Está en la página 1de 22

CAPÍTULO I

EL NEOLIBERALISMO*

El neoliberalismo nos propone y promete vivir en un paraíso


material creado por los medios de comunicación bajo una lógica de
consumismo.

El neoliberalismo es una manera de organizar la vida en el


mundo, que consiste en una concepción del capitalismo radical que
absolutiza el mercado y lo convierte en el medio, el método y el fin de
todo comportamiento humano inteligente y racional. El “mercado
absoluto” exige una libertad total, es decir que no haya restricciones
financieras, laborales, tecnológicas o administrativas. El
neoliberalismo se expresa en políticas de ajustes y apertura que con
diversas connotaciones se aplican en los países, que ponen el
crecimiento económico y no la plenitud de todos los hombres y
mujeres en armonía con la creación, como razón de ser de la
economía. Restringen la intervención del Estado hasta despojarlo de
la responsabilidad de garantizar los bienes mínimos que se merece
todo ciudadano como persona. Eliminan los programas generales de
creación de oportunidades para todos y los sustituyen por apoyos
ocasionales a grupos focalizados.

Actualmente, el neoliberalismo al oponerse a la intervención


redistributiva del Estado, perpetúa la desigualdad socioeconómica
tradicional y la acrecienta. Este sistema introduce el criterio de que
solamente el mercado posee la virtud de asignar eficientemente los
recursos y fijar a los diversos actores sociales los niveles de ingresos.
Se abandonan así los esfuerzos por alcanzar la justicia social
mediante una estructura progresiva de impuestos y una asignación
del gasto público que privilegie a los más desfavorecidos; y se dejan
de lado intentos por la democratización de la propiedad accionaria o
la reforma agraria integral.

Estamos peligrosamente empujados por una cultura que


radicaliza la ambición por poseer, acumular y consumir, y que
sustituye la realización de todas las personas en comunidades
participativas y solidarias por el éxito individual en los mercados. El

* Por Kande Mutsaku Kamilamba.


Capítulo I
Objeto de Estudio de la Economía Política

neoliberalismo exacerba esta crisis al llevar a la desaparición el bien


común como objeto central de la política y la economía. El bien
común es sustituido por la búsqueda de equilibrio de las fuerzas del
mercado.

He aquí, en síntesis, algunas características sobresalientes


del neoliberalismo económico:

 Concepción del ser humano como valioso únicamente por su


capacidad de generar ingresos y tener éxito en los mercados.
 Incentivar la carrera por poseer y consumir.
 Exacerbar el individualismo y la competencia llevando al olvido el
sentido de comunidad, y produciendo la destrucción de la
integridad humana y ecológica.
 Expresa política de ajuste y apertura.
 Restringe la intervención del Estado hasta despojarlo de la
posibilidad de garantizar los bienes comunes mínimos que se
merece todo ciudadano por ser persona.
 Elimina los programas generales de creación de oportunidades
para todos y los sustituye por apoyos ocasionales a grupos
focalizados.
 Privatiza empresas bajo la premisa de que la administración
privada es mejor que la pública.
 Abre las fronteras para mercancías, capitales y flujos financieros y
deja sin suficiente protección a los pequeños productores.
 Elimina obstáculos que podrían imponer las legislaciones que
protegen a los obreros.
 Libera de impuestos y de obligaciones a grupos poderosos.

En su conjunto, las características del neoliberalismo


provocan una concentración mayor de la riqueza y del poder
económico en las manos de unos cuantos y dejan sin protección a la
mayoría de la población. Los defensores de este sistema afirman que
todos estos ajustes producirán, a largo plazo, un crecimiento que
elevará los niveles de ingreso y resolverá la situación de los
desfavorecidos.

Aun cuando se han observado cambios positivos con algunas


medidas de ajuste, podemos afirmar que estos efectos no compensan
en nada el desequilibrio y las perturbaciones que causa el
2
Capítulo I
Objeto de Estudio de la Economía Política

neoliberalismo, pues la masa urbana sin trabajo sigue


multiplicándose. Al oponerse a la intervención redistributiva del
Estado, la desigualdad socioeconómica tradicional se acrecienta. Con
ello se profundizan los efectos que genera la pobreza: la inequidad o
la injusticia en la redistribución del ingreso y la riqueza, el escaso
capital social y la exclusión o desigualdad en las relaciones de
intercambio. El bien común ya no es importante, ahora lo es la
búsqueda del equilibrio de las fuerzas del mercado, donde la
comunidad se torna irrelevante y el bien común es inútil; se
incrementa la violencia, así como la producción y consumo de
estupefacientes para olvidarse de este mundo de miseria.

La explotación, pobreza, desempleo, marginación,


competencia desleal, fuga de capitales son, para el neoliberalismo,
episodios necesarios y positivos de la lucha de los ejemplares más
fuertes de la raza humana para conseguir mayor riqueza, mayor
prosperidad, mayor bienestar para la humanidad en general, aunque
no necesariamente para todos y cada uno de los miembros de esa
raza. Lo cual no importa pues la humanidad se considera mejorada
sólo con que algunos de sus miembros alcancen niveles nunca antes
logrados de riqueza. La generación de la pobreza para el sistema
económico neoliberal es señal de que se está marchando por el
rumbo correcto. La pobreza y los padecimientos de las masas tienen
un significado promisorio, las fuerzas del mercado están moviéndose
sin interferencias y la reestructuración económica procede, tal cual
se esperaba una vez que el Estado se hizo a un lado y el instinto
capitalista se puso en marcha, libre de las artificiales regulaciones
caprichosamente establecidas durante décadas por gobernantes
hostiles.

La multiplicación de los pobres y el aumento del sufrimiento


humano no son más que dolorosos mensajes situados al comienzo
del camino, indicando que estamos sobre la senda correcta. Pero no
hay que desesperar pues “son anuncios transitorios”. No tardarán en
aparecer otros, como el pleno empleo, el bienestar popular y la
felicidad individual, siendo las señales de que estamos arribando al
paraíso neoliberal donde se podrán recoger los frutos de tanto
esfuerzo.

3
Capítulo I
Objeto de Estudio de la Economía Política

OBJETO DE ESTUDIO DE LA ECONOMÍA POLÍTICA**

La Economía Política nació en las entrañas de la producción y


fue inicialmente un conjunto de reglas destinadas a su organización
y conducción, al principio dentro de cada unidad económica y luego
en escala del Estado. Su nombre proviene de las palabras griegas
polítikós -estatal, público- y oikonomía (de oikos casa y nómos ley,
conducir). En ese período aún no se había determinado con
exactitud cuál era su objeto de estudio, refiriéndose los antiguos
griegos con este nombre a la administración por parte del Estado de
sus propiedades con la prudencia de un jefe de familia, abarcándose
un cúmulo aún relativamente pequeño de conocimientos sobre la
actividad económica de los hombres.

Esta categoría -Economía Política- desapareció con el


derrumbe de la civilización greco-romana y se olvidó durante el
tenebroso período oscurantista de la edad media. Reapareció hasta
principios del siglo XVII con el nacimiento del capitalismo, cuando el
mercantilista francés Antoine de Montchrétien que defendía los
intereses de la burguesía comercial publicó en 1615 la obra titulada
“Un tratado de Economía Política”, dirigido a los monarcas de
Francia, en el cual advertía los peligros de permitir la competencia de
vendedores extranjeros en el mercado francés, ya que afirmaba que
el comercio libre era la fuente del desastre económico del país,
perdiéndose trabajos y caídas en los ingresos de los productores
nacionales y en las riquezas del gobierno al bajar los ingresos
impositivos, haciéndose necesario el uso del poder del estado, tanto
para prohibir las transacciones con los productores extranjeros,
como para obligar a los productores franceses a manufacturar lo que
el monarca consideraba deseable y venderlo a precios “justos” y
“equitativos” principalmente en el mercado internacional para
mantener saldos superavitarios en la balanza comercial, lo que
representaba aumento de la riqueza acumulada en metales preciosos
y significa mayor grandeza de la nación, lo que no es más que el
pensamiento económico que responde a los intereses de la burguesía
comercial que era la fracción dominante en esos tiempos.

** Elaborado en base al Capítulo II del libro Introducción a la Economía del autor V. A,


Peshejonov, de la Editorial Quipo de Buenos Aires, Argentina, 1977.

4
Capítulo I
Objeto de Estudio de la Economía Política

Con el desarrollo del capitalismo industrial, los clásicos del


pensamiento económico burgués –en especial Adam Smith y David
Ricardo- ya intentan delimitar, dentro del conjunto de conocimientos
económicos, el objeto específico de estudio de la economía política, o
sea, la investigación de las leyes internas, “naturales”, que rigen el
desarrollo de la producción, las relaciones que surgen entre los
hombres en la producción, el intercambio y la distribución de los
diversos bienes materiales. Establecen la diferencia existente entre la
Economía Política y la Política Económica del Estado, y la deslindan
de los conocimientos más parciales sobre la organización y el manejo
de la economía, sin embargo al final admitieron que la Economía
Política es la ciencia que estudia las leyes que rigen la distribución 1.

El gran logro de la Economía Política Clásica fue haber creado


la teoría del valor por el trabajo, en el período de lucha contra las
reminiscencias feudales, por lo que fueron pensadores progresistas
que defendían los intereses de la burguesía industrial cuando era
una clase social en ascenso y en lucha contra los terratenientes
feudales por el control del poder del Estado.

Posteriormente cuando se intensificaron las luchas entre las


clases fundamentales del capitalismo, en los enunciados orales y
escritos de la corriente vulgar en economía, se abandonó el estudio
de la Economía Política y fue convertida en un conjunto de
conocimientos de todo tipo sobre la economía nacional y presentada
en tratados amorfos y muchas veces carentes de contenido, “sobre
todas las cosas y algo más”, como reza el proverbio latino.

En honor a la verdad es preciso señalar que después de


Ricardo no en todos los ámbitos de los conocimientos económicos
reinaban las “insulsas trivialidades”. Esto se refiere tan sólo a las
obras que orgullosamente se arrogaban el nombre de
político-económicas. Como contrapartida a esto, las necesidades
prácticas de la administración capitalista estimularon el desarrollo
acelerado y bastante productivo de las investigaciones económicas
aplicadas. Por ejemplo, se dieron caracterizaciones suficientemente
calificadas sobre las peculiaridades de la organización de la
producción en las diferentes ramas de la economía, fue

1 FUENTE: David Ricardo, Economía Política y Tributación, Editorial Fondo de


Cultura Económica, México, 1975, pág. 2.
5
Capítulo I
Objeto de Estudio de la Economía Política

evolucionando con éxito la estadística industrial, fundada por


William Petty, aparecieron interesantes trabajos sobre el movimiento
de los precios, la circulación monetaria, la actividad bancaria y otros,
pero eran estudios que no buscaban explicar los nexos internos que
determinan el movimiento histórico de los fenómenos económicos.

Por eso Karl Marx, que había estudiado toda la bibliografía


económica, escribe en 1851 a Engels: “En el fondo, esta ciencia [la
economía política] no ha progresado desde Adam Smith y David
Ricardo, si bien tanto se ha hecho en lo que respecta a
investigaciones especiales y con frecuencia extremadamente
delicadas”.2 Más adelante, también Lenin concedió mucho valor a la
labor de los científicos burgueses en materia de investigaciones
prácticas especiales y subrayó que no se debía dejar de utilizarlas.3

Pero, si bien las distintas disciplinas económicas concretas


llegaron a precisar su objeto (por ejemplo, la estadística o la
organización de la actividad bancaria y de crédito, etc.), precisamente
en los trabajos de los economistas burgueses,4 después de Ricardo se
retrocedió en lo que a Economía Política se refiere.

Por eso uno de los grandes méritos científicos de Karl Marx y


Friedrich Engels consiste en que definieron claramente el objeto de
estudio de la Economía Política, su especificidad y su lugar dentro
del sistema de los conocimientos económicos.

Veamos, entonces, qué estudia la Economía Política. La


exposición anterior hace evidente que su objeto de estudio se
encuentra en la esfera de la producción material. Pero esto no basta
para comprender la particularidad de la Economía Política, puesto
que todas las ciencias económicas estudian, directa o
indirectamente, la producción material. Más aún, muchas ciencias
naturales y tecnológicas también tienen que ver con el estudio de los
procesos productivos como las ingenierías.

2 C. Marx y F. Engels. Obras escogidas. Ed. cit., t. VIII, págs. 38-39.


3 Véase V. I. Lenin. Obras completas. Ed. cit., t. XIV, pág. 360.
4 Se entiende que también en todas las investigaciones concretas aparecía el “sello
burgués”, es decir, que se realizaban para la burguesía y en beneficio suyo.
6
Capítulo I
Objeto de Estudio de la Economía Política

Está claro que para establecer una diferenciación entre los


objetos de las distintas ciencias relacionadas con el estudio de la
producción hay que comenzar por explicar qué es esta última.

Entre los múltiples aspectos de la actividad humana el que


tiene primordial importancia es la creación de los objetos
imprescindibles para la vida del hombre como los alimentos,
vestidos, calzado, vivienda, etc. Todos estos bienes materiales son
creados en el proceso del trabajo humano. Pero para que el proceso
de trabajo pueda realizarse se necesitan algunas condiciones:

Deben existir los instrumentos de trabajo mediante los cuales


el hombre transforma la naturaleza. Tanto las primeras piedras que
alguna vez el hombre tomó en sus manos para obtener alimento,
como las complejas máquinas, aparatos y equipos automáticos
modernos, son instrumentos de trabajo. Los medios de trabajo
constituyen un concepto más amplio en el cual, además de los
instrumentos de trabajo, están incluidas otras condiciones
materiales necesarias para el proceso de producción, por ejemplo, la
tierra, los edificios destinados a la producción, los canales, caminos,
tuberías, etcétera.

El segundo elemento imprescindible para el proceso de


producción son los objetos de trabajo, es decir, todo aquello hacia lo
que está dirigido el trabajo del hombre. Pueden ser dados
directamente por la naturaleza, como el carbón, el petróleo, los
minerales, la madera o bien objetos de una actividad precedente del
hombre (como el petróleo en las refinerías, el carbón en las calderas,
la madera en la fábrica de muebles y otros).

Por último, la tercera y más importante condición para que se


lleve a cabo la producción es el hombre, en tanto que portador de la
capacidad de trabajar, o sea, como ser humano con determinadas
fuerzas físicas y espirituales, de un conjunto de hábitos y
conocimientos, ante todo, el progreso de los conocimientos científicos
y tecnológicos aplicados a los procesos productivos y de servicios,
gracias a los cuales está en condiciones de crear y poner en
movimiento los medios de producción. Esta capacidad de trabajar de
los hombres se denomina fuerza de trabajo. Por perfectos que sean
los modernos sistemas de máquinas, que incluyen equipos de

7
Capítulo I
Objeto de Estudio de la Economía Política

dirección automática, computadoras electrónicas, robots


cibernéticos, etc., el hombre fue, es y será la principal figura del
proceso productivo.

El conjunto de los elementos que hemos enumerado, tomados


en su unidad e interconexión recíproca, forman las fuerzas
productivas, la capacidad de transformación productiva con que
cuenta la sociedad.

No obstante, al hablar de los elementos integrantes de las


fuerzas productivas, debemos hacer una advertencia más. Debido a
que el cúmulo de conocimientos científicos y tecnológicos se
acrecienta continuamente y a que se acentúa su papel en el
desarrollo social, es hoy plenamente justo considerar a la ciencia
como fuerza productiva directa. Sin embargo, no corresponde
tomarla como un elemento aislado e independiente de las fuerzas
productivas. Los conocimientos científicos se reflejan y concretan en
las aceleradas modificaciones que se operan en los medios de
producción en su conjunto; se expresan en la elevada calificación de
los hombres que intervienen en la producción, en las nuevas y más
eficaces combinaciones de los diversos elementos del proceso
productivo, en el perfeccionamiento de la dirección de la producción,
etc. Dicho de otro modo, la ciencia interviene “en forma evidente y
con todo su peso” en las fuerzas productivas, pero no como un
elemento diferenciado de éstas, sino como proceso permanente del
perfeccionamiento de los conocimientos sociales del hombre acerca
de la realidad.

Por consiguiente, en base a lo expuesto se puede decir que la


producción es el proceso de la actividad laboral racional del hombre
en el cual éste, apoyándose en los medios de producción existentes y
en sus conocimientos, trasforma y adapta los objetos de la
naturaleza para satisfacer sus diversas necesidades. También se
puede definir la producción de otro modo: como proceso de
interacción del hombre y la naturaleza para transformarla y darle
una forma útil.

Pero éste es sólo un aspecto de la actividad productiva. “En la


producción los hombres no actúan solamente sobre la naturaleza,
sino que también actúan unos sobre otros. No pueden producir sin

8
Capítulo I
Objeto de Estudio de la Economía Política

asociarse de un cierto modo para actuar en común y establecer un


intercambio de actividades. Para producir, los hombres contraen
determinados vínculos y relaciones y a través de estos vínculos y
relaciones sociales, y sólo a través de ellos, es cómo se relacionan
con la naturaleza y cómo se efectúa la producción”, ya que el proceso
de producción siempre es social e histórico. 5

El método predilecto del pensamiento económico burgués,


especialmente de la economía vulgar, es ignorar este segundo
aspecto de la producción. Y esto no es casual, porque precisamente
aquí, en las relaciones que existen entre los hombres en la
producción está incluido lo que los apologistas del capitalismo
quieren ocultar, disimular y tergiversar. Uno de los principales
personajes que trae a colación la economía política burguesa al
analizar la producción es Robinson Cruosoe, quien “enfrentándose
aisladamente con la naturaleza mediante sus fuerzas, no comparte
nada con nadie”.6 Pero, observa Marx “la producción de un solitario
aislado, al margen de la sociedad [...] es tan inconcebible como el
desarrollo del lenguaje sin individuos que vivan en común y hablen
entre ellos”.7 Los hombres realizan siempre la producción
conjuntamente, en comunidades, grupos, colectividades, entablando
inevitablemente unas u otras relaciones entre sí. “En la producción
social de su vida -escribe Marx-, los hombres establecen
determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad,
relaciones de producción, que corresponden a una fase determinada
de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales”. 8

A la vez, para evitar futuros errores, es preciso que señalemos


ya mismo que en la producción se van conformando y existen
relaciones de naturaleza dual. Por una parte, surgen relaciones
ligadas a la organización del proceso productivo, que reflejan la
interacción de los diferentes elementos de las fuerzas productivas,
por ejemplo, la correlación entre la masa de medios de producción y
la cantidad de obreros, la sucesión de los procesos tecnológicos, su
combinación en las distintas ramas de la producción, la distribución
de quienes trabajan en diversos grupos según su oficio y otras. Estas

5 C. Marx y F. Engels. Obras escogidas, Ed. cit., t. IV, págs. 139-140.


6 Ídem, t. VI, pág. 127.
7 C. Marx y F. Engels. Obras, t. 12, pág. 710. (En ruso).
8 C. Marx y F. Engels. Obras escogidas. Ed. cit., t. IV, pág. 384.
9
Capítulo I
Objeto de Estudio de la Economía Política

relaciones constituyen una faceta indispensable de cualquier


producción, son ante todo vínculos que existen dentro de las fuerzas
productivas, y en la literatura suele denominárselas relaciones
técnico-organizativas.

Por otra parte, en la producción social surgen entre los


hombres otras relaciones de producción, igualmente objetivas, las
económicas, vinculadas a la apropiación de los medios y de los
resultados de la producción, las cuales se expresan en la división de
los hombres en diferentes clases y grupos, y determinan su situación
en la producción y el carácter de las relaciones mutuas entre ellos.
Cuando en los trabajos de los clásicos de la Economía Política
Socialista se tratan las relaciones de producción, se hace referencia
precisamente a éstas, a las relaciones económicas, que constituyen
la faz fundamental en el segundo aspecto de la producción y definen
su forma social.
Aunque no agotan el contenido de todas las relaciones
sociales, las relaciones de producción constituyen, por su parte, un
sistema muy complejo o un conjunto que puede ser analizado desde
distintos ángulos y dividido en varios elementos. Karl Marx dio la
clave para comprender la estructura interna de las relaciones de
producción sobre todo en su “Introducción” a la obra Contribución a
la crítica de la economía política.

Señala que la producción social no es un acto único fijado en


el tiempo y el espacio, sino un proceso que se efectúa
ininterrumpidamente y se renueva continuamente, pues “cualquier
niño sabe que una nación perecería si detuviera el trabajo no ya
durante un año, sino aunque fuese por algunas semanas”. 9

Por eso la producción social es una unidad inseparable del


proceso de producción de los bienes materiales propiamente dicho,
de la distribución del producto creado, del intercambio de la
producción entre los diferentes productores (ramas, empresas) y, por
último, del consumo (productivo y personal). Al margen de la unidad
de estos cuatro momentos o esferas, la producción social no es
realizable: por eso “producción, distribución, intercambio y consumo

9 C. Marx y F. Engels. Obras, t. 32, pág. 460.


10
Capítulo I
Objeto de Estudio de la Economía Política

[...] forman las partes de un todo, las diferencias dentro de la


unidad”.10

El momento fundamental y definitorio en esta unidad es la


producción, puesto que a partir de ella comienza una y otra vez todo
el proceso, en ella se crean los productos que luego se convierten en
objeto de la distribución, el intercambio y el consumo. Así, el
conjunto de las relaciones económicas entre los hombres, que
existen en todas las esferas mencionadas, es definido por un solo
concepto: relaciones sociales de producción.

Por lo tanto, el sistema de las relaciones de producción


(dejamos de lado las relaciones técnico-organizativas) son relaciones
sociales entre los hombres que se van creando y desarrollando en el
proceso de producción y también en los procesos de distribución,
intercambio y consumo, a la vez que el carácter de las relaciones
establecidas directamente en la producción predetermina el carácter
de las relaciones en todas las otras esferas de la vida económica.

Para dar respuesta a la pregunta: ¿cuál es concretamente el


carácter que tiene todo el sistema de relaciones de producción?, es
necesario hallar, identificar y diferenciar en él el elemento principal y
definitorio. Los fundadores del marxismo descubrieron en sus
trabajos que ese elemento básico y decisivo en cualquier sistema de
relaciones de producción es la forma de propiedad sobre los medios
de producción.

Los hombres llevan a cabo la producción mediante los medios


de producción, y según a quién pertenezcan éstos, quién disponga de
ellos, se crea uno u otro tipo de relaciones entre los hombres en el
proceso de producción y también -consiguientemente- en las otras
esferas de la vida económica. Así, de la propiedad privada capitalista
sobre los medios de producción deriva inevitablemente la
desigualdad situación de obreros y capitalistas en la producción, la
desigualdad en la distribución de los bienes materiales creados, la
gran diferencia en el nivel de consumo personal, etc., es decir, el
carácter de todo el sistema de relaciones de producción inherente al
capitalismo. De ahí que no sea posible cambiar la esencia del
sistema capitalista de relaciones de producción aplicando algunas

10 Marx y F. Engels. Obras, t. 12, pág. 725. (Ambas en ruso).


11
Capítulo I
Objeto de Estudio de la Economía Política

medidas parciales como el paso de una forma de salario a otra más


“justa” o la implantación de la venta de mercancías a crédito, etc.;
para cambiar la esencia de las relaciones de producción es
imprescindible cambiar la forma de propiedad sobre los medios de
producción.

La propiedad de los medios de producción es la relación de


producción básica y esencial de la sociedad; las relaciones entre los
hombres (sobre todo entre las distintas clases), que existen en la
producción, la distribución, el intercambio y el consumo, son las
formas en las cuales se pone de manifiesto esta relación
determinante.

Al mismo tiempo, en cada esfera de la vida económica existen,


a su vez, relaciones primarias, es decir, más importantes,
directamente vinculadas con la forma de propiedad de los medios de
producción, y relaciones secundarias, terciarias, etcétera, las que
sólo están ligadas de manera mediata con las relaciones básicas. Por
ejemplo, la producción de plusvalía (excedente económico) y su
apropiación por los capitalistas es una relación de producción
primaria, o sea, una relación entre la clase obrera y la burguesía, en
tanto que las formas de distribución de la plusvalía entre los diversos
grupos de la burguesía es ya una relación derivada.

En consecuencia, el conjunto de relaciones económicas


productivo-sociales constituye un sistema complejo que puede ser
examinado en dos cortes: en el horizontal aparecen las relaciones en
la producción, la distribución, el intercambio y el consumo; en el
vertical (o según círculos concéntricos), la forma de propiedad de los
medios de producción, las relaciones primarias consiguientes en
todas las esferas de la reproducción social y las relaciones derivadas
secundarias, terciarias, etc.11

11 Recordemos una vez más que en la producción y en las otras esferas de la


reproducción, junto a las relaciones económicas existen también las técnico-
organizativas. Su peculiaridad reside en que expresan principalmente los nexos
existentes dentro de las fuerzas productivas, entre sus elementos. Aunque también
ellos están bajo la influencia (llevan el sello) de las relaciones económicas
imperantes en la sociedad, como no determinan las formas ni el carácter de la
producción social, en este análisis las dejamos a un lado.
12
Capítulo I
Objeto de Estudio de la Economía Política

Las fuerzas productivas y las relaciones de producción,


tomadas en su unidad, constituyen el modo de producción, en el cual
las fuerzas productivas son el contenido, en tanto que las relaciones
de producción constituyen la forma social de la producción. El modo
de producción es la base de la interacción y determinación de los
fenómenos sociales y también relativamente en el ambiente.

¿Cuál es la interrelación de estos dos aspectos del modo de


producción? Existe entre ellos una interacción dialéctica, pero el
factor más dinámico y revolucionario de la producción son las
fuerzas productivas, pues a partir de ellas (sobre todo de los
instrumentos de producción) comienzan las modificaciones en el
modo de producción. Las fuerzas productivas materiales, que al
comienzo se desarrollan dentro de la vieja forma social, en
determinada etapa de su evolución “entran en contradicción con las
relaciones de producción existentes o, lo que no es más que la
expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de
las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de
las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas
suyas. Y se abre así una época de revolución social”.12

Habiendo tratado ya el contenido de los dos aspectos del


modo de producción podemos retomar la cuestión de qué constituye
el objeto de estudio de la economía política. Es evidente que la tesis
general que hemos planteado antes, acerca de que la Economía
Política es la ciencia que trata el desarrollo de la producción social,
debe ser concretada.

El objeto inmediato de estudio de la economía política es el


aspecto social de la producción, es decir, las relaciones de
producción, económicas, materiales, entre los hombres y que se
encuentran determinadas por la forma de propiedad sobre los
medios de producción. “La economía política no se ocupa en modo
alguno de la ‘producción’, sino de las relaciones sociales de los
hombres en la producción, del régimen social de la producción”, 13
escribió Vladimir Ilich Lenin.

12 C. Marx y F. Engels. Obras escogidas. Ed. cit., t. IV, pág. 385.


13 V. I. Lenin. Obras completas. Ed. cit., t. III, pág. 57.
13
Capítulo I
Objeto de Estudio de la Economía Política

La tarea fundamental de la Economía Política consiste en


descubrir por qué y cómo surge uno u otro tipo de relaciones de
producción, en identificar sus rasgos característicos, es decir, en
definir la esencia de cada una de las relaciones de producción dadas
y analizar su estructura interna, el sistema de nexos e
interdependencias entre sus elementos componentes y, por fin, en
señalar la tendencia y el curso de su desarrollo.

A la vez, el principio más importante, que da base y permite


hablar de la Economía Política como de una auténtica ciencia, es
admitir que en la sociedad –lo mismo que en la naturaleza- todo se
halla en movimiento, es decir, todo se desarrolla y se trasforma, y
que el desarrollo trascurre sobre la base de leyes objetivas, que no
dependen de la voluntad, la conciencia, el conocimiento y la
actividad de los hombres.

La fuerza y la debilidad de la escuela clásica de la Economía


Política burguesa consistió en que ésta, por un lado, intentó buscar
las leyes que rigen el desarrollo de la producción capitalista
independientemente de la voluntad de reyes y gobiernos, pero, por
otro lado, no pudo comprender el carácter históricamente transitorio
de esta producción la consideró como un estado “eterno”, “natural”,
de la sociedad. Por eso su doctrina tuvo un carácter limitado, en
cierta medida convencionalmente científica. Sólo Marx y Engels,
basándose en los principios de la dialéctica materialista elaborados
por ellos, convirtieron la Economía Política en una verdadera ciencia.
El objeto de estudio de la economía política son los sistemas (tipo) de
relaciones de producción que históricamente se suceden unos a
otros. “...Las formas económicas en las cuales los hombres
producen, consumen, realizan el intercambio son formas transitorias
e históricas. Al adquirir nuevas fuerzas productivas, los hombres
modifican su modo de producción, y junto con él modifican todas las
relaciones económicas que sólo eran necesarias para el modo de
producción dado”.14

El surgimiento de cada sistema (tipo) de relaciones de


producción y su desarrollo, que conduce, en última instancia, a su
extinción, se opera en base a leyes económicas objetivas,
independientes de la voluntad, la conciencia y actividad de los

14 C. Marx y F. Engels. Obras, t. 27, pág. 403. (En ruso).


14
Capítulo I
Objeto de Estudio de la Economía Política

hombres. Es también tarea de la economía política descubrir y


analizar estas leyes.

Por consiguiente, la Economía Política es la ciencia que trata el


desarrollo de las relaciones productivas-sociales, económicas, entre los
hombres, que estudia las leyes objetivas que rigen estas relaciones en
las distintas etapas del desarrollo de la sociedad humana, sobre la
base de la forma de propiedad sobre los medios de producción.

Por lo tanto, no es esta una ciencia sobre la economía


nacional ni una ciencia sobre la “administración” del Estado, ni
tampoco una recopilación de normas para organizar y dirigir una
rama cualquiera de la economía (de la industria, de la agricultura,
etc.). La Economía Política estudia los nexos e interdependencias
cardinales más generales y a la vez los más importantes que surgen
en la actividad productiva de los hombres, y que abarcan todos los
aspectos de esta actividad, cual fuere la esfera (producción,
distribución, intercambio o consumo) y la rama concreta de la
producción en la que se efectúe esta actividad.

Al ponerse de relieve que la Economía Política no se dedica a


la producción en general, sino al aspecto social de la producción, hay
que tener en cuenta al mismo tiempo que no se pueden estudiar las
relaciones de producción de una sociedad dada deslindadas de las
fuerzas productivas, del nivel y las tendencias de su desarrollo
(porque las relaciones de producción dependen del carácter y grado
de desarrollo de las fuerzas productivas). A eso se debe que la
Economía Política, aunque enfoca directamente las relaciones de
producción, inevitable y constantemente aborda también el estudio
de las fuerzas productivas. Por supuesto que la faz técnica del
desarrollo de los medios y objetos de trabajo, así como el desarrollo
profesional de la fuerza de trabajo escapan al tema de estudio central
de la economía política; sin embargo, esta ciencia debe reflejar
aquellos cambios cualitativos que se operan en la técnica, los
cambios estructurales en las fuerzas productivas, por cuanto
precisamente eso es lo que condiciona los cambios tanto en los
vínculos técnico-organizativos como en las relaciones económicas de
producción que conducen o bien a la sustitución de una forma por
otra, o bien a modificaciones dentro de cada forma de relaciones de
producción.

15
Capítulo I
Objeto de Estudio de la Economía Política

Por ejemplo, el proceso de desarrollo de las relaciones de


producción capitalistas, es decir, la transición constante del
capitalismo de la época de la libre competencia al capitalismo
monopolista y, luego al capitalismo monopolista de Estado, es el
resultado de modificaciones estructurales cualitativas en las fuerzas
productivas.

El papel activo de las fuerzas productivas en la dinámica de


las relaciones de producción se acrecienta especialmente en la
actualidad a raíz del ritmo veloz de la revolución científico-técnica
que ha transformado las relaciones sociales de producción de
ámbitos locales a globales. Por ello, la Economía Política no puede
quedar al margen y no estudiar los procesos que tienen lugar en las
fuerzas productivas. Además, su finalidad consiste no sólo en
estudiar y registrar la influencia que ejercen las fuerzas productivas
en desarrollo sobre las relaciones de producción, sino también en
desentrañar la influencia inversa de las relaciones de producción
sobre el proceso de desarrollo de las fuerzas productivas. Cada
sistema de relaciones de producción o bien da campo libre para que
progresen con rapidez las fuerzas productivas o, por el contrario, al
no estar en correspondencia con el nivel y el carácter de éstas, frena
su desarrollo. La Economía Política se dedica precisamente al estudio
de estos procesos.

De tal modo que aunque las fuerzas productivas como tales


(las características técnicas de los diversos medios de producción, su
estructura material, etc.) no forman parte del objeto de la Economía
Política, ésta no puede dejar de tener en cuenta (y quizá también
podemos decir no puede dejar de investigar) el nivel general, las
orientaciones y tendencias fundamentales de su desarrollo.

Los trabajos de Marx y Engels permitieron que la Economía


Política adquiriera su propia fisonomía y ocupara un lugar
absolutamente definido en el sistema de las ciencias sociales. Pero
los ideólogos del régimen burgués no han querido y hasta hoy no
aceptan la definición de la economía política como la ciencia que
trata las relaciones económico-sociales entre los hombres, las leyes
que rigen estas relaciones sobre cuya base se ponen de manifiesto
las contradicciones de clase, y se revela el carácter históricamente
transitorio de los distintos modos de producción, incluido el

16
Capítulo I
Objeto de Estudio de la Economía Política

capitalista. Es por eso que después de los torpes intentos de silenciar


los descubrimientos realizados por Marx y Engels en el ámbito de la
ciencia económica, los científicos al servicio de la burguesía hace ya
más de un siglo que se afanan en refutar a la Economía Política
Socialista, incluso la definición marxista del objeto de la Economía
Política.

En su tentativa de rebatir a Karl Marx los portavoces de las


diferentes escuelas y corrientes del pensamiento económico burgués
han promovido literalmente centenares de las más diversas (a
primera vista) definiciones del objeto de la Economía Política. No es
casual que Rosa Luxemburgo en las conferencias que dictara a los
obreros alemanes, haya acotado que “la Economía Política es una
ciencia asombrosa. Las dificultades y divergencias se inician con los
primeros pasos en este terreno, a partir de la cuestión más
elemental: cuál es, en realidad, el objeto de esta ciencia”. 15

No hay necesidad de reproducir la multitud de definiciones de


la Economía Política y de su objeto que aparecen en los distintos
autores. A pesar de la diferencia en las formulaciones que parecen
ser disímiles, algo emparenta a todos los representantes del
pensamiento burgués: es el afán de quitar a la Economía Política su
contenido social y de clase que desemboca en la lucha política.

Los pensadores burgueses quisieran hacer de la economía política


una ciencia inofensiva para la burguesía sobre la “economía
nacional”, la producción y distribución de la riqueza, los “modos de
satisfacer las necesidades vitales del hombre”, la libertad de
mercado, etcétera. A este respecto, Paúl Samuelson, Premio Nóbel en
economía 1970, evadiendo un campo importantísimo de estudio de la
realidad social, escribe: “la economía, o la economía política, como
se la solía llamar … es el estudio de cómo los hombres y la sociedad
deciden, con o sin el uso del dinero, emplear recursos productivos
escasos, que pueden tener aplicaciones alternativas, para producir
diversas mercancías a través del tiempo y distribuirlas para el
consumo, ahora y en el futuro, entre diversas personas y grupos de
la sociedad”16

15 R. Luxemburgo. Introducción a la economía política. Moscú, 1960, pág. 27. (En ruso).
16 Paúl Samuelson, Economía, Un Análisis Introductorio, New York, McGraw Hill,
1967, pág. págs. 1 y 5.
17
Capítulo I
Objeto de Estudio de la Economía Política

En las nebulosas y confusas definiciones de los estudiosos


burgueses se manifiesta el deseo tendencioso de tergiversar la
realidad, de disimular las inadmisibles contradicciones de la
sociedad capitalista.

¿Por qué en Economía Política se irritan tanto los apologistas


del capitalismo comenzado por los primeros pasos, por la definición
del objeto de dicha ciencia? Karl Marx dio una respuesta
extraordinariamente clara en el primer prólogo a El Capital. “En el
terreno de la Economía Política, la libre investigación científica tiene
que luchar con enemigos que otras ciencias no conocen. El carácter
especial de la materia investigada levanta contra ella las pasiones
más violentas, más mezquinas y más repugnantes que anidan en el
corazón humano: las furias del interés privado. La venerable Iglesia
anglicana, por ejemplo, perdona de mejor grado que se nieguen 38 de
sus 39 artículos de fe que se le prive de un 1/39 de sus ingresos
pecuniarios”.17

Al estudiar las relaciones vinculadas con la producción, la


distribución, el intercambio y el consumo de los bienes materiales, la
Economía Política penetra en el “sanctasantorum” de la sociedad
burguesa, en las fuentes que alimentan tanto el poder político de la
burguesía como la “dulce” vida privada de las familias burguesas, su
vana ociosidad. Por eso, los intereses ligados a la obtención de
ingresos no provenientes del propio trabajo, es decir, los intereses
materiales o económicos, son los más importantes para la burguesía,
y ésta moviliza sobre todo las fuerzas de su “cofradía científica” sin
escatimar dádivas para defender estos intereses, para desmentir la
ciencia que pone “el dedo en la llaga” de las clases parasitarias.

Por consiguiente, hemos llegado a la conclusión de que la


Economía Política es una ciencia de clase. Esto significa que sus
objetivos, tareas y métodos de investigación están determinados por
los intereses (económicos y políticos) de las distintas clases sociales;
esto significa, además, que no hay ni puede haber una Economía
Política única para todas las clases, con conclusiones “correctas en
general”, mucho menos que sea imparcial.

17 Karl Marx, El capital, Editorial FCE, México, 1975, pág. XVII.


18
Capítulo I
Objeto de Estudio de la Economía Política

La clase o grupos sociales progresistas, cuyos intereses


coinciden con el movimiento regular de la sociedad de etapas
inferiores a otras superiores, están interesados en poner en evidencia
y utilizar en su actividad práctica las leyes del desarrollo social, ante
todo, las leyes económicas. Por ejemplo, en la lucha contra el
feudalismo caduco surgió la Economía Política Clásica Burguesa.
Pero en cuanto la burguesía se afirmó como clase dominante y se
enfrentó con las acciones revolucionarias del proletariado, sonó la
hora final del carácter científico de la Economía Política Burguesa. A
partir de este momento la burguesía orientó el pensamiento de sus
apologistas científicos no hacia la búsqueda de la verdad sobre el
sistema económico de la sociedad y las leyes de su desarrollo, sino a
enterrar más profundamente esa verdad. De ahí las “insulsas
trivialidades” enunciadas en las teorías de los economistas vulgares
que sustituyeron a la escuela clásica, así como el huero eclecticismo
integrado por retazos de conocimientos de diverso tipo con
apariencia de Economía Política.

La investigación auténticamente científica en el ámbito de la


teoría económica sólo se hizo posible desde las posiciones de la clase
progresista, interesada en sustituir el régimen existente y, en
consecuencia, en elucidar de qué manera, apoyándose en qué leyes
objetivas es posible hacerlo.

Teniendo en cuenta lo enunciado es preciso encarar la


evaluación de las teorías económicas burguesas contemporáneas, en
particular, sus definiciones del objeto de la Economía Política. En
esencia, los economistas burgueses actuales se asemejan, en lo que
respecta a este problema, a los primeros representantes de la
corriente vulgar. Como antes, están en boga los intentos de reducir
la Economía Política a una ciencia sobre la economía nacional, sobre
las necesidades humanas y los modos de satisfacerlas, el
comportamiento de las variables macroeconómicas, etcétera.

Uno de los economistas burgueses más populares, Paúl


Samuelson, de EE.UU., en su manual La economía moderna cita un
conjunto de definiciones del objeto de estudio de la economía política
que se dan en los trabajos de los economistas occidentales:

19
Capítulo I
Objeto de Estudio de la Economía Política

1. La teoría económica es la ciencia sobre la utilización por los


hombres de los recursos productivos raros o limitados (la tierra, el
trabajo, las mercancías destinadas a la producción, por ejemplo,
las máquinas y conocimientos técnicos) para producir diversas
mercancías (tales como trigo, carne de vaca, un tapado,
conciertos, caminos, yates) y distribuirlas entre los miembros de
la sociedad con fines de consumo.

2. La teoría económica es la ciencia sobre las formas de actividad


vinculadas con el intercambio y las transacciones monetarias
entre los hombres.

3. La teoría económica es la ciencia sobre el modo en que la


humanidad logra cumplir sus objetivos en el ámbito del consumo
y la producción.

4. La teoría económica es la ciencia sobre la riqueza.18

Paúl Samuelson considera que las definiciones de los otros


economistas no son suficientemente satisfactorias, y da la suya
propia: “La economía es la ciencia acerca de cuáles de los recursos
productivos raros eligen los hombres y la sociedad con el correr del
tiempo, por medio del dinero o sin su intervención, para producir
distintas mercancías y distribuirlas con fines de consumo en la
actualidad y en el futuro entre los diferentes hombres y grupos de la
sociedad”.19

Las definiciones dadas por otros autores que Samuelson


menciona, al igual que su propia fórmula, se distinguen por una
misma característica: la falta de claridad sobre qué es precisamente
lo que estudia la Economía Política, en qué reside su especificidad
con respecto a otras ciencias sobre la producción. Los economistas
burgueses tratan empeñosamente de desviarla, apartándola del
estudio de las relaciones productivas sociales, y la convierten en una
“doctrina universal” sobre la vida comercial y económica. No es
fortuito que el propio Samuelson diga que los principios o
condiciones de la actividad económica que él deduce tienen un

18 Véase P. Samuelson. La economía, Moscú, 1964, pág. 25. (En ruso).


19 Ídem.
20
Capítulo I
Objeto de Estudio de la Economía Política

carácter universal, que son aplicables tanto en un Estado colectivo


como en una nación industrial capitalista o en una tribu de las islas
de los mares del Sur o para Robinson, e... incluso para un enjambre
de abejas o un conglomerado de monos.20

De esa manera, en lugar de los modos de producción


históricamente determinados, que se suceden unos a otros regidos
por leyes objetivas, los autores burgueses convierten en objeto de
estudio de la teoría económica sólo los principios generales y
abstractos sobre la organización y manejo de la producción. Es cierto
que cualquier proceso de producción dondequiera que se realice y
sean cuales fueren sus condiciones, tiene algunos aspectos comunes
(por ejemplo, la presencia de los tres elementos del proceso de
trabajo, es decir, los medios de trabajo, el objeto de trabajo, la fuerza
de trabajo en acción, tomados en ciertas correlaciones cuantitativas,
etc.). Al hacer notar la necesidad de esas condiciones generales de la
producción, Marx subrayaba que estos son “aspectos abstractos por
medio de los cuales no se puede comprender ninguna etapa histórica
real de la producción”.21

Pero eso es justamente lo que quieren los economistas


burgueses quienes tanto escriben sobre el papel de los diversos
factores de la producción actuantes en todas partes, y que deducen
complejas fórmulas matemáticas de sus interdependencias. ¿Para
qué necesitan hacerlo? Marx observa que es para representar la
producción “como encerrada dentro de los límites de las leyes
eternas de la naturaleza, independientes de la historia, para luego,
en el momento oportuno, hacer pasar las relaciones burguesas, en
forma totalmente inadvertida, como leyes naturales inmutables de
una sociedad in abstracto”.22

De esta manera, al referirnos a la concepción marxista del


objeto de la Economía Política, hay que destacar que dicha ciencia
estudia las relaciones económicas y sus leyes en las distintas etapas
del desarrollo de la sociedad. De esto se deduce que la Economía
Política es una ciencia histórica y debe ser subdividida en una serie
de partes componentes, cada una de las cuales estudia un modo de

20 Ídem, pág. 34.


21 C. Marx y F. Engels. Obras, t. 12, pág. 714. (En ruso).
22 Ídem, pág. 34.
21
Capítulo I
Objeto de Estudio de la Economía Política

producción cualitativamente particular, los diferentes tipos de


relaciones de producción y su desarrollo dentro de un mismo modo
de producción, la transición de un modo de producción a otro
superior y las leyes económicas especiales por su esencia y formas
de manifestación.

Así es como plantearon la cuestión los creadores de la


economía política socialista, Marx y Engels. En su libro Anti-Dúhring,
Engels escribe: “Las condiciones en las cuales los hombres producen
e intercambian lo producido varían con cada país y, dentro de éste,
con cada generación. Por eso, la Economía Política no puede ser la
misma para todos los países ni para todas las épocas históricas”. 23

De tal manera que los portavoces de la ciencia burguesa, que


consideran el capitalismo como un orden social “eterno” y “natural”,
ven con malos ojos cualquier enunciado acerca de que existieron,
existen y pueden existir en el futuro, además de las capitalistas,
otras relaciones económicas y sociales de cualquier tipo y, en
consecuencia, apartados de la ciencia económica que las estudian.
Se comprende que no ignoran el hecho de que las condiciones de
producción e intercambio, por ejemplo, en Egipto durante la época
de Ramsés II o en el Imperio Romano bajo Julio César, se diferencian
esencialmente de la “vida comercial” contemporánea en EE.UU. o
Inglaterra. Pero consideran todo el proceso histórico sólo como una
evolución gradual del capitalismo desde sus formas originarias y más
simples hasta el estado “perfecto” -así lo consideran- en que se
encuentra ahora. Esto explica el afán permanente de los autores
burgueses por establecer o deducir leyes “eternas” e “inmutables” de
la actividad económica, igualmente válidas para todas las épocas y
todos los pueblos, cayendo inevitablemente en el ahistoricismo y, en
consecuencia, fuera del conocimiento científico del movimiento
histórico de la sociedad regido inexorablemente por leyes objetivas.

23 F. Engels. Anti Dühring. (En: C. Marx y F. Engels. Obras escogidas, Ed. cit., t, VI,
pág. 121).
22

También podría gustarte