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Nociones de historia de Cuba,

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1924 021 175 413 0.."

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DATE DUE

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pnINTEDINus A.
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TOMAS ESTRADA PALMA,

Presidente de la Rep úbl ica de Cuba.


NOCIONES
DE

H13TOR1A DE (¿UBA
POR EL

DR. VIDAL MORALES Y MORALES


Jefe de los Archivos de II República de Cuba.

ADAPTADAS A LA ENSEÑANZA
POR

CARLOS DE LA TORRE Y HUERTA


ILUSTRADAS POR

FRANCISCO HENARES

OBRA DE TEXTO
APROBADA POR LA
JUNTA DE SUPERINTENDENTES DE ESCUELAS

EL 9 DE ABRIL DE 1901

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LIBRERIA É IMP. “LA MODERNA POESIA”
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PREMIADA EN LA EXPOSICIÓN DE PARÍS 3
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OBISPO 133 Y 135 ;u\ C_


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Es pro iedad del Edi
tor. Que a hecho el depó
sito que marca la Ley.
PREFACIO.

A t escribir estas NOCIONES DE HISTORIA DE CUBA,


nos Iza guiado el deseo a’eponer en manos a’e los niños
un libro en que los hechos, ordenados conveniente
mente, descansen sobre a’atos auténticos, á cuyo efecto
hemos tenido á [a vista las mejores fuentes.
Hemos procurado presentar los /zec/zos con la mayor
exactitud é z'mflarcialidaa’, y en [a forma sencilla y
clara que conviene á esta clase de libros. Y hemos
tenido, soóre todo, el propósito de aa’aftar estas
NOCIONES al plan recomendado por la respetable
junta de Sufierintena’entes de Escuelas de Cuba.
No terminaremos sin consignar que merecen nues
tra más cordial gratitud, los señores Carlos de la To—

rre y Francisco Henares, por la valzosa colaboración


gue nos prestaron en [a Prefaración é zlustracio’n de
'
este traóajo.
7fidal 72Zora1es y ‘72(orales.
INDICE

Capítulo¡. Páginas.

Introducción .‘

El Descubrimiento. . . . . . .

II Los Primitivos Habitantes de Cuba . 29


III Conquista y Colonización
IV Invasiones de Corsaríos y Piratas .

Primera mitad del Siglo XVIII.


VI Dominación Inglesa
VII Restauración Española .

VIII Principios del Siglo XIX .

IX Sociedades Secretas y Conspiraciones .

X Primeros Mártires de la Independencia .

XI Período Reformista .

XII La Guerra de los Diez Años .

XIII Desde el Zanjón hasta Baire . .

XIV La Ultima Guerra de Independencia .


NOCIONES

DE HISTORIA DE CUBA
INTRODUCCION

Así como el viajero que se encuentra en un cami


no, para él desconocido, lo primero que trata de ave
riguar es dónde se halla y adónde le conduce aquella
vía, así también el habitante de un país, cuyos orí
genes ignora, aunque haya nacido en él, debe pro
curar enterarse de su HISTORIA, es decir de los
acontecimientos que allí se han realizado y de la in
fluencia que han ejercido esos acontecimientos en la
formación de la sociedad en que vive.
La [sta de Cuba es una parte del Nuevo Mundo,
así llamado al descubrirse en el siglo XV por los eu
ropeos, quienes por entonces ignoraban su existen
cia, y aunque en siglos anteriores habían llegado á
sus costas navegantes atrevidos, habíase borrado el
recuerdo de sus viajes y establecimientos á tal pun
to, que al tropezar con él, creyeron haber encontra
do un Mundo Nuevo que por primera vez veían.
¿Quién descubrió este Nuevo Mundo y la Isla en
que vivimos? ¿Qué gentes la poblaban primitiva
mente, cuáles eran sus costumbres, y cómo desapa
IV HISTORIA DE CUBA

recieron? ¿Cuáles fueron las primeras poblaciones


fundadas por los europeos en estas tierras, y qué vi
cisitudes sufrieron los colonizadores?.... Y por últi
mo, luego que llegó á formarse un pueblo adelanta
do; ¿cuáles fueron sus conflictos y sus luchas con los
europeos hasta constituir una Nación separada é in
dependiente de ellos? y ¿quiénes fueron los precur
sores, los héroes y los mártires en ese período de
esfuerzos y de guerras?
Tales son las principales cuestiones que debe re
solver una HISTORIA DE CUBA, cuyo objeto por lo
mismo ha de ser la narración de los sucesos más no—
tables ocurridos en esta Isla, desde su descubrimiento
basta nuestros días, y que fueron modificando la so—
ciedad primitizxa y las nuevas soczedades, basta alcan
zar la organización actual.
Toda la HISTORIA DE CUBA corresponde á la edad
moderna de la Historia General, y puede dividirse,
para su estudio, en varios ¡berz’0dos de importancia
y duración muy diferentes: I. El Descubrimiento.
II. Conguistay Colonización. III. [nvasiones de Cor—
sariosy Piratas. IV. Dominación Inglesa. V. Restau
ración Es}>añola. VI. Sociedades Secretas y Conspi—
raciones. VII. Periodo Reformista. VIII. La Guerra
de losDiez Años. IX. Desde el Zanjón basta Baire
y X. La Ultima Guerra de Independencia.
CAPITULO I

EL DESCUBRIMIENTO

NOTICIA BIOGRAFICA DE CRISTOBAL COLON

¿Quién descubrió la América, y por qué lleva este


nombre?—La América ó Nuevo Mundo, en cuyo
centro se halla situada la Isla de Cuba, fué descu—
bierta por Cristóbal Colón, que era lo que llamamos
“genio,” extraordinario por su perseverancia y su
audacia, y cuyo nombre inmortal está unido al de
este hemisferio, á pesar de no llamarse, como debiera,
Colombia ó Mundo de Colón, sino América, del de
un negociante y viajero, Américo Vespucio, inferior
á él en todos conceptos, aunque más favorecido de
la suerte, y como él nacido también en Italia.l
1 Américo Vespucio ó Amerigo Vespucci era fiorentino, y no pa
rece quc hubiera tenido el propósito de que su nombre y gloria suplan
taran los de Cristóbal Colón, ni que fuera culpable de la injusticia que
resulta de la denominación geográfica por la cual fue’ defraudado el
descubridor. Lo cierto es que en los últimos años de su vida fué eclip
sándose la gloria de Colón, mientras crecía la fama de Vespucio. Con
siderábase al primero como el descubridor de nuevas islas, y tcníase al
segundo como el descubridor de tierras nuevas. muy extensas y de
cielo y aspecto diferentes de los conocidos hasta entonces. Ese era el
]I/¡mdus Novus de Vespucio. es decir, el Brasil, que se supuso descu
bierto por él en 1497 y aún desde 1494. Lo que favoreció muy singu
larmente la celebridad de Vespucio, fué la impresión, en St Dié, en los

Vosges, el año de 1507, de un tratadito titulado Cosmograp/zíe Intro
ductío, en el que su autor Walter Waldseemüller (conocido por el
nombre de Hylacomvlus) propuso, por primera vez, llamar al Nuevo
A
Mundo: Americi term vel merica. En las cartas geográficas de aque
lla época, que se atribuyen al mismo autor, y que se suponen destina
das á acompañar su obra, se lee también el nombre América para
señalar el Nuevo Mundo de Vespucio, ó sea el Brasil.
HISTORIA 1
2 HISTORIA DE CUBA

Nacimiento de Colón.—Los primeros años de la


vida de Colón son obscuros é inciertos. Su familia
era de humilde condición,2 y aunque se disputa to—
davía sobre el lugar de su nacimiento, es indudable
que vino al mundo en la ciudad de Génova.3 Más
difícil aún es fijar la fecha de su nacimiento, que de
bió ocurrir entre los años de 1446 y 14:51.4
Su juventud.—Hizo Colón sus primeros estudios
en su misma ciudad natal y probablemente no los
amplió en ninguna Univer
sidad, como se ha pretendido.
Su primer oficio fue el mis
mo de su padre, tejedor de
lanas, y á él estuvo consa
grado hasta los veintitrés ó
veinticuatro años de su edad;
bien que de vez en cuando
participaba en algunas ope—
raciones ó empresas de ca
rácter marítimo, en las que
se familiarizó con el comer—
cio y la navegación, por en
tonces productivas aunque
peligrosas ocupaciones que
ponían á prueba la intrepi—
, A _, ‘
dez del ánimo, en aquellos
Colón joven. mares infestados de piratas.
2 Era hijo de Domingo Colón y de Susana Fontanarosa.
3 En una casucha cerca de la Puerta del Olivo, y pasó su juven
tud en otra señalada con el número 67 del Vico Dritto Ponticello.
4 Navarrete dice 1436; Peschel, 1456; Muñoz y Harrisse, 1446-47.
EL DESCUBRIMIENTO 3

Colón en Portugal.—Por el año de 1474 vivía C0


lón en Portugal, donde se casó con Felipa Moñiz.
Lisboa era entonces un emporio, de donde partían
los portugueses á las costas de África,
y empezaban á aventurarse en expe—
diciones más importantes, alentados
'

A
por el perfeccionamiento del as—
trolabio y de la brújula, ins
trumentos que servían para
conocer la latitud geográ
fica y la dirección que ha
bía de seguirse en el mar.
Por aquella época conoció
Colón y trató al cosmógrafo
Martín Behem, y
El utrolnblo.
escribió al sabio
físico fi0‘rentino,
Paolo Toscanelli, con objeto de i ¡, Á
,

adquirir noticias acerca de la ‘


" '

posibilidad de ir á la India
por la vía occidental del
Océano Atlántico. Tosca
nelli consideraba perfecta
mente reali2able su pr0pó
sito, y lo alentó, enviándole
la copia de una carta que ha
bía escrito sobre aquel asunto y
Brújula del siglo XV.
un mapa imaginario,en el que re
presentaba 1a China (Catai), el Japón (Cipango) y
una multitud de islas al occidente de Europa.
4 HISTORIA DE CUBA

Colón se dedicó algún tiempo al estudio, dibujó


cartas geográficas, hizo viajes á la costa de Guinea,
á Puerto Santo y otras islas del Atlántico, y por el
Norte navegó más allá de Islandia, recogiendo en
todas partes relaciones éindicios de la existencia
de islas y tierras desconocidas hacia el Poniente.

En la costa de Portugal (V. Guzmán).

“En medio de aquella atmósfera saturada de las


emanaciones fecundantes del Océano,” concibió el
' '
pensannento que h a b'1a d e mmorta 1'Izar l e.
5

5 Cinco eran las razones en que se fundaba Colón, según dice su


hijo Fernando: l‘.‘ Contra la opinión entonces generalizada, admitía
que el mundo era redondo como una esfera, siendo posible, por consi
guiente, rodearlo; 2‘.‘ sabía que sólo faltaba por reconocer la parte que
mediaba entre el fin oriental de la India y las islas de Cabo Verde y las
Azores; 3í‘ entendía que aquella distancia no podía ser más que la ter
cera parte del círculo mayor de la esfera; 4‘? no creía probable que se
hubiera llegado al fin de la tierra oriental, y 5‘? el viaje podría ser más
corto aún, si eran ciertos los cálculos de algunos cosmógrafos.
EL DESCUBRIMIENTO 5

Primera decepción—Colón solicitó la protección


del Rey D. ]uan II de Portugal; pero víctima de
una deslealtad grande, de parte de aquel monarca
que intentó realizar, en secreto, sus planes, envió
á su hermano Bartolomé á Inglaterra, en tanto
que él se dirigió á España (1484 á 1485).
l,_,,,./*-* ¿_\, Colón en España.——Fué 'Co
'
lóu á España con ánimo
' ’
de ofrecer su proyecto á
los Reyes Católicos
D. Fernando y Doña
Isabel: acudió prime
ramente á los Duques
de Medinasidop_ia y de
Medinaceli, y pasó lue—
go á Córdoba, donde se
encontraba la Corte. , Dí
cese que no habiendo logra
Los Reyes Católicos.
do lo que
anhelaba, se enca
minó en hora afortunada á Huelva, para dejar á su ‘

hijo Diego en casade '* " ‘ ”

un pariente, y que al
pasar por el Conven
to de La Rábida, se
detuvo en la porte
ría á pedir un poco
de pan y de agua, , ,.
'
siendo benévo- Convento de La Ráblda.vr

lamente acogido por el Guardián Fray Juan Pérez,


i
que había sido confesor de la Reina Católica.
6 HISTORIA DE CUBA

En la Universidad de Salamanca—Con la protec—


ción de algunos personajes influyentes enla Corte,6
logró Colón ser recibido por los Reyes Católicos en
Salamanca, donde sus proyectos fueron sometidos

Colón ante el Consejo de Salamanca (Izquierdo).

al examen de la congregación de teólogos del Con


vento de Dominicos de San Esteban, en aquella
ciudad; habiendo obtenido su aprobación, después
de largas discusiones.7

6 Fueron protectores de Colón, además del Guardián de la Rábida:


el físico de la Villa de Palos, el médico García Hernández, Alonso de
Quintanilla, que ejercía el cargo de Contador mayor de Castilla, Fray
Antonio de Marchena (otro franciscano de La Rábida), el nuncio Giral
dini, Fray Diego de Deza, la Marquesa de Moya, el escribano Luis de
Santángel y el Cardenal Mendoza.
7 Era Prior del Convento de San Esteban
'
Fray Diego de Deza,
amigo y admirador de Colón.
En Córdoba había sido rechazado el proyecto por el Prior del Con
vento de Prado, Fray Hernando de Talavera.
EL DESCUBRIMIENTO 7

Nuevas decepciones—Sin embargo, pasaron to


davía algunos años entre aplazamientos y esperan
zas; mas como los Reyes le hicieran saber que los
gastos crecidísimos que exigía la conclusión' de la
guerra contra los moros les impedían acometer, por
entonces, otras empresas, decidió Colón salir de Es
paña y acudir á la Corte del Rey de Francia.

Colón ante Isabel la Católica (Brozik).

La Reina Isabel acepta las proposiciones de Colón.


—El Guardián de La impidió que Colón
[€óbida
adoptara aquella resolución; fué á Santa Fe, donde
se hallaban los Reyes, y“ c6n5iguió'que Doña Isabel
se decidiera en su favor.8 Colón asistió á la rendi
ción de Granada, y experimentó nuevos contratiem
pos; pues todavía tuvo que comparecer ante una
junta de cortesanos y religiosos, los cuales conside—
raron exorbitantes é inadmisibles sus pretensiones.

8 H. Harrisse, el concienzudo biógrafo de Colón, cree que hasta


entonces, 1491, no ocurrió su famosa visita al convento de La lr‘ábida.
, 8 ,7 HISTORIA DE CUBA

La Reina suscribió, al fin, el 17 de abril de 1492,


las capitulaciones, mediante las cuales se le conce
dían los títulos de Almirante, Gobernador (y Virrey
de todas las tierras que descubriese.

EL PRIMER VIAJE DE COLON.

La partida.—En mayo de 1492 se hallaba Colón


en el puerto de Palos, ocupado en abreviar los pre
parativos de su expedición. Con los recursos que le

La Partida de Colón (Gishert).

habían proporcionado los Reyes y gracias á la iu


tervención de los hermanos Pinzón, que se asocia
ron á la empresa, logró equipar tres naves, y en la
memorable mañana del 3 de agosto de 1492, después
de haber recibido la bendición de Fray Juan Pérez,
el inolvidable Guardián de La Rábida, á quien‘
tantos alientos debió la portentosa hazaña, partió la
EL DESCUBRIMIENTO 9

pequeña flota del puerto de Palos de Moguer, cerca


de Huelva, en Andalucía. Cristóbal Colón mandaba
la nao Santa Maria, Martín Alonso Pinzón la cara
bela Pinta, y su
hermanoVicente
Yañez Pinzón, la
Niña Encami
.9

nose la flotilla
al Sur, hacia las
islas Canarias,
donde permane
cieron tres sema—
nas, reparando
Las Carabelas.
algunas averías
de la Pinta, y tomando provisiones en la Gomera..
I
Con rumbo a occidente.
Dejó Colón las Canarias el
8 de septiembre, se dirigió
al occidente. Después de sufrir
las incertidumbres y penalidades
propias de toda larga navegación, y
mucho más de aquélla en que por
primera vez se surcaban mares has
ta entonces desconocidos, á las diez
de la noche del 11 de octubre el Al
mirante Vió una luz, y á las dos de
la madrugada del 12, un cañonazo
de la Pinta dió la señal de ¡tierra! Estatua de Colón.

9 En aquella expedición iban unos 120 hombres y, entre ellos, ma


rinos de gran valer como: los Pinzón, Juan dela Cosa y Pero Alonso Niño.
10 HISTORIA DE CUBA

La primera tierra descubierta.—Habían llegado


á una islita del Archipiélago de las Lucayas, llama
da por los naturales Guanabani; pero el Almirante
la nombró de San Salvador.10
Desembarco y toma de posesión—El Almirante,
engalanado con rico traje de púrpura, llevaba en
una mano el estandarte real y en la otra la espada,
y los Pinzones, dos banderas de la cruz verde.

Desembarco de Colón (D. Puebla)!

Una vez en tierra, hincan todos las rodillas, y con


lágrimas en los ojos, dan gracias á Dios por el feliz
éxito de su viaje. Entonces el Almirante, rodeado
de sus capitanes, del escribano Rodrigo de Escobedo
y de algunos otros, tomó posesión de aquella isla,
en nombre de los Reyes de Castilla.

10 Probablemente es hoy la isla de Watling; otros creen que de


bió ser la del Gato (Cat). la del Turco, ó la de Mariguana, etc.
* No consta que viniera ningún fraile en el primer viaje.
EL DESCUBRIMIENTO '
11

En las islas Lucayas.—Desde el 14 hasta el 24 de


octubre, fué descubriendo otras islitas, que llamó
Santa María de la Conce;>ción, Fernandina é Isabela.
En esta última, tuvo noticias de
Cuba y Bo/zi0, y
decidió ir á la primera, para lo cual hizo rumbo al
SO. tocando en unos cayos, que llamó Islas de Arena.
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Descubrimiento de la Isla de Cuba.—Descubrió


Colón la tierra de Cuba anochecer del 27,
al

el
y

domingo 28 de octubre de 1492 entró en un río muy


hermoso sin peligro de bajos ni Otros inconve
y

nientes; la boca era bastante ancha para voltear


y

tenía doce brazas de fondo; veíanse dos montañas


hermosas, una de las cuales tenía encima otro mon
tecíllo. Colón llamó aquel río puerto, de San Sal
y

vador. Estaba cercado río de árboles hermosos


el

verdes, con flores frutos, muchas aves cantaban


y

muy dulcemente. Había gran cantidad de palmas


de estatura mediana hojas muy grandes.
y
12 HISTORIA DE CUBA

Saltó el Almirante á tierra, y llegó á dos casas, al


parecer de pescadores los cuales habían huido ate—
morizados; hallaron en ellas fuego, redes de hilo de
palma, anzuelos y fisgas de hueso, y un perro que
no ladraba. La yerba era grande como en Andalucía
por abril y mayo. En suma, encantado con la belleza_
del paisaje, escribió Colón en su diario, que era:
LA ISLA MÁS HERMOSA QUE OJOS HAYAN VISTO.“

Descubrimiento de Cuba (C, Batista),

Cuba llamaban los indios á esta tierra; y Colón la


nombró juana, en honor del príncipe Don Juan.
Exploración de la Isla.—Teniendo el gran Almi
rante que carenar sus naves, envió como explorado
res, al interior, á Rodrigo de Jerez y Luis de Torres,
11 No ha podido fijarse aún, con precisión, el lugar en que desem
barcó Colón por primera vez en Cuba. Creyó el Padre Las Casas que
debió ser en Baracoa; Navarrete señala el puerto de Nipe; otros se de
ciden por Puerto Padre ó por Gibara; pero la opinión más aceptada es
que debió ser junto al río Máximo, en la bahía de Sabinal.
EL DESCUBRIMIENTO 13

con un indio de Guanahaní y otro de Cuba. Volvie


ron de su excursión, admirados de las bellezas de
aquella tierra y de la bondad con que habían sido
acogidos por sus habitantes, los cuales les indicaron
que hacia el Este había un país rico en oro.
Entonces ocurrió la deserción de la Pz'1zía, man
dada por Martín Alonso Pinzón, quien decidió llegar
antes que Colón á Haití y quizás pretendió apro—
piarse la gloria del descubrimiento.
Siguió Colón navegando por las costas de Cuba:
ancló en un puerto que denominó de Santa Cata/í—
na, y continuando al Este por Puerto Santo, hoy
Baracoa, llegó á la punta orientalde la Isla, á Maí—
sí, que llamó cabo de Alfa y Omega.
»
Descubrimiento de Haiti—En vez de doblar el
cabo de Maz'sí, siguió Colón al Este y no tardó en
descubrir la isla de Haití, á principios del mes de
diciembre del propio año de 1492.
Establecimiento de la primera colonia española.—
Habiendo tenido la desgracia de perder su nave en
aquella isla, que llamó la Esfiañ0/a, fundó el Almi
rante el fuerte de la Naw'a’aa’ y estableció la prime
ra colonia europea en el Nuevo Mzma’0, dejando al
, frente de ella á Diego de Arana.
Regreso de Colón—Después de haber_ estado en '

Monte-Crzktz'(donde se le unió Pinzón, con la Pz'm‘a)


y en la bahía de Samamí ó Golfo de las F/ec/zas, el 16
de enero de 1493 emprendió su viaje de regreso á
España. .
14 HISTORIA DE CUBA

El 4 de marzo llegó Colón á Ciritra, en Portugal,


donde fué espléndidamente recibido por el entusias
ta Rey Don Juan II, y el 15 entró triunfante en el
puerto de Palos; desde allí se encaminó á Sevilla, y
á mediados de abril penetraba el Almirante en la
ciudad de Barcelona,donde se encontraba la Corte.

Recibimiento de Colón en Barcelona (F. Balaca).

Su grandioso recibimiento fué sólo comparable al


que se tributaba á los triunfadores en Roma.
Precursores de Colón—Muchos han tratado de
obscurecer la gloria de Cristóbal Colón, diciendo que
otros, antes que él, pusieron sus plantas en el Nue
vo Mundo. Es cierto que desde tiempos muy remo—
tos, los N0rt/zmen (Hombres del Norte), como se
llamaba á los habitantes de Escandinavia y Dina
marca, se habían establecido en [sla7za’z'a y Groen
Zana’z'a, y está probado que algunos de aquellos ma
EL DESCUBRIMIENTO 15

rinos intrépidos se apartaron de las costas y fueron


arrojados á las de Labrador;12 pero esas expediciones
se remontan á épocas tan distantes, y fueron tan poco
conocidas del resto de Europa, que no hay motivos
para concedefles una influencia apreciable en los
grandes descubrimientos transatlánticos de fines del
siglo XV.
EL SEGUNDO VIAJE

Consecuencias del primer viaje.—El natural en


tusiasmo que produjo en el ánimo de los Reyes
Católicos el gran descubrimiento realizado por el
egregio Colón, les excitó á hacer nuevos y más im
portantes preparativos á fin de que emprendiera otro
viaje por aquellas inexploradas regiones.
La. nueva flota—El 25 de septiembre de 1493, sa
lió de Cádiz la nueva flota que se componía, esta
vez, de diez y siete buques, grandes y pequeños,
con mil quinientos hombres de tripulación y provi
siones de todas clases.13
Descubrimiento de las Islas Caribes—El primero
de octubre tocaron en las islas Canarias; después
hicieron rumbo más al Sur que en el primer viaje, y

12 Hacia el año 1000, Leif el Afortunado, hijo de Eric el Rojo, sa


lió de Groenlandia con treinta y cinco hombres, en una pequeña embar
cación de remos y vela, y después de visitar distintos lugares de aque
llas tierras, llegó á un país que llamó Vz'nland, por la abundancia de
viñas silvestres que encontró en él. Ese país se supone que debió ser
la costa de Massachusetts. .

131 Acompañaban á Colón: su hermano Diego, Fray Bernardo Boyl


( Vicario Aposíólico), el cartógrafo Juan de la Cosa, el Dr. Chanca
(autor de una Carta á la ciudad de Sevilla, en la que describe este se
gundo viaje), Alonso de Ojeda, Diego Velázquez y otros.
16 HISTORIA DE CUBA

el 3 de noviembre llegaroná una isla, á la que el Al


mirante nombró Dominica; luego descubrió otra, que
llamó 1Warzlga/ante, por la nave en que él iba, y el
día siguiente desembarcó en una isla que los indios
llamaban Turuquez'm y que él nombró Guadalupe,
allí encontraron cráneos y otros huesos humanos,
por lo que sospecharon que estaban en tierra de los
carz'bes, que tenían fama de antropófagos y eran el
terror de los pacíficos moradores de las otras islas.

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AE Ünï_nïr_r f)rl.

Detuviéronse una semana en la Guadalupe por


haberse extraviado un capitán ocho marineros que
y y

se internaron en los bosques, cuando iban darse


á

la vela, por haber sido infructuosas las explora


á

ciones de Alonso de Ojeda otros, vieron con gran


y

alegría una señal en la costa, lograron recoger


á
y

sus infelices compañeros, que volvieron las naves


á

macilentos extenuados por las angustias que ha


y

bían sufrido.
EL DESCUBRIMIENTO 17

Crucero por entre las Caribes—El 10 de noviem


bre levaron anclas, y fué descubriendo Colón las
islas de Monserraz‘e, Santa María la Redonda, Santa
María de [a Anízlgna, San Martín, y Santa Cruz.
En esta isla tuvieron un encuentro con los earz'óes,
del que salieron heridos dos españoles.
Eran, los earz'óes, de aspecto feroz y de valor in
domable; tenían ca
ras espantosas, pin
tadas de colores, y
los cabellos muy lar
gos; llevaban bandas
de algodón ceñidas en los
brazos y las piernas, y
m ,¡,»,
usaban flechas empon- (j\fljr¿;v
zoñadas. (Uno de los ,/
españoles murió, al l ‘
poco tiempo, á conse-
cuencia de la herida
que recibió en la pelea)
Continuando su viaje,
descubrió Colón un gran nú r n«
¡¿«vt.,_
mero de islitas apiñadas, que
Indio carlbe.
llamó las Once mi! vírgenes,
y más al Este la isla de Borz'qne’n, que nombró de
San [nan Bantz'sz‘a y es hoy la de Puerto Rico.
El desastre de la primera colonia—De la isla de
San jmzn se dirigió el Almirante, con precisión
asombrosa, á la Española, y el 27 de noviembre en;
traba en el puerto de V la Navzkz’aa’, donde sólo enconi
HiSTORIA 2
18 HISTORIA DE CUBA

tró un montón de escombros en lugar de la fortaleza


donde había dejado á Diego de Arana y sus com
pañeros, los cuales habían sido exterminados por los
indígenas, á Causa de los desmanes que cometieron.

Colón ante las ruinas de la Navidad (F. Henares).

Fundó Colón otra colonia, que llamó la [sabe/a;


descubrió las minas de oro de Cz'óa0 y castigó una
sublevación que se tramaba entre los españoles.
Descubrimiento de la costa Sur de Guba.-—Dejó
Colón á su hermano Diego en la Isabela, y continuó
sus exploraciones: el 29 de abril de 1494 reconoció la
Pnntaa’e Maz'sí, y siguiendo esta vez la costa meri
dional de Cuóa, fondeó en una ancha bahía que
llamó Puerto Grande (Guantánamo), donde le obse
quiaron los indios con mucho pescado,jntz’as y casabe.
EL DESCUBRIMIENTO 19

Descubrimiento de Jamaica.—El 19 de mayo si


guió las costas de Cuba; Vió puertos, montañas muy
altas y algunos ríos, y doblando entonces al Sur,
descubrió, el 15 de mayo, la isla de jamazea y la
nombró Santiago; pero de5e050 de saber si Cuba era
parte del continente, regresó á sus costas.

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SEGUNDO VIAJE ..l
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__._._m Ü':, , -., - . »‘,_, LA Mannuu Pati/A EDIY j

Continúa la exploración de Cuba.—El 18 de ma


yo descubrió y dobló el Cabo de Cruz y siguió ,na
vegando, bajo fuertes aguaceros, relámpagos y true
nos, entre las islitas que llamó jardín de la Reina.
Andando siempre al occidente, entraron en otros
bajos y cayos, también muy peligrosos; visitaron
las costas cenagosas de la antigua comarca—de Gna—
nzlguanz'e0 y á poco más hubieran llegado á la ex
tremidad occidental de Cuba; pero rendida la tripu
lación por las fatigas del viaje, decidió el Almirante
dar la vuelta, no sin mandar antes al escribano
Hernán Pérez de Luna, que tomase formal testimo—
nio de que Cuba no era una z'sla, sino tierra firme
(12 de junio 1494).
20 HISTORIA DE CUBA

Viraron las carabelas al S.E., el 13 de junio, y á


las pocas horas de navegar, descubrieron la hermo—
sa Isla de Pinos, que Colón llamó del Evangelista.
El 25 de junio emprendieron el viaje de vuelta, re
pasando las mismas costas de Cuba, y el 7 de julio
anclaron en uno de los puertos, saltaron á tierra y
se dijo la primera misa en esta Isla.

Regreso á. la Española.— Cbmo los tiempos no


eran bonancibles, Colón tuvo que volver á jamaz'ea,
y de allí á la España/a. Durante su ausencia, habían
ocurrido lamentables sucesos en la colonia; por la CO—
dicia de oro se había abandonado la agricultura, y
los indios se negaban á trabajar, dispuestos á de
jarse morir antes que soportar la esclavitud.
La vuelta á España.—Entre
tanto, en España, corrían es—
pecies calumniosas contra el
Almirante, y los Reyes envia
ron á Juan de Aguado, para
que investigase lo que ocurría.
Aguado no dió oídos á CO—
lón, sinoá sus enemigos; por
lo que el Desenóría’or resolvió
ir á la Corte á dar sus descar
4 . gos ante los Reyes; y dejando
Bartolomé Colón. los negocios de la colonia á
cargo de su hermano Bartolomé (que había llegado
durante su ausencia), salió de-aquella Isla, arriban;
do al puerto de Cádiz el 11 de junio ,d_e 1496.
EL DESCUBRIMIENTO 21

Los Reyes le recibieron en Burgos, con las ma


yores muestras de aprecio, y á pesar de las intrigas
y de las calumnias de sus enemigos, decidieron en
viarle con otra expedición á las Indias; pero el efecto
de este viaje no se pareció en nada al primero.

LOS OTROS VIAJES Y MUERTE DE COLON

El tercer viaje.—Ceroa de dos años se tardó en


preparar la escuadrilla para el tercer viaje al Nuevo
Mundo, que no llegó á emprenderse hasta el 30 de
mayo de 1498, en que salió el Almirante de San
Lucar, llevando muchos criminales indultados.

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TERCER VIAJE
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Ooatada l’aria Ag. I“ ul. 31 ¡4yA’
C. de la Torre. Del.

Descubrimiento del Continente—En este viaje no


visitó Colón la Isla de Cuba; pero hizo nuevos
y

muy importantes descubrimientos: el 31 de julio


arribó la Isla de Trz'nz'a’aa’, día siguiente, 1‘-’
el
á

de agosto, reconoció la costa de Cumaná, en un


22 HISTORIA DE CUBA

lugar que los indios llamaban Parz'a. Fueron estas


costas las primeras del continente que descubrió
Cristóbal Colón, y hubiera continuado su explora
ción, si el mal estado de sus naves y la falta de víve
res no le hubieran obligado á dirigirse á la Española,
después de haber descubierto las islas Margarita y
de Caóagua, donde consiguió muchas perlas.

De nuevo en la Española.—Triste y desconsola


dor espectáculo presenció Colón á su llegada á la
Isla, el 30 de agosto de 1498: halló abandonados los
cultivos, paralizados los trabajos de las minas, los
indios alzados ó escondidos en lugares inaccesibles,
y los españoles entregados á la más completa anar
quía; pero el Almirante logró someter á los revolto
sos, sin derramamíento de sangre. La mayor parte
de los pobladores se habían trasladado á Santo Do
mingo, lugar más saludable, en donde el Adelanta
do Don Bartolomé había fijado su residencia.

Nuevas calumnias é íntrigas.—Los enemigos de


Colón, de uno y otro lado del Océano, no cesaron
de tramar todo género de intrigas, y fueron tantos
los memoriales y las quejas contra el Descubridor,
que lograron infundir grandes dudas en el ánimo
de los Reyes, los cuales enviaron al Comendador de
Calatrava Don Francisco de Bobadilla, revestido de
. jurisdicción para procesar á los que hubiesen cons
pirado, y con autorización para que remitiera á Espa
ña á cuantos creyese necesario para el mantenimien
to de la paz y sosiego de la colonia.
EL DESCUBRIMIENTO 23

Buin proceder Bobadilla—Colón se hallaba


de
ocupado en la pacificación de la Isla cuando, el 23
de agosto de 1500, llegó el Comisionado Bobadilla.
Este empezó por posesionarse de la casa del Almi
rante; se apoderó violentamente de los fuertes, puso
en libertad á los presos y llamó á Colón para que
respondiera de su conducta. Sin verle ni oirle, le

Colón enviado á España por Bobadilla (A. Menocal).

mandó poner grillos y lo hizo encerrar en la for


taleza, lo mismo que á sus hermanos, hasta que á
principios de octubre los envió presos á España.
Colón vuelve á España encadenado.—A1 cabo de
ocho años de haber realizado el hecho más trascen
dental de la historia, volvía el gran Almirante á
España llevando por premio de su inmortal descu
brimiento, el cuerpo enfermo, sujeto con cadenas, y
lacerada el alma por las ruindades de los hombres.
24 HISTORIA DE CUBA

El capitán de la carabela Garda, Andrés Martín,


y el oficial Alonso Villejo quien se había confiado
la custodia del Almirante) quisieron quitarle los
grillos; pero él no lo consintió, diciendo que “pues
por autoridad de los Reyes se los había puesto Bo—
badilla, no quería que otras personas se los quitasen;
y que tenía determinado guardarlos para memoria

Vllle]o y Martín rechazados por Colón (jover).

del premio de sus muchos servicios, y para testimo


nio de lo que pueden dar el mundo y sus vanidades.”
Así lo hizo (dice su hijo Fernando), y recomendó
que, cuando muriera, fuesen enterrados junto con él.
Satisfacciones en la Corte.—A la llegada á Cádiz
de los tres prisioneros, fué grande la indignación
que produjo en el pueblo la vista del Almzranz‘e en
cadenado como un criminal.

EL DESCUBRIMIENTO 25

Los Reyes se apresuraron á dar órdenes para que


inmediatamente se pusiera en libertad á Cristóbal
Colón y á sus hermanos, y le escribieron en térmi
nos muy afectuosos, llamándole á Granada, en don
de le recibieron con muestras_de la mayor distin
ción, y le prometieron reparar la injusticia cometida,
destituyendo á Bobadilla.
El cuarto viaja—Por cuarta y última vez empren
dió Colón un viaje (el 9 de mayo de 1502) con ob
jeto de buscar un paso, entre la costa de Cuba y la
de Paria, que le permitiera salir al Mar de [a [na’ía
y dar la vuelta al mundo.”
Colón rechazado en Santo Domingo.— El 15 de
junio llegó á las Islas Caribes; se dirigió á Santo
Domingo y pretendió entrar en el puerto para librar
se de una tormenta que se aproximaba; pero se lo
impidió el Gobernador Don Nicolás de Ovando, que
había sustituído en su cargo á Bobadilla. Este últi
mo fué víctima de aquella tempestad, que hundió en
el mar la flota en que volvía á España con otros
enemigos de Colón y grandes tesoros para los Re
yes; en tanto que el Almirante buscó abrigo en un
lugar de la costa, al verse tan indignamente recha—
zado del puerto.

14 Accedió el Rey D. Fernando á la realización de aquella empre


sa, ya fuera por entretener y alejar al Almirante, ó por utilizar sus c0
nocimientos para hallar un camino más fácil para ir á la India que el
empleado por los portugueses, desde que el intre’pido Vasco de Gama
había doblado el Cabo de Buena Esperanza (1498).
El primer viaje de circunnavegación lo realizaron, algunos años
después (1519—1521), Fernando de Magallanes y Sebastián Elcano.
26 HISTORIA DE CUBA

Nuevos descubrimientos—Pasó Colón á jamaica,


desde donde fué arrastrado al jardín de [a Reina, y
de allí, á la isla Guanaja; descubrió las costas de
Honduras, de los Mosquitos y de Veragua, hasta el
golfo de Darién. Por el mal estado de sus naves se
vió obligado á retroceder, y nuevas borrascas lo lle
varon al jardín de la Reina, en la costa Sur de Cnba,
y á jamaz'ea donde tuvo que varar sus naves, porque
estaban completamente inservibles.
‘ 1'
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._ '] . . DEL
.» ' "'CUARTO VIAJE DE CRIST03M COL3R
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Colón desamparado en amaica.—Todo un año tu


J

vo que permanecer Colón en aquella isla, abando—


nado en medio de las mayores contrariedades. El
y

valeroso Diego Méndez fué en demanda de auxilios


la Española, en dos eanoas unidas, llevando por
á

remeros seis españoles diez indios.


á

Para colmo de desdichas, una sublevación capita


neada por los hermanos Porras, dió lugar que los
á

indios, que hasta entonces lo habían obedecido, le


negaran las provisiones.
EL DESCUBRIMIENTO 27

_ La situación
era cada vez más crítica; pero sa—
biendo Colón, por sus conocimientos astronómicos,
que debía tener lugar un eclipse, hizo reunir á
los principales indios de la comarca yles anunció
que sobrevendrían grandes males y enfermedades;
porque no atendían á los cristianos, que eran en
viados del Cielo, y en prueba de ello, verían esa
noche (1° de marzo de 1504) ocultarse la luna
y obscurecerse la tierra. Los indios se burlaron de la
profecía, hasta que comenzó á enrojecerse la luna;
entonces, llenos de terror, suplicaron al Almirante
que intercediera en su favor. Este lo prometió así
y, terminado naturalmente el fenómeno, le consi
deraron como á un Dios y no volvieron á negarle
los alimentos.

J
Colón logra salir de amaica.—Á los ocho meses
de la partida de sus emisarios recibió Colón una
carta de Ovando, para conocer su situación, y al cabo
de un año (28 de junio de 1504) logró salir de aquel
destierro, gracias á la fidelidad de Diego Méndez, que
pudo comprar un barco llegado de España y acudió
en su auxilio con otro que envió entonces el C0—
mendador Ovando, quien, con falsas atenciones, le
hizo un recibimiento ostentoso en Santo Domingo.
El 12 de septiembre de 1504, se alejó para siem
pre de estas tierras, y el 7 de noviembre arribó á
San Lucar de Barrameda, en una pobre nave, en
fermo y abatido, el ilustre Descubridor del Nuevo
Mundo.
28 HISTORIA DE CUBA

Ultimos años y muerte de Colón.—En Sevilla su


po Colón’ el fallecimiento de su protectora la Reina
Isabel la Católica; noticia que le produjo un inmen
so pesar, y desde entonces reclamó inútilmente sus
derechos al Rey Don Fernando, del que sólo obtuvo
promesas y aplazamientos de la debida reparación.

Muerte de Cristóbal Colón (Ortega).

Aquella ingratitud, aquel abandono de parte de


quien tanto le debía, acabaron de abatir el ánimo
del grande hombre, quien, después de otorgar un co
dicilo en que confirmaba su testamento, murió en
Valladolid, tranquilo y resignado, el 20 de mayo
de 1506.
CAPITULO ll

LOS PRIMITIVOS HABITANTES DE CUBA

Los siboneyes.—Los primitivos habitantes de Cu


ba se llamaban sz'óoneyes. F ormaban una de las fa
milias ó grupos naturales en que se dividían los
taz’nos, pacíficos moradores de las
Lucayas y las
Antillas mayores, los cuales se distinguían fácilmen
te de los earz'bes, indios feroces que desde las peque
ñas Antillas salían en excursiones guerreras por
las otras islas.‘
Eran los sz'boneyes, de mediana estatura y de color
moreno, cuerpos hermosos y esbeltos, buenas fac
ciones y 0jos no pequeños; tenían los cabellos grue
sos, lacios y negros, generalmente cortados y echados
atrás de las orejas.
Sus adornos.—Andaban todos desnudos; pero las
mujeres solían usar unos delantales ó faldas cortas
de algodón. Eran muy aficionados á pintarse la cara
y el cuerpo con los jugos de ciertas plantas, como
la ózja y la jagna, y á usar adornos, que consistían
en plumas, conchas, piedras, cocuyos y pendientes
de oro en la nariz y las orejas. Los eaez'gnes ó seño—
res, solían llevar ciertos distintivos.

l»—Los siáone_yes, lo mismo que los otros indios taínos, debieron ser
muy semejantes á los aruaeos ó arauaeos de Sud América, de los que
probablemente procedían:
30 HISTORIA DE CUBA

Carácter moral de los siboneyes.—Eran los natu


rales de Cuba de buena índole, pacíficos, amorosos
y de clara inteligencia. Vivían en paz los pueblos
de las distintas comarcas de la isla, y sólo tenían
que defenderse, los de la región oriental, de las in
vasiones de los earz'óes.2'
2 Los indios de Cuba, lo mismo que los de Haití y las Lucayas,
hablaban con horror de los earíbes: en todas estas islas conservaban
recuerdos de sus fechorías y mostraban las cicatrices de sus heridas. Los
indios guerreros que encontró Colón en la extremidad oriental de Cuba,
y los Ciguayos, que habitaban desde Puerto Plata hasta H1guey, pare
cen distintos de los pacíficos moradores del resto de dichas islas, y se
ha dicho que estos pueblos aprendieron
á usar las flechas para defenderse de
los raribes. En efecto, en esas mismas
localidades (Maisí y Puerto Plata), y
sólo en esas, se han encontrado cráneos
deformados idénticos á los de la Gua
dalupe, principal asiento de los earibes.
Dicen los historiadores, y entre ellos
el cronista Oviedo, que los earibes te
nían “las frentes anchas” y que ‘ ‘aque
lla manera de frentes se hacían artifi
cialmente, porque desde que nacían los
niños, les apretaban las cabezas de tal
manera en la frente y en el colodrillo
Deformaclón caribe. que, como eran tiernas, las hacían que
dar de aquel talle y de mala gracia.”
Esta deformación concuerda con la que se observa en los cráneos en
contrados por los Sres. Rodríguez Ferrer, Valdés Dominguez, Montané

Cráneo deiormado de Malsí. Craneo normal europeo.

y por mí, en las cuevas de los farallones de Maísí y otras localidades de


Baracoa. Rafinesque dice que los earibes consiguieron establecerse al
S. de Baracoa, y estos hallazgos parecen confirmarlo.—C. de la Torre.
PRIMITIVOS HABITANTES 31

Las armas de los siboneyes.—Reducíanse las ar


mas que usaban los sz'óoneyes, á varas de madera
con las puntas tostadas al fuego ó provistas
de piedras, de dientes ó de espinas de
pescado; algunos usaban el arco y ; f'/
las flechas, pero no las envenena
ban; las maeanas, sus armas favoritas, eran
unas mazas de madera dura ó de palma.
Todas estas armas las empleaban más
para la caza que para la guerra.
Suelen encontrarse en esta Isla, como en
otras partes del mundo, unas hachas de
piedra pulimentada, impropiamente lla
madas pz’ea’ras de rayo; pero deben haber
sido labradas por otro pueblo más anti- Hacha

guo, ó más adelantado, que los sz'óoneyes.


"° "'°‘“"

La caza.—Era ésta una de sus ocupaciones predi


lectas. Cazaban, como se ha dicho antes, con las
maeanas, con flechas, dardos y piedras; pero también
empleaban ciertos ardides ingeniosos para atrapar las
aves y los animales salvajes.3

3 Echaban en las lagunas unas güiras muy grandes que, movidas


por el viento en todas direcciones, espantaban las aves acuáticas, las
cuales acababan por perder el miedo y se acercaban hasta posarse en
ellas; entonces los indios, que eran excelentes nadadores, entraban en
la. laguna con la cabeza oculta en una de aquellas güiras, y lograban
aproximarse á las guananas y los patos, apresándolos fácilmente.
Perseguían las lzutías ójuíías con los perros mudos que los indios
tenían domésticos, y más tarde, con los que se trajeron de España.
Los guabiniqninajes, que eran otra especie de jutz’as, vivían en
abundancia sobre los mangles de la costa, y allí los cazaban los indios,
metiendo sus eanoas debajo de aquellas plantas y sacudiéndolas hasta
que los hacían caer.——C. de la Torre.
32 HISTORIA DE CUBA

La pesca.——Fueron muy celebrados los indios por


su habilidad en el arte de la pesca por medio del
gnaz'eán ó pega, que es un pez provisto de unas ven
tosas en la cabeza, con las cuales se adhiere á otros
/ - . , .
peces y a las tortugas, Siendo muy difiCil despren
derlo.4 También pescaban con redes, con fisgas y
con anzuelos de hueso ó de espinas de pescado.

Gualcím ó Pez Pega.

Las embarcaciones.—Usaban para la pesca, y co—

mo medios de transporte, eanoas ó embarcaciones de


una sola pieza, hechas del tronco de un árbol ahue
cado por medio del fuego; eran largas, estrechas y
carecían de quilla, por lo que se volcaban fácilmen—
te; moviánlas con remos, pero sin apoyarlos en chu
maceras, y algunas podían transportar hasta cua
renta hombres. (Véase e! grabado de la pág. 50).
4 Colón, en su segundo viaje, presenció en la costa Sur de Cuba,
la pesca or medio del guait‘án.
Quan o los indios cogían en sus redes un gnairán. lo guardaban en
sus cercados ó viveros y lo empleaban en la pesca del manatí, la tor—
tuga, el sábalo y otras grandes especies. Atábanlo, al efecto. con una
cuerda por la cola, y cuando lo soltaban, iba á adherirse á alguno de
aquellos animales, por medio de un disco, á manera de ventosa, que
tiene en la parte superior de la cabeza; entonces los indios tiraban de
la cuerda y se apoderaban dela presa, volcándola en tierra, si era una
tortuga, ó matándola con fisgas y maeanas, si era el manatí ó algún
pez muy grande. La adherencia del guaí(án es tan fuerte que necesi
taban valerse de ciertos medios ingeniosos para despegarlo. Los espa-‘
ñoles lo llamaban reverso y hoy se conoce este pez con los nombres de
rémora ó pega.-—C‘. de la Torre.
PRIMITIVOS HABITANTES 33

Las habitaciones.—Las casas de los indígenas


eran óo/zz’os, con las paredes de tablas "de palma, ó

si,
de cañas bravas muy unidas entre los techos

y
cubiertos con pencas de guano. Las de los caez'gues
eran de mejor aspecto. Había algunas de forma po—
ligonal circular que se llamaban eaneyes. En los
ó

lugares anegados vivían en óaróaeoas, que eran ha


bitaciones construídas sobre estacas. (V¿ase pág. 50).

¿Cómo se proporcionaban el fuego?—Por calor

el
frotamiento rápido. Constaba
el

el
que produce apa—
rato que usaban, de una varita del
gada de madera dura, dos trozos
y

de otra madera,bien seca lige


y

ra, fuertemente atados. Para


obtener el fuego, colocaban en
el suelo los dos trozos unidos,
y

hacían girar con rapidéz la varita


entre las manos, perpendicular
mente los primeros, de
á

suerte que la punta frota


ra siempre en un mismo
Aparato para obtener fuego.
sitio de la hendidura com
prendida entre aquéllos. La operación requiere ha
bilidad; pero los indios la practicaban fácilmente.

Dujos otros asientos.—En las casas principales


y

había a’njos, asientos de madera dura, labrados en


forma de animales; en otras, usaban troncos de ár
boles bancos de piedra; pero los más tenían há
el
ó

bito de descansar agachados, en cuclillas.


HISTORIA
3
34 HISTORIA DE CUBA

Utensilios diversos.—.Usaban los szóoneyes, gnayos


para rallar la yuca y ónrenes para tostar el easaóe,
que constituía la base de su alimentación;5 hacían
cazuelas y otras vasijas de barro, cucharas y ras

"”l

Confección del casabí ó casabe (F. Henares).

padores de concha, jíearas de güira y óateas de ma


dera 7 de una sola ieza como las eanoas.
5 Sus alimentos consistían en raíces, yueas y ajes 6 buniatos,
maíz y frutas; pero también comían peces, ranas, iguanas, culebras,
tortugas, aves y jutías ó gnabz'nz'quinajes.
Para preparar el easabí, comenzaban por raspar la corteza de la
yuca con unas conchas de almejas; rallaban luego aquellas raíces sobre
unas piedras ásperas, ó en gaayos de madera con piedrecitas incrusta
das (como se emplean todavía en El Caney y otros pueblos de Oriente);
recogían aquella masa blanquísima (la eatibía) en yaguas, y la intro
ducían en un saco que llamaban sibneán; colgaban el sibm‘án de la ra
ma de un árbol y le ponían grandes pesos en el otro extremo, hasta
esprimir todo el zumo venenoso de la yuca (naiboa); así preparada, la
catibz’a, extendíanla en el burén, que era un disco ó cazuela plana de
barro, colocado sobre tres ó cuatro piedras y calentado fuertemente; en
pocos minutos quedaba tostado el casabe, después de volverlo con una
em'sa de madera ó de yagna.—C. de la Torre.
PRIMITIVOS HABITANTES 35

Las hamácas.—Para dormir, usaban /zamacas, te


jidas de henequén ó de algodón, á manera de redes,
y las colgaban en los bohíos ó en las ramas de los
árboles, por medio de jz'cos ó caáu_yas.
La agricultura.—Conocían algunas artes agrícolas
y sus campos eran los más ricos y mejor cultivados
de estas islas. Sabían sembrar el maíz,6 y cosecha
ban también, en sus conucos ó labranzas, el ónnz'ato,
la yuca, el ají, que usaban como condimento, y algu
nas frutas, espec1almente la piña ó ananás. Sabían
hilar y tejer el algodón y, por último, enseñaron á
los europeos el uso del tabaco.
Origen del tabaco.—Llamaban los indios Á'
cohz'óa ó cojz'óa á esta planta narcótica, cu
yas propiedades utilizaron en medicina,
como purgante. En sus prácticas religiosas,
lo quemaban á sus dioses á manera de in
cienso, y para proporcionarse placer, lo mas
caban, lo aspiraban en Polvos, ó en ahumadas,
ya directamente ó por medio de unos tubos El tabaco
segú"
delgados á manera de pipas.7 Oviedo.

6 Su principal y más esmerado cultivo era el del maíz: hacían


rozas ó talas de montes y, después de quemar la brusca, esperaban los
días lluviosos ó los de luna nueva como más apropiados para la siem
bra; efectuábase ésta abriendo la tierra con un palo de punta, llamado
coa, enterraban cuatro 6 cinco granos de maíz en cada agujero que
abrían, y lo tapaban inmediatamente con el pie.
7 Aseguran algunos cronistas que el nombre de tabaco se aplicaba
al tubo ó instrumento de que se servían los señores principales para
aspirar el humo. Oviedo lo describe y dibuja en la forma arriba in
dicada, como una Y, cuyas dos ramas pequeñas se introducían en la
nariz; pero dice el Padre Las Casas que llamaban tabaco á unos rollos
de hojas secas, comprimidas y envueltas r otra hoja, y agrega que
los llevaban encendidos como tizones.—¿Xiíe la Torre.
í
36 HISTORIA DE CUBA

El juego de batos.—La diversión favorita de los


aborígenes de estas islas, era el juego de batas, ó de
la pelota, que celebraban en el óatey, plaza grande
y despejada, rodeada de asientos para los especta
dores. La
pelota era elástica y la hacían con la re
sina del copey y de otras plantas. Dividíanse en dos
bandos los jugadores, y se colocaban á distancia,
el uno frente al otro. El juego consistía en lanzar
la pelota, ó bala, lo más lejos posible; recibiánla los
contrarios y la devolvían con cualquiera parte del
cuerpo, siendo necesario recibirla en el aire, aun
que hubiera dado antes muchos botes; pero perdía
una raya el bando que la dejaba rodar por el suelo.
Areytos.—Celebraban sus fiestas y ritos los sz'bo—

neyes, como los demás indios de las Antillas, con


sus areyto's que
eran unos cantos
acompañados de
baile y, á veces, al
son de tambores ó
atabales de madera
Tambor de los siboneyes.
sin parche de cue
ro.“ Eran aquellos cantos á manera de romances,
emblemas vivos de sus tradiciones, que por este
medio se transmitían de generación en generación.
8 Entonaba una estrofa el que guiaba el areyío; y todos los otros,
unidos por las manos ó por los brazos, en rueda ó en fila, repetíanla á
coro llevando el compás con los pasos del baile. Así se pasaban las
horas, cantando y bailando á la par, en las ceremonias religiosas, en
las bodas, los funerales y las fiestas populares; pero, como solian acom
pañar estos bailes con grandes ahumadas de-tabaco ó frecuentes liba
ciones de ciertos brebajes de maíz fermentado, no era raro que termi
nase el are_yz‘o por una borrachera general.—C de la Torre.
PRIMITIVOS HABITANTES 37

Ceremonias religiosas—Tenían los szóoneyes sus


sacerdotes, ó óe/ziques, que eran también médicos
y agoreros; hombres prácticos y muy conocedores
de las propiedades plantas. Los
de las
behiques explotaban la candidez de
los ignorantes, haciéndoles creer
que estaban en comunicación con
el diablo (maóuya); consultaban
á sus ídolos, que llamaban ce—
mís, y fingían recibir inspira
ciones divinas durante sus
borracheras de tabaco.
Los cemis tenían formas
monstruosas y eran de
madera ó de piedra. En
Cuba no había tantos
ídolos como en Haití y
Boriquén: el más nota
Cemi’ ó ídolo indio.
ble que se conserva es
el que representa esta lámina, encontrado en la re
gión oriental de esta Isla y cedido al Museo de la
Universidad de la Habana, por Don Miguel Rodrí
guez Ferrer.
Organización social.—No existían entre los sióo—

neyes verdaderas castas; pero se distinguían, sin


embargo, ciertas clases ó categorías sociales según
los cargos ó profesiones que ejercían: los jefes ó se
ñores de cada comarca se llamaban caciques, y, aun
que gozaban del poder absoluto, ejercían su autori
dad de tal modo que parecían padres de sus súbditos.
38 HISTORIA DE CUBA

Solían usar los cacz'gues coronas de plumas, y una


placa de oro bajo (guanín) colgada al cuello. Eran
generalmente amados y respetados; los llevaban en
andas, y presidían los juegos y ceremonias. Ellos
disponían la siembra y la recolección de las cosechas,
repartían con equidad las provisiones, intervenían
como árbitros en las contiendas é imponían las pe—
nas por los delitos. El robo era muy raro y se cas
tigaba con severidad entre aquellas gentes.
Los m'taínos eran jefes de menor categoría que
los caciques, y tenían á su cargo la dirección y cui
dado de cuarenta á cincuenta mzóoríes ó anaóorz’as,
que constituían la clase trabajadora, dedicada á las
faenas del campo.
En resumen, podemos decir que los sz'óoneyes, ó
primitivos habitantes de Cuba, eran de costumbres
sencillas, é inofensivos; por lo que fué sumamente
'
fácil someterlos á la obediencia.
CAPITULO [ll

CONQUISTA Y COLONIZACION

BOJEO Y OTRAS EXPLORACIONES DE LA ISLA

Abandono en que permaneció esta Isla.—Á pesar


de haber sido Cuba la primera tierra de importancia
descubierta por Colón, quedó abandonada algunos
años, durante los cuales se realizó la conquista de
la Española y se fundaron colonias en Casta Firme.
Bojeo de Cuba.—En 1508 Don Nicolás Ovando,
Gobernador de la Española, envió á Sebastián de
Ocampo, con dos carabelas, para óojear á Cuba.
Ocampo recorrió la costa Norte de la Isla, visitan
do algunos de los lugares descubiertos por Colón;
pero, siguiendo su viaje al Oeste, halló un puerto
muy cerrado y seguro, que llamó de Carenas, por
que se detuvo en él para carenar sus naves; llegó
por fin á la extremidad occidental de aquella costa,
dobló al Sur y probó que Cuba em una z's/a, y no
formaba parte del Continente, como creyó Colón.
En la costa Sur de Cuba, descubrió Ocampo otro
hermoso puerto, el de fagua, y permaneció muchos
días entre los pacíficos habitantes de aquella comarca;
luego continuó su navegación por los peligrosos ba
jos de los jardines de la Rema, y volvió á la Espa
ñola. después de ocho meses que duró el boje0.
40 HISTORIA DE CUBA

Naufragio de Ojeda.—Después de Ocampo, arri


baron casualmente á Cuba algunos náufragos pro—
cedentes de Costa Firme. Entre ellos figura el intré
pido Alonso de Ojeda, que, reducido á prisión por
los tripulantes de una carabela en que iba del Darién
á la Isla Española, debió su libertad á un temporal
que los arrojó sobre la costa de Cuba, por el Puerto
dejagua (1510).
Andrajosos y hambrientos, anduvieron los náu
fragos más de cien leguas, teniendo que recorrer
las costas cenagosas del Camagüey, hasta que llega—
ron á la comarca de Cuezóá, en donde fueron muy
bien recibidos por los naturales. Allí rindieron culto
á una imagen de la Virgen, que llevaba Ojeda; y
pasando después áMacaca (en el Cabo de Cruz), en
viaron á Pedro de Ordás en una canoa á jamaica.
El Gobernador Juan de Esquivel, mandó en su
auxilio á Pánfilo de Narváez, que los recogió y los
trasladó á aquella isla.
Otros náufiagos.’——Por la misma época, había en-
'

callado en la costa Norte de Cuba, un navío que


conducía unos treinta hombres y dos mujeres, espa
ñoles. Cuéntase que llegaron al barco muchos indios
en sus canoas y se brindaron á llevarlos á tierra;
pero que, luego, volcaron las canoas y los mataron,

1 Haciendo la misma travesía (del Darién á1a Española ), tocaron


Caicedo, enviados
en la costa de Cuba Rodrigo Colmenares y Juan de
Vasco Nuñez de Balboa á la Corte; y en 1511, el Bachiller Martín
por
arribaron, también inespe
Fernandez de Enciso y el Alcalde Zamudio
' radamente, al Cabo de Cruz, y quedaron muy sorprendidos al ver que
los indios tenían un altar con una estampa de la virgen
y que le can
taban areylos. Seguramente se la habría dejado Alonso de Ojeda.
CONQUISTA Y COLONIZACIÓN 41

no habiéndose salvado más que las dos mujeres y


un hombre, los cuales fueron rescatados por los
conquistadores, algunos años más tarde.2

DIEGO VELAZQUEZ: PRINCIPIO DE LA CONQUISTA

Nombramiento de Velázquez para colonizar á


Cuba.—Siendo Gobernador de la Española el se
gundo Almirante Don Diego Colón, dispuso que
fuera á poblar la Isla
de Cuba el Capitán Die—
go Velázquez, hidalgo
castellano, natural de
Cuéllar, en la Provincia
de Segovia, el cual había
venido con el gran Al
mirante en su segundo
V"
viaje á las Indias.
Acertada fué la de
signación de Velázquez
para aquella empresa;
_
"
pues además de sus
ri
.,¿

quezas elevada posi


y

Diego Velázquez.
ción social, lo recomen
daban para ello sus excelentes dotes la circunstan
y

cia de haber fundado algunas villas en la España/a.

Tal es, según algunos, el origen del nombre de ¡llaíanzas, que


2

otros atribuyen una matanza de indios; aunque no faltan quienes


á

-
crean que se debió simplemente las matanzas salazones de carne
á

que se hacían en unas haciendas, junto aquel puerto, para abastecer


á
2

las naves que iban México Nueva España.


á

ó
42 HISTORIA DE CUBA

Expedición de Velázquez—El año de 1511 fué el


designado para que viniera á Cuba Don Diego Ve
lázquez: anunciáronse los preparativos de la expe
dición, y alzado el pendón del caudillo frente á su
casa, fueron á inscribirse bajo sus banderas muchas
gentes perdidas y adeudadas que, con los caballeros
amigos de Velázquez—entre los cuales figuraban
Hernán Cortés y Andrés de Duero, sus secretarios;
Juan de Grijalva, Pedro de Alvarado y otros—for
maron un total de unos trescientos hombres.
En cuatro embarcaciones pasaron el mar, desde
Salvatierra de la Sabana, en la parte occidental de
la Española, hasta el Puerta de Palmas, cerca de la
extremidad oriental de Cuba.
El Cacique Hatuey.—Muchos indios de la pro
vincia de Gua/zaóá, capitaneados por Hatuey, ha
bían pasado á Cuba, huyendo de la esclavitud y
malos tratamientos de que eran víctimas en la Es
pañola. El Cacique Hatuey se había enseñoreado
de la comarca de /Wa2'5í, y, al frente de los naturales,
trató de impedir el desembarco de los españoles,3
atacándolos con flechas y piedras; pero fué derrota
do. Después de dos meses de inútil resistencia, se

3 Refieren Las Casas y Herrera que: “Siendo avisado el Caci


que Hatuey, por sus espías, del próximo viaje de Velázquez, juntó su
gente, que debía ser la más behcosa, y recordándoles las persecucio
nes de los castellanos, les dijo que todo aquello lo hacían por un Se
ñor Grande, á quien mucho querían y amaban, y que les quería mos
trar. Sacó una cestilla de palma en que tenía oro y les dijo: “Ved
aquí su Señor, á éste sirven y tras éste andan.” Y después les dijo
que no guardasen al Señor de los cristianos en ninguna parte, porque
aunque lo guardasen en las tripas, se lo habrían de sacar."
CONQUISTA Y COLONIZACIÓN 43

refugiaron en los montes, donde eran cazados por los


españoles. Elempeño decidido de éstos, era hacer
prisionero á Hatuey, y para saber su guarida, ator
mentaban á los que caían en sus manos. Lográronlo
al fin, y le condenaron á morir en una hoguera.

Suplicio de Hatuey.—Ataron al Cacique á un palo,


para quemarle, y en tal situación, cuéntase que

Suplicio de Hatuey (F. Henares).

un religioso de San Francisco le dijo que se bau


t1.zase y muriese como cristiano; á lo que respondió
el indio que ¿para qué había de hacerse crz'sz‘z'an0,
si éstos eran malos? Replicó el franciscano que los
que mueren cristianos van al cielo y allí están siem—
pre mirando á Dios y gozando de la gloria. Entonces
volvió á preguntar el indio: si los erz'stz'anos iban al
cielo, y como el Padre le contestara que sí iban, los
44 HISTORIA DE CUBA

que eran buenos, terminó el Cacique diciendo, que


no quería z'r al cz'e/0, porque allí z'óan los erz'sz‘z'anos.
Entonces pusieron fuego á la leña y lo quemaron.
Con la muerte de Hatuey, quedó sofocada la rebe
lión, y pronto se sometieron todos los indios que se
habían alzado.
Fundación de Baracoa.—La primera población
que fundó Velázquez en Cuba, á principios de 1512, -

fué la villa de Nuestra Señora de [a Asunción a’e


Baraeoa; fijó allí su residencia,nombró Alcaldes y
Alguacil Mayor, estableció el Ayuntamiento, levan—
tó una fortaleza y fué la primera capital de la Isla.
Poco tiempo después, el Rey le concedió el título de
Cz’ua’aa’, y la hizo además cabeza del gobierno ecle
siástico, convirtiéndose su primitiva iglesia en ca
tedral de la Isla.

BXCURSION DE PANFILO DE NARVAEZ

Pánfilo por el buen éxito


de NarVáeZ.—Atraído
de la expedición de Velázquez, vino de jamaica con
treinta españoles flecheros el Capitán Pánfilo .de
Narváez, en 1512.4
'
Era Narváez diestro en la guerra, aunque no muy
prudente, bastante descuidado y en extremo cruel.
Velázquez le nombró su segundo en el mando de
las fuerzas y le confió importantes misiones, siendo
la primera la exploración del interior de la isla.

4 Según hemos visto en la página 40, ya Narváez había visitado


esta de Alonso de Ojeda.
Isla, cuando acudió en auxilio
CONQUISTA Y COLONIZACIÓN 45

Primitivas comarcas de Cuba.—Tenían los indios


dividida la Isla en varias comarcas regidas por sus
respectivos Caez'gues, siendo las principales: Maz'sí,
Bayaz‘z'qaz'rz’, Caez'bá y Mam'aóón,
Maeaea, Bayam0,
en la región oriental; Camagüey, Cabanaeán, jagaa
y Sabanegae en el centro; Habana y Gaam¿guam'eo
en la región occidental de la Isla.

MAPA DE CUBA ..,u


CONLOS
NOMBRES PRIMITIVOS
nl: LAS
PIINCI'ALES Comuns o Pnovmcus

1( .m.. Tam Du LA Mom:mu Porsu En" l

Narváez en Bayama.—Recibió Narváez el encar


go de sojuzgar la comarca de El Bayam0: cuando
recorrió aquellos campos, salían á su encuentro los
indios brindándole cuanto tenían, y mostraban su
asombro, especialmente por la yegua que montaba
Narváez, pues era la primera vez que veían un jinete.
Ocurrió una noche que, envalentonados los indios
por el corto número de los españoles, los asaltaron
para robarles los vestidos. En la refriega, recibió
Narváez una fuerte pedrada; pero repuesto del golpe,
montó precipitadamente en su yegua, y haciéndola
saltar y sonar unos cascabeles que llevaba, les in
fundió tal espanto, que huyeron despavoridos.
46 HISTORIA DE CUBA

Velázquez acude en auxilio de Narváez—Nar


váez emprendió la persecución de los fugitivos y
mandó aviso de lo ocurrido á Velázquez, el cual, te
niendo en cuenta lo reducido de sus fuerzas, acudió
en su auxilio llevando consigo al Capitán Juan de
Grijalva y al Padre Bartolomé de Las Casas.
Supo Velázquez, por los indios, que había llegado
una embarcación al puerto de _/agaa, y en una canoa
bien equipada, envió una carta, diciendo que: “quien
quiera que fuese, se llegase adonde él estaba.” A los
pocos días volvió la canoa trayendo á Sebastián de
Ocampo,5 con quince marineros, habiendo dejado
otros cuatro al cuidado de la averiada carabela en
que regresaba del Darién á la España/a.
También recibió noticias Velázquez de la llegada
de Don Cristóbal de Cuéllar, que venía de Tesorero
á la Isla, y de su hija Doña María, con quien tenía
concertado su matrimonio;6 por lo que se fué á Ba—
racoa, dejando á Grij alva y Las Casas en El Bayam0,
con cincuenta hombres de refuerzo para Narváez.

Velázquez dispone que Narváez recorra la Isla.—


Regresó Narváez de su excursión, y á los pocos días,
los indios que habían abandonado aquella comarca,
volvieron á sus hogares, por mediación del Padre Las
Casas, que ya comenzaba á gozar de gran ascen
diente sobre ellos.

5 El mismo que en 1508 había bojeado esta Isla y reconocido el


puerto de jagua, donde fué muy bien recibido por los naturales.
6 Celebráronse las bodas con gran regocijo y aparato; pero á los
seis días enviudó Velázquez.
CONQUISTA Y COLONIZACIÓN 47

Recibió entonces Narváez una orden de Diego


Velázquez para que, con sus fuerzas y las que le
había dejado con Grijalva, total unos cien hombres,
fuese á recorrer la Isla, llevando por asesor al Padre
Las Casas.
Quién era el Padre Las Casas—Una de las gran
des figuras de la historia de la humanidad es el
Apostol de las Indias, Bartolomé de Las Casas.
Nació en Sevilla
el año de 1474, y es—
tudió en la Univer—
sidad de. Salamanca.
Así que recibió el
grado de Licenciado
en Leyes y en Teolo
gía, pasó con el Co
mendador Don Nico—
lás de Ovando (1502)
á la Isla Española,
en donde poseía una
heredad su padre, que
había venido con el
primer Almirante al
Bartolomé de Las Casas.
Nuevo Mundo. En
1510 se ordenó de Presbítero en Santo Domingo, y
aunque decía misa y predicaba, vivió algún tiempo
del trabajo de los indios. En 1512 vino á Cuba, lla
mado por Diego Velázquez, y desempeñó una misión
muy importante, como veremos, en la conquista y
principio de la colonización de esta Isla.
48 HISTORIA DE CUBA

Narváez en la comarca de Cueibá.—A principios


de 1513, reanudó Narváez su excursión por la Isla.
A1 pasar por el poblado de Cuez'óá, donde Alonso de
Ojeda había dejado años antes la imagen de la Vir
gen, fueron muy bien recibidos los cristianos; pero
habiendo querido el Padre Las Casas cambiarles
aquella imagen por otra que él llevaba, se negaron
á ello los naturales, y temeroso el Cacique de que se
la pudieran quitar, la ocultó en los bosques, hasta
que se alejaron los españoles.
En el Camagiiey.—Internáronse los conquistado—
res en la poblada comarca del Camagüey; procu
rando el venerable Las Casas atraer á los indios á
la religión cristiana, é impedir los abusos de la sol
dadesca, lo que no siempre le fué dable conseguir.
Matanza de indios en Caonao.—Habiendo llegado
los españoles á Ca0na0, pueblo grande situado enla
margen del río de ese nombre, estaban en la plaza
muchos indios observando con curiosidad los movi
mientos de los caballos.7 Entonces, sin que haya po—
dido averiguarse el motivo, sacó un soldado su espa
da y luego todos los demás, y cayeron con furia
sobre los indefensos indios, quienes, espantados,
se dejaban herir y matar sin atreverse á huir. El
Padre Las Casas llamaba á gritos á Narváez, que
presenciaba impávido aquella horrible matanza, sin
hacer nada por evitarla.

7 Tres leguas antes de llegar á Caonao, se habían detenido á a1


morzar, junto á un arroyo, que estaba lleno de piedras de amolar, y
concluido el almuerzo, algunos soldados estuvieron afilando sus espadas.
CONQUISTA Y COLONIZACIÓN 49

Matanza de indios en Caonao (F. Henares).

' HISTORIA
50 HISTORIA DE CUBA

Pronto corrió la noticia por los pueblos vecinos, y


los tímidos sz'ó0neyes fueron á refugiarse en los cayos
de la costa. Acamparon los españoles en un pueblo
cerca de Ca0na0, y sólo al cabo de muchos días logró
el Padre Las Casas atraer á los fugitivos, auxiliado
por un indio viejo que había traído de la Española.

Canon y barbacoa de los siboneyes (F. Henares).

En la costa Norte la Isla.—Continuaudo Nar


de
váez su excursión por la costa Norte de la Isla, unas
veces en can0as y otras por tierra, se detuvo en un
pueblo llamado Cara/zate, cerca de la desembocadu
ra del río Sagna. Las habitaciones eran baróae0as
construidas sobre horcones. Allí permanecieron al
gunos días los exploradores, disfrutando de tal abun
dancia de frutas, de cotorras y de pescado, que lla
maron al pueblo de Casa-lzarta.
CONQUISTA Y COLONIZACIÓN. 51

Rescate de unos náufi‘ag05.—Desde el Camagüey,


habían enviado los españoles emisarios á la comar
ca de la Haóana, con objeto de rescatar á unos cris
tianos que estaban en poder de los indios.
Estando aún en Cara/zate, vieron llegar un día una
canoa atestada de indios, conduciendo á dos mujeres
blancas, que habían adquirido las maneras y cos
tumbres de los naturales. Refirieron ellas cómo ha
bían vivido algunos años entre los indios, después de
haberse salvado de un naufragio en un puerto, que
se llamó de Zl/az‘anzas,8 y dijeron que había también
un castellano en poder de otro Cacique.
Reanudaron su marcha los exploradores y reco
rrieron la comarca de la Ifiïaóana.9 Cuando estaban
cerca del referido puerto de ]V[atanzas, salieron á su
encuentro muchos indios, trayéndoles tortugas, y el
Cacique les entregó al castellano (llamado García
Mejía), que casi había olvidado su idioma.
Termina la excursión de Narváez—Llegó enton
ces un bergantín, por la costa Norte, y recibió Nar—
váez órdenes de Velázquez de irse acercando al puerto
de jagaa, donde le esperaría en unión del Padre Las
Casas, para acordar los lugares en que debían fundar
las villas y proceder al repartimiento de indios.

8 Véanse la página 40 y la nota 2 de la página 41.


9 Cuenta Las Casas: que habiendo enviado sus emisarios (con pa
peles viejos, como acostumbraba) á decir á los indios que no se les
haría mal, acudieron unos veinte Caez'qztes, con regalos de lo que tenían;
pero el malvado Narváez los hizo prender y quiso quemarlos, á lo cual
se opuso tenazmente el venerable Las Casas. recordándole las instruc
ciones que había recibido de Velázquez, y amenazándole con que iría
á la Corte á dar cuenta de sus crueldades con los indios.
52 HISTORIA DE CUBA

LA GOLONIZACION ESPAÑOLA

Falsas ideas de los conquistadores—Los conquis


tadores venían á América con la convicción de que
el suelo y los habitantes de este continente eran pro
piedad incuestionable de sus soberanos.
La intervención del Papa en las contiendas entre
los Reyes de España y Portugal, dividiendo el mun
do, por medio de una bula, hizo nacer la creencia de
que las expediciones castellanas á Las Indias venían
protegidas por la Divinidad.10
Los requerimientos.—Imaginaron los españoles
una fórmula para requerir á los indios y hacerles
creer que aquel país en que nacieron no les pertene
cía; hacíanles saber que: el Papa, Soberano Pontífice
y representante de Dios sobre la tierra, había he
cho donación de las Indias á los Reyes Católicos y
sus sucesores, por lo que todos los habitantes de di—
chas tierras debían rendirles acatamiento y obedien
cia. Los castellanos creían, ó fingían creer, que todos
los que oyesen la lectura de esos famosos requerí
nzze7ztqs, se someterían gustosos á la dominación del

10 El Papa Alejandro VI, por bula expedida en 2de mayo de 1493,


hizo donación de las Indias ó tierras descubiertas por Cristóbal Colón
á los Reyes Católicos, con los mismos derechos y privilegios que se
habían concedido á los Reyes de Portugal en los descubrimientos de
Africa. Y con el fin de evitar rompímientos entre ambas naciones, ex—
pidió otra bula el día siguiente, señalando como límite de sus posesio
nes una línea de demarcación, de polo á polo, á cien leguas al Oeste
de las islas Azores y de Cabo Verde. Por una ca¡>iíulación celebrada
en Tordesillas el 7 de junio de 1494, se acordó que la línea de demar
cación fuese á 270 leguas más al Oeste, ó sean 370 de las Azores y Ca
bo Verde.
CONQUISTA Y COLONIZACIÓN 53

Rey pero los indios no entendían la


de España;
lectura, y en ninguna parte produjo resultado. E11—
tonces se les imponía el pago de tributos ó se les
declaraba enemigos de la corona de Castilla, y como
tales, eran reducidos á la esclavitud y vendidos en las
otras colonias.ll
Las encomiendas repartimientos.—Otro sistema
ó
de esclavitud disimulada, fué el que se denominó de
encomiendas ó repar—
/imientos; porque se
repartian los indios
entre los colonos y
se los encomendaóan,
como en tutela, para
que se aprovechasen
de sus servicios, so
pretexto de civilizar
los y convertirlos al
catolicismo. Los ín
felices indios fueron
¿Sí CXPIOtÉIdOS 611105 Los lavaderos de oro (Oviedo).

trabajos de las haciendas y de las minas, en los la


vaderos de oro y en las pesquerías de perlas, donde
morían por centenares, y cuando se negaban á tra
bajar, eran horriblemente atormentados; se les en
cadenaba, y hasta se les marcaba con hierro candente
para conocerlos.

El
primero que hizo uso del famoso Requerimiento fue Alonso
11_

de Oleda. en Cartagena (1509). Puede leerse ese curioso documento en


lib. cap. 14 de Antonio de Herrera,
I,

en el tomo 75 de
7,

.la'Decada
ó

la C01ecaán de Muñoz.
54 HISTORIA DE CUBA

Primeros repartimientos de indios en Cuba.—


Durante la excursión de Narváez, Velázquez obtuvo
el cargo de Repartidor de los indios de Cuba, y empezó
á conceder encomiendas en Maisi y Bayatiquiri.

Fundación de Bayamo.—A fines de 1513, fundó


Velázquez en la comarca del Bayamo, cerca del río
de Yara y del puerto de Guacanayaóo (Manzanillo),
una villa, que llamó de San Salvador, “¡borque allí
fueron libres los cristianos del Cacique Hatuey, y, con
su muerte, se aseguró y salvó muc/za Parte de la isla.”

Reunión de Velázquez, Narváez y Las Casas.—


A principios de 1514, se reunió Velázquez con Nar
váez y Las Casas en uno de los cayos del puerto de
jagua. Allí dispuso que Narváez fuera á reconocer
la comarca de Guanzlguanico, en la extremidad occi
dental de la Isla, y al Padre Las Casas le concedió
en el Canarreo, á orillas del río Arzmao, uno de
los mejores refiartzmientos de indios, en compañía
de su virtuoso amigo Pedro de la Rentería.

Otras fundaciones de Velázquez—En el mismo


año de 1514, fundó Velázquez, á unas diez leguas al
Este del puerto de jagua, la villa de la Trinidad, y
más al interior, la de Sancti Spíritus.
En la costa Norte, junto al Puerto del Príncipe
(hoy Nuevitas), sefundó la villa de Santa Maria,
que se trasladó después á orillas del Caonao, y por
último, al centro de la comarca del Camagiiey.
En un puerto, ventajosamente situado en la costa
Sur, se fundó la villa de Santiago, á la que se tras
CONQUISTA Y COLONIZACIÓN 55

ladaron casi todos los vecinos de Barac’oa, y pronto


la sustituyó como capital de la Isla (1515).
Fundación y traslación de la Habana—El 25 de
julio de 1515, fundó Velázquez la villa que denomi
nó de San Cristóbal de la Habana, en honor del pri
mer Almirante y por estar en la comarca india de
la Habana. El primer asiento de la villa fué en la
costa Sur, en la boca del río 0nicajiual, que desa
gua en la ensenada de Batabanó. fines de 1519,
se trasladó la villa á la costa Norte, junto al puerto
que Ocampo llamó de Carenas, donde hoy se halla.
Cambio de nombre de la Isla.—-Por Real Cédula
de 28 de febrero de 1515, se mandó llamar á esta isla
Fernandina, por parecer poco apropiado el primitivo
nombre de Cuba que, no obstante, ha prevalecido.
Organización de la Colonia—Tan pronto como se
fundaron las primeras poblaciones, se les concedió
el título de Villas, para que pudieran tener Concejos
ó Ayuntamientos semejantes á los de España; se de
signaron los vecinos y se hicieron numerosas mer—
cedes de tierras y repartimz'entos de indios.
12

Vida de los primeros colonos—Los colonos des


deñaban los trabajos agrícolas y el ejercicio de las
artes manuales, prefiriendo la explotación de las
minas, en las que procuraban obtener espléndidos
beneficios, mediante el trabajo forzado de los indios.

12 Delegado por varios Ayuntamientos de la Isla. Pánfilo de Nat


váez pasó á la Corte á informar al Rey del estado de la colonia y á pe
dirle, entre otras gracias, la perpetuidad de las encomiendas. .
56 HISTORIA DE CUBA

Noble misión del Padre Las Casas.—Annque el


Padre Las Casas trató siempre á los indios con huma
nidad y dulzura, empezó á aprovecharse de ellos en
los lavaderos de oro y en los trabajos agrícolas.
Encargado de predicar un día de la Asunción en
la recién fundada villa de Sancti Spíritus, condenó
desde el púlpito, en presencia de Velázquez, las in
justicias, tiranías y crueldades que se cometían con
aquellas mansísimas gentes, y dijo que no podían
salvarse los que tenían indios, ni los que se los ha
bían repartido, si no les restituían su libertad.
Con firme resolución renunció entonces las enco—
miendas que se le habían concedido, y comenzó su
hermosa campaña en defensa de los indios; partiendo
de Cuba para Santo Domingo y de allí para España
(en septiembre de 1515) con Fray Antón Montesino,
el primero que predicó en favor de los indios.
Cuando arribó á Sevilla, ya sus enemigos habían
preparado el ánimo de algunos de los.funcionarios
en contra suya; sin embargo, vió al Rey Don F er
nando, en Plasencia; pero nada pudo obtener de él,
porque estaba muy enfermo, y murió poco después.
Es nombrado Protector general de los indios.—
Entonces Vió al Cardenal Jiménez de Cisneros,
Regente del Reino, quien nombró una comisión
compuesta de tres religiosos Jerónimos, que partió
de Castilla para la Española (á fines de 1515) con
amplios poderes para corregir los abusos, y se le dió
á Casas el honroso título con que más le conoce la
humanidad: el de Protector general de los indios.
CONQUISTA Y COLONIZACIÓN

El Protector de los Indios Fray Bartolomé de Las Casas


58 HISTORIA DE CUBA'

El impetuoso carácter de Casas no se podía avenir


con el de aquellos frailes, que le parecían tibios y
tolerantes, por lo que fué de nuevo á la Corte (1517).
Proyectos de colonizacíón.—Acudió el Padre Las
Casas al Rey Carlos I, que llegó por entonces á Es
paña, y le propuso un Plan de colonización de las
Indias, por medio de familias de labradores españo—
les.13 Fué aceptado el proyecto, y el mismo Casas
intentó hacer el primer ensayo, en Cumaná (1520);
pero las intrigas de sus enemigos yla codicia de los
conquistadores hicieron fracasar sus planes.
Se hace fraile el Padre Las Gasas.—Agobíado de
pesar, se refugió el buen Padre en el Convento de
Santo Domingo, de la Isla Española, donde tomó el
hábito de la orden y permaneció algunos años en el
retiro, aunque no terminó allí su campaña en favor
de los indios.“

13 También recomendó que se permitiera la introducción de ne


gros para los trabajos agrícolas y el laboreo de las minas; pero no tardó
en reconocer su error, y deploró el haber contribuido á la esclavitud de
otra raza, por mejorar la condición de los indios.
14 En unión de otros dominicos predicó el Evangelio, en Nicara—
gua y Guatemala, Fray Bartolomé de Las Casas. En 1539 fué á Espa
- iia, y habiendo visitado al Cardenal Loaysa. Presidente del Consejo de
Indias, logró impresionarlo, y se convocó una junta en Valladolid
(1541), á la que presentó Casas un ¡Memorial de remedios ¡>ara las
Indias. De allí salieron las famosas Nuevas Leyes (de 1543), que al
poco tiempo quedaron anuladas por la oposición que se les hizo.
Las Casas fué promovido al Obis ado de Chiapas, en Centro Amé
rica. En 1547 lo renunció, y salióp para siempre del Nuevo Mundo,
aunque no dejó de ocuparse de sus asuntos. Vivió algunos años en el
Convento de San Gregorio, en Valladolid, y allí ordenó las memorias
ó apuntes que había empezado en Santo Domingo (1527) y escribió sus
notables obras: Historia a/zologe’tica é Historia general de las Indias,
las cuales dejó inéditas. Antes había publicado una Brevísima relación
de la Destrucción de las Indias, dedicada al Rey Felipe Il.
Murió Fray Bartolomé de las Casas de 92 años, á mediados de 1566,
en el Convento de Atocha, en Madrid, según dice su biógrafo Fabié.
CONQUISTA Y COLONIZACIÓN 59

EMPRESAS QUE PROTEGIO VELAZQUEZ

Expedición de Francisco Hernández de Córdova.—


Después que fundó Velázquez las siete primeras
villas que existieron en Cuba, organizó ó protegió
varias expediciones, siendo la primera la del rico
encomendero de Sancti Spíritus, Francisco Hernán
dez de Córdova.15 Partió éste de jaruco, en febrero de
1517, y descubrió la península de Yucatán, de donde
volvió herido y maltrecho al Puerto de Carenas.
Expedición de Grijalva.—
En 1518, salió una segunda
expedición, á las órdenes de
Juan de Grijalva. Le acom
pañaron F rancísco Montejo
y Pedro de Alvarado (con—
quistadores, más
tarde, de
Yucatán yGuatemala) é iba
de piloto Antón de Alaminos,
el mismo que había conduci
la
expedición anterior.
do
Juan de Grijalva.
Grijalva continuó la explo
ración de Yucatán, y fué el primero que recorrió
las costas de México y tuvo tratos con los naturales,
de quienes recibió objetos de oro de mucho valor.

15 Esta expedición, formada en su mayor parte de aventureros


procedentes de Costa Firme, se organizó con el propósito de traer in
dios esclavos de otras islas; pero el piloto Antón de Alaminos, que ha
bía viajado con el Almirante, les indicó que hacia el poniente de Cuba,
creía que podrían encontrar tierras muy ricas. El cronista Bernal Díaz
del Castillo, asistió á estas tres expediciones.
60 HISTORIA DE CUBA

Expedición de Hernán COI'téS.——Decidió entonces


Velázquez enviar otra expedición á jlléxz'co, y, por
influencias de su secretario Andrés de Duero y
del contador Amador de Lares, confió el mando de
la misma á Hernán Cor
tés, natural de Medellín,
y Alcalde de la villa de
Santiago. Tan pronto co—
mo obtuvo el nombramien
to, Hernán Cortés, hom—
bre astuto y de carácter
independiente, comenzó á
atraerse amigos y á abre—
viar los preparativos; gas
tó para ello todo su caudal,
y cuando estuvo lista la
expedición, (compuesta de
ciento cincuenta hombres,
diez piezas de artillería de
bronce, cuatro falconetes
Hernán Cortés.
y algunos caballos) en diez
' navíos, se hizo á la vela en el puerto de Santiago,
(el 18 de noviembre de 1518) sin esperar á que la
armada estuviese completamente equipada.”
Velázquez, desconfiado y caviloso, no tardó en
arrepentirse de haberle nombrado, y envió emisarios

16 Velázquez no tenía completa confianza en Cortés, porque en


1512, recién llegados á esta Isla. y siendo su secretario, se había pres
tado á ir en una canoa á Santo Domingo, á llevar ciertas informacio
nes secretas de algunos descontentos,_ por lo que Velázquez lo tuvo
preso y lo quiso ahorcar; aunque luego lo perdonó.
CONQUISTA v COLONIZACIÓN 61

á T1'z'm'a’ad y á
San Crz'sz‘óóal de la Habana, para
que lo detuviesen; pero Cortés supo atraerse á su
partido á todas las personas importantes, y, burlando
las órdenes de Velázquez, logró salir de Cuba (febre
ro de 1519) y acometer la conquista de México, una
de las empresas más famosas que realizaron los
españoles en el Nuevo Mundo.
Expedición de Pánfilo Narváez. —— Enterado
de
Velázquez de que Cortés había enviado á España
valiosos regalos, con la pretensión de que lo nombra
ran Gobernador de aquella tierra, mandó á Pánfilo
de Narváez (15 de marzo de 1520) con órdenes de
apoderarse de él; pero sucedió que Cortés lo derrotó
en Zemf0a/a, lo hizo prisionero y se apoderó de sus
fuerzas, las cuales le sirvieron para terminar la
conquista del lmferz'0 de los Azz‘ecas.“
Después de otra tentativa para ir él mismo á Mé
xico, tuvo Velázquez que desistir, y confiar su pleito
á los procuradores que envió áEspaña. La Corte se
hallaba dispuesta en su favor; pero cuando llegaron
los enviados de Cortés y se enteró el Rey Carlos I
'
de sus maravillosas hazañas, decidió que Velázquez
se abstuviese de mandar armamentos contra él y
que la cuestión entre ambos la decidiesen los tribu
nales de Justicia. (Esto ocurría en 1522).

17 Narváez volvió á Cuba, herido y abandonado de los suyos.


En 1526 fué enviado á Santo Domingo, y vino á Cuba, con el título
de Adelam‘ado de la Florida, que tenía encargo de conquistar;
so;pren
dida su escuadra por una tempestad, pereció en la catástrofe y el ¡ab/o
el áníma, como dice el Padre Las Casas, testigo de sus cruel
da
lleá/óle
es.
62 HISTORIA DE CUBA

Termina el gobierno de Velázquez.—Recibió Ve


lázquez el título de Adelantado, en premio de sus
servicios (1518). En 1520 mandó el Rey suspender
el juicio a’e residencia que, por disposición del Al
mirante y Gobernador Don Diego Colón, había ve—
nido á tomarle el Licenciado Alonso Zuazo, y ordenó
que continuara al frente del gobierno.
Agobiado por las contrariedades, y por el pesar que
le causaba el engrandecimiento de Cortés, murió
Diego Velázquez en la ciudad de Santiago, en 1524.

SUCESORE5 DE VELAZQUEZ

Manuel de Rojas y Gonzalo de Guzmán—A la


muerte de Velázquez le sucedió, interinamente, su
pariente Manuel de Rojas, Alcalde de Santiago,
quien deseoso de soltar el mando, aprovechó la oca—
sión de que viniera á la Isla, el Licenciado Juan
Altamirano (encargado de residenciar á Velázquez
y á Zuazo), para dejar el gobierno (1525).
Gonzalo de Guzmán obtuvo en España su nom—
bramiento de Teniente Gobernador, y vino á Santia
go en abril de 1526. En su tiempo ocurrieron muchos
alzamientos de indios, quemaron algunos pueblos y
parte de la villa de Santa María a’e Puerto Príncipe.
En Baraeoa se hizo temible el cacique Guamá que
murió, como Hatuey, en una hoguera.
Siendo múltiples las quejas contra Gonzalo de
Guzmán, por abusos cometidos en los repartimzentos
de indios, vino de Santo Domingo el Licenciado

Juan de Vadillo para fiscalizar su conducta (1531).


CONQUISTA v COLONIZACIÓN 63

Terminada la residencia, tuvo Manuel de Rojas


que volver á encargarse del gobierno (1532) asta
que fué repuesto Gonzalo de Guzmán (1535).
Combate en el puerto de Santiago.—Entre abril y
mayo de 1538, entró en el puerto de Santiago un
corsario francésy atacó á un buque, cargado de
mercancías, que mandaba Diego Pérez, de Sevilla.
Cuatro días estuvieron combatiendo, con ciertas
condiciones caballerescas, hasta que, una noche, el
francés abandonó el puerto sigilosamente.
Hernando de Soto.—
Nombrado Hernando de
Soto Adelantado de la
Florida, se le concedió
además el gobierno de la
isla Fernandina de Ca
óa, á fin de que de ella
sacase las provisiones
necesarias para acome
Ï
ter la conquista de la
. Florida; arriesgada em
. presa, en la que espera
'
, » ba obtener beneficios y
"emm‘° de 5°t°— triunfos semejantes á
los realizados en el Perú por Francisco Pizarro, á cu
yas órdenes había militado, como Teniente General.
Llegó Soto á Santiago de Cuba el 7 de junio de
1538, y halló consternada la población, con motivo
de la agresión pirática que acababa de presenciar.
64 HISTORIA DE CUBA

Saqueo de la Habana. Construcción de la Fuerza.


—-Un corsario francés, de los que empezaban á in
festar los mares de las Antillas, asaltó la villa de la
Habana, saqueó é incendió las casas y el templo, y
antes que las autoridades pudieran organizar la de
fensa, reembarcó su gente, dejando en la mayor
consternación al vecindario. Con tal motivo, el Ade
lantado Hernando de Soto pidió al Emperador cua
tro mil pesos con que empezar la fortificación de la
Habana (julio de 1538) y envió, desde Santiago, al
Capitán Mateo Aceituno con unos cien soldados y
obreros, para que ayudase á reedificar la población
y procediese á construir el Castillo de la Fuerza.

Expedición del Adelantado á la Florida—Impa


ciente Hernando de Soto por emprender la conquis
ta de la Florida, se trasladó á la Habana á fines de
agosto de 1538. Desde allí envió al Contador de
la armada Juan de Añasco con dos bergantines á
reconocer las costas y buscar un puerto ó fondea—
dero para la flota. Terminados los preparativos, y
dejando el gobierno de la Isla á su esposa Doña
Isabel de Bobadilla y á su Lugarteniente Juan de
Rojas, en la Habana, y á Bartolomé Ortiz, en San
tiago, partió á mediados de mayo de 1539, del puer
to de la Habana, con novecientos hombres y tres
cientos cincuenta caballos, llevando como Teniente
General á Vasco Porcallo de Figueroa, uno de los
más ricos y el más cruel de los eneomenderos de in
dios en Cuba.
CONQUISTA Y COLONIZACIÓN 65

No nos corresponde describir aquí la marcha de


Hernando de Soto á través del vasto territorio que
los españoles llamaban la Florida, ni la suerte de
esta expedición, tan desastrosa como las anteriores
de Ponce de León y Pánfilo de Narváez.

Funerales de Hernando de Soto (F, Henares).

Muerte de Hernando de Soto.—Después de dos


años de privaciones y de continuos combates con las
tribus salvajes del interior del continente, enfermó
Soto de fiebres y á los pocos días murió. Para ocul
tar su muerte á los indios, los españoles colocaron
el cadáver en un tronco de encina, lo cubrieron con
unas tablas y, en el silencio de la noche, lo sepulta
ron en medio del gran río Mississippi (Padre de las
aguas), que él mismo había descubierto.
HXSTORIA 5
(i(i HISTORIA DE CUBA

Juanes Dávila y Antonio de Ghávez.—A Her


nando de Soto sucedió en el gobierno de la Isla el
Licenciado Juanes Dávila (1544) y á éste, Antonio
de Chávez (1546), encargados sucesivamente de ha
cer cumplir las nuevas Ordenanzas de lndzas, supri
miendo las encomiendas. Díctaron ambos las prime—
ras disposiciones encaminadas á ese fin; pero pronto
se dejaron vencer por las influencias de los intere
sados en mantener una explotación, que no terminó
sino con la desaparición de los infelices indígenas.
Juanes Dávila reparó el castillo de La Fuerza y
proyectó la conducción de las aguas del río Almen
a’ares á la Habana, obra que comenzó su sucesor
Antonio de Chávez. También se estableció en su
tiempo (1547) el primer ingenio, en la vecindad de
Santiago,- habiéndose traído la caña de la Española,
á donde la había llevado Colón en su segundo viaje.

Armas concedidas á Cuba en 1516.


CAPITULO [V

INVASIONES DE CORSARIOS Y PIRATAS.

CORSARIOS FRANCESES.

Origen del corso y la piratería en América. El


monopolio comercial establecido por España en su
vasto imperio colonial y las frecuentes guerras que
sostuvo con las demás naciones de Europa, fueron
las causas evidentes del corso y la Piratería que in
festaron, por espacio de dos siglos, los mares del
Nuevo Mundo. Aunque los españoles llamaban ¡fii—
ratas á todos los barcos extranjeros que penetraban
en los mares de América, es conveniente hacer la
distinción entre los verdaderos piratas, salteadores
de los mares, y los corsarios, autorizados por las na—
ciones para hostilizar al enemigo.
Gorsarios francees.——Durante las guerras de Car
los V y Francisco I,
concedió Francia cartas ó paten
tes de corso contra las posesiones y naves españolas.
Después de las agresiones de eorsarzos franceses
contra Santiago de Cuba y la Habana en 1536,
vinieron á las costas de Cuba (en 1546) dos embar
caciones con unos cien franceses procedentes de la
expedición de Roberval al Canadá. En Baraeoa ob
tuvieron estos corsarios 2.000 pesos como rescate, y
en la Habana, por dos veces, 700 ducados.
68 HISTORIA DE CUBA

Jacques Sores en Santiago de Cuba—Entre los


corsarios franceses del siglo XVI, ninguno fué tan
funesto para las nacientes poblaciones de Cuba como
el calvinista Jacques Sores. A mediados de 1554,
estando muchos vecinos de Santiago en las minas
de El Cobre— que había empezado á beneficiar el
alemán Juan Tezel—entraron en el puerto dos barcos
de corsarios franceses á las órdenes de Sores. En
contrando indefensa la población, saquearon las ca
sas, quemaron algunos edificios, secuestraron á los
ricos y permanecieron un mes en el puerto, hasta
obtener unos ochenta mil pesos, como rescates.

Nuevo ataque á la Habana—Al año siguiente, se


presentó Sores en la Habana y desembarcó, por la
caleta que después se llamó de San Lázaro, con dos
cientos arcabuceros armados de petos y cascos.
Heróica defensa de La Fuerza.—Apercibióse para
la defensa de La Fuerza su valiente castellano Juan
de Lobera, preparando los cañones de los baluartes
y disparando un tiro de alarma, para que los vecinos
abandonasen la villa, que pronto fué saqueada por
los franceses. Con cuatro arcabuceros y doce vecinos
armados, rechazó Lobera, durante dos días, á un ene—
migo muy superior en número y bien disciplinado;
hasta que, encerrado en la torre, por haber penetrado
los franceses en la fortaleza después de haberle que—
mado las puertas, tuvo el heroico Lobera que aceptar
una capitulación, y Sores se apoderó de La Fuerza,
izando en ella la bandera francesa.
CORSARIOS v PIRATAS 69

Pasado aquel día de regocijo por el triunfo alcan


zado, Sores puso en libertad á las mujeres y niños
y exigió á Lobera que escribiese al Gobernador pro—
poniéndole los medios de rescatar la plaza.
Torpe conducta del Gobernador Pérez de Ángulo.l
El Gobernador Gonzalo Pérez de Angulo, que desde
los primeros momentos había abandonado la villa
para refugiarse con su familia y algunos vecinos en
el inmediato poblado indio de Gaanabaeoa y más
tarde en la hacienda de Bainoa, envió á un fraile
para que entablara las negociaciones con el corsario.
Mientras tanto, logró reunir el Gobernador unos
trescientos hombres mal armados, y, entrando muy
de madrugada en la población, sorprendió á los fran
ceses desprevenidos y les causó algunas bajas. In
dignado Sores, al ver quebrantada de aquella suerte
la tregua, hizo degollar á treinta y un prisioneros
que tenía en La Fuerza,2 y cayó sobre los de Angulo,
poniéndolos en precipitada fuga y causándoles mu
chos muertos. Antes de retirarse los corsarios, sa
quearon de nuevo é incendiaron la población.
Otros corsarios.—Apenas habían transcurrido dos
meses de la agresión anterior, cuando entraron en el
puerto y se apoderaron de una carabela cargada de

1 El Licenciado Gonzalo Pérez de Angulo gobernó la Isla desde


marzo de 1550 hasta abril de 1556. Luego que tomó posesión de su car
go en Santiago, delegó allí el gobierno en el Capitán Francisco de Pa
rada, importante vecmo de Bayamo, y pasó á la Habana, donde sostuvo
constantes disensiones con el Ayuntamiento.
2 Juan de L0bera estuvo también á punto de ser degollado; pero
debió la vida á los esfuerzos que hizo, desde su prisión, por contener y
llamar á partido á los de Pérez de Angulo.
70 HISTORIA DE CUBA

cueros unos franceses


procedentes de tres barcos
corsarios, fon_deados en el Mariel, los cuales vinieron
también á la Habana, y habiéndolos alejado Pérez
de Angulo, empleando esta vez el dinero y las súpli—
cas, el Ayuntamiento envió á Juan de Lobera á la
Corte parapedir su destitución y castigo.
Establecimiento de la capital en la Habana—El
Capitán Diego de Mazariegos sustituyó á Pérez de
Angulo, el 7 de abril de 1556, y en cumplimiento de
lo dispuesto por el Rey, fijó su residencia como Go—
bernador de la Isla en la Villa de la Habana, “por ser
el lugar de reunión de las naves de todas las Indias
y la llave de ellas.”
En aquel mes y año se proclamó en la Isla á Felipe
II, Rey de España, por abdicación de Carlos I, que se
retiró al monasterio de Yaste.
Nueva expedición á Florida—Una nueva ex
_la

pedición las órdenes de Don Tristán de Luna


á

y
Arellano, salió de Veracruz (en 1559) con objeto de
intentar una vez más la conquista de la Florida. No
tuvo Luna mejor éxito que sus predecesores y, al
cabo de dos años, vinieron los expedicionarios la
á

Habana, donde Gobernador Mazariegos les repar—


el

tió solares, contribuyeron aumentar la escasa


y

población de esta villa.3

Mazariegos gobernó la Isla hasta 1565, en que fué sustituido por


3

el Capitán de galeones Francisco García Osorio. Cuando se trasladaba


Mazariegos con sus hijos Tierra Firme, fué apresada su nave por
á

dos corsarios franceses, en el Mariel; pero debió su libertad la opor


á

tunidad con que acudió salvarle Pedro Menéndez Márquez; sobrino


á

del Adelantado de la Florida Menéndez de Avilés.


CORSARIOS v PIRATAS 71

Establecimiento de los franceses en la Florida.—


Más afortunados ó más hábiles en el trato con los
naturales, lograron establecerse en la Florida (1564)
unos /zngonotes ó protestantes franceses enviados
por Coligny; pero Felipe II
no podía tolerar lo que
él llamaba una usurpación de territorio (aunque
España no había podido Iconquistarlo) y, mucho me
nos, la propagación del protestantismo en América,
por lo que decretó el exterminio de los /2erejes.
Don Pedro Menéndez de Avilés.—
Con el título de Adelantado, se con
fió aquella empresa al célebre ma
rino Don Pedro Menéndez de
Avilés, que ya había alcanzado
fama, limpiando de piratas y
corsarios los mares de América,
al frente de la Armada de la
guarda de la carrera de [n
á escoltar las

días destinada
flotas (1556 á 1564). Cumplió
Menéndez el mandato de su S0
berano, pasando á cuchillo, sin
D°" Pedr° M°"¿“d°1- compasión, á unos 700 protestan
tesfranceses (1565). Continuó la conquista de la Flo—
rida; fundó á San Agustín, su capital, y obtuvo el
gobierno de Cuba,“ que ejerció por medio de sus lu—
gartenientc5 hasta 1573, en que fué llamado á Es
paña para dirigir grandes aprestos navales.

4 Menendez solicitó el gobierno de Cuba, porque García Osorio le


negaba los auxilios necesarios para la conquista de la Flonda.
72 HISTORIA DE CUBA

Reaparición de los corsarios—Con motivo de la


organización de la Armada Ínoencible, que reunió en
España casi todos los barcos de guerra de Felipe II,
reaparecieron los corsarios en nuestras costas.
Durante el gobierno de Don Gabriel Montalvo
(1574 á 1577), exigieron rescates á las villas de Tri—
nidad, Baraeoa y El Cayo ó S . jaan de los Remedios,
y á principios de 1578, gobernando esta Isla Don
Francisco Carreño,5 dos corsarios franceses intenta
ron saquear á Bayanzo y fueron rechazados por
treinta arcabuceros, que les echaron á pique una de
las lanchas en que habían penetrado por el río Canto.

El corsario Richard—En 1586, el corsario francés


Richard apresó, cerca del cabo de San Antón, una
fragata de un Hernando Casanova. Desembarcado
éste para buscar su rescate por el lugar donde está
hoy Manzanillo, cayó Richard en una emboscada,
y, conducido á Bayamo, fué ahorcado con muchos de
sus compañeros; pero un hijo suyo, que logró esca
par con una de las embarcaciones, pidió auxilio á
otros corsarios, y, en venganza de lo ocurrido en
Bayanzo, entraron en Santiago y quemaron dos tem
plos y muchas casas. Ocurrieron estos hechos gober
nando la Isla Don Gabriel de Luján, el primero
que llevó el título de Capitán General.

5 El Capitán de galeones Don Francisco Carreño reemplazó á Don


Gabriel Montalvo en 1577; atendió á la defensa de la capital sostenien
do una guarnición de doscientos hombres; perfeccionó las obras de la
Zanja, yenvió excelentes maderas para la construcción del Escorial.
Murió Carreño envenenado ( 2 de abril de 1580 ), y gobernó interina
mente Gaspar de Torres, siendo escandalosa su administración.
CORSARIOS Y PIRATAS 73

APRESTOS MILITARES. NUEVAS FORTIFICACIONES

Hostilidades con Inglaterra—Desde 1582 había


participado Felipe II
á las colonias su ruptura con
Inglaterra. Con tal motivo, el Gobernador Luján
había procedido á reforzar las pobrísimas defensas
de la Habana, activando la terminación del nuevo
castillo de La Fuerza. Disciplinó la guarnición, or
ganizó las primeras milicias de color y envió algunas
armas y pertrechos á otras poblaciones de la Isla.
Francisco Drake. — El famoso
corsario inglés Francisco Dra
ke,de origen obscuro, y en
noblecido por la Reina Isa
bel Tudor, después de
haber dado la vuelta al
mundo en una expedi
ción pirática que le va
lió 800.000 libras, or
ganizó en 1585 una ar—
mada de veinte naves y
'« dos mil trescientos hombres
F"“‘°‘“° °"‘"°'
para hostilizar las posesiones
españolas de América. Después de haber tomado
por asalto la ciudad de Santo Domingo, y de haberle
arrancado un rescate de 7.000 libras, se presentó
frente á la Habana é intentó atacarla; pero encon
tró tan prevenida la guarnición, que desistió de su
propósito y siguió en busca de agua y leña al puer
to de Matanzas.
74 HISTORIA DE. CUBA

ataques de Drake á San/o


Domingo y Cartagena y sus amenazas á la Haba
na—mal defendida por una sola fortaleza—hicieron
que el Rey enviara á sus mejores ingenieros, el
Maestre de Campo]uan de Tejeda y Juan Bautista
Antonelli, con encargo de proceder á la fortificación
de los principales puertos de Las Indias.

Construcción del Morro y de La Punta—En 1587


estuvieron los citados ingenieros en la Habana; se
ñalaron los emplazamientos de los castillos del Mo—
rro y La Punta y ordenaron el acopio de materiales
para las obras, que no empezaron hasta su vuelta
de Cartagena de Indias (en marzo de 1589). Tomó
entonces posesión del gobierno de la Isla el Capitán
General Juan de Tejeda, habiéndosele ordenado que
habitara en el castillo de La Fuerza.
Con la energía de Tejeda y la actividad de Anto
nelli, en menos de tres años, aunque muy lejos de
estar terminadas, pudieron artillarse las dos fortifi
caciones destinadas á guardar la entrada del puerto.
CORSARIOS Y PIRATAS 7o

Se concede á la Habana el título de


Ciudad.— La importancia que iba _

adquiriendo la Habana como esta-
ción de las flotasy residencia de
los Gobernadores, la había con
vertido de hecho en capital de la
Isla, aunque todavía conservaba
ese derecho Santiago de Cuba. A
petición del Ayuntamiento, le
concedió Felipe II el título de
Ciudad (20 de diciembre de 1592),
y desde entonces, empezó á‘ usar
un escudo de armas con tres casti- ,

llos y una llave, en campo azul.6 Escudo dela Habana.

Nueva expedición y muerte de Drake.—— Después


de haber contribuido á la destrucción de la Armada
[noeneible de Felipe II
(1588), organizó Drake una
escuadra para atacar de nuevo á las posesiones espa—
ñolas. Siendo rechazado en Puerto Rico, se dirigió
á Costa Firme, donde saqueó y quemó á Río Hat/za,
Nombre de Dios y Santa Marta. El Gobernador de
Cuba Don Juan Maldonado Barnuevo,7 se apercibió
para la defensa de la Habana, y Felipe II
envió una
escuadra á las órdenes de Don Bernardino Delga
dillo de Avellaneda, el cual derrotó en Isla de Pinos
los restos de la escuadra de Drake, que había muer
to de enfermedad en camino hacia Portobelo.

6 Habiéndose extraviado la primitiva concesión, fué confirmada


por Doña Mariana de Austria, viuda de Felipe IV (nov. 30 de 1665).
7 En tiempos de Maldonado, se proclamó en Cuba á Felipe III.
76 HISTORIA DE CUBA

PRINCIPIOS DEL SIGLO XVII. COMBATES CON LOS HOLANDESES.

Activa persecución y contrabandistas.


de corsarios
A principios del siglo XVII (20 de junio de 1602),
vino de Gobernador el experto marino Don Pedro
de Valdés, sobrino y compañero del famoso perse
guidor de corsarzos Menéndez de Avilés. Antes de
llegar á Cuba, ya había echado á pique Valdés, tres
buques holandeses en la costa de Santo Domingo, y
una vez en la Habana, armó algunas fragatas para
perseguir á unos barcos apostados en acecho á la en
trada del Canal de Babama. Los corsarios y piratas
atacaban ya, no sólo á las embarcaciones mercantes,
sino á los galeones y otros barcos de guerra, si se
quedaban rezagados ó se apartaban de las flotas.8
Valdés persiguió también el contrabando, en el
que estaban complicados casi todos los funcionarios
del gobierno y del clero.
El pirata Gilberto Girón.—Junto con el Goberna
dor Valdés, había venido también el Obispo de Cuba
Fray Juan de las Cabezas Altamirano. Estando este
último en su visita pastoral, fué apresado con dos
compañeros más, en una hacienda próxima á Baya
mo, por el protestante francés Gilberto Girón, quien

8 En aquellos días fueron robados, frente á Cayo Romano, dos


buques procedentes de España, y sus pasajeros (entre los cuales se con
taban personas importantes, como el Gobernador de la Florida, Don
Pedro de Ibarra y la familia del Teniente Gobernador de Cuba. Suárez
de Poago) fueron abandonados en una playa desierta y cenagosa, ex
puestos por muchos días á los rigores del hambre y de la intemperie.
El Sr. Pezuela atribuye esta lzazaña á un pirata francés llamado Fran
cisco Girón.
CORSARIOS Y PIRATAS 77

Galeón español asaltado por los piratas (F. Henares).


78 HISTORIA DE CUBA

se los llevó descalzos y maniatados á‘su barco, an—


clado por el lugar en que está hoy Manzanillo. Allí
los tuvo ochenta días, hasta que al ir á rescatarlos
Gregorio Ramos y otros bayameses, advirtieron lo
desprevenidos que estaban los piratas y acabaron con
ellos á machetazos.
División la Isla en dos jurisdicciones—En
de
1607 se dividió el gobierno de la Isla en dos juris—
dicciones, la Habana y Santiago de Cuba; depen
diendo ésta última, en lo militar, del Capitán Gene
ral de la Habana; en lo gubernativo, directamente
de la Corte, y en lo judicial dependían ambas juris
dicciones de la Audiencia de Santo Domingo.‘J
Corsarios holandeses—El General Francisco de
Venegas organizó una pequeña escuadra permanen-’
te para las costas de Cnba y Santo Domingo, que
dió origen á la Armada de Barlovento; esto no im
pidió que los corsarios pertenecientes á la Comfañz’a
Holandesa de las Indias Occidentales bloquearan
constantemente los puertos de Cuba, incluso el de la
Habana durante el mes de junio de 1626.

9 III
Esta división de la Isla se dispuso por Felipe durante el gobier
no de Valdés, á quien sucedió en el mando Don Gaspar Ruiz de Pereda,
en la Habana (1608), viniendo al mismo tiempo el primer Gobernador
de Santiago, Don Juan de Villaverde. Pereda sostuvo graves conflictos
con el Obispo Alonso Henríquez de Armendáriz, que lo excomulgó é
hizo apedrear su casa. Sucedió á Pereda Don Sancho de Alquízar, que
fundó una hacienda, en donde se formó des ués el pueblo que lleva su
nombre. En su tiempo ocurrió la inundaci n y crecida del Canto (sep
tiembre de 1616), dando origen á una barra que obstruyó la boca del
río. hasta entonces navegable. Muerto Alquízar, vino de Capitán Ge
neral Don Francisco de Venegas (1620), y el 16 de julio de 1621 se
proclar¿;ó en la Habana á Felipe IV. Ocurrió en la Habana un horro_—
roso incendio y se perdió la flota del Marqués de Cadereita.
CORSARIOS v PIRATAS 79

La escuadra de Pitt Hein.—Con


veinte galeones
y otros buques menores, apareció en las aguas de las
Antillas (en junio de 1628) la escuadra holandesa
á las órdenes de Pitt Hein, uno de los primeros ma
rinos de aquel tiempo.
Era Capitán General de Cuba Don Lorenzo Ca—

brera, militar de carácter enérgico, que atendió á


corregir algunos defectos que encontró en las forti
ficaciones é hizo fabricar una enorme cadena de
cobre para cerrar la entrada del puerto. Dió Cabrera
_
las órdenes oportunas para evitar que los holandeses
se apoderaran de los galeones y las flotas que debían
reunirse en la Habana, para desde allí emprender
su viaje de retorno. Llegó á tiempo el aviso á Carta
gena; pero cayeron en poder de Pitt Hein casi todos
los caudales de las flotas de Honduras y Veracruz á
las órdenes de Don Alvaro de la Cerda y de Don
Juan de Benavides, habiéndose refugiado este últi
mo en la vecindad de Matanzas, después de haber
sido completamente derrotado en aquella bahía.
Otras escuadras holandesas.— En la primavera
siguiente 1629), otro marino holandés, Cornelio
(

Jols, bloqueó las costas de Cuba con una escuadra


no menos poderosa que la de Pitt Hein; pero preve
nidas las flotas, pospusieron su salida y Jols se vol
vió á Holanda; habiendo intentado inútilmente ata—
car á la Habana, bien defendida por Cabrera.
En tiempos de su sucesor, Don Juan Bitrián de
Viamonte, también pretendieron los holandeses
apresar las flotas antes de su reunión en la Habana.
80 HISTORIA DE CUBA

FILIBUSTEROS Y BUCANEROS.

Los Hermanos de la Costa.—A mediados del si


glo XVII reveló su existencia una agrupación de
aventureros conocidos con el nombre de Hermanos
de la Costa, que se habían apoderado de la isla Tor
tuga, después de haber sido expulsados de la de San
Cristóbal, y luego de la de Haiti.10
Formaban aquella asociación hombres animosos,
de valor á toda prueba, y de diversas nacionalidades
—especialmente ingleses y franceses —que vivían
alejados de su patria, y no acataban las leyes de
ningún país. Existía sin embargo, entre ellos, cierta
organización y se dividían, según sus ocupaciones,
en filibnsteros, bucaneros y /zabitantes.
Los filibusteros.—Eran éstos
los verdaderos piratas, y su
elemento favorito era el
mar. Su nombre se
,_ deriva, según unos,
'
? de free—booters (sa—

queadores indepen
dientes) y, según
Barco flllbustero.
otros , de fly—boat
10 De 1623 á 1625 se establecieron en la islita de San Cristóbal (una
de las pequeñas Antillas) dos colonias de aventureros ingleses y fran
ceses, que fueron expulsados de allí en 1630, por una formidable es
á las órdenes de Don Fadrique de Toledo; pero después apare—
cuadra
c¡eron algunos en la misma isla y en las de flíartz‘uica, San Illartln y
la parte N.O. de Santo Domingo, donde se les unieron
algunos holan
deses. Habiendo sido expulsados también de esta última Isla, pasaron
á la inmediata de Tortuga, en la que se hicieron fuertes y formaron el
núcleo de esta famosa asociación.
RESTAURACIÓN ESPAÑOLA 81

(bote volador) porque usaban en sus correrías unos


barcos ligerísimos provistos de velas y remos.
Los filibusteros acechaban sus presas, y en cuanto
podían, se lanzaban al abordaje y peleaban como
fieras. Nombraban sus jefes para cada expedición y,
aunque vivían de la rapiña, indemnizaban á los he
ridos y distribuían proporcionalmente las ganancias.

Saqueo de una iglesia por los plrstas (F. Henares).

Estos piratas ó demonios de los mares—como


también se les llamaba — llegaban de improviso á las
poblaciones ribereñas, penetraban en los hogares é
inferían las mayores ofensas á las familias; saquea
ban é incendiaban los edificios públicos, y se llevaban
hasta las campanas de las iglesias.11
11 También se aplicó por los españoles el nombre de filibusleros
ádos patriotas que venían á Cuba en expediciones revolucionarias, en
tiempos de Narciso López y durante la Guerra de los Diez años.

HISTORIA 6
82 HISTORIA DE CUBA

Bucaneros y habitantes.—
Los bucaneros (nombre de ori
gen francés derivado de boucan,
especie de asador, ó de boncaner,
ahumar ), se de
dicaban á cazar
reses alzadas ó á
robarlas de las
haciendas, para
secar los cueros
y ah umar las car
nes, que vendían
Tipo de los bucaneros (F. Henares).
después á los con
trabandistas y fllibusteros, ó cambiaban por viandas
y tabaco á los habitantes, que eran la clase menos
peligrosa, dedicada al cultivo de los campos.
Ataque de los españoles á la isla Tortuga. —Ya
tenían aquellos aventureros muchas plantaciones y
una fortaleza en la isla Tortuga (en 1638), cuando
el General de galeones Don Carlos Ibarra, que venía
de España con la flota, desembarcó allí y arrasó las
siembras y caseríos, pasando á cuchillo á los ¡tabi—
tantes; pues los filibusteros se hallaban ausentes.12

12 Este mismo General Ibarra, á su vuelta de Cartagena á Espa


ña, con siete galeones cargados de barras de oro y lata, sostuvo un
combate heroico contra fuerzas muy superiores man adas por el Almi
rante de Holanda Cornelio Jols, conocido por los españoles con el so—
brenombre de Pié de Palo. Después de ocho horas de ruda pelea, con
pérdidas considerables por ambas partes .y heridos los dos Jefes, se retiró
el holandés, refugiándose Ibarra al día siguiente en el puerto de Ca
bañas. Fué entonces á Veracruz, donde se reunió al resto de la flota, y
llevó á. España 30.000,000 de pesos en sus galeones. Gobernaba la Isla
Don Francisco Riaño y Gamboa.
CORSARIOS \' PIRATAS 83

Saqueo de San Juan de los Remedios—Pronto se


repusieron los piratas de la Tortuga,13 y emprendie
ron con más furia sus ataques á nuestras costas,
siendo uno de los hechos más escandalosos de‘aque—
lla época, el saqueo de San _/uan de los Remedios, de
donde se llevaron mujeres, esclavos y hasta la cus
todia y alhajas de la iglesia
(l652).
Los ingleses en Santiago de Cuba. — Después de
haberse apoderado los ingleses de jamaica (marzo
de 1655), salió de aquella isla una expedición de
900 hombres bien armados y desembarcaron en Cu
ba por Agnadores (en octubre de 1662). Batieron
al Gobernador Don Pedro de Morales en Las La
gunas, volaron el primitivo castillo del Morro ó
San Pedro de la Roca y entraron en Santiago, aban
donada por sus moradores, permaneciendo allí un
mes, hasta que el hambre los obligó á reembarcarse,
incendiando antes los edificios públicos yllevándose
los cañones del Morro y las campanas de las iglesias.

Los filibusteros en Sancti Spíritus. — Celebraban


los vecinos de Sancti Spíritus la Pascua de Navidad
del año 1665, cuando, enterados del desembarco de
300 filibusteros que iban en aquella dirección, aban
donaron la villa, que fué saqueada é incendiada por
los piratas á las órdenes del francés Pedro Legrand.

13 Los piratas de la Tortuga, dirigidos por Levasseur, fortificaron


la isla y se pusieron bajo la protección del Rey de Francia, quien les
dió r Gobernador á Timoleon de Fontenay. En 1654 las autoridades
de nto Domingo expulsaron á los bucaneros que habían vuelto á es
tablecerse en sus costas, y á los filibusteros de la Tortuga; pero en 1660
fué reconquistada aquella isla por los franceses.
84 HISTORIA DE CUBA

Francisco Nau, el Olonés.— Este filibustero, lla


mado El 0lonés (en francés Lolo7zoz's), porque era
natural de Arenas de 0lone, en Francia, había ve
nido á América con un colono que lo trató muy mal,
por lo que rompió su esclavitud y fuéá asociarse
con los bucaneros de Haití. Pasó después á la Tortu
ga, donde consiguió un barco, y llegó á ser el terror
de las colonias españolas. A fines de 1667, cuando
se le creía muerto en Cam—
peche, apareció con dos
embarcaciones filibusteras
en los cayos de San/uan
de los Remedios. Mandó el
Gobernador Dávila una
galeota de diez cañones con
noventa hombres y les dió
órdenes de ahorcar á todos
los piratas, menos á El
Olonbs, á quien conduci
rían á la Habana para dar
le un castigo ejemplar; pe
ro, con gran astucia, tomó
Fnnclsco Nau, el Olonés.
al abordaje la embarcación
y pasó á cuchillo á los tripulantes. Igual suerte
cupo, en la costa de Puerto Príncipe, á una escua
drilla que había venido de Santo Domingo, en su
persecución. Continuó sus fechorías El Olonés en
Batabanó, San/o Domingo, Maracaibo, Puerto Ca
bello y Guatemala y fué á morir á manos de los in
dios de Nicaragua.
CORSARIOS v PIRATAS 85

Enrique Morgan.—El año siguiente (1668), fué


víctima Puerto Prínczlfle de las hazañas del filz'bus/ero
inglés Henry Morgan. Reunidos en la costa Sur de
Cuba doce barcos, con setecientos piratas ingleses y
franceses, intentó Morgan combinar un asalto á la
Habana, por Batabanó; pero mejor aconsejado por
alguno que conocía la Isla,decidió atacar la villa in
terior de Puerto Prímzfe, para lo cual desembarcaron
por la bahía de Santa
María. Prevenidos los
habitantes, por un pri
sionero español que se
había escapado á nado,
se refugiaron algunos
en las haciendas con sus
esclavos, alhajas y di—
nero, mientras otros sa
lieron al encuentro de
los piratas, á las órdenes
de su Alcalde, que pere
ció con muchos de los
suyos combatiendo vale
rosamente en una saba- "my M°r88"'

na. Nueva resistencia opusieron los camagüeyanos,


á la entrada de la población; hasta que tuvieron que

ceder, ante la amenaza de ver incendiados sus hoga


res. Cincuenta mil pesos y quinientas reses saladas
obtuvieron los piratas en Puerto Príncipe; habiendo
dejado perecer de hambre á muchas mujeres y niños
que encerraron en la iglesia durante el saqueo.
86 HISTORIA DE CUBA

Más feroz fué Morgan en Portobelo, en Maracaibo
y en Panamá, donde consiguió inmensas riquezas, y
se retiró á la vida tranquila en jamaica, habiendo
sido tres veces Gobernador.
Un pirata cubano.—— El filz'bustero criollo Diego
Grillo, mandando una fragata tripulada por ingleses
y franceses, tomó al abordaje un barco mercante
que iba de la f1abana á Canzfieo/ze, y habiendo sali
do á perseguirle un navío y dos fragatas, fueron
vencidos también por el pirata cerca del puerto que
hoy se llama de l\/'neoz'tas (167
Franquesnay en Santiago de Cuba.-—Ochocientos
filibn;teros franceses de Haz'tz' y la Tortuga, á las
órdenes de Mr. de Franquesnay, desembarcaron una
noche (en agosto de 1678) cerca de Santiago de Cu- .

ba y Se dirigieron á la población, que sufría aun las


consecuencias de un terremoto; pero divididos en dos
columnas, se acometierón mutuamente sin recono—
cerse, y fracasado su intento, juzgó Franquesnay
más acertado reembarcar su gente.
Grammont en Puerto Príncipe.—Otra agresión de
los filz'bnsteros franceses, en número de seiscientos,
fué la de Mr. de Grammont áPuerto Prínczfe (16‘79).
Desembarcó por La Gnonaja, en la costa Norte,
y se encaminó á la población; pero prevenidos los
habitantes, la habían dejado desierta y al retirarse
los piratas fueron perseguidos por los camagüeyanos
hasta hacerlos reembarcar, con muchos heridos y
habiendo dejado 70 muertos en el campo.
CORSARIOS Y PIRATAS 87

Lorenzo Graff.—El holandés Lorenzo Graff (más


conocido por Lorenez'llo, á causa de su pequeña es
tatura) fué el último de los fllz'busteros famosos. Sa
queó á Veracruz (1683), incendió á Camfeo/ze (1685),
apresó muchos barcos en las costas de Cuba y tomó
parte en el doble saqueo de Cartagena (1697
Fin de los filibusteros.— Comprendiendo las na
ciones cólonizadoras de América la necesidad de
acabar con aquella plaga, y estando aliadas Inglate
rra, Esfaña y Holanda, destruyeron los principales
establecimientos de los filz'bnsteros y, por último,
Lord Neville les dió el golpe mortal (en 1697).
Fundación de Villaclara.—Los frecuentes asal
tos de los fllz'busteros á San jnan de los Remedios,
dieron origen á una petición de sus vecinos de tras
ladar la villa al centro del hato de Santa Clara, y
aunque cuando vino la concesión ya muchos habían
cambiado de parecer, el Gobernador Don Severino
de Manzaneda, dispuso la traslación (en 1690).

Fundación de Matanzas—Para impedir el contra—


bando y proteger á los ingenios y estancias de la
vecindad de [Matanzas ¡(donde existía un caserío des
de fines del siglo XVI), mandó Carlos IIconstruir
una fortaleza. El General Don Severino de Manza
neda trazó, el 10 de octubre de 1693, las primeras
calles y plazas de la Cz'ua’aa’ de San Carlos a’e Ma
tanzas; el 12 consagró la iglesia el Obispo Compos
tela y el 13 se puso la primera piedra del castillo de
San Seoerz'no.
88 HISTORIA DE CUBA

Estado de la Colonia.——Al finalizar el siglo XVII,


yacía la colonia de Cuba cn el más triste estado de
abatimiento. La población era muy escasa (estimá
base en treinta ó cuarenta mil habitantes); habién
dose casi extinguido los naturales, disminuido los
europeos por repetidas epidemias; siendo nula la in
migración blanca y todavía de poca importancia la
africana. La producción era insignificante, y, lejos
de ser alentada con la posibilidad de exportar los so
brantes, las rígidas leyes del monopolio mercantil
no permitían el comercio con los extranjeros, dan
do lugar al más escandaloso contrabando. Tampo
co existía la industria, y la educación era muy
rudimentaria.
Vivían los desventurados habitantes de esta tierra
sobresaltados por las fechorías y desmanes continuos
de los piratas, corsarios y filz'busteros, ó se deslizaba
su lánguida existencia entre las disensiones de las
Autoridades y los juicios de residencia de los go—
bernantes. En una palabra, faltaban todos los ele
mentos de vitalidad y energía que contribuyen al
desarrollo material y moral de los pueblos.
CAPITULO V

PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVIII.

LA GUERRA DE SUCESION.

Proclamación de Felipe V. —Al comenzar el si


glo XVIII, gobernando esta Isla el General de Arti—
llería Don Diego de Córdova Lazo de la Vega,l fué
proclamado Rey Felipe V, el fundador de la Casa
a’e Borbón en España.

Bien pronto se dejaron sentir en América las con


secuencias de la Guerra de Sueesz'ón, á que dió lugar
la muerte de Carlos II. Dos potencias marítimas,
Inglaterra y Holanda, se aliaron á la Casa de Aus—
trza para sostener las pretensiones del Archiduque
Carlos á la corona de España, y muy difícil hubiera
sido oponerse á las amenazas constantes de los bar
cos ingleses, que dominaban las aguas de Cuba, sin
el poderoso auxilio que el Rey de Francia Luis XIV
prestó á su nieto Felipe v, protegiendo con sus es
cuadras las posesiones hispano-americanas y escol
tando las flotas que conducían los caudales.

l Don Diego de Córdova Lazo de la Vega fué Capitán General de


la Isla de 1695 á1702, habiendo obtenido su empleo por 14,000 pesos
y 16,500 de fianza. En aquella época se vendían 'oficialmente los desti
nos eu España, para aliv¡ar los apuros del erano. Acabó Córdova de
amurallar el recinto de la ciudad de la Habana, aunque las últimas
construcciones eran de poco espesor y fué necesario rehacerlas más
adelante. Con la destrucción de los fihbusteros, se gozó de un poco de
tranquilidad, y se dió impulso al cultivo del tabaco.
90 HISTORIA DE CUBA

Invasión inglesa en Trinidad. — Durante la Gue—

rra de Sucesión fué teatro de constantes alarmas la


villa deTrinidad, que por su comportamiento ob—
tuvo el título y honores de ciudad.
En 1702 un corsario inglés de jamaica, Carlos
Gant, desembarcó en Casilda con trescientos hom
bres y saqueó la indefensa villa, no respetando más
que la vida de sus moradores. El Gobernador Don
Pedro Benítez de Lugo mandó que se armaran dos
compañías de milicias y algunos barcos en corso,
con lo cual pudo rechazar aquella población otras
agresiones análogas.2
Gobierno de Don Nicolás Chirino y Don Luis
Chacón—Por muerte de Benítez de Lugo (1702),
gobernaron la Isla interinamente, pero con gran
acierto, los cubanos Don Nicolás Chirino Vandevall,
en lo político, y el Comandante del Morro Don Luis
Chacón, en lo militar.3 Supo éste apercibirse para
la defensa de la plaza, en aquellas difíciles circuns
tancias en que surcaban las aguas de las Antillas
las escuadras inglesas de Graydon y Walker, y se
presentaron frente á la misma Habana, infundiendo
pavor al vecindario (1703 y 1707).

2 Otros corsarios jamaiquinos atacaron á Trinidad y fueron re


chazados, en tiempos del Marqués de Casa Torres (1716), y en la mis—
ma época se negó e] Teniente á Guerra Don Gerónimo Fuentes á en
tregar (á tres barcos ingleses que los reclamaban) á los ingleses Winter
y Brown, que se habían separado del pirata Jennings y habían auxiliado
á los corsarios de Trinidad á perseguirlo.
3 En 1706 vino á gobernar la Isla Don Pedro Alvarez Villarín; pe
ro murió también álos pocos meses, y volvieron á ocupar sus puestos
Chirino y Chacón hasta 1708 en ue tomó el mando Don Laureano de
Torres, elevado después á Marqu s de Casa Torres.
PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVIII' 91

Chirino y Chacón rechazaron con energía las pro


posiciones y amenazas de los ingleses y holandeses
para que se proclamara en la Isla al Archiduque
Carlos. Habiendo enviado la escuadra aliada anglo—
holandesa, apostada frente al Morro, unas lanchas
con señales de parlamento, las recibió Chacón á ca
ñonazos y desistieron de su propósito.
,.— ., ,.,
—_wn-I‘1":Io.
*:‘m"\",‘j:!

La Habana ii principios del siglo XVIII (Montanus).

Fin de la Guerra de Sucesión. — Dos años antes


de celebrarse la paz de Utrech, que puso término á
la Guerra de Sucesión (1713), se había separado In
glaterra de su alianza con el Austria, y recobraron
la paz estas colonias, ligadas Siempre á las visicitu
des de la Metrópoli. Con la promesa de Inglatera
de introducir muchos esclavos en la Isla, renacieron
las esperanzas de los agricultores; pero los malos
hábitos de la piratería no se habían extinguido por
completo y fué necesario expedir algunas patentes de
corso para castigar sus fechorías.
92 HISTORIA DE CUBA

EL ESTANCO DEL TABACO.

Antecedentes. — El
uso del tabaco, originario de
la América tropical, se había ido generalizando
en Europa,“ durante el siglo XVII, y aunque los por
tugueses lo importaban del Brasil y los ingleses de
Virginia, pronto empezó á darse la preferencia en el
mercado al tabaco de Cuba.
A principios del siglo XVIII, había muchas vegas
en los alrededores de la H
abana; también se cosecha
ba el tabaco en Canasi, Trinidaa’,
Sancti Spiritus,
Remedios, Bayamo,_ Holguín, Mayarí, El Caney y
empezaba á conocerse el de Vuelta Abajo, exce
diendo la producción total de 30,000 quintales.

Compras de tabaco por cuenta del Gobiemo.—La


excelencia del tabaco de Cuba y la estimación que
iba alcanzando en Europa, sugirieron al Ministro de
Hacienda de Felipe V la idea de comprar y vender,
por cuenta del Gobierno, la mayor cantidad posible
de aquel producto. Cumplió esta comisión el Capi
tán General Don Laureano de Torres, comprando
(en 1708) tres millones de libras escogidas, cuya
venta proporcionó muy buenas ganancias á la Real
Hacienda. Remitiéronse otras partidas importantes
á España; sin hacer caso á las reclamaciones de los
que se veían perjudicados en sus negocios.

4 Cristóbal Colón debió llevar las primeras hojas de tabaco á Es


paña. Los portugueses lo llevaron del Brasil. y en Lisboa obtuvo Juan
Nicot el que introdujo en Francia en 1560. Walter Raleigh propagó su
uso en Inglaterra, llevándolo de la Colonia de Virginia,
PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVIII 93

Estanco del taba00.—Relevó al Marqués de Casa


Torres, el Brigadier Don Vicente Raja (en 1716),
trayendo el odioso encargo de establecer el estanca
del tabaco, es decir, la compra de todo el tabaco que
produjese el país, para elaborarlo en una fábrica es
tablecida por el Gobierno en Sevilla. Esta medida
produjo gran descontento entre los cultivadores y
negociantes de la valiosa hoja; por lo que el Gober
nador, atendiendo á la súplica de los perjudicados,
consultó á la Corte. La única contestación fué el
Real Decreto creando en la Habana una Factoría
General para la compra del tabaco, con sucursales
en Santiago, Bayamo, Trinidad y Remedios. Creció
el descontento entre los vegueros y se amotinaron en
la Habana, dando lugar la sedición á que el Go—
bernador Raja saliera oculto de La Fuerza y se €111—
barcara para España.
Establecimiento de la Factoría—Al saberse en la
Corte estos sucesos, se envió de Gobernador á Don
Gregorio Guazo Calderón (1719), quien estableció
la Factoría, y procedió contra los sediciosos.
Habiéndose retardado algunas compras de tabaco,
renováronse los disgustos de los vegueros, é intenta—
ron repetir los motines ocurridos en tiempos de
Raja. Esta vez bastó para calmarlos la intervención
del Obispo y del Conde de Casa Bayona, que goza
ban de gran ascendiente entre ellos, porque habían
obtenido del Rey (en 1720) que se les permitiera
vender á las otras colonias y á la metrópoli el tabaco
sobrante, una vez cubiertos los pedidos de la Factoría.
94 HISTORIA DE CUBA

Poco tiempo después (en 1723), con motivo de


haberse hecho algunas compras á precios inferiores
á los de tarifa, se amotinaron más de mil vegueros
en Santiago de las Vegas. El Gobernador Guazo
echó sobre ellos la fuerza armada, causándoles un
muerto y doce prisioneros, que fueron colgados de
los árboles en jeszís del Monte.

NUEVOS CONFLICTOS CON INGLATERRA.

La escuadra de Hossier amenaza á la Habana.—


Rotas de nuevo las hostilidades entre España é In
glaterra (por haberse descubierto un pacto entre
Felipe V y el Emperador de Austria), apareció en las
Antillas la escuadra del Almirante Hossier (1726).
Los preparativos de defensa del Gobernador Mar
tínez de la Vega y la oportuna llegada de la escua
dra española, libraron á la Habana de un ataque de
los ingleses,que la amenazaron durante una semana.
Los ingleses se apoderan de Guantánamo. — Las
rivalidades entre Inglaterra y España y las vejacio—
nes que sufrían los traficantes de ambas naciones,
cuando caían en poder de sus contrarios, provocaron
una guerra marítima que se desarrolló, como otras
veces, en las posesiones de América (1739).
El almirante inglés Vernon, que había tomado á
Portobelo, bloqueado á la Habana y atacado á Car
tagena, desembarcó y acampó con cinco mil hombres
en Guantánamo (en agosto de 1741), levantó trin
cheras y baterías é intentó fundar una población que
PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVIII 95

llamó Cumberland; pero el rigor del clima y las


enfermedades les causaron dos mil bajas en menos
de cuatro meses, por lo que se retiraron á jamaica.
Combate naval frente á la Habana.— último El
episodio de esta guerra fué un combate naval, que
presenciaron los habitantes de la Habana la tarde

Combate naval entre las escuadras inglesa y española.

del 12 de octubre de 1747, entre la escuadra españo


la mandada por Reggio, y la inglesa por el Almirante
Knowles, que acababa de ser rechazado en Santiago
de Cuba. Después de seis horas de fiero luchar y de
grandes pérdidas por ambas partes, quedó indecisa
la victoria. A los pocos días llegó la noticia de ha
berse firmado (desde abril) los preliminares de la paz
de Aguisgrán, que puso término á esta guerra.
96 HISTORIA DE CUBA

CONCESIONES DE PRIVILEGIOS Y MONOPOLIOS

La Compañía Guipuzcoana.— A pesar de las pro—


porciones que iba tomando el contrabando, como pro—
testa contra el sistema comercial implantado en las
colonias, España persistía en el error de sostener el
monopolio, sin contar con fuerzas navales capaces de
proteger el tráfico en sus vastos dominios de Amé
rica. El mal estado de la marina de guerra española,
á fines del siglo XVII, obligó al Gobierno á autorizar
la formación de una escuadra mercante y de corso
con el nombre de Compañía Guipuzcoana, la que
. contribuyó á reanimar un tanto el comercio, abatido

por la poca seguridad de las comunicaciones. Esta


Compañía (constituída en 1668) sufrió algunos de
sastres, por la indisciplina de Sus bravos marinos
vascongados.

Licencias ó asientos para la trata—Dos contratos


ó asientos celebró España, en aquel período, para el
infame comercio de esclavos africanos: el primero,
con la Compañía Real de la Guinea Francesa, duran
te la Guerra de Sucesión (1701 á 1712), y el segun
do, con la Compañía Inglesa del Mar del Sur, como
consecuencia de la Paz de Utreclz (1713 á 1750).
En virtud de estos asientos, se concedió á la Com
pañía Francesa el derecho exclusivo de introducir en
las colonias españolas de América 48,000 esclavos
en once años, y á la Compañía inglesa, 144,000 en
treinta años, mediante el pago al Rey de España de
PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVIII 97

pesos por cada esclavo. Por perjuicios sufridos


por la Compañía Inglesa, durante la nueva guerra,
tuvo España que indemnizarla con 100,000 libras
esterlinas, renunciando la Compañía los derechos
que le otorgaba la concesión.

Contrata ó asiento del tabaco—De acuerdo con el


Capitán General Don Juan Francisco Güemes, ob
tuvo el comerciante de Cádiz Don Antonio Talla
piedra el derecho exclusivo de suministrar cada año
tres millones de libras de tabaco á la fábrica de
Sevilla (1734 á 1739 ).

Real Compañía de Comercio de la Habana—Ani


mados con ese ejemplo y por iniciativa de Don Mar
tín Aróstegui, se reunieron algunos comerciantes y
hacendados para formar la Real C omfañz’a de Co
mercio de la Habana, que, por influencias del mismo
Gobernador Güemes, obtuvo no sólo el asiento gene
ral y exclusivo del tabaco ( 1739 ), sino el privilegio
de introducir libremente en España, los cueros, ma—
deras, azúcares y melazas que constituían los artícu
los de exportación de la Isla, y en ésta, las harinas,
lozas y efectos generales de consumo.
Se obligaba la Compañía á construir barcos para
la marina de guerra y mercante; debía abastecer los
buques de guerra que fondeasen en la Habana, y
sostener diez embarcaciones armadas para perseguir
el contrabando y hacer el tráfico entre la Habana y
Cádiz. Los empleados y dependientes de la Real
Comfañia de Comercio gozaban del fuero de Marina.
H ISTORIA 7
98 HISTORIA DE CUBA

LA INSTRUCCION PUBLICA. LA lNDUSTRIA Y LA AGRICULTURA.

Instrucción pública. — Los primeros estableci


mientos de enseñanza que existieron en la Isla se
debieron á la iniciativa privada y á las instituciones
religiosas, siendo dignos de especial mención F ran
cisco Paradas, que dejó un legado (en 1571) para el
sostenimiento de clases de latinidad en Bayamo,
]uan F. Carvallofundador de la Escuela de Belén,
que fué durante muchos años la única institución
primaria en la Habana, y el filántropo Conyedo, que
se consagró á la enseñanza en Villaclara (en 1712)
y fundó una escuela en San juan de los Remedios.
En Santiago de Cuba existía el Seminario funda
do por el Obispo Juan de las Cabezas (1607), y en la
Habana el Colegio eclesiástico de San Ambrosio,
(1689), debido á la iniciativa del Obispo Evelino de
Compostela, que fundó además el Colegio de niños
y el Asilo de niñas de San Francisco de Sales.
También se había fundado la Universidad (17 28),
á petición del Ayuntamiento de la Habana (1688);
pero su dirección estuvo confiada á frailes dominicos
y la organización que se le dió era muy imperfecta.
Astillero y Arsenal de la Habana—Del primitivo
Astillero, situado en donde están hoy los muelles,
salieron algunos barcos para la Armada de Barlo—
vento (1620 á 1640); pero á partir de 1724, se cons
truyeron en el Arsenal de la Habana los mejores
navíos de la marina española en el siglo XVIII.
PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVIII 99

Industrias agrícolas.—Por aquella época la indus


tria azucarera se encontraba sumamente atrasada,
aunque ya había ciento veinte ingenios en la Isla.
La población rural se dedicaba especialmente á la
ganadería, y la exportación de cueros constituía uno
de los principales objetos de comercio.

Primltlvo Ingenio ó trapiche de moler caña (F. Henares).

El cultivo del tabaco proporcionaba utilidad y


empleo á los labradores modestos, y daba origen á
nuevas poblaciones como Santiago de las Vegas y
Bejucal, para la cual obtuvo el título y honores de
ciudad su fundador el rico hacendado Don Juan Nú
ñez del Castillo, Marqués de San Felipe y Santiago.
Igual concesión se hizo al Conde de Casa Bayona
para la de Santa Maria del Rosario (1733).
100 HISTORIA DE CUBA

Paralelo entre el estado de Cuba y el de otras


colonias—A pesar de la desaparición de los filibus—
teros, del establecimiento del Arsenal y de la nueva
industria del tabaco, muy poco había prosperado la
colonia de Cuba en esta media centuria. Su pobla
ción apenas llegaba á ciento cincuenta mil habitan
tes y la exportación anual de azúcar sólo alcanzaba
á veinte mil arrobas, cuando ya la]amaica (conquis
tada por Inglaterra en 1655), producía setecientos
mil quintales, y la parte occidental de Santo Do—
mingo, ó Haiti (cedidaá Francia en 1697 y habitada
antes por bucaneros), tenía más de quinientas plan
taciones de azúcar y de café, y sus exportaciones se
elevaban á veinte millones de pesos.
Los períodos de paz que siguieron á los tratados
de Utreclz y Aauisgran, hubieran bastado para dar
un gran desarrollo á todos los elementos de riqueza
de este país, si su explotación no hubiera estado en—
tregada en manos de privilegios y monopolios.
CAPITULO VI

DOMINACION INGLESA.

ANTECEDENTES. DECLARACION DE LA GUERRA

ElPacto de Familia.-—Los intereses de la Casa de


Borbón, á la que pertenecía el Rey de España Car—
los III, y sus antiguos resentimientos con Inglate
rra, le decidieron á celebrar con su pariente el Rey
de Francia, Luis XV, el famoso convenio que se co
noce en la historia con el nombre de Pacto de Fanzi—
lia ( 15 Pretendía Carlos III
de agosto de 1761
oponerse al engrandecimiento de la Gran Bretaña;
pero ligaba la suerte de España y la de sus posesio
nes americanas, á la de la nación francesa, en gue
rra entonces con los ingleses. En virtud de este tra
tado, los enemigos de Francia debían considerarse
también como enemigos de España y vic’eversa.
Declaratoria de guerra—Aunque ya España ha
bía roto las hostilidades (diciembre de 1761) mandan
do detener los barcos ingleses que se encontraran en
los puertos es’pañoles, el Rey de Inglaterra Jorge III
publicó, el 3 de enero de 17 62, la primera declara
ción de guerra contra España, á la que contestó Car
los III con una contra-declaración (18 de enero de
1762) en la que expresaba: que se veía en la nece
sidad de ordenar la guerra contra la nación inglesa.
102 HISTORIA DE CUBA

Otros antecedentes—Es indudable que Inglaterra


ambicionaba la posesión de la ciudad y puerto de la
Habana, por razones estratégicas y comerciales; en
distintas ocasiones la habían amenazado las escua
dras de Drake, Hossier, Vernon y Knowles,1 y ha
biéndola visitado este último (en 1756), tomó notas
de sus fortalezas y de los alrededores, y propuso á
su Gobierno (en 1761) un plan de ataque, para el
caso probable de guerra con España.
Primeras órdenes inglesas—Así que el Gobierno
británico comprendió que era inevitable la guerra,
determinó aprovechar las fuerzas terrestres y nava
les que tenía en las Antillas, para atacar á las co
lonias españolas ( como ya lo había hecho á las
francesas), dirigiéndose especialmente sobre la Ha
bana, como llave de las posesiones del Rey Católico
en las Indias Occidentales. El buen éxito de la em
, . .
presa depend1a de la pront1tud con que se proced1e
se; por lo que se dieron órdenes para que estuvieran
dispuestas las fuerzas estacionadas en las Antillas
(unos 8.000 hombres), y se alistaran dos divisiones
más en jamaica y en las colonias continentales de
Norte América. Proponíase el Gobierno inglés reu
nir un ejército de 15.000 hombres, además de las
fuerzas navales, ascendentes á 10.000.

1 Véanse las páginas 73, 94 y 95. Desde la época de Oliverio


Cronwell, pensó éste en apoderdrse de Cuba, antes que de jamaica.
Cuando en 1740 se apoderaron los ingleses del puerto de Guantánamo
y tenían el proyecto de establecerse en otros puntos de la Isla, ya ha
bían fijado su atención especialmente en la importancia de la Habana,
y se publicaron planos en los que se 'indicaba la posibilidad de tomar
la plaza, sin gran dificultad, desde la altura de La Cabaña.
DOMINACIÓN INGLESA 103

La escuadra inglesa.—A las órdenes del Almiran


te Sir George Pocock, salió de Inglaterra una ex
pedición de más de 4.000 soldados y 60 buques, en
tre navíos y transportes (el 5 de marzo de 1762).
Reunidos en la Martinica (el 26 de
abril) al grueso de las fuerzas de las
Antillas, asumió el mando del ej ér
cito Sir
George Keppel, Conde de
Albemarle, y el Almirante Pocock
siguió al frente de toda la escuadra
que, reforzada en el Paso de la M0—
na y en el cabo de San Nicolás
por los contingentes de Norte
América y jamaica, se elevó á
unos doscientos
barcos, de los
Sir George Pocock.
cuales 53 eran de combate, entre
.
navíos de línea, fragatas y bombardas.
Por el Canal Viejo de Bahama.—A pesar de las
dificultades que ofrecía la navegación por la costa
Norte, optó por ella el Almirante Pocock en atención
á la menor distancia, y con grandes precauciones
atravesó el Canal Viejo de Ba/zama.2
La escuadra inglesa frente á la. Habana.— La ex
pedición se había conducido en el mayor secreto, y
en la mañana del 6 de junio estaba la escuadra in
glesa á la vista del Morro, á cinco millas al Este de
la Habana, preparándose para el desembarco.

2 Frente á la costa de Sagua, apresaron cuatro naves españolas


(entre ellas la fragata Tetis, de 22 cañones, y la urca Fénix, de 18),
después de un reñido combate.
104 HISTORIA DE CUBA

ACTITUD DE LA PLAZA DE LA HABANA

Don Juan de Prado Portocarrero.—Gobernaba es—


ta Isla el año de 1762, el Mariscal de Campo Don
Juan de Prado Portocarrero,3 hombre de carácter
indolente y poco previsor; pues cuando el Rey Car—
los III le avisó reservadamente que cualquier día
podía ocurrir un rompimiento con Inglaterra y, co
mo consecuencia, ser invadida la Isla y atacada la
plaza de la Habana, descuidó el encargo especial que
tenía de comenzar idmediatamente la fortificación
de la altura de La Cabaña, y se fijó en otros puntos
de menor interés.

Sorpresa del Gobernador Prado. —E1 Capitán Ge


neral Don Juan de Prado (que no tenía conoci
miento de la declaración de guerra, porque la nave
española que traía el aviso oficial había sido apre
sada por otra inglesa de la flotilla de Jamaica) no
podía admitir la posibilidad de una invasión; así es
que cuando vió desde El
M0770 la escuadra inglesa
frente á la Habana, creyó que sería “una flota mer
cante como las que solían pasar todos los años por
esa época” y cuando volvió á la ciudad, desaprobó la
medida tomada por el Teniente Rey Don Dionisio
Soler, que mandó poner las tropas sobre las armas.

3 Desde principios de 1761, había tomado posesión de su cargo el


Gobernador Prado, y había traído la comisión de estanrar de nuevo, y
en absoluto, el cultivo y la venta del tabaco. Recibió además instruc
ciones para reorganizar la guarnición y aumentar las defensas, proce
diendo á fortificar la altura de La Cabaña según los planos y proyecto
del Gobernador Don Juan Antonio Tineo.
DOMINACIÓN INGLESA 105

Actitud del púeblo.—Después de mediodía, con


vencido al fin Prado, por los avisos del Morro, dela
actitud hostil de la escuadra, reunió la junta de
Autorzkz’ades“ y mandó tocar á reáat0. El pueblo,
consternado por el ruido de los cañones y el toque
de las campanas, acudía en confuso tropel á pedir
armas, y no había las suficientes para distribuír á
todos los que las solicitaban.
Primeras dísposiciones.——Para oponerse al desem
barco de los invasores, se dispuso que el Coronel
Caro con su regimiento de Dragones de Edimbur—
go, el resto de la caballería de la plaza, y algunas
compañías del ejército y de milicias, formando un
total de tres mil hombres, ocupara las playas de
C0jímar y Bacumnao y resguardase la altura de La
Cabaña; en tanto que el Coronel Arroyo, con los
granaderos del regimiento fijo, otros dos batallones
de infantería y dos compañías de marina, defende
ría la costa de San Lázaro; quedando el resto de las
fuerzas, mandadas por el Coronel Don Pedro de Cas
tejón, á disposición del Gobernador de la plaza.
El día siguiente, vista la importancia de la defen
sa de las fortalezas, se nombró á los Capitanes de
Navío Don Luis de Velasco, Comandante del M0770,
y Don Manuel de Briceño, de La Punta, reforzándo
se su guarnición con artilleros de la escuadra.

4 A
Constituían la junta de utofidades: el Capitán General Prado,
el Teniente General Conde de Superunda, que había sido Virrey del
Perú; el Teniente Rey Don Dionisio Soler, el General de Marina Mar
qués del Real Transporte, el Mariscal de Campo Don Diego Tabares,
81 Comisario Don Lorenzo Montalvo y los Capitanes de Navío.
106 HISTORIA DE CUBA

SITIO Y TOMA DE LA HABANA.

Desembarco de los ingleses. —En la mañana del 7,


comenzó el desembarco de los ingleses, por la playa
de Bacurana0, protegidos por
los fuegos de dos fragatas que

'k
ahuyentaron las fuerzas
1 españolas á las órdenes del
Coronel Caro, y del navío
‘ Dragón que batió y aca
lló al torreón de C0gí—
_ mar. En pocas horas vi
Torreón de Cogiman nieron á tierra de ocho á
diez mil soldados en más de doscientas lanchas,
mientras el Almirante Pocock amenazaba á la Ha
bana, para distraer la atención de sus defensores.
Toma de Guanabacoa.—Aquella noche acamparon
los ingleses en C0gímar, y en la mañana siguiente
dispuso el Conde de Albemarle que el grueso del
ejército atacase á Guanaóacoa, la que ocupó sin mu
cha resistencia el mismo día 8, retirándose el C0—
ronel Caro á jesús a’e/ Monte.

j
Desconcierto de las Autoridades—Las contradic
torias medidas dictadas por la unía de Autoridades,
revelan el desconcierto que reinaba en la plaza, ante
la superioridad de la escuadra inglesa y la discí
plina del ejército sitiador.
Habíase mandado fortificar la altura de La Ca
baña, y se dió contraorden el día siguiente, conside—
DOMINACIÓN INGLESA 107

rándola indefendible. Colocáronse á la entrada del


puerto (además de una cadena con tozas de madera
para cerrarlo) los navíos Nefz‘zm0, E
uropa y Asia,
que eran otras tantas fortalezas; pero luego se dis
puso torpemente echarlos á pique, y se mandó de
sarbolar el resto de la escuadra, que permaneció
inutilizada dentro del puerto.5
Nuevo desembarque por la Chorrera—Con objeto
de facilitar sus operaciones sobre La Cabaña, dis
puso Albemarle otro desembarque por el Oeste, para
lo cual el Almirante Pocock ordenó que el navío
Bellez's/e batiese el torreón de la C/zorrera. Defendió
con admirable valor
aquella posición, al fren
te de sus milicianos, el
Coronel habanero Don
Luis de Aguiar, hasta
que, agotadas las mu
niciones, tuvieron que
abandonar SII puesto. Torreón de la Chorrera.

Desembarcaron los ingleses algunas fuerzas por


aquel río, y habiendo encontrado agua potable en
abundancia, se destacó allí al Coronel Howe, y en
número de tres mil, avanzaron los invasores por las
alturas de San Lázaro.

5 Temeroso de quedar incomunicado con el resto de la Isla, dele


gó Prado todas sus facultades, fuera de la plaza, en el Capitán de Navío
Don Ignacio Madariaga, hermano del Gobernador de Santiago de Cuba.
Dictóse un bando prohibiendo la salida de los hombres útiles
para las armas, y se obhgó á abandonar la ciudad á los curas, frailes y
monjas, ancianos, mujeres y niños; los cuales se refugiaron en los
pueblos vecinos.
108 HISTORIA DE CUBA

Ocupación de la altura de La Cabaña.— La posi


ción estratégica más importante era la loma de La
Caóaña—de la que había dicho el ingeniero Anto—
nelli, cuando construyó El Morro, que “sería dueño
de la Habana el que ocupara aquella altura”—y no
obstante, se confió su defensa á un destacamento de
milicianos, en su mayor parte jóvenes estudiantes,
bajo el mando de Don Pedro de Morales. Dícese que
tenían la consigna de retirarse si eran atacados, y
en efecto, el 11 se refugiaron en El Morro, y fué
ocupada por los ingleses aquella posición, que en
vano quisieron recuperar después los españoles.

Comienza el sitio.— Dueños los ingleses de la lo—


ma de La Cabaña, improvisaron en ella,á pesar del
calor y de la lluvia, formidables baterías que domi
naban El Morro, el puerto y la ciudad.
Entre tanto, las fuerzas inglesas á las órdenes de
Elliot y Howe, iban estrechando el sitio de la plaza,
y las fartz'a’as sostenían encuentros en Sam/a María
E
del Rosario, / H0rcón, San Antonio y Las Puentes.

Pepe Antonio—Entre los cubanos que armaron


Paríz'a’as de vecinos para combatir á los invasores,
merece especial mención el Regidor de Guaaaóacoa
José Antonio Gómez, el héroe popular, inmortaliza
do con el nombre de Pepe A7ztanzb. Hombre de re
conocido Valor y exaltado patriotismo, organizó des
de los primeros momentos una partz'a’a como de 300
campesinos criollos, al frente de los cuales realizó
verdaderas hazañas. Cuando más fama había con
DOMINACIÓN INGLESA 109

quistado con su arrojo é intrepidez fué reprendido


injustamente delante de sus fuerzas por el Coronel
Caro. Ese inmerecido ultraje, ocasionó la muerte
al pundonoroso Pepe Antonio (26 de julio de
1762).

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Plano del sitio de lu Habnnl por los ingleses.


Lugar del desembarque (el 7de junio).-—2: Camino Cojímar.
á
:

El Dragon contra Cojímar.— 4: Alijo de cañones provisiones.


y
:

Primer campamento inglés.—6: Baterías inglesas contra El Morro.


LOCD*ÏC)1N‘-‘
:

Los navíos Marlboroug/t, Dragon Cambridge contra El 1Vorm.


y
:

Bombardas dirigidas contra La Punta (del 14 al 27 de junio).


:

El Belleísle contra 1.a Chorrera—10: Baterías de San Lázaro.


:

11: Baterías inglesas, contra la Habana, en la altura de La Cabaña.—


12: Baterías contra el puerto.— 13: Los navíos Neptuno Europa,
y

14: El navío Asia


(sumergidos la entrada del puerto 11 de junio),
(9
y
á

15: Cadena con maderos herrados para impedir la entrada en el puerto.


16: La escuadra española en el puerto.—— 17: Barcos en el astillero.—
18: División de la escuadra inglesa las órdenes de Sir George Pocock.
á

19: División de la escuadra inglesa las órdenes del Comodoro Keppel.


á

202 Campamento del Coronel Howe en los molinos de La Chorrera.


21: Casas fortificadas.— 222 Cuartel general del ejército sitiador.
110 HISTORIA DE CUBA

Bombardeo de la ciudad.—El 14 de junio empezó


el bombardeo, y el 24, el 26 y el 27, cayeron en la
Habana más de 300 bombas cada día.
Terrible ataque al Morro.—-En la mañana del 19
de julio, rompieron sus fuegos contra el castillo las
baterías inglesas de La Cabaña, coadyuvando al ata
que tres navíos, que fueron retirados
con grandes averías. Aquel día pudie
,r ron apreciar los ingleses que
tenían un digno adversario
en el Comandante del M0
770 Don Luis de Velasco.
Durante quince días con
tinuaron los vigorosos ata—
ques delos ingleses y la
heroica defensa de la for—
taleza, hasta que,inutiliza

do Velasco tuvo que retirarse,
’fl
disminuyendo entonces la ac
tividad en las operaciones; aun
Don Luis de Velasco. que los ingleses se ocupaban en
reparar las baterías que se les ha
bían incendiado y en practicar trabajos subterráneos,
aproximándose cada vez más al Morro.
Velasco vuelve al Morro.—El 24 de julio _volvió
á ocupar su puesto el Comandante del Morro, acom
pañándole espontáneamente el Marqués González.
El Conde de Albemarle, en términos muy nobles,
y anunciándole que tenía minado un bastión del
Morro, le propuso una honrosa capitulación; á lo
DOMINACIÓN INGLESA 111

que contestó Velasco, en la misma forma, que esta


ba resuelto á sucumbir al frente de sus soldados.
Asalto y toma del Morro.—El día 30, entre una
y dos de la tarde, hicieron explosión las minas de los
ingleses, é inmediatamente asaltaron la fortaleza por
una pequeña brecha abierta en el muro.

Toma del Morro por los Ingleses (F. Henares).

El pánico se apoderó de la guarnición y en vano


intentaron los jefes infundirle valor con el ejemplo.
Velasco fué retirado al cuerpo de guardia, por
haber recibido una herida mortal en el pecho; el Mar—
qués González también encontró heroica muerte, de
fendiendo una trinchera; Don Fernando de Párraga
sucumbió al pie de sus cañones, y cuando el segundo
jefe Montes ordenaba que se izara bandera blanca,
ya ondeaba el pabellón inglés en el Morro.
112 HISTORIA DE CUBA

. Muerte de Velasco y honores que se le tributaron.


El Mariscal Keppel, jefe de las fuerzas que asalta—
ron el castillo, saludó respetuosamente á Velasco, y
accediendo á sus deseos, lo hizo trasladar á la ciudad,
donde murió al día siguiente.
El Conde de Albemarle suspendió las hostilidades
en señal de duelo, y los cañones ingleses contesta
ron noblemente á las descargas hechas por la artille—
ría española en honor del heroico defensor del Morro.

’ i i ACADEMIA
,_ cmow asar: GA’B‘IHIOL -

a_ ANNVEN'N com. _:
A.MDCGLXIII.

Fncsimll de la medalla conmemorativa de la defensa del Morro.

El Rey Carlos III concedió varias recompensas á


las familias de Velasco y del Marqués González, y
la Academia de Bellas Artes de Madrid dedicó una
medalla á su memoria ( 1764).
Rendición de la Habana—Tomado El Morro, era
inminente la caída de la ciudad en poder de los si—
tiadores, los cuales propusieron el 10 de agosto una
capitulación. Aceptóse el 11, por la jum‘a de Auto—
ridades; el 12 se ajustaron las condiciones, y el 13
quedó firmada y sellada por ambas partes.
DOMINACIÓN INGLESA 113

La capitulación. —Constaba la capita/ación de


veintitrés artículos, en los cuales se estipulaba la
entrega de la ciudad y sus fortalezas, los buques de
guerra y mercantes surtos en el puerto, la artillería
y municiones de boca y guerra, los caudales reales
y los pertenecientes al comercio de Cádiz. La guar
nición saldría con los honores de la guerra y se em
barcaría para España en buques ingleses; la religión
católica sería respetada y las autoridades eclesiásti
cas conservarían sus fueros y privilegios.

DOMINACION INGLESA

Gobierno de Lord Albemarle.—Tomaron los in


gleses posesión de la Habana el 14 de agosto de
17 62, y después de repartido el rico botín ascendente
á más de diez millones de pesos, se retiró el Almi
rante Pocock con la mayor parte de la escuadra, que—
dando en la Isla unos cinco mil ingleses á las órde
nes del Conde de Albemarle. Éste tomó el título de
Capitán General; nombró Gobernador á Don Sebas—
tián Peñalver y Angulo, y Juez Civil á Don Pedro
Calvo de la Puerta; convocó al Ayuntamiento, y con
tinuó la administración en la misma forma que an
tes; pero se permitió el libre comercio, por lo que, en
un sólo año, entraron más de 900 barcos mercantes
en el puerto de la Habana, revelando al mundo la
riqueza de este país. La dominación inglesa se ex
tendió, sin resistencia, á otras poblaciones de la Isla,
desde el Mariel hasta Matanzas.
HISTORIA 8
114 HISTORIA DE CUBA

En enero del siguiente año (1763), se retiró el


Conde de Albemarle y dejó al frente del gobierno
de la parte inglesa de la Isla á su hermano Guiller
mo Keppel. En la parte española, ejerció el cargo
de Capitán General el Gobernador de Santiago de
Cuba Don Lorenzo Madariaga.
Fin de la dominación inglesa—Por el tratado de
paz firmado en Versailles (el 10 de febrero de 1763),
devolvió Inglaterra á España la plaza de la Habana
y todo el territorio que había conquistado en la Isla
de Cuba, recibiendo en cambio la Florida. Francia
indemnizó á España de esta pérdida, con la cesión
de la Luisiana; también tuvo que ceder á Inglaterra
sus vastas posesiones del Canadá, y recuperó la Mar—
tinica y otras pequeñas Antillas.
El 6 de julio de 1763, terminó la dominación in
glesa en Cuba, y se restableció el gobierno español.
'
Hasta la invasión de la Habana por los ingleses,
puede decirse que era nulo nuestro comercio exte—
rior y que la agricultura yacía en un estado de 1a
mentable postración. Este período, funesto para la
Metrópoli, puede considerarse como el primer paso
para la prosperidad de Cuba.
CAPITULO VII

RESTAURACION ESPAÑOLA HASTA FINALIZAR EL SIGLO XVIII.

GOBIERNO DEL CONDE DE RICLA.

Restauración española. —Recibió el encargo de


restablecer la Administración española en la Haba
na, el General Don Ambrosio Funes Villalpando,
Conde de Ricla, que, acompañado por su Segundo
Cabo Don Alejandro O’Reilly, entró en la ciudad
(el 6 de julio de 17 63),en medio de las aclamaciones
del pueblo, y de la sociedad en general, que no po—
día soportar la dominación extranjera.l
Plan de fortiflcaciones.—Traían Ricla y O’Reilly
un vasto plan de fortificaciones, y bajo la dirección
de los ingenieros Abarca y Crame, se procedió á la
reparación del Morro y á la construcción de La
Cabaña y otras defensas auxiliares.
El Arsenal.—Contra lo pactado, y con objeto de
impedir la reorganización de la escuadra española,
habían destruído los ingleses el Arsenal, antes de
la devolución de la plaza. Dos años empleó el Inten—
dente de Marina Don Lorenzo Montalvo, en recons
truirlo y volverlo á poner en buenas condiciones.

1 En aquel tiempo no había diferencias entre cubanos y españoles.


Contribuyó á la solemnidad de las fiestas el Obispo Morrell de Santa
Cruz, que había sido desterrado á la Florida por el Conde de Albemarle,
á causa de haber protestado de ciertas exigencias del conquistador.
116 HISTORIA DE CUBA

Nueva Factoría de Tabaco.—El estanca del tabaco,


restablecido por el calamitoso Don Juan de Prado
(1761), é interrumpido durante la dominación ingle—
sa, volvió á ponerse en vigor desde la restauración
española. Resultando pequeña la primitiva casa de
la Faet0rz’a, el Conde hizo construir otra, que fué
luego ampliada por el Marqués de la Torre, con
tenda/es, talleres y almacenes para el tabaco.

Factoría de Tabaco y Muelle de Tnllapledra.

Reformas en la Administración.— Bajo el mando


del Conde de Ricla, se reorganizaron todos los ramos
de la Administración: se creó la Ínz‘ena’eneia de Ha
cienda con un numeroso personal de Contaduría,
Tesorería, Administración general de Rentas y su
cursales en toda la Isla; se organizó además el
servicio de correos terrestres y marítimos, despachán
dose un jbaguez‘e mensual á La Coruña.
RESTAURACIÓN ESPAÑOLA 117

Franquicias comerciales.—En esta época se ini


ciaron también importantes reformas que tendían á
dar más libertad al comercio, haciendo cesar, en parte
al menos, el régimen de monopolio que, por más de
dos siglos, había detenido el desarrollo de estos paí
ses: además de Sevilla y Cádiz, quedaron habilitados
para el comercio con esta Isla los principales puer
tos de la Península (agosto de 1765). Cerróse, sin
embargo, el puerto de la Habana á todo barco ex
tranjero (1766); aunque por la Ordenanza para el
libre comercio con las colonias (1777), se consintió la
importación de mercancías extranjeras, siempre que
se verificara en barcos nacionales.2

GOBIERNO DE BUCARELY.

Progreso de las fortificaciones.— Cinco años go—


bernó con acierto la Isla Don Antonio María Buca
rely (1766 á 1771), pasando después á ocupar el
Virreznato de México ó Nueva España.
Dió gran impulso á las obras de La Cabaña, ter
minó las del Morro y Atarés, y empezó las del Prin
czfe, que luego concluyó el Marqués de la Torre.

Expulsión de los Jesuitas.—— Bucarely fué el en


cargado de hacer cumplir en esta Isla el Decreto de
Carlos III de expulsión de los jesuitas de todos los
dominios españoles (1767).

2 Al Conde de Ricla, sucedió en el mando Don Diego Manrique


(1765), el cualmurió de fiebre amarilla á poco de haber llegado á la
Isla, ocupando el Gobierno interinamente el Brigadier Don Pascual
Jiménez de Cisneros, hasta la toma de posesión de Bucarely.
118 HISTORIA DE CUBA

Calamidades públicas.—En 1766 se sintieron en


las ciudades de Santiago de Cuba yBayamo violen
tísimos terremotos que destruyeron gran parte de
aquellas poblaciones, causando más de cien muertos
y muchos heridos, entre éstos,el Gobernador de San
tiago Marqués de Casa Cagigal. El 15 de agosto de
1768 ocasionó grandes pérdidas en la jurisdicción
de la Habana, el huracán llamado de Santa Teresa.

Incorporación de la Luisiana al Gobierno de Cuba.


Los súbditos franceses de la Luisiana (colonia cedi
da por Luis XV á su aliado Carlos III), se negaron
á reconocer la soberanía de España y al Gobernador
Don Antonio de Ulloa. Enviado entonces el General
O’Reilly para someterlos, organizó en la Habana
una expedición de dos mil quinientos hombres, entre
veteranos y milicianos, y en julio de 1769 tomó
posesión de la colonia. Aunque el Conde de O’Reilly
no encontró resistencia en Nueva Orleans, hizo
ahorcar á cinco personajes principales y mandó en
cerrar á otros en las prisiones de la Habana; llenó de
espanto y aflicción aquella colonia, de la que emi
graron los ricos plantadores y las personas acomoda—
das; mató el comercio y la agricultura, y cuando
volvió á España, dejó incorporado aquél territorio
desolado á la Capitanía General de Cuba.3

3 Bucarely auxilió eficazmente al Conde de O’Reílly en la organi


zación de la expedición á la Luisiana, con el valioso concurso del fun
dador y primer jefe del Apostadero Don Juan Antonio de la Colina,
del Administrador de Rentas y Comunicaciones Don José Armona y
del Ordenador de Marina Don Nicolás Rapún. Sucedió al Conde de
O’Reilly en el gobierno de la Luisiana Don Luis de Unzaga, que
trató de borrar el recuerdo de los horrores cometidos por O’Reilly.
RESTAURACIÓN ESPAÑOLA 119

GOBIERNO DEL MARQUES DE LA TORRE.

El Marqués de la Torre—El primero de los Capi


tanes Generales de Cuba que atendió al embelleci
miento de la Capital y de otras poblaciones, á las
vías de comunicación y áotras obras de utilidad ge—
neral, fué el Marqués de la Torre,“ que gobernó
durante un período de completa paz, en el que se
inició la prosperidad material de la Isla (177 1-177 7).
Embellecimíento de la Capital—El aspecto mise
rable de la Habana no correspondía á la importancia
de una capital. Las principales obras que emprendió
el Marqués de la Torre, fueron: la Alameda de Pau—
la, que terminaba en la Casa de Recogidas y en el
Teatro Principal, destinado á sostener aquella insti
tución; la Alameda exterior ó Nuevo Prado; la Casa
del Ayuntamiento, cuya parte principal se destinaba
á Casa de Gobierno, y con un departamento para la
Cárcel; también se construyeron varios muelles, y
se pavimentaron algunas calles.

Otras obras públicas.— Fuera de la Habana, se


atendió también al mejoramiento de otras poblacio—
nes: en Matanzas se construyó el primer puente, y
se hicieron paseos, se comenzaron casas consistoria
les,cárceles y cuarteles en Trinidad, Sancti Spiritus,
Villaclara, Remedios, Puerto Príncipe y Santiago.
4 Al mismo tiempo que nombró Carlos III á Bucarely Virrey de
Nueva Esfiaña, trasladó del Gobierno de Caracas al de Cuba á Don
Feli Fonsdevíela, Marqués de la Torre, que tomó posesión de su ca,_
go e 18 de noviembre de 1771.
120 HISTORIA DE CUBA

Fundación de Pinar del Río, Jaruco y Güines.—


La excelencia del tabaco que se cosechaba á orillas
del Cuyaguateje, hizo fijar la atención del’Goberna
dor en aquella olvidada comarca, y comisionó á Don
José Varea (1772), para fijar el asiento de un pueblo
y los límites de una jurisdicción que se llamó Nueva
Filipino, por el nombre del Marqués; aunque bien
pronto se conoció con el de Pinar del Río, por el
sitio de su fundación. ‘

Con honores de Ciudad, nació el pueblo de jaruco


(1773), por concesión al primer Conde de ese título
Don Francisco Santa Cruz, como recompensa á sus
servicios durante el sitio y toma de la Habana.
También se fundó (1775), á orillas del Mayabeque
y junto á la primitiva parroquia que existía desde
1735, la Villa de San julián de los Giiines, centro
de una de las más fértiles comarcas de la Isla.
Primer Censo de población. —-Al Marqués de la
Torre corresponde también el mérito de haber for—
mado el primer Censo de población de la Isla de Cu
ba, terminado en 1774. La población total resultó
ser de 172,620 habitantes; de los cuales 96,440 eran
blancos; 31,847 libres de color, y 44,333 esclavos.

DISTRIBUCICN DE LA POBLACION DE CUBA EN EL CENSO DE 1774

Habana .......... .. 75618 Sancti Spíritus... 8265 Stgo. de Cuba... 19374


Guanabacoa........ 7998 Santa Clara ...... .. 8103 Puerto Príncipe. 14332
S. M. del Rosario. 2898 Trinidad .......... .. 5614 Bayamo... ....... .. 12250

San Felipe ....... .. 2132 Remedios ........ .. 3085 Holguín .......... .. 2440

Stgo. de las Vegas 1809 Matanzas .......... .. 3249 Baracoa .......... .. 2222

Jaruco ............. .. 536 Nueva Filipina... 2617 Isla de Pinos..... 78


RESTAURACIÓN ESPAÑOLA 121

El Arsenal y el Apostadero de Marina.— Creada


la Comandancia General del Apostadero de Marina,
en tiempos de Bucarely (1766), había recobrado el
Arsenal toda la importancia que llegó á tener du
rante el reinado de Fernando VI, y de sus nuevas
gradas habían salido barcos tan famosos como el
navío Santísima Trinidad, de 112 cañones.

Puerta del Arsenal (F. Henares).

Por fallecimiento del primer Jefe del Apostadero,


ocupó este cargo Don]uan Bautista Bonet, de igual
graduación que el Marqués de la Torre, con quien
sostuvo constantes disensionesf’ Dió Bonet gran im
pulso al Arsenal, y en su época se hicieron en Cuba
las más sólidas y brillantes construcciones navales.

5 Comenzaron las desavenencias por cuestiones de etiqueta, se sus


citaron después cuestiones de competencia, y resultaron por fin en per
juicio del pueblo, porque el General de Marina se opuso á que el públi
co atravesara por el Arsenal, y el Marqués mandó á cerrar la puerta de
la muralla, llamada de la Tenaza.
122 HISTORIA DE CUBA

Termina el Gobierno del Marqués de la Torre.—


Otras mejoras importantes se realizaron en tiempos
del Marqués de la Torre: se estableció el Seminario
de San Carlos en el primitivo Colegio de los Jesui
tas; se disminuyeron los derechos de exportación
sobre los azúcares, mieles, aguardiente, cera y co—

rambre, y se exportó libremente el algodón; se pro


tegió la industria de la cera, que en 1776 no sólo
era suficiente para el consumo del país, sino que se
exportaron más de 20.000 arrobas, habiéndose in
troducido las primeras abejas en 1763; y, por último,
aumentaron los ingenios, por la introducción de gran
número de esclavos africanos.

OTROS ACONTECIMIENTOS HASTA EL GOBIERNO DE LAS CASAS.

Independencia de los Estados Unidos—Un acon


tecimiento que había de ejercer gran influencia en
los destinos del Nuevo Mundo, se desarrolló por
aquella época en las posesiones inglesas de Norte
América. Las humildes colonias fundadas por emi
grados ingleses y holandeses, un siglo después del
descubrimiento, habían alcanzado un grado de pros
peridad muy superior al de las colonias españolas,
gracias á la laboriosidad de aquellas gentes y á las
franquicias comerciales de que habían gozado; pero
habiendo votado el Parlamento inglés algunos im
puestos, sin su consentimiento, se negaron á satis
facerlos y se sublevaron en defensa de su libertad
y de sus derechos (1775).
RESTAURACIÓN ESPAÑOLA 123

Al principio pelearon los colonos como ciudadanos


ingleses; pero convencidos de la inutilidad de sus
justas reclamaciones, resolvieron libertar á su país
y el 4 de julio de 1776 se proclamó la independencia
en el Congreso de Fzladelfia.

España reconquista la Florida—Las gestiones del


sabio Benjamín Franklin, enviado á solicitar la pro
tección de Francia, dieron por resultado el reconoci
miento de la independencia de los Estados Unidos
(febrero de 1778), y con este motivo estalló una nue
va guerra entre Inglaterra y Francia, á la que se
unió también España. Los ingleses, ocupados en
combatir á sus colonias rebeldes, descuidaron las
fronteras meridionales, por lo que el Coronel Don
Bernardo de Gálvez, que gobernaba la Luzsiana ba
jo las órdenes del Capitán General de Cuba Don
Diego José Navarro,“ sin aguardar instrucciones de
éste, invadió la Florida con 1.400 hombres y tomó
dos fuertes á los ingleses; se apoderó después de las
plazas de Mobila (1780), y Panzacola (1781), volvien
do así á poder de España la Florida que, según he
mos dicho, había sido cedida á Inglaterra en cambio
de la Habana.

6 El Mariscal de Campo Don Diego José Navarro fué el sucesor


del Marqués de la Torre (1777); en su tiempo se puso en vigor la Orde
denanza ara el libre comercio con las colonias (véase la página 117).
En 1781 ué nombrado Gobernador, el cubano Don Juan Manuel de Ca
giga], que se había distinguido en el asalto de Panzacola y fué enviado
con una expedición á las Bahamas, de donde volvió para defender á la
Habana, amenazada por el Almirante inglés Rodney. Desde 1783 has
ta 1790 se sucedieron en el gobierno dela Isla Don Luis Unzaga, el
Conde de Gálvez y los interinos Don Bernardo Troncoso, Don José de
Ezpeleta y Don Domingo Cabello.
124 HISTORIA DE CUBA

GOBIERNO DE DON LUIS DE LAS CASAS.

Don Luis de las Casas.—Día feliz fué para Cuba


el S) de julio de 1790, en que se hizo cargo del Go—
bierno y Capitanía General de esta
Isla, el Teniente General Don Luis
de las Casas. Secundado por el
Gobernador de Santiago de Cu
ba, Don Juan Bautista Vaíllant,
por el Intendente de Hacienda
Don José Pablo Valiente y por
V
cubanos ilustres, como Don
Francisco de Arango y Pa
rreño, el Doctor Romay y
otros, dió gran impulso á
la agricultura, la industria
y el comercio; atendió al orna
Don Luis de las Casas.
to y mejoramiento delas po
blaciones, creó establecimientos de beneficencia y
favoreció la instrucción y cultura del pueblo; por lo
que bien puede considerarse aquella época como la
alóoma’a de la cz'm'lz'zacz'ón cuáana.
Don Juan Bautista Vaillant.—Antes de llegar á
la Habana Don Luis de las Casas, visitó á Santiago
de Cuba, gobernada hacía dos años por el Brigadier
Don Juan Bautista Vaillant, que, con el concurso de
la Sociedad Patrz’ótz'ca, había comenzado á sacar de
su p0stración á la segunda capital de la Isla, arrui
nada por las invasiones piráticas y por los recientes
RESTAURACIÓN ESPAÑOLA 125

temblores de tierra. Fué Vaillant, como Don Luis


de las Casas, protector de la instrucción pública y
de la agricultura; persiguió el juego, construyó el
primer paseo, encargando á cada vecino del cuidado
de un árbol; edificó la Casa de Gobierno y empezó
el empedrado de las calles y el alumbrado público.

Don José Pablo Valíente.— Para desarrollar sus


planes de Gobierno, necesitaba Don Luis de las Ca—
sas de una buena dirección y admi
nistración delas rentas públicas, y
ese poderoso auxiliar lo encontró
en el Intendente General de Ha
cienda Don José Pablo Valiente.
Designado para ocupar ese cargo
y el de Visitador, había venido á
esta Isla y estudiado sus proble—
mas económicos (1787). Pasó
después á informar á la Me—
trópoli acerca del estado de
la Hacienda, y combatió las
trabas comerciales que los pro
Don José Pablo Vnllente.
hibicionistas seguían sostenien
do en el Consejo de Indias. Vuelto á Cuba, coadyu
vó desde el principio á la obra de Casas; en 1792 se
hizo cargo de la Ínz‘endencia, aumentando las rentas
públicas. Tomó parte principalísima en la fundación
de la Sociedad Patriótica, del Consulado, de la Casa
de Beneficencia y en cuantas mejoras se realizaron
en este feliz período de la historia de Cuba.
126 HISTORIA DE CUBA

Don Francisco de Arango y Parreño.——Durante el


gobierno de Las Casas, se dió á conocer el insigne
cubano Don Francisco de Arango y Parreño, esta—
dista, publicista y benefactor que, por sí solo, repre
senta aquella época de nuestra naciente civilización.
Nació Arango en la Habana (1765) y
se graduó de bachiller en leyes á los
21 años. Autorizado para defender
un pleito de familia, obtuvo un
triunfo en la Audiencia de Santo
Domingo; se trasladó entonces
á España y en 1789 se recibió
de abogado. Como apoderado
del Ayuntamiento de su
ciudad natal, combatió en la
Corte el sistema económico
adoptado en la administración
de las colonias españolas, de
F““""“° "° A""“‘°’ P“"°ñ°' fendió la libertad de comercio
y, en su notable Discurso sobre la agricultura de la
Habana, trazó un plan completo de reformas y echó
los cimientos de la prosperidad de esta Isla. A ob
tener esas mejoras y cuantas contribuyeran al bie
nestar y al progreso del país, consagró el ilustre pa
tricio su laboriosa existencia en el Consulado de
Agricultura, Industria y Comerczo, convertido lue
go en /unta de Fomento, en la Sociedad Económica,
en el Ayuntamiento, en la [ntena’encza de Hacienda,
en la S uferintendencza de taóacos, y en el alto puesto
que ocupó en la Corte como Consejero de Indias.
RESTAURACIÓN ESPAÑOLA 127

Libertad de la trata.—Un error de la época, la


creencia de que la esclavitud era indispensable para
el fomento de la agricultura, hizo que caracteres tan
nobles como Don Pablo Valiente y Don Francisco
Arango y Parreño, abogaran por el libre tráfico de
esclavos, concedido por dos años en 1789 y prorro
gado en 1791. _

A esta causa se debió, en primer término, el au


mento de población, á 272,301
habitantes, que se
observó en el nuevo censo formado por Casas, á pe
sar del regreso de gran número de emigrados á la
Florida, cuando volvió á poder de España.
Protección á la agricultura.— Por iniciativa de
Arango, se concedió también la libre introducción,
en barcos nacionales, de utensilios agrícolas y de
máquinas y aparatos extranjeros para la fabricación
del azúcar (decreto de febrero de 1789); y la exen
ción de derechos, por diez años, al café, algodón y
añil cosechados en Cuba.

Grandes inundaciones.—Mostró Don Luis de las


Casas sus cualidades de gobernante con motivo de
un temporal de agua que produjo el desbordamiento
de los ríos y grandes inundaciones en toda la región
occidental de la Isla, especialmente en las cercanías
de la Haóana y Pinar del Río (21 y 22 de junio de
1791). Procuró Casas remediar las consecuencias de
aquella calamidad, reconstruyendo los puentes arras
trados por las aguas, y socorriendo con sus ahorros
á los campesinos más necesitados.
128 HISTORIA DE CUBA

El Papel Periódico—La primera publicación lite


raria y económica de Cuba, se debió á la iniciativa
de Don Luis de las Casas. A los tres meses de su
llegada á la Habana, apareció el Papel Periódico, en
el que colaboraron, además del insigne gobernante,
el Presbítero José Agustín Caballero, el Doctor T0—
más Romay, el poeta Manuel de Sequeira, etc.
Las Sociedades Económicas de Amigos del País.—
Entre las instituciones que hacen memorable el rei
nado de Carlos III en España, figuran en primer
término las Sociedades Patrio’ticas ó Sociedades Eco—
nómicas, destinadas al fomento de la instrucción
pública, la agricultura y la industria. El estableci—
miento de estas sociedades en América, dió partici—
pación á la clase culta del país en algunos asuntos
de Gobierno; aunque sólo con carácter consultivo.
Ya en Santiago de Cuba se había fundado la pri
mera de estas instituciones en la Isla, por iniciativa
de los ricos hacendados Francisco Mozo de la Torre,
Francisco Griñan y Pedro Valiente, bajo la presi
dencia del Gobernador Arredondo (13 de septiembre
de 17 87 ), y había empezado á dar sus frutos, secun
dando las felices iniciativas del Gobernador Vaillant.
El 2 de enero de 1793 inauguró Don Luis de las
Casas la Real Sociedad Económica de Amigos del
País ó Sociedad Patriótica de la Habana, cuya fun
dación habían solicitado el Conde de Casa Montalvo,
Don Juan Manuel O’Farrill, Don Francisco Basa—
ve y principalmente Don Luis de Peñalver, uno de
sus primeros directores.
RESTAURACIÓN ESPAÑOLA 129

Comenzó á celebrar sus sesiones la Sociedad en el


Palacio de Gobierno, estrenado entonces, y pronto
empezó á publicar sus Memorias, abrió la primera
Biblioteca, contribuyó á mejorar la fabricación del
azucar y atendió á la instrucción pública.


v 1

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,2:

Inauguración de la Casa de Beneficencia.

La Casa de Beneficencia.— Acogió también Don


Luis de las Casas el pensamiento del benemérito
Peñalver otros, de fundar un asilo de huérfanos,
y

donde se les diera instrucción se les enseñara al—


y

gún oficio. El de diciembre de 1794, inauguró


8

solemnemente la Casa de Beneficencia.


El Real Consulado Junta de Fomento.— los
Á
y ó

esfuerzos de Arango Parreño se debió la creación


del Real Consulado de Agricultura Comercio, que
y

no se estableció hasta su llegada Cuba, en 1795.


á

Había sido enviado insigne habanero, en compa


el

ñía del Conde de Casa Montalvo, estudiar en


á

HISTORIA
9
130 HISTORIA DE CUBA

Inglaterra y sus colonias, los adelantos en agricul—


tura y elaboración de azúcar aplicables á esta Isla.
Resultados de aquella comisión fueron, entre otras
importantes mejoras, la introducción de la caña de
0ta/titi, superior á la criolla, y el primer ensayo de
la máquina de vapor para moler la caña.
El Consulado de Agricultura, llamado después
junta de Fomento, realizó trabajos geográficos y to
pográficos de la Isla; hizo estudios de sus minas,
montes y maderas; de caminos, calzadas y puentes;
del cultivo de la caña, del café, algodón y añil; de
la cría del gusano de seda, y de la apicultura; de la
introducción del hielo, del fomento de la población
etcétera,habiendo constituído sus mayores triunfos,
el desestanco del tabaco y la libertad de comercio.
Consecuencias de la insurrección de Haití.— Los
principios sustentados por la Revolución Francesa,
incompatibles con el mantenimiento de la esclavitud
en las colonias, dieron origen á la insurrección de
Haiti (1791), que entregó el país á la más completa
anarquía. Con motivo de la ruina de aquella flore
ciente colonia y de la cesión por parte de Esfiaña á
Francia del resto de la isla de Santo Domingo (por
el tratado de Basilea, julio de 1795), vinieron á Cu—
ba un gran número de inmigrantes españoles yfran
ceses que nos enriquecieron con el caudal de sus
conocimientos, y empezó entonces la prosperidad de
esta Isla, que elevó en poco tiempo su producción
anual de azúcar á 7 .500,000 arrobas, llegando á al
canzar los precios de 28 á 32 reales la arroba.
RESTAURACIÓN ESPAÑOLA 131

Los restos de Colón.


El último aconteci
miento notable del
gobierno de Don Luis
de las Casas, fué la
solemne ceremonia de
recibir y depositar en
la Catedral de la Ha w

bana (15 de enero de nik

¡ju_
1796), los restos del
‘l‘
un" Uwm

Gran Almirante Don


»
¿.‘__.Ifl'fifnnu.7nr_ymmmm—z


d&r9‘,I-—nl-aunlq'l7h’

Cristóbal Colón, traí

\
,3
dos de la Catedral de
Santo Domingo por el '

General Aristizabal, ;!

en el navío San Lo— 777,,


Lápldn que cubría los restos de Colón.
renzo_ embargo,
se ha encontrado en la Catedral de Santo Domingo,

otra caja con su inscripción y unos huesos que se


asegura son los restos auténticos del Descubridor.
Al cesar la dominación española en Cuba (1898),
fueron trasladados los discutidos restos á Sevilla.
Dimisión de Don Luis de las Casas.—“Abrumado
este ilustre General, orgullo de Cuba, honor de Es

paña, con los cuidados del gobierno, sintió quebran—


tarse su salud preciosa, y solicitada y aceptada su
dimisión, entregó el mando á su sucesor el Conde
de Santa Clara, el 6 de diciembre de 1796, día de

eterno luto para la Isla, en que perdió al gran fun—


dador de su civilización.”
132 HISTORIA DE CUBA

GOB|ERNO DEL CONDE DE SANTA CLARA.

Circunstancias en que vino á gobernar la Isla.—


La alianza ofensiva y defensiva celebrada por Car
los IV con el Directorio de la República Francesa
(en junio de 1796), obligó á España á empeñarse en
nueva guerra con los ingleses. En tales circunstan
cias ocupó el gobierno de Cuba el General Don Juan
Bassecourt, Conde de Santa Clara.
Nuevas fortificaciones y defensa de las costas.—
El primer cuidado del nuevo gobernante fué atender
á la defensa de las costas; aunque, por fortuna, su
antecesor dejó en buenas condiciones las fortalezas,
y había empezado la construcción de nuevas baterías,
siendo la más importante la que se llamó de Santa
Clara, por haberse terminado en su tiempo.
Algunos ataques de los ingleses á las costas, fe
lizmente rechazados en Casilda y cerca del cabo San
Antonio, fueron los hechos de armas, en Cuba, de
aquella funesta guerra que costó á España la pér—
dida de la isla de Trinidad, de una parte de la es
cuadra, y la ruina de su comercio.
CAPITULO VIII

PRINCIPIOS DEL SIGLO XIX.

GOBIERNO DEL MARQUES DE SOMERUELOS.

El Marqués de Someruelos.—Don
Salvador de
Muro y Salazar, Marqués de Someruelos, sucedió
en la Capitanía General de Cuba al
Conde de Santa Clara, habiendo
tenido que desembarcar en el
puerto de Casilda, perseguido
por corsarios ingleses, que no
tardaron en apresar el bergantín
correo en que vino de La Co
ruña. De Trinzdad,se tras—
ladó por tierra á la Haba
na, y el 13 de mayo de
1799 se hizo cargo del go
bierno, con gran sorpresa
El Marqués de Someruelos.
la población, pues ni
de
el mismo Conde de Santa Clara tenía noticias de su
relevo. En marzo del mismo año había tomado po—
sesión del gobierno de Santiago de Cuba Don Se
bastián de Kindelán, y en agosto ocupó la Inten
dencia de Hacienda Don Luis Viguri, muy inferior
en ese cargo á Don José Pablo Valiente, que fué
nombrado Consejero de Indias.
134 HISTORIA DE CUBA

Traslación de la Audiencia de Santo Domingo.—


Desde el mismo año en que se trasladaron á la Ha
bana los restos de Cristóbal Colón (1796), se trajo
también gran parte del archivo de la primera Au
diencza de las Indias, y dejó de funcionar aquel tri
bunal. En 1798, cuando Toussaint Louverture
invadió á Santo Domingo, se mandó trasladar la
Audiencia á Puerto Princzfe,1 por ser la ciudad más
interior de Cuba y la más apartada de las influen
cias de las Autoridades; pero hasta el 30 de junio del
año 1800, no empezó á funcionar la Audiencza de
Puerto Príncipe.
Visita del Barón de Humboldt—En
los primeros días del siglo XIX visitó
esta Isla el sabio alemán Alejandro
de Humboldt, cuyos notables estu—
dios y observaciones constan en
su famoso libro Ensayo Politzco so—
bre la Isla de Cuba (publicado en
1826). El Barón de Humboldt con
tribuyó de tal manera á dar á co—
nocer la riqueza de nuestro país,
su constitución geológica, clima, _
población, la agricultura, el co—
mercio y las rentas públicas, que
El Barón de Humboldt.
Don José de la Luz y Caballero
le considera como un segundo descubridor de la Isla.

1 Por temor á los corsarios ingleses que frecuentaban nuestros ma


res, no vinieron á Cuba, hasta enero de 1800, los magistrados y em
pleados judiciales con el resto del archivo de la Audiencia de Indias.
PRINCIPIOS DEL SIGLO XIX 135

ElObispo Espada.—Tuvo también la suerte S0


meruelos de que, durante su gobierno (24 de febrero
de 1802), viniese á regir la diócesis de la Habana
el benemérito é insigne Juan José Díaz de Espada
y Landa, designado para ocupar la vacante que dejó
el Obispo Tres Palacios. El Obispo
Espada abolió la costumbre de en- r
terrar en las iglesias, cediendo el
terreno y contribuyendo con la
suma de 22.200 pesos para la fun
dación del primitivo cemente
rio de la Habana. Embe
i
lleció la Catedral y auxi-

lió á la Beneficencia, , , ,.
'
los Hospitales y la ,—
v

Casa de Locos; pero


"
"
su gran mérito con
sistió en la protec
ción que dispensó á
la causa de la educa
El Obispo J. J. Díaz de Espada y Lnndn.
ción popular. De es
píritu liberal y expansivo, dotado de gran inteligen
cia y vasta cultura, fundó el Obispo Espada buen
número de escuelas en las ciudades y en los pueblos,
contra la opinión de muchos de sus contemporáneos,
que veían un gran peligro en la propagación de la
enseñanza en este país. Reformó EsPada el Asilo de
San Francisco de Sales y el Seminario de San Carlos,
y fué Director de la Sociedad de Amigos del País,
en la que dejó un recuerdo imperecedero.
136 HISTORIA DE CUBA

Creación del Arzobispado de Cuba.— Perdida por


España la isla de Santo Domingo, trasladáronse al
Obispado de Santiago de Cuba los títulos, facultades
y prerrogativas del Arzobispado primado de las In
dias (por Breve Pontificio de 16 de julio de 1804),
y se declararon sufragáneos suyos los Obispados de
la Habana y Puerto Rico.

Introducción y propagación de la vacuna.— Con


tribuyó también el Obispo Espada á la propagación
s
de la vacuna, dada á conocer en Cuba
por el Doctor Don Tomás Romay,
ilustre médico habanero, que se
había distinguido desde el tiempo
de Don Luis de las Casas, siendo
uno de los fundadores de la Socze
dad Patriótica, Director del Pa
pel Periódico, Médico de la
Beneficencia, etc. El Doctor
Romay obtuvo el virus de
unos niños que trajo vacu
— — —
nados de Puerto Rico Doña
D°°‘°' T°"“"" “°“‘""
María de Bustamante (en
enero de 1804); de suerte que cuando llegó el Doctor
Balmis, comisionado por Carlos IV para difundir
el famoso preservativo de la víruela en las posesio—
nes españolas, lo encontró aplicado en Cuba.

Aumento de la población y riqueza de Cuba.—Pára


socorrer á los emigrados de Santo Domingo y Haiti
que, en número considerable y con gran provecho
PRINCIPIOS DEL SIGLO XIX 137

para la agricultura, seguían acudiendo á esta Isla,


se repartieron terrenos (en 1802) junto á la bahía
de Nz;pe y en otras localidades de los distritos de
Holguín, Sagua y Mayarí. Con motivo del fracaso
de la expedición enviada por Bonaparte para recu
perar aquellas colonias, se refugiaron en Cuba como
treinta mil franceses (en 1803 y 1804), los cuales
se establecieron en Santiago de Cuba, en las faldas
de la Sierra Maestra, en Guantánamo y Baracoa,
llevando á todas partes su laboriosidad y el fruto
de su experiencia, y convirtiendo en estancias pro—
ductivas, terrenos antes incultos.
En 200.000 se estima el número total de españoles
y franceses que vinieron á aumentar la población de
Cuba, á causa de los trastornos políticos de Haití,
Santo Domingo y la Luisiana.2
Fomento de cafetales.—El café, planta originaria
de Abisinia, introducida en la Martinica por Mr.
Declieux, y en Cuba por Don José Gelabert, en 1748,
se había propagado lentamente en esta Isla, y en
1770 apenas se exportaron unos 2.000 quintales; pero
con la inmigración de los inteligentes cultivadores
franceses, se fomentaron muchos cafetales, especial
mente en la región oriental de la Isla. En 1804 se
elevó la exportación de café á 12.500 quintales, y en
1833 llegó á 642.000 quintales.

2 La cesión de la Luisiana á Napoleón, que vendió después aquel


territorio á los Estados Unidos (1803), trajo también á Cuba muchos
emigrados que contribuyeron al progreso de nuestra agricultura, y es
pecialmente se dedicaron al cultivo de la caña y á la elaboración del
azucar.
'
138 HISTORIA DE CUBA

Graves acontecimientos en España—Durante este


período (1808), ocurrieron en España los sucesos que
tan tremendas crisis produjeron ensus dominios de
América: la invasión de la Península por los france—
ses; la abdicación de Carlos IV y la
proclamación de
Fernando VII; el levantamiento del pueblo español
(el 2 de mayo de 1808) en defensa de su indepen
dencia, hollada por Napoleón; la prisión de F ernan—
do VII en Bayona, y la constitución de juntas de
Gobierno en Sevilla y otras poblaciones.
Cuando llegaron á Cuba las noticias de tan gra
ves acontecimientos (17 de julio de 1808), convocó
el Marqués de Someruelos á las Autoridades, y se
acordó la proclamación de Fernando VII y la decla
ración de las hostilidades contra los franceses.3
Proyecto de constitución de una unta.— Don J
Francisco de Arango y Parreño, de acuerdo con So—
meruelos y con personas importantes del comercio,
propuso la creación de una junta como las de Sevilla
y otras provincias de España y América, para que
el Gobierno pudiera atender á los negocios y á la
defensa del país en caso de alguna invasión; pero la
junta, que dieron en llamar tira’nica é independien
te, fué combatida en periódicos y folletos, y vino
_abajo aquel plan que pudo haber conducido á la
independencia de Cuba, como sucedió en otras colo—
nias de América.

3 Bajo pretexto de patriotismo, fueron asaltadas las casas de mu


chos franceses, ciudadanos pacíficos y laboriosos, siendo unos asesina
dos, y más de 6.000 expulsados, por no estar naturalzzados.
PRINCIPIOS DEL SIGLO XIX 139

Suplicio de Manuel R. Alemán—Habiendo llega


do á la Habana el joven mexicano Manuel Rodrí
guez Alemán y Peña, con pliegos para las Autori
dades y otras personas incitándolas á declararse á
favor de José Bonaparte,fué preso y ahorcado como
espía, el 30 de julio de 1810.
Primeros Diputados cubanos—Cuando se cons
tituyó en Aranjuez la Suprema junta central y
gubernativa de España y de las Indias, reconoció
su autoridad el Marqués de Someruelos. Publicada
la convocatoria para las Cortes de Cádiz de 1810,
fueron electos los primeros Diputados por Cuba,
Don Andrés Jáuregui y Don Juan Bernardo O’Ga
bán,á quien sucedió (en 1813) Don Francisco de
Arango y Parreño, nombrado Consejero de Indias,
al disolverse las Cortes con motivo de la reacción
absolutista de 1814.
Conspiración de Aponte.— El ejemplo de Haití
empezó á agitar á las dotaciones de las fincas, y en
1812 descubrió Someruelos la conspiración de José
Antonio Aponte, que aspiraba á la emancipación y
predominio de su raza, por lo que fué ahorcado con
ocho cómplices de sus criminales proyectos;

Fin del gobierno de Someruelos. —El gobierno


del Marqués de Someruelos duró trece años (de 1799
á 1812), y supo mantener la paz y la prosperidad
del país, habiéndose elevado instancias á la Corte
pidiendo que se prorrogase su mando, cada vez que
había noticias de que se trataba de removerlo.
140 HISTORIA DE CUBA

GOBIERNOS DE RUIZ DE APODACA Y DE CIENFUEGOS.

La Constitución de 1812.—Al comenzar el gobier


no del General Don Juan Ruiz de Apodaca, sucesor
de Someruelos, se juró solemnemente en la Capital
de esta Isla (el 21 de julio de 1812) la Constitución
de la Monarquía Española, en la que se concedían
iguales derechos políticos á los habitantes é hijos de
Ultramar que á los de la Península.
Vuelta de Fernando VII a España.— Dos años
después de aquel memorable suceso, entró en Es;fia
ña el Rey Fernando VII, y aboliendo el régimen
constitucional, recobró el pleno uso de sus poderes,
entronizó el despotismo é inició un período reaccio
nario del que fueron víctimas los partidarios de las
ideas liberales que no pudieron huir al extrangero.
En Cuba se verificó tranquilamente el cambio de
régimen, en julio de 1814.
La libertad de comercio.—El Rey Fernando VII,
tan’odioso para los españoles, dictó una medida be
neficiosa para Cuba, pues expidió el Decreto de 10
de febrero de 1818, concediendo álos puertos de esta
Isla el libre comercio con todos los mercados extran
geros. Ese inmenso beneficio, que fué uno de los
motivos que contuvieron á esta colonia en aquella
época de agitación y de aspiraciones, se debió á la
influencia de los Consejeros de Indias Don Francisco
de Arango y Parreño y Don José Pablo Valiente, se
cundados por Don Alejandro Ramírez.
PRINCIPIOS DEL SIGLO XIX 141

El Superintendente Ramirez.——Con el General


Don José Cienfuegos, vino á Cuba (en 1816) el Su
perintendente de Hacienda Don Alejandro Ramírez,
funcionario inteligente y honrado, que había alcan
zado justo renombre en Guatemala y Puerto Pico.
Ramírez fué un defensor de los intereses mo
rales y materiales de Cuba: odiaba el vergonzoso
tráfico de esclavos, los monopolios
comerciales y cuantas trabas y ré
moras se oponían al progreso de
estas tierras. Fué partidario de—
cidido de la colonización blanca y
la favoreció cuanto pudo, contribu—
yendo á la fundación de Cienfue—
gos y al progreso de las co—
lonias de Nueoitas, Guan
tánamo y E l Mariel; orde
nó la Administración de
Hacienda y combatió el con
Don Alejandro Ramirez.
trabando, llegando á dupli
car (en 1820) la renta pública sin provocar el des
contento del país, y por último, coadyuvó eficazmente
á los planes de Arango y Parreño, no sólo en la
concesión del libre comercio, sino en el desestanco del
tabaco y en otras importantes mejoras. .En la Socze—
dad Patriótica, de la que fué Director, fundó la Sec
ción de Educación Primaria, la Academia de Dibujo
y Pintura que, en su honor, lleva el nombre de San
Alejandro, el jardín Botánico, las cátedras de Ana
tomía y Botánica y el proyecto de la de Química.
142 HISTORIA DE CUBA

si,
Más hubiera hecho el insigne Ramírez, con

á
secuencia de los injustos ataques de la prensa des
vergonzada de la segunda época constitucional, no
hubiera muerto en la Habana 20 de mayo de 1821,

el
cuando ¡se hallaba en todo apogeo de su claro

el

y
despejado talento.
Abolición de la trata.—La abolición de la trata

ó
comercio de esclavos africanos, fué objeto de un con
venio celebrado entre España Inglaterra (en 1817);

é
pero aunque España se comprometió á’impedir aquel
tráfico partir del 30 de mayo de 1820, continuaron
á

viniendo expediciones más menos clandestinas,

á
ó

pesar de las protestas reclamaciones de Inglaterra.


y

Fundación de Cienfuegos.— El Coronel Luis de


Clouet, rico emigrado de la Luisiana, con la coope
ración del Gobernador Cienfuegos del Superinten
y

dente Ramírez, fundó con cuarenta familias (en


1819), la colonia Fernandina de jagua, que dió ori—
gen la floreciente Ciudad de Cienfuegos.
á

En agosto de 1819 cesó el mando del General


Cienfuegos. Según Censo de población que se for
el

mó en su tiempo, tenía la Isla 553.000 habitantes.


CAPITULO IX

SOCIEDADES SECRETAS Y CONSPIRACIONES.

GOBIERNOS DE CAGIGAL. MAHY Y KINDELAN.

Restablecimiento de la Constitución Española.—


A consecuencia del pronunciamiento de Riego, en
las Cabezas de San juan,en España (el 19 de enero
de 1820), el Rey Fernando VII se vió obligado á fin
gir que aceptaba la Constitución y dispuso que fuese
jurada en toda la Monarquía.
En la Isla de Cuba mandaba á la sazón el Gene—
ral Don Manuel Cagigal, quien á pesar de tener
noticia fidedigna de su promulgación en España, no
quería jurarla, porque no había recibido orden ex
presa para hacerlo. Las tropas sublevadas (el 16 de
abril de 1820) penetraron en la residencia del Capi
tán General y lo obligaron á jurar la Constitución.
Gobierno del General Mahy.—Cuando (en marzo
de 1821) el General Cagigal, viejo y sin energías, en
tregó el mando á su sucesor Don Nicolás Mahy, atra
vesaba esta Isla un período de efervescencia de pasio—
nes populares y de insubordinación de las tropas.
Sociedades secretas—Por otra parte, se habían
organizado Logias masónicas y Sociedades secretas
de carácter político con los nombres de La Cadena,
Los Soles, Los Comuneros y Los Carbonarios. Las
144 HISTORIA DE CUBA

dos primeras estaban formadas por cubanos parti


darios de la independencia; la de Los Comuneros,
por españoles adictos al gobierno, y la de Los Car
bonarios constituía un partido conciliador.
Conducta del General Mahy.—En tales circuns
tancias dió pruebas el General Mahy de ser un hom
bre acostumbrado á gobernar pueblos agitados: man
tuvo la disciplina del ejército, reorganizó las mili—
cias, y contuvo la procacidad de la prensa. El hecho
que más le honra como gobernante, y le hace acree—
dor á la gratitud de los cubanos, es el haberse opues
to á que se implantase la Ley de Aranceles, ruinosa
para esta Isla, porque destruía la libertad de comercio.
Elecciones tumultuosas.—— Murió el
General Mahy y le sucedió interina
mente el Brigadier Don Sebastián
Kindelán, en julio de 1822. Verificá
ronse las elecciones de Diputados ó
Cortes para la legislatura de 1823, en
medio de serios conflictos en la Ha
bana, entre los milicianos peninsu
lares y los hijos del país, provo
cados por los españoles intransi
gentes, hac_iendo creer que iba á
estallar un plan de independen
Don Tomás Gener.
cia. Triunfaron en las urnas, el
sabio filósofo Presbítero Félix Varela, Don Leonardo
Santos Suárez y Don Tomás Gener, ilustrado cata
lán de ideas liberales y muy querido de la sociedad
matancera.
SOCIEDADES SECRETAS 145

GOBIERNO DEL GENERAL VIVES.

Estado en que se encontraba el país.—El General


Don Francisco Dionisio Vives, que gozaba fama de
buen militar y hábil político, aceptó con disgusto el
gobierno de Cuba, y vino á esta Isla (el 2 de mayo
de 1823) en circunstancias muy difíciles, por el es
tado de anarquía en que se encontraba la nación
entera y por la división cada vez más acentuada en
tre españoles y cubanos, como consecuencia de las
guerras de independencia de las colonias españolas
en el Continente Americano. Los soldados y oficia
les procedentes de las colonias sublevadas, fomenta
ban la indisciplina en la guarnición, y referían las
hazañas que Bolívar y sus generales realizaban por
la independencia de su patria. ’

Los Soles y Rayos Bolivar.— Las sociedades


de
secretas tenían entonces minada la Isla de Oriente
á Occidente, y aunque en aquella época no hubo
todavía ningún levantamiento en armas del pueblo
cubano para emanciparse de España, recibió el Ge—
neral Vives la denuncia de que en el mes de agosto
(de 1823) iba á estallar una gran conspiración que
tenía extensas ramificaciones en todo el país.
Procediendo Vives con mucha astucia y sagacidad,
se apoderó de los planes de la sociedad secreta Soles
y Rayos de Bolívar, que aspiraba á establecer la
República de Cubanacán; redujo á prisión al gallar
do joven habanero José Francisco Lemus, jefe de
HISTORIA 10
146 HISTORIA DE CUBA

la conspiración, y se ocuparon ar
mas, proclamas, escarapelas como
las que usaban los soldados de
Bolívar, y dos banderas azules
con orla roja y un sol de oro en
Bandera de Los Soles.
el centro. Terminó Vives esta
conspiración sin derramamíento
de sangre, desterrando á muchos de los comprome
tidos é imponiendo penas pecuniarias á los otros.1
Restablecimíento del absolutismo.—Renovado en
España el gobierno absoluto por Fernando VII, abo—
lió Vives las garantías constitucionales (en diciem
bre de 1823), suprimió las milicias, las diputaciones,
la libertad de imprenta, y volvieron las cosas al mis
mo estado en que se encontraban en 1820. Con este
motivo se agitaron de nuevo los restos dispersos de
la frustrada conspiración y unidos al partido espa
ñol exaltado, fraguaron un nuevo plan con el pre
texto de crear una junta de Gobierno. En Matanzas
se pronunció el oficial Gaspar Antonio Rodríguez
con algunos soldados; pero como no le secundaron,
salió de la ciudad y pudo escapar de la Isla.
La Comisión Militar. — Vives logró desbaratar
también estos planes, y para juzgar delitos contra
el Gobierno y actos de bandolerismo, estableció una
Comisión Militar permanente.

1 Eran los más comprometidos en la conspiración: Juan Jorge Peoli,


en cuya casa se encontraron las banderas, armas, etc., Ignacio Félix
del Junco, Andrés Silveira, Francisco Garay, los José María
Heredia y Miguel Teurbe Tolón, el Dr. Juan J. Hern poetas
ndez y otras per
sonas principales de toda la Isla.
SOCIEDADES SECRETAS 147

Facultades concedidas á los Capitanes Generales.


Para robustecer la autoridad de los Capitanes Gene
rales de Cuba, el Rey Fernando VII les confiríó (el
28 de mayo de 1825) las facultades extraordinarias
de los Gobernadores de plazas sitiadas.
Inteligencia de los cubanos con el Libertador.—
En aquella época de la reacción absolutista más te
rrible que registra la historia de
España, un escogido grupo de cu
banos, entre los que figuraron, el
gran patriota trinitario José Ani
ceto Iznaga y el ilustre cama
güeyano Gaspar Betancourt
Cisneros, conocido por el pseu
dónimo de E
l Lugareño,2 se
embarcó en New York _

con rumbo á La Guaira ¿ 4

(en Venezuela), en pere


grinación patriótica, con
el fin de celebrar una entre
vista con el Libertador de
José Aniceto Iznlgl.
Sur América, Simón Bolí
var, y obtener su cooperación para separar á Cuba
de la Metrópoli. La entrevista no llegó á verificarse
hasta un segundo viaje de Iznaga (en 1827), y el
Libertador, que había terminado entonces la campa—
ña del Perú, le expuso sus deseos y sus propósitos,
contrariados por la política de los Estados Unidos.
2 Eran los otros compañeros: José Agustín Arango, Fructuos0 del
Castillo, otro de apellido González y el argentino José Antonio Miralla.
148 HISTORIA DE CUBA

Junta patriótica cubana—Los emigrados cubanos


en la Re¡)zíblica Mexicana constituyeron, el 4 de
julio de 1825, en la ciudad de México, la junta Pro—
motora de la Libertad Cubana con objeto de trabajar
por la independencia de Cuba y Puerto I?zco.
El Congreso de Panamá.—El gran Bolívar fué el
iniciador del proyecto de confederar los nuevos esta—
dos del Continente Americano, y á invitación suya
se reunió en la ciudad de Panamá (el 26 de junio de
1826) una Asamblea General de las
naciones hispano—americanas, para
ocuparse de asuntos relativos á
la preservación de la paz y á su
común defensa. Una de las prin—
cipales cuestiones que se propo—
nían tratar era la emancipación de
Cuba y Puerto Rico; pe
ro los esclavistas de Norte
Ame’rica, temerosos de
que al hacerse indepen
diente Cuba, siguiera el
_ ejemplo de las repúblicas
El Libertador, Slmón Bolívar. hispano-americanas y de
cretase la libertad de los esclavos, lo cual podía oca
sionar perturbaciones en los Estados del Sur, hicie—
ron que el Gobierno americano se opusiese entonces
á la emancipación de Cuba y Puerto Rico.‘°’

3 Esta circunstancia y la actitud de algunas repúblicas de Sur


América que no enviaron sus representantes, recelosas de engrandecer
demasiado el poder de Bolívar, hicieron que fracasara por completo el
Congreso de Panamá.
SOCIEDADES SECRETAS 149

Primeros mártires de la Independencia—Los pa


triotas cubanos del exterior habían enviado comisio
nados áCuba para mantener la alarma, con el anun
cio de expediciones invasoras. Francisco de Agüero
y Velazco (conocido por F rasqui to Agüero) y el pardo
Andrés Manuel Sánchez, fueron sorprendidos en un
'ingenio del Camagüey, juzgados como emisarios y
espías de los enemigos de España y condenados á la
pena de /zorca, en Puerto Príncipe, el 16 de marzo
de 1826. Estos fueron los primeros cubanos sacri
ficados por la santa causa de la Independencia.

Conspiración del Aguila Negra—No había termi


nado el gobierno del General Vives, cuando, á raíz
de haber sido derrotada una expedición que salió de
la Habana con la pretensión de reconquistar á Mé
xico (1829), se descubrió otra vasta conspiración
fomentada en la capital de aquella República por las
logias masónicas de la Legión del Aguila Negra.
Preparaban los asociados un plan para conseguir
la independencia de Cuba; pero descubierta toda la
conspiración por el agente en la Habana, José Julián
Solís (1830), fueron entregados á la Comisión Mili—
tar muchos patriotas de la Habana, Matanzas, Ca
magüey y Oriente.“ Tampoco esta vez hubo derra
mamíento de sangre, y la causa, como la de los Soles,
terminó en destierros y multas.

4 Entre los primeros procesados figuran: José Machado, Manuel


Rojo, Lucas Ugarte, Manuel Abreu, Gaspar Acosta, Pedro Muros, Ma
teo Someillán, Manuel Palacios, etc. Continuaron después las prisio
nes en la Isla y hubo algunos condenados á muerte; pero fueron indul
tados todos los sentenciados con motivo del nacimiento de Isabel II.
150 HISTORIA DE CUBA

Otros sucesos del gobierno de Vives—Durante los


nueve años del gobierno de Vives, además de los
sucesos políticos á que nos hemos referido, ocurrie—
ron otros importantes, como la nueva división de la
Isla en tres Departamentos militares: Occidental,
Central y Oriental; la formación de un nuevo Censo5
y del gran Mafia de Cuba (en 1827).
'
, El Conde de Villanueva—A Don
Claudio Martinez de Pinillos, des
pués Conde de Villanueva, que
ocupó durante este gobierno la
Superintendencia General de Ha
cienda, se debió el aumento de la
renta pública, aunque por me
dios poco científicos, que pu
dieron tolerarse gracias á la
prosperidad creciente del
país. También favoreció Pi;
nillos la construcción del
Acueducto de la Habana, la
El Conde de Villanueva.
introducción de las máqui
nas de vapor en los ingenios y habilitó algunos puer
tos para el comercio extrangero. A sus gestiones
como Presidente de la junta de Fomento, durante el
mando de Ricafort (en 1833), se debió la construc
ción del Ferrocarril de la Habana á Gi¿ines, mucho
antes de que en Esfaña se estableciera ese medio
de comunicación.

5 El Censo de población dió un total de 704.487 habitantes; de los


cuales 311.051 eran blancos, 106.494 libres, de color, y 286.942 esclavos.
SOCIEDADES SECRETAS 151

Fundación de Cárdenas y Nueva Gerona.—Corres


ponden al gobierno de Vives, la fundación de Cár—
denas (el 8 de marzo de 1827) y la habilitación de su
puerto para el comercio de cabotaje; así como el es
tablecimiento de un presidio en la Isla de Pinos, y
la fundación de Nueva Gerona (1830). En ambas
fundaciones tomó parte el Superintendente Pinillos.

El Templete de In Plaza de Armas (F. Henares),

Obras públicas.-— Se realizaron también en tiem


pos de Vives algunas obras de utilidad pública, de
beneficencia y de ornato, como el puente de Maria
nao, la Casa de Dementes de San Dioniszo, y el
Temp/ete, inaugurado solemnemente (el 18 de mar—
zo de 1828) en la Plaza de Armas de la Habana,
junto al obelisco erigido (en 1754) por Don Francis
co Cagigal de la Vega, para consagrar aquel sitio en
que, según la tradición, se dijo la primera misa bajo
una ceiba, en 1519.
152 HISTORIA DE CUBA

Estado moral y cultura del pais.— El General


Vives dispensó una prudente protección á las Letras;
pero se descuidó en la persecución del juego y per—
mitió, intencionalmente, que este vicio se arraigara
entre los cubanos, fomentando la inmoralidad y la
corrupción, para de esta manera dominarlos mejor.
El país estaba atestado de vagos, de jugadores, de
ladrones y asesinos, y era peligroso salir de noche
á la calle sin ir acompañado y con faroles, porque
el alumbrado era malo y muy escaso.6
La Sociedad Patriótica y la Revista Bimestra—
En medio de semejante estado moral, brillaron, sin
embargo, espíritus superiores. Un grupo selecto
de cubanos demostró con su ilustración, su propa
ganda contra la trata, y con sus nobles tendencias,
que no podía tolerar el despotismo que acababa de
implantarse en esta Isla.
Reuníase aquel grupo selecto en la Soczedad Pa
triótzca y especialmente en la Comisión de Litera
tura, de donde nacieron la Academia Cubana de Li—
teratura y el periódico más notable de la época, elo
giado por Quintana, Martínez de la Rosa y T icknor,
la Rewsta Bimestre Cubana, en la que escribieron
Don José de la Luz y Caballero, Domingo del Monte,
Blas Osés, Francisco Ruiz y José Antonio Saco,
enviando sus escritos desde el destierro el eminente
filósofo Félix Varela.
6 Cuéntase que alguien hubo de ir á ver al General Vives al casti
llo de La Fuerza, donde tenía una gallería para su diversión, y como
se quejara de la falta de seguridad, le contestó el General: “Pues que
hagan como yo, que me quedo de noche en casa y no salgo á la calle.”
SOCIEDADES SECRETAS 153

GOBIERNO DEL GENERAL TACON.

Situación política de España.— A la muerte de


Fernando VII (29 de septiembre de 1833), se dividió
el pueblo español en dos grandes bandos, que dieron
orígen á la Guerra Ciozl. Sostenían unos los dere
chos del Infante Don Carlos, en tanto que la noble
za y e1 elemento liberal proclamaron Reina á la Prin
cesa Isabel, hija de Fernando VII. La Reina madre,
Doña María Cristina de Borbón, sancionó un nuevo
Código que se llamó el Estatuto Peal, en virtud del
cual se crearon dos Estamentos ó Cámaras.
El Estatuto Realen Cuba.—El Gobierno Supremo
mandó proclamar en la Isla el Estatuto Real; aunque
con alteraciones importantes. El país recibió con
desagrado esa diferencia de derechos; pero lo que más
ocasionó el disgusto de los elementos liberales, fué
que se dejasen en vigor la Comisión Militar y las
facultades omnímodas concedidas á los Capitanes Ge-'
nerales. En estas circunstancias vino á gobernar la
Isla, el 1° de julio de 1834, Don Miguel Tacón.
Carácter y política del General Tacón.— A la di
plomacia previsora y astuta de Vives, sucedió la in
significancia de Ricafort,7 y tras éste vino Tacón, con
un carácter rígido, cruel y frío, en el que palpitaba
su odio á todo lo americano, pues nunca olvidó que
había tenido que rendir su espada en Sur América.

7 En tiempos del Capitán General Don Mariano Ricafort (1833),


introdujo en la Habana el cólera, un barco procedente de los E.Unidos.
154 HISTORIA DE CUBA

Convencido de que la tolerancia liberal del Gobier


no, había sido la causa de la pérdida de los vastos
dominios de España, creía ver en todas partes la
acción de un partido inquieto que acechaba la oca
sión para lograr la independencia de Cuba, por lo
que se opuso á que se hicieran extensivas á esta Isla
las reformas que se iban alcanzando en la Metrópoli.
Su gobierno tiránico se concretó, en lo político, á de
jar constituído y organizado en Cuba el despotismo.
'
Destierro de Saco.—El primer acto de
hostilidad de Tacón contra los cuba
IIOS, fué el ostracismo del gran esta
dista y escritor José Antonio Saco
Encontrábase el ilustre bayamés .

en el Colegio Seminario de San


Carlos, explicando la clase de Filo
sofía, en la que había sustituído á
su sabio maestro el Padre Varela,
cuando recibió la orden de salir
\
\, \ ’J
,_ ,
A'
/ de la Habana, “porque la juven—
—'°sé Antonl° Sa°°- tud seguía con mucho calor sus
ideas” (1834). Influyeron en este acto arbitrario
del General Tacón algunos esclavistas enemigos de
Saco, porque en la Revista Bimestre había censurado
el comercio clandestino de esclavos africanos que se
hacía en la Isla de Cuba. También contribuyó á su
destierro la defensa que había hecho de la Academia
Cubana de Literatura, creada por Real Orden de 25
de diciembre de 1833 y combatida por el Director
de la Sociedad Patriótica, Don Juan B. O’Gabán.
SOCIEDADES SECRETAS 155

El ilustre Saco, desterrado primero á Trinidad,


salió de la Isla el 13} de septiembre de 1834. A los
pocos días de su llegada á Madrid (en enero de 1835),
inició su campaña en favor de las reformas que exi
gía la situación política de Cuba, y combatió las
facultades dictatoriales de que gozaban los Gober
nadores. En las elecciones de Diputados á Cortes
(de 1836) fué electo, por tercera vez en Santiago de
Cuba, no habiendo logrado tomar posesión de sus
cargos (ni en el Estamento de Procuradores ni en el
Congreso de Diputados) el ilustre representante del
pueblo de Cuba.
Otras medidas arbitrarias.—Abusando el General
Tacón de las facultades extraordinarias concedidas
á los Capitanes Generales de Cuba y Puerto Rico
(en virtud de las cuales podían suspender la ejecu—
ción de cualesquiera órdenes ó disposiciones sobre
todos los ramos de la Administración), se negó á ha
cer extensivas á Cuba las franquicias concedidas á
la prensa en España, á crear las milicias locales, á
establecer las Diputaciones Provinciales y á modifi—
car los Ayuntamientos en la forma prescrita por la
Constitución y, por último, anuló el Real Decreto
promulgado á petición de la Audiencia de Puerto
Príncipe, suprimiendo la Comisión Militar, que era
un instrumento ciego de los Capitanes Generales y
una amenaza constante á todo ciudadano que pensa
ba en reformas y libertades para el país. De esta
suerte destruyó Tacón las leyes políticas que iden
tificaban á Cuba con España.
156 HISTORIA DE CUBA

Excisión del Gobernador de Santiágo de Cuba.—


Enterado el Gobernador de Santiago de Cuba, Don
Manuel Lorenzo, de que en Madrid se había jurado
la Constitución, á consecuencia del motín de La
Granja (1835), la hizo jurar en aquella ciudad culta
y liberal, sin previo consentimiento del General
Tacón. Este se aprestó para inundar en sangre el
país; pero el Gobernador Lorenzo, al saber que su
conducta había sido desaprobada, se embarcó para
Códiz, antes que llegara á Santiago de Cuba una ex—
pedición que Tacón había enviado contra él.
Aquel movimiento no era separatista; pero si de—
mostraba una seria oposición á la política despótica
y absolutista de Tacón, quien lo ahogó en su origen
por medio de la opresión y del terror, que no cesa
ron de reinar en Cuba desde esa época funesta.8
Expulsión de los Diputados Cubanos—Las Cortes
españolas de 1837, inspiradas por Argüelles y por
los informes de Tacón, se opusieron á que tomaran
posesión los Diputados Cubanos José Antonio Saco,
Nicolás Manuel de Acebedo, Juan Montalvo y Cas
tillo y Francisco de Armas y Carmona, bajo pretexto
de que las islas de Cuba y Puerto Rico debían go
bernarse por leyes especiales. Esta expulsión produ
jo muy graves consecuencias: desde entonces, hasta
1879, no volvió esta Isla á tener representantes en
el Congreso español.

8 Dirigieron aquel movimiento Porfirio Valiente y Francisco Mu


ñoz del Monte, no Siendo agenos á él Juan Bautista Segarra y los cu
banos más eminentes de la época.
SOCIEDADES SECRETAS 157

La Cadena Triangular y Soles de la Libertad.—


El incansable Saco, Muñoz del Monte y otros pa
triotas emigrados, empezaron desde entonces á re
clamar en España las prometidas leyes especiales;
no obstante, se les consideraba enemigos del Gobier
no, y aquel mismo año (1837) recibió Tacón una de
nuncia en la que se le decía que Saco y Narciso Ló
pez estaban al frente de una conspiración y que ha—
bían celebrado en Cádiz una reunión patriótica con
otros cubanos, para discutir los medios más eficaces
de alcanzar la independencia de Cuba. Tacón hizo
prender á varios cubanos procedentes de Cádzz y los
sometió á la Comisión Militar, iniciándose con este
motivo la causa que se llamó de la Cadena Trian
gular y Soles de la Libertad.9
Tacón como gobernante.— Si como político fue
Tacón un déspota, como hombre de orden fué un
buen gobernante; pues reprimió con mano firme las
inmoralidades y los abusos que sus antecesores ha
bían consentido, restableciendo la seguridad perso—
nal y el respeto á las autoridades: fué un persegui—
dor infatigable del juego, la vagancia, el robo y el
bandolerismo; cortó los desórdenes arraigados en el
foro, y dió prestigio á los tribunales; disciplinó el
ejército, reorganizó la policía, estableció los cuerpos
de serenos y bomberos, y realizó muchas obras de
utilidad pública y de ornato.
9 Los detenidos: el abogado Manuel Rojo, el Capitán Manuel
Molina, Rufino Izquierdo y Laureano Angulo, permanecieron en prisión
hasta el año siguiente en que, relevado Tacón, fueron puestos en liber
tad por su sucesor el General Ezpeleta.
158 HISTORIA DE CUBA

Obras públicas.— Durante el mando del General


Tacón, se empedraron muchas calles, se construye
ron cloacas, y para facilitar la comunicación del
recinto amurallado con los barrios exteriores de la
Habana, se abrieron dos puertas en la muralla, en
lugar de la antigua de Monserrate.

La Puerta de Monserrate.

Se ampliaron y adornaron el Muelle de Caballería,


la Alameda de Isabel II, el Campo de Marte y el
Paseo de Tacón; se construyeron el edificio de la
Cárcel y la Quinta de los Molinos, y se hicieron por
contratas y concesiones tres Mercados, la Pescadería
y el Gran Teatro que llevaba su nombre.
Para las obras que se realizaron por cuenta del
Gobierno, se formaron brigadas de obreros con los
confinados por causas políticas, soldados indisciplina
dos, negros emancipados y toda clase de presidiarios;
por lo que se ha dicho, con razón, que en esas obras
SOCIEDADES SECRETAS 159

“no hay una sola piedra que no haya sido regada


con las lágrimas de aquellos desgraciados.”
Termina el gobierno de Tacón.—A la poderosa
influencia del Conde de Villanueva, el mismo que
le había aconsejado el destierro de Saco, debió Don
Miguel Tacón su relevo del gobierno de esta tierra,
en abril de 1838, sucediéndole el Teniente General
Don Joaquín de Ezpeleta.10

CONSPIRACIONES DE LA RAZA DE COLOR.

Reclamaciones de Inglaterra.— Desde 1832 venía


quejándose el Gobierno inglés de la falta de cum—
plimiento del convenio celebrado con Esfaña para
impedir el tráfico de esclavos, y en 1835 se ajustó un
nuevo tratado, por el que se concedió á los cruceros
de ambas naciones el derecho de detener, visitar y
conducir los buques delincuentes á los Tribunales
mixtos que se establecieron en la Habana y Sierra
Leona. Con este motivo, se estacionó en el puerto
de la Habana, á pesar de las protestas de Tacón, el
pontón Rodney, destinado á servir de depósito de los
africanos’que declara'se libres la Comisión mixta.
La presencia del Pontón inglés y la propaganda se
creta de algunos antiesclavistas, eran un estímulo
constante á las sublevaciones de los esclavos.

10 Las rivalidades entre el General Tacón y el Conde de Villanue


va, se debieron á desacuerdos sobre la estación del ferrocarril de Güí
nes y la administración del hospital de San Ambrosio.
En tiempos de Ezpeleta se instaló la Peal Audiencia de la Habana
(el 8 de abril de 1839). Sucedió á Ezpeleta Don Félix Girón, Príncipe
de Anglona, persona inteligente é instruida.
160 HISTORIA DE CUBA

El Cónsul inglés Mr. David Turnbull.—Gobernan


do el General Don Jerónimo Valdés (intachable ca
ballero y fiel cumplidor del tratado de abolición del
comercio de africanos), era Cónsul inglés Mr. David
T urnbull, ardiente partidario de la emancipación
de los esclavos y de la independencia de Cuba. Con—
siguió Valdés que el Gobierno británico lo separase
del cargo, y habiendo logrado Turnbull introducirse
de nuevo en la Isla, amparado por un pasaporte de
un Cónsul español, fué preso y embarcado en un
buque de su nación (1842).
Digna actitud de Don José de la Luz y Caballero.—
La expulsión del Cónsul Turnbull de la Sociedad
Patriótica, originó un episodio memorable de nues
tra historia política. Era Director de la Sociedad el
más virtuoso de los cubanos, Don José de la Luz y
Caballero, sucesor de Varela y de Saco en la cátedra
de Filosofía del Seminario de San Carlos, y luego
fundador del Colegio de El Salvador.
Encontrábase enfermo este egregio patricio, y al
saber lo ocurrido, recobró alientos y escribió una
severa protesta, en la que palpita la rectitud y ente
reza de su espíritu. Con la cooperación del sabio
naturalista Don Felipe Poey, de Bachiller y Morales
y otros Amigos del País, se obtuvo la nulidad del
acuerdo, y Turnbull permaneció en la Lista de los
Socios, hasta que poco tiempo después fué separado
definitivamente de ella por orden terminante del Ge
neral O’Donnell, fundándose en que “era un enemi
go declarado del país.”
SOCIEDADES SECRETAS 161

Sediciones de la raza de color.— Bajo el mando


del General Leopoldo O’Donnell, que renovó la
tiranía de Tacón, se ahogaron en sangre algunos le—
vantamientos de las dotaciones de los ingenios Al—
cancía, Triunvzrato, Acana y otros, en 1843.
Conspiración de la escalera.—'Más importante fué
la célebre causa de la conspiración de la Jurisdic
ción de Matanzas, que llenó de pavor á sus habitan
tes, é hizo creer en la existencia de un plan general,
en el que se decía estaban complicados Don José de
la Luz y Caballero, Domingo del Monte, Martínez
Serrano, Benigno Gener, Pedro Guiteras, Félix Tan
co, y cuantos cubanos habían demostrado su aversión
á la esclavitud, en sus escritos ó en sus conversacio—
nes. En realidad, todo ello no fué más que un medio
de justificar los horrores que entonces se cometieron,
sin que hasta el presente pueda asegurarse si exis
tió ó no una verdadera conspiración.
El General O’Donnell, resucitando los odiosos
procedimientos penales de los tiempos bárbaros, em—
pleó el tormento para arrancar declaraciones, dicien
do que todos los medios de comprobación de un de—
lito eran legítimos si conducían al esclarecimiento
de la verdad. Esta conspiración se llamó de la esca
lera, porque á ella eran atados los infelices que tenían
que declarar á fuerza de látigo.11

11 En los diferentes procesos instruídos por la Comisión Militar,


fueron comprendidos más de 4.000 individuos blancos y de color, de los
cuales aparecen condenados á muerte 98, cerca de 600 á presidio, más
de 400 expulsados de la Isla, y como 300 muertos durante la sustancia
ción de las causas.
HISTORIA
162 HISTORIA DE CUBA

Fusilamiento de Plácido.— Una de las víctimas


de aquella conspiración, fué el famoso poeta Gabriel
de la Concepción Valdés, ó sea Plácza’o, que, en unión
de Santiago Pimienta, Andrés Dodge y otros, fué
fusilado en el paseo de Santa Cristina, frente al
hospital de Santa Isabel, en Matanzas, la mañana
del 28 de junio de 1844.
Cuéntase que, después de emplazar ante Dios al
que le había preso y al fiscal de su causa, empezó
Plácido á recitar, con voz firme, camino del cadalso,
la sentida Plegaria que compuso en la capilla:
“ Ser de inmensa bondad, Dios
poderoso,
A vos acudo en mi dolor vehemente;
Extended vuestro brazo omnipotente,
Rasgad de la calumnia el velo odioso,
Y arrancad este sello ignominioso
Con que el mundo manchar quiere mi frente.”

“Mas si cuadra á tu suma omnipotencia


Que yo perezca cual malvado impío,
Y que los hombres mi cadaver frío
Ultrajen con maligna complacencia,
Suene tu voz, acabe mi existencia...
Cúmplase en mí tu voluntad, Dios mío."
CAPITULO X

PRIMEROS MARTIRES DE LA INDEPENDENCIA.


EL GENERAL NARCISO LOPEZ.

Quién era Narciso López.— Nacido en Venezuela


(en 1798), siguió Narciso López la carrera de las
'
armas, en el ejército español y obtuvo
todos los grados, gracias á su valor,
demostrado primero en Sur Améri—
ca, y luego en la Península, donde
mereció el renombre de primera lan
za del ejército de María Cristina. En
1839 fué ascendido Mariscal de
á
Campo y nombrado Gobernador de
Valencia, y el año siguiente fué
uno de los campeones del par
,. tido progresista, siendo ascendí
'

'. do á General. Vino á Cuba á las



‘ _
órdenes del Capitán General Don ]e
Narciso Lóp«:z- rónimo Valdés,1 y desempeñó varios
cargos gubernativos, entre ellos el de Teniente Go—
bernador de Trz'nz'a’aa’; pero el General O’Donnell
le quitó este cargo (1843), y se dedicó entonces á
diferentes empresas industriales.
l Narciso López había estado antes en Cuba, con el grado de Co
ronel, á la terminación de la guerra de Sur Amérira (1826), y contrajo
matrimonio con una hermana del Conde de Pozos Dulces.
164 HISTORIA DE CUBA

Conspiración de la Mina de la Rosa Cubana.—


Después de O’Donnell vino Don Federico Roncali,
Conde de Alcoy, á gobernar la Isla (1848), y en su
tiempo se descubrió la conspiración iniciada por el
General Narciso López, en la sierra de Manz'cara
gua, con el nombre de la Mina a’e la R0sa Cubana.
'
¡ En esta conspiración estaban compro—

metidas algunas compañías del ejér
cito español que iban á secundar el
movimiento de los cubanos; pero
denunciada por un familiar de uno
de los más comprometidos en ella, el
Gobierno desbarató los planes,
reduciendo á prisión á José Sán
chez Iznaga, Francisco Díaz de
Villegas y más tarde al notable es
Cirilo Villaverde.
critor Cirilo Villaverde el que, sen
tenciado á muerte, pudo escapar de la cárcel y refu
giarse en los Estados Unz'a’os, en 1849.
En los Estados Unidos.—-Avisado á tiempo Narciso
López, logró evadir la persecución del Gobierno,
y asociado á Sánchez Iznaga, á Villaverde y á otros
emigrados, trabajó desde entonces en los Estados
Unidos por la emancipación de esta Isla. Tomó parte
en los preparativos de la expedición del General
Worth, que debía invadir á Cuba con 5.000 hombres;
pero fracasado, por su magnitud, aquel proyecto,
organizó López una expedición, que estando lista
para salir, fué apresada por orden del Gobierno del
Presidente Taylor.
PRIMEROS MÁRTIRES 165

Origen de la tendencia anexionista.—Cuba se iba


acercando al punto crítico en que la cultura de sus
moradores y la injusticia con que eran tratados
por las autoridades, hacían imperiosa la necesidad
de una reforma; y como nada hacía concebir la espe—
ranza de una próxima reparación, sino por el contra
rio, todo revelaba que, á pesar de los progresos de

la Isla, continuaría imperando el ré-
gimen tiránico y opresor, nació en
el ánimo de los cubanos un pro
fundo descontento, y atraídos por
el aspecto grandioso de losEs
tados Unídos, “empezaron á fijar
la vista en las refulgentes estre
llas de la gran constelación
Norte Americana.” En 1848 V
funcionaba un Consejo Cuba
no en New York, que era una
delegación de las sociedades
Gaspar Betancourt Cisneros.
organizadas en Cuba y espe
cialmente del Clab de la Habana, que se reunía en
el Palacio de Aldama.
El ilustre Reformador del Camagz'ley, Gaspar Be
tancourt Cisneros (El Lugareño), había escrito á
José Antonio Saco pidiéndole que fuera á New York
á ponerse al frente del periódico La Verdad, y éste
le contestó de París, combatiendo las ideas anexio
nistas, que entonces sígnificaban la revolución, el
medio de separarse á todo trance de la dura é inso—
portable dominación española.
166 HISTORIA DE CUBA

Había adquirido gran importancia aquella tenden


cia, dentro y fuera de la Isla, no como un sentimiento
nacional del pueblo cubano, sino como un cálculo,
para promover la insurrección del país.
Por aquella época, el Gobierno de los Estados
Unidos ofreció á España cien millones de pesos por
la Isla de Cuba.
Primera expedición de Narciso López.—El Gene
ral Narciso López, más afortunado esta vez que las
anteriores, pudo organizar en New Orleans, con los
auxilios de la junta Cnbana, del General Henderson
y de Mr. de Sigur, una expedición de más de seis
cientos hombres bien armados y equipados,2 contan
do para su traslación á Cuba con el vapor Creole y
dos barcos de vela, en los cuales se trasladaron los
expedicionarios á la isla Contoy, en la costa de Yu—
catán. Quedaron allí cincuenta y dos hombres con
ánimo de volver á los Estados Unidos; pero cayeron
en poder de los españoles, y juzgados como piratas,
debieron su salvación á las reclamaciones y protes
tas del Cónsul americano en la Habana.
La toma de Cárdenas.—Narcíso López se dirigió,
en el Creole, á las costas de Cuba, y al amanecer el
19 de mayo de 1850, desembarcó en Cárdenas con
sus seiscientos expedicionarios.
Aquel memorable día ondeó por primera vez en
Cuba la bandera de la estrella solitaria.

2 Entre los expedicionarios no venían mas que cinco cubanos: Jo


sé Sánchez Iznaga, Ambrosio José González, Juan Manuel Macias, Jo—
sé Manuel Hernández y Francisco Javier de la Cruz.
PRIMEROS MÁRTIRES 167

A las pocas horas del desembarque, ya los in


vasores habían tomado la población, rendido la guar—
nición de la cárcel, y tenían prisioneros al Goberna
dor Don Florencio Cerutti y á dos ó tres oficiales.

Combate en las calles de Cárdenas.

Pero aquel rápido triunfo, lejos de entusiasmar al


General López, lo entristeció profundamente, al ver
que no se les unía ningún cubano; por lo que se
3

reembarcó el mismo día, con rumbo á Key West,


después de haber derrotado en las calles de Cárde—
nas á los lanceros que acudieron de Lagunillas, á las
órdenes del Teniente Don José María Morales, y de
haber muerto al sargento Carrasco, á quien levan—
taron los españoles un monumento en La Cabaña.

3 El único que se unió á los expedicionarios en Cárdenas, fué el


puertorriqueño Felipe Gotay, que murió heroicamente en Las Pozas,
en la segunda invasión de Narciso López.
168 HISTORIA DE CUBA

MOVIMIENTOS REVOLUCIONARIOS DEL CAMAGÜEY Y TRINIDAD.

Política del General Concha.— En noviembre de


1850 vino de Capitán General Don José de la Con—
cha, déspota y cruel como Tacón y O’Donnell, dis
puesto á aplicar todo el rigor de las leyes militares
á los desafectos al Gobierno español.
La ciudad de Puerto Príncipe, cuna de nuestras
libertades, fué la primera que recibió los agravios
del feroz gobernante. Por haber solicitado que no se
suprimiera su Audiencia, destituyó el General Con
cha á todo el Ayuntamiento, prohibiendo que en lo
sucesivo hicieran uso estas corporaciones del dere—
e/20 de petz'cz'o’n, que existe en todos los pueblos civi

lizados. Relevó al Comandante General del Depar—


tamento Central y colocó en su lugar á Don José
Lemery, que contribuyó con sus actos á que los ca
magüeyanos tomaran las armas contra España, se
llando con su sangre su amor á la libertad.
La Sociedad Libertadora de Puerto Príncipe. —A
fines del año de 1849 se había constituído en el Ca
magüey la Sociedad Líbertadora, con objeto de se
cundar los planes de los patriotas emigrados en los
Estados Unidos y de organizar la revolución.4

4 El día 4 de mayo de 1851, el Gobernador Lemery envió presos á


la Habana á los hermanos Fernando y José Ramón Betancourt, Ma
nuel de J. Arango, Salvador Cisneros, Francisco de Quesada, Serapio
Recio y otros, los cuales fueron encerrados en el fllorro para ser de
rtados á España. La prisión de Recio. uno de los más activos miem—
Ei)os de la Soaedad Libertadora. desconcertó á los afiliados y no pu
dieron reunirse para acordar y dirigir el levantamiento.
PRIMEROS MÁRTIRES 169

Joaquín de Agüer0.——Fué designado para Jefe de


aquel movimiento, que había de secundar la próxi
ma expedición de Narciso López, el fervoroso patriota
Joaquín Agüero y Agüero, perteneciente á una
de
de las más antiguas y distinguidas familias de la
Cz'udad del Tínz'ma, fundador de una
escuela gratuita en Guáz'maro, y que
animado de los más nobles y filantró
picos sentimientos, en aquella época
en que el Gobierno español consi
deraba un crimen el ser abolicio
'
nísta, había dado la libertad á
'
los esclavos que heredó de sus
padres. Desde entonces Joa
Joaquín de Agüero.
quín de Agüero se hizo sospe
choso al Gobierno, que era el primer interesado en
sostener la esclavitud, y ya no pudo vivir tranquilo
en su tierra.5

Levantamiento de Agüero.—El 4 de julio de 1851,


en conmemoración de la fecha que celebra el pue
blo americano, proclamó la Independencia de Cuba ,

Joaquín de Agüero, en unión de unos cuantos pa


triotas, en la hacienda San Franczseo del juearal,
partido de Cascorro,- lanzando ese mismo día un ma
nifiesto al país, en el que expusieron los motivos y
objeto de la revolución.

5 Igual suerte que á Recio, Betancourt, Arango, Cisneros, etc.,


estaba reservada á Joaquín de Agüero, quien logró escapar á tiempo y
se ocultó en las lomas situadas entre Nuew'tas y Las Tunas, y unido á
otros patriotas, acampó en la Piedra de [uan Sánchez, donde perma
neció algunos días reclutando gente.
170 HISTORIA DE CUBA

Aquel noble y heroico grupo de patriotas no vió


realizados sus designios. Después de un fracaso en
Las Tunas, en donde, por un funesto error, comba
tieron entre sí los sublevados, como si fuesen ene—
migos, se dirigió el caudillo camagüeyano á la ha
cienda de San Carlos, y asaltado por las tropas
españolas, se defendió con sublime valor. Allí, en
aquel combate, dice el mismo Joaquín de Agüero,
cayeron á su lado, luchando como unos héroes, el
Licenciado Francisco Torres, Mariano Benavides,
Francisco Perdomo, y fueron heridos el bravo Au
gusto Arango y otros valientes.
Prisión y muerte de Agüero.— A los pocos días
(el 22 de julio), fueron sorprendidos enPunta de
Ganado y cayeron en poder de las tropas, Joaquín
_ de Agüero y cinco de sus compañeros, que no quisie
ron acogerse al indulto que se les ofreció.
El día 12 de agosto de aquel malhadado año de
1851, en que tanta sangre cubana derramó el funesto
General Concha, fueron fusilados en la Sabana de
Arroyo Méndez, Joaquín de Agüero y Agüero, José
Tomás Betancourt, Fernando de Zayas y Miguel
Benavides.6 La triste y pavorosa noticia circuló
por todo el Camagüey, llenándole de luto y conster—
nación. La ciudad quedó desierta: casi todas las
familias se ausentaron al campo, para no presenciar
tamaña catástrofe.

6 Miguel Castellanos y Adolfo Pierra, secretario de Agüero, fue


ron condenados á diez años de presidio en Ceuta.
PRIMEROS MÁR'I‘IRES 171

Isidoro Armenteros en Trinidad.—El 24 de julio


del mismo año de 1851, estalló en Trinidad un mo
vimiento revolucionario que fué ahogado al nacer.
El Teniente Coronel graduado de Milicias de Ca
ballería, Isidoro Armenteros, amigo y protector de
Narciso López, unido á Rafael Arcís, mayoral del
ingenio Palmarito, y á Fernando Hernández y Eche
rri, profesor de instrucción pública, se ,

levantó en armas al frente de un gru- ,


po de sesenta y nueve hombres, en ‘
las márgenes del río Ay, para coad
yuvar á la revolución iniciada por
Narciso López y secundada por Joa
quín de Agüero. El 18 de agosto,
pocos días después del fusila
"
miento de Agüero y sus com—
pañeros, sufrieron la misma
pena en Trinia’ad, en el cam
po nombrado Mano del Ne- Isidoro Armenteros.

gro, fuera de la población, los citados jefes del mo—


vimiento: Isidoro Armenteros, Rafael Arcís y Fer
nando Hernández y Echerri, gallardo mancebo, tipo
de varonil belleza, que había redactado las procla
mas dirigidas al pueblo y al ejército.
Con motivo de la causa que en averiguación de
estos sucesos formó el Brigadier Vargas, Gobernador
de Trinidad, fueron condenados á presidio ultrama
rino Ignacio Belén Pérez, Néstor Cadalso, Juan
O’Bourke, Alejo Iznaga Miranda, José María Ro
dríguez y seis patriotas más.
172 HISTORIA DE CUBA

SEGUNDA EXPEDICION DE NARCISO LOPEZ.

Desembarco de Narciso López en las Playitas.—


El mismo día del martirio de Joaquín de Agüero (12
de agosto de 1851), desembarcó en Playitas, cerca
de Bahía Honda, el valiente General Narciso López
que, á bordo del Pampero, venía de New Orleans con
unos 500 hombres de diversas nacionalidades.7

¡
i
4
1

Desembarco de Narciso López (F. Henares).

Creía el General Narciso López que en Trinidad,


en Puerto Princifle y en casi toda la Isla había es—
tallado un poderoso movimiento revolucionario, que

le permitiría operar libremente en la Vuelta Abajo;

7 Venían con Narciso López Ramón Arnao, José Elías Hernández,


Ildefonso Oberto, Antonio de Zayas; á los que se unieron después Julio
Chassagne, Francisco Lainé, Juan Arnao y otros cubanos. Venían
también el General húngaro Pragay, los jefes Kely, y William Crít
tenden, hijo de un senador americano, y otros.
PRIMEROS MÁRTIRES 173

pero al ver que el país no le secundaba, comprendió


que había sido engañado y que no le quedaba otro
remedio que vender cara su vida.
Breve campaña en Vuelta Abajo.—El General
Narciso López cometió el error de dividir sus fuer
zas: dejando una parte de ellas en El Morrillo, á las
órdenes de Críttenden, se encaminó él á Las Pozos,
donde tuvo un encuentro con la columna española
del General Enna que le costó la pérdida de Oberto,
Capitán de la compañía cubana, y del húngaro Pra
gay. Después de un glorioso combate en los palma
res del Cafetal de Frías, donde fué mortalmente
herido el General Enna, se vió obligado Narciso Ló
pez á dispersar sus fuerzas, siendo acosados los expe—
dicionarios por los campesinos de la Vuelta Abajo.
Captura de Críttenden y sus compañeros. -—El
Coronel Críttenden y los cincuenta expedicionarios
que habían quedado en El Morrillo, no habiendo
podido reunirse con el General López, se embarca
ron en cuatro lanchas; para volver á los Estados
Unidos; pero sorprendidos en Cayo Leoz'sa por el
vapor Habanero, y trasladados á la capital, fueron
fusilados é infamemente mutilados, el 164 de agosto,
en las faldas del Castillo de Atarés.

Prisión y muerte de Narciso López.—El 29 de


agosto fué capturado el heróico General Narciso
López, en los Pinos del Rangel, y conducido á la
Habana, sufrió la pena de muerte, en garrote, el l
de septiembre de 1851, en el campo de La Punta.
174 HISTORIA DE CUBA

CONSPIRACIONES DE LA VUELTA ABAJO Y DE PINTO.

Conspiración de la Vuelta Abajo.— El desastroso


desenlace de la última expedición de Narciso López,
no hizo desmayar á los patriotas cubanos. En la mis
ma Jurisdicción de Pinar del Río, teatro de sus proe
zas y desventuras, debía estallar la llamada Consfira
ción de la Vuelta Abajo, dirigida por Anacleto Ber
múdez, Porfirio Valiente, el Conde de Pozos Dulces
y otros distinguidos revolucionarios.
La causa de Facciolo.—El General Don Valentín
Cañedo, sucesor de Concha, había decretado algunas
prisiones con motivo de la publicación clandestina
del periódico La
Voz del Pueblo Cubano, redactado
por Juan Bellido de Luna é impreso por el joven
reglano Eduardo Facciolo. El descubrimiento de una
caja de armas destinadas á la Vuelta Abajo, contri
buyó á la averiguación de toda la trama: Bellido de
Luna huyó á los Estados Unidos y el infeliz Facciolo,
fué condenado á muerte y ejecutado en La Punta,
el 28 de septiembre de 1852.
Fin de esta conspiración.— Reducidos á prisión
los principales conspiradores, fueron condenados á
muerte el hacendado de San Cristóbal Juan Gonzá
lez Alvarez y el conocido revolucionario Luis Eduar
do del Cristo, quienes después de haber escalado las
gradas del patíbulo, fueron indultados por el Gene
ral Cañedo, conmutándoseles la pena por la de presi- -

dio ultramarino (abril de 1853).


PRIMEROS MÁRTIRES 175

Conspiración de Pintó.— Apenas volvió á hacerse


cargo del mando de Cuba el General Concha,8 recibió
la denuncia de una conspiración, de las más graves,
extensas y de mayores recursos que ,
,
h
hasta entónces se habían tramado.
Era el jefe de la conspiración, en
la Isla, un catalán de gran presti
gio, Don Ramón Pintó, Presidente
del Liceo de la Habana, hombre
de mucho talento y de grandes
relaciones en la sociedad haba
nera, que había sucedido al
eminente abogado Anacleto
Bermúdez en la Presidencia
de la junta Revolucionaria, en °°“ R‘"“°“ '"““"

la que figuraban el Doctor Nicolás Pinelo, Juan Ca


dalso, José Antonio Echeverría, Benigno Gener etc.
Denuncia de la conspiración—La imprudencia de
confiar secretos importantísimos á un presidiario es
pañol, fué la causa de que se descubriera la conspira
ción. El malvado denunció á los que constituían la
junta, y los preparativos que se hacían en los Esta
dos Unidos; indicando que la sublevación se efectua—
ría tan pronto como llegara la gran expedición del
General Quitman, designado por Narciso López para
que fuera el continuador de su obra.
8 Sucedió á Cañedo el ilustrado y caballeroso General Don Juan
de la Pezuela (en diciembre de 1853). En su tiempo se persiguió el trá
fico de esclavos y se concedió un indulto á los que directa ó indirecta—
mente habían tomado parte en conspiraciones y levantamientos sepa
ratistas. El 21 de septiembre de 1854 le sustituyó el General Concha,
por influencia de los negreros.
176 HISTORIA DE CUBA

Prisión y muerte de Pintó.—Una vez en posesión


de todo el plan, dispuso el General Concha la pri
sión de los principales conspiradores, que estaban
esparcidos por casi toda la Isla.
El consejo de guerra condenó á muerte á Pintó,
al Doctor Pinelo y á Cadalso; pero el Auditor de
guerra, encontrando injusta la sentencia, pidió un
consejo de revisión. Pasó la causa á la Audiencia,
y el tribunal pidió la pena de muerte para Pintó y
la inmediata para Cadalso y Pinelo; insistió el Au
ditor; pero el General Concha aprobó la sentencia,
después de haber conseguido apoderarse de ciertas
cartas que le comprometían.
El 21 de marzo de 1855 entró en capilla el des
graciado Pintó, y á las siete de la mañana del día
siguiente, fué ejecutado en el campo de La Punta.
Ejecución de Estrampes.——El 31 del propio mes y
año, corrió la misma suerte que Pintó el gallardo
joven Francisco Estrampes, apresado en Baracoa á
bordo de una goleta americana, en la que conducía
armas y pertrechos para promover un levantamiento
en aquella parte de la Isla. Los nombres de Pintó y
Estrampes figuran entre los mártires ilustres de
nuestra Independencia.
CAPITULO XI

PERIODO REFORMISTA.

Política del General Serrano. — Sucedió en el


mando al General Concha, el afable y caballeroso
Don Francisco Serrano, Duque de la Torre, que su
po atraerse á los hijos del país, halagándolos con
la promesa de que se concederían las leyes especiales
prometidas desde el año de 1837 y nunca otorgadas.
Homenaje á Don José de la Luz.—
En tiempos de Serrano (el 22 de
junio de 1862), murió rodeado de
sus discípulos y admiradores, en
su famoso Colegio de El Salva—
dor, situado en el barrio del Ce
rro, el santo y sabio Maestro
Don José de la Luz y Caba
llero. El General Serrano,
con el objeto de dar un
solemne testimonio de las
consideraciones que le
merecían las virtudes pú
blicas y privadas del egre
Don José de la Luz y Caballero.
gio habanero, organizó los
funerales, y su entierro fué la más solemne mani
festación de duelo que se había visto en la Habana.
HXSTORIA — 12
178 HISTORIA DE CUBA

Fundación de “ El Siglo.”—Después de una larga


serie de esfuerzos y desengaños, cerró temporalmente
el período de las conspiraciones la fundación del
diario cubano El Siglo. Fué su primer Director José
Quintín Suzarte, quien empezó á tratar en él las
cuestiones más importantes para el país.
ElConde de Pozos Dulces.—Adquirido El
Siglo
por Morales Lemus, Miguel Aldama y otros cuba
nos notables, se puso al frente de su
redacción el gran escritor Francis—
co de Frías, Conde de Pozos Dul
ces, antiguo revolucionario que
había sido perseguido y desterra—
do en 1852 y que al lado de El
Lugarer’zo y de Porfirio Valiente,
formó parte de la junta Cubana
de Nueva York. Hostigado por
los órganos de la prensa espa
ñola para que declarase sus
El Conde de Pozos Dulces.
intenciones, publicó el Conde
de Pozos Dulces (el 24 de marzo de 1865) un notable
artículo en el que, sin humillarse, se declaró parti
dario de obtener para Cuba todos los atributos de
una Provincia española.
El Partido Reformista.— El
Siglo, que no había
tenido una política bien definida, adoptó la que ha
bía expuesto su Director, y así nació el Partido Re—
formista, cuya propaganda fué apoyada en España
por el General Serrano, por el periódico La América
y otros representantes del elemento liberal.
PERIODO REFORMISTA 179

La Junta de información—ElReal Decreto (de


noviembre de 1865) convocando la junta de infor—
mación sobre reformas en Cuba y Puerto Rico, fué
el triunfo del programa de El Siglo; triunfo ratifi
cado al hacerse las elecciones, en las que el Partido
Reformista obtuvo doce de los dieciseis Comisiona
dos electos en esta Isla.1
Conferencias de la Junta.—El 30 de octubre de
1866 se inauguraron las conferencias en Madrid,
bajo la presidencia de Don Alejandro Oliván, y ter
minaron el 27 de abril de 1867. En aquellas reunio—
nes se discutieron con libertad los interrogatorios,
redactados por el Gobierno, acerca de los problemas
social, económico y político, así como el de la aboli—
ción de la esclavitud. Era la primera vez, después
de haber sido privadas de representación en las Cor
tes las islas de Cuba y Puerto Rico, que volvían sus
hijos á dejar oír su voz, si no en el Parlamento, al
menos competentemente elegidos por el pueblo, para
pedir justicia ante los Poderes de la Nación.
Los informes presentados por las diversas comi
siones, constituyen documentos muy notables, y de
haber sido atendidos por la Metrópoli, no hubiera
estallado, quizás, la guerra separatista de 1868.
1 Entre los Comisionados por Cuba figuraron Saco, Echeverría,
el Conde de Pozos Dulces, Morales Lemus, Nicolás Azcárate, etc; pero
el Gobierno nombró igual número de representantes, de ideas recono
cidamente opuestas, para contrarrestar sus opiniones.
Gobernaba esta Isla el General Don Domingo Dulce, que siguió la
misma política conciliadora del General Serrano. En menos de dos
años se sucedieron en el mando, los Generales Lersundi, Manzano (que
murió en la Habana en septiembre de 1867), interinamente el Conde de
Valmaseda y, por Segunda vez, Lersundi, en diciembre de 1867.
180 HISTORIA DE CUBA

RESEÑA DEL MOVIMIENTO INTELECTUAL HASTA 1868.

La Educación.— La historia de la civilización cu


bana empieza, realmente, en la época de Don Luis
de las Casas. Hemos visto como este modelo de go—
bernantes fundó el Papel Periódico, la Sociedad Pa

triótzca ó de A migas del País, el
Consulado de Agricultura, Indus
tria y Comercio, y dió gran im—

pulso á la enseñanza, á cuya obra


cooperó el Presbítero José Agus
tín Caballero, Catedrático de Fi
losofía y Director del Seminario
de San Carlos. Allí, en aquel
foco, era donde se hallaban
los mejores maestros de la
juventud cubana, de don
de salieron los González
del Valle, Saco, Poey, Es
EI Padre Varela- Del’Mon
cobedo, Govantes,
te y otros discípulos del Padre Varela, del que dijo
Don José de la Luz Caballero: “Mientras se piense
en Cuba, se pensará con respeto y veneración en el
primero que nos enseñó á pensar.”
En nuestra Universidad, fué preciso que avanza
se mucho el siglo XIX para que, en 1842, se realizaran
las reformas que demandaban los estudios superio—
res. Los Colegios de Carraguao y Salvador, en El
la Habana, y La Empresa, en Matanzas, contribu
yeron al desenvolvimiento intelectual de este país.
PERIODO REFORMISTA 181

La Poesía.— Los primeros cubanos que mere


cen el nombre de poetas son Manuel de Zequeira y
Arango y Manuel Justo Rubalcava; pero ninguno

puede compararse al inmortal Cantor del \

Niógara, José María Heredia, el más
famoso entre los poetas líricos cuba
nos. En
segundo término, le siguie
ron Domingo del Monte y Ramón
Vélez Herrera, celebrados autores
de romances cubanos; el infortuna
do Plácido, Gabriel de la Concep—
ción Valdés, inspirado poeta y de
gran entonación, aunque adolece
de incorrecciones y faltas debidas "°“ M""' "°"°‘“‘"

á su imperfecta educación y al medio social en que


vivió, y José Jacinto Milanés, el dulce cantor de
La madrugada, y De codos en el puente.
V
'—
Después de Heredia, Gertrudis Gómez
de Avellaneda, “se levanta á la altura
de los más gloriosos bardos que han
cantado en nuestro idioma. Cultívó
todos los géneros con éxito completo.
Su canto A la Cruz, su tragedia
Alfonso Munio, su soberbio drama
Baltasar y otras producciones
igualmente inspiradas, han hecho
. . de la gran camagüeyana la primera
'-" AV°"*‘"°4'-
poetisa de estos tiempos.” El 27 de
enero de 1860 fué coronada La Avellaneda en el
Gran Teatro de Tacón, en la Habana.
182 HISTORIA DE CUBA

Adquirieron también renombre como poetas: Ra


, fael María de Mendive, culto y armonioso, rico de
ternura y sentimiento; Juan Clemente Zenea, el pri
mero de nuestros poetas elegíacos; Joaquín Lorenzo
Luaces, José Agustín Quintero, Miguel T eurbe To—
lón y Pedro Santacilia, espíritus agitados por vigo—
rosa pasión de libertad é independencia; Nápoles
Fajardo, Fornaris, Luisa Pérez y otros.
Crítica literaria y de costumbres.— Domingo del
Monte fué el iniciador entre nosotros de la critica
literaria, y le siguieron Enrique Piñeyro y Rafael
M. Merchán. En la de costumbres, se distinguieron
El Lugareíz'o, José María de Cárdenas, José y Luís
'
Victoriano Betancourt.
La Novela.—El más constante cultivador de la
novela cubana fué Cirilo Villaverde, autor de Cecilia
Valdés, precioso documento de la vida social de la
colonia. También escribieron novelas: La Avellane
da, José Antonio Echeverría, Teurbe Tolón, Ansel
mo Suárez y Romero, etc.
La Historia.—Arrate, Urrutia y Valdés, nuestros
más antiguos cronistas, aunque difusos y monóto—
nos, han hecho bastante por la conservación de las
tradiciones del país; como eruditos citaremos á Ba
chiller y Morales y Francisco Jimeno, y como ver
daderos historiadores á Pedro Guiteras y al ilustre
José Antonio Saco, autor de la monumental Historia
de la Esclavitud, que ha adquirido legítimamente
universal renombre.
PERIODO REFORMISTA 183

La Oratoria.—Antes de la revolución de 1868, el


régimen colonial vedaba á los cubanos el ejercicio
de la oratoria política. En la sagrada, brillaron los
Presbíteros José Agustín Caballero, Félix Varela y
Tristán de Jesús Medina. En la forense, Nicolás M.
Escobedo, Cintra, Govantes, Anacleto Bermúdez,
Azcárate, etc., y en la académica, Luz Caballero, An
tonio Angulo, José Silverio Jorrín y otros.
Filosofía y Ciencias.—En filosofía figuran en pri
mer lugar, el Padre Varela y Don José de la Luz y
Caballero, habiéndose dedicado también á estos es
tudios, Francisco Ruiz. los'González del Valle, Ba—
chiller y Morales y José Manuel Mestre.
De otras materias escribieron — además del pri
mero de nuestros publicistas, José Antonio Saco—el
Conde de Pozos Dulces, el insigne naturalista Felipe
Poey, el geógrafo Esteban Pichardo y el químico
Alvaro Reinoso.
184 HISTORIA DE CUBA

Carlos Manuel de Céspedes.


CAPITULO XII

LA GUERRA DE LOS DIEZ AÑOS.


PRIMEROS ACONTECIMIENTOS

Origen de la Guerra—El pueblo cubano, oprimi


do por España, protestó inútilmente del régimen de
gobierno establecido en la colonia. Envió á la Corte
lo más florido de su representación: hombres emi
nentes como el Conde de Pozos Dulces, José Anto
nio Saco, Morales Lemus, José Antonio Echevarría
y otros, expusieron las quejas y las aspiraciones de
esta Isla; pero la Metrópoli no oyó los consejos de
la junta de Información, sino aumentó las contribu
ciones, haciendo entender que aquella medida se de
bía á los informes de los Comisionados Cubanos, los
cuales regresaron al país abrumados de pesar por este
desengaño, y convencidos de que España no haría
nada por mejorar la condición política de la colonia.
Cuando un pueblo digno y viril se encuentra en
semejante situación, es cuando
adopta, impulsado
por la desesperación, las grandes y trascendentales
resoluciones que adoptó el pueblo de Cuba en 1868.
Conocido el fracaso del Partido Reformista, com—
prendieron los separatistas que había llegado la hora
de romper todo lazo de unión con la Metrópoli y
empezaron á prepararse para la lucha.
186 HISTORIA DE CUBA

Carlos Manuel de Céspedes.— El patriota ilustre


que se hizo intérprete de la aspiración del pueblo
cubano, fué el inmortal Carlos Manuel de Céspedes.
Nacido en Bayamo, el 18 de abril de 1819, se
recibió de abogado en Madrid (en 1842), y cons
piró con-el General Prim.1 A su vuelta á Cuba, fué
perseguido por sus ideas revolucionarias, con motivo
de las conspiraciones de Narciso López y de Pintó.

Preparativos para la insurrección—Las


Logias masónicas y las juntas revolu
cionarias venían haciendo preparativos
para la sublevación. Carlos Manuel
de Céspedes asistió á la junta de dele
gados de Camagüey y Oriente, cele
'
brada en Rompe, cerca de Las Tu
nas, bajo la presidencia del venera
, L ble Francisco Vicente Aguilera (el 2
Franciscó Aguilera. de agosto de 1868); querían los orien
tales señalar el 3 de septiembre para el levantamien
to, pero los camagüeyanos se opusieron, alegando la
falta de armas y preparativos suficientes.2
-El octubre.—En la madrugada del memora
10 de
ble 10 de octubre de 1868, Carlos Manuel de Cés
pedes, al frente de un puñado de valientes, se levantó
en armas contra España, en el ingenio La Demaja
gua, proclamando la [ndefendencia de Cuba.
1 Céspedes empezó sus estudios en el Convento de Santo Domín
go, en Bayamo, y se recibió de Bachiller en la Habana, en 1838.
Luego convinieron en que fuera á principios de 1869; reunidos en
El Rosario, en 7 de octubre de 1868, se fijó el 14, fecha que tuvo que
adelantarse por haberse dado orden de prisión contra Céspedes y otros.
LAGUERRA DE Los DIEZ AÑOS 187

A las doce del día llegaron los sublevados á la ha


cienda Palmas Altas, donde dió Céspedes la libertad
á sus esclavos, y á las ocho de la noche entraron en el
pueblo de Yara, al grito de ¡ Viva Cuba Libre! Pron
to tuvieron los patriotas que abandonar aquel pobla
do, por haber acudido, al mismo tiempo, una columna
española que rechazó el ataque de los cubanos.

Levantamiento de Carlos Manuel de Céspedes.

La toma de Bayamo.—Reorganizadas las fuerzas


de Carlos Manuel, por el Comandante de las reser—
vas dominicanas Luis Marcano, que se le unió con
300 hombres, volvieron á Yara y continuaron des
pués sobre Bayamo, intimando la rendición al Coro
nel Udaeta, Gobernador de la plaza, que capituló el
21, después de tres días de sitio. La toma de Baya
m0 llenó de entusiasmo á los patriotas y dió gran
prestigio á la revolución.
188 HISTORIA DE CUBA

Actitud del General Lersundi—Gobernaba la Isla


el General Lersundi, representante del despotismo
colonial más duro y atrasado, y aunque había esta
llado en la Península la que los españoles llamaron
Gloriosa Revolución de Seftie7nbre, que arrojó del
trono á la Reina Doña Isabel II, el Capitán General
de Cuba en nada varió los hábitos y ceremonias
oficiales (el retrato de la destronada Reina continua
ba en los edificios del gobierno), y en todos sus actos
daba á entender que el cambio radical ocurrido en
España, no alcanzaba á esta Isla.
Habiendo celebrado algunos vecinos respetables
de la Habana, cubanos y españoles, una reunión en
Palacio, bajo la presidencia del General, fué dura
mente censurada y disuelta la junta, por haberse
hablado en ella de la conveniencia de liberalizar el
gobierno, y de la asimilación de Cuba y Puerto Rico
á la Península (24 de octubre de 1868).3
El General Lersundi armó á 35.000 voluntarios
y anunció que sometería á las Comisiones Militares
los delitos de levantamiento, y los de imprenta, por
publicar noticias favorables á los rebeldes.
Alzamiento del Camagüey.— Sorprendido El Ca
magüey por el prematuro acto de Céspedes, aunque
desprovisto de recursos de toda especie, respondió no
obstante al grito de rebelión, y el 4 de noviembre se
lanzó al campo la juventud en masa. Había pre

3 Llevó la palabra el correcto caballero José Manuel Mestre. Ha


biendo tratado de esclarecer algunos puntos el Sr. Morales Lemus,
después de terminada la reunión, fué amenazado de fusilamiento.
LA GUERRA DE Los DIEZ AÑOS 189

parado aquel movimiento, de acuerdo con Carlos


Manuel, el popular Marqués de Santa Lucía, Salva
dor Cisneros Betancourt, otro de los Próceres ilus
tres de nuestra Independencia“
La Junta de Las Minas.—El Conde de Valmaseda,
que era el Segundo Cabo del General Lersundi,
acudió al Camagüey con una fuerte columna, é in
tentó disuadir á los rebeldes con promesas de refor
mas políticas y económicas. Ya en una junta cele
brada en Clavellinas, había logrado dividir la opi
nión Napoleón Arango, hermano de Augusto, jefe
militar de aquel movimiento; pero en la Asamblea
reunida en la estación de Las Minas, la palabra elo—
cuente de Ignacio Agramonte y la actitud resuelta
del Marqués de Santa Lucía, de Eduardo y Enrique
Agramonte, de Ignacio Mora y de otros decididos
revolucionarios, arrastraron á la inmensa mayoría y
se acordó continuar la lucha contra España, recha
zando en absoluto toda proposición de arreglo.
El Comité de Gobiem0.—Para organizar la suble
vación, constituyeron un Comite’ de Gobierno, for—
mado por el Marqués de Santa Lucía conjuntamen—
te con Ignacio y Eduardo Agramonte, y enviaron
un emisario á Nassau, donde preparaba una expe
dición el General Manuel de Quesada.

4 Le secundaron brillantemente los hermanos Juan Nepomuceno,


Manuel, Gregorio y Jerónimo Boza, de espartana estirpe, que perecie
ron gloriosamente en el campo insurrecto; Augusto Arango, Ignacio,
Enrique y Eduardo Agramonte, Ignacio Mora, Angel del Castillo,
Francisco Sánchez Betancourt; surgiendo después los Mola, Argilagos,
Varona, Silva, Zayas y tantos otros.
190 HISTORIA DE CUBA

Fracaso de Valmaseda en el Camagiiey.—— Desba


ratados los planes de Napoleón Arango, marchó éste
á Puerto Príncipe con unos cuantos sublevados; en
tanto que los otros se dirigieron al monte de Bonilla,
donde rechazaron á Valmaseda, que tuvo que reti
rarse con su maltrecha columna al pueblo de San
Miguel, cerca de Nuevitas, y desde este puerto pasó
á la Habana á conferenciar con el Capitán General.
Progresos de la insurrección en Oriente.— Des
pués de la toma de Bayamo, obtuvieron los patriotas
señalados triunfos en la región oriental: las fuerzas
de Francisco Aguilera y de Modesto Díaz derrota
ron, á orillas del Babatuaba, al Coronel Campillo,
que se dirigía á Bayamo y lo obligaron á refugiarse
en Manzanillo; Félix Figueredo tomó El Cobre, en
unión de Donato Mármol y Máximo Gómez, los
cuales destrozaron, en Baire y la Venta de Casanova,
la columna del Coronel Quirós, obligándola á reple
garse sobre Santiago de Cuba, de donde había salido
en auxilio de Bayamo.5
El sitio de Holguin.—El 30 de octubre entraron
los insurrectos en Holguín, á las órdenes del vene
zolano Amadeo Manuit y de Julio Grave de Peralta.
El Coronel Don Francisco Camps y F eliú, Gober
nador de la plaza, sitiado en el edificio llamado La
Periguera, se defendió heróicamente hasta el 6 de
diciembre, que le auxilió una columna española.
5 En la gloriosa acción de Baire, atacaron los cubanos, por prime
ra vez, al mac/tele, dirigidos por el insigne caudillo Máximo Gómez,
que desde los días se había inco orado á las fuerzas que or—
l Dátil, el poeta José Joaqu1n Palma.
ganizaba, en ¡primeros
LA GUERRA DE LOS DIEZ AÑOS 191

Incendio y abandono de Bayamo.—A fines de


diciembre de 1868 volvió el Conde de Valmaseda á
Nuevitas, y con una columna de 3.000 hombres em
prendió la marcha al Cauto, recibiendo continuos
fuegos de las partidas camagüeyanas hasta Rompe,
donde le combatió Modesto Díaz. El 1‘-J de enero de
1869 entró en Las Tunas; derrotó en la margen del
Salado á Donato Mármol, y logró pasar el Cauto.

y », Au

Incendio y salida de Bayamo.

Convencido Carlos Manuel de Céspedes de que


no tenía recursos bastantes para oponerle resistencia
en Bayamo, ordenó, el 11 de enero, el incendio de la
ciudad, y así lo hicieron sus propios hijos, dando
pruebas de su abnegación y patriotismo. Cuando, el
día 15 de enero, entró en Bayamo Valmaseda, sólo
encontró ruinas y escombros, testigos elocuentes de
la firme resolución de los cubanos.
192 HISTORIA DE CUBA

GOBIERNO DEL GENERAL DULCE.

Política del General Dulce.—A principios de ene


ro de 1869 vino por segunda vez á la Isla el Gene
ral Don Domingo Dulce, animado, según se decía, de
amplio espíritu de reparación y de concordia; pero los
voluntarios de la Habana no ocultaron su intención
de desobedecerle si implantaba medidas liberales.
Publicó Dulce una proclama excitando á la con
cordia, y ofreciendo el nombramiento de Diputados,
y la asimilación de Cuba á la Península; suprimió
las Comiszones Militares y la censura, y concedió la
libertad de imprenta; pero esto no hizo más que
aumentar el odio y la intransigencia entre españoles
y cubanos, dando origen á frecuentes conflictos, en
las mismas poblaciones.
Proposiciones de paz.—Creyendo el General Dul
ce que la insurrección sólo obedecía al deseo de ob
tener reformas políticas, y ansioso de poner término
á la guerra, envió comisiones á Céspedes y, al Ca
magüey, con proposiciones de paz, las cuales fraca—
saron, porque los cubanos no estaban dispuestos á
pactar, sino sobre la base de la independencia.
Contribuyó también á que se interrumpieran las
negociaciones iniciadas, el haber sido asesinado, por
agentes españoles, á la entrada de Puerto Príncipe,
el popular y valeroso jefe Augusto Arango, pro—
visto de un salvoconducto de los delegados del Ca
'
pitán General.
LA GUERRA DE LOS DIEZ AÑOS 193

Atropellos y venganzas en la Habana.—En aque


llos mismos días realizaron los voluntarios atrope
llos y venganzas en la Habana. El 22 de enero, con
el pretexto de que una compañía de bufos cubanos
celebraba una función á beneficio de los insurrectos,
asaltaron el Teatro de Villanueva, é hicieron fuego
sobre la indefensa muchedumbre, causando algunos

El Teatro de Villanueva (F. Henares).

muertos y heridos. Repitiéronse los desórdenes el


23, sembrando el terror en el vecindario de la Capital,
y en la noche del 24, al disolverse una gran parada
de voluntarios, atacaron en la misma forma el Café
El Louvre y saquearon la Casa de Aldama. Llamó
el General Dulce á los jefes de voluntarios para ma
nifestarles su disgusto por los desmanes cometidos,
y, á falta de tropas, dispuso que desembarcaran los
soldados de marina y recorrieran las calles en ,ba
HISTORIA 13
194 HISTORIA DE CUBA

trullas; pero cediendo al fin á las exigencias de los


mismos voluntarios, cambió de política é inició las
persecuciones.6
Destitución del General Dulce,—A pesar del rigor
desplegado por el General Dulce, los españoles lo
tachaban de traidor; le exigieron, por medio de una
Comisión de Autoridades, que pidie’se su relevo á
Es;fiaña, y así lo hizo (el día 25 de mayo de 1869);
pero impacientes los voluntarzos, promovieron, en la
noche del 2 de junio, un motín en la Plaza de Ar
mas, y desobedecido Dulce por los jefes del ejército,
se vió obligado al día siguiente á entregar el mando
al Segundo Cabo Don Felipe Ginovés Espinar, y
el 5 se embarcó para España.
: El Bando de Valmaseda.— Luego que el General
Valmaseda tomó posesión de las ruinas de Bayamo,
procedió á su reconstrucción y procuró atraer á sus
dispersos habitantes para debilitar la insurrección;
pero exasperado _al.ver que la mayor parte de las
familias preferían las privaciones y peligros de la
Vida nómada á una presentación deshonrosa, expidió
(el 4 de abril de 1869) el primer Bando de Reconcen
tración de los campesinos, bajo pena de muerte, y
la destrucción de los pequeños poblados.

6 Suprimió la libertad de imprenta, creó los Consejos de guerra


para delitos de infidencia y rebelión armada, desterró á 250 cubanos á
la islita de Fernando Poo, autorizó el fusilamiento injusto del joven
José Cándido Romero, acusado de haber gritado ¡Viva Cuba Libre! á
la salida de los deportados; condenó á muerte en garrote (el 9 de abril),
á los patriotas Francisco León y Agustín Medina, y decretó el embargo
de los bienes de los separatistas (el 16 de abril), medida que dió lugar
á escandalosos fraudes y venganzas.
LA GUERRA DE LOS DIEZ AÑOS 195

CONSTITUCION DEL GOBIERNO CUBANO.

Necesidad de unificar el Gobierno.—Diversas eran


las tendencias de los levantados en armas en los De
partamentos Oriental y Central, sin que hubieran
logrado ponerse de acuerdo para dar unidad al Go
bierno de la Revolución.
El Gobierno en Oriente.— En Oriente, asumió la
Jefatura del Gobzerno Provisional
Carlos Manuel de Céspedes, con
el título de Cafitón General; sus
tituyó las Autoridades españolas
de los pueblos por otras revolu
cionarias; concedió grados y expi
dió Decretos tan importantes
como el de A boliczón de la es
clavitud, dado en Bayamo el
27 de diciembre de 1868.
Disgustados algunos Jefes
orientales con el título de Ca
Donato Mármol.
pitán General adoptado por
Céspedes, proclamaron Dictador á Donato Mármol;
pero reunidos, en Tacajó, Céspedes, Aguilera, Mar—
cano, Máximo Gómez, Félix Figueredo, Donato y
Eduardo Mármol, Pío Rosado, Manuel de Jesús Peña
y muchos más, se acordó anular tanto la Capitanía
General como la Dictadura, y se confirió á Céspedes
la jefatura del Ejército Libertador, nombrándose
también á Rosado y á Peña como Secretarios, no
responsables.
196 «
HISTORIA DE CUBA

La Asamblea de Representantes del Centro.—— El


Camagüey, que desde la conferencia de Las Minas
se regia por el Comité de Gobierno, celebró nuevas
elecciones en Cascorro y constituyó la Asamblea de
Refresentantes del Centro, que formaron Salvador
Cisneros, Ignacio y Eduardo Agramonte,Francisco
Sánchez Betancourt y Antonio Zambrana, siendo
su primer acto de gobierno la abolición de la escla
vitud, el 26 de febrero de 1869.
Levantamiento de Las Villas.— Al

fracaso de las negociaciones de
paz en el Camagüey y Oriente,
siguió la sublevación de Las
Villas. E17 de febrero de 1869
se alzaron en armas los villa
reí2'os, reuniéndose más de siete
mil hombres, á caballo y arma
dos sólo de machetes, en los
llanos de Manicaragua:

Nombraron una junta
>
de Gobierno compuesta
de los Ciudadanos Miguel

Jerónimo Gutiérrez, Arcadio


Miguel Jerónimo Gutiérrez.
García, Antonio Lorda’ Tran_
quilino Valdés y Eduardo Machado, los cuales pasa
ron al Camagüey, acompañados por una escolta de
rifleros á las órdenes del polaco Carlos Roloff, para
ofrecer incondicional apoyo á Carlos Manuel de Cés
pedes, y procurar la unión de todo el país bajo un
Gobierno Nacional.
LA GUERRA DE Los DIEZ AÑOS 197

El levantamiento de Las Villas, no sólo dió fuerza


y vida, sino unidad á la Revolución,
gracias al patriotismo, á la modera
ción y habilidad de los represen
tantes Gutiérrez y Machado. Ce
lebráronse conferencias de los de
legados camagüeyanos con los villa
reños en La Candelaria y El Tíni—
ma, y con Céspedes en Ojo de
Agua de los Melones, etc., dan—
do por resultado la convocatoria
de una Asamblea General, para
discutir cuestiones de trascenden—
cia y proceder á la organización Edu.,do Machado.
del Gobierno.
La Constitución de Guáimaro.—Reunidos en Con
vención Constituyente en el pueblo de Guóimaro los
Representantes de Oriente, Camagüey y Las Villas,7
discutieron y aprobaron la Constitución de la Repú
blica de Cuba, que se proclamó solemnemente el
10 de abril 1869.
de
La Bandera de la Patria—A propuesta de Eduar
do Machado, adoptó la Asamblea de Guóimaro (el
11 de abril) la bandera de Narciso López, que es la
de la estrella solitaria en triángulo rojo, tres listas

7 Eran éstos: Carlos Manuel de Céspedes, José María Izaguirre,


Miguel Betancourt, Antonio Alcalá, León Rodríguez; Salvador Cisne
ros Betancourt, Francisco Sánchez Betancourt, Ignacio Agramonte,
Antonio Zambrana, Honorato del Castillo; Miguel Jerónimo Gutiérrez,
Eduardo Machado, Antonio Lorda, Tranquiiino Valdés y Arcadio
García.
198 HISTORIA DE CUBA

azules y dos blancas, y el primer acuerdo de la Cá


mara de Representantes fué disponer que la gloriosa
bandera de Bayamo, la desplegada por Céspedes en
.La Demajagua, se fijara en su sala de sesiones y se
considerase como parte del tesoro de la República.

Narciso López Carlos M. de Céspedes


1850 1868
i
¡7'

Elecciones de Presidente de General en efe.—


J
y

Constituída la Cámara de Representantes bajo la


presidencia de Salvador Cisneros siendo secreta
y

rios Ignacio Agramonte Antonio Zambrana, se


y

eligió Presz'a’ente de [a Refúólzca Carlos Manuel


á

de Céspedes, General en [efe Manuel de Quesa


á
y

da, los cuales tomaron posesión 12 de abril. El


el

Presidente nombró secretarios Francisco Vicente


á

Aguilera, Ramón de Céspedes Cristóbal Mendoza,


y

concedió un indulto unos 400 prisioneros.


y

á
LA GUERRA DE Los DIEZ AÑOS 199

En la emigración—Los cubanos emigrados en los


Esz‘aa’os Um'a’os y en las Refiziólzïas /zísfan0-amerz'—
canas, empezaron á mover la opinión en favor de sus
heróicos compatriotas y á enviarles armas y muni
ciones para la guerra. Las Repúblicas de C/zz'le, Pe
rú y Bolz'w'a les reconocieron los derechos de áe/z'—

geram‘e‘s, y las expediciones del Ga/7/am'c, el Perrz't


y el Anna arribaron felizmente á Cuba.
Morales Lemus.—Entre los distin
guidos patriotas que abandonaron la
Isla con motivo de los escandalosos
sucesos ocurridos en la Habana en
enero de 1869, se contaba el notable
abogado José Morales Lemus, an
tiguo revolucionario y uno de
los Comisionados de la fracasa
da junta a’e Información. Nom- .

brado Presidente de la junta


Central Republicana a’e Cuba y
Puerto Rz'co en New York, pasó
José Morales Lemus.
á W2zs/zz'ngz‘on, á solicitar el re
conocimiento de los derechos de bel¿gerancza á los
insurrectos cubanos, lo que no pudo lograr (á pesar
de sus excelentes gestiones diplomáticas y de las
simpatías del Presidente Ulises Grant y del Gene
ral Rawlíns, Secretario de la Guerra), por la resisten—
cia que opuso el Secretario de Estado, Hamilton
Fish. No obstante, deseoso éste de favorecer en
otra forma la causa cubana, envió á Madrid al Ge
neral Sickles con el encargo de proponer al General
200 HISTORIA DE CUBA

Prim, Presidente del Consejo de Ministros de Espa


ña, el abandono de la Isla de Cuba, mediante una
indemnización de 100.000,000 de pesos, garantizada
por los Estados Unidos. Morales Lemus tornó parte
en estas negociaciones fracasadas, y siguió traba
jando con decisión por la independencia de Cuba
hasta su muerte, ocurrida en junio de 1870.
Miguel Aldama.— Con el carácter de
'
Agente de [a Refizíó/z’oa Cuóana y
Presidente de la junta Central,

después de Morales Lemus, llevó
la representación de los cubanos
en los Estados Unidos el insigne
patriota Miguel Aldama, que
sacrificó su inmensa fortuna
á la santa causa de la inde
pendencia patria. Conspira
dor desde los tiempos de Nar
ciso López, había rehusado
Miguel Aldama.
Aldama el título de Marqués
que se le concedió en 1864, á propuesta del General
Dulce.8 Vigílado por sospechoso, desde el principio
de la insurrección de Yara, se encontraba en uno de
sus z'ngenz'os cuando fué asaltada por los voluntarios
su casa de la Habana, el 24 de enero de 1869. Poco
después salió de la Isla y le fueron embargados los
bienes. Murió casi pobre, en la Habana, en 1888.
8 El pretendiente á la corona de España, Don Carlos de Borbón,
le envió desde París, en octubre de 1868, un nombramiento de Gober
nador Civil de esta Isla que, en unión de la de Puerto Rito, formaría
el V irreinato de las Antillas. '
LA GUERRA DE Los DIEZ AÑOS 201

LA GUERRA DURANTE EL MANDO DE CABALLERO DE RODAS.

Nuevo Capitán General.—Don Antonio Caballero


Fernández de Rodas tomó el mando (el 28 de junio
de 1869) tras breve interinatura del General Espi
nar. Dirigió á los Comandantes de Distritos una
circular reservada recomendándoles que se abstuvie
sen de cometer prisiones arbitrarias y
atropellos,
crueldades que dificultaran la pacificación; pero fué
censurada su conducta y no tardó en autorizar la
guerra de exterminio, destierros, embargos de bie
nes y penas de muerte.
Organización de las fuerzas cubanas.—En el mes
de julio se dió la Ley de organización mí/z'tar, que
distribuyó las fuerzas cubanas en tres dz'vz'sz'ones: la
1*9l del Camagüey, la 2zil de Oriente y la 3‘€l de Las
Vil/as, á las órdenes de los Mayores Generales Ig
nacio Agramonte, Tomás Jordan y Federico Cavada,
bajo el mando en jefe de Manuel de Quesada.
Destitución del General Quesada—Una de las po
blaciones más importantes, por su situación estra
tégica entre el Camagüey y Oriente, era la de Las
Tunas. El 16 de agosto, el General Quesada,al frente
de 5,000 hombres y en presencia del Presidente
Céspedes y del Gobierno, la atacó resueltamente du
rante diez horas; pero fué rechazado por la guarni
ción. Este fracaso disminuyó el prestigio del General
en Jefe, y habiendo pedido á la Cámara que le con
cediera más amplias facultades, se le atribuyeron
202 HISTORIA DE CUBA

tendencias dictatoriales, y fué destituído, el 17 de


diciembre, en El
Horoón de Najaza.9
Thomas Jordan.—Para sustituir á Quesada, nom
bró la Cámara al General americano Thomas ]ordan,
que había traído la expedición del Perrit, y cuyas
excelentes dotes militares demostró en el mando de
la división de Oriente y en la organización del ej ér
cito. Operando como General en Jefe en el Camagüey
con la división de Ignacio Agramonte, derrotó el 1‘-’
de enero de 1870, en La Mina, al General Puello,
dominicano al servicio de España, y sostuvo reñida
acción, el 26, contra 5.000 españoles en Clueeo. El
En marzo renunció el cargo, por la dificultad de dis
ciplinar las fuerzas irregulares de la Revolución.
Otros Jefes de la Revolución en 1870.— Asumió
Agramonte el mando en jefe del Camagüey; pero en
abril presentó la renuncia por un rompimiento la
mentable con el Presidente de la República, y le
sustituyeron Federico Cavada y después Manuel
Boza, desde junio hasta diciembre de aquel año.1°
9 Combatieron con brillante argumentación las pretensiones de
Quesada los Representantes Pérez Trujillo, Ayesterán, Salvador Cis
neros y Rafael Mdrales, patriota ejemplarísimo, que con su gran anto
ridad moral, conjuró también una conspiración tramada por josé Ca
ridad Vargas. Depuesto el General Manuel Quesada, salió de la Isla,
con poderes del Presidente Carlos Manuel de Céspedes para recolectar
fondos y volver á Cuba á la cabeza de una gran expedición. A su lle
gada á los Estados Unidos, publicó una especie de Manifiesto con el
título de Informe Oficial, que perjudicó mucho á la Revolución; se ale
jó de la junta, formó bando aparte y sembró la discordia entre los
emigrados cubanos.
10 Entre tanto, era Francisco Aguilera Jefe de Oriente. donde ope
raban Modesto Díaz en Bayamo, Vicente García en Las Tunas, Julio
Peralta en Holguín, y en jiguaní Máximo Gómez. En Las Vittas man
daban los Generales Adolfo Cavada y Carlos Roloff, y operaban Marcos
García en Sancti Spíritus, Salomé Hernández en Remedios, etc.
LA GUERRA DE Los DIEZ AÑOS 203

Decadencia de la Revolución en el Camagüey.—


La dimisión de Ignacio Agramonte; la presentación
de Napoleón Arango, que acompañó al Capitán Ge
neral Caballero de Rodas á Puerto Prinezpe, y la
campaña activa que emprendieron los españoles en
aquel territorio, hicieron decaer rápidamente la Re—
volución en el Camagüey. El Presidente y la C¿ima
ra tuvieron que refugiarse en Oriente.
Ejecución de Goicuría y los hermanos Agüero.—
Desde Puerto Princzfe envió á la Habana Caballero
de Rodas al venerable patriota Domingo Goicuría
y á los hermanos Gaspar y Diego Agüero, hechos
prisioneros en Cayo Gnajaba y Cayo Romano, don
de esperaban la ocasión de embarcarse para desem
peñar las comisiones que les había confiado el Go
bierno cubano. El 7 de mayo fué ejecutado Goicuría
y el 14 los valerosos hermanos Agüero, junto al
Casti//o del Príncipe.“
Termina el mando de Caballero de Rodas.— En
el mes de julio volvió á la Habana el Capitán Ge
neral; en noviembre dictó sentencia de muerte contra
Céspedes y todos los Jefes de la Revolución, á quie
nes se confiscaron los bienes; pero continuó la guerra
en la misma forma, por lo que presentó su dimisión,
y cesó en el mando el 13 de diciembre de 1870.
11 Domingo Goicuría conspiraba desde 1850. Tomó parte acti_va
en los preparativos de la exped¡crón de Quitman, y fracasada por la eje
cución de Pintó, auxilió al aventurero Walker en Nicaragua, con la
esperanza de que le ayudara después en sus planes. En 1869 venía á
Cuba al frente de la famosa expedición del Littiam, que cayó en poder
de las autoridades inglesas de las Bahamas; fletó entonces un barco de
vela y con 36 compañeros vino á Cuba.
204 HISTORIA DE CUBA

LA GUERRA DURANTE EL MANDO DE VALMASEDA.

El Conde de Valmaseda.—A petición de los volun


tarios, fué nombrado Capitán General (en diciembre
de 1870) el Conde de Valmaseda, que desde el prin
cipio de la guerra había sido el Jefe principal de las
operaciones y el que, por la fama de sus crueldades,
gozaba de simpatías entre los intransigentes.
Era Valmaseda hombre de grande actividad y
resistencia física, á pesar de su corpulencia. Conocía
perfectamente la guerra de Cuba, y se proponía ter
minarla en un corto plazo, para lo cual se le conce
dieron facultades extraordinarias.
Estado de la guerra en Occidente y Las Villas.—
A fines de 1870 la insurrección se había extendido
hasta la jurisdicción de Cotón, y la ciénaga de Zapata
ofrecía seguro albergue á las partidas; pero en 1871
hubo muchas presentaciones y quedó casi pacificada
la comarca.
Las fuerzas de Las Vil/as, por falta de municio
nes, pasaron al Camagüey, y reunidas bajo el man
do del General Salomé Hernández, llegaron hasta
Oriente, perseguidas siempre por los españoles.12
Céspedes y los demás miembros del Gobierno tu
vieron también que pasar á Oriente, y dejó de reu
nirse por algún tiempo la Cámara.

12 Fué desastrosa esta peregrinación, en la que perecieron muchos


á causa de las privaciones y de las enfermedades. Los Generales Salo
mé Hernández y Adolfo Cavada murieron de fiebres. En el Camagüey
fueron fusilados el Mayor General Federico Cavada, Juan B. Osorio,
dos hermanos de Napoleón Arango y otros muchos cubanos.
LA GUERRA DE LOS DIEZ AÑOS 205

Reorganiza Agramonte las fuerzas del Camagüey


La vigorosa legión camagüeyana, que tan heróica
mente había sabido arrostrar las incle
mencias y los peligros de la guerra,
estaba casi disuelta á principios de
1871, e! año critico de [a Revolución.
Convencido Céspedes de que era ne
cesario el nombramiento del Mayor
General Ignacio Agramonte para
devolver su perdido entusiasmo
al Camagüey, olvidó sus desa
'
cuerdos políticos y privados y le '*+ávY, ,

Ignacio Agramonte.
confirió de nuevo la jefatura de
aquel distrito. El haber aceptado semejante com
promiso, evidencia su patriotismo y su abnegación.
De los grupos dispersos que encontró Agramonte
cuando se hizo cargo del mando, surgió una brillante
división, y el territorio que recibió muerto para la
Revolución, se vió de nuevo organizado y pujante.
Sólo su genio, valor, tenacidad y constancia, hubie
ran realizado semejante empresa.
El rescate de Julio Sanguily.—Al final del mismo
año de 1871, realizó Ignacio Agramonte una hazaña
digna de la inmortalidad de la fama. El impetuoso
Jefe de su caballería, General Julio Sanguily, bal
dado de ambas piernas á causa de heridas recibidas
en anteriores combates, había caído en poder del
enemigo; su único escolta, el leal y valiente Luciano
Caballero, después de haber expuesto la vida por
salvarlo, corrió á llevar la noticia al General Agra
206 HISTORIA DE CUBA

monte. Elgeneroso caudillo, al frente de treinta y


cinco ginetes, partió al galope á encontrar al enemi
go. Este se-componía de 120 rifleros á caballo, de
las fuerzas de Pizarro, al mando del Comandante
Don César Matos. Al divisar á los españoles, el Ge
neral Agramonte se volvió á los suyos, diciendo estas

magníficas palabras: El General Sanguily va
prisionero en aquella columna enemiga y es necesa
rio rescatarlo vivo ó muerto, ó quedar todos allí.”
Ordenó al corneta que tocara á degüel/o, y se lanzó
el primero, sable en mano, cuando ya desmontada la
tropa y parapetada tras sus cabalgaduras, hacía un
fuego nutrido y mortífero; pero los cubanos fueron
irresistibles: en pocos instantes los españoles que
daron deshechos y en la terrible confusión, entre los
estampidos de las armas ylos gritos del combate, se
abrió paso el General Sanguily, dando vivas á Cuba
y agitando en los aires su sombrero que una bala,
que le destrozó la mano derecha, hizo caer al suelo.13
Etado de la guerra en la Región Oriental.— En
Oriente, el estado de la guerra era menos desastroso:
á principios de 1871 había llegado el Anna con mu
niciones, y recobraron algunos distritos Máximo
Gómez y Modesto Díaz; Vicente García se sostenía
en Las Tunas, y Calixto García atacó á /zgnani. En
julio, Máximo Gómez invadió á Guantánamo con
Moncada, los Maceo y otros; pero á mediados de
1872, fué separado del mando de Oriente.

13 Extracto de la Noticia biográfica de Ignacio Agramonte, por


Manuel Sanguily, en el Manual de los Maestros, 1901.
LA GUERRA DE Los DIEZ AÑOS 207

Prisión y muerte de Juan Clemente Zenea—A


fines de 1870 fué á los Estados Unzdos el distingui
do reformista cubano Nicolás Azcárate, comisionado
por Don Segismundo Moret, Ministro de Ultramar
del gabinete presidido por el General Prim, para
proponer á los cubanos amplias reformas políticas,
el desarme de los voluntarios y una
amnistía general, á fin de poner
término á la guerra. Como los
representantes del Gobierno cu
bano rechazaron sus proposi
ciones, logró Azc_árate que el
notable poeta y escritor revolu
cionario Juan Clemente Zenea
aceptara el encargo de confe
renciar con Céspedes, para
lo cual lo proveyó de un
salvoconducto del Ministro
de España en los Estados
Juan Clemente Zenea.
Unidos. Cumplió Zenea su
cometido, aunque sin resultado favorable, y cuando
esperaba, en La Gnanaja, la embarcación que había
de trasladarlo á las Bahamas, cayó en poder de las
fuerzas españolas el 30 de diciembre.“ Conducido á
la Habana, fué encerrado en La Cabaña, y fusilado
el 25 de agosto de 1871.
14 Ese mismo día fué asesinado en Madrid el General Prim. Moret
entró á formar parte del Gabinete del Rey Amadeo; pero en el mes de
julio dejó de pertenecer al Gobierno, y entonces confirmó Valmaseda
la sentencia del infortunado Zenea, que había envejecido rápidamente
en la prisión, y dejó escritas diez y seis composiciones que publicó el
Sr. Enrique Piñeyro, con el título de Diario de un Mártzr.
208 HISTORIA DE CUBA

El 27 de noviembre.
El año luctuoso de 1871,
terminó con el espanto—
so crimen del fusila
miento de ocho jóvenes
estudiantes de Medici
na, infamemente ca
15

lumniados de haber pro—


fanado el sepulcro de D.
Gonzalo Castañón, fun
dador del periódico La
Voz de Cuba.16 La memo
ria de aquellas inocen
tes víctimas ha sido vin
dicada por uno de sus
compañeros, el Doctor
Fermín Valdés Domin
guez, á cuya iniciativa
Monumento de los estudiantes.
se debe el severo monu
mento en que depositó los restos de los mártires del
27 de noviembre, en plena dominación española.
Relevo del General Valmaseda.— No habiendo
podido terminar la guerra en el plazo que había in
dicado, fué relevado Valmaseda en julio de 1872.

15 Alonso Alvarez de la Campa, Anacleto Bermúdez, José de Mar


cos y Medina, Angel Laborde, Pascual Rodríguez y Pérez, Carlos A. de
la Torre, Eladio González y Carlos Verdugo. El último no había asis
tido á clase, porque estaba en Matanzas.
16 El se ulcro de Castañón estaba intacto en Cementerio; pero
e_l

se creyó in ispensable inmolar aquellos niños para calmar los vo


á

luntarios. Fué noble valiente la defensa del Capitán del ejército Don
y

Federico Capdevila, ymuy digna la actitud del Doctor Domingo Fer


nández Cubas del Capellán del Cementerio.
y
LA GUERRA DE Los DIEZ AÑOS 209

CAMPAÑAS DE 1873 A ¡875.

Muerte de Ignacio Agramonte—Desde principios


de enero de 1873 había empezado el ilustre caudillo
una serie de recios y continuados combates en el
Camagüey;17 pero “el aciago 11 de mayo, fué des
plomado en el fragor de una batalla, en los campos
de jimagnayú.” Su muerte fué una gran desgracia
para la Revolución y una pérdida irreparable para
Cuba; porque aquel valiente camagüeyano, de indo
mable valor, de gran energía de carácter, puro y
limpio en su conciencia, hubiera llegado á ser para
nuestra patria, lo que fué para los Estados Unidos
de América el inmortal George Washington.
Máximo Gómez en el Camagüey.-—Fué designado
entonces por Céspedes el General Máximo Gómez
para mandar la División del Camagüey.
No se ocultaba al General Gómez “la difícil em
presa de ocupar el puesto que con su muerte había
dejado vacante un hombre de la talla del General
Agramonte.” En julio de 1873 asumió el mando, y
tributó merecidos elogios á aquel ejército disciplina
do, con el que libró las acciones más notables y
sangrientas de la Guerra de los Diez Años.
El ataque á Nuevitas, en el mes de agosto, y la
toma de un gran depósito de municiones en Santa
Cruz del Sar el 27 de septiembre, fueron las dos
primeras hazañas de Gómez en el Camagüey.
17 El más importante fué el del Coral del Olimpo en el que pere
cieron el Teniente Coronel Abril, dos Capitanes y 50 Guardias Civiles.
'
HISTORIA 14
210 HISTORIA DE CUBA

Destitución del Presidente Céspedes.— Desde el


nombramiento del General Quesada como Agente
Confidencial en el extrangero, existían marcadas di
ferencias entre el Presidente y la Cámara.
El 27 de octubre de 1873, reunida en sesión ex
E
traordinaria en _l Bzjagual, jurisdicción de jzguani,
la Cámara de Representantes, acordó la deposición
del Presidente Carlos Manuel de Céspedes; medida
harto impolítica en aquellas circunstancias, y que
se ha considerado como el origen de muchos males
que posteriormente sobrevinieron en la Revolución.18
El nuevo Gobiemo.—Fué designado para sustituir
á Céspedes el venerable Francisco Vicente Aguilera,
y por hallarse en el extrangero, donde murió, ocupó
la Presidencia de la República Salvador Cisneros
Betancourt (Marqués de Santa Lucía).
Muerte de Carlos Manuel de Céspedes.— No ha
biendo obtenido el pasaporte, que solicitó, para reu—
nirse con su esposa y sus hijos y continuar prestando
servicios á la Revolución en el extrangero, se retiró
á vivir aislado en San Lorenzo, finca situada en la
Sierra Maestra, al pié del Pico Tnrgnino, donde fué
sorprendido y muerto por los españoles el 27 de fe
brero de 1874.
¡Tal fué el fin del Padre de la Patria, del hom
bre inmortal que enseñó al pueblo cubano el camino
del honor y del sagrado cumplimiento del deber!
18 Acató Céspedes lo resuelto por la Cámara; rechazó los ofreci
mientos que se le hicieron para recuperar el cargo, evitando así graves
conflictos, y dirigió un manifiesto al país, que lo coloca en la historia
á la altura de los más grandes patriotas.
LA GUERRA DE LOS DIEZ AÑOS 211

Captura del Virginius.—El vapor expedicionario


Virginius, fué apresado el 31 de octubre y conduCido
á Santiago de Cnba,
por el cañonero español Tor—
nado. Sometidos á un Consejo de guerra, por el Go—
bernador Burriel, los 165 tripulantes y expedicio—
narios del Virginins, fueron fusilados
el 4 de noviembre los Generales Ber
nabé Varona, William O’Ryan, Pe
dro de Céspedes, el Coronel Jesús
del Sol, y pocos días después el Ca
pitán del vapor Mr. Joseph Fry y
otros, hasta el número de 53 víc
timas, entre cubanos y extrange
ros. La intervención del Capitán
de la fragata inglesa Niobe, que
acudió de jamaica, impidió que
B°"‘“’é "“'°'“'
continuara aquella horrible ma-
tanza; habiendo tenido España que entregar el Vir—
ginins y los supervivientes de la hecatombe, al
Gobierno de los Estados Unidos.
Acciones de La Sacra y Palo Seco.—Autes de ter
minar el año de 1873, libró el General Gómez las
memorables acciones de La Sacra y Pato Seco. En
la primera derrotó á una columna del Brigadier Bás
cones el 7 de noviembre, y el 2 de diciembre, en la
sabana de Palo Seco, secundado por el bravo Baldo—
mero Rodríguez, destrozó á los españoles mandados
por el Coronel Vilches, que cayó con 400 com
batientes bajo el filo de los machetes de la caballería
camagüeyana.
212 HISTORIA DE CUBA

Batalla de Naranjo. —En el potrero Naranjo,


cerca de Najasa, se encontraba á principios de 1874
Máximo Gómez, con la caballería del Camagüey á
las órdenes de Julio Sanguily, y algunos orientales
que habían venido con Antonio Maceo. Atacado en
su campamento el General Gómez, el 10 de febrero,
rechazó y derrotó á más de 2.000 españoles á las
órdenes de Báscones y de Armiñán, los cuales em
prendieron 1a retirada, siendo hostilizados al día
siguiente en Moja Casabe.
Batalla de Las Guásimas.— Ocupa lugar promi
nente en la historia de Cuba, la batalla de Las Guá
simas, sostenida durante los días 15, 16, 17, 18 y 19
de marzo de 1874, por el General Máximo Gómez
con 1.300 infantes y 300 caballos, contra 3.000 espa
ñoles de todas las armas, mandados por Armiñán.
Inició la batalla, el 15, una carga al machete sobre
la vanguardia española; avanzó Armiñán el grueso
de su ejército y acampó, parapetándose junto á una
represa, siendo rodeado al anochecer por un círculo
de fuego que formó la infantería cubana, mandada
por Antonio Maceo; así permanecieron tiroteándose
los días 16 y 17. En grandes hogueras quemaban
los españoles sus numerosos cadáveres; pero queda
ban muchos insepultos, y mezclados con los de sus
caballos, servían de pasto á las auras, convirtiendo
aquel campamento en siniestro foco de infección y
de muerte. Reforzados el 18 por otros 2.000 hom
bres á las órdenes de Báscones, emprendieron los
españoles la retirada el 19, con más de 1.000 bajas.

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‘.

‘s.‘.A—-..
,‘.
cb

‘<«\nv‘—

Batalla de Las Guáslmas (F. Henares).


. 214 HISTORIA DE CUBA

Campaña de Calixto Garcia en Oriente.—Mientras


Máximo Gómez se cubría de gloria en el Camagüey,
Calixto García alcanzaba señaladas victorias en los
distritos de Holguín y Manzanillo.19
En la acción de Santa María (línea occidental de
Holguín), el 25 de septiembre de 1873, copó una
columna española de 500 hombres, haciéndole 300
muertos y 87 prisionerós, entre éstos al Coronel
Angel Gómez Diéguez y 16 oficiales. A los dos días
rechazó, en Cba¡>arra, al Coronel Esponda, y el 7 de
octubre se le rindió el fuerte de La Zanja.
El ataque Manzanillo, defendido por dos fuertes
á
y nueve torreones, fué un golpe de sin igual audacia.
Con 1.400 hombres, divididos en seis columnas, entró
el General García en la población, la noche del 10
al 11 de noviembre de aquel mismo año.
En enero de 1874, había recorrido Calixto García
la zona de cultivo de Holguín y atacado con buen
éxito los pueblos de Corralito y Yabazo’n, cuando
se encontró la columna de Esponda en Ojo de Agua
de los Melones. Cuatro horas duró la primera aco
metida, que se repitió dos veces en un espacio de tres
leguas, habiendo tenido que retirarse los españoles
con más de 100 heridos á Holguín. La acción de
Melones facilitó á los orientales y al Gobierno el
paso al Camagüey, por la Trac/za del Este.
19 Calixto García Iñiguez nació en Holguín, en 1839. Se lanzó á
la Revolución con Donato Mármol en octubre de 1868; se distinguió
hasta alcanzar el grado de Brigadier á las órdenes de Máximo Gómez,
á quien sustituyó como Jefe de Oriente; tomó parte en los ataques á
los poblados de Santa Rita y Baire; en septiembre de 1871 dirigió el de
jiguaní, y en octubre de 1872 los de Guisa y Holguín.
LA GUERRA DE Los DIEZ AÑOS 215

Calixto Garcia cae prisionero.— Después de seis


años de combatir con denuedo, el 5 de octubre de
1874, habiéndose separado de sus fuerzas, fué sor
prendido el General Calixto García en San Antonio,
por una columna española. En tales circunstancias,
comprendiendo la inutilidad de su esfuerzo, con sólo
20 hombres para la defensa y seguro de caer prisio—
nero, se disparó un tiro de revólver debajo de la
barba. La bala le reSpetó la vida, dejando indeleble
huella en su venerable frente.
Calixto García fué muy bien atendido en el Hos
pital Militar de Santiago de Cuba y enviado después
á España, en donde estuvo preso hasta la Paz del
Zanjo’n. Gobernaba por tercera vez esta Isla el Ge
neral Don José de la Concha.
Máximo Gómez pasa la Trocha.—En los primeros
días de enero de 1875, atravesó el General Máximo
Gómez, con unos 1.000 hombres, la famosa Trocha
de jücaro á Morón. Ya, antes que él, la habían pa—
sado los Coroneles Jiménez y Carrillo, con 50 ó 60
hombres cada uno, y habían obtenido señalados
triunfos en Los Charcos y en Sancti Spíritus.
El General Gómez lanzó una proclama á los vi
llareños, llamándolos á las armas y preparando la
invasión á Occidente. Sus primeros hechos de armas
en Las Villas fueron el ataque, toma é incendio del
fuerte y caserío del /íbaro y el de Río Blanco, ocu
pándose armas, municiones y víveres, con lo que
llevó la guerra á las jurisdicciones de Sancti Spíri—
tus, Remedios, Villaclara, Trinidad y Cienfuegos.
216 HISTORIA DE CUBA

DESDE LAS LAGUNAS DE VARONA HASTA EL ZANJON.

Las Lagunas de Varona.— Activaba el Presidente


Cisneros el envío á Las Villas del segundo contin
gente de orientales, en abril de 1875, y en vista de
que se demoraba la organización de aquellas fuerzas,
determinó ir á Las Tunas. Sabido esto por el General
Vicente García, que se negó siempre á suministrar
hombres para invadir otros territorios, levantó su
campamento y se trasladó á Las Lagunas de Varo—
na. Allí se promovió una verdadera sedición, con el
pretexto de pedir reformas políticas. En la imposi
bilidad de castigar la rebeldía, renunció la Presiden
cia Salvador Cisneros, y la Cámara nombró interi
namente al Coronel Juan B. Spotorno, y después,
en propiedad, al patriota bayamés Tomás Estrada
Palma. Se hicieron también algunos cambios de
mando y se evitó el conflicto, por entonces.
Estado de la guerra á principios de 1876.— En
enero de 187 6, decía el General Gómez: nuestras
tropas, llenas de entusiasmo y fe, han penetrado hasta
Colón en sus operaciones, y nuestra actitud se ha
hecho sentir desde el cabo de Maisí, donde fué to
mado un fuerte, hasta el pueblo de jagüey Grande,
entregado á las llamas. El Camagüey ha recobrado
la serenidad y conquistado algunas ventajas; y
Oriente, dirigido con acierto y fortuna por el Briga
dier Antonio Maceo, ha acosado al enemigo y ha pro—
movido á nuestro favor una reacción extraordinaria.
p
LA GUERRA DE Los DIEZ AÑOS 211

El Cafetal González y la Loma del íbaro.—Estan-_J


do acampado el General Máximo Gómez en el Cafe
ta! González, en las lomas de Manicaragua, intentó
capturarlo el General Jovellar; pero el sagacísimo
Jefe de las huestes cubanas le hizo sufrir una ver
gonzosa derrota, en la Loma del jíbaro, glorioso
combate de caballería contra caballería, en el que el
Teniente Coronel Enrique Mola, arrebatando la ban
dera de su regimiento en un momento de entusias
mo, se lanzó con denuedo sobre el enemigo, animando
á sus soldados, que arrollaron á los contrarios.

Nuevos triunfos y contrariedades.—Todo parecía


propicio á la Revolución en aquel año de 1876. Los
ataques á Ciego de Avila, Morón y Villaclara, y, en
Oriente, la toma de Las Tunas por Vicente García,
desconcertaron los planes del General Jovellar.
Esperaba Máximo Gómez la anunciada llegada
del General Don Arsenio Martínez Campos, con
grandes refuerzos, y deseaba salirle al encuentro en
la jurisdicción de Colón; pero se lo impidieron las
rivalidades y discordias de los mismos patriotas.
Los villareños, que no querían más jefes que los
de su territorio, promovieron un motín negándose á
obedecer á los aguerridos camagüeyanos, por lo que
el General Gómez renunció inmediatamente el man
do, resignándolo en el General Carlos Roloff.20

20 Mucho antes habían presentado su renuncia el General Julio


Sanguily, segundo Jefe de Las Villas, y el mismo General Gómez; pe
ro no se les había aceptado la dimisión por el Gobierno.
Los hermanos Julio y Manuel Sanguily y Juan Miguel Ferrer, fue
ron enviados en comisión á los Estados Unidos.
218 HISTORIA DE CUBA

_
Año de 1877.—La Cámara de Representantes auto—
rizó al Presidente de la República, Tomás Estrada
Palma, para que asumiese la Jefatura del ejército, y
éste nombró á Máximo Gómez Secretario de la Gue—
rra, cargo que desagradó al General, acostumbrado
á la vida activa de las operaciones militares; pero
que aceptó en cumplimiento de su deber.
Para sustituir al General Gómez en Las Villas,
'
había nombrado el Gobierno al General Vicente
García, quien, después de muchas demoras, acudió
con cien hombres, los cuales desertaron y se volvie
ron á Las Tunas, negándose á reunirse de nuevo
mientras no volviera á mandarlos Vicente García.
El 11 de mayo, se inició en Santa Rita otro pronun
ciamiento semejante al de las Lagunas de Varona.
Poco tiempo después, la República era un cadáver:
los soldados, indisciplinados por el mal ejemplo de
los villareños y de los tuneros de Vicente García,
desertaban de sus regimientos y no obedecían á sus
Jefes; en el mes de septiembre circulaban rumores
de paz en las poblaciones y en el campo; Esteban de
Varona y el práctico Castellanos fueron ahorcados,
en virtud del Decreto Spotorno, por llevar proposi
ciones de paz no basadas en la independencia, y, por
último, el Presidente Estrada Palma cayó prisionero
de los españoles en Tasajeras (jurisdicción de Hol—
guín) el 19 de octubre de 1877.
Ocupó interinamente la presidencia Francisco Ja
vier de Céspedes, hasta que, reu_nida la Cámara, eli
gió, con general sorpresa, á Vicente García.
LA GUERRA DE Los DIEZ AÑOS 219

El Convenio del Zanjón.—Al terminar el año de


1877, el General Martínez Campos encontraba el.
terreno bien preparado para lo que
tenía que suceder. La sentencia de
Varona fué el último esfuerzo del
Gobierno cubano para salvar la
independencia. Poco después se
reunieron en la Loma de Sevilla
algunos Jefes y personas de im
portancia y acordaron enta
blar negociaciones con Mar
tínez Campos y solicitar la
suspensión de las hostilida- .

General Arsenio Martínez Campos.


des, para consultar la volun_
tad de la mayoría. Derogose el Decreto Spotorno
y se envió una Comisión á Santa Cruz del Sur.
El General Gómez pidió permiso para salir del país.
El día 8 de febrero se disolvió la Cámara y se
nombró el Comité del Centro, compuesto de 7 indi
viduos encargados de negociar la paz. Después de
algunas rectificaciones y reparos puestos á las bases
presentadas por Martínez Campos, se aceptaron por
ambas partes las cláusulas del Conoenio, en el Zan
jón, el día 12 de febrero de 187 8.21
21 Por dicho pacto, se otorgaban á Cuba las mismas condiciones
políticas, orgánicas y administrativas que disfrutaba Puerto Rico; se
concedía un indulto general; se consagraba la libertad á los esclavos y
colonos asiáticos que se hallaban en la Revolución; los capitulados no
estaban obligados á prestar servicios de guerra; se facultaba á los ca
pitulados para que abandonaran la Isla, si así lo deseaban, proporcio—
nándoles el Gobierno español los medios de hacerlo; la capitulación de
las fuerzas se haría en despoblado, y se franquearían las vías de mar y
tierra para facilitar la avenencia de los demás Departamentos.
220 HISTORIA DE CUBA

La Protesta de Baraguá.— Deseoso el General


Martínez Campos de atraer á Antonio Maceo (que
destruyó en El Naranjo al Batallón de San Quintín,
en los mismos días en que se firmaba el Convenio)
y á los demás jefes orientales que permanecían en
armas, celebró con ellos una conferencia, el 15 de
marzo, bajo los mangos de Baraguá; pero el General
Maceo le dijo, resueltamente, que los orientales no
aceptaban las bases acordadas.
Reunidos aquella noche los principales jefes orien
tales en la misma sabana de Baraguá, protestaron
del Convenio celebrado en el Zanjo’n, y acordaron
continuar la guerra, para lo cual nombraron un Go—
bierno Provisional, presidido por el General Calvar.
El día 23 se reanudaron las hostilidades; pero con
poca intensidad, porque los españoles contestaban á
los tiros de las fuerzas cubanas, dando vivas á la Paz.
Fin de la principios de mayo el Go
guerra.——A
bierno Provisional acordó enviar al General Antonio
Maceo con Ríus Rivera, Leyte Vidal, Lacret, Pa
checo y Félix Figueredo, en comisión al extranjero,
con objeto de obtener recursos y noticias acerca de
la situación y actitud de las emigraciones.
El 28 de mayo, en vista de los informes remitidos
desde jamaica por el General Maceo, y de la situa
ción desesperada de los restos de las fuerzas, aceptó
el Gobierno Provisional el Pacto del Zanjo’n, que pu
so término á la Guerra de los Diez Años.
CAPITULO XIII

DESDE EL ZANJON HASTA BAIRE.

ORGANIZACION Y PROPAGANDA DEL PARTIDO AUTONOMISTA.

Los Partidos Políticos.—Con la Paz del Zanjo’n se


reconoció la personalidad política de Cuba, y pronto
surgieron dos Partidos antagonistas: el Partido Li—
beral, compuesto principalmente de hijos del país, y
el de la Unión Constitucional, de peninsulares.
Fundación del Partido Liberal.—- La . ,


Junta organizadora de la nueva agru-
pación política, se celebró en la Ha
bana, el 3 de agosto de 1878, y en
i
ella se acordó dirigir un Manifiesto
(
al país con el Programa del Par-
tido Liberal, que tuvo por fór- '
i
mula la mayor descentralización
posible dentro de la unidad nacio—
nal. El órgano de este Partido fué
El Triunfo, digno sucesor de El
.Iosé Antonio Cortina.

Siglo del inolvidable Conde de Pozos Dulces. De


casi toda la Isla vinieron adhesiones al nuevo Parti
do, formando en sus filas los más distinguidos cuba
nos, entre los cuales figuró el entusiasta José Anto
nio Cortina, “luchador incansable por la libertad de
los blancos y de los negros, á quien la muerte arre
222 HISTORIA DE CUBA

bató en lo más precioso de su vida, con dolor pro—


fundo de sus compatriotas.l
Organizose el Partido Liberal, y á las Cortes de
1879 concurrieron los representantes de Cuba, des
pués de cerca de medio siglo de haber sido privados
de ese derecho; si bien, en virtud de la amañada ley
electoral concedida á esta, Isla, los liberales no man
daron mas que siete Dibutaa’os (entre los que fi
guraban Labra, Portuondo y Calixto Bernal), en
tanto que los conservadores ó españoles sin condicio—
nes, enviaron diez y siete.

La Autonomía Colonial.— A la organización del


Partido Liberal en toda la Isla, con la sóla excepción
de Oriente, siguió bien pronto la declaración de ser
la Autonomía Colonial el fin que perseguía,2 que
dando así fijado el dogma, que fué después aceptado
como síntesis de las aspiraciones de la mayoría de
los cubanos.
Pedía el Partido Autonomista á la Metrópoli, una
Constitución propia, en la que se consagrara el prin
cipio de responsabilidad respecto al Gobierno, y la
representación local, á fin de que en esta Isla se re
solvieran los asuntos relacionados con los intereses
de las Provincias Cubanas.

1 L. Estévez y Romero, Desde el Zanjbn hasta Baire, 1899. Obra


que debe ser consultada para el conocimiento de este período.
2 Así lo expresó la junta Central del Partido Liberal en su circu
lar de 2 de agosto de 1879, firmada por Antonio Govín, autor del ar
tículo Nuestra Doctrina, publicado en El País, órgano oficial del par
tido, dirigido casi desde su fundación por Ricardo del Monte, castizo
é inimitable escritor, crítico de gran talla y hombre de letras de ex
quisito gusto.
DESDE EL ZANJÓN HASTA BAIRE 223

Desarrollo de la oratoria en Cuba.— Las escasas


libertades concedidas por la Metrópoli, bastaron pa
ra despertar las aptitudes de la raza, y una legión
de oradores dejó oír sus magníficos acentos durante
los quince años de propaganda autonomista. José
Antonio Cortina y Miguel Figueroa, apasionados y
verbosos; José María Gálvez, sobrio y
elegante; Antonio Govín, mordaz é
intencionado; Varona, sólido y pro
fundo; Sanguily, cuya lengua sa
bía cortar la gangrena colonial co
mo el bisturí del cirujano; Montoro,
grandilocuente, magestuoso y el
primero de nuestros oradores
políticos, según el consenti
miento general; Fernández
de Castro, Eliseo Giberga,
”“g“°' F"“°'°"
Antonio Zambrana, Gonzá-
lez Lanuza, Llorente, Viondi, Desvernine, Juan
Gualberto Gómez, Eduardo Yero y no pocos más
han ganado aplausos y popularidad con su palabra.3
Abolición de la esclavitud.— La supresión de la
esclavitud en Cuba y Puerto Rico, iniciada en Es—
paña, en 1870, por la Ley Moret, de abolición gra
dual, fué objeto de una nueva ley para Cuba, en
febrero de 1880; pero la odiosa institución no quedó
suprimida hasta el 7 de octubre de 1886.

3 Extracto de la Reseña del movimiento intelectual eu Cuba, por


Nicolás Heredia. Manual ó Guía para los exámenes de los Maestros.
,.Jx
H ISTORIA DE CUBA

N.)
N)

TENTATIVAS REVOLUCIONARIAS.

La Guerra Chiquita.— En agosto de 1879, estalló


en Oriente la llamada Guerra higuita. Era el alma

C
de aquel movimiento en exterior General Ca

el

el
lixto García, de acuerdo con los comités revoluciona
rios de los Estados Unidos, jamaica, etc., en Cuba,

y
frente de los sublevados, José Maceo
al
se pusieron
Guillermo Moncada.“
y

Política del General Blanco.—Se hallaba al frente


del Gobierno de la Isla Don Ramón Blanco, amigo

y
partidario de las ideas de Martínez Campos con

y
trario los procedimientos violentos del General
á

Polavieja, Gobernador del Departamento Oriental.


Fracaso de la Guerra Chiquita.—- La guerra había
empezado con grandes bríos; pero país no secun
el

daba el levantamiento por todas partes se hacían


y

numerosas presentaciones. En estas circunstancias


desembarcó Calixto García con 18 expedicionarios
en El Aserradero, cerca de Santiago de Cuba. El
General Polavieja imprimió tal actividad las ope
á

raciones, que logró aislarlo, se vió obligado ca


y

pitular, lo mismo que José Maceo, Rabí, Moncada,


Peralta, etc. Poco después Emilio Nuñez, con otros
patriotas que quedaban en armas, lograron se les
permitiera salir de la Isla.
En Holguín se levantó con 400 hombres Belisario Peralta; en
4

Baire jiguaní Mariano Torres Jesús Rabí; en Baracoa Limbano


y
y

Sánchez, los Brigadieres Benítez Ramos, que desembarcaron por


y

aquella costa; en Las Villas se adhirieron al pronunciamiento, Serafín


Sánchez, Carrillo, Jiménez, Emilio Nuñez Cecilio González.
y
DESDE EL ZANJÓN HASTA BAIRE 225

Otras tentativas revolucionarias.— Al, fracaso de


la Guerra Chiquita siguieron otras tentativas que
tampoco hallaron eco en el país, consagrado entonces
á la difícil tarea de reconstruir su agricultura.
La primera de estas tentativas fué la del Coronel
Ramón Leocadio Bonachea que, en 1883, salió con
una pequeña expedición de jamaica, y capturado en
aguas de Manzanillo, fué fusilado con tres de sus
compañeros en Santiago de Cuba.
Limbano Sánchez y Francisco Varona, prófugos
de España, á donde habían sido deportados, reunie
ron algunos recursos en los Estados Unidos, y desde
la Re;>ública Dominicana pasaron á Baracoa, en ma
yo de 1885. Capturado Varona y condenado á muerte,
se le conmutó la pena por la de cadena perpétua.
Limbano Sánchez fué asesinado y apareció su cadá—
ver en la encrucijada de un camino.
En 1884 se hacían importantes preparativos revo—
lucionarios en los Estados Unidos, á donde fueron
llamados los Generales Máximo Gómez y Antonio
Maceo, que se encontraban en Centro A mérica; pero
cayeron en manos extrañas las armas y pertrechos
con que contaban, siendo infructuosos los esfuerzos
que se hicieron por recuperarlos. Los fracasos su
fridos hicieron decaer los ánimos y se desistió por
entonces de nuevos proyectos revolucionarios.

HKSTORIA 15
CAPITULO XIV
LA ULTIMA GUERRA DE INDEPENDENCIA.

ANTECEDENTES.

José Marti.—El gran agitador político, el nuevo


apóstol de la independencia que con su palabra ve
hemente y la fe inquebrantable en la justicia de su
causa, conmovió los sentimientos políticos de los
emigrados cubanos y lanzó otra vez el pueblo á la
Revolución, fué el insigne José Martí.1
El Partido Revolucionario Cubano.— A fines de
1891 expuso Martí, en Tampa y Cayo Hueso, la
conveniencia de reunir en un solo partido las distin
tas agrupaciones cubanas de la emigración, y aco—
gidas con entusiasmo las Bases por él redactadas,
se proclamó el Partido Revolucionario Cubano en los
Clubs de New York y la Florida el 10 de abril de
1892, aniversario de la constitución de la Reflüblica
en Guóimaro. Para los cargos de Delegado y Teso—
rero, fueron electos José Martí y Benjamín Guerra.
Martí nombró Secretario á Gonzalo de Quesada.
1 Nacido en la Habana el 28 de enero de 1853, era todavía un ado
lescente cuando. en 1869, sufrió prisión y destierro por causas políticas.
Deportado, en España, se recibió de Licenciado en Derecho y pasó
después á México y á Guatemala, donde desempeñó una cátedra de
Literatura. Firmada la Paz del Zanjón, volvió Martí á la Habana y se
dió á conocer como gran orador; pero pronto se hizo sospechoso al Go
bierno y en 1879 fué otra vez desterrado á España, de donde huyó
para asumir la actitud revolucionaria, que había de inmortalizarle.
228 HISTORIA DE CUBA

Trabajos de propaganda—Una vez constituído el


Partido Revolucionario, redobló Martí su actividad
pasmosa; en sus viajes á la Florida,á Santo Domin
go y Costa Rica, logró aunar las voluntades de los
patriotas dispersos, y cuando en Cuba se supo que
los caudillos más prestigiosos de la pasada guerra se
pondrían al frente de la Revolución, se organizaron
centros de conspiración en todas las provincias.
Las reformas de Maura—Entre tanto, la situación
económica de la Isla era insostenible. Se discutieron
en España las reformas propuestas por el Ministro
de Ultramar Señor Maura, que hicieron concebir
gratas esperanzas á los autonomistas, quienes se ha
bían puesto al lado de los reformistas; pero cayó
Maura, y á sus reformas, no implantadas, sucedieron
las del nuevo Ministro Señor Abarzuza, las cuales
significaron un paso atrás en favor de los reacciona
rios. El
fracaso de las esperadas Reformas de Maura,
determinó el principio de la guerra.
El plan de Marti.—A fines de 1894 tenía Martí
preparado un plan completo de expediciones y le
vantamientos en la Isla. En los primeros días de
enero de 1895, había Martí fletado tres vapores (el
Lagonda, el Amadis y el Baracoa ), que debían reco—
ger sus cargamentos de armas y municiones en Fer—
nandina; pero denunciado el plan á las autoridades
americanas, cayeron en poder de aquel Gobierno los
vapores, las armas y las municiones, que represen
taban las privaciones y los sacrificios de los benemé
ritos obreros de la emigración.
LA ULTIMA GUERRA 229

PRINCIPIO DE LA GUERRA.

El 24 de febrero de 1895.— Este día glorioso en


los anales dela historia de Cuba, se alzaron en armas
muchos patriotas en distintas localidades de Oriente
y Matanzas, de acuerdo con el Delegado del Partido
Revolucionario Cubano José Martí. El grupo más
numeroso fué el que se levantó en Baire, capitaneado
por Rabí y los hermanos Lora.2
Gobernaba la Isla el General Calleja, quien con
cedió un indulto á los que depusieran las armas y
envió algunas comisiones de autonomistas á confe—
renciar con los sublevados. En la provincia de Ma
tanzas pronto fueron disueltas las partidas; pero en
Oriente fué acogida la Revolución con gran entusias
mo y en pocos días se extendió por toda aquella
comarca.
El Manifiesto Cristi.— Al estallar la
de Monte
guerra en Cuba, pasó Martí á Santo Domingo y
unido al General Máximo Gómez,lanzaron al mun
do (el 25 de marzo de 1895), el Manzfiesto de Monte
Cristi que es una sucinta exposición de los agravios
inferidos por España á la Colonia.

2 De Santiago de Cuba se lanzaron al campo Guillermo Moncada


y Rafael Portuondo; en Guantánamo, Pedro Pérez y Enrique Brooks;
Bartolomé Masó, en su finca La Odiosa, en lllanzanillo, con José Mi
ró, Amador Guerra y otros; los hermanos Sartorio en Holguín, y Ban
dera, Goulet, Garzón, etc., en El Cobre, Baracoa y otras comarcas de
Oriente. En la provincia de Il’latanzas, se alzaron, en Ibarra, López
Coloma y Juan Gualberto Gómez, Jefe de la conspiración en la Isla; y
en Colón, varios jóvenes de la Habana y Matanzas. Fueron detenidos,
en Remedios, Francisco Carrillo, y en la Habana, Julio Sanguily y
José María Aguirre.
230 HISTORIArDE CUBA

Desembarco de Maceo y muerte de Crombet.—El


29 de marzo llegó á la playa de Duaba, cerca de
Baracoa, en la goleta Honor, el Mayor General An
tonio Maceo, con su hermano José, Flor
Crombet, Agustín Cebreco, Patricio
Corona, Silverio Sánchez y otros dis
tinguidos jefes, viéndose incesan
temente perseguidos y teniendo que
fraccionarse para atravesar las sie
rras de Baracoa y Guantánamo,
hasta encontrar las fuerzas cu
banas. Una de las primeras
víctimas de esta expedición,
fué el malogrado Flor Crom
Flor Crombet.
bet, veterano de la Guerra de
los Diez Años y valiente entre los valientes. Su
muerte fué una gran pérdida para la Revolución.
Desembarco de Martí y Máximo Gómez.— El 15
de abril arribó felizmente á Las Playitas, cerca del
pequeño puerto de Baitiguirí, un botecito trayendo
áJosé Martí y al General Máximo Gómez, con los
valientes Francisco Borrero y Angel Guerra.

Llegada de Martínez Campos—Al mismo tiempo


que en débil embarcación llegaban á las playas cu—
banas José Martí y Máximo Gómez, desembarcaba
muy cerca, en Guantánamo, el General en Jefe del
ejército español Don Arsenio Martínez Campos, con
grandes refuerzos, y con facultades para implantar
amplias reformas.
LA ULTIMA GUERRA 231

Entrevista de los Jefes de la Revolución.—El 5 de

mayo, acampados en La Mejorana, los tres citados


Jefes de la Revolución acordaron el plan de campaña.
Martí fué reconocido como Jefe Supremo y Máximo
Gómez como General en Jefe. Antonio Maceo fué
nombrado por Gómez Jefe de Oriente.

y
l

Muerte de José Marti (F. Henares).

La muerte de Marti.— Después de una entrevista


con Bartolomé Masó, á orillas del Couto, Martí se
disponía á volver á los Estados Unidos; pero una
desgracia inmensa vino á poner á prueba la existen
cia de la Revolución. Desoyendo las órdenes del
General Gómez, que dirigía el combate de Dos Ríos
contra el Coronel Jiménez de Sandoval, se apartó
Martí de las líneas cubanas y, debido á su valor te—
merario y á la fogosidad de su caballo, fué á caer acri
billado á balazos frente á una emboscada enemiga.
2:32 HISTORIA DE CUBA

Campaña de Maceo en Oriente—Empezó Antonio


Maceo una serie de operaciones activas para distraer
la atención de los españoles, dejando asegurada la
Revolución en Oriente, en tanto que el General Gó
mez invadía el Camagüey, después de la muerte de
Martí. Las dos acciones más importantes de Antonio
Maceo en Oriente fueron: la de Peralejo, entre Man
zanillo y Bayamo, en la que murió el General espa
ñol Santocildes (el 13 de julio), y corrió un gran
peligro el General Martínez Campos, que logró en
cerrarse en Bayamo; y la de Sao del Indio, cerca de
Guantánamo, en combinación con su hermano José.
En esta batalla se usó por primera vez la dinamita,
que produjo horribles desastres.
Máximo Gómez en el Camagüey.— La heróica
región camagüeyana apenas había respondido al
movimiento revolucionario, cuando la invadió el le
gendario campeón de Palo Seco y Las Guásimas.
Burlando la vigilancia de Suárez Valdés y Echagüe,
atravesó el General Máximo Gómez el Río jobabo,
y pocos días después, el 12 de junio, se le unieron
Salvador Cisneros Betancourt (el venerable Marqués
de Santa Lucía) y los grupos organizados por Re
cio, Montejo, Oscar Primelles y Angel Castillo.
Los combates de Altagracia, El Mulato, La Lar—
ga y San jerónimo, acabaron de asegurar la suble
vación del Camagüey, quedando así burlados los
planes de Martínez Campos, que tuvo que fijar en
tonces su atención en la histórica Trocha del júcaro,
para evitar la invasión de Las Villas.
LA ULTIMA GUERRA 233

La Revolución en Las Víllas.— Se levantaron á


mediados de abril, en Santa C lara, el Coronel Cas
tillo y el joven Doctor Juan Bruno Zayas.3 El feliz
arribo, por la costa Sur de Sancti Spíritus (el 24 de
julio), de la primera expedición, en la que vinieron
Carlos Roloff, Serafin Sánchez y José María Rodrí
guez,lafirmó la guerra en el territorio de Las Villas.
J
La Asamblea de imaguayú.—Afianzada la Revo
lución en Oriente, Camagüey y Las
Villas, era necesario proceder á la
organización del Gobierno de la na
ciente República, y al efecto se
reunió la Asamblea Constituyente
en jimaguayü, el 11 de septiembre
de 1895. Discutida y aprobada
la Constitución, se procedió á
la elección del Consejo de
Gobierno, resultando: Presi—
dente Salvadór Cisneros Be
Salvador Cisneros
Betancourt.
tancourt, y Vicepresidente,
Bartolomé Masó.4 También se nombraron, por acla
mación: General en jefe, Máximo Gómez; Lugar—
teniente General, Antonio Maceo, yRefresentante en
el Exterior, Tomás Estrada Palma.
3 Al lanzarse al campo el Brigadier Suárez, el 16 de junio, fué re
conocido como Jefe de Las Villas. Ya se encontraban sublevados, ade
más de Castillo y Zayas, Justo Sánchez en Sancti Spíritus, Pedro Díaz
en Remedios, Robau en Sagua, y se alzaron con poco tiempo de dife
rencia: Casallas, en Camajuaní, que murió heróicamente en el primer
combate, el 22 de junio; Alberdi, Alemán, López Leiva, Bermúdez,
Nuñez, Rego, Monteagudo, Machado y Leoncio Vidal.
4 Los Secretarios del Consejo de Gobierno fueron: Rafael Portuon
do, Santiago García Cañizares, Carlos Roloff y Severo Pina.
‘,_A.kn...

GENERAL
MÁX|MO
GÓMEZ.
1
l" ... ryvr—V'Irvy—y—y
LA ULTIMA GUERRA 235

CAMPAÑA DE LA INVASION.

Preparatívos.—Una vez constituida la República


se trasladó el Gobierno á Oriente con objeto de acti
var los preparativos de la Invasión, que ya tenía
muy adelantados el Lugarteniente General, en tanto
que el Genera! en jefe permaneció en el Camagüey
para preparar el contingente del 8‘" Cuerpo de ej ér
cito. La concentración de las fuerzas expedicionarias
se verificó en la Sabana de Baraguá.

En marcha.—El 22 de octubre de 1895 partió la


columna invasora, por la margen derecha del Caula.
En la Vega de Pesz‘a’n y en ]blala Nac/ze se completó
el contingente oriental que ascendió á 1.500 hombres
y el 8 de noviembre pasó Maceo el Ríojoóaba, lími
te de la Provincia oriental, y entró en el Camagüey,
después de haber tenido que combatir en Soledad,
Guaramanaa y El Lavado.
Elpaso de la Trocha.—E1 General Gómez, sin
esperar á Maceo, pasó la Trap/za del júcaro con
el contingente del Camagüey, dejando al Brigadier
José M“l Rodríguez al frente del 3"r Cuerpo de ej ér
cito, é imprimió tal actividad á las operaciones en
Las Villas, que el General Martínez Campos se vió
obligado á emplear mucha parte de sus tropas en
proteger la zona azucarera. Gracias á esta combina
ción, debida al genio militar del General Máximo
Gómez, pudo atravesar el grueso del ej ército inva
sor toda la extensión del Camagüey, en 21 días, sin
236 HISTORIA DE CUBA

librar un sólo combate. Al amanecer el 29 de no


viembre, pasó Antonio Maceo la Troo/za con 1.500
hombres, bajo el fuego del fuerte La Redonda, al que
contestaron los invasores con las notas marciales del
Himno Bayame’s. El
mismo día se reunieron los
dos ilustres caudillos, Gómez y Maceo, y juntos
combatieron el 2 de diciembre en La Reforma, con
las fuerzas de Suárez Valdés.
Al través de Las Villas.— El reñido combate de
Íguará, el 3 de diciembre, señaló la entrada en Las
Vil/as del ejército invasor. Allí dió principio una
serie de encuentros en Sancti Spíritus y en las lomas
de Trinidad, hasta el 15 de diciembre, en que se
libró la gloriosísima batalla de Mat Tiempo, cerca
de C7'uces,
que aseguró el triunfo de la Invasión y
desconcertó los planes del Paeifieaa’or, el cual se ha
llaba en Cienfuegos y salió rápidamente hacia la Ha—
bana y luego á Co/o’n, á fin de establecer allí su cuar
tel general y dirigir personalmente las operaciones.
En la Provincia los
de Matanzas.—— Enardecidos
invasores con la victoria de Mat Tiemfo, recorren
la rica zona de ingenios de Cienfuegos y penetran el
20 en la de Matanzas, sembrando á su paso el incen
dio y el pánico que se propagan con extraordinaria
rapidez. Separados Gómez y Maceo, atraviesan
esta provincia, burlan de nuevo los propósitos de
Martínez Campos y se reunen á su retaguardia, ha
ciéndole retroceder hasta Coliseo, donde sufre la últi
ma derrota (23 de diciembre), y vuelve á la Capital,
desconcertado y abatido, para presentar su dimisión.
LA ULTIMA GUERRA 237

de la jornada de Coliseo, retrocede la


Después
columna invasora hasta la Ciénaga de Zapata, y
cuando esperaba el Jefe español cortarle la retirada
con las tropas que había situado sobre la línea de
Cienfuegos, contramarcha el 29 por jagüey Grande
yE l Estante y deja atrás la provincia de Matanzas.
La Invasión á las puertas la Habana.—- El 1° de
enero de 1896 penetró la Invasión en la provincia de
la Habana; pasó por Nueva Paz y por Güines, cruzó
el día 3 el río Mayabeque, y el 5 ocupó en todas
direcciones la provincia, llegando, con asombro del
mundo y estupor de las autoridades españolas, á las
puertas mismas de la Capital, á Marianao y Punta
Brava. Como lo había anunciado el glorioso caudi
llo, veterano de las dos guerras, sus caballos sacia
ron la sed en las aguas del río A lmena’ares.
En el extremo occidental de la Isla.—- Mientras
Máximo Gómez operaba en la provincia de la Ha
bana, penetró Antonio Maceo en la de Pinar del Río,
el 8 de enero; en marcha asombrosa, recorrió El
Mariel, San juan, Bahía Honda, Las Pozas, La
Palma, Cazguanaóo, Pilotos,Las Taironas, El Sába
lo,

Guane, 23 presidió una sesión del Ayunta—


el
y

miento de Mantua, la población más occidental de


la Isla término necesario de la Invasión.
y

Esta marcha triunfal de Oriente Occidente, que


á

trastornó por completo orden natural de la guerra


el

moderna, ha sido considerada como plan militar


el

más audaz de la centuria, se ha comparado con las


y

de Aníbal, Sherman San Martín.


y
DELEGACION CUBANA EN LOS ESTA DOS UNIDOS.

Joaquín Castillo. TOMAS ESTRADA PALMA. Benjamín Guerra.


Gonzalo de Quesada. Eduardo Vero.

n'
LA ULTIMA GUERRA 239

CAMPAÑA DE 1896.

Regreso de la Invasíón.—Logrado el objeto de la


Invasión, vuelve Maceo triunfante por la parte Sur
de Pinar del Río, derrotando á García Navarro en
la carretera y á Luque en .Paso Real; ataca á Can
delaria, Río Hondo y San Cristóbal y á mediados
de febrero peleaba en Quivieón, Melena y jarueo,
en la provincia de la Habana. Reunido con Gómez,
el 19, combaten en Moralito y la Catalina; pene
tran separadamente en la provincia de Matanzas
ambos campeones y el 8 de marzo celebran su últi—
ma entrevista en el Galeón, para volver Máximo
Gómez á Oriente y Antonio Maceo á Vuelta Abajo.
Expediciones.— Los triunfos de la Invasión exci
taron el patriotismo de los emigrados, y el Delegado,
Tomás Estrada Palma pudo contar con abundantes
recursos y, secundado por el Subdelegado Joaquín
Castillo Duany, el Tesorero Benjamín Guerra, el
Representante en Was/2ington Gonzalo de Quesada,
el Secretario Eduardo Yero y otros, envió numerosas
expediciones de los Estados Unidos, las cuales fue
ron conducidas, en su mayor parte, por el Brigadier
Emilio Núñez.5

5 El 17 de marzo desembarcó en Varadero, cerca de Cárdenas, 1


expedición de Enrique Collazo; el 19 la de Braulio Peña en lVuevas
Grandes, y el 24 del mismo mes llegó á Illaraví, en Bara[oa, la -más
importante, mandada por el General Calixto García., Más tarde arri
baron las de Trujillo, Portuondo, Rafael Cabrera, la del Brigadier Ruz,
la segunda de Roloff, la de Betancourt, etc. y por Vuelta Abajo, la del
Comfetitor, la de Leyte Vidal y, por último, la de Rius Rivera.
240 HISTORIA DE CUBA

Los planes de Weyler.—El 11 de febrero de 1896


llegó á la Haóana el General Don Valeriano Weyler,
bien conocido en Cuba, desde la guerra anterior, por
los horrores que cometió, á las órdenes de Valmase
da. Se proponía el General W eyler aplicar una polí
tica de exterminio, opuesta á la de Martínez Campos,
y aniquilar la Revolución en Occidente, tratando de
aislar á Maceo en Vuelta Abajo, por medio de la
Trac/za de Mariel á Majana.
Muerte de Zayas.——En las provincias de la Haba
na y Matanzas era tal la actividad de las numerosas
fuerzas españolas, que parecía imposible que pudie
ran permanecer en ellas los patriotas. En uno de
aquellos encuentros que se veían obligados á soste—
ner á diario, cayó el valeroso General Juan Bruno
Zayas, el día 30 de julio, cerca de Quivicán.
Entrevista de Máximo Gómez y Calixto García.—
Después de 22 años, volvieron á verse estos dos va
lerosos Jefes en Las Vueltas, á orillas del Canto, en
julio de 1896. Allí acampados, recibieron la noticia
de la muerte del valeroso General José Maceo, en un
encuentro en la Loma del Gato, cerca de Santiago.
Ataques á Cascorro y á Guáimaro.— Pasó el Ge
neral Gómez al Camagüey y puso sitio á Cascorro,
teniendo que levantarlo al cabo de 13 días. Acudió
Calixto García con fuerzas de Oriente, puso sitio á
Guóimaro y lo tomó el 28 de octubre, distinguién
dose el Coronel Mario Menocal. Después dela toma
de Guóimaro, volvió el General García á Oriente, y
Gómez pasó, con el Gobierno, á Las Villas.
LA ULTIMA GUERRA _ 241

Campaña de Antonio Maceo en Pinar del Río —


De asombrosa puede calificarse la campaña sosteni
da por el General Antonio Maceo en la provincia de
Pinar del Río, de marzo á diciembre de 1896. Com
batió casi á diario el famoso caudillo oriental, en
Cayajabos, ElRnbí, La Palma, Lomas de Tapia, Las
Pozas y, el 30 de abril, en Cacarají

cara, donde los españoles dejaron
150 muertos sobre el campo. La sal
vación y conducción de los valio
sos recursos aportados por las nr’

expediciones de Leyte Vidal y Rius


Rivera, dieron origen á nuevos
combates, en septiembre y oc
tubre, en La Esperanza, Los
Arroyos, Montezuelo, Tum
bas de Estorino, Isabel [lla
rz’a y en Ceja del IVegro, que
fué uno de los más san gríentos. Ge"m' A"‘°"‘° M"°°°

Con el parque recibido, convirtió Maceo en fortalezas


inexpugnables las agrestes lomas de Vuelta Abajo
é hizo infructuosos los esfuerzos de Weyler, que ha
bía acumulado 30.000 soldados para aniquilarlo en
aquella región.
Maceo burla la Trocha.—Para reanimar las ope
raciones en la provincia de la Habana, entregó Ma
ceo el mando del Departamento Occidental al General
Rius Rivera, y en la noche del 4 de diciembre,
burlando las precauciones del General Arolas, Jefe
de la Troc/za, atravesó en bote el puerto del Mariel.
HISTORIA 16
242 HISTORIA DE CUBA

Muerte de Antonio Maceo.— Cuando el General


Weyler confiaba en que tenía á Maceo aislado en la
Vuelta Abajo, apareció el bravo campeón en las in
mediaciones de la Habana, y en un encuentro con
la columna de Cirujeda, cayó el 7 de diciembre en
San Pedro, cerca de Punta Brava. A su lado sucum
bió también heróicamente su Ayudante Francisco
Gómez Toro, digno hijo del General Gómez.6
Muerte de Serafín Sánchez y José María Aguirre.
El General Serafin Sánchez, que cubrió la retaguar
dia de la Invasión, retrocedió desde Matanzas para
recoger los rezagados y heridos; pasó
al Camagüey y á Oriente, y á su
vuelta á Las Villas, con el segun
do contingente de la Invasión, mu
rió gloriosamente combatiendo en
el Paso de las Damas, en Sancti5fiz’
ritus, el 18 de noviembre. No
terminó este año de 1896, sin

que se tuviera que lamentar
también la pérdida del General
_ José María Aguirre, muerto de
pulmonía el 29 de diciembre, en
General Serafín Sánchez.

las Escaleras de jaruco, provincia de la Habana.


6 Sus cadáveres, desconocidos por los españoles, fueron recogidos
por las fuerzas cubanas y enterrados secretamente en El Caca/mal por
Pedro Pérez y sus hijos, quienes custodiaron el lugar, hasta que termi
nada la guerra, fueron exhumados los restos por el General Gómez y
una Comisión Popular y depositados en un monumento provisional.
El trístísimo acontecimiento ocasionó verdadero pánico; pero pron
to reaccionó el espíritu de los patriotas y acudieron á la Delegación
Cubana con crecidas sumas para continuar la lucha. Por cable anunció
desde París, la insigne] villaclareña Señora Marta Abreu de Estévez,
el envío de importantesldonativos para la guerra.
LA ULTIMA GUERRA 243

CAMPAÑA DE l897 A 1898.

Calixto García en Oriente.—Gloriosa fué este año


la campaña del General Calixto García en Oriente
En enero y febrero continuó el sitio
de Bayamo, comenzado al finalizar
el año anterior; luego atacó é in
cendió á jzguaní y mantuvo inte
rrumpidas las comunicaciones de
los pueblos ocupados por los espa
ñoles. El asalto y toma de Las
Tunas, á fines de septiembre,
fué el hecho más importante
y trascendental de aquella
campaña, que terminó brillan
temente con la toma de Guisa. General Calixto Garcia.

Rius Rivera en Vuelta Abajo—En las C abezadas


de Río Hondo,
después de un combate en el que no
le fué propicia la suerte, fué hecho prisionero el Ge
neral Juan Rius Rivera con su ayudante el Coronel
Federico Bacallao; sucediéndole en el mando del 69
Cuerpo, el General Pedro Díaz.
En la Habana y Matanzas.— En la Habana, el
General Alejandro Rodríguez y en Matanzas, Pedro
Betancourt, reorganizaron las fuerzas del 5° Cuerpo
é imprimieron nuevos bríos á la campaña.7

7 Se distinguieron entre sus Jefes más valientes, Adolfo Castillo,


Juan ado y Néstor Aranguren, que cayeron en las inmediaciones
De]
de la Ha una; Rafael de Cárdenas, Raul Arango, los Collazo y otros
que combatieron también en esta Provincia, y Clotilde García, Carlos
Rojas, Eduardo García, Dantín, etc., en la de Matanzas.
244 HISTORIA DE CUBA

En Las Villas.— El
'
4° Cuerpo de Ejército, á las
órdenes del General Carrillo, tuvo que combatir
contra cuarenta batallones que mandó Weyler en
persecución de Máximo Gómez, quien no salió, sin
embargo, del territorio en que estableció su campa
mento, en las inmediaciones de la Troc/za.S
Renovación del Gobierno.—El día 10

de octubre, glorioso aniversario de
la Revolución de 1868, se reunió la
Asamblea de Representantes en La
Yaya; se discutió y aprobó la nueva
Constitución y se eligió el Gobierno,
resultando: Presidente, Bartolo

mé Masó, y Vicepresidente,
Domingo Méndez Capote.9 El
Gobierno confirmó en sus pues
tos al General Máximo Gómez
Bartolomé Mas6.
y al Delegado Tomás Estrada
Palma, y eligió para Lugarteniente general, al Ge
neral Calixto García Iñiguez.
La Reconcentración.— El
General Weyler, no lo—
grando dominar la rebelión, había decretado la re
concentración de los campesinos en las poblaciones,
donde se construyeron barracas, en las que yacían

8 El Consejo de Gobierno se había trasladado al Camagüey; el Ge


neral José María Rodríguez fué enviado á la Habana, perdiendo en
Cienfuegos á su Ayudante Enrique Junco. Permanecieron en sus te
rritorios: José González en Remedios, José Miguel Gómez en Sancti
Spiritus, Monteagudo en Villaclara, Roban en Sagua, Bravo en Tri
nidad, y Rego en Cienfuegos.
9 Fueron nombrados Secretarios: Andrés Moreno de la Torre, Ma
nuel R. Silva, José B. Alemán y Ernesto Fonts.
LA ULTIMA GUERRA 245

hacinados ancianos, mujeres y niños, los cuales pe—


recieron en su mayor parte víctimas del hambre y
la desesperación. Jamás se vieron en nuestros
¡

pueblos escenas más crueles y desgarradoras!


Fracaso y relevo del General Weyler.— Año y
medio hacía que se encontraba al frente del Gobierno
el General Weyler, sin que hubiera logrado acabar
la guerra en ninguna provincia, ni acertado á orga—
nizar y dirigir el formidable ejército que España
puso en sus manos; la prensa americana pintaba con
vivos colores la situación deplorable que atravesaba
esta Isla,10 y, hasta en la misma España, una gran
parte de la opinión condenaba su política.
El asesinato, en España, del Presidente del Con
sejo de Ministros Don Antonio Cánovas del Castillo,
ocasionó un cambio de política en la Metrópoli y
por Real Decreto de 9 de octubre de 1897 fué rele
vado el funesto General Weyler y sustituido por
Don Ramón Blanco, que trajo el encargo de implan
tar las reformas que los Ministros Sagasta y Moret
habían decidido aplicar á Cuba y Puerto Rico, con
la esperanza de que, mediante estas concesiones,
depondrían las armas los revolucionarios.

10 Cuando en 1897 ocupó la Presidencia de los Estados Unidos


Mr. William Mac Kinley, su Secretario de Estado Mr. Sherman envió
una nota al Gobierno de España, en la que enérgica y severamente
protestaba en nombre de la humanidad y de los Estados Unidos, con
tra los bandos y procedimientos del General Weyler, y, muy especial
mente, contra la Reconcentración.
246 HISTORIA DE CUBA

EL GOBIERNO AUTONOMICO.

Implantación de la Autonomía Colonial.— El 19


de enero de 1898 se constituyó el Gobierno Autonó
mico, con cinco Secretarios de Despacho y un Pre
sidente,11 bajo la Autoridad del Gobernador General,
sujeto al Supremo Poder de la Metrópoli, y se reu—
nieron la Cómara Insular y el Consejo de Adminis—
tración, éste con carácter análogo al del Senado.
El General Blanco mandó emisarios al campo
rebelde; pero los patriotas rechazaron esas tardías
reformas, y continuó la lucha con más bríos.12
Motines en la Habana—La implantación de la
Autonomía produjo en la Capital de la Isla ruidosas
manifestaciones contra el General Blanco y estuvie
ron á punto de rebelarse los voluntarios que guar
necían la ciudad. Vinieron después los motines con
tra algunos periódicos, y se dieron mueras á la A uto—
nomía y á Blanco, y vivas á Weyler. Con este mo
tivo el General Lee, Cónsul de los Estados Unidos,
pidió á su Gobierno que enviase un barco de guerra,
para proteger, en caso necesario, los intereses de los
ciudadanos americanos.

11 El'Gabinete/1utonbmico estaba compuesto de esta manera: Pre


sidente, José María Gálvez; Secretarios, Rafael Montoro, Antonio Go
vín, Francisco de Zayas, Laureano Rodríguez y Adolfo Saenz Yañez.
12 Uno de los comisionados del General Blanco, el Comandante
Don Joaquín Ruiz, confiado en la amistad que le unía al restigioso
Coronel Néstor Aran ren, fué á proponerle la aceptación e la A uto
nomía, por lo que fu condenado á muerte y ejecutado. Poco tiempo
después fué asesinado el valiente Coronel Aranguren, como lo había sido
antes el General Adolfo Castillo.
LA ULTIMA GUERRA 247

La Carta de Dupuy de Lome.——Los ánimos estaban


muy exaltados en los Estados Unidos y eran muy
tirantes sus relaciones con España, á causa de ha
berse publicado una carta particular del Señor Du
puy de Lome, Embajador español en Waslzington,
en la que se hacían declaraciones ofensivas al Pre
sidente Mr. Mac Kinley y se daba á entender que
la Autonomía implantada en Cuba era una farsa.
La explosión del Maine.— So pretexto de una vi
sita amistosa, entró á principios de enero, en el puerto
de la Habana, el magnífico acorazado americano
Maine. Pocos días después, en la noche del 15 de
febrero de 1898, ocurrió una horrible explosión, y
el formidable barco quedó completamente destruido,
pereciendo en él dos oficiales y 264 tripulantes. So—
metida la averiguación de la causa de la catástrofe
á una Comisión Investigadora, ésta informó que el
barco había sido destruído por la explosión de una
mina submarina.13
El armisticio.— Por intervención PaPa, el del
Presidente de los Estados Unidos propuso la conce
sión de un armisticio para conseguir la paz entre
España y los patriotas cubanos, ofreciendo para ello
sus amistosos oficios; pero la orgullosa Metrópoli,
que consideraba una humillación el tratar con la
Colonia rebelde, sólo concedió una suspensión de
hostilidades, dejando su duración á juicio del Ge
neral Blanco.
13 La Comisión es;>añola declaró, por el contrario, que la explo
sión fué de origen interior.
248 HISTORIA DE CUBA

LA GUERRA HISPANO- AMERICANA.

La Resolución Conjunta del 19 de abril.——El infor—


me de la Comisión Investigadora de la catástrofe
del Maine, fué trasmitido al Con
greso de los Estados Unidos, el
28 de marzo de 1898, y el lunes
11 de abril fué enviado á am
bas Cámaras un Mensaje, en
que el Presidente pedía al C on
greso se le autorizase para poner
término á las hostilidades en
Cuba, y asegurar el estable
cimiento de un Gobierno
estable, capaz de mantener
el orden y observar las
obligaciones internaciona
les. Tomado en consideración
William Mac Kinley.
y discutido el Mensaje Presi—
dencial por ambas Cámaras, en la madrugada del
19 de abril fué aprobada una Resolución Conjunta

(Joint Resolution) por la cual resolvió el Congreso:


l‘.’Que el pueblo de la Isla de Cuba es, y de derecho debe ser, libre
é independiente. 2‘? El Gobierno de España renunciará á su autoridad
y retirará sus fuerzas terrestres y navales de Cuba. 3“ El Presidente
de los Estados Unidos utilizará las fuerzas terrestres y navales de la
Nación para llevar á efecto estas resoluciones. 4‘.’ Los Estados Unidos
niegan toda intención de ejercer soberanía sobre dicha Isla, y afirman
su determinación de dejar el Gobierno de la misma á su pueblo.
Firmada la Resolución Conjunta el 20 de abril, presentó Mr.
Woodford, Ministro de los Estados Unidos en flladn'd, un uttimatum;
quedando interrumpidas las relaciones diplomáticas entre ambas na—
ciones, y el 25 declararon las Cámaras americanas que desde el día 21
existía un estado de guerra entre España y los Estados Unidos.
LA ULTIMA GUERRA 249

Bloqueo de la Isla por los americanos.—El 22 de


abril apareció á la vista del puerto de la Habana
la escuadra americana, mandada por el Almirante
Sampson, y se estableció el bloqueo.
El 19 de mayo entró en Santiago de Cuba la es
cuadra española mandada por el Almirante Cervera;
pero el 26 llegó frente al puerto la escuadra del Al
mirante Schley y el 1° de junio la de Sampson y
quedó perfectamente establecido el bloqueo. Con
objeto de cerrar la salida del puerto, fué echado á
pique el vapor Merrimac, por el Teniente Hobson,
cuya heroicidad fué universalmente reconocida.
Acuerdo de los americanos y los cubanos.— Antes
de la declaración de guerra entre España y los Es—
tados Unidos, el Gobierno Americano se había pues
to de acuerdo con los cubanos para obtener su
cooperación. Según lo estipulado, el General Calixto
García debía tener listos 5,000 hombres para operar
con los americanos sobre Santiago de Cuba.
Desembarco de las fuerzas americanas.-—— El 20 de
junio llegaron frente á Santiago los transportes
conduciendo las fuerzas americanas, cuando ya la
escuadra tenía establecido el bloqueo. Unidos el Ge
neral Shafter, Jefe del ej ército americano, y el Almi—
rante Sampson, Jefe de la escuadra, desembarcaron
en el Aserradero y tuvieron una conferencia con el
General Calixto García. Allí se acordó el plan de
ataque á Santiago y se decidió desembarcar los
15,000 soldados americanos por Daiguirí, como se
hizo, con el auxilio de la escuadra.
250 HISTORIA DE CUBA

Avanzadas americanas.— En la mañana siguien


te al desembarco de las primeras fuerzas america
nas, el General Wheeler y el Coronel Wood, escol
tados por las fuerzas de Demetrio Castillo, se diri
gieron á Siboney y ocuparon el fuerte abandonado
por los españoles; el 24 de junio ganaron la acción
de Las Guósimas, y el día 26, habiéndoseles unido el
grueso del ejército, prosiguieron la marcha hasta
Sevilla y El Pozo, desde donde se veían las trinche—
ras y fortines que habían improvisado los españoles
para la defensa de Santiago de Cuba.
La toma de El Caney.— Según los
planes de Shafter, debía tomar
se El
Caney el 1° de julio, en
menos de una hora, por la 2“—I Di
visión del ejército americano,
'
á las órdenes de los Generales
Lawton, Chaífee y Ludlow, quie—
»
'
nes se dirigirían después á
l

la Loma de San juan; pe


., , ro encontraron tan tenaz

resistencia por parte del
‘ —
destacamento de 500 hombres
°°"°"" °""“°' V“"’ d° "°"
que guarnecía el poblado, que
necesitaron nueve horas para rendirlo, después de
haberle ocasionado más de cuatrocientas bajas, con
tándose entre los muertos el heróico Comandante de
la Plaza, General Vara de Rey. Los americanos re
cogieron su cadáver y le tributaron los honores mi
litares correspondientes á su jerarquía.
LA ULTIMA GUERRA 251

La Loma de San Juan.— Mientras el General


Lawton, con 6.000 hombres, tomaba El Caney, el
resto del ejército atacaba la Loma de San juan, que
era el lugar mejor fortificado y defendido por los es
pañoles. El héroe
de aquella jornada fué el Teniente
Coronel Teodoro Roosevelt (actual Presidente de los
Estados Unidos), que asumió el
mando de los Rough Riders y ade
lantándose á los regulares, tomó
con sus valientes soldados las
primeras trincheras en la Lo—
ma de San juan,la acción más
gloriosa del ejército americano f

en la campaña de Cuba.14 Eran i

los Rough Riders famosos gine- ,


tes, (en su mayor parte vaque-


ros, cazadores, rancheros y
aventureros del Oeste), aveza—
dos á afrontar toda clase de
privaciones y peligros, y mez
Mr. Theodore Roosevelt.
clados con ellos había unos
cien jóvenes ricos y distinguidos sportmen que, ávi
dos de emociones fuertes, habían acudido al llama
miento de la patria. El Coronel de este regimiento
era Mr. Leonard Wood, que había ganado una me—
dalla de honor en la campaña contra los Apaches,
y era su Lugarteniente Mr. Roosevelt, que dejó un
alto puesto en la Administración en Washigton.
14 El día l? de julio tuvieron los americanos 21 oficiales y 220 sol
dados muertos, y 93 oficiales y 1280 soldados heridos, entre las dos ac
ciones de El Caney y la Loma de Sanjuan.
252 HISTORIA DE CUBA

Combate naval de Santiago.— El


Almirante Cer
vera recibió del General Blanco la orden de salir
del Puerto de Santiago, y en la memorable mañana
del 3 de julio de 1898 se dió la señal de partida.
El María Teresa, con la bandera de combate desple
gada, marchaba el primero; detrás iba el Vizcaya, al
que seguían el Colón y el Oguendo. El Brooklyn
y el Iozoa inutilizaron al María Teresa; el Oguen
'
do quedó destrozado por el Oregon, el Indiana y
y el Iowa; el Vizcaya fué presa del incendio y em—
barrancó en el Aserradero, y el Cristóbal Colón,
perseguido por el Oregon, el Brooklyn, el New York
y el Teras, viéndose irremisiblemente perdido, se
arrojó á toda máquina sobre la costa, para hundirse
después en el mar. En este combate perdió España su
escuadra y tuvo 350 muertos y 160 heridos graves.
Bombardeo y rendición de Santíago.— Después
de estos desastres, la situación de los españoles en
Santiago era insostenible, á pesar del refuerzo de
3,000 hombres que lograron penetrar en la ciudad.
El General Shafter intimó la rendición el mismo
día 3; pero por mediación de los Cónsules extranje—
ros se obtuvo el aplazamiento del bombardeo, para
que pudieran salir de la ciudad los ancianos, muje—
res y niños, que en número de 20,000 se refugiaron
el 5 en El Caney, dentro de las líneas americanas.
El día 9 empezó el bombardeo de la ciudad, y pron—
to se entablaron las negociaciones para la capitula
ción de la plaza, tomando posesión los americanos,
de Santiago y de toda la Provincia, el 17 de julio.
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254 HISTORIA DE CUBA

Conflicto entre los cubanos y los americanos—EI


General Shafter negó la entrada en Santiago á las
fuerzas cubanas, lo que dió lugar á la dimisión del
General Calixto García del cargo de Lugarteniente
General del ejército cubano.
El Tratado de París.— A los tres meses de comen
zada la guerra entre España y los Estados Unidos,
ya la suerte de las armas había decidido la contienda:
destruido el poder marítimo de España en Maní/a
y Santz'ago de Cuba, en manos de los americanos
la provincia Oriental de esta Isla, y medio conquista
da la de Puerto Rico, era insostenible la guerra por
parte de España, y se vió obligada á pedir la paz por
'
intermedio del Embajador de Francia.
El 12 de agosto de 1898 se firmó en Was/zíngton
el Protocolo de la Paz, quedando estipuladas las
condiciones siguientes:
1*.l Renuncia por España, á todos sus derechos sobre Cuba; 2? Ce
sión de la Isla de Puerto Rito, y una de las Ladrones; 3".‘ Ocupación
de 1llam'la por los Estados Unidos hasta la conclusión de un Tratado
que determmaría la suerte de las Filipinas; 4? Evacuación inmediata
de Cuba y Puerto Rito, y nombramiento de Comisarios para llevarla á
cabo; 5? Nombramiento de cinco Comisarios por cada Nación para ne
gociar el Tratado de Paz, y 6‘? Suspensión de las hostilidades.
El 19 de octubre se reunieron en París los miem
bros delas Comisiones española y americana que
habían de proceder á la negociación del Tratado de
París; el 10 de diciembre de 1898 quedó firmado, y
fué ratificado el 11 de abril de 1899.
El Tratado de París contiene diez y siete artículos,
y por él renunció España á todo derecho de sobera
nía y propiedad sobre Cuba, quedando ésta militar—
mente ocupada por los Estados Unidos.
LA ULTIMA GUERRA 255

La Asamblea de Santa Cruz—Terminada la gue—


rra, el Gobierno cubano convocó la Asamblea de la
Revolución, que se reunió en Santa Cruz del Sur,
'
en noviembre de 1898, bajo la presidencia del Gene
ral Calixto García; decretó el licenciamiento del
heróico ejército cubano,15 y se trasladó á la Habana.
Gobierno de la-Intervención.— El 1° de enero de
1899, cesó en todo el territorio de la
Isla la soberanía de España
y co—
menzó el Gobierno de la Interven
ción, siendo el primer Goberna
dor Militar el General John R.
Brooke.16 Una vez asegurada la
Paz, el Presidente de los Estados » A

Unidos, Mr. William Mac Kinley, 9


ordenó al Gobernador Militar

de Cuba, General Leonard
g
'
¿af

'
Wood, que convocara una
elección general en la Isla,
%

para elegir Delegados la on


C
á

General Leonard Wood.


vención que había de redactar
y

adoptar una Constitución para pueblo de Cuba,


el

fin de poder dar cumplimiento en todas sus partes


á

la Resolución Conjunta del Congreso de los Estados


Unidos de 19 de abril de 1898.

15 La Asamblea envió una Comisión Washington presidida por


á

el mismo General Calixto García, que murió en aquella ciudad el 12


de diciembre, tributándosele grandes merecidos honores tanto en los
y

Estados Unidos, como al trasladarse sus restos la Habana.


á

16 El 24 de febrero de 1899 entró en la Habana el glorioso Ejér


cito Libertador, las órdenes de su General en Jefe Máximo Gómez.
á
256 HISTORIA DE CUBA

La Convención Constituyente—El 5 de noviem


bre de 1900 se reunió la Convención Constituyente y
comenzó sus trabajos, quedando aprobada el 21 de
febrero de 1901 la Constitución, que juntamente con
el Apéndice acordado por la misma Convención el 13
de junio de 1901, fué promulgada como Constitución
de la República de Cuba y puesta en vigor por orden
del Presidente de los Estados Unidos, Mr. Theodore
Roosevelt.
Inauguración de la República de Cuba.— El 20
de mayo de 1902, día memorable en la historia de
Cuba, el Gobernador Militar General Leon ardWood,
hizo entrega solemne del Gobierno de Cuba al
Congreso elegido por el sufragio del pueblo y al
Presidente de la República, Tomás Estrada Palma.
¡Feliz el pueblo que después de haber derramado
tanta sangre y consumado tan grandes sacrificios,
llega al momento dichoso de ver recompensados los
afanes de sus mejores hijos!

FIN
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