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PROSPECTIVA
Docente:
Paucar Llanos, Paul Gregorio
Integrantes:
· Aldazabal Soto, José Enrique
2021
Gestión del cambio: pilares centrales y ejes transversales
Así como la historia estudia el pasado, la prospectiva estudia el futuro para tomar
acción en el presente. En muchos casos la elaboración de políticas públicas solo
considera la historia en términos de diagnósticos, convirtiéndose en ejercicios de
proyección del pasado y olvidándose de la Prospectiva, más aún, en estos
tiempos donde el contexto es cada vez más volátil, incierto, complejo y ambiguo.
En relación con la primera pregunta, existe una serie de estudios prospectivos que
anticiparon situaciones similares como la que está sucediendo ahora con el
COVID-19. Entre los estudios se encuentran los siguientes:
El informe sobre sobre alertas de políticas del proyecto iKnow para la Unión
Europea del 2011 (donde se desarrollan 44 wild cards y el primero de ellos
es denominado “virus asesino”).
En el caso del Perú, en el año 2014, por primera vez se incluyó el análisis
prospectivo como parte del proceso de formulación de los planes en el sector
público, pero en el año 2017 se derogó dicha disposición, a pesar de que la
Organización de la Cooperación para el Desarrollo Económico (OCDE), en el
estudio de gobernanza emitido en el marco del Programa País Perú-OCDE,
recomendó que se debía seguir reforzando la capacidad de integrar los resultados
de la prospectiva dentro de la planificación.
Complejidad por el tipo de wild card: El COVID-19 es del tipo natural, los
científicos confirmaron que no es un virus creado en laboratorio.
Complejidad por las incertidumbres que presentan los wild cards: Cada
gobierno tiene una propia interpretación del covid-19 y esto se demuestra
porque cada país está tomando distintas medidas y en momentos
diferentes. Algunos gobiernos incluso no lo interpretan como una amenaza,
a tal punto que no toman medidas hasta que la situación se agrave. En el
mismo sentido, no existe consensos sobre las implicaciones que producirá
el COVID-19 en el corto, mediano y largo plazo. En este punto, se evidencia
la falta de liderazgo de los organismos multilaterales y regionales (crisis de
gobernanza global).
Complejidad por múltiples impactos, debido a que un wild card puede dar
lugar a un segundo o un tercer wild card (efecto dominó): el COVID-19 está
generando otros wild cards por las medidas de la cuarentena, el más
importante que surge o emerge es la desprotección de la población
vulnerable.
Hay que tener en cuenta que la población se puede ubicar en tres tramos:
población pobre, población vulnerable a la pobreza y población no pobre
consolidada. En el Perú, a inicios del año 2019, el Ministerio de Desarrollo e
Inclusión Social (MIDIS), en el marco de la elaboración del Documento
Prospectivo, se calculó la población aproximada de estos tramos para el año 2017:
Otros dos tipos de vulnerabilidad que genera la ocurrencia del COVID-19, están
relacionados a los adultos mayores y a la población indígena u originaria. En el
Perú, según el Censo Nacional del año 2017, se han identificado 1 millón 651 mil
169 personas adultos mayores de 70 años y más, de los cuales 633 mil 590
personas viven solas (38.4%). Asimismo, según la Base de Datos Oficial de
Pueblos Indígenas u Originarios (BDPI) del Ministerio de Cultura, se cuenta con
información de 55 Pueblos Indígenas u Originarios y se estima una población de 2
millones 14 mil 534 personas, de los cuales alrededor de 20 Pueblos se
encuentran en situación de Aislamiento o en situación de Contacto Inicial (PIACI).
En el Perú de hoy no existe proyecto colectivo. Portocarrero (2015) señala que “la
formación de nación, resulta de una transacción entre la vocación universalista del
proyecto moderno y la realidad inapelable de las tradiciones locales (...). Los
individuos se fortalecen en tanto pertenecen a una comunidad en la que se
reconocen y son reconocidos. (…). La función civilizatoria del nacionalismo es
crear una comunidad de personas que se sientan iguales, que sean capaces de
obrar solidariamente, pues se reconocen como parte de una misma historia;
caminando, además, hacia el futuro”. Asimismo, acercándose al rol de una visión
esta “supone la construcción de un relato que despierte entusiasmo, amor propio,
un cierto, sano, narcisismo colectivo”.
Todos los años a propósito de la reunión anual del Foro Económico Mundial se
presentan los resultados del mapa de tendencias y riesgos de la economía
internacional. Se destaca la problemática del cambio climático y de sus impactos
como son los fenómenos meteorológicos extremos y los desastres naturales.
También se incorporan riesgos tradicionales como la degradación ambiental, el
envejecimiento poblacional que impacta negativamente en el crecimiento
económico, que modifica la estructura de gastos y de producción de las
sociedades. Se incluye el riesgo de crisis hídricas, la pérdida de biodiversidad, la
presencia de crisis alimentarias. En la esfera económica, la posibilidad de
formación de burbujas en los precios de los activos y crisis fiscales.
Tanto a nivel internacional como en el Perú, el futuro se ve cada vez más complejo
y retador. A los elementos tradicionales del cambio climático, crisis hídrica,
destrucción de la biodiversidad, cambios demográficos, crisis energética, entre
otros, ahora se suma los relativos a la desglobalización y ralentización de la
economía mundial, el cambio tecnológico que reduce tanto contenido de mano de
obra como materias primas por unidad de producto y la incapacidad de enfrentar
shocks exógenos como el COVID-19 y otras enfermedades infecciosas por venir.
Ninguna de las visiones oficiales pasa por el filtro de ser retadoras y menos para
un horizonte al 2050. Es una combinación de buenos deseos plausibles de poca
envergadura. Se ignoran los cambios tecnológicos en robótica-inteligencia
artificial, infotecnología (Big Data) y biotecnología en curso. ¿Se olvidaron de la
problemática de desempleo y subempleo masivo que pueden generar?, ¿el peligro
de las dictaduras digitales?, ¿cómo garantizar la libertad de elección de los
individuos?, ¿cómo satisfacer las necesidades básicas en un mundo con poco
empleo?, ¿dónde quedó la mayor inestabilidad social y política que se podría
generar?, ¿no se requerirá de Estados Nacionales más fuertes para grabar y
redistribuir el ingreso evitando un colapso económico, social y político?, ¿cómo
crearemos ciudadanos resistentes a los cambios por venir?
Como alternativa se comentan cuatro elementos clave, aunque la lista podría ser
más extensa. Establecer un nuevo consenso económico social y ambiental; le
llaman un nuevo pacto social. En segundo lugar, relevar la importancia del
planeamiento estratégico y del análisis prospectivo nacional. En tercer lugar,
insistir en la diversificación productiva y en cuarto lugar diseñar e implantar una
profunda reforma institucional. Los espacios son cortos, por lo que aquí se
plantean solo algunos elementos generales. No se comenta la necesidad de una
profunda reestructuración tributaria con el objetivo de contar con más y mejor
Estado en balance equilibrado con el mercado; otorgar un nuevo rol a la ciencia,
tecnología e innovación. Actuar procurando una sociedad sin desigualdades
extremas; promoviendo una economía más competitiva; recuperar la seguridad
alimentaria y energética, entre otras.
Según Russell Ackoff, planificación es concebir un futuro deseado así como los
medios necesarios para alcanzarlo. Sin embargo, en la región ha solido existir una
falta de visión sobre el valor estratégico que tiene la planificación en el estado. Así,
sin objetivos estratégicos ni metas de largo plazo, la asignación de recursos se
vuelve miope y vulnerable al capricho de los políticos de turno y al de los intereses
particulares de los grupos de interés que los rodean. Esto, a su vez, hace que no
se aprovechen eficientemente los recursos públicos o se dupliquen esfuerzos por
fallas de coordinación entre las diferentes entidades y niveles operativos del
estado. ¿Siempre ocurrió esto así?
Incluso desde entonces entre varios de esos países hubo una sistemática
cooperación en su investigación estratégica sobre el futuro. Por ejemplo, desde
1990 el Programa International de Futuros de la OCDE mantuvo como objetivos:
La historia del planeamiento estratégico nacional tiene muchos estigmas que han
contribuido a que no se haya podido institucionalizar adecuadamente. El primero
está relacionado con el momento de su origen en la Junta Militar de 1962. El
segundo estigma asocia el fortalecimiento del INP al Gobierno Militar instaurado
mediante el golpe de Estado de Octubre de 1968. El tercer estigma es que los
diferentes mandatarios a partir de 1962, menos en el caso del gobierno militar, no
le dieron la importancia debida al planeamiento, quizás tanto por el
desconocimiento de sus alcances como de sus perspectivas de corto plazo. El
cuarto elemento que jugaría en contra del planeamiento estratégico es que se le
vinculó a una perspectiva intervencionista donde el Estado era un actor
importante.
El quinto tema está vinculado a que instituciones públicas como el BCRP y el MEF
no están dispuestas a compartir espacio alguno al CEPLAN. El sexto elemento
crítico que limitaría el desarrollo del planeamiento estratégico en el Perú se asocia
a la ausencia de un proyecto nacional que se construye en la historia teniendo
como espacio fundamental a la Nación. Los últimos dos elementos aluden a que
los expertos y autoridades en el planeamiento no han desarrollado los esfuerzos
suficientes, a lo largo del tiempo, para transmitir la importancia de la materia a
toda la Sociedad. En este mismo conjunto de elementos se debe resaltar la
reducida utilidad de algunos de sus principales productos. No orientan ni al sector
público y privado.
Recomendaciones para una mayor apropiación de la prospectiva en el
Perú
Conclusiones
1. La planificación estratégica como concepto, está orientada principalmente a
la formulación de estrategias, sin embargo, el término gestión se presenta
como el más adecuado para hablar no sólo de la formulación, sino también
de los procesos de implementación, seguimiento y evaluación. En el
contexto peruano, la gestión estratégica cobra mayor importancia, porque
permitirá tomar en cuenta todos los elementos necesarios para que las
estrategias diseñadas logren implementarse adecuadamente, así como la
integración de las distintas funciones para el logro de los resultados. Como
indica Joyce (2015) la adopción de la gestión estratégica como un término
podría incorporar elementos como la solución creativa de problemas, el
aprendizaje organizacional, la agilidad o capacidad de adaptación, la
motivación de funcionarios, entre otros. Estos elementos, son parte
fundamental del análisis prospectivo, por lo cual, su introducción al proceso
de planeamiento estratégico es un paso clave para la construcción de un
sistema de gestión estratégica del estado peruano.
2. En cuanto a los aportes del planeamiento estratégico actual con miras a la
modernización de la gestión pública, el CEPLAN, a través de la Directiva
Nacional de Planeamiento Estratégico, busca la articulación del Plan
Estratégico Nacional con los planes sectoriales estratégicos y operativos, a
través de la articulación de objetivos. A partir de ello, se aportaría a la
generación de políticas públicas que guarden coherencia con dichos
objetivos. Por otro lado, en cuanto al sistema de información, seguimiento,
evaluación y gestión del conocimiento, el proceso de planificación incluye la
identificación y desarrollo de indicadores que recojan, sistematicen y
analicen los datos que sirven para la toma de decisiones estratégicas. Se
ha incluido el enfoque de resultados al momento de identificar o diseñar
dichos indicadores, así como el enfoque de la anticipación estratégica que
es propio de la prospectiva estratégica. Aun así, es necesario incorporar
procesos sólidos de seguimiento y evaluación que verifiquen que las
actividades programadas estén ocurriendo conforme a lo previsto y que
muestre datos que permitan saber cuán cerca se está de alcanzar un
objetivo y qué se debe ajustar en el camino para conseguir tal objetivo.
3. Por otro lado, se puede identificar que la inclusión de la prospectiva en el
proceso de planeamiento estratégico nacional, sectorial y regional está en
proceso de lograr resultados o impactos inmediatos. Amanatidou y Guy
(2008), plantean justamente que deberían darse como resultados nuevas
combinaciones de grupos de interés, visiones compartidas de futuro,
cambios de mentalidad e investigación multidisciplinaria. En los procesos
de planeamiento llevados a cabo, se puede observar que, al generar
espacios de encuentro entre actores, así como la inclusión de académicos,
expertos interdisciplinarios y sociedad civil en general, se ha buscado
justamente generar estas nuevas combinaciones que darán una mirada
más sistemática a los problemas abordados y por lo tanto permitirán
generar soluciones novedosas. Por otro lado, se observa que se empieza a
hablar de visiones compartidas de futuros al interior los equipos
institucionales de planificación, lo que nos puede dar indicios de posibles
cambios de paradigmas y de mentalidad sobre el futuro. En cuanto a
metodologías de trabajo se está apostando por la inclusión de nuevos
métodos como el análisis estructural, la construcción de escenarios y la
identificación de riesgos y oportunidades, con un enfoque hacia la
investigación multidisciplinaria que abarca métodos cuantitativos y
cualitativos. Además, se cuentan con guías metodológicas que facilitan el
desarrollo de cada una de las fases del proceso de planeamiento, así como
su integración.
4. El CEPLAN, debe continuar trabajando como institución responsable
del planeamiento estratégico nacional sumando los esfuerzos del resto de
instituciones públicas y privadas para lograr los impactos estratégicos de
la prospectiva como la creación de públicos informados, el manejo de la
incertidumbre, la promoción de la participación activa, el apoyo a la
innovación y la absorción de conocimiento y creatividad (Amanatidou
y Guy, 2008) teniendo como fin último pasar de un “sociedad del
riesgo” a una “sociedad del conocimiento”.
Visión prospectiva de la empresa peruana tecnológicamente
desarrollada para el año 2030