Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
i ARMONI.V
ENTRE
' C I E NC Í V
Y L A FÉ
3L240
K5
e h
ooetoo
1 1 -
: "'
V
m 1
;
.
.
•
- A ' p ^ î ' . A ,-c. /Y f
i i s
l I l ä Ä^m^^^-^Mm^'
ÏÏM.. mA
) mm^M^
1 v
^ f f e ^ W ^ í ' l f : ^ ' ï w H & . t
•
y
y
X J
^ • «ffir^VJg
É e m
raw . h ' ' " - A
' ' -t ( l i r &v ^ %
/ o y
P I I ¿ W t ® ^ ^
HARMONIA
ENTRE
LA CIENCIA Y LA FE
c HARMONÍA
ENTRE
LA CIENCIA Y LA FE
ENSAYO ESCRITO POR
EL P. MIGUEL MIR
DE LA COMPAÑÍA DE JESUS
T a izávzx iv ai>"w a u v ¿ a t r ( x £ .
; ;
8 uHBSR «
^ « « « " ^ ' H a Alfonsina
Biblioteca Universitaria
M A D R I D
IMPRESOR DE CÁMARA DE S. M.
Isabel la Católica, 23
l88l »f.j
1 .1 f J i
r . a í t t V i f i V
44818
INTRODUCCION
O ñ Q ñ -
y
<J U \J JL J \J
a n i m a n á los séres orgánicos, existen sorprendentes afini- paso sin que se m u e v a n las demás, ni se r e t r a s a ó r e t r o -
dades; y c o m p a r a n d o estos séres orgánicos entre sí, ya en cede n i n g u n a sin que las otras se resientan de ello, y se
s u c o n j u n t o , ya en sus p a r t e s integrantes, aparecen todos- estorben y c o n f u n d a n . E n t r e ellas no es posible el d i v o r -
como gradaciones insensibles de tal m a n e r a s u j e t a s á u n cio ó la enemistad; j u n t a s m a r c h a n á la conquista del uni-
plan único de organización, que su estudio no p r e s e n t a verso, y j u n t a s le a r r a n c a n s u s m á s preciados secretos.
m á s que distinción y diferencia por un lado y s e m e j a n z a P o r esto no podemos aplicarnos al estudio de cualquiera
por otro. Y finalmente, como corona de esta gloriosa uni- de ellas sin el auxilio de las otras; y cuanto m á s adentro
dad, el h o m b r e , en quien se j u n t a n y h a r m o n i z a n s u s t a n - penetramos en la investigación de los elementos que las
cialmente la vida vegetativa, la sensitiva y la racional, c o m p o n e n , de las leyes que las gobiernan y de los princi-
p o r la s e m e j a n z a que tiene con los espíritus ó inteligen- pios generales que las dirigen, mayor unidad, sencillez y
cias separadas, y por su aspiración hácia Dios, á quien h a r m o n í a descubrimos en estos elementos y principios,
t i e n d e con í m p e t u irresistible, es el lazo que u n e el m u n - h a s t a el p u n t o de verlos confundirse é identificarse, á la
do inferior y material con el superior y espiritual, lo visi- m a n e r a que en geometría las figuras inscritas ó c i r c u n s -
ble con lo que no se vé y lo temporal con lo eterno. critas tienden á c o n f u n d i r s e con la curva límite de sus ins-
E n las leyes físicas, cuya acción en los cuerpos conoce- cripciones ó circunscripciones.
m o s p o r los efectos que percibimos con los sentidos, v i s - L a razón de esta unidad maravillosa de las ciencias está
l u m b r a m o s u n a sombra de las que dirigen á las criaturas en la m i s m a condicion y n a t u r a l e z a del conocimiento cien-
racionales. E l m u n d o físico y el moral se corresponden y tífico. L a ciencia no es m á s que el estudio, la revelación
completan á maravilla; en los principios de aquél vemos- y reproducción en el m u n d o intelectual de los séres que
simbolizados los de éste; la ciencia de lo que es nos lleva componen el universo: es el orden de las cosas t r a n s p o r -
á la ciencia de lo que debe ser; y es por todos admitido q u e tado al orden de las ideas; la expresión, el reflejo y la fide-
las leyes que gobiernan al h o m b r e son el f u n d a m e n t o de lísima reverberación en el brillante espejo de n u e s t r a i n -
l a s que rigen á la sociedad, la cual no es m á s que la m u - teligencia de los objetos á cuyo estudio nos aplicamos, de
c h e d u m b r e de los individuos dirigidos á u n fin p o r unos- las f u e r z a s que los a n i m a n y de las leyes á que obedecen
m i s m o s medios bajo la dirección de u n a s u p r e m a a u t o r i - estas m i s m a s f u e r z a s . Ahora bien: todo en el m u n d o está
dad, Así todo está unido y enlazado en el universo: todo milagrosamente unido y harmonizado: s u s p a r t e s y ele-
se refiere á los m i s m o s principios, y se reduce y subordi- m e n t o s que salieron al m i s m o tiempo de las m a n o s de
n a á un solo centro de unidad. Dios se enderezan, cada cual á su m a n e r a , al fin supremo
Pero donde m á s resplandece la variedad combinada con y universal á que las destinó su adorable Providencia; to-
unidad prodigiosa es en el m u n d o científico ó inteligible. das obedecen á u n a m i s m a ley de perfectísima unidad; to-
L a s ciencias, como las Musas, son h e r m a n a s ; en s u s f a c - das contribuyen á la realización del plan divino, plan úni-
ciones resaltan las señales de un origen c o m ú n , y en s u s co, esencialmente el m i s m o en su s u s t a n c i a , pero variado
instintos se revelan las m i s m a s tendencias ó destinos. E n - de mil m a n e r a s en s u s partes accesorias: plan concebido
lazadas y asidas dulcemente de las manos, se prestan m ú - por aquella Sabiduría infinita que existía desde la e t e r n i -
t u o auxilio; caminan todas á la par; no adelanta u n a el dad a n t e s que surgiesen de la nada los cielos y la tierra,
los abismos del mar, los m o n t e s y las praderas; que asis- y el punto en que se completan y acabalan todos los cono-
tía á Dios en la formacion de los cielos cuando señalaba cimientos del h o m b r e . C u a n t o las ciencias h u m a n a s se
por compás la sobrehaz de la tierra, cuando afirmaba a r - acerquen m á s á este punto ú objeto, más se acercan á su
riba el firmamento y a b a j o las f u e n t e s del abismo, c u a n - unidad; cuanto se alejen de él, m á s se desviarán y a p a r t a -
do ponía á la m a r sus leyes y á las aguas para que no pa- r á n entre si, ni m á s ni ménos que los radios de un círculo
sasen su mandamiento; que midió las aguas con el p u ñ o se acercan ó a p a r t a n unos de otros conforme se acercan
y pesó los cielos con el palmo de su mano; que dió ley á ó apartan del centro. Y esta es la unidad s u p r e m a , a b s o -
la lluvia y camino al relámpago de los truenos; que c o n - luta, trascendental de la ciencia, el punto donde se e n -
t e m p l a cuanto se hace debajo del cielo y el resplandor de c u e n t r a n y perfeccionan todos los conocimientos científi-
su luz llega hasta los confines de la tierra, y los cielos pre- cos, el centro donde se j u n t a n y harmonizan la sabiduría
gonan su gloria y declaran la sabiduría y artificio m a r a v i - divina y la h u m a n a , la ciencia y la fe, la razón y la reve-
lloso de sus manos. P u e s esta unidad y consonancia a d - lación, el d o g m a y el pensamiento verdaderamente libre.
mirable que brilla en la naturaleza, tiene que brillar t a m - T a n sublime unidad de los conocimientos científicos
bién en la ciencia que la refleja en el orden del p e n s a m i e n - apareció en toda su magnificencia á la vista del p r i m e r
to. Y como el principio de la unidad en la creación es la h o m b r e , al abrir los ojos de su espíritu á las verdades que
E s e n c i a divina, causa eficiente, ejemplar y final de todas Dios en su providencia adorable f u é servido de m a n i f e s -
las cosas, principio de todas las esencias que subsisten e n t a r l e . Su limpia m i r a d a abarcando la amplitud del plan di-
ella y por ella, sol que las esplendora y vivifica, luz e t e r - vino que iba á desarrollarse en el universo, descubrió los
n a é indeficiente, cuyos rayos así se reflejan en la b r i z n a misterios de la n a t u r a l e z a y de la gracia, las analogías en-
de hierba que se extremece al contacto del céfiro como en tre el m u n d o material y espiritual, las bellezas de la crea-
las ruedas inmensas de los astros que giran por el espacio, ción, la perfección de sus leyes y la consonancia de todas
de igual m a n e r a las ciencias han de hallar su unidad, su •sus partes y elementos. L a luz de Dios iluminando la na-
perfección y harmonía en esta m i s m a esencia soberana. t u r a l e z a la reflejaba en su entendimiento con todo el e s -
Porque las ideas del hombre, como sean exactas y verda- plendor de sus encantos, la sencillez de su plan y la h a r -
deras, se a j u s t a n y, como si dijésemos, vibran al unísono monía de sus relaciones; y esta consonancia sublime, eco
con las ideas de Dios; la ciencia h u m a n a es imágen de la e n el tiempo de aquella h a r m o n í a inefable que desde toda
ciencia divina, y la verdad que reluce en nuestro e n t e n d i - la eternidad resonó en la profundidad de los p e n s a m i e n t o s
miento viene á ser u n a vislumbre, traslado ó participación divinos, era á su vez débil t r a s u n t o de otra h a r m o n í a m á s
de aquella verdad sobrenatural que es matriz de todas las bella, más íntima, m á s p r o f u n d a que el m i s m o h o m b r e
verdades, luz de todas las inteligencias, fuente y princi- sentia resonar entre su corazon. E n t r e sus ideas y sus
pio de todo conocimiento. E n esta verdad y sabiduría d i - afectos^ entre su razón y sus instintos habia u n a c o r r e s -
vina resplandece perfecta, asombrosa é inefable unidad, pondenciaTy~eoncierto admirables. S u s pensamientos eran
la cual, al descender y reflejarse en las criaturas, y de és- puros, sus afectos ordenados, sus deseos p e r f e c t a m e n t e
tas en nuestros entendimientos, no puede menos de seña- a j u s t a d o s á la ley que la m a n o divina habia grabado en su
lar el vínculo maravilloso que enlaza á todas las ciencias, espíritu. Dios ocupaba su corazon; y de este centro divino
saltaba una fuente de agua viva, de dicha completa y
del pensamiento; y este concierto y h a r m o n í a , m á s bien
bienaventurada que, elevándose hasta la vida eterna, caia
sospechada que científicamente conocida, era cantada pol-
y se d e r r a m a b a por toda el a l m a y la bañaba en celestia-
los poetas, magnificada y engrandecida por los filósofos y
les delicias.
s u b l i m a d a por cuantos podían apreciar las bellezas del
L a p r o n t a prevaricación del hombre impidió que g o z a s e universo. Así Ferécides, intérprete de la ciencia y t r a d i -
por m u c h o tiempo de bien tan inefable. Su soberbia s o - ciones de los fenicios, representa al universo d i b u j a d o e n
plando con aliento maléfico en la llama que Dios h a b i a un velo ó m a n t o magnífico tejido de consuno por Z e u s y
encendido en su a l m a , a t r a j o sobre su entendimiento t i n i e - p o r la H a r m o n í a , madre y engendradora de todas las cosas.
blas y oscuridades infinitas y colocó su voluntad en u n a P i t á g o r a s , p a r t i e n d o de la idea de que en todo cuanto ve-
posicion falsa, irregular y contradictoria. U n elemento d e m o s brilla m a t e m á t i c a regularidad, sostiene que la unidad
diabólica perversidad alteró y trastornó todas sus faculta- es el elemento primordial de los séres visibles é invisi-
des y corrompió todas s u s pasiones; con lo cual, t u r b a d a s bles, y todo el universo u n a música divinamente c o n c e r -
las relaciones de la criatura con el Criador, el mal hizo su t a d a como resultado del acuerdo perfectísimo de los n ú -
e n t r a d a en el mundo, y el principio de la división y del m e r o s y de las proporciones. Y P l a t ó n , lleno de sus gran-
odio empezó á reinar en aquellas regiones donde no h a - des ideas sobre la divinidad, afirma que Dios, el g r a n Ar-
bían de florecer más que la unidad, la h a r m o n í a y el a m o r . quitecto del m u n d o , el Gran Geómetra, como él le l l a m a ,
B o r r á n d o s e poco á poco de la memoria de los d e s c e n - e m p l e a su actividad infinita en geonietrizar en el u n i v e r -
dientes del p r i m e r h o m b r e los recuerdos de las e n s e ñ a n - s o 1 . Así expresaba la poética antigüedad el enlace s u -
z a s divinas, las ideas f u n d a m e n t a l e s del orden científico blime que une á todos los séres, su m ú t u a c o r r e s p o n -
se f u e r o n igualmente oscureciendo y alterando: los domi- dencia y la unidad que los a n i m a , adivinando con p r o d i -
nios de la sabiduría se poblaron de m o n s t r u o s y ruinas, y giosa intuición el principio de esta unidad, que es la S a -
los principios científicos f u e r o n m á s bien accidentes de la biduría eterna, fabricadora de la m á q u i n a del universo,
inteligencia que p a r t e s vivas de un gran todo, unidades principio del sér como del conocer, que reina en el m u n -
heterogéneas no reducibles á número ó sistema, chispas ó do material con su actividad infinita y en el moral por la
destellos de luz sin dirección á un foco ó centro c o m ú n , santidad, la providencia y la justicia.
las cuales si iluminaban por un m o m e n t o el espíritu no le Mas este principio soberano de unidad y de vida, tan
p e r m i t í a n ver en toda su esplendidez la unidad del plan bello á u n en medio de la oscuridad con que se presentaba
de la creación. Con la prevaricación del h o m b r e , la cien- á la fantasía de los antiguos, no apareció en todo su e s -
cia, habiendo cesado de adorar á Dios, habia perdido su plendor y magnificencia h a s t a el advenimiento de Aquel
u n i d a d y habia perdido t a m b i é n el principio de su vida. en quien estaban encerrados todos los tesoros de la s a b i -
A pesar de esto, la inteligencia h u m a n a guiada por un duría y ciencia de Dios, y que vino á este m u n d o p a r a
instinto divino, buscaba con anhelante curiosidad la ley
de la unidad que resplandece en la creación. S u m i d a en i Sobre las d o c t r i n a s de los antiguos acerca de la harmonía y simbolismo de la n a -
d e n s a s tinieblas, creía ver la harmoniosa magnificencia de t u r a l e z a , puede v e r s e el curioso libro Die harnionikale Symbolik des Alterthums voii Al-
bert Freiherr Von Thimus. Véase también á Lenormant en Les origines de l'histoire.
la naturaleza y la de la ciencia que la refleja en la esfera Apéndice I I I . par. I I I .
>> t u l i e
psesv.ifto
12 Introducción
d a r testimonio de la v e r d a d . Por Él la ciencia fué levantada é inconstantes. A n d a m o s por fe, dice San P a b l o 1 , y n o
á la esfera sobrenatural de donde habia descendido con la por visión; en parte conocemos y en parte profetizamos;
caida del h o m b r e . É l f o r m ó la cadena de oro, que uniendo a h o r a vemos como por espejo y oscuridad, aguardando el
el cielo con la tierra, enlazó y harmonizó todas las cosas día en que nos sea revelada la verdad en toda su p e r f e c -
visibles é invisibles. G r a c i a s á su celestial enseñanza, la ción y entereza, y la v e a m o s intuitivamente cara á cara,
idea de Dios se aclaró y perfeccionó en el h u m a n o enten- como nos vemos y conocemos á nosotros. Así el resplan-
dimiento; conoció este con toda seguridad el fin de la dor intrínseco de la doctrina revelada, y la gracia y los
criatura racional y el del m u n d o á él subordinado; y todas beneficios de la redención, no nos quitan la triste libertad
las verdades científicas, religiosas y morales se e s t r e c h a - de errar, y ménos aún la secreta soberbia del corazon que,
ron y abrazaron en a q u e l l a P a l a b r a eterna y subsistente, como f u é causa del p r i m e r extravío de nuestro e n t e n d i -
que despues de hablar á los h o m b r e s por el espectáculo miento, y del primer torcimiento de nuestra voluntad,
de la naturaleza, por la voz de los profetas y por las m a - continúa mezclándose en todos nuestros errores, é influ-
ravillas obradas en f a v o r del pueblo escogido, quiso h a - yendo en nuestras prevaricaciones y extravíos.
blarles por sí m i s m a , i n m e d i a t a y directamente, y a s e n t a r ¡Misterio p r o f u n d o del corazon del hombre! Por u n a
e n el f u n d a m e n t o de su indestructible verdad el edificio parte se siente movido hácia Dios, su principio y su fin
de la ciencia y el de la felicidad y bienestar del género inevitable, y por otra huye de él, cual si fuera su e n e m i -
h u m a n o . E l Verbo de D i o s h u m a n a d o , Sabiduría i n c r e a - go. T r a b a j a y se a f a n a p o r saber, confiesa que nada hay
da y subsistente, concebida en el seno de la E s e n c i a divi- más bello que la verdad, que por ella son bien empleados
na desde los principios de la eternidad, vino á este m u n - todos los tesoros de la tierra, que en su b u s c a debe el
do p a r a f u n d a r en la t i e r r a el reino de la verdad, y demos- h o m b r e atravesar los mares y peregrinar por extrañas r e -
t r a r que esta no es p a l a b r a v a n a , abstracción fría é in- giones, y exponerse á todos los riesgos y peligros; y c u a n -
animada, sino una realidad gloriosa que existe en É l y por do esta verdad se le ofrece en su esplendorosa h e r m o s u r a ,
E l , que todo lo i l u m i n a y vivifica, y cuya voz escuchan y desvía de ella los ojos y h a s t a la desprecia y aborrece, so-
a c a t a n cuantos p e r t e n e c e n al reino de la verdadera s a b i - bre todo cuando le viene del foco de toda luz, de todo co-
duría. Y no contento con el testimonio pasajero de su en- nocimiento y de toda sabiduría. D e s a m p a r a n d o al Maestro
señanza, estableció u n a autoridad visible, p e r m a n e n t e é de la verdad, desoye sus divinas enseñanzas, y se va t r a s
incontrastable, á quien dió poder p a r a enseñar y declarar de sofistas desvergonzados, obreros de ideas é histriones
la verdad que É l h a b i a enseñado, y propagarla por todo miserables de la ciencia. Anhela conocer los objetos q u e
el mundo h a s t a la c o n s u m a c i ó n de los siglos. por su dignidad y alteza pudieran a p a g a r su ánsia de s a -
ber, y siente un tédio, un disgusto y fatiga imponderables
Mas este testimonio a u g u s t o , las enseñanzas que p r o -
en la contemplación de tan sublimes objetos, entregándose
pone y la luz que d e r r a m a en el entendimiento, a u n q u e
con todo el ardor de su alma al estudio de una infinidad de
bastantes á sacar á los h o m b r e s del torcido sendero de s u s
pequeñeces que nada le i m p o r t a n y nada valen. Siente ver-
errores al c a m i n o real de la verdadera sabiduría, no los
ilumina de suerte que los venza de todo punto con la c l a -
ridad de su evidencia. S u s fulgores son tibios, movibles 1 11. Cor. v . 7.
VOltOH
güenza de ignorar u n a r a r e z a ó curiosidad baladí, y no la ral y el sobrenatural, Dios y el h o m b r e , y la soberbia h u -
siente de ignorar las g r a n d e z a s divinas, las leyes eternas m a n a con la misericordia divina.
del m u n d o y las maravillas de la creación. Halla su gozo N o es esta la ocasion de historiar esta lucha, y las f o r -
y placer s u p r e m o en poner dificultades en aquello m i s m o m a s y aspectos diferentes que ha ido t o m a n d o con el a n -
cuya evidencia salta á los ojos. Complácese en enredarse d a r de los siglos. N a d a hay nuevo debajo del sol, dice
en el laberinto de sus propios errores, en a m o n t o n a r n u - la eterna S a b i d u r í a 1 : los hombres han sido siempre los
bes que le oculten el sol de la verdad, y en apagar con su mismos; iguales pasiones é intereses los han movido s i e m -
propia m a n o la luz cuya serena claridad regala p o r otra p r e y agitado, y por consiguiente, para conocer el c a r á c -
p a r t e su corazon. Y llega á tal extremo su soberbia, que ter, las causas y los efectos de la lucha y contraste entre
cree hallar desorden y c o n f u s i o n en el orden supremo que la razón h u m a n a y la verdad divina, b a s t a abrir los ojos y
reina en la Inteligencia soberana, y contradicción y repug- c o n t e m p l a r lo que p a s a actualmente á nuestro alrededor.
nancia en la m i s m a V e r d a d infinita, ora le sea revelada L a cuestión de los conflictos entre la ciencia y la fe se
por el espectáculo de la n a t u r a l e z a , ora le hable por sí agita hoy con vehemencia en todas partes. E n las Acade-
m i s m a movida de su a m o r y condescendencia inefable. m i a s , en las reuniones científicas y literarias, en las cáte-
T a l es el h o m b r e ; tales s o n sus miserias y debilidades; d r a s , en los libros, en las revistas y papeles periódicos,
este es el origen de sus errores, de sus contradicciones in- h a s t a en el seno de la familia á donde parece no habia de
enarrables, y de lo que en estos últimos t i e m p o s se h a d a - llegar el r u m o r de tales debates, plantéase á todas h o r a s
do en llamar conflictos entre la ciencia y la fe. el tremendo problema, y cual la fabulosa esfinge, d e m a n -
da perentoria contestación. L a s t e m p e s t a d e s promovidas
E s t o s conflictos, m á s q u e dudas ó dificultades e s p e c i a -
por estas cuestiones, el carácter que distingue á cada u n o
les que la razón h u m a n a objeta contra la razón divina,
de los bandos opuestos en que dividen á los h o m b r e s , la
son la f o r m a general que afectan todas ellas. E n una de
soberbia y vanos triunfos de unos y el desfallecimiento de
s u s obras afirma Federico Schlegel que la historia es «una
otros, ¿á qué referirlos? ¿Quién no recuerda con pena cier-
l u c h a perdurable de las n a c i o n e s y de los individuos c o n -
tos debates en que alguno de esos oradores de palabra f á -
t r a los poderes i n v i s i b l e s 1 . » « H a b l a n d o p r o p i a m e n t e , dice
cil y arrebatada, tan c o m u n e s en países como el nuestro
Goethe, no hay m á s que u n t e m a en la historia, y este
a l u m b r a d o s por el sol meridional, se lanzaban á través de
t e m a principal, al que se subordinan los d e m á s , es la l u -
2 las cuestiones más difíciles y t r a s c e n d e n t a l e s , y desde las
c h a entre la incredulidad y la fe .» Lo que dice G o e t h e
alturas de su elocuencia arrojaban sobre sus oyentes p a -
de la historia del linaje h u m a n o , se verifica en la de c a d a
labras envenenadas que t r a s t o r n a b a n sus entendimientos
u n o de los h o m b r e s en p a r t i c u l a r ; pues á poco que e x a -
y enloquecían sus corazones? ¿Quién p o d r á olvidar j a m a s
m i n e m o s lo que pasa en el interior de n u e s t r a s a l m a s , los
el efecto fascinador y la especie de eléctrica conmocion
móviles de nuestras acciones y los misterios de nuestro
que estremecia al auditorio cada vez que el orador, al ha-
corazon, veremos en el f o n d o de n u e s t r a s conciencias l u -
blar de las relaciones entre la razón y la fe y su lucha y
c h a n d o á todas horas y á b r a z o partido el elemento n a t u -
gun la naturaleza del acto intelectivo, que siendo espiri- cirio así, inactiva y m u e r t a ; en el juicio está clara, activa,
tual, está claro que no puede compararse ni igualarse con viviente, en cuanto el entendimiento la conoce, la acepta
el objeto conocido, que es m u c h a s veces tosco y material, y afirma. Por esto dice admirablemente Santo T o m á s T ,
sino según lo que este acto intelectivo representa, es á sa- que en la idea se halla la verdad en un estado imperfecto
ber, en cuanto conoce y afirma lo que es ó niega lo que no ó incipiente, m i e n t r a s que en el juicio está ya en un esta-
es. E n t o n c e s a l c a n z a m o s la verdad de las cosas cuando do formal y perfecto, como lo indica el nombre de verdades
nuestras ideas, conceptos ó juicios son conformes á la rea- q u e solemos dar á los juicios ó proposiciones. A esta ver-
lidad, cuando se a j u s t a n á ella perfectamente y la expre- dad del juicio se aplica propia y perfectamente la defini-
san tal como es en sí, y según existe en la naturaleza de ción que da el santo doctor de la verdad en general, es á
las m i s m a s cosas. saber: la igualdad entre el entendimiento y el objeto.
P a r a entender el alcance de esta h e r m o s a definición, L a explicación con que aclara y confirma todo esto el
conviene observar q u e como enseñan los dialécticos, la santo d o c t o r 2 , es por extremo p r o f u n d a y luminosa. E n el
verdad en las ideas ó conceptos es absolutamente necesaria juicio ó proposicion, dice, el sujeto expresa la cosa c o m o
y esencial; pues es imposible que u n a idea no represente es en sí, en su propia realidad, prescindiendo del modo
algún objeto, y que éste no sea conforme al concepto que como pueda ser aprehendido por la inteligencia, y el pre-
lo representa, porque de lo contrario, ese concepto no r e - dicado ó atributo representa la m i s m a cosa según la idea ó
presentaría tal objeto, sino otro distinto. L a verdad y concepto que se f o r m a de ella nuestro entendimiento. E l
también la falsedad caben ya en el juicio, operacion del u n o se refiere al otro, esto es, el sujeto se relaciona con el
entendimiento por la cual afirmamos ó negamos de u n a predicado por medio del verbo ser, que es signo de i d e n t i -
cosa lo que le conviene ó n o le conviene. Si aquello que dad; con lo cual la relación entre el sujeto y el atributo
representa el sujeto en la proposicion es conforme á lo que viene á ser u n a relación entre la idea y el objeto, entre el
de él se enuncia, ó sea á su atributo, el juicio será ver- entendimiento y la realidad. De donde se sigue que si el
dadero; falso por lo contrario si el sujeto no es según se atributo es conforme con el sujeto y se puede afirmar de
afirma en el atributo. E n t r e la verdad de la idea y la del él, entre el entendimiento ó sea el concepto que f o r m a la
juicio, corren g r a n d e s diferencias. L a verdad de la idea es m e n t e del objeto, y este m i s m o objeto, h a b r á relación de
u n a mera afección, un modo de sér de la m i s m a respecto conformidad y por consiguiente verdad; de lo contrario,
del objeto que representa, ni más ni menos que la s e m e - habrá relación de desigualdad ó falsedad.
j a n z a ó parecido de u n a efigie es un accidente de esta res- E s t a conformacion entre la inteligencia y la cosa e n -
pecto del objeto figurado ó representado. Así que entre la tendida, esta s e m e j a n z a entre el concepto y la realidad,
idea y el objeto existe relación de identidad ó c o n f o r m i - e s t a ecuación ó igualamiento entre dos términos, uno in-
dad, pero no nos d a m o s cuenta de ella. L a verdad del j u i - trínseco á la m e n t e y otro extrínseco, es el fin á que t i e n -
cio ó proposicion e s u n a relación entre el concepto y el de la ciencia; á establecerla y plantearla se dirigen s u s
objeto á quien se aplica; pero relación conocida, afirmada conatos; en resolverla, deslindarla y esclarecerla t r a b a j a
y expresada a c t u a l m e n t e de un modo real, m á s ó ménos 1 Disput. De Vcritate qua;st. i , art. 3.
espontáneo. E n la idea la verdad está latente, y por d e - 2 Summa P . 1. a , q. 16 a. 2.
28 La ciencia
*
gun la naturaleza del acto intelectivo, que siendo espiri- cirio así, inactiva y m u e r t a ; en el juicio está clara, activa,
tual, está claro que no puede compararse ni igualarse con viviente, en cuanto el entendimiento la conoce, la acepta
el objeto conocido, que es m u c h a s veces tosco y material, y afirma. Por esto dice admirablemente Santo T o m á s T ,
sino según lo que este acto intelectivo representa, es á sa- que en la idea se halla la verdad en un estado imperfecto
ber, en cuanto conoce y afirma lo que es ó niega lo que no ó incipiente, m i e n t r a s que en el juicio está ya en un esta-
es. E n t o n c e s a l c a n z a m o s la verdad de las cosas cuando do formal y perfecto, como lo indica el nombre de verdades
nuestras ideas, conceptos ó juicios son conformes á la rea- q u e solemos dar á los juicios ó proposiciones. A esta ver-
lidad, cuando se a j u s t a n á ella perfectamente y la expre- dad del juicio se aplica propia y perfectamente la defini-
san tal como es en sí, y según existe en la naturaleza de ción que da el santo doctor de la verdad en general, es á
las m i s m a s cosas. saber: la igualdad entre el entendimiento y el objeto.
P a r a entender el alcance de esta h e r m o s a definición, L a explicación con que aclara y confirma todo esto el
conviene observar q u e como enseñan los dialécticos, la santo d o c t o r 2 , es por extremo p r o f u n d a y luminosa. E n el
verdad en las ideas ó conceptos es absolutamente necesaria juicio ó proposicion, dice, el sujeto expresa la cosa c o m o
y esencial; pues es imposible que u n a idea no represente es en sí, en su propia realidad, prescindiendo del modo
algún objeto, y que éste no sea conforme al concepto que como pueda ser aprehendido por la inteligencia, y el pre-
lo representa, porque de lo contrario, ese concepto no r e - dicado ó atributo representa la m i s m a cosa según la idea ó
presentaría tal objeto, sino otro distinto. L a verdad y concepto que se f o r m a de ella nuestro entendimiento. E l
también la falsedad caben ya en el juicio, operacion del u n o se refiere al otro, esto es, el sujeto se relaciona con el
entendimiento por la cual afirmamos ó negamos de u n a predicado por medio del verbo ser, que es signo de i d e n t i -
cosa lo que le conviene ó n o le conviene. Si aquello que dad; con lo cual la relación entre el sujeto y el atributo
representa el sujeto en la proposicion es conforme á lo que viene á ser u n a relación entre la idea y el objeto, entre el
de él se enuncia, ó sea á su atributo, el juicio será ver- entendimiento y la realidad. De donde se sigue que si el
dadero; falso por lo contrario si el sujeto no es según se atributo es conforme con el sujeto y se puede afirmar de
afirma en el atributo. E n t r e la verdad de la idea y la del él, entre el entendimiento ó sea el concepto que f o r m a la
juicio, corren g r a n d e s diferencias. L a verdad de la idea es m e n t e del objeto, y este m i s m o objeto, h a b r á relación de
u n a mera afección, un modo de sér de la m i s m a respecto conformidad y por consiguiente verdad; de lo contrario,
del objeto que representa, ni más ni menos que la s e m e - habrá relación de desigualdad ó falsedad.
j a n z a ó parecido de u n a efigie es un accidente de esta res- E s t a conformacion entre la inteligencia y la cosa e n -
pecto del objeto figurado ó representado. Así que entre la tendida, esta s e m e j a n z a entre el concepto y la realidad,
idea y el objeto existe relación de identidad ó c o n f o r m i - e s t a ecuación ó igualamiento entre dos términos, uno in-
dad, pero no nos d a m o s cuenta de ella. L a verdad del j u i - trínseco á la m e n t e y otro extrínseco, es el fin á que t i e n -
cio ó proposicion e s u n a relación entre el concepto y el de la ciencia; á establecerla y plantearla se dirigen s u s
objeto á quien se aplica; pero relación conocida, afirmada conatos; en resolverla, deslindarla y esclarecerla t r a b a j a
y expresada a c t u a l m e n t e de un modo real, m á s ó ménos 1 Disput. De Veritate qua;st. i , art. 3.
espontáneo. E n la idea la verdad está latente, y por d e - 2 Summa P . 1. a , q. 16 a. 2.
principalmente, y en acrecentar el número de estas igual-
ma es sustancia simple; luego es incorruptible. E s t a ver-
dades ó ecuaciones ya planteadas y resueltas, y en su com-
dad así d e m o s t r a d a es propiamente científica, pues apare-
binación y enriquecimiento, consiste el crecer y el e n r i -
ce clara y manifiesta en la razón ó causa que la verifica.
quecerse de la ciencia.
De aquí tuvo origen el dicho de Aristóteles, es á saber:
P e r o a h o n d e m o s m á s en la naturaleza de estas proposi-
que el medio de la demostración es la causa.
ciones y juicios, y v e a m o s qué otras condiciones exigen,
Más aún: el conocer u n a cosa por su causa no solamen-
a d e m a s de su intrínseca verdad, para elevar el conoci-
te incluye el conocimiento de su causa próxima é i n m e -
miento á la altura de la ciencia.
diata, sino que exige a d e m a s la seguridad de ser esta ver-
E l conocimiento propiamente científico, dice Santo T o -
d a d e r a m e n t e la c a u s a de la cual depende en el orden d e
m a s , es un conocimiento perfecto, esto es, claro, eviden-
la realidad, ya sea física, si la verdad que t r a t a m o s de de-
te, razonado y demostrativo cual se obtiene cuando se co-
m o s t r a r pertenece al orden físico y de la naturaleza, y a
noce la realidad de las cosas por las c a u s a s que las p r o -
metafísica, si la verdad pertenece al orden de las ideas ó
ducen. Sólo entonces podemos afirmar u n a cosa, una ver-
inteligible. Por m a n e r a que no b a s t a conocer esta causa
dad ó proposicion, c u a n d o podemos dar la razón de ella,
en sí, sino que es necesario conocer su influencia en el
f u n d a m e n t o de nuestra afirmación. L a ciencia no se con-
efecto, consecuencia ó verdad que deseamos conocer, é in-
t e n t a con a s e n t a r una verdad sino que la demuestra, s e -
fluencia tal, que concedida la causa, principio ó p r o p o s i -
ñalando la razón en que se apoya, y no u n a razón ó causa
cion, se siga necesariamente aquel efecto ó consecuencia
cualquiera, sino la próxima é inmediata, anterior en el
y no de otra m a n e r a . Así en la demostración antes p r o -
orden ontológico á la conclusion que de ella pretende
puesta, no b a s t a conocer la simplicidad del a l m a , sino
sacar, y que por consiguiente la contenga y de ella se
t a m b i é n que de su simplicidad se sigue su incorruptibili-
vea brotar clara y manifiestamente. «Porque entonces sa-
dad. Solamente así puede haber verdadera ciencia de un
b e m o s las cosas por demostración, dice un antiguo dia-
objeto; solo así puede h a b e r verdadera demostración, y
léctico I , cuando sabemos la conclusion por virtud de s u s
descansar y quietarse la insaciable curiosidad del entendi-
causas y principios, y que aquellos son la f u e r z a en que
miento deseoso de saber no solamente las causas en sí, m á s
estriba la verdad de ella, y que ellos son tan firmes y cier-
también lo que las constituye tales, esto es, el f u n d a m e n t o
tos que de ninguna m a n e r a puede dejar de ser verdad lo
de la intrínseca relación entre la c a u s a y el efecto.
q u e ellos dicen.» Así, por ejemplo, si queremos saber cien-
S a n t o T o m á s da otra razón de la necesidad de cono-
tíficamente la verdad de esta proposicion: el alma es incor-
cer y apreciar el f u n d a m e n t o de la dependencia entre
ruptible, b u s c a m o s la razón por la cual no puede c o r r o m -
el efecto y la causa, que aclara maravillosamente este
perse u n a sustancia, y hallándola en su simplicidad ó
p u n t o . P a r a saber alguna cosa, dice, y p a r a conocerla
indivisibilidad, pues solamente puede destruirse ó d e s -
p e r f e c t a m e n t e tal como es en sí, según su verdad y reali-
hacerse lo que se compone de partes, argüimos de este
dad, es necesario que todo el ser del objeto con sus p r i n -
modo: toda sustancia simple es incorruptible, pero el a l -
cipios y consecuencias se refleje y reproduzca en el e n -
i Pedro Simón Abril, en la Primera parle de la Filosofía llamada la lógica ó parle tendimiento, de suerte que la m e n t e se lo figure y se h a g a
racional. Impresa en Alcalá de H e n r r e s , 1587, lib. III, c. X X I V , f. 87. de él imágen viva, perfecta y expresiva; porque los p r i n -
cipios del conocimiento, añade p r o f u n d a m e n t e el santo al entendimiento como verdaderas, y de moverle á o b r a r
Doctor, son los m i s m o s que los del ser de las cosas que según su inclinación natural, darían ocasion á juicios
se conocen. Ahora bien; nada existe solo, independiente equivocados. Por otra parte, si el entendimiento, obrando
y sin relación con otro ser; nada existe por sí ni p a r a sí: según el ímpetu y tendencia de su naturaleza, se e n g a ñ a -
toda existencia viene de otra y se determina y endereza se en el objeto de esta tendencia, t o m a n d o la verdad p o r
hacia otra; todo existe p a r a todo, ordenado al gran fin del el error y la luz por las tinieblas, resultaría que u n a f a c u l -
universo y relacionado con los demás séres que lo c o m - tad destinada n a t u r a l m e n t e á la verdad se ordenaría y en-
ponen. Luego si el conocimiento de un objeto ha de re- caminaría f a t a l m e n t e al error; todo lo cual, como decían
producirlo tal como es en la realidad, d e b e dárnoslo á co- los escolásticos, implica contradicción. P o r q u e , en efecto,
nocer todo entero con s u s causas y e f e c t o s , s u s princi- ¿qué es la certeza sino la determinación, la fijeza é i n m o -
pios y consecuencias y las relaciones de semejanza, vilidad de la m e n t e respecto de lo que conoce? ¿Y de dón-
origen ó causalidad que le unen con los d e m á s objetos. de nace esta determinación sino de la luz brillantísima
E s cierto que este conocimiento adecuado y comprehensi- que rodea los objetos al ofrecerse al entendimiento, de su
vo sólo puede tenerlo la Inteligencia infinita, que como m i s m a realidad que mueve á éste á obrar según sus exi-
crió todas las cosas de la nada así las conserva y las diri- gencias, instintos ó condiciones naturales? L a s cosas de
ge y encamina t o d a s al fin de su altísima Providencia; que alcanza el h o m b r e ciencia, dice Santo T o m á s se
m a s si no todas, a l g u n a s seguramente de estas relaciones h a n con el entendimiento como la medida respecto de la
puede percibirlas la h u m a n a inteligencia, y su conoci- cosa á que es aplicada; n u e s t r a m e n t e no hace las cosas
miento será tanto m á s perfecto cuantas m á s causas, prin- al conocerlas, sino qne las e n c u e n t r a ya hechas y existen-
cipios ó relaciones conozca de los objetos á cuyo estudio tes en el orden de la realidad; ellas mueven é i m p r e s i o -
é investigación se aplica. nan n u e s t r a s facultades, y estas impresiones, imágenes ó
L a tercera condicion que h a de tener el conocimiento representaciones de los objetos, tienen que c o n f o r m a r s e á
científico es la certeza, esto es, la firmeza incontrastable ellas como á su tipo y medida, si el conocimiento h a de
del asentimiento e n aquello que conocemos por demostra- ser verdadero, a j u s t a d o y conforme á la realidad, ni m á s
ción. E s t a firmeza resulta de la claridad y evidencia de ni ménos que la línea debe a j u s t a r s e p u n t u a l m e n t e á la re-
las verdades á q u e se adhiere el entendimiento movido gla que es su n o r m a de rectitud. Luego la m i s m a verdad
por las razones en q u e se apoyan, las cuales se le presen- y realidad de las cosas es la que mueve el entendimiento
t a n iluminadas con u n a luz t a n viva que, así como no á obrar, y le a r r a n c a el asenso y adhesión, y le tiene firme-
puede dejar de verlas, tampoco puede d e j a r de asentir á m e n t e asido, sin darle lugar á dudas ó vacilaciones; con lo
ellas con toda la f u e r z a de su naturaleza, que tiende n e - cual alcanza el conocimiento científico su última p e r f e c -
cesariamente á la v e r d a d . E s t a adhesión excluye a b s o l u - ción, que es la seguridad, certeza é infalibilidad del a s e n -
t a m e n t e el error. P o r q u e si el entendimiento pudiera equi- timiento.
vocarse al j u z g a r de las cosas según los motivos ó razo- R e s u m i e n d o en pocas p a l a b r a s lo dicho h a s t a aquí, he-
nes que las a p o y a n , las m i s m a s cosas en sí serían falsas; m o s visto que los elementos que f o r m a n el conocimiento
pues por la r a z ó n de poder ser conocidas, y de presentarse 1 Disp. De Ve rítale, a. 2.
científico son el a l m a p o r u n a parte, con la facultad p r o - extendiéndose por todo el espacio de la creación, oculta
d i g i o s a m e n t e f e c u n d a de su entendimiento; y por otra los s u s r a m a s en las profundidades insondables de los cielos.
objetos, así exteriores al hombre, como interiores, que T o d o s estos conocimientos, debidamente enlazados,
c a e n b a j o el dominio de sus facultades. L a s condiciones c o m p o n e n la ciencia total y completa; la cual, a u n q u e es-
q u e debe t e n e r este conocimiento son verdad, d e m o s t r a - parcida en m u c h a s inteligencias, con el continuo crecer de
ción por sus causas y la certeza, que nace de la realidad las ciencias parciales e n s a n c h a incesantemente el círculo
m i s m a de las cosas, m a n i f e s t a d a evidentemente á la inte- del saber, penetra cada vez m á s adentro de los misterios
ligencia. Más adelante veremos las relaciones que r e s u l - de la naturaleza, y conquista sus a n c h u r o s o s dominios por
t a n entre la verdad científica, y la revelada por razón de el poder de unas a r m a s , cuyo uso ennoblece n u e s t r a s f a -
estas condiciones ó caractères. Ahora quede firmemente cultades y magnifica las obras del S u p r e m o H a c e d o r .
asentado que las proposiciones ó juicios verdaderos, demos- N a d a hay m á s bello en el m u n d o que este esfuerzo de
trados y evidentes, son la base del conocimiento científico. la inteligencia h u m a n a p a r a alcanzar la verdad; n a d a que
E l l o s son los que propiamente lo f o r m a n y constituyen; y más la levante y engrandezca; nada, en fin, que cause en
por consiguiente las afirmaciones que no r e ú n a n estas cua- el espíritu del h o m b r e deleites m á s puros que la p e r c e p -
lidades, podrán ser hipótesis, probabilidades ó c o n j e t u r a s , ción de aquella h a r m o n í a inefable que nacida e t e r n a l -
que contribuirán tal vez á ilustrar el entendimiento, á ador- mente en la E s e n c i a divina se reveló y fijó, y como se
narlo}' á enriquecerlo;^ mas no llegarán j a m a s á f o r m a r materializó en la creación del universo, h a r m o n í a que nos
aquel conocimiento nobilísimo, q u e merezca ser decorado e s revelada por los adelantos de las Ciencias. Y así como
con el ho.mbre de ciencia; lo cual s a b i a m e n t e significó un esta celestial h a r m o n í a al surgir de la infinita inteligencia
filósofo antiguo I , diciendo que las opiniones no podian f u é recorriendo toda la escala ó p e n t á g r a m a de las criatu-
e n t r a r en el cercado donde estaban las ciencias. ras, h a s t a cerrarse y perfeccionarse en el h o m b r e 1 , de
Despues-que el entendimiento se tiene f o r m a d o s ya e s - igual m a n e r a la ciencia h u m a n a llega á su perfección y
tos juicios ó proposiciones, los va c o m p a r a n d o entre sí, complemento cuando la luz del entendimiento, reflejándo-
ve las relaciones que entre ellos existen, deduce unos de se en el corazon y perfeccionando la voluntad, guía y e n -
otros, y por mil m a n e r a s los enlaza, c o m b i n a y relaciona, dereza y perfecciona á todo el sér de la criatura racional.
creando de esta m a n e r a sistemas de verdades que r e u n i - E n t o n c e s llega el conocimiento científico á su esfera m á s
dos y subordinados dan origen á las varias ciencias en que p u r a y levantada, y se convierte en aquella sabiduría que
2
se divide el saber h u m a n o . Así se han ido f o r m a n d o , cre- la Sagrada E s c r i t u r a l l a m a tesor o infinito p a r a los hom-
ciendo y alcanzando la perfección á que han llegado todos bres, vapor de la virtud de Dios y como una sincera e m a -
los r a m o s de la sabiduría; así, por ejemplo, nacieron y se
F r o m harmony,
desarrollaron la filosofía, la física, la historia natural y la F r o m heavenly harmony
T h i s universal f r a m s began;
ciencia vastísima de las m a t e m á t i c a s , árbol frondosísimo
F r o m harmony to harmony
que esconde sus raíces en los infinitamente pequeños y Through all the compass of the notes it ran,
T h e diapasón closing full in m a n .
DRYDEN, en su oda primera á Santa Cecilia.
i Cebes Tebano en su Tabla. 2 SAP. VII. 10.
nación de la claridad del Omnipotente, en la cual nada
hay m a n c h a d o , p o r q u e es el resplandor de la luz eterna,
brillo inapagable y e s p e j o sin mancilla de la Magestad de
Dios; y siendo u n a t o d o lo puede, y permaneciendo en sí
m i s m a renueva t o d a s l a s cosas y se difunde en las a l m a s
de generación en g e n e r a c i ó n , f o r m a n d o amigos de Dios y CAPÍTULO II.
predicadores de su b o n d a d y sabiduría infinita.
LA CIENCIA EN LA HISTORIA.
LA CIENCIA EN LA HISTORIA.
54 La ciencia en la historia
n t\ o i f \ "
\jJ u jl y >
I
54 La ciencia en la historia
n t\ o i f \ "
\j J u jl y >
al hierro como lo ha hecho recientemente, sin que h a y a s o l a m e n t e ha sido empleada en adelantar la verdadera
obstáculos que no se le r i n d a n , ni dificultad que le r e s i s - cultura de la h u m a n i d a d . L a mayor y m á s considerable,
t a , ni problema que no quede resuelto por el poder incon- casi toda ella se ha gastado en idear y ejecutar proyectos
trastable de la ciencia. E s t a h i j a querida de su e n t e n d i - cuyo resultado final ha sido el envilecimiento del h o m b r e
miento, es p a r a él la verdadera ejecutoria de su nobleza, y su asolamiento y exterminio. L a historia del género hu-
el remedio de todos s u s males, y la f u t u r a redentora del m a n o es u n a sèrie de guerras cruelísimas, de feroces d o -
linaje h u m a n o , á cuya soberana virtud está reservada minaciones y de bárbaras conquistas llevadas á cabo p o r
nuestra verdadera perfección y cultura, el disminuir y áun la ambición desapoderada y el vano deseo de gloria. D e -
suprimir los dolores del cuerpo, alejar del alma las penas j a n d o aparte la influencia del cristianismo, influencia so-
y tristezas, y por remate de t a n gloriosos t r i u n f o s , prolon- brenatural que no tiene su origen en nuestro corazon, sino
gar indefinidamente la vida en este m u n d o sublunar, con- e n la bondad y misericordia de Dios, los grandes h o m b r e s
vertido por ella en un paraíso de delicias T . no son los sábios y virtuosos, sino los guerreros y c o n -
No hay duda que las conquistas de la inteligencia h u - quistadores; y las acciones heroicas, no las que tienden á
m a n a en los dominios de la materia, son grandes, subli- ilustrar, m e j o r a r y enaltecer nuestra especie, sino las que
mes y maravillosas. A p r i m e r a vista deslumhran con su se dirigen á envilecerla y degradarla. Mientras el ignoran-
resplandor y levantan el corazon con los m á s vivos t r a n s - te atrevido y lenguaraz t r i u n f a , y es llevado en p a l m a s ,
portes de orgullo y e n t u s i a s m o . Pero e x a m i n a n d o atenta- el varón estudioso se oculta en la oscuridad, vive en h u -
mente las cosas, y reduciendo á s u s j u s t o s límites los tí- milde medianía, es g e n e r a l m e n t e desconocido del c o m ú n
tulos, prerogativas y excelencias de la ciencia, ó más bien de las gentes, y retirado, silencioso y modesto
los del entendimiento h u m a n o que la produce y e n g e n -
Sigue la escondida
dra, en estos m i s m o s adelantos y p r o g r e s o s ¿no hay aca-
Senda por donde han ido
so m á s razón para h u m i l l a r al h o m b r e q u e para envane-
Los pocos sábios que en el mundo han sido.
cerle y entusiasmarle?-
Considerando la actividad del entendimiento que crea, Así, de mil personas a p e n a s hay una que se dedique
desenvuelve y perfecciona el conocimiento científico, las s è r i a m e n t e al cultivo de las facultades m á s nobles de
f u e r z a s intelectuales, d e r r a m a d a s en los millares de m i - nuestro espíritu; las m á s yacen en p r o f u n d í s i m a ignoran-
llones de h o m b r e s que desde los principios de nuestro li- cia, empleando su inteligencia en cosas inútiles ó i n d i f e -
n a j e han existido en la tierra, r e p r e s e n t a n una s u m a de rentes, ó lo que es m á s c o m ú n , en lo que verdaderamente
actividad y energía intelectual t a n g r a n d e , que no es posi- las humilla, enerva y embrutece. Con esto el estudio de
ble f o r m a r de ella ni áun a p r o x i m a d o concepto. D e t a n la sabiduría queda reducido á una parte m u y exigua del
inmenso caudal de f u e r z a y actividad se puede asegurar, género h u m a n o , la m á s noble sí y la m á s acreedora á la
sin temor de equivocarse, que u n a cantidad pequeñísima admiración y al respeto, pero t a m b i é n la m á s ignorada y
desatendida.
i E s t a locura que imaginó en el siglo pasado el célebre matemático Condorcet, la Mas prescindiendo de este hecho incontestable, c o n s i -
hemos visto, no ha mucho, repetida sèriamente en un artículo publicado por Renan en
la Rivista de ambos mundos. d e r e m o s en su c o n j u n t o el vasto dominio de la ciencia
Límites
tal como lo poseemos hoy, a u n q u e derramado en i n n u m e - q u e reducirse n e c e s a r i a m e n t e los hombres m á s sábios del
rables individuos. E x a m i n á n d o l o sin pasión, ¿qué es todo m u n d o á pocas p r e g u n t a s que les h a g a n , y á poco que los
ello sino u n a parte pequeñísima, insignificante, casi n a d a , a p r e m i e n y pidan cuenta de s u s asertos Todos tendrán
en comparación con lo que se ignora y falta que explorar? que confesar que la ciencia h u m a n a es finita, relativa y
Lo que sé, decia el ilustre Isaac Newton, es una gota de necesariamente l i m i t a d a , y que si bien con el t r a b a j o y
agua; lo que ignoro el vasto é insondable Océano. Iguales pa- esfuerzo incesante podemos retirar cada día m á s y m á s
l a b r a s repetía el gran geómetra L a p l a c e en su lecho d e los límites que la ciñen, nunca llegaremos á r o m p e r el
m u e r t e á los amigos que le recordaban sus g r a n d e s d e s - círculo fatal.
cubrimientos; y lo m i s m o han confesado recientemente el L o más grande y lo más pequeño, Dios y el átomo, se-
eminente fisiólogo berlinés Du Bois R e i m o n d , y el profe- gún observó Aristóteles, se esconden por mil m a n e r a s á
sor de la universidad de Munich C. von Naegeli, en s e n - la vista del espíritu m á s penetrante; y entre estos dos tér-
dos discursos acerca de los límites necesarios de la c i e n - m i n o s hay una infinidad de objetos que el hombre no lle-
cia h u m a n a De aquí es, que los hombres v e r d a d e r a - gará j a m a s á conocer. Aun en aquello m i s m o que alcanza
m e n t e doctos no se desdeñan de confesar su ignorancia hay siempre algo que su m i r a d a no p e n e t r a ni su razón
respecto á m u c h o s p u n t o s áun de aquellas ciencias q u e descubre, algo que se oculta á las indagaciones m á s pro-
con m á s empeño han cultivado. H a y una ignorancia e r u - f u n d a s . P o r esto no hay ramo alguno del saber h u m a n o
dita, un ars nesciendi que h o n r a á veces m á s que los t í t u - que no tenga sus secretos impenetrables. L a geometría,
los de la ciencia m á s encrespada. Por esto no e x t r a ñ a , ciencia e m i n e n t e m e n t e demostrativa, al poner las bases
antes consuela y edifica, ver al ilustre Quatrefages en su de sus investigaciones, que son el punto y la cantidad
reciente admirable libro sobre La especie humana confesar continua, empieza por asentar postulados, esto es, propo-
con sencilla ingenuidad que si le preguntan en n o m b r e de siciones cuya verdad es indemostrable, no por razón de su
la ciencia acerca de los orígenes de nuestra especie, r e s - inmediata evidencia, sino porque necesariamente la supo-
ponderá sencillamente: no lo sé2. A esta respuesta tienen n e m o s en la m i s m a demostración; igual oscuridad reina
en las d e m á s partes de las m a t e m á t i c a s . L a física se r e -
vuelve en un mar de hipótesis y teorías; las palabras fuer-
1 Decimos que lo que el hombre sabe acerca de sí mismo, de la naturaleza y de Dios,
se puede considerar como nada respecto de lo que ignora; y esta proposicion puede ser
za, éter, calórico, luz, magnetismo, electricidad, atracción y
demostrada matemáticamente con la siguiente demostración. otras mil, si dan razón de los fenómenos sensibles, d e -
Representemos por i la ciencia total y adecuada del universo, tal como existe en la
m e n t e divina, por la fracción periódica 0,999 Q ue e
' hombre ignora, y lo que sabe
j a n en completa oscuridad la naturaleza í n t i m a de las
por lo que falta á dicha fracción para igualarse con la unidad. c a u s a s que los producen. L a materia, la terrible materia,
Será, pues, x = 0,999
multiplicando por 10 los dos términos de la igualdad, tendremos: I «El secreto del adelantamiento en las ciencias, dice un ilustre físico moderno, está
10 x = 9,ggg precisamente en no creer en lo imposible y provisionalmente en saber ignorar. E n cierta
y restando la primera de la segunda nos da: ocasion una gran señora asediaba con sus preguntas á un Secretario de la Academia de
10 x— x = 9,999 — 0,999 Ciencias, nada ménos que al ilustre matemático Duhamel, é impacientada por las res-
ó sea, 9 x = 9 puestas negativas con que este contestaba á todas sus preguntas, ¿pues de qué sirve en-
de donde * = | = 1 , luego 0,999 = 1, que es decir, que lo que el hombre ignora tonces, le dijo, el ser un sábio, si no podéis satisfacer á ninguna de mis preguntas? ¡El
ser sábio, señora, replicó Duhamel, sirve para saber decir no sé!i (Babinet, Etudes et
acerca del universo es igual á la ciencia y conocimiento total del mismo.
Lectures sur les Sciences d'observation, t . II, p. 176.)
2 L'Esplce Húmame. París, 1877. Libre II, cap. xi.
inaccesibles á la inteligencia h u m a n a . E n todas partes hay
como la apellida Huxley, se obstina en esconder el m i s -
problemas como el de la luna, que oculta á n u e s t r a vista
terio de su composicion. A pesar de sus descubrimientos
las tres sétimas partes de su superficie, las cuales p e r -
admirables, la química no ha logrado levantar el velo que
m a n e c e r á n para siempre ocultas á nuestro entendimien-
oculta la composicion y esencia física de los cuerpos: la
to, á ménos que contra toda probabilidad, se descubran
afinidad, la alotropía, la fuerza catalítica y otros agentes,
nuevos métodos de investigación l .
son t a n misteriosos como las cualidades ocultas de los
Y no sólo es m u y limitado el conocimiento que a l c a n -
antiguos alquimistas. L a s energías motrices y el princi-
z a m o s de las cosas, sino difícil, lento y s u m a m e n t e t r a -
pio y comunicación del movimiento, quedan inexplica-
b a j o s o . Decia un antiguo que la verdad yace s u m e r g i d a
bles para la mecánica. L a estructura de los cristales,
en sima p r o f u n d í s i m a , á la cual desciende el hombre lleno
la generación de los séres orgánicos, la esencia de la vida,
de ardor en busca de tesoros desconocidos, consiguiendo
sus efectos, su reproducción, sus cambios y alteraciones,
á costa de gran t r a b a j o extraer alguna de las riquezas
y otros mil problemas que tratan de resolver las ciencias
ocultas en aquella oscuridad. E s t a sentencia no es exacta;
naturales, son cuestiones ante las cuales permanece m u d a
m á s bien debiera decirse que la verdad se ofrece d o n d e
la razón del hombre. L o s límites que circunscriben nues-
quiera á los ojos de todos, sólo que nuestro entendimien-
tros conocimientos son aún m á s estrechos en el dominio
t o no la reconoce ni se deja seducir por la claridad de s u s
de las ciencias filosóficas. Aquí todo son dudas y t i n i e -
hermosos destellos. Gloríase el h o m b r e y no acaba de en-
blas; todo anda en bandos y opiniones; á cada paso se l e -
salzar la soberana grandeza de su razón por los descubri-
v a n t a n cuestiones insolubles y enigmas y misterios inex-
mientos m o d e r n a m e n t e verificados. Sin pretender r e b a j a r
plicables. E x c e p t u a n d o unos pocos principios en que to-
el mérito de los ingenios ilustres que h a n enriquecido la
dos convienen, a p e n a s se alejan de este fondo común e m -
h u m a n i d a d con los conocimientos de que todos gozamos,
piezan los filósofos más ilustres á contradecirse u n o s á
hay que convenir que en los m á s de los casos los tales
otros, sin esperanza de avenirse. Lo que el uno dice, el
descubrimientos debieran avergonzar n u e s t r a razón a n t e s
otro lo desdice; lo que aquel cree verdad palmaria y evi-
que ensoberbecerla. E l movimiento diario de la tierra s o -
dente, éste lo estima por el colmo del absurdo. Cada cual
bre su eje, por ejemplo, hace doscientos años no m á s que
ve las cosas á su luz y las explica á su m a n e r a . L a c i e n -
se conoce segura y científicamente. Muchísimos antes gi-
cia, en lugar de aclarar los misterios del universo, los h a -
r a b a ya el mundo al rededor de sus polos, p r e s e n t a n d o
ce á m e n u d o , áun iluminándolos y todo, más oscuros y
complicados I ; y si pretende acercarse á las regiones don-
i Acerca de este punto son muy bellas las siguientes palabras de Tyndall en s u
de m o r a la Divinidad, una nube oscurísima envuelve el
L e c t u r a ó Conferencia sobre la materia y la fuerza (p. 20, edición francesa): «El proble-
entendimiento y oprime el corazon. Así queda manifiesto m a del Universo, dice, trasciende nuestra inteligencia, y no es el hombre el encargado
de resolverlo. E l entendimiento humano puede ser comparado á un instrumento m ú -
que en las cuestiones sobre las f u e r z a s de la naturaleza,
sico que da solamente un cierto número de notas. Allí donde acaba nuestro pentágrama
no m é n o s que en la metafísica y la moral, hay p u n t o s intelectual empieza un silencio infinito. Los fenómenos de la materia y de la fuerza
son de nuestro dominio; pero éste está ceñido y rodeado de misterios. Dad al misterio
la forma y el nombre que queráis, que sobre esto no discutiremos; pero ¡cuidad de que el
i Prueba de esto sea lo que hallamos en la preciosa obra de P. G. T a i t {Recent advan-
concepto que os forméis acerca del Creador de este universo sea digno y noble, y m á s
ces in physical science, L e c t . XII), es á saber, qae la resolución de un problema de hidro-
alto y más santo aún el pensamiento que tengáis de Él!»
dinámica, en que aadie hasta hace poco habia pensado, es tarea que puede ocupar las
vidas de los mejores matemáticos de Europa durante dos 6 tres generaciones.
testimonios claros y evidentes de su diurna rotacion. N o se levantan, sino p a r a poner en su punto las cosas y el va-
ménos que diez y seis e n u m e r a el ingenioso Babinet y' lor de la h u m a n a inteligencia, siempre, por grande que
aún se pudieran añadir algunos más, de ellos tan sencillos sea, defectuosa y limitada.
y puestos al alcance de todos, que a s o m b r a verdaderamen- L a causa de la oscuridad, incertidumbre y lentitud en
t e el que por espacio de t a n t o s siglos no los advirtiese la la adquisición de nuestros conocimientos, está parte en
curiosidad del hombre, ni sacase de su estudio las c o n s e - nosotros y parte en los séres que son objeto de n u e s t r a in-
cuencias que entrañaban. Allégase á esto que no pocos de vestigación.
los descubrimientos que son gloria de la ciencia m o d e r - Cada cosa, dice Aristóteles, obra conforme al sér que
na, fueron conocidos en la antigüedad; m a s por la inercia tiene; si el sér es limitado, halo de ser también su virtud
de los hombres vinieron á perderse de la memoria de las y operación. Ahora bien, el alma es una sustancia finita,
generaciones; de suerte que, malogrado el t r a b a j o de los contingente y condicional. Sus operaciones tienen que ser
sábios antiguos, f u é necesario comenzar de nuevo cual si p o r consiguiente defectuosas, limitadas por todas partes, y
nada se hubiese hecho. Ni se diga qué si en la a n t i g ü e d a d s o m e t i d a s á influencias que de mil maneras las d e t e r m i -
fueron conocidas aquellas verdades, lo fueron de u n a m a - n a n y modifican. Por lo que toca al entendimiento, ya he-
nera instintiva, conjetural ó adivinatoria, y no por cientí- mos indicado cuán vario es, cuán imperfecto, inconstante
fica demostración, cual se han conocido en los t i e m p o s y falible. L a inteligencia conoce la verdad; m a s no toda,
modernos. Porque a u n q u e no sea esto verdad de todos los ni de u n a vez, ni t a m p o c o de la m a n e r a m á s perfecta.
descubrimientos, hay que tener t a m b i é n en cuenta que en Nuestro conocimiento llega h a s t a donde alcanza la f a c u l -
m u c h o s de los adelantos de que tanto se gloría la ciencia t a d de percibir lo verdadero y distinguirlo de lo falso; y
actual, no la demostración, sino la casualidad, la adi- e s t a facultad está circunscrita ya por los límites á que se
vinación, y áun el error, f u é quien llevó m u c h a s veces á extiende la m i r a d a del espíritu, ya por la acción que ejer-
sus autores al conocimiento de la verdad . Así Colon a r - 2 cen en él los objetos exteriores y las impresiones que le
riba al Nuevo Mundo guiado por consideraciones g e o g r á - c o m u n i c a n . H a s t a el m i s m o conocer por demostración,
ficas de todo punto erróneas; Kepler descubre las tres a d - que, como h e m o s dicho varias veces, es carácter propio
mirables leyes que dirigen los movimientos de los astros, del conocimiento científico, arguye la imperfección de
y que llevan su n o m b r e , fundándose en tanteos, cálculos n u e s t r o entendimiento, supuesto que es m á s perfecto v e r
y combinaciones cabalísticas; y Copérnico y Galileo afir- la verdad inmediata y directamente, como lo ve todo el
m a n y pretenden demostrar el movimiento diario de rota- entendimiento divino, y áun como conoce el alma a l g u n a s
cion de la tierra con pruebas, en gran parte ridiculas y cosas, por ejemplo, Jos llamados primeros principios de la
disparatadas; sea dicho esto, no para r e b a j a r á varones razón.
t a n ilustres del pedestal de gloria donde merecidamente E s cierto que á pesar de t a n t a imperfección, nuestra
inteligencia alcanza acerca de las cosas que entiende, u n a
1 Véase Compte-rendus de l'Académie des Sciences.—Séance du 21 Nov. 1859. cierta infalibilidad, no absoluta (pues esto pertenece sólo
2 Nada tiene esto de extraño para quien considere lo que pueden en nosotros el ins-
á Dios) sino relativa como todo lo que se refiere á nuestro
tinto y la imaginación, y como se adelantan casi siempre á la inteligencia; sobre lo
cual m e r e c e leerse el discurso de Tyndall, titulado Sur le role scientifique de Vimagine> sér, y solamente en aquellas proposiciones ó juicios c u y a
tion, publicado en la edición francesa de su obra La Lumüre.
verdad aparece iluminada con la luz vivísima de la evi-
el orden de los hechos; expresa u n a relación entre dos
dencia. Pero ¡cuán rara es la vez que brilla á nuestros ojos
ideas, relación necesaria, m u y verdadera en el orden m e -
tan esplendorosa claridad! ¡Cuán amenudo nos e n g a ñ a -
tafísico ó ideal, y que puede tener su aplicación en la n a -
mos, t o m a n d o los fugaces destellos que brotan de la ima-
turaleza de las cosas; pero que no la tiene de hecho, ni
ginación, por el resplandor propio de las cosas! ¡Cuántas
siquiera la supone ó incluye. P a r a que el valor ideal de la
precauciones hay que t o m a r , qué pruebas y repruebas son
proposicion se convierta en real, b a s t a que la experiencia
menester para sacar una verdad en limpio y tenerla p o r
nos dé á conocer un objeto determinado, el m u n d o , p o r
firme y seguramente demostrada! Aun en las ciencias p u -
ejemplo, al cual podamos aplicar la idea ó verdad indica-
r a m e n t e matemáticas, ¿no hay por ventura ejemplos de
da en aquella relación. Con lo cual, uniendo la verdad
teorías dadas como ciertas por geómetras eminentes, y que
ideal con la real, a r g u m e n t a m o s de la m a n e r a siguiente:
han sido desechadas más tarde como incompletas y áun in-
T o d o sér contingente necesita una causa que lo produzca;
exactas? P u e s si esto sucede en la indagación de verdades
pero el m u n d o es un sér contingente; luego ha necesitado
p u r a m e n t e metafísicas, ¿cuán fácil será el que se deslice el
una causa que lo p r o d u j e s e y sacase á la luz de la e x i s -
error en aquellas en cuya demostración intervienen las po-
tencia. De esta m a n e r a construye la mente una verdadera
tencias sensitivas, la imaginación, la memoria y otras
ciencia positiva, apoyándose en dos bases: una, la verdad
facultades ocasionadas á continuas y casi inevitables equi-
ideal, otra, la real; ó sea el dato suministrado por la ex-
vocaciones?
periencia. P u e s bien; en esta aplicación, en el enlace de
P a r a entender mejor la imperfección de la ciencia h u - las ideas con los hechos, en el camino que recorre el e n -
m a n a , y f o r m a r n o s al propio tiempo idea clara de su orí- tendimiento p a r a p a s a r del orden metafísico al físico ó
gen y naturaleza, conviene tener presente que en el des- real, está el peligro de extraviarse. Porque los principios
arrollo de los juicios, que son b a s e del conocimiento cien- y las ideas de donde parte el entendimiento, p o d r á n ser
tífico positivo, el m á s útil, necesario y fecundo en aplica- ciertos, evidentes é infalibles, como regla ó n o r m a á que
ciones, intervienen dos clases ú órdenes de ideas, es á deben a j u s t a r s e los conocimientos experimentales; pero
saber: unas generales, absolutas y que se engendran y como esta aplicación no se hace m u c h a s veces d i r e c t a -
desenvuelven en la esfera más alta del entendimiento, y m e n t e , sino por una série de proposiciones eslabonadas
otras particulares, contingentes y relativas á objetos con- e n t r e s í , de suerte que la posterior derive de l a q u e la pre-
cretos y determinados. L a s ideas generales por sí solas cede su verdad y evidencia, ¿qué entendimiento h a b r á t a n
no pueden darnos á conocer los séres existentes, sus f e n ó - perspicaz, tan agudo y despierto que alcance toda la série
menos ó alteraciones, ni las leyes á que estas van sujetas; de proposiciones, y abarque de un extremo á otro los esla-
pero si las j u n t a m o s ó aplicamos á las particulares y c o n - bones de esta cadena? P u e s la adquisición del conoci-
cretas, se establece entre estas y aquellas u n a influencia miento y datos experimentales, ¿á cuántas dificultades v a
recíproca, u n a especie de fecundación y maravillosa acti- sujeta? ¿Quién nos asegurará de las ilusiones de los senti-
vidad, de donde resulta la ciencia. E s t a proposicion, por dos, de los t r a m p a n t o j o s de la imaginación, potencia t e r -
ejemplo, «todo sér contingente necesita una causa que lo pro- riblemente eficaz, así p a r a la verdad como para el error?
duzca,» a u n q u e muy verdadera, nada dice ni resuelve en ¿Quién guiará la m e n t e entre estos escollos? y sobre todo,
¿quién disipará las nieblas que surgen de continuo del co- listas m á s competentes, dice Beutinger, se convendrá f á -
r a z o n , y enturbian la t r a s p a r e n t e claridad del e n t e n d i - c i l m e n t e en que el error en las cuestiones naturales es no
miento? sólo posible, sino h a s t a cierto punto i n e v i t a b l e 1 . » «Los
C o n v e n g a m o s en que la seguridad del procedimiento sábios m á s circunspectos entre los que t r a t a n esta clase
científico depende de mil circunstancias que las m á s de de estudios, dice Huxley á propósito de la geología, insis-
las veces están f u e r a del dominio de la razón. Nos c u e s t a t e n con razón en que los datos geológicos que hoy posee-
t r a b a j o fijar el p e n s a m i e n t o en un objeto, nos c a n s a m o s mos son todavía m u y imperfectos. No t e n e m o s m á s que
de estudiarlo, divertimos fácilmente la atención á cosas é f r a g m e n t o s incompletos de la historia de nuestro globo.
ideas extrañas, nos encariñamos con las preocupaciones P o r desgracia m u c h o s olvidaron esta verdad, figurándose
que bebimos en la niñez, con los vicios de una mala edu- q u e podian decirnos todo cuanto pasó en época d e t e r m i -
cación y con las ideas torcidas que, sin saber de qué m a - n a d a en un punto cualquiera de nuestro globo; con esto
nera, se van arraigando en nosotros; y como a d e m a s de f a n t a s e a r o n u n a historia más llena de fábulas y m e n t i r a s
todo esto, el corazon, según dice P a s c a l , tiene razones q u e las m á s fabulosas entre las historias de la a n t i g ü e -
que la m i s m a razón desconoce, si en el camino de n u e s - dad 2 .» Y aun c u a n d o en muchos p u n t o s se haya eviden-
t r a s investigaciones se atraviesa alguna pasión ó Ínteres, ciado la falsedad de las teorías de antiguos geológos,
será milagro que el entendimiento sometido á tales i n - «¿quién nos asegura, dice R e u s c h 3, que con el tiempo no
fluencias no se desvie del recto sendero, y d e s a m p a r a n d o se e s t i m a r á n erróneas m u c h a s de las teorías que nosotros
la verdad dé consigo en el abismo del error. c r e e m o s d e m o s t r a d a s por la ciencia, y que dentro de
D e aquí es, que el error se va insensiblemente infiltran- cien años no escitarán la risa y la compasion las opinio-
do en n u e s t r a s especulaciones y razonamientos; con m á s nes de nuestros geólogos m á s eminentes, como nos s o n -
f r e c u e n c i a de lo que p e n s a m o s , somos víctimas de u n a reimos nosotros al leer las de los geólogos del siglo d é c i -
influencia perniciosa, de u n a ilusión fatal, de una m e n t i - m o sétimo?» L o que dicen Huxley y R e u s c h á propósito de
ra inconsciente, con la cual nos e n g a ñ a m o s á nosotros los estudios geólogicos, puede aplicarse á m u c h o s otros
m i s m o s y e n g a ñ a m o s á los demás. Algunas veces p o d r e - r a m o s de la ciencia m o d e r n a á pesar de sus progresos in-
m o s sospechar de la verdad de nuestros juicios, y p o n i é n - contestables. Con razón, p u e s , siguiendo el consejo de
dolos á nueva p r u e b a , ver cómo la bella imágen que hala- D a n t e Alighieri:
gaba la fantasía se desvanece cual sombra, y lo que con-
siate contenti imane genti al quia,
s i d e r á b a m o s oro puro de la verdad, puesto al ensaye,
aparece vano y despreciable oropel; pero otras veces ni debemos contenernos y moderarnos en el e m p e ñ o de se-
á u n esto es posible por no sospecharse el error, pues ni ñ a l a r el por qué de las cosas; con razón d e b e m o s descon-
n u e s t r a preocupación nos lo deja ver, ni nuestro a m o r fiar de nosotros m i s m o s , de nuestros juicios é investiga-
propio é ínteres lo deja a v e r i g u a r 1 . « E n t r e los n a t u r a - ciones, y tener siempre en la memoria aquel h e r m o s o d i -
i «Bien creo yo, dice el maestro Alejo Venegas, ( D i f e r e n c i a de libros que hay en el x Renán und das W u n d e r , p. 91
universo, lib. II, f. 55 v.°), que si á los hombres les costase dinero errar, no se determi- 2 Sobre nuestro conocimiento acerca del lugar del hombre en la naturaleza, p. 31.
narían tan presto, teniendo tan á mano la pena.» 3 La Bible et la 11ature, c. xvi.
cho de Aristóteles; es á saber: que en la inquisición de Ios- ticulares, las cuales á su vez nos podrán llevar al d e s c u -
principios y razones de las cosas, no sólo es m u y difícil brimiento de otra m á s general y comprehensiva.
a v e r i g u a r la verdad, pero áun es de no poco mérito el s a - F i n a l m e n t e , a u n q u e viéramos inmediata é i n t u i t i v a -
ber d u d a r bien. m e n t e la esencia de las cosas, no bastaría esto p a r a tener
H e m o s dicho m á s arriba que la causa de nuestros e r r o - •de ella un conocimiento perfecto, completo y adecuado;
res e s t á no sólo en la imperfección de nuestras facultades, p o r q u e la ciencia perfecta es el conocimiento de todas las
sino en la m i s m a naturaleza de los objetos á que se apli- relaciones que unen y encadenan á todos los séres, desde
c a n . P o r grandes, por extensos y sublimes que sean los Dios h a s t a el á t o m o , desde lo infinitamente grande h a s -
conocimientos que alcanzamos de las cosas, por m u y t a lo .infinitamente pequeño. Cada grado en esta escala
adentro que penetremos en la naturaleza de los objetos vastísima aclara el grado que le precede y el grado que le
que e s t u d i a m o s , nunca llegaremos á conocer lo que tienen sigue; el efecto indica la causa por ser imágen, rastro ó
de m á s p r o f u n d o y esencial. Lo que inmediata y directa- v i s l u m b r e de ella; la causa explica el efecto por ser su
m e n t e sabemos de ellos se reduce á algunos de s u s acci- principio; todos los eslabones de esta série, causas y efec-
d e n t e s y propiedades, por las cuales se revelan á n u e s - t o s á la vez, dependen de aquella causa infinita que c o n -
t r a m e n t e . Así nuestra alma se manifiesta á la conciencia, tiene en principio, virtud y eminencia, todas las c a u s a s y
por el p e n s a m i e n t o y la voluntad; los cuerpos por su ex- todos los efectos q u e sostiene uno y otro extremo de e s t a
tension, calor, sonoridad y otras propiedades sensibles; inmensurable cadena, y a n i m a con su divina actividad to-
las sustancias espirituales por algunos efectos por los cua- d o s los eslabones. D e donde se sigue, que áun cuando co-
les venimos en conocimiento de la naturaleza de estos o b - nociésemos cada uno de estos anillos ó eslabones por sí,
j e t o s . Mas la m i s m a naturaleza en sí, principio de las p r o - n u n c a podríamos llegar á conocerlos p e r f e c t a m e n t e sin
piedades del sér, f u n d a m e n t o y raíz de sus a c c i d e n t e s , comprender t a m b i é n la inmensidad de 'aquella M a j e s t a d
f o n d o misterioso del cual brotan las modificaciones, f e n ó - Soberana, cuya esencia, considerada en su grandeza i n -
m e n o s v cambios que en él observamos, se esconde á nues- m e n s u r a b l e y en sus infinitas relaciones, se ocultará p a r a
t r a investigación; de donde resulta, que no conociendo s i e m p r e á nuestro espíritu. Sólo el E s p í r i t u divino, á la
i n m e d i a t a m e n t e esta esencia, el conocimiento de las pro- vez inteligencia y realidad, que j u n t a en sí toda verdad,
p i e d a d e s y modificaciones que de ella d i m a n a n , tiene que como j u n t a todo el sér, m a n a n t i a l indeficiente de luz en
ser necesariamente imperfecto y ocasionado á mil errores el orden inteligible, m á s aún que el sol en el orden de la
y alucinaciones. Por esto, en m u c h o s casos no p o d e m o s naturaleza, conoce a d e c u a d a m e n t e todos los objetos, por-
llegar á la ciencia verdadera, esto es, cierta, demostrativa q u e conociéndose p e r f e c t a m e n t e á sí m i s m o , conoce c u a n -
y evidente de las cosas; tenemos que contentarnos con t o en él está v i r t u a l m e n t e contenido y c u a n t o puede i m i -
v i s l u m b r e s ó atisbos de la verdad, agrupando hechos y ca- t a r y retraer s u s soberanas perfecciones, así en el orden
s o s semejantes, valiéndonos de la inducción y de la h i p ó - real como en el posible.
tesis; y de esta manera, tanteando y conjeturando, p o d r e - R e s u m i e n d o en pocas p a l a b r a s lo dicho h a s t a aquí, h e -
m o s llegar á u n a conclusion, m á s ó ménos cierta, que mos visto cómo n u e s t r a inteligencia conoce la verdad; p e -
u n i d a á otras, contribuya al establecimiento de leyes p a r - r o de una m a n e r a finita y relativa. Su ciencia está p o r
consiguiente ceñida y limitada por mil causas, u n a s q u e
tienen su origen en la m i s m a razón h u m a n a , m á s inclina-
d a , como h e m o s visto, á seguir los instintos que la e n v i -
lecen que los que la perfeccionan, y otras debidas á l a
m a n e r a imperfecta de su conocimiento, no m é n o s que á
CAPÍTULO IV.
los misterios de que e s t á rodeada la n a t u r a l e z a de las c o -
s a s , cuya esencia, c a u s a y raíz de s u s modificaciones p e r -
severa, en parte, t e n a z m e n t e oculta á la m i r a d a del h o m -
F I N DE LA CIENCIA, NECESIDAD D E LA F E .
bre, por viva y p e n e t r a n t e que sea. A p e s a r de esto, en la
luz de n u e s t r a inteligencia brilla un reflejo de la luz infi-
n i t a . S u hermosa claridad nos levanta sobre todos los s é - ABIENDO estudiado el origen de la ciencia en el
res que pueblan el m u n d o visible, viste la n a t u r a l e z a d e orden metafísico, su desenvolvimiento en la his-
i n c o m p a r a b l e s encantos, y proporciona los goces m á s p u - toria y los límites que necesariamente la c i r -
ros y suaves á nuestro espíritu. L a ciencia h u m a n a n o s cunscriben en el entendimiento h u m a n o , fijemos
introduce en el santuario de las grandezas divinas, nos da de nuevo en ella el p e n s a m i e n t o p a r a averiguar s u s t e n -
á conocer n u e s t r o s eternales destinos y los p e n s a m i e n t o s dencias ó instintos, y el fin á que n a t u r a l m e n t e se e n d e -
que la m a n o de Dios grabó, modeló y r e d u j o á f o r m a s v i - r e z a . E s t e estudio completará el análisis que venimos ha-
sibles en el universo que se desplega á n u e s t r a vista. ciendo de su í n t i m a naturaleza, y nos llevará como por la
N u e s t r a verdadera g r a n d e z a consiste en ver de m e d i t a r y m a n o al exámen de s u s relaciones con la fe ó verdad r e -
copiar en nosotros m i s m o s algunos de estos p e n s a m i e n t o s ; velada.
y el colmo de n u e s t r a ciencia en persuadirnos de que f u e - L a ciencia, como h e m o s dicho, es el p r o d u c t o n a t u r a l
r a de lo que a l c a n z a m o s hay u n a infinidad de cosas que y espontáneo de la inteligencia del h o m b r e , el desenvol-
trascienden de todo punto lo que conocemos, y que j a m a s vimiento de esta m i s m a inteligencia al contacto del m u n -
llegaremos á comprender. do exterior, y el principio del desarrollo de las facultades
que m á s nos perfeccionan y ennoblecen. E s t e conocimien-
to científico tiende á algún fin; h i j o del entendimiento,
participa de sus condiciones, instintos y vicisitudes, y se
e n c a m i n a al m i s m o fin á que aquel está destinado; de
suerte que conocido el fin y naturaleza del entendimiento
del h o m b r e , será i g u a l m e n t e conocido el fin de la ciencia.
A h o r a bien; si la n a t u r a l e z a y el fin de u n a facultad
h a n de colegirse de la n a t u r a l e z a de su acción, v e m o s
desde luego que la acción del entendimiento no se t e r m i -
n a en sí m i s m a ; conocemos, no por conocer solamente,
sino p a r a obrar conforme á lo conocido; el acto de e n t e n -
consiguiente ceñida y limitada por mil causas, u n a s q u e
tienen su origen en la m i s m a razón h u m a n a , m á s inclina-
d a , como h e m o s visto, á seguir los instintos que la e n v i -
lecen que los que la perfeccionan, y otras debidas á l a
m a n e r a imperfecta de su conocimiento, no m é n o s que á
CAPÍTULO IV.
los misterios de que e s t á rodeada la n a t u r a l e z a de las c o -
s a s , cuya esencia, c a u s a y raíz de s u s modificaciones p e r -
severa, en parte, t e n a z m e n t e oculta á la m i r a d a del h o m -
F I N DE LA CIENCIA, NECESIDAD D E LA F E .
bre, por viva y p e n e t r a n t e que sea. A p e s a r de esto, en la
luz de n u e s t r a inteligencia brilla un reflejo de la luz infi-
n i t a . S u hermosa claridad nos levanta sobre todos los s é - ABIENDO estudiado el origen de la ciencia en el
res que pueblan el m u n d o visible, viste la n a t u r a l e z a d e orden metafísico, su desenvolvimiento en la his-
i n c o m p a r a b l e s encantos, y proporciona los goces m á s p u - toria y los límites que necesariamente la c i r -
ros y suaves á nuestro espíritu. L a ciencia h u m a n a n o s cunscriben en el entendimiento h u m a n o , fijemos
introduce en el santuario de las grandezas divinas, nos da de nuevo en ella el p e n s a m i e n t o p a r a averiguar s u s t e n -
á conocer n u e s t r o s eternales destinos y los p e n s a m i e n t o s dencias ó instintos, y el fin á que n a t u r a l m e n t e se e n d e -
que la m a n o de Dios grabó, modeló y r e d u j o á f o r m a s v i - r e z a . E s t e estudio completará el análisis que venimos ha-
sibles en el universo que se desplega á n u e s t r a vista. ciendo de su í n t i m a naturaleza, y nos llevará como por la
N u e s t r a verdadera g r a n d e z a consiste en ver de m e d i t a r y m a n o al exámen de s u s relaciones con la fe ó verdad r e -
copiar en nosotros m i s m o s algunos de estos p e n s a m i e n t o s ; velada.
y el colmo de n u e s t r a ciencia en persuadirnos de que f u e - L a ciencia, como h e m o s dicho, es el p r o d u c t o n a t u r a l
r a de lo que a l c a n z a m o s hay u n a infinidad de cosas que y espontáneo de la inteligencia del h o m b r e , el desenvol-
trascienden de todo punto lo que conocemos, y que j a m a s vimiento de esta m i s m a inteligencia al contacto del m u n -
llegaremos á comprender. do exterior, y el principio del desarrollo de las facultades
que m á s nos perfeccionan y ennoblecen. E s t e conocimien-
to científico tiende á algún fin; h i j o del entendimiento,
participa de sus condiciones, instintos y vicisitudes, y se
e n c a m i n a al m i s m o fin á que aquel está destinado; de
suerte que conocido el fin y naturaleza del entendimiento
del h o m b r e , será i g u a l m e n t e conocido el fin de la ciencia.
A h o r a bien; si la n a t u r a l e z a y el fin de u n a facultad
h a n de colegirse de la n a t u r a l e z a de su acción, v e m o s
desde luego que la acción del entendimiento no se t e r m i -
n a en sí m i s m a ; conocemos, no por conocer solamente,
sino p a r a obrar conforme á lo conocido; el acto de e n t e n -
der, a u n q u e perfecto en sí, se e n d e r e z a n a t u r a l m e n t e á Divina Escritura E n esta subordinación del entendi-
mover la voluntad, le s u m i n i s t r a los materiales sobre miento á la voluntad y de las ideas á las acciones, consis-
que ha de obrar, la ilustra con la noticia de las cosas s o - t e el orden de n u e s t r a vida y la debida relación y h a r m o -
bre que debe ejercitar su libre albedrío, es, según la pin- nía de nuestras facultades. D e lo contrario, si el conocer
toresca expresión de n u e s t r o s a n t i g u o s , s u page de ha- quedase reducido á vana y ociosa especulación, ó lo que
cha x, que la guía, a l u m b r a , sirve y atiende como á su e s peor, si la ciencia, en lugar de mejorar al hombre sir-
reina y señora. Grande y h e r m o s a c o s a es un entendi- viese para pervertirle, extraviarle del sendero de la virtud
miento sabio al cual definió u n o de los m á s p r o f u n d o s y guiarle á los tenebrosos despeñaderos del mal, esto s e -
escritores de nuestro siglo de oro 2 , agradable espectáculo ría trastornar a b i e r t a m e n t e el orden de las cosas, r o m p e r
de v e r d a d e s , ilustraciones y c o n c e p t o s ; pero mayor y el lazo y subordinación que g u a r d a n entre sí nuestras fa-
m á s hermosa es u n a voluntad j u s t a , 'hermosísimo teatro cultades, y servirse para incendiar el m u n d o de aquella
d e buenos propósitos y deseos. « T o d a s las criaturas de a n t o r c h a que nos f u é dada para hermosearlo con sus a p a -
este m u n d o , dice el Maestro Alejo V e n e g a s , son maravi- cibles resplandores.
llas de Dios p a r a que por ellos v e n g a m o s en admiración D e este fin general de la ciencia nace la subordinación
de Dios Omnipotente, H a c e d o r de t o d a s las cosas, y de la que deben g u a r d a r entre sí los varios r a m o s ó divisiones
admiración en conocimiento, y del conocimiento en esti- de la sabiduría, y su estimación é importancia respecti-
mación, y de la e s t i m a c i ó n en o b e d i e n c i a , y de la obe- vas. H a y conocimientos que, al par que perfeccionan la
diencia en humillación, y de la h u m i l l a c i ó n en la fe, y de inteligencia, adoctrinan la voluntad, mostrándola el cami-
ella vengamos en la e s p e r a n z a y p a s e m o s en la caridad no de sus deberes, enseñándola á distinguir entre lo j u s t o
con que a m e m o s á Dios p o r Dios, y á nos en É l , y con É l , y lo injusto, y las acciones buenas ó indiferentes y las
y por El.» Aquel, en fin, es m a y o r d e l a n t e de Dios, dice el malas y culpables, y disponiéndola y habilitándola de esta
Catecismo, que tuviere m a y o r c a r i d a d , sea quien fuere 3. m a n e r a al mejor uso de su actividad y libre albedrío.
De esto resulta que el fin del e n t e n d i m i e n t o y de la cien- Otros conocimientos hay que son p u r a m e n t e especulativos
cia es un fin imperfecto y s u b o r d i n a d o á otro, y que no
I Eccles., 12, 13. El P . F r . J u a n de los Angeles, en su hermoso libro Triiimpkos del
puede por consiguiente satisfacer p o r completo las t e n - amor de Dios, impreso en Medina del Campo, año de MDXC, fól. 26, hablando de la ventaja
dencias, instintos y a s p i r a c i o n e s de la n a t u r a l e z a racio- que hacen la voluntad y la virtud al conocimiento y á la ciencia, discurre de esta m a n e -
r a : «Dixo muy bien el bienaventurado Apostol Sant Pablo: el reyno de Dios no consiste
nal. E n efecto, no en conocer, sino en o b r a r , en producir nen palabras bien ordenadas ni en razones metaphysicas, ni theólogas, sino en las buenas
actos a j u s t a d o s á la regla y n o r m a de n u e s t r a vida, m á s • y virtuosas obras (1. Cor. 4.) Lo primero, por razón del effecto, porque virtud expele es
»peccado, y no la Sciencia. L o segundo, por razón del origen, porque la virtud infúndela
que en inquirir, deslindar y p e n e t r a r la esencia de estos »Dios, la Sciencia adquiérese por estudio y diligencia humana. L o tercero, por razón del
actos, consiste el fin de la perfección de n u e s t r a n a t u r a - •»fin, porque el de la virtud es la vida eterna, y no el de la Sciencia. L o quarto, por
• razón del objeto que el de la virtud es bien, y el de la Sciencia la verdad. E l q u i n t o ,
leza. « T e m e d Dios y g u a r d a s u s m a n d a m i e n t o s , porque
•apor razón de la materia ó subjeto, porque la virtud no se aposenta ni está sino en los
esto es todo el hombre,» dice con a d m i r a b l e profundidad la »hijos de Dios; la Sciencia en estos y en los que no lo son. Lo sexto, por razón de la se-
•guridad, porque cosa más segura es ser el hombre bueno que philosopho. L o séptimo,
•»por razón de la honestidad, que mayor gloria es seguir á Christo que á Aristóteles. L o
1 Recordamos haber visto esta expresión en Granada, R o d r í g u e z y Rivadeneira. »último por razón de euitar los males; que si nuestros primeros padres, como estendieron
2 Nierenberg, Htrmosur.i de Dios, lib. II, c. 2. »la mano al árbol de la Selencia, la estendieran al de la vida, no incurrieran ellos y nos-
3 D¿ las qua'ro diferencias de libros, lib. II, c. 31. sotros en tantos males.»
y teoréticos; los cuales, si iluminan y enriquecen la i n t e - liándose en el orden histórico, y según que, abstrayendo
ligencia, descorriendo a n t e su vista las grandezas de D i o s , de las circunstancias en que se encuentre en éste ó aquél
las maravillas de la creación, y su belleza, unidad y h a r - individuo, consideremos al hombre en sí mismo, el objeto
m o n í a , no influyen en la voluntad, á lo ménos, i n m e d i a t a de s u s facultades, el fin á que está destinado, los medios
y d i r e c t a m e n t e . Aquéllos s o n los filosóficos, morales y r e - de que debe u s a r p a r a conseguirlo, y las dificultades que
ligiosos; éstos, los físicos y p u r a m e n t e n a t u r a l e s . L o s pri- e n c u e n t r a n a t u r a l m e n t e en la tendencia á este fin. E s t o
m e r o s , como que a b a r c a n t o d a la naturaleza h u m a n a y último ya lo h e m o s investigado, en parte, en el capítulo
t i e n d e n á m e j o r a r l a y ennoblecerla en t o d a s s u s potencias, anterior, donde e x a m i n a m o s los límites que circunscriben
son de m á s precio é i m p o r t a n c i a que los segundos, l o s la h u m a n a inteligencia, la t r a b a j o s a elaboración de sus co-
cuales solamente perfeccionan una de s u s facultades, que nocimientos, y los peligros de extraviarse á que está so-
es el entendimiento. Por d o n d e se ve de paso el error hoy metida; y m á s adelante (hácia el fin de este capítulo) lo
dia t a n extendido, que h a pasado ya al l e n g u a j e vulgar, volveremos á considerar, si bien desde u n punto de vista
y que consiste en la preferencia que en la clasificación de m á s alto y luminoso. E n cuanto á lo primero, esto es, en
las ciencias dan m u c h o s á las naturales ó m a t e m á t i c a s , lo que se refiere al estado y capacidad de la razón h u m a -
d e n o m i n á n d o l a s con el n o m b r e de ciencias, cual si ellas lo na considerada en su desarrollo histórico, y respecto á los
f u e s e n p r e f e r e n t e m e n t e y p o r a n t o n o m a s i a , cuando son conocimientos filosóficos, morales y religiosos, necesarios
inferiores á las filosóficas y morales. á su perfección moral, es incontestable que todos los pue-
blos y naciones de la antigüedad, excepto el hebreo, por
Establecida la división de los conocimientos h u m a n o s
el cual velaba u n a Providencia especialísima, cayeron en
e n u n o s que tienden á m e j o r a r y perfeccionar la v o l u n t a d ,
errores monstruosos, sin que lograsen sacarlos de ellos
y con ella á todo el h o m b r e , y otros que desenvuelven,
los ingenios m á s ilustres.
i l u s t r a n y ennoblecen solamente la inteligencia, surge u n a
E l n ú m e r o escasísimo de verdades, que eran como el
cuestión de s u p r e m a i m p o r t a n c i a en la discusión que lle-
f o n d o c o m ú n en que todos convenían, andaban miserable-
v a m o s entablada. E s t a cuestión es la siguiente: ¿Cuál e s
m e n t e desfiguradas y revueltas con mil fábulas y desva-
el estado del entendimiento h u m a n o respecto á la a d q u i -
rios. D e m u c h o s deberes naturales, como el a m o r y reve-
sición de s u s conocimientos, en especial los filosóficos,
rencia á Dios, la caridad m ú t u a y el perdón de las i n j u -
m o r a l e s y religiosos, si no en toda su extensión, á lo m é -
rias, no h a l l a m o s en los pueblos antiguos ni rastro siquie-
nos en a q u e l l a cantidad que es de todo punto necesaria á
ra. E l culto, consecuencia de su moral y de s u s doctrinas
la perfección del h o m b r e , á la dirección de su voluntad, y
religiosas, era absurdo, obsceno, cruel, sin que hubiese
á la consecución de su fin moral en este mundo? ¿Cuál e s
crimen que con él no se cohonestase, ni i n f a m i a de que
s u capacidad, prontitud y facilidad en procurarse estos
no se hallase ejemplo en la vida de sus idolátricas divini-
conocimientos? ¿Cuál su constancia en retenerlos y perfec-
dades, ni delito que no se cometiese en nombre de aquella
cionarlos? ¿Cuál su acierto en utilizarlos p a r a los casos
flota de dioses, como dice h e r m o s a m e n t e F r . L u i s de Gra-
prácticos de la vida?
n a d a , que en todas partes eran adorados y reverenciados.
E s t a s p r e g u n t a s pueden tener dos clases de r e s p u e s t a s ,
L a s consecuencias p r á c t i c a s de este sistema de e n s e ñ a n z a
según que consideremos á la naturaleza h u m a n a d e s a r r o -
e n la vida de aquellos pueblos, nosotros, hijos de u n a c i - de la divina Providencia que veian grabado en toda la n a -
vilización b a u t i z a d a en las aguas salvadoras de J e s u c r i s - turaleza con caractéres indelebles, no sirvieron sino p a r a
to, no podemos ni áun i m a g i n a r l a s . T o d o s los crímenes, hacer mayores su envilecimiento y su deshonra. Así, t e -
perversidades y abominaciones que hoy dia yacen s e p u l - niéndose por sábios x , se hicieron necios, mudaron la glo-
tados en las cárceles, en las galeras y en los presidios, no ria de Dios incorruptible en s e m e j a n z a de h o m b r e corrup-
dan idea de los horrores y perversidades que se p a s e a b a n tible, de aves, de cuadrúpedos y de serpientes; t r o c á r o n l a
t r i u n f a n t e s por las ciudades paganas. E n medio de los verdad de Dios por la m e n t i r a , y sirvieron á la criatura
esplendores de u n a civilización realzada por todas las antes que al Criador, por lo cual Dios los entregó á las
magnificencias del arte, de la industria, de la ciencia y de concupiscencias de su corazon, á la corrupción y á s u s
la literatura, vivía un pueblo i n m e n s o entregado á todos i n f a m e s deseos, al desenfreno de pasiones vergonzas, lle-
los desórdenes de los vicios, olvidado de todos s u s d e b e - nos de toda iniquidad, de l u j u r i a , de avaricia, de envidia
res, sumido en el cieno de t o d a s las abominaciones, p r e s a y engaño, aborrecidos de Dios, detestándose m ù t u a m e n t e ,
de todas las locuras, m a t e r i a puesta al capricho del p r i m e r sin fe, sin caridad, sin misericordia.
aventurero que tuviese b a s t a n t e osadía para quererlo d o - E n sus escritos, admirables por su f o r m a y estilo, b r i -
minar. D o c t r i n a s , leyes, costumbres, instituciones civiles llan á veces hermosos p e n s a m i e n t o s y m á x i m a s de vir-
y religiosas, todo t e n d i a á depravar al h o m b r e , á quitar tud; m a s á poco que se examinen se ve que s u s autores,
todo freno á s u s pasiones, á degradarlo y embrutecerlo. ó n o entienden lo que dicen, ó al lado de las sentencias
C h a t e a u b r i a n d , G a u m e , Veuillot y otros escritores, h a n morales se sorprenden monstruosos absurdos que las des-
tenido valor p a r a b a j a r á esta sentina y contemplar y des- m i e n t e n y desfiguran. E n las cuestiones de verdadera
cribir sus horrores. Nosotros no queremos m a n c h a r estas trascendencia todos disparatan y se confunden. Acerca
páginas con la narración de tales infamias. B a s t e á n u e s - de la inmortalidad del a l m a , por ejemplo, Aristóteles e s
' tro propósito el indicar que ni u n o siquiera de los sábios ininteligible; Platon á vuelta de los resplandores de
y filósofos de la antigüedad se libró del contagio; ni u n o aquel estilo de quien decia el príncipe de los oradores r o -
hubo que se abstuviese de las ridiculas supersticiones de m a n o s que si Júpiter hablara en griego usaría sin duda el
s u culto, que no creyese en sus fábulas y patrañas, y no l e n g u a j e de Platon, se embrolla y contradice l a s t i m o s a -
se entregase á t o d a s las i n f a m i a s del crimen, c o n d e s c e n - m e n t e , sin que sepa el lector á qué atenerse; Marco T u l i o
diendo con las propensiones de nuestra viciada n a t u r a l e - se levanta en el Sueño de Escipion á las esferas de la m á s
za, violándola sin rubor, y haciendo gala de aquello mis- sublime filosofía p a r a despeñarse desde allí en los a b i s -
mo cuyo solo n o m b r e a f r e n t a y avergüenza á la h u m a n i - m o s de la duda; Séneca está indeciso; P l u t a r c o h i p o t é -
dad. E n este p u n t o , los filósofos y moralistas m á s insig- tico, y los demás tan pronto se inclinan á un lado c o m o
nes, los oradores celebérrimos, los famosos poetas y los al otro, sin saber á qué atenerse.
historiadores m á s p r o f u n d o s , y todos aquellos que parecía L a confusion y la contradicción son aún mayores en lo
habían de ser la flor de la naturaleza h u m a n a y su lustre moral. E l olvido de Dios y un desprecio absoluto del h o m -
y hermosura, se c o n f u n d e n con el vulgo m á s abyecto y
soez. Su ingenio y sabiduría, y el testimonio irrefragable i Roman i .
78 Fin de la ciencia,
a n t e s habia resonado como gloriosa esperanza en los l á -
bre r e s a l t a n en t o d a s sus enseñanzas. L o s mayores c r í -
bios del profeta de Israel: ¡Oh Cristo! ¡Oh P r í n c i p e de
m e n e s aparecen en sus historias como la cosa m á s n a t u r a l
paz! ¡Oh P u r e z a infinita! ¡Oh Amor inefable! ven á reme-
del m u n d o ; j u s t i f í c a n s e en sus tratados de moral las t i r a -
d i a r n u e s t r o s males; ven á mostrarnos el c a m i n o de la
nías m á s horribles, y en s u s leyes se asientan, con u n a
virtud, á perdonar á la m u j e r pecadora que llora a r r e p e n -
imperturbabilidad que hiela el corazon, los principios m á s
t i d a , y poner tus m a n o s divinas sobre la frente de la ino-
crueles y sanguinarios. Así Aristóteles recomienda el i n -
cencia; ven á establecer en las a l m a s el glorioso reinado
fanticidio, la esclavitud, el odio y la venganza; Horacio,
de la verdad, de la m a n s e d u m b r e y de la justicia; propter
cerdo de la piara de E p i c u r o , como él m i s m o se define,
veritatem et mansuetudinem etjustitiam, intende, prospere pro-
p r o c l a m a con cínica crueldad que no es b a s t a n t e u n a
1
cede, et regna .
m u e r t e p a r a la Vestal impura; Platón ahoga los m á s b e -
llos sentimientos de la madre y de la esposa, condena á Cristo vino; la gracia y la misericordia de Dios se m a -
perecer al esclavo, y sacrifica sin piedad á los niños mal nifestaron á los hombres, y llegada la plenitud de los tiem-
formados, como ineptos para su República: Cicerón ala- pos (como dice S a n Pablo) el Verbo del P a d r e , resplandor
ba la venganza, el p e r j u r i o y el suicidio; Séneca la e m - de la sustancia infinita, destello substancial de la sabidu-
briaguez; en u n a p a l a b r a , no hay dislate tan absurdo, al ría increada, E t e r n o Dios é H i j o del E t e r n o P a d r e , q u e -
decir de uno de s u s sábios más ilustres, que no h a y a e n - riendo consagrar el m u n d o con su misericordioso a d v e n i -
señado alguno de sus filósofos. T a l e s eran las doctrinas miento, nace en Belen de J u d á , de la Virgen María, hecho
de los sábios de la antigüedad; tales los e j e m p l o s de los h o m b r e . P a s a los primeros años de su vida oculto en la al-
q u e habían de ser luz y espejo de las naciones. E v i d e n t e - dea de N a z a r e t , y venido el tiempo determinado por la
m e n t e , como dice S a n Agustín, Platón y los suyos no ha- E t e r n a Sabiduría, la luz que habia estado escondida i r r a -
bían nacido para i l u m i n a r á los pueblos y sacarlos de la dia por el m u n d o y se descubre y manifiesta á los h o m -
l o c u r a idolátrica universal, al culto verdadero del verda- bres, p a r a que todos vean su gloria, gloria como del Uni-
dero Dios. Discurriendo sobre la virtud, corrompieron al génito del P a d r e lleno de gracia y de verdad.
m u n d o ; y los esfuerzos y adelantos de su filosofía conspi- L a aparición de Jesucristo en la tierra es el e s p e c -
raron á oprimir á los pobres y desvalidos, al niño, á la táculo m á s admirable que se ha ofrecido j a m a s á los
m u j e r , al esclavo, al pueblo. E l cual, pervertido en su en- ojos de los ángeles y de los hombres. L a Majestad de
t e n d i m i e n t o , enagenado de la vida de Dios por su i g n o - Dios va con él y el a m o r infinito que arde en los cielos
r a n c i a y por la ceguedad de su espíritu, y agitado p o r el destella en sus acciones, palabras y p e n s a m i e n t o s . J a m a s
vértigo de la desesperación, corría á los abismos de la di- h a aparecido la virtud m á s h e r m o s a y atractiva que en la
solución, impureza y avaricia, resultando de aquí u n esta- persona del Salvador; j a m a s han visto los siglos corazon
do t a n espantoso, que p a r a convertirlo en el infierno n o m á s puro, m á s casto y amoroso que su corazon; j a m a s
se necesitaba sino que Dios hiciese b a j a r allí la eterni- h a n oido doctrinas m á s s a n t a s y l u m i n o s a s como las que
d a d . L a tierra gemia oprimida por el peso de t a n t a s m a l - brotan de s u s labios divinos. N a d a h a y , á p r i m e r a faz,
dades; u n a misteriosa inquietud agitaba los corazones, y
d e todos los pechos se escapaba aquel grito que siglos 1 Psalm. XLIV. 5.
extraordinario en su enseñanza, como tampoco en su v i d a e n s e ñ a n z a s m á s sublimes, ofrece ejemplos de virtud p a r a
exterior. S u s discursos son sencillos, su estillo llano y al todas las circunstancias de la vida, consuelo p a r a todas
alcance de todo el m u n d o ; y sin embargo, s u voz rinde l o s las tribulaciones, esfuerzo y aliento incomparable p a r a to-
corazones m á s soberbios y quebranta las más endurecidas das las contrariedades y a m a r g u r a s que puedan sufrirse en
voluntades. L a claridad de su enseñanza abre á las a l m a s la tierra. L a luz que brota de estas acciones divinas d e s -
horizontes infinitos, por donde se extiende la m i r a d a del cubre al espíritu del hombre, un ideal de santidad al cual
espíritu atónito y embelesado. A los resplandores de e s t a aspirará i n c e s a n t e m e n t e su corazon; y en el t é r m i n o y re-
luz descubre el h o m b r e la unidad del Sér divino, su P a - m a t e de esta vida divina, en aquella ocasion, la m á s alta
dre, su Providencia, su principio y su fin; conoce la gra- que vieron los siglos, en aquel instante sublime en que el
vedad del pecado, ofensa contra la divina M a j e s t a d , y des- R e d e n t o r de los h o m b r e s puesto y levantado en la cruz,
acato á sus soberanas perfecciones, a u n q u e sea de pensa-
miento no m á s , y entre las iras del cielo
y los delitos del mundo,
en los pliegues se oculte del deseo;
ofrece á Dios el sacrificio de su sangre por la redención
sabe la ley de su existencia, su destino sobrenatural, la del linaje h u m a n o , surge impetuoso el raudal de las m i -
igualdad entre todos los hombres, sin diferencia de libre sericordias divinas, que d e r r a m á n d o s e por todo el cuerpo
y esclavo, de siervo y de señor, de bárbaro y de civiliza- de la h u m a n i d a d , la fecundiza y hermosea y hace brotar
do; g r a d ú a la calidad y nobleza de los hombres, no p o r el de su corazon los gérmenes de virtud que habían sembra-
estado de las personas, sino por la nobleza de las a l m a s , do en él la palabra y el ejemplo del Divino Maestro.
porque delante de Dios, aquel sólo es libre que no es s i e r - A la influencia de esta misericordiosa redención todo
vo del pecado, y aquel noble que es ilustre por sus v i r t u - cambia y se t r a n s f o r m a . E l género h u m a n o , que parecía
des; descubre la santificación de la unión conyugal y l a h a b e r llegado al extremo de perversidad y al a b i s m o de su
elevación de la m u j e r de la abyección de esclava á la n o - perdición, se levanta esforzado y rejuvenecido por u n a vir-
bleza de compañera; ve desvanecerse los límites de l a s t u d divina; artes, ciencias, instituciones políticas y socia-
nacionalidades, de los pueblos y t r i b u s , p a r a f o r m a r u n a les, todo lo renueva, mejorándolo i n m e n s a m e n t e la efica-
sola grey con un sólo pastor, una sóla fe y un sólo b a u - cia de tan soberana virtud. E l sentimiento de las cosas
tismo; vislumbra el plan de la creación, su razón final, su grandiosas y sublimes que d o m i n a en el Oriente; el s e n -
unidad y h a r m o n í a ; finalmente, así como de la gracia d e timiento de la belleza estética cultivado por los griegos;
Cristo nacen y se esparcen por el m u n d o todas las v i r t u - el sentimiento del derecho y de la justicia, encarecido por
des, así de su divina palabra fluyen todas las verdades. los romanos, son á su vez transfigurados y perfeccionados
Por la virtud de esta palabra y por la soberana influencia por Aquel que siendo la santidad esencial, puede É l sólo
de esta gracia, aparece un mundo de cosas de todo p u n t o santificar todos los séres, ennoblecerlos y levantarlos s o -
desconocido ni sospechado por los ingenios m á s ilustres de bre la esfera de las cosas sensibles.
la antigüedad. L a vida de Cristo, desarrollándose pacífica- D e esta m a n e r a brota de la f u e n t e manantial de la s a -
m e n t e en un rincón del imperio romano, al p a r de l a s biduría increada, y se extiende y esparce por el m u n d o
6
el tesoro de conocimientos, gracias y esfuerzos necesarios n a r i a el m u n d o , y librándole de la muerte le conduciría á
á la perfección y felicidad del linaje h u m a n o . Así se c o - las regiones de la verdad, de la luz y de la vida.
m u n i c a n á los hombres los secretos de Dios, lo que el V e r - E s t a necesidad de una revelación sobrenatural no e r a
bo del P a d r e oyó de É l , lo que vió, lo que le f u é enseñado s o l a m e n t e moral, esto es, dependiente d é l a dificultad q u e
p a r a que lo enseñara y comunicara á los hombres; así se tienen generalmente los h o m b r e s de conocer, con la e x -
destruye el imperio del príncipe de las tinieblas y se e s t a - tensión, claridad y certidumbre convenientes, los p r i n c i -
blece en la tierra el reino de la verdad, de la luz, de la li- pios que son la base de su vida religiosa, sino q u e t a m -
b e r t a d del a l m a , donde encontrará el linaje h u m a n o su fe- bién era física por razón del fin á que ordenó al h o m b r e
licidad, la luz de su entendimiento y el esfuerzo de su l a Divina Providencia. Y aquí llegamos á la s e g u n d a m a -
corazon, y que permanecerá firme é incontrastable h a s t a nera de respuesta que se puede dar á la pregunta que h i c i -
que los resplandores que lo iluminan se conviertan en el m o s m á s arriba sobre el estado, disposición y capacidad
piélago de luz, de verdad y de amor en que se abisma la de n u e s t r a n a t u r a l e z a , respecto á alcanzar los conocimien-
Deidad S o b e r a n a . tos necesarios al desarrollo de s u s facultades y al c o n s e -
Con esta divina Revelación se cumplieron los vivos de- g u i m i e n t o de su fin en este m u n d o . L a cual respuesta ó so-
seos y el ánsia y expectación universal con que toda la lución es de t a n t a gravedad é importancia, que n o s o l a -
h u m a n i d a d suspiraba por un guía seguro, un doctor y m e n t e pone en claro el fin á que debe enderezarse la
maestro infalible que la dirigiese en el conocimiento de ciencia del hombre, sino que r e s u m e toda la controversia
las infinitas cuestiones que fatigaban su inteligencia. Des- de sus relaciones con la fe; por m a n e r a que, bien e n t e n -
p u e s de mil rodeos y extravíos, el género h u m a n o volvió dido este punto, todo lo demás se hará llano, inteligible
al camino de la verdad, del cual se habia apartado. Y de y evidente.
esta m a n e r a se verificó aquella hermosa leyenda que r e - E l fin, dicen los filósofos, es la regla de todo lo d e -
fiere Platón en el diálogo El Político i; según la cual el m á s ; él es quien mueve al agente á obrar; quien deter-
l i n a j e h u m a n o que, desamparadas las enseñanzas divi- m i n a las condiciones de su acción y la naturaleza de la
nas, corría á abismarse en el espacio infinito de la división, obra ó efecto que de ella resulta. Ahora bien, ¿cuál es el
habia de volver á su primer principio, guiado y conducido fin de la n a t u r a l e z a h u m a n a ? ¿Cuál f u é el intento de D i o s
por el m i s m o Dios; quien puesto y colocado á su f r e n t e , al criarla, el t é r m i n o de sus acciones y movimientos y el
y continuando el movimiento primitivo, repararía los e s - objeto necesario de s u s tendencias en el orden actual de
tragos causados por el genio del mal, reformaría y orde- la Divina Providencia?
P a r a contestar á estas preguntas con la debida claridad,
x No es posible leer e s t a p a r t e del diálogo de Platón, sin confirmarse en la p e r s u a - a s e n t a m o s desde luego que el fin último de la criatura r a -
sión de que el filósofo griego, al referir estas leyendas, cional ha de consistir precisamente en el desenvolvimien-
aunque piensa lo que dice, to, perfección y satisfacción de s u s facultades m á s e x c e -
m á s dice de lo que piensa,
lentes y s u p r e m a s , y por las cuales deben dirigirse y
repitiendo, aunque oscurecidas, muchas de las doctrinas y tradiciones sobre el origen y gobernarse las d e m á s . E s t a s facultades son, el e n t e n d i -
destino del linaje h u m a n o , tales como constan en la Biblia, y de que se hallan rastros en
las historias de todos los pueblos. miento en el orden de las potencias cognoscitivas, y la
voluntad entre las afectivas; por m a n e r a que entonces h a - s i n o de lo que exigió y ordenó la divina voluntad; en u n a
b r á alcanzado el h o m b r e su perfección y su fin y destino -palabra, no t r a t a m o s de la perfección esencial y objetiva
m o r a l , cuando el entendimiento contemple la s u m a v e r - d e la naturaleza h u m a n a , de los bienes naturales y de los
dad y la voluntad descanse y se satisfaga, sin peligro de- que á estos se siguen, sino de los que Dios sobrepuso á
perderlo, en la posesion del S u m o Bien. E s t a verdad y e l l a según el orden, voluntad y disposición de su P r o v i -
bondad s u p r e m a residen necesariamente en Dios, esencia dencia. P u e s bien; lo que Dios dispuso, lo que ordenó y
soberana que abraza y contiene en sí toda la verdad como t r a z ó en el plan de su Providencia, f u é colocar al h o m b r e
contiene todo el sér, y que siendo infinitamente buena y en tal estado, que su fin no se circunscribiese al d e s a r r o -
a m a b l e en sí, hace buenas y amables todas las cosas. De- llo natural de sus potencias y facultades, sino que se l e -
donde se sigue que en el conocimiento y amor de la esen- v a n t a s e á u n a esfera m á s alta, más sublime y a v e n t a j a -
cia divina reside el último fin de la criatura racional. Mas d a , en la cual el hombre, que por derecho n a t u r a l no po-
este conocimiento y a m o r de Dios pueden ser de dos m a - dia aspirar más que á u n a contemplación y a m o r de la
neras, ora se acomoden y proporcionen á lo que de s u y o divina esencia imperfectísimos, gozara de la visión per-
exigen las facultades del h o m b r e consideradas en su p e r - f e c t a , inmediata é intuitiva de Dios y del a m o r que nace
fección natural, ora convengan y correspondan á la exi- de tan soberana contemplación. E s t e fin sobrenatural d e -
gencia de estas m i s m a s facultades, de tal m a n e r a e n n o - pendiente del acto de la voluntad de Dios, no fué p r o p u e s -
blecidas y levantadas sobre su n a t u r a l condicion, que el t o á la elección de nuestra libertad, sino impuesto p o r su
entendimiento, que de suyo no exigiría m á s , que el cono- Soberana Providencia. E l decreto de nuestra exaltación á
cimiento de Dios, imperfecto, mediato y abstractivo, le tal estado f u é anterior al de nuestra creación; la bendición
conozca inmediata é intuitivamente, y la voluntad le espiritual en el H i j o de Dios nos f u é otorgada desde el
a m e y se adhiera á él con un amor correspondiente á t a n principio, antes de la constitución del m u n d o ; en él f u i -
perfecto conocimiento. mos creados como por él h a b í a m o s de ser redimidos. P o r
n i n g ú n caso ni de n i n g u n a m a n e r a podemos s u s t r a e r n o s
Considerado del p r i m e r modo el fin del hombre, p u e d e
á este orden. Jesucristo, Rey inmortal de los siglos, h e -
l l a m a r s e natural, pues es conforme á lo que piden los cons-
redero de todas las cosas á quien el P a d r e dió todo poder
titutivos naturales de su esencia y el desarrollo n a t u r a l de
e n el cielo y en la tierra, padeció muerte de Cruz p a r a
sus facultades; considerado del segundo, debe l l a m a r s e
salvar y redimir á todos los h o m b r e s . T o d o s son l l a m a -
sobrenatural, pues depende de un auxilio, dón ó p r e r o g a t i -
dos á participar de los beneficios de esta gloriosa R e d e n -
va que está sobre su naturaleza y que le es c o m u n i c a d a
ción; h a s t a el punto de que los que no entren en la gloria
por la bondad y liberalidad divina. E s t o supuesto, se pre-
p o r la virtud de su sangre divina, serán a p a r t a d o s de la
gunta: ¿á cual de estos dos fines destinó Dios al hombre?
vida de Dios y condenados á m u e r t e sempiterna por la
¿ E n qué orden le colocó? ¿De qué m a n e r a dispuso que se.
virtud de esta m i s m a sangre, que c l a m a r á contra ellos con
desarrollaran s u s facultades y lograran su t é r m i n o , s u
m á s f u e r z a que la de Abel contra el fratricida Cain. T a l
perfección y complemento? E n t i é n d a s e bien que no h a -
es la doctrina fundamental del cristianismo, doctrina pro-
blamos aquí de lo que Dios podia hacer, sino de lo q u e
c l a m a d a á boca llena por Jesucristo, los Apóstoles, la
hizo; no de lo que exige la naturaleza de las cosas en s í ,
Iglesia, y que confirman y atestiguan todas las pruebas y y adecuado p a r a alcanzar aquel fin? ¿Quién nos f r a n q u e a -
a r g u m e n t o s incontestables que d e m u e s t r a n el origen d i - r á esta puerta? ¿Quién nos dispondrá y habilitará p a r a la
vino de la Religión. consecución de bien tan soberano? U n i c a m e n t e la fe. P o r -
E s t e fin sobrenatural de la n a t u r a l e z a h u m a n a , es lla- que prescindiendo de si Dios podía conducir por otros
m a d o en las S a g r a d a s E s c r i t u r a s vida eterna, participación• medios y caminos á la criatura racional al fin á que está
ó semejanza de la vida Divina. P a r a entender el p r o f u n d o destinada, y ateniéndonos al orden actual d é l a Providen-
significado de estas palabras, h a y que t e n e r en cuenta cia, la disposición y decreto de la divina voluntad f u é que
que habiendo en todo acto intelectual y afectivo un p r i n - la virtud de la fe fuese el principio de n u e s t r a justifica-
cipio, s u j e t o ó recipiente de la acción, y un objeto en que ción, la llave que nos abriese el tesoro de sus misericor-
esta se t e r m i n a , lo que especifica la naturaleza, el modo dias, y la p u e r t a por donde e n t r á s e m o s en el reino de su
y la f o r m a del movimiento vital, no es tanto el sujeto don- gracia. E l que creyere y f u e r e bautizado se salvará, y el
de reside la acción, cuanto el objeto á que esta se que no creyere será condenado, decia Nuestro Señor Jesu-
1
refiere. E l acto, decían los escolásticos, se especifi- cristo á sus Apóstoles c o m o último legado y T e s t a m e n -
ca por el objeto. P u e s bien; tanto en la visión intuitiva to de su soberana voluntad. L a fe es el medio necesario
con la cual Dios se conoce á sí propio, como en aquella de nuestra salvación. Sin la fe nadie es justificado, nadie
por la cual el a l m a l e v a n t a d a y esforzada por la gracia di- puede moverse en la esfera en que Dios fué servido de
vina conoce á D i o s i n m e d i a t a m e n t e , la m i s m a D e i d a d e s colocar al h o m b r e , nadie puede vivir la verdadera vida;
el t é r m i n o del conocimiento. A u n q u e separadas la s u s - porque sin fe es imposible agradar á Dios, supuesto q u e
t a n c i a divina y h u m a n a por un abismo inapeable, a m b a s es necesario que el que se llega á Dios crea que hay D i o s ,
en este caso son i l u m i n a d a s por la m i s m a luz, respiran el y es remunerador de los que le b u s c a n . Y quien ó no quiere
m i s m o a m o r , y participan de la m i s m a vida. E n el acto abrazarla, ó despues de haberla poseído y confesado se
por el cual el a l m a del bienaventurado ve á Dios intuiti- apartare de ella, queda necesariamente excluido del reino
v a m e n t e , la divina esencia se aplica á la facultad ó poten- de Dios, desamparado de la vida divina, y árbol seco y
cia que la percibe; es p a r a ella el término del conocimien- maldecido sólo bueno p a r a el fuego del infierno 2 .
to, la realidad inefable que, imprimiéndose en el espíritu Por m a n e r a que la fe no es t a n sólo u n a necesidad
del h o m b r e , lo informa, é informándolo se le manifiesta y que l l a m a n de precepto, sino que, supuesto el destino del
revela, y revelándosele le hace participante de la vida di- h o m b r e en el orden actual de la Providencia á un fin
vina. D e lo cual se sigue que si los medios han de ser
1 M a r . xvi, 17.
proporcionados al fin, si lo que se acaba y completa en 2 E s t a necesidad de la f e p a r a la consecución de la gloria y vida eterna, no es sola-
mente para los que habiéndola recibido v i r t u a l m e n t e en el Sacramento de Bautismo,
la gloria h a de principiar de alguna m a n e r a en esta vida,
pertenecen al Cuerpo de la Iglesia, sino también para los que existieron a n t e s de la E n -
la visión de D i o s , o s c u r a , discursiva y m e d i a t a d e q u e carnación del Hijo de Dios, y p a r a los que despues de esta Encarnación viven actual-
mente separados de la Iglesia, aunque, si e s t o es sin culpa suya, no vivan alejados de la
gozamos n a t u r a l m e n t e , no puede ser medio para la clara,
bondad y misericordia infinita de Dios. L a manera cómo se atiende á esta necesidad, no
intuitiva y perfecta que ha de ser nuestro premio y bien- toca al débil entendimiento del hom bre penetrarla. Dios, rico en misericordia y cuya sa-
biduría se extiende de un extremo á o t r o con fortaleza y lo dispone todo con suavidad,
a v e n t u r a n z a , supuesto que las dos m a n e r a s de conocer
t i e n e medios desconocidos á la flaca inteligencia humana, por los cuales se comunica á
difieren i n m e n s a m e n t e . ¿Cuál será, pues, el medio propio las criaturas, y las lleva cooperando ellas al fin y término que les tiene señalado.
sobrenatural, es t a m b i é n u n a necesidad absoluta, física y todas las cosas criadas, y sobre cuanto puede p o r sí m i s -
c o m o l l a m a n de medio, y tan esencial p a r a vivir la vida m a entender, conoce las ideas, los p e n s a m i e n t o s y a c c i o -
d i v i n a á que estamos destinados, como lo es la m i s m a nes de la divinidad, y esto no con duda, sino con c e r t i -
razón p a r a la vida intelectiva que en nosotros natural- d u m b r e infalible y verdad de Dios; y á la luz del conoci-
m e n t e se desenvuelve. miento añadiéndosele el vigor de la esperanza, que la
E s t a economía de la Redención, áun en lo poco que pue- levanta y vivifica, y á la fe y á la esperanza siguiéndose
de el h o m b r e discurrir ó alcanzar de tales misterios, apa- el ardor de la caridad, con la cual ama á Dios sobre t o d a s
rece admirable y v e r d a d e r a m e n t e divina. P o r q u e y a q u e es- las cosas y á todas las cosas en Dios, ve completarse
t á b a m o s destinados á un fin sobrenatural, que es la vision aquella h a r m o n í a divina que resplandece en todo el u n i -
clara é i n m e d i a t a de Dios en sí mismo, f u é convenientí- verso, así material y visible como invisible y espiritual,
s i m o q u e este fin sobrenatural lo alcanzase el a l m a por que se refleja en su entendimiento y en su corazon, y que
u n acto que, siendo sobrenatural por el principio de que le dice con voz elocuentísima, engendradora de los m á s
procede, lo fuese sobre todo y principalmente por el obje- suaves y dulces sentimientos, ser Dios la vida de su a l -
t o que se termina; de suerte, que todo el acto tendiese y m a , el centro de s u s aspiraciones y deseos, el p r i m e r
se proporcionase á la contemplación inmediata de la Divi- principio como el último fin y paradero de todas las
n i d a d . T o d o lo cual se obtiene por la fe, pues si su princi- cosas.
pio es sobrenatural y divino, como explicaremos adelante,
su objeto y el t é r m i n o de su movimiento, que, como h e -
m o s dicho, lo d e t e r m i n a y especifica principalmente, es la
m i s m a ciencia que tiene Dios de sí por u n a idea ó con-
cepto t a n inmediato y directo, que se c o n f u n d e con la
m i s m a esencia soberana, ciencia que nos es c o m u n i c a d a
p o r medio de la Revelación y que nosotros nos apropia-
m o s y hacemos como n u e s t r a por medio del acto de creer.
¡ F u e r z a divina y milagrosa de la fe! Ella constituye la
prerogativa más a d m i r a b l e de nuestra inteligencia; es u n a
a u r e o l a de la luz que, e m a n a d a de las p r o f u n d i d a d e s de
la Divinidad, invisiblemente rodea n u e s t r a frente; u n a ex-
t e n s i o n i n m e n s a de n u e s t r a s f r o n t e r a s ó aledaños inte-
lectuales; una m a n e r a de proporcion ó a c o m o d a m i e n t o de
n u e s t r a vida pobre y defectible, á la vida í n t i m a , p e r f e c -
t í s i m a é incomprensible del sér infinito; la p u e r t a que nos
introduce á lo más escondido de los divinos misterios; la
energía admirable con la cual, esforzada el a l m a , se le-
v a n t a , y pasando de vuelo sobre todos los cielos, y sobre
sobrenatural, es t a m b i é n u n a necesidad absoluta, física y todas las cosas criadas, y sobre cuanto puede p o r sí m i s -
c o m o l l a m a n de medio, y tan esencial p a r a vivir la vida m a entender, conoce las ideas, los p e n s a m i e n t o s y a c c i o -
d i v i n a á que estamos destinados, como lo es la m i s m a nes de la divinidad, y esto no con duda, sino con c e r t i -
razón p a r a la vida intelectiva que en nosotros natural- d u m b r e infalible y verdad de Dios; y á la luz del conoci-
m e n t e se desenvuelve. miento añadiéndosele el vigor de la esperanza, que la
E s t a economía de la Redención, áun en lo poco que pue- levanta y vivifica, y á la fe y á la esperanza siguiéndose
de el h o m b r e discurrir ó alcanzar de tales misterios, apa- el ardor de la caridad, con la cual ama á Dios sobre t o d a s
rece admirable y v e r d a d e r a m e n t e divina. P o r q u e y a q u e es- las cosas y á todas las cosas en Dios, ve completarse
t á b a m o s destinados á un fin sobrenatural, que es la vision aquella h a r m o n í a divina que resplandece en todo el u n i -
clara é i n m e d i a t a de Dios en sí mismo, f u é convenient! - verso, así material y visible como invisible y espiritual,
s i m o q u e este fin sobrenatural lo alcanzase el a l m a por que se refleja en su entendimiento y en su corazon, y que
u n acto que, siendo sobrenatural por el principio de que le dice con voz elocuentísima, engendradora de los m á s
procede, lo fuese sobre todo y principalmente por el obje- suaves y dulces sentimientos, ser Dios la vida de su a l -
t o que se termina; de suerte, que todo el acto tendiese y m a , el centro de s u s aspiraciones y deseos, el p r i m e r
se proporcionase á la contemplación inmediata de la Divi- principio como el último fin y paradero de todas las
n i d a d . T o d o lo cual se obtiene por la fe, pues si su princi- cosas.
pio es sobrenatural y divino, como explicaremos adelante,
su objeto y el t é r m i n o de su movimiento, que, como h e -
m o s dicho, lo d e t e r m i n a y especifica principalmente, es la
m i s m a ciencia que tiene Dios de sí por u n a idea ó con-
cepto t a n inmediato y directo, que se c o n f u n d e con la
m i s m a esencia soberana, ciencia que nos es c o m u n i c a d a
p o r medio de la Revelación y que nosotros nos apropia-
m o s y hacemos como n u e s t r a por medio del acto de creer.
¡ F u e r z a divina y milagrosa de la fe! Ella constituye la
prerogativa más a d m i r a b l e de nuestra inteligencia; es u n a
a u r e o l a de la luz que, e m a n a d a de las p r o f u n d i d a d e s de
la Divinidad, invisiblemente rodea n u e s t r a frente; u n a ex-
t e n s i o n i n m e n s a de n u e s t r a s f r o n t e r a s ó aledaños inte-
lectuales; una m a n e r a de proporcion ó a c o m o d a m i e n t o de
n u e s t r a vida pobre y defectible, á la vida í n t i m a , p e r f e c -
t í s i m a é incomprensible del sér infinito; la p u e r t a que nos
introduce á lo más escondido de los divinos misterios; la
energía admirable con la cual, esforzada el a l m a , se le-
v a n t a , y pasando de vuelo sobre todos los cielos, y sobre
Y a h e m o s visto que el h o m b r e está destinado á un fin
sobrenatural; que su vida, según la ordenación de D i o s ,
tiene que desarrollarse en u n a esfera superior á s u s facul-
tades naturales, y que el objeto y el término final de e s t a s
CAPÍTULO V.
facultades, es á saber, de su entendimiento y de su volun-
t a d , no solamente exceden á cuanto alcanzan a c t u a l m e n -
te, sino t a m b i é n á cuanto n a t u r a l m e n t e pueden alcanzar.
NATURALEZA D E LA FE.
E s t e fin, es claro que no p u e d e lograrse sino por actos á
él proporcionados. P a r a lo cual, así como los actos n a t u -
üPUESTAla necesidad d é l a fe para que el h o m b r e rales proceden, como de sus principios inmediatos, de
pueda alcanzar el fin á que está destinado, c o n - ciertas potencias ó facultades del alma que radican en ella
viene hacer u n análisis minucioso de los elemen- p e r m a n e n t e m e n t e , y que ejercen su eficacia y se d e s a r r o -
tos que la constituyen, como lo hicimos en el llan á lo exterior por la acción de su i n n a t a actividad, de
p r i m e r capítulo de este ensayo con los elementos de l a igual m a n e r a es necesario suponer en el hombre u n a virtud
ciencia, á fin de que, conocida su íntima n a t u r a l e z a , po- especial y divina que, perfeccionando al alma, la m u e v a
y active, y sea el principio normal y ordinario de sus a c -
d a m o s comparar unos con otros, y ver las relaciones de
t o s sobrenaturales, ni m á s ni ménos que el e n t e n d i m i e n -
h a r m o n í a ó divergencia que resulten de dicha c o m p a -
to, por ejemplo, lo es de las ideas y raciocinios, y la v o -
ración.
luntad de n u e s t r a s resoluciones, determinaciones y q u e -
L o s elementos que c o m p o n e n la fe aparecen clarísimos
reres. E s t e principio ó facultad es la fe, virtud divina que
en u n a s palabras del Concilio Vaticano, que se leen al
tiene su raíz, f u n d a m e n t o y origen, no en la naturaleza
principio del tercer capítulo de la p r i m e r a constitución
del h o m b r e , sino en el poder y esencia de Dios, y que
dogmática, intitulada De la fe católica-, palabras breves y
trasciende las potencias naturales con t o d a la v e n t a j a y
compendiosas en su enunciación, pero llenas de sentido,
superioridad que tiene la gracia sobre la naturaleza. E s t a
admirables por su precisión y claridad, y que r e s ú m e n á
virtud de la fe, nace en el alma, y crece y se desarrolla
maravilla toda la e n s e ñ a n z a cristiana sobre p u n t o tan im-
en ella, y produce sus actos por la influencia de la gra-
p o r t a n t e . Dicen así: «Acerca de esta fe, principio de la
cia, que es u n a f u e r z a ó auxilio de D i o s que m u e v e y
salvación del h o m b r e , e n s e ñ a la Iglesia católica ser u n a
ayuda y coopera con el h o m b r e en las acciones y m o v i -
virtud sobrenatural, con la cual, aspirando y ayudando la
m i e n t o s con que tiende á su destino sobrenatural. M a s
gracia de Dios, creemos ser verdadero lo que el m i s m o
como este principio eficiente y primordial del acto de fe,
Dios nos h a revelado, no p o r conocer con la luz n a t u r a l
esto es, la acción inmediata de Dios en el a l m a , no e n t r a
de la razón la verdad intrínseca de las cosas, sino por la
d i r e c t a m e n t e en la cuestión que aquí t r a t a m o s de resol-
autoridad de Dios que nos las revela, y que no puede e n -
ver, que son las relaciones de la fe con la ciencia, p r e s -
g a ñ a r s e ni engañarnos.» L a explicación y desenvolvimien-
cindiendo por a h o r a de este elemento, vamos á estudiar
to de estas p a l a b r a s nos d a r á á conocer í n t i m a m e n t e los
m á s d e t e n i d a m e n t e otros que interviniendo en el acto de fe,
e l e m e n t o s de que se c o m p o n e la fe.
Q2 Naturaleza
do crédito á Dios como á revelador de los artículos de la gía moderna, el P a d r e F r a n c i s c o Suarez y el Cardenal
fe. D e aquí queda manifiesto, concluye el maestro Vene- J u a n de L u g o . Mirando á la brevedad, no h a r e m o s sobre
g a s , q u e en este allegamiento con que el h o m b r e se allega punto t a n espinoso m á s que las brevísimas indicaciones
que sean convenientes para poner en claro la parte que
á la p r i m e r a verdad como á reveladora de los artículos de
t o m a n en el acto de fe el elemento divino ó sobrenatural,
la fe, está la última resolución y paradero de las cosas
y el h u m a n o ó natural, esto es, la parte debida á la gracia
creídas.»
y la debida á las f u e r z a s de la razón del h o m b r e . L a difi-
P o r otra parte, es evidente que la razón y causa formal
cultad es la siguiente: s u p u e s t a la necesidad de conocer la
del acto de fe no está en el simple testimonio ó m a n i -
autoridad infalible de Dios y el hecho concreto de la r e -
festación de la verdad, sino en este m i s m o testimonio en
velación p a r a hacer un acto de fe, estas dos cosas ¿las
c u a n t o es revelación ó palabra de Dios que directa ó in-
conoce el a l m a directamente y en sí m i s m a s , ó en otra
d i r e c t a m e n t e se comunica con nosotros; de donde se vé
verdad y objeto que sea principio, causa y motivo de este
la necesidad de que la autoridad de Dios, verdad infinita
conocimiento? Si la autoridad infalible de Dios y el hecho
y sustancial, se j u n t e y allegue al hecho concreto de la re-
de la revelación los conoce n u e s t r a inteligencia en si mis-
velación ó p a l a b r a divina.
m o s , este conocimiento parece ser acto espontáneo y n a -
F i n a l m e n t e , como este acto de creer se engendra en
t u r a l de la inteligencia, y por lo tanto desproporcionado
nosotros y de nosotros procede, y por él de verdad obra-
al fin á que tiende la fe, que es sobrenatural y divino; y si
m o s meritoriamente p a r a nuestro bien y fin sobrenatural
el conocimiento estriba en otro acto, principio ó causa
(presupuesta siempre la gracia y cooperacion divina), es
que levante nuestro asentimiento al orden y esfera sobre-
a b s o l u t a m e n t e imposible creer u n a verdad, apoyados en
n a t u r a l , ¿cuál puede ser este acto ó motivo?
la autoridad de Dios, si no conocemos esta m i s m a a u t o -
E l P a d r e Suarez, partiendo del principio de que en el
ridad que nos manifiesta ó infunde actualmente aquella
acto de creer todo ha de ser sobrenatural, y por otra p a r -
v e r d a d . P o r q u e como el entendimiento no se mueve sino
t e observando que entre los elementos que lo constituyen
p o r lo que conoce, está claro que no conociendo la auto-
está, no sólo el principio ó virtud de la gracia y el objeto
r i d a d de Dios que nos revela u n a proposicion ó misterio,
ó verdad que Dios nos revela, sino t a m b i é n el asentimien-
n o podemos asentir á tal misterio ó proposicion movidos
t o á la autoridad de Dios, revelando una verdad determi-
d e la divina autoridad. D e donde debemos concluir que
nada, dice que este asentimiento, para ser v e r d a d e r a -
D i o s , verdad infalible, y revelándonos a c t u a l m e n t e la
m e n t e sobrenatural, debe apoyarse en otro acto de fe p o r
v e r d a d , es la razón formal del acto por el cual asentimos
el cual creamos ó a s i n t a m o s á la autoridad de D i o s , q u e
á lo que nos revela.
en el hecho de revelarnos aquella verdad, nos descubre
Y aquí ahondando y analizando m á s y m á s la naturale-
j u n t a m e n t e su verdad infalible así en el conocer como en
z a de este conocimiento, nos sale al encuentro u n a difi-
el revelar. E s t a opinion, como observa m u y bien el C a r -
c u l t a d que ha fatigado los ingenios m á s eminentes, con-
denal Franzelin i, parece que implica contradicción ó s u -
siguiendo separar en dos bandos á los teólogos escolás-
ticos de los últimos siglos, á cuyo frente figuran r e s p e c - i E n el tratado De Habititdine Rationis Humanae ad Divinam Fidem, cap. iv. pár-
r a f o 2 . 0 , donde trata admirablemente esta cuestión.
t i v a m e n t e dos de las mayores l u m b r e r a s de la T e o l o -
pone manifiestamente lo que se l l a m a en lógica un proceso sima de la infalibilidad de Dios; es u n a participación de
en infinito; pues como q u i e r a que se explique esta senten- nuestro entendimiento en la luz esencial en que se b a ñ a
cia, no p o d e m o s según ella llegar j a m á s á u n juicio, afir- la divinidad, u n a asimilación inefable con aquella P a l a b r a
mación ú objeto, al cual se adhiera la m e n t e no p o r razón eterna y subsistente con que Dios se habla y conoce á sí
de otro, sino por sí m i s m o é i n m e d i a t a m e n t e . P o r q u e si m i s m o , extendiendo á la vez su penetrativa m i r a d a á to-
creemos en la veracidad de Dios, porque el m i s m o Dios la dos los séres reales y posibles, é irradiando su virtud á la
revela, ¿cómo conocemos la divina veracidad en e s t a s e - esfera i n c o n m e n s u r a b l e del sér y del conocer. E s t e asen-
g u n d a revelación? Si la creemos en sí y directamente, el t i m i e n t o de n u e s t r a a l m a á la autoridad divina podría
acto, según el P a d r e Suarez, no puede ser sobrenatural; y D i o s imponerlo á la inteligencia h u m a n a , f u n d a d o nada
si no la vemos directamente, ¿dónde, cuándo y de qué m á s que en el dominio soberano que ejerce sobre todas
m a n e r a la vemos? Movido de este inconveniente, opina el sus criaturas; m a s aquella Providencia adorable que se
Cardenal de L u g o que el asentimiento á la autoridad de extiende de uno á otro extremo con fortaleza y suavidad,
D i o s en sí m i s m a , es sobrenatural, en cuanto es efecto de quiso p r e p a r a r y disponer nuestros entendimientos á reci-
la gracia divina que m u e v e la voluntad, y mediante ella, bir esta fe, y no contentándose con esforzar y disponer
el entendimiento á asentir á la autoridad de Dios infali- n u e s t r a alma con las iluminaciones, impulsiones y a u x i -
ble con u n a f u e r z a sin comparación mayor que aquella lios divinos, rodeó á la revelación de s u s misterios, de un
con que asentimos á cualquiera de las verdades n a t u r a - esplendor de credibilidad h u m a n a tal, que á juicio de la
les. Otro tanto debe decirse del asentimiento al h e c h o m i s m a razón sólo Dios pudiese producirla; porque la D i -
concreto de la revelación; pues a u n q u e este h e c h o venga vina Providencia, como m u y al propósito observa el P a d r e
apoyado en pruebas concluyentes de su legitimidad y cer- F r . L u i s de G r a n a d a no habia de obligar al h o m b r e á
t e z a , asentimos á él, no movidos precisamente por su evi- creer cosas que están sobre toda razón y sobre todas las
dencia, sino por las fuerzas sobrenaturales de la gracia leyes de la natr-raleza, sin medios proporcionados p a r a
que mueven la voluntad, y esta á su vez el entendimiento, creerlas.
á asentir firmísimamente al hecho de la revelación. L a E s t e esplendor, este sello, este n o m b r e de Dios que
cual firmeza de asentimiento, c a u s a d a por la gracia, e s leemos al f r e n t e de las verdades que su misericordia infi-
b a s t a n t e , según el Cardenal de L u g o , p a r a que el acto de nita se digna enseñarnos, son ciertos hechos sobrenatura-
afirmar la veracidad divina en el caso concreto de reve- les, en particular los milagros y las profecías, los cuales
l a r n o s u n a verdad, sea realmente y en t o d a s s u s p a r t e s n o pudiendo proceder sino de la omnipotencia y sabiduría
sobrenatural. infinita, dan testimonio de la intervención personal de
Dios en el m u n d o , y confirman s u s revelaciones y e n s e -
Mas d e j a n d o esta cuestión, que no h e m o s hecho m á s
ñ a n z a s ; medios maravillosos y adorables, pues siendo
que indicar, es evidente, de lo que h a s t a aquí h e m o s d i -
exclusivamente divinos, son al m i s m o t i e m p o fáciles de
cho, que el acto de fe por el cual creemos u n a verdad r e -
conocer, e m i n e n t e m e n t e populares, accesibles á todas las
velada por Dios, estriba finalmente en la autoridad divi-
n a ; es un apoyo que t o m a n u e s t r a inteligencia, no en sí
i Introducción al símbolo de la fe, p. n , c. xxxn.
m i s m a ni en sus f u e r z a s naturales, sino en la roca firmí-
inteligencias, y que p o r lo tanto, todos, desde el mas h l i m e s alturas, donde, a p a r t a d a de cuanto es vil, bajo y
rudo é ignorante h a s t a el m á s sábio, pueden recono- miserable, pueda c o n t e m p l a r la luz inaccesible de los mis-
cer facilísimamente en ellos la mano de Dios y la voz de terios divinales, regalar su oido con la h a r m o n í a de las
su amorosa P r o v i d e n c i a , y asegurarse de que si la verdad ideas y p e n s a m i e n t o s de Dios, sorprender altísimos secre-
de algunos misterios de n u e s t r a fe no es clara y evidente, t o s , y escuchar las p a l a b r a s dulcísimas que la Bondad di-
es cosa clara y evidente que deben ser creídos. No es, vina se digna hablar á su oido y en las cuales está encer-
pues, la fe un a s e n t i m i e n t o ciego, destituido de motivos, r a d a su felicidad y los tesoros del a m o r infinito de Dios
engendrado s i m p l e m e n t e del temor, del ciego instinto ó para con los h o m b r e s . Así se engendra en el a l m a la v i r -
de otras pasiones; todo lo contrario, la fe descansa en ra- t u d de la fe; la cual, cuando es perfecta y está a c o m p a ñ a d a
zones incontrastables que la acreditan de verdadera, y , del testimonio de la buena conciencia y ataviada con los
que d e m u e s t r a n q u e n o es h u m a n a sino divina, y que adornos de la virtud, i n f u n d e en el ánimo u n a luz, un es-
1
como h e r m o s a m e n t e decia un autor antiguo t r a e consigo fuerzo y una prontitud extraordinaria para admitir no sólo
2
pendientes los sellos del infinito poder y saber de Dios . •cuanto e s t a fe le enseña, sino p a r a ejecutarlo y obrarlo;
Apoyada en estas p r u e b a s extrínsecas de la autoridad d e suerte que no sólo no se siente pena en el creer, m a s
soberana del Criador, la razón del h o m b r e se dispone á m u y gran deleite' y suavidad. Por esto nada hay m á s
salir de la oscuridad de s u s propias tinieblas para recibir contrario á esta fe, que la a n g u s t i a , la timidez, la flaque-
el rayo de la verdad divina; su voluntad, que por el t r a s - z a ó estrechura de espíritu. L a fe es la tendencia, la aspi-
torno que causó en ella el primer pecado, se asusta al ración, el vuelo ansioso del a l m a hácia Dios Nuestro S e -
solo n o m b r e de D i o s y rehuye de encontrarse con É l y de ñor y Nuestro Padre: es el descanso del entendimiento en
cuanto lleva el reflejo de su santo nombre, se deja sedu- la posesion segura del objeto á que tiende necesariamente,
cir suave y a m o r o s a m e n t e por la condescendencia i n e f a - esto es, en la verdad de Dios, que lleva consigo la sujeción
ble de la M a j e s t a d soberana; y toda el a l m a llevada en de la voluntad á la obediencia de los preceptos divinos.
brazos de la divina misericordia, es levantada á las s u - E n t r e los verdaderos cristianos, nadie cree de miedo; y
todos saben á qué atenerse respecto á esas dificultades de
x El P . F r . T o m á s de Jesús en la Práctica de la viva fe, cap. iv del libro I,° creer, á esos t o r m e n t o s y agonías de la duda (debieran m á s
2 E l cristianismo, dice Augusto Nicolás, es la única religión que tiene pruebas. Antes
d e exigir la creencia en sus misterios, convida á la razón á que examine su autoridad, bien llamarse dificultades y esfuerzos p a r a no creer) que
presentándole s u s títulos, y s o l a m e n t e después que la misma razón h a reconocido la ingenios desesperados, en prosa y en verso, andan prego-
divina validez de estos títulos, exige que crea en su doctrina y la practique, todo por vía
de consecuencia, esto es, por via de razón. E l hombre no creería, añade Santo Tomás, nando por ahí, hipócritas de impiedad, intérpretes incons-
si no viese claramente que estaba obligado á creer por la evidencia de las pruebas; y cientes, m á s que de las oscuridades y vacilaciones de sus
el P . Francisco Suarez esfuerza h a s t a tal punto esta intervención de la razón en el acto
de creer, que juzga que nadie puede hacer un acto de fe perfecto y verdadero, si antes entendimientos, de las veleidades, miserias y prevarica-
no está convencido de la conveniencia 6 necesidad de este acto, 6 como él la llama, de la ciones de su corazon.
evidencia de credibilidad. Y la razón de esto es porque la fe cierta é indubitada exige un
juicio de su credibilidad c i e r t o t a m b i é n , supuesto que si alguien pudiese dudar 6 recelar D e lo dicho se entiende finalmente que la fe no es un
acerca de la credibilidad de un objeto, podría también dudar de la m i s m a fe, con lo acto instintivo, ciego, y que tiene su f u n d a m e n t o en la
cual esta ya no sería perfecta; m a s el juicio de la credibilidad de un objeto no puede ser
prudentemente cierto si no es evidente; luego en todo el que cree debe suponerse tal sensibilidad, en el t e m p e r a m e n t o ó en el e n t u s i a s m o del
evidencia. corazon. E s cierto que n u e s t r o corazon, esto es, la volun-
tad movida por la clara obligación que de creer los m i s t e - nios cuyo valor verificamos, y que no a d m i t i m o s sino en
rios le presenta el entendimiento y áun á veces m a s o c u a n t o es j u s t o , conveniente, auténtico y razonable.
m é n o s excitada por las impresiones, afectos ó m o v i m i e n - Más aún; este acto con que n u e s t r a razón admite la
tos sensibles, tiene gran parte en el acto de fe, y por esto v e r d a d revelada y p r o p u e s t a por Dios á su creencia, es
dice h e r m o s a m e n t e San Pablo que con el corazon cree- absolutamente libre, no sólo en cuanto el alma puede s e -
mos provechosamente p a r a n u e s t r a santificación y vida, g u i r ó resistir el impulso de la gracia que la mueve á a d -
e t e r n a - pero este movimiento de la parte volitiva o sen- mitir la verdad divinamente revelada, sino t a m b i é n e n
sitiva de nuestra alma podrá disponer al acto de fe, pero cua.nto esta m i s m a verdad, a u n q u e rodeada de los her-
n o constituye su esencia. E l acto por el cual creemos con mosos resplandores que d e r r a m a n sobre ella los a r g u m e n -
fe divina y provechosa al fin sobrenatural, no reside ni en t o s y motivos que d e m u e s t r a n su credibilidad, n u n c a se
n u e s t r a s facultades sensitivas, ni en la imaginación, ni presenta al entendimiento de tal m a n e r a que deje este de
siquiera propia y exclusivamente en la voluntad; la fe es. ver la dificultad ó arduidad intrínseca de los misterios que
una firmeza, un convencimiento, u n a persuasión inven- la fe le propone; de suerte que a u n q u e aquellos motivos
cible de nuestro espíritu de la verdad que se le propone; ó a r g u m e n t o s sean de suyo eficaces para que conozcamos
es la adhesión de la inteligencia á la ciencia y sabiduría de s u conexion íntima y metafísica con la verdad, y así e x -
Dios, y así reside en la facultad m á s alta y soberana del p e r i m e n t e m o s u n a obligación evidente de asentir á la
alma' es á saber, en la razón, en su grado m á s sublime de divina revelación, no bastan á arrebatar y llevar t r a s
actividad y desenvolvimiento. E n verdad, a p u r a n d o y lle- sí nuestro a s e n t i m i e n t o , si no se allega el afecto, m o -
vando las cosas al último punto del análisis, debemos, cion ó imperio de n u e s t r a voluntad. L o cual tiene lugar
decir que el asentimiento que presta el a l m a en el acto de aún en aquellas verdades de la fe, que de suyo son intrín-
fe, no es un acto p u r a m e n t e lógico, sino m á s bien moral, secamente evidentes, pues áun en estas puede el hombre
en cuya virtud nuestro espíritu, movido de respeto hácia la resistir á la autoridad y testimonio divino, que es la ra-
autoridad de aquel que le propone y testifica la verdad, se zón formal por la cual las creemos. T o d a s las demás c o -
entrega confiadamente á él y p r e s t a su asentimiento á lo sas, dice San Agustín, las puede hacer el h o m b r e no que-
que le dice. Mas no por esto deja de pertenecer al e n t e n - riendo, m a s el creer, solamente queriendo 1 .
dimiento, ya por f u n d a r s e en la convicción de que la p e r - Así, á pesar de todos los argumentos, p r u e b a s ó ilustra-
sona ó autoridad que le habla está en posesion de la v e r - ciones, el h o m b r e queda siempre libre p a r a seguir la luz
dad, y a porque tiende y se endereza á alcanzar la ver- de la verdad de Dios, ó abrazarse con sus propios errores
dad, objeto de la inteligencia. Concluyamos, pues, que el y tinieblas. D e esta m a n e r a , el acto de creer, siendo libre,
acto de fe pertenece al entendimiento, porque es acto y es meritorio; con él v e r d a d e r a m e n t e obedecemos á Dios
operacion de aquella potencia, cuyo objeto es lo v e r d a - y nos sometemos libremente á su querer soberano; movi-
dero, ora se le p r e s e n t e iluminado por su propia luz, ora dos del piadoso afecto de la voluntad, rendimos á la Dei-
porque la recibe de otras verdades, autoridades y t e s t i m o - dad el h o m e n a j e de nuestro entendimiento, y libre y e s -
i Cestera potest homo facere nolens, credere nonnisi volens. (Tract, xxvi in Jo.)
i Rom. x. l o .
p o n t á n e a m e n t e le o f r e c e m o s el holocausto de lo m á s n o -
t e r m i n a n t e , esta como principio motor ó generador; m a s
ble y sublime que h a y en nosotros, que es nuestra inteli-
c o m b i n a d a s las acciones de las dos facultades, necesitan
gencia, la cual, no viendo directamente la verdad de l o s
p a r a desarrollarse en el orden sobrenatural, de un gér-
misterios que Dios se digna manifestarle, los acata, sin
m e n divino que venga á fecundizarlas; y de esta m a n e r a
embargo, y presta á ellos su completo asentimiento; el
el acto de fe nace bajo la triple influencia del e n t e n d i -
cual, mediante la gracia y favor divino, es tanto m á s per-
miento que lo produce, de la voluntad que lo prescribe, y
fecto, m á s firme y a m o r o s o , y por lo mismo, tanto m á s
de Dios que lo inspira, lo ennoblece y perfecciona. A p e -
meritorio cuanto la cosa ó verdad propuesta á su creencia
sar de esta variedad de principios ó elementos que en él
f u e r e más r e m o n t a d a y e n c u m b r a d a sobre toda razón, dis-
concurren, el acto de fe es uno, simplicísimo é indivisi-
curso y f u n d a m e n t o n a t u r a l . Mas, como hemos dicho m á s
ble. I m á g e n sobrenatural del conocimiento divino, es m á s
arriba, a u n q u e la fe estriba en la razón, no es de ahí de
uno, m á s sencillo é indivisible que cualquier otro conoci-
donde t o m a su carácter propio y las condiciones que lo
miento n a t u r a l , ora provenga este del raciocinio, ora de la
d e t e r m i n a n y especifican, pues si así fuese, sería un acto
intuición ó evidencia inmediata; y excede y a v e n t a j a al
e n t e r a m e n t e n a t u r a l . L a razón por sí sola es insuficiente
u n o y al otro: al conocimiento discursivo, porque no resul-
á hacer un acto de fe. E n su formacion tiene que i n t e r -
t a de u n a conclusion lógica; al intuitivo, porque e n su
tervenir n e c e s a r i a m e n t e Dios, comunicando al alma la
objeto f o r m a l abraza, no y a u n a verdad aislada, sino v i r -
f u e r z a p a r a creer saludable y meritoriamente; y en esta
t u a l m e n t e toda verdad, y porque puede comprender a c -
f u e r z a y principio divino, en la iluminación y movimiento
tual é i n m e d i a t a m e n t e , sin necesidad de conclusion lógi-
interior de Dios, y t a m b i é n en la m i s m a palabra revelada,
ca, cada objeto particular de la revelación. D e esta m a -
ó más bien en ,1a autoridad y veracidad del m i s m o Dios,
nera, concluye un ilustre teólogo moderno á la sencillez
que va unida á esta revelación, está el carácter propio,
infantil del sentido de la fe corresponde la m á s alta y m á s
distintivo y específico de la fe.
p e r f e c t a sencillez del conocimiento, aquella sencillez que
L a s p r u e b a s y los a r g u m e n t o s extrínsecos que demues- levanta al cristiano al estado de h o m b r e perfecto en el rei-
t r a n la credibilidad de n u e s t r o s misterios, son, cuanto es no de la inteligencia y de la verdadera sabiduría.
de su parte, b a s t a n t e s á convencer nuestros entendimien- D e s p u e s de considerar la naturaleza intrínseca del acto
tos, y provocarnos y obligarnos á creer; m a s como la fe de fe, su razón f o r m a l , que es el asentimiento á la autori-
sea don de Dios, según dice el apóstol San Pablo, es me- dad de Dios, los motivos ó p r u e b a s en que se apoya y su
nester ademas que E l toque nuestro entendimiento, y le principio divino, que es la virtud de la gracia, la cual, a u n -
cautive y sujete á que h u m i l d e m e n t e abrace las cosas de que m u e v e y excita el a l m a no excluye su libertad, v a m o s
la fe. Así el acto por el cual creemos provechosamente pa- á estudiar este acto en la parte extrínseca, esto es, en los
ra nuestra salvación, se engendra y desarrolla de esta m a - objetos que p u e d e a b r a z a r y en la n o r m a ó ley visible que
nera: el entendimiento percibe la credibilidad de los mis- debe regirlo y enderezarlo.
terios divinos; la voluntad le mueve á abrazarlos; el p r i - E l Concilio Vaticano enseña que de fe divina y católica
mero presta ó a p r o n t a su consentimiento, la segunda
mueve y excita á consentir; aquel obra como principio de-
1 E l D r . M. J . Scheebea en s u Dogmática, t . I, n. 825.
e s necesario creer todas las verdades contenidas en la p a - miento de su razón c a d a y cuando que fuesen propuestos
labra de D i o s escrita ó hablada, t r a s m i t i d a s á nosotros á su creencia.
p o r la tradición, y que nos son p r o p u e s t a s p o r la Iglesia, Siendo la fe absolutamente necesaria p a r a alcanzar el
ya en un juicio s o l e m n e , ya por medio de su magisterio fin á que estamos destinados, Dios, rico én misericord-'a,
ordinario y universal. se h a dignado p r e p a r a r y ofrecer á todos medios i n n u m e -
E l n ú m e r o y la naturaleza de las cosas que p o d e m o s rables, facilísimos y abiertos á toda suerte de personas
conocer por la revelación y acerca de las cuales debemos y á t o d a clase de entendimientos. P o r q u e a d e m a s de los
ejercitar n u e s t r a fe, no tiene más límites que los que plaz- auxilios de su gracia, que n u n c a faltan á quien se dispo-
c a señalar á la soberana voluntad de Dios. L a inteligen- ne á aprovecharse de ellos, ha establecido un medio siem-
cia divina se extiende á un n ú m e r o infinito de verdades; p r e presente, siempre vivo, siempre activo, siempre p o -
p o r q u e como la divina esencia sea infinitamente perfecta, deroso, y que se acomoda y a d a p t a maravillosamente á to-
imitable y comunicable, Dios, conociendo perfectísima- dos los tiempos, á todos los lugares, á todos los espíritus
m e n t e esta esencia, conoce por el m i s m o caso seres infi- y caractéres, y les abre infinitos caminos y avenidas al
nitos que pueden imitarla y retraer ya en el orden real, ya s a n t u a r i o de la Divina Sabiduría. E s t e medio es la Igle-
en el posible, las perfecciones que en ella resplandecen. sia, autoridad viva, p e r m a n e n t e , indefectible, señal l e -
D e este tesoro inagotable de sabiduría, Dios h a tenido v a n t a d a en medio de las naciones, m o n t a ñ a que alza su
p o r bien m a n i f e s t a r al hombre alguna de sus riquezas. D e f r e n t e m a j e s t u o s a sobre las c u m b r e s de t o d a s las m o n t a -
e s t a s verdades, u n a s exceden las f u e r z a s naturales de la ñ a s ; ciudad de Dios, cuyos f u n d a m e n t o s estriban sobre los
r a z ó n , o t r a s están dentro de la esfera de su actividad. L a s m o n t e s eternales; sabiduría cuya voz se extiende en t o d a s
p r i m e r a s pertenecen, como es claro, al orden s o b r e n a t u - las alturas, en todos los caminos, en las p u e r t a s de la
ral; las segundas, pudiendo el h o m b r e conocerlas por sí ciudad y en los u m b r a l e s de todas las habitaciones. F u n -
m i s m o , caen dentro del. orden natural. E l sello particular dada por el H i j o de Dios h u m a n a d o y enriquecida con
que distingue á u n a s y otras verdades en cuanto se refiere los dones, privilegios y prerogativas m á s excelentes, lle-
á ellas el acto de fe, es el que nuestro entendimiento las vando siempre consigo el depósito de la doctrina, la m i -
a d m i t a y a s i e n t a á ellas, no por verlas directamente y en sión de propagarla y la indefectibilidad en su propagación
sí m i s m a s , sino por habérnoslas revelado la bondad de y enseñanza, todos pueden reconocer en ella la Maestra de
Dios. Más adelante e x a m i n a r e m o s d e t e n i d a m e n t e estos la h u m a n i d a d , la d e p o s i t a d a de las verdades que la b o n -
dos órdenes de verdades. Por a h o r a nos c o n t e n t a m o s con dad de Dios ha querido comunicar á los h o m b r e s , el i n -
indicar la disposición altísima de la Divina Providencia en térprete de los divinos decretos, á quien pertenece el t e -
revelar por u n a parte al hombre m u c h o s principios del soro inestimable de los hechos divinos, y el contrastar,
orden n a t u r a l , p a r a que de esta m a n e r a pudiese conocerlos aquilatar y d a r su legítimo valor á los testimonios de la
con m á s prontitud, facilidad y firmeza que si los hubiera verdad revelada, en confirmación de los misterios que pro-
tenido que descubrir con la luz de su razón, y p o r otra en pone, de los d o g m a s que enseña, de las gracias que d i s -
descubrirle misterios que excediesen su capacidad, p a r a p e n s a y de las p r o m e s a s que hace.
q u e pudiera r e n d i r á Dios el obsequio de su fe y el a c a t a - E s t a Iglesia s a n t a , universal, heredera de los p r i m e r o s
io6 Naturaleza
muestran que sobre lo poco que conocemos existe u n t a x . E l exceder u n a verdad las fuerzas de la r a z ó n no e s
m u n d o de ideas que exceden i n m e n s a m e n t e el alcance de ser contra ella; u n a cosa es superar el dominio de n u e s t r a
n u e s t r a s facultades, por otro, mirando á la grandeza y inteligencia, y otra m u y diferente oponerse á lo que esta
m a j e s t a d de Dios, no sólo es convenientísimo que su esen- m i s m a inteligencia conoce. Lo que excede á la razón está
cia soberana contenga, conozca y pueda revelar cosas q u e e n una esfera superior á s u s conocimientos; lo que la
sean sobre todo discurso, razón y entendimiento criado; contraría está en su m i s m a esfera, de suerte que p o d e m o s
antes, este m i s m o exceso de excelencia divina es confir- ver claramente la contradicción ó repugnancia. Cabal-
mación de su infinita perfección y grandeza, supuesto m e n t e u n a de las condiciones que implica siempre el acto
que Dios no sería Dios si pudiese ser comprendido p o r de fe, es que su objeto no se oponga ni contradiga á los
n u e s t r o s b a j o s y ruines entendimientos; y la enseñanza y principios de la razón; no porque esta haya de ser regla y
la ley divina no se mostrarían, al parecer, v e r d a d e r a m e n t e medida de las verdades de la fe, que esto sería t r a s t o r n a r
tales, si no contuviesen cosas, ideas ó verdades que exce- el orden de las cosas y hacer de nuestra pobre inteligencia
diesen la capacidad y los límites de la sabiduría h u m a n a . n o r m a de la divina, sino porque las verdades naturales y
E s t a s ideas tienen su realidad objetiva, y por tanto p u e - las sobrenaturales, procediendo de un m i s m o principio,
den ser conocidas. Dios las conoce, p e n e t r a su realidad, no pueden contradecirse. E l m i s m o Dios es autor de la
su extensión, s u s principios y consecuencias; y así c o m o razón y de la fe; de la luz inaccesible en que se abisma
las ve y conoce, p u e d e t a m b i é n darlas á conocer á otro la divinidad proceden estos dos rayos de luz que i l u m i n a n
entendimiento, si no en el n ú m e r o y extensión en que él al h o m b r e en los pasos de su vida. P o r tanto, si pudiese
m i s m o las entiende, á lo ménos en aquella cantidad y me- h a b e r disonancia entre las verdades que descubrimos á
dida que se compadece con la naturaleza de la inteligen- esta doble claridad, Dios se negaria á sí m i s m o , la v e r -
cia finita. E s t a manifestación por parte de Dios en nada dad se opondría á la verdad, nuestro entendimiento sería
r e p u g n a á su sabiduría y omnipotencia; pues habiéndose víctima de un engaño i n m e n s o , y por todo el orden i n t e -
d e t e r m i n a d o á revelar al hombre algunas verdades, pue-
de revelar todas las que le plazca dar á conocer á aquel I En todos tiempos debiera haberse admitido esto como axioma indiscutible; pero
nunca más que en este siglo, en que vemos á cada m o m e n t o ser demostradas verdaderas
á quien las revela. Por lo que toca á nosotros, así c o - proposiciones que antes habiau sido desechadas por falsas. L a ciencia actual parece te-
m o un h o m b r e simple ó idiota, dice Santo T o m á s , da- ner por encargo sorprender nuestra imaginación con descubrimientos, ya del orden e s -
peculativo, y a del práctico, que chocan extrañamente con nuestras ideas preconcebidas
ría manifiestas señales de estupidez y locura si dijese ser y con nuestros hábitos de pensar. E n las matemáticas, por ejemplo, donde debia s e r
falsas las verdades y principios de la filosofía, por no p o - ménos común este caso, por tratarse de juicios analíticos en que el predicado está inclui-
do en el sujeto y se deriva de él más 6 ménos mediatamente, hay innumerables proposi-
der él apearlos con su corta capacidad, así m u c h o m á s ne- ciones 6 teoremas cuyo sólo enunciado parece imposible ó absurdo. Así la m i s m a defini-
cio y estúpido sería el h o m b r e si tuviera por falsas las ción de las asíntotas parece implica contradicción; el teorema de que hay curvas que en
u n a porcion m á s 6 ménos considerable de su extensión no tienen tangente, que muchos
verdades que Dios le revela por no poderlas penetrar con • m a t e m á t i c o s daban p o r falso, ha sido demostrado verdadero con toda evidencia; y áun
su entendimiento flaco y limitado. todo el fundamento del cálculo diferencial semeja apoyarse en ideas erróneas y a v e n t u -
radas. Pues si el humano entendimiento es tan corto que no puede dar un paso en el co-
E l que uno no v e a ó no sea capaz de ver la relación i n - nocimiento de las cosas que están á su alcance sin tropezar con mil dificultades y miste-
rios, ¿cómo se a t r e v e r á á juzgar de las cosas inefables de Dios, y tantearlas con su pe-
trínseca entre el sujeto y el pronunciado ó atributo de u n a queñez y ratería, para decidir magistralmente si es posible ó imposible lo que la Divina
proposicion, no quiere decir que esta relación no e x i s - Bondad ha sido servida de manifestarle?
legible se extenderían las s o m b r a s de u n a d u d a infinita. luz del conocimiento de Dios todos los pueblos, gentes,
L o s principios de la razón n a t u r a l , dice Santo Tomás, r a z a s y naciones las m á s feroces por su crueldad y barbá-
son manifiestamente verdaderos h a s t a el punto de no po- rie, y a u n q u e m u y d e s e m e j a n t e s entre sí por índole, hábi-
derse ni siquiera i m a g i n a r ó sospechar su falsedad. Por t o s , leyes y costumbres, las ha sometido al yugo suavísi-
o t r a parte, como los principios de la fe están f u n d a d o s en m o de Cristo, anunciando á todos la paz y la a b u n d a n c i a
p r u e b a s evidentemente divinas, sería impiedad el creerlos de todos los bienes. T o d o s los cuales testimonios y c r e -
falsos; y supuesto que lo falso es lo único que se opone á denciales resplandecen con tal fulgor de celestial s a b i d u -
lo verdadero, como lo indica su definición, es a b s o l u t a - ría y del poder divino, que no hay entendimiento de h o m -
m e n t e imposible que u n a verdad de fe • contradiga á los b r e que, p a r a n d o en ellos su atención, no concluya que la
principios conocidos n a t u r a l m e n t e de la r a z ó n . fe c r i s t i a n a es verdaderamente obra de Dios. Por lo cual
P o r lo d e m á s , si estos d o g m a s son incomprensibles, son la m i s m a h u m a n a razón, coligiendo clara y manifiesta-
t a m b i é n irreprensibles; de suerte, que si nadie puede c o m - m e n t e de t a n t o s y tan firmes y espléndidos a r g u m e n t o s ,
prenderlos, nadie t a m p o c o puede descubrir contradicción que D i o s es el autor de esta fe, no tiene que hacer sino,
en lo que acerca de ellos alcanza; antes vienen acredita- depuesta toda d u d a y dificultad, prestarle plenísimo acata-
dos con testimonios t a n n u m e r o s o s , t a n admirables y e s - m i e n t o , teniendo por cierto que todo cuanto esta fe p r o -
pléndidos, que la m i s m a razón es f u e r z a quede p l e n a m e n - p o n e á los h o m b r e s como regla de sus creencias y de s u s
t e convencida de que n a d a hay m á s cierto, n a d a m á s s e - acciones, es enseñanza del m i s m o Dios z . F i n a l m e n t e , e s
guro, n a d a m á s estable y augusto, ni que se apoye en m á s tal, t a n poderosa é incontrastable la f u e r z a de estas razo-
firmes f u n d a m e n t o s que las enseñanzas de la fe. E s t a fe, n e s , q u e como dice un autor antiguo, podemos decir á
guia y m a e s t r a de n u e s t r a vida, enseña de salud y de salva- Dios con cierta arrogancia 2 : «Señor, si hay error en nues-
ción, destructora de todos los vicios, m a d r e fecunda y en- t r a creencia, tú m i s m o nos has engañado, p u e s los d o g -
gendradora de todas las virtudes, confirmada con el naci- m a s de n u e s t r a fe están confirmados con t a n t o s y t a l e s
miento, vida, muerte, resurrección y divina sabiduría de prodigios que solamente tú los pudiste hacer.»
su autor Jesucristo, y con s u s prodigios y profecías, esplen-
1 E s t e resumen de las pruebas de la verdad del Cristianismo está tomado al pié d e
d o r a d a con la luz de su celestial e n s e ñ a n z a , a d o r n a d a y la letra de la magnífica Encíclica de Pió I X , dirigida en 9 de Noviembre de 1846 á to-
enriquecida con toda suerte de g r a n d e z a s y prerogativas, dos los Patriarcas, Primados, Arzobispos y Obispos.
2 Ricardo de San Víctor (De Trini 1.1, 2).
exclarecida con las predicciones de los profetas, con el
l u s t r e de los m i l a g r o s , con la constancia de los m á r -
tires, con la gloria de los Santos, g o b e r n a n d o el m u n d o
con leyes s a p i e n t í s i m a s , y cobrando mayor f u e r z a y vigor
del hierro de las persecuciones, ha recorrido el á m b i t o de
la tierra y señoreádolo con la enseña vencedora de la cruz;
y destruida la dominación de los falsos dioses, y a r r o l l a -
das las tinieblas de los errores y derribados y puestos de-
bajo de sus pies todos sus enemigos, h a iluminado con la
s e c r e t a m e n t e las j u n t a , a n i m a y vivifica? Si existe r e a l -
m e n t e esta m a n e r a de relación y dependencia, ¿en qué
consiste? ¿Cuál es su naturaleza? ¿Dónde está el principio,
la razón y causa que la producen? E s t a s preguntas, como
CAPITULO VII. e s evidente, adelantan un paso m á s la cuestión que p r e -
t e n d e m o s resolver en este ensayo; p u e s no solamente su-
ponen la imposibilidad del conflicto ó desacuerdo entre la
MÚTUA INFLUENCIA E N T R E LA CIENCIA Y LA F E .
ciencia y la fe, sino que plantean en términos claros y
precisos el problema de su intrínseca y necesaria h a r m o -
nía, y tienden á determinar y e s t a b l e c e r l a concordia viva,
OR lo que llevamos dicho h a s t a aquí, se ve que
p e r m a n e n t e é indestructible que entre a m b a s debe reinar.
I H ) ^ entre la ciencia y la revelación no puede haber
P a r a proceder con la debida claridad en la resolución
oposicion intrínseca y esencial. A m b a s tienen su
d e este problema, a s e n t a m o s como f u n d a m e n t o de c u a n t o
base en n u e s t r a alma; en ella se e n c u e n t r a n e s -
vamos á decir, que a u n q u e la ciencia y la fe t e n g a n su
t o s dos rayos de luz que, emanados del trono de Dios, vie-
base en n u e s t r a a l m a y áun en u n a m i s m a potencia ó fa-
nen á iluminar el entendimiento del h o m b r e y á revelarle
cultad que, como h e m o s visto en otra parte, es el e n t e n -
el esplendor de las maravillas divinas; y así como la luz
dimiento, por ningún caso pueden confundirse ni identi-
no se opone á la luz, tampoco se oponen ó contradicen la
ficarse, ni áun ser colocadas en una m i s m a línea ó nivel.
fe y la ciencia, la razón divina y la h u m a n a , la verdad
No son dos h e r m a n a s que, nacidas de un m i s m o padre,
increada, subsistente é infinita, y la creada, defectible y
sólo se diferencian en la edad y en las preeminencias; m u -
finita.
cho m é n o s son dos h e r m a n a s gemelas, salidas estrecha y
Mas ya que al caer estos dos rayos sobre el fondo de
f r a t e r n a l m e n t e abrazadas del seno de la eternidad, como
nuestra alma no se opongan é interfieran x , ¿la impresiona
decia no há m u c h o un revolucionario, creyendo tal vez
cada cual por sí y á su m a n e r a , sin relación ó influencia
con esto dar m u e s t r a de catolicismo. Por sublimes que
del uno p a r a con el otro? Ó, m á s bien, ¿se j u n t a n é influ-
sean los conocimientos con que pueda enriquecerse la r a -
yen recíprocamente, acrecentando a m b o s por u n a opera-
zón del h o m b r e en su desenvolvimiento científico, s i e m -
ción misteriosa su eficacia y la intensidad de su propio
pre llevarán en su f r e n t e la m a r c a del b a j o metal de la fa-
resplandor? Ademas de la relación negativa de no o p o -
cultad que los ha engendrado, m i e n t r a s que el conoci-
nerse las unas á las otras las verdades que enseña la fe
miento adquirido por la fe, áun depositado en n u e s t r a fla-
y las que d e m u e s t r a la razón, ¿existe p o r v e n t u r a entre
ca razón, destellará hermosísimos resplandores, testigos
ellas una relación positiva y necesaria, una cierta h a r -
de su origen divino. P o r q u e aquel es u n conocimiento im-
moniosa unidad, u n a especie de afinidad ó parentesco que
perfecto, b a j o , defectible y caedizo; éste, firme, macizo é
indefectible. L a fe tiene su origen en el cielo y recibe dere-
i Aunque el verbo interferir no esté en el Diccionario de la Lengua Castellana, cree-
mos que nos será aprobado su uso para expresar una cierta acción que e j e r c e n entre sí
c h a m e n t e de él los rayos de su claridad, m i e n t r a s que la
dos rayos luminosos al caer' oblicuamente el uno sobre el otro, acción conocida e n ó p - ciencia b r o t a de un ser terreno, y conserva rastros de s u
t i c a con el nombre de interferencia.
s e c r e t a m e n t e las j u n t a , a n i m a y vivifica? Si existe r e a l -
m e n t e esta m a n e r a de relación y dependencia, ¿en qué
consiste? ¿Cuál es su naturaleza? ¿Dónde está el principio,
la razón y causa que la producen? E s t a s preguntas, como
CAPITULO VII. e s evidente, adelantan un paso m á s la cuestión que p r e -
t e n d e m o s resolver en este ensayo; p u e s no solamente su-
ponen la imposibilidad del conflicto ó desacuerdo entre la
MÚTUA INFLUENCIA E N T R E LA CIENCIA Y LA F E .
ciencia y la fe, sino que plantean en términos claros y
precisos el problema de su intrínseca y necesaria h a r m o -
nía, y tienden á determinar y e s t a b l e c e r l a concordia viva,
OR lo que llevamos dicho h a s t a aqui, se ve que
p e r m a n e n t e é indestructible que entre a m b a s debe reinar.
I H ) ^ entre la ciencia y la revelación no puede haber
P a r a proceder con la debida claridad en la resolución
oposicion intrínseca y esencial. A m b a s tienen su
d e este problema, a s e n t a m o s como f u n d a m e n t o de c u a n t o
base en n u e s t r a alma; en ella se e n c u e n t r a n e s -
vamos á decir, que a u n q u e la ciencia y la fe t e n g a n su
t o s dos rayos de luz que, emanados del trono de Dios, vie-
base en n u e s t r a a l m a y áun en u n a m i s m a potencia ó fa-
nen á iluminar el entendimiento del h o m b r e y á revelarle
cultad que, como h e m o s visto en otra parte, es el e n t e n -
el esplendor de las maravillas divinas; y así como la luz
dimiento, por ningún caso pueden confundirse ni identi-
no se opone á la luz, tampoco se oponen ó contradicen la
ficarse, ni áun ser colocadas en una m i s m a línea ó nivel.
fe y la ciencia, la razón divina y la h u m a n a , la verdad
No son dos h e r m a n a s que, nacidas de un m i s m o padre,
increada, subsistente é infinita, y la creada, defectible y
sólo se diferencian en la edad y en las preeminencias; m u -
finita.
cho m é n o s son dos h e r m a n a s gemelas, salidas estrecha y
Mas ya que al caer estos dos rayos sobre el fondo de
f r a t e r n a l m e n t e abrazadas del seno de la eternidad, como
nuestra alma no se opongan é interfieran x , ¿la impresiona
decia no há m u c h o un revolucionario, creyendo tal vez
cada cual por sí y á su m a n e r a , sin relación ó influencia
con esto dar m u e s t r a de catolicismo. Por sublimes que
del uno p a r a con el otro? Ó, m á s bien, ¿se j u n t a n é influ-
sean los conocimientos con que pueda enriquecerse la r a -
yen recíprocamente, acrecentando a m b o s por u n a opera-
zón del h o m b r e en su desenvolvimiento científico, s i e m -
ción misteriosa su eficacia y la intensidad de su propio
pre llevarán en su f r e n t e la m a r c a del b a j o metal de la fa-
resplandor? Ademas de la relación negativa de no o p o -
cultad que los ha engendrado, m i e n t r a s que el conoci-
nerse las unas á las otras las verdades que enseña la fe
miento adquirido por la fe, áun depositado en n u e s t r a fla-
y las que d e m u e s t r a la razón, ¿existe p o r v e n t u r a entre
ca razón, destellará hermosísimos resplandores, testigos
ellas una relación positiva y necesaria, una cierta h a r -
de su origen divino. P o r q u e aquel es u n conocimiento im-
moniosa unidad, u n a especie de afinidad ó parentesco que
perfecto, b a j o , defectible y caedizo; éste, firme, macizo é
indefectible. L a fe tiene su origen en el cielo y recibe dere-
i Aunque el verbo interferir no esté en el Diccionario de la Lengua Castellana, cree-
mos que nos será aprobado su uso para expresar una cierta acción que e j e r c e n entre sí
c h a m e n t e de él los rayos de su claridad, m i e n t r a s que la
dos rayos luminosos al caer' oblicuamente el uno sobre el otro, acción conocida e n ó p - ciencia b r o t a de un ser terreno, y conserva rastros de s u
t i c a con el nombre de interferencia.
h u m i l d e nacimiento. Aun en su f o r m a exterior se ve que existe en la razón y la revelación otro linaje de relacio-
si la fe es la maestra, la ciencia es su discípula; si aquella nes que, a u n q u e extrínseco y accidental, es, sin embargo,
es la señora, esta es la criada; si aquella es la reina, esta reflexivo, directo y consciente, y por ellas la razón, como
x verdadera sierva y criada de la fe, la sirve, h e r m o s e a y
es la sierva y la vasalla . Con todo, y á pesar de las gran-
des diferencias que las separan, cuando las dos se j u n t a n engalana, y se há con ella como con su reina y señora.
en n u e s t r a a l m a se asisten y ayudan h e r m a n a b l e m e n t e , y L o primero que hace el alma del hombre al entrar en
se c o m u n i c a n la u n a á la otra s u s propios dones; de suer- ella la luz de la fe, es recibirla libre y e s p o n t á n e a m e n t e .
te que si la ciencia da algo á la fe, esta le devuelve con cre- E l acto de creer es un acto vital, u n a actividad del a l m a
ces lo que de ella ha recibido, resultando de aquí u n a cor- en su grado m á s alto de energía, un desarrollo maravillo-
r e s p o n d e n c i a admirable y el acuerdo perfectísimo con que so de la eficacia de la razón. Nosotros no podríamos
c u m p l e n a m b a s sus providenciales destinos. D e esta m a - creer, dice á boca llena San Agustín, y con él todos los
ravillosa influencia v a m o s á hablar en este capítulo, e x - teólogos, si no tuviésemos alma racional. L a gracia no
plicando su naturaleza, s u s efectos y el carácter de la uni- destruye ó elimina á la naturaleza, sino que la a g r a n d a ,
dad que de ella resulta. la ennoblece y la perfecciona. L a razón, esto es, el a l m a
L a fe, como h e m o s dicho varias veces, m á s que descu- en cuanto es racional, abraza las verdades que Dios p r o -
brimiento que hace el h o m b r e en una esfera de conoci- pone á su creencia, en cuanto levantada, fortalecida y su-
miento extraña á él, es la revelación que hace Dios de sí b l i m a d a por Dios al orden de las cosas sobrenaturales, las
en el a l m a h u m a n a , levantando él m i s m o el velo que le percibe, y percibiéndolas se da cuenta de ellas, y las a d -
oculta y difundiendo en nuestro entendimiento los r a y o s mite con voluntario, libre y completo asentimiento. El
de su divina claridad. Al hacernos Dios e s t a revelación, sol de la verdad, penetrando en la inteligencia, desen-
ya hemos visto cómo no p e r m a n e c e n ociosas é i n a c t i v a s vuelve en ella un gérmen de vida divina, iluminándola y
las f u e r z a s de n u e s t r a a l m a , sino que cooperando á la exclareciéndola con el conocimiento de los misterios de
divina eficacia y participando de la vida y actividad so- Dios, y vencido el corazon por la luz divinamente a p a -
b e r a n a , ejerce de diferentes m a n e r a s su propia actividad, cible que rodea estos misterios, reconoce en ellos la p r e -
conoce m u c h a s verdades necesarias á su felicidad y b i e n - sencia d é l a Soberana Majestad, los abraza libre y expon-
a v e n t u r a n z a , y se levanta á las regiones altísimas donde t á n e a m e n t e , y escucha con f e humilde y a m o r o s a las
respira el a m b i e n t e que rodea á la divina esencia. F u e r a palabras que esta divina Providencia se digna hablar á
de esta acción de n u e s t r a a l m a en la producción del acto s u s oidos. E n esto, al paso que hace uso de su más noble
de la fe, acción o r d i n a r i a m e n t e irreflexiva é inconsciente, prerogativa, realiza la m á s bella y sublime relación que
p u e d e tener con la Deidad, a m a y adora el principio de
i L a inferioridad de la ciencia y de la filosofía respecto de la fe, y su actitud p a r a donde procede y ejerce u n a acción saludable y meritoria,
con ella, las expresó por m a n e r a muy elegante uno de nuestros antiguos filósofos con
estas palabras: Si Agar et Ismael, Sara et Isaac, concordes et obedientes esse velint, ma-
rindiendo su entendimiento á la verdad de Dios, y tenien-
neant in domo Abrahae; sin auter.i insolescant et repugnent rixasque et jurgia excitent, do por cierto, firme é incontrastable lo que no alcanza por
domo ejiciantur et exulent; sic philosophi hactenus legendi et probandi sunt qno ad ve-
ritati et pietati consenserint atque inservierint; sin autein quid effutürint divinis decre-
sí m i s m a con la luz de su razón, pero que viene afianzado
tis alienum, deserendi sunt et rejiciendi. (Benedicti P e r e r i i De communibus o m n i u m re- p o r la autoridad divina.
r u m naturalium principiis—in Praefatione.)
L a segunda relación que tiene la razón con la fe es que, t i a l y la causa de esta revelación; la cual, según iba acre-
como la palabra de Dios es no solamente luz que exclare- centándose y confirmándose con las palabras, milagros y
ce el entendimiento, sino fuego suavísimo que enciende ejemplos del H i j o de Dios, extendía c a d a vez más su e s -
el corazon, y lo dilata y lo levanta sobre sí con ardor i n - fera de actividad é iluminación, difundiendo en ellos el
creíble, este dulce y sabroso fuego, una vez metido en las conocimiento de la personalidad divina, y obligándolos á
entrañas, prende y arraiga en ellas, y aviva las potencias dar á conocer á los demás aquello m i s m o que habian oído,
y facultades del a l m a , y pasando á la lengua la mueve y la lo que habian visto, lo que habian tocado y palpado con
inspira y enriquece con palabras, y la convierte en prego- sus m a n o s acerca del Verbo de vida. T a l fué el principio
n e r a de aquella m i s m a fe que recibió por los sentidos. de la predicación cristiana. Así fué naciendo y dilatán-
E s t a fe no la predica la razón como verdad que haya des- dose la palabra de la fe; y recorriendo de boca en boca y
cubierto por sí m i s m a , ni como una série de conclusiones penetrando en todos los oidos y resonando en el alma de
ó consecuencias sacadas por ella razonando de los p r i n - todos, se derramó por el mundo h a s t a lograr que por el
cipios ó verdades que conocia de anteman o con la luz del instrumento de la razón h u m a n a la voz de las divinas mi-
conocimiento natural, ni siquiera como problema que hay sericordias haya sido oida h a s t a los últimos confines de la
que resolver con la f u e r z a del h u m a n o discurso, sino tierra.
como declaración del querer y saber de Dios, á la cual L a tercera clase de influencia que tiene la razón con la
tiene que rendirse el entendimiento del h o m b r e . Y a hemos fe es la parte que t o m a en definir, circunscribir y d e t e r -
dicho m u c h a s veces que el conocimiento de las verdades de minar con términos claros y precisos la doctrina en ella
la fe no lo alcanza el h o m b r e por los esfuerzos de su propia contenida. Dios, a l descubrir al hombre las verdades que
investigación, sino por d o n é infusión d é l a divina miseri- según los fines altísimos de su Providencia se sirve m a n i -
cordia. «Dios, que en otro tiempo habló á los p a d r e s m u - festarle, no está obligado á expresarlas en palabras ó f ó r -
c h a s veces y de m u c h a s maneras, últimamente nos habló m u l a s d e t e r m i n a d a s ni á seguir en su declaración un pro-
en estos postreros t i e m p o s por medio de su Unigénito H i - cedimiento científico ó dialéctico, sino que según las c i r -
jo.» «El Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y to- cunstancias en que el h o m b r e se encuentra, ó según el
dos vimos su gloria, gloria como del Unigénito del Padre, querer y beneplácito de aquella soberana voluntad que
lleno de gracia y de verdad.» «Aquel que m a n d ó á la luz tiene en sí m i s m a la razón de s u s determinaciones, le va
que brotase de las tinieblas, É l m i s m o brilló y resplande- declarando las verdades que quiere, y en la f o r m a , orden
ció en nuestros corazones.» L a soberana E n c a r n a c i ó n del y m a n e r a que j u z g a convenientes al fin de su sabiduría.
H i j o de Dios f u é la manifestación personal de la D i v i n i - D e s p u e s de recibida la fe, viene su declaración y defini-
dad, y la iluminación m á s espléndida de la razón h u m a - ción de parte del hombre, auxiliado por la asistencia de
na. L o s discípulos conocieron á este Verbo divino g r a - Dios. A esta declaración y definición de la divina palabra
d u a l m e n t e , no por un procedimiento científico de i n v e s - han enderezado constantemente sus esfuerzos los escrito-
tigación ó curiosidad natural, sino por la revelación que res eclesiásticos, los teólogos y Santos Padres, y sobre
hacía de sí el m i s m o Verbo encarnado. L a luz que des- todo, la Iglesia, institución y persona moral á quien el
tellaba del rostro de Jesucristo era el principio, el m a n a n - m i s m o Dios entregó el depósito de las e n s e ñ a n z a s divinas
132 Mútua influencia
p a r a que lo guardara intacto, y lo promulgara, d e c l a r a r a S a n Anselmo á uno de sus tratados: Fieles queerens intellec-
y defendiera ante t o d a s las generaciones. E s t a Iglesia tum, esto es, la fe que busca el conocimiento de la verdad pro-
s a n t a , apostólica, universal, es el medio elegido por Dios, puesta á nuestra creencia. Porque, como dice m u y bien el
p a r a d a r n o s á conocer su voluntad, y el alcance y a m p l i - S a n t o T , así como el buen orden exige que ántes de que
t u d de sus enseñanzas. P a r a esto no se sirve ordinaria- p r e s u m a m o s escudriñar con nuestra razón los profundos
m e n t e de recursos dialécticos, polémicos ú oratorios, sino misterios de la fe cristiana, los creamos con fe divina, así
de la simple enunciación de la verdad, enderezada princi- parece una m a n e r a de negligencia y descuido, si, despues
p a l m e n t e á r e f o r m a r el corazon y arreglar y ordenar las d e estar confirmados en esta fe, no procuramos entender
c o s t u m b r e s . E s t a es la primera f o r m a de su enseñanza. aquello m i s m o que creemos. «No pretendo, Señor (añade
D e s p u e s viene el f o r m u l a r estas m i s m a s verdades en t é r - en otra parte) penetrar vuestra alteza, porque en n i n g u n a
m i n o s precisos, claros y concretos, presentándolas en su m a n e r a comparo con ella mi entendimiento; pero deseo
h e r m o s a unidad, en su divina h a r m o n í a y en sus m ú l t i - algún tanto entender vuestra verdad, la cual cree y a m a
ples relaciones. E s t o lo ha hecho principalmente en l o s m i corazon; y no pretendo entenderlo p a r a creer, sino creo
concilios generales, v a s t a s asambleas de la Iglesia d o c e n - p a r a entender 2 .»
te, en donde reunida la flor de la cristiandad con su ca- P o r donde claramente se ve que si la razón es discí-
beza visible, y presidiendo invisiblemente el m i s m o Dios, p u l a de la f e , es u n a discípula discreta y avisada, que
autor, inspirador y consumador de la fe, ha aclarado y de- aprende, r u m i a y se asimila la verdad que su m a e s t r a le
finido la verdad revelada con una precision de t é r m i n o s propone, que indaga y profundiza los d o g m a s de su celes-
cada vez m á s perfecta, clara y evidente. • tial enseñanza, que t r a t a de escudriñar su maravillosa uni-
d a d , su divina simetría y las pruebas que nos los hacen
Apoyados en estas aclaraciones, y estudiando m á s y
evidentemente creíbles é imposibles de ser atacados ó des-
m á s el depósito de 'las Divinas E s c r i t u r a s , y sobre todo,
truidos por los vanos discursos de la ciencia, ó m á s bien de
inspirándose en la luz superior de la gracia que i l u m i n a
la ignorancia h u m a n a . P a r a todo esto se sirve de los p r i n -
al a l m a m á s que todas las luces y esfuerzos del h o m b r e ,
cipios y conocimiento de las cosas naturales y de las ver-
los teólogos de todos los siglos han procurado reducir á
dades que ella m i s m a descubre con la luz de su investi-
f o r m a científica el cúmulo de verdades contenidas en la
gación, los cuales, a u n q u e de origen m á s b a j o que los
Revelación, desarrollándolas en un sistema ó cuerpo de
principios de la fe, le ayudan, sin embargo, p a r a mejor
doctrina, confirmándolas con las razones naturales, m o s -
entender á estos y para abrazarlos con mayor prontitud,
t r a n d o el ningún valor de los a r g u m e n t o s que contra ellos,
facilidad y alegría. Mas hay que t e n e r siempre en cuenta
pueden aducirse, haciendo ver su posibilidad, convenien-
que á pesar de la luz que pueda esparcir la razón sobre la
cia y áun necesidad, así física como moral, y sobre todo
verdad revelada, n u n c a deja esta de aparecer al e n t e n d i -
el hecho á todas luces incontestable de la divina Revela-
miento velada con la s o m b r a del misterio. L a razón p o -
ción. Así h a n conseguido levantar el edificio admirable de
d r á ver la posibilidad, conveniencia y h a r m o n í a de los
la ciencia teológica, s u p r e m a entre todas las ciencias, que
á todas las d o m i n a y preside, y cuya naturaleza y carácter I Cur Deui 'nomo, cap, 2.° lib. I.
e s t á h e r m o s a m e n t e indicado en el lema ó título que p u s o s Proslog. c. 1.
misterios propuestos por la fe, m a s no podrá quitarles s u caminos y nos hacen abrazar dulcemente esta soberana
oscuridad. E s m á s ; áun en esta m i s m a investigación, verdad.»
a u n q u e el entendimiento se sirva de los principios n a t u - E n cambio de los auxilios que la razón presta á la fe,
rales, es necesario que la fe le guíe en la aplicación de es- recibiéndola libremente, pregonándola, declarándola, d e -
tos m i s m o s principios, de suerte que la m i s m a fe, como finiéndola y enseñándola científicamente, la fe por su par-
dice San Anselmo, busque la inteligencia de los misterios te, desde la altura donde m a j e s t u o s a m e n t e resplandece,
y guíe y conduzca al entendimiento en su afanosa investi- ayuda á la razón, la esfuerza é ilumina, y por mil m a n e -
gación. P o r esto, como dice muy bien un filósofo ilustre, i ras la sublima, dignifica y engrandece.
«cuando los teólogos y doctores santos entran con su razón A p r i m e r a vista parece que una autoridad inapelable,
en el abismo de las excelencias divinas, no entran nunca en que exige absoluta obediencia y sumisión á sus decisiones,
él sin un secretísimo terror, y sin que la fe les vaya abrien- y cuya influencia se deja sentir principalmente en el s e -
do el camino. No se proponen sorprender en Dios secre- reno dominio de la ciencia, habia de ser contraria al des-
tos y maravillas ignoradas de la fe, sino sólo j u n t a r la arrollo del h u m a n o entendimiento, cortándole el vuelo y
lumbre de la razón con su l u m b r e , para ver por otro lado teniéndole asido y atado á sus decisiones absolutas é i n -
las m i s m a s maravillas y secretos; no van á ver en D i o s alterables. Mas estudiando la n a t u r a l e z a de esta a u t o r i -
cosas nuevas, sino á ver en él las m i s m a s cosas de dos dad, su aplicación á los diversos r a m o s ó esferas del s a -
m a n e r a s diferentes, y estas dos diferentes m a n e r a s de co- ber, y su acción é influencia tal como aparece'en la his-
nocerle vienen á ser dos m a n e r a s diferentes de adorarle.» toria del desenvolvimiento científico, se ve que, lejos de
D e esta suerte la fe ilumina á la razón, y ésta por s u abatir ó comprimir los vuelos al ingenio, lo levanta á una
parte procura de aclararse á sí m i s m a las verdades que esfera superior, extendiendo i n m e n s a m e n t e el c a m p o de
aquella le propone, resultando en el alma un gozo y d e - s u s investigaciones, y dándole un grado de penetración,
leite increíble en la contemplación de estas verdades. energía y vigor, de todo p u n t o maravilloso.
«Porque, como observa muy al propósito el padre F r a y P a r a conocer bien la influencia del cristianismo en el
L u i s de G r a n a d a 2, cuando se casa la fe con la razón y la desarrollo intelectual del género h u m a n o , hay que p r e s u -
razón con la fe, contestando la una con la otra, cáusase poner que el fin de Dios, al revelar al h o m b r e las verdades
en el á n i m o u n nobilísimo conocimiento de Dios, que e s de la fe, no f u é tanto ilustrar el entendimiento y dar p á -
firme, cierto y evidente; donde la fe nos esfuerza con su bulo á su investigación y deseo de conocer, c u a n t o enseñar
firmeza y la razón alegra con su claridad; la fe enseña á y m e j o r a r el corazon, y reducir la voluntad, potencia s u -
Dios encubierto con el velo de su grandeza; mas la razón p r e m a y directiva de los actos h u m a n o s , al camino de los
clara quita un poco de este velo para que se vea su her- divinos preceptos, del cual se habia extraviado. E l E v a n -
m o s u r a . E s t a s dos l u m b r e r a s j u n t a s deshacen todas las gelio, h e m o s dicho en otra parte, no es un sistema filosó-
nieblas, serenan las conciencias, quietan los entendimien- fico, sino u n a f u e r z a sobrenatural que acerca al hombre
tos, quitan las d u d a s , remontan los nublados, allanan los á Dios y le j u n t a con lazo estrechísimo de a m o r con su
inefable Esencia; m a s esto no lo hace sino iluminando la
1 Donoso Cortés en su Ensayo p. I . c. 2.
inteligencia
•z con la luz de la verdad, y proponiéndole doc- Símbolo de la
trinas y e n s e ñ a n z a s que ora pertenezcan al o r d e n especu- libertaron al género h u m a n o de la opresion, de la e s c l a -
lativo, ora al práctico y moral, son p a r a el creyente á la vitud y de la tiranía, esparciendo á la vez tesoros de doc-
vez q u e motivos p a r a allegarse más al Criador, principio trina y de salvadora e n s e ñ a n z a .
y revelación de los conocimientos m á s grandiosos y s u - L a luz, la doctrina, el verdadero adelantamiento de la
b l i m e s que p u e d a n ocupar su actividad. c u l t u r a h u m a n a , que han.provenido al m u n d o de este d i -
E s t a s doctrinas las propone y enseña la Iglesia donde vino magisterio, nosotros, los que vivimos en medio de es-
quiera que está y donde quiera que se extiende su i m p e - t a luz, a p e n a s lo p o d e m o s imaginar. «Antes de la a p a r i -
rio; y enviada por D i o s p a r a ser luz de las gentes, y m a e s - ción del cristianismo sobre la tierra, dice B a l m e s , a n t e s
t r a y educadora del género h u m a n o , las comunica á todos que la fe de la Cátedra de San Pedro se extendiese por el
sin distinción de sábio ó ignorante, de siervo ó de señor, m u n d o , borradas las nociones primitivas acerca de la D i -
de bárbaro ó civilizado; las aclara, explica y desenvuelve vinidad, la inteligencia h u m a n a vagaba al impulso de mil
á los que e s c u c h a n s u voz y las defiende de los que sor- errores y m o n s t r u o s a s quimeras; sintiendo la necesidad
dos á su l l a m a m i e n t o , desprecian su divina autoridad y de Dios, ponía en su lugar las creaciones de su i m a g i n a -
p o n e n obstáculos y dificultades á su e n s e ñ a n z a . ción. Mas despues que el inefable resplandor, descendien-
Sin duda alguna el conocimiento que da la fe de estas d o del seno del P a d r e de las luces, ha proyectado sobre to-
verdades no es u n conocimiento científico y demostrativo. da la tierra su claridad, las ideas relativas á la Divinidad
L a fe, como h e m o s dicho m u c h a s veces, se f u n d a en la quedan de tal m a n e r a fijas, llanas, sencillas, y al propio
autoridad, no en la demostración ni en la evidencia; la tiempo tan grandes y sublimes, que la razón h u m a n a p a -
Iglesia enseña a f i r m a n d o , no discutiendo; habla no con rece haberse con ellas dilatado y engrandecido. E l velo
p a l a b r a s persuasivas de h u m a n a sabiduría, m a s con d e - que cubría el origen del m u n d o ha sido descorrido, ha s i -
mostración de espíritu y poder. Non in Dialéctica voluit do determinado el fin de la creación, y el hombre ha r e c i -
Deus solvían facere popuhim suum, dice S a n Ambrosio. Y bido la llave que descifra los prodigios de que está lleno y
la razón de esto ya la habia dado S a n Pablo en unas p a l a - que le rodean 1 . » L o que dice B a l m e s de la idea de Dios y
b r a s que nunca serán b a s t a n t e m e n t e p o n d e r a d a s y a d m i - de las que de ella inmediatamente se consiguen, podemos
r a d a s , es á saber: porque no habiendo el m u n d o conocido afirmarlo de otras mil que, desconocidas ó e r r ó n e a m e n t e
en la sabiduría de Dios á Dios por sabiduría, agradó á i n t e r p r e t a d a s por la antigüedad, hoy están de tal m a n e r a
Dios salvar á los creyentes por la locura de la p r e d i c a - arraigadas en el entendimiento y en la vida social de las
ción. E s t a divina locura, esta sublime ignorancia y á pri- naciones cristianas, que por m u c h o que se t r a b a j e en o s -
m e r a vista h u m i l d e y abatida predicación, derribó de su curecerlas ó destruirlas, será m u y difícil ó de todo punto
alto asiento á la sabiduría de los filósofos y príncipes de imposible desarraigarlas. L a luz de la verdad divina, atra-
este siglo; y cuando ellos, con su vano filosofar y sus i n - vesando la tierra, va dejando rastros ó destellos que d u -
terminables discusiones^ no consiguieron m á s que hacer r a r á n e t e r n a m e n t e . Nadie puede sustraerse á la influencia
m á s densas las tinieblas de la ignorancia y m á s i n s o p o r - de su claridad, y áun aquellos que desvían de ella los
tables las consecuencias de la inmoralidad y de la tiranía,
la predicación de la ley de Cristo y la locura de su Cruz 1 P r o t e s t , n i , c. 69.
ojos, áun los que la maldicen y b l a s f e m a n , si algo ven, si fiende los f u e r o s de aquella no ménos que los derechos y
en ellos no se h a extinguido completamente la luz de la privilegios de esta; cuando los difunde y propaga c o n t r i -
razón, si no vagan todavía entre tinieblas absolutas é irre- buye eficacísimamente con su autoridad á la propagación
mediables, lo deben á aquella m i s m a luz que ilumina á de verdades que á la mayoría de los hombres serian de
todo h o m b r e que viene á este m u n d o , y que á despecho lenta, difícil y áun dudosa adquisición; y cuando los acla-
del m i s m o hombre le m u e s t r a siempre el camino de la ra con sus decisiones, aclara y enriquece la ciencia, y
verdad y los senderos de su suprema bienaventuranza. derrama sobre ella una luz superior que maravillosamente
L a Iglesia sostiene en sus manos esta a n t o r c h a divina; la ilumina y embellece. P u e s si consideramos lo que debe
ella es la columna, el apoyo y el f u n d a m e n t o de la v e r - la ciencia á la declaración de aquellos dogmas que exce-
den la razón h u m a n a , los misterios de la a u g u s t í s i m a
dad. E l l a mantiene, defiende, propaga y enseña á todo el
T r i n i d a d , por ejemplo, de la generación eterna del Verbo,
m u n d o los principios f u n d a m e n t a l e s del saber h u m a n o ,
de la E n c a r n a c i ó n del H i j o de Dios, de la doble naturale-
y siendo tres los objetos principales sobre que puede ver-
z a subsistente en unidad de persona, del S a c r a m e n t o de
sar nuestro conocimiento, es á saber: Dios, el hombre y
la E u c a r i s t í a , de la culpa original, de la gracia y prescien-
la naturaleza visible, sobre cada uno de ellos tiene ense-
cia de Dios, harmonizándose con la libertad del hombre,
ñanzas maravillosas, que lejos de oponerse á lo que la
¿quién puede imaginar los estudios profundísimos que
razón puede descubrir acerca de tales objetos, son como
h a n promovido acerca de la naturaleza divina y de la h u -
faros diseminados en todo el campo de sus investigacio-
m a n a , sobre el sér en sus diversas f o r m a s y realidades,
nes, p a r a guiarla y exclarecerla en su camino. Obligada á
sobre la relación entre lo infinito y lo finito, sobre la e s e n -
m a n t e n e r incólume el depósito que le ha sido confiado y
cia de la cantidad, sobre el principio y origen del hombre,
á explicarlo á los h o m b r e s y defenderlo de los que, cega-
la moralidad de s u s acciones, y su libertad igualmente
dos por su ignorancia ó impulsados por abatidas pasiones, alejada de un fatalismo desesperado, y de un orgullo y
le combaten y pretenden destruir, siempre y á todas horas engreimiento racionalista?
está dispuesta á dar razón de la fe que propone y de las di-
vinas esperanzas que la a n i m a n ; j a m a s transige ni con- Cierto que estos altísimos misterios, á pesar de los e s -
temporiza con lo que p u e d a m e r m a r , deslucir ó e m p a - fuerzos que haga la inteligencia p a r a entenderlos, p e r m a -
ñ a r t a n sagrado tesoro. Y como esta s u m a de dogmas ó necen impenetrables á n u e s t r a razón. L a fe, por firme é
verdades puede ser acometida por todos los flancos y ilustrada que sea, siempre es oscura, sobre todo respecto
en todos los t e r r e n o s , en todos se encuentra siempre la de las verdades que exceden nuestras facultades. T o d a la
Iglesia defendiéndola y a m p a r á n d o l a ; no dando paz á los claridad de la ciencia no llega á disipar las tinieblas que
entendimientos, antes aguijoneándolos de continuo é i m - ocultan los misterios divinos; m a s , como h a n advertido
filósofos ilustres, y como puede experimentarlo cualquie-
pulsándolos e n toda suerte de investigaciones que tiendan
ra que profundice í n t i m a m e n t e la naturaleza de la Reve-
á aclarar y sostener la divina verdad, y hermosearla con
lación, «no hay misterio ninguno entre los que nos enseña
t o d a suerte de resplandores.
la fe, y la Iglesia nos propone, que no reúna en sí, por
P o r de pronto, nadie negará que cuando la Iglesia en- u n a admirable disposición de Dios, dos cualidades que
seña principios que son comunes á la razón y á la fe, d e -
suelen a n d a r reñidas, la oscuridad y la evidencia. L o s cielo y en la tierra; se enlazan con el individuo, con la f a -
misterios católicos vienen á ser á m a n e r a de cuerpos á u n milia, con la sociedad, con Dios, con el entendimiento, con
m i s m o tiempo luminosos y opacos, y que de tal m a n e r a lo el corazon, con las lenguas, con la ciencia, con el arte. E l
s o n , que s u s s o m b r a s no pueden ser exclarecidas n u n c a investigador que no se acuerda de la religión, y que tal vez
por su luz, n i su luz oscurecida por s u s s o m b r a s , siendo b u s c a medios para combatirla, la encuentra en la e n t r a d a
p e r p é t u a m e n t e oscuros y p e r p é t u a m e n t e luminosos. Al y en la salida de los caminos misteriosos, j u n t o á la cuna
m i s m o t i e m p o que d e r r a m a n su luz por la creación, g u a r - del niño, como al umbral de los sepulcros, en el tiempo co-
dan p a r a sí sus s o m b r a s ; lo exclarecen todo, y no p u e d e n m o en la eternidad, explicándolo todo con una palabra, ar-
ser exclarecidos; todo lo penetran y son impenetrables; rostrando impasible los despropósitos de la ignorancia y
parece cosa absurda concederlos, y es mayor a b s u r d o ne- los sarcasmos del incrédulo, y esperando tranquila que el
garlos; p a r a el que los concede no hay otra oscuridad s i - curso de los siglos venga á dar la razón al que p a r a t e -
n o la suya, p a r a el que los niega el día se vuelve noche; nerla no necesitaba que los siglos comenzaran á correr.»
y p a r a s u s ojos, privados de luz, la oscuridad está en t o - E l estudio de estos misterios da al que lo e m p r e n d e sa-
d a s partes » Así el d o g m a de la augusta T r i n i d a d nos gacidad y f u e r z a , aguza el ingenio y le dilata. E n p r u e b a
a y u d a p a r a entender mejor el misterio de la actividad d i - de ello, b a s t a abrir cualquier libro de teología, en especial
vina; la doctrina sobre la E n c a r n a c i ó n , con las variadas de- de los llamados escolásticos, y entre estos los españoles,
cisiones á que ha dado lugar, aclara extraordinariamente la que para h o n r a altísima de nuestra nación h a n sido l o s
n a t u r a l e z a del h o m b r e , sus partes c o m p o n e n t e s y sus facul- que se han remontado más alto en sus especulaciones teo-
tades; los S a c r a m e n t o s nos introducen en el conocimiento lógicas, p a r a ver el vuelo maravilloso que t o m a r o n a q u e -
de las relaciones entre Dios y la criatura racional; la E u - llos ingenios, la m u c h e d u m b r e de cuestiones políticas, de
caristía e m p e ñ a al ingenio h u m a n o en las complicadísi- derecho, de filosofía, y h a s t a de física y ciencias n a t u r a l e s
m a s cuestiones acerca de la esencia de la materia, la ex- que les salieron al paso y que aclararon en s u s indagacio-
tensión, y los accidentes de los cuerpos; el pecado original nes, y cuánto extendieron los linderos del saber en sus es-
levanta el velo que oculta el estado moral de la h u m a n i - fuerzos por explicar los misterios de la religión, y d e m o s -
dad; la historia de la creación desenvuelve los problemas trar que no se oponen, antes se conforman a d m i r a b l e m e n t e
m á s oscuros de la geología; los primeros capítulos del Gé- con la razón h u m a n a . Y lo que se dice de la parte científica
nesis explican la historia primitiva y las tradiciones de la y dogmática de la religión, puede igualmente decirse de s u
h u m a n i d a d ; no h a y , en fin, misterio ninguno que no c o n - parte práctica; pues a p e n a s hay precepto religioso cuyo
t e n g a la explicación de otros misterios y enigmas que nos cumplimiento no exija una cierta educación del entendi-
presenta la ciencia ó la historia. «Todo el cristianismo, miento; p o r m a n e r a qne promoviendo la Iglesia la p r á c t i -
2 ca y el cumplimiento de s u s preceptos, f o m e n t a y d e s a r -
concluye Balmes , es un c o n j u n t o de misterios; pero esos
misterios se enlazan por ocultos senderos con todo lo que rolla las facultades m á s nobles del espíritu, y contribuye
hay de profundo, de grande, de sublime, de tierno en el poderosamente á la cultura y civilización de los pueblos.
D e todo lo cual resulta que así como u n pueblo q u e
x Donoso Cortés, Ensayo, p. I. c. 2. goza del principio de la fe cristiana es un pueblo n a t u r a l -
2 Filosofía fundamental, lib. I I I , c. xxxin.
m e n t e instruido, así la Iglesia encargada de enseñar, d e - m á s magnífico, nada m á s grandioso y fecundo que el rau-
clarar y defender esta m i s m a fe, es u n a institución e s e n - dal de verdad, de luz y de ciencia que surgen de la e n s e -
cialmente docta y científica. E l cristianismo es una p r o - ñanza de esta m a e s t r a divina.
digiosa revelación; somos hijos de la luz, engendrados T o d a la historia atestigua esta influencia divina de la
por la palabra de la verdad; nuestra primera virtud es la santa, católica Iglesia en promover, defender y a d e l a n -
fe, destello inefable de la verdad increada; el bautismo es t a r , al par del conocimiento de la fe, el de toda verdad y
una verdadera iluminación, como era llamado en la I g l e - a d e l a n t a m i e n t o científico, proclamando con elocuencia
sia antigua; nuestro maestr o es el Verbo, sabiduría e t e r - irrefragable que donde quiera que ha florecido la ense-
na y sustancial, sol que ilumina todos los horizontes, que ñ a n z a y práctica de esta fe, h a florecido también la c i e n -
d e r r a m a su influencia sobre todas las criaturas y que vino cia, y al contrario, que donde quiera que aquella ha d e -
á este mundo á iluminar á los que yacían en las s o m b r a s caído, ha decaído esta t a m b i é n . L o s sábios m á s ilus-
de la m u e r t e , á poner en el recto sendero á los extravia- t r e s del m u n d o h a n rendido á los pies de esta reina de los
dos, y á dar testimonio auténtico de la verdad entera, entendimientos las coronas g a n a d a s en los gloriosos com-
completa é incontrastable. L a Iglesia es la m e n s a j e r a de bates de la sabiduría, inclinando sus frentes laureadas
esta doctrina y divino magisterio. E n ella reside el verda- ante la m a j e s t a d de s u s decisiones infalibles. A ella han
dero Salomon, que hace oír su palabra á cuantos quieren acudido para la resolución de las dificultades que les ofre-
oiría; y al paso que resuelve con la claridad de su ense- cía el estudio de la naturaleza. Propusiéronle primero las
ñanza todas las dificultades que contra la verdad de Dios dificultades metafísicas, morales y políticas, y si era preci-
puede objetar la soberbia razón del h o m b r e , promueve so resolverlas para poner en salvo la fe, ninguna quedó sin
toda suerte de conocimientos, impulsando á todas las cien- respuesta; ú l t i m a m e n t e la física, la cronología, la geolo-
cias, y avivándolas con su celestial influencia. E n ella está gía, la etnografía y la historia con la multitud de ciencias
la enseñanza de toda verdad, como está el amparo de toda que la sirven y a c o m p a ñ a n , le presentaron s u s objeciones
flaqueza, el fomento de toda virtud y el remedio de todos y misterios; y a u n q u e parecia imposible que saliera triun-
los males. Con ella no es posible el silencio, contemporiza- f a n t e de la lucha, poco á poco las nieblas de las objeciones
ción ó compromiso acerca de los errores, tocantes á la fe, y dificultades se fueron atenuando y desvaneciendo, y hoy
cuya custodia le ha sido encomendada; la condenación de dia son las ciencias m i s m a s las que arrastran el carro de
tales errores es en ella tan natural como la de todas las s u s triunfos á través de los pueblos y de las naciones c i -
tiranías y perversidades, el enfrenamiento de todas las vilizadas. ¡Cosa admirable y verdaderamente divina! Así
b a j a s pasiones, y la severa represión con que cohibe toda como la Iglesia, que parece no habia de tener m á s fin que
iniquidad, atando las m a n o s p a r a no cometerla y enfre- procurar á sus hijos la eterna felicidad, les procura t a m -
n a n d o el corazon p a r a no pensarla ni desearla. N a d a hay bién de paso su dicha y bienestar en la tierra, de igual
c o m p a r a b l e á este magisterio, nada m á s espléndido y m a n e r a enseñando, proclamando y defendiendo los prin-
luminoso que esta soberana enseñanza; y así como no hay cipios de la fe, defiende y enaltece los derechos de la r a -
en el m u n d o n a d a m á s bello que los tesoros de caridad zón, e n s a n c h a prodigiosamente sus confines, y es su for-
que brotan del corazon de esta Madre, nada hay tampoco taleza, su a m p a r o y salvaguardia invencible.
sion de la tierra con sus c a m p o s pintados de flores, y los
rios que serpean en su superficie, y los m a r e s p r o f u n d í s i -
mos poblados de peces, y todo lo que nos descubren los
sentidos y lo m á s bello y sublime que nos esconde el
CAPÍTULO VIII. m u n d o espiritual é invisible, lo sacó Dios de l a n a d a , mo-
vido únicamente de su libre y espontánea voluntad. N i n -
g u n a causa extraña á él podía moverle ni m é n o s necesi-
UNION E N T R E LA CIENCIA Y LA FE. tarle á obrar. E n él estuvo el principio de su d e t e r m i n a -
ción como en él estaba la f u e r z a de la actividad infinita
de donde brotaron las maravillas del universo. Siendo,
A influencia recíproca entre la ciencia y la fe q u e pues, Dios enteramente libre, debia proponerse algún fin
hemos considerado en el capítulo anterior, p o - en la obra de la creación; y siendo por otra parte infinita-
drá tal vez parecer á alguno p u r a m e n t e casual 6 m e n t e sábio, este fin tenia que ser por necesidad altísimo,
extrínseca, y resultado, m á s que de la n a t u r a l e - grandioso y digno verdaderamente de la s u p r e m a sabidu-
z a íntima de estos dos elementos ó factores de nuestro co- ría, m a j e s t a d y grandeza.
nocimiento, de cierta m a n e r a de ser de la inteligencia h u -
Ahora bien: nada hay digno de Dios sino Dios m i s m o .
m a n a , ó quizá de la analogía de las verdades que la cien-
S u esencia soberana se levanta sobre las d e m á s con t o d a
cia y la fe proponen respectivamente á n u e s t r a inteligencia.
la excelencia y v e n t a j a que lleva lo infinito, i n m u t a b l e y
Al p u n t o á que h e m o s llegado en esta discusión, ya e s
eterno, sobre lo finito, efímero y deleznable. N a d a hay
tiempo de desvanecer tal sospecha ó error, y de poner en s e m e j a n t e á él ni que se le pueda c o m p a r a r . Su sér es so-
claro cómo la unión entre la ciencia y la fe no es acciden- b r e todo sér, sobre todo género, especie ó n a t u r a l e z a cria-
tal y extrínseca y dependiente de las circunstancias de da. T o d o el m u n d o delante de él no es más que una gota
los tiempos y de las personas, ó de cierto hábito ó dispo- de rocío que cae por la m a ñ a n a , y todas las naciones son
sición particular de n u e s t r a a l m a , sino que a r r a n c a de la como nada en su presencia, y en su comparación serán
m i s m a naturaleza de la ciencia y de la fe, y es por tanto estimadas en ménos que nada y que lo que no es. E l e s -
a b s o l u t a m e n t e necesaria en el orden actual de la Divina tá asentado sobre el globo de la tierra, cuyos moradores
Providencia. E s t o es lo que v a m o s á d e m o s t r a r en el pre- le son como langostas; él extiende los cielos como u n a
sente capítulo. E l solo anuncio de n u e s t r a proposicion cortina y hace de ellos un tabernáculo p a r a su morada; él
h a r á ver á cualquiera que estamos en el n u d o de la cues- t o r n a en n a d a los poderosos, y á los que gobiernan la
tión que pretendemos resolver, en el punto crítico y en la tierra hace como cosa vana. Como si n u n c a f u e r a n p l a n -
clave del arco en que se cierra y sostiene toda la a r g u - teados, como si n u n c a f u e r a n sembrados, como si n u n c a
mentación que v e n i m o s desarrollando en este ensayo. su tronco hubiera tenido raíz en la tierra, así que sopla en
ellos, se secan y el torbellino los lleva como h o j a r a c a s .
P a r a dar á esta parte de n u e s t r a demostración la c o n -
¿A quién, pues, me haréis s e m e j a n t e ó con quién seré
veniente claridad, c o m e n z a r e m o s por asentar que el m u n -
do que vemos y esta h e r m o s u r a del cielo y las i n n u m e r a - igualado? dice el Santo ¿Quién f u é su consejero?
bles estrellas que centellean en el firmamento, y la exten- 10
¿Quién enseñó al E s p í r i t u de Jehová, ó le aconsejó ense- d e r su gloria, está claro que al crear al m u n d o no podia
ñándole? ¿A quién demandó consejo p a r a ser avisado? pretender n i n g ú n acrecentamiento de su poder, virtud ó
¿Quién le mostró el camino del juicio, ó le enseñó ciencia, perfección intrínseca y esencial, pues en sí era infinita-
ó le indicó la senda de la prudencia? A mí pertenece la m e n t e perfecto y bienaventurado. Luego si no pretendió
sabiduría, á mí el juicio y la prudencia, dice el Señor recibir, pretendió dar, d e r r a m a n d o en las criaturas que
Así, porque Dios era infinitamente sábio, nadie si no él sacó de la n a d a los tesoros de sus bienes, y c o m u n i c á n d o -
podia fijar el término y propósito de su acción; y porque les alguna parte de sus perfecciones; los cuales bienes y
era infinitamente perfecto, necesariamente tenia que m i - perfecciones, á la vez que indicasen el origen y f u e n t e m a -
rar á sí m i s m o en la producción y creación de todas ellas, nantial de donde descendían, rindiesen acatamiento á la
supuesto que sólo su Majestad infinita era término digno Deidad Soberana, m a n i f e s t a s e n la grandeza de s u s atribu-
de su actividad; solamente ella era el objeto en q u e p o d i a n tos y p r e g o n a r a n con su m u d o pero elocuentísimo l e n -
fijarse dignamente los intentos de la s u p r e m a sabiduría; guaje
y no brillaría ciertamente en la divina esencia la s u m a
la gloría de Colui che tutto muove.
perfección que en ella reina, ni en el mundo el orden y
concierto que en él resplandece, si el fin de éste pudiese L a luz de esta gloria divina resplandece en todas las
ordenarse á otro que á aquel S é r soberano de quien todo cosas criadas. T o d a s predican el poder de su Hacedor,
sér, toda virtud y perfección descienden, y á quien todo atestiguan su sabiduría, a n u n c i a n su nobleza, y pregonan
finalmente vuelve y se endereza. su m a j e s t a d i n m e n s a y gloriosa. «Los cielos cantan su om-
T o d o lo hizo el Señor para sí. E n É l , por É l y p a r a nipotencia, su g r a n d e z a , los mares, la tierra, su fecundi-
É l fueron h e c h a s todas las cosas. T o d o lo que invoca su dad, las n u b e s con sus altísimos promontorios, figuran la
nombre lo creó, formó é hizo Dios p a r a su gloria y para peana en que descansa s u pié. E l relámpago es su v o l u n -
o r n a m e n t o de su Majestad. É l solo lo hizo y para sí solo t a d , el trueno es su voz, el rayo su palabra. É l está en los
lo hizo; porque así como n i n g ú n otro lo pudo hacer sino abismos con su sublime silencio, y con su ira sublime en los
É l , así p a r a n i n g ú n otro se pudo hacer sino p a r a E l . E l h u r a c a n e s bramadores, y en los torbellinos tempestuosos.
h u b o de ser, por consiguiente, la causa y razón última de El nos pintó, dicen las flores de los c a m p o s . El me dió, di-
la creación, como era su primer principio, y esto no por cen los cielos, mis moradas espléndidas-, y las estrellas, nos-
otras somos centellas caídas de su resplandeciente vestidura, y
ambición, a m o r propio ó egoísmo, como néciamente han
el ángel y el hombre, al pasar por delante de nosotros, su
blasfemado algunos, sino para que se g u a r d a r a el orden
hermosísima figura quedó en nosotros estampada. De esta
debido y la necesaria relación entre las propiedades y
m a n e r a u n a s cosas representan su grandeza, otras su m a -
atributos de aquella esencia soberana, donde todo es orden,
j e s t a d , otras su omnipotencia; y el ángel y el hombre e s -
perfección y h a r m o n í a .
pecialmente, los tesoros de su bondad, las maravillas de
Mas ya que Dios habia de mirar á sí propio como á fin s u gracia y los resplandores de su h e r m o s u r a 1 .» E n to-
de la creación, y ya que necesariamente habia de p r e t e n -
z u r a y caridad entrañable de Dios nuestra cooperacion ac- nos el camino, y no dejándonos un momento de la m a n o ,
tiva y eficaz, se f o r m a el sistema admirable de fuerzas, de h a s t a ponernos en aquella bienaventurada region, i l u m i n a -
d o n d e resulta la vida de la gracia, el movimiento libre y da por el sol de Justicia, en la cual, desvanecidas las n i e -
desembarazado de nuestro espíritu por los senderos divi- blas que ahora por todas partes nos rodean, se descubrirá
nos, la elevación y divinización de las criaturas y todo el y revelará á nuestro entendimiento la verdad en toda su p u -
orden sobrenatural en que vivimos y nos movemos. Mas, reza y esplendor, sin velos ni rebozos, y sin recelo de er-
como ya h e m o s dicho en otra parte, en el orden actual de rores que ofuscan y fatigan n u e s t r a inteligencia en este
la divina Providencia, orden elegido por Dios en su e t e r - m u n d o . Allí el ver será el galardón de haber creído; y la
n a sabiduría y al cual deben a j u s t a r s e y reducirse los fines fe que á pesar de sus intrínsecos inefables resplandores,
de las criaturas, el h o m b r e caido del estado sobrenatural todavía se nos presenta velada con oscuridades encamina-
en que f u é p r i m i t i v a m e n t e colocado no puede colocarse das á ejercitar nuestra virtud, y á que r i n d a m o s á Dios el
en él, ni e m p e z a r en sí este movimiento divino sino por obsequio de nuestro entendimiento, será sustituida por el
virtud de la fe. Porque, a u n q u e Dios pudiera por otros conocimiento claro, directo é intuitivo de los misterios
caminos remediar nuestro daño, quiso que de esta divina que ahora creemos, y recompensada con aquella m u c h e -
virtud recibiésemos el primer impulso con que nos levan- d u m b r e de bienes que Dios tiene preparados á los que le ^
t a m o s al orden de las cosas sobrenaturales y divinas, de a m a n , y cuya grandeza incomparable ni ojos vieron, ni
suerte que ella f u e s e la raíz, el gérmen y el f u n d a m e n t o oidos oyeron, ni corazon h u m a n o puede comprender.
•III i
de la vida cristiana, el principio de n u e s t r a justificación, A esta gloria y divina revelación de los hijos de D i o s
y, como dice San Pablo, la sustancia, la base y el punto tienden y aspiran, como h e m o s dicho, todas las criaturas.
de apoyo de las cosas p r o p u e s t a s á n u e s t r a esperanza x . T o d o s los séres del universo r e c l a m a n u n a participación
I »lü1
T a l es la disposición de la altísima Providencia de Dios. en tan glorioso ensalzamiento; y las bellezas de la c r e a -
Y no solamente es la fe el principio de la vida cristiana, y ción y sus magnificencias é incomparables h a r m o n í a s , n o
la divina semilla que encierra en sí los gérmenes de nues- son m á s que la sombra, la preparación y el principio de
fi » fAv t
1 li t r a gloriosa inmortalidad, sino que es t a m b i é n la fuerza otra creación m á s espléndida y luminosa, en que aparece-
•••i&û
que nos lleva, y como e m p u j a á esta m i s m a inmortalidad r á n nuevos cielos y nuevas tierras, y en que la h u m a n i d a d
gloriosa, siendo, mientras c a m i n a m o s y peregrinamos hacia engrandecida y levantada sobre sí y llena, como dice San
ella, nuestro esfuerzo, consuelo y esperanza en los vários Pablo, de toda la plenitud de Dios, hallará su gloria y su
trances de la vida. P o r q u e u n a vez puesta y p l a n t a d a en estado definitivo. De donde se sigue que si la ciencia que
nosotros, si nosotros culpablemente no la perdemos, crece alcanza el h o m b r e de la naturaleza de las cosas es esta
y t o m a f u e r z a y vigor, esforzando á la vez y avigorando m i s m a naturaleza reproducida en el entendimiento; si el
m
nuestras a l m a s , dándonos á m a n e r a de un t e m p l e divino orden de las ideas se corresponde perfectamente con el or-
p a r a resistir y q u e b r a n t a r los í m p e t u s de nuestros enemi- den de la realidad; en fin, si las aspiraciones, inclinacio-
gos, iluminando nuestros pasos, mostrándonos y abriéndo- nes y tendencias del universo tienen que manifestarse en
la ciencia que lo refleja en la esfera del pensamiento, e s
necesario convenir en que la t e n d e n c i a , la aspiración y
I H e b r . 11. I s \ - l í ( ú p V U ) V Ú-OTZOWIS
ansiosa espectacion que agita á las criaturas, a n i m a t a m - blo, el fin del hombre hecho p a r a Dios y aspirando hácia
bién á la ciencia, y que ésta no m é n o s que la naturaleza él con ardor insaciable, la Providencia infinita con que
de las cosas, aspira necesariamente á la magnífica revela- el Criador dirige á todas las criaturas al fin universal de
ción y engrandecimiento que las facultades del h o m b r e su divina gloria. E n este orden de Providencia todo se
h a n de tener en la vida f u t u r a bienaventurada. Así el fin corresponde y h a r m o n i z a , lo grande con lo pequeño, lo vi-
sobrenatural de la naturaleza h u m a n a , premio de la fe y sible con lo que no se ve, lo contingente y temporal con
su t é r m i n o y c o m p l e m e n t o , lo es t a m b i é n de la ciencia. lo eterno y absoluto, los derechos de Dios con las aspira-
L a s dos tienden á él, si bien por diferentes caminos; la ciones y derechos de la razón del hombre. D e aquí b r o t a
fe directa é i n m e d i a t a m e n t e , la ciencia por medio de esta la divina h a r m o n í a que reina en todo el m u n d o intelec-
m i s m a fe, de quien es sierva inseparable; la fe como prin- tual, entre la ciencia y la revelación, en el orden m e t a f í -
cipio que e n g e n d r a en nosotros la vida sobrenatural, cuyo sico y en el de la realidad; harmonía que no es acciden-
t é r m i n o es la gloria advenidera, y la ciencia como elemen- tal ni contingente ó pasajera, sino necesaria y absoluta en
to necesariamente enlazado con esta m i s m a vida sobrena- el orden actual del Universo. Desde aquí, finalmente, se
t u r a l , á la cual nos prepara y dispone: la fe, como gérmen columbran los hermosos senderos de aquella Sabiduría
que n a t u r a l m e n t e se desarrolla, crece y se transflora en la inefable, toda verdad y misericordia, que lleva con e n é r -
vision clara é intuitiva de la Divinidad, fin glorioso de la gica suavidad las cosas ínfimas por las medias, y las me-
criatura racional; la ciencia, como principio ó preámbulo dias por las s u m a s á sus fines, y que levanta y ennoblece
de esta fe, que hácia ella tiende y gravita, y que coope- los esfuerzos de la ciencia con la gracia d é l a fe, y r e c o m -
r a n d o con ella, dispone el a l m a á glorificación t a n s u - p e n s a el mérito y oscuridad de la fe con el gozo y la clari-
blime. dad de la gloria.
i n f l u e n c i a de u n a e s p e c i e de v é r t i g o y b o r r a c h e r a i n t e l e c - m o n o m a n í a i m p u l s i v a (aunque n u n c a a j e n a de todo p u n -
s u p o n g a m o s q u e á un h o m b r e docto, pero e x c l u s i v o (y de a b u s a r de l a s g r a c i a s de D i o s , á f u e r z a de p r e v a r i c a c i o -
estudio de u n a c i e n c i a , y m á s ó m é n o s p r e o c u p a d o c o n t r a c i ó n noble y g e n e r o s a ; a t a d o s á u n a c a d e n a de t i n i e b l a s ,
m á s e x c l a r e c i d o s de su n o b l e z a ; pero f r á g i l , d e f e c t i b l e , y s o n en g e n e r a l h o m b r e s m u y o r d i n a r i o s , de e s p í r i t u m u y e s t r e c h o y de u n a instrucción
muy mediana.»
c o m o el h o m b r e , e x p u e s t a á l a t e r r i b l e libertad de p e r d e r -
e s c o g i ó D i o s , y lo q u e no e s para d e s h a c e r lo que es, pa- -de sus i n g e n i o s p a r a pelear contra su propia salvación!
T a m p o c o t e m e ó e n t r a en s o s p e c h a s de q u e la i n v e s t i g a c i ó n O t r a a c u s a c i ó n suele h a c e r s e á la I g l e s i a no ménos
d e l a s ciencias le l l e v e al d e s c u b r i m i e n t o de n u e v a s o b l i - v a n a q u e la que a c a b a m o s de d e s h a c e r . S e g ú n l a s doctri-
g a c i o n e s m o r a l e s , m á s a u s t e r a s y exigentes que l a s q u e l a n a s de l a f e , d i c e n a l g u n o s , D i o s no sólo nos h a s u m i n i s -
f e le i m p o n e , e n t a b l á n d o s e así l u c h a p e r t i n a z en su c o - trado en la R e v e l a c i ó n escrita la n o r m a de la v e r d a d , sino
r a z o n entre l a s c o s t u m b r e s c r i s t i a n a s y la ley r a c i o n a l .
1 D a n t e , Infierno, canto 3.0
2 E n e l d i s c u r s o p r o n u n c i a d o c o m o P r e s i d e n t e de l a A s o c i a c i ó n c i e n t í f i c a de B r u s e -
i i . Petr. 3-15.
l a s , e l 18 de N o v i e m b r e de 1 8 7 5 .
a a.a ad T i t ,
t a m b i é n nos h a enseñado todo lo que su voluntad q u i e r e
o b j e t o ; son distintos en v i r t u d del principio, porque en
que s e p a m o s ; de suerte, q u e las E s c r i t u r a s contienen la
u n o de estos órdenes el c o n o c i m i e n t o se a l c a n z a con l a
s u m a y señalan el límite de todos los c o n o c i m i e n t o s del
f u e r z a natural de la r a z ó n , m i e n t r a s q u e en el otro se l o -
h o m b r e . S e g ú n esto, la I g l e s i a no sólo desaprueba todo
g r a por la fe; son distintos en v i r t u d del o b j e t o , porque
d e s c u b r i m i e n t o de la r a z ó n c o m o v a n o ó p r e s u n t u o s o , s i -
f u e r a de los c o n o c i m i e n t o s á que p u e d e extenderse la r a -
no que se opone necesariamente á toda i n v e s t i g a c i ó n de
zón natural, la fe p r o p o n e á n u e s t r a c r e e n c i a misterios
la v e r d a d c o m o atentatoria á la c o m p l e t a s u m i s i ó n que
escondidos en D i o s , y de l o s cuales no p o d e m o s tener n o -
debe á la d i v i n a autoridad de la I g l e s i a . S a l t a á la v i s t a
t i c i a sino es por la R e v e l a c i ó n D i v i n a . »
lo desatinado de tal a c u s a c i ó n . A ser v e r d a d lo que en
A s í , p u e s , lo único q u e l a ' I g l e s i a e x i g e , c o m o debe exi-
e l l a se indica, ¿cómo p e r m i t i d a la I g l e s i a la e n s e ñ a n z a de
g i r l o todo el q u e se quiere f o r m a r i d e a s claras de l a s c o -
l a s c i e n c i a s , de la f í s i c a , de la a s t r o n o m í a , de las m a t e m á -
s a s , es q u e se d i s t i n g a n b i e n i o s órdenes en q u e se d i v i d e n
t i c a s y otras q u e están f u e r a de la e n s e ñ a n z a de la d i v i n a
los c o n o c i m i e n t o s á que puede l l e g a r la h u m a n a i n t e l i g e n -
r e v e l a c i ó n , y c u y o estudio exige métodos contrarios á l o s
c i a , y que c a d a c u a l de estos órdenes sea t r a t a d o por el
q u e u s a el estudio de la fe? ¿Cómo es que l o s S a n t o s P a -
m é t o d o y por el g é n e r o de p r u e b a s q u e le e s propio; l o s
dres y m i l l a r e s de escritores católicos se han ocupado c o n
que son del dominio de la r a z ó n por l o s a r g u m e n t o s racio-
tanto ardor en l a s c i e n c i a s p u r a m e n t e r a c i o n a l e s , d e j a n d o
n a l e s , y los q u e entran en el señorío de la v e r d a d r e v e l a d a ,
escritos acerca de ellas tantos libros q u e si se quitasen de
por l a s p r u e b a s q u e s u m i s t r a la fe y la I g l e s i a , m a e s t r a y
los estantes de l a s librerías, estas quedarían casi vacias?
depositaría de esta v e r d a d . P o r q u e así c o m o s e r í a r i d í c u l o
¿Cómo e s que los S u m o s Pontífices han f o m e n t a d o las
c o m b a t i r los h e c h o s h i s t ó r i c o s con c á l c u l o s matemáticos
c i e n c i a s y l a s artes, protegiendo á los sabios y á los a r -
y f u n d a r la s a n c i ó n de l a s l e y e s m o r a l e s en t e o r e m a s
tistas, f u n d a n d o universidades y l l e n a n d o el m u n d o de
de á l g e b r a ó del c á l c u l o diferencial, así no e s m é n o s r i -
m o n u m e n t o s de sabiduría, de ciencia y de todo h u m a n o
dículo y a b s u r d o querer s u j e t a r l a s c o s a s de la fe al criterio
progreso? L a santa rusticidad, a u n q u e b u e n a para el m é -
de la r a z ó n y e v i d e n c i a i n m e d i a t a é i n d i v i d u a l . Y s i g u i e n -
rito de la vida, no lo es en g e n e r a l para c u m p l i r los a l t o s
do la c o m p a r a c i ó n p o d e m o s a ñ a d i r que á la m a n e r a que
fines que p r o m u e v e y debe p r o m o v e r la I g l e s i a en el m u n -
un m a t e m á t i c o argüiría de f a t u i d a d al q u e se b u r l a s e de
do. L a a n t o r c h a de las c i e n c i a s en n i n g u n a s m a n o s e s t á
s u s f ó r m u l a s , atiborradas de r a i c e s , e x p o n e n t e s é integra-
m e j o r que en l a s de a q u e l l a a u g u s t í s i m a Institución q u e
les, t e n i é n d o l a s por c o s a de b r u j e r í a y n i g r o m a n c i a , un
l a s h a enseñado y p r o p a g a d o por todo el m u n d o i l u m i n a n -
filósofo ó teólogo pueden calificar con i g u a l r a z ó n de p e -
do el á m b i t o de la tierra con sus c l a r í s i m o s r e s p l a n d o r e s .
dante insoportable al m a t e m á t i c o ó naturalista q u e se e m -
U n a cosa e s que la divina R e v e l a c i ó n no contenga p e ñ e en d e m o s t r a r por s u s m é t o d o s l a s c o s a s ó v e r d a d e s
error a l g u n o , y otra que sea f u e n t e y origen de todo c o - q u e no c a e n b a j o el d o m i n i o de su c i e n c i a e s p e c i a l , s i -
n o c i m i e n t o . L a I g l e s i a católica, dice el C o n c i l i o V a t i c a n o , no que pertenecen al orden sobrenatural de la R e v e l a -
h a siempre sostenido y sostiene u n á n i m e m e n t e que hay ción. L a r a z ó n y la autoridad son los dos c a m i n o s q u e tie-
dos órdenes de c o n o c i m i e n t o s , distintos no sólo por r a z ó n ne el h o m b r e para l l e g a r á la v e r d a d e r a sabiduría. E n dar
del principio de donde p r o v i e n e n , sino t a m b i é n por s u á c a d a cual de e l l a s su v a l o r , no d e s p r e c i a n d o á n i n g u n a ,
ni e x a g e r a n d o sus m é r i t o s r e s p e c t i v o s , a n t e s a y u d á n d o s e m e n o s cierto, c o m o i n d i c a m o s en el capítulo segundo de
de los a u x i l i o s que u n a y otra le p r e s t a n , c o n s i s t e el m é - este e n s a y o , que desde el e s t a b l e c i m i e n t o del c r i s t i a n i s m o
todo s e g u r o , sincero y l e g í t i m o para la c o n s e c u c i ó n de la la c i e n c i a y la R e l i g i ó n , á pesar de los e s f u e r z o s que h a
v e r d a d . A la ciencia y á la r a z ó n dense l a s c o s a s del orden h e c h o la soberbia para s e p a r a r l a s y e n e m i s t a r l a s , h a n v i -
n a t u r a l , á la fe y á la d i v i n a autoridad l a s del s o b r e n a t u - v i d o siempre unidas en el c o m ú n de l o s h o m b r e s , alum-
ral; e s t a e s la regla para la h i g i e n e de nuestro e s p í r i t u , b r a n d o con sus h e r m o s o s a u n a d o s r a y o s á la h u m a n i d a d ,
r e g l a s u p r e m a que es i m p o s i b l e t r a s p a s a r sin e x p o n e r s e á y a t r a y e n d o h á c i a sí á l a s i n t e l i g e n c i a s m á s v a s t a s , m á s
g r a v í s i m a s c o n s e c u e n c i a s ; porque no se v i o l a n impune- g r a n d i o s a s y s u b l i m e s q u e han h o n r a d o á nuestro l i n a g e .
m e n t e las l e y e s de l a n a t u r a l e z a , ni se trastorna sin p e l i - A s í , á u n prescindiendo de los P a d r e s y escritores de los
g r o la s u b o r d i n a c i ó n de los m é t o d o s de la i n t e l i g e n c i a h u - p r i m e r o s siglos del cristianismo en q u i e n e s se j u n t a b a
mana. una fe a d m i r a b l e con una c i e n c i a p r o d i g i o s a ; «¿por v e n t u -
C o n esto no q u e r e m o s decir, sin e m b a r g o , q u e en l a s r a , dice el y a citado D o c t o r L e f e b v r e 1 el F r a n c i s c a n o R o -
S a g r a d a s E s c r i t u r a s no h a y a t a m b i é n g r a n c o p i a de v e r - .gerio B a c o n no recorrió todo el c í r c u l o de l a s ciencias f í -
d a d e s , h e c h o s y c o n s i d e r a c i o n e s c i e n t í f i c a s , que e s t u d i a - s i c a s , i l u m i n á n d o l a s con los r e s p l a n d o r e s de su g e n i o po-
d a s c o n v e n i e n t e m e n t e p u e d a n contribuir al a d e l a n t o del deroso? ¿Por v e n t u r a los p a d r e s de la a s t r o n o m í a m o d e r n a
saber h u m a n o . P o r q u e á u n prescindiendo d é l a parte d o g - C o p é r n i c o , K e p p l e r y N e w t o n , no eran s i n c e r o s c r e y e n t e s
mática, la B i b l i a e s un monumento de sabiduría que y cristianos de piedad e j e m p l a r ? Y el respeto profundo que
n u n c a será b a s t a n t e m e n t e c o n o c i d o y a d m i r a d o . D e sus t e n i a E u l e r á las S a g r a d a s E s c r i t u r a s ¿le impidió a c a s o
p á g i n a s , cuando m é n o s se piensa, s a l t a n ideas l u m i n o s í s i - p e r f e c c i o n a r el c á l c u l o integral y penetrar m á s l e j o s que
m a s q u e e s c l a r e c e n la ciencia en sus e s f e r a s m á s e l e v a - n a d i e a n t e s que él en las oscuridades del análisis? ¿ Y V e -
d a s . Y así como lo q u e e n s e ñ a sobre el d o g m a y la m o r a l , sale y M o r g a g n i se detuvieron j a m a s en sus i n v e s t i g a c i o -
c u a n t o m á s se estudia, tanto a p a r e c e m á s s u b l i m e y divi- nes sobre la e s t r u c t u r a y f u n c i o n e s del o r g a n i s m o h u m a -
n o , así lo que dice a c e r c a del estudio de l a naturaleza, no, por el t e m o r pueril de c h o c a r en s u s d e s c u b r i m i e n t o s
a p a r e c e m á s exacto y g r a n d i o s o , c u a n t o e s m á s e s t u d i a d o con a l g u n a v e r d a d revelada? ¿ Y el abate S p a l l a n z a n i , ver-
y profundizado. dadero p r e c u r s o r de los fisiologistas modernos, fué a l g u -
c u m b r e n por l o s e s p a c i o s l u m i n o s o s de la v e r d a d , t i e n e n de los f e n ó m e n o s de la v e g e t a c i ó n , n a t u r a l e z a y c o n s t i t u -
s e c o m p l a c e en c o n c e d e r l a á los h u m i l d e s y p e q u e ñ o s , an-
t e s q u e á los sabios, p r u d e n t e s y g r a n d e s del s i g l o , no es 1 E n el Discurso ya citado.
u n a m u c h e d u m b r e entre los m á s ilustres q u e a t e s t i g u a n v r e , d e m u e s t r a n h a s t a la e v i d e n c i a q u e la c i e n c i a y la f e
por sus t r a b a j o s que l a s m á s l e v a n t a d a s especulaciones no a n d a n reñidas; que el respeto á la v e r d a d r e v e l a d a no
de c i e n c i a , p u e d e n m u y b i e n m a r c h a r á l a p a r c o n el -estorba en lo m á s m í n i m o l a s m á s s u b l i m e s y p r o f u n d a s
respeto debido á la fe? E n Francia Cuvier, Alejandro e s p e c u l a c i o n e s científicas, y q u e la h a r m o n í a entre la r a -
Brongniart, Deluc, Binet, Biot, Ampère, Agustín Cau- nzón y l a r e v e l a c i ó n , la c u a l , sellada y c o n s a g r a d a en el
c h y , Q u a t r e f a g e s , M a r c e l de S e r r e s , Blainville, Elias d e altar de la c r u z , a t r a v e s ó los s i g l o s , h o n r a n d o y e n a l t e -
Beaumont, Dumas, Cárlos Dupin, Coriolis, Tulasne, ciendo á la h u m a n i d a d , d e s p u e s del ligero q u e b r a n t o s u -
H e r m i t e , B a r r a n d e ; en A l e m a n i a , E n r i q u e S t e f f e n s , H . frido en el siglo p a s a d o , v u e l v e á a p a r e c e r de n u e v o en l a
V . Schubert, Cárlos R a u m e r , F u c h s , A n d r é s y Rodolfo- p o r c i o n m á s g r a n a d a de l o s s á b i o s de E u r o p a .
Wagner, Federico P f a f f , Müller, Hyrtl, Gustavo Bis- E s t a h a r m o n i o s a unidad es cierto que no se r e a l i z a s i -
schof, Herman Meyer, Cárlos L e o n h a r d , Federico Au- n o difícil y t r a b a j o s a m e n t e . D e v e z en c u a n d o , en el cielo
g u s t o Q u e n s t e d t , B a e r ; en I n g l a t e r r a y en A m é r i c a , T o m á s . s e r e n o de la c i e n c i a s u r g e n t r a s t o r n o s y b o r r a s c a s , q u e
Chalmers, Faraday, Buckland, Whewell, Sedgwick, Fle- s e m e j a n t e s á l o s c i c l o n e s de l o s t r ó p i c o s , a m e n a z a n s u -
m i n g , H u g o Miller, D a v y , J u a n M a c c u l l o c h , sir D a v i d m i r el m u n d o i n t e l e c t u a l en un c a o s e s p a n t o s o . Estos
B r e w s t e r , O w e n , D a n a ; y en B é l g i c a , A n d r é s D u m o n t y c o n f l i c t o s no son p r o m o v i d o s g e n e r a l m e n t e por los c u l t i -
d'Omalius d'Halloy estos n o m b r e s citados por L e f e b - v a d o r e s m á s ilustres de la c i e n c i a , que g u i a n y c a p i t a n e a n
s u m o v i m i e n t o ; n a c e n por lo regular en l a s s e g u n d a s ó ter-
I Y a q u e v e m o s o m i t i d o en e s t a l i s t a e l n o m b r e de L e v e r r i e r , s e n o s p e r m i t i r á que-
c e r a s filas, y entre los s o l d a d o s de m é n o s m é r i t o s y v a l í a ;
d i g a m o s b r e v e s p a l a b r a s a c e r c a d e e s t e s a b i o i l u s t r e que h a c e p o c o s m e s e s h a b a j a d o al
sepulcro, y c u y a vida y muerte cristianas demuestran cuan estrechamente pueden e n l a - escritores superficiales* y c a t a r i b e r a s de l a s c i e n c i a s , c o m o
zarse una ciencia a l t í s i m a con una fe no menos v i v a y eficaz. E r a L e v e r r i e r uno de los
dirían a n t i g u a m e n t e en C a s t i l l a . M a s al fin, c o m o son l o s
genios más grandes que han cultivado las ciencias matemáticas y astronómicas. Los
q u e c u e n t e n a l g u n a e d a d r e c o r d a r á n el a s o m b r o q u e c a u s ó en t o d a E u r o p a e l descubri- q u e m á s g r i t a n , h a b l a n y e s c r i b e n , y su i n c e s a n t e c l a m o -
m i e n t o del planeta Neptuno, i n v i s i b l e á l a s i m p l e v i s t a y a u n a l a l c a n c e de p o d e r o s o s
reo e n c u e n t r a eco en a u x i l i a r e s de f u e r a , l o g r a n p e r s u a -
t e l e s c o p i o s . E s t u d i a n d o L e v e r r i e r l a ó r b i t a de U r a n o , d e d u j o q u e s u s i r r e g u l a r e s p e r t u r -
baciones no podian ser causadas sino p o r o t r o p l a n e t a e x t e r i o r ; c a l c u l ó su m a s a , su d i s - dir á m u c h o s de q u e todo el ejército científico e s t á insur-
t a n c i a , y a u n i n d i c ó el p u n t o del c i e l o donde h a b i a de b u s c a r l e ; c o n a y u d a d e poderoso
reccionado c o n t r a la f e , y de que la c a u s a de e s t a es de
t e l e s c o p i o a p a r e c i ó e f e c t i v a m e n t e d o n d e h a b i a i n d i c a d o el s a b i o a s t r ó n o m o . E s t e d e s c u -
b r i m i e n t o e r a el t r i u n f o m á s g r a n d e a l c a n z a d o j a m a s por el a n á l i s i s m a t e m á t i c o . La todo punto d e s e s p e r a d a . A d e m a s , por efecto de uno de l o s
g l o r i a de L e v e r r i e r l l e g ó á s u c o l m o , y a n t e e l e s f u e r z o m a r a v i l l o s o del g e n i o q u e , l e y e n d o
f e n ó m e n o s m á s c u r i o s o s q u e se o b s e r v a n en la v i d a é his-
e n el e s p a c i o i n f i n i t o , h a b i a d e s c u b i e r t o la n o t a que parecia faltar á la h a r m o n í a del
u n i v e r s o , n o h u b o q u i e n n o s e l l e n a s e de a d m i r a c i ó n y b e n d i j e s e l a m a n o de D i o s , q u e toria de la h u m a n i d a d , c o m o h a y períodos en q u e ciertas
q u i s o e s t a m p a r e n él u n a h u e l l a m á s p r o f u n d a y m a r c a d a de su e s p í r i t u soberano. Cual-
p a s i o n e s l l e g a n á un g r a d o de e x a c e r b a c i ó n y u n i v e r s a l i -
quier cabeza vulgar se hubiera desvanecido con el h u m o de t a n t a g l o r i a ; m a s 1a c a b e z a
de L e v e r r i e r , c a r g a d a de c i e n c i a , s e i n c l i n a b a a n t e l a M a j e s t a d de Dios, cuya gloria v e i a dad v e r d a d e r a m e n t e aterrador, p a r a v o l v e r d e s p u e s á su
c e n t e l l e a r en las p r o f u n d i d a d e s de los c i e l o s . A d v e r s a r i o d e c i d i d o de l a e s c u e l a a n t i c r i s -
c a l m a y t r a n q u i l i d a d o r d i n a r i a , así h a y épocas en q u e se
t i a n a , l i g e r a y m a t e r i a l i s t a , n o p e r d í a o c a s i o n d e p r o t e s t a r c o n l a a u t o r i d a d d e su g e n i o
c o n t r a s u s d e l i r i o s y b l a s f e m i a s . L e j o s de o c u l t a r s e , h a c í a g a l a d e c o n f e s a r p ú b l i c a m e n t e extiende y c u n d e por el m u n d o u n a c o m o e p i d e m i a de i n -
sus creencias católicas, cuya magnífica demostración y confirmación veia milagrosa-
t e , y p r ó x i m o á f a l l e c e r , p i d i ó él m i s m o l o s a u x i l i o s s u p r e m o s de l a R e l i g i ó n , m u r i e n d o
m e n t e c o n f i r m a d a e n l a c i e n c i a s u b l i m e que t a n t o h a b i a c u l t i v a d o y h e c h o p r o g r e s a r .
C u a n d o e n l a s a l t a s h o r a s de l a n o c h e d i r i g í a su t e l e s c o p i o h á c i a l a s p r o f u n d i d a d e s de l o s c o m o cristiano, según habia vivido. Así puede repetirse una v e z m á s aquella c o n o c i d a
c i e l o s , v e i a á D i o s m u y de c e r c a p a r a n e g a r l e ; y c u a n d o s u s c á l c u l o s a d m i r a b l e s l e r e v e -
e x p r e s i ó n : « ¡ O h S a n t a I g l e s i a d e J e s u c r i s t o ! l o s g r a n d e s h o m b r e s te p e r t e n e c e n . » ( E s c r i -
l a b a n a l g ú n a s t r o d e s c o n o c i d o , s o l i a r e c o r d a r l a p a l a b r a d e la d i v i n a E s c r i t u r a : Dios lo
hizo todo en número, peso y medida. E n él l a c i e n c i a y l a f e s e i l u m i n a b a n r e c í p r o c a m e n - b í a s e e s t a n o t a á p r i n c i p i o s del año 1 8 7 8 . )
c r e d u l i d a d , c a p a z d e a t a c a r á l o s de fe m á s r o b u s t a , si e l
ánimo no está convenientemente preparado para recibir-
la I . D e a q u í e s o s p o n d e r a d o s c o n f l i c t o s entre la c i e n c i a y
r e l i g i ó n , y l a s v a n a s m u e s t r a s del t r i u n f o en l o s unos,
C A P I T U L O XI.
y el a b a t i m i e n t o , el t e m o r y la d e s c o n f i a n z a e n l o s o t r o s .
Mas á la tempestad sucede la calma, á la enfermedad la
s a l u d , y a p a g a d a la g r i t e r í a del e n e m i g o , v u e l v e á r e n a c e r OBJECIONES F I L O S Ó F I C A S . — L A NATURALEZA DIVINA.
l a t r a n q u i l i d a d en l o s e s p í r i t u s , el c i e l o r e c o b r a su s e r e n a
c l a r i d a d , y l a h e r m o s a u n i ó n entre la c i e n c i a y l a v e r d a d
revelada, torna á brillar esplendorosa y triunfante. ESÜELTAS l a s d u d a s g e n e r a l e s que p u e d e n h a c e r -
s e c o n t r a la t é s i s q u e n o s p r o p u s i m o s d e m o s t r a r
i A c e r c a d e l c a r á c t e r de e s t a s p a s i o n e s , que p u d i e r a n l l a m a r s e u n i v e r s a l e s , m e r e c e ,
en este e n s a y o , y a es t i e m p o de ir i n d i c a n d o u n o
c o n s u l t a r s e lo q u e d i c e E . M a i l l e t en su h e r m o s o l i b r o L'Essence des passions.
por uno los conflictos ó dificultades especiales
que c o n t r a l a m i s m a t é s i s se h a n h e c h o , p a r a v e r c ó m o n o
t e n i e n d o b a s e ó f u n d a m e n t o sólido e n l a r e a l i d a d , s e d e s -
v a n e c e n á l a s i m p l e l u z de l a d i s c u s i ó n .
H e m o s d i c h o en o t r a p a r t e , q u e l o s t a l e s c o n f l i c t o s ó
d i f i c u l t a d e s f u e r o n r e u n i d o s en u n l i b r o p u b l i c a d o años
a t r a s en A m é r i c a y que h a l o g r a d o e n E u r o p a bastante
b o g a y d i f u s i ó n , d e b i d a s p r i n c i p a l m e n t e á l a a v i l a n t e z de
s u l e n g u a j e , al é x i t o i n f a u s t o que s i q u i e r a p o r b r e v e t i e m -
p o l o g r a s i e m p r e el e s c á n d a l o , y s o b r e t o d o , á l o s e s f u e r -
z o s de l a R e v o l u c i ó n , que a t e n t a á u t i l i z a r t o d a a r m a q u e
p u e d a s e r v i r l e p a r a m i n a r l o s f u n d a m e n t o s d e l orden so-
cial, ha divulgado extraordinariamente este libro como
medio m u y á propósito para conseguir sus depravados in-
tentos. Traducido á varias lenguas, recomendado eficaz-
m e n t e p o r l o s p a p e l e s p e r i ó d i c o s del p a r t i d o , y p r e s e n t a -
do c o m o l a ú l t i m a p a l a b r a de l a c i e n c i a y el g o l p e d e c i s i -
v o contra las creencias c r i s t i a n a s , d e s p u e s de p e r e g r i n a r
por extranjeras naciones, entró finalmente e n la n u e s t r a ,
apadrinado por un escritor á quien sus amigos no temen
d a r el c a l i f i c a t i v o de filósofo, a n t i g u o C a t e d r á t i c o de l a
Universidad Central, Diputado, M i n i s t r o , y en tiempos
r e p u b l i c a n o s m á s que R e y de E s p a ñ a . E l c u a l t o m ó t a n
c r e d u l i d a d , c a p a z d e a t a c a r á l o s de fe m á s r o b u s t a , si e l
ánimo no está convenientemente preparado para recibir-
la I . D e a q u í e s o s p o n d e r a d o s c o n f l i c t o s entre la c i e n c i a y
r e l i g i ó n , y l a s v a n a s m u e s t r a s del t r i u n f o en l o s unos,
C A P I T U L O XI.
y el a b a t i m i e n t o , el t e m o r y la d e s c o n f i a n z a e n l o s o t r o s .
Mas á la tempestad sucede la calma, á la enfermedad la
s a l u d , y a p a g a d a la g r i t e r í a del e n e m i g o , v u e l v e á r e n a c e r OBJECIONES F I L O S Ó F I C A S . — L A NATURALEZA DIVINA.
l a t r a n q u i l i d a d en l o s e s p í r i t u s , el c i e l o r e c o b r a su s e r e n a
c l a r i d a d , y l a h e r m o s a u n i ó n entre la c i e n c i a y l a v e r d a d
revelada, torna á brillar esplendorosa y triunfante. ESÜELTAS l a s d u d a s g e n e r a l e s que p u e d e n h a c e r -
s e c o n t r a la t é s i s q u e n o s p r o p u s i m o s d e m o s t r a r
i A c e r c a d e l c a r á c t e r de e s t a s p a s i o n e s , que p u d i e r a n l l a m a r s e u n i v e r s a l e s , m e r e c e ,
en este e n s a y o , y a es t i e m p o de ir i n d i c a n d o u n o
c o n s u l t a r s e lo q u e d i c e E . M a i l l e t en su h e r m o s o l i b r o L'Essence des passions.
por uno los conflictos ó dificultades especiales
que c o n t r a l a m i s m a t é s i s se h a n h e c h o , p a r a v e r c ó m o n o
t e n i e n d o b a s e ó f u n d a m e n t o sólido e n l a r e a l i d a d , s e d e s -
v a n e c e n á l a s i m p l e l u z de l a d i s c u s i ó n .
H e m o s d i c h o en o t r a p a r t e , q u e l o s t a l e s c o n f l i c t o s ó
d i f i c u l t a d e s f u e r o n r e u n i d o s en u n l i b r o p u b l i c a d o años
a t r a s en A m é r i c a y que h a l o g r a d o e n E u r o p a bastante
b o g a y d i f u s i ó n , d e b i d a s p r i n c i p a l m e n t e á l a a v i l a n t e z de
s u l e n g u a j e , al é x i t o i n f a u s t o que s i q u i e r a p o r b r e v e t i e m -
p o l o g r a s i e m p r e el e s c á n d a l o , y s o b r e t o d o , á l o s e s f u e r -
z o s de l a R e v o l u c i ó n , que a t e n t a á u t i l i z a r t o d a a r m a q u e
p u e d a s e r v i r l e p a r a m i n a r l o s f u n d a m e n t o s d e l orden so-
cial, ha divulgado extraordinariamente este libro como
medio m u y á propósito para conseguir sus depravados in-
tentos. Traducido á varias lenguas, recomendado eficaz-
m e n t e p o r l o s p a p e l e s p e r i ó d i c o s del p a r t i d o , y p r e s e n t a -
do c o m o l a ú l t i m a p a l a b r a de l a c i e n c i a y el g o l p e d e c i s i -
v o contra las creencias c r i s t i a n a s , d e s p u e s de p e r e g r i n a r
por extranjeras naciones, entró finalmente e n la n u e s t r a ,
apadrinado por un escritor á quien sus amigos no temen
d a r el c a l i f i c a t i v o de filósofo, a n t i g u o C a t e d r á t i c o de l a
Universidad Central, Diputado, M i n i s t r o , y en tiempos
r e p u b l i c a n o s m á s que R e y de E s p a ñ a . E l c u a l t o m ó t a n
á p e c h o s el d i v u l g a r y p a t r o c i n a r e s t a obra, que en el P r ó - moderno) no tiene i n c o n v e n i e n t e en señalar u n a porcion
l o g o q u e la precede no tiene reparo en afirmar q u e contri- •de errores é i n e x a c t i t u d e s , no y a sobre p u n t o s secunda-
buir á la p r o p a g a c i ó n de la Historia de los conflictos entre rios y de e s c a s a t r a s c e n d e n c i a , sino en los f u n d a m e n t a l e s
la Religión y la ciencia de Juan Guillermo Draper, q u e este de la tal historia. E l c u a l j u i c i o crítico, si por una parte
e s el título del f a m o s o l i b r o , es t r a b a j a r en la obra de la b a s t a y sobra para dar en tierra con el libro de Draper,
redención h u m a n a . p o r otra no s a b e m o s c ó m o puede a v e n i r s e con «su vasta
P r e s c i n d i e n d o de r e c o m e n d a c i o n e s tan exorbitantes, v e - erudición, severa crítica y esmerado arte,» y m u c h o ménos
m o s q u e sobre el mérito intrínseco de la obra no andan c o n a q u e l l o de q u e «contribuir á su dif usión y propagación
m u y acordes l a s opiniones á u n entre sus patrocinadores y sea contribuir á la obra de la redención humana.»
d e v o t o s . A l g u n o s desearían m á s orden y precisión en la M a s d e j a n d o l a r e s o l u c i ó n de e s t a s c u e s t i o n e s á la c o n -
narración de la tal historia, otros m a y o r conocimiento c i e n c i a de l o s n u e v o s redentores q u e en esta d e s v e n t u r a -
de l a s c o s a s y h e c h o s que refiere, m i r a s m á s v a s t a s , é d a edad le han salido al g é n e r o h u m a n o , c o n f e s a m o s de
ideas m á s l e v a n t a d a s y c o m p r e h e n s i v a s ; éste e c h a de buen g r a d o que la a c l a r a c i ó n ó r e f u t a c i ó n de los c o n f l i c -
m e n o s l a s citas y d o c u m e n t o s q u e a p o y e n l a s a s e v e r a c i o - t o s h i s t o r i a d o s en el libro de D r a p e r , e s e m p r e s a s o b r e -
nes del autor, t a n e x t r a ñ a s á v e c e s y a v e n t u r a d a s ; aquel m a n e r a d i f í c i l , p e s a d a y e n o j o s a , no por lo recóndito de
quisiera u n poco m á s de c i e n c i a séria y f o r m a l , y no fan- l a d o c t r i n a que en este libro se encierra, sino m á s b i e n p o r
t á s t i c a y j u g l a r e s c a ; quién m á s l ó g i c a é ilación en los la falta de e l l a y por su increíble v a g u e d a d , l i g e r e z a é i n -
r a z o n a m i e n t o s ; quién m á s c l a r i d a d , l i m p i e z a y g a r b o e n d e c i s i ó n . P o r q u e es inútil b u s c a r en él p r i n c i p i o s firmes
el estilo. E n fin, el m i s m o padrino de la tal h i s t o r i a , q u e y a s e n t a d o s a c e r c a de c u a l q u i e r a de los infinitos p u n t o s ó
al principio no se a c a b a de a d m i r a r de la «vasta erudición, m a t e r i a s q u e allí se tratan. C a d a capítulo es un c o n j u n t o
severa crítica y esmerado arte» con que están e x p u e s t o s los ó a m a s i j o de ideas reunidas allí, nadie s a b e por q u é . L a
c o n f l i c t o s entre la c i e n c i a y la f e , se d e j a decir m á s a d e - m a y o r parte de l o s h e c h o s que se citan, ó no tienen n a d a
lante que el libro del «sabio profesor Draper,» en lo q u e to- q u e v e r con l a t é s i s que el a u t o r i n t e n t a d e m o s t r a r , ó p u -
c a á la parte filosófica ó de principios, «prescinde de todas d i e r a n servir m u y bien p a r a r e f u t a r l a . E c h a s e de ménos,
las cuestiones que afectan al fondo mismo de las relaciones en- sobre t o d o , aquel orden, aquel e n c a d e n a m i e n t o en l a s
tre la Religión y la ciencia-,» q u e en lo c o n c e r n i e n t e á la par- i d e a s y en l o s h e c h o s , a q u e l l a proporcion de l a s p a r t e s
te científica «hay cuestiones que sería presunción dar por cien- c o n el t o d o , y del todo c o n l a s partes; en u n a p a l a b r a ,
tíficamente resueltas,-» s u p u e s t o que «la evolucion á que Dra- a q u e l l a h a r m o n i o s a unidad que debe r e s p l a n d e c e r en todo
per, con casi todos los naturalistas contemporáneos, se inclina, l i b r o , desarrollándose de tal m a n e r a los p e n s a m i e n t o s ,
no pasa de ser una teoría cuyos datos empíricos no bastan á q u e l o s s e c u n d a r i o s se subordinen al p r i n c i p a l , i l u m i n á n -
autorizar la inducción que se formula;» y que, en fin, por lo dose m ù t u a m e n t e y c o n t r i b u y e n d o t o d o s á p r o d u c i r en el
q u e atañe á la historia m i s m a de los conflictos entre la lector la p e r s u a s i ó n y e v i d e n c i a de la t é s i s que se p r e t e n -
R e l i g i ó n y la c i e n c i a , él, á p e s a r de l a «piadosa desconfian- de d e m o s t r a r . N o i g n o r a m o s q u e , c o m o dice S a n t o T o -
za en sus fuerzas, que en vez de presunción quisiera conservar m á s , el error no p u e d e ser probado demostrativamente;
siempre> (confesion edificativa en b o c a de un filosofante pero p u e d e á v e c e s v e n i r a p o y a d o en razones m á s ó m é -
n o s p r o b a b l e s , ó tal v e z s o f í s t i c a s , l a s c u a l e s , s i s t e m á t i -
c e r t e z a , y á u n de t o d a operacion intelectual. A s í , todas
c a m e n t e reunidas y ordenadas, l l e g u e n á f o r m a r u n a m a -
l a s dificultades, o b j e c i o n e s y p a r a l o g i s m o s del m u n d o , n o
n e r a de p r u e b a ó d e m o s t r a c i ó n q u e logre tal v e z c o n v e n -
podrán quitar un á t o m o de su p e s o á la p r o p o s i c i o n c u y a
c e r ó s e d u c i r al e n t e n d i m i e n t o . E n c u y o c a s o , s i g u i e n d o el
e v i d e n c i a e s t á d e m o s t r a d a . E l e n t e n d i m i e n t o podrá no e n -
hilo de los r a c i o c i n i o s , no es difícil irlos a c l a r a n d o y d e s e n -
contrar la solucion á t a l e s o b j e c i o n e s ó dificultades; pero
r e d a n d o , y dar, en fin, con el error p r i n c i p a l , p a r a que
cerciorado de la e v i d e n c i a real y o b j e t i v a de a q u e l l o que
destruido este se d e s h a g a todo el d i s c u r s o que en él estaba,
le es s u b j e t i v a m e n t e evidente, debe estar seguro de q u e
s o s t e n i d o . M a s esto no puede ser r e s p e c t o al libro de D r a -
l a tienen, y por c o n s i g u i e n t e no debe poner en d u d a , b a n -
p e r , donde el desorden en la e x p o s i c i ó n de la d o c t r i n a
d o ú opinion, lo q u e c o n o c e que e s v e r d a d firme y a s e n -
c o m p i t e c o n su c o n f u s i o n y v a g u e d a d .
tada.
A pesar de esto y de la dificultad de s e g u i r al autor d e E n s e g u n d o l u g a r , el error, la dificultad ú o b j e c i o n , n o
l a Historia de los conflictos entre la Religión y la ciencia en s o n h o m o g é n e o s con la v e r d a d . L o q u e a l g u n o s , á u n filó-
su erráticas p e r e g r i n a c i o n e s por t o d o s los c a m p o s de la sofos, d i c e n , q u e el error es u n a v e r d a d d e s f i g u r a d a ó in-
sabiduría, ateniéndonos, m á s que á r e f u t a r e s t a o b r a punto c o m p l e t a , es falso y absurdo. E n t r e la f o r m a de e n u n c i a r
por p u n t o , á p o n e r en claro c u e s t i o n e s que en e l l a a n d a n u n a v e r d a d y la de expresar un error podrá haber cierta
e x t r a ñ a m e n t e r e v u e l t a s , d i v i d i r e m o s los t a l e s conflictos ó a n a l o g í a ó s e m e j a n z a ; pero en sí no la t i e n e n , ni pueden
dificultades en t r e s órdenes ó c l a s e s : en la p r i m e r a p o n - ser c o l o c a d o s en la m i s m a línea, ni c o m p a r a d o s en m a n e -
d r e m o s l o s q u e pudieran l l a m a r s e filosóficos ó metafísicos, r a a l g u n a , c o m o no pueden ser c o m p a r a d o s el sí y el no, l a
p o r v e r s a r sobre i d e a s ú o b j e t o s q u e t r a s c i e n d e n el orden l u z y las tinieblas, y la afirmación y la n e g a c i ó n .
m a t e r i a l ó sensible: i n c l u i r e m o s en la s e g u n d a los q u e F i n a l m e n t e , el error, c o m o h e m o s indicado h a c e p o c o ,
p u e d e n d e n o m i n a r s e físicos ó científicos, por p e r t e n e c e r al no p u e d e ser d e m o s t r a d o j a m a s ni o f r e c e r s e claro y evi-
orden f í s i c o a c t u a l de que tratan l a s c i e n c i a s n a t u r a l e s ; y dente al e n t e n d i m i e n t o T. U n a p r o p o s i c i o n f a l s a , por e j e m -
la tercera a b r a z a r á a l g u n o s h e c h o s históricos, en l o s c u a l e s plo, dos y dos son cinco, e s t a b l e c e entre dos t é r m i n o s u n a
se quiere v e r la r e p u g n a n c i a ó conflicto entre la c i e n c i a y i g u a l d a d q u e ni existe ni e s posible. E l u n o destruye al
la fe. otro y le n i e g a a b s o l u t a m e n t e ; n u n c a se v e r i f i c a r á la iden-
Alas a n t e s de d e s e n v o l v e r estas d i f i c u l t a d e s , q u e r e m o s tidad entre a m b o s ; j a m a s podrá s u c e d e r que la tal i d e n t i -
a p u n t a r a l g u n a s ideas ú o b s e r v a c i o n e s q u e a y u d a r á n á su d a d sea-, y c o m o s o l a m e n t e el ser e s inteligible por sí m i s -
resolución y esclarecimiento. m o . c o m o sólo lo que es p u e d e p r e s e n t a r s e al e n t e n d i m i e n -
L a p r i m e r a e s , que una v e z p u e s t a en claro u n a v e r - to c o m o realidad, p o r q u e sólo lo q u e tiene ó p u e d e tener
dad y v e n c i d o el entendimiento por s u e v i d e n c i a , o r a in- v e r d a d real y o b j e t i v a , p u e d e e n g e n d r a r el c o n o c i m i e n t o
t r í n s e c a , ora extrínseca, no debe haber dificultad a l g u n a y la v e r d a d y la e v i d e n c i a s u b j e t i v a , si a l g u i e n afirmase u n a
c a p a z de a l t e r a r ó c o n m o v e r aquel a s e n t i m i e n t o . L a v e r - p r o p o s i c i o n c o n t r a d i c t o r i a de otra c u y a verdad h a sido
dad no p u e d e oponerse á sí m i s m a . Dos proposiciones
I « E s a s i l a f a l s e d a d y l a m e n t i r a , d i c e e l P . M a r t i n de R o a ( F l o s Sanctorum.Fiestas
c o n t r a r i a s no p u e d e n ser v e r d a d e r a s á la v e z , sopeña de
de los S a n t o s de C ó r d o b a , f o l . 27 v . ° ) ; n o t i e n e m á s s é r q u e c u a n t o d u r a e s c o n d i d a ; c o m o
s e r destruido el principio de c o n t r a d i c c i ó n , b a s e de t o d a c r i a d a en t i n i e b l a s , n o s u f r e l a l u z ; y v i é n d o l a d e l t o d o , d e s a p a r e c e . »
p r o b a d a d e m o s t r a t i v a m e n t e , h a y que d e c i r que afirma lo lo d i j e r a tan c l a r a m e n t e , t a m p o c o sería t e m e r i d a d el atri-
q u e no v e , lo q u e no p u e d e v e r , porque no existe ni p u e - b u i r al profesor de N u e v a Y o r k e s t a opinion a c e r c a del
de existir en el orden de la realidad. valor de nuestros c o n c e p t o s , p u e s e s sabido q u e en l o s
D e todo lo cual r e s u l t a , que siendo c o m o s o n v e r d a d e - s a b i o s de su estofa el e s c e p t i c i s m o es la b a s e de todo su
ros los principios de la fe y l o s de la r a z ó n , porque u n o s s i s t e m a de filosofar. E s t a d o c t r i n a ó s i s t e m a , c o m o es cla-
y otros pueden ser d e m o s t r a d o s , c a d a cual por el g é n e r o ro, e q u i v a l e á destruir el c o n c e p t o f u n d a m e n t a l de la cien-
de p r u e b a s que le e s propio, los de la r a z ó n por la e v i - cia. L a filosofía c o n t e m p l a lo a b s o l u t o y p e r m a n e n t e de
d e n c i a , .y los de la fe por los m o t i v o s y a r g u m e n t o s de l a s c o s a s , y de a q u í deduce y colige l a s v e r d a d e s eternas,
credibilidad: u n a v e z d e m o s t r a d o s estos principios y d e s - i n d e f e c t i b l e s é incontrastables. F i l ó s o f o s son aquellos,
l i n d a d o s sus r e s p e c t i v o s d e r e c h o s , y establecida la nece- d i c e P l a t ó n , que estudian lo q u e será s i e m p r e de la m i s m a
saria h a r m o n í a entre u n o s y otros, todo lo que t i e n d a á m a n e r a , lo que p e r m a n e c e en un m i s m o sér, lo i n v a r i a b l e
destruir e s t a h a r m o n í a , ora v e n g a de parte de la r a z ó n , y eterno; los q u e no llegan á esto, sino que v a g u e a n por
ora de parte de la f e , debe ser r e c h a z a d o a b s o l u t a m e n t e y todo lo m u d a b l e y c a e d i z o , no m e r e c e n el n o m b r e de filó-
tenido en c u e n t a de error, i n c o m p a t i b l e con la v e r d a d , y s o f o s ('¿^03000? a m a n t e de la sabiduría) sino de filodoxos
que por c o n s i g u i e n t e no tiene n a d a que v e r ni con los (tftXooo^o? a m a n t e de la opinion). D ó n d e está la razón y el
d o g m a s de la f e , ni con los principios de la r a z ó n . f u n d a m e n t o ú l t i m o de e s t a fijeza é invariabilidad de l a
E s t o s u p u e s t o , v e a m o s de e x a m i n a r l a s dificultades es- c i e n c i a , no es de este l u g a r el averiguarlo; p u e s siendo e s t a
peciales que pueden a d u c i r s e . P r i n c i p i a n d o por l a s filo- una de l a s c u e s t i o n e s m á s d i f í c i l e s de toda la filosofía, solo
sóficas ó m e t a f í s i c a s , lo p r i m e r o que ocurre i n v e s t i g a r al p a r a indicar l o s p u n t o s p r i n c i p a l e s n e c e s i t a r í a m o s más
hablar de los conflictos entre la R e l i g i ó n y la c i e n c i a , e s l a r g o e s p a c i o del q u e p o d e m o s disponer r . P a r a lo que a q u í
el c o n c e p t o que se f o r m a D r a p e r de la ciencia y de la Re- t r a t a m o s t a m p o c o e s necesario m e t e r n o s en t a l e s hondu-
ligión. E s difícil, á t r a v é s de l a s nieblas que e n v u e l v e n l o s r a s ; p u e s c u a l q u i e r a v e que si el v a l o r del conocimiento
conceptos filosóficos de este autor, descubrir el c a r á c t e r científico e s p u r a m e n t e relativo, todo el orden i n t e l e c t u a l
q u e a t r i b u y e á t a l e s ideas. S i n e m b a r g o , al principio del se c o n f u n d e y trastorna, y la ciencia y la filosofía son u n a
c a p í t u l o o c t a v o de su obra, nos sorprende diciendo que irrisión. P o r q u e en e f e c t o , si no p o d e m o s l l e g a r á c o n o c e r
nadie h a s t a a h o r a h a d a d o u n a contestación s a t i s f a c t o r i a la v e r d a d a b s o l u t a de l a s c o s a s , ni á tener seguridad de
á e s t a p r e g u n t a : «¿qué es la verdad?» E n otras partes de n u e s t r o c o n o c i m i e n t o , todo quedará r e d u c i d o á m e r a o p i -
su libro h a b l a t a m b i é n de la variabilidad de los d o g m a s ó nion, c o n j e t u r a ó probabilidad; la c i e n c i a será c o m o la f o r -
teorías de la ciencia; y c o m o por otra parte en todo s u t u n a que in sola constans mobilitate sua est; y d e s t r u i d a la b a s e
s i s t e m a filosófico sigue l a s ideas de D e m ó c r i t o y E p i c u r o , de n u e s t r a c e r t i d u m b r e , y f a l t á n d o n o s el a p o y o y c o n d i c i o n
q u i e n e s , c o m o e s sabido, n e g a b a n al h o m b r e la f a c u l t a d esencial para el e j e r c i c i o de nuestras o p e r a c i o n e s i n t e l e c -
de conocer l a v e r d a d , h e m o s de c o n v e n i r que, s e g ú n D r a - t u a l e s , v e n d r e m o s á parar á aquel sueño de E i c h t e , en q u e
per, el h o m b r e no p u e d e a v e r i g u a r j a m a s la v e r d a d de l a s d e s a p a r e c i e n d o c o m o v a n a s o m b r a l a realidad q u e nos ro-
c o s a s , ni á u n c u a n d o la c o n o c i e s e r e a l m e n t e , tener c o m -
1 Q u i e n desee v e r este punto tratado con admirable acierto, claridad y elocuencia,
p l e t a seguridad de ello. P o r lo d e m á s , á u n c u a n d o no n o s p u e d e l e e r l o s c a p í t u l o s 2 3 , 2 4 y 25 d e l l i b r o i v de l a Filosofía fundamental, de B a l m e s .
«
d e a , d e s a p a r e c e r á t a m b i é n la v i d a n e c e s a r i a p a r a s o ñ a r ,
P e r o viniendo y a á las o b j e c i o n e s particulares, p r e g ú n -
el espíritu soñador y á u n el m i s m o sueño que soñamos.
t a s e D r a p e r : ¿qué es D i o s ? ¿Qué e s el alma? ¿ Q u é es el
C u a l q u i e r a v e lo a b s u r d o de tal m a n e r a de discurrir; y
mundo? ¿ C ó m o e s t á regido? Y en las r e s p u e s t a s q u e á ellas
c u á n v a n o y t e m e r a r i o sea el querer l e v a n t a r sobre ci-
han dado r e s p e c t i v a m e n t e la c i e n c i a y la R e l i g i ó n , cree
m i e n t o s tan d e l e z n a b l e s un s i s t e m a de d o c t r i n a s , para
e n c o n t r a r el origen de l o s c o n f l i c t o s .
d e s d e allí a r r o j a r a r m a s c o n t r a el edificio incontrastable
P a r a q u e l o s lectores de la obra de D r a p e r pudiesen
de la I g l e s i a .
f o r m a r idea c l a r a de t a l e s conflictos, lo p r i m e r o que se
P u e s no m é n o s a b s u r d o y desvariado e s el concepto r e q u e r i a era e x p o n e r lo que e n s e ñ a la f e y lo que d e m u e s -
q u e se f o r m a D r a p e r de la fe y de l a R e l i g i ó n . N o e n c o n - t r a la c i e n c i a a c e r c a de estas c u e s t i o n e s , á fin de q u e e n -
t r a m o s en n i n g u n a parte de su libro definidas e s t a s p a l a - t e r a d o el lector de u n o s y otros p r i n c i p i o s , p u d i e s e c o m p a -
b r a s . L o ú n i c o que p a r e c e v e r en la R e l i g i ó n es la inmuta- rarlos entre sí, y v e r si r e a l m e n t e se e x c l u y e n , ó m á s b i e n ,
bilidad de l o s d o g m a s contrarios á l a s opiniones variables se e n l a z a n y h a r m o n i z a n . P e r o D r a p e r , que en el prólogo
de l a c i e n c i a , c o m o si s o l a m e n t e los d o g m a s de la f é f u e - de su Historia afirma haber pretendido ofrecer un cuadro
ran i n m u t a b l e s y no todo aquello que la r a z ó n da p o r claro é imparcial de las opiniones y conducta de las dos par-
cierto, d e m o s t r a d o y v e r d a d e r a m e n t e científico. E s t a in- tes contendientes, identificándose con cada una de ellas, pa-
m u t a b i l i d a d de la fe no i m p i d i ó , sin e m b a r g o , que en l o s ra poder comprender plenamente sus motivos, y esforzándose
d o s p r i m e r o s siglos de la I g l e s i a , h u b i e s e h a r m o n í a m a r a - en permanecer á distancia de ambas para relatar con equidad
v i l l o s a entre ella y la c i e n c i a . L a l u c h a y el d e s a c u e r d o sus hechos, no h a tenido á b i e n decirnos c u á l e s son l a s en-
no e m p e z a r o n s e g ú n D r a p e r hasta los t i e m p o s de Cons- s e ñ a n z a s de la fe y l a s doctrinas de la c i e n c i a , sobre pun-
t a n t i n o , y c a b a l m e n t e por h a b e r s e m o d i f i c a d o los d o g m a s t o s tan altos y t r a s c e d e n t a l e s c o m o eran los que se o f r e -
cristianos. L a I g l e s i a g r i e g a , a ñ a d e , n u n c a h a sido ene- cían en este debate.
m i g a de la c i e n c i a ; la protestante le h a sido a l g u n a v e z A s í , por e j e m p l o , a c e r c a de la n a t u r a l e z a de D i o s e s
h o s t i l , á c a u s a de l a s r e m i n i s c e n c i a s del odio teológico-, inútil b u s c a r en el libro de D r a p e r lo q u e a l c a n z a la r a z ó n
m a s e s t a hostilidad puede cesar con a l g u n a s e x p l i c a c i o - con sus l u c e s n a t u r a l e s , y lo que a f i r m a la f e . P a r a él t o -
n e s q u e se den por una y otra parte. L a ú n i c a que h a s i d o do c u a n t o han delirado l o s h e r e j e s , los c i s m á t i c o s , los
s i e m p r e e n e m i g a d e c l a r a d a de la c i e n c i a y no puede m é - m a h o m e t a n o s , y t o d a la c h u s m a de los filósofos antiguos
n o s de serlo en f u e r z a de sus p r i n c i p i o s , es la católica. Y y m o d e r n o s q u e h a n desatinado en este p u n t o , p e r t e n e c e
e n p r u e b a de ello c u a n d o D r a p e r v i e n e á e s p e c i f i c a r los a l dominio de la c i e n c i a ; todo lo que la I g l e s i a h a e n s e -
d o g m a s que han sido ocasion de l o s c o n f l i c t o s , se fija ñado y o p u e s t o á t a l e s delirios, pertenece á l a f e , y e s por
p u n t a l m e n t e en aquellos que han sido p r o f e s a d o s c o n s - el m i s m o c a s o irreconciliable con l o s d e r e c h o s de l a ra-
t a n t e m e n t e por la I g l e s i a , y que h o y dia son igualmente z ó n . P a r a él lo m i s m o representa á la c i e n c i a A r r i o c u a n -
sostenidos p o r l a I g l e s i a católica c o m o por la protestante y do n i e g a la D i v i n i d a d del V e r b o , que N e s t o r i o , q u e a d m i -
por la g r i e g a . L o m é n o s q u e se p u e d e d e c i r de un escritor te e s t a D i v i n i d a d , pero n i e g a haberse j u n t a d o á la n a t u -
que se atreve á e s t a m p a r t a l e s d e s v a r i o s , e s q u e no s a b e r a l e z a h u m a n a en unidad de p e r s o n a ; lo m i s m o el indio,
a b s o l u t a m e n t e lo q u e es f e , ni R e l i g i ó n , ni cristianismo. q u e cree en un p a n t e í s m o estúpido y e n e r v a n t e , que el
á r a b e , que a d m i t e la doctrina de la unidad s u b s i s t e n t e d e del P a d r e , E s p í r i t u que procede del P a d r e , uno de tres, y
á t o m o s infinitos de m a t e r i a . z a s , y á u n p r á c t i c a s de religión, m á s ó m é n o s r e l a c i o n a d a s
con la f e , p o n i e n d o en c i e r t í s i m a e v i d e n c i a q u e la I g l e s i a
L a m i s m a v a g u e d a d é i n d e c i s i ó n atribuye D r a p e r á l a s
n a d a i n n u e v a , sino que m a n t i e n e lo q u e s i e m p r e , lo q u e
d o c t r i n a s de la I g l e s i a a c e r c a de la D i v i n i d a d , supuesto
por todos, lo q u e en en t o d a s partes h a sido sostenido y
q u e á pesar de su t e n a c i d a d en m a n t e n e r los d o g m a s , q u e
profesado.
á s u j u i c i o e s su m a y o r d e f e c t o y v e r g ü e n z a , no h a debido
de ser en este punto e x i g e n t e en d e m a s í a , p u e s en el si- E s posible, c o m o y a en el siglo v e n s e ñ a b a Vicen-
g l o n i a d o p t ó , t o m á n d o l o de los e g i p c i o s , el d o g m a de l a te de L e r i n s , a s e n t a n d o l a s b a s e s del p r o g r e s o en la c i e n -
d o c t r i n a s de la I g l e s i a s o n a h o r a l a s m i s m a s q u e s i e m p r e p l e n i t u d , su propiedad y e n t e r e z a . D e suerte q u e el c r e -
v a c i ó n del s i s t e m a filosófico m á s a b s u r d o q u e f a n t a s e ó el d o á l a c i e n c i a y al c a r i ñ o de c u a n t o s 1= c o n o c í a n . E s t e f í s i c o y m a t e m á t i c o i l u s t r e , g l o -
r i a de l a u n i v e r s i d a d de C a m b r i d g e , que le c o n t a b a e n t r e s u s p r o f e s o r e s , a u n q u e p o c o a m i -
g e n i o i n v e n c i o n e r o de la G r e c i a , y el que m é n o s s e c u a c e s g o de c o n t r o v e r s i a s t e o l ó g i c a s , e r a f e r v o r o s o c r i s t i a n o . P o c a s s e m a n a s a n t e s de m o r i r
de la m o d e r n a sabiduría, y lo que, c o m o ú l t i m a p a l a b r a c a s e l a i d e a de D i o s , s i s e q u e r í a q u e d i e s e e x p l i c a c i ó n de l o q u e s e p r e t e n d í a . C o n t i n u ó
d i c i e n d o q u e t o d a su v i d a la h a b i a p a s a d o en b u s c a r é i n q u i r i r l a v e r d a d ; q u e e s m u y p o c o
de l a c i e n c i a , opone á la f e y á l a s e n s e ñ a n z a s de la I g l e - l o q u e el h o m b r e p u e d e s a b e r e n e s t e m u n d o , p e r o q u e es a l g o « c o n o c e r y e s p e r a r e n
L a I g l e s i a es el e c o p e r d u r a b l e de este V e r b o r e v e l a d o r ,
y al poner en m a n o s d e los niños t e r n e z u e l o s l a s h o j a s
d e l librito a d m i r a b l e q u e se l l a m a Catecismo de la doctrina
cristiana, les d á el r e s ú m e n m á s portentoso de c i e n c i a d i -
Si comparamos el e s t a d o actual de los s é r e s que se
o f r e c e n á n u e s t r a o b s e r v a c i ó n c o n el que t e n í a n e n l o s m o -
m e n t o s a n t e r i o r e s , v e m o s que el astro del d i a que creí-
C A P Í T U L O XII.
m o s h a b e r s e p a r a d o en s u c a r r e r a , se h a a c e r c a d o m á s al
h o r i z o n t e , y e s t á y a á p u n t o de t r a s p o n e r s e á n u e s t r a v i s -
discutir ó dificultar. S i n o que en esta f ó r m u l a no sólo in- hay duda que estaríamos abocados á graves sorpresas y
el m o v i m i e n t o q u e l a s a n i m a n , t o d o , en fin, lo q u e en e l l a s p o d r í a m o s t e n e r realizado un n ú m e r o de e f e c t o s , m o d i f i -
m i e n t o . P o r q u e si c a d a u n a de l a s p a r t e s ó e l e m e n t o s de diada, su m á s firme d e f e n s a .
i Rcvue Scientifique, t. X I V .
b r i a n verificado todos y c a d a u n o de los m o v i m i e n t o s d e t e r i o s a s harmonías de la l u z , del c a l ó r i c o , del m o v i m i e n -
e s t a série i n m e n s u r a b l e ; y c o m o c u a l q u i e r é p o c a q u e se- to, y todas l a s magnificencias que excitan n u e s t r a c u r i o s i -
c o n s i d e r e c o n d u c i r í a á l a s m i s m a s c o n s e c u e n c i a s , es f o r - dad y a d m i r a c i ó n 1 . »
z o s o c o n c l u i r q u e h a r í a y a m u c h o t i e m p o , m á s bien una. M a s fuera de l o s f e n ó m e n o s debidos al m o v i m i e n t o de
eternidad, q u e el m u n d o h a b r í a l l e g a d o á este estado lí- l o s átomos m a t e r i a l e s , ora obrando por sí, ora a g r e g a d o s
mite, en q u e , d i s g r e g a d o s todos los e l e m e n t o s , habría c e - en m a s a s m á s ó m é n o s grandes y m a n i f e s t á n d o s e por l a
sado toda su energía v i s i b l e , y t r a s f o r m á d o s e en v i b r a t o - t r a s l a c i ó n v i s i b l e en el espacio, h a y en el u n i v e r s o o t r o s
ria y m o l e c u l a r ; en u n a p a l a b r a , si el m u n d o f u e s e e t e r - f e n ó m e n o s producidos por esa entidad m i s t e r i o s a q u e lla-
n o , h o y estaría m u e r t o ; l u e g o el estado actual del u n i v e r - m a m o s vida, entidad que a f e c t a la n a t u r a l e z a í n t i m a del
so n o s m u e s t r a q u e h a tenido p r i n c i p i o , q u e hubo un m o - sér, q u e la modifica y desarrolla, y d e s e n v u e l v e a n t e n u e s -
m e n t o , a l e j a d í s i m o sí de nosotros, pero en sí p e r f e c t a m e n - t r a v i s t a las g a l a s m á s bellas de la c r e a c i ó n . ¡ L a vida!
te d e t e r m i n a d o , en el c u a l se verificó el p r i m e r m o v i m i e n t o , ¿Quién podrá penetrar el misterio que encierra e s t a p a l a -
el p r i m e r i m p u l s o , l a p r i m e r a v i b r a c i ó n ; y c o m o este pri- bra? ¿Quién será c a p a z de a v e r i g u a r la e s e n c i a de e s t a
m e r m o v i m i e n t o no lo pudo recibir de sí m i s m o , p u e s n a - e n e r g í a admirable, í n t i m a é i n m a n e n t e en el sér, que b r o t a
die d a lo q u e no t i e n e , h a y q u e a t r i b u i r l o á u n a c a u s a e x - de su m i s m a s u s t a n c i a y se m u e v e y e x c i t a á sí m i s m a á
trínseca, independiente y superior al u n i v e r s o m a t e r i a l , obrar? ¿A quién será revelado su origen, su propagación
y q u e c o m u n i c a n d o á l a m a t e r i a su a c t i v i d a d , fué p r e p a - y desenvolvimiento, y el secreto de los m a g n í f i c o s e n c a n -
r a n d o l o s f e n ó m e n o s que se o f r e c e n á nuestro estudio; l u e - tos que pone en alarde?
g o c a d a m o v i m i e n t o que v e m o s , c a d a f e n ó m e n o que obser-
N o v a m o s á estudiar en su a s o m b r o s a v a r i e d a d l o s f e -
v a m o s , c a d a m o l é c u l a q u e v i b r a y se a g i t a , y con su a g i -
n ó m e n o s producidos por esta energía, l o s c a r a c t é r e s q u e
t a c i ó n despierta n u e s t r a c u r i o s i d a d , n o s indica y señala,
los especifican, y toda la c o m p l i c a d a série de e f e c t o s y
c o m o con el dedo a q u e l l a e s e n c i a s o b e r a n a , t o d a l u z , t o d a
t r a n s f o r m a c i o n e s á que^da l u g a r en los séres donde o b r a .
a c t i v i d a d , t o d a m o v i m i e n t o y v i d a , q u e s a c a n d o de la n a d a
U n i c a m e n t e v a m o s á indicar u n a p r e g u n t a que por d e s -
á la m a t e r i a de q u e se c o m p o n e el u n i v e r s o , le c o m u n i c ó
g r a c i a tendremos que d e j a r sin r e s p u e s t a d e c i s i v a ; tal e s
el s o b e r a n o i m p u l s o que l a s a c ó de su inercia y q u e h o y
la oscuridad que reina en este p u n t o , y tan m i s t e r i o s a s
c i r c u l a por e l l a y l a r e m u e v e y a g i t a c o m o en i n m e n s o
son las í n t i m a s operaciones de la n a t u r a l e z a . L a p r e g u n t a
o l e a j e ; l u e g o l a s b e l l e z a s de la c r e a c i ó n con la ley q u e las.
e s como sigue: ¿los f e n ó m e n o s v i t a l e s q u e v e m o s en el
r i g e y p r e s i d e , n o s p r u e b a n con e v i d e n c i a irresistible, que
reino vegetal, presuponen un principio s u s t a n c i a l , una
ántes q u e e l l a s s u r g i e s e n de la nada, existia y a u n sér
f u e r z a , actividad ó energía por sí, que rige l a s t r a n s f o r m a -
e s p i r i t u a l , s u s t a n c i a dotada de e n t e n d i m i e n t o y v o l u n t a d ,
^ ciones que se verifican en la p l a n t a , ó son todos ellos d e -
q u e s a c ó á la l u z l a s c o s a s v i s i b l e s y l a s adornó y embe-
bidos á las m i s m a s f u e r z a s f í s i c o - q u í m i c a s que obran e n
l l e c i ó con s o b e r a n o s r e s p l a n d o r e s , que dispuso y concer-
el m u n d o inanimado y m a t e r i a l , sólo que en el a n i m a d o
t ó e s t a f á b r i c a a d m i r a b l e , y q u e «así c o m o la m a n o del
de las plantas obran s o m e t i d o s á d i v e r s a s c o n d i c i o n e s i n i -
h o m b r e arranca del a r p a n o t a s m e l o d i o s a s , así su m a n o
i n v i s i b l e , tocando á la m a t e r i a , h i z o brotar de ella l a s m i s -
x E c h e g a r a y , Teorías modernas de ¡a Física.
L o s v e m o s con la l u z v i v í s i m a de la e v i d e n c i a ; en el f o n -
c í a l e s , o r i g e n de l o s f e n ó m e n o s que en toda la v i d a v e g e -
do de nuestro sér c o n t e m p l a m o s e s t a a c t i v i d a d i n m a n e n t e ,
tal s e ' v e r i f i c a n y desenvuelven? E n este punto se h a l l a n
obrando por sí sin traba de n i n g ú n g é n e r o , sin c o a c c i o n de
divididos l o s n a t u r a l i s t a s filósofos; quién está por el prin-
n i n g u n a clase; dentro de n o s o t r o s s e n t i m o s a g i t a r s e e s t e
cipio v i t a l sin q u e en fin de c u e n t a s sea p o s i b l e e x p l i c a r
principio interno de a c c i ó n ; de lo í n t i m o de n u e s t r a p e r -
en q u é c o n s i s t e ; quién admite ú n i c a m e n t e diverso e s t a d o
sonalidad b r o t a n s u s m o v i m i e n t o s , sin q u e de n a d i e s e a n
y m a n e r a de obrar de l a s f u e r z a s materiales. N o e s n e c e -
solicitados m á s q u e de nosotros m i s m o s , y á l o s cuales,
sario d e s l i n d a r m á s p r o f u n d a m e n t e este p u n t o , ni m é n o s
por lo t a n t o , l l a m a m o s p r o p i a y v e r d a d e r a m e n t e nuestros.
d e c i d i r s e por n i n g u n a de l a s opiniones en que se dividen
A esta a c t i v i d a d h a y q u e b u s c a r un principio q u e la e x -
los n a t u r a l i s t a s ; m a s está claro que á u n p o n i é n d o n o s en
plique; á e s t a s a c c i o n e s y m o v i m i e n t o s h a y q u e s e ñ a l a r l e s
el c a s o m á s d e s f a v o r a b l e , todo lo que h e m o s dicho del
una c a u s a q u e dé r a z ó n de su sér y de su m a n e r a de s e r .
m o v i m i e n t o de la m a t e r i a i n o r g á n i c a , se a p l i c a al de l a
¿Puede ser e s t a c a u s a la e n e r g í a de la m a t e r i a , no y a t a l
o r g á n i c a , y q u e en uno y otro caso cabe preguntar: ¿quién
c o m o a p a r e c e en los m i n e r a l e s , ni a ú n c o m o o b r a en l a s
c o m u n i c ó á l a m a t e r i a ese principio vital? ¿Quién l a p u s o
p l a n t a s , sino m á s s u b l i m a d a a ú n sobre s u estado p r i m e r o
en esa c o n d i c i o n s i n g u l a r sino otro principio, otro sér, otra
y rudimentario? P o r m á s e s f u e r z o s q u e se h a y a n hecho
a c t i v i d a d q u e t e n i a en sí la v i d a , y que la p o d i a d e r r a m a r
hasta a h o r a para explicar l o s f e n ó m e n o s de la v i d a s e n s i -
á m a n o s l l e n a s por t o d a la creación?
tiva por c a u s a s p u r a m e n t e m a t e r i a l e s y m e c á n i c a s , es
G r a n p a r t e de l o s f e n ó m e n o s vitales que h e m o s c o n s i - f u e r z a c o n f e s a r q u e c u a n t o m á s e s t u d i a m o s estos f e n ó m e -
derado en l a s p l a n t a s , se verifican t a m b i é n en l o s a n i m a - nos, c u a n t o m á s a d e l a n t a n l a s c i e n c i a s n a t u r a l e s y filosó-
l e s , y p o r c o n s i g u i e n t e en el h o m b r e ; m a s c o m o l a p l a n t a ficas, m á s c l a r a a p a r e c e l a n e c e s i d a d de a d m i t i r un p r i n -
a ñ a d e á la n a t u r a l e z a material el concepto de la v i d a , así cipio s u s t a n c i a l , extraño y superior á la materia, q u e a n i -
el a n i m a l añade á la idea de la materia viviente el c o n c e p - me y dé v i d a al sér que l l a m a m o s a n i m a l , y q u e e x p l i q u e
to de l a s e n s a c i ó n , y si es racional, el de la inteligencia y sus actos v o l u n t a r i o s y s e n s i t i v o s , c o n f i r m á n d o s e así y
de la v o l u n t a d , f e n ó m e n o s tan sutiles, tan c o m p l i c a d o s y arraigándose m á s y m á s en el e n t e n d i m i e n t o la a n t i g u a
m a r a v i l l o s o s , que contra ellos han de estrellarse n e c e s a - creencia, acorde en esto con el sentido c o m ú n de la hu-
r i a m e n t e c u a n t o s e s f u e r z o s se h a g a n para e x p l i c a r l o s pol- manidad T.
l a c o m b i n a c i ó n de l o s a g e n t e s materiales. P a r a e s t u d i a r
su n a t u r a l e z a no e s necesario s a l i m o s de nosotros m i s - I L a ú l t i m a o b r a que s e h a e s c r i t o s o b r e e s t a m a t e r i a es l a p u b l i c a d a en i n g l é s p o r
m o s , ni de a y u d a r n o s de a j e n a observación. E l t e s t i m o - S t e w a r t D u n c a n c o n el t í t u l o de Coitscious matter ( L ó n d r e s 1881), en l a c u a l su a u t o r ,
por las analogías que p r e t e n d e descubrir entre la f u e r z a y el pensamiento, quiere dedu-
n i o de n u e s t r a c o n c i e n c i a nos revela que en nosotros h a y c i r l a i d e n t i d a d de s u n a t u r a l e z a . E n el n ú m e r o de l a r e v i s t a i n g l e s a Nature, correspon-
m o v i m i e n t o s v o l u n t a r i o s , p e r f e c t a m e n t e libres, indepen- d i e n t e al 1 4 de A b r i l que r e c i b i m o s a l d a r á l a i m p r e n t a e s t e c a p í t u l o , l e e m o s u n a c r í t i c a
m u y s e v e r a d e l l i b r o de D u n c a n , en l a c u a l su a u t o r M r . G e o r g e J . R o m a n e s , d e s p u e s d e
d i e n t e s de todo ser extraño á nuestra p e r s o n a l i d a d , en a n o t a r l o s p u n t o s flacos de l a s a r g u m e n t a c i o n e s m a t e r i a l í s t i c a s , s e ñ a l a l a d i f i c u l t a d p r i n -
n i n g u n a m a n e r a d e t e r m i n a d o s por el estado de n u e s t r o c i p a l que d e b i e r a h a b e r r e s u e l t o y q u e n o h a t o c a d o s i q u i e r a D u n c a n , e s t o es, l a q u e s e
r e f i e r e á l a d o c t r i n a d e l a c o n s e r v a c i ó n de l a f u e r z a ; y c o m o e s t a s o b s e r v a c i o n e s de M r .
o r g a n i s m o en el m o m e n t o anterior á su r e a l i z a c i ó n . A c e r - R o m a n e s vienen muy á nuestro propósito, á continuación las copiamos:
c a de la e x i s t e n c i a de estos actos, ni m á s ni m é n o s q u e •¿Al pensamiento, dice, corresponde 6 no un equivalente mecánico? E n caso a f i r m a -
t i v o , e s u n a f o r m a de e n e r g í a , 6 m á s bien la energía al transformarse en pensamiento
a c e r c a de su libertad, no p u e d e haber d u d a ó a l u c i n a c i ó n .
E n v e r d a d la d i s t a n c i a que separa los f e n ó m e n o s m a t e - l a f u e r z a , e n e r g í a ó a c t i v i d a d q u e produce en nosotros l o s
s u r g e n f a t a l é i n e l u d i b l e m e n t e de l a s f u e r z a s m i s m a s de p u e s t o q u e en el m i s m o s u j e t o nacen y se t e r m i n a n ; s i m -
L
p u n t o , a n t e s de l a c o n f u s i o n de e s t a s i d e a s n a c e n l a m a -
y o r parte de l o s d e s a t i n o s q u e s e d i c e n ó e s c r i b e n s o b r e
el p a r t i c u l a r .
Por milagro se entiende una acción extraordinaria, en
C A P Í T U L O XII.
c u y a v i r t u d D i o s , a u t o r y o r d e n a d o r s u p r e m o del u n i v e r -
so, interviene en s u o b r a , n o y a p a r a c o m u n i c a r á l o s
s i g u i e n t e r e l a c i ó n de a b s o l u t a n e c e s i d a d . E l u n i v e r s o es e m i n e n t e m e n t e t o d a su actividad y v i r t u d , puede p r o d u -
mentos que las componen, y las propiedades que nacen á que se extienden los séres c u y a eficacia es finita, d e f e c -
16
quiso se s u j e t a s e n l o s s é r e s criados, lo p u e d a h a c e r , c o n - s u l t á n entre esta a c t i v i d a d y los e f e c t o s q u e p r o d u c e . D i -
que basta á la h e r m o s u r a " del todo. L a o b s e r v a c i ó n a t e s - v a m e n t e , esto es, en c u a n t o s e ñ a l a el orden que sigue el
y darles p a r t i c u l a r d i r e c c i ó n , sin alterar por esto en lo los términos de la relación se añade ó q u i t a una m i s m a
d a d e r a m e n t e d i v i n a l a c o n d e s c e n d e n c i a i n e f a b l e de a q u e l l a s ú l t i m a s c o n s e c u e n c i a s de cada estado i n i c i a l , no p u e -
l a n a t u r a l e z a i n t e l e c t u a l y m o r a l á la s u s t a n c i a m a t e r i a l , m e n t e con l a s a c c i o n e s , m o v i m i e n t o s y f e n ó m e n o s de l a s
c i e g a é i n c o n s c i e n t e . D i o s h a p u e s t o á la c r i a t u r a r a c i o - s u s t a n c i a s a t ó m i c a s ó m a t e r i a l e s , y D i o s c o n o c e l a s rela-
nal en la c u m b r e y c i m a de sus obras. M i r á n d o l a á e l l a , ciones que deben resultar entre las u n a s y l a s otras. C o n
el a l m a h u m a n a , c u y a f u e r z a m e c á n i c a e s t a n p e q u e ñ a s i m p l e p r o b l e m a de m e c á n i c a , es un p r o b l e m a providen-
siete dias d e l relato de la creación f u e s e n de v e i n t e y cua- laborarent et septimum quemque ad m e m o r i a m beneficii creationis divino cultui dicarent
i t a fabricam hujus mundi, D e o inspirante, f a c t a m fuisse narrvít a c si D e u s s e x diebus quae
tro h o r a s c o m o los nuestros. S i n e m b a r g o , existe siempre í n e o c o n t i n e n t u r f e c i s s e t et s é p t i m o d i e a f a b r i c a c e s s a s s e t ; ut v e l ea r a t i o n e h o m i n e s a d
densidad, y e n v u e l t a t o d a en una a t m ó s f e r a g a s e o s a y ae- Biblique de la Création, y l a p r e c i o s a o b r i t a , e s c r i t a e n i n g l e s The preseni and past Ufe
of the globe b y D a v i d P a g e , d o n d e se e x p o n e n e n e s t i l o p o p u l a r m u c h a s de l a s c u e s t i o n e s
r i f o r m e que se e x t e n d í a p r o b a b l e m e n t e á u n m á s allá de q u e n o es p o s i b l e d e s e n v o l v e r en e s t e c a p i t u l o c o n l a h o l g u r a y e x t e n s i ó n c o n v e n i e n t e s .
historiador en e s t a f o r m a : «Y d i j o D i o s : H a y a e x p a n s i ó n l a s v a r i a s c a p a s de s e d i m e n t o s q u e se h a b í a n formado;
en m e d i o de l a s a g u a s , y separe l a s a g u a s de l a s a g u a s ; é m i l v e c e s se verifica aquello de
h i z o D i o s u n a e x p a n s i ó n (esto e s , un e s p a c i o ó e n s a n c h a -
E t mare contrahitur, sicca¡que est campus arena;
m i e n t o ) , y a p a r t ó l a s a g u a s inferiores (extendidas c o m o quod modo pontus erat: quosque altum texerat aequor
existunt montes x,
v a s t o o c é a n o por la r e d o n d e z de l a tierra) de l a s superio-
res (que en f o r m a de v a p o r e s t a b a n s u s p e n d i d a s en la a t - h a s t a que al cabo de s i g l o s i n n u m e r a b l e s el i m p e r i o del
m ó s f e r a ) , y f u é a s í , y l l a m ó D i o s á l a e x p a n s i ó n cielos, y f u e g o cede al de l a s a g u a s , y el g l o b o a p a r e c e en un e s -
f u é la t a r d e y la m a ñ a n a el d í a s e g u n d o . » tado de aparente q u i e t u d . P o r efecto de una enorme
A l d e s c r i b i r el s a g r a d o historiador este s e g u n d o p r o d i - e v a p o r a c i ó n , extiéndese sobre la tierra una a t m ó s f e r a t i -
digio del A l t í s i m o , s a b e que a ú n no e s t á a c a b a d a la o b r a , bia, b r u m o s a y s a t u r a d a de e l e m e n t o s v o l á t i l e s , q u e c a -
y q u e a q u e l l o s dos i n m e n s u r a b l e s d e p ó s i t o s , es á saber, y e n d o en l l u v i a s d i l u v i a l e s , d e s a g r e g a n y arrastran en p o s
l a tierra y la a t m ó s f e r a que la r o d e a , se v a n p r e p a r a n d o de sí c u a n t o e n c u e n t r a n al p a s o ; y la v i d a v e g e t a l , f a v o -
en n a t u r a l e s h a b i t a c i o n e s para l o s s é r e s q u e c o n el t i e m - r e c i d a por t a l e s c i r c u n s t a n c i a s , se desarrolla con una
po los h a n de a d o r n a r , y c u y o s p r i m e r o s representantes energía q u e no sólo s o b r e p u j a i n m e n s a m e n t e todo lo que
y a h e m o s visto a p a r e c e r en l a s f o r m a c i o n e s de los t e r r e - h a b i a aparecido en la é p o c a anterior, sino q u e no h a s i d o
nos primitivos: m a s m i e n t r a s a g u a r d a el final de e s t a s u p e r a d a en a d e l a n t e . «Nada en la época a c t u a l , dice P o z -
o p e r a c i o n , se le p r e s e n t a otra t e r c e r a q u e i n m e d i a t a m e n t e z y , ni a ú n en la m á s v i g o r o s a y l o z a n a v e g e t a c i ó n de l o s
pasa á describir. trópicos, p u e d e dar idea de l a m a g n i f i c e n c i a de l a flora en
L a s m a t e r i a s q u e f o r m a n el interior de la tierra, s o m e - este período.» « E s t a f u é v e r d a d e r a m e n t e , añade Hugo
t i d a s por u n a parte á la a l t í s i m a t e m p e r a t u r a y por otra á Miller 2, la é p o c a de l a s y e r b a s y de l a s p l a n t a s que l l e -
l a a c c i ó n del sol y de la l u n a , q u e a u n q u e no v i s i b l e s t o - v a n s e m i l l a . » U n m a n t o t u p i d í s i m o de v e r d u r a c u b r í a y
d a v í a e j e r c e n y a en nuestro g l o b o p o d e r o s í s i m a i n f l u e n c i a , a l f o m b r a b a t o d a la tierra. L a s p l a n t a s c r i p t ó g a m a s y f a -
r o m p e n l a endeble c o r t e z a q u e l a s m a l c o n t i e n e , la r e s q u e - n e r ó g a m a s o s t e n t a b a n t o d a la _opulencia de su f r o n d o s i -
b r a j a n por m i l p a r t e s , y s u r g i e n d o i m p e t u o s a s en f o r m a dad y la g r a c i a y e l e g a n c i a de sus f o r m a s . L o s h e l e c h o s ,
de chorros ó c o l u m n a s líquidas f o r m i d a b l e s , alteran p r o - con la r i q u í s i m a v a r i e d a d de m á s de ciento y cincuenta
f u n d a m e n t e su e x t r u c t u r a . A v u e l t a s de .mil catástrofes e s p e c i e s , y a d e s p a r r a m a b a n sobre el s u e l o l a s r i q u e z a s de
e s p a n t o s a s (ora s ú b i t a s y v i o l e n t a s , c o m o s o s t e n í a n a n t i - sus h o j a s , y a esbeltos y a r b o r e s c e n t e s se l e v a n t a b a n h a s -
g u a m e n t e los g e ó l o g o s , ora l e n t a s y g r a d u a l e s , c o m o sos- ta treinta y c u a r e n t a p i é s de altura, c i m b r e a n d o en su e x -
tiene h o y la m a y o r parte) pero de c u y a f u e r z a y e f e c t o s t r e m i d a d una c o p a ó p e n a c h o de h o j a s h e n d i d a s y d i b u -
no p o d e m o s f o r m a r i d e a por l a s q u e se verifican á v e c e s j a d a s c o m o el e n c a j e m á s delicado. L a s s i g i l a d a s , con un
en el m u n d o , l e v á n t a n s e las i s l a s y l o s c o n t i n e n t e s , hún- tronco de t r e s m e t r o s de e s p e s o r , e r g u í a n sus c i m a s p l u -
d e n s e los m a r e s , r e c o g i é n d o s e en ellos la i n m e n s i d a d de m o s a s h a s t a setenta y cinco p i é s de e l e v a c i ó n , y hasta no-
l a s a g u a s ; mil v e c e s se c h o c a n y m e z c l a n y s o b r e p o n e n v e n t a l o s l e p i d o d e n d r o s . D e b a j o de estas y e r b a s a r b o r e s -
N el c a p í t u l o a n t e r i o r , al d e s e n v o l v e r l o s p r o - r e d u c e n á u n solo t i p o y á u n solo s é r , o r i g e n de t o d a l a
N el c a p í t u l o a n t e r i o r , al d e s e n v o l v e r l o s p r o - r e d u c e n á u n solo t i p o y á u n solo s é r , o r i g e n de t o d a l a
c i ó n n a t u r a l de los séres, pretenden que en él se manifies- que sigue y con l o s q u e c o e x i s t e n , por r e l a c i o n e s mara-
v i l l o s a s de un p l a n m a g n í f i c o , g r a n d i o s o y u n i v e r s a l . E s -
1 Sobre esto m e r e c e leerse lo que dice el docto naturalista americano Asa Gray,
to s e g u r a m e n t e es a l g o m á s q u e m e r a evolucion física
p a r t i d a r i o de D a r w i n , en u n a o b r a que a c a b a de p u b l i c a r c o n e l t í t u l o de Natural Scien-
ce and Religión ( N e w - Y o r c k 18S0.) L e c t u r a s e g u n d a . natural, a l g o m á s l e v a n t a d o y s u b l i m e que la trasmutación
2 E l c o n d e G a s t ó n de S a p o r t a e n su l i b r o a d m i r a b l e Le monde desplantes avant, l'ap-
de las formas específicas sometidas á condiciones exteriores,
parition de l'homme. P a r í s 1 8 7 9 , p . 26.
a l g o m á s p r e c i s o y c o n c r e t o que l a selección natural en la
se refiere á la c o n c i l i a c i ó n y c o r r e s p o n d e n c i a entre l o q u e
lucha por la existencia; y si el h o m b r e ha de e n t e n d e r algo
e n s e ñ a e n este p u n t o l a c i e n c i a m á s a u t o r i z a d a , y lo q u e
de l o s f e n ó m e n o s v i t a l e s que se suceden a n t e su v i s t a , e s
d i c e n l a fe y l a r e v e l a c i ó n .
p r e c i s o q u e , l e v a n t a n d o su m i r a d a m á s a l l á de e s o s p r i n -
T o d o s c o n v i e n e n e n q u e el h o m b r e es l a c r i a t u r a m á s
c i p i o s q u e , á u n s i e n d o v e r d a d e r o s , no serian sino secun-
n o b l e , m á s b e l l a , m á s p e r f e c t a y r i c a m e n t e d o t a d a entre
d a r i o s y m e d i a t o s , v e a e n el desarrollo g r a d u a l de l o s sé-
t o d a s l a s que s e o f r e c e n á n u e s t r a c o n t e m p l a c i ó n y e s t u d i o .
r e s un p l a n ó d e s i g n i o p r e c o n c e b i d o , u n a i d e a d i v i n a q u e
L a g r a n c o l u m n a de l o s s é r e s en q u i e n r e s p l a n d e c e l a v i d a ,
d a u n i d a d , o r d e n y h e r m o s u r a al universo y para c u y a rea-
d i c e un n a t u r a l i s t a p o e t a , c o n s u b a s e p l a n t a d a en l a p r o -
l i z a c i ó n f u é n e c e s a r i o que e s t u v i e s e n en a c t i v a c o r r e s p o n -
f u n d i d a d de los m a r e s , se l e v a n t a l l e v a n d o en su a l r e d e d o r
d e n c i a t o d a s l a s f u e r z a s de l a n a t u r a l e z a r e l a c i o n a d a s en-
esculpida, como las antiguas columnas triunfales, variedad
tre sí y a d a p t a d a s l a s u n a s á las otras p o r u n a inteli-
i n f i n i t a d e f o r m a s , o r a g e r o g l í f i c a s , ora reales y a c t u a l e s ,
gencia infinita.
y o s t e n t a en s u c ú s p i d e á m a n e r a de h e r m o s o c a p i t e l q u e
d a b e l l e z a y p e r f e c c i ó n al t o d o , al s é r h u m a n o , i n t e l i g e n -
ORÍGEN DEL HOMBRE. te, racional y responsable
p a r a s u e s c l a r e c i m i e n t o , en e s p e c i a l , en a q u e l l a p a r t e que as the ornatelv sculptured capital w h i c h imparts beauty to the w h o l e , reasoning respcn-
sible man. ( H u g h Miller.)
IQ
c a c i o n con su e s p e c i e , le d a l a p o r t e n t o s a f a c u l t a d de ana- incomunicable naturaleza. Porque como ha demostrado
l i z a r y ordenar el p e n s a m i e n t o , p r o n u n c i a r l e al oido, p i n - -con toda e v i d e n c i a la e t n o g r a f í a , la a r q u e o l o g í a y la h i s -
t a r l e á los o j o s , d i f u n d i r l e de un lado á otro de la tierra, y toria, no h a y pueblo a l g u n o de la tierra, por d e g r a d a d o y
t r a n s m i t i r l e á l a s g e n e r a c i o n e s q u e no h a n n a c i d o aún. S u e m b r u t e c i d o que esté, que no use de a l g u n a m a n e r a de
a l m a sobre todo, destello de la l u z i n c r e a d a , p u r í s i m a ema- l e n g u a j e p a r a la e x p r e s i ó n de sus ideas, que no t e n g a no-
n a c i ó n de la e t e r n a s a b i d u r í a , s u s t a n c i a s i m p l e , i n d i v i s i - c i o n e s ó principios de m o r a l i d a d , a n á l o g o s á l o s que g u i a n
b l e , i n m o r t a l , a n i m a y e s c l a r e c e la parte c o r p ó r e a y pere- la v i d a social de l a s n a c i o n e s m á s c u l t a s y a d e l a n t a d a s ,
cedera de su sér, y e n c a r a m á n d o l a sobre t o d a la n a t u r a l e z a q u e no sea m á s ó m é n o s p e r f e c t i b l e en sus f a c u l t a d e s , q u e ,
visible, la acerca y asimila á la suprema inteligencia. E n e n fin, no t e n g a a l g u n a p r á c t i c a ó i d e a religiosa m á s ó m é -
e l l a brilla la l u z e s p l e n d o r o s a del p e n s a m i e n t o y l a f u e r z a n o s pervertida, pero que i n d i q u e y s u p o n g a la idea de la
i n c o n t r a s t a b l e de la idea y del d i s c u r s o . M á s a g u d a que la D i v i n i d a d . Por otra p a r t e , estos caractères y d i s t i n t i v o s
s a e t a en la p e n e t r a c i ó n , m á s v e l o z que el r a y o en su m o - no pueden ser desarrollo de otras c u a l i d a d e s i n f e r i o r e s ,
v i m i e n t o , m á s extendida que l o s c i e l o s en su c o m p r e n s i ó n , c o m o son, por e j e m p l o , a l g u n a s que v e m o s en l o s b r u t o s
a b r a z a de u n a o j e a d a t o d o s l o s s é r e s , y s u b i e n d o h a s t a la i r r a c i o n a l e s , sino que son e f e c t o de una f u e r z a í n t i m a q u e
r a z ó n de su e x i s t e n c i a , v e e n e l l a la g r a n c a d e n a que los a n i m a al h o m b r e , que dirige todos s u s a c t o s , q u e i n f l u y e
e n l a z a y c o l u m b r a la m a n o o m n i p o t e n t e q u e la sostiene. e n las l e y e s fisiológicas de su o r g a n i s m o , y q u e tiene su
A s í se l e v a n t a al c o n o c i m i e n t o del Sér D i v i n o ; y á la so- m á s espléndida c o r o n a c i o n en la i n t e l i g e n c i a y en el d i s -
b e r a n a l u z que d e s t e l l a del a b i s m o de la a l t í s i m a E s e n c i a , c u r s o ; nuestra a l m a , en fin, s i m p l e , espiritual, c r i a d a d i -
d e s c u b r e el orden m o r a l , el l a z o i n v i s i b l e q u e u n e á todos r e c t a m e n t e por D i o s , y tan superior á la de los a n i m a l e s
l o s séres entre sí, y e n l a z a d o s l o s p o n e en r e l a c i ó n con la inferiores, cuanto ésta se ordena ú n i c a m e n t e á la o r g a n i -
D e i d a d S o b e r a n a ; así siente en su espíritu la d u l c e eficacia z a c i ó n y v i d a del cuerpo y con él p e r e c e , y la n u e s t r a se
de la v i r t u d , el respeto á s u s s e m e j a n t e s , el a m o r á la l e v a n t a á ser i m á g e n de la s u s t a n c i a divina y l l e v a en sí
v e r d a d , y sobre t o d o , el í n t i m o religioso s e n t i m i e n t o de la destinos i n m o r t a l e s .
E s e n c i a divina, que d e s p r e n d i é n d o l e de t o d a s l a s criatu- P o r q u e a n a l i z a n d o la í n t i m a n a t u r a l e z a de estos c a r a c -
ras, le m u e v e á b u s c a r en el C r e a d o r la c a u s a y el fin de tères, v e m o s con t o d a claridad q u e en lo que t o c a al l e n -
su e x i s t e n c i a , c o m o el p r i n c i p i o y el t é r m i n o de t o d a feli- g u a j e , por e j e m p l o , los h e c h o s m e j o r a v e r i g u a d o s , c o m o
cidad I.
dice el P . C a r b o n e l l e m u e s t r a n la diferencia esencial q u e
E s t o s c a r a c t è r e s ó p r o p i e d a d e s del h o m b r e no son efec- existe entre el l e n g u a j e del h o m b r e y el de l o s a n i m a l e s .
to ó r e s u l t a d o de l a s c o n d i c i o n e s del c l i m a , de la e d u c a - E l h o m b r e al hablar (continúa este docto escritor) quiere
c i ó n ó del c o n t a c t o con p o r c i o n e s del l i n a j e h u m a n o más c o m u n i c a r á otros su p e n s a m i e n t o ; el a n i m a l i n t e n t a otra
p r i v i l e g i a d a s s o b r e l a s d e m á s , sino u n i v e r s a l e s , constan- c o s a m u y diferente. P a r a el p r i m e r o e s t a e x p r e s i ó n y co-
t e s , i n h e r e n t e s á n u e s t r a e s p e c i e , y por lo tanto e s e n c i a - m u n i c a c i ó n son c o s a s c o n o c i d a s y e x p l í c i t a m e n t e q u e r i d a s
l e s á nuestro espíritu y d e r i v a d a s de s u p r o p i a , íntima é é intentadas; para el s e g u n d o no s o n m á s q u e un medio
de e x p o n e r , e s d e f e n d i d a h o y p o r h o m b r e s d o c t í s i m o s e n DENCIA.
c i e n c i a s n a t u r a l e s y n o m é n o s o r t o d o x o s en m a t e r i a s d e
f e y e n s e ñ a n z a t e o l ó g i c a , e n t r e o t r o s , p o r el P . P i a n c i a n i LA FORMA DE LA TIERRA.
que la e x p u s o y a d o p t ó en s u c é l e b r e Cosmogonía, obra
p u b l i c a d a en R o m a c o n l a s c e n s u r a s y a p r o b a c i o n e s e c l e -
NO de l o s p u n t o s de d o c t r i n a q u e , s e g ú n el a u t o r
siásticas regulares.
de l o s Conflictos, han dado ocasion á diferencias
3-° Según una tercera explicación, el d i l u v i o n o s ó l o
ó q u e r e l l a s de l a c i e n c i a c o n t r a l a f e , es el r e l a t i -
debe r e f e r i r s e ú n i c a m e n t e al h o m b r e , s i n o á u n á l a p a r t e
v o á l a f o r m a d e n u e s t r o g l o b o , c u a l si l a S a g r a d a
p r i n c i p a l de l a h u m a n i d a d , de s u e r t e que b i e n h a b r í a p o -
E s c r i t u r a y l a I g l e s i a p o r el c o n s i g u i e n t e h u b i e s e n e n s e -
dido s u c e d e r que p u e b l o s ó n a c i o n e s m á s a l e j a d a s de e s t e
ñ a d o c o m o d o g m a d e f e q u e l a f o r m a de la t i e r r a e s l l a n a
centro ó masa principal, como sería, por ejemplo la raza
y no e s f é r i c a , c o m o d e m u e s t r a l a c i e n c i a a c t u a l m e n t e .
n e g r a , ú n i c a d o n d e f a l t a l a t r a d i c i ó n del d i l u v i o , e s c a p a -
E n p r i m e r l u g a r , n a d a h a y en el t e x t o b í b l i c o q u e d e -
ran del c a s t i g o d i v i n o . E s t a teoría l i m i t a a ú n m á s l a a c -
m u e s t r e l o q u e p r e t e n d e el a u t o r . E n e s t e , c o m o e n o t r o s
ción del d i l u v i o ; m a s sin r e c h a z a r l a c o m o f a l s a ó h e r é t i c a ,
p u n t o s , l a B i b l i a u s a el l e n g u a j e u s u a l entre l o s h o m b r e s ,
p u e s t o que no e s c o n t r a r i a á n i n g u n a p r o p o s i c i o n d e f i n i d a
p u e s c o n e l l o s h a b l a ; q u e r e r d e d u c i r de t a l e s e x p r e s i o n e s ó
por l a I g l e s i a , p a r e c e p r e f e r i b l e a t e n e r n o s á l a teoría p u e s -
f o r m a s de h a b l a r a r g u m e n t o s c i e n t í f i c o s , e s s a c a r l a s c o -
t a e n s e g u n d o l u g a r , a d m i t i e n d o l a u n i v e r s a l i d a d del d i l u -
v i o c o n r e l a c i ó n al l i n a j e h u m a n o u n i v e r s a l , pero e x c e p - s a s de q u i c i o , p r o c e d e r c o n m a l a ó d u d o s a f e , y de t o d a s
20
i n t r o d u c i r y c o l o c a r en el a r c a c o n s t r u i d a p o r N o é l a s e s -
p e c i e s de a n i m a l e s q u e h a b i a á la s a z ó n en l a t i e r r a , e s
c l a r o que si el d i l u v i o n o se e x t e n d i ó m á s a l l á de l a p a r t e
de n u e s t r o g l o b o h a b i t a d a p o r l a h u m a n i d a d , no habia
p a r a qué p e n s a r en l a s a l v a c i ó n de l o s s é r e s v i v i e n t e s q u e
e s t a b a n f u e r a de este c í r c u l o ; y á u n este c a s o , c o m o d i c e C A P Í T U L O XVI.
un docto escritor p u e d e m u y b i e n a d m i t i r s e que t a m p o -
co era n e c e s a r i o que l a s o l i c i t u d de N o é s e e x t e n d i e s e m á s
que á los a n i m a l e s d o m é s t i c o s ó que p o d í a n servir al a l i - OBJECIONES C I E N T Í F I C A S . — L A FORMA DE LA T I E R R A .
de e x p o n e r , e s d e f e n d i d a h o y p o r h o m b r e s d o c t í s i m o s e n DENCIA.
c i e n c i a s n a t u r a l e s y n o m é n o s o r t o d o x o s en m a t e r i a s d e
f e y e n s e ñ a n z a t e o l ó g i c a , e n t r e o t r o s , p o r el P . P i a n c i a n i LA FORMA DE LA TIERRA.
que la e x p u s o y a d o p t ó en s u c é l e b r e Cosmogonía, obra
p u b l i c a d a en R o m a c o n l a s c e n s u r a s y a p r o b a c i o n e s e c l e -
NO de l o s p u n t o s de d o c t r i n a q u e , s e g ú n el a u t o r
siásticas regulares.
de l o s Conflictos, han dado ocasion á diferencias
3-° Según una tercera explicación, el d i l u v i o n o s ó l o
ó q u e r e l l a s de l a c i e n c i a c o n t r a l a f e , es el r e l a t i -
debe r e f e r i r s e ú n i c a m e n t e al h o m b r e , s i n o á u n á l a p a r t e
v o á l a f o r m a d e n u e s t r o g l o b o , c u a l si l a S a g r a d a
p r i n c i p a l de l a h u m a n i d a d , de s u e r t e que b i e n h a b r í a p o -
E s c r i t u r a y l a I g l e s i a p o r el c o n s i g u i e n t e h u b i e s e n e n s e -
dido s u c e d e r que p u e b l o s ó n a c i o n e s m á s a l e j a d a s de e s t e
ñ a d o c o m o d o g m a d e f e q u e l a f o r m a de la t i e r r a e s l l a n a
centro ó masa principal, como sería, por ejemplo la raza
y no e s f é r i c a , c o m o d e m u e s t r a l a c i e n c i a a c t u a l m e n t e .
n e g r a , ú n i c a d o n d e f a l t a l a t r a d i c i ó n del d i l u v i o , e s c a p a -
E n p r i m e r l u g a r , n a d a h a y en el t e x t o b í b l i c o q u e d e -
ran del c a s t i g o d i v i n o . E s t a teoría l i m i t a a ú n m á s l a a c -
m u e s t r e l o q u e p r e t e n d e el a u t o r . E n e s t e , c o m o e n o t r o s
ción del d i l u v i o ; m a s sin r e c h a z a r l a c o m o f a l s a ó h e r é t i c a ,
p u n t o s , l a B i b l i a u s a el l e n g u a j e u s u a l entre l o s h o m b r e s ,
p u e s t o que no e s c o n t r a r i a á n i n g u n a p r o p o s i c i o n d e f i n i d a
p u e s c o n e l l o s h a b l a ; q u e r e r d e d u c i r de t a l e s e x p r e s i o n e s ó
por l a I g l e s i a , p a r e c e p r e f e r i b l e a t e n e r n o s á l a teoría p u e s -
f o r m a s de h a b l a r a r g u m e n t o s c i e n t í f i c o s , e s s a c a r l a s c o -
t a e n s e g u n d o l u g a r , a d m i t i e n d o l a u n i v e r s a l i d a d del d i l u -
v i o c o n r e l a c i ó n al l i n a j e h u m a n o u n i v e r s a l , pero e x c e p - s a s de q u i c i o , p r o c e d e r c o n m a l a ó d u d o s a f e , y de t o d a s
20
ga la tierra sobre nacía, en el a i r e , s i n a p o y o ni a r r i m o a l - c i t a d o s p o r D r a p e r , si éste s e h u b i e s e t o m a d o l a p e n a d e
g u n o ; m á s a d e l a n t e , e n el c a p í t u l o x x x v m , v e r s í c u l o 1 3 l e e r l o s en su o r i g i n a l , h a b r í a v i s t o que lo que d i c e d e l o s
d e l m i s m o l i b r o , se d i c e : y aprehendiste los extremos de la tier- a n t í p o d a s , l e j o s de n e g a r , a f i r m a y s u p o n e l a d o c t r i n a d e
ra y sacudiste á los impíos de ella; e n el c a p í t u l o VIII, v e r - l a r e d o n d e z de la t i e r r a , p u e s en el c a p í t u l o i x del libro
mículo 26 d e l o s proverbios, l e e m o s t a m b i é n : aún 110 había x v i de la Ciudad de Dios, d i c e , que p a r a a d m i t i r la e x i s t e n -
hecho Dios la tierra ni los rios, ni los polos de la redondez de c i a de l o s a n t í p o d a s n o b a s t a q u e l a t i e r r a s e a r e d o n d a ,
la tierra-, y finalmente, Isaías nos representa á D i o s senta- ni q u e , s i é n d o l o , esté s e c a y d e s c u b i e r t a p o r l a s aguas,
do en la redondez de la tierra. E s t a s palabras demuestran s i n o que a d e m a s e s n e c e s a r i o d e m o s t r a r que l o s d e s c e n -
que las D i v i n a s Escrituras afirman más bien que niegan d i e n t e s d e A d á n , a t r a v e s a n d o l a i n m e n s i d a d del O c é a n o ,
la forma esférica de nuestro globo. L a Iglesia por su par- h a y a n p o d i d o l l e g a r a l l á ; lo c u a l le p a r e c e a b s u r d o á S a n
t e j a m a s s e h a o p u e s t o á e s t a e n s e ñ a n z a ; a n t e s v e m o s que A g u s t í n p o r l a dificultad de a t r a v e s a r en f r á g i l e s n a v e c i -
los Santos Padres S a n Clemente, Papa, San Gregorio de l l a s la i n m e n s i d a d del O c é a n o , dificultad n a c i d a simple-
Nazianzo, San Hilario, San Ambrosio, San Jerónimo, m e n t e de l o s e s c a s o s p r o g r e s o s de l a g e o g r a f í a , de l o s
S a n A g u s t í n , S a n I s i d o r o de S e v i l l a , S a n J u a n Damas- a t r a s o s d e l a n a v e g a c i ó n y de no c o n o c e r s e en t i e m p o d e l
c e n o , bien que considerando tal opinion c o m o p u r a m e n t e S a n t o ( c o m o n o se h a c o n o c i d o h a s t a h a c e p o c o s a ñ o s ) l a
filosófica y que n a d a t e n i a q u e v e r c o n el d o g m a , se e x - e x i s t e n c i a de l a s c o r r i e n t e s o c é a n i c a s , l a s c u a l e s , m á s que
p r e s a r o n de m a n e r a q u e d i e r o n á e n t e n d e r s u c r e e n c i a e n l a i n d u s t r i a ó c i e n c i a de l o s h o m b r e s , h a n c o n t r i b u i d o á l a
l a e s f e r i c i d a d de l a tierra; y si h u b o a l g u n o s a u t o r e s e c l e - poblacion de las tierras que caen b a j o nuestros piés. E n
s i á s t i c o s , c o m o C o s m e I n d i c o p l e u s t e , S e v e r i a n o de G a b a - l o q u e se refiere al P a p a Z a c a r í a s a c u s a d o del m i s m o c r i -
l a , T e o d o r o de M o p s u e s t i a y D i o d o r o de T a r s o , q u e s u - m e n , l a d i f i c u l t a d n o es m é n o s f á c i l d e r e s o l v e r ; p u e s si
p u s i e r o n lo c o n t r a r i o , s u a u t o r i d a d e s de t a n p o c o v a l o r l l a m ó perversa á la h i p ó t e s i s d e l o s a n t í p o d a s , esto f u é e n
q u e n o m e r e c e l a p e n a de c i t a r s e . E n l a E d a d Media es el c a s o (que e n t o n c e s se d a b a p o r s u p u e s t o ) de que l o s t a -
n o t o r i o q u e e s t a o p i n i o n f u é casi u n i v e r s a l ; el v e n e r a b l e l e s h o m b r e s n o f u e r a n d e s c e n d i e n t e s de A d á n . Ademas,
B e d a , R a b a n o Mauro, Alcuino, A d a m de B r e m a , H o n o - n u n c a p r e t e n d i ó el P a p a definir l a c o n t r o v e r s i a , ni a ú n en
r i o de A u t u n , G u i l l e r m o de C o n c h e s , V i c e n t e d e B e a u - lo que dijo habló como Pontífice y doctor universal. Acer-
v a i s , Alberto M a g n o , Santo T o m a s y otros m u c h o s , l a en- c a de este p u n t o de t e x t o s y a u t o r i d a d e s de e s c r i t o r e s e c l e -
señaron y dieron por demostrada siásticos, S a n t o s P a d r e s y áun R o m a n o s P o n t í f i c e s , es
P o r l o q u e t o c a á l o s a n t í p o d a s , si h u b o e s c r i t o r e s e c l e - n e c e s a r i o d i s t i n g u i r entre lo que e n s e ñ a n c o m o i n t é r p r e -
s i á s t i c o s que n e g a r o n s u e x i s t e n c i a , n o a p o y a r o n s u s a s e r - t e s de l a t r a d i c i ó n a c e r c a de l a s d o c t r i n a s reveladas y lo
tos ó negaciones e n las e n s e ñ a n z a s d e l a r e v e l a c i ó n , s i n o q u e d i c e n sobre c o s a s c i e n t í f i c a s . L a d o c t r i n a de l a f e
e n o p i n i o n e s filosóficas p a r t i c u l a r e s m á s ó m e n o s f u n d a d a s es e n ellos c o n s t a n t e , firmísima y universal; sus opi-
y de l a s c u a l e s p a r t i c i p a r o n t a m b i é n l o s a u t o r e s p r o f a n o s niones filosóficas ó científicas pueden ser defectibles, v a -
contemporáneos. A c e r c a de l o s t e x t o s de S a n Agustín r i a b l e s c o n el a n d a r d e l o s t i e m p o s y m á s ó m é n o s con-
f o r m e s con las mantenidas generalmente. Confundir unas
i E l q u e d e s e e v e r l a s c i t a s de e s t o s a u t o r e s p u e d e a c u d i r á l a d o c t í s i m a obra del
P . C a h i e r , Nouveaux Mélanges d'archéologie, p. 15 y s i g u i e n t e s . d o c t r i n a s c o n o t r a s e s c o n f u n d i r l o d i v i n o con l o h u m a n o ,
el cielo con la tierra, la ciencia y la revelación, y t r a s t o r - el s á b i o W i n d m a d s t , y e n 1545 salia á luz l a obra de
d i c e n s o b r e c o s a s científicas l o s q u e se v e n d e n p o r sus a q u e l l a g l o r i o s í s i m a e x p e d i c i ó n q u e l l e v ó á c a b o el d e s c u -
g o ó e s c r i t o r e c l e s i á s t i c o , i n t é r p r e t e n o de l a s e n s e ñ a n z a s s i t u a c i ó n de n u e s t r o g l o b o e n l a i n m e n s i d a d del espa-
1 Yaque se o f r e c e la o c a s i o n , s e r á b u e n o a d v e r t i r el r i g o r i s m o de c i e r t o s autores
te n u e s t r o m o v i m i e n t o á l o s c u e r p o s s i t u a d o s f u e r a d e l
respecto de l o s a n t i g u o s (sobre t o d o s i s o n e c l e s i á s t i c o s y o r t o d o x o s en c o s a s de f e ) y dicho sistema, c o m o es fácil verificarlo en los trenes de
s u l a x i t u d y b e n i g n i d a d en j u z g a r á o t r o s q u e n o t i e n e n e s t a s c o n d i c i o n e s . E n p l e n o s i -
g l o x i x , H e g e l h a d i c h o (en su Naturphilosophie, § 269) que «el m o v i m i e n t o de l o s c u e r -
los ferro-carriles. L u e g o , aunque Josué hubiese sabido
p o s c e l e s t e s n o es e f e c t o de i m p u l s o e x t e r i o r , s i n o l i b r e c o m o e l de l o s e s p í r i t u s ; que p o r - c o n c i e n c i a c i e r t a que l a t i e r r a y no el sol e r a q u i e n s e
q u e u n a p i e d r a es i n e r t e , y t o d a l a t i e r r a c o m o c o m p u e s t a de p i e d r a s lo es t a m b i é n , y l o s
c u e r p o s c e l e s t e s son s e m e j a n t e s á l a t i e r r a , n o p o r e s t o h e m o s d e d e c i r q u e e l l o s sean
m o v i a , h a b r í a debido h a b l a r c o m o h a b l ó y c o m o se h a -
t a m b i é n i n e r t e s ; q u e , en fin, el m o v i m i e n t o , l a p r e s i ó n , l a r e s i s t e n c i a , e l c h o q u e , el f r o - b l a r á s i e m p r e h a s t a el fin de l o s s i g l o s 2.
t a m i e n t o , v a l e n p a r a l a m a t e r i a c o m ú n y o r d i n a r i a , p e r o n o p a r a l a de l o s a s t r o s ; p o r q u e
e s v e r d a d q u e l a m a t e r i a e s i g u a l en u n o y en o t r o c a s o , p e r o n o s u s c u a l i d a d e s , así c o m o
u n p e n s a m i e n t o b u e n o y o t r o m a l o son p e n s a m i e n t o s , p e r o el m a l o n o es b u e n o , p o r q u e 1 S o b r e e s t o p u e d e l e e r s e e l c u r i o s o o p ú s c u l o del S r . D o n c e l y O r d a z La Universidad
el bueno s e a pensamiento.» R e p e t i m o s q u e e s t o s d e s a t i n o s se h a n s o l t a d o en p l e n o s i - de Salamanca en el Tribunal de la historia.
g l o xix. S i cualquier s i m p l e m o r t a l , en e s p e c i a l s i f u e s e c a t ó l i c o ó e c l e s i á s t i c o , l o s h u - 2 A p r o p ó s i t o de e s t e m i l a g r o de J o s u é , puede v e r s e l a d i s e r t a c i ó n d e l A b a t e M o i g n o
b i e s e e s t a m p a d o en a l g ú n l i b r o , n o h a b r í a e n el m u n d o b a s t a n t e s p u n t o s a d m i r a t i v o s p a r a e n el t o m o x x x i x de su r e v i s t a Les Mondes, p á g . 296 y s i g u i e n t e s .
e x p r e s a r l a s o r p r e s a y el e s c á n d a l o p r o d u c i d o p o r l a e n u n c i a c i ó n de t a l e s d e s v a r i o s . Pero-
l o s d i j o l a g r a n d e , l a p o d e r o s a , l a g i g a n t e s c a i n t e l i g e n c i a de H e g e l
m a n e r a de n u e s t r a t i e r r a , p u n t o m i c r o s c ó p i c o y q u e v e r -
LA TIERRA RESPECTO DE LOS CUERPOS CELESTES.
d a d e r a m e n t e s e p i e r d e de v i s t a l a n z a d o e n el e s p a c i o i n -
m e n s u r a b l e de l a c r e a c i ó n ; y c o n c l u y e , en fin, q u e s u p u e s -
O t r a de l a s f a l s a s a c u s a c i o n e s c o n t r a l a I g l e s i a , es l a
t o q u e e n l o s l í m i t e s e s t r e c h í s i m o s á que s e e x t i e n d e n u e s -
p r e p o n d e r a n c i a d a d a p o r ella á n u e s t r o g l o b o e n l a c o m -
t r a o b s e r v a c i ó n v e m o s t a n t a v a r i e d a d de s é r e s v i v i e n t e s ,
paración con los demás astros; á t a l a c u s a c i ó n se p u e d e
ora a c t u a l e s , ora q u e e x i s t i e r o n e n é p o c a s remotísimas,
r e s p o n d e r que l a I g l e s i a j a m a s h a e n s a l z a d o á la t i e r r a c o n
pero que han dejado sus huellas e n l a s e n t r a ñ a s de l a
d e s p r e c i o de l o s d e m á s a s t r o s .
t i e r r a , n o e s c o n f o r m e á b u e n a filosofía p r e t e n d e r q u e l o s
D e s d e q u e se h a n p r o p a g a d o l o s d e l i r i o s del e s p i r i t i s m o
s é r e s que p u e d a n v i v i r en l o s a s t r o s h a y a n de ser s e m e j a n -
e s m u y c o m ú n h a b l a r de l o s h a b i t a n t e s de l a s e s t r e l l a s y
t e s á l o s que c o n o c e m o s , y q u e á u n e n t o d o s i s t e m a l a
d e las tierras del cielo J. T o d o ello n o e s m á s que el mentir
v i d a debe e s t a r c i r c u n s c r i t a á l o s c u e r p o s que no e s t á n e n
de las estrellas. L a h i p ó t e s i s de l a h a b i t a c i ó n de l o s astros-
estado de ignición. «Por n u e s t r a p a r t e , c o n c l u y e , cree-
p u e d e d a r l u g a r á q u e se e s p l a y e l a i m a g i n a c i ó n sobre u n
m o s absurdo considerar tan vastas regiones como desier-
t e m a socorrido; pero j a m a s conducirá á ningún resulta-
tos inhabitados: d e b e n de e s t a r p o b l a d o s de s é r e s inte-
do s e g u r o y f o r m a l . Entre los hombres científicos q u e
ligentes y racionales capaces de conocer, honrar y amar á
han tratado sèriamente este punto h a y divergencia de opi-
s u C r i a d o r ; y q u i z á l o s m o r a d o r e s de e s o s a s t r o s s e a n m á s
n i o n e s . A l g u n o s , entre l o s c u a l e s s e c u e n t a el P . Angel
fieles que nosotros á los deberes que les impone su gra-
S e c c h i , g l o r i a de l a m o d e r n a a s t r o n o m í a , se i n c l i n a n á
t i t u d h á c i a A q u e l que l o s s a c ó de l a n a d a ; t a l v e z , y a s í
c r e e r q u e si b i e n l a v i d a , ó s e a n s u s m a n i f e s t a c i o n e s y
l o c r e e m o s , n o h a y a entre e l l o s n i n g u n o de e s o s s é r e s i n -
e f e c t o s en l o s c u e r p o s c e l e s t e s , n o s o n a c c e s i b l e s á n u e s -
fortunados que cifran su orgullo en negar la existencia y
t r o s s e n t i d o s á u n a y u d a d o s de l a f u e r z a p r o d i g i o s a d e l o s
l a i n f i n i t a s a b i d u r í a é i n t e l i g e n c i a de A q u e l á q u i e n d e b e n
t e l e s c o p i o s , l a a n a l o g í a de e s t o s c u e r p o s c o n el g l o b o q u e
la s u y a propia y la facultad de admirar tantas maravi-
conocemos y sobre el cual v i v i m o s n o s debe persuadir de
l l a s J .» A p e s a r de t a n d i s c r e t a s o b s e r v a c i o n e s d e l s á b i o
que t a m b i é n e n e l l o s e x i s t e n s é r e s v i v i e n t e s , a u n q u e t a l
á q u i e n d e b e l o s m a y o r e s a d e l a n t o s la a s t r o n o m í a f í s i c a ,
v e z dotados de otras propiedades y desarrollando su ener-
n o p o c o s e n c o n t r a r á n tal v e z de m u c h o v a l o r l a s razones
g í a nativa b a j o otras condiciones y modificaciones c l i m a -
c o n que otro a s t r ó n o m o no m é n o s d o c t o q u e el P . S e c c h i ,
t é r i c a s d i f e r e n t e s de l a s q u e v e m o s á n u e s t r o alrededor.
e s á s a b e r , el i l u s t r e M r . F a y e , p r e t e n d e p r o b a r l a i m p o -
A ñ a d e el a s t r o n o m o i l u s t r e q u e t i e n e p o b r e y m e z q u i n a
s i b i l i d a d de que s e a n h a b i t a d o s p o r s é r e s v i v i e n t e s los
i d e a d e l u n i v e r s o q u i e n se lo figura t o d o él m o d e l a d o á l a
c u e r p o s que v e m o s g i r a r s u s p e n d i d o s s o b r e n u e s t r a s c a -
I E s t e es el t í t u l o de u n a o b r a del f a m o s o C a m i l o F l a m m a r i o n , q u i e n m á s que n i n g ú n
b e z a s 2 . L a I g l e s i a p o r s u p a r t e no h a d i c h o ni d e f i n i d o
o t r o h a c o n t r i b u i d o á p r o p a g a r l a s d o c t r i n a s de l a h a b i t a c i ó n de l o s a s t r o s , e n v o l v i é n d o -
l a s c o n las t e o r í a s 6 e r r o r e s e s p i r i t i s t a s . P o r d e s g r a c i a e n E s p a ñ a , d o n d e a p e n a s s e c o n o -
c e n l o s l i b r o s de c i e n c i a v e r d a d e r a y f o r m a l , p u b l i c a d o s e n el e x t r a n j e r o , p e r o s í o t r o s 1 E n su o b r a El Sol, lib. V I I I , c. único, § I V .
Serena el cielo con su rayo amado; c i e n c i a . C o n esto p u d i é r a m o s dar esta d i s c u s i ó n por ter-
Rodéase en la cumbre m i n a d a . M a s no q u e r e m o s cerrarla sin m e n c i o n a r , a u n q u e
Saturno, padre de los siglos de oro, no sea sino de p a s o , un a r g u m e n t o g e n e r a l q u e h a venido
T r a s él la muchedumbre i n e s p e r a d a m e n t e á a p o y a r l a s e n s e ñ a n z a s a c e r c a de l a
D e l reluciente coro c r e a c i ó n , diluvio, t o r r e de B a b e l , y otras q u e r e g i s t r a n l o s
S u l u z va repartiendo y su tesoro. p r i m e r o s c a p í t u l o s del G é n e s i s . N o s r e f e r i m o s á l o s l l a -
m a d o s textos cuneiformes.
N o e s p o s i b l e fijar l o s o j o s ni el pensamiento
L o s grandiosos descubrimientos hechos recientemente
e n a q u e l l o s sitios donde a n t i g u a m e n t e estuvieron a s e n t a -
E n este gran trasunto
d a s l a s f a m o s a s c i u d a d e s de N í n i v e , B a b i l o n i a , C a l a c h ,
D o v i v e mejorado
S i p p a r a , E r e c h , L a r s a m y U r , l l e v a r á n á l a posteridad
L o que es, lo que será, lo que ha pasado,
r o d e a d o s de l u z i m p e r e c e d e r a los n o m b r e s de B o t t a , L a -
s i n p e r c i b i r la h a r m o n í a inefable que v i b r a en la c r e a c i ó n , y a r d , R a w l i n s o n , O p p e r t , S m i t h , y otros s á b i o s i l u s t r e s .
y el p e r f u m e de D i v i n i d a d que, al decir de un S a n t o P a - E l tesoro de ciencia e n c o n t r a d o en l a s m a g n í f i c a s b i b l i o -
dre, d e r r a m ó D i o s sabré la n a t u r a l e z a c o m o u n licor i n - t e c a s q u e d e s p u e s de estar s e p u l t a d a s por e s p a c i o de m u -
mortal. Los q u e no perciben e s t a divina h a r m o n í a , ni c h o s s i g l o s h a n v u e l t o á a p a r e c e r de n u e v o , f r a n q u e á n d o -
s i e n t e n la s u a v i d a d de esta f r a g a n c i a , s o n v e r d a d e r a m e n - n o s m i l l a r e s de libros escritos, no en papel ó p e r g a m i n o ,
te d e s g r a c i a d o s . N a d a n d o entre t a n t a s m a r a v i l l a s no t i e - sino en ladrillos, y escritos en una l e n g u a y c a r a c t é r e s de
nen o j o s p a r a v e r l a s , ni oidos p a r a oir lo que c a l l a n d o todo p u n t o perdidos, es r e a l m e n t e i n c a l c u l a b l e , S e r í a l a r -
p r e d i c a n , ni c o r a z o n e s p a r a l e v a n t a r su espíritu al co- g o entrar en p o r m e n o r e s a c e r c a de e s t a r i q u e z a . A n u e s t r o
n o c i m i e n t o del H a c e d o r , por el artificio a d m i r a b l e de s u s p r o p ó s i t o t o c a s o l a m e n t e recordar c ó m o entre m i l l a r e s de
c r i a t u r a s . F á l t a l e s el sentido.de D i o s , y d e s v a n e c i d o s en i n s c r i p c i o n e s y ladrillos de tierra c o c i d a que contienen t o d a
s u e r t e de m e m o r i a s h i s t ó r i c a s y de o b r a s científicas ó l i t e -
d i l u v i o c o m o c a s t i g o de D i o s por los p e c a d o s de los h o m -
rarias, han a p a r e c i d o r e c i e n t e m e n t e l o s f r a g m e n t o s de un
b r e s , c i r c u n s t a n c i a q u e o m i t e la tradición asiría de B e r o -
p o e m a caldeo, á quien su d e s c u b r i d o r , Jorge S m i t h , con
so. M a s l a s tres r e l a c i o n e s hablan del episodio de l a s a v e s
b a s t a n t e p r o b a b i l i d a d , a t r i b u y e u n a a n c i a n i d a d de u n o s
e n v i a d a s p o r N o é f u e r a del arca, c o m o t a m b i é n del s a c r i -
dos m i l años a n t e s de J e s u c r i s t o , y q u e e s por c o n s i g u i e n -
ficio ofrecido á l a D i v i n i d a d , despues de haberse s a l v a d o
te anterior á la c o m p o s i c i o n del G é n e s i s de Moisés. E n él
de la i n u n d a c i ó n . L a l e y e n d a c u n e i f o r m e c o n t i e n e a d e m a s
h a l l a m o s la tradición caldea a c e r c a de la c r e a c i ó n del m u c h o s p o r m e n o r e s a c e r c a de la c o n s t r u c c i ó n y l a s d i -
m u n d o , así c o m o en los f r a g m e n t o s de B e r o s o l e e m o s l a m e n s i o n e s del a r c a , su a p r o v i s i o n a m i e n t o , la b e n d i c i ó n ,
t r a d i c i ó n asiría a c e r c a de e s t a m i s m a historia; l a s c u a l e s l a a l i a n z a , la p u e r t a del arca cerrada, con otras circuns-
t r a d i c i o n e s , c o m p a r á n d o l a s con el t e x t o s a g r a d o , o f r e c e n t a n c i a s que c o n f i r m a n á m a r a v i l l a la n a r r a c i ó n de M o i s é s .
u n a s e m e j a n z a m a r a v i l l o s a q u e i n d i c a un origen c o m ú n .
S e r í a l a r g o d e m o s t r a r c ó m o lo que dice el G é n e s i s so-
E f e c t i v a m e n t e , l a s tres r e p r e s e n t a n al m u n d o primitivo
b r e el paraíso terrestre, la m a l d i c i ó n p r o n u n c i a d a contra
c o m o una m a s a i n f o r m e , el c a o s , el a b i s m o , el a g u a , m a -
nuestros primeros padres, las generaciones antidiluvia-
teria primordial de donde s u r g e el m u n d o o r g a n i z a d o ; l a
n a s , la torre de B a b e l , la historia de A b r a h a m , y otros
s e p a r a c i ó n del cielo y de la t i e r r a , c o m o t a m b i é n de l o s
p u n t o s i g u a l m e n t e controvertidos p o r l a c i e n c i a i n c r é d u -
c o n t i n e n t e s y de los m a r e s ; el orden q u e p o c o á p o c o v a
l a , han hallado m a g n í f i c a ilustración en l o s t e x t o s c u n e i -
a p a r e c i e n d o en t o d a s l a s partes d e l u n i v e r s o ; la f o r m a c i o n
formes.
del sol, de la l u n a y de l a s e s t r e l l a s , y l a o r d e n a d a s u c e -
A l considerar la i n e s p e r a d a c o n f i r m a c i ó n de la v e r d a d
sión de los t i e m p o s d e b i d a á l o s m o v i m i e n t o s de los a s -
b í b l i c a h a l l a d a en l o s ladrillos de l a s bibliotecas de A s i r í a ,
tros; la p r o d u c c i ó n de los a n i m a l e s d i v i d i d o s en v a r i a s c l a -
vienen n a t u r a l m e n t e á la m e m o r i a a q u e l l a s p a l a b r a s de
ses, y por ú l t i m o , la c r e a c i ó n del h o m b r e , c o n s t i t u i d o por
C r i s t o en que respondiendo á la t u r b a de f a r i s e o s q u e n o
D i o s rey de la n a t u r a l e z a . L a c o r r e s p o n d e n c i a l l e g a h a s t a
s u f r í a n en p a c i e n c i a que l o s p u e b l o s le a c l a m a s e n p o r R e y ,
l a s p a l a b r a s . A s í , por e j e m p l o : el tehom h e b r á i c o (el abis-
q u e v e n i a en n o m b r e de D i o s á s a l v a r el m u n d o , les d i -
mo) corresponde al tihamat c a l d e o (el mar e n g e n d r a d o r de
j o : Y o os digo q u e si estos c a l l a n , l a s p i e d r a s h a b l a r á n
todo) y al Thavatth de B e r o s o (la d i o s a Naturaleza de l o s
(01 XíOot xExpáíov-ai). S í ; en medio del trastorno universal de
babilonios). M a s si tan s i g u l a r e s c o i n c i d e n c i a s señalan
l a s ideas que h o y a g i t a al m u n d o , cuando por una parte los
el origen c o m ú n de l a s tres t r a d i c i o n e s , sus diferencias
p u e b l o s s i g u e n a c l a m a n d o á J e s ú s por D i o s y h o m b r e v e r -
i n d i c a n que l a relación bíblica e s l a m á s p u r a de l a s tres,
d a d e r o , cuando l o s m o d e r n o s f a r i s e o s q u i s i e r a n a h o g a r
p u e s á .una m a j e s t a d s u b l i m e en l a s f o r m a s , j u n t a i n m a -
e s t a v o z , y cuando una ciencia de f a l s o n o m b r e p r e t e n d e
c u l a d a p u r e z a de doctrina, m i e n t r a s q u e l a s l e y e n d a s c a l -
h a b e r d e m o s t r a d o l a falsedad de las D i v i n a s Escrituras,
dea y a s i r í a están desfiguradas p o r e r r o r e s g r a v í s i m o s y
l a s piedras h a n h a b l a d o , p r o c l a m a n d o que la n a r r a c i ó n de
extrañas fábulas mitológicas.
M o i s é s , obra de i n s p i r a c i ó n divina, e s t á confirmada por l o s
I g u a l a n a l o g í a h a l l a m o s entre lo q u e del diluvio c u e n -
r a s t r o s que han quedado en los m o n u m e n t o s m á s a n t i g u o s
t a n B e r o s o y el p o e m a de I z d u b a r d , y l a n a r r a c i ó n b í b l i -
del m u n d o .
c a . C o n v i e n e n el texto caldeo y la B i b l i a en c o n s i d e r a r a l
•que a d v e r t i m o s entre l a r e a l i d a d de l o s acontecimientos
q u e v e m o s y su i n t e r p r e t a c i ó n h i s t ó r i c a , d e m u e s t r a h a s t a
l a e v i d e n c i a que p a r a saber la verdadera historia huma-
na es f u e r z a a g u a r d a r el dia g r a n d e de l a s r e v e l a c i o n e s
C A P Í T U L O XVII.
d i v i n a s en q u e , c o m o d i c e l a S a g r a d a E s c r i t u r a , s e con-
d e n s a r á n l o s t i e m p o s de t o d a s l a s c o s a s .
A s í , l a p r u e b a y el a r g u m e n t o t o m a d o d e la historia,
OBJECIONES HISTÓRICAS. a u n q u e de algún valor, pocas veces es decisivo y conclu-
yele. M a s c o m o l o s e n e m i g o s de l a fe no c e s a n de a c u -
d i r á este a r s e n a l p a r a guerrear c o n t r a e l l a , será bien
A h i s t o r i a , d i c e C e r v a n t e s r e p i t i e n d o u n a f r a s e de
•descender á este t e r r e n o p a r a d e s h a c e r c o n l a l u z de l a
C i c e r ó n , es m a d r e d e l a v e r d a d , é m u l a del t i e m -
v e r d a d l o s f a n t a s m a s de l o s h e c h o s que p r e s e n t a n c o m o
p o , d e p ó s i t o de l a s a c c i o n e s , t e s t i g o de l o p a s a d o ,
c a u s a s , e f e c t o s ó m a n i f e s t a c i o n e s de l o s c o n f l i c t o s entre
e j e m b l o y a v i s o de l o p r e s e n t e , y a d v e r t e n c i a de
la Religión y la ciencia.
lo porvenir. A s í es, en efecto, cuando la historia es v e r -
L a p r i m e r a objecion, la m á s c o m ú n , y la que se tiene
d a d e r a . S i es f a l s a , si no r e f i e r e l o s h e c h o s t a l e s c o m o p a -
p o r i n c o n t e s t a b l e p o r c u a n t o s d e f i e n d e n la n a t u r a l o p o s i -
s a r o n , si no r e t r a t a c o n s u p r o p i a fisonomía y c o l o r i d o l o s
c i o n entre l a c i e n c i a y l a f e , c o n s i d e r a d a s e n s u d e s a r r o l l o
personajes que intervinieron en e l l o s , sino c o n el que
h i s t ó r i c o , e s el T r i b u n a l d e la I n q u i s i c i ó n . L a s o m b r a del
l e s p r e s t a n las p r e o c u p a c i o n e s del e s c r i t o r , si t u e r c e l a s
t e r r i b l e T r i b u n a l es, s e g ú n m u c h o s , la m a n c h a m á s n e g r a
s e c r e t a s i n t e n c i o n e s de l o s h o m b r e s , y no p r o c u r a e s t u -
q u e a f e a el c u e r p o de l a I g l e s i a , el oprobio del l i n a j e h u -
diar y p o n e r d e m a n i f i e s t o l o s a l t í s i m o s s e c r e t o s de D i o s
m a n o , y l a c a l a m i d a d y el e n e m i g o m á s f e r o z que h a t e -
escondidos en el fondo de l o s acontecimientos, y que
n i d o l a c i e n c i a . A l d e c i r de e l l o s , e s t a i n s t i t u c i ó n m a t ó l a
s e r e a l i z a n e n el a g i t a d o r e v o l v e r de l o s t i e m p o s y e n el
l i b e r t a d del p e n s a m i e n t o , p e r s i g u i ó c r u e l í s i m a m e n t e á l o s
c h o q u e e s p a n t o s o de l a s p a s i o n e s h u m a n a s , la h i s t o r i a , en
h o m b r e s c i e n t í f i c o s q u e se l a n z a r o n f u e r a del e s t r e c h o
l u g a r de l u z d e r r a m a t i n i e b l a s , y e n v e z de e n s e ñ a r á l o s
c í r c u l o de l a s f ó r m u l a s r e c i b i d a s g e n e r a l m e n t e , a m e d r e n t ó
hombres, los pervierte y desmoraliza y conduce á sende-
con sus persecuciones y procedimientos á los espíritus
r o s de p e r d i c i ó n . P o r d e s g r a c i a , de no p o c a s que p a s a n por
m á s gallardos, y derramó espesas tinieblas en aquellos
h i s t o r i a s , se p u e d e d e c i r q u e l a r e l a c i ó n de l o s a c o n t e c i -
horizontes que debían ser iluminados por los esplendores
mientos h u m a n o s tal c o m o en ellas consta, m á s se acer-
de l a s a b i d u r í a ; l o s s i g l o s q u e ejerció su autoridad é in-
c a á l a f á b u l a que á l a h i s t o r i a v e r d a d e r a . E n l a m a y o r
fluencia este T r i b u n a l , h a y que c o n t a r l o s por c o n s i g u i e n t e
parte de sus páginas no hallamos ordinariamente más
e n t r e l o s m á s a c i a g o s p a r a l a h i s t o r i a de l a c u l t u r a h u m a n a .
q u e errores, p r e o c u p a c i o n e s y f a l s e d a d e s . H a y e s c r i t o r e s
en cuyos libros la verdad m i s m a seduce y engaña. Todo E s t a s a c u s a c i o n e s y q u e r e l l a s c o n t r a el T r i b u n a l de l a
l e s s i r v e p a r a s u s fines, p a r a s e d u c i r á l o s i n c a u t o s y l l e - fe, h a n sido mil veces contestadas. Pero como los enemi-
v a r l a s c o s a s al c a m i n o d e s u s b a j o s y r u i n e s i n t e n t o s . L o g o s d e l a v e r d a d no s e c a n s a n d e r e p e t i r l a s en libros, fo-
r o r e s de l a s g u e r r a s c i v i l e s , sólo en la e s p a n t o s a n o c h e
A c e r c a de l a s p e r s o n a s n o h a y sino r e c o r r e r m u y á l a
de S a n B a r t o l o m é h u b o m á s v í c t i m a s del f a n a t i s m o r e l i -
l i g e r a l o s n o m b r e s de l o s p r o c e s a d o s p o r l a I n q u i s i c i ó n ,
g i o s o , que l a s q u e h i z o el S a n t o O f i c i o d e s d e su funda-
p a r a c o n v e n c e r s e de que el d e c i r que este T r i b u n a l p e r s e -
c i ó n h a s t a su c a i d a . D e I n g l a t e r r a no h a y q u e hablar,,
g u í a el p e n s a m i e n t o y la c i e n c i a , es r i d i c u l a vulgaridad.
pueblo entonces m á s b á r b a r o y f e r o z que el c e n t r o y el
L a s víctimas de l a I n q u i s i c i ó n p u e d e n d i s t r i b u i r s e entre
M e d i o d í a del c o n t i n e n t e e u r o p e o , d e r r a m a b a l a s a n g r e á
judaizantes, moriscos, protestantes, nigromantes, alum-
torrentes I.» R e s p e c t o á esta última nación, añadiremos á
brados, confesores solicitantes y procesados por causas
l o que d i c e D . J u a n V a l e r a q u e , p o r c o n f e s i o n de l o s m i s -
p o l í t i c a s . E n t r e e l l o s n o h a l l a m o s n i n g ú n s á b i o ni s i q u i e -
m o s i n g l e s e s , su c ó d i g o p e n a l e n l o s s i g l o s x v i y x v n y
r a de s e g u n d o o r d e n , n i n g ú n e s c r i t o r i n s i g n e , n i n g ú n o r a -
p a r t e del XVIII es el o p r o b i o d e l g é n e r o h u m a n o .
d o r , t e ó l o g o , filósofo ó m o r a l i s t a m e d i a n o ; t o d o s s o n g e n -
L o de q u e l a I n q u i s i c i ó n s e e n s a ñ ó p r i n c i p a l m e n t e c o n
te o s c u r a , de p o c a s l e t r a s é i n g e n i o . L o s ú n i c o s h o m b r e s d e
l o s h o m b r e s c i e n t í f i c o s , sólo p u e d e d e c i r l o q u i e n no h a y a
v a l e r que o c u r r e n al h o j e a r l a s p á g i n a s de l a h i s t o r i a i n -
siquiera atravesado los umbrales de la historia. Por lo
q u i s i t o r i a l , s o n el A r z o b i s p o C a r r a n z a , el m a e s t r o F r . L u i s
q u e t o c a á E s p a ñ a , d o n d e al d e c i r de m u c h o s a n d a b a m á s
de L e ó n , F r a n c i s c o S á n c h e z de l a s B r o z a s y a l g u n o s p o -
v i v o q u e e n n i n g u n a o t r a p a r t e el f u e g o de l a s hogueras
c o s m á s . P r e s c i n d i e n d o de l a s p a s i o n e s y m i s e r i a s h u m a -
d e l S a n t o O f i c i o , b a s t a a b r i r l o s Indices expurgatorios, esos
n a s q u e s e m e z c l a r o n e n a l g u n o s de estos p r o c e s o s , y de
Indices tan citados por los que ni s i q u i e r a l o s h a n v i s t o
l o s c u a l e s n o c a b e la m e n o r c u l p a á l a Inquisición, dire-
por el f o r r o , p a r a leer e n e l l o s l a r e s p u e s t a m á s v i c t o r i o s a
m o s con el j o v e n y a v e n t a j a d o e s c r i t o r D . M a r c e l i n o M e -
á t a l e s c a l u m n i a s . E n e l l o s n o a p a r e c e n i n g u n o de los
n e n d e z P e l a y o 2 , q u e «si l a I n q u i s i c i ó n p e r s i g u i ó á C a r r a n -
n o m b r e s que h a n d e j a d o h u e l l a en la h i s t o r i a d e l a s c i e n -
1 Nuestro amigo D. Manuel Cañete.
cias. Allí v e m o s prohibidos libros obscenos antiguos 6
2 V é a s e l a h o j a l i t e r a r i a d e l p e r i ó d i c o La España del s á b a d o 1 9 de M a r z o de 1877.
L o s a r t í c u l o s p u b l i c a d o s en La España f u e r o n r e u n i d o s p o r su a u t o r en el p r e c i o s o é i n -
i D i s c u r s o del E x c m o . S r . D . J u a n V a l e r a , c o n t e s t a n d o a l d e l E x c m o . S r . D . G a s p a r
t e r e s a n t í s i m o l i b r o La Ciencia española
N u n e z de A r c e , en l a A c a d e m i a de l a L e n g u a , p á g . 6 9 .
z a , f u é por h a b e r e n s e ñ a d o doctrina de sabor l u t e r a n o , y E s p a ñ a , débese á la I n q u i s i c i ó n el que entre l o s i n g e n i o s
el d u r a r tanto s u p r o c e s o se debió á la c a l i d a d del reo, q u e que aquí florecieron, q u e f u e r o n sin d u d a a l g u n a l o s m a -
e r a n a d a m é n o s que A r z o b i s p o de T o l e d o , teólogo i n s i g - y o r e s y m á s a v e n t a j a d o s de aquel t i e m p o , t a n atrevidos a l -
n e a d e m a s , y p o r contera blanco de los tiros de un p a r t i - g u n o s de ellos y de espíritu tan g a l l a r d o y g e n e r o s o en
d o . L o de F r . L u i s de L e ó n f u é n e g o c i o m u y hondo y p e - s u s e s p e c u l a c i o n e s , no hubiese n i n g u n o q u e s a l v a n d o to-
l i a g u d o . S u s a c u s a d o r e s eran h o m b r e s de no v u l g a r i n g e - d o s los lindes y a t r e p e l l a n d o todos los r e s p e t o s , h a y a t a -
n i o , y por eso d u r ó t a n t o la c a u s a ; m a s ni B a r t o l o m é de l a d o el c a m p o y d e v a s t a d o l o s d o m i n i o s de la sabiduría.
M e d i n a ni L e ó n de C a s t r o pudieron i m p e d i r que se r e c o - A l r e d e d o r del h e c h o histórico de la I n q u i s i c i ó n p u e -
n o c i e s e la i n o c e n c i a del p r o c e s a d o . L o del B r ó c e n s e f u é d e n a g r u p a r s e a l g u n o s otros que c o n t i n u a m e n t e están t r a -
c u e s t i ó n de e s c u e l a s o l i c i t a d a por l o s a r i s t o t é l i c o s s a l - y e n d o al terreno de la discusión los e n e m i g o s de l a I g l e -
m a n t i n o s . L a I n q u i s i c i ó n le l l a m ó á su T r i b u n a l tres v e - sia, h a c i e n d o de ellos a r m a poderosa p a r a i m p u g n a r la
c e s , pero no le i m p u s o c a s t i g o a l g u n o ; finalmente, en c u a n - t r a b a z ó n a d m i r a b l e que ella s i e m p r e h a p r o c u r a d o estable-
t o á los d e m á s a c u s a d o s , si los c o n d e n ó y c a s t i g ó , no l o s c e r entre la c i e n c i a y la fe.
c a s t i g ó por s á b i o s , sino por h e r e j e s , ó por e n s e ñ a r d o c - E l p r i m e r o e s el f a m o s í s i m o p r o c e s o de G a l i l e o . Dos
t r i n a s o s p e c h o s a c o n t r a la fe.» s i g l o s y m e d i o h a c e que se entabló y j u z g ó su c a u s a en
N o q u e r e m o s con esto e x i m i r de t o d a c u l p a á a q u e l el T r i b u n a l de la I n q u i s i c i ó n r o m a n a , y d e s d e aquel tiem-
T r i b u n a l , ó m e j o r á a l g u n o s h o m b r e s q u e en tal ó c u a l p o no h a cesado de ser objeto de v i v a y l a s m á s v e c e s
é p o c a lo f o r m a r o n ; sin d u d a a l g u n a t e n i a p e l i g r o s su a p a s i o n a d a discusión, h a s t a el p u n t o de que con los libros
m a n e r a de e n j u i c i a r , y en o c a s i o n e s p a r e c e haber sido e x - q u e de una y otra parte se han escrito, p u d i e r a f o r m a r s e
c e s i v o su rigor ó h a b e r a b u s a d o de su p o d e r p a r a c o s a s e n u n a r a z o n a b l e librería. C a b a l m e n t e h a c e p o c o h a p u b l i -
q u e no t e n i a q u e v e r la religión ó l a d e f e n s a de la fe c a d o l a s p i e z a s del célebre p r o c e s o el docto escritor E n -
p u e s t a á su c u i d a d o . A l fin h o m b r e s eran los que c o m p o - r i q u e L ' E p i n o i s , y con estas p i e z a s en la m a n o v a m o s á
n í a n el T r i b u n a l , s u j e t o s al error, c a p a c e s de p a s i o n e s y d e c i r a l g u n a s , a u n q u e b r e v e s p a l a b r a s , a c e r c a de tan m a -
a c c e s i b l e s al e n g a ñ o y al s o b o r n o . P e r o quien considere noseado a s u n t o , c o n c r e t á n d o n o s á la parte científica, p u e s
la h i s t o r i a del S a n t o Oficio i m p a r c i a l m e n t e y c o m o d e b e n s e r í a l a r g o el t e j e r t o d a la historia de la c a u s a .
c o n s i d e r a r s e l o s g r a n d e s h e c h o s h i s t ó r i c o s , en su c o n j u n - L a dificultad r e d u c i d a á sus t é r m i n o s m á s sencillos, e s
to y dentro del c u a d r o g e n e r a l de los s i g l o s en q u e e x i s - l a s i g u i e n t e : E l m i é r c o l e s 24 de F e b r e r o de 1 6 1 6 , h a b i e n -
t i e r o n , le h a l l a r á , sin duda, l e g í t i m o en su f u n d a c i ó n , san- d o sido p r e s e n t a d a s á la c e n s u r a del S a n t o Oficio dos p r o -
to en su fin, e q u i t a t i v o en sus p r o c e d i m i e n t o s , j u s t o en p o s i c i o n e s e n s e ñ a d a s por G a l i l e o , en l a s c u a l e s se afir-
s u s f a l l o s , h u m a n o en s u s c a s t i g o s y s a l u d a b l e en sus m a b a : i . ° , que el sol es el centro del mundo, y por consi-
e f e c t o s . V e l a n d o por la p u r e z a é integridad de la f e , m a n - guiente está inmóvil con movimiento local, y 2. 0 , q u e la tierra
t u v o l o s c o r a z o n e s de l o s fieles d u l c e m e n t e e n l a z a d o s c o n no es el centro del mundo, ni está inmóvil, sino que se mueve
l o s v í n c u l o s de u n a m i s m a religión, y p r e s e r v a n d o l o s e n - toda por sí misma y aun con movimiento diurno, aquel T r i b u -
t e n d i m i e n t o s de f a l s a s y d e s v a r i a d a s d o c t r i n a s d e f e n d i ó nal dió su c e n s u r a u n á n i m e , diciendo: i . ° , que la p r i m e r a
i n c ó l u m e s los d e r e c h o s de la c i e n c i a . P o r lo q u e t o c a á p r o p o s i c i o n era necia y a b s u r d a en filosofía y f o r m a l m e n -
te herética, por c o n t r a d e c i r e x p r e s a m e n t e en m u c h o s lu- autoridad e c l e s i á s t i c a . A l g ú n elemento extraño hubo de
g a r e s á la S a g r a d a E s c r i t u r a , t o m a d o s s e g ú n la propie- m e z c l a r s e sin d u d a a l g u n a en l a c o n t i e n d a . ¿Pudo ser l a
dad de l a s p a l a b r a s y s e g ú n la interpretación y c o m ú n s o s p e c h o s a h e t e r o d o x i a del autor q u e con sus d o c t r i n a s
sentir de los S a n t o s P a d r e s y doctores teólogos; y 2. 0 , q u e a s t r o n ó m i c a s quisiese a p o y a r a l g u n a d o c t r i n a c o n t r a r i a a l
á la s e g u n d a c o r r e s p o n d í a i g u a l c e n s u r a en filosofía, y q u e d o g m a católico? N o ; p u e s G a l i l e o f u é s i e m p r e h i j o s u m i -
en lo t o c a n t e á la v e r d a d t e o l ó g i c a , era, por lo m é n o s , so de la I g l e s i a , y en s u s d i c h o s n a d a h a y que se a p a r t e
errónea en la f e . E l v i e r n e s 26, l l a m a d o G a l i l e o en p r e - del c o m ú n sentir de l o s teólogos á u n en l a cuestión g r a -
sencia del C a r d e n a l B e l a r m i n o , éste le advirtió de la c e n - v í s i m a que se a g i t a b a en el fondo de a q u e l l a d i s c u s i ó n , e s
s u r a de sus d o c t r i n a s , m a n d á n d o l e en n o m b r e del S u m o á s a b e r , la m a n e r a de interpretar l o s t e x t o s de l a s S a g r a -
P o n t í f i c e y de la C o n g r e g a c i ó n del S a n t o Oficio, que a b a n - d a s E s c r i t u r a s r e l a t i v o s á l a s v e r d a d e s científicas. ¿Sería
d o n a n d o t a l e s o p i n i o n e s no f u e s e osado de enseñarlas en tal v e z l a p r e t e n s i ó n de h a c e r p a s a r por tésis y v e r d a d
adelante de p a l a b r a ni por escrito, á c u y a o r d e n G a l i l e o a s e n t a d a , lo que no era m á s que hipótesis m á s ó m é n o s
se sometió p r o m e t i e n d o obedecer. D o s años adelante, en 5 probable? T a m p o c o ; p u e s c o m o t é s i s lo h a b i a d e f e n d i d o
de M a r z o de 1 5 1 8 , la C o n g r e g a c i ó n del I n d i c e c o n d e n a - C o p é r n i c o y otros, y nadie les h a b i a ido á la m a n o . E l
b a c o m o c o n t r a r i a á l a s D i v i n a s E s c r i t u r a s la opinion de daño de G a l i l e o e s t u v o en que, y a f u e s e i m p r u d e n c i a de
l a m o v i l i d a d de la t i e r r a y de la i n m o v i l i d a d del sol, y su p a r t e , y a pérfida m a n i o b r a de s u s a d v e r s a r i o s , la d i s -
s u s p e n d í a h a s t a n u e v a corrección los libros de N i c o l á s c u s i ó n q u e no hubo de salir j a m a s del terreno científico,
C o p é r n i c o y D i e g o de S t u ñ i g a , y l a s d e m á s obras donde p a s ó al t e o l ó g i c o y e x e g é t i c o ; salieron á d i s c u s i ó n t e x t o s
se enseñase tal d o c t r i n a . E s t e e s el r e s ú m e n de los d o c u - de l a s d i v i n a s E s c r i t u r a s , y l o s adversarios de G a l i l e o se
m e n t o s oficiales m á s i m p o r t a n t e s de la c a u s a de Galileo, a p r o v e c h a r o n del a b u s o que h a c í a de ellos; y c o m o p o r
s e g ú n c o n s t a n en el p r o c e s o folio 3 7 7 v . ° , 3 7 8 v . ° y 380 v . ° otra p a r t e , l a s p r u e b a s que p r e s e n t a b a de su s i s t e m a d i s -
y p á g s . 3 9 , 40 y 4 2 de la edición de L ' E p i n o i s . E s t o su- t a b a n m u c h o de ser e f i c a c e s y c o n c l u y e n t e s , la b r i o s a y
p u e s t o , se p r e g u n t a : ¿ c ó m o vino á darse esta sentencia? t r i u n f a n t e e s c u e l a de los p e r i p a t é t i c o s , q u e v e i a que con
¿ C u á l es su autoridad? ¿Qué puede resultar de ella c o n t r a el s i s t e m a de G a l i l e o se p i s o t e a b a t o d a la filosofía de A r i s -
la infalibilidad d o c t r i n a l de la S a n t a Sede? ¿ E n qué se o p u - tóteles, c o m o a l g u n o de ellos d e c i a , c o n s i g u i ó l l e v a r la
so á los d e r e c h o s , a d e l a n t o s y conquistas de l a ciencia? c u e s t i ó n al T r i b u n a l del S a n t o Oficio; el c u a l , d e s p u e s de
D e s d e l u e g o a p a r e c e e x t r a ñ o q u e h a b i e n d o el sistema l a r g o e x á m e n , prohibió l a s doctrinas de G a l i l e o , y c o n d e n ó
del m o v i m i e n t o diurno de la tierra sido enseñado desde á su autor á desdecirse de ellas y á no e n s e ñ a r l a s en a d e -
el año 1 4 3 5 por el C a r d e n a l N i c o l á s de C u s a , por C o p é r - l a n t e . H a y a u t o r e s q u e quieren defender ó e x c u s a r l a d o c -
nico en su libro De revolutionibus orbium ccelestium, publica- trina del T r i b u n a l . O t r o s creen que y a q u e la p o r f í a h a b i a
do en N u r e m b e r g en 1 5 4 3 , y dedicado al P a p a P a u l o I I I , l l e g a d o al e x t r e m o de tener que intervenir en e l l a la auto-
p o r a l g u n a s e s c u e l a s i t a l i a n a s y á u n en p r e s e n c i a de C l e - ridad e c l e s i á s t i c a , e s t a h a b i a de t e m p l a r su r i g o r , ceñir-
m e n t e V I I , sin p r o m o v e r r e c l a m a c i ó n ni c e n s u r a de n i n - se á la parte de e x e g é s i s que entraba en la d i s c u s i ó n y no
g u n a e s p e c i e , se l e v a n t a s e n t a l e s c l a m o r e s al ser enseñado p r o p a s a r s e á declarar n é c i a y d i s p a r a t a d a la d o c t r i n a del
p o r G a l i l e o , q u e se c r e y e s e n e c e s a r i a la intervención de la m o v i m i e n t o de la tierra. D e todos m o d o s q u e d a en s a l v o
l a autoridad del R o m a n o P o n t í f i c e , p u e s ni a p a r e c e su E n l a condenación de G a l i l e o f u é e n v u e l t a , c o m o h e -
n o m b r e en el d e c r e t o , ni en t o d o él se v e la s o m b r a más m o s d i c h o , la de la obra de N i c o l á s C o p é r n i c o , y e s t a c o n -
l e v e de definición doctrinal p r o n u n c i a d a ex cathedra y diri- d e n a c i ó n e s otra de l a s querellas de los que pretenden v e r
g i d a á toda la I g l e s i a . en todas p a r t e s conflictos entre la c i e n c i a y la R e l i g i ó n .
H o y dia e s f á c i l señalar el error d e l T r i b u n a l de la I n - M a s el haberse más adelante quitado del í n d i c e de li-
q u i s i c i ó n ; m a s en l a época en q u e se c o n d e n ó la d o c t r i n a bros p r o h i b i d o s la obra De orbium cceltstium revolutionibus,
del m o v i m i e n t o de la tierra, e s t a b a m u y l e j o s del g r a d o d e m u e s t r a evidentemente que al c o n d e n a r l a el S a n t o O f i -
d e c e r t i d u m b r e q u e a h o r a a l c a n z a ; y c o m o la e n s e ñ a n z a cio no pretendió atribuirse la i n f a l i b i l i d a d doctrinal, p r o -
de G a l i l e o i b a e n l a z a d a con i n t e r p r e t a c i o n e s de t e x t o s de p i a ú n i c a m e n t e de la I g l e s i a y de su c a b e z a v i s i b l e , q u e
la E s c r i t u r a a l g o a v e n t u r a d a s , p e r t e n e c í a á la autoridad es el S u m o Pontífice, sino i m p o n e r á l o s fieles l o s d e c r e -
de la p r o v i d e n c i a e c l e s i á s t i c a el p r e c a v e r q u e la i n t e r p r e - t o s que c r e y ó conveniente dar y p r o m u l g a r s e g ú n l a s c i r -
t a c i ó n de la d i v i n a E s c r i t u r a no p a d e c i e s e c o n c o n j e t u r a s cunstancias de los t i e m p o s , d e c r e t o s cuj-a o b s e r v a n c i a
é hipótesis entonces poco verosímiles y abiertamente e x i g e , pero de los cuales no h a c e d o g m a de f e .
o p u e s t a s al s e n t i r de la m a y o r p a r t e d e l o s m a t e m á t i c o s A d e m a s de lo que toca á la I n q u i s i c i ó n , h a l l a m o s en la
d e aquel t i e m p o . T o d o bien m i r a d o , el d e c r e t o del S a n t o Historia de los conflictos entre la Religión y la ciencia, algu-
Oficio e s t á t a n l e j o s de encerrar e s p í r i t u de p e r s e c u c i ó n n o s otros h e c h o s que su autor p r e s e n t a c o m o s í n t o m a s de
c o n t r a la c i e n c i a , q u e m á s bien f u é e n c a m i n a d o á d e f e n - la hostilidad de la Iglesia á los p r o g r e s o s de la r a z ó n y d e
d e r sus d e r e c h o s t a l e s c o m o e n t o n c e s se e n t e n d í a n . D e la c i e n c i a . U n o de ellos es la d e s t r u c c i ó n de la B i b l i o t e c a
h e c h o l o s j u e c e s se e n g a ñ a r o n , d i c e L ' E p i n o i s I ; pero e n de A l e j a n d r í a , atribuida por D r a p e r á los cristianos d e
d e r e c h o , si v e i a n la R e l i g i ó n a m e n a z a d a y perturbadas e s t a c i u d a d , capitaneados por su p a t r i a r c a T e ó f i l o . Si h e -
las conciencias por u n a t e o r í a t o d a v í a s u j e t a á d u d a y m o s de atenernos á a l g u n a s l e v e s i n d i c a c i o n e s de T e r t u -
d i s c u s i ó n , ¿no p o d í a n por v e n t u r a d e c i r l o , no con á n i m o liano y de S a n E p i f a n i o , obispo de C o n s t a n c i a en C h i p r e ,
de i m p e d i r l o s p r o g r e s o s de la c i e n c i a , s u p u e s t o que s i e m - p a r e c e q u e despues del incendio de la g r a n Biblioteca,
p r e h a p e r m i t i d o defender la d o c t r i n a c o m o hipótesis, f o r m a d a por los P t o l o m e o s en el barrio ó cuartel de B r u -
sino s e ñ a l a n d o el p e l i g r o de a f i r m a r l a c o m o v e r d a d a b s o - c h i u m , y destruida por l a s l l a m a s en la g u e r r a de C é s a r
luta? P o r lo d e m á s , no d e j a r e m o s de o b s e r v a r q u e l o s tor- c o n t r a el E g i p t o , hubo de f o r m a r s e otra j u n t o al t e m p l o
mentos padecidos por Galileo que tanto han ponderado que f u é l l a m a d o Serapenm, por darse en él c u l t o al d i o s
l o s a d v e r s a r i o s de l a I g l e s i a y a q u e l f a m o s o E pur si inno- S e r a p i s . A u n q u e h a y b a s t a n t e s d u d a s a c e r c a de la e x i s -
ve, que t o d a v í a l l e n a de filantrópica i n d i g n a c i ó n el p e c h o t e n c i a de esta B i b l i o t e c a , pues l a s v a g a s i n d i c a c i o n e s de
d e m á s de u n e n e m i g o del S a n t o O f i c i o , s o n s i m p l e z a s ri- T e r t u l i a n o y E p i f a n i o están no p o c o d e s a u t o r i z a d a s por
d i c u l a s que no han tenido m á s f u n d a m e n t o q u e la a c a l o r a - el silencio de escritores que, c a s o de existir tal c o l e c c i o n
d a f a n t a s í a de los que han n o v e l a d o e n l a h i s t o r i a de l a s de l i b r o s , habrían debido hablar n e c e s a r i a m e n t e de e l l a ,
ciencias naturales. esto no h a impedido que D r a p e r nos d e s c r i b i e s e p u n t u a -
l í s i m a m e n t e sus i n m e n s o s tesoros l i t e r a r i o s , con el fin de
d e m o s t r a r el f a n a t i s m o de los c r i s t i a n o s , el t u m u l t o q u e
i E n e l p r ó l o g o q u e e n c a b e z a l a c o l e c c i o n de D o c u m e n t o s s o b r e e l p r o c e s o de G a l i l e o .
a r m a r o n en la c i u d a d en el reinado del E m p e r a d o r T e o - siete años a n t e s del s u c e s o c u y a relación quieren e n c o n -
dosio, y c ó m o , en r e p r e s a l i a s de anteriores p e r s e c u c i o n e s , trar en O r o s i o l o s historiadores hostiles á la I g l e s i a . Si
a s a l t a r o n el t e m p l o de S e r a p i s , p e g a n d o f u e g o á los e l e - estos t u v i e r a n c h i s p a de j u i c i o habrían debido advertir tal
m e n t o s de c u l t u r a i n t e l e c t u a l en él d e p o s i t a d o s , y cuya a n a c r o n i s m o , c o m o t a m b i é n el c a s o s i n g u l a r , de que h a -
d e s t r u c c i ó n h a b i a el m i s m o patriarca T e ó f i l o s o l i c i t a d o b i e n d o sido el i n c e n d i o del S e r a p e u m uno de los s u c e s o s
del E m p e r a d o r . N o e s posible a v e r i g u a r el fundamento m á s r u i d o s o s del siglo i v , y h a c i e n d o m e n c i ó n de él R u -
e n q u e p u e d a n a p o y a r s e tales a s e r c i o n e s . L o ú n i c o que fino, S ó c r a t e s , S o z o m e n o y E u n a p i o , n i n g u n o de estos es-
en p r u e b a de ello p u d i e r a aducirse es u n a f r a s e del e s p a - critores h a b l a de la d e s t r u c c i ó n de la B i b l i o t e c a , ni s i -
ñol O r o s i o T . M a s e s t e t e x t o , c u y a c o n s t r u c c i ó n gramati- q u i e r a el ú l t i m o , q u e c o m o g e n t i l , no habría d e s a p r o v e -
cal es harto e m b r o l l a d a , dice ú n i c a m e n t e q u e c o m o q u i e - c h a d o la b e l l a c o y u n t u r a q u e se le v e n i a á l a s m a n o s p a r a
ra que d e s p u e s del i n c e n d i o de la B i b l i o t e c a de A l e j a n - h a c e r u n a v a l i e n t e diatriba c o n t r a el c r i s t i a n i s m o .
d r í a , en t i e m p o de J u l i o C é s a r , se hubiesen a l l e g a d o al-
P e r o ¿cómo h a l l a r i m p a r c i a l i d a d en espíritus donde
g u n o s l i b r o s , en t i e m p o de Orosio no q u e d a b a n m á s q u e
f e r m e n t a el odio, y á los c u a l e s a g i t a n y trastornan t o d a s
l o s e s t a n t e s v a c í o s , q u e fueron a s i m i s m o destruidos p o r
l a s pasiones? ¿ C ó m o h a l l a r , no y a i m p a r c i a l i d a d , sino sen-
l a s l l a m a s por l o s q u e él l l a m a nuestros hombres, f r a s e con
tido c o m ú n en un a u t o r q u e d e s p u e s de c o n t a r á su m a -
q u e a l u d e , no á l o s c r i s t i a n o s , sino á l o s r o m a n o s por con-
n e r a el incendio de la B i b l i o t e c a de A l e j a n d r í a , que no h a
t r a p o s i c i ó n á los b á r b a r o s ó e x t r a n j e r o s m u y n u m e r o s o s
e x i s t i d o m á s q u e en su i m a g i n a c i ó n a c a l o r a d a , se atreve
e n A l e j a n d r í a , y c u y a s colisiones y r e v u e l t a s con los r o -
á atribuir á S a n C i r i l o de A l e j a n d r í a el asesinato de la
m a n o s , q u e m á s de u n a v e z ensangrentaron l a s c a l l e s de
célebre Hipatia, estampando á continuación estas ridi-
e s t a c i u d a d , son m e n c i o n a d a s f r e c u e n t e m e n t e por l o s h i s -
c u l a s p a l a b r a s : «así a c a b ó l a filosofía g r i e g a en A l e j a n -
toriadores. P o r o t r a p a r t e , c o m o Orosio dice haber v i s t o
dría y p e r e c i ó la c i e n c i a q u e t a n t o se e s f o r z a r o n en p r o -
l o s t a l e s a r m a r i o s ó e s t a n t e s , su d e s t r u c c i ó n no pudo ser
m o v e r l o s P t o l o m e o s ; la B i b l i o t e c a h i j a , la del S e r a p e o ,
sino d e s p u e s de l o s a ñ o s 4 1 5 ó 4 1 6 , en q u e este h i s t o r i a -
f u é d i s p e r s a d a , y la s u e r t e de H i p a t i a s i r v i ó de aviso á
dor h i z o su v i a j e á P a l e s t i n a pasando por E g i p t o , mien-
l o s q u e intentaron c u l t i v a r l o s c o n o c i m i e n t o s profanos;
t r a s que el incendio del t e m p l o de S e r a p i s lo c o l o c a n t o -
n o h u b o por tanto l i b e r t a d p a r a el p e n s a m i e n t o del h o m -
d o s l o s escritores el a ñ o 389, esto es, v e i n t i s é i s ó v e i n t i -
bre; todo el m u n d o d e b i a p e n s a r c o m o la autoridad e c l e -
s i á s t i c a o r d e n a s e , en el a ñ o del S e ñ o r 4 1 4 . » P u e s ¿qué di-
1 E l t e x t o de O r o s i o , Historiarum, l i b . v i , c a p . x v , d i c e a s í : «in i p s o przelio r e g i a
r e m o s de su i n a c a b a b l e p o n d e r a c i ó n de la c i e n c i a de l o s
« c l a s s i s f o r t e s u b d u c t a , j u b e t u r i n c e n d i . E a flamma c u m p a r t e m q u o q u e u r b i s i n v a s i s s e t
i q u a d r i n g e n t a m i l i i a l i b r o r u m , p r o x i m i s f o r t e sedibus c o n d i t a e x u s s i t : s i n g u l a r e profec— á r a b e s , c u a n d o no h a y q u i e n i g n o r e lo f a l s o , s u p u e s t o y
• t o m o n i m e n t u m Studii curseque m a j o r u m , q u i t o t t a n t a q u e i l l u s t r i u m i n g e n i o r u m o p e r a
f a b u l o s o de l a tal c i v i l i z a c i ó n , la m á s g r o s e r a evolucion
»congesserant. Unde quamlibet h o d i e que i n t e m p l i s e x t e n t , qu<e e t n o s v i d i m u s , a r -
«maria librorum; quibus direptis exinanita ea ánostris hominibus nostris temporibus del s a b e r a n t i g u o , al decir del d i s c r e t o orientalista Don
i m e m o r e n t , quod q u i d e m v e r u m est; t a m e n h o n e s t i u s c r e d i t u r , a l i o s l i b r o s f u i s s e q u a ; -
F r a n c i s c o Javier 1 Simonet, y que apenas pudo sobrevi-
• s i t o s , qui prístinas studiorum c u r a s a m u l a r e n t u r , quam a l i a m u l l a m tune fuisse biblio-
» t h e c a m quse e x t r a q u a d r i n g e n t a m i l l i a l i b r o r u m f u i s s e ac p e r h o c e v a s i s s e c r e d a t u r . t v i r á la ruina del i m p e r i o q u e la p r o d u j o ni e j e r c e r a c t i v a
( M i g n e P . L . t. x x x i , p . 1 0 3 6 . ) S o b r e e s t e i n c e n d i o de l a B i b l i o t e c a A l e j a n d r i n a p u e d e
v e r s e un a r t í c u l o p u b l i c a d o p o r e l P . B r u c k e r en l o s Etudes, r e v i s t a f r a n c e s a que p u b l i -
c a b a n a ñ o s a t r a s e n F r a n c i a l o s P P . de l a C o m p a ñ í a de J e s ú s .
1 E n un a r t í c u l o p u b l i c a d o en La Ciencia Cristiana, v o l u m e n n i , pág. 385.
y d u r a d e r a i n f l u e n c i a en l a c u l t u r a de l o s d e m á s pueblos? no s a b e m o s c u á n t a s obras, r e i m p r e s a s , t r a d u c i d a s y re-
¿ Q u é d i r e m o s de los t e s o r o s de ciencia q u e D r a p e r s u p o n e c i b i d a s en t o d a s p a r t e s b e n é v o l a m e n t e , c o m o él a s e g u r a
d e s t r u i d o s por el C a r d e n a l C i s n e r o s en la q u e m a de los con p r o t e s t a r de su a m o r á la v e r d a d , de su espíritu s e -
ochenta mil m a n u s c r i t o s en la p l a z a de G r a n a d a , cuando v e r o é i m p a r c i a l , de la s a t i s f a c c i ó n q u e e s p e r a tener en
los tales manuscritos a p e n a s l l e g a r o n á cinco mil y eran el o c a s o de su v i d a por haber c u m p l i d o con n o b l e s y l e -
t o d o s ellos libros a l c o r á n i c o s y muslímicos, p u e s en el v a n t a d o s propósitos, p o s e e y a c a r t a b l a n c a p a r a l a n z a r á
d e c r e t o de 20 de J u n i o de 1 5 1 1 , d e c r e t o absolutamente diestro y siniestro l a s i d e a s m á s a b s u r d a s y descabella-
n e c e s a r i o p a r a c o n s e g u i r la s u s p i r a d a u n i d a d r e l i g i o s a , das? ¿ E s que con decir á cada p á g i n a de su libro la c i e n -
fin s u b l i m e de n u e s t r a r e c o n q u i s t a , m a n d a e x p r e s a m e n t e c i a a f i r m a , la c i e n c i a d e m u e s t r a , la c i e n c i a h a r e c o n o c i -
la r e i n a D o ñ a J u a n a quemar únicamente los libros que do, se cree dispensado de p r e s e n t a r l a s p r u e b a s de s u s
t e n i a n l o s m o r i s c o s De su ley xara e gunna, d e j á n d o l e s l o s asertos? ¿ T a n nécios y estúpidos cree á s u s l e c t o r e s q u e
de medicina e filosofía e coránicas? ¿ Q u é d i r e m o s de o t r a s p u e d e p r e s e n t a r l e s l o s m a y o r e s d e s a t i n o s del m u n d o , se-
a c u s a c i o n e s no m é n o s r i d i c u l a s y a b s u r d a s q u e h a c e D r a - g u r o de q u e l o s han de t r a g a r r e v u e l t o s en l a p e p i t o r i a de
p e r á la I g l e s i a , p o r e j e m p l o q u e l o s S u m o s P o n t í f i c e s y u n a erudición fácil y allegadiza?
n o l o s g o d o s , ni l o s v á n d a l o s , n o r m a n d o s y sarracenos, ¡ A h ! ¡cuán bien decia nuestro i n m o r t a l C e r v a n t e s q u e
f u e r o n l o s que a s o l a r o n la I t a l i a , q u e el C l e r o h a m o n o - p a r a c o m p o n e r historias y libros de c u a l q u i e r suerte q u e
p o l i z a d o s i e m p r e la e n s e ñ a n z a , o p o n i é n d o s e á la i n s t r u c - s e a n , es m e n e s t e r un g r a n j u i c i o y un m a d u r o e n t e n d i -
c i ó n de los l á i c o s por el p r i n c i p i o de q u e la ignorancia es- miento! ¡ C u á n á propósito o b s e r v a b a q u e l o s h i s t o r i a d o -
madre de la piedad, q u e la I g l e s i a h a p u e s t o e n d e s c r é d i t o r e s d e b í a n ser p u n t u a l e s , verdaderos y no n a d a a p a s i o n a -
á l o s m é d i c o s y á l a m e d i c i n a , p o r q u e d a ñ a b a n á la e x - d o s , y q u e ni el interés, ni el m i e d o , ni el r e n c o r , n i la
p l o t a c i ó n de la p ú b l i c a c r e d u l i d a d en la e f i c a c i a de l a s re- afición, no les h a g a n torcer un p u n t o del c a m i n o de la
l i q u i a s a p l i c a d a s á la c u r a c i ó n de los e n f e r m o s , q u e ha v e r d a d ! ¡ Y c u á n h e r m o s a m e n t e a ñ a d í a q u e la h i s t o r i a e s
t e n i d o en horror el e s t u d i o del g r i e g o y del hebreo, que c o m o c o s a s a g r a d a , p o r q u e h a de s e r v e r d a d e r a , y donde
i m p i d i ó la a p l i c a c i ó n d e p r o g r e s o s del a r t e de i m p r i m i r , e s t á l a v e r d a d , está D i o s en c u a n t o á v e r d a d !
q u e protestó a m a r g a m e n t e c o n t r a la l i m p i e z a , a s e o y c u i - S i todos los que han escrito c o n t r a la I g l e s i a h u b i e s e n
d a d o del c u e r p o , y c o n t r a el barrido de l a s c a l l e s , como tenido s i e m p r e por r e g l a de sus a c c i o n e s e s t a s máximas
medios de p r e s e r v a r s e de l a s e p i d e m i a s y o t r a s f a c e c i a s del i n s i g n e y cristiano i n g e n i o que d e c i a de sí, q u e si p o r
p o r el estilo? ¿ D ó n d e h a l e i d o D r a p e r e s a s r i d i c u l a s pa- a l g ú n m o d o a l c a n z a r a que l a l e c c i ó n de s u s o b r a s p u d i e -
trañas? ¿Por q u é no c i t a l o s d o c u m e n t o s , h i s t o r i a s ó a u t o - r a i n d u c i r á quien l a s l e y e r a á a l g ú n m a l d e s e o ó p e n s a -
ridades, siquiera sean f a l s a s ó apócrifas, en que puedan m i e n t o , a n t e s se cortara la m a n o c o n q u e l a s e s c r i b i ó q u e
a p o y a r s e ? ¿ E s q u e a s í s i n m á s ni m á s se p u e d e n e c h a r á s a c a r l a s en p ú b l i c o , c u á n t o s libros se h a b r í a n p o d i d o d e -
volar especies falsas y calumniosas? ¿ E s q u e con declarar j a r de escribir! ¡ C u á n t o h a b r í a g a n a d o en ello la c i e n c i a
b a j o su p a l a b r a de h o n o r , q u e es u n s á b i o q u e v a á e x p o - v e r d a d e r a ! y ¡cuántos n o m b r e s , h o y dia f a m o s o s , no h a -
n e r al p ú b l i c o l a s i d e a s q u e han s i d o o b j e t o de s u s más brían salido j a m a s de u n a oscuridad h u m i l d e , pero h o n -
g r a v e s y p r o f u n d a s m e d i t a c i o n e s , con d e c i r q u e h a e s c r i t o rada!
d e nuestra religión, podemos aguardar tranquilos todos los
e m b a t e s , a c o m e t i d a s y a s e c h a n z a s de l a i m p i e d a d , s e g u -
r o s de q u e l a r e a l i d a d de n u e s t r a f e y l a m a g n i f i c e n c i a d e
H E M O S l l e g a d o al t é r m i n o que n o s p r o p u s i m o s al que- n u e s t r a s g r a n d i o s a s e s p e r a n z a s , t r i u n f a r á n p a r a s i e m p r e de
rer d e s v a n e c e r a l g u n o s r e p a r o s q u e , t o m a d o s de l o s h e c h o s l a s s o f i s t e r í a s de l o s i n c r é d u l o s , d e l a v a n i d a d de l a s o p i -
ó acontecimientos históricos, podían oponerse á la tésis n i o n e s d e l o s h o m b r e s , de la a l u c i n a c i ó n de l a s e x t r a v i a -
que intentamos demostrar. Sin duda alguna habríamos d a s i n t e l i g e n c i a s y d e l a s i n f i n i t a s m i s e r i a s de l o s c o r a z o -
p o d i d o e x t e n d e r n o s m á s a c e r c a de l o s e r r o r e s q u e hemos nes depravados. E s t e triunfo podrá tardar más ó ménos;
tomado en consideración, ó deshacer otros atribuidos c a - p e r o es s e g u r o é i n e v i t a b l e . L a I g l e s i a e s t á a c o s t u m b r a d ^
lumniosamente á la Iglesia, y presentados como origen á v e n c e r ; l a s v e r d a d e s d e l a fe h a n s i d o m i l v e c e s p u e s t a s
de q u e r e l l a s entre l a c i e n c i a y l a f e . L a t a r e a , e n v e r d a d , a l e n s a y e y s i e m p r e h a n s a l i d o de é l m á s p u r a s , m á s r e s -
h a b r í a s i d o l a r g a , i n m e n s a , f a t i g o s a , p u e s c o m o d i c e el p l a n d e c i e n t e s y h e r m o s a s ; y a s í h a d e s u c e d e r en a d e l a n t e .
proverbio inglés, el n e c i o p u e d e h a c e r m á s p r e g u n t a s y A l a m a n e r a q u e l a l u z que n o s e n v í a n l o s a s t r o s , d e s p u e s
p o n e r m á s d i f i c u l t a d e s e n u n c u a r t o de h o r a , q u e l a s que d e atravesar espacios inmensurables, llega á nosotros con
e s c a p a z de r e s o l v e r u n h o m b r e p r u d e n t e e n u n a ñ o ; m a s grandes diferencias de tiempo, pero cuando llega recrea
t a l v e z e s t a t a r e a n o h a b r í a sido de g r a n p r o v e c h o y u t i l i - y e m b e l e s a n u e s t r a s a l m a s c o n s u r e s p l a n d o r a p a c i b l e , así
d a d , á l o m é n o s en l o q u e t o c a á c o n v e n c e r a l g u n o s en- el r a y o de l a v e r d a d , s u r g i e n d o d e l a b i s m o de l a E s e n c i a
tendimientos naturalmente inconvencibles Por otra par- divina, podrá llegar á nuestro entendimiento más ó ménos
te, los que b u s c a n sinceramente l a verdad, los h o m b r e s t a r d e ; p e r o ora n o s s e a d a d o g o z a r d e e l l a e n e s t e m u n d o ,
d e c o r a z o n recto y b i e n i n t e n c i o n a d o , l o s q u e e n r i q u e c i - o r a n o s e s t é r e s e r v a d o c o n t e m p l a r l a en el otro, de u n a c o s a
d o s c o n c l a r a i n t e l i g e n c i a , n o se d e j a n s e d u c i r p o r el ruido p o d e m o s e s t a r c i e r t o s , y e s q u e , c u a n d o l a y e r b a del c a m -
de l a m u d a b l e o p i n i o n ni p o r l o s d e v a n e o s , e r r o r e s y d e s - p o s e h a b r á s e c a d o , y l a flor d e l a y e r b a m a r c h i t á d o s e y
v a r i o s de l o s h o m b r e s , n o n e c e s i t a n p a r a estar s e g u r o s de d e s h e c h o , y l a g l o r i a del h o m b r e d e s v a n e c í d o s e c o m o e s t a
l a v e r d a d de s u s c r e e n c i a s c r i s t i a n a s , y de l a c o n c o r d i a flor y e s t a y e r b a , c u a n d o , e n fin, el v e l o q u e o c u l t a h o y l a
de e s t a s c o n l o s a d e l a n t o s d e l a s c i e n c i a s , de l a r e f u t a c i ó n d i v i n a p a l a b r a se h a b r á c o r r i d o p a r a d e j a r n o s v e r en t o d o
m i n u c i o s a de t o d o s l o s d e s a t i n o s q u e á c u a l q u i e r m a j a d e - s u s o b e r a n o e s p l e n d o r su m a g n í f i c a r e a l i d a d y h e r m o s u r a ,
ro se l e a n t o j e e s c r i b i r ó p u b l i c a r , p u e s t o q u e s a b e n q u e á t o d o s s e r á m a n i f i e s t o , á u n o s p a r a su g l o r i a , á o t r o s p a r a
l a s e n s e ñ a n z a s d e l a f e , n o m é n o s que l a s de l a r a z ó n , s o n s u c o n f u s i o n é i g n o m i n i a , q u e l a palabra de Dios permanece
e t e r n a s , i n v e n c i b l e s é i n c o n t r a s t a b l e s ; y que p o r c o n s i - para siempre.
g u i e n t e l a u n i ó n y c o r r e s p o n d e n c i a í n t i m a de e s t o s dos
ó r d e n e s de v e r d a d e s es n e c e s a r i a é i n d e s t r u c t i b l e .
Omnia cunctanti, d e c i a u n a n t i g u o . F i r m e s en l a v e r d a d
u n a d e c l a r a c i ó n , en la c u a l , e x p r e s a n d o s u s i n c e r o s e n t i - n i o s a unidad entre la c i e n c i a y la f e , l a s c u a l e s s o c i e d a -
a c e r c a de la v e r a c i d a d y a u t e n t i c i d a d de l a s S a n t a s E s c r i - g o r o s o s de nuestra época, á p e s a r d e l o s e s t r a g o s c a u s a d o s
D i o s e s c r i t a en el libro de la n a t u r a l e z a y l a e n s e ñ a d a en p o s t r a c i ó n y debilidad de l o s c a r a c t é r e s .
l a S a n t a E s c r i t u r a se c o n t r a d i g a n r e a l m e n t e l a u n a á la S e r í a l a r g o i n d i v i d u a l i z a r e s t a s s o c i e d a d e s , la n a t u r a -
o t r a , a u n q u e al parecer p u e d a n p r e s e n t a r a l g u n a s dife- l e z a de sus estatutos y l a s c a l i d a d e s de l o s s u j e t o s q u e
r e n c i a s . L a s ciencias f í s i c a s n o e s t á n c o m p l e t a s , s i n o s o - l a s c o m p o n e n ; m a s no d e j a r e m o s de d e c i r , a u n q u e s e a n
l a m e n t e en v í a de p r o g r e s o ; a l p r e s e n t e n u e s t r a l i m i t a d a p o c a s p a l a b r a s , de la Asociación científica de B r u s e l a s y de
r a z ó n no nos p e r m i t e v e r s i n o o s c u r a m e n t e y c o m o á t r a - la Sociedad de Güerres de A l e m a n i a . F u n d a d a s a m b a s h a c e
v é s de un cristal. M a s v e n d r á t i e m p o e n q u e s e v e r á n con- m u y p o c o s años, han y a logrado r e u n i r en su s e n o l a flor
cordar ambos testimonios en todos sus p o r m e n o r e s . Así de l o s h o m b r e s m á s ilustres que h o y dia c u l t i v a n l a s c i e n -
no p o d e m o s m é n o s de d e p l o r a r q u e m u c h a s g e n t e s q u e no
h a n estudiado l a s c i e n c i a s n a t u r a l e s l a s m i r e n c o n d e s c o n - 1 E s t a declaración, publicada por l o s p e r i ó d i c o s i n g l e s e s en J u l i o de 1 8 6 4 , puede
v e r s e por e n t e r o en el A p é n d i c e p u e s t o p o r e l A b . M o i g n o á l a obra de C a u c h y a r r i b a
fianza, sólo porque a l g u n o s m a l a c o n s e j a d o s q u i e r e n p o - c i t a d a , y t a m b i é n en l a obra de R e u s c h La Bible et la nature, pág. 79.
c i a s , c o n t a n d o l a Asociación científica m á s d e 600 m i e m - b l e s r e p r e s e n t a n t e s d e l a r a z ó n , de l a c i e n c i a y del p r o -
b r o s y l a Sociedad de Goerres m á s d e 1 . 2 0 0 , e n t r e ellos g r e s o en t o d a s s u s f o r m a s , l o s g u í a s y c o n d u c t o r e s de l a
matemáticos eminentes, físicos y químicos famosísimos, h u m a n i d a d , h a n s i d o a p ó s t o l e s y d i s c í p u l o s de J e s u c r i s t o .
naturalistas, médicos, filósofos, historiadores, anticuarios E n l o s t i e m p o s p a s a d o s , c o m o en l o s p r e s e n t e s , al f r e n t e
y p r o f e s o r e s de p r i m e r orden en todos los r a m o s de la sa- d e t o d o s l o s r a m o s y d e p a r t a m e n t o s de l a s c i e n c i a s , y e n -
biduría, de suerte que la fuerza viva intelectual, reunida t r e l o s i n g e n i o s e s p e c i a l i s t a s q u e s o n l a g l o r i a y el h o n o r
en estas dos sociedades, p u e d e ser c o n s i d e r a d a c o m o l a de nuestro linaje, figuran cristianos sinceros y católicos
m á s a l t a r e p r e s e n t a c i ó n de la c i e n c i a e n t o d o s s u s a d e - f e r v i e n t e s . A u n en el s i g l o XVIII, c o m o o b s e r v ó M r . A u -
l a n t o s . S u fin, al p a r de la d i f u s i ó n d e l o s conocimientos g u s t o Nicolás, entre los sesenta y nueve hombres cientí-
naturales, es hacer ver la unión estrechísima de estos con ficos, cuyos elogios hizo Fontenelle, apenas hay dos ó
las verdades de la fe; t a n t o que l a Asociación científica t r e s q u e n o s e d i s t i n g u i e s e n p o r s u p i e d a d n o m é n o s que
tiene p o r d i v i s a e s t a s p a l a b r a s del C o n c i l i o Vaticano: p o r s u c i e n c i a . E n p l e n o s i g l o x i x , y e n e s t a é p o c a e n que
Nulla unquam inter fidem et rationem vera dissensio esse po- d e s g r a c i a d a m e n t e l a f e v a s i e n d o tan r a r a , n o h a y s e c -
test, d i v i s a q u e , c o m o d e c i a el d o c t í s i m o S e c r e t a r i o de la ción en nuestra A c a d e m i a de c i e n c i a s , a s t r o n o m í a , geo-
A s o c i a c i ó n , n o s o l a m e n t e p r o c l a m a que u n a v e r d a d c i e n - metría, mecánica, física, química, historia natural, mi-
t í f i c a n o p u e d e e s t a r e n o p o s i c i o n c o n el d o g m a r e v e l a d o , n e r a l o g í a y g e o l o g í a , b o t á n i c a , m e d i c i n a y c i r u j í a , que no
s i n o q u e a f i r m a , a d e m a s , q u e en el a l m a h u m a n a n o h a y p o s e a a l g ú n i n d i v i d u o , n o s o l a m e n t e a m i g o del c r i s t i a n i s -
l a m e n o r i n c o m p a t i b i l i d a d e n t r e el e s p í r i t u c i e n t í f i c o y el m o y de la Iglesia católica, pero cristiano ferviente y p i a -
e s p í r i t u r e l i g i o s o . « V o s o t r o s s a b é i s , a ñ a d i a el P . Carbo- doso.»
nelle, dirigiéndose á los asociados, vosotros s a b é i s que N o n e g a r e m o s q u e h o y d i a no p o c o s i n g e n i o s esclare-
estos dos espíritus han caminado en todos los siglos es- cidos abusan de su poderosa inteligencia para poner o b s -
t r e c h a m e n t e u n i d o s y q u e a ú n lo e s t á n en el n u e s t r o , n o táculos á la h e r m o s a unión entre la ciencia y la fe.
s i e n d o l o c o n t r a r i o m á s que u n a e x c e p c i ó n , excepción M a s u n a c o s a s o n l o s s á b i o s y o t r a es l a c i e n c i a . L o s s á -
h o y día m á s ruidosa y vocinglera que nunca, y á la cual b i o s , p o r l a s r a z o n e s q u e e x p u s i m o s en el c a p í t u l o n o v e -
c o n v u e s t r a A s o c i a c i ó n habéis querido d e s m e n t i r . » n o d e e s t e e n s a y o , p o d r á n a l e j a r s e de D i o s y á u n h a c e r l e
E n verdad, como y a h e m o s observado en otra parte, la guerra ú oposicion, las ciencias j a m a s . Estas, cuanto más
c i e n c i a y l a f e no s o l a m e n t e e s t á n e n sí m i s m a s h a r m o - a d e l a n t e n y s e p e r f e c c i o n e n , m á s s e a c e r c a r á n á su p r i n -
n i o s a m e n t e e n l a z a d a s , s i n o que s i e m p r e lo h a n e s t a d o en c i p i o y s u fin. E l c r i s t i a n o d e b e e s t a r p e r s u a d i d o de e l l o ,
l o s e n t e n d i m i e n t o s de l a m a y o r p a r t e d e l o s h o m b r e s . P o r y vivir y descansar e n esta confianza, sobre todo al ver
e s t o e l i l u s t r e d i r e c t o r de l a r e v i s t a c i e n t í f i c a Les Mondes cómo cesando aquellas causas extrínsecas á la ciencia
d e c i a n o h á m u c h o e s t a s p a l a b r a s al h a c e r c o n s t a r l a cris- v u e l v e á renacer e n el entendimiento la hermosa h a r m o -
t i a n a m u e r t e de c u a t r o h o m b r e s c é l e b r e s , á c u y o s e s f u e r - n í a entre l a c i e n c i a y l a f e . « C u l t i v a d con a r d o r l a s c i e n c i a s
z o s debe la ciencia grandes adelantos, Leverrier, B e c q u e - a b s t r a c t a s y l a s c i e n c i a s n a t u r a l e s , d e c i a u n o de l o s s á b i o s
rel, R e g n a u l t y Claudio Bernard: «La prueba de que la m á s i l u s t r e s de n u e s t r o s i g l o , el i l u s t r e B a r ó n de C a u c h y ,
l u z d e l a f e e s l a l u z d e la c i e n c i a e s t á e n que l o s m á s n o - d i r i g i é n d o s e á s u s c o m p a ñ e r o s ; a n a l i z a d la m a t e r i a , r e -
v e l a d á n u e s t r o s o j o s l a s m a r a v i l l a s de la n a t u r a l e z a ; e x - n a t u r a l e z a , h a dirigido la m i r a d a de su i n v e s t i g a c i ó n al
p l o r a d , si p o d é i s , t o d a s l a s p a r t e s de este u n i v e r s o ; i n t e r - o r d e n m o r a l y de la sociedad, y h a citado a n t e el t r i b u -
r o g a d los a n a l e s de l a s n a c i o n e s y l a s h i s t o r i a s de l o s nal de su r a z ó n al m i s m o D i o s q u e le dió el sér. D e t a n -
pueblos antiguos; consultad los monumentos d é l o s siglos t o s a f a n e s , de t a n t o s v i a j e s y f a t i g a s , de t a n t a s e s p e c u l a -
p a s a d o s que y a c e n e s p a r c i d o s p o r la superficie del g l o b o . c i o n e s d i f i c i l í s i m a s y atrevidas, ¿ha r e s u l t a d o por v e n t u r a
L e j o s de que m e a l a r m e n t a l e s i n v e s t i g a c i o n e s , y o m i s - u n a v e r d a d contraria á l a s v e r d a d e s de la R e v e l a c i ó n , ó
m o l a s p r o v o c a r é sin c e s a r y l a s alentaré c o n m i s e s f u e r - l a d e m o s t r a c i ó n de un error e v i d e n t e c o n s i g n a d o en n u e s -
z o s y d e s e o s , N o t e m e r é q u e l a v e r d a d se e n c u e n t r e e n t r o s libros sagrados?» E l ilustre m a t e m á t i c o a f i r m a b a q u e
c o n t r a d i c c i ó n c o n s i g o m i s m a n i q u e los h e c h o s ó do- n o , g o z á n d o s e en p r o c l a m a r esta su c o n v i c c i ó n i n q u e b r a n -
c u m e n t o s r e c o g i d o s por v o s o t r o s p u e d a n e s t a r j a m a s en t a b l e y en h a c e r g a l a delante de todo el m u n d o de s u s
o p o s i c i o n con n u e s t r o s l i b r o s s a g r a d o s . L o q u e ú n i c a m e n - cristianas creencias.
t e os pido e s q u e os g u í e en l a i n v e s t i g a c i ó n de la v e r d a d « Y o s o y cristiano, decia esto es, c r e o en la d i v i n i -
aquel c a n d o r y a q u e l l a b u e n a f e q u e a l l a n a n los c a m i n o s dad de J e s u c r i s t o , con T i c h o B r a h e , C o p é r n i c o , D e s c a r -
que á ella conducen.» tes, Newton, Fermat, Leibnitz, Pascal, Grimaldi, Euler,
« E s t a m o s en u n a é p o c a e x t r a o r d i n a r i a , a ñ a d i a , en q u e Guldin, Boscowich, G e r d i l , en c o m p a ñ í a de t o d o s l o s
a b i s m o ; h a c o n s u l t a d o l o s r e s t o s de los m o n u m e n t o s a n - t r a s de l o s s i g l o s p a s a d o s . S o y c a t ó l i c o c o n la m a y o r
p o l o s ; h a a s c e n d i d o á l a r e g i ó n d o n d e se e n g e n d r a n l a s m i e n t e n d i m i e n t o y en mi c o r a z o n u n a s v e r d a d e s , que á
de a s i s t i r , si le f u e s e p o s i b l e , á l a c r e a c i ó n m i s m a de h i p o t e n u s a , y el t e o r e m a de M a c l a u r i n . S o y c a t ó l i c o s i n c e -
l a s l l a n u r a s del O c é a n o ó á t r a s p o r t a r su n a v e c i l l a á t r a - h a n h o n r a d o la c i e n c i a , la filosofía y la l i t e r a t u r a é i l u s -
v é s de l o s a i r e s ; h a i n t e r r o g a d o al á l g e b r a , a g o t a d o los t r a d o m á s q u e nadie n u e s t r a s A c a d e m i a s . P a r t i c i p o de
r e c u r s o s del a n á l i s i s , e x i g i d o á u n a f ó r m u l a que l e r e v e l e las profundas convicciones que manifestaron con sus pa-
«Antes de d e j a r e s t a m e s a s o b r e la c u a l h e h e c h o t o d o s
m i s c á l c u l o s é i n v e s t i g a c i o n e s , decia al p o n e r fin á su obra
de a s t r o n o m í a , no m e r e s t a s i n o l e v a n t a r l a s m a n o s y l o s
o j o s al cielo, y dirigir p i a d o s a m e n t e u n a d e v o t a p l e g a r i a
a l A u t o r de t o d a l u z : ¡oh T ú q u e por l o s s u b l i m e s r e s p l a n -
dores que d e r r a m a s t e sobre l a n a t u r a l e z a , l e v a n t a s n u e s -
t r o s deseos h a s t a la l u z d i v i n a de tu g r a c i a , p a r a ser t r a s -
p o r t a d o s a l g ú n dia á la e t e r n a l u m b r e de t u g l o r i a . Y o te
d e l a c r u z . L a i g n o m i n i a d e u n p a t í b u l o f u é el t r o n o d o n -
d e s e a s e n t ó el R e y i n m o r t a l d e l o s s i g l o s p a r a d e s d e allí
s e ñ o r e a r el m u n d o , y d i f u n d i r é irradiar á t o d o s l o s p u n -
t o s d e l e s p a c i o , c o m o á t o d o s l o s i n s t a n t e s del t i e m p o , l a
l u z de s u s e n s e ñ a n z a s y l a b e n é f i c a i n f l u e n c i a de s u s m i -
CONCLUSION.
s e r i c o r d i a s . L a s a n g r e d e l R e d e n t o r de l o s h o m b r e s , b r o -
t a n d o d e s u c o r a z o n y c o r r i e n d o p r e s u r o s a p o r el s a g r a d o
madero, vino á s a n c i o n a r y á rubricar la divina alianza.
ESUCRISTO e s el V e r b o de D i o s . I m á g e n s u s t a n - A s í s e o b r ó y c o n s u m ó e l m i s t e r i o de l a R e d e n c i ó n h u m a -
cial d e l a D i v i n i d a d , e n g e n d r a d o a n t e s que t o d a n a ; a s í t r i u n f ó l a c a r i d a d d e D i o s del o r g u l l o del h o m b r e ;
c r i a t u r a , y p a r a quien f u e r o n c r i a d a s t o d a s las- y d e s t r u i d o el i m p e r i o de l a s t i n i e b l a s , se f u n d ó el de l a l u z
que h a y en el c i e l o y e n la t i e r r a , l a s v i s i b l e s y e n l a u n i d a d d e t o d o s l o s e n t e n d i m i e n t o s e n el r e i n o d é l a
las invisibles, las abarca y contiene á todas en sí, p o r q u e v e r d a d , y e n l a u n i ó n d e t o d o s l o s c o r a z o n e s en el i m p e r i o
en É l p l u g o á D i o s q u e c o e x i s t i e s e y se a s e n t a s e lo h u m a - de u n m i s m o santo é i n e f a b l e amor.
n o y l o d i v i n o , lo c r e a d o y l o i n c r e a d o , y lo s u m o y c u m -
L a I g l e s i a e s t á d i v i n a m e n t e e n c a r g a d a de d i l a t a r e s t e
p l i d o de t o d a s l a s c o s a s . É l t i e n e el p r i n c i p a d o y e m i n e n -
i m p e r i o , n o p o r l a f u e r z a d e l a s a r m a s , ni p o r el f r a g o r d e
c i a entre t o d a s , l a s c u a l e s , así c o m o en É l f u e r o n c o n c e b i -
l o s c o m b a t e s , sino por l a p r e d i c a c i ó n d e l a f e , palabra de
d a s y f o r m a d a s , a s í en É l t i e n e n s u sér y s u ú l t i m a p e r f e c -
reconciliación, como la l l a m a S a n Pablo que todo lo or-
c i ó n y c o m p l e m e n t o . É l , en fin, es el p r i n c i p i o , el m e d i o
d e n a y pacifica, que v e n c e al mundo, regenerala sociedad,
y el t é r m i n o de t o d o l o c r i a d o .
arrolla las tinieblas de l a i g n o r a n c i a y fecundiza la este-
E s t e V e r b o d e D i o s , r e s p l a n d o r de l a g l o r i a del P a d r e ,
r i l i d a d de l o s h u m a n o s c o r a z o n e s . E n e s t a p a l a b r a s o b e -
e s p e j o c l a r í s i m o de s u M a j e s t a d , P a l a b r a i n e f a b l e que r e -
r a n a todo se enlaza y h a r m o n i z a , lo h u m a n o con lo divi-
s u e n a e t e r n a l m e n t e e n l a s p r o f u n d i d a d e s de l a e s e n c i a di-
no, lo creado con lo i n c r e a d o , l o s d e r e c h o s de D i o s con
vina y cuyos ecos repiten todas las criaturas, despues de
l a s e x i g e n c i a s y p r e r o g a t i v a s de l a r a z ó n del h o m b r e . E l l a
h a b l a r al h o m b r e p o r el e s p e c t á c u l o de l a c r e a c i ó n , por l a
e s el resúmen de toda l a e n s e ñ a n z a revelada, expresión de
v o z de s u s P r o f e t a s y p o r l o s b e n e f i c i o s que se c o m p l a c i ó
l a unidad prodigiosa q u e D i o s quiso poner en los e n t e n d i -
e n d e r r a m a r s o b r e l a g r a n n a c i ó n á q u i e n e s c o g i ó por ob-
mientos de los hombres, p a r a que sus corazones estuvie-
j e t o de s u s m i s e r i c o r d i a s , q u i s o , finalmente, hablarnos por
sen igualmente unidos con vínculos de indestructible
sí m i s m o , y a ú n v e s t i r s e de l a s m i s e r i a s de n u e s t r a h u m a -
a m o r . D e e s t a m a n e r a l a p a l a b r a de l a f e , n i ' m á s ni m é -
nidad p a r a a c e r c a r s e m á s á n o s o t r o s , y u n i d o é i n c o r p o -
n o s que la divina p e r s o n a de c u y o s labios brotó, ha v e n i -
r a d o c o n n o s o t r o s , r e c o n c i l i a r á t o d a s l a s c o s a s del cielo y
do á serla piedra a n g u l a r , preciosa, escogida por Dios,
d e l a t i e r r a , e s t o es, al h o m b r e c o n D i o s , á t o d o s l o s h o m -
p a r a q u e en e l l a s e j u n t a r a n y se hermanasen y reconci-
b r e s entre s í , y á l o s e l e m e n t o s , i n c l i n a c i o n e s y f a c u l t a d e s ,
l i a s e n cosas que eran a l p a r e c e r irreconciliables.
q u e en n u e s t r a n a t u r a l e z a andaban desunidas y enemis-
t a d a s . E s t a s o b e r a n a r e c o n c i l i a c i ó n s e obró e n el m a d e r o
I I I . C o r . 5. 1 9 .
E n el d i s c u r s o ó e n s a y o q u e p r e c e d e h e m o s p r o c u r a d o
disminuye la c r e e n c i a de l a s c o s a s sobrenaturales, se
e s t u d i a r esta h a r m o n í a m a r a v i l l o s a , i n v e s t i g a n d o los e l e -
a p a g a , d e s v a n e c e y t r a s t o r n a el c o n o c i m i e n t o de l a s n a -
m e n t o s que la c o m p o n e n , l o s e n e m i g o s q u e l a c o m b a t e n y
t u r a l e s , e n n e g r e c i é n d o s e con a t e r r a d o r a o s c u r i d a d t o d o s
l a s p r i n c i p a l e s d i f i c u l t a d e s q u e c o n t r a e l l a se s u e l e n g e -
l o s h o r i z o n t e s , y corriendo el o r d e n s o c i a l h á c i a a b i s m o s
neralmente presentar.
d e p e r d i c i ó n y de m u e r t e . P o r m a n e r a q u e si los a r g u m e n -
A l fijar la v i s t a en este c u a d r o , t a l c o m o n o s h a p e r m i - t o s que d e m u e s t r a n la v e r d a d de n u e s t r a f e no f u e r a n p o r
tido b o s q u e j a r l o la d e b i l i d a d de n u e s t r o i n g e n i o , u n a c o s a
sí m i s m o s incontrastables, serían m o t i v o b a s t a n t e p a r a
n o s p a r e c e r e s a l t a r c l a r a y e v i d e n t e , es á s a b e r , la c o n -
•admitirla y a b r a z a r l a , la c o n f u s i o n , el t r a s t o r n o y el des-
f u s i ó n q u e r e i n a en el c a m p o d e l o s e n e m i g o s de e s t a h a r -
v a r í o e s p a n t o s o q u e se a p o d e r a de l a s i n t e l i g e n c i a s l u e g o
m o n i o s a u n i d a d , la i n s e g u r i d a d de s u s d o c t r i n a s y la f a t a l
•que d e s a m p a r a n e s t a f e .
c e g u e d a d de s u s e n t e n d i m i e n t o s .
A u n en su o p o s i c i o n á la e n s e ñ a n z a r e v e l a d a , no h a y
E l ú l t i m o escritor q u e con á n i m o hostil á l a v e r d a d r e - m a n e r a de r e d u c i r la c i e n c i a s e p a r a d a de D i o s á un s i s t e m a
v e l a d a h a t r a t a d o de l o s c o n f l i c t o s e n t r e la c i e n c i a y la f e , l ó g i c o de i m p u g n a c i ó n . S i e m p r e n e g a n d o , s i e m p r e r e v o l -
h a tenido la habilidad de g a s t a r m á s de c u a t r o c i e n t a s p á - v i e n d o el cieno de l a s m i s m a s c a l u m n i a s , s i e m p r e dando
g i n a s de i m p r e s i ó n sin l l e g a r á d e f i n i r c l a r a m e n t e lo q u e v u e l t a s alrededor de los m i s m o s s o f i s m a s , a p a r e c e h i j a l e -
e n t e n d í a por R e l i g i ó n ó c i e n c i a , y e l v e r d a d e r o c a r á c t e r de g í t i m a de aquel que, c o m o d i c e S a n P e d r o , n o s a n d a ro-
l a s r e l a c i o n e s q u e existen e n t r e a m b a s . d e a n d o p o r v e r si se a p r o v e c h a de n u e s t r o d e s c u i d o p a r a
E s t a confusion y vaguedad, m á s q u e á p o b r e z a de i n - c o g e r n o s en s u s redes y t e n t a c i o n e s . E n v e r d a d , no h a y
genio ó á ignorancia, debe atribuirse á las consecuencias c i e n c i a c o n t r a C r i s t o ó su I g l e s i a , no p u e d e h a b e r l a ; la
l ó g i c a s de la p o s i c i o n de l o s a d v e r s a r i o s de la f e . T o d o e n - s a b i d u r í a que se l e v a n t a c o n t r a D i o s , l a q u e le n i e g a ó
t e n d i m i e n t o q u e d e s a m p a r a l o s c a m i n o s de D i o s , e s t á c o n - b l a s f e m a , no es m á s q u e i g n o r a n c i a a m a ñ a d a , c i e n c i a de
d e n a d o á perderse entre o s c u r i d a d e s y t i n i e b l a s de m u e r t e . f a l s o n o m b r e , m á s c a r a con q u e se c u b r e la i m p i e d a d p a r a
A p e n a s se a l e j a u n o de este c e n t r o d e v i d a , s i é n t e s e o p r i - e n g a ñ a r á las gentes sencillas, y á u n t a l v e z para e n g a -
m i d o por una a t m ó s f e r a que t o d o l o c o r r o m p e y e n v e n e - ñ a r s e é i n f a t u a r s e á sí p r o p i a . E n g é n d r a s e , no en la a t -
na. E n a p a g á n d o s e en el a l m a l a l u m b r e de l a f e , l a m i s - m ó s f e r a e s p l e n d o r o s a de la i n t e l i g e n c i a , s i n o en los s e n o s
m a l u z de la r a z ó n se debilita y e n t e n e b r e c e . N a d a p a r e c e m á s tenebrosos del corazon. A l l í se t r a m a n l a s terribles
q u e d a r fijo ni e s t a b l e . T o d o e s d e s o r d e n , v a c i l a c i ó n é i n - c o n j u r a c i o n e s c o n t r a la v e r d a d . D e allí s u r g e la d e n s a h u -
c e r t i d u m b r e . L a c o n t r a d i c c i ó n p e n e t r a en t o d o s l o s s i s t e - m a r e d a q u e a h o g a el e s p í r i t u , q u e e m b o t a y adormece
m a s filosóficos f o r m a d o s por l a c i e n c i a e n e m i g a de D i o s ; y n u e s t r o s b u e n o s instintos y d e s p i é r t a l o s m a l o s , y l o s en-
á poco q u e se p r o f u n d i c e n s u s s e c r e t o s , se d e s c u b r e en el c o n a y e m b r a v e c e c o n t r a D i o s . A s í r e p r e s e n t ó Milton al
f o n d o la d u d a y el e s c e p t i c i s m o , c a s t i g o de l a P r o v i d e n - p e c a d o , saliendo de la c a b e z a d e l A r c á n g e l prevaricador
c i a d i v i n a , por el c u a l quien n i e g a el o r d e n s o b r e n a t u r a l , e n v u e l t o en p a v o r o s o t o r b e l l i n o e n g e n d r a d o por la n u b e
v e d e s v a n e c e r s e c u a l s o m b r a el m i s m o o r d e n n a t u r a l en d e l m a l deseo que h a b i a brotado d e l c o r a z o n .
q u e pretendía a p o y a r s e . Y lo q u e p a s a en el a l m a de c a d a
E s t a c i e n c i a terrena, a n i m a l , d i a b ó l i c a , c o m o la l l a m a
i n d i v i d u o s u c e d e en la s o c i e d a d , e n l a c u a l , á m e d i d a q u e
e l Apóstol Santiago, mentirosa contra la verdad, nada p o -
Conclusion 363
L a I g l e s i a , i n t é r p r e t e de e s t a e n s e ñ a n z a y d e f e n s o r a y
p r o m u l g a d o r a d e s u s d e r e c h o s , si p o r u n m o m e n t o llega
á a p a r e c e r a b a t i d a y h u m i l l a d a , al fin v e n c e , é i r g u i e n d o
s u f r e n t e m a j e s t u o s a p o r e n c i m a de s u s f^iemigos, l o s v e
e s t r e l l a r s e u n o t r a s o t r o b a j o s u s p i é s , sin q u e d e j e n t r a s
d e si m á s r a s t r o q u e e l h o r r o r de s u s b l a s f e m i a s y l o s a y e s
d e s u d e s p e c h o é i m p o t e n c i a . P o r m á s e s f u e r z o s q u e ha-
g a l a s o b e r b i a y l a r e b e l d í a del h o m b r e p a r a o p o n e r s e á
l o s d i v i n o s d e c r e t o s , e s t o s t i e n e n que c u m p l i r s e i r r e m i s i -
blemente. D i o s , al fin, a c a b a s i e m p r e p o r t e n e r r a z ó n ; y
e l V e r b o D i v i n o , i m á g e n c o n s u s t a n c i a l de l a D i v i n i d a d , y
por quien todas las c o s a s son, viven y subsisten, continúa
s i e n d o l a n o t a i n e f a b l e , o r i g e n de t o d a l a h a r m o n í a que
v i b r a e n l a c r e a c i ó n , e n l a c i e n c i a y en l a f e , e n el orden
n a t u r a l y e n el s o b r e n a t u r a l , e n e l d i v i n o y e n el h u m a n o .
INTRODUCCION.
INTRODUCCION.
CAPÍTULO X V I I I . —Autoridades.
CONCLUSION.