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LIBRO 1
T.M. FRAZIER
TABLA DE CONTENIDO
ACERCA DE PERVERSION
DEFINICIÓN DE PERVERSION
LACKING, FLORIDA
CITA DE APERTURA
PRÓLOGO
EL PASADO
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CARTA 1
CAPÍTULO 3
CARTA 2
CARTA 3
CARTA 4
CARTA 5
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CARTA 6
CARTA 7
EL PRESENTE
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
Yo la utilizo.
Ella me manipula.
E
par.
mma Jean Parish tenía el pelo rizado salvaje y una actitud a la
T ristan.
Ese es un nombre súper genial.
El tenía tatuajes. Muchos de ellos.
Además, era alto y misterioso con toda esa sudadera con
capucha.
Fumó cigarrillos, que sé que son malos, aun así, se veía bien
haciéndolo.
Y a pesar de lo que dijo esa perra de traje acerca de que él era
tonto, ella estaba equivocada. Está lejos de eso. Pude ver su
inteligencia brillando en sus ojos dorados.
Él es perfecto.
Nunca pensé que alguien fuera perfecto antes. Nunca pensé que
un chico fuera guapo o incluso lindo.
Hasta Tristán.
Sentí un golpe de energía corriendo por mi brazo cuando lo
toqué, y supe que él también lo sentía, porque parecía francamente
sorprendido.
Electricidad. Seguramente, eso era un cuento de hadas en
alguna parte. Y no era electricidad estática porque no estaba cerca
de una alfombra y no estaba descalzo.
Bajé la mirada a la billetera de tela rota en mis manos, y una
extraña sensación vino a mí para devolverla.
Puf. Eso era nuevo.
Nunca me había sentido culpable antes. No iba a comenzar
ahora. Aparté el sentimiento desconocido a un lado, porque tenía
una abrumadora necesidad de abrirlo. Para saber más sobre este
Tristán que no se parecía a nadie que haya conocido antes.
La licencia de conducir en el interior reveló el apellido de
Tristan. Paine.
Sin segundo nombre.
Por otra parte, tampoco tenía un segundo nombre. Solo un
nombre compuesto. Mis padres murieron poco después de que yo
naciera, así que siempre imaginé mi propia versión de cómo podría
haber llegado a tener dos nombres.
Mi madre realmente quería llamarme Emma, y mi papá
realmente quería llamarme Jean, por lo que se comprometieron y
decidieron llamarme Emma Jean. Por supuesto, decidieron esto
cogidos de la mano y mirando amorosamente mi cuna, cantándome
canciones de cuna en perfecta armonía hasta que me dormí.
Siempre estaba inventando historias. Era mi forma de escapar.
En este momento, comenzaba a pensar en un príncipe callado y
malo.
Tristán. Dije su nombre varias veces en mi cabeza.
Tía Ruby entró en la sala de estar con el pelo revuelto y un
cigarrillo colgando de la boca con el lápiz labial de la noche anterior
sobre su barbilla.
Rápidamente cerré la billetera y la metí detrás de las cortinas
en el alféizar de la ventana.
-¿Qué tienes allí?-, Preguntó ella. Alcanzando detrás de mí, sacó
la billetera de su escondite.
Hice un intento de pánico por ello. -¡Espera! ¡Es Mío!-
-Cállate, niña. Ambos sabemos que eso no es cierto-.
Tenía DOS nombres. Tía Ruby nunca me llamó por ninguno de
ellos. La niña era la cosa más entrañable que me había llamado.
Tía Ruby no se molestó en mirar la identificación. Su única
preocupación era el efectivo. Sacó un trozo de papel doblado y lo
miró brevemente antes de tirarlo al suelo. Retiró los pocos billetes y
los contó. Treinta y cuatro dólares. Ella arrojó la billetera a mis pies,
metiendo el efectivo en su sostén.
-Al menos, este pequeño pasatiempo tuyo produce resultados-,
murmuró, con la colilla de un cigarrillo colgando de la esquina de
sus arrugados labios. Cogió las llaves de la mesa desordenada del
pasillo. Ella no me dijo a dónde iba, pero no tenía que hacerlo.
Porque ya lo sabía.
El casino en Lacking, dos ciudades más. Siempre va al casino.
Apagó el cigarrillo y encendió otro. Agarrando su bolso del suelo,
abrió la puerta principal y se estremeció cuando la luz del sol golpeó
su rostro. Ella se protegió los ojos con la mano. Sin ni siquiera un
adiós y con el maquillaje de anoche aglutinando sus pestañas, se
había ido.
Me hundí en el suelo y recogí el papel doblado. Mis hombros
cayeron en derrota. Realmente iba a devolverlo esta vez.
Tal vez.
Desplegué el papel, pero no era papel en absoluto. Era una foto
de la versión de un pequeño Tristán y una mujer con los mismos
penetrantes ojos dorados. Él la rodeó con el brazo y ambos estaban
con los ojos muy abiertos y ... sonriendo.
Mi corazón se salto un latido.
-¡Emma Jean!-, Dijo Gabby, corriendo por la puerta principal
con su hermana mayor Mona cerca de sus talones. Mona me ignoró
y subió las escaleras. Gabby parecía asustada. Su largo cabello
oscuro estaba cubierto de sudor en la frente. Sus ojos oscuros se
llenaron de lágrimas.
-¿Qué?- Dije, parándome y metiendo la foto en mi bolsillo.
-Me voy-, susurró. -Marco, mi hermano, nos va a llevar a mí y a
Mona-.
-¿Cuándo?-, Le pregunté aterrada. Gabby era todo lo que tenía.
-El mes que viene-, dijo antes de estallar en lágrimas.
EL PRESENTE
SEIS
T ricks se ha ido.
Tristan Paine está muerto.
Deslizo mi teléfono en mi bolsillo, habiendo terminado mi
búsqueda diaria en Google de Emma Jean Parish, con los mismos
resultados que han aparecido durante más de cinco años.
No es una maldita cosa.
-¿Terminaste de golpearte con una polla caliente para que
podamos jugar ahora?- Haze incita, tomando un trago de whisky. Él
voltea su gorra de béisbol negra hacia atrás y golpea las bolas.
-No seas celoso, homófobo. Además, le estaba hablando justo
para ti. No te preocupes. Le di tu número- respondo con un guiño.
Mi cigarrillo cuelga de mis labios mientras tomo mi tiro. Dos bolas
rebotan entre sí y ruedan directamente en los bolsillos previstos.
-Vete a la mierda-, ladra Haze con una carcajada. -Tengo
confianza en mi heterosexualidad, y para que conste,
probablemente podría atraer a un tipo mucho más sexy que tú. Si
quisiera. Pero si decides que quieres comenzar a cruzar espadas con
tipos, debes saber que no soy un homófobo, y como tu hermano, te
apoyo totalmente-, dice, colocando su mano sobre su corazón.
-Es bueno saberlo, hijo de puta-, murmuro con una sonrisa.
-Estaba buscándola de nuevo-, explica Sandy, tomando un
sorbo de su cerveza.
-¿Algo?-, Pregunta Haze, levantando las cejas.
Sacudo la cabeza. -No-.
-Joder, ¿cuánto tiempo la has estado buscando? ¿Como tres
años?- Pregunta Haze.
-Cuatro-, responde Sandy.
-Cinco-, corrijo.
No quiero hablar de Tricks. Ya paso demasiado tiempo
pensando en ella. Más ahora que cuando desapareció por primera
vez. Especialmente no quiero hablar de ella esta noche porque me
siento inquieto. Mis nudillos están ansiosos por acción. La tregua ha
atenuado la violencia en Lacking, pero no ha disminuido la
necesidad de ello.
Tomé un trago de whisky; El líquido ámbar apenas me quema
la garganta. Es aguada mierda barata, pero de nuevo, lo mismo
puede decirse de todo el bar. Los muebles juntos están esparcidos al
azar alrededor de las dos mesas de billar en el centro de la
habitación. Los tapices, los carteles y los letreros de cerveza de neón
que no funcionan o que no están enchufados en las paredes están
mal emparejados. Sin rima ni razón para nada.
Dejé el vaso de chupito a un lado de la mesa, luego miré a mi
alrededor. No toma mucho tiempo clasificar a los clientes y notar
que quién estoy buscando aún no está aquí. Esta noche solo hay un
par de docenas de personas en BB’s Bar, pero no hace falta mucho
para que el pequeño espacio se sienta abarrotado. Los sonidos
apagados de la conversación zumban a mi alrededor junto con la
ocasional carcajada. El olor a pepinillos fritos, cerveza barata rancia
y cigarrillos llena el aire brumoso.
-¿Tres disparos seguidos?-, Pregunta Sandy, con la boca abierta
para que su mandíbula, si pudiera, se arrastre por el suelo pegajoso.
La cierra de nuevo cuando me ve mirándola. Se despeina la mata de
cabello castaño rojizo que lleva unas semanas de retraso para un
corte. -¿Por qué me molesto en jugar contigo, Grim?-
-Tiene que ser mejor que jugar contigo todo el tiempo-, agrega
Haze. Sostiene su propio palo de billar en una mano mientras usa la
otra para fingir mastrurbarse. Se muerde el labio y monta el aire
teatralmente.
-Vete a la mierda-, responde Sandy, dándole un dedo medio.
Haze se sienta en un taburete alto con los ojos fijos en la puerta.
Gira su gorra hacia atrás con su larga barba negra en marcado
contraste con su aspecto, por lo demás, totalmente estadounidense.
-Todavía no llegó-, reflexiona Sandy, siguiendo la mirada de
Haze.
-¿Porqué mierda lo dices?-, Pregunto sarcásticamente. -Mirar
fijamente no los traerá aquí más rápido, así que hazme un favor y
detente. Te ves como un maldito pitbull, esperando que alguien deje
caer su filete-.
-Tal vez, lo soy-, responde Haze.
-¿Qué te ha metido por el culo?-, Pregunta Sandy.
Haze dejó escapar un suspiro. -Tengo otra mierda en mi mente
esta noche, es todo-. De repente se levanta de su taburete. Me da
una breve inclinación de cabeza justo cuando suena la campana
sobre la puerta del Bar de BB. No miro por encima. Aún no.
Espero a que Sheila, nuestra camarera habitual y copropietaria
del bar, termine de rellenar mi vaso de chupito. Lo hace lentamente,
inclinándose lo más posible para mostrar su amplio escote. Hago un
alarde de mirar y apreciar lo que tiene para ofrecer, porque si no lo
hago, ella solo se esforzará más por llamar mi atención, y no
necesito que ella lo intente más ahora.
Necesito que se vaya.
Le devuelvo el guiño cuando finalmente se aleja. Solo ahora me
permito mirar por encima del hombro donde veo a Memo y Gil
pavoneándose hasta la barra con sus pañuelos amarillos de Los
Muertos a la vista. Memo tiene el suyo envuelto alrededor de su
frente mientras que Gil lo tiene colgado del bolsillo trasero.
AHORA, la noche realmente ha comenzado.
Me sueno el cuello y Sandy apaga su cigarrillo.
Cuando Haze finge estar interesado en nuestro juego por
primera vez en toda la noche, sé que hemos sido vistos.
-Bueno, bueno, bueno. Si no son las Perras de Bedlam-, canta
Memo mientras se acerca a la mesa. Su diente frontal dorado brilla
bajo las luces fluorescentes amarillas.
-¿Sabes lo que sería genial? Si pudieras estar a la altura de tu
nombre. Los Muertos. Los muertos. Si realmente pudieras ESTAR
muerto, sería fabuloso-, dice Sandy, sosteniendo su palo de billar
delante de él.
Gil se burla. Se inclina sobre la mesa de billar, esparciendo las
bolas alrededor de la mesa. -Escuché que a ustedes muchachos les
falta un envío-, dice Gil con una sonrisa de complicidad en su cara
llena de cicatrices. -Lástima que no puedas hacer un mejor
seguimiento de tu mierda-.
-No sabrás nada de eso, ¿verdad?-, Pregunta Sandy,
enderezando los hombros y caminando alrededor de la mesa hasta
que su pecho casi toca el de Gil.
Gil coloca las palmas de las manos en señal de rendición. Él
sacude su cabeza. -Por supuesto que no, hermano. ¿No has
escuchado? Hay una tregua entre Bedlam y Los Muertos. Paz. Por
mucho que me encantaría ser el que los estafó maricones, no te
hemos robado su mierda- . Su labio se dobla en la esquina. -Bueno,
no esta vez de todos modos-.
Sandy deja escapar un largo silbido.
-Entonces, ¿cómo es que vieron a sus muchachos vendiendo
armas que se parecían mucho a las que esperábamos en ese
camión?-, Pregunto, volviendo apilar las bolas.
Memo se encoge de hombros. -El hecho de que las tengamos no
significa que sean suyas. Todas las armas se parecen-.
-Alto ahí. No hay necesidad de ser racista al respecto-,
interrumpe Haze.
Memo gruñe.
Gil cambia de un pie a otro, evaluando a Sandy, que finge un
bostezo. -No estás engañando a nadie, hogares. Puedo ver en tus
ojos cuánto quieres lanzar un golpe-, se burla. -Adelante. Hazlo-.
Sandy se queda quieto con una sonrisa de complicidad en su
rostro.
-Oh, espera-, Gil clava el dedo en el pecho de Sandy. -No puedes.
Eso estaría rompiendo el trato. No puedes tocarme, chico blanco-.
Escupe en el suelo. -Maldita puta-.
-¿Dónde estabas exactamente tu y sus muchachos anoche?
Quiero decir, ya que no estabas robando nuestro envío y todo-.
Sandy pregunta, su paciencia se agota. Sus ojos se estrechan en el
hombre más bajo frente a él mientras se inclina hacia adelante
contra su palo de billar.
Gil se ajusta el pañuelo. -Estábamos tomando turnos con tu
puta hermana-, se ríe de Memo. -¿Qué dice la jodida tregua sobre
eso?-
La cabeza de Sandy se vuelve hacia mí haciendo una pregunta
silenciosa.
Una que estoy por responder.
-Sabes, recientemente aprendí algo nuevo sobre nuestra
pequeña tregua-, comienzo, rodeando la mesa con mi palo de billar
en la mano. -Algo que incluso Marco probablemente no sabe. Pero
les voy a hacer un favor, chicos, y compartirlo con ustedes para que
puedan regresar y enseñar a su intrépido líder sobre los puntos más
delicados de la política de pandillas en Lacking-.
-¿Oh sí, Grim?- Memo se me acerca, rodando hacia atrás sus
hombros y sacando pecho. Quiero arrancar el pequeño tatuaje de la
estrella por el rabillo del ojo y empujarlo por su maldita nariz. -
Edúcanos, entonces. ¿Qué es exactamente lo que aprendiste sobre
nuestro pequeño acuerdo?-
Miro por encima de la cabeza de Memo a cada uno de mis
hermanos y tironeo de mi barbilla.
-Adelante, Grim-, sisea Memo. -Enséñanos-.
Entonces, lo hago.
Rompo el palo de billar sobre mi rodilla, y golpeo la mitad de
mi mano derecha en la cara de Memo y luego le doy un revés con la
mitad de mi izquierda, enviándolo a las mesas detrás de él. Hay una
pelea detrás de mí. Me doy la vuelta justo cuando Gil pasa junto a mí,
uniéndose a su hermano en la pila de dolor, cortesía de mis
hermanos.
Me inclino sobre los dos matones gimiendo y sangrando y
guiño un ojo. -Las peleas de bar no cuentan-. Arrojé el palo de billar
roto encima de ellos.
Haze se ríe. -Ahora ese es el tipo de educación que no se puede
comprar. De nada-. Vierte el resto de su cerveza sobre ellos y luego
deja caer la botella. -Uy-.
-Si descubro que fueron ustedes o sus muchachos los que
robaron nuestro camión, no los golpearé con un palo de billar. Me
tomaré mi tiempo metiendo cada centímetro de los extremos rotos
por sus jodidas gargantas hasta que sus entrañas salgan de sus
culos-, advierto. -¿Fuimos jodidamente claros?-
Dos gemidos confusos traen toda la respuesta que necesito.
Saqué un fajo de billetes del bolsillo de mi chaqueta de cuero y
saqué varios billetes de cien dólares. Los arrojo al bar. -Por el
problema-, le digo a Sheila.
Sheila me sonríe seductoramente, metiendo los billetes en su
sostén. -Siempre es bueno verte, Grim. ¿Se divierten mucho?-
Empujo la puerta.
-Siempre-.
Salimos a la acera de hormigón. Saqué un porro de la caja. El
encendedor está fuera de mi bolsillo, pero la llama nunca tiene la
oportunidad de llegar a su destino porque de repente estamos
rodeados por un enjambre de hombres con chalecos blindados,
cegándonos con linternas. El sonido de las armas siendo usadas
resuena por el callejón.
No sé quiénes son estos tipos, pero no son locales. Conozco a
todos los lugareños. La mayoría de ellos estaban en la nómina de
Los Muertos o en la mía.
O ambos.
-Lo juro, oficiales. Se patearon sus propios traseros-, se ríe
Sandy mientras los tres nos damos la vuelta y nos arrojamos contra
la pared de ladrillos del bar.
-No estamos aquí por una pelea de bar-, dice un hombre,
entrando en mi línea de visión. Es el único de la docena de oficiales
que no usan casco protector o chaleco. Tiene un corte de pelo de
estilo militar y ojos brillando con diversión.
-Un poco a la izquierda-, dice Haze con su fuerte acento sureño.
-Ahora acaricia hacia arriba y hacia abajo y no tengas miedo de
ponerte un poco áspero-. Gruñe cuando la respuesta es una patada
aguda en la parte posterior de sus rodillas.
Echo un vistazo al hombre que supongo es el encargado. -
Entonces, ¿qué coño quieres?- Siseo cuando otro oficial clava su
rodilla firmemente en mi espalda baja, sosteniéndome quieto para
que pueda sujetar un par de pulseras de acero familiares alrededor
de mis muñecas.
Jodido imbécil.
-Tú y yo vamos a tener una pequeña charla-, explica.
-¿Ah sí?- pregunto. -¿Y quién demonios eres?-
Él saca una placa y la sostiene para que yo pueda leerla.
Capitán Marshall Lemming. Condado de Lacking. Brigada Anti-
pandillas.
-Jesucristo-, murmuro. Me sacan de la pared y me suben a una
camioneta mientras mis hermanos son golpeados.
-Así es, Tristan Paine. Di tus oraciones-, dice el Capitán
Lemming, de pie junto a la puerta abierta. -Porque las vas a
necesitar-. Cerrando de golpe las puertas, golpea la parte superior
de la camioneta. El conductor arranca.
Recito en silencio el juramento que hice cuando me
comprometí con Bedlam.
Mi vida.
Mi muerte.
Mi lealtad.
Mi honor.
Para Bedlam.
Por la hermandad.
Para siempre.
Me reí entre dientes. No sé lo que el Agente Marshall Lemming
de la Brigada Anti-pandillas quiere de mí, pero lo que no sabe ... es
con quién diablos se está metiéndo.
SIETE
-Tricks-.
TRECE
-No puedo ser la razón por la que la gente muera-, dice Tricks.
Miro su hermoso rostro maltratado. -No lo harás. Marco va a
encontrar la manera de comenzar una guerra sin importar si
regresas o no-.
-Pero no puedo ser la razón, Grim-, explica. -Simplemente no
puedo. Tengo que sacar a Gabby. No puedo dejarla allí. No lo haré-.
La atraigo a la habitación y la siento en la cama. Los dos estamos
en silencio por un momento. El espacio se llena de tensión y
palabras no dichas.
-Lo jodí. Marci me contó todo-, finalmente digo.
Ella levanta su mano. -No hagamos esto. Aún no. Ahora no. No
me debes nada. Voy a probarme a mí mismo. Voy a ayudar a
derribar a Marco. Cuando esté libre de él y Los Muertos, podemos
hablar. En cualquier caso, volveré. Lo prometo-.
-Belly tenía razón. No tienes que hacer esto-, le digo, sosteniendo
sus manos en las mías.
-Lo sé, pero por primera vez en mi vida, quiero hacerlo-. La
sinceridad en su voz me golpea como un puño en el corazón. -Es la
única forma de ver cómo me libero de toda esta mierda y mantener
viva a Gabby-. Tricks se estremecen cuando ella comienza a
desenvolver las vendas alrededor de sus costillas.
-¿Qué estás haciendo?- digo.
-Al aparecer en el complejo con vendas, surgirán muchas
preguntas que no voy a querer responder-.
Tiene razón. Joder, odio esto, pero tiene razón. La ayudo a
desenvolver el resto, revelando las contusiones moradas a lo largo
de su torso que coinciden con los cortes y contusiones alrededor de
sus ojos hinchados.
Entra Marci, sosteniendo una camiseta de gran tamaño con una
imagen ridícula de gatos trepando una soga. -Ponte esto. Puedes
decir que lo recogiste de un tendedero-.
-Gracias-, dice Tricks. Ella alcanza la camisa, pero yo la agarro
primero, tirándola suavemente sobre su cabeza.
-Sandy te llevará en la camioneta y te dejará lo más cerca posible
del complejo sin que se den cuenta. El resto depende de ti-, dice
Marci.
Tricks asiente. La esquina de su labio está cubierta de sangre
seca.
Miro a Marci. -Ella necesitará algo más-, le digo.
-¿Qué?- Pregunta Tricks.
-Hizo esto porque quiere tu lealtad, ¿verdad?-
Tricks asiente, pero la confusión se dibuja en su rostro. -Sí. Como
no se lo voy a dar, pensó que me lo iba a quitar-.
Gruño. -Marci, Belly, tenemos que darle algo para traer de vuelta.
Algo importante que ella puede mostrarle para dejarle pensar que
su prueba de lealtad realmente funcionó-.
Belly está detrás de Marci. Él asiente entendiendo, luego se quita
su anillo de Bedlam y me lo arroja. -Eso debería funcionar. Me lo
quito cuando trabajo en mi motocicleta. Lo pongo en el estante más
cercano a la puerta. Puedes decir que lo robaste para demostrar tu
valía-.
Le alargo el anillo a Tricks. -Marco quiere lealtad, y así es como
se la vas a dar-.
Tricks me lo quita de las manos. -Gracias-, dice ella, con los ojos
llenos de lágrimas.
Le quito un pelo suelto de la cara y la miro profundamente a los
ojos. Necesito que vea lo serio que soy. -Mantente fuera del camino
de Marco tanto como sea posible. Si él te toca, voy a por ti-.
-Todos lo haremos-, interrumpe Belly.
-¿Y luego qué?-, Pregunta ella.
-Mataremos a todos los que se interpongan en nuestro camino
para llegar a ti, y destrozaré a Marco miembro por miembro-.
Sostengo su rostro suavemente en mis manos. -Solo tienes que
volver a mi, Tricks-.
-Lo haré. Prometo que lo haré-.
Sé sin lugar a dudas que ella piensa que está diciendo la verdad,
pero el temor aún llena todo mi cuerpo.
Porque prometer algo que no puedes saber con certeza sigue
siendo una mentira.
VEINTICINCO
¡No es el fin!
PERVERSION (Libro 1)
POSSESSION (Libro 2)
Próximamente
PERMISSION (Libro 3)
Próximamente