Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
APRENDIZAJE
T E S I S
QUE PARA OBTENER EL GRADO DE
MAESTRO EN EDUCACIÓN, NEUROCOGNICIÓN Y APRENDIZAJE
P R E S E N T A:
R E S U M E N / A B S T R A C T ......................................................................... 4
INTRODUCCIÓN ............................................................................................... 5
CAPÍTULO 1
EL CONOCIMIENTO HISTÓRICO COMO UNA VÍA HACIA EL PENSAMIENTO
COMPLEJO: UNA PERSPECTIVA NEUROCIENTÍFICA .................................. 8
CAPÍTULO 2
IMPLICACIONES NEUROPLÁSTICAS EN EL CRISTIANISMO PAULINO: UN
ANÁLISIS HISTÓRICO Y NEUROCIENTÍFICO ............................................... 24
CAPÍTULO 3
OTREDAD Y EMPATÍA: PRESENCIA DE NEURONAS ESPEJO EN LAS
COMUNIDADES CRISTIANAS DEL SIGLO I. ................................................. 51
CONCLUSIONES............................................................................................. 77
In the XXI century the neuroscience have been able to start the traversal
dialog for different branches of human knowledge, among them, the education,
and history. In the present work, there three chapters built, on which it is
attempted to ground the neuroscience application on the historical analysis area.
Presenting, at first instance, the processes and neurological advantages for the
historical knowledge; so afterwards move on with the analysis of the Cristian
communities for the first century or our era, founded on the cerebral plasticity
theories and mirror neurons.
May serve the present job as a suggestion for the neuroscience
application to historical investigation, in the comprehension of the cosmo-vision
from human groups from the past on the time-space fabric in constant
construction.
Key-words: history, neuroscience, complex thought, neuro-cortex,
cerebral plasticity, otherness, empathy, mirror neuron.
4
INTRODUCCIÓN
En la década de los años setenta, la escuela de interpretación histórica
conocida como los Annales, promovió la investigación por medio de la llamada
historia de las mentalidades. La investigación científica consistía en poder
realizar la historicidad de aspectos que, hasta hace poco eran materia subjetiva,
consideradas sin rigor científico.
5
bien es cierto, como demostraremos, no existe una región cerebral encargada
exclusivamente de la conciencia histórica, sino un todo organizado que se lleva
a cabo en el cerebro con el objetivo de contribuir a la madurez cerebral.
6
impactos cerebrales al adoptar una creencia, que, como en el caso del
cristianismo requería que sus fieles renovaran sus costumbres, hábitos y
conductas, producto de lo que el cristianismo denominó “renovación de la
mente”, invitando al cambio sustancial de la interpretación del mundo y su
realidad.
7
CAPÍTULO 1
Introducción
8
Las distintas cosmovisiones del devenir humano, han permitido que
existan heterogéneas maneras de entender e interpretar el pasado. En su
momento, algunas de esas cosmovisiones fueron providencialistas, como ocurrió
entre griegos, romanos, persas, hebreos, cristianos y nahuas, entre otros. Para
algunas otras han sido humanistas, tal como las planteadas por Maquiavelo o
Vico. Mientras que para el positivismo su cosmovisión debía ser científica. Y
quizás, para las grandes sociedades se ha considerado como una disciplina
“aburrida”.
Quizás el presente ensayo sólo sea, una nota más a una apología de la
historia. Reivindicación, reconsideración y reorientación de una ciencia que
hasta bien entrado el siglo XXI requiere ponerse al servicio de la comprensión
del ciudadano de a pie, con el objetivo de resaltar la trascendencia e
implicaciones a niveles neurológicos que esta representa, como una vía, tal
como señala el título del presente estudio, hacia el pensamiento complejo.
9
A qué nos referimos con conocimiento histórico
Los años veinte del siglo pasado, conocidos como la belle epoque
constituyeron un periodo de liberación, así como paulatina recuperación del
trauma social que provocó la Primera Guerra Mundial. Este conflicto al final
demostró la ineficacia del “orden y progreso” positivista eurocéntrico en las
sociedades involucradas en dicha conflagración.
Para Luis González (1980) ésta escuela de interpretación bien puede ser
catalogada como historia anticuaria, curiosa y quizás, inútil acumulación de
10
informaciones del pasado, desligadas de la realidad del ciudadano común:
“librerías, puestos de periódicos, las series televisivas, los cines, y demás tretas
de comercio y comunicación venden historia anticuaria a pasto” (Pereyra, 1980,
p. 59).
11
El surgimiento de cosmogonías y teogonías en los albores de la
humanidad fue la manera de hallar una respuesta a los estados actuales de la
naturaleza y el mundo. Actualmente, las coyunturas históricas y la constante
sucesión de procesos nacionales e internacionales obligan a comprender las
múltiples causalidades que generan el pasado, que explican el presente.
Para Koselleck (Koselleck, 1998, citado por Pérez, 2015, p. 350) la labor
histórica consiste en conocer, comprender y cuestionar. Implica una “auténtica
meditación” en tanto el pasado sea estudiado reflexivamente por cuanto “el
presente es producto del pasado, por ello, volver al pasado, desde el
distanciamiento oportuno, permite una visión crítica y argumentada” (Pérez,
2015, p. 364). El fin de este conocimiento histórico, al que nos estamos refiriendo
consiste en dar sentido a la vida percibiendo la totalidad –y totalidades- de las
cuales formamos parte (Pereyra, 1980, p. 52).
El Dr. Plá (2011) ha estudiado este caso en los últimos años, señalando
que, en México, la historia en su ambiente de enseñanza se ha convertido en un
metarrelato –historia positivista- cuyos fines casi siempre políticos se reafirman
cuando no está presente el análisis, y sí los datos, reforzadores de acciones
heroicas-plausibles o antagonistas-nefastas, de los personajes del pasado que
son descritos tanto en el aula como en la lectura de las efemérides (Plá, 2012,
p. 176).
Por su parte, Edgar Morin (1990), en los años ochenta y noventa, postuló
lo que actualmente conocemos como teoría del pensamiento complejo –cuestión
muy debatida y catalogada incluso como un nuevo salto al vacío posmoderno-.
13
Mientras el avance del conocimiento intenta comprender más de cada
vez menos, Morin se arriesga a señalar que seguimos en un estado primitivo,
porque no hemos sido capaces de percibir los ritmos que marcan el avance,
quizás devenir, entre lo múltiple y lo único –unitas multiplex-, el orden y desorden;
continua contradicción que explica nuestro actual universo azaroso (Morin, 1990,
p. 60).
Dentro del flujo invariable entre el mundo externo e interno que rodea al
individuo, Morin señala los principios dialógicos, sin fronteras definidas entre uno
y otro, que intentan explicar las constantes derivaciones entre el mundo externo
e interno (Morin, 1990, p. 105):
14
gravedad, dos principios que se contradicen y a pesar de ello,
explican el orden cósmico.
2. Recursividad: causas-consecuencias, que son al mismo tiempo
producto y productor, en mutua retroalimentación.
3. Hologramático: el todo está en las partes, y las partes incluidas en el
todo, tal como una célula tiene en sí misma la información de un todo,
y el todo orgánico a su vez está compuesto de células.
El autor aprecia, que estos tres principios intentan dar una explicación al
conocimiento total: “creo que la aspiración a la totalidad es una aspiración a la
verdad y que el reconocimiento de la imposibilidad de la totalidad es una verdad
muy importante […] por eso es que la totalidad es la verdad y la no-verdad”
(Morin, 1990, p. 137). La manera en cómo se transmiten ésta serie de
apreciaciones que van construyendo la realidad subyacen en el papel de la
comunicación e información, (amparo teórico de Luria y Vygotski) por medio de
la cual, Morin concluye que la comunicación humana fue y sigue siendo el primer
modo de representación simbólica de la realidad (Barberousse, 2008, p. 105).
17
Lo podemos definir como una situación pasada y presente, multifactorial
y multidimensional. Multifactorial, porque subyacen en su interior intereses
religiosos, geopolíticos, militares, nacionalistas, económicos y exógenos como
apropiarse de recursos naturales y energéticos. Multidimensional, porque
contiene causas-consecuencias locales: la disputa por la tierra. Regional: el
llamado mundo árabe y judío autóctonos de la zona, sacudidos por la intromisión
de Occidente a Medio Oriente en los albores del siglo XX; y global, por las
consecuencias que ha suscitado esta disputa a niveles más allá de sus fronteras
(no olvidemos que uno de los reclamos y consignas del terrorismo yihadista es
el exterminio del Estado de Israel).
18
exclusivamente a una utilidad, tanto como es riesgoso afirmar que el cerebro
trabaja en conjunto único, lo que hizo postular a Luria sobre los mosaicos en el
sistema nervioso que trabajan en común (Luria, p. 21, 24). Tal como escribió:
19
No hay regiones del cerebro donde resida el conocimiento histórico o el
pensamiento complejo de manera específica, ya que el solo intento de
localizarlos sería incongruente como tratar de encontrar “centros restringidos
para sistemas funcionales biológicos” (Luria, 1986, p. 37) No obstante, sí
encontramos una serie de constelaciones complejas cerebrales territorialmente
dispersas que trabajan coordinadamente.
20
ninguna especie animal en la que el córtex prefrontal tenga una expansión similar
a la humana” (Noreña, 2007, p. 74).
Los centros combinatorios que apuntaba Luria, son estimulados una vez
que nos acercamos al discernimiento del pasado. Las funciones ejecutivas de
21
previsión en los lóbulos frontales son fortalecidas por medio del estudio
multidimensional del pasado, proveyendo herramientas trascendentales para las
habilidades de prospección.
22
¿Cuál es la utilidad de la historia? No sólo representa un bagaje cultural
para jactarse jactar en una charla de café. Compone por lo visto, una vía a la
complejidad, una ruta a la madurez cortical.
23
CAPÍTULO 2
Introducción
La razón de por qué hemos elegido el texto paulino obedece a que este
autor ha sido el más prolífico escritor del Nuevo Testamento, sus argumentos,
aparte de ser fuente de inspiración teológica, resultan junto con otros elementos
historiográficos, manantial de análisis de las comunidades cristianas primitivas.
24
A final de cuentas, Pablo, a diferencia de los doce apóstoles, fue el único que se
atrevió a catalogar al evangelio, como suyo (Romanos 2:6).
Sin duda; entre los mayores exégetas de las cartas de San Pablo se
encuentran Santo Tomás de Aquino (1225-1224) con su libro
Summa Theologiae, así como su predecesor San Agustín de Hipona (354-430);
no obstante en el presente ensayo ambos, no son citados, ni consultados, no por
considerar su obra carente de valor, sino como lo veremos más adelante,
pretendemos observar al cristianismo separado de la interpretación occidental
platónica o neoplatónica para comprender cómo éste apóstol y sus comunidades
religiosas discurrían sobre la mente y su relación con la conducta humana. Sirva
esta exposición, no para demostrar que existe una cierta neuroplasticidad en las
cartas de San Pablo, si no para comprender y reflexionar cómo, cuáles y por qué
razones, el cristianismo mantenía en alta estima algunos procesos neurológicos
que ocurrían entre los conversos.
25
estratos sociales: primero judíos y luego gentiles (no judíos). El movimiento de
Jesús fue coyuntural dentro de la cosmovisión hebrea que pronto integraría
sectores tan heterogéneos socialmente, otrora divididos.
26
Historiadores como Guinebert (1921), Weber (1980), Werner (1961),
Blazquez (1995) y Steagemann (2001) aseguran que San Pablo hizo de una
religión local y regional, una creencia universal, que llevaría en el siglo II a
considerables desavenencias con el judaísmo: “pronto rompieron con el
judaísmo de Jerusalén y se dispersaron, predicando el mensaje de Jesús a los
paganos, un mensaje que no era estrictamente judío” (Blazquez, 1995, p. 34).
En esta clase de interpretaciones vemos una suerte de eurocentrismo
occidentalizado que pretende afirmar que el cristianismo primitivo debió su
existencia a Occidente. Tal ha sido esta perspectiva que, incluso, los estudios
teológicos católicos y protestantes se han basado en el profundo estudio del
griego koiné para tratar de entender las complejidades de la doctrina cristiana.
Lo que originó la percepción de que el cristianismo (occidental) y el judaísmo
(oriental) no mantienen la más mínima relación. Es cierto que el cristianismo tuvo
una paulatina ruptura con el judaísmo y que fue sincretizado con Roma, pero,
por lo menos, el canon neotestamentario con el que contamos hasta hoy, si bien,
escrito en griego en su mayoría, no resultó influido por la cosmovisión helénica.
Debemos considerar, entender y reinterpretar las cartas paulinas en este sentido,
desde su raíz religiosa primigenia: el judaísmo. Desligar la interpretación
cristiana primitiva del revestimiento occidental romano adquirido en siglos
posteriores, e, incluso, de la interpretación burguesa capitalista que la Reforma
Protestante le adjudicó.
La carta a los Romanos (c. 58 d.C.) expone los argumentos básicos del
mensaje soteriológico para la humanidad. Al realizarlo, Pablo no requiere de
instrumentos de filosofía griega. Sino que está aludiendo estrictamente a la
ritualidad judía, por ejemplo, al señalar que el sacrificio vicario de Cristo para
salvar a la humanidad consistió en muerte y derramamiento de sangre; alude a
la ofrenda por el pecado de Éxodo 29:14. Para distinguir la elección soberana
del pueblo de Dios insinúa la tradición de los patriarcas (Romanos 4), e, incluso,
para señalar que la humanidad, ya judía, o gentil, están bajo pecado, comenta
que la ley (Torá) fue aplicaba de manera universal: “al judío primeramente, y
también el griego” (Romanos 2:9).
28
que para acercarse a los gentiles, atrayéndolos al conocimiento de la raíz hebrea
del cristianismo.
Para los judíos, la mente o corazón (leb), al ser parte integral del ser
humano están relacionados con el alma (hebreo nefesh), la carne (hebreo basar)
y el espíritu (hebreo ruaj). Siendo nefesh el centro y asiento también de la
conciencia y parte de la vitalidad orientada a la vida moral-emocional-intelectual
(Dussel, 1969, p. 27), la cual se expresa a través de la carne (basar), y que estará
claramente diferenciada del ruaj (espíritu) ya que éste último está ligado a la
divinidad.
30
Por extraño, e incluso, religioso que parezca, uno de los debates más
importantes en la filosofía occidental contemporánea y que, posteriormente, llega
a las neurociencias, ha sido la cuestión fenomenológica, es decir, ¿qué es
primero, la mente o el cerebro? ¿cómo aprendemos y conocemos el mundo
material?, ¿por medio de los sentidos, o nacemos con ideas innatas y previas a
la experiencia sensible? Actualmente, algunos enfoques en neurociencia han
determinado que la mente es producto del cerebro, de tal suerte que puede haber
cerebro sin mente, como el feto que va desarrollando las neuronas entre el cuarto
y séptimo mes de gestación (Escobar en Velázquez, 2001, p. 239). Factores
como estimulación ambiental, nutrición, endócrinos, entre otros, conforman las
condiciones para el crecimiento neuronal y las distintas funciones psíquicas.
Incluso, Luria (1940) determinó que el cerebro al ser social desarrolla sus
habilidades psíquicas superiores con base en la interacción con el mundo
externo.
No obstante, para el filósofo Karl Popper (1978) esto no es del todo así,
en su teoría de los tres mundos expuso que hay una cuestión dualista entre el
mundo de la materia, al que pertenece el cerebro, y el mundo del espíritu, al que
pertenece, entre otras cosas, la mente, y que ambos mundos son diferentes uno
del otro, pero que pueden llegar a mantener, en ocasiones, contacto,
diferenciarse y trabajar de manera separada. Estos tres mundos son (Escobar
en Velázquez, 2001, p. 243-244):
31
cognoscitivas” (Escobar en Velázquez, 2001, p. 244). Ciertamente esta cuestión
abre otro tipo de interrogantes como, por ejemplo: ¿Cuál es el vínculo entre el
cerebro y la mente si ambos trabajan, o no, de manera sincronizada? Ruiz
(2011), señala que dicha perspectiva abre también el debate: ya que de no existir
un vínculo entre mente y cerebro tendría que asegurarse que es posible una
mente sin cerebro (Ruíz, 2011, p. 115).
Ahora bien, sabiendo que no fue hasta el siglo XVIII cuando Franz Joseph
Gall demostró que el órgano del pensamiento era el cerebro -cosa que fue
rechazada por la comunidad científica ilustrada de su tiempo por considerar sus
análisis religiosos y pocos científicos- debe quedar claro que el judeocristianismo
no sólo habla del corazón como órgano, sino corazón como uno de los órganos
pensantes, puesto que la mayoría de las culturas semíticas percibían que
además del corazón, los riñones y las entrañas, eran órganos del pensamiento
(Job. 15:35). Al hablar, por tanto, de la mente-corazón, lo estamos relacionando
con las facultades cognoscitivas, y no como el corazón en tanto órgano, ya que
actualmente sabemos que el cerebro es el órgano intelectual. Las técnicas
actuales de neuroimagen en este caso nos permiten ver cómo se producen los
pensamientos que anteriormente se consideraban exclusivamente materia para
la filosofía y psicología y la subjetividad.
32
la carne se refiere a la unión entre cuerpo y alma, ambos destinados a actuar
casi siempre en oposición divina, siendo el espíritu la identidad profunda con la
voluntad divina.
En los años sesenta y setenta del siglo pasado, el Dr. Paul Bach-y-Rita
basado en trabajos de Ramón y Cajal (1888) y Luria (1940) postuló la teoría de
la plasticidad cerebral. La cual “es uno de los recursos que tiene el cerebro para
reorganizarse” (Doidge, 2008, p. 24), frente a lesiones cerebrales que tienen que
ver, entre otros aspectos, con los sentidos. Bach-y-Rita señaló que el cerebro
puede reorganizarse e, incluso, realizar una sustitución sensorial (Doidge, 2008,
p. 28), esto gracias a que nuestros sentidos no se encuentran en los miembros
sino en el cerebro. Adaptativamente el cerebro puede sustituir sectores
afectados, ya sea en su anatomía o en los miembros sensitivos tales como la
audición o la vista. Lo que demuestra que el cerebro está sujeto a constantes
cambios:
1
El término plasticidad es la capacidad que tienen un material de ser moldeado y cambiado de forma. Se
ha encontrado que las propiedades del cerebro son muy similares tanto en su estructura anatómica como
celular, para ser moldeado y cambiado de forma dependiendo de las experiencias externas e internas a
las que se encuentre expuesto.
34
importantes incluyendo las emociones, funciones ejecutivas cerebrales tales
como la resolución de problemas, inteligencia, pensamiento, atención, memoria
y aprendizaje (Redolar, 2009, p. 19). De este modo, incluso, las actividades
cotidianas generan cambios sustanciales en el cerebro, por ejemplo, en el año
2000 un grupo de taxistas londinense fueron estudiados con el objetivo de
advertir los cambios cerebrales ocurridos en su actividad cotidiana de ubicación
visual-espacial, los resultados fueron que su hipocampo estaba más
desarrollado que el resto de los conductores comunes y corrientes de la ciudad
(Redolar, 2009, p. 33); así se concluyó que la cultura, en este caso, como una
construcción simbólica y manifestada en las acciones cotidianas, no es sólo algo
de lo que los seres humanos participamos, si no que construimos en constante
retroalimentación y trato con ella (Doidge, 2008, p. 212).
36
doctrina de Jesús, pero oponiéndose a Filón y a los gnósticos cristianos, como
ya hemos dicho, admite el pecado de origen de Adán, y toda una cristología
soteriológica” (Dussel, 1974, p. 48). Así, en la persona de Jesucristo, se
concentran las más complejas y mejores características del ser humano de modo
que a Jesús se le describe como: “poder y sabiduría de Dios” (1ª Corintios 15:24),
“el principio creador de todas las cosas” (Colosenses 1:18), “la imagen del Dios
invisible” (Colosenses 1:18), “el modelo de humildad” (Filipenses 2:5-11), “el
ejemplo de vida que el cristiano debe seguir” (1ª Corintios 11:1), además de
constituir la meta de todo creyente: “ser semejante al Hijo de Dios” (Romanos
8:29), entre otros atributos (Dussel, 1974, p. 50).
37
estoy avergonzado y compungido y soporto la infamia de mi juventud” (Jeremías
31:19).
38
Transición neuroplástica del cristianismo primitivo
¿A qué se refiere el autor cuando señala que “el hombre no capta las
cosas del espíritu”? Hace alusión al hombre natural, animal o anímico, cuya
naturaleza heredada de Adán, no le permite comprender las cosas espirituales,
por mucho que lo desee (2ª de Corintios 4:4), este hombre vive entregado a una
mente reprobada y obcecada y no puede reconocer a Dios (Romanos 1:21). Lo
contrario sucede con el hombre “dotado de espíritu” y cuya mente, renovada,
podría ser catalogada como la “mente de Cristo” percibiendo con claridad la
realidad y siendo capaz de generar pensamientos espirituales (Romanos 8:6),
ya que puede dirigirlos a los contextos y ambientes del espíritu, lo que le permite
examinar todas las cosas e incluso comprender los misterios de ocultos de la
divinidad (1ª de Corintios 2:7).
39
su imagen misma, nos vamos transfigurando con gloria creciente como por la
acción del Señor, que es Espíritu” (2ª de Corintios 3:18).
2
En cuestiones médicas y neurológicas los periodos ictales y posictales corresponden a una crisis
convulsiva. Los cuales para Valiente (2011) corresponde a la descripción neurológica más acertada de la
manifestación mística de los carismas del Espíritu.
41
en los centros superiores cerebrales (encargados de coordinar conducta,
memoria, lenguaje, abstracción, concentración, entre otros) junto con una
ganancia adicional de la función de los centros inferiores encargados de la
atención, discriminación, organización, memoria y transferencia. Según Valiente
(2011) seguido de este periodo ictal, sucede el periodo interictal manifestado
como una exacerbación de la experiencia mística que lleva al afianzamiento de
la convicción religiosa y una modulación de valores y principios de acuerdo a la
fe adoptada (p. 45). El neocortex al encontrase involucrado en sintomatología de
las experiencias religiosas logra un afianzamiento de la personalidad y
emotividad: “Ramachandran ha constatado empíricamente la conexión entre una
hiperactividad del lóbulo temporal y una afinidad al pensamiento religioso”
(Ramachandran, 2005, citado por Valiente, 2011, p. 48).
42
cristiandad han sido destacadas por las diferentes corrientes y sectas del
cristianismo. Pero hasta donde hemos vislumbrado al presente, no sólo consiste
en una cuestión de fe, sino mental (cerebral). La mente con todas sus facultades
cognitivas, y no sólo la fe, configuran en su conjunto el plan salvífico de la
cristiandad primitiva del siglo I. Podemos notar con claridad que los interesados
en ingresar a la fe en Cristo Jesús debían cambiar su mentalidad manifestando
arrepentimiento y conversión por medio de cierta flexibilidad plástica; pero
también, si los fieles, deseaban adaptarse al Reino de Dios, debían desajustarse
y desvincularse a las normas de este mundo como una condición indispensable
para ser transformados a través de la renovación de su mente por medio de un
éxtasis espiritual.
43
Por su parte, el protestantismo acompañado del ascenso de la burguesía
europea occidental decimonónica, dio una nueva exégesis al cristianismo
paulino donde el fin último del hombre cristiano blanco anglosajón protestante,
no era la trascendencia y la esperanza más allá del mundo, mucho menos la
renovación mental, sino el éxito financiero y la consolidación de la vida en la
tierra, en tanto pueblo escogido por Dios: “la mayoría de los cristianos
americanos están mucho más en contacto con sus deberes aquí sobre la Tierra
y con el progreso social en el mundo cotidiano que con las esperanzas
trascendentales que consolaron a los hombres cuando todo lo terrestre inspiraba
desesperación” (Russell, 1946, p. 272). La tercera implicación neuroplástica en
las cartas paulinas la encontramos cuando vemos el aspecto de la
Freud (Freud, s.f. citado por Doidge, 2008, p. 170) designó “plasticidad
mental” a los rasgos de flexibilidad y tipo de cambio frente a las memorias
escritas en el individuo, la contraparte de esto era la llamada fijación o rigidez
que se presentaba comúnmente en personas adultas quienes experimentan
dificultad en deshacerse de sus neurosis en el tratamiento psicoanalítico.
44
que en palabras de Doidge (2011) hace “una ridícula caricatura de nosotros
mismos”.
46
grabados del pasado “mundano” del que procedían, sumado al hábito “carnal”
tendieron a ser factor de conflicto intra e interpersonal:
48
corregir estos inconvenientes. Era claro, que los apóstoles no sólo contenían la
revelación y la interpretación de la voluntad divina, pues también eran
autoridades junto con una organización de diversos niveles de gobierno. Al
respecto, San Pablo señalaba: “Y aunque me haya jactado algo excesivamente
de la autoridad que el Señor nos dio para edificación vuestra y no para vuestra
destrucción, no me avergonzaré; para que no parezca que os quiero amedrentar
mediante las cartas” (2ª de Corintios 10:8), para hacer referencia que como
apóstol y líder de la iglesia podía usar de tales atributos si era necesario regular
las conductas desordenadas de los integrantes de la congregación.
49
Por último, la tercera implicación es la rigidez cerebral. Como hemos
señalado, el dinamismo místico como el contenido novedoso de la doctrina
cristiana generaron no sólo el ajuste cerebral de los convertidos, si no que parece
ser que con el tiempo declinó hacia la costumbre y el ritualismo en el que se
encontró el judaísmo. Si, por un lado, la conversión no era efectuada debido a
éste factor de rigidez, por otro, también los primeros cristianos terminaron por
convertir el dinamismo inicial de esta religión en un bloque inamovible e
incuestionable de verdades divinas. San Pablo hacía referencia a que las
experiencias místicas pretendían traer una renovación en el espíritu de los
discípulos por medio de la “gloria creciente” que renglones atrás mencionamos;
no obstante, la paulatina rigidez cerebral al que el cristianismo fue entrando
erosionó la frescura de sus cultos y doctrinas. La rigidez cerebral o dureza de
corazón -en términos de la percepción cristiana-, otrora enemigo de la vida del
Espíritu, dentro de un proceso histórico de larga duración se convirtió en el
común denominador.
50
CAPÍTULO 3
Valayamur Ramachandran
Introducción
3
Destacamos el término con mayúsculas por la connotación filosófica que éste contiene, sobre todo,
cuando más adelante corresponda como materia de discusión de Emmanuel Lévinas.
51
consideramos además la teoría de las neuronas espejo la cual nos servirá como
marco de referencia para explicar las relaciones sociales interpersonales del
cristianismo antiguo.
Civilización y barbarie
52
maniqueo de ciudadano romano catalogado como “bueno”; mientras que al
bárbaro se le consideraba como “malo” (Huntington, 2001, p. 34).
Cuerpo de Cristo
56
discutidas las decisiones políticas, sino en la qâhál4 y la ědăh hebrea, la
congregación de judíos entorno al santuario yavista descrito en el Antiguo
Testamento. Al respecto el relato de Hechos señala: “Todos los creyentes
concordaban y tenían todas las cosas en común” (Hechos 2:42). Para Theissen
(1988) las comunidades cristianas desarrollaban una integración sociológica que
distinguió a la Iglesia como organización social. Su antecedente, la sinagoga, fue
superada por mucho al integrar nuevos actores sociales, pero, además,
heredando el sentido de pertenencia y ayuda mutua judía. Los cristianos del
principio llegaron a desarrollar responsabilidad social mutua: “vendían sus
posesiones y sus bienes y las repartían entre todos según las necesidades de
cada uno” (Hechos 2:45).
4
Ambas palabras significan asamblea o congregación y definen la palabra congregación. Qâhál es el
término asemejando a una asamblea que es convocada a salir de sus casas y reunirse, en este caso en
torno al tabernáculo de Moisés, o el templo de Salomón. Por su parte ědăh -sustantivo femenino-, según
Paul, (1982, p. 158) denotaba el mismo término que en hebreo moderno se tradujo como keneset: casa
de reunión, casas de culto de instrucción.
57
como un aspecto propio de los cristianos “su primer legislador [hablando de
Jesucristo] impregnó en sus ánimos la creencia de que todos son hermanos”
(citado en Blazquez, 1995, p. 358). Se sabe que las esposas cristianas iban de
casa en casa visitando a hermanos en necesidad. Los diáconos y diaconisas se
dedicaban a obras de caridad: “La Iglesia pronto contó con un sistema de
asistencia bien organizado que logró impresionar a los intelectuales paganos”
(Blazquez, 1995, p. 360).
58
a los necesitados y no sólo una justicia personal de santidad individual. Pero que
el cristianismo lo llevó a cabo con los considerados “hermanos” de otras etnias.
59
La interpretación de los dos mandamientos más importantes señalados
por Jesús mostró que el amor a Dios era igual de importante que el amor al
prójimo (Mateo 23:37-40), capaz “hasta el punto que creó en gentes sencillas
una ‘conciencia de su propio valor’, ‘raza elegida, sacerdocio real, nación santa’”
(Theissen, 1988, p. 21).
Teología y praxis
San Pablo comentaba que la virtud teologal más alta era el amor al
prójimo, el sentido único que definía el estado de hombre espiritual; incluso
parece generar una cierta contradicción al argumentar: “Y si doy en limosnas
todo lo que tengo, y entrego mi cuerpo a las llamas, pero no tengo amor de nada
me sirve” (1ª Corintios 13:3). El amor, traducido al griego como ágape, pero cuya
raíz hebrea es ‘ahăbăh fue redefinida por el cristianismo como la misma
sustancia de Dios, donde Yaveh no sólo tenía amor por su pueblo, si no que Él
mismo está compuesto de amor (1ª San Juan 4:8).
60
Para la cosmovisión judía el amor no sólo es una fuerza o un vínculo que
mantiene unido al universo; el amor era el acto mismo de dar, la renuncia al
egoísmo. Amar es sacrificarse. El hombre espiritual vivía una constante de
sacrificio por amor consagrado a Dios para desarrollar acciones constructivas y
prosociales. Para los apóstoles Pablo y Juan, mantenerse en amor era conservar
a Dios dentro de sí; tener a Dios motivaba el desarrollo de la ayuda al Otro. Amor,
era también la unidad de la Iglesia: “Y por encima de todo esto, revestíos de
amor, que es el vínculo de la perfección” (Colosenses 3:14).
61
Ahora bien, independientemente de la doctrina, podemos detectar un
fenómeno neurológico social que explica cómo y de qué manera los cristianos
del siglo I eran capaces de mantener la cohesión de grupo.
62
socialización sino, además, una conducta moral que promovió la cohesión de los
grupos sociales (Miguel-Castro, 2012, p. 31).
63
aprendemos más por imitación social que por desarrollo cognitivo (Iacoboni,
2009, p. 31). Pero no sólo eso, por mucho tiempo se creyó que el aprendizaje
era producto de las habilidades cognitivas del ser humano, relacionadas con el
desempeño de las funciones lógicas y racionales. La filosofía occidental
moderna racionalista destacó la trascendencia que implicaba comprender la
realidad por medio de la razón. La teoría de las neuronas espejo, ha postulado,
que de llevarse a cabo el aprendizaje por imitación y más, siendo los factores del
sistema límbico los responsables en buena medida del aprendizaje, nos
encontramos entonces que son las emociones las responsables de la
adquisición de aprendizajes significativos y no la razón de manera prioritaria.
64
En su libro Totalidad e Infinito, el autor señala que la universalidad entre
los hombres se debe a la generosidad entre el Yo y el Otro: “Donde el Otro se
presenta ante el Yo, como un necesitado, frente al cual tenemos una relación de
cara a cara de asistencia como si fuese extranjero, viuda o huérfano” (Lévinas,
2008, p. 26). Para Lévinas, en el entendido de que no hay más vida que esta
vida, el único sentido del ser humano en la tierra es: “ser-para-más-allá-de-la-
muerte”. Esto significa que el hombre encuentra verdadera esencia cuando se
manifiesta capaz de marcar la trascendencia de sí mismo por medio de vivir,
despojarse y sacrificarse por el Otro, dejar una huella en el Otro, y viceversa, el
Otro deja huella en el Mismo, en el Yo. (Lévinas, 2008, p. 38). El vínculo que el
autor encuentra entre lo que denomina la Totalidad y el Infinito es el Deseo. El
Yo, o el Mismo, tiende en Deseo hacia el Otro; Deseo de despojarse, atender e
incluso morir por el Otro. Lo que el cristianismo definió como el amor al prójimo.
¿Qué relación existe entre esto y las neuronas espejo? Iacoboni (2009)
asegura que la cercanía entre el Yo y el Otro es por medio de éstas células: “el
primer paso hacia la empatía, uno de los pilares de la cognición social” (p. 40).
Ya que éstas neuronas contribuyen a la definición del Yo y del Otro, con base en
lo establecido de quién es uno y quién es el prójimo (Iacoboni, 2009, p. 74).
Debido a que dichas células ayudan a construir el sentido de la Mismidad y la
percepción de la otredad, son el vínculo de Deseo en la perspectiva levinasiana,
e incluso, el asiento del amor en el cristianismo.
65
una experiencia compartida: “este mecanismo neuronal es esencial para generar
lazos sociales […] sin lugar a dudas las neuronas espejo nos brindan, por
primera vez en la historia, una explicación neurosifiológica plausible de las
formas complejas de cognición e interacción sociales” (Iacoboni, 2009, p. 14, 66).
El texto paulino: “Alegraos con los que se alegran. Llorad con los que
lloran” (Romanos 12:15) constituye más que una cordialidad o un ideal cristiano;
notamos por la descripción que hemos estado realizando que el cristianismo
invitaba a la relación social empática. Si bien es cierto que los discípulos de
Jesús del siglo I no tenían noción de la existencia de neuronas espejo la
presencia y acción de estas garantizó la ayuda mutua, la socialización y el
sentido de cohesión que el dogma tanto pretendía fomentar: “Trabajos recientes
sugieren que inclusive la religión o el ritual pueden representar aportaciones
culturales para identificar claramente a los miembros de un grupo determinado
por medio de patrones de conductas de membresía […] aumentando
sustancialmente la cohesión interna de tales grupos” (Miguel-Castro, 2012, p. 41.
66
entre los seguidores de Jesús: “partían el pan por las casas y tomaban juntos el
alimento con alegría y sencillez de corazón” (Hechos 2:46).
¿Será posible que el relato de los Hechos de los apóstoles con referencia
a la unidad que existía en un grupo tan heterogéneo como lo constituía la Iglesia,
no fuera exagerado después de todo? Seguramente que no, debido a la
importancia que revisten las neuronas espejo con respecto a los lazos de
socialización y empatía. Como hemos expuesto anteriormente, la doctrina y la
didáctica cristiana alcanzan su punto culminante en el amor al prójimo hasta el
grado de dar la vida por él: “En esto hemos conocido el amor: en que él dio su
vida por nosotros. También nosotros debemos dar la vida por los hermanos” (1ª
de San Juan 3:16). De esta manera los cristianos del principio mantenían
realmente como sustancia, esencia y eje de su fe una práctica ética bastante
rigurosa basada en actos de servicio hacia el Otro, lo que daba alto sentido
espiritual y no sólo una relación mística personal con Dios.
67
seguramente bañada de elementos predominantemente socioemocionales que
hacían posible la convivencia basada en el amor fraternal.
Modelo e imitación
68
en colocar ciertos ejemplos de imitación: “ser imitadores de mí, así como yo de
Cristo” (1ª de Corintios 11:1), “Sed imitadores de Dios como hijos amados”
(Efesios 5:1) “Porque vosotros mismos sabéis de qué manera debéis imitarnos”
(2ª de Tesalonicenses 3:7) “Acordaos de vuestros pastores que os hablaron la
palabra de Dios; la fe de los cuales imitad… (Hebreos 13:7).
69
El objetivo de los apóstoles era garantizar un ambiente de unidad y
ayuda mutua, empático y libre de violencia; no obstante, con el paso de los años,
pronto el cristianismo se vio afectado por agentes externos. Las llamadas
infiltraciones de personajes nocivos en la Iglesia comenzaron a ser el pan de
cada día:
70
autonomía por medio de potentes influencias sociales” (Iacoboni, 2009, p. 102).
Las llamadas “super neuronas espejo”5 son las encargadas de regular la parte
voluntaria de la motricidad de modo que no imitamos inmediatamente todo lo que
vemos, aunque las neuronas sean estimuladas. No obstante, la defensa por
centurias de que cada quien puede imitar conductas adecuadas o inadecuadas
con base en sus decisiones personales, se trata de un tema que la neurociencia
está discutiendo desde la última década, ya que la hipótesis de Iacoboni (2009)
se centra en que hay “automatismo biológico no controlado que socava la clásica
postura de la autonomía en la toma de decisiones que sustenta el libre albedrío”
(p. 104). Por ejemplo, se ha formulado la hipótesis de que recientes trabajos
londinenses experimentales durante la primera década del siglo XXI (Iacoboni,
2009, p. 106), han arrojado luz con respecto al abandono o recaída de las
adicciones, ya que el resultado de técnicas de RMNf 6 que miden la actividad
cerebral apuntan que la buena voluntad del adicto no es suficiente. Las ganas
de beber o fumar son estimuladas en un ambiente social de adictos; las neuronas
espejo son excitadas con el solo hecho de ver a alguien fumar o beber, a pesar
de la capacidad inhibitoria de las super neuronas espejo (Iacoboni, 2009, p. 106).
5
Hasta donde se ha podido investigar, las super neuronas espejo tienen la capacidad de inhibir y regular
las respuestas inmediatas que las neuronas espejo llevan a cabo. Las funciones principales de las super
neuronas espejo son modular las respuestas neurofisiológicas.
6
Es la imagen por resonancia magnética funcional y permite ver en imágenes las funciones de las regiones
cerebrales que desempeñan diversas tareas.
71
obligaron al cristianismo a abandonar su estructura inicial y adoptar una nueva
postura alejada del cristianismo original.
72
sobre las Iglesias que no se sumaban a la nueva interpretación filosófica
doctrinal. Las congregaciones helenizadas menospreciaron a las palestineses,
les llamaron ebionitas (pobres) debido a su carácter retrógrado con respecto a
los nuevos tiempos que amanecían sobre la Iglesia: “los desprecian llamándolos
ebionitas […] se trata sólo de rezagados que se obstinan en conservar creencias
anticuadas e inadaptables al medio griego” (Guinebert, 1920, p. 141)
73
los sufrió con la Reforma protestante que intentó rescatar los valores cristianos
extraviados en la Edad Media. No obstante, la realidad histórica del
protestantismo es que sus distintas sectas, o denominaciones, le llevaron al
curso del que intentaba huir; sobre todo cuando éste hundió sus raíces en el
capitalismo; reinterpretando los valores espirituales como bienes y riquezas
materiales, erosionando el espíritu de grupo, enfocándose en la satisfacción
egoísta del Yo; alimentando la Mismidad, dejando de lado la correspondencia
interpersonal que el cristianismo antiguo asentó como elemento de espiritualidad
y verdadera trascendencia.
Conclusión
74
Esto gracias a varios componentes, primero, el hecho de que la doctrina
cristiana no fuera solo un sistema de verdades entre sus fieles, sino que
representara una manera de percibir la realidad que llevara a fomentar la noción
de que el amor al Otro, dar la vida por este y asistirlo en momentos de
necesidades no sólo formaba parte del deber ético religioso, sino también señal
inequívoca de madurez espiritual, no así, aquellos que practicaban estilos de
vida egoístas, que fueron catalogados como “niños espirituales” u hombres
psíquicos, en vías de alcanzar si así lo deseaban del “deber ser” cristiano.
Dicha percepción empática hacia el Otro fue reforzada por los líderes de
la iglesia al grado de que el discípulo de Cristo fuera capaz de sentir la alegría y
el dolor del Otro. Lo cual nos llevó al planteamiento de que en esta religión tanto
la empatía como las habilidades socioemocionales eran fundamentales para
preservar la unidad de las congregaciones, todo esto encontrando su explicación
en el correlato neuroanatómico de las neuronas espejo, que dan cuenta de los
comportamientos sociales entre cristianos.
75
pertenencia de grupo, en un mundo romano que claramente hacía diferenciación
entre el Nosotros y los Otros.
76
CONCLUSIONES
El imperialismo metodológico positivista ha influenciado por bastantes
décadas a las ciencias, llámese fácticas, formales, sociales y humanas. Como
fue posible apreciar en el primer capítulo, existe desde hace casi un siglo una
escuela de interpretación histórica cuyo objetivo es considerar la complejidad de
las realidades humanas: la escuela de los Annales.
78
tierra, donde según la perspectiva paulina serían reunidos dos mundos: el
material y el espiritual.
Por otro lado, la otredad empática cristiana fue algo que distinguió los
tejidos sociales de las congregaciones, lo cual ya ha sido estudiado con
anterioridad por otros autores, pero que, en este caso, la propuesta analítica fue
con base a la consideración del fenómeno neurológico de las neuronas espejo.
Ya que si por un lado la otredad discriminadora romana como judía del siglo I,
eran la constante y la percepción colectiva que se tenía del Otro; en el
cristianismo esta realidad fue cambiando.
79
Quizás podríamos señalar que la nueva perspectiva social con respecto
al Otro, fue un elemento más que exigió neuroplasticidad en la colectividad
cristiana, con sus claras paradojas plásticas, ya que tenemos como registro tanto
en el libro de los Hechos, como en la carta a los Gálatas, que los apóstoles,
siendo judíos, fueron en un principio reacios en incluir a los gentiles dentro de la
congregación y considerarlos parte activa de la misma.
Ya que la impronta del hombre espiritual eran las virtudes teologales, las
cuales, en resumidas cuentas, eran la consistencia de relaciones
socioemocionales empáticas y constructivas, expresadas en la conducta de los
discípulos. El ideal cristiano de moralidad, no sólo era una cuestión personal,
80
además apuntaba a relaciones sociales edificantes, es decir, que la moralidad
no sólo estaba enfocada en la salvación personal del alma -como en su momento
el protestantismo capitalista argumentó- sino que también apuntaba a la
salvación y bien común.
¿Qué tan complicado fue para los primeros cristianos alcanzar el estatus
de hombre espiritual? Bastante, las cartas apostólicas señalaban la realidad
social de las iglesias, ya que revelando las rencillas y rencores de algunos de los
congregantes, lo cual era censurado por los apóstoles. Hasta donde alcanzamos
a percibir, el problema más grande al que se enfrentaban los ministros no era la
presencia de “pecado” sino la falta de tacto y empatía que algunos de los
congregantes manifestaban hacia el señalado infractor. San Pablo aseguraba
que: “en el caso de que alguno fuera sorprendido en alguna falta, vosotros, los
espirituales, procurad, con espíritu de mansedumbre, que se levante, con la
mirada puesta en ti mismo, no sea que tú también seas tentado” (Gálatas 6:1).
82
Fuentes de consulta
83
Chacón, F. (2015), La dimensión espiritual del ser humano como elemento del
modelo de psicoterapia integrativa focalizada en la personalidad, (tesis
para optar por grado de maestría). Universiad del Uzay. Ecuador.
Recuperado de:
http://dspace.uazuay.edu.ec/bitstream/datos/5602/1/11931.pdf [Consulta: 2 de
septiembre de 2016]
84
Iacoboni, M. (2009), Las neuronas espejo: empatía, neuropolítica, autismo,
imitación o de cómo entendemos a los demás. Isolda Rodríguez Villegas,
traductora. Argentina: Katz Editores.
Russell, B. (1946), Historia de la filosofía occidental, (Vol. 2). 15ª ed. España:
Espasa.
87
Werner, J. (1961), Cristianismo primitivo y paideia griega. 5ª ed. México: Fondo
de Cultura Económica.
88