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Creo en el Espíritu Santo

Author(s): SALVADOR VERGES


Source: El Ciervo, Año 27, No. 330/331 (AGOSTO-SEPTIEMBRE 1978), pp. 28-29
Published by: Ciervo 96, S.A.
Stable URL: http://www.jstor.org/stable/40809190
Accessed: 27-06-2016 07:00 UTC

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Oné queremos decir
cuando decimos:
Creo en el Espíritu Sanio
SALVADOR VERGES I
Facultad de teología de Barcelona I
(Sección San Francisco de Borja) I

expresión comprende múltiples facetas con credo. Todo lo precedente, sin embargo, no era sino el I
respecto a Dios y a los hombres, que comienzo de la revelación plena del amor de Dios al I
i desarrollaremos en los siguientes apartados. hombre. I
2. CREEMOS QUE DIOS ES AMOR PARA EL HOMBRE I
1. CREEMOS QUE DIOS ES LIBRE
Ante todo, hemos de decir que la Escritura habla I
Dentro de una historia comparada de las religiones, siempre de una manera muy concreta. Cuando quiere I
cada una de ellas presenta sus aspectos más relevantes. comunicarnos que Dios nos ama, no emplea nunca I
Llama sobremanera la atención el hecho de que, al llegar formulaciones abstractas. Expone los hechos acerca de lo I
a la religión judía, los autores están de acuerdo en poner que Dios ha realizado por el hombre. La referencia al I
de relieve su singularidad con respecto a las demás hombre es una constante de la Biblia. I
creencias. Y cifran su originalidad en la descripción del Pues bien, para revelar Cristo cuánto Dios ama al I
Dios libre. El Dios de Israel, autor de la historia de su hombre le promete el don más preciado. También nosotros I
pueblo elegido, no se deja esclavizar por nada, ni siquiera cuando queremos expresar nuestro amor hacia otra I
consiente que se le represente con alguna figura. Esta persona, le prometemos alguna cosa que es signo de
hubiera sido la negación de su libertad divina, porque nuestro desprendimiento personal. Y cuando el amor sube
le hubiera reducido a los estrechos límites de una cultura
de quilates, prometemos darnos a nosotros mismos, en la
y manera de pensar de un tiempo. Dios trasciende todas reciprocidad del amor. Pensemos un momento en el
las categorías humanas. Por eso, en la Biblia, la temática matrimonio en el que el esposo y la esposa se juran
prohibitiva de las representaciones idolátricas de Yahvé fidelidad de amor para siempre, tanto en la prosperidad
tiene conminaciones tan fuertes. como en la adversidad.

Pero la libertad de Yahvé tiene un alcance personal en El don, prometido por Jesús, no comporta sólo una
entrega personal. Supera cuanto se pueda concebir en el
aquellos que creen en él. Quiere hacerles partícipes de
terreno humano. Es la donación, concebida en el dolor,
este don supremo. Por ello, toda la historia de Israel
iniciada en el momento de su encarnación, llevada a
es primordialmente una historia de liberación. £ada
término durante toda su vida y consumada finalmente en
victoria de Israel representa un paso hacia adelante en
la cruz. Allí nos hizo el don supremo de su mismo
la consecución de su libertad personal y comunitaria.
Espíritu. El evangelista Juan describe el momento de la
Desde la óptica bíblica, además, las diversas ¿létuaciones
muerte de Jesús, como la entrega del Espíritu de amor del
de Israel en su historia lineal serán como una profecía en
del Padre. Preanuncia además la resurrección de Cristo,
acción de lo que ha de venir. Proclaman así que Dios llama al asociar el último hálito de la vida mortal de Jesús
a todos los hombres a la libertad interior y social, en el
sentido más rico de la palabra. Esta visión universalista se agonizante con el aliento del mismo sobre sus apóstoles, I
reunidos en el cenáculo, para comunicarles el Espíritu
proyecta más allá de los horizontes de Israel. Más todavía,
Santo. Ya les había dicho él mismo: "Nadie ama más que
el Dios de la libertad se distingue de todos los demás
el que da la vida por aquellos a quienes ama" (Jn 15, 13).
dioses, porque irrumpe de manera inesperada en la vida de
Pero Cristo quería dar su vida, para hacernos partícipes
su pueblo, tomando siempre él la iniciativa para hacer
de la vida de su mismo Espíritu. Así él permanece y vive
cuanto quiere. Es el Dios de la sorpresa para el hombre,
ahora entre nosotros. Nos había asegurado que volvería y
porque se le hace encontradizo en donde él menos piensa.
"Mis caminos no son vuestros caminos" (Is 55,8), dirá que se quedaría con nosotros. Puesto que una de las
características del amor es la presencia de los que se aman,
él, a través del profeta.
Pero la absoluta libertad de Dios no tiene viso alguno expresó él con palabras y con obras cuánto nos quería.
de despotismo. Todo lo contrario. Es el Dios que quiere 3. CREEMOS EN EL ESPÍRITU SANTO, AMOR
I hacer al hombre libre en todas sus dimensiones. Por eso, PERSONAL DE DIOS
I detrás de las conquistas del pueblo elegido se vislumbra
I la auténtica conquista de la libertad del hombre, tipificada Cuando se habla del amor de Dios, se ha de hacer
referencia a nuestra manera de amar. El hombre está
I en las gestas incluso bélicas.
I Además, en la temática veterotestamentaria sobre el abierto al tú que lleva en su interior. En una palabra,
I Dios de la libertad empieza a perfilarse un amor especial, precisa amar; necesita comunicarse a alguien en el amor.
I totalmente distinto del eros de la antigüedad. El Dios La relación yo-tú es ingénita a la existencia de la persona.
I libre es el Dios que ama. La revelación del Antiguo Cuando ésta llega a amar sinceramente a otra persona, se
I Testamento ofrece verdaderos poemas del amor de autopromociona. Según P. Lain Entralgo, la comprensión
I predilección de Yahvé por su pueblo. de la relación personal incluye el descubrimiento del
I Todo este peso bíblico, pues, desde sus orígenes más propio yo a través del tú del otro (P. Lain Entralgo,
I remotos, recae ahora sobre la confesión mencionada del Teoría y realidad del otro, vol. I, p. 277; S. Vergés,

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^^^^^B Dimensión trascendente de la persona, Barcelona 1978, Por esta razón, no dudé en preguntarme, en mi obra ^^H
^^^^^H p. 53). Parece que Dios al crear al hombre a su imagen y sobre el Espíritu de Jesús, si el Espíritu Santo tenía ^^H
^^^^^H semejanza, dejó impresa la huella del amor en su interior, algo que ver con la justicia. ¿No será una cuestión ^^H
^^^^^H conforme al mismo amor que es él. desorbitada? Y respondía que si se hace un corte ^^H
^^^^^H Dios vive en comunidad de amor. El Padre y el Hijo se vertical a las distintas capas, que se superponen en este ^^H
^^^^^H dan el abrazo más íntimo de amor en su mismo Espíritu. problema, se percibirá que no es así. Pues el amor del ^^H
^^^^^H Esta manera personal de amarse Dios, tan íntima, que Espíritu, presente en el mundo, es primordialmente ^^H
^^^^^H constituye su unión más inefable, se descubre -a la luz de operativo; y, por ende, es denunciador de las injusticias ^^^|
^^^^^H la fe- en el amor del cristiano. que se cometen. Son contra el mismo Espíritu de amor. ^^^|
^^^^H Ahí radica precisamente la originalidad del amor Él pecado de la Biblia contra el Espíritu Santo, ^^^|
^^^^H cristiano, distinto de todo otro amor, por más excelso que imperdonable en este mundo y en el otro, parece ^^^|
^^^^^H él sea. La nueva manera de amar del creyente estriba identificarse hoy con la opresión al hermano. ^^^|
^^^^^H justamente en amar con el mismo amor de Dios, como Efectivamente, °sta actitud ciega los ojos interiores ^^H
^^^^H si se instalase en él. Pues es Dios quien ama en él, porque del hombre para ver la imagen de Dios en él. El hombre, ^^H
^^^^H posee el mismo Espíritu de filiacipn del Hijo. Previve ya que cierra herméticamente sus párpados a !a luz, se halla ^^H
^^^^^H aquí el cristiano su plena felicidad del más allá. en la oscuridad, por más que fuera de él alumbre una ^^H
luz muy intensa (S. Vergés, Imagen del Espíritu de Jesús, ^^H
Salamanca 1977, p. 367). De igual manera quien ^^H
^^^H 1. CREEMOS QUE EL AMOR DE DIOS NO ALIENA, voluntariamente da las espaldas a Dios, se sumerge en ^^H
^^^H SINO QUE LIBERA AL HOMBRE las tinieblas del vacío, en donde pierde totalmente el ^^H
sentido de gravitación hacia Dios y a cuanto ama Dios. ^^H
^^^^H Todo lo precedente, sin embargo, no conlleva de Según la Biblia, el encerramiento del hombre en sí ^^H
^^^^H ninguna manera una enajenación del hombre. Al revés. Le mismo con respecto a Dios, corresponde, en la vida ^^H
^^^^H inserta más en las realidades terrenas. El cristiano es capaz concreta, a no tener entrañas de amor para con el ^^H
^^^^H de amar de un modo mucho más intenso al mundo, porque hermano. El amor a Dios va indisolublemente asociado ^^H
^^^^H posee al Dios que ama todo cuanto ha salido de sus manos. al del hombre, como lo ha puesto de relieve Karl Rahner. ^^H
^^^^H Puede exclamar con Agustín: "Dios está más presente en El mayor pecado, pues, del hombre es el que comete ^^H
^^^^^H él de cuanto pueda estarlo él a sí mismo" (Confesiones contra la misma humanidad, amada entrañablemente por ^^H
^^^^H 3, 6, 11). Al estar, pues, Dios-amor presente en el hombre, Dios, en su Hijo Jesucristo, que la asumió al hacerse ^^H
^^^^H le libera totalmente de la miopía, que le infrahumaniza, hombre, para liberarla. ^^H
^^^^H dilatando su visión de apertura hacia todos los demás. Ante esta realidad nueva de nuestro tiempo, al hacer ^^H
^^^^H Pues bien, el cristiano se sabe miembro de una el cristiano su profesión de fe en el Espíritu Santo, asume ^^H
^^^^H comunidad cristiana, alentada por el mismo Espíritu de el compromiso de esforzarse por erradicar las injusticias ^^H
^^^^^| amor de Jesús. Por eso, los vínculos de dicha comunidad que oprimen a casi la totalidad de la humanidad, hoy. ^^H
^^^^^H entre sí son de amor. En efecto, todos deben amarse Naturalmente este objetivo tan urgente y apremiante ^^H
^^^^^H recíprocamente como hermanos en Cristo e hijos de un
por afectar a tantos millones de personas y por su misma ^^H
^^^^^1 mismo Padre. Sólo así harán la experiencia religiosa de gravedad, tendrá que impregnar todo el comportamiento ^^H
^^^^^1 sentirse liberados por el amor que les abre a los demás, del cristiano. ^^H
^^^^^H copartícipes del mismo Espíritu de amor de Dios. Nada tiene que ver todo eso, sin embargo, con la ^^H
^^^^^H La comunidad cristiana, pues, debe irradiar, en la tierra,
politización del cristianismo. Dimana de las exigencias ^^H
^^^^^1 el amor comunitario de Dios. Unicamente en este contexto
del mismo Evangelio, contemplado a la luz de la vida de ^^H
^^^^^J será signo, en la tierra, del amor del Dios que libera al la Iglesia, asistida por el Espíritu de Dios. ^^H
^^^^^H hombre. Las opciones, pues, del que cree, con todas sus ^^H
^^^^^| Pero el amor del cristiano no se agota en aquellos que consecuencias, en el Espíritu, que renueva la faz de la ^^H
^^^^^H forman la Iglesia de Cristo. De ella se remonta a todo el tierra por el amor, deberán polarizar en la autocrítica de ^^H
^^^^^| mundo, sin ninguna distinción de personas, en sintonía su comportamiento cristiano. ^^H
^^^^^H con el Señor que no establece diferencia alguna entre las Esta instancia crítica es preliminar para adecuar nuestra ^^H
^^^^^H personas. El amor comunitario del creyente, pues, le conducta con la del Dios, que ama y libera al hombre ^^H
^^^^^H impulsa a amar a todos los hombres, liberados por el integralmente considerado. Ahora bien, si en lugar de ^^H
^^^^^H don del Espíritu de Dios, presente en el mundo. De ahí imitar -conforme al espíritu del Evangelio- a nuestro ^^H
^^^^^H derivan una serie de compromisos. padre celestial, creáramos o consintiéramos, por ^^H
inhibición, en que fueran creándose estructuras de ^^H
^^^H 5. ASUMIMOS EL COMPROMISO DE TRABAJAR injusticia institucionalizada, nos convertiríamos en ^^H
^^^H POR LA PROMOCIÓN DE LA JUSTICIA opresores de esta humanidad, que reclama amor y libertad, ^^H
^^^^^B La fe del cristiano, que se traduce en obras de amor, según el plan salvador de Dios sobre ella. ^^H
^^^^^H debe cristalizar en realidades humanas concretas. De lo Creo que la imagen, que es preciso dar hoy del ^^H
^^^^^H contrario, sería un amor platónico; no el amor específico cristianismo, es la del amor auténtico al hombre. Sólo ^^H
^^^^^H del Evangelio. Este prescribe amar no con la lengua, sino de esta forma se reiterará aquel testimonio que daban los ^^H
^^^^^H con obras y de verdad (1 Jn 3, 18). primeros cristianos ante el mundo pagano, al exclamar ^^H
^^^^^fl Ahora bien, el espectáculo que presenta el mundo éste atónito: ¡Mirad cómo se aman los cristianos! ^^H
^^^^^| actual es un reto al amor del cristiano. Tres cuartas El amor altruista y desisteresado era un mentís para ^^H
^^^^^H partes de la humanidad sufre hambre. La injusticia el mundo pagano, constituyendo un fuerte interrogante ^^H
^^^^^H. institucionalizada es un hecho incontestable. Unos pocos para él. Nuestro tiempo tiene características muy ^^H
^^^^^H aprisionan, en sus manos, cuanto los demás precisan para parecidas -si no peores- a las del paganismo. Está muy ^^H
^^^^^H vivir. Este hecho constituye el genocidio de nuestro siglo. marcado por la presencia del ateísmo a muy diversos ^^H
^^^^^| De esta situación de pecado social se hacen partícipes niveles personales y sociales. Diremos, pues, con Hans ^^H
^^^^^H no sólo los que positivamente contribuyen al actual Urs von Balthasar que sólo el amor es digno de fe. ^^H
^^^^^H desquiciamiento de la humanidad, sino también quienes La proclamación, pues, de nuestra fe en el Espíritu ^^H
^^^^^H de manera negativa se inhiben. Ante situación de tanta Santo cambia nuestros cuadros de valores. Sitúa el amor ^^H
^^^^^H gravedad no cabe la neutralidad. Esta sería calificada por de Dios por encima de todo lo demás. Unicamente él es ^^H
^^^^^H el cristiano como omisión seria de la obligación, que se el que debe regir nuestra conducta con respecto a Dios y ^^H
^^^^^H desprende de su fe en el Espíritu de amor. nuestros hermanos, los hombres. ^^H

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