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Cuestionario de Evaluación de Apego en el Adulto CaMir

Book · December 2012

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7 authors, including:

Lusmenia Garrido Blaise Pierrehumbert


Universidad Católica del Maule University of Lausanne
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Iván Armijo Monica Guzman


Pontificia Universidad Católica de Chile Universidad Católica del Norte (Chile)
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Culture and Child Development View project

Fondecyt 1190240: Adult attachment, internalized homophobia and relationship quality in same-sex couples in Chile View project

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I
II
CUESTIONARIO DE EVALUACIÓN DE
APEGO EN EL ADULTO, CAMIR
(CARTES, MODÈLES INDIVIDUELS DE RELATION):
NORMAS PARA APLICAR, TABULAR E
INTERPRETAR

Editora
Lusmenia Garrido

III
IV
CUESTIONARIO DE EVALUACIÓN DE
APEGO EN EL ADULTO, CAMIR
(CARTES, MODÈLES INDIVIDUELS DE RELATION):
NORMAS PARA APLICAR, TABULAR E
INTERPRETAR1

Lusmenia Garrido
Universidad Católica del Maule, Chile

María Pía Santelices


Pontificia Universidad Católica de Chile

Blaise Pierrehumbert
Université de Lausanne, Suiza

Iván Armijo
Pontificia Universidad Católica de Chile

Mónica Guzmán
Universidad Católica del Norte, Chile

1 La elaboración de este manual se realizó en el marco de los siguien-


tes proyectos: Proyecto Interno N° 8.1.4.11. de la Universidad Católi-
ca del Maule y el Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnoló-
gico, FONDECYT Nº 7060155.

V
Casilla 617 - Talca, Chile

Registro de Propiedad Intelectual N°

ISBN: 978-956-7576-61-6

Primera Edición
Talca, Diciembre de 2012

Coordinador General del Consejo Editorial


Sr. Claudio Godoy Arenas

Director Cuadernos Académicos UCMAULE


Dr. Fernando Vergara Henríquez

Editora
Lusmenia Garrido Rojas

Correctora de estilo
Daniela Orostegui Iribarren

Diseño:
Luz María Gutiérrez Tapia

IMPRESIÓN
Impresora Gutenberg - Talca

Impreso en Chile - Printed in Chile

VI
Í N D I C E

PRÓLOGO 11

PRIMERA PARTE 13

RESUMEN 15

INTRODUCCIÓN 16

La teoría del apego 16

Transmisión intergeneracional del apego 22

Primeras mediciones en apego 24

Evaluación y medición del apego en adultos 25

Medición del apego adulto en Chile 29

CaMir: DESARROLLO DEL INSTRUMENTO 32

VALIDACIÓN CHILENA DEL CUESTIONARIO 39


Método 40

Participantes 40

Instrumentos 41

CAMIR (Cartes, Modèles Individuels de Relation) 41

Parental Bonding Instrument (PBI) 41

OQ-45.2 43

Procedimiento 44

Resultados 45

VII
APLICACIÓN DEL INSTRUMENTO 47

1. Aplicación 47

2. Consigna a los participantes 47

3. Tiempo 51
4. Otras aplicaciones 51

TABULACIÓN 53

CÁLCULO E INTERPRETACIÓN DE PUNTAJES SEGÚN

NORMA CHILENA 54

Diferencias por género y nivel socioeconómico 58

PROPIEDADES PSICOMÉTRICAS 60

1. Confiabilidad 60

2. Validez 63

DISCUSIÓN 72

REFERENCIAS 75

ANEXOS 87

Anexo I: CaMir versión chilena 89

Anexo II: CaMir y sus escalas (ítemes por escala) 93

Anexo III: Dudas comunes en la aplicación 99

Anexo IV: Hoja de respuesta 100

Anexo V: Plantilla CaMir 101

VIII
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

SEGUNDA PARTE 103

VALIDACIÓN CHILENA DEL CUESTIONARIO DE


EVALUACIÓN DE APEGO EN EL ADULTO CAMIR 105

APEGO, EMOCIÓN Y REGULACIÓN EMOCIONAL.

IMPLICACIONES PARA LA SALUD 153

ESTUDIO DE LOS ESTILOS DE APEGO ADULTO EN UN

GRUPO DE PACIENTES CON INSUFICIENCIA RENAL

CRÓNICA TERMINAL 197

APEGO Y PSICOPATOLOGÍA: ESTUDIO COMPARATIVO

DE LOS ESTILOS DE APEGO EN ADULTOS

CON Y SIN SINTOMATOLOGÍA ANSIOSO-DEPRESIVA 227

REFERENCIAS AUTORES 251

IX
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

X
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

PRÓLOGO

El revolucionario aporte que realizó John Bowlby con su Teo-


ría del Apego al conocimiento científico de los procesos de de-
sarrollo humano, recién comienza a ser valorado en su justa me-
dida en los últimos años. Hace ya medio siglo, Bowlby contradijo
la teoría pulsional de Freud afirmando que el proceso afectivo es
el principal organizador del psiquismo, ya que la motivación bá-
sica del bebé al nacer no es la descarga de pulsión, sino la bús-
queda del vínculo con un adulto para obtener su protección. Su
premisa de que un buen vínculo temprano es la clave para que
el niño adquiera, en el curso de su desarrollo, una eficaz capaci-
dad de autorregulación emocional es, hoy en día, compartida
por el conjunto de la comunidad científica. Lo mismo sucede
con la afirmación de que la característica específica de ese
vínculo es determinante del estilo afectivo de la persona en el
resto de su ciclo vital. Los hallazgos de investigaciones realizadas
en las últimas décadas, en relación a las precoces habilidades
del neonato humano para operar con eficacia en complejas
relaciones afectivo intencionales, confirman, también, que éste
es el aspecto estructural más específico de nuestra especie. Un
buen vínculo durante las etapas de la infancia, la niñez y la
adolescencia, facilita el desarrollo saludable de aquellos recur-
sos innatos hacia niveles de abstracción y eficacia crecientes,
garantizando un bajo nivel de vulnerabilidad psicopatológica.
En tanto que si éste es disfuncional, crea las condiciones para el

11
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

desarrollo futuro de diversos trastornos psíquicos. Por otro lado,


los estudios relativos al efecto de la experiencia de pérdida
afectiva sobre la regulación, no solo psíquica, sino también fisio-
lógica e inmunitaria, revelan la relación íntima entre la calidad
de los vínculos y el estado de bienestar y salud en cada persona.

Los desarrollos teóricos y los instrumentos de evaluación de


apego adulto en lengua castellana son escasos, más aún, son
los validados en Latinoamérica. En este contexto, el libro que el
lector tiene en sus manos, es un aporte significativo que contri-
buirá a un mejor desempeño de aquellos profesionales que se-
pan aprovechar del conocimiento que sus autoras han volcado
en estas páginas.

El libro consta de dos grandes partes. La primera de ellas,


presenta el manual del CaMir (Cartes, Modèles Individuels de
Relation), Cuestionario de evaluación de apego en el adulto,
incluyendo las normas para aplicar, tabular e interpretar, de
acuerdo a la estandarización chilena. La segunda parte del li-
bro, compila una totalidad de cuatro artículos ya publicados en
revistas ISI internacionales, escritos por algunos de los autores del
manual, dada su relevancia y cercanía con la temática de ape-
go y evaluación de apego adulto a través de investigaciones
realizadas en Chile con el CaMir.

12
13
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

14
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

RESUMEN

El cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir,


Cartes: Modèles Individuels de Relation, fue desarrollado en Lau-
sanne, Suiza, por Pierrehumbert et al. (1996), para acceder a los
modelos operativos internos en adultos. La evaluación incluye
13 escalas relacionadas con los patrones de apego y, además,
evalúa cada uno de los prototipos de apego (seguro, rechazan-
te y preocupado), pudiendo describir el estilo predominante.

Se presenta su validación y las normas obtenidas para po-


blación entre 14 y 80 años, de la Región del Maule y Metropoli-
tana de Chile. Se indica su forma de aplicación y la manera de
tabular, analizar e interpretar los datos obtenidos a través de su
aplicación.

El análisis de las propiedades psicométricas del CaMir permi-


te concluir que es una medida confiable y válida para evaluar
los modelos individuales de relación en adultos, en el contexto
cultural chileno.

Palabras claves: CaMir, modelos operativos internos, apego, ta-


bulación, interpretación.

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Cuadernos Académicos UCMaule | 4

INTRODUCCIÓN

La teoría del apego

La teoría del apego, creada por John Bowlby (1980, 1986,


1989, 1998), psiquiatra y psicoanalista que trabajó durante años
en clínica infantil, enfatiza la relevancia de los vínculos afectivos
sólidos en el ser humano, quien presenta una tendencia a esta-
blecer dichos vínculos con personas determinadas a través de
la vida.

La propuesta original de Bowlby, se ha convertido en una


de las teorías más influyentes en la Psicología en general y en
el área clínica en particular, siendo de interés para distintos au-
tores; incluso, la teoría del apego es considerada actualmente
como un cuerpo sólido y sistemático con importante investiga-
ción empírica (Hazan & Shaver, 1994a; Lecannelier, 2001, 2002a,
2002b; Shaver & Mikulincer, 2002b).

Para Bowlby (1986), el comportamiento de apego es todo


aquel que permite al sujeto conseguir o mantener proximidad
con otra persona diferenciada y generalmente considerada
más fuerte y/o sabia; es un comportamiento propio del ser hu-
mano, que motiva la búsqueda de proximidad entre el niño pe-
queño y sus padres o cuidadores. La teoría enfatiza que la ex-
periencia del niño con sus padres tiene un rol fundamental en la

16
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

capacidad posterior del niño de establecer vínculos afectivos, y


que las funciones principales de ellos serían proporcionar al niño
una base segura y desde allí animarlos a explorar; es importan-
te que el niño pueda depender de sus figuras de apego y que
estas puedan contener y proteger al niño cuando lo necesita.

En este contexto, la interacción que se produzca entre el


cuidador y el niño podrá dar cuenta de la calidad del vínculo y,
también, de las patologías que puedan generarse en el sujeto a
través del tiempo. Esto tendría que ver con lo que Bowlby (1980,
1989) identificó como modelos operantes internos, que serían ex-
pectativas que posee el niño acerca de sí mismo y de los demás,
y que le hacen posible anticipar, interpretar y responder a la
conducta de sus figuras de apego, ya que integran experiencias
presentes y pasadas en esquemas cognitivos y emocionales. El
modelo de sí mismo que el niño construye refleja las imágenes
que sus padres tienen de él, imágenes que se basan en cómo
los padres lo tratan y también por lo que cada uno le dice. Es-
tos modelos dominan el modo en que se siente con respecto a
cada progenitor y a sí mismo, el modo en que espera que cada
uno de ellos lo trate y el modo en que planifica su conducta ha-
cia ellos (Bowlby, 1989). En este sentido, los modelos operantes
internos están basados en la historia previa de las interacciones
más comunes en las relaciones de apego, entre el sí mismo y
la figura de apego, cuando es activado el sistema conductual
del apego. Además, los modelos operantes internos definen las
reglas por las cuales dos participantes interactúan, incluyendo

17
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

conductas, sentimientos y pensamientos; estas reglas permiten


a cada individuo anticipar y planificar, correcta o incorrecta-
mente, lo que hará la otra persona dada una serie de acciones
precedentes (Berman & Sperling, 1994).

Para Bretherton (1997), la propuesta de Bowlby en relación


a los modelos operantes internos es uno de los conceptos más
relevantes de su legado, en la medida que forma la base des-
de la cual los participantes inician y mantienen otras relaciones
cercanas.

Crittenden (1990, 1995), sigue en la misma línea de Bowlby y


habla de modelos representacionales internos o modelos inter-
nos, que implican en los participantes cierta forma de procesar
la información y, asimismo, mayor o menor tendencia a ciertos
tipos de psicopatología.

A partir de repetidas experiencias con sus figuras de apego,


los niños van desarrollando expectativas que tienen que ver con
la naturaleza de las interacciones (Fonagy et al., 1995). Más aún,
las relaciones tempranas de apego serían de vital importancia
en la medida que están ligadas a mecanismos mentales que son
capaces de moderar la genética individual; el niño posee un
mecanismo interpretativo interpersonal, que evalúa el medio so-
cial y modera la expresión de los genes, y el funcionamiento de
este mecanismo se encuentra muy afectado por las experien-
cias tempranas del niño (Fonagy, 2001; Fonagy & Target, 2002).

18
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

En esta línea, Fonagy y Target (2002) enfatizan que las rela-


ciones tempranas de apego poseen una amplia influencia en
la capacidad para regular el estrés, la atención y en la función
mentalizadora de los participantes, sugiriendo que estos tres ele-
mentos, en conjunto, podrían ser responsables de la autorregula-
ción en las relaciones sociales y ser considerados como compo-
nentes del mecanismo interpretativo interpersonal.

Todos estos conceptos son claves en cómo se medirá o eva-


luará el apego en el adulto, ya que los distintos tipos de evalua-
ción que se han generado a través del tiempo pueden enfatizar
estos mecanismos internos o centrarse en conductas, sentimien-
tos y afectos en particular, o también incorporar ambas temáti-
cas, lo que podría dar una mayor amplitud en la interpretación
de la información.

Considerando que la mayoría de los autores han dado


cuenta de la relevancia que poseen las relaciones tempranas
de apego, han surgido diversas investigaciones que han estudia-
do la relación existente entre los patrones de apego y la psico-
patología (Allen et al., 2001; Andersson & Perris, 2000; Crittenden,
1995; Green & Goldwyn, 2002; Muris, Mayer & Meesters, 2000),
y las relaciones entre estilos de apego, desarrollo y regulación
emocional (Bell & Calkins, 2000; Diener, Mangelsdorf, McHale,
Frosch, 2002; Fonagy & Target, 2002; Fox & Calkins, 2003; Kerr,
Melley, Travea & Pole, 2003; Kochanska, 2001; Mikulincer, Shaver
& Pereg, 2003; Nichols, Gergely & Fonagy, 2001).

19
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

Todo lo anterior da cuenta de que la influencia de las rela-


ciones y vínculos tempranos en los seres humanos es un tema re-
levante en la Psicología en general y en la salud mental en par-
ticular, que ha generado una gran cantidad de investigación
sistemática y con criterios de rigurosidad científica, y, que tiene
como resultado, implicancias centrales en la práctica clínica y
psicoterapéutica, ya sea en términos del desarrollo de estrate-
gias de prevención tempranas o en el diseño y planificación de
estrategias de intervención eficientes que permitan a los seres
humanos un desarrollo más sano e integral.

La investigación en apego ha seguido caminos diversos y,


además, ha ido variando a través del tiempo; en un principio se
centró en la niñez como etapa de desarrollo, y, posteriormente,
se comenzó a extender a la adultez, dando señales de la im-
portancia del apego también en el adulto. En efecto, ya en su
época, Bowlby (1986) señalaba que si bien el comportamiento
de apego había sido estudiado detenidamente en los niños, su
propuesta podía ser aplicada también a los adultos. El sistema
de apego desempeña un papel fundamental a lo largo del ci-
clo vital; la conducta de apego es propia de los seres humanos
desde que nacen hasta que mueren (Bowlby, 1980).

Aún cuando no existe una unificación en la definición de


apego adulto, es relevante señalar algunos aspectos básicos en
su conceptualización. Para Berman & Sperling (1994), el apego
adulto es una tendencia estable de un sujeto de hacer esfuer-

20
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

zos sustanciales para buscar y mantener proximidad y contacto


con uno, o unos pocos, individuos específicos, quienes proveen
el potencial subjetivo para la seguridad y protección física y/o
psicológica. Esta tendencia estable es regulada por modelos
operantes internos de apego, los cuales son esquemas cogniti-
vo-afectivo-motivacionales construidos desde la experiencia del
individuo en su mundo interpersonal. De este modo, los modelos
operantes internos se constituyen en la base del apego adulto.

Por su parte, West & Sheldon-Keller (1999) señalan tres ca-


racterísticas que diferencian el apego infantil del apego adulto:

1. En los adultos generalmente se produce entre iguales (pa-


res).

2. En la edad adulta el apego no predomina sobre otros sis-


temas relacionales, como sucede en la infancia.

3. En la adultez incorpora la relación sexual.

Por último, Casullo & Fernández (2005), señalan que la dife-


rencia entre el apego adulto-adulto y niño-adulto, reside en que
el sistema de conductas del adulto es recíproco: los adultos no
son asignados a tomar el rol de figura de apego/cuidador o indi-
viduo apegado/receptor. Tanto la conducta de apego cuanto
la de cuidado, son observables en los adultos y las parejas osci-
lan entre los dos roles. La hipótesis central de la teoría del apego

21
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

es que las relaciones tempranas entre padres e hijos son los pro-
totipos de las relaciones amorosas de la adultez.

A continuación, se realizará una breve reseña de las prime-


ras mediciones en apego, para luego centrarse en la medición
del apego en el adulto, dando paso finalmente a una descrip-
ción más acuciosa de los instrumentos que fueron utilizados en
la validación del CaMir.

Transmisión intergeneracional del apego

Para Bowlby (1980), el adulto posee un modelo interno de


trabajo, modelo interno activo o modelo representacional (in-
ternal working model), que se define como una representación
mental de sí mismo y de las relaciones con los otros. Este modelo
se va a construir a partir de las relaciones con las figuras de ape-
go y va a servir al sujeto para percibir e interpretar las acciones
e intenciones de los demás y para dirigir su conducta, además
de constituir una base de la propia identidad y de la autoesti-
ma. Tales modelos serían relativamente estables a lo largo del
ciclo vital. Con independencia de la modalidad de categoriza-
ción o estilo de apego, y, en ausencia de mayores cambios en
las circunstancias de vida, las diferencias individuales deberían
permanecer relativamente estables a través de la infancia y,
presumiblemente, proveer una base sobre la cual las relaciones
adultas se fundamenten (Bretherton, 1999). Tres estudios longitu-

22
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

dinales han mostrado una correspondencia entre 68-75% entre


las clasificaciones de apego en la infancia y las clasificaciones
en la vida adulta (Main, 1997; Waters, Merrick, Albersheim, Tre-
boux & Crowell, 1995, citados en Fonagy, 1999).

La repetición de los patrones de apego a través de las gene-


raciones ha sido constatada en diversas investigaciones (Benoit
& Parker, 1994; Fonagy, Steele & Steele; 1991, Steele, Steele & Fo-
nagy, 1996; Van Ijzendoorn, 1995). Estos datos ponen de relieve
la transmisión intergeneracional del tipo de apego entre padres
e hijos, que tendría lugar a través de los modelos internos activos
construidos durante la infancia y reelaborados posteriormente.
Este aspecto es muy relevante, ya que como señala Bretherton
(1985) lo importante no es solo el tipo de relación que el adulto
sostuvo durante su infancia con las figuras de apego, sino la pos-
terior elaboración e interpretación de estas experiencias. Por lo
tanto, el hecho de que la transmisión generacional sea bastante
frecuente, no significa que sea inevitable. Aunque los modelos
representacionales del tipo de apego parecen mostrar esta-
bilidad, ciertos acontecimientos pueden provocar su cambio.
Por ejemplo, el establecimiento de una relación de pareja satis-
factoria o la experiencia de la maternidad podrían llevar a una
reelaboración de este modelo (Bretherton, 1985). Además, di-
versos estudios demuestran que es posible modificar estos patro-
nes de apego a través de la mediación de un agente externo,
como una psicoterapia o intervenciones médico-psicológicas
(Kormacher, Adam, Ogawa & Egeland, 1997; Main, 2000).

23
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

Primeras mediciones en apego

Mary Ainsworth, colaboradora de Bowlby, fue una de las pri-


meras en señalar la posibilidad de medir el tipo de apego en
los niños y, en conjunto con otros autores, diseñaron un procedi-
miento al que llamaron situación extraña que permitió desarrollar
clasificaciones de apego y describir tres patrones de él: seguro,
evitativo y ambivalente (Ainsworth, Blehar, Waters & Wall, 1978),
a los que posteriormente se agregó el estilo desorganizado, des-
crito por Main y Salomon (1990 citado en Martínez & Santelices,
2005). El procedimiento consiste en una situación experimental
que se lleva a cabo en diadas madre-hijo, entre los 12 y 18 meses
del bebé, evaluando a través de esta situación el tipo de apego
desarrollado por el niño.

Este procedimiento ha sido y sigue siendo utilizado en mu-


chas investigaciones realizadas en apego y, en efecto, es uno
de los procedimientos más comunes en la actualidad, sobre
todo por la rigurosidad y claridad en su metodología y análisis;
sin embargo, una desventaja es que se realiza sólo en un mo-
mento determinado de la vida del sujeto, por lo que se restringe
a la medición de apego en niños.

En respuesta a esta situación, una de las primeras propues-


tas para evaluar apego en adultos fue la Entrevista de Apego
Adulto o Adult Attachment Interview, descrita con la sigla AAI, y
creada por Mary Main (Main, Kaplan & Cassidy, 1985). Esta en-

24
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

trevista es una medida representacional que se basa en la narra-


tiva de los participantes acerca de su propia historia de apego,
realizándose una codificación de lo relatado por los participan-
tes; el énfasis está en centrarse en las representaciones mentales
de las relaciones padre-hijo (Shaver & Mikulincer, 2002a).

Esta entrevista es una de las más utilizadas en la actualidad


(Maier, Bernier, Pekrun, Zimmermann & Grossmann, 2004), pero
tiene ciertas desventajas que la hacen más inaccesible, ya que
requiere un entrenamiento caro, realizado en pocos lugares del
mundo y un conocimiento importante de la teoría del apego
(Martínez & Santelices, 2005). Por otro lado, Carnelley y Brennan
(2002) alertan en relación a la subjetividad que existe en la co-
dificación de la transcripción de la AAI, lo que podría implicar
errores en la categorización de los participantes.

Martínez y Santelices (2005), señalan que luego de estos pri-


meros intentos y, hasta la actualidad, ha sido enorme la diversifi-
cación en la medición del apego adulto.

Evaluación y medición del apego en adultos

La tradición en la medición del apego adulto ha implicado


complejidades y desafíos a los investigadores, ya que los estu-
dios han surgido desde distintas áreas de la Psicología y, por lo
mismo, han realizado a su vez énfasis distintos en la conceptua-

25
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

lización del apego adulto, en la forma de evaluar, en el foco


de la evaluación, en el tipo de instrumentos utilizados, etc. (Bar-
tholomew, 1994; Bifulco, 2002; Griffin & Bartholomew, 1994; Ha-
rris, 2002; Jacobvitz, Curran & Moller, 2002; Martínez & Santelices,
2005; Hazan & Shaver, 1994b; Shaver & Mikulincer, 2002b; Stein,
Jacobs, Ferguson, Allen & Fonagy, 1998; Stein et al., 2002).

En este sentido, algunos autores enfatizan la necesidad de


considerar las limitaciones de mediciones particulares, de reali-
zar validaciones sistemáticas de las mediciones de apego y uti-
lizar la mayor cantidad posible de indicadores o realizar medi-
ciones múltiples, poniendo especial atención a los procesos de
evaluación (Bartholomew, 1994; Bifulco, 2002; Stein et al., 1998).

Existen dos grandes líneas de investigación en apego adulto;


una de ellas proviene de la psicología del desarrollo, que partió
utilizando técnicas de observación para estudiar las relaciones
entre padre-hijo y fue extendida luego por clínicos para estudiar
las representaciones de los participantes con respecto al apego
a través de sus narrativas; y, una segunda línea, proveniente de
la psicología social, que desarrolló diversas mediciones de au-
toinforme (Bifulco, 2002; Bartholomew & Shaver, 1998; Griffin &
Bartholomew, 1994; Jacobvitz et al., 2002; Martínez & Santelices,
2005; Shaver & Mikulincer, 2002b). En general, los investigadores
de ambas tradiciones han tendido a trabajar en cada una de
sus líneas, ignorando el trabajo resultante de la otra tradición;
más aún, existen algunas tensiones entre los investigadores de

26
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

ambas, ya que los clínicos consideran que los autoinformes solo


pueden captar procesos concientes, y los psicólogos sociales
consideran que la utilización de entrevistas no se acompaña de
otros procedimientos de mayor rigurosidad (Shaver & Mikulincer,
2002b).

Considerando la tradición que surgió a partir de la Psicología


del desarrollo, uno de los instrumentos clásicos más utilizados es
la entrevista AAI, anteriormente descrita; esta permite estudiar el
sistema de representaciones de los padres en relación al apego
y clasificar a los participantes en categorías específicas (Martí-
nez & Santelices, 2005).

En cuanto a la tradición de la psicología social, los instru-


mentos utilizados son variados, desarrollándose múltiples cuestio-
narios y escalas de autoinforme que evalúan apego; en general,
aplican las ideas a las relaciones amorosas y a relaciones inter-
personales cercanas, poniendo énfasis en los comportamientos
de apego (Shaver & Mikulincer, 2002b). En este caso, los parti-
cipantes se clasifican en categorías específicas además de di-
mensiones cuantitativas.

Bifulco (2002) señala que el desarrollo de las entrevistas


para evaluar estilos de apego ha sido menor que el desarrollo
de cuestionarios de autoinforme. De hecho, la proliferación de
cuestionarios ha sido enorme, lo que puede tener que ver con
la facilidad en su aplicación y procesamiento de los datos, pero

27
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

que pueden tener como desventaja sus niveles de calidad (Mar-


tínez & Santelices, 2005).

Aparte de la presencia de estas dos tradiciones, Griffin y Bar-


tholomew (1994), realizan una propuesta de clasificación intere-
sante en relación a los diferentes procedimientos de medición
en apego adulto; señalan que dependiendo de la conceptuali-
zación teórica subyacente, es posible encontrar aproximaciones
dimensionales, categoriales o prototípicas, cada una de las cua-
les tendría sus propias ventajas y desventajas.

La aproximación dimensional implica que los participantes


se ordenan cuantitativamente en un continuo, por lo tanto no
hay un cambio cualitativo repentino en algún punto de la di-
mensión que divida a los participantes en categorías; además,
las dimensiones son independientes entre sí. En la aproximación
categorial, en cambio, cada individuo es clasificado en el grupo
específico que sea el más adecuado para aquel sujeto. Por úl-
timo, en el caso de la aproximación prototípica, un prototipo es
definido como un miembro ideal de la categoría, en el sentido
de tener las características más comunes de los miembros de
ella; sin embargo, se asume que los miembros difieren en el gra-
do en que corresponden al miembro prototípico, por lo tanto, las
categorías no tendrían límites rígidos y contienen miembros con
distintos grados de acercamiento al prototipo (Griffin & Bartho-
lomew, 1994).

28
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

Cada una de estas aproximaciones posee ventajas y des-


ventajas (para una revisión más acuciosa ver Griffin y Bartholo-
mew, 1994). Es importante destacar que los autores señalan que
las mediciones basadas en prototipos parecen especialmente
apropiadas para la investigación en apego, considerando que
es difícil que los participantes correspondan en forma exacta a
un patrón de apego dadas las distintas influencias pasadas y
también las influencias específicas de relaciones y situaciones
presentes en sus relaciones de apego.

Medición del apego adulto en Chile

Específicamente en Chile, hasta hace algunos años no


existía una tradición en la medición e investigación del apego
en adultos, siendo escasos además los instrumentos validados
para la población chilena y la literatura nacional en la temática
(Martínez & Santelices, 2005). Sin embargo, ha habido un avan-
ce paulatino en los últimos años, aumentando los instrumentos
disponibles, las investigaciones empíricas realizadas y las publi-
caciones en el área.

Al Parental Bonding Instrument, que fue validado en el año


2001 en Chile (Melis et al., 2001), se han ido sumando nuevos ins-
trumentos; Martínez y Núñez, en el año 2007, publicaron la adap-
tación de la Entrevista de Prototipos de Apego Adulto (EPAA),
cuyo nivel de validez y confiabilidad fue adecuado y satisfacto-

29
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

rio para el contexto sociocultural chileno. En el año 2009, Garri-


do, Santelices, Pierrehumbert y Armijo, publicaron la validación
chilena del CaMir, instrumento de autoinforme destinado a eva-
luar apego en el adulto que presenta una adecuada confia-
bilidad. En la actualidad, se encuentra también validada una
versión breve de Experiences in Close Relationships (ECR), instru-
mento de autoinforme de apego en relaciones románticas en
adultos, que se encuentra en vías de ser publicado (Spencer,
Alonso-Arbiol & Fresno, en prensa). Por último, también ha sido
validada en Chile la versión completa del ECR que, al igual que
la versión breve, está en vías de ser publicado (Spencer, Guz-
mán, Fresno & Ramos, 2012).

En los últimos años, la literatura ha puesto a disposición in-


teresantes investigaciones en apego adulto en nuestro país.
Farkas, Santelices, Aracena y Pinedo (2008), realizaron un estu-
dio que evaluó estilos de apego y ajuste socioemocional en un
grupo de embarazadas primigestas, y encontraron relaciones
significativas entre los estilos y los indicadores de ajuste, indican-
do que a mayor seguridad del apego, menor sintomatología y
mayor ajuste en las relaciones interpersonales y en el rol social.
En el ámbito de las enfermedades crónicas y la salud física, San-
telices, Garrido, Fuentes, Guzmán y Lizano (2009), estudiaron los
patrones de apego en un grupo de pacientes con Insuficiencia
Renal Crónica Terminal (IRCT), comparándolo con una muestra
no clínica; los resultados mostraron diferencias significativas en
los patrones de ambos grupos, predominando el estilo seguro

30
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

en la muestra no clínica y el estilo preocupado en los pacientes


con IRCT. Por último, en el ámbito de la psicopatología y su rela-
ción con los estilos de apego, encontramos dos investigaciones
recientes. Quezada y Santelices (2010), analizaron la relación
entre el estilo de apego materno, la presencia o ausencia de
indicadores de psicopatología en la madre y el estilo de apego
de sus bebés; los resultados más interesantes muestran que la psi-
copatología materna tiene una capacidad predictiva del 69,4%
sobre el apego del bebé. En una línea similar, una investigación
realizada por Santelices, Guzmán y Garrido (2011), comparó las
diferencias en los patrones de apego, en función de la presen-
cia o ausencia de sintomatología ansioso-depresiva en un grupo
de adultos chilenos, reportando que esta sintomatología se aso-
cia a estilos de apego inseguros.

De este modo, en los últimos años es posible apreciar una


serie de estudios y publicaciones en el ámbito del apego adulto,
permitiendo una incipiente sistematización científica de esta te-
mática en el contexto chileno.

31
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

CAMIR: DESARROLLO DEL INSTRUMENTO

El instrumento denominado Cartes, Modèles Individuels de


Relation (CaMir), es un cuestionario de autoinforme para acce-
der a los modelos operativos internos en adultos (Anexo I).

Este cuestionario, que describe las estrategias de apego con


una confiabilidad satisfactoria, fue creado por Pierrehumbert et
al. (1996) en Lausanne, Suiza. Su objetivo es la evaluación de las
estrategias relacionales del adulto, suponiendo la existencia de
un modelo de sí mismo y del otro en las relaciones interpersona-
les. Se trata de conocer la apreciación actual que la persona
hace de las relaciones de apego en su infancia y las caracte-
rísticas del sistema de intercambio interpersonal en su medio fa-
miliar actual. En este sentido, para la construcción de CaMir, el
objetivo fue crear un instrumento que enfatizara en primer lugar
las relaciones en la infancia, pero igualmente lograra dar cuenta
de las representaciones de las personas en cuanto a sus necesi-
dades emocionales y las de los demás.

Pierrehumbert et al. (1996) proponen la existencia de dos es-


trategias de apego: una primaria, que implica que las figuras
de apego aparecen frente al niño accesibles y capaces de res-
ponder de manera coherente a sus demandas en caso que así
lo requieran; consiste en un modelo equilibrado de la activación
y desactivación de emociones, ya que el sujeto, enfrentado a

32
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

la separación, tiene libre acceso a la información, puede iden-


tificar la fuente de ansiedad y buscar consuelo en otros, pue-
de afrontar la separación y finalmente desactivar la ansiedad,
correspondiendo así a un estilo seguro. En segundo lugar, plan-
tean una estrategia secundaria, que implica que el niño puede
prever que las figuras de apego permanecerán insensibles a sus
demandas o que tendrán respuestas inadecuadas; de tal for-
ma, en estado de alarma, el niño tiene dos soluciones: mantener
desactivadas las conductas de apego y así evitar ser confronta-
do a un rechazo (estilo inseguro evitativo) o sobreactivar las con-
ductas de apego con el fin de forzar al adulto a responder (estilo
inseguro ambivalente). La estrategia secundaria correspondería
entonces, en el primer caso, a la desactivación prematura de
las emociones, ya que el individuo corta el acceso a las fuentes
de ansiedad, desviando su atención de las emociones; en el se-
gundo caso, la estrategia correspondería a una hiperactivación
emocional y a la irrupción incontrolable de informaciones, re-
presentaciones, recuerdos, manteniendo la ansiedad demasia-
do activada y la demanda de consuelo es demasiado elevada
como para ser realizable.

En esta línea, se definieron tres prototipos de apego después


del consenso de expertos: seguro, rechazante y preocupado,
de acuerdo a si los participantes reportan esperar y buscar apo-
yo emocional y seguridad en los otros, si ellos abogan por la
autosuficiencia e independencia o, por el contrario, si ellos se
sienten involucrados en relaciones que van en desmedro de su
autonomía. No se propone un prototipo desorganizado debido

33
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

a la imposibilidad de ser evaluado a través de un instrumento


de autoinforme (Miljkovitch, Pierrehumbert, Karmaniola, Bader &
Halfon, 2005).

A continuación, se detallan algunas características más es-


pecíficas de cada uno de los prototipos evaluados por CaMir
(Miljkovitch et al., 2005):

1. Prototipo seguro: caracterizado por presentar confian-


za y seguridad en sí mismo y los demás. Los sentimientos
y emociones son compartidos y expresados abiertamen-
te. Se reportan experiencias de cercanía y las relaciones
son vistas como satisfactorias. Se le otorga importancia a
la estructura familiar. Participantes que correlacionan ne-
gativamente con este prototipo reportan sentimientos de
rechazo y/o vacío emocional; las descripciones de expe-
riencias pasadas son mayormente negativas, con padres
caracterizados como no apoyadores, insensibles, abusivos
o indiferentes. En este estilo, el apego provee un sentido de
seguridad; la activación del sistema de apego, que impli-
ca la búsqueda de consuelo y protección, es provocada
por la presencia de un estímulo alarmante. En la ausencia
de tal estímulo, la persona puede explorar libremente el
medio.

2. Prototipo rechazante: las respuestas en este prototipo re-


flejan una postura defensiva en las relaciones interperso-
nales. Los participantes abogan por la autosuficiencia y la

34
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

independencia y se ven a sí mismos como controlando sus


emociones. La comunicación en sus relaciones pasadas o
presentes es descrita como restringida y las memorias de
la niñez, en su mayoría, olvidadas. En este estilo, la persona
ha aprendido a inhibir las salidas de su sistema de apego,
no mostrando las señales de estrés o necesidad de con-
suelo, y, llevando su atención lejos de información relacio-
nada con el apego, lo cual podría suscitar sentimientos de
estrés y deseo de cercanía.

3. Prototipo preocupado: al contrario del prototipo anterior,


participantes con un estilo preocupado reportan un invo-
lucramiento familiar enredado y carencia de autonomía.
Comúnmente reportan también preocupación y contami-
nación del afecto con los miembros de la familia. Los pa-
dres son descritos como controladores, sobreprotectores y
demandantes, y los participantes reportan rabia y resen-
timiento hacia ellos. Además, señalan que están temero-
sos de expresarse y de ser abandonados; consideran que
presentan dificultad para sobreponerse a las experiencias
de pérdida. En este estilo el sistema de apego está hipe-
ractivado, llevando a una preocupación excesiva con res-
pecto a las temáticas de apego y limitando el sentido de
autonomía de la persona.

De este modo, los ítemes se definieron para cubrir cuatro


niveles de realidad: el presente, el pasado, el estado de ánimo

35
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

y las generalizaciones, explorando en cada uno de ellos las es-


trategias relacionales primarias (prototipo seguro) y secundarias
(prototipos rechazante y preocupado). La fuente para la obten-
ción de los ítemes fue la literatura, entrevistas clínicas e instru-
mentos ya existentes.

En la construcción del instrumento, se pasó de 1500 ítemes


a 251, designándose este cuestionario Bi-Mir. A partir de Bi-Mir es
que posteriormente nace CaMir, el que conserva 72 ítemes de
Bi-Mir (Lacasa, 2002).

El instrumento está realizado en formato Q-Sort, constando


de 72 ítemes que se encuentran impresos en tarjetas, y su apli-
cación dura aproximadamente 30 minutos. Da puntuaciones en
13 factores de variables relacionadas a los patrones de apego
y, además, da puntuaciones en cada uno de los tipos de apego
(seguro, rechazante y preocupado) (ver Tabla 1), pudiendo des-
cribir al caso predominante. Las 13 escalas distintas son:

A. Interferencia Parental

B. Preocupación Parental

C. Resentimiento de Infantilización

D. Apoyo Parental

E. Apoyo Familiar

F. Reconocimiento de Apoyo
G. Baja disponibilidad Parental

36
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

H. Distancia Familiar
I. Resentimiento de Rechazo
J. Traumatismo Parental
K. Bloqueo de Recuerdos
L. Dimisión Parental
M. Valorización de la Jerarquía

Tabla 1.
Agrupamiento descriptivo de las Escalas según los tipos de Apego y Pa-
sado – Presente – Estado de Ánimo (Pierrehumbert et al., 1996).

Pasado Presente Estado de Ánimo

Preocupado A B C
Interferencia Preocupación Resentimiento de
de los padres Familiar Infantilización
Autónomo D E F
Apoyo de los Apoyo Familiar Reconocimiento
padres de Apoyo

Rechazante G H I
Baja Distancia Fami- Resentimiento de
disponibilidad liar (exclusión Rechazo
de los padres defensiva)

No resuelto J K
Traumatismo Bloqueo de
Parental Recuerdos

Estructuración L M
del medio Dimisión Valorización de la
familiar Parental Jerarquía

37
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

Dentro de las ventajas de la aplicación de este instrumento


se cuenta que: (a) evalúa el concepto de apego en forma más
integral a las pruebas validadas preliminarmente en Chile, está
basado en la AAI, considera además el pasado, presente y el
estado de ánimo, y (b) su aplicación puede ser realizada de ma-
nera bastante económica y rápida, con encuestadores que no
necesitan una capacitación tan exclusiva como los de la AAI.

Otra ventaja importante es que logra mezclar dos sistemas


de clasificación: el categorial y el dimensional, lo que implica
una mayor riqueza en el análisis, menores pérdidas de informa-
ción y mayor utilidad en el ámbito clínico. De hecho, algunos au-
tores contemporáneos sugieren que esta aproximación puede
ser más adecuada en el apego adulto (Griffin & Bartholomew,
1994).

38
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

VALIDACIÓN CHILENA DEL CUESTIONARIO

Como se señaló anteriormente, el CaMir es un cuestionario


de autoinforme que fue creado en Suiza por Pierrehumbert et
al. (1996). Para poder efectuar la adaptación y validación del
instrumento para su uso en población chilena, se contó con el
financiamiento de dos proyectos de investigación, a través de la
Universidad Católica del Maule y del Fondo Nacional de Desa-
rrollo Científico y Tecnológico (FONDECYT). Para lograr este obje-
tivo, se analizó la adecuación lingüística del test, la confiabilidad
obtenida por sus escalas y la validez del instrumento en sus dis-
tintos niveles: aparente o face, contenido, constructo y conver-
gente (Anastasi & Urbina, 1997). Se utilizaron como pruebas de
contraste el Parental Bonding Instrument PBI (Melis et. al, 2001),
y el OQ-45.2 (De la Parra, Von Bergen & Del Río, 2002), ambos
cuestionarios validados en Chile.

A continuación se detallan los aspectos centrales del méto-


do de investigación.

39
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

Método

Participantes

Se evaluó un total de 578 participantes (374 mujeres y 204


hombres), provenientes de la Región del Maule (n=385) y de la
Región Metropolitana (n=193) de Chile. Se utilizó un proceso de
muestreo mixto. En el caso de la Región del Maule, se hizo un
muestreo aleatorio simple entre alumnos y funcionarios de la Uni-
versidad Católica del Maule (en base a los registros académicos
universitarios), y entre funcionarios del Hospital Regional de Talca
(en base a los registros del hospital). En el caso de la Región Me-
tropolitana, el muestreo se hizo entre madres que asistían a pro-
gramas de promoción de apego seguro, y que constituyeron la
muestra de la primera evaluación de la adaptación chilena del
test, a la que se agregó una muestra universitaria que permitió
representar a personas de distinto sexo y nivel socioeconómico
(NSE). La edad promedio de hombres (M: 27.28, DE: 10.92) y muje-
res (M: 26.63, DE: 10.29), no muestra diferencias estadísticamente
significativas (t=0.72, p=0.47). El 77% de la muestra se encuentra
en el rango joven, de 14 a 30 años (n=445), mientras que el 33%
restante está en el rango adulto, de 31 a 80 años (n=133). La
clasificación por NSE se pudo obtener en forma confiable para
el 82,2% de la muestra (n=475), con un 26.9% de participantes de
NSE bajo, 59.4% de NSE medio y 12.4% de participantes con NSE
alto. Todos los participantes aceptaron voluntariamente parti-
cipar en el estudio, obteniéndose el consentimiento informado

40
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

correspondiente y la aprobación de los comités de ética de las


instituciones implicadas.

Instrumentos

Cartes, Modèles Individuels de Relation (CaMir)

Se midió los modelos internos de relación y las estrategias re-


lacionales de los individuos o prototipos de apego; estrategia pri-
maria: seguro y estrategia secundaria: rechazante-preocupado,
además de las 13 escalas ya señaladas en el apartado anterior.
Se utilizaron 71 de los 72 ítems originales del CaMir (Pierrehumbert
et al., 1996), con formato de respuesta tipo Lickert de 1 a 5 (des-
de muy verdadero, verdadero, ni verdadero ni falso, falso a muy
falso) y en la segunda etapa se agrega el procedimiento Q-Sort,
en que se obliga al sujeto a dejar una cantidad específica de
tarjetas en cada categoría (desde muy verdadero, verdadero,
ni verdadero ni falso, falso a muy falso).

Parental Bonding Instrument (PBI)

Adaptado en Chile por Albala y Sepúlveda (1997) y estan-


darizado por Melis y colaboradores (Melis et al., 2001). El PBI es un
cuestionario de autoinforme, desarrollado por Parker, Tupling y
Brown en 1979, que mide la percepción de la conducta y actitud
de los padres en relación con el sujeto en su infancia y adoles-
cencia. El cuestionario posee un total de 25 ítems, que se contes-
tan en forma separada en relación a los recuerdos con el padre

41
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

y con la madre; en este estudio solo se contestó en relación con


la madre. Cada ítem se puntúa a través del método Lickert, y
estos componen dos escalas: cuidado (apunta a la presencia
o ausencia de este y es definido como afectuosidad, conten-
ción emocional, empatía y cercanía o frialdad emotiva, indife-
rencia y negligencia), y sobreprotección (alude a la presencia
o ausencia de esta y se define como control, sobreprotección,
intrusión, contacto excesivo, infantilización y prevención de la
conducta autónoma) (Melis et al., 2001). A partir de los puntajes
se pueden elaborar cinco tipos de vínculos parentales: vínculo
óptimo, ausente o débil, constricción cariñosa, control sin afec-
to y promedio entre ambas escalas (op. cit.). En la adaptación
chilena, el PBI obtuvo buenos niveles de confiabilidad (con alfa
de Cronbach entre 0.78 y 0.93), y logró replicar la estructura fac-
torial de la versión original. Para efectos del presente estudio, se
consideró un vínculo positivo la obtención de puntajes medios y
altos de cuidado asociados a baja sobreprotección, un vínculo
medio cuando se obtienen puntajes medios de cuidado y me-
dios de sobreprotección, y vínculo negativo cualquier combina-
ción que incluya alta sobreprotección o bajo cuidado.

Este instrumento ha sido utilizado ampliamente a nivel mun-


dial (Manassis, Owens, Adam, West, & Sheldon-Keller, 1999; Man-
cini, D’Olimpio, Prunetti, Didonna, & Del Genio, 2000; Cheng &
Furnham, 2004; Favaretto, Torresani & Zimmerman, 2001; Myhr,
Sookman & Pinard, 2004; Willinger, Diendorfer-Radner, Willnauer,
Jorgl & Hager, 2005).

42
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

Outcome Questionnaire for Monitoring change in Psychotherapy


OQ-45.2

Validado y adaptado para Chile el año 2001 por De la Parra,


Von Bergen y Del Río, el OQ-45.2 es un cuestionario autoadmi-
nistrado que permite evaluar patología y que logra discriminar
poblaciones consultantes y controles. Fue creado por Lambert et
al. (1996) y ha sido utilizado ampliamente en investigación (Co-

rrea et al., 2006; Florenzano, Artero, Gonzalez, Martínez & Ortega


2005). El instrumento consta de 45 ítems que se puntúan a través
del método Lickert, y que abarcan tres dominios de problemá-
ticas de personas en búsqueda de ayuda psicoterapéutica; a)
síntomas y malestar subjetivo con 25 ítems, b) relaciones inter-
personales con 11 ítems y c) rol social con 9 ítems. Los autores
reportan una alta capacidad de discriminación del instrumento,
tanto entre pacientes y controles, y en la población misma se-
gún el grado subjetivo de perturbación psicológica. Los índices
de confiabilidad por métodos α de Cronbach fluctúan entre
0.65 y 0.88 para las subescalas y 0.91 para la escala total. El OQ-
45.2 se utilizó como criterio externo de validación para los resul-
tados del CaMir, dada la evidencia acerca de una asociación
significativa entre estilos de apego y psicopatología (Allen et al.,
2001; Andersson & Perris, 2000; Benony, Peny, Gianoli, Hernández
& Larome, 2001; Crittenden, 1995; Green & Goldwyn, 2002; Muris,
Mayer & Meesters, 2000).

43
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

Procedimiento

El proceso de adaptación del CaMir siguió los pasos típicos


de adaptación y validación de test. La versión chilena se cons-
truyó sobre la base de la traducción y retraducción de la versión
francesa del test (Pierrehumbert et al., 1996), siendo esta aproba-
da por su autor principal. La versión en español fue evaluada por
un grupo de jueces expertos, quienes verificaron tanto la validez
de contenido del test, como la adecuación de la redacción de
los ítems a las formas lingüísticas chilenas. A partir de este análi-
sis y, luego de una aplicación piloto con una muestra reducida
para verificar la comprensión de los ítems, se decidió eliminar el
ítem 70 (De niño(a), a menudo tenía la sensación que mis seres
queridos no estaban muy seguros de los fundamentos de sus exi-
gencias), dado que se lo consideró confuso para la población
chilena, ajustando los cálculos de escala correspondientes.

La versión final fue aplicada a la muestra, obteniendo los


puntajes por escala y por tipo de apego para cada individuo.
Se calcularon los estadísticos descriptivos para cada escala, la
consistencia interna (alfa de Cronbach) y la homogeneidad
(correlación inter-ítem) de cada escala y del test general. Se
analizaron las correlaciones inter-escala y la estructura factorial
interna de los ítemes como forma de verificación de la validez
de constructo. Finalmente, se analizó la validez concurrente del
test verificando la asociación obtenida entre los tipos de apego
CaMir y la calidad del vínculo detectada por el PBI, así como la

44
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

asociación de los distintos tipos de apego de CaMir con los nive-


les de patología detectados por el OQ-45.2.

Resultados

Para una revisión detallada de los resultados, ver Garrido et


al., (2009), en este mismo manual.

Desde una perspectiva global, se puede señalar que el aná-


lisis de las propiedades psicométricas del CaMir arrojó resultados
satisfactorios y permite concluir que presenta los requisitos nece-
sarios para ser considerada una medida confiable y válida para
evaluar los modelos individuales de relación en adultos en el
contexto cultural chileno. En las pruebas de contraste, fue posi-
ble verificar las hipótesis predichas. Los resultados mostraron una
asociación significativa entre los tipos de apego y los niveles de
sintomatología detectados por el OQ-45.2, en particular diferen-
ciando el estilo seguro como potenciador de disminución de sin-
tomatología, en comparación con los estilos de apego preocu-
pado y rechazante, que tienden a asociarse con aumentos en
los niveles de sintomatología. Por otro lado, también se observó
una asociación significativa entre el apego seguro detectado
por el CaMir y el vínculo positivo detectado por el PBI.

Las ventajas del instrumento se centran en la facilidad de


corrección y la posibilidad de extraer información muy comple-

45
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

ta del cuestionario. El poder contar con puntajes en 13 escalas


distintas, más los puntajes en cada tipo de apego, permite hacer
un análisis más fino y detallado de los datos. Lo anterior puede
ser mucho más valioso aún en ámbitos clínicos, donde se privi-
legia la subjetividad y la riqueza de la información, permitiendo
obtener una especie de perfil del sujeto más allá de la clasifi-
cación tradicional en los tres patrones clásicos de apego. Esto
puede optimizar el proceso psicoterapéutico, en la medida que
permita guiar las intervenciones terapéuticas de manera ade-
cuada y acorde a la problemática y estilo del propio sujeto.

Durante la investigación fue posible apreciar dos desventa-


jas principales. Una tiene que ver con el tiempo de aplicación,
ya que si bien el rango es de alrededor de 20 a 30 minutos, en
ocasiones puede extenderse más allá de los 40. Esto puede di-
ficultar su aplicación en contextos en que el tiempo es escaso,
como por ejemplo en los servicios de salud. La segunda des-
ventaja tiene que ver con la dificultad de algunos participantes
para comprender ciertos ítems con ideas abstractas, además
de la exigencia de saber leer. Lo anterior implica considerar que,
en el contexto chileno, el instrumento solo podría ser aplicado en
participantes con un nivel educacional medio o alto.

46
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

APLICACIÓN DEL INSTRUMENTO

1. Aplicación

El CaMir es un instrumento de autoinforme, que puede ser


realizado por un sujeto en forma autónoma, siguiendo las ins-
trucciones de una consigna escrita. Sin embargo, puede ser re-
comendable enfatizar verbalmente las instrucciones y realizar
una supervisión del proceso, sobre todo en situaciones grupales,
de investigación o clínicas. Esto permite asegurar el seguimiento
de las instrucciones en las distintas etapas del CaMir y, a su vez,
resolver las dudas que puedan surgir en el sujeto. Se sugiere tam-
bién enfatizar a los participantes que deben ordenar la totalidad
de las tarjetas, que traten de responder de manera rápida y que
es importante que sean sinceros y honestos al responder.

2. Consigna a los participantes

Este cuestionario incluye tres tipos de frases, que se encuen-


tran impresas en las tarjetas que se le han entregado:

- Frases que se refieren a lo vivido en la familia de origen, que


están generalmente formuladas en pasado, o mencionan
claramente términos como “niño”, “padre” o “familia de ori-
gen”.

47
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

- Frases que describen las experiencias en la familia o en la


pareja actual; generalmente las frases hacen alusión a “mis
seres queridos”; están siempre formuladas en presente (la fa-
milia actual puede ser la familia de origen).

- Frases que conciernen al valor dado a ciertos tipos de com-


portamiento o de funcionamiento familiar.

Además, encontrará 10 tarjetas que presentan las catego-


rías muy verdadero, verdadero, ni verdadero ni falso, falso y muy
falso.

Se trata de responder al cuestionario siguiendo las etapas 1


y 2, de acuerdo al siguiente esquema:

48
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

Etapa 1: Clasificación de las tarjetas en 5 montones

Se solicita al sujeto colocar cinco etiquetas; muy verdadero


(A), verdadero (B), ni verdadero ni falso (C), falso (D) y muy falso
(E), y distribuir las 71 tarjetas en los cinco montones correspon-
dientes, según se aplican o no a él. El montón C, ni verdadero ni
falso, está reservado a las tarjetas para las que la respuesta no es
ni “verdadero” ni “falso”, o para las que el sujeto no sabe –o no
puede- responder (por ejemplo, si su vivencia con cada uno de
los padres es tan diferente que no puede responder de manera
global). El sujeto reservará los extremos (A, muy verdadero y E,
muy falso), para las tarjetas más características en una dirección
u otra. El número de tarjetas colocadas en cada montón no tie-
ne importancia. Después podrá modificar su elección.

Al final de esta etapa, se anotará en qué montón se encuen-


tra cada ítem (esta anotación será posteriormente convertida
en puntuación para calcular las notas de las escalas: A=5 pun-
tos; B=4 puntos; C=3 puntos; D=2 puntos; E=1 punto). Se sugiere
utilizar el formato del anexo IV.

Etapa 2: Clasificación de las tarjetas en 5 montones con un nú-


mero determinado

Esta etapa puede parecerle frustrante al sujeto, pero es la


que aporta la originalidad e interés al procedimiento; se dispon-
drá de 5 etiquetas (montones de A a E, llevando cada etiqueta
la indicación de un número de tarjetas: 12, 15, 17, 15 y 12). Se

49
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

explicará al sujeto que se desea, por razones estadísticas, que el


número de tarjetas colocadas en cada montón corresponda al
que está indicado en las etiquetas. Se le prevendrá que encon-
trará esta obligación desagradable, pues supone comparar las
tarjetas entre ellas, si bien, estas no son siempre comparables. Se
le sugerirá empezar por el lado izquierdo (montón A, muy verda-
dero); se trata de retomar y de volver a ver todas las tarjetas de
este montón para dejar solo las 12 más características. Deberá
entonces poner las tarjetas suplementarias sobre el montón ad-
yacente (montón B, verdadero). Si hay menos de 12 tarjetas en
el montón A, deberá mezclarlas con las del montón B y elegir
entre todas ellas las 12 tarjetas más características. Se seguirá
entonces el mismo procedimiento para el montón B (15 tarjetas).
Se actuará de la misma manera por el lado derecho (montón E,
muy falso), procediendo del montón más extremo (montón E, 12
tarjetas) en dirección al montón central C (ni verdadero ni falso).
Cuando el sujeto haya terminado, verificará que el montón cen-
tral C contenga 17 tarjetas.

Se prevendrá al sujeto que podrá llegar a desplazar progre-


sivamente ciertas tarjetas hacia el centro porque no tenga sufi-
ciente sitio en los extremos, aunque su emplazamiento no le pa-
reciera estar en el centro. Hay que subrayar que lo que interesa
es el grado de pertinencia dado por el sujeto a cada tarjeta, en
una dirección u otra.

50
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

Al final de esta etapa, se anotará en qué fila se encuentra


cada ítem (las puntuaciones correspondientes servirán para el
cálculo de las estrategias primaria y secundaria: A=5 puntos; B=4
puntos; C=3 puntos; D=2 puntos; E=1 punto). Se sugiere utilizar
también el formato del anexo IV.

3. Tiempo

El tiempo utilizado por los participantes en responder la apli-


cación del CaMir varía dependiendo de cada sujeto y también
de la instancia de aplicación, sea esta individual o grupal. En
general, cada aplicación tiende a tomar entre 20 a 30 minutos
como promedio. Sin embargo, es necesario señalar que en las
instancias individuales puede ser más corto el periodo que en las
aplicaciones grupales. Aún así, hay participantes que pueden
tardar apenas 15 minutos, versus otros que pueden demorar in-
cluso más de una hora.

4. Otras aplicaciones

El instrumento puede ser aplicado en instancias grupales, so-


bretodo cuando se trata de grupos de investigación, lo que a su
vez permite optimizar los tiempos al realizar una serie de aplica-
ciones en un mismo periodo.

51
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

En tales casos se sugiere partir con la consigna claramente


y, posterior a ello, realizar una supervisión cercana de los distin-
tos pasos a seguir en la aplicación del instrumento, verificando
que los distintos participantes del grupo hayan entendido bien
el procedimiento y aclarando las dudas en caso que esto no se
haya cumplido.

Si existen participantes que presentan muchas dificultades


en las instrucciones o que, simplemente, no siguen los pasos se-
ñalados en las distintas etapas de la aplicación, se sugiere elimi-
nar la prueba ya que esta pierde confiabilidad y validez.

Considerando la experiencia surgida en esta investigación,


se presentan las dudas más comunes que suelen aparecer du-
rante las aplicaciones, tanto individuales como grupales, en el
anexo III. Esto puede ser de utilidad sobre todo en las aplicacio-
nes iniciales del instrumento. En general, salvo las aclaraciones
ya señaladas, la instrucción es que el encuestado debe contes-
tar lo que él piense o considere inmediatamente al leer el ítem.

52
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

TABULACIÓN

El puntaje del CaMir se obtiene sumando el puntaje obtenido


en cada ítem. Entrega un puntaje total, uno para cada escala
y uno para cada prototipo. Cada ítem se puntúa en una escala
Lickert de 1 a 5, en que A=5 puntos, B=4 puntos, C=3 puntos, D=2
puntos y E=1 punto. La escala de interferencia parental com-
prende 6 ítems, la de preocupación familiar 6 ítems, la de resen-
timiento de infantilización 6 ítems, la de apoyo parental 6 ítems,
la de apoyo familiar 6 ítems, la de reconocimiento de apoyo 6
ítems, la de indisponibilidad parental 6 ítems, la de distancia fa-
miliar 3 ítems, la de resentimiento de rechazo 6 ítems, la de trau-
matismo parental 6 ítems, la de bloqueo de recuerdos 3 ítems, la
de dimisión parental 5 ítems y la de valorización de la jerarquía 6
ítems (para el detalle de los ítems correspondientes a cada una
de ellas ver anexo II).

Los puntajes deben ser convertidos según la fórmula que


se detalla en el siguiente apartado, según las normas chilenas,
para cada una de las escalas y para cada uno de los prototipos.

También es posible introducir los datos en una hoja de cál-


culo, que sume automáticamente los puntajes y los convierta
según la fórmula correspondiente, obteniendo de este modo los
resultados por escala y prototipo de manera fácil y rápida, ade-
más de un perfil del sujeto según las escalas y el prototipo (hoja
de cálculo disponible en https://sites.google.com/site/bpierreh/
accueil_en_sp).

53
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

CÁLCULO E INTERPRETACIÓN DE PUNTAJES SEGÚN


NORMA CHILENA

El cálculo de puntajes de acuerdo a la norma chilena, se


detalla en cada uno de los pasos que siguen a continuación.

1. Codificar cada una de las respuestas obtenidas en el test en


ambas aplicaciones (A=5, B=4, C=3, D=2, E=1).

2. Calcular la correlación de Pearson entre el perfil de respuesta


dado por el sujeto y el patrón de respuesta de cada uno de
los tipos de apego para establecer el puntaje de cada di-
mensión global, según las siguientes fórmulas:

54
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

NOTA: ps = puntaje del sujeto en cada ítem.


Pseg = puntaje para el ítem en el patrón seguro.
Prec = puntaje para el ítem en el patrón rechazante.
Ppre = puntaje para el ítem en el patrón preocupado.

3. Transformar los puntajes correlacionales a puntajes Q en base


a las siguientes fórmulas:

rseguro − .59
seguro = · 10 + 50
.26

rrechazante − .13
rechazante = · 10 + 50
.15

rpreocupado − .14
preocupado = · 10 + 50
.16

4. Se redondean los puntajes sin dejar decimales y se clasifica al


sujeto en base a la escala en que tenga un puntaje mayor.

5. Dado que los puntajes están estandarizados, se asume que


un puntaje sobre 60 en cualquier escala marca una tenden-
cia a que el estilo de apego dominante sea ese. De esta for-
ma por ejemplo, si alguien tiene 60 puntos o más en la escala
preocupado, se asume que el estilo de apego predominante
es preocupado.

55
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

6. No obstante lo anterior, si hay más de una escala con más


de 60 puntos, se asume que estamos ante un estilo de apego
inclasificable (anteriormente en estos casos se consideraba
que el estilo de apego era desorganizado; sin embargo, en la
actualidad los investigadores en general sugieren no realizar
esta clasificación a través de instrumentos de autoinforme).

7. Para los puntajes de cada escala, el procedimiento es el si-


guiente:

a. Calcular el promedio de puntaje de los ítems que compo-


nen la escala

b. Calcular el puntaje T del sujeto para cada escala, con la


siguiente fórmula:

Msujeto − Mnorma
Puntaje Tescala = · 10 + 50
DEnorma

56
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

Tabla 2.
Medidas descriptivas para las escalas CaMir.

ESCALA M (DE) Asimetría Curtosis

Interferencia Parental 2.52 (.63) .30 -.11

Preocupación Familiar 3.32 (.81) -.27 -.39

Resentimiento de Infantilización 2.19 (.73) .55 -.09

Apoyo Parental 3.89 (.74) -.90 .63

Apoyo Familiar 3.82 (.71) -,82 .85

Reconocimiento de Apoyo 4.05 (.65) -1,07 1.48

Indisponibilidad Parental 2.35 (.73) .47 .04

Distancia Familiar 2.72 (.87) .12 -.27

Resentimiento de Rechazo 1.99 (.83) 1.12 .99

Traumatismo Parental 1.96 (.83) 1.01 .63

Bloqueo de Recuerdos 2.16 (.87) .61 .00

Dimisión Parental 1.76 (.58) .72 1.55

Valoración de Jerarquía 4.18 (.45) -,65 1.60

Nota. N=578. Los puntajes representan la media de la escala, en un ran-


go que fluctúa de 1 a 5, donde 5 representa una mayor identificación
del sujeto con los ítemes de la escala.

8. Dado que todos los puntajes se encuentran estandarizados,


se puede interpretar que tener un puntaje 50 en cualquier
escala o prototipo corresponde a estar en el promedio para
dicha escala o prototipo; puntajes sobre 50 es estar sobre el
promedio esperado y puntajes bajo 50 es estar bajo el pro-
medio esperado. En lo que se refiere a prototipos, se sugiere
considerar en primer lugar el puntaje en el prototipo seguro,

57
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

ya que si este fuese mayor a 45, se considera que el sujeto


presenta un estilo seguro, a no ser de que en alguno de los
prototipos inseguros el puntaje sea mayor a 60 puntos.

9. Adicionalmente, como se estandarizan los puntajes finales en


base a una desviación de 10 puntos, se puede asumir que
puntajes sobre 60 indican una presencia elevada de la esca-
la y sobre 70 una presencia muy elevada de la escala. Inver-
samente, puntajes bajo 40 indican una presencia disminuida
de la escala y bajo 30 una presencia muy disminuida de la
escala.

Diferencias por género, nivel socioeconómico y edad en mues-


tra chilena

No se encontraron diferencias significativas por sexo en los


puntajes obtenidos en las escalas de apego (p>0.01 en todos
los casos), ni en la clasificación categorial de apego obtenida,
indistintamente de usar la norma original (χ2 (3, n=578)=8.767,
p=0.033), o la adecuación a puntajes chilenos (χ2 (3, n=578)=8.162,
p=0.043).

Tampoco se encontraron diferencias significativas al com-


parar los puntajes escalares obtenidos según nivel socioeconó-
mico, ni una asociación entre el NSE y el tipo de apego predo-
minante. Los resultados detallados pueden revisarse en la tabla
siguiente.

58
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

Tabla 3.
Comparaciones de resultados según sexo y NSE en las escalas de ape-
go usando norma original o en base a resultados muestrales.

COMPARACIÓN POR SEXO COMPARACIÓN POR NSE

ESCALA DE BASE BASE BASE BASE


APEGO NORMA MUESTRA NORMA MUESTRA
ORIGINAL CHILENA ORIGINAL CHILENA
t (p) F (p) t (p) F (p)

Seguro .53 (.60) .51 (.61) .68 (.56) .71 (.55)

Rechazante 1.85 (.61) 1.83 (.07) .92 (.43) .91 (.44)

Preocupado -2.24 (.03) -2.27 (.02) 1.79 (.15) 1.77 (.15)

Asociación χ2 = 8.77 χ2 =6.17 χ2 =13.44


con tipo de (p=.03) χ =8.16(p=.04)
2
(p=.72) (p=.14)
apego

Nota. N=578, gl: t (576), F (3,574), χ2 (3) al asociar con sexo y χ2 (6) al
asociar con NSE

En cuanto a la variable edad, no se detectaron asocia-


ciones significativas de los puntajes estandarizados en las es-
calas de apego con la edad reportada por los participantes
(-0.055 ≤ r ≤ 0.047, p>0.05), ni tampoco diferencias en la edad
de los grupos de tipo de apego detectados (Norma original: F
(3,574)=.703, p=.55; Norma muestral: F (3,574)=1.12, p=.34).

59
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

PROPIEDADES PSICOMÉTRICAS

1. Confiabilidad

En relación a la consistencia interna, las escalas mostraron


niveles adecuados de confiabilidad, similares a los obtenidos en
la validación del test original, salvo en las escalas de Interferen-
cia Parental (α =.54), Distancia Familiar (α =.33), Dimisión Paren-
tal (α =.39) y Valoración de Jerarquía (α =.33) (Ver Tabla 3). De
estas, la escala de Distancia familiar ya presentaba niveles bajos
de consistencia en la versión original del test, de modo que no
representa un resultado inesperado. Sin embargo, las restantes
tres escalas deberían ser revisadas para detectar posibles cau-
sas de los bajos niveles de confiabilidad alcanzados.

El análisis de confiabilidad permitió detectar, además, algu-


nos ítems que sería recomendable eliminar, ya sea por su efecto
negativo sobre la consistencia interna de la escala o por pre-
sentar asociaciones inter-ítem negativas. En particular, los ítems
54 (de Interferencia Parental), 53 (de Apoyo Parental), 17 (de
Distancia Familiar), 50 (de Resentimiento de Rechazo), 46 (de
Bloqueo de Recuerdos), 16 (de Dimisión Parental), y 24 (de Va-
loración de Jerarquía). Esto permite pensar en la posibilidad de
desarrollar alguna versión reducida del test, que elimine esos
ítems y que mejore su aplicabilidad en contextos hospitalarios,
donde el tiempo que toma su aplicación dificulta su inclusión
como prueba de rutina.

60
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

Tabla 4.
Confiabilidad obtenida en la adaptación y validación chilena del

CaMir.

Estudio Pre-estudio Adaptación Correlaciones


Original Chile 2005 Chile 2007 inter-ítem
ESCALA α (n=339) α (n=90) α (n=578) Mín ↔ Max
Interferencia .72 .72 .54 -.37 ↔ .36
Parental

Preocupación .70 .82 .78 .26 ↔ .54


Familiar

Resentimiento .81 .73 .76 .19 ↔ .43


de Infantilización

Apoyo Parental .82 .80 .78 .24 ↔ .53

Apoyo Familiar .78 .81 .80 .33 ↔ .46

Reconocimiento .70 .74 .77 .27 ↔ .52


de Apoyo

Indisponibilidad .81 .79 .78 .24 ↔ .48


Parental

Distancia .48 .48 .33 .10 ↔ .22


Familiar

Resentimiento .85 .84 .82 .23 ↔ .58


de Rechazo

Traumatismo .78 .81 .79 .21 ↔ .59


Parental

Bloqueo de .71 .72 .61 .20 ↔ .60


Recuerdos

Dimisión .71 .51 .49 -.01 ↔ .44


Parental

Valoración de .71 .61 .33 -.12 ↔ .41


Jerarquía

61
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

Al analizar las correlaciones inter-escalas, se detectan tam-


bién subgrupos de ellas que tienden a mostrar correlaciones in-
ternas moderadas a altas, en particular las escalas de Apoyo
Familiar, Apoyo Parental y Reconocimiento de Apoyo, que tien-
den a asociarse positivamente entre sí, y las escalas de Resen-
timiento de Rechazo, Indisponibilidad Parental y Resentimiento
de Infantilización, que tienden a asociarse positivamente entre sí
y negativamente con las escalas de apoyo antes mencionadas
(ver Tabla 5).
Tabla 5.
Correlaciones inter-escalas CaMir.

IP PF RI AP AF RA IP2 DF RR TP BR DP

PF ,227**

RI ,598** ,021

AP -,343** ,259** -,602**

AF -,320** ,191** -,487** ,678**

RA -,310** ,214** -,543** ,775** ,687**

IP2 ,529** -,022 ,749** -,631** -,495** -,550**

DF ,179** -,055 ,296** -,350** -,352** -,351** ,323**

RR ,549** -,029 ,702** -,708** -,532** -,665** ,743** ,374**

TP ,497** ,028 ,628** -,620** -,435** -,526** ,720** ,289** ,719**

BR ,271** ,082* ,372** -,281** -,271** -,342** ,407** ,294** ,384** ,287**

DP ,101** ,029 ,159** -,145** -,112* -,162* ,221** ,294** ,169** ,160** ,257**

VJ ,050 ,184** -,054 ,141** ,146** ,205** -,043 ,170** -,059 -,046 -,097* -,116**

Nota: N = 578 * (p< 0.05) ** (p<0.01)

Identificación de escalas: (IP) Interferencia Parental; (PF) Preocupación


Familiar; (RI) Resentimiento de Infantilización; AP (Apoyo Parental); (AF)
Apoyo Familiar; (RA) Reconocimiento de Apoyo, (IP2) Indisponibilidad
Parental, (DF) Distancia Familiar; (RR) Resentimiento de Rechazo; (TP)
Traumatismo Parental; (BR) Bloqueo de Recuerdos; (DP) Dimisión Paren-
tal; (VJ) Valoración de Jerarquía.

62
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

2. Validez

Las correlaciones observadas con las dimensiones de ape-


go general del test mantienen también una estructura cohe-
rente con lo esperado teóricamente, lo que reafirma la validez
de constructo del instrumento. En particular, el apego seguro se
asocia positivamente en forma estadísticamente significativa
con las dimensiones de Apoyo Parental (r = .78), Familiar (r = .60)
y Reconocimiento de Apoyo (r = .72), y negativamente con Re-
sentimiento de Infantilización (r = -,71), Indisponibilidad Parental
(r = -.73), Resentimiento de rechazo (r = -.83) y Traumatismo Pa-
rental (r = -.76). El Apego Rechazante, sus mayores asociaciones
positivas con Resentimiento de Rechazo (r = .51) e Indisponibi-
lidad Parental (r = .50), mientras que las mayores asociaciones
negativas se encuentran con Apoyo Parental (r = -.59) y Familiar
(r = -.64). Por su parte, el estilo preocupado muestra asociaciones
positivas con Interferencia Parental (r = .63), Resentimiento de
Infantilización (r = .66) y Resentimiento de Rechazo (r = .63), y las
mayores asociaciones negativas con las escalas Apoyo Parental
(r = -.55) y Reconocimiento de Apoyo (r = -.51). Finalmente, las
escalas que consistentemente muestran baja asociación con los
distintos tipos de apego son: Bloqueo de Recuerdos, Dimisión Pa-
rental y Valoración de la Jerarquía (ver Tabla 6).

63
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

Tabla 6.
Correlaciones entre escalas del test y estilo de apego.

Escala Seguro Rechazante Preocupado

Interferencia Parental -,513** ,238** ,625**

Preocupación Familiar ,116** -,470** ,378**

Resentimiento de Infantilización -,704** ,435** ,659**

Apoyo Parental ,783** -,587** -,555**

Apoyo Familiar ,601** -,635** -,460**

Reconocimiento de Apoyo ,716** -,556** -,512**

Indisponibilidad Parental -,727** ,499** ,568**

Distancia Familiar -,354** ,454** ,144**

Resentimiento de Rechazo -,826** ,517** ,628**

Traumatismo Parental -,762** ,401** ,535**

Bloqueo de Recuerdos -,320** ,355** ,219**

Dimisión Parental -,191** ,127** ,079

Valoración de Jerarquía ,099* -,026 -,029

Nota: N = 578 * (p< 0.05) ** (p<0.01)

En relación con las dimensiones de apego preocupado y


rechazante, muestran una asociación negativa con los punta-
jes de apego seguro, y bastante baja entre sí (Tabla 7), lo que
concuerda con lo esperado en base a la definición dada por la
literatura a cada uno de ellos.

64
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

Tabla 7.
Correlaciones entre estilos de apego.

Seguro Rechazante

Rechazante -,634**

Preocupado -,686** ,170**

Nota: N = 578 * (p< 0.05) ** (p<0.01)

Otra perspectiva de validación de constructo del test es ve-


rificar la presencia de asociaciones con variables que han sido
detectadas consistentemente en la literatura previa. En particu-
lar, se verificó la asociación existente entre los puntajes obteni-
dos en las escalas CaMir con los niveles de patología detectados
por OQ-45.2. Se observó consistentemente una asociación posi-
tiva entre los niveles de patología medidos por todas las escalas
OQ-45.2, con los puntajes registrados en Interferencia Parental,
Preocupación Familiar, Resentimiento de Infantilización, Distan-
cia Familiar, Resentimiento de Rechazo, Traumatismo Parental
y Bloqueo de Recuerdos, mientras que las escalas de Apoyo
Parental, Apoyo familiar y Reconocimiento de Apoyo muestran
una asociación de tipo negativo con la presencia de patolo-
gía (Tabla 8). Del mismo modo, la dimensión de Apego Seguro
muestra asociaciones negativas, estadísticamente significativas,
con los niveles de patología de todas las escalas, mientras que
la dimensión de Apego Preocupado se asocia en forma positiva
y estadísticamente significativa con los niveles de patología de-
tectados por las escalas del OQ-45.2.

65
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

Tabla 8.
Correlaciones entre escalas de CaMir y niveles de patología medidas
por OQ-45.2.

Escalas CaMir Escalas OQ-45.2

sd ir sr total

Interferencia Parental .427** .306** .328** .430**

Preocupación Familiar ,257** ,134** ,158** ,229**

Resentimiento de Infantilización ,395** ,419** ,303** ,433**

Apoyo Parental -,306** -,366** -,229** -,353**

Apoyo Familiar -,381** -,404** -,318** -,431**

Reconocimiento de Apoyo -,336** -,422** -,311** -,401**

Indisponibilidad Parental ,367** ,378** ,302** ,409**

Distancia Familiar ,166** ,275** ,146** ,216**

Resentimiento de Rechazo ,415** ,421** ,301** ,446**

Traumatismo Parental ,361** ,368** ,294** ,399**

Bloqueo de Recuerdos ,290** ,223** ,219** ,289**

Dimisión Parental ,074 ,131* ,153** ,107*

Valoración de Jerarquía -,011 -,032 ,050 -,013

Dimensiones CaMir

Seguro -,377** -,423** -,301** -,428**

Rechazante ,142** ,233** ,115(*) ,187**

Preocupado ,473** ,419** ,328** ,491**

Nota: ** p<.01 * p<.05

sd = síntomas; ir = relaciones interpersonales; sr = rol social. En todas las


escalas mayor puntaje indica mayor nivel de patología.

66
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

Finalmente, se analizó la convergencia de los resultados ob-


tenidos por el CaMir, con las escalas evaluadas por PBI, como
forma de validación concurrente del test. La escala de sobre-
protección del PBI mostró asociaciones significativas y positivas
con Interferencia Parental, Resentimiento de Infantilización, Re-
sentimiento de Rechazo y Traumatismo Parental y, asociacio-
nes negativas con Apoyo Parental, Apoyo Familiar y Recono-
cimiento de Apoyo. Por su parte, la escala de cuidado mostró
un comportamiento completamente opuesto, tal como puede
observarse en la tabla 9. Llama la atención que las escalas de
Preocupación Familiar, Dimisión Parental y Valoración de la Je-
rarquía, no muestran asociaciones con las escalas del PBI.

67
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

Tabla 9.
Correlaciones entre Escalas CaMir y resultados PBI.

Escalas CaMir Escalas PBI


Sobreprotección Cuidado
Interferencia Parental ,403** -,243**
Preocupación Familiar ,069 ,092
Resentimiento de Infantilización ,411** -,491**
Apoyo Parental -,300** ,602**
Apoyo Familiar -,222** ,431**
Reconocimiento de Apoyo -,206** ,421**
Indisponibilidad Parental ,381** -,515**
Distancia Familiar ,155** -,353**
Resentimiento de Rechazo ,392** -,594**
Traumatismo Parental ,346** -,396**
Bloqueo de Recuerdos ,170** -,249**
Dimisión Parental -,155** -,008
Valoración de Jerarquía ,037 ,006
Dimensiones CaMir
Seguro -,361** ,553**
Rechazante ,236** -,419**
Preocupado ,388** -,402**

Nota: ** p<.01 * p<.05

68
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

En cuanto a las dimensiones de apego, se observa que la di-


mensión de apego seguro muestra una asociación positiva con
la escala de cuidado (r =.55) y negativa con sobreprotección
(r =-.36), mientras que las dimensiones de apego rechazante y
preocupado se asocian negativamente con las escalas de cui-
dado y positivamente con la escala de sobreprotección.

Posteriormente, al usar las categorías de calidad de vínculo


construidas en base a los puntajes PBI, se realizó una compara-
ción de los puntajes en las escalas CaMir entre las tres categorías
de calidad de vínculo PBI (negativo, medio, positivo) por medio
de un ANOVA simple.

Se registraron diferencias significativas en todas las escalas,


salvo en Preocupación Familiar, Distancia Familiar, Bloqueo de
Recuerdos, Dimisión Parental y Valoración de Jerarquía (Tabla
10). El grupo de vínculo Positivo medido por el PBI mostró mayo-
res puntajes en las escalas de Apoyo Parental, Apoyo Familiar y
Reconocimiento de Apoyo, y menores puntajes en Interferencia
Parental, Indisponibilidad Parental, Resentimiento de Rechazo y
Traumatismo Parental, diferenciándose significativamente de los
grupos de calidad de vínculo medio y negativo.

69
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

Tabla 10.
Resultados de ANOVA para comparar escalas CaMir según tipo de vín-
culo detectado por PBI.

F (2,575) Sig.
Interferencia Parental 11,004 ,000
Preocupación Familiar 2,144 ,118
Resentimiento de Infantilización 26,358 ,000
Apoyo Parental 19,642 ,000
Apoyo Familiar 9,105 ,000
Reconocimiento de Apoyo 9,099 ,000
Indisponibilidad Parental 24,094 ,000
Distancia Familiar ,872 ,419
Resentimiento de Rechazo 21,099 ,000
Traumatismo Parental 10,135 ,000
Bloqueo de Recuerdos ,378 ,685
Dimisión Parental 4,377 ,013
Valoración de Jerarquía 2,565 ,078

Finalmente, se encontraron también diferencias estadística-


mente significativas en los puntajes obtenidos por las personas
que componen los grupos de calidad de vínculo positivo, medio
y negativo en los puntajes de las dimensiones de apego seguro
(F (2,575)=15.45, p=.000), rechazante (F (2,575)=12.00, p=.000) y
preocupado (F (2,575)=14.89, p=.000).

70
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

En el caso del apego seguro, se observa que los puntajes


obtenidos no solo son mayores en el grupo de vínculo positivo,
sino que además muestran una menor dispersión (Fig.1), mientras
que las escalas de apego preocupado y rechazante muestran
un comportamiento inverso, pero sin mostrar diferencias estadís-
ticamente significativas entre ellas.

Figura 1.
Puntajes de apego seguro según calidad de vínculo medida por PBI.

71
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

DISCUSIÓN

El presente trabajo presenta las normas chilenas y la forma


de aplicación, tabulación e interpretación de los datos que se
obtienen a través de la aplicación del CaMir: Cartes, Modèles
Individuels de Relation, instrumento que permite evaluar apego
en adultos. Contar con un instrumento validado para población
chilena, abre nuevas posibilidades de investigación a través de
una metodología de alta rigurosidad, que cumple con los re-
querimientos de la comunidad científica y que han permitido
la iniciación de una serie de estudios interesantes en el área en
Chile (Farkas et al., 2008; Santelices et al., 2009; Araneda, Santeli-
ces & Farkas, 2010; Quezada & Santelices, 2010; Santelices et al.,
2011); este trabajo permite que este instrumento sea accesible
a quienes requieran su utilización, ya sea investigadores, tesistas,
académicos, doctorantes, centros de investigación, entre otros.

Considerando la propuesta de Griffin y Bartholomew (1994),


este instrumento cuenta con una serie de ventajas; al constituir-
se en una medición basada en prototipos, permite mezclar la
aproximación categorial y dimensional, siendo de este modo
una medición especialmente apropiada para la investigación
en apego, considerando que es difícil que los participantes co-
rrespondan en forma exacta a un patrón de apego dadas las
distintas influencias pasadas y también las influencias específi-
cas de relaciones y situaciones presentes en sus relaciones de

72
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

apego. En este sentido, un aspecto novedoso del instrumento es


justamente la evaluación que realiza del pasado, presente y del
estado de ánimo del sujeto, integrando así distintos periodos de
tiempo en el análisis que permiten la realización de compara-
ciones a nivel de relaciones con la familia de origen y la familia
actual, además del estado emocional actual del sujeto. A nivel
clínico, puede ser de mucha utilidad, al permitir una descripción
no solo a nivel de un prototipo seguro, rechazante o preocupa-
do sino, además, en las 13 escalas relacionadas a cada uno de
ellos, otorgando así un perfil del sujeto que permite un análisis
más fino y enriquecedor.

Es importante señalar que, si bien existe el prototipo “des-


organizado” y este fue contemplado en la versión original del
CaMir (Pierrehumbert et al., 1996), hace algunos años diversos
investigadores coinciden en enfatizar que no sería adecuado
otorgar esta etiqueta a través de instrumentos de autoinforme,
por lo que se sugiere que en casos que pudiesen presentar du-
das en cuanto a este tipo de apego, se utilice la etiqueta inclasi-
ficable (como ya se señaló en el apartado de la interpretación),
y se realicen otras pruebas que permitan comparar evaluacio-
nes distintas.

Un aspecto interesante de destacar es que la presentación


de la validación chilena viene a complementar la tradición de
un instrumento creado en Suiza, pero que ya cuenta con otras
versiones, como por ejemplo la española en versión completa

73
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

(Lacasa, 2002) y en su versión reducida (Balluerka, Lacasa, Go-


rostiaga, Muela & Pierrehumbert, 2011); la inglesa (Miljkovitch
et al., 2005); la italiana (Molina, Critelli & Pierrehumbert, 2007),
las alemana, griega, china y japonesa (citadas en Miljkovitch,
2005). Lo anterior permite visualizar la posibilidad, a futuro, de
realizar investigaciones transculturales que puedan enriquecer
la discusión en el ámbito creciente del apego adulto y, específi-
camente, en su medición en localidades diversas.

Una de las limitaciones principales del instrumento, que es


necesario considerar, es que los participantes a quienes se apli-
ca deben saber leer, lo que en algunos casos puede limitar bas-
tante las posibilidades de investigación, sobre todo en contextos
de escasa alfabetización o nivel educacional muy bajo. Es por
esta razón, dada la complejidad del instrumento, que se sugiere
su utilización solo con muestras de un nivel educacional medio o
alto, de tal manera de asegurar una comprensión adecuada de
los distintos ítems del instrumento.

74
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

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Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

ANEXOS

87
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

88
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

ANEXO I

CaMir

Traducción para Chile (2006), del original de Pierrehumbert et al. (1996),


utilizada en esta validación.

1 En mi familia, las situaciones vividas por cada uno en ambientes


fuera de la familia son una fuente de conversación y de enri-
quecimiento para todos.
2 Cuando niño me dejaban pocas oportunidades para tener mis
propias experiencias.
3 Las amenazas de separación o de ruptura de los lazos familia-
res, son parte de mis recuerdos infantiles.
4 En mi familia, cada uno expresa sus emociones sin temer a las
reacciones de los otros.
5 Mis padres eran incapaces de tener autoridad cuando era ne-
cesario.
6 En caso de necesidad, estoy seguro que puedo contar con mis
seres queridos para encontrar consuelo.
7 Desearía que mis hijos fueran más autónomos o independientes
de lo que yo he sido.
8 En la vida familiar el respeto a los padres es muy importante.

9 Cuando niño, sabía que siempre encontraría consuelo en mis


seres queridos.
10 Pienso que he sabido devolver a mis padres el cariño que ellos
me han dado.
11 Las relaciones con mis seres queridos durante mi niñez me pare-
cen, en general, positivas.
12 Detesto el sentimiento de depender de los demás.

13 Aunque sea difícil de admitir, siento cierto rencor hacia mis pa-
dres.

89
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

14 Sólo cuento conmigo para resolver mis problemas.

15 Cuando niño, a menudo mis seres queridos se mostraban impa-


cientes e irritables.
16 Cuando era niño, mis padres habían renunciado a su papel de
padres.
17 Para poder superar una pérdida o un duelo, es mejor no lamen-
tarse demasiado.
18 Frecuentemente dedico tiempo a conversar con mis seres que-
ridos.
19 Mis seres queridos siempre me han dado lo mejor de sí mismos.
20 Saber que alguno de mis seres queridos tiene problemas me
preocupa tanto que no puedo concentrarme en otra cosa.
21 Cuando niño, encontré suficiente cariño en mis seres queridos
como para no buscarlo en otra parte.
22 Siempre estoy preocupado por la pena que podría causar a
mis seres queridos si los dejara.
23 Cuando era niño me dejaban hacer todo lo que yo quería.
24 Los adultos deben controlar sus emociones hacia los niños, ya
sean de felicidad, de amor o de rabia.
25 Me gusta pensar en mi niñez.
26 En mi adolescencia, nunca nadie de mi entorno entendía real-
mente mis preocupaciones.
27 En mi familia, cuando uno de nosotros tiene un problema, los
otros se sienten involucrados.
28 Actualmente, creo comprender las actitudes de mis padres du-
rante mi niñez.
29 Mis deseos de niño no eran muy tomados en cuenta por los
adultos de mi entorno.
30 Cuando era niño los adultos me parecían preocupados, sobre-
todo, por sus propios problemas.
31 Cuando era niño teníamos mucha dificultad para tomar deci-
siones en familia.

90
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

32 Tengo la sensación que nunca superaría la muerte de uno de


mis seres queridos.
33 Cuando era niño le tenía miedo a mis padres.
34 Los niños deben sentir que existe una autoridad respetada den-
tro de la familia.
35 Mis padres no se han dado cuenta que un niño(a), cuando cre-
ce, tiene necesidad de tener su propia vida.
36 Me siento en confianza con mis seres queridos.
37 Realmente no me acuerdo de qué manera veía las cosas
cuando era niño.
38 En mi familia de origen, conversábamos más sobre los demás
que sobre nosotros mismos.
39 Cuando niño me preocupaba que me abandonaran.
40 Cuando niño me estimularon a compartir mis sentimientos.
41 No me han preparado psicológicamente lo suficiente para la
realidad de la vida.
42 Mis padres me dieron demasiada libertad para hacer todo lo
que yo quería.
43 Los padres deben mostrarle a su hijo(a) que ellos se quieren.
44 Cuando niño, hacía que los adultos se enfrentaran entre ellos
para conseguir lo que yo quería.
45 Cuando niño tuve que enfrentarme a la violencia de uno de
mis seres queridos.
46 No logro tener una idea clara de mis padres y de la relación
que yo tenía con ellos.
47 No me han dejado disfrutar mi niñez.
48 Yo era un niño miedoso.
49 Es esencial trasmitir al niño(a) el sentido de la familia.
50 A partir de mi experiencia de niño, me he dado cuenta que uno
nunca es lo suficientemente bueno para sus padres.
51 Tengo dificultad para recordar con precisión los acontecimien-
tos de mi infancia.
52 Tengo la sensación de no haber podido apoyarme en el am-
biente donde crecí (familia, amigos, barrio, trabajo).

91
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

53 Aunque no sea cierto, yo siento que tuve los mejores padres del
mundo.
54 Cuando niño, se preocupaban tanto por mi salud y mi seguri-
dad, que me sentía atrapado.
55 Cuando niño, me inculcaron el temor a expresar mi opinión per-
sonal.
56 Cuando me alejo de mis seres queridos, no me siento bien con-
migo mismo.
57 Nunca he tenido una verdadera relación con mis padres.

58 Mis padres siempre han tenido confianza en mí.

59 Cuando era niño mis padres abusaban de su autoridad.

60 Cada vez que trato de pensar en los aspectos buenos de mis


padres, recuerdo los malos.
61 Tengo la sensación de haber sido un niño rechazado.

62 Mis padres no podían evitar controlarlo todo, mi apariencia, mis


resultados escolares e incluso mis amigos.
63 Cuando era niño había peleas insoportables en casa.

64 En mi familia vivíamos aislados de los demás.

65 Es importante que el niño(a) aprenda a obedecer.

66 Cuando niño, mis seres queridos me hacían sentir que les gusta-
ba compartir su tiempo conmigo.
67 Cuando recuerdo mi infancia siento un vacío afectivo.

68 La idea de separarme momentáneamente de uno de mis seres


queridos, me deja una sensación de inquietud.
69 Hay un buen entendimiento entre los miembros de mi familia.

70 Durante mi niñez, sufrí la indiferencia de mis seres queridos.

71 A menudo, me siento preocupado sin razón por la salud de mis


seres queridos.

92
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

ANEXO II

CaMir y sus ítemes presentados por escalas. Traducción para Chile


(2006), del original de Pierrehumbert et al. (1996), utilizada en la valida-
ción chilena.

Prototipos
Escala Nº Ítem Seg. Rech. Preoc.
A 7 Desearía que mis hijos fueran 3 4 5
más autónomos o independien-
tes de lo que yo he sido
35 Mis padres no se han dado 3 5 4
cuenta que un niño(a), cuando
crece, tiene necesidad de tener
su propia vida
39 Cuando niño me preocupaba 2 2 5
que me abandonaran
48 Yo era un niño miedoso 2 1 4
54 Cuando niño, se preocupaban 2 3 4
tanto por mi salud y mi seguri-
dad, que me sentía atrapado
62 Mis padres no podían evitar con- 2 4 4
trolarlo todo, mi apariencia, mis
resultados escolares e incluso
mis amigos
B 20 Saber que alguno de mis seres 3 1 5
queridos tiene problemas me
preocupa tanto que no puedo
concentrarme en otra cosa
22 Siempre estoy preocupado por 4 1 5
la pena que podría causar a mis
seres queridos si los dejara
32 Tengo la sensación que nunca 4 1 5
superaría la muerte de uno de
mis seres queridos
56 Cuando me alejo de mis seres 3 1 5
queridos, no me siento bien con-
migo mismo

93
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

Prototipos
Escala Nº Ítem Seg. Rech. Preoc.
B 68 La idea de separarme momen- 3 1 5
táneamente de uno de mis seres
queridos, me deja una sensa-
ción de inquietud
71 A menudo, me siento preocupa- 3 1 5
do sin razón por la salud de mis
seres queridos
C 2 Cuando niño me dejaban po- 2 3 4
cas oportunidades para tener
mis propias experiencias
26 En mi adolescencia, nunca na- 3 4 4
die de mi entorno entendía real-
mente mis preocupaciones
41 No me han preparado psicoló- 3 2 5
gicamente lo suficiente para la
realidad de la vida
52 Tengo la sensación de no haber 2 2 5
podido apoyarme en el ambien-
te donde crecí (familia, amigos,
barrio, trabajo)
55 Cuando niño, me inculcaron el 1 3 4
temor a expresar mi opinión per-
sonal
64 En mi familia vivíamos aislados 2 3 4
de los demás
D 9 Cuando niño, sabía que siempre 5 2 1
encontraría consuelo en mis se-
res queridos
21 Cuando niño, encontré suficien- 4 3 2
te cariño en mis seres queridos
como para no buscarlo en otra
parte
40 Cuando niño me estimularon a 4 1 2
compartir mis sentimientos
53 Aunque no sea cierto, yo siento 5 4 1
que tuve los mejores padres del
mundo
58 Mis padres siempre han tenido 5 3 1
confianza en mí

94
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

Prototipos
Escala N° ítem Seg. Rech. Preoc.
D 66 Cuando niño, mis seres queridos 5 2 3
me hacían sentir que les gustaba
compartir su tiempo conmigo
E 1 En mi familia, las situaciones vivi- 4 1 1
das por cada uno en ambientes
fuera de la familia son una fuen-
te de conversación y de enri-
quecimiento para todos
4 En mi familia, cada uno expre- 4 2 1
sa sus emociones sin temer a las
reacciones de los otros
18 Frecuentemente dedico tiempo 4 1 3
a conversar con mis seres queri-
dos
27 En mi familia, cuando uno de 5 1 5
nosotros tiene un problema, los
otros se sienten involucrados
36 Me siento en confianza con mis 5 2 1
seres queridos
69 Hay un buen entendimiento en- 4 3 2
tre los miembros de mi familia
F 6 En caso de necesidad, estoy se- 5 1 1
guro que puedo contar con mis
seres queridos para encontrar
consuelo
10 Pienso que he sabido devolver 4 3 2
a mis padres el cariño que ellos
me han dado
11 Las relaciones con mis seres que- 5 5 2
ridos durante mi niñez me pare-
cen, en general, positivas
19 Mis seres queridos siempre me 5 5 2
han dado lo mejor de sí mismos
25 Me gusta pensar en mi niñez 4 2 2
28 Actualmente, creo comprender 4 2 2
las actitudes de mis padres du-
rante mi niñez

95
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

Prototipos
Escala Nº Ítem Seg. Rech. Preoc.
G 15 Cuando niño, a menudo mis se- 2 4 3
res queridos se mostraban impa-
cientes e irritables
29 Mis deseos de niño no eran muy 2 4 4
tomados en cuenta por los adul-
tos de mi entorno
30 Cuando era niño los adultos me 3 4 4
parecían preocupados, sobre-
todo, por sus propios problemas
31 Cuando era niño teníamos mu- 3 4 4
cha dificultad para tomar deci-
siones en familia
38 En mi familia de origen, conver- 3 5 3
sábamos más sobre los demás
que sobre nosotros mismos
70 Durante mi niñez, sufrí la indife- 1 3 2
rencia de mis seres queridos
H 12 Detesto el sentimiento de de- 4 5 2
pender de los demás
14 Sólo cuento conmigo para resol- 3 5 1
ver mis problemas
17 Para poder superar una pérdida 3 5 1
o un duelo, es mejor no lamen-
tarse demasiado
I 13 Aunque sea difícil de admitir, 2 2 5
siento cierto rencor hacia mis
padres
47 No me han dejado disfrutar mi 1 2 3
niñez
57 Nunca he tenido una verdadera 1 5 2
relación con mis padres
60 Cada vez que trato de pensar 1 2 4
en los aspectos buenos de mis
padres, recuerdo los malos
67 Cuando recuerdo mi infancia 1 5 1
siento un vacío afectivo

96
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

Prototipos
Escala Nº Ítem Seg. Rech. Preoc.
J 3 Las amenazas de separación o 2 4 3
de ruptura de los lazos familia-
res, son parte de mis recuerdos
infantiles
33 Cuando era niño le tenía miedo 2 3 3
a mis padres
45 Cuando niño tuve que enfren- 1 3 3
tarme a la violencia de uno de
mis seres queridos
59 Cuando era niño mis padres 1 4 3
abusaban de su autoridad
61 Tengo la sensación de haber 1 2 2
sido un niño rechazado
63 Cuando era niño había peleas 2 3 3
insoportables en casa
K 37 Realmente no me acuerdo 3 5 2
de qué manera veía las cosas
cuando era niño
46 No logro tener una idea clara de 3 4 4
mis padres y de la relación que
yo tenía con ellos
51 Tengo dificultad para recordar 3 5 1
con precisión los acontecimien-
tos de mi infancia
L 5 Mis padres eran incapaces de 1 3 3
tener autoridad cuando era ne-
cesario
16 Cuando era niño, mis padres ha- 3 3 3
bían renunciado a su papel de
padres
23 Cuando era niño me dejaban 3 4 2
hacer todo lo que yo quería
42 Mis padres me dieron demasia- 2 3 3
da libertad para hacer todo lo
que yo quería
44 Cuando niño, hacía que los 1 3 3
adultos se enfrentaran entre
ellos para conseguir lo que yo
quería

97
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

Prototipo
Escala N° ítem Seg. Rech. Preoc.
M 8 En la vida familiar el respeto a los 5 4 2
padres es muy importante
24 Los adultos deben controlar sus 3 5 1
emociones hacia los niños, ya
sean de felicidad, de amor o de
rabia
34 Los niños deben sentir que existe 4 3 3
una autoridad respetada dentro
de la familia
43 Los padres deben mostrarle a su 5 2 3
hijo(a) que ellos se quieren
49 Es esencial trasmitir al niño(a) el 5 2 4
sentido de la familia
65 Es importante que el niño(a) 4 4 3
aprenda a obedecer

98
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

ANEXO III
UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL MAULE
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD
DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA

Adaptación y validación del instrumento


De evaluación de apego en el adulto CaMir

DUDAS COMUNES EN LA APLICACIÓN DEL CAMIR:


ALGUNAS ACLARACIONES PERTINENTES

No Ítem Aclaración
35 Mis padres no se han dado El sujeto tiene que recordar
cuenta que un niño(a), cómo fue cuando él dejó de ser
cuando crece, tiene necesi- niño y si los padres en ese mo-
dad de tener su propia vida. mento se dieron cuenta de que
necesitaba su propia vida.
22 Siempre estoy preocupado “Si los dejara” puede tener que
por la pena que podría cau- ver con que el sujeto se aleje fí-
sar a mis seres queridos si los sicamente o se muera.
dejara.
38 En mi familia de origen, con- Si es una persona que aún no
versábamos más sobre los forma su propia familia, contes-
demás que sobre nosotros ta en relación a su familia ac-
mismos. tual; una persona de 25 años,
por ejemplo, que vive con sus
padres.
26 En mi adolescencia, nunca “Entorno” se refiere a la red so-
nadie de mi entorno enten- cial en general; padres, herma-
día realmente mis preocu- nos, tíos, abuelos, etc.
paciones.
64 En mi familia vivíamos aisla- Puede ser aislamiento físico o
dos de los demás. social.
29 Mis deseos de niño no eran “Entorno” se refiere a la red so-
muy tomados en cuenta por cial en general; padres, herma-
los adultos de mi entorno. nos, tíos, abuelos, etc.

99
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

ANEXO IV

CaMir

Nombre: .................................................... Edad: ............................


Lugar: ......................................................... Fecha: ..........................

Etapa 1 (clasificación libre)

A B C D E

Etapa 2

A B C D E
12 tarjetas 15 tarjetas 17 tarjetas 15 tarjetas 12 tarjetas

100
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

ANEXO V

CaMir

Nombre: .................................................... Edad: ............................


Lugar: ......................................................... Fecha: ..........................

Nº Etapa 1 Etapa 2 36
1 37
2 38
3 39
4 40
5 41
6 42
7 43
8 44
9 45
10 46
11 47
12 48
13 49
14 50
15 51
16 52
17 53
18 54
19 55
20 56
21 57
22 58
23 59
24 60
25 61
26 62
27 63
28 64
29 65
30 66
31 67
32 68
33 69
34 70
35 71

101
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

102
103
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

104
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

VALIDACIÓN CHILENA DEL


CUESTIONARIO DE EVALUACIÓN DE
APEGO EN EL ADULTO CAMIR
Chilean validation of the questionnaire of attachment
evaluation in the adult CAMIR
Recibido: enero de 2008
Aprobado: marzo de 2009

Lusmenia Garrido
Universidad Católica del Maule, Chile
María Pía Santelices
Pontificia Universidad Católica de Chile
Blaise Pierrehumbert
Université de Lausanne, Suiza
Iván Armijo
Pontificia Universidad Católica de Chile

Correspondencia: Lusmenia Garrido, Universidad Católica del Maule,


Chile.
Correo Electrónico: lgarrido@ucm.cl
La elaboración de este artículo contó con el financiamiento otorgado
por el Proyecto Interno N 8.1.4.11. de la Universidad Católica del Maule,
y el Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico, FONDECYT
Nº 7060155

Revista Latinoamericana de Psicología | Volumen 41 | Nº 1 | p. 81-98 | 2009 | ISSN 0120-0534

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Cuadernos Académicos UCMaule | 4

Resumen

El objetivo de esta investigación fue examinar la confiabi-


lidad y validez del instrumento de evaluación de apego en el
adulto, “Cartes: Modèles Individuels de Relation (CAMIR)”, en
la realidad sociocultural chilena. Este instrumento, basado en la
teoría del apego, es un cuestionario de auto-reporte que eva-
lúa los modelos operativos internos en adultos y otras escalas re-
lacionadas al apego. Los participantes fueron 578 sujetos, 204
hombres y 374 mujeres, con edades entre 14 y 80 años. Los su-
jetos completaron el CAMIR y medidas de vínculo y sintomato-
logía actual, a través del Parental Bonding Instrument (PBI) and
Outcome Questionnaire OQ-45.2. A través del análisis estadístico
de los resultados se evaluaron las características psicométricas
del test y se analizó la posibilidad de generar normas locales
para la prueba. Los resultados confirmaron que el CAMIR es un
instrumento confiable y válido en la evaluación de los modelos
internos de relación en adultos.

Palabras clave: CAMIR, modelos, apego, adultos.

106
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

Abstract

This study was designed to estimate the validity and reliabi-


lity of the “Cartes: Modèles Individuels de Relation (CAMIR)”, in
Chile. This inventory, based on attachment′s theory, it′s a auto-
questionnaire evaluates the working models in adults and other
scales relating to attachment. Participants were 578 individuals,
204 males and 374 females, 14 a 80 years old. Individuals com-
pleted the CAMIR and measures of bond and actual symptoms,
with the Parental Bonding Instrument (PBI) and Outcome Ques-
tionnaire OQ-45.2. The general norms were obtained according
to a statistical analysis of the results and to an evaluation of the
psychometric characteristics of the test. The results confirmed
that the psychometric characteristics of the CAMIR make it a re-
liable and valid tool to assess working models in adults.

Key words: CAMIR, models, attachment, adults.

Revista Latinoamericana de Psicología | Volumen 41 | Nº 1 | p. 81-98 | 2009 | ISSN 0120-0534

107
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

Introducción

La teoría del apego (Bowlby, 1969, 1986, 1989, 1998) es con-


cebida como una tendencia de los seres humanos a establecer
vínculos afectivos sólidos con personas determinadas a través
de la vida. En la actualidad, la teoría constituye una de las cons-
trucciones teóricas más sólidas e influyentes en distintas áreas
de la psicología y cuenta con importante investigación empírica
(Hazan & Shaver, 1994a; Marrone, 2001; Rholes & Simpson, 2004;
Shaver & Mikulincer, 2002b).

La experiencia del niño con sus cuidadores tiene un rol fun-


damental en la capacidad posterior de establecer vínculos
afectivos; es importante que el niño pueda depender de sus
figuras de apego y que éstas puedan contener y proteger al
niño cuando lo necesita. Esto tendría que ver con lo que Bowlby
(1969, 1986, 1989) identificó como modelo operativo interno, ″in-
ternal working model″, que se define como una representación
mental de sí mismo y de las relaciones con los otros, y que ha-
cen posible anticipar, interpretar y responder a la conducta de
sus figuras de apego, ya que integran experiencias presentes y
pasadas en esquemas cognitivos y emocionales. Estos modelos,
construidos a partir de las relaciones con las figuras de apego
(West & Sheldon-Keller, 1999), se organizan como patrones de
pensamientos, memoria, sensaciones y sentimientos acerca de
las relaciones tempranas y sirven de guía para futuras relacio-
nes interpersonales significativas (Benoit & Parker, 1994; Fonagy,

108
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

Steele & Steele, 1991; Fonagy et al., 1995; Pietromonaco & Feld-
man, 2000).

Para Bretherton (1990, 1997, 2005), la propuesta de Bowlby


en relación a los modelos operantes internos es uno de los con-
ceptos más relevantes de su legado, en la medida que forma la
base desde la cual los sujetos inician y mantienen otras relacio-
nes cercanas. Además, serían relativamente estables a lo largo
del ciclo vital (Bretherton, 1999; Fonagy, 1999). Este concepto es
clave en la medición o evaluación del apego en el adulto; si
bien en las primeras décadas el esfuerzo se orientó a la eva-
luación del apego en niños a través de comportamientos espe-
cí- ficos (Ainsworth, Blehar, Waters & Wall, 1978), en las últimas
décadas se ha producido un creciente interés por estudiar el
apego en el adulto (Shaver & Mikulincer, 2002a; Simpson & Rho-
les, 2002; West & Sheldon-Keller, 1999), siendo las representacio-
nes y modelos internos conceptos centrales (Collins, Guichard,
Ford & Feeney, 2004).

Una de las primeras propuestas en este ámbito, fue la Entre-


vista de Apego Adulto o Adult Attachment Interview, descrita
con la sigla AAI, y creada por Mary Main (Marrone, 2001). Esta
entrevista es una medida representacional basada en la narra-
tiva de los sujetos de su propia historia de apego; el énfasis está
en las representaciones mentales de las relaciones padre-hijo
(Shaver & Mikulincer, 2002b). Si bien es una de las entrevistas más
utilizadas en la actualidad (Maier, Bernier, Pekrun, Zimmermann

Revista Latinoamericana de Psicología | Volumen 41 | Nº 1 | p. 81-98 | 2009 | ISSN 0120-0534

109
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

& Grossmann, 2004), tiene ciertas desventajas que la hacen más


inaccesible, ya que requiere un entrenamiento costoso, realiza-
do en pocos lugares del mundo y un conocimiento importan-
te de la teoría del apego (Martínez & Santelices, 2005). Por otro
lado, Carnelley y Brennan (2002) alertan en relación a la subjeti-
vidad que existe en la codificación de la trascripción de la AAI,
lo que podría implicar errores en la categorización de los sujetos.

Luego de estos primeros intentos y hasta la actualidad, ha


sido enorme la diversificación en la medición del apego adulto,
poniéndose énfasis distintos en su conceptualización, en la for-
ma de evaluar, en el foco de la evaluaci ón, en el tipo de instru-
mentos utilizados, etc. (Bartholomew, 1994; Bifulco, 2002; Casullo
& Fernández, 2005; Griffin & Bartholomew, 1994; Harris, 2002; Ja-
cobvitz, Curran & Moller, 2002; Martínez & Santelices, 2005; Hazan
& Shaver, 1994b; Shaver & Mikulincer, 2002a; Shaver & Mikulincer,
2004; Stein, Jacobs, Ferguson, Allen & Fonagy, 1998; Stein et al.,
2002).

Martínez y Santelices (2005) presentan una exhaustiva re-


visión de la evaluación del apego y señalan que en Chile no
existe una tradición en la investigación del apego en adultos,
insistiendo además en la escasez de literatura nacional en esta
temática. Lo anterior aumenta la relevancia de la presente in-
vestigación, al permitir contar con un instrumento validado en
población chilena.

110
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

CAMIR: Cartes, Modèles Individuels de Relation

Cartes, Modèles Individuels de Relation (CAMIR), es un cues-


tionario de autoreporte para acceder a los modelos operativos
internos en adultos. Este cuestionario fue creado por Pierrehum-
bert et al. (1996) en Lausanne, Suiza. Su objetivo es la evaluación
de las estrategias relacionales del adulto, suponiendo la existen-
cia de un modelo de sí mismo y del otro en las relaciones inter-
personales (Pierrehumbert et al., 1996).

Para la construcción de CAMIR, el objetivo fue crear un


instrumento que enfatizara en primer lugar las relaciones en la
infancia, pero igualmente lograra dar cuenta de las represen-
taciones de las personas en cuanto a sus necesidades emocio-
nales y las de los demás. Se trataría de conocer, por una parte,
la apreciación actual de la persona acerca de las relaciones de
vínculo en la infancia y, por otra, las características del sistema
de intercambio interpersonal en su medio familiar actual. Así, los
ítemes se definieron para cubrir 4 niveles de realidad: el presente
(preguntas relativas a la familia actual), el pasado (preguntas
destinadas a captar elementos de la experiencia pasada con
los padres), el estado de ánimo (preguntas concernientes a la
apreciación actual de la implicación de los padres en un nivel
de elaboración, más que a los recuerdos o experiencia real) y
las generalizaciones (representación generalizada y semántica
de la parentalidad y de las necesidades emocionales de niños
y adultos). En cada uno de estos niveles, los ítemes exploran las

Revista Latinoamericana de Psicología | Volumen 41 | Nº 1 | p. 81-98 | 2009 | ISSN 0120-0534

111
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

estrategias relacionales, a) estrategia primaria: la persona valora


el apoyo social y la seguridad relacional (prototipo seguro) y b)
estrategia secundaria: la persona valora la independencia en
desmedro del apoyo relacional (prototipo rechazante) o, por el
contrario, valora la implicación interpersonal en desmedro de la
autonomía (prototipo preocupado).

La fuente para la obtención de los ítemes fue la literatura,


entrevistas clínicas e instrumentos ya existentes. La base original
estuvo constituida por 1500 ítemes; se procedió a reducciones
sucesivas por consenso para eliminar redundancias, pasando a
251 ítemes que constituyeron un precuestionario Bi-Mir, que fue
aplicado a 368 personas de Suiza y Francia. Se realizó un estu-
dio de validación del instrumento, utilizando un análisis factorial
en rotaciones varimax, sobre los 251 ítemes de 339 cuestionarios
completos. Se aislaron 13 factores (A a M), con un total de 72
ítemes, cuya consistencia interna para los 13 factores son: .72,
.70, .81, .82, .78, .70, .81, .48, .85, .78, .71, .71, .71. Estos 72 ítemes
constituyeron el cuestionario definitivo CAMIR, reagrupados en
las siguientes escalas:

Escala A: Interferencia Parental (IP); Escala B: Preocupación


Familiar (PF); Escala C: Resentimiento de Infantilización (RI); Esca-
la D: Apoyo Parental (AP); Escala E: Apoyo Familiar (AF); Esca-
la F: Reconocimiento de Apoyo (RA); Escala G: Indisponibilidad
Parental (IP2); Escala H: Distancia Familiar (DF); Escala I: Resen-
timiento de Rechazo (RR); Escala J: Traumatismo Parental (TP);

112
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

Escala K: Bloqueo de Recuerdos (BR); Escala L: Demisión Parental


(DP); Escala M: Valorización de la Jerarquía (VJ).

Las escalas ABC se aproximan a la noción de preocupa-


ción, las escalas DEF son relativas a la autonomía, las escalas
GHI evocan lo rechazante, las escalas JK se relacionan con la
no-resolución y las escalas LM son relativas a la estructuración
del medio familiar.

De tal manera, el cuestionario definitivo mantuvo 72 ítemes,


los que fueron transcritos cada uno sobre una carta. La aplica-
ción, que dura aproximadamente 30 minutos, implica la utili-
zación del cuestionario de dos maneras diferentes: en formato
Likert y en formato Q-Sort.

En una primera etapa se solicita al sujeto repartir las 72 car-


tas en cinco montones, desde muy verdadero, verdadero, ni
verdadero ni falso, falso, a muy falso, teniendo puntajes de 1 a
5. Posteriormente, se procede al procedimiento Q-Sort o de dis-
tribución forzada, solicitando al sujeto retomar su elección de
manera que cada montón tendrá un número determinado de
cartas, indicado en la tarjeta. Este procedimiento es muy intere-
sante, ya que disminuye la deseabilidad social y permite explo-
rar aspectos significativos de la experiencia personal del sujeto.
Se dispone de tres prototipos de Q-Sorts: el prototipo rechazante,
preocupado y seguro. De este modo, el CAMIR entrega puntajes
en 13 factores de variables relacionadas a los patrones de ape-

Revista Latinoamericana de Psicología | Volumen 41 | Nº 1 | p. 81-98 | 2009 | ISSN 0120-0534

113
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

go y además entrega puntajes en cada uno de los prototipos


de apego (seguro, rechazante y preocupado), describiendo al
caso predominante.

Dentro de las ventajas de la aplicación de este instrumen-


to se cuenta que: a) evalúa el concepto de apego en forma
más integral a las pruebas validadas preliminarmente en Chile,
con base en la AAI, considerando además el pasado, presente
y el estado de ánimo, y b) su aplicación puede ser realizada
de manera económica y rápida, con encuestadores que no
necesitan una capacitación tan exclusiva como los de la AAI.
Otra ventaja importante es que logra mezclar dos sistemas de
clasificación: el categorial y el dimensional, lo que implica una
mayor riqueza en el análisis, menores pérdidas de información y
mayor utilidad en el ámbito clínico. De hecho, algunos autores
contemporáneos sugieren que las mediciones basadas en pro-
totipos, puede ser más adecuada en el apego adulto (Griffin &
Bartholomew, 1994), considerando que es difícil que los sujetos
correspondan en forma exacta a un patrón de apego dadas las
distintas influencias pasadas y las influencias específicas de rela-
ciones y situaciones presentes en sus relaciones de apego. Por
último, el CAMIR ha sido utilizado ampliamente en investigación,
reafirmando su confiabilidad - validez y la posibilidad de realizar
investigación transcultural (Miljkovitch, Pierrehumbert, Karmanio-
la, Bader & Halfon, 2005; Pierrehumbert et al., 2002).

114
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

El presente estudio tiene como objetivo central adaptar y


validar el instrumento de evaluación de estilos de apego en el
adulto CAMIR para su uso en la población Chilena. Con este
objetivo, se analizó la adecuación lingüística del test, la confia-
bilidad obtenida por sus escalas y la validez del instrumento en
sus distintos niveles: Aparente o Face, Contenido, Constructo y
Convergente (Anastasi & Urbina, 1997). Como pruebas de con-
traste se utilizan el PBI y el OQ-45.2, ambos instrumentos valida-
dos en Chile. El PBI posee indicadores estadísticos que muestran
un buen nivel en su confiabilidad y validez (Melis et al., 2001),
evaluando escalas de cuidado (apunta a la presencia o au-
sencia de éste, y es definido como afectuosidad, contención
emocional, empatía y cercanía o frialdad emotiva, indiferencia
y negligencia) y sobreprotección (alude a la presencia o ausen-
cia de ésta y se define como control, sobreprotección, intrusión,
contacto excesivo, infantilización y prevención de la conducta
autónoma), permitiendo obtener estilos de vínculo parental que
pueden transformarse a categorías clásicas de apego.

Por otra parte, existe abundante evidencia de la relación


existente entre estilos de apego y psicopatología, reportada en
una gran cantidad de investigaciones y que apunta a mayo-
res problemáticas en los estilos de apego inseguros (Allen et al.,
2001; Andersson & Perris, 2000; Crittenden, 1995; Green & Gold-
wyn, 2002; Muris, Mayer & Meesters, 2000). De este modo, se es-
pera confirmar que existan diferencias en los puntajes obtenidos
en el OQ-45.2, entre los distintos estilos de apego evaluados a

Revista Latinoamericana de Psicología | Volumen 41 | Nº 1 | p. 81-98 | 2009 | ISSN 0120-0534

115
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

través del CAMIR, tendiendo los estilos inseguros a presentar pun-


tajes más elevados en las escalas del OQ-45.2.

De esta manera, los objetivos específicos de esta investiga-


ción fueron: a) adaptar los ítemes del CAMIR a la realidad social
y cultural chilena desde un punto de vista lingüístico y semánti-
co, b) evaluar validez aparente, de contenido, de constructo y
convergente del instrumento adaptado, y c) analizar la consis-
tencia interna de CAMIR, sus escalas y prototipos.

Método

Participantes

Se evaluó un total de 578 sujetos (374 mujeres y 204 hom-


bres), provenientes de la Región Metropolitana (n=193) y del
Maule (n=385) de Chile. Se utilizó un proceso de muestreo mixto.
En el caso de la Región Metropolitana, el muestreo se hizo entre
madres que asistían a programas de promoción de apego segu-
ro y que constituyeron la muestra de la primera evaluación de
la adaptación chilena del test, a la que se agregó una muestra
universitaria que permitió representar a personas de distinto sexo
y nivel socioeconómico (NSE). En el caso de la Región del Maule,
se hizo un muestreo aleatorio simple entre alumnos, docentes y
funcionarios de la Universidad Católica del Maule (con base en
los registros académicos universitarios) y entre funcionarios del

116
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

Hospital Regional de Talca (con base en los registros del hospi-


tal). La edad promedio de hombres (M: 27.28, DE: 10.92) y muje-
res (M: 26,63, DE: 10,29), no muestra diferencias estadísticamente
significativas (t=0,72, p=0,47). El 77% de la muestra se encuentra
en el rango joven, de 14 a 30 años (n=445), mientras que el 33%
restante está en el rango adulto, de 31 a 80 años (n=133). La
clasificación por NSE se pudo obtener en forma confiable para
el 82,2% de la muestra (n=475), con un 26.9% de sujetos de NSE
bajo, 59.4% de NSE medio y 12.4% de sujetos con NSE alto. Todos
los sujetos aceptaron voluntariamente participar en el estudio,
obteniéndose el consentimiento informado correspondiente y la
aprobación de los comités de ética de las instituciones corres-
pondientes.

Instrumentos

CAMIR (Cartes, Modèles Individuels de Relation)

Se midió los modelos internos de relación y las estrategias


relacionales de los individuos o prototipos de apego; estrategia
primaria: seguro y estrategia secundaria: rechazante-preocupa-
do, además de las 13 escalas ya se ñaladas en el apartado an-
terior. Se utilizaron 71 de los 72 ítemes originales del CAMIR (Pie-
rrehumbert et al., 1996), con formato de respuesta tipo Likert de
1 a 5 (desde muy verdadero, verdadero, ni verdadero ni falso,
falso a muy falso) y en la segunda etapa se agrega el procedi-
miento Q-Sort, en que se obliga al sujeto a dejar una cantidad

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Cuadernos Académicos UCMaule | 4

específica de cartas en cada categoría (desde muy verdadero,


verdadero, ni verdadero ni falso, falso a muy falso).

Parental Bonding Instrument (PBI)

Adaptado en Chile por Albala y Sepúlveda (1997) y estan-


darizado por Melis et al. (2001). El PBI es un cuestionario de au-
torreporte, desarrollado por Parker, Tupling y Brown en 1979, que
mide la percepción de la conducta y actitud de los padres en
relación con el sujeto en su infancia y adolescencia. El cuestio-
nario posee un total de 25 ítemes, que se contestan en forma se-
parada en relación a los recuerdos con el padre y con la madre;
en este estudio sólo se contestó en relación con la madre. Cada
ítem se puntúa a través del método Likert y éstos componen dos
escalas: cuidado (apunta a la presencia o ausencia de éste, y
es definido como afectuosidad, contención emocional, empa-
tía y cercanía o frialdad emotiva, indiferencia y negligencia), y
sobreprotección (alude a la presencia o ausencia de ésta y se
define como control, sobreprotección, intrusión, contacto ex-
cesivo, infantilización y prevención de la conducta autónoma)
(Melis et al., 2001). A partir de los puntajes se pueden elaborar
cinco tipos de vínculos parentales: vínculo óptimo, ausente o
débil, constricción cariñosa, control sin afecto y promedio entre
ambas escalas. En la adaptación Chilena, el PBI obtuvo buenos
niveles de confiabilidad (con a de Cronbach entre .78 y .93) y
logró replicar la estructura factorial de la versión original. Para

118
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

efectos del presente estudio se consideró un vínculo positivo la


obtención de puntajes medios y altos de cuidado asociados a
baja sobreprotección, un vínculo medio cuando se obtienen
puntajes medios de cuidado y medios de sobreprotección, y
vínculo negativo cualquier combinación que incluya alta sobre-
protección o bajo cuidado.

Este instrumento ha sido utilizado ampliamente a nivel mun-


dial (Manassis, Owens, Adam, West, & Sheldon-Keller, 1999; Man-
cini, D′Olimpio, Prunetti, Didonna, & Del Genio, 2000; Cheng &
Furnham, 2004; Favaretto, Torresani & Zimmerman, 2001; Myhr,
Sookman & Pinard, 2004; Willinger, Diendorfer-Radner, Willnauer,
Jorgl & Hager, 2005).

OQ-45.2

Validado y adaptado para Chile el año 2001 por De la Parra,


Von Bergen y Del Río, el OQ-45.2 es un cuestionario autoadmi-
nistrado que permite evaluar patología y que logra discriminar
poblaciones consultantes y controles. Fue creado por Lambert
et al. (1996) y ha sido utilizado ampliamente en investigación
(Correa et al., 2006; Florenzano, Artero, Gonzalez, Martínez & Or-
tega, 2005). El instrumento consta de 45 ítemes que se puntúan
a través del método Likert, y que abarcan tres dominios de pro-
blemáticas de personas en búsqueda de ayuda psicoterapéuti-
ca: a) síntomas y malestar subjetivo con 25 ítemes, b) relaciones

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Cuadernos Académicos UCMaule | 4

interpersonales con 11 ítemes y c) rol social con 9 ítemes. Los au-


tores reportan una alta capacidad de discriminación del instru-
mento, tanto entre pacientes y controles, como en la población
misma, según el grado subjetivo de perturbación psicológica.
Los índices de confiabilidad por métodos α de Cronbach fluc-
túan entre .65 y .88 para las sub-escalas y .91 para la escala total.
El OQ-45.2 se utilizó como criterio externo de validación para los
resultados del CAMIR, dada la evidencia acerca de asociación
significativa entre estilos de apego y psicopatología (Allen et al.,
2001; Andersson & Perris, 2000; Benony, Peny, Gianoli, Hernández
& Larome, 2001; Crittenden, 1995; Green & Goldwyn, 2002; Muris,
Mayer & Meesters, 2000).

Procedimiento

El proceso de adaptación del CAMIR siguió los pasos típi-


cos de adaptación y validación de test. La versión chilena se
construyó sobre la base de la traducción y retraducción de la
versión francesa del test (Pierrehumbert et al., 1996), siendo ésta
aprobada por el autor principal del test. La versión en español
fue evaluada por un grupo de jueces expertos, quienes verifica-
ron tanto la validez de contenido del test, como la adecuación
de la redacción de los ítemes a las formas lingüísticas chilenas. A
partir de este análisis, y luego de una aplicación piloto con una
muestra reducida para verificar la comprensión de los ítemes,
se decidió eliminar el ítem 70 (″De niño(a), a menudo tenía la

120
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

sensación que mis seres queridos no estaban muy seguros de la


validez de sus exigencias″), dado que se lo consideró confuso
para la población chilena, ajustando los cálculos de escala co-
rrespondientes. La versión final fue aplicada a la muestra, obte-
niendo los puntajes por escala y por tipo de apego para cada
individuo. Se calcularon los estadísticos descriptivos para cada
escala, la consistencia interna (a de Cronbach) y la homogenei-
dad (correlación inter-ítem) de cada escala y del test general. Se
analizaron las correlaciones inter-escala y la estructura factorial
interna de los ítemes como forma de verificación de la validez
de constructo. Finalmente, se analizó la validez concurrente del
test verificando la asociación obtenida entre los tipos de apego
CAMIR y la calidad del vínculo detectada por el PBI, así como la
asociación de los distintos tipos de apego CAMIR con los niveles
de patología detectados por el OQ-45.

Resultados

Los puntajes escalares del test CAMIR se calculan con base


en las medias de los puntajes de los ítemes que las componen.
De esta manera, todas las escalas pueden obtener puntajes
que fluctúan entre 1 y 5 puntos, donde un mayor puntaje indica
mayor presencia de la dimensión medida. Dadas estas restric-
ciones, es esperable obtener medias entre 2 y 3 puntos y una
distribución relativamente normal de los puntajes.

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Cuadernos Académicos UCMaule | 4

Por su parte, las dimensiones de apego son evaluadas ini-


cialmente por medio de una correlación de un patrón están-
dar de respuesta representativo de cada estilo con el perfil de
respuesta de cada sujeto. De esta forma, los puntajes pueden
fluctuar entre -1 y 1, donde a mayor puntaje se registra un mayor
nivel de ajuste con cada patrón de apego.

A partir de estos datos se calcula el puntaje estandarizado


con el cual se puede clasificar el estilo de apego dominante,
comparando los puntajes obtenidos en cada escala por el su-
jeto y asignándolo a la categoría de la escala donde obtiene
un puntaje mayor. Con este criterio, la distribución por tipo de
apego en base a los puntajes Q originales y en la versión chilena
se muestra en la tabla 1.

Tabla 1
Clasificación obtenida según tipo de apego dominante en base a nor-
ma original o puntajes muestrales

Tipo de apego detectado Según norma En base a puntajes


original en Chile
n (%) n (%)
Apego Seguro 367 (63.5%) 297 (51.4%)
Apego Rechazante 72 (12.5%) 118 (20.4%)
Apego Preocupado 128 (22,1%) 143 (24.7%)
Apego Desorganizado 11 (1.9%) 20 (3.5%)

No se encontraron diferencias significativas por sexo en los


puntajes obtenidos en las escalas de apego (p>0.01 en todos
los casos), ni en la clasificación categorial de apego obtenida,

122
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

indistintamente de usar la norma original (χ2 (3, n=578)=8.767,


p=0.033), o la adecuación a puntajes chilenos (χ2 (3, n=578)=8.162,
p=0.043). Tampoco se encontraron diferencias significativas al
comparar los puntajes escalares obtenidos según NSE, ni una aso-
ciación entre el NSE y el tipo de apego predominante.

En cuanto a la variable edad, no se detectaron asociacio-


nes significativas de los puntajes estandarizados en las escalas
de apego con la edad reportada por los sujetos (-0.055 = r =
0.047, p>0.05), ni tampoco diferencias en la edad de los grupos
de tipo de apego detectados (Norma original: F (3,574)=.703,
p=.55; Norma muestral: F (3,574)=1.12, p=.34).

Análisis de Confiabilidad del Test

En relación a la consistencia interna, las escalas mostraron


niveles adecuados de confiabilidad, similares a los obtenidos en
la validación del test original, salvo en las Escalas de Interferen-
cia Parental (a=.54), Distancia Familiar (a=.33), Demisión Paren-
tal (a=.39) y Valoración de Jerarquía (a=.33). De estas, la escala
de Distancia Familiar ya presentaba niveles bajos de consisten-
cia en la versión original del test, de modo que no representa un
resultado inesperado. Sin embargo, las restantes tres escalas de-
berían ser revisadas para detectar posibles causas de los bajos
niveles de confiabilidad alcanzados.

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Cuadernos Académicos UCMaule | 4

El análisis de confiabilidad permitió detectar además, al-


gunos ítemes que sería recomendable eliminar, ya sea por su
efecto negativo sobre la consistencia interna de la escala o por
presentar asociaciones inter-ítem negativas. En particular, los
ítemes 54 (de Interferencia Parental), 53 (de Apoyo Parental),
17 (de Distancia Familiar), 50 (de Resentimiento de Rechazo), 46
(de Bloqueo de Recuerdos), 16 (de Demisión Parental), y 24 (de
Valoración de Jerarquía).

Tabla 2
Confiabilidad obtenida en la adaptación y validación chilena del CAMIR

Estudio Pre.estudio Adaptación Correlaciones


ESCALA Original Chile 2005 Chile 2007 inter-item
α (n=339) α (?n=90) α (n=578) Mín ↔ Max
Interferencia Parental 72 .72 .54 -.37 ↔ .36

Preocupación Familiar .70 .82 .78 .26 ↔ .54

Resentimiento de Infantilización .81 .73 .76 .19 ↔ .43

Apoyo Parental .82 .80 .78 .24 ↔ .53

Apoyo Familiar .78 .81 .80 .33 ↔ .46

Reconocimiento de Apoyo .70 .74 .77 .27 ↔ .52

Indisponibilidad Parental .81 .79 .78 .24 ↔ .48

Distancia Familiar .48 .48 .33 .10 ↔ .22

Resentimiento de Rechazo .85 .84 .82 .23 ↔ .58

Traumatismo Parental .78 .81 .79 .21 ↔ .59

Bloqueo de Recuerdos .71 .72 .61 .20 ↔ .60

Demisión Parental .71 .51 .49 -.01 ↔ .44

Valoración de Jerarquía .71 .61 .33 -.12 ↔ .41

124
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

Por su parte, las correlaciones observadas con las dimensio-


nes de apego general del test mantienen también una estruc-
tura coherente con lo esperado teóricamente, lo que reafirma
la validez de constructo del instrumento. En particular, el apego
seguro se asocia positivamente en forma estadísticamente signi-
ficativa con las dimensiones de Apoyo Familiar (r=.60), Parental
(r=.78) y Reconocimiento de Apoyo (r=.72) y negativamente con
Resentimiento de Infantilización (r=-,71), Indisponibilidad Parental
(r=-,73), Resentimiento de Rechazo (r=-.83) y Traumatismo Paren-
tal (r=-,76). El apego rechazante, posee sus mayores asociacio-
nes positivas con Resentimiento de Rechazo (r=.51) e Indisponi-
bilidad Parental (r=.50), mientras que las mayores asociaciones
negativas se encuentran con Apoyo Parental (r=-,59) y Familiar
(r=-.64). Por su parte, el estilo preocupado muestra asociaciones
positivas con Interferencia Parental (r=.63), Resentimiento de In-
fantilización r=.66) y Resentimiento de Rechazo (r=.63), y las ma-
yores asociaciones negativas con las escalas Apoyo Parental
r=-.55) y Reconocimiento de Apoyo (r=-.51). Finalmente, las es-
calas que consistentemente muestran baja asociación con los
distintos tipos de apego son: Bloqueo de Recuerdos, Demisión
Parental y Valoración de la jerarquía.

En relación con las dimensiones de apego preocupado y re-


chazante, muestran una asociación negativa con los puntajes
de apego seguro, y bastante baja entre sí, lo que concuerda
con lo esperado en base a la definición dada por la literatura a
cada uno de ellos.

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Cuadernos Académicos UCMaule | 4

La estructura interna del test fue explorada por medio de


un Análisis Factorial por Componentes Principales. El análisis pre-
vio de los datos mostró una buena adecuación muestral para
este tipo de análisis (KMO=.934, χ2 para prueba de esfericidad
de Bartlett (2485, N=578)=16517.6, p=.000), encontrándose un
total de 16 factores (eigenvalues>1), que explican el 59% de la
varianza total del instrumento. De estos, se decidió trabajar con
los primeros 8 factores, tomando como punto de corte el tener
al menos un 2% de varianza explicada, y estar compuesto por al
menos dos ítemes significativos en su estructura. La estructura de
cada factor se obtuvo por medio de una rotación oblicua de
tipo Oblimin, que permiti ó diferenciar más claramente las car-
gas factoriales. Dadas las restricciones de tamaño (consideran-
do que se cuenta con 71 ítemes), para la interpretación de los
factores se consideraron sólo aquellos ítemes con peso factorial
superior o igual a 0.4.

Los factores encontrados se detallan en la tabla 3. Puede ob-


servarse que la estructura factorial reconstruye completamente
las escalas de Preocupación Familiar (factor 2) y Apoyo Familiar
(factor 4), y parcialmente, Demisión Parental (factor 5), Bloqueo
de Recuerdos (factor 7) e Interferencia Parental (factor 8).

Por otro lado, las escalas de Apoyo Parental, Reconocimien-


to de Apoyo, así como las de Resentimiento de Infantilización,
Distancia Familiar y Resentimiento de Rechazo no aparecen re-
presentadas en la estructura latente detectada y más bien, se

126
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

mezclan en otras dimensiones detectadas. En particular, llama


la atención la detección de dos factores que mezclan ítemes
de diversas escalas teóricas del test: Percepción de Abandono
Infantil (factor 1) y Desconexión Emocional (factor 3), los que po-
drían ser considerados como alternativas para la generación de
nuevos sistemas de puntuación del test.

Dados los resultados obtenidos, se realizó un segundo aná-


lisis factorial, esta vez para detectar la estructura latente de las
escalas del CAMIR. Para favorecer la generación de una es-
tructura simple se trabajó con una rotación de tipo Equamax. El
análisis previo de los datos mostró que estos cumplían las condi-
ciones para realizar un análisis de este tipo (KMO=.901, χ2 para
prueba de esfericidad de Bartlett (78, N=578)=3840,72, p=.000).
Se detectaron 3 factores que explican el 65% de la varianza de
las escalas del CAMIR. Al analizar las cargas factoriales se obser-
va que la agrupación de escalas concentra en el primer factor
a todas las escalas asociadas a rechazo parental y sus efectos,
lo que podría asociarse principalmente al estilo de apego re-
chazante o preocupado. El segundo factor, en cambio, agrupa
a todas las escalas asociadas a la percepción de apoyo por
parte del grupo familiar, en la línea del apego seguro. El factor 3,
finalmente, agrupa a escalas que no se asocian directamente a
un estilo de apego, sino más bien a elementos de estructuración
del medio familiar, en la línea de lo planteado por Pierrehumbert
et al. (1996).

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127
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

En definitiva y en lo que respecta a los constructos a la base


del test, podemos decir que si bien no se reconstruyen estadís-
ticamente todas las escalas que lo componen, sí se observa en
el test un funcionamiento interno concordante a lo esperado
teóricamente, enfatizando el rol de dimensiones subyacentes
nuevas tales como la percepción de abandono en la infancia.

Otra perspectiva de validación de constructo del test es ve-


rificar la presencia de asociaciones con variables que han sido
detectadas consistentemente en la literatura previa. En particu-
lar, se verificó la asociación existente entre los puntajes obtenidos
en las escalas CAMIR con los niveles de patología detectados
por OQ-45.2. Se observó consistentemente una asociación posi-
tiva entre los niveles de patología medidas por todas las escalas
OQ-45.2, con los puntajes registrados en Interferencia Parental,
Preocupación Familiar, Resentimiento de Infantilización, Distan-
cia Familiar, Resentimiento de Rechazo, Traumatismo Parental
y Bloqueo de Recuerdos, mientras que las escalas de Apoyo
parental, Apoyo Familiar y reconocimiento de Apoyo muestran
una asociación de tipo negativo con la presencia de patolo-
gía (Tabla 4). Del mismo modo, la dimensión de apego seguro
muestra asociaciones negativas, estadísticamente significativas,
con los niveles de patología de todas las escalas, mientras que
la dimensión de apego preocupado se asocia en forma positiva
y estadísticamente significativa con los niveles de patología de-
tectados por las escalas del OQ-45.2.

128
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

Tabla 3
Ítemes, carga factorial, comunalidad y escala de procedencia par
análisis factorial de componentes principales con rotación oblimin.

Item Carga factorial h2 Escala


Factor 1. Abandono Infantil (22.87% de varianza explicada)
(61) Tengo la sensación de haber sido un niño rechazado. ,72 .62 TP
(70) Durante mi niñez, sufrí la indiferencia de mis seres ,61 .59 IP2
queridos.
(47) No me han dejado disfrutar mi niñez. ,48 .54 RR
(67) Cuando recuerdo mi infancia siento un vacío afectivo. ,46 .70 RR
(21) Cuando niño, encontré suficiente cariño en mis seres -.46 .56 AP
queridos como para no buscarlo en otra parte.
(64) En mi familia vivíamos aislados de los demás. .43 .52 RI
(52) Tengo la sensación de no haber podido apoyarme en el .42 .60 RI
ambiente donde crecí (familia, amigos, barrio, trabajo).
Factor 2. Preocupación Familiar (6.06% de la varianza explicada)
(56) Cuando me alejo de mis seres queridos, no me siento bien .79 .62 PF
conmigo mismo.
(68) La idea de separarme momentáneamente de uno de mis .72 .59 PF
seres queridos, me deja una sensación de inquietud.
(20) Saber que alguno de mis seres queridos tiene problemas .69 .50 PF
me preocupa tanto que no puedo concentrarme en otra
cosa.
(22) Siempre estoy preocupado por la pena que podría .67 .51 PF
causar a mis seres queridos si los dejara.
(32) Tengo la sensación que nunca superaría la muerte de .57 .53 PF
uno de mis seres queridos.
(71) A menudo, me siento preocupado sin razón por la salud .57 .49 PF
de mis seres queridos.

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Cuadernos Académicos UCMaule | 4

Item Carga factorial h2 Escala


Factor 3. Desconexión Emocional (4.14% de la varianza explicada)
(17) Para poder superar una pérdida o un duelo, es mejor no .84 .69 DF
lamentarse demasiado.
(24) Los adultos deben controlar sus emociones hacia los .80 .65 VJ
niños, ya sean de felicidad, de amor o de rabia.
(44) Cuando niño, hacía que los adultos se enfrentaran entre .75 .62 DP
ellos para conseguir lo que yo quería.
(46) No logro tener una idea clara de mis padres y de la .69 .69 BR
relación que yo tenía con ellos.
(16) Cuando era niño, mis padres habían renunciado a su .69 .65 DP
papel de padres.
Factor 4. Apoyo Familiar (4.14% de la varianza explicada)
(4) En mi familia, cada uno expresa sus emociones sin temer .73 .55 AF
a las reacciones de los otros.
(1) En mi familia, las situaciones vividas por cada uno en .63 .57 AF
ambientes fuera de la familia son una fuente de
conversación y de enriquecimiento para todos.
(18) Frecuentemente dedico tiempo a conversar con mis .53 .59 AF
seres queridos.
(27) En mi familia, cuando uno de nosotros tiene un problema, .47 .53 AF
los otros se sienten involucrados.
(69) Hay un buen entendimiento entre los miembros de .42 .57 AF
mi familia.
Factor 5. Demisión Parental (2.72% de varianza explicada)
(42) Mis padres me dieron demasiada libertad para hacer .75 .61 DP
todo lo que yo quería.
(23) Cuando era niño me dejaban hacer todo lo que yo .72 .64 DP
quería.
(5) Mis padres eran incapaces de tener autoridad cuando era .43 .57 DP
necesario.
Factor 6. Valoración a Autoridad (2.56% de la varianza explicada)
(65) Es importante que el niño(a) aprenda a obedecer. .79 .66 RA
(34) Los niños deben sentir que existe una autoridad respeta- .59 .59 VJ
da dentro de la familia.

130
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

Item Carga factorial h2 Escala


Factor 7. Bloqueo de Recuerdos (2.41% de la varianza explicada)
(37) Realmente no me acuerdo de qué manera veía las cosas .88 .76 BR
cuando era niño.
(51) Tengo dificultad para recordar con precisión los
acontecimientos de mi infancia. .87 .73 BR
(25) Me gusta pensar en mi niñez. -.43 .59 RA
Factor 8. Interferencia Parental (2.16% de la varianza explicada)
(7) Desearía que mis hijos fueran más autónomos o .73 .52 IP
independientes de lo que yo he sido.
(41) No me han preparado psicológicamente lo suficiente .60 .55 RI
para la realidad de la vida.
(35) Mis padres no se han dado cuenta que un niño(a), .46 .57 IP
cuando crece, tiene necesidad de tener su propia vida.
Factor 9. (Ausencia de) Traumatismo Parental (1.91% de la varianza explicada)
(63) Cuando era niño había peleas insoportables en casa. -.85 .75 TP
(3) Las amenazas de separación o de ruptura de los lazos -.81 .69 TP
familiares, son parte de mis recuerdos infantiles.
(45) Cuando niño tuve que enfrentarme a la violencia de -.60 .69 TP
uno de mis seres queridos.

Nota: N = 578
Identificación de escalas: (IP) Interferencia Parental; (PF) Preocupación Familiar; (RI) Resentimiento
de Infantilización; AP ( Apoyo Parental); (AF) Apoyo Familiar; (RA) Reconocimiento de Apoyo, (IP2)
Indisponibilidad Parental, (DF) Distancia Familiar; (RR) Resentimiento de Rechazo ; (TP) Traumatismo
Parental; (BR) Bloqueo de Recuerdos; (DP) Dimisión Parental; (VJ) Valoración de Jerarquía.

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Cuadernos Académicos UCMaule | 4

Tabla 4
Correlaciones entre escalas de CAMIR y niveles de patología medidas
por OQ45.2

Escalas OQ-45.2
Escalas CAMIR sd ir sr total
Interferencia Parental . 427** .306** .328** .430**
Preocupación Familiar ,257** ,134** ,158** ,229**
Resentimiento de Infantilización ,395** ,419** ,303** ,433**
Apoyo Parental -,306** -,366** -,229** -,353**
Apoyo Familiar -,381** -,404** -,318** -,431**
Reconocimiento de Apoyo -,336** -,422** -,311** -,401**
Indisponibilidad Parental ,367** ,378** ,302** ,409**
Distancia Familiar ,166** ,275** ,146** ,216**
Resentimiento de Rechazo ,415** , 421** ,301** ,446**
Traumatismo Parental ,361** ,368** ,294** ,399**
Bloqueo de Recuerdos ,290** ,223** ,219** ,289**
Demisión Parental ,074 ,131* ,153** ,107*
Valoración de Jerarquía -,011 -,032 ,050 -,013
Dimensiones CAMIR
Seguro -,377** -,423** -,301** -,428**
Desatendido ,142** ,233** ,115(*) ,187**
Preocupado ,473** ,419** ,328** ,491**
Nota:** p<.01 * p<.05
sd = síntomas; ir= Relaciones interpersonales; sr = rol social. En todas las escalas mayor puntaje indica
mayor nivel de patología.

Finalmente, se analizó la convergencia de los resultados


obtenidos por el Test CAMIR, con las escalas evaluadas por PBI,
como forma de validación concurrente del test. La escala de
sobreprotección del PBI mostró asociaciones significativas y posi-
tivas con Interferencia Parental, Resentimiento de Infantilización,
Resentimiento de Rechazo, y Traumatismo Parental, y asocia-

132
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

ciones negativas con apoyo parental, apoyo familiar y recono-


cimiento de apoyo. Por su parte, la escala de cuidado mostró
un comportamiento completamente opuesto, tal como puede
observarse en la tabla 5. Llama la atención que las escalas de
Preocupación Familiar, Demisión Parental y Valoración de la Je-
rarquía, no muestran asociaciones con las escalas del PBI.

Tabla 5
Correlaciones entre Escalas CAMIR y resultados PBI

Escalas PBI
Escalas CAMIR Sobreprotección Cuidado
Interferencia Parental ,403** -,243**
Preocupación Familiar ,069 ,092
Resentimiento de Infantilización ,411** -,491**
Apoyo Parental -,300** ,602**
Apoyo Familiar -,222** ,431**
Reconocimiento de Apoyo -,206** ,421**
Indisponibilidad Parental ,381** -,515**
Distancia Familiar ,155** -,353**
Resentimiento de Rechazo ,392** -,594**
Traumatismo Parental ,346** -,396**
Bloqueo de Recuerdos ,170** -,249**
Demisión Parental -,155** -,008
Valoración de Jerarquía ,037 ,006
Dimensiones CAMIR
Seguro -,361** ,553**
Desatendido ,236** -,419**
Preocupado ,388** -,402**
Nota: ** p<.01 * p<.05

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133
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

En cuanto a las dimensiones de apego, se observa que la di-


mensión de apego seguro muestra una asociación positiva con
la escala de cuidado (r =.55) y negativa con sobreprotección
(r =-.36), mientras que las dimensiones de apego rechazante y
preocupado se asocian negativamente con la escala de cuida-
do y positivamente con la escala de sobreprotección.

Posteriormente, al usar las categorías de calidad de vínculo


construidas en base a los puntajes PBI, con el procedimiento ex-
plicado en la sección de Métodos, se realizó una comparación
de los puntajes en las escalas CAMIR entre las tres categorías
de calidad de vínculo PBI (Negativo, Medio, Positivo), por medio
de un ANOVA simple. Se registraron diferencias significativas en
todas las escalas, salvo en Preocupación Familiar, Distancia Fa-
miliar, Bloqueo de recuerdos, Demisión Parental y Valoración de
Jerarquía. El grupo de Vínculo Positivo medido por el PBI mostró
mayores puntajes en la Escala de Apoyo Parental, Apoyo Fa-
miliar y Reconocimiento de Apoyo, y menores puntajes en In-
terferencia Parental, Indisponibilidad Parental, Resentimiento de
Rechazo y Traumatismo Parental, diferenciándose significativa-
mente de los grupos de calidad de vínculo Medio y Negativo.

Finalmente, se encontraron también diferencias estadística-


mente significativas en los puntajes obtenidos por las personas
que componen los grupos de calidad de vínculo positivo, medio
y negativo en los puntajes de las dimensiones de apego seguro
(F (2,575)=15.45, p=.000), rechazante (F (2,575)=12.00, p=.000) y
preocupado (F (2,575)=14.89, p=.000).

134
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

En el caso de apego seguro, se observa que los puntajes


obtenidos no sólo son mayores en el grupo de vínculo positivo,
sino que, además, muestran una menor dispersión, mientras que
las escalas de apego preocupado y rechazante muestran un
comportamiento inverso, pero sin mostrar diferencias estadísti-
camente significativas entre ellas.

Discusión

El objetivo principal de esta investigación fue validar el CA-


MIR, para así contar con un instrumento válido y confiable que
pueda ser utilizado en la investigación psicológica en el medio
cultural chileno. Para lograr este objetivo se examinó la consis-
tencia interna y la validez de constructo y convergente de sus
escalas, y de los prototipos de apego.

En cuanto a la consistencia interna, los valores obtenidos


muestran niveles adecuados de confiabilidad en la mayoría
de las escalas del CAMIR, similares a los obtenidos en la valida-
ción del test original, salvo en las escalas de Interferencia Pa-
rental (alfa=.54), Distancia Familiar (alfa=.33), Demisión Parental
(alfa=.39) y Valoración de Jerarquía (alfa=.33). También se de-
tectaron algunos ítemes que presentan un efecto negativo so-
bre la consistencia interna de la escala o asociaciones inter-ítem
negativas (54, 53, 17, 50, 46, 16, 24), que sería sugerible eliminar.

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Cuadernos Académicos UCMaule | 4

Por otro lado, un aspecto interesante es que al analizar las


correlaciones entre escalas del test y estilos de apego, es posible
apreciar una estructura coherente con lo esperado teóricamen-
te, reafirmando la validez de constructo del instrumento. En este
sentido, el apego seguro se asocia positivamente y de modo
significativo con las tres escalas de Apoyo y negativamente con
las escalas de Resentimiento, y de Indisponibilidad y Traumatis-
mo Parental. El apego rechazante se asocia positivamente y de
modo significativo con las escalas Resentimiento de Rechazo e
Indisponibilidad Parental; el estilo preocupado con las escalas
Interferencia Parental y ambas escalas de Resentimiento; ambos
estilos inseguros se asocian de manera negativa con las escalas
de Apoyo. Además, los estilos de apego rechazante y preocu-
pado muestran una asociación negativa con los puntajes de
apego seguro y bastante baja entre sí. Lo anterior valida, en gran
medida, la conceptualización de los distintos estilos de apego
desde las investigaciones iniciales de Ainsworth y Bowlby hasta
la actualidad. En esta línea, el estilo seguro se asocia no sólo a
una mayor percepción y reconocimiento de apoyo en general,
sino también a una mayor búsqueda de éste, sumado a la sen-
sación de disponibilidad de las figuras de apego; de hecho, la
investigación muestra que las madres de sujetos con estilos de
apego seguro suelen tener respuestas más sensibles hacia sus
bebés y estar más disponibles para ellos, a la vez que, permiten
una autonomía necesaria. También es concordante con lo re-
portado empíricamente, que ambos estilos inseguros se asocien
negativamente con las escalas de apoyo; específicamente, en

136
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

el estilo rechazante la literatura muestra que las madres suelen


tener conductas activas de rechazo ante conductas de apego
e incomodidad ante los afectos negativos, con una menor dis-
ponibilidad. Por último, en cuanto al estilo preocupado, las ma-
dres suelen presentar reacciones imprevisibles y muchas veces
incoherentes, lo que implica inconsistencia en el cuidado y a su
vez, menor sensibilidad y disponibilidad.

En cuanto a los resultados obtenidos a través del análisis fac-


torial, un aspecto relevante a destacar es la obtención, con rota-
ción de tipo Equamax, de tres factores que explican el 65% de la
varianza de las escalas del CAMIR. Uno de ellos podría asociarse
a los estilos de apego inseguros, agrupando escalas asociadas
a rechazo parental y sus efectos; el segundo podría asociarse
al estilo seguro, al agrupar las escalas que tienen que ver con el
apoyo y, por último, hay un factor que agrupa escalas que no se
asocian directamente a un estilo de apego determinado.

En este sentido, hay varios elementos que conducen a la


necesidad de pensar en la posibilidad de desarrollar una nue-
va versión del instrumento, algo más reducida, que pueda cen-
trarse en tres cambios fundamentales: la eliminación de ciertas
escalas que no se relacionan directamente con ningún estilo de
apego, también de aquellas que presentan una baja confiabili-
dad y la eliminación de los ítemes que no presentaron un funcio
namiento adecuado. De lograr lo anterior, se podría contar con
un instrumento más reducido pero mejorado, que disminuiría el

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137
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

tiempo de aplicación, pudiendo aumentar así su aplicabilidad


en contextos diversos, como por ejemplo en el Sistema de Sa-
lud, pudiendo constituirse en un screening o tamizaje inicial que
permita detectar diadas en riesgo, incluso en periodos de em-
barazo, tomando medidas preventivas tempranas, permitiendo
así un mejor pronóstico.

Por otro lado, la validación de constructo de los estilos de


apego del CAMIR, incluía verificar ciertas predicciones acerca
de su relación con la presencia de patología y sintomatología.
Tal como se predecía, los resultados muestran una asociación
significativa entre los tipos de apego y los niveles de sintoma-
tología detectados por el OQ-45.2, en particular diferenciando
el estilo de apego seguro como potenciador de disminución
de la sintomatología, en comparación con los estilos de apego
preocupado y rechazante, que tienden a asociarse con aumen-
tos en los niveles de sintomatología. Es interesante además, no-
tar que los estilos de apego preocupado y rechazante tienden
a no diferenciarse en forma estadísticamente significativa entre
sí en los análisis realizados. Estos resultados reafirman los apor-
tes empíricos de investigaciones anteriores y, además, relevan
nuevamente la necesidad de generar programas que permitan
potenciar el desarrollo de estilos de apego seguro, en la medida
que se confirma que la presencia de éste, se constituye en un
factor protector de la salud de los individuos (Garrido, 2006).

138
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

En cuanto a la validez convergente, efectivamente se ob-


servó una asociación significativa entre el apego seguro de-
tectado por el CAMIR y el vínculo positivo detectado por el PBI,
tanto en las medidas de las dimensiones de cuidado y sobrepro-
tección, como en la clasificación general, que muestra un claro
acuerdo entre la detección de un apego seguro en el CAMIR
con un vínculo positivo medido por el PBI.

El análisis de las propiedades psicométricas del CAMIR arrojó


resultados satisfactorios y permite concluir que presenta los re-
quisitos necesarios para ser considerada una medida confiable
y válida para evaluar los modelos individuales de relación en
adultos en el contexto cultural chileno. Las ventajas del instru-
mento se centran en la facilidad de corrección y la posibilidad
de extraer información muy completa del cuestionario. El hecho
que se cuente con puntajes en 13 escalas, más los puntajes en
cada tipo de apego, permite hacer un análisis más fino y deta-
llado de los datos. La adecuación del instrumento para evaluar
modelos individuales de relación en adolescentes y adultos faci-
lita la comparación de los estilos de apego y la observación de
la evolución en distintas etapas del desarrollo. Sin embargo, las
desventajas son el tiempo de aplicación (en ocasiones mayor a
40 minutos) y la dificultad de algunos sujetos para comprender
ciertos ítemes con ideas abstractas. Lo anterior implica conside-
rar que, en el contexto chileno, el instrumento sólo podría ser
usado en adultos con un nivel educacional medio o alto.

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Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

ANEXO 1: Ca-Mir

Traducción para Chile (2006), del original de Pierrehumbert et al. (1996).


1 En mi familia, las situaciones vividas por cada uno en ambientes fuera de la familia son
una fuente de conversación y de enriquecimiento para todos.
2 Cuando niño me dejaban pocas oportunidades para tener mis propias experiencias.
3 Las amenazas de separación o de ruptura de los lazos familiares, son parte de mis
recuerdos infantiles.
4 En mi familia, cada uno expresa sus emociones sin temer a las reacciones de los otros.
5 Mis padres eran incapaces de tener autoridad cuando era necesario.
6 En caso de necesidad, estoy seguro que puedo contar con mis seres queridos para
encontrar consuelo.
7 Desearía que mis hijos fueran más autónomos o independientes de lo que yo he sido.
8 En la vida familiar el respeto a los padres es muy importante.
9 Cuando niño, sabía que siempre encontraría consuelo en mis seres queridos.
10 Pienso que he sabido devolver a mis padres el cariño que ellos me han dado.
11 Las relaciones con mis seres queridos durante mi niñez me parecen, en general, positivas.
12 Detesto el sentimiento de depender de los demás.
13 Aunque sea difícil de admitir, siento cierto rencor hacia mis padres.
14 Sólo cuento conmigo para resolver mis problemas.
15 Cuando niño, a menudo mis seres queridos se mostraban impacientes e irritables.
16 Cuando era niño, mis padres habían renunciado a su papel de padres.
17 Para poder superar una pérdida o un duelo, es mejor no lamentarse demasiado.
18 Frecuentemente dedico tiempo a conversar con mis seres queridos.
19 Mis seres queridos siempre me han dado lo mejor de sí mismos.
20 Saber que alguno de mis seres queridos tiene problemas me preocupa tanto que no
puedo concentrarme en otra cosa.
21 Cuando niño, encontré suficiente cariño en mis seres queridos como para no buscarlo
en otra parte.
22 Siempre estoy preocupado por la pena que podría causar a mis seres queridos si los
dejara.
23 Cuando era niño me dejaban hacer todo lo que yo quería.
24 Los adultos deben controlar sus emociones hacia los niños, ya sean de felicidad, de
amor o de rabia.
25 Me gusta pensar en mi niñez.
26 En mi adolescencia, nunca nadie de mi entorno entendía realmente mis
preocupaciones.

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Traducción para Chile (2006), del original de Pierrehumbert et al. (1996).


27 En mi familia, cuando uno de nosotros tiene un problema, los otros se sienten
involucrados.
28 Actualmente, creo comprender las actitudes de mis padres durante mi niñez.
29 Mis deseos de niño no eran muy tomados en cuenta por los adultos de mi entorno.
30 Cuando era niño los adultos me parecían preocupados, sobretodo, por sus propios
problemas.
31 Cuando era niño teníamos mucha dificultad para tomar decisiones en familia.
32 Tengo la sensación que nunca superaría la muerte de uno de mis seres queridos.
33 Cuando era niño le tenía miedo a mis padres.
34 Los niños deben sentir que existe una autoridad respetada dentro de la familia.
35 Mis padres no se han dado cuenta que un niño(a), cuando crece, tiene necesidad de
tener su propia vida.
36 Me siento en confianza con mis seres queridos.
37 Realmente no me acuerdo de qué manera veía las cosas cuando era niño.
38 En mi familia de origen, conversábamos más sobre los demás que sobre nosotros mismos.
39 Cuando niño me preocupaba que me abandonaran.
40 Cuando niño me estimularon a compartir mis sentimientos.
41 No me han preparado psicológicamente lo suficiente para la realidad de la vida.
42 Mis padres me dieron demasiada libertad para hacer todo lo que yo quería.
43 Los padres deben mostrarle a su hijo(a) que ellos se quieren.
44 Cuando niño, hacía que los adultos se enfrentaran entre ellos para conseguir lo que yo
quería.
45 Cuando niño tuve que enfrentarme a la violencia de uno de mis seres queridos.
46 No logro tener una idea clara de mis padres y de la relación que yo tenía con ellos.
47 No me han dejado disfrutar mi niñez.
48 Yo era un niño miedoso.
49 Es esencial trasmitir al niño(a) el sentido de la familia.
50 A partir de mi experiencia de niño, me he dado cuenta que uno nunca es lo
suficientemente bueno para sus padres.
51 Tengo dificultad para recordar con precisión los acontecimientos de mi infancia.
52 Tengo la sensación de no haber podido apoyarme en el ambiente donde crecí (familia,
amigos, barrio, trabajo).
53 Aunque no sea cierto, yo siento que tuve los mejores padres del mundo.
54 Cuando niño, se preocupaban tanto por mi salud y mi seguridad, que me sentía
atrapado.

150
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

Traducción para Chile (2006), del original de Pierrehumbert et al. (1996).


55 Cuando niño, me inculcaron el temor a expresar mi opinión personal.
56 Cuando me alejo de mis seres queridos, no me siento bien conmigo mismo.
57 Nunca he tenido una verdadera relación con mis padres.
58 Mis padres siempre han tenido confianza en mí.
59 Cuando era niño mis padres abusaban de su autoridad.
60 Cada vez que trato de pensar en los aspectos buenos de mis padres, recuerdo los
malos.
61 Tengo la sensación de haber sido un niño rechazado.
62 Mis padres no podían evitar controlarlo todo, mi apariencia, mis resultados escolares e
incluso mis amigos.
63 Cuando era niño había peleas insoportables en casa.
64 En mi familia vivíamos aislados de los demás.
65 Es importante que el niño(a) aprenda a obedecer.
66 Cuando niño, mis seres queridos me hacían sentir que les gustaba compartir su tiempo
conmigo.
67 Cuando recuerdo mi infancia siento un vacío afectivo.
68 La idea de separarme momentáneamente de uno de mis seres queridos, me deja una
sensación de inquietud.
69 Hay un buen entendimiento entre los miembros de mi familia.
70 Durante mi niñez, sufrí la indiferencia de mis seres queridos.
71 A menudo, me siento preocupado sin razón por la salud de mis seres queridos.

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Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

APEGO, EMOCIÓN Y REGULACIÓN EMOCIONAL.


IMPLICACIONES PARA LA SALUD
Recepción: mayo de 2005
Aceptación final: julio de 2006

Lusmenia Garrido
Universidad Católica del Maule, Chile
Correo Electrónico: lgarrido@ucm.cl

RESUMEN
El presente artículo tiene como objetivo realizar una revisión
teórica, que permita conocer las relaciones que se han encon-
trado entre los distintos estilos de apego, las emociones que ca-
racterizan estos estilos, y las distintas estrategias de regulación
emocional utilizadas en cada uno de ellos. Para lograr una ma-
yor comprensión, se explicita además cómo se van desarrollan-
do los estilos de apego en los sujetos, en la medida que esto se
encuentra en íntima relación con la aparición de las emociones
y las estrategias de regulación. Se discute lo anterior consideran-
do los principales hallazgos de investigaciones relevantes en el
tema, y las implicancias de la presencia de emociones especí-
ficas y utilización de las distintas estrategias de regulación emo-
cional, en el bienestar y salud física de las personas.

Palabras clave: apego, emociones, regulación emocional.

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ABSTRACT

This article aims to make a theoretical revision on the rela-


tions between different styles of attachment, emotions that cha-
racterize these styles, and emotional regulation strategies used
in each one of them. It is also explained how these attachment
styles develop in relation with the appearance of emotions and
regulation strategies. This idea is discussed considering the main
results of relevant research, and the implications of the presence
of specific emotions and the use of different strategies of emo-
tional regulation upon people’s well-being and physical health.

Key words: attachment, emotions, emotional regulation.

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Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

LA TEORÍA DE APEGO

John Bowlby (1986, 1998), psiquiatra y psicoanalista, trabajó


durante años en clínica infantil y planteó la teoría del apego, la
que concibió como una tendencia de los seres humanos a es-
tablecer vínculos afectivos sólidos con personas determinadas a
través de la vida. A través del tiempo, la propuesta de Bowlby se
ha convertido en una de las teorías más influyentes en la psico-
logía, siendo de interés para distintos autores; incluso es conside-
rada actualmente como un cuerpo sólido y sistemático con im-
portante investigación empírica (Feeney & Noller, 2001; Hazan &
Shaver, 1994; Lecannelier, 2001, 2002a; Marrone, 2001; Martínez
& Santelices, 2005; Moneta, 2003; Shaver & Mikulincer, 2002b).

Para Bowlby (1986), el comportamiento de apego es todo


aquel que permite al sujeto conseguir o mantener proximidad
con otra persona diferenciada y generalmente considerada
más fuerte y/o sabia, propio del ser humano, que motiva la bús-
queda de proximidad entre el niño pequeño y sus padres o cui-
dadores. Se enfatiza que la experiencia del niño con sus padres
tiene un rol fundamental en la capacidad posterior del niño de
establecer vínculos afectivos y que las funciones principales de
ellos serían proporcionar al niño una base segura y, desde allí,
animarlos a explorar; es importante que el niño pueda depender
de sus figuras de apego y que éstas puedan contener y proteger
al niño cuando lo necesita. La interacción que se produzca en-
tre el cuidador y el niño podrá dar cuenta de la calidad del vín-

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culo, lo que tendría que ver con lo que Bowlby (1980) identificó
como modelos operantes internos, que serían expectativas que
posee el niño acerca de sí mismo y de los demás, y que le hacen
posible anticipar, interpretar y responder a la conducta de sus
figuras de apego, ya que integran experiencias presentes y pa-
sadas en esquemas cognitivos y emocionales. En la misma línea,
Fonagy et al. (1995) señalan que a partir de experiencias repeti-
das con sus figuras de apego, los niños desarrollan expectativas
en cuanto a la naturaleza de las interacciones. Así, las relaciones
tempranas de apego poseen amplia influencia en la capaci-
dad para regular el estrés, en la regulación de la atención y en
la función mentalizadora de los sujetos (Fonagy & Target, 2002).
Crittenden (1990, 1995) también habla de modelos internos, que
implican cierta forma de procesar la información acerca de la
conducta de las figuras de apego y, asimismo, mayor o menor
tendencia a ciertos tipos de psicopatología.

Diferencias individuales en la calidad del apego

Las primeras investigaciones detalladas de las diferencias


individuales en apego fueron dirigidas por Ainsworth (Fenney &
Noller, 2001), quien trabajó con Bowlby en una asociación im-
portante y prolífica (Marrone, 2001). Basándose en una serie de
observaciones realizadas a través de un procedimiento estan-
darizado de laboratorio llamado Situación Extraña (Strange Si-
tuation), de interacciones madre-hijo, Ainsworth, Blehar, Waters

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Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

y Wall (1978) desarrollaron la primera clasificación de apego en


niños y describieron tres patrones generales: seguro, inseguro
evitativo y ambivalente. A través de la situación extraña, bebés
con apego seguro presentan conductas de exploración activa,
se disgustan ante la separación del cuidador pero cuando éste
vuelve tienen una respuesta positiva frente a él y suelen conso-
larse con facilidad; bebés con apego evitativo presentan con-
ductas de distanciamiento, no lloran al separarse del progenitor,
suelen concentrarse en los juguetes y evitan el contacto cerca-
no; por último, bebés con apego ambivalente reaccionan fuer-
temente a la separación, presentan conductas ansiosas y de
protesta como llorar y aferrarse, suelen mostrar rabia, no se cal-
man con facilidad y no retoman la exploración. Posteriormente,
Main y Solomon (1986), agregaron una cuarta categoría des-
organizada para algunos bebés que muestran conductas des-
orientadas en presencia del progenitor. Un aspecto interesante
de esta clasificación, es que se basa en la expresión y regulación
emocional; la calidad del apego se establece fundamental-
mente dependiendo de cuán bien está la regulación emocional
diádica al servicio de la exploración y el dominio (Sroufe, 2000b).

A través del tiempo, el interés por la evaluación se amplió


al ámbito del apego adulto. Una de las pioneras fue Mary Main,
quien junto a su equipo diseñaron la Adult Attachment Interview
(George, Kaplan & Main, 1985, citado en Feeney & Noller, 2001),
que mide las representaciones actuales de las experiencias de
apego a través de la narrativa. Se establecieron tres patrones de

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apego: seguro, indiferente y preocupado. Más tarde se formu-


laron dos nuevas categorías: irresuelto/desorganizado e inclasifi-
cable (Marrone, 2001). Adultos seguros realizan relatos coheren-
tes y consistentes de su infancia, integran experiencias distintas,
reflexionan acerca de sus vivencias y poseen sentido de equili-
brio; adultos indiferentes realizan relatos incoherentes e incom-
pletos y tienen vacíos en su memoria, minimizan la relevancia
del apego, tienen imagen positiva de las figuras de apego pero
no logran dar ejemplos concretos de ello y suelen negar expe-
riencias negativas; adultos preocupados se aprecian rabiosos,
otorgan relatos detallados de los conflictos que tuvieron con sus
figuras de apego, oscilan entre evaluaciones positivas y negati-
vas sin notarlo y su lenguaje suele ser confuso, vago y poco claro
(Moneta, 2003).

Martínez y Santelices (2005), señalan que luego de estos pri-


meros intentos y hasta la actualidad, ha sido enorme la diversifi-
cación en la medición del apego adulto. Esto ha implicado com-
plejidades y desafíos a los investigadores, ya que los estudios han
surgido desde áreas diversas de la psicología y, además, han
realizado distintos énfasis en la conceptualización del apego
adulto, en la forma de evaluar, en el foco de la evaluación, en
el tipo de instrumentos utilizados, entre otros (Bartholomew, 1994;
Bifulco, 2002; Griffin & Bartholomew, 1994; Harris, 2002; Hazan &
Shaver, 1994; Jacobvitz, Curran & Moller, 2002; Martínez & Sante-
lices, 2005; Shaver & Mikulincer, 2002b; Stein, Jacobs, Ferguson,
Allen & Fonagy, 1998; Stein et al., 2002; Waters, Crowell, Elliott,

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Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

Corcoran & Treboux, 2002). Aún considerando estas dificulta-


des (para un análisis más exhaustivo, dirigirse a las referencias
ya mencionadas), se reportarán los resultados más comunes de
investigaciones que han utilizado metodologías distintas en sus
procesos de evaluación.

ESTILOS DE APEGO Y EMOCIONES CARACTERÍSTICAS

Existe cierto acuerdo actualmente, en relación con la pre-


sencia de emociones específicas, en mayor o menor grado e
intensidad, en cada estilo de apego. Tomando el aporte de
distintos autores, es posible dilucidar qué relaciones se han ido
estableciendo y, aunque existe un amplio espectro de investiga-
ciones en el área, se aprecian ciertas coincidencias que son las
que se tratará de relevar.

Apego seguro

Ainsworth et al. (1978), señalan que las emociones más fre-


cuentes de los bebés con apego seguro en la situación extraña,
son la angustia ante las separaciones del cuidador y la calma
cuando éste vuelve; en la interacción con el cuidador relevan
la calidez, confianza y seguridad. Kobak y Sceery (1988), en in-
vestigación en adolescentes y apego, concluyen que cuando
los pares evalúan a sujetos con apego seguro aprecian menores
índices de ansiedad en comparación con ambos grupos insegu-

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ros, e índices más bajos de hostilidad que en el estilo evitativo; el


reporte de los sujetos con apego seguro involucra menos sínto-
mas de estrés.

Mikulincer, Shaver y Pereg (2003), reportan que en el estilo


seguro existe baja ansiedad y evitación, seguridad en el apego,
comodidad con la cercanía y con la interdependencia, y con-
fianza en la búsqueda de apoyo y otros medios constructivos de
afrontamiento al estrés. Para Magai, Hunziker, Mesias y Culver
(2000), este estilo está marcado por expresiones faciales de ale-
gría y un sesgo favorecedor de la vergüenza; por el contrario,
está negativamente asociado al rasgo de emoción negativa y
a la tendencia de que los afectos negativos recorran la con-
ciencia. En la rabia en particular, Mikulincer (1998) señala que
cuando personas seguras están enojadas tienden a aceptar su
ira, expresar su enojo controladamente y buscar soluciones a
la situación. En un estudio que explora la relación entre estilos
de apego y síntomas de ansiedad y depresión (Muris, Mayer &
Meesters, 2000), se reporta que niños con estilo de apego seguro
exhiben menores niveles de ansiedad y depresión, comparado
a los niños con estilos inseguros.

Kerr, Melley, Travea y Pole (2003), exploran la relación entre


apego adulto, experiencia y expresión emocional, y encuentran
que el grupo seguro reporta niveles más altos de afecto posi-
tivo, gran cantidad de energía y placer, alta concentración y
bajos niveles de tristeza y apatía. En la vejez, Consedine y Magai

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Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

(2003) señalan que mayor seguridad en el apego se asocia con


mayor alegría, interés, tristeza, rabia y miedo; esto se explica por
la presencia de un repertorio emocional balanceado y apertura
a la experiencia emocional, lo que incluye la habilidad de reco-
nocer y expresar estrés emocional; además, este estilo se aso-
cia no sólo con contacto más frecuente y mayor intimidad, sino
también con un mayor número de individuos en la red social, lo
que posibilita en estos sujetos mayor cantidad de experiencia
emocional.

Apego ansioso ambivalente

Ainsworth et al. (1978), señalan que las emociones más fre-


cuentes de los bebés con apego ambivalente en la situación
extraña es la angustia exacerbada ante las separaciones del
cuidador y la dificultad para lograr la calma cuando éste vuel-
ve; en la interacción con el cuidador relevan la ambivalencia,
enojo y preocupación. Kochanska (2001), en investigación con
niños pequeños, señala que el grupo ambivalente exhibe la ma-
yor disminución en el desarrollo de emociones positivas entre los
9 y 33 meses, y el mayor malestar en episodios dirigidos a elicitar
emociones positivas; responden más temerosos no sólo a estímu-
los que producen temor, sino también a estímulos elicitadores de
alegría. El miedo fue la emoción más fuerte.

Mikulincer (2003), enfatiza que en el estilo ansioso ambiva-


lente se aprecia alta ansiedad y baja evitación, inseguridad en

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el apego, fuerte necesidad de cercanía, preocupaciones en


cuanto a las relaciones y miedo a ser rechazado. En la misma
línea, Mikulincer, Gillath y Shaver (2002), señalan que en este
estilo se facilita la accesibilidad a las preocupaciones en rela-
ción al rechazo; para Lecannelier (2002b), el estado emocional
predominante es la preocupación y el miedo a la separación.
Valdés (2002), además de enfatizar las emociones de miedo y
ansiedad, indica una baja tolerancia al dolor. Consedine y Ma-
gai (2003) coinciden, al señalar que en la vejez tardía el estilo
ambivalente posee alta afectividad negativa, presentando mie-
do, ansiedad y vergüenza.

Kobak y Sceery (1988), incluso llaman preocupado a este


estilo; se caracteriza por evidentes sentimientos de ansiedad du-
rante la entrevista de apego adulto; los pares también los carac-
terizan con un predominio en los índices de ansiedad, y los suje-
tos con este patrón tienen una percepción mayor de síntomas
que el estilo seguro. Magai et al. (2000), coinciden en el estilo
preocupado, encontrando que éste se asocia con la presencia
de un conflicto interno, emociones de rabia, enojo, estrés y afec-
to depresivo. Asimismo, Crittenden (1995), enfatiza la presencia
de rabia y ansiedad en este estilo. Considerando la rabia en
particular, Mikulincer (1998) señala que los sujetos ambivalentes
propenden a la ira, caracterizándose por presentar enojos con
alta hostilidad. Kerr et al. (2003), señalan que sujetos pertene-
cientes al estilo ambivalente reportan los niveles más altos de
afecto negativo; malestar, enojo, repugnancia, culpa, miedo y
nerviosismo y menores niveles de calma y serenidad.

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Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

Apego ansioso evitativo

Ainsworth et al. (1978), señalan que las emociones más fre-


cuentes de los bebés con apego evitativo en la situación extra-
ña es la ausencia de angustia y de enojo ante las separaciones
del cuidador, y la indiferencia cuando vuelve; en la interacción
relevan distancia y evitación. Mikulincer (2003), enfatiza que en
el estilo evitativo no hay seguridad en el apego, se produce una
autosuficiencia compulsiva y existe preferencia por una distan-
cia emocional de los otros. Sin embargo, se ha constatado en
niños con este estilo que, aunque éstos parecen despreocupa-
dos por las separaciones, muestran signos fisiológicos que deno-
tan la presencia de ansiedad y esta activación se mantiene por
mucho más tiempo que en los niños seguros (Byng-Hall, 1995),
lo que también ha sido demostrado en bebés (Sroufe & Waters,
1977). En una investigación realizada con niños en la etapa de
ingreso a la guardería, Ahnert, Gunnar, Lamb y Barthel (2004),
encontraron mayores niveles de cortisol, de llanto y agitación,
en la fase de adaptación de los niños con apegos inseguros a
la madre. Lo anterior concuerda con los resultados de Kobak
y Sceery (1988), quienes señalan que el autoreporte de los su-
jetos con estilo evitativo no refleja afecto negativo ni síntomas
de estrés y, sin embargo, los pares los consideran ansiosos y con
un predominio de la hostilidad. Los autores conceptualizan esta
incongruencia como un sesgo hacia el no reconocimiento de
afecto negativo.

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Kochanska (2001) reporta que los niños evitativos son muy


temerosos a los 33 meses, y con altas probabilidades de expre-
sar ese temor, y que presentan los puntajes más altos al exa-
minar el total de emociones negativas a esta edad. Kerr et al.
(2003) coinciden al señalar que este grupo reporta bajos niveles
de emociones positivas; experimentan más afecto negativo que
el grupo seguro y menor afecto negativo que el grupo ambi-
valente. Específicamente en relación con la rabia, Mikulincer
(1998) señala que el estilo evitativo se inclina a la ira pero, aun-
que presenten intensos episodios de enojo con alta hostilidad,
tienden a esconder su ira mediante la negación de su emoción
o mostrándose positivo. En la vejez tardía, este estilo se asocia
con menor alegría y más interés, menos vergüenza y miedo; esto
es conceptualizado por los autores como un indicador de la ten-
dencia de este estilo a la minimización del afecto (Consedine &
Magai, 2003).

DESARROLLO DE LOS ESTILOS DE APEGO

En la teoría e investigación acerca del apego, se mantiene


la hipótesis de que las reglas que regulan el estrés relacionado
a los afectos, evolucionan en el contexto de la responsividad
parental a las señales de estrés del niño (Kobak & Sceery, 1988;
Sroufe, 2000a). En esta línea, una propuesta interesante de cómo
pueden desarrollarse los distintos estilos a través de la interac-
ción de los niños con sus figuras de apego, es realizada por Crit-

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Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

tenden (1995). En el apego seguro, los cuidadores responden a


las conductas reflejas, afectivas y condicionadas del niño, y son
capaces de confortarlos cuando es necesario, de modo que
éstos son reforzados en su comportamiento (Crittenden, 1995);
las principales características del cuidador son la capacidad de
animar e interactuar con el niño, sensibilidad a las señales emo-
cionales y habilidades en apaciguar y modificar conductas en
respuesta a las señales del niño (Perris, 2000). Los sujetos de este
grupo representan a sus padres como amables y disponibles en
momentos de estrés, y tienen un buen recuerdo de sus experien-
cias de apego (Kobak & Sceery, 1988). Lo anterior se relaciona
con los resultados encontrados por Magai et. al. (2000), ya que el
apego seguro presenta una asociación negativa con las prácti-
cas de crianza que incluyen como método la retirada del amor
al niño.

En los niños con apego evitativo, de algún modo las madres


han rechazado las señales afectivas lo que se convierte en un
castigo, y el niño aprende a inhibir las respuestas castigadas. Si
el niño protesta por el rechazo de la madre, ésta responde con
la emoción de rabia; así, al inhibir la señal afectiva se reduce el
rechazo y la rabia de la madre y, a la vez, el niño aprende que
la expresión de afectos es contraproducente (Crittenden, 1995).
Perris (2000), señala que los cuidadores de estos niños se carac-
terizan por una carencia en la validación de las señales emocio-
nales, no disponibilidad emocional, rechazo en forma manifies-
ta y aversión al contacto corporal cercano. También Byng-Hall

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(1995), refiere que al observar niños con estilo evitativo en sus


hogares, se aprecia que son rechazados por sus padres; éstos
sienten aversivo que el niño busque contacto físico y tienden a
retirarse ante su tristeza. Esto coincide con el reporte de sujetos
con este estilo, quienes señalan haber experimentado conside-
rable rechazo y carencia de amor desde los padres (Kobak &
Sceery, 1988). En cuanto a las prácticas de crianza de los padres
de niños con estilo evitativo, se señala que giran en torno al cas-
tigo físico y la retirada del amor (Magai et al., 2000).

En el caso del apego ambivalente, la conducta afectiva de


los cuidadores es errática, cambiante o inconsistente, ya que
la mayoría de las veces no responden en forma adecuada a
las necesidades del niño, pudiendo producirse una sobre o sub-
responsividad. Así, el niño no logra predecir cómo responderán
sus cuidadores, lo que les genera rabia y ansiedad (Crittenden,
1995). Son cuidadores que se caracterizan por la intermitencia
en su capacidad de responder con sensibilidad, inaccesibles en
lo emocional, y con mezclas impredecibles de respuestas que
no satisfacen de modo consistente las necesidades de apego
del niño (Perris, 2000). En relación con la teoría del aprendizaje
esto se explica a través del condicionamiento operante, donde
la conducta de la madre se estructura en un programa de refor-
zamiento impredecible, lo que aumentaría la tasa de respuesta
del niño; éstos experimentan la asociación temporal de su deseo
y satisfacción, con emociones de rabia, miedo e incertidumbre
(Crittenden, 1995).

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Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

Todo lo anterior, implica la generación de emociones diver-


sas que integran estructuras cognitivo-afectivas; niños seguros
aprenden el valor predictivo y comunicacional de las señales
interpersonales, dando sentido a cogniciones y afectos; niños
evitativos aprenden a utilizar su cognición en ausencia de inter-
pretación de señales afectivas y niños ambivalentes se refuerzan
por sus conductas afectivas, aunque no aprenden una organi-
zación cognitiva que les permita reducir la inconsistencia en sus
madres (Crittenden, 1995). Aún considerando esta propuesta, es
necesario señalar que no todas las investigaciones muestran la
primacía de las conductas de la madre como fuente principal
en la formación de los estilos de apego (Grossmann et al., 2002;
Grossmann, Grossmann & Zimmermann, 1999; Lamb, 2005). De
Wolff e Ijzendoorn (1997), realizan un meta-análisis que incluye
66 estudios con antecedentes parentales que se relacionan con
seguridad en el apego, con el objetivo de dilucidar si la sensibili-
dad materna se asocia con la seguridad del apego en el niño, y
con qué fuerza. Los resultados muestran una asociación mediana
entre sensibilidad materna y apego seguro, concluyendo que es
un factor importante pero no único, lo que subraya la necesidad
de una aproximación multidi-mensional de los determinantes del
apego y la regulación emocional, en lugar de centrarse sólo en
la sensibilidad materna; parece necesario acercarse al contexto
global y ambiental, que incluya la interacción entre la sensibili-
dad materna, acumulación de estresores y factores de riesgo,
sistemas familiares y eventos vitales (De Wolff & Ijzendoorn, 1997).
Esto ya ha sido incorporado en investigaciones actuales, en que

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se han integrado otras posibles figuras de apego como la pre-


sencia de abuelas en el caso de madres adolescentes (Carrillo,
Maldonado, Saldarriaga, Vega & Díaz, 2004).

ESTILOS DE APEGO Y ESTRATEGIAS DE REGULACIÓN


EMOCIONAL

Los estilos de apego se asocian a ciertas emociones y, ade-


más, se relacionan con la expresión de éstas y su regulación; de
este modo, las estrategias utilizadas para expresar y regular emo-
ciones, actúan de acuerdo al estilo de apego (Kobak & Sceery,
1988; Lecannelier, 2002a; Valdés, 2002). En la literatura científica
revisada, es posible apreciar la inexistencia de un acuerdo en re-
lación al concepto de regulación emocional; se discute la deli-
mitación entre emo ción y regulación emocional (Cole, Martín &
Dennis, 2004; Eisenberg & Spinrad, 2004; Reeve, 2003; Ulich, 1985);
la presencia de distintas perspectivas tanto teóricas como me-
todológicas (Langlois, 2004); la insistencia en la complejidad y
multidimensionalidad del concepto (Stifter, 2002; Diamond & As-
pinwall, 2003); las distinciones en la conceptualización, medición
e importancia del contexto (Fox & Calkins, 2003; Kopp & Neufeld,
2003); aspectos biológicos y efectividad de las estrategias (Silva,
2003), y las relaciones entre desarrollo y regulación emocional
(Bell & Calkins, 2000; Diener et al., 2002; Eisenberg & Moore, 1997;
Lecannelier, 2002a; Sroufe, 2000a, 2000b; Stifter, 2002; Walden &
Smith, 1997). No es tema de este artículo esta discusión, aunque

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Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

parece relevante explicitarla, y señalar cuál es la conceptualiza-


ción que se adopta en éste.

Thompson (1994), define regulación emocional como el


“proceso de iniciar, mantener, modular o cambiar la ocurren-
cia, intensidad o duración de los estados afectivos internos y
los procesos fisiológicos, a menudo con el objetivo de alcanzar
una meta” (p. 106). Esta definición se considera como base, ya
que permite conceptualizar la regulación emocional como un
proceso que ayuda al ser humano a manejar sus estados emo-
cionales, para lo que puede utilizar distintos tipos de estrategias
que conducen a ese objetivo. Una de las tesis de este artículo,
enfatiza que la elección de estas estrategias, tiene que ver con
el estilo de apego que tenga el sujeto, es decir, en cada estilo
se tienden a privilegiar ciertas formas de manejar y regular las
emociones.

Para Sroufe (2000a), el apego es concebido como la regu-


lación diádica de la emoción; pronostica que cuando esta re-
gulación es eficaz en la primera infancia a través de un apego
seguro, tendrá consecuencias en la expresión, modulación y fle-
xibilidad en el control de las emociones por el niño. Señala que
niños con apego seguro expresan directamente sus emociones,
exhiben notable curiosidad, gusto por la exploración y expresi-
vidad afectiva; en situaciones de afecto intenso permanecen
organizados, manifiestan esfuerzos por modular la excitación,
presentan flexibilidad en lo emocional adecuando la expresión

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de sus impulsos y emocionalidad al contexto. Además, acuden


eficazmente a otros cuando sus propias capacidades fallan. Por
el contrario, Sroufe enfatiza que en general, sujetos con historias
de apego ansioso tienden a experimentar dificultades para ma-
nejar los desafíos emocionales de las relaciones con sus iguales.
Lo anterior concuerda con los resultados de una investigación
realizada por Kerr et al. (2003), cuyo objetivo era explorar la rela-
ción entre el estilo de apego adulto, experiencia y expresividad
emocional, en que los participantes con estilo seguro son los más
expresivos emocionalmente y reportan niveles más bajos de inhi-
bición emocional; participantes con estilos inseguros, tanto am-
bivalentes como evitivos, presentan indicadores de expresión
emocional significativamente más bajos que los de estilo seguro
y ambos grupos reportan mayor inhibición emocional que los del
grupo seguro. En cuanto a experiencia emocional, los grupos de
estilos seguros y ambivalentes reportan los más altos niveles de
intensidad emocional total y el grupo seguro es significativamen-
te más alto que el grupo evitativo. Al examinar por separado
experiencias afectivas positivas y negativas, el grupo ambiva-
lente reporta los niveles más altos de afecto negativo, mientras
que el grupo seguro reporta los niveles más altos de afecto po-
sitivo. El grupo evitativo reporta los niveles más bajos de expe-
riencia emocional total y bajos niveles de emociones positivas.
Kerr et al. (2003), concluyen que si bien el grupo ambivalente no
se considera a sí mismo expresando más emoción que el grupo
seguro, estos tienen altos niveles de inhibición emocional y de
experiencia emocional total, y los más altos niveles de afecto

170
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

negativo. Estos resultados apoyan la noción que los niveles de


expresividad en su conjunto, de sujetos con estilo ambivalente,
no representan la cantidad de emoción que ellos experimen-
tan, especialmente emociones negativas. Por otro lado, en el
estilo evitativo se aprecia una incongruencia importante, ya que
reporta niveles bajos de experiencia emocional total y, sin em-
bargo, sus puntajes en inhibición fueron tan altos como los de los
participantes ambivalentes, lo que sugiere una falta de concien-
cia o incapacidad de reconocer sus experiencias emocionales
internas y dificultad en la expresión de emociones. Más aún, Ko-
bak y Sceery (1988), señalan que existe dificultad en el recuer-
do de experiencias estresantes en la niñez, y lo conceptualizan
como un intento de aislar o minimizar el estrés en el ámbito de los
afectos, asociado a la experiencia de rechazo.

En una línea similar, Diener et al. (2002) realizan una inves-


tigación que examina las estrategias conductuales para la re-
gulación emocional,expresión emocional, estilos reguladores y
calidad del apego con la madre y el padre de niños de 12 y 13
meses de edad. Los autores concluyen que los niños con apego
seguro a ambos padres, muestran mayor consistencia en estra-
tegias orientadas hacia éstos, que los niños con apego inseguro
a uno o ambos padres. Otro aspecto relevante, es que el ni-
vel de malestar y estrés experimentado es mayor en los niños
ambivalentes que en los seguros, cuando se desvía la atención
parental y el niño no tiene alternativas de ocupar su atención.
En relación a la utilización de estrategias conductuales, los re-

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Cuadernos Académicos UCMaule | 4

sultados de Diener et al. (2002) muestran que niños con estilo


de apego evitativo hacia el padre, son más propensos a com-
prometerse en técnicas distractoras en situaciones estresantes,
que niños con apego seguro o ambivalente. En cambio, niños
ambivalentes con sus padres tienden a la auto-tranquilización,
comprometiéndose en conductas tales como chuparse el pul-
gar. Los descubrimientos de esta investigación aportan eviden-
cia empírica en que la calidad del apego del niño al padre se
encuentra asociado en forma significativa al desarrollo de estilos
de regulación emocional.

Mikulincer y Sheffi (2000), relacionan estilos de apego con


ciertas reacciones cognitivas ante el afecto positivo; personas
con apego seguro reaccionan a éste con una mejor ejecución
en la resolución creativa de problemas, personas con apego
evitativo no presentan diferencias en sus reacciones cognitivas
tendiendo a distanciarse mentalmente del material afectivo,
y sujetos con apego ambivalente, no reportan aumento en el
afecto positivo y muestran una peor ejecución en la resolución
creativa de problemas en afecto positivo. En este último caso,
los sujetos suelen adoptar una postura rígida y una actitud hiper-
vigilante hacia la novedad y la incertidumbre, y activan reac-
ciones defensivas que intentan negar la experiencia afectiva;
esto puede tener que ver con la emoción predominante de te-
mor, encontrada en otras investigaciones (Kochanska, 2001).

172
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

Lecannelier (2002b) señala cómo niños con distintos pa-


trones de apego presentan diferencias en su narrativa, lo que
muestra énfasis en ciertas estrategias de regulación emocional.
En el estilo de apego seguro, Lecannelier (2002b) plantea que
existe una descripción y elaboración de las emociones, a la vez
que una contextualización relacional de éstas; para el codifi-
cador queda la percepción de un niño que se siente cómodo
en la expresión de sus afectos, sin restricciones emocionales, y
sin índices de ansiedad durante la entrevista. Al contrario, en el
caso del estilo evitativo aparece una sobrerregulación emocio-
nal; es escasa la aparición de los afectos en la discusión, ya sean
positivos o negativos, quedando la impresión de que el sujeto
intenta dejar fuera los estados emocionales, haciendo la menor
referencia posible a ellos. En el estilo ambivalente, una de las ca-
racterísticas principales tiene que ver con la presencia de un es-
tado emocional constante que es la preocupación, sobretodo
en relación con las figuras de apego, y el predominio del miedo
a la separación, por lo que una estrategia es estar muy cerca de
los padres.

Otros autores como Mikulincer et al. (2003), también estable-


cen relaciones entre estilos de apego y regulación emocional,
y señalan que una de las mayores fuentes de variación en las
estrategias de regulación del afecto, tiene que ver con la dispo-
nibilidad de la figura de apego. En el apego seguro se describe
una disponibilidad de esta figura, que promueve la formación
de un sentido de seguridad; así, se forman expectativas positi-

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Cuadernos Académicos UCMaule | 4

vas acerca de la disponibilidad de los otros y visiones positivas


del sí mismo como competente y valorado. Cuando otros signifi-
cativos no están disponibles o no responden a las necesidades,
la búsqueda de proximidad fracasa en aliviar el malestar y no
se logra seguridad en el apego; así, se forman representacio-
nes negativas del sí mismo y los otros, y se desarrollan estrategias
de regulación afectiva distintas a la búsqueda de proximidad
(Mikulincer et al., 2003). Así, los estilos de apego inseguros son ca-
racterizados por el fracaso del alivio del estrés a través de la bús-
queda de proximidad, lo que trae como consecuencia la adop-
ción de otras estrategias de regulación emocional. Esto coincide
con los resultados de Florian, Mikulincer y Bucholtz (1995), que
reportan que personas con estilo seguro reportan una búsqueda
mayor de apoyo emocional e instrumental que los estilos insegu-
ros y, a su vez, tienden a percibir a los otros significativos como
entregando altos niveles de apoyo. Lo contrario sucede en per-
sonas con estilos inseguros, ya que tienden a percibir un nivel
relativamente bajo de disponibilidad en el apoyo emocional e
instrumental de otros y presentan una baja tendencia a la bús-
queda de apoyo social en tiempos de necesidad.

Lo anterior es coherente con los resultados de Kobak y


Sceery (1988), quienes señalan que sujetos con estilo seguro re-
conocen el estrés y recurren a otros en búsqueda de apoyo, en
cambio, el estilo evitativo está organizado por reglas que limitan
el reconocimiento del estrés y, asimismo, los intentos asociados
de búsqueda de apoyo. En el estilo ambivalente, reportan una

174
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

atención directa al estrés y a las figuras de apego, en un modo


hipervigilante, que finalmente inhibe el desarrollo de la autono-
mía y autoconfianza. En la misma línea se encuentra lo reporta-
do por Byng-Hall (1995), quien señala que los niños que poseen
un estilo evitativo tendrían como estrategia el mantener distan-
cia, tanto física como emocional, para reducir la probabilidad
de arrebatos emocionales que puedan conducir al rechazo; de
tal modo, el niño no aprende a explorar sentimientos e intimidad.
Al contrario, en el estilo ambivalente la estrategia es mantener
cercanía, pegarse al padre, ser demandante, infantil, e incluso,
amenazar con mayor distancia para estimular a la otra persona
a estar más cerca.

Shaver y Mikulincer (2002a), realizan una recopilación de


una serie de investigaciones en relación con estilos de apego y
estrategias de regulación afectiva. Señalan que individuos con
apego seguro se sienten menos amenazados por información
potencialmente estresante, pueden experimentar, expresar y
autorevelar verbalmente emociones, y no llegan a estar perdi-
dos en una escalada de preocupaciones y memorias negativas.
Buscan apoyo cuando se encuentran bajo estrés y utilizan me-
dios constructivos de afrontamiento; sienten comodidad al ex-
plorar nuevos estímulos, son menos hostiles a miembros de otros
grupos y más empáticos hacia personas que lo necesitan. Los su-
jetos evitativos se caracterizan por realizar una desactivación de
estrategias, incluyendo una exclusión defensiva de pensamien-
tos y recuerdos dolorosos, no reconocimiento de su propia hosti-

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lidad, segregación de los sistemas mentales y disociación entre


los niveles conciente e inconsciente de respuesta. Por último, in-
dividuos ansiosos exhiben una variedad de efectos compatibles
con la noción de la hiperactivación de estrategias, incluyendo
rápido acceso a recuerdos dolorosos, propagación automática
de la emoción negativa desde un incidente recordado a otro,
y un cierre cognitivo paradójico en respuesta a la inducción de
afecto positivo. Su inhabilidad para regular recuerdos emocio-
nales negativos, es compatible con la constante preocupación
en que permanecen; a menudo pueden llegar a estar perdi-
dos en recuerdos emocionales negativos (Shaver & Mikulincer,
2002a).

En relación con lo anterior, y como una forma de organizar


la información teórica y empírica que ha surgido en la temática,
Shaver y Mikulincer (2002a) proponen un modelo integrativo de
la activación, sobreactivación y desactivación del sistema de
apego. Sujetos con apego seguro, ante los signos de amenaza
activan el sistema de apego, buscan la proximidad de la figura
de apego y, si ésta es disponible, hay un sentido de base segura
activándose estrate gias de compromiso en exploración, afilia-
ción, toma de riesgos, actividades prosociales y dar cuidado.
En cambio, cuando la figura de apego no está disponible, hay
inseguridad en el apego y pueden producirse dos situaciones;
si la opción de búsqueda de proximidad no es viable, hay una
desactivación de estrategias, como la supresión de emociones
negativas y de cogniciones, y un distanciamiento de la amena-

176
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

za y de los contextos de apego, lo que se produce comúnmente


en el estilo evitativo; la distancia incluye inatención activa a los
eventos amenazantes y supresión e inhibición de pensamientos
y recuerdos evocadores de estrés y de sentimientos de vulnera-
bilidad. La otra posibilidad, es que la búsqueda de proximidad
sí sea viable y se produzca una sobreactivación de estrategias,
con lo que aumenta el estrés, se produce una hipervigilancia
y rumiación, lo que tiende a suceder en el estilo ambivalente.
Esto tiende a mantener un sentido de malestar y dolor, lo que
concuerda plenamente con la investigación de Mikulincer et al.
(2002), que reporta una aumentada activación de las represen-
taciones de las figuras de apego en el estilo ambivalente, tanto
en contextos neutrales como amenazadores; lo anterior sugie-
re una activación crónica y disfuncional del sistema de apego,
preocupaciones en relación al apego y la imposibilidad de di-
ferenciar los contextos de amenaza, lo que exacerba el estrés.

DISCUSIÓN

Este artículo tenía como objetivo realizar una revisión acerca


de las relaciones que se han encontrado entre estilos de apego,
emoción y regulación emocional y discutir posibles relaciones
con la salud física de los seres humanos a partir de diversas inves-
tigaciones en el área. Lo anterior surge como relevante ya que si
bien la literatura en apego es sumamente amplia y variada, no
es posible encontrar una sistematización, en nuestro medio, que

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Cuadernos Académicos UCMaule | 4

permita conectar los distintos temas; Waters et al. (2002), seña-


lan que existe relativamente poca investigación que conecte la
seguridad en el apego a la regulación del afecto. Más difícil aún
es encontrar investigaciones que relacionen los estilos de apego
con la salud física. Lo anterior da cuenta de un área potencial
de investigación que ha sido escasamente explorada, ya que el
énfasis a través de la historia han sido las relaciones entre apego
y psicopatología.

En cuanto a estilos de apego y emociones más frecuentes,


en el apego seguro se presentan mayor cantidad de emocio-
nes como confianza, alegría, placer, calma y tranquilidad; en
el estilo evitativo predominan emociones de ansiedad, miedo,
rabia, hostilidad y desconfianza y, en el estilo ambivalente, re-
saltan emociones como preocupación, rabia, miedo, estrés y
ansiedad. Con respecto a las estrategias de regulación emocio-
nal, en el estilo seguro se utilizan mayormente estrategias de bús-
queda de proximidad, afiliación, exploración; alta expresión de
las emociones y búsqueda de apoyo social. En el estilo evitativo
se tienden a utilizar estrategias de inhibición emocional, distan-
ciamiento de lo emocional y afectivo, exclusión de recuerdos y
pensamientos dolorosos, inhibición de búsqueda de proximidad,
supresión de emociones negativas y distanciamiento de los con-
textos de apego. En el estilo ambivalente se utilizan con mayor
frecuencia estrategias de búsqueda de proximidad hacia las fi-
guras de apego, hipervigilancia, rumiación, y sobreactivación
general del organismo, inhibición emocional, atención directa

178
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

al estrés, acceso constante a recuerdos emocionales negativos,


activación crónica y disfuncional del sistema de apego.

Considerando estos hallazgos, surgen algunos análisis que


parece relevante destacar, y que se relacionan con tres áreas
principales; por un lado, la presencia de ciertas emociones y es-
trategias en cada estilo, conducen a preguntarse por la salud
física de los sujetos, debido a la multiplicidad de investigaciones
que vinculan la presencia de emociones específicas y la salud
del ser humano. Luego, este mismo análisis, conduce al cues-
tionamiento de la efectividad de las estrategias de regulación
utilizadas ya que, a la luz de estos hallazgos, algunas estrategias
podrían parecer más bien desrreguladoras. Por último, surge la
relevancia de los estilos de apego por sus implicancias para el
desarrollo de cada sujeto, y desde allí, rescatar el aporte de in-
vestigaciones que enfatizan la importancia de distintos facto-
res en la formación de estos, enfatizando por cierto la familia, y
centrándose no sólo en la díada madrehijo, sino también en el
vínculo que se produce entre padre-hijo, lo que puede influir en
el diseño y aplicación de programas de prevención, ampliando
las posibilidades de favorecer el desarrollo de apego seguro en
los niños.

El primer análisis se relaciona con la presencia de distintas


emociones en cada estilo y los efectos en la salud física. Diversos
autores enfatizan que se ha comprobado que hay ciertas emo-
ciones dañinas para la salud física (Barra, 2003a, 2003b; Caciop-

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po, 2003; Crossley & Morgado, 2004; Fredrickson, 2001; Mendoza


& Mendoza, 2001; Nieto-Munuera, Abad, Albert & Arreal, 2003;
Ryff & Singer, 2003; Salovey, Rothman, Detweiler & Steward, 2000;
Suinn, 2001; Valdés & De Flores, 1990), entre las que destacan
la rabia, ira, ansiedad, hostilidad y estrés; éstas pueden afectar
la probabilidad, inicio y progresión de enfermedades diversas,
como afezciones cardíacas, cáncer, artritis, SIDA, hipertensión
arterial, entre otras. Al relacionar esto con los estilos de apego,
se hipotetiza que los estilos inseguros, tanto ambivalente como
evitativo, están más expuestos a problemas de salud física por la
presencia constante, justamente, de las emociones que produ-
cen los mayores daños según lo reportado en la mayoría de las
investigaciones. Todo lo contrario debería ocurrir en el estilo de
apego seguro; el hecho de presentar en mayor medida emo-
ciones como alegría, confianza, seguridad y tranquilidad, podría
conducir a un mayor bienestar en la salud del individuo; según lo
que reporta Fredrickson (2001), las emociones positivas ayudan
al crecimiento social, a la resiliencia psicológica, a la conexión
social, a ampliar repertorios de acción y pensamiento, a desha-
cer la persistencia de emociones negativas y mejorar el bienes-
tar emocional. En la misma línea, Ryff y Singer (2003) enfatizan
que las emociones positivas pueden ser protectoras y promover
una salud positiva.

En un segundo análisis, al considerar qué efectos podrían


tener las estrategias de regulación emocional utilizadas en los
distintos estilos, se podría continuar con hipótesis tendientes a

180
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

esperar una mejor salud física en estilos de apego seguro, y un


deterioro mayor de ésta, en ambos estilos inseguros. El estilo se-
guro se caracteriza por estrategias centradas, por un lado, en
la búsqueda de apoyo y proximidad, y por otro, en la expresión
de las emociones que sienten, ya sean positivas o negativas; es-
tas estrategias de regulación son consideradas como positivas y
protectoras de la salud de los sujetos, especialmente el apoyo
social y la expresión emocional (Barra, 2003a, 2003b; King & Mi-
ner, 1998; Pennebaker, 1997; Pennebaker & Seagal, 1999; Salo-
vey et al., 2000). En el estilo evitativo en cambio, la tendencia
central es a la supresión emocional e inhibición de búsqueda
de proximidad. Las investigaciones enfatizan que la supresión
e inhibición de las emociones produce efectos perjudiciales en
la salud física de los sujetos (Barra, 2003a, 2003b; Giese-Davis &
Spiegel, 2003; Salovey et al., 2000; Silva, 2003), así como también
la falta de apoyo social (Salovey et al., 2000). Por otra parte,
el estilo ambivalente se caracteriza por una hipervigilancia, ru-
miación, y sobreactivación general del organismo como estra-
tegias reguladoras, sumado a la inhibición emocional, atención
directa al estrés y acceso constante a recuerdos emocionales
negativos. Diversas investigaciones señalan que la afectividad-
negativa perjudica la salud física (Barra, 2003a, 2003b; Salovey
et al., 2000); a lo anterior se suma lo perjudicial de la inhibición
emocional, ya explicado anteriormente, y también la atención
constante al estrés e hipervigilancia, que van perpetuando la
sobreactivación del organismo y así, la generación y manteni-
miento de diversa sintomatología en la salud física de los indivi-

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duos (Barra, 2003a, 2003b; Crossley & Morgado, 2004; Martínez-


Sánchez, Páez, Pennebaker & Rimé, 2002; Mendoza & Mendoza,
2001; Nieto-Munuera, Abad, Albert & Arreal, 2003; Salovey et al.,
2000; Suinn, 2001; Valdés & De Flores, 1990).

A partir del análisis realizado, surge como relevante la pre-


gunta de qué tan efectivas son las estrategias utilizadas por los
sujetos en la regulación de sus emociones. Si se consideran los
resultados más destacados de las investigaciones, parece más
bien que en el caso de ambos estilos inseguros, tanto evitativo
como ambivalente, las estrategias escogidas pueden hacer al
sujeto más vulnerable a determinadas problemáticas en su salud
física, ya que además de no lograr terminar con las emociones
que gatillaron las estrategias, estas emociones tienen efectos
negativos en la salud de los sujetos. A partir de esto, parece per-
tinente el cuestionamiento de si en este caso se podría hablar
de estrategias que pueden llegar a ser incluso desrreguladoras
para estos sujetos, debido a la ineficacia en la modulación de
las emociones, y la mayor probabilidad de consecuencias ne-
gativas posterior a su utilización. Más aún, sería interesante di-
lucidar si existe mayor riesgo en uno de los dos estilos inseguros,
o si, dependiendo de las distintas estrategias utilizadas, existan
tendencias diferenciales en la generación y desarrollo de enfer-
medades específicas.

Esto conduce al tercer análisis, que se centra en la relevan-


cia de los estilos de apego en la salud de los seres humanos y la

182
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

consecuente sensación de una necesidad creciente de generar


propuestas de promoción e intervención, en relación a mejorar
la calidad del estilo de apego en búsqueda de la formación de
apegos seguros. Esto ya ha sido puesto en práctica en diversos
lugares, y la investigación da cuenta de resultados positivos; un
ejemplo de ello, es el desarrollo que ha tenido en Colombia el
Programa Madre Canguro (PMC), que ya ha sido objeto de es-
tudio y que se ha evaluado como un factor protector de día-
das madre-hijo (Ortiz, Borré, Carrillo & Gutiérrez, 2006). Además,
parece también fundamental poner atención a las diversas in-
vestigaciones que han comenzado a relevar la importancia no
sólo de la madre, sino también de otros vínculos en este proceso
de formación, lo que amplía las posibilidades de integrar a otros
miembros de la familia en el desarrollo de programas de pre-
vención y/o intervención, aumentando a su vez, las opciones de
generar un apego seguro con al menos uno de los padres.

Un desafío pendiente, es realizar investigaciones que permi-


tan evaluar relaciones entre estilos e apego y salud física, para
así poder evaluar las hipótesis aquí planteadas. Aunque en la
literatura se han documentado relaciones entre estilos de ape-
go y psicopatología (Allen et al., 2001; Andersson & Perris, 2000;
Bowlby, 1986, 1988; Crittenden, 1995; Egeland & Carlson, 2004;
González & Méndez, 2006; Green & Goldwyn, 2002; Moneta,
2003; Muris, Mayer & Meesters; 2000; Sroufe, 1997; Sroufe, 2000b),
se aprecia una carencia en torno a lo que sucede con la salud
física que sería importante dilucidar, ya que se esperaría confir-

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mar que los estilos inseguros poseen diversos factores de riesgo,


que implican una mayor propensión al desarrollo de afecciones
en su salud física.

Por último, es necesario señalar que las investigaciones utili-


zan instrumentos diversos que no necesariamente coinciden en
los resultados encontrados, lo que mantiene preguntas sin res-
puestas definitivas en distintas temáticas relacionadas al apego.
Esto reafirma la necesidad de seguir investigando, con el obje-
tivo último de llegar a resultados fiables y así poder mejorar la
calidad de vida del ser humano.

184
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

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Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

ESTUDIO DE LOS ESTILOS DE APEGO ADULTO


EN UN GRUPO DE PACIENTES CON INSUFICIENCIA
RENAL CRÓNICA TERMINAL*
Study of Adult Attachment Styles of a Group of Patients
with end-Stage Renal Disease

Recibido: enero 31 de 2009


Revisado: marzo 19 de 2009
Aceptado: marzo 29 de 2009

María Pía Santelices Álvarez**


Pontificia Universidad Católica de Chile, Chile
Lusmenia Garrido Rojas
Mónica Fuentes-Fuentes
Universidad Católica del Maule, Chile
Mónica Guzmán González
Pontificia Universidad Católica de Chile, Chile
Universidad Católica del Norte
Marcela Lizano Martínez
Pontificia Universidad Católica de Chile, Chile

* La elaboración de este artículo contó con el financiamiento otorga-


do por el Proyecto Interno N 8.1.4.11. de la Universidad Católica del
Maule y el Proyecto FONDECYT 1040760.
** Vicuña Mackena 4860 Macul, Santiago, Chile. Correos electrónicos:
msanteli@uc.cl, lgarrido@ucm. cl, monicafuentes81@gmail.com,
mpguzman@ uc.cl, mlizano@uc.cl

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197
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

Resumen

Diversos estudios indican que el apego en el adulto, a pesar


de ser un aspecto de la persona que se forja en la temprana in-
fancia, es factible de modificaciones a lo largo de la vida, sobre
todo en situaciones de cambio, como lo es la experiencia de
padecer una enfermedad crónica. El presente estudio pretende
describir los patrones de apego de un grupo de pacientes con
insuficiencia renal crónica terminal (IRCT). Se estudió a un grupo
de 22 pacientes con IRCT que requieren diálisis, comparándolo
con un grupo de 22 adultos, correspondientes a muestra no-clíni-
ca (sin la enfermedad), igualando a los participantes en relación
a sexo y edad. Los resultados mostraron diferencias significati-
vas en los patrones de apego de ambos grupos. Las personas
clínicamente sanas tienden a mostrar, predominantemente, un
patrón de apego seguro, mientras que los pacientes dializados
tienden a presentar un patrón de apego preocupado.

Palabras clave autores


Apego adulto, insuficiencia renal crónica, enfermedades crónicas.
Palabras clave descriptores

198
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

Abstract

Several studies indicate that attachment in adults is feasi-


ble with modifications throughout life, especially in situations of
change, as is the experience of chronic disease. This study aims
to describe the attachment patterns of a group of patients with
end-stage renal disease. We studied a group of 22 patients with
this disease requiring dialysis, compared with a group of 22 adults
for non-clinical sample (without disease), matching the partici-
pants according to sex and age. The results showed differen-
ces significant patterns of attachment in both groups. Clinically
healthy individuals tend to have predominantly a secure atta-
chment pattern, while those patients on dialysis tend to have a
preoccupied attachment pattern.

Key words authors


Adult Attachment, Renal Disease, Chronic Disease.
Key words plus

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Cuadernos Académicos UCMaule | 4

Introducción

La teoría del apego presenta un modelo comprensivo de


cómo las personas establecen patrones vinculares en la edad
adulta, que se asocian con patrones de relación en la infan-
cia con las figuras adultas significativas. Esta idea presupone
una cierta tendencia a la estabilidad de los patrones de ape-
go desde la infancia a la edad adulta, sin embargo, diversas
investigaciones han mostrado que, si bien hay una tendencia a
la estabilidad del apego, también es posible observar modifica-
ciones, tanto en el sentido de lograr mayor seguridad como ma-
yor inseguridad. Una línea de investigación liderada por Fonagy
(1999), ha mostrado como las experiencias traumáticas pueden
modificar los estilos de apego. En este sentido, cabe preguntarse
¿es posible asociar estilos de apego inseguro con experiencias
de enfermedades crónicas, como la insuficiencia renal crónica
terminal (IRTC)?

Los estudios en IRCT han mostrado que estos pacientes pre-


sentan una importante alteración en la salud mental, que podría
relacionarse con alteraciones de los patrones de apego. Es por
ello que el presente estudio se orienta a describir y analizar los
patrones de apego de pacientes con IRCT, comparándolos con
un grupo de personas que no padecen la enfermedad, para
analizar si existe una asociación entre padecer la IRCT y algún
patrón de apego en particular.

200
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

Los resultados harán un aporte al conocimiento existente


respecto de los patrones de apego en pacientes con IRCT, en-
tregando posibles directrices para el diseño de intervenciones
preventivas y clínicas, en el ámbito de la salud, desde el punto
de vista individual y familiar.

Antecedentes

Apego adulto

En las últimas décadas, la teoría del apego y las implicancias


que ésta tiene sobre las características personales, se ha conver-
tido en un tema de gran interés para muchos teóricos, desarro-
llándose, de esta manera, múltiples áreas de investigación.

A través de distintos estudios se ha logrado evidenciar que


el estilo de apego que un niño puede desarrollar y, más tarde
mantener a lo largo de vida, está en estrecha relación con la
que sus mismos padres tienen.

El apego adulto se ha denominado “modelos operativos


internos” (Bowlby, 1969). Estos modelos se constituirían a partir
de las relaciones tempranas con las figuras de apego, que po-
siblemente, determinarían la forma en que el niño experimen-
ta después el mundo. Por su parte, los primeros lazos vinculares
se generan en función de las figuras significativas de apego, en

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201
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

especial en relación con los padres. Como resultado de estos


lazos, el niño va construyendo, junto con sus figuras de apego,
el tipo de modelo representacional. Es en este sentido, que el
modelo de interacción entre el niño y sus padres, que tiene lu-
gar en un contexto social, interpersonal e intersubjetivo, tiende
a convertirse en una estructura interna y a fijarse en estructuras
cognitivas estables, por lo general entre la niñez y la adolescen-
cia (Marrone, 2001).

A su vez, hay que considerar que estos modelos operativos


internos han sido construidos o internalizados desde edades tem-
pranas, determinando así tanto los vínculos como las conductas
de apego de manera estable. También existe una posibilidad de
que éstos cambien durante el desarrollo y la vida adulta, ya que
estas representaciones están constantemente siendo interpreta-
das y remodeladas a lo largo de todo el ciclo vital (Marrone,
2001).

A pesar de que estos modelos representacionales tienden


a la estabilidad y la autoperpetuación, también tienen posibili-
dades de ser modificados en la medida en que se van teniendo
nuevas experiencias. Así, los patrones de apego pueden modifi-
carse hacia patrones más seguros, en la medida que las nuevas
experiencias sean gratificantes y seguras. Por el contrario, si la
situación vital y las nuevas experiencias son negativas, el patrón
de apego puede ir cambiando hacia uno más inseguro.

202
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

Basándose en los postulados acerca de los “modelos opera-


tivos internos”, es posible describir las características que serían
predominantes en cada uno de los estilos de apego.

Las personas con estilos de apego seguro se caracterizaron


por ser niños que fueron capaces, al estar angustiados, de usar
a sus cuidadores como una base de seguridad, principalmen-
te, porque sus cuidadores fueron sensibles a sus necesidades, lo
cual hizo que tuvieran confianza en que sus figuras de apego
estarían disponibles, que responderían y les ayudarían en la ad-
versidad (Feeney & Kirkpatrick, 1996 citados en Thompson, 2000).

Las personas con estilos de apego evitativo fueron niños que


manifestaron un aparente desinterés y desapego a la presen-
cia de sus cuidadores cuando estaban frente a periodos de an-
gustia. Esto se podría deber, principalmente, a que tenían poca
confianza en que podrían ser ayudados y esperaban ser despla-
zados porque las experiencias pasadas así se lo decían (Feeney
& Kirkpatrick, 1996 citados en Thompson, 2000).

Con base en esas experiencias tempranas, estas personas


tenderían a manifestar una cierta evitación al negar recuerdos,
idealizando o devaluando (o ambas) las relaciones (Main &
Goldwyn, 1994 citados en Fonagy, 1999). A su vez, los recuerdos
que mantienen de sus experiencias infantiles están teñidos por
fuertes emociones al ser recordados, expresando, frecuente-
mente, ira hacia sus padres. Parecen agobiados y confundidos

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203
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

acerca de la relación con sus padres o figura parental, mostran-


do muchas incoherencias y siendo incapaces de ofrecer una
imagen consistente y sin contradicciones (George, Kaplan &
Main, 1985 citados en Oliva, 2004). Por esto, estas personas pre-
sentan una menor accesibilidad a los recuerdos positivos y una
mayor accesibilidad a esquemas negativos, lo que las lleva a
mantenerse recelosas a la cercanía con los otros.

Las personas con estilo de apego ansioso-ambivalente fue-


ron niños que, en su infancia, tendían a responder, frente a las
separaciones, con angustia intensa y a mezclar comportamien-
tos de apego con expresiones de protesta, enojo y resistencia.
Debido a la inconsistencia en las habilidades emocionales de
sus cuidadores, estos niños no tenían expectativas de confianza
respecto al acceso y respuesta de sus cuidadores (Feeney & Kirk-
patrick, 1996 citados en Thompson, 2000).

Por esto, los individuos “ambivalentes” tienden a estar con-


fundidos, enojados o pasivos en relación a las figuras de apego,
quejándose a menudo de las ofensas frente a las cuales fueron
victimas en su infancia (Main & Goldwyn, 1994 citado en Fonagy,
1999). Sin embargo, le dan una amplia importancia a sus relacio-
nes infantiles de apego y, paradójicamente, tienden a idealizar
a sus padres, sin ser capaces de recordar experiencias concre-
tas. Lo poco que recuerdan lo hacen de una forma muy fría e
intelectual, con poca emoción (George, Kaplan & Main, 1985
citado en Oliva, 2004).

204
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

Estas personas están definidas por un fuerte deseo de intimi-


dad, junto con una inseguridad respecto a los otros. Al igual que
el estilo evitativo, también presentan una menor accesibilidad
a los recuerdos positivos y una mayor accesibilidad a esquemas
negativos, llevándolos a recurrentes conflictos con la intimidad,
pues desean tenerla y tienen intenso temor de que ésta se pier-
da. Así, en sus relaciones afectivas, se muestran inseguros, ansio-
sos y excesivamente cercanos. A pesar de que ven al otro como
poco confiable y, frecuentemente, están preocupados de que
sus parejas no los quieran y los abandonen, presentan un fuerte
deseo de provocar el amor y la compasión de los otros.

Insuficiencia Renal Crónica Terminal: aspectos fisiológicos

El incremento de las enfermedades crónicas preocupa al


campo de la salud, ya que los enfermos crónicos, al prolongar su
vida, demandan una atención permanente y adecuada. Ade-
más, tiene repercusiones en la calidad de vida de las personas
afectadas y sus familias, poniendo en cuestión las creencias que
mantienen un sentimiento de autovaloración, predictibilidad y
control del mundo (Gómez, 2004).

La IRCT es un problema de salud pública mundial, con una


incidencia y prevalencia crecientes, un pronóstico pobre y
un alto costo. En Estados Unidos la prevalencia de IRCT es de
1.131 pacientes por millón de población (pmp) y la incidencia

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205
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

es de 296 nuevos pacientes por año pmp. En Chile, hay 10.400


personas, niños y adultos, con IRCT que requieren hemodiálisis,
con una tasa de 648 pmp (Ministerio de Salud, 2005). Requieren
tratamientos por muy largos periodos o de por vida, los cuales
pueden implicar costos adicionales importantes, como la inac-
tividad prolongada o la toma de medicamentos en forma per-
manente (Barra, 2003).

A lo anterior, se suma el hecho de ser considerada una en-


fermedad catastrófica, definida como una enfermedad ame-
nazante para la vida o con el riesgo de dejar discapacidad resi-
dual importante. Además, conlleva trastornos psicosociales que
afectan, de manera importante, su evolución, porque altera el
proceso de rehabilitación, los hábitos saludables y la calidad de
vida (Rincón-Hoyos et al., 2006).

En cuanto al funcionamiento fisiológico, la IRCT es la última


fase del desarrollo de una Insuficiencia Renal Crónica (IRC). Esta
última es consecuencia del deterioro progresivo del funciona-
miento renal, el cual se expresa como filtración glomerular. En
la IRCT aparece un cuadro clínico característico, consistente en
un conjunto de síntomas y signos que acompañan la retención
nitrogenada (uremia), denominado síndrome urémico. Éste tie-
ne diversas consecuencias sobre los distintos sistemas corporales,
evolucionando espontáneamente hacia la muerte, ya que sólo
se puede sobrevivir con hemodiálisis (Flores, 2004).

206
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

En cuanto a los tratamientos sustitutivos de la insuficiencia re-


nal en su última etapa (IRCT), existen dos métodos complemen-
tarios que permiten paliar la pérdida de las funciones renales,
cuando no permiten asegurar la supervivencia del enfermo: la
hemodiálisis periódica (puede ser reemplazada por peritoneo-
diálisis) y el trasplante renal (Schimmel & Jungers, 1980).

Con respecto a los resultados obtenidos mediante la hemo-


diálisis, salvo por el costo que implica la duración de las sesiones
y el desplazamiento a los centros, permite llevar una vida cerca-
na a la normal (Schimmel & Jungers, 1980).

Insuficiencia Renal Crónica Terminal: aspectos psicológicos

Considerando que la IRCT es una enfermedad crónica y ca-


tastrófica, con frecuencia su diagnóstico y tratamiento afecta la
estructura de la vida del paciente y su entorno, pues se relaciona
con el sufrimiento y el riesgo de muerte. Además, altera la per-
cepción del presente y del futuro (Fernández et al., 2005). El pa-
ciente se ve sometido a cambios amenazadores, relacionados
directamente con la enfermedad, con los efectos secundarios
de los tratamientos, con la angustia asociada a la incertidumbre
que los caracteriza, con los tiempos de espera, el cambio en los
roles del enfermo, la pérdida de ciertas capacidades funciona-
les o del trabajo, los cambios en su imagen corporal, el afronta-

Univ. Psychol. Bogotá, Colombia V. 8 No. 2 PP. 413-422 may-ago 2009 ISSN 1657-9267

207
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

miento de la propia muerte y lo que ello conlleva (Rincón-Hoyos


et al., 2006). El paciente se ve obligado a cambiar su estilo de
vida, pues su organismo sufre grandes cambios en lo fisiológico,
orgánico y emocional, encontrándose con periodos estresantes,
agotadores y emocionalmente devastadores (Gamarra & Gon-
záles, 2006).

El ingreso al tratamiento de diálisis desencadena una situa-


ción de crisis, en la que el paciente debe hacer un esfuerzo por
adaptarse y rediseñar su vida en función de las limitaciones de
su enfermedad (Martorelli & Mustaca, 2004). Constituye un su-
ceso vital estresante que requiere un cambio en la rutina habi-
tual del individuo, perturbándola o amenazándola, causando,
además, una necesidad de reajuste sustancial en las condicio-
nes del organismo (Sandín, 1993). Esta disfunción es una pérdida
más, que se vive como una vejez prematura y una muerte que
se aproxima (Fernández et al., 2005).

El significado psicológico o subjetivo del estresor, para el su-


jeto, constituye un importante elemento disposicional que media
en el proceso adaptativo. De ahí la importancia de los recursos
psicosociales de afrontamiento de estrés como la autoestima y
el apoyo social, que permiten percibir que hay menos situacio-
nes que exceden los recursos y, por tanto, se experimenta menos
estrés (Sánchez Vidal, 1990).

208
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

El tema de la dependencia es uno de los mayores proble-


mas y, mientras más se siente esa pasividad, aunque incons-
cientemente, el paciente empieza a percibir que su control está
ahora en manos de extraños, teniendo una relación ambivalen-
te con el equipo médico, en la que lo manifiesto es lo positivo, no
pudiendo expresar lo negativo de la misma. Depender de otro
o de la máquina, sitúa al paciente en un lugar de inferioridad,
revelándose a través de lo corporal, poniéndose en situaciones
de riesgo, para sentir que es él quien maneja su cuerpo, su histo-
ria de vida, las decisiones sobre su enfermedad y la expresión de
no querer vivir con esas limitaciones (Felipe De, 2001). La mayoría
de las personas, al enfrentarse con una enfermedad que podrá
resultar ser su muerte, reacciona con un choque casi siempre
seguido de rabia (Rudnicki, 2006). El paciente en tratamiento
en hemodiálisis presenta, en la gran mayoría de los casos, una
patología psicológica asociada: angustia, sentimiento de inca-
pacidad, ansiedad, disminución del interés o placer en todas
las actividades, depresión en algún grado, irritabilidad, deterio-
ro sociofamiliar, disfunción sexual y negación (Vinokur & Bueno,
2002).

Un estudio exploratorio sobre los factores psicológicos en


pacientes sometidos a hemodiálisis y en lista de espera para un
trasplante renal, coincide en señalar que éstos denotan gran su-
frimiento psíquico, temor, angustia, miedo a morir, coraje y frus-
tración previos al tratamiento.

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Cuadernos Académicos UCMaule | 4

Estudios realizados en pacientes con hemodiálisis crónica


muestran que un alto grado de apoyo social percibido implican
esperanza, percepción de competencia física y psíquica, ca-
pacidad de encontrarle el lado positivo a situaciones difíciles,
capacidad de relacionarse con otros y de expresar sus frustra-
ciones. El apoyo prestado por la familia tiene el mayor peso en
relación con el apoyo prestado por otros componentes de la
red social (Arechavala, Catoni, Palma, Moyano & Barrios, 2001).

Un estudio realizado en dos centros de diálisis en Chile, que


evaluó la calidad de vida de los pacientes, confirmó el hecho
de que en la familia los pacientes se sienten protegidos y acom-
pañados, con lo cual sus miedos se disipan y su angustia dismi-
nuye en función de la respuesta positiva del apoyo social de
su familia. Si esto no fuese así, el paciente, además de sufrir la
enfermedad que físicamente le disminuye, podría ir perdiendo
sus facultades esenciales (de pertenencia, apoyo, energía, vita-
lidad, etc.) y alejándose cada vez más de su personalidad ante-
rior (Rodríguez, Castro & Merino, 2005).

Respecto a la familia, en la etapa crónica de la enferme-


dad se produce una reorganización de los roles familiares; las
funciones que desempeñaba el enfermo se redistribuyen en el
resto de la familia. Destaca aquí la sobreprotección del enfermo
o la dependencia que establece con su cuidador, que primero
es, en un sentido, para luego ser de doble dirección, ya que la
vida del cuidador se empobrece y se circunscribe al enfermo.

210
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

Éste último vive esa sobreprotección como limitadora de la vida


normal, pero también como un amparo ante el desgaste que
supone enfrentar la minusvalía que produce la enfermedad o
el miedo a la muerte. Cuando la sobreprotección es extrema
conduce a la regresión del enfermo que se infantiliza, desem-
bocando en un duelo o pérdida de identidad. Al considerarse
a la crisis como una situación que entraña al mismo tiempo un
peligro y una oportunidad, un elevado número de familias ha
mejorado sus lazos familiares y personales, ya que supone una
reorganización emocional, en donde los sentimientos de amor
y enfado, de control o dependencia, deben distribuirse de otro
modo. Ya en la etapa terminal de la enfermedad, la familia se
centra fundamentalmente en dar apoyo emocional y físico al
miembro enfermo, estableciendo mecanismos de duelo antici-
pado (Ospina, 1998). Se produce una recapitulación, se finalizan
los asuntos pendientes y la familia activa procesos que posibili-
ten y garanticen su continuidad (Díaz, 2007).

Método

Participantes

Se evaluó un total de 44 sujetos, 22 de los cuales eran pa-


cientes con insuficiencia renal crónica en tratamiento de diálisis,
y otros 22 correspondientes a población no clínica (sin la enfer-
medad), provenientes de la Región Metropolitana y del Maule

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211
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

de Chile. Se utilizó un proceso de muestreo por pareamiento. En


el caso de la muestra clínica, ésta se extrajo del grupo de pa-
cientes que acudían al programa de hemodiálisis de un hospital
público de la Región del Maule, mientras que la muestra no clíni-
ca se extrajo de la base de datos utilizada para el estudio de va-
lidación chilena del instrumento para medir apego en el adulto
CAMIR (Garrido, Santelices, Pierrehumbert & Armijo, 2009), igua-
lando a los participantes en relación a sexo y edad.

Los sujetos aceptaron participar voluntariamente en el es-


tudio, previa firma del consentimiento informado. Asimismo, se
obtuvo la aprobación de los comités de ética de las instituciones
involucradas.

La muestra total estuvo compuesta por 24 mujeres y 20 hom-


bres. La edad promedio de los hombres fue de 46.35 años (DE
= 17.72), mientras que la de las mujeres fue de 37.61 años (DE
= 9.7). Para testear que esta diferencia de edades entre géne-
ros no fuera una variable que pudiera afectar los resultados, se
procedió a contrastarla mediante una prueba t. La prueba de
homogeneidad de Levene reveló que los grupos no eran ho-
mogéneos (F= 9.62, p= 0.003), por lo que se procedió a utilizar
la prueba t para varianzas no homogéneas. Los resultados indi-
caron que no existen diferencias significativas entre hombres y
mujeres según la edad (t=1.95, p=0.062).

212
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

En cuanto a la distribución por edad, el 22.7% de la muestra


se encuentra en el rango joven, de 14 a 30 años (n=10), un 68,2
% está en el rango adulto, de 31 a 60 años (n=30), mientras que
el 9,1% restante se encuentra en el rango adulto mayor (n= 4).

Instrumentos

Se utilizó el Cartes, Modèles Internes de Relation (CAMIR),


desarrollado por Pierrehumbert, Karmanaiola, Sieye, Meisler y
Halfon (1996) y adaptado en Chile (Santelices, Ramírez, Armijo,
Pérez & Olhaberry, 2008) y en actual proceso de validación (Ga-
rrido et al., 2009).

Este instrumento evalúa los patrones de apego adulto y


consta de 72 ítems, repartidos en 13 escalas, que son: Interfe-
rencia parental (IP), Preocupación familiar (PF), Resentimiento
de infantilización (RI), Apoyo parental (AP), Apoyo familiar (AF),
Reconocimiento de apoyo (RA), Indisponibilidad parental (IP2),
Distancia familiar (DF), Resentimiento de rechazo (RR), Traumatis-
mo parental (TP), Bloqueo de recuerdos (BR), Demisión parental
(DP) y Valoración de la jerarquía (VJ).

Estas escalas se agrupan, a su vez, en 4 categorías de ape-


go. Las escalas IP, PF y RI dan cuenta del apego preocupado;
AP, AF y RA del apego seguro; IP2, DF, RR del apego rechazan-
te; TP y BR se relacionan con la no resolución del apego; y DP y

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213
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

VJ con la estructuración del medio familiar. Dados los objetivos


del estudio, sólo se considerarán en este análisis los patrones de
apego (seguro, preocupado, rechazante).

La validación del CAMIR en Chile encontró una fiabilidad


adecuada, con valores alfa entre 0.72 y 0.84, salvo en las escalas
IP (α= 0.54), DF (α =0.33), DP (α =0.39) y VJ (α =0.33).

El formato de respuesta del instrumento, en una primera eta-


pa, es de tipo Likert de 1 a 5 (desde muy verdadero hasta muy
falso). En una segunda etapa, se agrega el procedimiento Q-
Sort, en el que se obliga al sujeto a dejar una cantidad especí-
fica de cartas en cada categoría (desde muy verdadero hasta
muy falso).

Los puntajes escalares del test CAMIR se calculan con base


en las medias de los puntajes de los ítems que las componen.
De esta manera, todas las escalas pueden obtener puntajes
que fluctúan entre 1 y 5 puntos, donde un mayor puntaje indica
mayor presencia de la dimensión medida. Dadas estas restric-
ciones, es esperable obtener medias entre 2 y 3 puntos y, una
distribución relativamente normal de los puntajes.

A fin de obtener el estilo de apego predominante de cada


persona, se combinan los puntajes escalares correspondientes
a cada uno de los patrones de apego (seguro, preocupado,
rechazante), obteniéndose un perfil para cada sujeto. Dicho

214
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

perfil es comparado, mediante correlación, con un patrón es-


tándar de respuesta, representativo de cada estilo (prototipo),
con puntajes que pueden fluctuar entre -1 y 1, donde un mayor
puntaje indica una mayor correspondencia a un patrón de ape-
go específico.

Sobre la base de esos datos, se calcula el puntaje estan-


darizado con el cual se puede clasificar a cada sujeto según
el patrón de apego predominante, comparando los puntajes
obtenidos en cada escala y asignándolo a la categoría de la
escala donde obtiene un puntaje mayor.

Resultados

La estadística descriptiva para las escalas del CAMIR pue-


de observarse en la Tabla 1. Los resultados indican que en la
muestra total, puntajes particularmente altos se observan en las
escalas de VJ (M=4.23), RA (M=3.77), AF (M=3.72) y AP (M=3.70).
Los histogramas revelan que dichas escalas tienden a mostrar
sesgos negativos, en contraste con los sesgos positivos observa-
dos en RR y TP. Un patrón relativamente similar se observa en la
muestra no clínica, con RA (M=4.17), VJ (M=4.11), AF (M=4.11) y
AP (M= 3.95). Para la muestra clínica (dializada), los puntajes más
altos se observan en las escalas VJ (M= 4.36), PF (M = 3.80), RA
M= 3.37) y AF (M= 3.34).

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215
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

No se encontraron diferencias significativas por sexo en los


puntajes obtenidos en las escalas de apego (p>0.05 en todos
los casos), ni en la clasificación categorial de apego obtenida.

En cuanto a la variable edad, no se detectaron asociacio-


nes significativas de los puntajes estandarizados en las escalas
de apego con la edad reportada por los sujetos (-0.055 ≤ r ≤
0.047, p>0.05), ni tampoco diferencias en la edad de los grupos
según los tipos de apego detectados (Norma original: F (3,574) =
0.703, p = 0.55; Norma muestral: F (3,574) = 1.12, p = 0.34).

Tabla 1
Medidas descriptivas para las escalas CAMIR

Escala Total M (DE) Muestra no clínica Muestra dializada


Interferencia Parental 2.72 (0.70) 2.47 (0.59) 2.96 (0.72)
Preocupación Familiar 3.57 (0.70) 3.35 (0.58) 3.80 (0.75)
Resentimiento de Infantilización 2.72 (1.09) 2.11 (0.62) 3.33 (1.13)
Apoyo Parental 3.60 (0.78) 3.95 (0.62) 3.26 (0.79)
Apoyo Familiar 3.72 (0.71) 4.11 (0.46) 3.34 (0.73)
Reconocimiento de Apoyo 3.77 (0.74) 4.17 (0.47) 3.37 (0.75)
Indisponibilidad Parental 2.78 (0.77) 2.32 (0.68) 3.21 (0.59)
Distancia Familiar 2.91 (0.79) 2.53 (0.68) 3.29 (0.71)
Resentimiento de Rechazo 2.44 (0.99) 1.80 (0.67) 3.09 (0.81)
Traumatismo Parental 2.42 (1.02) 1.87 (0.71) 2.96 (1.00)
Bloqueo de Recuerdos 2.45 (0.76) 2.12 (0.60) 2.77 (0.79)
Dimisión Parental 1.98 (1.68) 1.59 (0.44) 2.36 (0.65)
Valoración de Jerarquía 4.23 (0.42) 4.11 (0.39) 4.36 (0.41)

Nota. N=44. Muestra normal= 22; Muestra dializada= 22. Puntajes representan la media de la escala,
en un rango que fluctúa de 1 a 5, donde 5 representa una mayor identificación del sujeto con los
ítems de la escala.
Fuente: elaboración propia.

216
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

La distribución por tipo de apego se observa en la Tabla 2.


En la muestra no clínica, un 54,4 % de los casos corresponde a
apego seguro; un 9,1%, a apego rechazante; un 27,3%, a apego
preocupado; mientras que un 9,1 % es no clasificable. En cam-
bio, en la muestra dializada se observa un 4,5% de apego segu-
ro, un 22,7% de apego rechazante, un 68,2% de apego preocu-
pado y un 4,5% es no clasificable.

Tabla 2
Clasificación obtenida según tipo de apego dominante en base a norma original o puntajes mues-
trales
Tipo de apego detectado No clínica Dializada
n (%) n (%)
Apego Seguro 12 (54.5%) 1 (4.5%)
Apego Rechazante 2 (9.1%) 5 (22.7%)
Apego Preocupado 6 (27,3%) 15 (68.2%)
No clasificable 2 (9.1%) 1 (4.5%)
Fuente: elaboración propia.

Los puntajes medios para cada patrón de apego en am-


bas muestras puede observarse en la Tabla 3. Los resultados indi-
can que en la muestra no clínica hay predominio del patrón de
apego seguro (M=52.14), mientras que en la muestra dializada el
apego preocupado es el que obtiene un promedio mayor (M=
62.1)

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217
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

Tabla 3
Asociaciones medias con los patrones teóricos de apego en muestra normal y dializada

No clínica Dializada Total


Escala Media (DE) Media (DE) Media (DE)
(n=22) (n=22) (n=44)
Apego Seguro 52.14 37.0 44.57
(7.57) (11.97) (12.51)
Apego Rechazante 47.18 53.1 50.14
(7.97) (11.52) (10.23)
Apego Preocupado 49.18 62.1 55.64
(9.34) (10.59) (11.83)
Nota. N=44.

Finalmente, para comprobar si existían diferencias entre los


2 tipos de muestras según el tipo de apego predominante re-
portado, se procedió a realizar un análisis de varianza (ANOVA),
utilizando el SPSS, versión 12. Los resultados indican que existen
diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos.
Las personas clínicamente sanas tienden a tener, predominan-
temente, un tipo de apego seguro (F (1, 42)=25,197, p=0.00),
mientras que los pacientes dializados tienden a tener un tipo de
apego preocupado (F (1, 42)=18,387, p=0.00). El apego recha-
zante fue marginalmente diferente entre ambos grupos (F (1,
42)=3,916, p=0.05).

El tamaño del efecto observado para este análisis fue de


0.63, considerado un efecto grande según Cohen (1992), con
una potencia estadística de 0.98. Estos resultados indican que a
pesar del pequeño tamaño muestral, la diferencia en el tipo de
apego entre ambos grupos es sustancialmente significativa.

218
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

Discusión

A partir de los resultados obtenidos, es posible afirmar que


para la muestra analizada en este estudio, se encontraron im-
portantes diferencias en los patrones de apego entre el grupo
de pacientes dializados y no dializados. En el grupo de pacientes
dializados, casi la totalidad de los participantes presentó apego
inseguro, siendo el más predominante el apego preocupado.
Esto es coherente con la literatura existente, que señala que los
patrones de apego pueden presentar cambios frente a situacio-
nes vitales. Frente a una enfermedad crónica, existiría un cam-
bio importante de la percepción de sí mismo y de los demás,
lo cual se relaciona estrechamente con los patrones de apego
adulto. La situación de vulnerabilidad en la que se encuentra
el paciente dializado, hace que su estilo de vida cambie por
completo y, por lo tanto, es esperable que se alteren sus vínculos
interpersonales.

En este sentido, es posible entender los resultados desde la


teoría del apego, que plantea que la base del apego seguro es
la seguridad y la confianza, sentimientos que se ven seriamente
afectados por la situación de inseguridad que genera el hecho
de tener que someterse diariamente a diálisis. La vida cotidiana
de estos pacientes se ve completamente alterada por esta si-
tuación, generando dificultades individuales y familiares. Desde
el punto de vista individual, numerosas investigaciones han mos-
trado la alta incidencia de trastornos de salud mental en pa-

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219
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

cientes que padecen este tipo de enfermedades (Sandín, 1993)


y desde el punto familiar, hay evidencia que muestra la alta pre-
valencia de las dificultades familiares asociadas a un miembro
con una enfermedad crónica (Vinokur & Bueno, 2002). Por lo
tanto, los resultados de este estudio confirman los hallazgos de
estudios previos y aportan una mirada específica desde la teo-
ría del apego, mostrando que la gran mayoría de los pacientes
dializados presentan un patrón de apego ansioso. Esto puede
interpretarse como que la inseguridad que implica esta situación
vital, hace que las personas se relacionen de manera más ansio-
sa ellos mismos y con los demás, buscando una mayor cercanía
afectiva con su entorno.

En menor medida, se observó la presencia de estilos de ape-


go evitativo, lo que puede entenderse como que los pacientes,
en menor medida, se vuelven más distantes afectivamente, evi-
tando el contacto íntimo interpersonal. Por otra parte, al com-
parar el grupo de pacientes dializados con los no dializados, es
posible comprobar que hay una diferencia muy marcada en los
estilos de apego. Los participantes de la muestra no clínica, que
eran equivalentes respecto a variables sociodemográficas, pre-
sentan una distribución de los patrones de apego convencional,
es decir, más de la mitad de las personas muestra un patrón de
apego seguro y el resto se divide entre los otros patrones de ape-
go inseguros. Este hecho recalca la importancia de considerar
que las personas que padecen de IRCT constituyen un grupo
específico con características propias, que hacen necesario un

220
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

abordaje que tome en cuenta estas características que se le


asocian. Es decir, el presente estudio podría aportar al diseño
de estrategias de intervención en el ámbito preventivo y clíni-
co para abordar el tema de los pacientes dializados desde una
perspectiva integral, tomando en cuenta que la enfermedad se
asocia a una alteración de los patrones vinculares, por lo que se
hace necesario dar respuesta a las necesidades psicológicas de
estos pacientes y de sus familias.

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225
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

226
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

APEGO Y PSICOPATOLOGÍA: ESTUDIO COMPARATIVO


DE LOS ESTILOS DE APEGO EN ADULTOS CON Y SIN
SINTOMATOLOGÍA ANSIOSO-DEPRESIVA

Recibido: 12-7-10
Aprobado: 29-8-10
María Pía Santelices Álvarez
Pontificia Universidad Católica de Chile, Chile

Mónica Guzmán González


Universidad Católica del Norte, Antofagasta, Chile
Lusmenia Garrido Rojas
Universidad Católica del Maule, Chile
E-Mail: msanteli@uc.cl

Resumen:

Se realizó un estudio cuyo objetivo fue comparar la existen-


cia de diferencias en los estilos de apego, en función de la pre-
sencia o ausencia de sintomatología ansioso-depresiva en una
muestra de adultos chilenos. Para ello se evaluó un total de 366
participantes mediante el CaMir (Pierrehumbert et al., 1996), que
mide el apego adulto y el OQ-54.2 (Lambert et al., 1996), que
evalúa sintomatología ansioso-depresiva. Los resultados indican
que hay diferencias significativas entre ambos grupos, de tal
modo que la sintomatología ansioso-depresiva se asocia a esti-
los de apego inseguros.

Palabras clave: estilos de apego, síntomas ansioso-depresivos,


adultos chilenos, CAMIR, OQ-54.2.

REVISTA ARGENTINA DE CLÍNICA PSICOLÓGICA | Vol. XX | © 2011 Fundación AIGLÉ. p.p. 49–55

227
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

Abstract

We developed a study to compare existing differences bet-


ween attachment styles as a function of the presence or abs-
ence of anxious-depressive symptoms within a Chilean adult
sample. In doing so, we evaluated 366 participants through the
CaMir test (Pierrehumbert et al., 1996) which measures the adult
attachment, and the OQ-54.2 test (Lambert et al., 1996) that
evaluates anxious-depressive symptoms. The results indicate that
there are significant differences between both groups, such that
the anxious-depressive symptomatology is associated to insecu-
re attachment styles.

Key words: attachment styles, anxious-depressive symptoms, Chi-


lean adults, CAMIR, OQ-54.2.

228
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

Antecedentes

Existen numerosos estudios que asocian la presencia de psi-


copatología a estilos de apego inseguro en los adultos, lo cual
se asocia, a su vez, con la presencia de relaciones de apego
inseguro durante la infancia del adulto (Mason, Platts y Tyson,
2005). Al respecto, Bowlby (1985) destacó el rol de las experien-
cias tempranas en el desarrollo de psicopatología, sugiriendo
que en los casos en que los niños desarrollan representaciones
negativas de sí mismo y de los otros, tienden a ser más vulne-
rables a la psicopatología, ya que estos modelos operativos in-
ternos afectan la experiencia y el comportamiento, por ende,
el autoconcepto, la autoestima y las relaciones interpersonales
(Mason et al., 2005).

La presencia de psicopatología en los adultos es un pode-


roso factor de riesgo para la seguridad de los vínculos con los
hijos(as). Numerosos estudios muestran que las situaciones en que
se observa una carencia de estrategias de apego coherentes y
unitarias en los niños generalmente se asocian a madres o pa-
dres afectados por estrés o depresión crónicas (Dubois-Comtois
& Moss, 2004; Edhborg, Lundh, Seimyr & Widström, 2003; Raikes
& Thompson, 2006; Teti, Gelfand, Messinger & Isabella, 1995). De
acuerdo a lo planteado por Adams (2005), las madres deprimi-
das constituyen un grupo de alto riesgo, pues la depresión inter-
fiere con su habilidad para darse cuenta de las necesidades de
su hijo y proveer un cuidado emocionalmente nutritivo.

229
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

Diversos estudios han logrado establecer una relación entre


estilos de apego y diferentes psicopatologías. Así, se ha obser-
vado que el estilo de apego preocupado en adultos se asocia
a la presencia de trastornos de ansiedad (Dozier, Stovall & Al-
bus, 1999), altos rangos de síntomas psiquiátricos, indicadores de
estrés percibido y dificultades en las relaciones interpersonales
(Pianta, Egeland & Adam, 2006). También se ha demostrado que
un alto porcentaje de personas que presentan trastornos depre-
sivos, presentan patrones de apego inseguro evitativo (Pilkonis,
1988). Asimismo, se ha visto una gran prevalencia de apego des-
organizado en subgrupos clínicos y una gran proporción de per-
sonas con experiencias traumáticas no resueltas entre pacientes
con trastornos alimentarios, desórdenes afectivos, de ansiedad y
con personalidad limítrofe (Dozier, Stovall & Albus, 1999).

Un interesante aporte en el campo de la psicopatología y el


apego, es el que ha hecho Peter Fonagy (1991; 1999). Con múl-
tiples trabajos sobre la relación entre desorden de personalidad
y el tipo de relación temprana, Fonagy (1999) ha propuesto que
pacientes que padecen de un desorden severo de la personali-
dad han sido víctimas de abuso o maltrato, lo que los ha hecho
vulnerables a las relaciones íntimas y ha generado incapacidad
para transmitir un apego seguro en sus propios hijos.

En definitiva, en años recientes la investigación ha comenza-


do a avanzar desde el estudio exclusivo de los estilos de apego
y el desarrollo de psicopatología en niños, niñas y adolescentes,

230
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

hacia el estudio de esta relación en la edad adulta, encontran-


do hallazgos preliminares coherentes con un marco integrado
de psicopatología evolutiva (Main, 1996; Weinfield, Sroufe &
Egeland, 2000). Sin embargo, se requiere profundizar en este
programa de investigación logrando mayores niveles de espe-
cificidad y clarificando diferenciadamente su comportamiento
en la población adulta de países latinoamericanos. La precisión
de la relación entre un determinado estilo de apego y especí-
ficas psicopatologías aún es algo que está por estudiarse, pues
hasta ahora la mayoría de los estudios se han realizado con ins-
trumentos que han sido diseñados y probados con muestras no
clínicas, lo cual no permite saber con mayor seguridad su com-
portamiento con grupos clínicos (Strauss, 2000).

Específicamente, en Chile se constata la notoria carencia


de investigación del apego en adultos, limitando las posibilida-
des de contar con datos pertinentes al contexto nacional (Mar-
tínez y Santelices, 2005). Este conocimiento permitirá desarrollar
modelos de intervención tanto a nivel preventivo como paliativo
que integre la teoría del apego al abordaje de los problemas
de salud mental de la población, constituyéndose por tanto en
una línea de investigación de relevancia (Main, 1996). El presen-
te artículo busca aportar en esta dirección, reportando los resul-
tados de una investigación que tuvo por objetivo comparar la
existencia de diferencias en los estilos de apego, en función de
la presencia o ausencia de sintomatología ansioso-depresiva en
una muestra de adultos chilenos.

231
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

Método

Se realizó un estudio de tipo transversal, con un diseño corre-


lacional no experimental, basado en mediciones de auto-repor-
te, con una muestra no clínica extraída de la comunidad, com-
puesta por personas provenientes de la Región Metropolitana y
del Maule de Chile.

Participantes

Los participantes de la muestra fueron seleccionados alea-


toriamente de la muestra utilizada en el estudio de validación
chilena del instrumento para medir apego en el adulto CAMIR
(Garrido, Santelices, Pierrehumbert y Armijo, 2009). En dicho es-
tudio, se usó un muestreo mixto, que en el caso de la Región
Metropolitana utilizó a madres que asistían a programas de pro-
moción del apego seguro y a estudiantes universitarios, mientras
que en el caso de la Región del Maule, se realizó un muestreo
aleatorio simple entre alumnos, docentes y funcionarios de la
Universidad Católica del Maule y entre funcionarios del Hospi-
tal Regional de Talca. Los participantes aceptaron incorporarse
voluntariamente en el estudio, previa firma del consentimiento
informado. Asimismo, se obtuvo la aprobación de los comités de
ética de las instituciones involucradas.

La muestra total del presente estudio estuvo compuesta por

232
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

366 personas, entre 18 y 62 años, con un promedio de edad de


24,5 años (DE = 9,15). Un 44,5% (n = 163) de la muestra fueron
varones y un 55,5 % (n = 203) mujeres. El promedio de edad de
los hombres fue 25,4 (DE= 9,16), mientras que el de las mujeres
fue de 23,7 (DE = 9,10). A fin de testear que la diferencia de eda-
des entre géneros no fuera una variable que pudiera afectar
los resultados, se procedió a examinar tal efecto mediante una
prueba t. La prueba de homogeneidad de Levene reveló que
los grupos son homogéneos (F (1,364) = 0,39, p > 0,05), por lo que
se procedió a examinar diferencias con varianzas homogéneas.
Los resultados muestran que no existen diferencias significativas
entre hombre y mujeres según la edad (t(1,364) = 1,72, p > 0,05).

Instrumentos

Cuestionario de Apego en Adultos: Cartes Modeles Indivi-


dueles de Relation (CaMir) de Pierrehumbert et al. (1996). Este
instrumento ha sido adaptado en Chile (Santelices, Ramírez,
Armijo, Pérez y Olhaberry, 2008) y se encuentra en proceso de
validación (Garrido et al., 2009). Es un cuestionario auto-admi-
nistrado que consta de 72 ítems, distribuidos en 13 escalas, que
se agrupan a su vez en 4 categorías. Las escalas son: Interfe-
rencia parental (IP), Preocupación familiar (PF), Resentimiento
de infantilización (RI), Apoyo parental (AP), Apoyo familiar (AF),
Reconocimiento de apoyo (RA), Indisponibilidad parental (IP2),
Distancia familiar (DF), Resentimiento de rechazo (RR), Traumatis-

233
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

mo parental (TP), Bloqueo de recuerdos (BR), Demisión parental


(DP) y Valoración de la jerarquía (VJ). Las escalas IP, PF y RI dan
cuenta del apego preocupado; AP, AF y RA del apego seguro;
IP2, DF, RR del apego rechazante; TP y BR se relacionan con la no
resolución del apego; y DP y VJ con la estructuración del medio
familiar. Estas 13 escalas entregan puntajes en cada uno de los
tipos de apego (seguro, preocupado, rechazante). La valida-
ción del CAMIR en Chile encontró una fiabilidad adecuada, con
valores alfa entre 0.72 y 0.84, salvo en las escalas IP (α = 0,54), DF
(α = 0,33), DP (α = 0,39) y VJ (α = 0,33) (Garrido, Santelices, Pie-
rrehumbert y Armijo, 2009).

El formato de respuesta del instrumento en una primera eta-


pa es de tipo Likert de 1 a 5 (desde muy verdadero a muy fal-
so). En una segunda etapa, se agrega el procedimiento Q-Sort,
en que se obliga al sujeto a dejar una cantidad específica de
cartas en cada categoría (desde muy verdadero a muy falso).
Los puntajes escalares del test CAMIR se calculan en base a las
medias de los puntajes de los ítemes que las componen. De esta
manera, todas las escalas pueden obtener puntajes que fluc-
túan entre 1 y 5 puntos, donde un mayor puntaje indica mayor
presencia de la dimensión medida. Dadas estas restricciones, es
esperable obtener medias entre 2 y 3 puntos y una distribución
relativamente normal de los puntajes.

A fin de obtener el estilo de apego predominante de cada


persona, se combinan los puntajes escalares correspondientes

234
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

a cada uno de los patrones de apego (seguro, preocupado,


rechazante), obteniéndose un perfil de cada sujeto. Dicho perfil
es comparado, mediante correlación, con un patrón estándar
de respuesta representativo de cada estilo (prototipo), con pun-
tajes que pueden fluctuar entre 1 y -1, donde un mayor puntaje
indica una mayor correspondencia a un patrón de apego.

En base a esos datos se calcula el puntaje estandarizado


con el cual se puede clasificar a cada sujeto según el patrón de
apego predominante, comparando los puntajes obtenidos en
cada escala y asignándolo a la categoría de la escala donde
obtiene un puntaje mayor.

Cuestionario para la Evaluación de Resultados y Evolución


en Psicoterapia (OQ-45.2). Este instrumento fue desarrollado por
Lambert et al. (1996) y ha sido adaptado y validado en Chile
(von Bergen y De la Parra, 2002). Consta de 45 ítems y su tiempo
de aplicación es de 10 minutos. Se utiliza habitualmente para
evaluar los resultados y evolución del proceso durante psicotera-
pia, pero a la vez permite tener una medida de ajuste o bienes-
tar socioemocional, habiéndose demostrado que es capaz de
discriminar en forma significativa entre muestras clínicas y nor-
mativas (von Bergen y De la Parra, 2002). Considera 3 escalas,
representativas del ajuste socioemocional: sintomatología ansio-
sa-depresiva, que mide la presencia o ausencia de sintomato-
logía de tipo ansiosa y/o depresiva; relaciones interpersonales,
que evalúa la presencia o ausencia de conflictos interpersonales

235
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

y el bienestar o disconfort que ello genera; y rol social, que mide


la presencia o ausencia de dificultades para ajustarse al rol so-
cial. El puntaje del OQ se obtiene sumando el puntaje obtenido
para cada ítem y arroja puntajes para cada escala, así como
un puntaje total de ajuste socioemocional o ausencia de discon-
fort. Cada ítem se puntúa en una escala Likert de nivel ordinal
de 0 a 4 puntos, por lo tanto el rango del puntaje del ajuste total
va de 0 a 180 puntos, indicando un mayor disconfort el puntaje
mayor (punto de corte 73). La escala de sintomatología ansiosa-
depresiva (SD) comprende 25 ítems (punto de corte 43), la de
relaciones interpersonales (RI) 11 ítems (punto de corte 16), y la
de rol social (RS), 9 ítems (punto de corte 14).

Estudios realizados en Chile sobre su confiabilidad, indican


en una muestra clínica un coeficiente alfa de Cronbach para el
OQ total de 0,91 y para las escalas SD, RI y RS de 0,89, 0,67 y 0,63
respectivamente; y 0,91, 0,88, 0,71 y 0,65 respectivamente para
una muestra no clínica (von Bergen y De la Parra, 2002). Estos
valores son similares a los reportados por Lambert et al. (1996).

La validez de constructo mostró una sensibilidad de 0,90 (ver-


daderos positivos correctamente identificados en punto de cor-
te) y de 0,93 (verdaderos negativos correctamente identificados
en punto de corte) (von Bergen y De la Parra, 2002). Para el es-
tudio de la validez concurrente se midió sintomatología ansiosa,
depresiva y somatomorfa a través del cuestionario DAS (Alvara-
do et al., 1991, en von Bergen y De la Parra, 2002), encontrándo-

236
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

se correlaciones significativas entre todas las escalas del DAS y


puntaje total del OQ y con las escalas del OQ y puntaje total del
cuestionario DAS, lo cual permite apoyar la validez concurrente
entre ambos instrumentos. En estudios realizados por Lambert et
al. (1996), se ha estudiado la validez concurrente del OQ con la
Symptom Checklist 90-R, Beck Depresión Inventory, Zung Self-ra-
ting Depression Scale, Zung Self-rating Anxiety Scale, Inventory of
Interpersonal Problems y Social Adjustment, encontrándose que
el instrumento muestra una alta validez concurrente.

Análisis de Datos

Para el análisis de los datos se ocupó el programa SPSS ver-


sión 14.0. Preliminarmente, se llevaron a cabo los análisis para
evaluar diferencias en los patrones de apego de acuerdo a va-
riables sociodemográficas, tales como el sexo y la edad. La eva-
luación de la hipótesis del estudio se llevó a cabo con la prueba
de Análisis de la Varianza (ANOVA).

Resultados

Patrones de apego

Los análisis preliminares muestran que no existen diferencias


significativas por sexo (χ2 (2) = 5,51, p > 0,05) ni edad (F (2, 363)

237
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

= 0, 14, p > 0,05) en los patrones de apego. La distribución por


tipo de apego puede observarse en la Tabla 1. Así, se observa la
presencia de una mayoría de apego seguro, seguido por apego
preocupado y luego rechazante.

Tabla 1. Clasificación obtenida según tipo de apego predominante

PATRÓN DE APEGO DETECTADO N PORCENTAJES


(%)
Apego Seguro 195 53,3%
Apego Rechazante 80 21,9%
Apego Preocupado 91 24,9%

Ajuste socioemocional

El análisis de la distribución de frecuencia de presencia/


ausencia de desajuste emocional en el OQ-45.2 diferenciando
hombres y mujeres, indica que existe una asociación significativa
entre ambas variables, (χ2 (1) = 5,31, p < 0,05), siendo las mujeres
quienes presentan con mayor frecuencia desajuste o disconfort
socioemocional que los hombres. De este modo, para los análisis
que incluyen esta variable se decidió controlar según sexo. En
relación a la variable edad, no existen diferencias significativas
según el ajuste socioemocional (F (1, 364) = 0,75, p > 0,05). La es-
tadística descriptiva de las escalas del OQ-45.2 puede observar-
se en la Tabla 2. La principal diferencia en las medias entre muje-
res y hombres se registra en la escala de sintomatología ansioso/
depresiva, mientras que en la escala de relación interpersonal y
rol social se observan medias similares.

238
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

En la Tabla 3 puede observarse el ajuste socioemocional


global de la muestra del estudio según las escalas del OQ-45.2,
de acuerdo a los puntajes de corte previamente descritos. Así,
un 16,7% de la muestra total presenta desajuste socioemocional,
siendo claramente mayor en las mujeres (20,7%) que en los hom-
bres (11,7%).

Análisis de correlaciones entre estilos de apego y ajuste


socioemocional

En la Tabla 4 se pueden observar las correlaciones entre los


estilos de apego obtenidos en el CAMIR y los puntajes en ajuste
socioemocional obtenidos en el cuestionario OQ-45.2, tanto en
las tres subescalas como en la escala total.

De acuerdo a lo observado en la Tabla 4, se registra una


correlación significativa e inversa entre el estilo de apego seguro
y las escalas de sintomatología ansioso-depresiva (r2 = -0, 37; p <
0,01), relaciones interpersonales (r2 = -0,39; p < 0,01), rol social (r2 =
-0,31; p< 0,01) y el puntaje total de la escala (r2 = -0,41; p < 0,01),
controlando por sexo. Estos resultados indican que mientras más
seguro es el apego, hay menor sintomatología ansioso-depresi-
va, menos problemas interpersonales y en el rol social y mayor el
ajuste socioemocional en general.

239
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

Además, se observa una correlación significativa y directa


entre los estilos de apego inseguros (rechazante y preocupado)
y todas las escalas de ajuste socioemocional, con correlaciones
entre 0,12 y 0,47 (p < 0,01). Estos resultados indican que mientras
más ansioso o rechazante sea el apego adulto (es decir, mien-
tras más inseguro sea éste), hay mayor sintomatología ansioso-
depresiva, mayor presencia de problemas interpersonales y en
el rol social, y menor ajuste socioemocional en general.

Tabla 2. Medidas descriptivas para las escalas del OQ-45.2

ESCALA TOTAL MUJERES HOMBRES


M (DE) M (DE) M (DE)
Sintomatología ansioso/depresiva 29,93 (13,73) 32,99 (13,62) 26,13 (12,93)
Relación Interpersonal 11,90 (5,81) 12,40 (6,08) 11,28 (5,41)
Rol social 10,67 (3,99) 10,87 (4,06) 10,43 (3,91)
Total 52,51 (20,99) 56,22 (21,25) 47,88 (19,77)

Tabla 3. Ajuste socioemocional en la muestra según escalas del OQ-45.2

AJUSTE SOCIOEMOCIONAL TOTAL MUJERES HOMBRES


N (%) N (%) N (%)
Ajuste socioemocional o bienestar 305 (83,3) 161 (79,3) 144 (88,3)
Disconfort o desajuste 61 (16,7) 42 (20,7) 19 (11,7)

Tabla 4. Correlaciones Parciales entre Estilos de Apego y Ajuste Socioe-


mocional

VARIABLE APEGO APEGO APEGO


DE CONTROL SEGURO RECHAZANTE PREOCUPADO
Sexo Sintomatología -0,37** 0,15** 0,46**
Ansioso/Depresiva
Relaciones Interpersonales -0,40** ,22** 0,40**
Rol Social -0,31** 0,12** 0,34**
Total -0,41** 0,18** 0,47**

240
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

Tabla 5. Análisis Factorial de la Varianza para la Escala de Ajuste So-


cioemocional según el Estilo de Apego y Sexo

FUENTE GL F P
Estilo de Apego 2 28,58 0,00
Sexo 1 15,29 0,00
Estilo de Apego * Sexo 2 0,56 0,57
Error 360

Análisis comparativo de la Escala de Ajuste Socioemocio-


nal según Estilo de Apego

A fin de examinar si existían diferencias entre los niveles de


ajuste socioemocional según los diferentes estilos de apego, se
procedió a realizar un análisis de varianza factorial. Dado que
en los análisis preliminares se observaron diferencias según sexo,
se incorporó esta variable como un factor adicional, a fin de
evaluar posibles efectos de interacción con la variable estilo de
apego. En la Tabla 5 pueden observarse los resultados. Para ello,
se procedió en primera instancia a verificar el cumplimiento de
los supuestos de esta prueba estadística. La prueba K-S indica
que la muestra se distribuye normalmente (p > 0,08). Al contras-
tar el supuesto de la homogeneidad de las varianzas con el esta-
dístico de Levene, éste muestra que las varianzas no son iguales
(F (5, 360) = 2,41, p < 0,05).

Los resultados del ANOVA indican que existen diferencias


estadísticamente significativas entre los estilos de apego en la
escala de ajuste socioemocional (F (2, 360) = 28,68, p < 0,01) (ver

241
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

Tabla 5). Los análisis de interacción entre sexo y estilos de apego


muestran que no existe un efecto estadísticamente significativo
(F (2,360) = 0,56, p > 0,57), por lo que los efectos del tipo de ape-
go sobre el grado de ajuste emocional no difieren según el sexo
de los participantes. Por esta razón, se procedió a analizar sólo
los efectos principales del patrón de apego.

Los contrastes post hoc se llevaron a cabo con la prueba


Games-Howell para varianzas no homogéneas. Los resultados
de estos análisis indican que existen diferencias entre los estilos
de apego seguro y los patrones de apego preocupado y recha-
zante (p < 0.05), presentando mayor disconfort o desajuste emo-
cional los estilos preocupados y rechazantes que los seguros.
Existen además diferencias estadísticamente significativas entre
los patrones de apego preocupado y rechazante, presentado
un mayor nivel de desajuste emocional las personas con estilos
de apego preocupado (p < 0.05).

El tamaño del efecto observado para este análisis fue de


0,39, valor considerado elevado de acuerdo a los criterios pro-
puestos por Cohen (1992), con una potencia estadística de 0,99.

Discusión

Llama la atención el bajo porcentaje de apego seguro


identificado en la muestra mediante el CAMIR (53,3%); por ejem-

242
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

plo, un estudio realizado en Estados Unidos con una muestra


representativa a nivel nacional reveló un 59% de apego segu-
ro (Mickelson, Kessler & Shaver, 1997), y es aun más baja si lo
comparamos con la proporción de apego seguro en infantes
encontrada en un estudio realizado en Chile con un 73,1% (Le-
cannelier, Kimelman, González, Núñez y Hoffman, 2009). En base
a estos últimos resultados podría hipotetizarse que las pautas ac-
tuales de crianza, acompañadas de la mayor visualización de
las necesidades socioafectivas en la niñez temprana, favorecen
el desarrollo de un estilo de apego seguro en los infantes de for-
ma más marcada que en generaciones anteriores –si bien se
requiere mucha más investigación nacional para respaldar esta
conjetura.

No sorprenden los resultados con respecto a las diferencias


encontradas en el ajuste emocional entre hombres y mujeres, ya
que la literatura especializada señala que las mujeres tienden
a desarrollar mayor proporción de psicopatología (Granados y
Ortiz, 2003), especialmente de tipo internalizante (por ejemplo,
depresión).

Los hallazgos de este estudio contribuyen a fortalecer la hi-


pótesis de Bowlby (1985) respecto a que el grado de seguridad
desarrollado en el estilo de apego influye sobre la salud mental
a lo largo de la vida. Según los resultados obtenidos, un apego
seguro actuaría como un mecanismo protector frente a proble-
mas de ajuste socioemocional, específicamente sintomatología

243
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

ansioso-depresiva, problemas de relación interpersonal y dificul-


tades en el ejercicio de los roles sociales, lo cual está en línea
con investigaciones previas realizadas en otros países (Soares &
Dias, 2007).

Por otra parte, el estudio mostró que el apego inseguro


(preocupado y rechazante) se asocia significativamente con di-
ficultades en las dimensiones señaladas durante la edad adulta,
por lo que podría considerarse como un factor de riesgo para
la salud mental y ajuste social (Soares & Dias, 2007). Este hallaz-
go refuerza los aportes de investigaciones como la de Dozier y
colaboradores (1999), Pianta y colaboradores (2006), quienes
asocian un estilo de apego inseguro al desarrollo de diversas psi-
copatologías en la edad adulta.

Si bien todas las correlaciones fueron significativas con un p <


0,01, la asociación entre apego preocupado y ajuste socioemo-
cional mostró el doble de tamaño (0,47) que la observadas para
el apego rechazante (0,18). Es posible entonces que el apego
preocupado (ansioso) tenga un impacto mayor sobre la salud
mental de los adultos que el rechazante (evitativo), hipótesis que
abre nuevas líneas de investigación al respecto, por ejemplo,
respecto a las influencias diferenciales del tipo de apego insegu-
ro adulto (ej., preocupado, rechazante) sobre la manifestación
particular de un cuadro psicopatológico determinado (ej., de-
presión, ansiedad, etc.).

244
Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

Una precaución a tomar en cuenta es que no se pueden es-


tablecer relaciones causales entre el estilo de apego y el grado
de desajuste socioemocional con el presente diseño de inves-
tigación, ya que es de carácter transversal y correlacional, es
decir, apunta a mostrar asociaciones entre ambas variables, no
a generar modelos de causalidad. Para avanzar en dicha línea,
se requiere desarrollar estudios longitudinales en Chile y Latino-
américa, que además consideren la comparación transcultural
de los hallazgos, por cuanto se han encontrado diferencias en la
distribución de los estilos de apego en los diversos países (Lecan-
nelier et al., 2009; Mickelson et al., 1997).

Avanzar en el estudio de la relación entre apego y psicopa-


tología en adultos constituye un programa de investigación que
aportará al esclarecimiento de los múltiples caminos que llevan
a una persona hacia la salud mental y el ajuste social, o bien
hacia la patología y el sufrimiento, con perspectiva de ciclo vital
desde la cuna hasta la tumba (Bowlby, 1985; Main, 1996; Wein-
field et al., 2000). El rol de las relaciones interpersonales a lo largo
de la vida, ya sea como factores de riesgo y vulnerabilidad, o
como escudos protectores y mecanismos de resiliencia para la
salud mental, aun permanece incompleto y con preguntas cla-
ves que responder.

245
Cuadernos Académicos UCMaule | 4

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Cuestionario de evaluación de apego en el adulto CaMir

REFERENCIAS AUTORES

Lusmenia Garrido
Lusmenia Garrido es Psicóloga de la Universidad de Concepción
y Magíster en Psicología, Mención Psicología Clínica de la Pontificia
Universidad Católica de Chile. Es Terapeuta Cognitivo Posracionalista,
formada en el Centro de Terapia Cognitiva Posracionalista, CETEPO, en
Argentina. Es académica del Departamento de Psicología de la Univer-
sidad Católica del Maule, donde desarrolla docencia en el ámbito de
la Psicología Clínica en Adultos. Sus principales líneas de investigación
son Apego Adulto y Regulación Emocional.
Contacto: lgarrido@ucm.cl

María Pía Santelices


María Pía Santelices es Psicóloga de la Universidad de Chile, Doc-
tora en Psicología Clínica de la Université de Lyon, Francia. Es académi-
ca de la Escuela de Psicología de la Pontificia Universidad Católica de
Chile. Sus líneas de investigación son la primera infancia, parentalidad y
apego infantil y adulto.

Blaise Pierrehumbert
Blaise Pierrehumbert es Psicólogo del Desarrollo. Es director de la
Unidad de Investigación del Departamento de Psiquiatría del Niño y del
Adolescente de la Universidad de Lausanne, y también es académico,
como profesor adjunto, en el Instituto de Psicología y en la Facultad de
Biología y Medicina de la Universidad de Lausanne. Es el creador del
CaMir. Sus líneas de investigación son Apego y Psicopatología del Desa-
rrollo, Neuroendocrinología del Apego y Estrés, Deprivación Temprana y
Aspectos Transculturales del Apego.

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Cuadernos Académicos UCMaule | 4

Iván Armijo
Iván Armijo es Psicólogo de la Pontificia Universidad Católica de
Chile, donde actualmente trabaja en docencia en tópicos de Méto-
dos de Investigación y Análisis de Datos. Tiene estudios de Postgrado en
Ciencias, con Mención en Computación y se dedica al asesoramiento
de diseño y análisis de estudios en el área de Desarrollo de Instrumentos
Psicométricos e Intervención. Ha desarrollado estudios en las áreas de
Dinámicas de Relación de Pareja, Evaluación de Desarrollo Temprano,
y Evaluación de impacto de Estrategias de Intervención Psicológica.

Mónica Guzmán
Mónica Guzmán González es Psicóloga Clínica Acreditada y
Doctora en Psicología por la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Académica de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica del
Norte, Antofagasta, desarrolla docencia en el ámbito de la Psicología
Clínica con Adultos. Sus líneas de investigación son Apego Adulto, Fun-
cionamiento en Relaciones de Pareja, Perdón en Relaciones Cercanas.

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