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La historia de la música electroacústica, como dice Annette Vande Gorne, está trufada
de apelaciones distintas: «música concreta», «música electrónica», «música
experimental», «música electroacústica», «música acusmática», «cine para el oído»,
etc...
Para nosotros, como para Michel Chion, la «música acusmática» es una etiqueta
distinta para designar lo que en esencia se conoció inicialmente como «música
concreta» y, posteriormente, como «música experimental» y «música
electroacústica». Por ello, comenzamos revisando las distintas denominaciones de lo
que podemos considerar una misma escuela compositiva, la corriente francesa de
música electroacústica basada en la fijación del sonido en un soporte.
Música concreta
«Música concreta» fue el término propuesto en 1948 por Pierre Schaeffer denominar su
técnica de composición, basada en ir del sonido concreto, fijado en un soporte, a la
idea abstracta de la obra.
Nótese que, pese a que originalmente la definición de «núsica concreta» nada tenía
que ver con el orígen del sonido, Schaeffer se iría decantando, progresivamente, por el
sonido de orígen microfónicoror occurred.
A finales de la década de los 50, Schaeffer y Henry se distancian cada vez más.
Schaeffer expulsará a Henry y acabará con el «Groupe de Recherche en Musique
Concrète». Su preocupación fundamental será, a partir de entonces, más que
componer, investigar, a realizar en el seno de un colectivo. Para ello, en 1958 creará
el «Groupe de Recherches Musicales» (GRM).
Música electroacústica
Schaeffer, por su parte, quien en algún momento consideró titular su «Tratado de los
objetos musicales» como «Tratado de acusmática», tampoco inventó el término
«acusmática», sino que lo tomó de Jérôme Peignot, escritor y poeta a cargo de algunos
programas de radio durante la época del GRC.
Nótese que, según Bayle, la cortina será el primer dispositivo tecnológico de la historia
capaz de modificar un contenido, en este caso acercando el lenguaje «oral» al
«escrito».
Cuando Bayle dice que la «música acusmática» es música hecha para la percepción se
refiere que no se basa en la aplicación de las reglas musicales convencionales
(armonía, contrapunto), sino que es la percepción la que nos dice cuando algo funciona
y cuando no. De ahí que Annette Vande Gorne defina la «música acusmática» como
música en la que el compositor está contínuamente preocupado en cómo se comunica
con la percepción auditiva de su oyente. Y de ahí que Denis Dufour diga que lo que se
compone en acusmática no es el sonido, sino la percepción, la percepción auditiva.
Sin embargo, tiene algunos problemas a la hora de ser aceptado como término general
de la música electroacústica de soporte.
Nosotros estamos de acuerdo con François Bayle cuando dice que, pese a que
la «música acusmática» no se note, es una disciplina intrínsecamente musical. Y
damos varias razones:
Bayle desarrollará una serie de ideas teóricas, que sostienen su definición de música
acusmática, en continuidad con las ideas de Schaeffer, y basadas en las ideas de
filósofos (Husserl, Pierce) y de músicos (Schaeffer, Malec, Parmegiani).
Bayle propondrá concebir el «objeto sonoro» no como algo atemporal y, por tanto,
estatíco, tal y como lo veía Schaeffer. Inspirándose en el «objeto temporal» de Husserl,
Bayle se interesará por un objeto temporal, inserto en un flujo energético, que se
entrecruza con otros, que se separa de ellos, que evoluciona, que se transmuta....
Además, para Bayle, el sonido que sale del altavoz es distinto a cualquier otro, en el
sentido de que, cuando se reproduce una grabación, escuchamos el sonido, por
primera vez en la Historia de la Humanidad, sin que esté presente su agente causal, su
fuente. Escuchamos un sonido producido por algo que no está ni en el mismo lugar, ni
el mismo tiempo, que nosotros. Ello nos obliga a imaginarnos todo ello. Si Schaeffer
denominará a esa representación el «objeto sonoro», Bayle hablará de «i-son»,
«imagen de sonido». «Imagen» en tanto representación mental perceptiva, «de sonido»
en tanto tal representación es causada por un sonido. A diferencia del «objeto sonoro»
de Schaeffer, basado en el objeto de Husserl entidad intencional pero con una
existencia inmanente en sí misma, la «imagen de sonido» de Bayle es un fenómeno
fugaz, temporal, como el «objeto temporal» de Husserl.
Aunque la definición original de «música concreta» nada decía del origen de los
sonidos, con el tiempo, Schaeffer se decantará por el sonido de origen microfónico
Según sus propias palabras, después de unas primeras obras con sonidos «sonidos
anecdóticos», «figurativos», «narrativos» o «evocadores» (que nos hacen pensar de
forma inmediata en la fuente que los produjo), Schaeffer promulgará el uso exclusivo
del sonido «no-anecdótico», «abstracto» ) cuya fuente no resulta tan evidente.
Así lo corrobora, p.e., François Bayle. Denis Dufour, sin embargo, lo desmiente.
Así mismo, tal y como señalan Schaeffer y Bayle, para que surja la misma noción
de «objeto sonoro» se requiere tener el sonido «estabilizado» en un soporte, desde el
cual se puede escuchar tantas veces como sea necesario y, por tanto, analizar. Sin
embargo, el «objeto sonoro» no es el fragmento de cinta, o la memoria de un
ordenador, en la que se almacena la grabación del sonido.
Schaeffer será más impreciso a la hora de ofrecernos una definición clara y concisa de
lo que es el «objeto sonoro».
Resumiendo. Al igual que cuando nuestra percepción visual examina las manchas
negras sobre fondo blanco de la imagen siguiente y, espontánemanete, «recorta» el
objeto «perro» del conjunto,
cuando escuchamos un flujo sonoro cualquiera, un amalgama de sonidos determinado,
a través de la escucha reducida, nuestra percepción diferencia, espontáneamente,
algunas unidades discretas, que se precisan como tales, separadas, extentas, del
resto, y que constituyen los «objetos sonoros» del conjunto.
Por definición, el «objeto» es algo objetivo, es decir, es algo que está ahí,
independientemente de la mirada del que la percibe.
Pese a la objetividad del objeto, lo que se percibe como un objeto dentro de una
estructura es algo que puede variar entre individuos, incluso un mismo observador
puede cambiar de opinión en función del criterio de segmentación que escoja.
Schaeffer enunciará esta idea como ley «objeto/estructura»: si aplicamos un análisis de
las cosas teniendo una perspectiva amplia, podemos considerar «objetos» grandes,
que incluyen pequeños «micro-objetos», si somos más precisos, estos «macro-
objetos» se convierten en «estructuras» que contienen varios objetos en su interior. Es
lo mismo que sucede con nuestra percepción visual: todo lo que hay en una habitación
puede ser considerado un mismo objeto, y a la vez, si entramos en detalle, dentro de
ella podemos distinguir distintos objetos, una mesa, una lámpara, o una silla... Al mismo
tiempo, si consideramos la silla en detalle, veremos que está formada de varios
objetos, como el respaldo, las patas, etc...
Como el «objeto físico», el «objeto sonoro puede ser descrito, de manera metafórica,
en términos materiales: forma, materia... El sonido se convierte, pues, en una materia
plástica, moldeable. De aquí que el compositor concreto/electroacústico/acusmático se
identifique con el escultor o el artista plástico cuyas manos están en contacto continuo
con la materia. Y de ahí que determinados artistas plásticos, como Piotr Kamer, sean
atraídos por el trabajo con el sonido.
Atemporalidad del objeto
Como el «objeto físico», que es siempre el mismo independientemente del paso del
tiempo y, por tanto, constituye una entidad atemporal, el «objeto sonoro» schaefferiano
es como una fotografía del sonido, es estático, no tiene tiempo, independientemente de
cual sea su duración cronométrica. Schaeffer necesitaba inmobilizar el sonido en el
soporte para poder describirlo y clasificarlo, lo cual constituía su principal preocupación,
pues un objeto mutable cambia, continuamente, de propiedades y, por tanto, se escapa
a cualquier clasificación.
Nótese que en un arte del tiempo, como es la música, ello constituye un handicap.
François Bayle tratará de suplir esta deficiencia del concepto schaefferiano de «objeto
sonoro» a través de su noción de «i-son», basada en el «objeto temporal» de Husserl,
que es al mismo tiempo un objeto, y por tanto tienen una objetividad en sí misma, pero
que cambia todo el tiempo, como una melodía.
Schaeffer se esforzará por tratar de averiguar qué sonidos son los más interesantes a
la hora de ser empleados en composición en soporte. De ahí que enuncie los
conceptos de «objeto equilibrado», «objeto conveniente» y de «objeto musical»,
objetos con características epecialmente interesantes, en particular a la hora de hacer
música.
Una de las primeras rupturas con las reticencias de Schaeffer tiene que ver con la
utilización del sonido anecdótico, considerado rápidamente como explotable por los
compositores. Luc Ferrari, por ejemplo, postuló la utilización del «sonido anecdótico»
en conjunción con el «objeto abstracto», lo que le valió una sonada disputa con
Schaeffer.Denis Dufour también se distingue por emplear sonidos anecdóticos y
abstractos de forma indistinta, con frecuencia aplicando a los primeros una escucha
abstracta, morfológica. A Jacques Lejeune lo que le apasiona del medio
electroacústico es, precisamente, que puede ir y venir entre la realidad y la abstracción.
o
Por su parte, compositores como Pierre Henry parecen haber empleado cualquier
sonido independientemente de su orgien. François Bayle, por su parte, nos dice que la
música acusmática es una música del «total sonoro», capaz de utilizar el sonido más
sutil al más atronador, del más grave al más agudo. Bayle explica su adhesión al «total
sonoro» por el hecho de haber nacido en la selva, donde cualquier sonido podía ser
importante.
Esta idea que en composición acusmática podemos emplear cualquier sonido viene a
ser justificada por Denis Dufour, para el cual «poco importa el sonido», porque éste
debe estar al servicio de la música, y no al revés.
n error occurred.
Sin embargo, con el tiempo, esta noción de que la música acusmática no se escribe se
ha ido revisando. Tal y como señala Francis Dhomont, debería diferenciarse el
concepto de «notación», que tiene que ver más con la utilización de signos gráficos
representacionales, del propio proceso de «escritura», que podría darse aún no
recurriendo a la utilización de tales signos. Para nosotros, como para Bayle,
Parmegiani o Annette Vande Gorne, el proceso de montaje y mezcla de los sonidos en
soporte para constituir la pieza representa un proceso análogo al de la escritura de una
obra literaria.
Montaje
El montaje nos sirve para construir el material a distintos niveles. De más pequeño a
más grande, tendríamos:
• Substitución de ataque
• Incrustación
• Sonidos simétricos
Substitución de ataque
Posibilidades:
Sin embargo, como variante, se admite, también, que el ataque insertado (B) mantenga
cierta parte de su resonancia real (B’) y ésta se superponga, por mezcla, a la
resonancia principal que nos interesa (A’):
Según explica el propio Parmegiani, primero produjo los sonidos de origen acústico, a
partir de un vaso de cristal, un triángulo Dural, una caldera metálica, espirales
metálicas, y un badajo de campana de bronce, tratando de producir ataques de todo
tipo. Posteriormente, realizó los sonidos electrónicos continuos, a partir de un simple
generador sinusoidal (Mion, Nattiez, & Thomas, 1990, pág. 40), tratando de ajustar sus
características a los ataques de origen acústico (Mion, Nattiez, & Thomas, 1990, pág.
37). En los sonidos electrónicos, escogió el registro que mejor se ajustara a los ataques
de origen acústico, y recreó artificialmente algunas propiedades naturales de la
resonancia (Mion, Nattiez, & Thomas, 1990, pág. 38), como el «allure», que puede
simularse superponiendo sinusoides de frecuencia similar, lo que produce batidos.
La incrustación en sentido estricto debe tener una duración inferior (o igual) a los 16 ms
(0.016 segundos). Sin embargo, por generalización, hablamos de inserciones con
sonidos que interrumpen otros sonidos pese a que tengan una mayor duración
En palabras del propio Parmegiani. «Otro juego, otra proposición de partida de esta
pieza: la interrupción súbita de una resonancia (o un continuo) a través de un incidente.
Estos incidentes son “cuerpos extranjeros” que vienen a inmiscuirse en el desarrollo del
sonido; tomados de un material diferente al del continuo (como el choque del cristal en
el contexto de una larga resonancia metálica), el cuerpo extranjero perturba el continuo
de diferentes maneras; generalmente por modificación de la trama armónica,
espesamiento, desdoblamiento… a veces cambiando radicalmente el continuo.
Sonidos cuya forma tiene simetría «especular», es decir, si, considerados en el dominio
temporal, se doblaran exactamente por la mitad, a partir de un eje vertical, se
obtendrían dos mitades que coincidirían. Ello se consigue, estrictamente, cuando se
enfrenta un sonido con su reversión, con él mismo leído al revés
• « Delta»
• «Simétricos invertidos», sonidos «mariposa»
Normalmente, cuando hablamos de «sonidos simétricos» nos referimos a los «sonidos
delta».
En sentido más amplio, las dos fases no tienen que ser estrictamente simétricas, es
decir, aunque la primera no constituya la reversión de la segunda; basta que tengamos
un sonido de perfil dinámico en «crescendo» enfrentado a otro, de materia distinta,
pero de duración relativamente análoga, con perfil de intensidad «decrescendo», para
que hablemos, también de «sonido delta»
En la repetición el bucle, el sonido que se repite suele ser corto, de manera que el
fenomeno repetitivo se pone de manifiesto de forma inmediata. Recordemos que la
música concreta nace accidentalemtne gracias, entre otras cosas, a la escucha de
sonidos repetidos en bucle, por parte de Schaeffer, en discos de surco cerrado. Este
tipo de escucha es la que fomenta olvidar el origen y el significado del sonido, que por
reiterativo deja de ser interesante, para entrar en la «escucha reducida» y percibir el
sonido como un «objeto» con propiedades intrínsecas
Micromontaje
En sentido estricto, los fragmentos encadenados tienen una duración que está entre el
umbral de audición (0.05 s=50 ms) y los 0.3 segundos 300 ms)
Mezcla
A los objetos producidos por la mezcla o superposición de sonido Pierre Schaeffer los
denominó «objetos composée».
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Debemos aclarar, sin embargo, que no todos los compositores están de acuerdo en
emplear este término, importado del mundo instrumental (Beatriz Ferreyra o Agnes
Poisson, por ejemplo, son contrarias), ni todos ellos entienden lo mismo al emplear la
expresión.
https://youtu.be/TbbZTm2H_Lc.
donde además advertimos que el sonido resultante está a medio camino entre el objeto
«composite» y el objeto «composée».
En este otro caso también enriquecemos una materia, oscilante, con otro sonido que
guarda cierta analogía con él, un trino de soprano. Esto no solo hace la materia más
compleja, sino que enmascara el canto, que pasa inadvertido como una capa más del
sonido abstracto, estableciendo un puente subliminal con la resolución, en la que se
oye francamente la soprano cantando el motivo ascendente
https://youtu.be/heqzsdnUvEw
Enriquecer el comportamiento
En este ejemplo, vemos que el sonido continuo, por venir de la repetición en bucle de
una célula relativamente simple, resulta un poco mecánico y previsible. Al mezclarlo
con una materia más compleja, que guarda cierta analogía con él, pero que es menos
regular, esto se ve relativamente compensado:
https://youtu.be/VVEfQmFCu2I
Adaptar el sonido al contexto melódico/armónico
https://youtu.be/E-Z56OHL3lQ,
Dufour nos muestra que por superposición de sonidos no solamente podemos hacer
que la materia resultante sea más compleja (nótese en ese sentido el papel de los dos
sonidos con grano), también podemos otorgarle una masa más localizable a una cierta
altura que nos resulte útil en el contexto melódico-armónico donde se pretende ubicar,
finalmente, el sonido.
Sobreimpresión
Búsqueda de coincidencias (de escritura)
Tipos de articulación
Fundido cruzado
El fundido cruzado puede sugerir a veces el paso del tiempo. También puede
emplearse para representar que una cosa se convierte en otra, como un morphing pero
rudimentario (rudimentario porque el morphing comporta operaciones más
sofisticadas).
En cine, tenemos un ejemplo de «match cut» total en «Ed Wood» (1994) de Tim
Burton, en la que el plano de una hoja de diario sirve para encadenar dos planos:
En estos casos, el paso del elemento A al B pone de relieve, aunque sea sutilmente, los
paralelismos, las semejanzas, la analogía, entre ambos, por lo que todavía hay
continuidad, aunque menos que cuando la compartición es de un elemento literal.
Sin embargo, tiene un gran valor retórico. Por una parte, puede servir para dinamizar la
acción. Por otra, permite pasar instantáneamente, en un abrir y cerrar de ojos, de un
«mundo» a otro que puede ser «radicalmente distinto», sin necesidad de denotar
ninguna relación causa-efecto.
En la articulación por corte se pasa del sonido A al B de forma directa, sin solución de
continuidad. El peligro es que en el cambio se produzca un click, a evitar.
Si no encontramos los lugares adecuados para evitar el click, siempre podemos recurrir
a la aplicación de fundidos, envolventes de amplitud de pendiente muy grande, para
que no sean perceptibles, y que lleguen hasta la una intensidad nula, para evitar el
click; así, aplicaremos un fundido decreciente para el final de A y uno creciente para el
inicio de B. Otra estrategia es aplicar un fundido cruzado muy discreto en el punto de
contacto entre A y B
Otra opción es pasar de A a B con un silencio intermedio. Es una manera que genera
mucho más discontinuidad que las anteriores.
Podemos aplicar una envolvente del tipo salida en fundido hasta hacer desaparecer el
sonido A, luego dejamos un silencio más o menos largo, y a continuación hacemos
comenzar el sonido B con otra envolvente pero del tipo entrada en fundido. Aquí
tenemos un ejemplo de realización:
Por otra parte, componer conllevará abordar parámetros más globales que los
intrínsecamente relacionados con la escritura, más a «vista de pájaro», como la
estructura o la forma global de la obra.
Estamos de acuerdo con Annette Vande Gorne cuando dice que lo más importante a la
hora de componer es «tener algo que decir». La cuestión de lo «qué» se dice es un
problema distinto, al cual, como dice la propia Vande Gorne, debe enfrentarse cualquier
creador.
Así las cosas, Denis Dufour propone tratar de crear obras polisémicas, con distintos
significados, pues así cada oyente podrá tomar el que le convenga a partir de su propio
bagaje, de su cultura, de sus anhelos, de sus vivencias...
2. Guiar al oyente
¿Cómo guiar o componer la escucha del oyente?. En primer lugar, recordemos que, tal
y como nos dice Guy Reibel, nosotros, en tanto compositores, somos los primeros
oyentes de nuestra obra. Por tanto, debemos hacer el ejercicio de practicar una
escucha lo más objetiva posible sobre nuestra propuesta para tratar de sacar
conclusiones al respecto. Como dice François Bayle, nuestra escucha es más objetiva
por la mañana, después del descanso, que a la tarde, después de la jornada de trabajo,
por lo que es preferible tomar las decisiones importantes al principio de la sesión,
cuando estamos frescos, desplazando las tareas más rutinarias al final de la sesión. En
paralelo, no debemos encerrarnos en nosotros mismos. Para conocer hasta que punto
somos «inteligibles», nada mejor que dar a escuchar a otros nuestras propuestas y,
como dice Parmegiani, debemos estar antentos al «feedback» de nuestros oyentes.
3. Se personal
Estamos de acuerdo con Denis Dufour y Fabien Saillard cuando dicen que la mucha
música acusmática ha caído en una cierta globalización, en una cierta estandarización,
tanto del tipo de sonido empleado (que resulta tener, siempre, un caracter abstracto, y
bastante amorfo), como del tipo de escritura, sin riesgo, sin gesto (tramas seguidas de
tramas en las que poca cosa sobresale), y repleta de clichés («sonido mantenido y
parada súbita», «crescendo-explosión», «crescendo-decrescendo», «glissando
ascendente-glissando descendente», etc...).
Ello se debe, en parte, a un procesamiento excesivo del sonido, el cual permite que
éste pueda ser utilizado prácticamente en cualquier parte y de cualquier forma, pero a
costa de perder personalidad y carácter. Igualmente, dado que la mayoría de
compositores emplean los mismos plugins de transformación, y los mismos presets, los
resultados en partes del mundo muy distintas pueden ser relativamente parecidos.
Sirva como ejemplo las obras de Elsa Justel (Argentina), Denis Smalley (Inglaterra) y
Elizabeth Anderson (Bélgica), cuyos sonidos, en nuestra humilde opinión, parecieran
intercambiables.
tu navegador
4. Se expresivo
Aspectos metodológicos: componer a partir del propio sonido, o de una idea externa a
Notese que, de alguna manera, cada una de estas estrategias se relaciona con sendos
polos musicales, bien conocidos desde hace años:
1. Componer a partir de la materia sonora, y teniendo en cuenta exclusivamente la
materia sonora, generará, preferentemente, «música absoluta» o «música pura»,
que no contiene ningún elemento extra musical (un texto, una poesía, una
acción teatral, una idea, una imagen).
2. Componer a partir de una idea previa de tipo extramusical (un acontecimiento
vital, un modelo natural, una obra literaria) puede facilitar que, en algunos
momentos, la música se convierta en «programática», es decir, que
evoque ideas e imágenes en la mente del oyente para representar una escena,
una imagen, o un estado de ánimo.
Dufour propone acotar bien el tema que nos interesa, y derivar todo, los sonidos, los
parámetros, la estructura y la forma, a partir de ese tema, siempre pensando en un
público frente al cual debemos expresarnos. El proyecto creará las restricciones, y
éstas nos ayudaran a no perdernos entre la infinitud de posibilidades.
Nótese que, tal y como señala Dufour, el hecho de que una idea, incluso extramusical,
pueda guiar el proceso compositivo, no quiere decir que el resultado no tenga la
abstracción propia de la obra musical. Más bien es lo contrario: aunque partamos de
una idea incluso no-musical (una obra filosófica, un obra literaria), no debemos olvidar
jamás que, finalmente, trabajamos con el sonido y la materia sonora, y que ésta debe
ser expresiva por sí misma.
occurred.
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Aspectos metodológicos: ejemplos con obras y compositores concretos
Denis Dufour escribió «Nautilus» en 2012. Se trata de una obra menor en el repertorio
del compositor, quien la creó con la intención de documentar y mostrar todas las fases
involucradas en la composición de una pieza acusmática.
Un parámetro composicional puede ser tanto «de variación contínua», como en el caso
de la «altura», la «duración» o la «intensidad» (pensemos, por ejemplo, en un
glissando, o en un crescendo, en los que el valor de la altura, o de la intensidad,
respectivamente, van cambiando progresivamente), o de «variación discreta», como en
el caso del «timbre» (el compositor instrumental ha escogido, clásicamente, entre el
timbre de piano, de violín, de flauta travesera...).
El tiempo
Forma
En un arte de lo sonoro que se reivindica más próximo que nunca a las artes plásticas
la «forma» es, quizás, más importante que nunca. De aquí que Zanési diga que la
música, más que un arte del tiempo, es un arte «de la forma», en el sentido que se
ocupa de la energía, y de como ésta va cincelando la materia a cada momento, al igual
que los vientos y la luna modelan la forma del agua del mar.
Espacio
Al igual que las artes plásticas, en tanto artes del espacio, también participan, en menor
medida, del tiempo (nuestra mirada necesita de un tiempo para ir escaneando todas las
regiones espaciales en donde se extiende la obra plástica), la música, arte del tiempo,
participa, obviamente, también del espacio, desde el momento en que el sonido es un
fenómeno intrínsecamente espacial.
El espacio-tiempo bouleziano
Nótese que Boulez nos habla del «espacio-tiempo» como una sola «dimensión», y que
además relaciona con la forma, distinguiendo entre:
• «Espacio-tiempo liso», que se ocupa sin contar. Es irregular e indeterminado. En
él la variación es continua: es el desarrollo continuo de la forma.
• «Espacio-tiempo estriado», que se cuenta para ocupar. Está definido por
patrones que se repiten, por sistemas o códigos con los que hay que cumplir. En
él se cruzan constantes y variables que ordenan la sucesión de formas distinta.