conocimiento exclusivo de los
tribunales chilenos; y si se falla en el extranjero dichas materias exclusivas de tribunales chilenos,
no se reconocerá esa sentencia.
Por tanto, si se pretende cumplir en chile una sentencia dictada por un foro extranjero, se debe
examinar si en el caso concreto si la sentencia dictada por un órgano extranjero se opone a la
jurisdicción nacional o es de materia exclusiva de tribunales chilenos; sólo se hará cumplir en el
caso que no se oponga a ninguno de los dos presupuestos anteriormente mencionados. En caso
de oponerse a ellos, no sé reconocerá y no podrá ser ejecutado en chile, tampoco surtirá efectos.

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