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RESUMEN PC2

CARTA ENCÍCLICA DEUS CARITAS EST DEL SUMO PONTÍFICE BENEDICTO XVI

1. «Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él » (1 Jn


4, 16).
Se empieza a ser cristiano por el encuentro, tras haber vivido algún acontecimiento
importante o por un encuentro con una Persona.

2. El amor de Dios por nosotros es una cuestión fundamental para la vida y plantea
preguntas decisivas sobre quién es Dios y quiénes somos nosotros.
Se habla sobre distintos tipos de amor. Se cuestiona: todas estas formas de amor ¿se
unifican al final o se trata más bien de una misma palabra que utilizamos para indicar
realidades totalmente diferentes?
3. Los antiguos griegos dieron el nombre de eros al amor entre hombre y mujer, que
no nace del pensamiento o la voluntad, sino que en cierto sentido se impone al ser
humano.
eros, philia (amor de amistad) es aceptado y profundizado en el Evangelio de Juan para
expresar la relación entre Jesús y sus discípulos. Este relegar la palabra eros, junto con la
nueva concepción del amor que se expresa con la palabra agapé, denota sin duda algo
esencial en la novedad del cristianismo, precisamente en su modo de entender el amor.
El cristianismo, según Friedrich Nietzsche, habría dado de beber al eros un veneno, el cual,
aunque no le llevó a la muerte, le hizo degenerar en vicio.
Eros: passionate love. Agapé: selfless love
4. El cristianismo, ¿ha destruido verdaderamente el eros?
Eros ante todo como un arrebato, una «locura divina» que prevalece sobre la razón, que
arranca al hombre de la limitación de su existencia, queda estremecido por una potencia
divina.
«Omnia vincit amor», dice Virgilio en las Bucólicas —el amor todo lo vence—, y añade:
«et nos cedamus amori», rindámonos también nosotros al amor.
En los cultos de la fertilidad, entre los que se encuentra la prostitución « sagrada » que se
daba en muchos templos. El eros se celebraba, pues, como fuerza divina, como comunión
con la divinidad. El Antiguo Testamento se opuso con máxima firmeza, combatiéndola
como perversión de la religiosidad. No obstante, en modo alguno rechazó con ello el eros
como tal, sino que declaró guerra a su desviación destructora, puesto que la falsa
divinización del eros que se produce en esos casos lo priva de su dignidad divina y lo
deshumaniza.
Las prostitutas que en el templo debían proporcionar el arrobamiento de lo divino, no son
tratadas como seres humanos y personas, sino que sirven sólo como instrumentos para
suscitar la «locura divina»: en realidad, son personas humanas de las que se abusa. Por eso,
el eros ebrio e indisciplinado no es elevación, « éxtasis » hacia lo divino, sino caída,
degradación del hombre. Resulta así evidente que el eros necesita disciplina y
purificación para dar al hombre, no el placer de un instante, sino un modo de hacerle
pregustar cierta manera lo más alto de su existencia, esa felicidad a la que tiende todo
nuestro ser.

5. Entre el amor y lo divino existe una cierta relación: el amor promete infinidad,
eternidad, una realidad más grande y completamente distinta de nuestra existencia
cotidiana.

Hace falta una purificación y maduración, que incluyen también la renuncia. Esto no es
rechazar el eros ni « envenenarlo », sino sanearlo para que alcance su verdadera grandeza.
El hombre es realmente él mismo cuando cuerpo y alma forman una unidad íntima; el
desafío del eros puede considerarse superado cuando se logra esta unificación.

Pero ni la carne ni el espíritu aman: es el hombre, la persona, la que ama como criatura
unitaria, de la cual forman parte el cuerpo y el alma. Sólo cuando ambos se funden
verdaderamente en una unidad, el hombre es plenamente él mismo. Únicamente de este
modo el amor —el eros— puede madurar hasta su verdadera grandeza.

el eros quiere remontarnos « en éxtasis » hacia lo divino, llevarnos más allá de


nosotros mismos, pero precisamente por eso necesita seguir un camino de ascesis,
renuncia, purificación y recuperación.

6. ¿Cómo se debe vivir el amor para que se realice plenamente su promesa humana y
divina?
« agapé » este vocablo expresa la experiencia del amor que ahora ha llegado a ser
verdaderamente descubrimiento del otro, superando el carácter egoísta que predominaba
claramente en la fase anterior. Ahora el amor es ocuparse del otro y preocuparse por el
otro. se convierte en renuncia, está dispuesto al sacrificio, más aún, lo busca. El
amor tiende a la eternidad.

7. Nuestras reflexiones sobre la esencia del amor, inicialmente bastante filosóficas, nos
han llevado por su propio dinamismo hasta la fe bíblica.

En realidad, eros y agapé —amor ascendente y amor descendente— nunca llegan a


separarse completamente. Cuanto más encuentran ambos, aunque en diversa medida, la
justa unidad en la única realidad del amor. Quien quiere dar amor, debe a su vez
recibirlo como don.
el eros que busca a Dios y el agapé que transmite el don recibido.

8. el « amor » es una única realidad, si bien con diversas dimensiones; según los casos,
una u otra puede destacar más.

9. El Dios único en el que cree Israel, sin embargo, ama personalmente. Su amor,
además, es un amor de predilección: entre todos los pueblos, Él escoge a Israel y lo
ama, aunque con el objeto de salvar precisamente de este modo a toda la humanidad. Él
ama, y este amor suyo puede ser calificado sin duda como eros que, es también
totalmente agapé.

La relación de Dios con Israel es ilustrada con la metáfora del noviazgo y del
matrimonio; por consiguiente, la idolatría es adulterio y prostitución.
10. El eros de Dios para con el hombre, como hemos dicho, es a la vez agapé. La
dimensión del agapé en el amor de Dios por el hombre, que va mucho más allá de la
gratuidad. El amor apasionado de Dios por su pueblo, por el hombre, es a la vez un amor
que perdona.

Dios es en absoluto la fuente originaria de cada ser; pero este principio creativo de
todas las cosas —el Logos, la razón primordial— es al mismo tiempo un amante con
toda la pasión de un verdadero amor. Así, el eros es sumamente ennoblecido, pero
también tan purificado que se funde con el agapé.

11. La narración bíblica de la creación habla de la soledad del primer hombre, Adán,
al cual Dios quiere darle una ayuda.
el eros orienta al hombre hacia el matrimonio, un vínculo marcado por su carácter único y
definitivo; así, y sólo así, se realiza su destino íntimo. A la imagen del Dios monoteísta
corresponde el matrimonio monógamo.

12. La verdadera originalidad del Nuevo Testamento no consiste en nuevas ideas, sino
en la figura misma de Cristo, que da carne y sangre a los conceptos: un realismo inaudito.
13. Jesús ha perpetuado este acto de entrega mediante la institución de la Eucaristía
durante la Última Cena.
El verdadero alimento del hombre —aquello por lo que el hombre vive— era el Logos, la
sabiduría eterna, ahora este Logos se ha hecho para nosotros verdadera comida, como amor.
14. Ahora, el amor a Dios y al prójimo están realmente unidos: el Dios encarnado nos
atrae a todos hacia sí. Se entiende, pues, que el agapé se haya convertido también en
un nombre de la Eucaristía: en ella el agapé de Dios nos llega corporalmente para
seguir actuando en nosotros y por nosotros.
Una Eucaristía que no comporte un ejercicio práctico del amor es fragmentaria en sí
misma. Viceversa —como hemos de considerar más detalladamente aún—, el «
mandamiento » del amor es posible sólo porque no es una mera exigencia: el amor puede
ser « mandado » porque antes es dado.
15. Mi prójimo es cualquiera que tenga necesidad de mí y que yo pueda ayudar. El
amor se convierte en el criterio para la decisión definitiva sobre la valoración positiva o
negativa de una vida humana. Amor a Dios y amor al prójimo se funden entre sí: en el
más humilde encontramos a Jesús mismo y en Jesús encontramos a Dios.
16. ¿Es realmente posible amar a Dios aunque no se le vea? Y, por otro lado: ¿Se puede
mandar el amor? En estas preguntas se manifiestan dos objeciones contra el doble
mandamiento del amor. Nadie ha visto a Dios jamás, ¿cómo podremos amarlo? Y, además,
el amor no se puede mandar; a fin de cuentas, es un sentimiento que puede tenerse o no,
pero que no puede ser creado por la voluntad. La Escritura parece respaldar la primera
objeción cuando afirma: « Si alguno dice: ‘‘amo a Dios'', y aborrece a su hermano, es un
mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no
ve »
17. Dios no es del todo invisible para nosotros, no ha quedado fuera de nuestro
alcance. Dios nos ha amado primero, dice la citada Carta de Juan (cf. 4, 10), y este amor de
Dios ha aparecido entre nosotros, se ha hecho visible.
En la liturgia de la Iglesia, en su oración, en la comunidad viva de los creyentes,
experimentamos el amor de Dios, percibimos su presencia y, de este modo, aprendemos
también a reconocerla en nuestra vida cotidiana. Él nos ha amado primero y sigue
amándonos primero; por eso, nosotros podemos corresponder también con el amor.
El amor nunca se da por « concluido » y completado; se transforma en el curso de la vida,
madura y, precisamente por ello, permanece fiel a sí mismo.
18. El amor crece a través del amor. El amor es « divino » porque proviene de Dios y a Dios
nos une y, mediante este proceso unificador, nos transforma en un Nosotros, que supera
nuestras divisiones y nos convierte en una sola cosa, hasta que al final Dios sea « todo para
todos ».
LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA FRENTE AL SOCIALISMO Y AL
LIBERALISMO
A inicios del siglo XIX aparecen los primeros movimientos socialistas como reacción
espontánea contra el individualismo del siglo XIX, principalmente representado por
JEAN JACQUES ROUSSEAU: lanza el concepto de la sociedad-asociación, en
contra de la sociedad corporativa.
Cada hombre se sentía indispensable e irremplazable en su papel, dentro de la estructura
social, tanto para el bien común, como para el bien propio.
*el individualismo sale en defensa de la libertad individual, oponiendo al hombre
contra la sociedad.
THOMAS HOBBES sale en defensa de los derechos del ciudadano contra los
abusos de poder de algunos monarcas absolutistas.
Esta desvalorización del hombre por el socialismo llega al extremo en el socialismo
hitleriano –nacionalsocialismo-, lo que expresa la famosa frase de ADOLFO HITLER-. “…
du bist nichos, das Volk ist aller”. (Tú no eres nada, el Pueblo es todo).
el socialismo de la primera mitad del siglo XIX tiene dos características esenciales: la
exaltación, absolutización e, incluso, en algunos casos, la divinización de la
sociedad, es decir, un concepto de la sociedad que completamente absorbe al
hombre concebido como individuo; y la otra, la identificación con los problemas
sociales, causados por la revolución industrial, que pretende solucionarlos por la
completa estatización de toda la vida social, económica y cultural.
“El socialismo, ayudado por la democracia extrema, diviniza al hombre al negar el dogma
de la caída original, y, por lo tanto, destrona a Dios, inútil ya para la perfección de la
criatura”.
JUAN VALLET se refiere a otra manera de la divinización de la sociedad por los
socialistas marxistas: “Se llega, en casos extremos, a hablar de la muerte de Dios, o
como el dominico francés P. CARDONNEL, se afirma que ha muerto al
encarnarse con JESUCRISTO en la masa, que así queda divinizada”
El socialismo, defendiendo los oprimidos por una situación social injusta veía su
solución exclusivamente en la estatización completa de la vida social y en la supresión
de la propiedad privada, la cual – según LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA –
es el fundamento indispensable de la libertad de los hombres.
la principal razón de rechazo del socialismo por la DOCTRINA SOCIAL DE LA
IGLESIA es la SECULARIZACIÓN.
La secularización se refiere al proceso histórico y social mediante el cual una sociedad o
cultura se vuelve menos religiosa y disminuye la influencia de la religión en la vida
pública y privada. Implica un cambio en las creencias, valores y prácticas de una sociedad,
alejándose de las tradiciones y enseñanzas religiosas.
calificación del pensamiento de SAINT-SIMON, dada por KARL MARX en el
MANIFIESTO COMUNISTA, COMO UN “SOCIALISMO UTOPISTA”; el
Reino de Dios secularizado y des-sacralizado en la más peligrosa utopía.
La segunda corriente socialista, de la primera mitad del siglo XIX, es todavía
menos aceptable para los cristianos, pues ni siquiera admite un cristianismo
secularizado, teniendo odio y repudio a todo lo cristiano. también pretende con su
futura sociedad ideal socialista, reemplazar al Reino de Dios.
Sin embargo, el peor de todos los socialismos es el socialismo marxista, pues no solamente
contiene los vicios de los anteriores, sino todavía agregar lo peor: el materialismo integral,
el odio y la lucha de clases, la degradación del hombre al nivel animal, el repudio a
toda religión.

LA SECULARIZACIÓN HOY

“Mundo secularizado” un mundo en el cual se ha dado y sigue dándose la “secularización”.


Del latín, saecularis y del inglés secular, tiene dos significados radicalmente distintos.

saecularis, 1) apropiación de los bienes de la Iglesia por parte del Estado: se habla entonces
de “secularización de los bienes eclesiásticos; 2) en derecho canónico, acto jurídico con el
cual se permite a un religioso (persona habiendo hecho votos de pobreza, castidad y
obediencia vive en una comunidad dependiendo de un superior) permanecer fuera del
convento o la casa religiosa, con dispensa de todo vínculo con la orden religiosa de la cual
ha formado parte: mediante este acto, el religioso, si es sacerdote, pasa al clero “secular”, y
si no lo es pasa a la condición de laico.

la secularización es el proceso histórico, de muchos siglos de duración, de lucha entre la


“religión”, que procuraba mantener en el “mundo” su propia influencia y tutela, y el
“mundo”, que procuraba ser autónomo en relación con la “religión” y basarse en principios
no religiosos, rigiéndose por normas y ordenamientos no conformes o hasta contrarios a
aquellos propuestos por la religión.

El proceso de secularización tuvo un doble resultado: la “secularidad” y el “secularismo”.

Secularidad condujo al reconocimiento de la justa autonomía de las realidades terrenales


y humanas -es decir, de la cultura, el Estado, la política, la vida social- en relación con la
Iglesia.
Secularismo, el cristiano no puede aceptar. Éste implica de hecho que las realidades
humanas son absolutamente independientes de Dios y la ley moral cristiana, por lo cual
Dios debe ser excluido en forma absoluta.

LA CARTA ENCÍCLICA RERUM NOVARUM DEL SUMO PONTÍFICE LEÓN


XIII

Aborda la situación de los obreros y la importancia de la justicia social en la economía.

En la Rerum Novarum, el Papa León XIII analiza las condiciones de los trabajadores en la
sociedad industrializada y expone los principios morales y éticos que deben guiar las
relaciones laborales. La encíclica critica tanto el socialismo marxista como el liberalismo
económico extremo, y busca establecer un enfoque equilibrado y justo para abordar las
cuestiones sociales y laborales.

¿Qué soluciones propone el Papa para abordar la pobreza y la acumulación de riqueza en


manos de unos pocos?

El Papa León XIII propone en la Carta Encíclica Rerum Novarum que la solución
para abordar la pobreza y la acumulación de riqueza en manos de unos pocos no es
acabar con la propiedad privada, sino más bien buscar una justa distribución de los
bienes. El Papa sugiere que los trabajadores deben recibir un salario justo y que los
patronos deben tratar a sus empleados con dignidad y respeto. Además, el Papa
aboga por el derecho de los trabajadores a formar sindicatos y negociar
colectivamente con sus empleadores.

¿Cómo ha cambiado la relación entre patronos y obreros desde la publicación de esta carta?

La Carta Encíclica Rerum Novarum del Papa León XIII fue publicada en 1891, y
desde entonces ha habido muchos cambios en la relación entre patronos y obreros.
En muchos países, los trabajadores han ganado derechos laborales significativos,
como el derecho a un salario mínimo, el derecho a la seguridad en el trabajo y el
derecho a formar sindicatos. Además, muchas empresas han adoptado políticas de
responsabilidad social corporativa que buscan mejorar las condiciones de trabajo y
reducir la desigualdad económica. Sin embargo, todavía hay desafíos importantes en
la relación entre patronos y obreros, como la brecha salarial y la explotación laboral
en algunos sectores de la economía global.

La Rerum Novarum sentó las bases para el desarrollo de la Doctrina Social de la Iglesia y
tuvo un impacto significativo en el pensamiento social y político de la época. Fue el primer
intento formal de la Iglesia Católica de abordar las cuestiones sociales y laborales surgidas
con la industrialización, y sentó las bases para encíclicas posteriores que tratarían de manera
más amplia y detallada sobre temas sociales y económicos.

León XIII previó de un modo sorprendentemente justo las consecuencias negativas del
ordenamiento social propuesto por el socialismo. La estatización de los medios de
producción reduciría al ciudadano a una pieza en el engranaje de la máquina estatal. El
remedio vendría a ser peor que el mal, perjudicando a quienes se proponía ayudar.

El error fundamental del socialismo es de carácter antropológico. Considerando al


hombre como un simple elemento del organismo social, subordinado a éste, se lo reduce
a un mero conjunto de relaciones sociales, desapareciendo el concepto de persona
como sujeto autónomo de decisión moral. La socialidad del hombre no se agota en el
Estado, sino que se realiza en diversos grupos intermedios, comenzando por la familia.

La causa principal del error antropológico del socialismo es el ateísmo: la negación de


Dios priva a la persona de su fundamento. Esta forma de ateísmo tiene estrecha relación
con el racionalismo iluminista, que concibe la realidad humana y social de manera
mecanicista.

De la raíz atea del socialismo brota la elección de la lucha de clases como medio de
acción. Se debe reconocer el papel positivo del conflicto cuando se configura como
lucha por la justicia social. Lo condenable en la doctrina de la lucha de clases es su
carácter de guerra total, de conflicto no limitado por consideraciones éticas ni jurídicas.
La lucha de clases en sentido marxista y el militarismo tienen las mismas raíces: el
desprecio de la persona humana, que hace prevalecer la fuerza sobre la razón y el
derecho.

A lo largo de los años ochenta ocurren muchos acontecimientos inesperados y


prometedores. Van cayendo en países de América Latina, África y Asia ciertos regímenes
dictatoriales y opresores. En 1989 comienzan a desaparecer todos los regímenes totalitarios
de Europa central y oriental. Una ayuda importante e incluso decisiva la ha dado la Iglesia,
con su compromiso a favor de la defensa y promoción de los derechos del hombre.

¿Cuáles fueron los factores principales de la caída de los regímenes comunistas? El factor
decisivo, que ha puesto en marcha los cambios, es la violación de los derechos del
trabajador. Son las muchedumbres de los trabajadores las que desautorizan la ideología que
pretende ser su voz.

El segundo factor de crisis es la ineficiencia del sistema económico socialista. Además, se


ha manifestado que no es posible comprender al hombre considerándolo unilateralmente a
partir del sector de la economía.

Cuando los hombres se creen en posesión del secreto de una organización social
perfecta, que haga imposible el mal, la política se convierte en una “religión
secular”, que cree ilusoriamente que puede construir el paraíso en este mundo

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