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1. Para el tratamiento del dolor leve, se suelen utilizar los llamados analgésicos, en su mayoría
fármacos que también tienen algunas propiedades antiinflamatorias. Algunos de estos analgésicos se
pueden adquirir sin receta, como el ácido acetilsalicílico y el paracetamol. No obstante, estos fármacos
también pueden provocar efectos secundarios, así que asegúrese de leer el prospecto y de no superar
la dosis máxima diaria permitida para controlar el dolor.
Los analgésicos con una acción antiinflamatoria típica, también llamados AINEs (fármacos
antiinflamatorios no esteroideos), incluyen el ibuprofeno y el diclofenaco. Estos fármacos deprimen los
nociceptores y así disminuyen la intensidad de la señal enviada al sistema nervioso central. Su acción
antiinflamatoria hace que se suelan emplear como primera opción en los trastornos reumatoides. Los
AINEs pueden dañar el revestimiento gástrico y causar considerables molestias gástricas e incluso
úlceras de estómago.
2. Para el tratamiento del dolor de moderado a intenso se utilizan los opioides. Actúan sobre la
transmisión de la señal del dolor, principalmente en su punto final: la interpretación de la señal en el
cerebro. Algunos ejemplos son la codeína, el tramadol, el fentanilo, la oxicodona y la morfina. Los
opioides se suelen emplear en dolores musculoesqueléticos y viscerales.
Los opioides pueden combinarse con eficacia con los AINEs o el paracetamol. Para complementar el
tratamiento del dolor con los analgésicos convencionales, en algunas ocasiones se pueden emplear
otros fámacos que aunque en principio no están diseñados para aliviar el dolor, suelen reforzar la
acción de los analgésicos. Dado su efecto complementario, se les suele conocer como “terapia
adyuvante”. Ejemplos de ellos son los fármacos que se suelen utilizar para tratar la epilepsia o la
depresión. En algunos estados de dolor crónico como la artrosis se utilizan inyecciones de
corticoesteroides.
Estos analgésicos tienen un límite en el alivio del dolor, es el denominado techo analgésico, es decir,
llega un momento que aunque se aumente la dosis del medicamento no aumenta el alivio del dolor
(analgesia). Además no mejora su eficacia administrando varios medicamentos de este tipo a la vez.
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• AINEs (Analgésicos antiinflamatorios no esteroideos) y derivados: aspirina, ibuprofeno,
diclofenaco, ketorolaco.
En este escálón se incorporan como analgésicos los opioides débiles y se mantienen los AINES del
primer escalón ya que los opioides actúan en el sistema nervioso central y los analgésicos no
opioides en el sistema nervioso periférico. El tramadol ha mostrado una mayor eficacia y menores
efectos secundarios en este nivel. La dosis puede incrementarse hasta llegar al techo de eficacia ya
que los opiodes débiles también tienen un techo analgésico
Hay autores que sitúan la buprenorfina en el tercer escalón pero es importante señalar que al ser un
agonista no puro tiene techo analgésico, a diferencia de los agonistas puros (opioides fuertes como
la morfina, fentanilo y metadona).
En este escalón se sustituyen los opioides débiles por los opioides fuertes como analgésicos y se
mantienen los AINES del primer escalón. Cuando la administración no es posible por vía oral (por la
boca) se aplicarán los medicamentos por vía transdérmica o subcutánea
En este escalón el cambio o la rotación de un medicamento a otro -del mismo escalón- debe hacerse
si se produce fallo en el control del dolor, toxicidad, tolerancia o dolor refractario.
Analgésico
Un analgésico es un medicamento que calma o elimina el dolor. Aunque se puede usar el término
para cualquier sustancia, es decir, mecanismo que reduzca el dolor, generalmente se refiere a un
conjunto de fármacos, de familias químicas diferentes que calman o eliminan el dolor por diferentes
mecanismos.
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Clasificación de los analgésicos
Antiinflamatorios no esteroideo
Opiáceos menores
Son un grupo de sustancias, la mayoría sintéticas como el tramadol que imitan, con menor poder
analgésico, la acción de los opioides. Corresponden al segundo escalón analgésico de la OMS.
Opiáceos mayores
Son un grupo de fármacos, unos naturales (opiáceo) como la morfina y otros artificiales (opioide)
como el fentanilo, que actúan sobre los receptores opioides de las neuronas del sistema nervioso,
imitando el poder analgésico de los opiáceos endógenos. Son los fármacos analgésicos más potentes
conocidos y corresponden al tercer escalón analgésico de la OMS. Se pueden asociar y potencian su
acción con los AINE, pero no es biológicamente correcto asociarlos a opiáceos menores.
Los opiáceos mayores no presentan techo terapéutico, por lo que se puede aumentar la dosis según la
presencia de dolor y tolerancia del paciente. Presenta el inconveniente de que son sustancias
estupefacientes y deprimen el sistema nervioso central en las primeras dosis.
Fármacos adyuvantes
• Corticoides.
Aunque no se pueden incluir dentro del grupo de los analgésicos, el placebo, es decir, el efecto
placebo o alivio del dolor en ausencia de un tratamiento conocido biológicamente como activo, es
capaz de activar áreas cerebrales dedicadas al alivio del dolor, provocando cambios físicos en la
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manera en la que el cerebro responde al dolor, visible en resonancia magnética funcional, por lo que
está demostrado que la confianza que deposita el paciente en un tratamiento, mejora los resultados
del mismo. A pesar de todo, ninguna fase del tratamiento del dolor pasa por la utilización de placebo,
porque no es ético.
Analgésicos
Aminas
{Paracetamol} {Fenacetina
AINEs
{Aspirina} {Celecoxib} {Diclofenaco} {Ibuprofeno} {Ketoprofeno} {Ketorolaco}
{Meloxicam {Naproxeno} {Rofecoxib} {Indometacina}
Cannabinoides
{Cannabis} {Tetrahidrocannabinol}
Opioides
{Alfentanilo} {Carfentanilo} {Buprenorfina} {Codeína} {Codeinona}
{Dextropropoxifeno} {Dihidrocodeína} {beta-Endorfina} {Fentanilo} {Heroína}
{Hidrocodona} {Hidromorfona} {Metadona} {Morfina} {Morfinona} {Oxicodona}
{Oximorfona} {Meperidina} {Remifentanilo} {Sufentanilo} {Tebaína} {Tramadol}