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JETT
Aeropuerto LAX
―Odio mi vida ―me quejo con Cher, mi mejor amiga y la traidora que
me abandona para irse a Florencia, en donde pasará todo el próximo mes
con su familia en su increíble castillo, para beber vino, tomar el sol
desnuda y, conociendo a Cher, conocer a un italiano atractivo que no
habla inglés pero que no necesita hacerlo porque su enorme polla lo dice
todo.
Dios.
―Cálmate, y deja de lanzarme la mirada de muerte. Volveré en poco
tiempo. Además, tienes que ocuparte de Brody. ―Ella me señala, luego
se voltea para darle al barista de Starbucks una sonrisa de un millón de
dólares.
>>Gracias. ―Ella toma ambos cafés, el tipo sonríe y lucho contra poner
los ojos en blanco. No quiero ser idiota, pero... vamos, ¿de verdad cree
que una chica como Cher estaría interesada en él?
―¿Por qué haces eso? ―exijo mientras tomo mi café, rogando que mi
madre haya enviado a María, o mejor aún, se haya olvidado, y pueda
tomar un Uber.
―¿Qué? ¿Ser una persona agradable? ―Ella me sonríe mientras
caminamos.
―Mmm no, ser una farsante y tentar a los chicos. ―Imito su sonrisa.
―Wow. ―Niega con la cabeza y luego dice―: Necesitas que te follen,
Raven. Duro. No me importa si es Brody o alguien más. En este punto,
cualquier persona con una polla dura servirá. Perfora tu tarjeta V y tal vez
puedas volver a ser la mejor amiga que conozco y amo. ―Envuelve su
brazo bronceado alrededor de mi hombro como si me diera apoyo, lo cual
solo me molesta, porque ella tiene razón. Necesito tener sexo, es todo en
lo que puedo pensar últimamente.
―Vas a derramar nuestros cafés ―me quejo, tratando de sacudirme su
brazo.
Cher es más que hermosa: es una chica cliché de California. Cabello
largo y rubio, grandes ojos marrones y alta, con un cuerpo para morirse.
Hemos sido amigas desde que tengo memoria, mi mamá es la persona de
relaciones públicas del padre de Cher.
―Mira, todo va a salir bien. Volveré antes de que te des cuenta, y
podemos escapar de regreso a Nueva York si no te sientes bien en la casa
de tu nuevo papi. ―Dice esto mirando al frente mientras se muerde el
labio inferior tratando de no reírse.
―No voy a participar en esta conversación ―la corto.
Salimos al caos de LAX y respiro hondo. Además del ligero olor a humo
y escape, se siente bien estar en casa, o lo que sea que Los Ángeles sea
para mí. Quiero decir, odio extrañarla, porque mi mamá la ama mucho.
Por eso elegí Nueva York para la universidad, cuanto más me aleje de su
veneno, mejor.
―Los Ángeles, te amo. ―Cher inclina dramáticamente la cabeza hacia
atrás y cierra los ojos mientras un grupo de personas maniobra a su
alrededor. Se quedan mirando, pero en silencio, a diferencia de la gente
en Manhattan, donde maldicen y se abalanzarían sobre ella.
―¿En serio? ―La agarro del brazo, haciendo que sus ojos se abran de
golpe y su café se derrame, y nos jalo hacia un banco de metal para poder
sacar mi teléfono de mi bolso grande y pensar en un plan.
―Cuidado con mis botas ―se queja y saca dramáticamente un paquete
de cigarrillos. Cher ha decidido que ahora es fumadora, lo que sea, son
sus pulmones, no los míos. Miro a mi alrededor a las filas interminables
de autos y a los conductores a los que se les dice que sigan dando vueltas.
Para ellos, es solo cargar y descargar.
―¿Crees que puedo tener la suerte de que ella se olvide de que llego
hoy y pueda tomar un taxi? ―Agito el humo de mi rostro mientras
enciendo mi teléfono.
―Nop. ―Cher resopla y lanza humo al aire mientras apunta su
cigarrillo hacia la derecha―. ¿No es esa María?
Unos diez autos más abajo, María me indica frenéticamente que me
acerque a un todoterreno negro gigante.
Yo suspiro.
―Sí, al menos no es mi mamita querida. No creo que pueda soportar el
viaje en auto ―digo inexpresivamente, y luego miro a Cher, que está
sonriendo.
»¿Qué? ―Dejo mi teléfono en mi bolso y le devuelvo el saludo a
María―. Deséame suerte, oremos para que Jett Powers sea mejor de lo que
pensamos.
―¿Papi Powers? Oh, está mejor que bien. ―Cher inhala y sonríe ante
mi mirada.
―Por favor, deja de llamarlo así. ―Pongo los ojos en blanco.
―Sabes que tengo razón, es jodidamente sexy. ―Suspira y me apunta
con su cigarrillo―. La perra de tu madre tiene suerte de que vaya a
Florencia.
Estallo en carcajadas mientras la atraigo para darle un fuerte abrazo.
Por inapropiada que sea, realmente es la mejor.
―Pórtate bien. ―Trago el nudo en mi garganta―. Te voy a extrañar.
―Cállate, vas a hacer que me ponga a llorar y necesito ir a mi puerta de
embarque, te llamaré cuando aterrice. ―Ella se aparta y me mira
directamente.
»Solo sé tú, Raven. Eres como mi héroe, ¿sabes? ―Tira de mí para otro
fuerte abrazo.
Negando con la cabeza, alcanzo mi equipaje y me río.
―No tengo ni idea de porqué. ―Inhalo. Solo se va por un mes, no tengo
ni idea de por qué se siente tan monumental. Estoy segura de que es todo
lo que está pasando en este momento. Lo desconocido nunca ha sido lo
mío. Sonriendo, me acerco a María y a un hombre de traje negro.
―Porque eres hermosa por dentro y por fuera ―grita Cher detrás de
mí.
―Estás loca ―le grito, y luego abrazo a María, quien me aprieta fuerte.
―Mi amor1, déjame mirarte. ―Ella me sostiene con el brazo extendido,
sus cálidos ojos color caramelo brillan, pero su boca está hacia abajo.
»Oh, cariño. ―Suspira y tengo que reírme. María nunca es feliz, pero ni
siquiera me importa lo que la está molestando. Lo averiguaré más tarde,
estoy segura. En este momento, estoy genuinamente feliz de verla.
―Vamos, María, sin fruncir el ceño, te prometo que seré buena. No
tienes nada de qué preocuparte, Cher se va a Florencia. ―La abrazo de
nuevo. María es mucho más mi madre que mi madre biológica.
―No estoy preocupada por Cher ―se queja. Tomando mi equipaje, se
lo empuja al hombre del traje y lentes de sol oscuros.
―Hola, soy Raven… ―Voy a extenderle mi mano, pero María me
detiene, y arrugo la frente. ¿Qué demonios?
El hombre no parece ofendido. En todo caso, su atención está en todos
y en todo menos en mí. Cuando vuelvo a mirar hacia donde está parada
Cher, ella me saluda con la mano y me lanza un beso, luego me deslizo en
la parte trasera del vehículo.
Tal vez todo este temor de volver a casa sea una tontería. Quiero decir,
mi madre está saliendo con Jett Powers, un hombre nueve años más joven
que ella que se supone que es un genio y está para morirse. Ah, y otro
problema... no puedo dejar de fantasear con él.
Me acomodo en el asiento de cuero suave, preguntándome si lo veré
tanto.
¿Qué acaba de pasar? No, tacha eso. ¿Qué está pasando? No puedo
quedarme en esta casa a solas con ese hombre.
Él es horrible.
Arrogante.
E increíblemente sexy. Tomo una respiración profunda y la libero
lentamente, pero casi me echo a reír. Pobre Cher, los tabloides no le hacen
justicia. Literalmente enloquecería si viera su hermoso rostro. Mis ojos
permanecen en él mientras se va. Por supuesto, es alto, con cabello grueso
y oscuro. Dios, incluso se enrosca ligeramente alrededor de sus orejas, y
su cuerpo… el hombre no tiene ni una onza de grasa encima. Quiero decir,
su camiseta se pegaba a su paquete de seis, o tal vez incluso es un paquete
de ocho...
Lástima que es un imbécil, diciéndome que lo llame señor Powers. Debí
haberle dicho: Claro, siempre y cuando tú me llames señorita Stewart. ¿Por qué
siempre pienso en grandes réplicas después? Odio eso.
Señor Powers.
De repente, todo en lo que puedo pensar es en sus deliciosos y carnosos
labios sobre los míos mientras me levanta y mete su gran polla dentro de
mí. Porque si es así de perfecto en la vida real, su pene también tiene que
ser gigante. ¿Verdad? ¿Qué está mal conmigo? Estoy avergonzada, pero
mis bragas están pegajosas y mojadas.
―Ve a ponerte algo de ropa. ―La voz de mi madre casi me hace gritar.
¿Cómo olvidé que ella todavía estaba aquí?
Trago saliva y asiento con la cabeza ya que no puedo mirarla a los ojos.
Jett Powers es su prometido. Sí, mi madre es una persona terrible y una
mala madre, pero sigue siendo mi madre. Tengo que dejar de desear a su
novio... prometido. Realmente podría terminar siendo mi padrastro.
Eso es increíble. Y, sin embargo, casi me retuerzo cuando mi coño
palpita. ¿Querría que lo llamara papi?
Jesucristo. Necesito sexo, ahora.
Esta noche.
Brody tiene que venir, o yo tengo que ir con él. De cualquier manera, el
trabajo debe hacerse.
Me aclaro la voz y finalmente miro a mi madre que me mira con el ceño
fruncido y con la cantidad de Botox que le inyectaron en la cara, eso es
toda una proeza.
―Bien. ―Asiento con la cabeza hacia ella―. Ten un buen viaje. ―Me
giro y casi corro. Dios, hablando de sonar incómoda y culpable.
―¿Raven? ―Su voz me detiene y me giro lentamente.
―¿Sí?
―¿Tú piensas que soy estúpida? Te vi mirando a Jett. ―Voy a abrir la
boca para negarlo, pero ella levanta una mano, deteniéndome.
»Detente, eres como una perra en celo. Déjame darte un consejo
maternal. ―Casi gimo porque puedo sentir que esto va a ser feo. Wow, ni
siquiera he estado en LA por doce horas y aquí vamos.
»Solo porque el señor Powers fue amable contigo, no significa
absolutamente nada, es su trabajo hacer que la gente piense que le gustan.
―Ella camina hacia mí, y cualquier culpa que pueda haber tenido se
evapora mientras la miro.
»¿Crees que no sé que todas las mujeres lo desean? Pero soy la única a
la que le puso un anillo. ―Ella sonríe―. Porque pertenecemos juntos.
―Ella se lame los labios gordos de pato―. Así que no te hagas ilusiones,
lo único que le gusta a Jett Powers es un agujero cálido y dispuesto.
―Oh, Dios. ―La miro boquiabierta, viendo sus ojos subir y bajar por
mi cuerpo, con sus labios tornándose en una mueca.
―Soy la única que realmente puede darle a Jett lo que necesita.
Parpadeo hacia ella. ¿Qué demonios? Sé que no somos cercanas, pero eso
fue horrible, vergonzoso. Ni siquiera sé qué decir. ¿Cómo te defiendes de
ese tipo de veneno? Afortunadamente, ella me salva y decide irse, sus
tacones hacen un molesto chasquido en las escaleras.
―¿Qué demonios? ―susurro, frotándome la frente. Necesito mi
teléfono, pero por supuesto, se está cargando arriba en mi habitación. ¿Me
arriesgo a tener otro encuentro con mi madre? O peor, ¿con el señor
Powers?
»A la mierda. ―Ella está aún más loca que antes, si eso es posible, y me
niego a dejar que esto me moleste. Respiro hondo, enderezo los hombros
hacia atrás y salgo de la cocina.
Su casa es increíble, no es que esperara menos de alguien como él, pero
me sorprende lo ecológico que es. Todo su patio trasero parece eficiente
en caso de sequía. Esta mañana salí al balcón del dormitorio y vi un
enorme barril de lluvia. No es que llueva mucho en Los Ángeles, pero el
hecho de que él se preocupe por nuestro medio ambiente lo suficiente
como para tener uno me molesta. Tiene que seguir siendo un imbécil en
mi mente: un hombre tan horrible que invierte en la codicia corporativa y
le da millones a los cabilderos, un acaparador de energía que no cree en
el calentamiento global.
Un imbécil engreído.
Agarrándome de la lustrosa barandilla de madera, subo las escaleras
corriendo, mis pies descalzos hacen tap, tap, tap en el frío azulejo de piedra
azul. No voy a mentir, la sala principal es preciosa. Plano de planta
abierto, con paredes de color amarillo pálido y ventanas gigantes, grandes
puertas francesas de vidrio, junto con una pared de ladrillo encalado y
una chimenea y una repisa adornadas.
O es un amante del arte, o contrata a alguien que lo es. Ese es un Jackson
Pollock original colgando a la derecha.
Sí, este lugar es sofisticado y llamativo, pero al mismo tiempo se siente
bien, cálido, como si quisieras tomar una taza de café o té y sentarte y
simplemente estar.
Cautivador, como él.
Eso debería estar en la lápida de Jett Powers: Aquí yace un hombre
hermoso, peligroso y cautivador. Casi me echo a reír, esta tiene que ser mi
mente bloqueando que mi madre es una persona vil e hiriente.
¿Por qué diría esas cosas?
―Déjalo así, Raven ―susurro, negando con la cabeza mientras abro la
puerta de mi habitación, luego la cierro para poder apoyarme en ella y
recuperar el aliento.
Brody, necesito llamar a Brody. No puedo lidiar con mi mamá, pero
Brody puede y aliviará mi dolor.
Al menos eso es lo que me estoy diciendo en este momento. Esto es lo
que hago cuando mi mamá me traumatiza: o actúo como una niña, o hago
lo contrario.
Empujo la puerta, me muevo hacia mi teléfono y me siento en el borde
de mi cama, tratando de recuperar el aliento. Claramente, estoy más
asustada de lo que quiero admitir, y no estoy segura de que sean las
palabras de mi madre las que lo causen por completo.
Mis ojos vagan por la habitación. Es encantadora, con paredes de color
verde azulado claro y ventanas ornamentadas. Las puertas francesas
conducen a un balcón de buen tamaño con vista a la enorme propiedad.
Esta habitación es más elegante y lujosa que el resto de la casa.
Me estiro y tomo mi teléfono del cargador y presiono la foto de Brody.
―Atiende, Brody ―digo, mi mente repitiendo la forma en que los
antebrazos venosos de Jett hicieron que mi lengua hormigueara cuando
me tendió la mano para que se la estrechara. Todo lo que podía pensar era
en lamerlos...
―¿Hola? ¿Raven? ¿Puedes escucharme? ―Me sobresalto ante la voz de
Brody. Mierda, ¿qué estoy haciendo?
―Dime que estás en casa ―exijo.
Él se ríe.
―Me hace feliz saber que me extrañaste. ―Su amable y suave voz solía
hacer que me relajara. Hoy, sin embargo, sucede lo contrario.
―¿Estás aquí? ―chasqueo.
―Mmm… sí, llegué esta mañana…
―Bien, ¿cuándo te veré? ―No me importa si sueno necesitada. Es
Brody, y estoy jodidamente necesitada. Estoy harta de fantasear con un
hombre en el que no debería pensar.
―Necesito almorzar con mis padres. ¿Puedo verte esta noche?
Mis ojos recorren la habitación y me pregunto qué hora es.
―Supongo. ―Suspiro, y luego silencio―. ¿Brody?
―Sí, estoy aquí. ¿Estás bien?
―Estoy bien ―espeto. Tiene esa voz nerviosa, con la que realmente no
puedo lidiar.
―Raven, no sé qué te pasa, pero tengo que ir a almorzar con mis padres.
Viene mi abuela.
Me miro las uñas y casi quiero gritar: ¡Al menos tienes una abuela y unos
padres que quieren llevarte a almorzar!
Qué no se note que tengo problemas. Lo que sea, tiene que venir aquí y
follarme contra la pared con fuerza. En realidad, la pared puede resultar
incómoda para la primera vez...
―Mi mamá está fuera de la ciudad, así que tengo la casa para mí sola.
Te enviaré un mensaje de texto con la dirección. Planea pasar la noche
aquí, ¿de acuerdo?
Silencio de nuevo.
―¿Brody?
Se aclara la garganta.
―Sí, eso suena genial, aunque no sé sobre lo de pasar la noche. Quiero
decir, vivo en Manhattan Beach, por lo que podría ser más fácil con el
tráfico si me voy después de la cena.
Cierro los ojos, tratando de no romperme de nuevo y ponerlo nervioso.
Está empezando a sonar asustado e inseguro.
―¿Brody? ―Mi voz se quiebra.
―¿Sí?
―¿Quieres verme?
―Sí, no puedo esperar a verte. Por favor créeme. ―Sus palabras suenan
bien, pero el tono suena inseguro y, para ser honesta, no sé cómo
ayudarlo.
Asintiendo, me acerco a la ventana y miro hacia abajo.
Perfecto. Simplemente fantástico, está mi mamá hablando con Jett. Me
inclino más cerca, se ve enojada mientras sus brazos flacos vuelan
animadamente en el aire.
El mismo tipo del traje de ayer que me recogió en el aeropuerto está
poniendo sus maletas en el maletero.
Jett se ríe, luego agarra la parte posterior de su cuello, acercándola para
besarla. Debo dejar escapar algún tipo de ruido porque la voz de Brody
me hace saltar.
―¿Raven? ¿Qué está pasando contigo? ―exige, pero no puedo
alejarme mientras veo a mi madre aferrarse a Jett. Ahí es cuando me doy
cuenta: ella lo ama.
O al menos cree que lo ama.
Mi mano se extiende para tocar el frío vidrio de la ventana, queriendo
sentirlo, aunque sea por un segundo...
―¿Brody? ¿Vendrás esta noche? ―Mi voz suena casi robótica cuando
observo a mi madre entrar al auto, y el hombre del traje cierra la puerta y
camina hacia el asiento del conductor.
―Trataré de estar ahí alrededor de las seis. ¿Y Raven?
Dejo caer mi mano y veo a Jett retroceder mientras el auto se aleja.
―¿Sí?
―Te amo ―dice. Hace dos días, le habría dicho que lo amaba. Hace dos
días, eso era cierto.
Pero yo no soy mi madre, yo no miento. En vez de eso, digo:
―Te necesito. ―Mi voz tiembla un poco porque no estoy segura de que
mis palabras sean para Brody o el hombre de cabello oscuro de abajo.
Como si supiera que lo estoy observando, se gira y me mira.
Mi corazón se detiene, y luego comienza a acelerarse mientras él me
quita el aliento. ¿Qué demonios? Necesito moverme, pero me quedo
exactamente en donde estoy.
Esta vez, Jett Powers no está sonriendo. En todo caso, la mirada en sus
ojos me hace temblar y se me pone la piel de gallina en los brazos.
Presa. Me mira como si fuera suya.
―Oh, Dios ―susurro.
―¿Qué? Me estás asustando, Raven. ―Brody. Dulce Brody, no tiene ni
idea de lo que me está pasando. Trago saliva y tomo aire para calmarme
mientras miro al hombre del que necesito alejarme.
Él no es bueno, pero, de nuevo, tal vez yo tampoco soy buena. Es casi
como si pudiera sentirlo, como si me estuviera llamando.
Wow. Estoy enloqueciendo. ¿Quizás debería preguntarle a Brody si
puedo quedarme con él? Eso es lo que haré, después de que finalmente
tengamos sexo, le pediré que nos consiga una habitación de hotel por un
par de días. Tiene dinero, su padre es un ejecutivo de televisión, por el
amor de Dios.
―¿Raven? Háblame. ―Su voz es temblorosa y suena asustado.
―Lo siento, estoy bien. Te veré esta noche. ―Bajo el teléfono y sigo
mirándolo.
Mira hacia otro lado, Raven. Mira hacia otro lado. Mi corazón late tan
rápido que puedo sentirlo en mis sienes, pero no soy yo quien rompe
nuestra mirada, es él. Se da la vuelta, con su traje gris acentuando sus
anchos hombros, y se aleja de mi vista.
No me muevo, solo sigo mirando por la ventana mientras trato de
racionalizarlo todo.
Porque estoy en modo de crisis en este momento, y si no tengo cuidado,
caeré. Respiro profundamente y doy un paso atrás. Exhalando, levanto mi
teléfono de nuevo.
Cher.
La llamaré y le contaré todo. Confesaré todos mis pensamientos
sórdidos, los sacaré para que estén libres y luego no puedan hacerme
daño.
Pero no lo hago.
Mientras viva, nunca entenderé por qué tiro mi teléfono en la cama y
entro al baño quitándome la camiseta.
Tal vez sea porque él está prohibido y eso me excita.
O tal vez es porque todo en esto está mal y es peligroso, y por alguna
razón, me gusta eso.
Sí, no voy a llamar a Cher.
No llamaré ni confesaré nada.
RAVEN
Estoy paseando con mis nuevos botines Chanel, una compra impulsiva
justo antes de irme de Nueva York. Sé que técnicamente se supone que no
debes usar botas en verano, pero estas son de cuero blanco con una C de
gemas y círculos, y necesito lucir fantástica esta noche.
Miro mi teléfono. Siete de la noche.
―¿En dónde está? ―Literalmente he pasado el día preparándome para
esto. Me siento como una recién casada en el siglo XVIII esperando que
mi esposo me desflore.
Es ridículo.
Me siento en el borde del largo sofá blanco, luego me levanto de un
salto cuando escucho el pitido que me alerta que alguien está en la puerta.
―Finalmente. Está bien, tranquila, tienes que estar tranquila ―me digo
a mí misma, luego miro alrededor de la habitación en busca de cámaras.
Afortunadamente, no veo ninguna. Esa sería la cereza del pastel ya que
he estado dando vueltas y actuando como una loca durante horas.
Presiono el botón.
―¿Sí?
―Soy yo. Lo siento, el tráfico estaba horrible, y me perdí ―hablo y lo
interrumpo, sin importarme sus estúpidas excusas de por qué llega una
hora tarde.
Dios, si esto no va bien, estoy acabada.
―Lo dejaré entrar ―le digo a un tipo llamado Larry. Todavía me estoy
familiarizando con todos. No es que Jett tenga un gran número de
personas en su casa, pero estoy empezando a ver algunas caras conocidas.
―¿El señor Powers sabe que viene este hombre? ―Larry me mira como
si supiera que no lo sabe, pero se cubre el trasero al preguntar.
―Sí, es mi novio. ―Le sonrío.
Pone los ojos en blanco, pero asiente y camina hacia el área de la casa
que aún no he visto. Aliso mi vestido azul oscuro y abro la enorme puerta.
Brody sube las escaleras con un ramo de flores en la mano y una botella
de vino bajo el brazo.
Mide alrededor del metro ochenta y cinco y siempre ha sido delgado,
pero si es posible, parece que ha perdido peso. Para un chico que creció
en la playa, su piel pálida solo grita deficiencia de vitamina D.
―Raven, te ves tan hermosa. ―Tomo las flores, tratando de no
decepcionarme. No tiene el aspecto ni el cuerpo llamativos de Jett, pero
Brody es un buen hombre. Está en camino de convertirse en arquitecto.
―Aww, gracias. ―Lo abrazo, luego me doy cuenta de que estoy
actuando como su amiga, así que me pongo de puntillas para tocar sus
labios. Se ve un poco sorprendido, supongo que pensó que solo iba a
abrazarlo.
»Te extrañé. ―Sonrío de nuevo, empujando todos los pensamientos de
alguien menos él al fondo de mi mente mientras tomo su mano y lo
arrastro hacia adentro.
―Wow. Así que esta es la casa del famoso Jett Powers. ¿Cómo es él?
―Mira a su alrededor y luego a mí.
―Él es un imbécil, pero es perfecto para mi mamá. Ella es una perra,
así que…
―Raven. ―Sus ojos marrones se abren―. No quieres decir eso. ―Dejo
de caminar y me giro para mirarlo.
―Lo hago. ¿Eso es un problema? ―Me mira fijamente y luego se
encoge de hombros, permaneciendo en silencio, y casi me echo a reír. ¿En
qué estaba pensando? Como sea, va a quitarme la virginidad, y luego, si
no le gusta que no soporte a mi familia, puede irse.
»Vamos, te mostraré la cocina. ¿Tienes hambre? ―Me dirijo en esa
dirección solo para que avance y tome mi mano.
―Lo siento, estoy nervioso. ―Sonríe, y casi suspiro de alivio, porque
tiene una linda sonrisa.
―Yo también estoy nerviosa. ―Envuelvo mis brazos alrededor de su
cuello, pero él se aclara la garganta y retrocede, sosteniendo el vino.
―Tomé esto de las existencias privadas de mi papá. Es genial. ―Él
sonríe, y por un momento suenan las campanas de advertencia. ¿Es
jodidamente gay? No soy una persona arrogante, pero sé que luzco
increíble, y él está más preocupado por el vino que por mis tetas, que, lo
siento, son jodidamente perfectas.
Rellenitas, no demasiado grandes, con grandes pezones, vamos…
―Seguro, el vino suena perfecto. ―Tomo la botella, sin esperar a ver si
me sigue. Los recuerdos de la última vez que estuvimos juntos me hacen
vacilar. Se puso duro, pero luego se le fue. Sí, él no es gay, es un poco
tímido.
Alcanzo el abridor de vino eléctrico mientras él entra y mira por las
ventanas.
―Estoy hambrienta. ¿Quieres pedir algo de comida? ―Mi voz se hace
más fuerte cuando el zumbido del abridor abre rápidamente la botella.
―No, ya comí antes. Ahora soy vegano, ¿te lo conté? ―Mi mano se
congela y lo miro.
No es de extrañar que se vea tan pálido y demacrado. El hombre
necesita un bistec, algo sangriento para recuperar el color de su piel.
―Mmm, no. Lo último que supe era que eras vegetariano. ―Volviendo
a encender el abridor de vino para terminar, me doy cuenta de lo
incómodo que es esto. Sé que no hemos hablado tanto desde que ambos
estudiábamos para los exámenes finales, pero aún hablamos. Uno
pensaría que él me diría esto. Es algo importante, o lo sería para mí, pero
a mí me encanta la comida, incluida la carne.
Se vuelve y me mira, y luego al vino.
―Sí, las ventajas para la salud de ser vegano parecían correctas. Quiero
decir, realmente quiero… ―Y lo desconecto mientras busco algunas
copas de vino. Brody es un apasionado de los animales. Por lo tanto,
entendí lo de ser vegetariano, pero vegano… eso es otro nivel. Sé que está
de moda y he probado restaurantes veganos varias veces. Aunque
siempre me da un reflujo horrible, y tengo hinchazón durante días.
―No puedo encontrar copas de vino, así que estos tendrán que servir.
―Hablo sobre su predicación. Se ve un poco sorprendido, pero asiente
hacia los dos vasos que tengo en la mano.
»Mientras tú estés bien ―digo sin convicción porque tiene las manos
en los bolsillos como un niño al que acaban de regañar. Por el amor de
Dios, es dos años mayor que yo. ¿Por qué parece tan inmaduro de
repente?
Tomo una respiración profunda y nos sirvo un montón de vino.
Asumiendo que no vamos a salir a comer, también podríamos tener sexo.
Entonces, si es tan malo como sospecho que podría ser, romperé con él.
Aún podemos seguir siendo amigos, porque eso es lo que realmente
somos de todos modos. O, si la forma en que me mira cuando me acerco
es una indicación, él podría romper conmigo. No puedo evitar sonreír. Él
va a romper conmigo.
Oh, ¿dónde está Cher cuando la necesito? Debería haberla escuchado.
Ella me advirtió que esto no es el típico, entre comillas, “Comportamiento
de hombre heterosexual”.
Aun así, es tan dulce e inteligente, y no es que alguna vez haya sido
musculoso, pero al menos se veía saludable la última vez que lo vi. Ahora
parece que podría caerse si una ráfaga de viento sopla sobre él.
―Toma. ―Le entrego el vino e invado por completo su espacio porque
me reservé para él, y me voy a emborrachar y quitarme de encima este
lastre de mi virginidad.
―Gracias. ―Él sonríe, y mi corazón se acelera. Tiene una bonita
sonrisa: dientes rectos y blancos y labios carnosos.
―Por esta noche ―le digo descaradamente y no lo espero. Choco mi
vaso con el suyo y empiezo a tragar.
Brody me observa, pero debe sentir que no voy a retroceder, por lo que
también comienza a beber. Gracias a Dios su papá tiene buen gusto para
el vino, este es un Burdeos delicioso, es como un bocado espeso de sabor,
creo que tiene un sabor a roble, tal vez chocolate o bayas. Todo lo que sé
es que fue demasiado fácil, mi cabeza ya se siente mejor y la piel de Brody
está empezando a tener algo de color.
―¿Nos sentamos? ―Sonrío y lamo mis labios de sabor dulce.
Él asiente, sus ojos se sumergen en mis pechos y casi grito al techo,
gracias, Dios.
Pero no lo hago. En lugar de eso, tomo su mano, él agarra la botella de
vino cuando pasamos por la isla y salimos a la sala principal que ahora
está bastante oscura.
Pequeñas luces brillantes del exterior se derraman y Salvo por eso,
estamos solos en nuestro propio capullo de vino tinto oscuro y nosotros.
Dejo mi vaso y me estiro para tomar la botella de él. Rápidamente bebe
el resto de su vino, luego me agarra y empuja su lengua por mi garganta.
Casi me atraganto, pero estoy tan feliz de que esté tomando la iniciativa
que gimo y me alejo lo suficiente como para que nuestras lenguas se
tuerzan juntas, en lugar de que la suya sea como un hisopo que te hace
una prueba de faringitis estreptocócica.
Sus manos se mueven hacia mi trasero y me acerca más. Ambos somos
delgados, y me giro un poco para que nuestros huesos de la cadera no se
toquen. A la mierda, también podría poner encender esto. Deslizo mi mano
para ahuecar su polla y empiezo a frotarla. Nuevamente, casi digo una
oración de gratitud al gran hombre, y no soy religiosa, pero Brody Moore
está definitivamente duro.
Y todo lo que puedo pensar es que finalmente está sucediendo, voy a
tener sexo. Puede que no sea fantástico, pero ¿cuándo lo es la primera vez?
Y es con Brody, va a ser amable y dulce, lo que supongo que significará
menos dolor. Para ser honesta, simplemente no quiero ser una virgen de
cuarenta años, y al paso que voy, puedo ver que sucederá.
―¿Raven? ―Mis ojos se abren y lo miro. Mierda, ¿cuánto tiempo he
estado divagando, sin responder?
―¿Sí? ―gimo.
―¿Puedo... puedo bajar...? ―Su voz se apaga, y decido en este
momento que odio cuando los chicos preguntan. Mi próximo novio no
será de los que preguntan, eso es seguro.
―Sí. ―Tratando de sonar sexy y confiada, alcanzo la botella y nos sirvo
un poco más de vino. Él toma el suyo y lo bebe como un trago, y luego
sonríe.
Sonrío y lo sigo. En el fondo de mi cabeza, no puedo evitar pensar que
somos un poco patéticos. Yo tengo diecinueve años y él veintiuno, y
necesitamos una botella de vino para darnos el valor suficiente.
Sacudo la cabeza, sobre todo para despejar esos pensamientos, pero
también para tentarlo mientras me bajo un tirante de mi vestido lencero,
luego el otro, dejándolo resbalar hasta mis botas.
Entonces me levanto, esperando que me toque, pero no lo hace. De
hecho, me mira, así que me quito el vestido, lo pateo a un lado
dramáticamente y me dejo caer en el sofá blanco, preguntándome
distraídamente si deberíamos subir. Quiero decir, este sofá es realmente
blanco. ¿Qué pasa si sangro? Pero el edredón y las sábanas de mi cama
también son blancas… Jesús, Raven, concéntrate. Todavía está parado ahí.
―Brody… ―Otra vez, gimo. Eso parece estar funcionando, entonces,
¿por qué cambiarlo? Él asiente y se frota nerviosamente las manos por los
vaqueros.
¿Está sudando? Gracias a Dios que está oscuro.
―¿Todo bien? ―digo, todavía usando la voz sexy.
―Eres tan bonita. ―Se pone de rodillas, y de nuevo, no debería
molestarme porque estoy agradecida y todo eso, pero ¿no puede decir
hermosa? ¿Impresionante? Bonita bien podría ser lo mismo tierna.
―Oh, Dios. ―Entonces me muerdo el labio porque esa no era mi voz
sexy. Eso fue un verdadero, Oh, Dios, porque sus manos que me tocan
tratando de bajar mi diminuta tanga, definitivamente están húmedas. Me
arqueo para ayudarlo, pero, por supuesto, la cuerda se engancha en una
bota.
»Para. ―Tomo aire y me siento, luego suavizo mi voz. Incluso en la
oscuridad puedo ver el pánico en su rostro―. Déjame ayudarte. ―Casi
me quito las botas, pero con este diminuto trozo de tela, es muy fácil
sacarlas y tirarlas a la esquina. Hago eso y me acuesto de nuevo.
Lentamente, avanza pulgadas hacia mí. Mirando hacia el techo, me
pregunto si ahora es el momento de cerrar los ojos y pensar en él. Su
cabeza con cabello oscuro espeso me haría querer pasar mis manos a
través de él. Me arqueo un poco ya que puedo sentir su aliento en mi
clítoris, y por primera vez realmente gimo, y entonces mis ojos se abren.
¿Qué demonios está haciendo? O mejor aún, ¿qué no está haciendo? Está
literalmente babeando en mi entrepierna y evitando el lugar más
importante.
¿Le digo que chupe mi clítoris? ¿Qué debo hacer?
―¿Eso se siente bien? ¿Te gusta? ―Él me mira, con una gran sonrisa en
su rostro, como si acabara de recibir un premio por hacer un trabajo bien
hecho.
Espera, ¿cree que ya me corrí? Trago saliva, luego vuelvo a gemir y me
arqueo como un gato. Esta vez realmente envuelvo mis manos en su
cabello y empujo su rostro hacia abajo. Él jadea, pero lo intenta de nuevo.
Está mojado, pero por él, es descuidado y todo está mal.
No puedo, tengo que decirle. Voy a abrir la boca, pero una voz me
detiene y mi cuerpo se congela porque, ¡no!
No él.
Él no puede haber visto esto.
―No sé quién diablos eres, pero quita tu patético rostro del coño de
Raven.
JETT
¿Qué demonios? ¿Cómo estoy viendo apenas este texto? Miro hacia mi
casa y no hay luces encendidas. Tal vez se fueron, aunque su auto está
aquí.
Cristo, si tengo que lidiar con un punk deambulando por mi casa
aprovechándose de Raven... giro mi manija y la puerta se abre.
Perfecto, voy a matar a Larry. ¿Qué estaría pensando dejando la puerta
abierta? No importa que tenga cámaras y seguridad masiva, esto es una
cagada, y será mejor que tenga una buena explicación.
―¿Eso se siente bien? ¿Te gusta? ―Me detengo mientras dejo mi
teléfono y mi llavero, y la adrenalina se dispara a través de mí tan rápido
que los vellos en la parte posterior de mi cuello se erizan. Camino
directamente a través de la cocina y me detengo.
Ahí está ella.
Mi maldita Lolita.
Desnuda, en mi sofá, con las piernas abiertas y la cabeza de un flaco
hijo de puta entre sus piernas. Por un momento, me siento como si
estuviera en un túnel y todo lo que veo son sus tetas llenas y la cabeza de
él tratando de comer lo que claramente no es suyo.
Tomo aire, decidiendo si arrancarle la cabeza a la fuerza o con mis
palabras. Elijo las palabras, lo último que necesito es un escándalo.
―No sé quién diablos eres, pero quita tu patético rostro del coño de
Raven.
Raven se levanta y el novio se pone de pie.
―Yo… Oh, Dios. Solo estaba…
Me quito el saco y lo tiro sobre la silla mientras ordeno:
―Luces encendidas. ―La habitación se inunda de luz cuando me
desabrocho la manga inferior y Raven intenta cubrir sus tetas por
completo.
―Jett... quiero decir, señor Powers. ―Sus ojos son bolas gigantes de un
azul profundo y sus labios están rojos pero no hinchados por tener una
polla en la boca.
―Si quieres vivir ―mis ojos se encuentran con los de ella mientras le
escupo órdenes a su novio de cara pálida―, me largaría de aquí.
―Sí, señor. Lo siento. ―No lo veo salir corriendo de la habitación, el
sonido de la puerta cerrándose es suficiente. Arrancándome la corbata,
caigo de rodillas y agarro su botín.
Cuando tiro de su coño hacia adelante, ella jadea. Estoy más allá de
pensar, las consecuencias no se aplican en este momento.
Mi polla la quiere, y no tengo intención de negarme.
―No te correrás a menos que lo pidas ―siseo, luego me aferro a su
protuberancia rosa hinchada y chupo. Su jodido coño sabe a mango, dulce
como el azúcar. Ella gime en voz alta, y me agacho para desabrocharme
el cinturón.
―Oh, Dios. ―Pequeños jadeos salen de su boca cuando sus manos y
uñas se clavan en mi sofá, y abro más sus piernas.
»Señor Powers… necesito, voy a… ―Mi polla salta hacia ella
llamándome señor Powers, eso me gusta demasiado. Sigo chupando su
clítoris, sintiendo cuando comienza a latir y se vuelve más húmedo. Aun
así, necesito ver su hermoso rostro mientras la llevo al clímax.
Levanto la cabeza y la miro. Sus pechos están sonrojados, sus mejillas
están rosadas y su bonito coño rosado está reluciente.
―Eso es. ―Usando mi pulgar, froto su humedad de un lado a otro para
poder ver cómo se deshace.
»Córrete para mí, mi hermosa bebé. ―Y ella lo hace. Gritando mi
nombre, se corre, con la cabeza echada hacia atrás, los pezones duros y
rojos. Su cuerpo se sacude, su núcleo pulsa, y lo observo todo.
―Yo... santa mierda. ―Se deja caer hacia atrás como si estuviera
demasiado agotada para moverse.
Sonriendo, me pongo de pie y me desabrocho los pantalones y libero
mi gran y adolorida polla.
―Yo... ―Sus ojos se abren ante mi erección, que ya está goteando.
Cristo, me alegro de que esté lista para mí porque no tengo intención de
esperar. Me dejo caer en el sofá junto a ella y la levanto para que se siente
a horcajadas sobre mí y se agarra del respaldo del sofá.
―Podemos tomarnos nuestro tiempo más tarde, pero necesito estar
dentro de ti, y no estoy mintiendo. ―Es como si hubiera estado poseído
por la forma en que sabía su coño, lo rosada y húmeda que está, cómo sus
ojos miran los míos como si esta necesidad, esta hambre que me está
devastando fuera lo mismo para ella.
»Fóllame ―le digo y agarro sus caderas, golpeando su coño mojado
contra mi polla. En un momento, el universo cambia. Su núcleo apretado
y resbaladizo me envuelve, y lo siento todo, incluida la barrera que
atravesé sin siquiera saberlo, pero no me importa que probablemente
tenga dolor. Este es un placer que no conoce límites.
»Mierda. ―Cierro los ojos y dejo que se adapte a mí.
»Háblame ―murmuro, haciendo todo lo posible por no levantarla y
abalanzarla sobre mí otra vez, pero estoy perdiendo la batalla. Su coño se
siente demasiado bien.
―Gracias. ―Ella me sonríe mientras agarro la parte posterior de su
cuello, acercando sus labios a los míos.
―Deberías haberme dicho algo, no es que hubiera importado. ―Le doy
una palmada en el culo y ella jadea, y tomo sus labios bruscamente.
He besado probablemente a cientos de mujeres. Todas saben bien, todas
tienen un olor único... pero esta.
Esta Lolita va a ser mi perdición porque sabe como un néctar que nací
para beber, y tiene un coño que ha reservado solo para mi polla. Nuestras
lenguas se retuercen y profundizo el beso mientras la insto a frotar su
clítoris sobre mí.
―Oh, Dios ―gime y se muerde el labio inferior.
―Jesucristo. Estás tan apretada, tan jodidamente apretada. Te sientes
muy bien. ¿Te gusta tener la polla del señor Powers dentro de ti? ―Tomo
velocidad, hundiendo mis manos en sus caderas mientras la guío, y le
enseño a follar.
―Sí, me encanta tener la polla del señor Powers dentro de mí. ―Ella
gime la mayor parte del tiempo, pero tan pronto como dice señor Powers,
pierdo el control. Los músculos de mi estómago se aprietan, y con un
último empujón duro, me corro, explotando en su calor mientras mi polla
empuja mi leche hacia ella.
Permaneciendo en lo más profundo de ella, dejo que ambos
recuperemos el aliento y volvamos a la tierra e intentemos ignorar que no
solo me follé a la hija de mi prometida, sino que le quité la virginidad.
Mmm, no estoy muy seguro de cómo voy a lidiar con esto. La levanto
y la alejo de mí y ambos gemimos por la pérdida. Bueno, yo gimo y ella
sisea.
―¿Estás bien? ―Me paro con ella y tiro de mis pantalones, subiendo la
cremallera, pero sin molestarme en abrocharme los botones, luego tomo
su mano y ella parece un poco aturdida.
»Oye. ―La obligo a hacer contacto visual.
―Estoy bien. ―Asiente, luego mira a su alrededor, supongo que
buscando su vestido, pero me gusta desnuda.
―Vamos. ―Enlazo mi mano con la suya―. Démonos una ducha y
durmamos.
―Pero mi vestido. ―Intenta liberarse para conseguirlo, luego se
detiene y mira hacia el sofá.
»Yo... Oh, Dios. ―Miro hacia donde ella está viendo con el rostro pálido
como si acabara de ver un asesinato.
―Haré que lo reemplacen. ―sonrío y no voy a mentir, ver esa mancha
gigante de semen húmedo y su sangre es tremendamente excitante. Me
siento como un rey que acaba de conquistar un país y ahora disfruto de
los tesoros de mi saqueo.
―Espera, nosotros... yo... acabo de tener sexo con el prometido de mi
madre. ―Ella susurra la parte tener sexo y se tapa la boca, y no puedo
evitarlo, suelto una carcajada.
―Oh, Raven. ―La atraigo hacia mis brazos y le susurro al oído―: Te
follaste duro al prometido de tu madre. Qué niña tan traviesa eres, mañana
me ocuparé de castigarte. ―Ella se estremece, y mi polla se endurece de
nuevo ante la idea de entrenarla para que haga lo que me gusta.
―Pero mi mamá…
―Rachel no se enterará. ―La jalo por las escaleras conmigo, y dentro
del mismo dormitorio que comparto con su madre.
―Esto es... malo, ¿verdad? ―Se queda de pie, luciendo como una
maldita diosa, desnuda con solo sus botas. Empiezo a desabotonar mi
camisa, no necesito asegurarle que esto no debería haber sucedido.
No debería haberlo hecho, pero tan pronto como la vi, supe que me la
iba a follar, aunque no sabía que sería, sin duda, la follada del siglo.
Eso probablemente no sea bueno. Aunque espero tener suficiente de su
delicioso cuerpo mientras Rachel no está. En el peor de los casos, siempre
podemos escaparnos.
Lanzo mi camisa en el cesto mientras Raven solo mira como si estuviera
peleando una batalla. Eso es noble, pero inútil.
Quitándome los zapatos, me quito los pantalones y agarro mi polla
dura, acariciándola.
―Ven aquí, Raven ―le ordeno.
Ella salta y se lame los labios, pero se mueve hacia mí justo cuando mi
teléfono celular comienza a sonar y ambos miramos mis pantalones, que
acabo de tirar.
―Toma mi teléfono. ―Mis ojos recorren su cuerpo y se detienen en la
sangre seca en sus muslos. Ella niega con la cabeza, como si supiera que
es su madre.
»El teléfono, ahora ―le recuerdo.
Lentamente lo alcanza, suspirando cuando deja de sonar, y sus ojos
mirando la pantalla mientras me lo entrega.
―Gracias. ―Le sonrío. Ella me mira, luego a mi mano, que está
ganando velocidad mientras me masturbo.
»Arrodíllate ―le ordeno. El teléfono empieza a sonar de nuevo.
―No puedo. ―Ella traga y trata de irse, pero la agarro del brazo.
―Raven, vas a obedecer. Ahora toma mi polla en tu boca, necesito
hablar con tu madre.
Sus ojos se agrandan, pero sus pezones están duros como rocas. Ella
duda, y el teléfono deja de sonar de nuevo.
Camina hacia mí.
―No puedes hablar en serio.
―Abre tus piernas.
―¿Por qué? ―Gime cuando me acerco y espera, luego abre las piernas,
mis dedos se deslizan directamente dentro de ella.
―Por eso, se siente bien, ¿no? ―Deslizo mis dos dedos dentro y fuera
de ella mientras presiono el número de Rachel.
―He estado tratando de comunicarme contigo ―se queja.
―Espera, mi amor. Déjame ponerte en el altavoz.
Raven jadea, pero su coño se humedece más. Sonriendo, quito mis
dedos y ella gime. Ladeo la cabeza y presiono el altavoz.
―¿Cómo está Nueva York? ―Cuando empujo su cabeza hacia abajo,
cae de rodillas y meto mi polla en su boca, cerrando los ojos por lo bien
que se siente. En un instante, ella comienza a tener arcadas.
―Agotador, estuve animando a Courtney todo el día. Está súper
nerviosa por cambiar de look, voy a cobrarle el doble ya que estoy
sosteniendo su mano en todo esto.
Rachel continúa hablando, pero ya no la escucho. Lanzo el teléfono
sobre la cama para que mis manos puedan guiar mejor la cabeza de
Raven. Sonriendo, acaricio su mejilla con una mano mientras envuelvo la
otra alrededor de la base de su cabello. Ella hace todo lo posible por
permanecer callada mientras toma mi polla gigante.
―Mierda ―jadeo para respirar. Tan retorcido como es esto, mi polla
nunca ha estado más dura. ¿Qué tiene ella? Desde el momento en que la
vi...
―Exactamente. Mierda, tienes razón. Quiero decir, los músicos son tan
inseguros, ella es una estrella gigante.
Los ojos de Raven se lanzan hacia los míos ante la voz maliciosa de su
madre. Tengo que concederle a Rachel que realmente cree que el mundo
gira a su alrededor.
Sonrío, tirando del cabello de Raven hacia atrás mientras ella sale de
mí, con la saliva goteando por su boca, y casi gruño como un hombre de
las cavernas por lo jodido que estoy. Esto es caliente, y no tengo ninguna
intención de parar.
―Chupa ―demando, sonriendo ante su pequeño grito ahogado
mientras mi pulgar frota sus labios carnosos y llenos y me sumerjo dentro
y fuera de su boca.
―Realmente apesta. Y, Oh, Dios, me encontré con Gigi, casi no la
reconocí. Probablemente ha ganado treinta libras. Me avergonzaba que
me vieran con ella. ―Rachel continúa hablando mal de una amiga,
vomitando fealdad.
Ladeando la cabeza, miro a Raven preguntándome si es como su
madre. No es que me importe, estoy satisfaciendo un antojo, y supongo
que ayudándola. ¿Quién sigue siendo virgen a los diecinueve? Mi mano se
aprieta en su cabello y tiro su cabeza hacia atrás, mirando sus ojos zafiro
como si pudiera encontrar respuestas. Nadan con deseo y algo más, pero
no soy yo quien debería darse cuenta de eso.
A pesar de lo perra que es Rachel, me voy a casar con ella.
―Respira por la nariz. ―Sonrío mientras quito mi pulgar y lo
reemplazo con mi pene.
Y me olvido de todo lo demás. No más de escuchar a Rachel decirme
que está respirando, todo lo que quiero es ver a Raven chupar e intentar
tomar mi polla gigante lo más lejos que pueda.
Ella se ahoga, pero sus ojos azules permanecen fijos en los míos. De un
lado a otro, guío su cabeza mientras mis bolas, resbaladizas con su saliva,
se aprietan.
―Mierda, eso es. ―Chupa más fuerte y se siente tan bien, tan bien, que
no trato de contenerme. Empujo su cabeza contra mi polla pulsante
cuando golpea la parte posterior de su garganta.
»Jesucristo. ―Sostengo su cabeza con fuerza y me corro, mi polla se
sacude hasta que siento el placer hasta los dedos de mis pies.
La dejo lo suficiente para verla tragar mi semen, y ella sigue
chupándome como si fuera un helado en un día caluroso, lamiendo la
punta mientras toma cada gota.
Luego se pone de pie y sonríe como si estuviera orgullosa, y debería
estarlo. Me ha hecho olvidar todo menos a ella, una hazaña que no
recuerdo que haya sucedido nunca.
―¿Jett? ¿Estás ahí? ―Mis ojos permanecen en los de ella, pero camino
hacia la cama y tomo mi celular.
―Necesito tomar una ducha, hablamos mañana. ―Colgando, vuelvo a
mirar a mi Lolita. Ella no se mueve, solo se queda desnuda con sus
malditas botas Chanel, mi semen en su barbilla y sus senos. Nunca he
visto nada más magnífico.
Con una sonrisa, camino hacia ella, vagamente dándome cuenta de que
el molesto aroma floral de Rachel se ha ido, reemplazado por el aroma de
Raven.
¿Azahar y coco? Sea lo que sea, quiero enterrar mi nariz en su cuello e
inhalar.
Cuando me acerco a ella, mierda, se ve casi salvaje, con la evidencia de
que yo fui el primero en sus muslos.
Cuando tomo su mano, parpadea hacia mí, y esa descarga de energía
casi me hace decirle que salga de mi habitación.
Porque debería estar satisfecho.
Ya está hecho.
Ya me corrí, aquí es cuando pierdo el interés.
En lugar de eso, la acompaño a la ducha y la empujo contra la pared de
vidrio, con el agua derramándose sobre nosotros y me agacho para
comerle el coño.
RAVEN
Raven:
¿Te atreves?
Apenas puedo ver bien, estoy tan enojado. ¿Qué diablos está pensando
ella? No soy un hombre al que le importe lo que hagan los demás. De
hecho, es mi trabajo no hacer preguntas que no se refieran a los hechos,
pero lo que empezó como diversión se ha convertido en algo más.
Debería dejarla con el maldito guitarrista tatuado. Ella es una adulta.
Para una jodida mujer que se aferra a su virginidad hasta los diecinueve
años, seguro que ya parece lista para probar una nueva polla.
De tal madre, tal hija, supongo.
¿Por qué me importara? Nunca lo había hecho, pero en el momento en
que sus ojos de zafiro se iluminaron cuando Ammo entró delante de
nosotros, mi estado de ánimo se puso feo, y empeora a medida que pasan
los segundos.
―Jett Powers, ¿cómo demonios estás? ―Granger extiende su mano.
―Ocupado, luchando contra el crimen y siendo un héroe
estadounidense. ―Sonrío, estrechándole la mano, y luego agarro a mi
Lolita y la empujo frente a mí.
»Ella es Raven, es una gran fan. ―Siento que empuja hacia mí, pero si
quiere follar, no soy yo quien para detenerla. Los ojos de Ammo
instantáneamente se posan en sus tetas, y ¿por qué no iba a echarle un
vistazo? Ella es la perfección. Muerdo el interior de mi mejilla, y luego
sonrío mientras me giro hacia Gia.
»Sigues mejorando, Gia. ¿Estás tratando de llevarme a la bancarrota?
Gia echa la cabeza hacia atrás y se ríe mientras se aferra al brazo de
Granger.
―Oh, señor Powers, dígame cuál le gusta y me aseguraré de que le den
el descuento familiar. ―Sus ojos verdes brillan. Al igual que Tess, es
deslumbrante, pero ni siquiera pueden comenzar a compararse con
Raven. Una estrella solitaria y brillante en la noche profunda y oscura.
Es decir, si no se vuelve una puta. Mis ojos se entrecierran mientras veo
a Ammo inclinar su cabeza hacia Raven, usando la excusa de que no
puede escucharla.
―Gracias. ―Bebo mi champán, necesitando algo más fuerte.
―Vamos a traerte un trago, luego necesito mostrarte algo. ―Ammo
sonríe, pero él no es lo que me importa.
―De acuerdo. ―La voz de Raven suena un poco insegura, pero
endereza los hombros y permite que él la guíe hacia la barra en la parte
de atrás.
―¿Estás bien, Powers? ―La voz de Granger me hace mirarlo a él y a
Gia. Ni siquiera está tratando de ocultar su curiosidad mientras me mira
primero a mí, luego a las espaldas de Raven y Ammo que se alejan.
―Bien. ―Sale duro.
Granger levanta una ceja oscura y quita el brazo de Gia, que se gira y
chilla hacia alguien que entra en la habitación.
―Estás bien, ¿verdad? Ammo retrocederá si es tuya. ―La voz de
Granger contiene una advertencia.
Sonrío, porque eso es lo que hago, mantener a todos desconcertados y
adivinando mi próximo movimiento.
―Estoy bien. Disculpa. ―¿Y qué si está frunciendo el ceño? Apenas
conozco a Granger. Me he ocupado de algunos asuntos legales
relacionados con acosadores y demás para la banda, y luego, por
supuesto, el caso de los Discípulos, pero no le debo nada.
Saco mi teléfono y le envío un mensaje de texto a Iain para que prepare
el auto mientras subo las escaleras, y los pelos en la parte de atrás de mi
cuello se erizan.
Si él la está tocando... Cristo, necesito controlarme. Voy a necesitar un
abogado para mí si no tengo cuidado.
Ella no está en el bar. Camino casualmente hacia la barandilla lateral y
miro hacia abajo, observo a las personas que se arremolinan, ríen y se
divierten. ¿Qué demonios me pasa? Si estuviera con Rachel, sería una de
esas personas que beben y se ríen, pero con Raven, esto es diferente.
Ella es diferente. Un destello de zafiro me hace apoyar los codos en la
barandilla porque la he encontrado. Está sonriendo, pero manteniendo
una buena distancia con Ammo, que se está riendo. ¿Por qué no sería
feliz? Está con mi Lolita.
Maldito idiota.
Mirándola, sonrío. Vamos bebé. Búscame, estoy aquí. Ella sonríe de nuevo
y Ammo se acerca. Ella no retrocede, pero mira el arte, no a él.
Esa es mi chica, ya sabes quién es el dueño de tu coño. Vamos, bebé, muéstrame
esos ojos. Mira hacia arriba como una buena maldita chica.
Ella se gira, y observo con atención cada movimiento que hace. Cada
aliento que toma, lo quiero para mí. ¿Es irracional? Sí.
Tomo un respiro y la veo mirar lentamente a su alrededor. La música
se ha desvanecido a un pulso sordo mientras ella me busca.
Sí, esa es mi chica. Estoy aquí, puedes sentirme, ¿no? Mira hacia arriba y dime
exactamente lo que necesitas.
Como si realmente pudiera oírme, levanta la vista y el jodido tiempo se
detiene. Ella no se mueve, sus ojos me lo dicen todo.
Ella está prohibida.
Sé que la voy a arruinar, no es que me importe porque la quiero como
un perro que necesita marcar su territorio. Mis ojos sostienen los suyos
hasta que Ammo se atreve a tocar su barbilla, rompiendo su mirada. Me
enderezo y miro a mi alrededor mientras la habitación vuelve a estar
enfocada.
Te veo. Ahora sé una buena chica y ven por mí. Hago clic para abrir la
aplicación y enciendo el vibrador lentamente. Instantáneamente se pone
rígida y da un paso atrás. Cuando le sonrío, ella me mira. Ammo sigue su
mirada y frunce el ceño.
Maldito idiota.
Asiento con la cabeza hacia él y subo un poco más. Eso es, Raven. Tú
respiras por mí. Ella me mira, luego se aferra a la pared mientras comienza
a hablarle frenéticamente. Sonrío de nuevo y bajo las escaleras. Mierda,
mi polla está dura. Camino hacia ellos, con una educada sonrisa en mi
rostro.
―¿Todo bien? ―Miro mi teléfono y lo vuelvo a encender. Raven luce
casi desesperada, sus ojos son del tamaño de platillos cuando le sonrío a
ella, luego a Ammo.
―No sé. No, no me siento bien ―gime.
―Ella cree que comió algo malo. ―Los ojos azules de Ammo en
realidad muestran cierta preocupación, y tengo que relajar mi agarre. Voy
a romper mi teléfono si no lo hago.
―La llevaré a casa. ―Asiento con la cabeza hacia él.
―¿Exactamente quién es ella para ti? ―Su mano bronceada y tatuada
se mueve para evitar que tome lo que es mío.
Mío.
Miro hacia abajo a mi pecho, luego lentamente hacia él. Tiene la misma
altura y no retrocede ante mi mirada, lo que me hace sonreír. Solo un
jodido punk arrogante como él pensaría que es tan poderoso como yo.
No lo es.
También está fuera de su liga. Yo juego sucio.
―Soy su maldito papi. Ahora aléjate ―le digo tranquilamente
directamente a la cara. Sus ojos se estrechan, pasando rápidamente de los
míos a los de ella, pero deja caer la mano y retrocede.
―Oh, Dios. ―Raven gime.
Le sonrío a Ammo y me vuelvo hacia ella.
―Vamos, cariño. ―La agarro del brazo y nos abrimos paso entre la
multitud y salimos a los paparazzi de nuevo.
―Jett… señor Powers, por favor, voy a… ―Jadeando, agarra mi bíceps.
Acercándola a mí, le susurro al oído:
―Eso es, Raven. Muéstrame cómo te corres por mí. ―Mi mano la
sostiene firmemente mientras la observo. Sus ojos se cierran, pero su
rostro... si vivo hasta los cien años, siempre recordaré lo absolutamente
exquisita que se ve en este momento.
Sus labios están rojos, hinchados y separados mientras trata de
permanecer callada. Sus ojos ahumados revolotean, y nada en este
segundo podría apartar mi mirada.
El mundo podría dejar de girar, pero en este segundo, en este momento,
solo somos ella y yo.
―Abre los ojos, hermosa. ―Parpadea hacia mí, y veo el segundo en que
se acerca.
»Esa es mi chica. ―La atraigo con fuerza, apagando el vibrador
mientras ella entierra su rostro en mi pecho, con respiración temblorosa.
»Vamos ―digo, moviéndonos más allá de las cámaras y las preguntas.
Todo esto no significa nada. No me escondo, y me importa una mierda lo
que publican. Saben que no deben difamarme, pero Raven no necesita
imbéciles siguiéndola, ella se desliza dentro del auto, y yo la sigo.
―¿A dónde, señor Powers? ―Iain me mira, ignorando
respetuosamente a mi Lolita sentada en silencio a mi lado.
―A casa. ―El auto se detiene en Melrose Boulevard y atraigo a Raven
a mis brazos.
»Abre las piernas, bebé. ―Le beso la frente y ella obedece. Mi mano se
desliza hacia arriba por su muslo para sacar el pequeño vibrador.
Se gira para poder verme y acaricio su mejilla.
―¿Eres un monstruo o un buen tipo? ―Es casi un susurro, una
pequeña bocanada de aire dulce.
―El jurado sigue deliberando. ―Mi pulgar frota suavemente y se
sumerge dentro y fuera de su núcleo resbaladizo y húmedo. Intenta cerrar
las piernas y alejarse mientras señala a Iain. Ladeo la cabeza, luego la jalo
completamente sobre mi regazo, mis piernas se abren mientras ella trata
de permanecer callada. Iain sabe que no debe darse la vuelta.
»Tranquila. ―Mordiendo ligeramente el lóbulo de su oreja, deslizo mis
dedos profundamente dentro de ella. Una mano agarra mi antebrazo
mientras la otra se asegura de que su vestido cubra mi mano.
Adentro y afuera, me follo con los dedos su apretado y dulce coño. Ella
puede estar mirando al frente, pero su codicioso coño, que estoy
empezando a entrenar, sabe lo que quiere y se agarra a mis dedos. Tomo
velocidad, luego salgo y froto sus jugos húmedos en su protuberancia
hinchada.
―¿Iain? ¿Podemos tener algo de música, por favor? Cualquier cosa
menos los Stuffed Muffins. ―Se muerde el labio inferior con tanta fuerza,
tratando de estar en silencio, pero su coño está húmedo, y con cada golpe
dentro y fuera de ella, puedes escucharlo en el auto silencioso.
Beso su mejilla mientras Billie Eilish se derrama por la parte trasera del
Mercedes, los altavoces son tan claros que gruño con satisfacción.
―Mío, esto es mío. ―Ella se pone rígida como si no estuviera segura
de lo que debería hacer. Sus manos se extienden hacia adelante para
agarrar el asiento frente a nosotros.
»Yo, Raven, soy todo lo que necesitas. ―Mis dos dedos están
empujando profundamente en su núcleo caliente e hinchado. Mi polla
está goteando, pero su liberación es más importante.
»Cierra tus ojos. ―Ella asiente, tomando pequeños y silenciosos jadeos,
con sus uñas clavándose en mi muñeca.
»Córrete ―susurro, mordiendo y chupando el lóbulo de su oreja.
Su coño se engancha a mis dedos y los sostiene, latiendo en ondas.
Agarrando la parte de atrás de su cabello con fuerza, digo:
―Bésame. ―Gimo contra sus labios entreabiertos y su aliento parece
ser solo para mí. Sus labios de cereza saben a vino dulce y nuestras
lenguas se retuercen, mis dedos permanecen profundamente dentro de
ella mientras continúa contrayéndose.
―Señor, estamos aquí. ―Iain aclara su voz cuando me separo.
Lentamente saco mis dedos de ella, y se desliza de mi regazo,
alisándose el vestido.
―Gracias, Iain. Barre la propiedad y te veré mañana. ―No mira atrás
y sale del auto.
Iain mantiene a los malditos locos lejos de mí y de lo que es mío. No
hace preguntas y no tiene miedo de ensuciarse las manos. Le pago una
fortuna. Él lo vale.
Me giro para mirar a Raven, y una ola de posesividad me invade
mientras ella trata de no bostezar.
―Ven, vamos a la cama. ―Abro la puerta y ella sale de mala gana.
Antes de que pueda protestar, la levanto, ignorando la cara de asombro
de Patty. Nos sostiene la puerta y yo cargo a Raven escaleras arriba, de
dos en dos. La llevaré a su habitación ya que se quedó conmigo anoche.
Eso es suficiente.
Ella suspira como si supiera mis pensamientos, y mis brazos se tensan.
Ese sentimiento posesivo, casi cavernícola, me invade de nuevo.
Maldita sea. Estoy dudando… ¿qué mierda me pasa? No vacilo, no
cuestiono mis necesidades.
Solo tomo.
Esto terminará, pero a la mierda, soy un pedazo de mierda. Un idiota
egoísta. Se siente bien, y la quiero en este momento.
Es tan simple como eso.
La. Quiero. A. Ella.
Dándome la vuelta, abro la puerta de mi dormitorio de una patada. No
tengo ninguna intención de acabar con nosotros todavía.
RAVEN
―¿Raven? ―yo gimo. Mis ojos se sienten como si tuvieran pesos sobre
ellos.
―No, es muy temprano. Estoy de vacaciones, vacaciones de verano
―mascullo mientras ruedo a su lado de la cama y acurruco mi nariz en
su almohada.
―Tengo que ir a trabajar. Bésame. ―Su voz me recuerda a una deliciosa
barra crujiente de caramelo. Solo suspiras y te lames los labios esperando
más. Puedo sentirme sonreír ante mis ridículos pensamientos.
»Raven, vamos bebé. Bésame. ―Parpadeo y abro los ojos para ver unos
pantalones color carbón que abrazan sus musculosos muslos. Dios, es
demasiado hermoso. Pura perfección masculina.
―¿Qué hora es? ―Apoyándome sobre mis codos, lo miro.
―Temprano. ―Aunque las cortinas están abiertas, todavía está
bastante oscuro aquí. Puedo verlo, pero parece un poco nublado. Tiro el
edredón, me arrodillo y me muevo a sus brazos. Envolviendo mis manos
alrededor de su cuello, puedo sentir su cabello aún húmedo.
Él inhala como si mi olor fuera el que le gusta. Me retuerzo, frotando
mis duros y sensibles pezones en su pecho mientras rozo mis labios con
los suyos.
―Buenos días, señor Powers. ―Sonriendo, me permití fantasear
momentáneamente con despertarme con sus ojos azules todas las
mañanas.
Él me devuelve la sonrisa, y mi estómago da un vuelco.
Instantáneamente, estoy mojada.
―Voy a terminar temprano hoy ―dice―. Prepárate para salir a cenar.
Ya dejé lo que quiero que uses.
Mi núcleo late con sus palabras. ¿Haría esto todos los días si en realidad
estuviéramos juntos? ¿Vestirme, acariciarme, follarme?
Sus ojos se estrechan y sonríe.
―Tengo que irme. Te llamaré más tarde. ―Me recuesto y recojo mi
cabello en un moño desordenado mientras él alcanza el saco de su traje.
―¿Le dices qué vestir a mi mamá? ―Tan pronto como lo digo, desearía
no haberlo hecho porque la odio, y si él dice que sí...
―No ―dice secamente, alcanzando su teléfono.
Asiento y trato de no sonreír. Aunque realmente no tengo nada por lo
que estar feliz, estoy feliz de todos modos. La realidad de que mi mamá
regresará en cualquier momento puede venir después. Estoy a punto de
gatear hacia mi teléfono cuando me agarra los tobillos. Mientras me dejo
caer sobre mi estómago, él tira de mí hasta el final de la cama.
―A gatas. ―Me golpea el culo.
―Oh, Jett, eso dolió. ―Porque en serio sí dolió.
―Quiero este culo. ―Casi lo ronronea mientras acaricia una mejilla, y
me pongo rígida. ¿Está hablando de anal?
―¿Qué quieres decir? ―Mi voz sube un poco, y ahora estoy
completamente despierta.
―Quiero follarte aquí. ―Se inclina y muerde mi trasero.
―¿Qué? ―grito, porque santa mierda.
»Tú… tu pene ―susurro la parte del pene mientras toda mi cara se pone
roja―. Nunca cabría.
―Polla, bebé. Mi polla nunca cabría ―me corrige y casi suspiro, porque
me está tomando el pelo.
»Dilo. ―De repente me suelta, y me doy la vuelta, viéndolo entrar en
su armario.
―Tu polla ―le grito, porque él realmente es sucio―. Tu polla es
demasiado grande para mi trasero, señor Powers. ―Me sonrío y cruzo la
pierna.
―Estoy de acuerdo. ―Sale y mi sonrisa se desvanece. Ni siquiera está
tratando de ocultar el lubricante y lo que parece una bala de plástico.
»Voy tarde. A cuatro patas, no quiero que saques esto a menos que yo
lo diga ―me ordena mientras yo solo parpadeo, luego trago saliva y niego
con la cabeza.
―Yo... no puedes hablar en serio. ―Mi voz se quiebra, él aprieta una
gran cantidad de lubricante en la bala transparente.
―Raven. Ahora, créeme, te haré sentir muy bien, pero no tengo tiempo
para preparar este trasero, así que gira y deja que el plug funcione.
―Oh, Dios. ―Nuevamente, no me muevo y simplemente trato de
respirar.
»¿Qué pasa si digo que no? ―pregunto, mirando el juguete, el plug, lo
que sea.
―Raven. ―Salto y lo miro―. ¿Alguna vez no te he hecho sentir bien?
Niego con la cabeza.
―Entonces, ¿por qué estás actuando así?
Se siente como si me estuvieran regañando, y levanto la barbilla.
―Porque tu polla es enorme ―digo de vuelta cuando nuestros ojos se
encuentran y sus labios se contraen.
―Está bien. ―Sacude la cabeza y se ríe.
―¿En serio? ―Porque por un segundo estoy decepcionada, lo cual es
una locura, lo sé, pero tiene razón. Siempre me hace sentir bien, y si
alguna vez voy a probar el sexo anal, definitivamente debería ser con él.
―No.
―¿No? ―Me paro.
―Ponte a cuatro patas, mi amor. ―Su voz ya no me recuerda a una
barra de chocolate. Lo miro, sus ojos son intensos, como el cielo más azul.
Habla muy en serio acerca de esto, y mi instinto dice que necesito
ponerme sobre la cama.
―Bien, pero solo porque tengo curiosidad ―corto, trepando a cuatro
patas.
―Mierda, quiero llevar mi cinturón a tu trasero por hacerme esperar, y
por tu boca atrevida ―gruñe―. Inclínate hacia adelante.
Obedezco, apoyando la cabeza en mis brazos cruzados. Coloca una
rodilla en la cama y la botella de lubricante cae sobre el colchón junto a
las almohadas con un ruido sordo.
―Respira, Raven ―exige.
Cuando respiro, siento que la punta del tapón rodea el orificio de mi
roseta. Suavemente, lo sumerge dentro y fuera.
―Frota tu clítoris, bebé.
Respiro de nuevo y giro la cabeza, frotando mi clítoris
vergonzosamente resbaladizo. ¿Por qué estoy tan excitada? Quiero decir,
esto probablemente va a doler, pero no puedo evitar que un gemido se
me escape.
―Sí, te va a encantar mi polla en este culo. Dentro y fuera, lo follaré
mientras mis dedos te hacen correrte.
―Oh, Dios. ―Es todo lo que puedo decir.
Lentamente empuja el tapón dentro y fuera de mi pequeño agujero, y
se siente tan bien.
―Más duro. Frota, Raven ―exige, y lo hago, sintiendo que empiezo a
palpitar.
―¿Puedo correrme? ―Mi voz suena lejana cuando siento que entra
completamente. Luego me corro, cayendo en espiral en un millón de
pedazos mientras ambos agujeros parecen contraerse, aunque solo uno
todavía está lleno. Me giro a mi lado y trato de recuperar el aliento.
Jett está enviando mensajes de texto en su teléfono. Si no hubiera un
gran bulto en sus pantalones, me sentiría insultada.
―Tengo que irme. No te toques ni te lo quites a menos que yo lo diga.
―Levanta la vista y guarda su teléfono en el bolsillo, sus ojos acarician mi
rostro y luego viajan por mi cuerpo.
»Levántate ―ordena.
Lentamente me muevo de la cama hacia sus brazos, pensando que
podría doler, pero no es así. Se siente simplemente lleno y diferente. Jett
se inclina y sus labios toman los míos. Es casi amoroso, tierno, y por un
segundo estoy aterrorizada.
Porque las líneas se vuelven borrosas, cosas que nunca pensé que me
gustarían, lo hacen, y esto solo ha sido en un par de días. ¿Cómo voy a
sobrevivir cuando mi mamá regrese? Me estoy preparando para una gran
caída, pero no voy a detenerme, porque en el fondo de mi cabeza, sé que
él también siente algo.
―Que tengas un buen día. ―Mi voz es suave. Lamo mis labios, dejando
que mi mano se deslice por su pecho para agarrar su erección.
Él sonríe, agachándose para ayudar a que mi mano lo frote, luego
retrocede mientras se gira, diciendo por encima del hombro:
―Ve a ponerte una bata, Patty te traerá el desayuno.
Luego se va, y la habitación es solo una habitación. Jett es lo que hace
que esta casa se sienta tan bien, es todo él. Sonriendo, alcanzo su túnica.
La idea de usar cualquier cosa que mi mamá haya tocado me enferma.
―Toc, toc. ―Patty se para afuera de la puerta, sonriéndome. Ella
siempre se ve tan ordenada y arreglada. Anoche fue la única vez que la vi
realmente sorprendida.
―Buenos días. ―Le devuelvo la sonrisa.
―El señor Powers dijo que quería tostadas francesas esta mañana con
fresas y arándanos.
―Suena delicioso. ―Me acerco al balcón y me detengo. ¿Debería ir a
mi habitación?
»¿Patty? ¿Sabes cuándo llega mi madre a casa? Quiero decir, puedo
intentar mentirte, pero eso sería un insulto para las dos. ―Miro
directamente a sus ojos marrones oscuros. No tienen ningún juicio.
―Creo que mañana. ―Pasa a mi lado como una brisa hacia el balcón―.
Y gracias.
Asiento y la sigo. Supongo que me quedaré aquí.
Tres horas después, comí demasiado, me duché y usé un exfoliante para
la piel que hace que mi piel brille. Lo único que puedo decir sobre mi
madre es que no escatima en sí misma. Todos sus productos para la piel
son los mejores: cremas, sérums y exfoliantes. Lo que sea, ella lo tiene.
Gracias a Dios, su baño es enorme y tiene un hermoso estante para todo.
Todo sobre Jett Powers es perfecto, incluido su baño. Tiene pisos de
madera que se calientan, junto con toalleros calientes, y es tan grande que
incluso tiene un sofá.
Si esta fuera mi casa, aquí sería donde pasaría la mayor parte de mi
tiempo. Con el tragaluz gigante, la luz natural es increíble para
maquillarse.
Con un suspiro, doy un paso atrás para mirarme.
El maquillaje se ve bien. Lo hice ligero, con pasteles en mis ojos y labios,
aunque usé mucho rímel, asegurándome de que mis ojos resalten ya que
mis labios son de un rosa neutro.
Jett eligió un vestido halter blanco de verano, y es uno de mis favoritos.
Mis pechos se ven fantásticos en él.
Incluso colocó las bragas que quiere que me ponga, que son de encaje
blanco, y unas nuevas sandalias Prada de tacón alto que me encantan.
Me estoy mimando. Suspiro y tiro mi cabello alisado sobre un hombro
mientras lo espero.
Debido al plug, evito sentarme, así que me esfuerzo mucho por no
husmear.
Es realmente difícil.
Mis ojos vagan por la gran sala y se centran en el arte. La cálida
iluminación de la habitación es casi del color de la espuma de los
capuchinos. Todo es único, diferente, y es todo suyo. Mi mamá nunca ha
tenido más de una pintura o dos a la vez. Su decorador solía venir y
cambiarlas cada dos años.
Pero este arte es grande, vibrante. Te absorbe. La mayoría de las
pinturas son al óleo y abstractas, aunque tiene algunos desnudos al
carboncillo en el baño.
Tomando una respiración profunda, miro su mesita de noche. A la
mierda. Él nunca lo sabrá, y yo quiero saber qué es lo que lo motiva.
Me acerco y miro por encima del hombro, lo cual es estúpido. La puerta
está cerrada, y solo estoy yo.
Me recorre una ráfaga de adrenalina. ¿Esto es malo?, se siente mal.
¿Qué pasa si encuentro un diario? ¿Lo leería?
―Mierda, sí, lo harías ―susurro, abriendo el cajón. No sé qué esperaba,
pero definitivamente no era un arma.
»Mierda santa. ―Me enderezo. Está en una funda, pero eso es un arma.
Trago saliva y me inclino para ver qué más tiene. Bolígrafos, una tonelada
de condones y una caja.
Una vez más, ese sentimiento persistente me invade. ¿Esto es malo?
¿Soy una mierda? Porque estoy invadiendo completamente su propiedad
personal. Sin moverme, simplemente lo miro.
Debería cerrar el cajón.
Debería hacerlo.
―Basta, tiene un tapón anal en tu trasero. Te has ganado el derecho a
mirar. ―Ni siquiera me importa que esté hablando sola, me tranquiliza,
saco la caja de terciopelo zafiro y paso mis dedos sobre ella. Es del tamaño
de una pequeña caja de zapatos con un pestillo.
Si esta caja fuera realmente importante, estaría cerrada, razono conmigo
misma. Los clics a presión se abren fácilmente.
―Mierda. ―Tomo aire y exhalo, sentándome lentamente en la cama
para mirar dentro.
¿Bocetos? Interesante. Saco un puñado. Tiene que haber más de cien en
todo tipo de papel, en tinta, crayones y lápiz, y son... impresionantes.
―¿Son de Jett? ―Mi mano traza las montañas y la puesta de sol en una
servilleta de papel blanco, con lo que parece un bolígrafo negro. Otro
muestra flores envueltas alrededor de la pierna de una mujer, casi
trepándose sobre ella, utilizando únicamente lápices de colores y papel
blanco, doblados. Boceto tras boceto, veo cada uno, mi cabeza da vueltas.
¿Quién hizo esto? No están firmados. Tienen que ser suyos, ¿no?
Estoy obsesionada. Si estos son suyos, el hombre tiene un verdadero
don. Miro la pintura al óleo gigante y me pregunto si esa también es suya.
¿Esta es su verdadera pasión y solo es un abogado para pagar las cuentas?
―¿Señorita Stewart? ―grito y me levanto corriendo, derramando una
tonelada de dibujos en el piso, y miro a Patty.
―Oh, Dios, me asustaste. ―Cayendo de rodillas, trato de recoger los
bocetos para que ella no los vea, lo cual es absurdo. Es obvio que los estoy
revisando, pero eso no significa que ella pueda.
―Toma. ―Ella me da un teléfono celular.
―Oh. ―Soplo un poco de pelo de mi rostro―. Eh, gracias. Yo solo
estaba... ―Mi voz se apaga porque, de nuevo, esta mujer no es estúpida.
Claramente, ella ve muchas cosas en esta casa, así que espero que no le
diga nada a Jett. ¿Debería pedirle que no lo haga? ¿Eso me haría sonar
culpable?
―Raven. ―Su voz me hace saltar―. El teléfono. ―Ella lo mueve hacia
mí. Trato de ponerme de pie, sosteniendo sus tesoros, haciendo todo lo
posible para actuar casualmente y aun así no doblarlos. No importa que
el setenta por ciento de ellos estén en papel barato, ya doblados y
rasgados.
―Gracias, Patty. ―Mi voz suena cortante. Asintiendo, tomo el teléfono.
Ella asiente con la cabeza, con una pequeña sonrisa en sus labios mientras
sale y cierra la puerta.
―¿Hola? ―Me preparo para la voz de mi madre.
―¿Eres una fisgona? ―Y casi se me cae todo, el teléfono, los dibujos, el
estómago…
Porque no es mi madre.
Es el señor Powers.
JETT
―¿Están listos para que tome sus órdenes? ―La bonita mesera tatuada
nos sonríe. Mirando a Jett, sonrío y dejo mi menú.
―Sí, queremos el atún picante Minerva, las setas con huevos y el pan
tostado2. ¿Sabes qué? Danos un pan con tomate también. Raven ama el
pan, y…
Me siento y cruzo las piernas mientras Jett sigue ordenando.
Aparentemente, no solo pediremos el pollo rostizado, sino también la
costilla de primera.
Tan. Malditamente. Sexy.
Lleva una camisa negra con botones, las mangas arremangadas y jeans
oscuros. No es de extrañar que haya ganado millones defendiendo a la
gente. Quiero decir, si estuviera en un jurado, yo votaría inocente.
El hombre no solo es hermoso, es fascinante. La mesera debe pensar lo
mismo porque le tiembla la mano mientras asiente nerviosamente hacia
él y escribe la orden en su pequeña tablet.
―¿Algo más? ―Su rostro está sonrojado.
―No, eso está bien por ahora. ―Él le agradece con su sonrisa que
derrite las bragas, y casi me siento mal por ella, ya que se queda ahí
congelada, mirándolo fijamente, y luego gira casi chocando con otro
mesero.
Niego con la cabeza, incapaz de contener la sonrisa mientras alcanzo
mi agua.
Cher: ¡¡¿CONDONES?!!
Yo: No te preocupes.
Si estuve de mal humor los últimos cuatro días, mirar a Raven con un
Andrew sonriente me hizo ver rojo.
Rojo.
Por un segundo la miro, y mis fosas nasales se dilatan, confirmando que
esta es de hecho mi Lolita.
En este bar.
Sola.
¿Qué demonios? Le concederé esto: ella tiene bolas. Cualquiera con
algo de sentido común correría, pero no Raven.
No, ella está de pie, con los hombros hacia atrás, los labios manchados
de cereza entreabiertos, y los ojos como gemas de zafiro gigante mientras
mira a todos menos a mí.
Sí, puedes intentar ignorarme, pero estás jodida, Raven. Casi tiro la cabeza
hacia atrás y me río de cómo el universo ha decidido jugar conmigo.
He pasado días con los nudillos en blanco ante mi impulso de ir con
ella, como un borracho que anhela un trago. La he evitado como la peste,
aumentando mis entrenamientos, masturbándome en la ducha, evitando
a mi prometida por este pedazo de veneno.
Y aquí estamos.
Mis ojos se sumergen en su delicado cuello, enfocándome en su rápido
pulso que golpea justo debajo de su mandíbula.
Solo hay una razón para que ella esté aquí. Está aquí para que la follen.
Para ella tener la mala suerte de elegir a Andrew, una de las pocas
personas a las que llamo amigo, es su propio karma abofeteándola en la
cara.
No sé por qué estoy tan sorprendido. Claramente, tiene más de Rachel
en ella de lo que pensaba.
De tal madre tal hija.
Mis ojos se fijan en sus tetas llenas, exhibidas magníficamente en su
ajustado vestido rojo mientras intenta respirar.
―Cher. Siéntate, te prometo que no morderemos. ―Andrew le lanza
una sonrisa.
Mis puños se aprietan. Aunque me recuerdo a mí mismo que esto no es
culpa de Andrew si cree que puede tocar a mi Lolita...
Me pongo de pie y ella da un paso atrás, casi tropezando con un grupo
detrás de nosotros cuando alcanzo su brazo, haciéndola jadear.
―Por otra parte, tal vez lo hagamos.
―Tengo que encontrarme con alguien ―dice bruscamente, y sus
grandes ojos apuntan a Andrew y Jax como si pudieran salvarla.
Nadie puede salvarla ahora. Raramente, si es que alguna vez, pierdo el
control, ¿pero esta noche? ¿Esta? Llegué al límite.
―No escuches a Jett, se ha convertido en un hombre cruel. ―Andrew
sonríe y le indica a Jax que se mueva.
Levanto mi mano, impidiendo que Jax salga.
―Ella puede sentarse aquí, no me quedaré mucho tiempo. ―Sonrío
cuando nuestros ojos se conectan.
Ella debe ver que apenas estoy conteniendo mi temperamento porque
sabiamente se desliza, dejando su bebida frente a ella. Me deslizo a su
lado y coloco mi brazo detrás de ella, apoyándolo en la cabina.
―Entonces, Cher, ¿de dónde eres? ―Mi voz apenas oculta mi ira.
―España ―dispara ella de vuelta, mirando a Andrew.
―¿España? ―Andrew asiente, recostándose en la cabina de cuero de
color rojo oscuro―. ¿En serio? Mi familia tiene una casa en Marbella.
―Genial ―es todo lo que dice.
Jax sonríe, mirando de mí a ella mientras Raven lleva el martini a sus
labios.
―Entonces, Cher... ¿Supongo que tus padres son grandes admiradores
de ella? ―Andrew sonríe mientras toma un sorbo de su bebida.
―Ni idea ―dice sobre el borde.
―¿Disculpa? ―Andrew ladea la cabeza.
―Ni idea, la película. ―Ella los mira―. Alicia Silverstone y Paul
Rudd… ―Tanto Jax como Andrew simplemente miran.
―Gran película, deberían verla. En fin, ese es el nombre por el que me
llamaron así. ―Deja su vaso y comienza a pescar un arándano.
―¿Otro? ―Andrés se ríe.
―Por favor. ―Ella asiente, mordiéndose el labio, y puedo sentir mi
mandíbula apretarse cuando Andrew le lanza una sonrisa y sale de la
cabina. Cristo, ¿puede ser más obvio?
»Entonces, Jax… ―Se aleja un poco de mí y cruza las piernas―. Conocí
a tu hermano y a su esposa Tess.
Jax sonríe. Malditos gemelos Saddington. Corremos en los mismos
círculos. Creo que Jax está saliendo con alguien, aunque no estoy seguro.
Solo llegué unos diez minutos antes de que Andrew nos arrojara a mi
Lolita, pero antes de que pueda responder, digo:
―¿En dónde?
Sus ojos se inclinan hacia mí, pero permanecen enfocados en Jax.
―Fue en la exhibición de Gia Fontaine...
―En realidad, creo que ahora se hace llamar Granger ―digo,
interrumpiéndola.
Esta vez se gira para mirarme.
―Si no me equivoco, mantuvo su apellido de soltera profesionalmente.
―Ella parpadea hacia mí, y no puedo decidir si quiero empujar mi polla
hasta su garganta o azotar su trasero.
No debería comprometerme, pero al diablo, quiero verla retorcerse.
―Es un mundo pequeño, yo también estuve ahí. ―Sin importarme en
lo más mínimo que Jax nos esté mirando como si fuéramos una película
divertida, reflexiono brevemente sobre cuánto me irritan sus estúpidos
hoyuelos.
―¿En serio? Mi Papi me llevó… ―Me sonríe dulcemente, y casi me
atraganto con mi bourbon.
―Aquí tienes, mi ángel. ―Andrew coloca otro martini frente a ella y se
acomoda en la mesa.
―¿De qué me perdí?
―Oh, no mucho. ―Jax señala con su vaso de bourbon a Raven.
»Aparentemente, Cher tiene un Papi que la llevó a la exhibición de Gia
Fontaine-Granger, en donde conoció a mi hermano y a Tess. ―Jax asiente
mientras cubre su risa bebiendo su bourbon como un trago, luego se pone
de pie.
»Qué bueno verte, Powers, y buena suerte. ―Sus ojos se desvían hacia
Raven mientras pasa junto a nosotros hacia el final de la barra.
―Espera. ¿Me estás tomando el pelo? ―Andrés se sienta―. ¿Cómo es
que se conocen?
―Necesito usar el baño ―dice Raven mientras Andrew me mira.
―Seguro. ―Deslizándome fuera de la cabina para ella, miro a Andrew,
que ni siquiera oculta su desaprobación.
―¿Me estás jodiendo? ―Se recuesta en la cabina―. Bueno, supongo
que no necesito preguntar cómo están las cosas contigo y Rachel.
―Sacude la cabeza, murmurando en su bebida.
―Estamos genial. ―Mis ojos siguen su culo apretado mientras sale del
bar, luego alcanzo mi propio vaso de bourbon y lo tomo de golpe.
»Me tengo que ir ―digo secamente.
―Claro. ―Andrew niega con la cabeza. No es que me importe una
mierda.
Tejo alrededor de la gente, mi mente en piloto automático.
Lívido.
No estoy seguro si es más por Raven o por mí. Ella vino aquí para que
la follaran.
La follaran.
¿Por un extraño, y yo he estado usando mi mano? ¿Qué mierda me
pasa? Saco mi teléfono y le envío un mensaje de texto a Iain para que
traiga el auto al frente. Ya me harté, mi cabeza está latiendo y Dios la
ayude cuando la encuentre, considerando el estado de ánimo en el que
estoy.
Doblo la esquina y ahí está ella con su tarjeta de crédito en la mano en
la recepción. Un imbécil rubio con traje está de pie y le sonríe.
Aparentemente, cree que conseguirá una habitación.
―Ahí estás, cariño. ―Me acerco y deslizo mi brazo alrededor de ella,
se pone rígida, pero se queda callada. El idiota detrás del largo mostrador
de mármol parece completamente decepcionado.
»Lo siento, no vamos a necesitar la habitación. Acabo de recibir una
llamada telefónica. ―Le sonrío.
Ella duda, luego se aclara la garganta, alcanzando su tarjeta.
―Vamos. ―Mi mano se clava en su cadera y nos alejo.
―Maldita sea ―ella hierve―. Tienes algo de valor.
―Sigue caminando, mi amor, si sabes lo que te conviene ―le gruño al
oído. Mi mano deja su cadera para tomar su mano fría. No confío en
ninguno de nosotros en este momento, pero no tengo intención de lidiar
con nada de esto hasta que estemos solos.
Iain se detiene justo cuando salimos y el aire cálido de la noche me
acaricia el rostro. Abro la puerta del auto y la miro.
―Entra, ahora. ―Mi voz suena plana. Mis ojos recorren sus mejillas
sonrojadas, sumergiéndome en sus duros pezones.
Ella niega con la cabeza, pero obedece, deslizándose en la parte de atrás
mientras la sigo.
Ninguno de los dos habla. Nuestra energía es casi sofocante en el auto.
Quiero sacudirla, besarla, y follarla tan fuerte que nunca pensará en la
polla de otro hombre.
Arruinarla.
Entonces la tiraré lejos. Porque ella fue a ser follada por un extraño.
Desabrochándome el saco del traje, miro por la ventana. Las bonitas casas
de Beverly Hills se arremolinan una tras otra, todas tratando de competir
por el estatus de las mejores de la ciudad.
¿Por qué siento que me dieron un puñetazo en el estómago? Tiene que
ser una cosa de control. En mi subconsciente, no había terminado con ella,
así que todavía quiero controlarla.
―¿Estoy bajo arresto? ―Su voz me hace girar y mirarla―. Porque te
das cuenta de que no tienes derecho a interferir con nada de lo que estoy
haciendo, ¿verdad? ―ella chasquea―. Tú no eres mi verdadero papá, Jett
―dice con desdén, luego se gira para mirar por la ventana.
―¿Quieres ser una puta? ―Las palabras resuenan a nuestro alrededor,
feas y sucias.
Ella jadea, y sus ojos se clavan en los míos.
―¿Cómo te atreves? ―Su voz se quiebra.
―¿Atreverme? Me atrevo a cualquier cosa, esa no es la pregunta. Eres
menor de edad, en un lugar donde no deberías estar, vestida como una
puta. ―Parece que la he abofeteado. Me aflojo la corbata.
―Solo quería salir de casa ―grita. Rebota alrededor del auto. Nos
miramos el uno al otro.
Dios, espero que Rachel no esté en casa porque ella necesita que le den
una palmada en el culo.
―¿Necesitabas salir de casa? ―Ladeo la cabeza.
―Sí, básicamente he estado encerrada en esa habitación, no es que lo
sepas o te importe. ―Se muerde el labio inferior mientras miro a Iain que
está entrando en mi camino de entrada.
»Dios, lo que sea, me atrapaste. ―Vuelve a apoyar la cabeza en el
asiento de cuero―. Solo quería salir, divertirme y tal vez no pensar en ti.
―Ella pone sus manos sobre su cara.
Y por un segundo, simplemente me siento dejando que sus palabras se
arremolinen a mi alrededor, ella es intrépida, impresionante y
manipuladora.
Lo que la hace peligrosa.
Esto podría haber comenzado como un juego, un momento de
debilidad de mi parte, queriendo la fruta prohibida, pero ahora... no estoy
pensando racionalmente.
―Maldita sea ―murmuro, abriendo la puerta. Esta mierda es la razón
por la que no tengo relaciones, es por eso que Rachel es mi prometida.
No hay sentimientos.
No hay drama.
No hay nada más que respeto por los logros del otro.
No esto.
No sentir que puedo hacer daño corporal a cualquiera que se atreva a
mirar, tocar o respirar cerca de ella. Dios, tienes que subir las escaleras y
follarte a Rachel. Deja a Raven, ella puede encontrar el camino de regreso a su
habitación.
Los segundos pasan mientras peleo una batalla que no tiene sentido,
pero sé quién y qué soy, y mientras pueda dormir por la noche, eso es
todo lo que importa.
Una delicada pierna sale, seguida de otra cuando estiro mi mano hacia
ella. Ella la mira, y al igual que el día que nos conocimos en la cocina, me
hace esperar, como si también estuviera tratando de detener esta locura.
Pero esto está más allá de la locura, es un maldito caos.
Déjala, suena una y otra vez en mi cabeza como un disco rayado, hasta
que siento su mano en la mía. La energía eléctrica hace que mis dedos
hormigueen, la acerco e inhalo su aroma.
Ella retrocede, y nuestros ojos chocan, luchan. Si antes estaba
obsesionado, ahora apenas puedo controlarme.
―Jett… ―Los focos se encienden, iluminando toda la parte delantera
de la propiedad. Rachel sale, un cigarrillo en la mano.
―¿Qué demonios? ―Ella mira a Raven, y luego a mí. No sé cuánto vio,
si es que vio algo.
―Me encontré con Raven en el bar y la traje a casa. ―Cierro la puerta
mientras Iain lleva el auto por la parte de atrás hacia el garaje.
―¿Esperas que crea eso? ―ella escupe.
―Es verdad. ―Raven pone los ojos en blanco a su madre mientras sube
los escalones.
―Lo estás acosando, ¿no? ―Intenta seguirla, pero la agarro del brazo.
―Ella no me está acosando, Rachel. Estaba ahí para follar con un
extraño ―gruño, mis ojos se lanzan a su cigarrillo.
―Entonces, ¿por qué está en casa? ―Su voz no oculta su desprecio.
―Porque es menor de edad, y el extraño era Andrew. ―Miro a Rachel,
que toma una inhalación más y camina hacia la cocina para dejar correr el
agua.
―¿Andrew Carrington? ―Todavía suena dudosa, pero estoy harto de
ella, de este día, y de no poder volver a casa en paz. Gasté mucho dinero
para hacer de mi casa un refugio para mí. Normalmente me gusta volver
a casa. Últimamente, lo temo.
―Sí, Andrew Carrington.
―¿Por qué? ―Cierra el grifo y se voltea hacia mí.
―¿Por qué qué? ―gruñó, rodeándola hacia el refrigerador.
―¿Por qué te importaría? Quiero decir, que alguien como Andrew
incluso mire a Raven... Con toda honestidad, ella está en el límite del
atractivo. He visto a las mujeres con las que él sale. Ella apenas podría
tener tanta suerte.
Cierro la puerta del refrigerador lentamente mientras mi mente trata de
procesar sus palabras.
―Déjame entender lo que acabas de decir. ¿Crees que debería haber
dejado a Raven para que Andrew se la follara y estar agradecido por eso?
¿Has perdido la cabeza? ―Mis ojos permanecen enfocados en su rostro.
―¿Lo hice? Porque todo lo que sé es que desde que mi hija se mudó, no
me has tocado. De hecho, actúas como si estuviera por debajo de ti, y no
intentes esa mierda de abogado ―grita, golpeando la isla de mármol para
que tenga efecto.
―Estoy cansado. ―resoplo, caminando alrededor de ella hacia las
escaleras.
―No te atrevas a alejarte de mí, Jett Powers. ¿Qué está sucediendo?
―Ella corre detrás de mí.
―Yo me voy a la cama. ―Me giro y la miro. Ella está en lo correcto. No
tengo ningún interés sexual en ella, y no lo he tenido durante mucho
tiempo.
»Y ―doy un paso en las escaleras―, Raven trabajará conmigo. Ella
puede hacer una pasantía. Claramente, necesita mantenerse ocupada
incluso si a su madre no le importa si se folla a hombres al azar. A mí sí.
Es malo para mi nombre y tu nombre. Me niego a que circule en nuestro
círculo que tu hija es una puta. ―Eso cierra sus feos labios rojos que se
estaban preparando para vomitar más veneno celoso. Me giro y subo las
escaleras de dos en dos.
―Jett, lo siento. No lo pensé así. Tienes razón, ella no puede estar
perdiendo el tiempo por ahí. Estoy mortificada. ―jadea detrás de mí, pero
ya terminé con ella esta noche. Es demasiado jodidamente bruta.
Necesito una ducha y dormir, me ocuparé de todo por la mañana
cuando no sienta que estoy listo para asesinar a alguien.
Eso incluye a mi Lolita.
RAVEN
―Levántate.
Parpadeo para abrir los ojos.
―Oh, Dios, eso es mucha luz. ―Rodando sobre mi espalda, arrojo mi
brazo sobre mis ojos para protegerme del sol de la mañana que Jett deja
entrar a mi habitación.
―Nos vamos en cuarenta y cinco minutos. ―Su voz hipnótica me hace
mirarlo. Está vestido con una camisa de vestir blanca almidonada, corbata
color zafiro y pantalones de traje negros. Mi rostro se calienta
instantáneamente cuando recuerdo el sueño que estaba teniendo sobre él.
―Espera, ¿qué? ―Me detengo cuando la debacle de anoche se apodera
de mí. En un segundo estoy en paz, al siguiente quiero hacerme un ovillo
y esconderme.
El bar… ¿cómo? De cientos de bares, ¿ese es el que elegí? Luego el
pelirrojo, Andrew y Jax Saddington.
Jesús, Raven.
¿Por qué no conseguí simplemente una habitación? Podría haberme
emborrachado viendo Friends, sin Jett Powers mirándome, diciendo algo
sobre cuarenta y cinco minutos. ¿Acepté algo y no me acuerdo?
No. No estaba tan borracha. Mareada, sí. Bebí dos martinis grandes con
el estómago vacío, pero aún recuerdo... desafortunadamente.
Me pregunto si fingí que estaba borracha desde antes, y por eso fui al
bar. Porque mi pensamiento estaba deteriorado. No, eso no funcionará.
La perra de mi madre me vio antes de irme. Además, estaba claro que
estaba ahí para follar con alguien. Oh, Dios.
―Raven. Levántate y date una ducha ―exige.
Mis ojos se lanzan hacia los suyos y asiento, sin saber a qué estoy
accediendo, pero lo involucra a él, así que me deja sin aliento. Lo último
que escuché anoche fue a mi madre gritando que no la ha tocado desde
que aparecí.
―Bien. Ponte lo que te elegí. ―Nuevamente, es una demanda, pero sus
ojos acarician mi rostro. Se da la vuelta para irse.
―Mierda santa. ―Me siento. Mi cabeza está palpitando, y mi boca
necesita desesperadamente agua, pero incluso sintiéndome como una
mierda, no puedo detener las mariposas en mi estómago.
No se ha acostado con ella.
En absoluto, desde que llegué. Eso tiene que ser positivo. Tiro las
cobijas para pararme y estirarme. La ropa que quiere que me ponga está
perfectamente colocada en mi enorme sillón de cuero.
Mmm, pantalones negros y un jersey de cuello alto sin mangas negro
con zapatos negros de tacón. Tomo aire y exhalo, luego miro mi teléfono.
Ocho y media de la mañana. Alcanzo mi bolso para sacar un poco de
Advil, tratando de bloquear anoche, y tomo una botella de agua de mi
tocador.
Con esa mirada en el rostro de Jett cuando Andrew se acercó para
presentarme, honestamente pensé que me iba a desmayar. Eso, o él me
iba a estrangular.
―Es muy malo. ―Al abrir la ducha, me resulta imposible apagar mi
cerebro. Aun así, me doy un baño, con mi mente repasando los eventos
de anoche. El hermoso rostro de Jax Saddington, riéndose cuando dije que
mi papi me llevó, y Andrew… pobre Andrew, aunque algo me dice que
ninguno de ellos tiene nada de pobre. Cierro el agua y salgo. Ya me siento
un millón de veces mejor. Si me doy prisa, tal vez pueda tomar un par de
tazas de café.
Estoy vestida y maquillada en menos de diez minutos. Ayuda que
simplemente recogí mi cabello mojado en un moño apretado y me puse
un poco de lápiz labial rojo. Agarro mi bolso y mi teléfono y cierro la
puerta, corriendo hacia la cocina, solo para detenerme cuando veo a mi
mamá descansando en su bata de seda roja. Está abierta y trato de no
mirar uno de sus grandes y falsos senos.
Intentó que me hiciera unos falsos a los catorce años cuando era obvio
que los míos no iban a ser enormes. Eso, y ella quería que me operara el
trasero, diciendo: “A los hombres no les gustan los culos flacos. Mira a las
chicas Kardashian”.
Como si alguna vez quisiera lucir como las Kardashians. Tomo una
respiración profunda. Jett está sentado al otro lado de ella. ¿Fue por eso
que su túnica está abierta? ¿La estaba tocando?
―¿Tengo tiempo para una taza de café? ―Mi voz está mezclada con
desprecio, lo que está mal. Él se casará con ella, no conmigo. Jesús, nunca
he sido una persona celosa, siempre pensé que era patético, pero mírame
ahora.
―No. ―Se pone de pie y quita el saco de su traje negro de la silla para
ponérselo. Inclinándose, besa a mi mamá que se aferra a él hasta que su
teléfono comienza a sonar.
―Espera. ―Ella le dice groseramente a quien sea que esté al teléfono,
luego me mira―. Espero que no avergüences ni al señor Powers ni a mí,
¿entiendes, Raven?
―¿Disculpa? ―Porque, ya me podría haber tomado una taza de café.
En cuanto a mi mamá, no tengo idea de lo que está divagando, ni tampoco
mi resaca y no me importa.
―Anoche, el bar, los hombres… ―Ella me mira, y noto que su rostro
está completamente maquillado, aunque todavía está en bata.
―Yo le explicaré todo, Rachel ―dice Jett secamente mientras los ojos
de mi madre se estrechan sobre mí, luego se lleva el teléfono a la oreja.
―Lunática ―murmuro, rodando los ojos y siguiendo a Jett afuera―.
Cristo. ―Vuelvo a gemir, demasiado resaca para no tomar café y recibir
más sermones. Dios, tal vez pueda tomar una siesta rápida. Busco en mi
bolso mis lentes de sol.
>>¿A dónde vamos exactamente? ―Me deslizo en la parte trasera del
auto esta vez.
―Vas a hacer una pasantía para mí hasta que vayas a Stanford. ―Se
sienta a mi lado mientras el auto sale del camino de entrada. No respondo,
pero me froto las sienes, deseando por Dios que el maldito Advil haga su
magia.
―Espera, ¿qué? ―Suspiro, girándome hacia él. Parece absorto con
quien quiera que se esté enviando mensajes de texto porque me está
ignorando. Mis ojos se fijan en su hermoso perfil. ¿Por qué tiene que ser
tan malditamente sexy?
―Pasemos por Starbucks y consigamos un café para Raven y los
demás. ―Él mira hacia arriba.
―Seguro, señor Powers. ―Iain asiente. ¿El hombre alguna vez tiene un
día libre? Incluso si Jett no está trabajando, Iain todavía está presente.
―¿Jett? ―pregunto.
Continúa enviando mensajes de texto, sin mirar hacia arriba.
―¿Señor Powers? ―Mi voz se hace más fuerte, causando que arquee
una ceja oscura hacia mí.
―¿Qué? ¿No quieres café?
―Sí, quiero café. ―Casi me río, porque realmente es un maestro
manipulador, pero este es su segundo comentario sobre Stanford. Tiene
que parar.
>>No voy a ir a Stanford. En cuanto a la pasantía, me encantaría.
―Porque es verdad, poder tener a Jett Powers, Abogado en mi currículum
es oro.
Deja de enviar mensajes de texto para mirarme.
―Cariño, la única razón por la que vas a trabajar, y créeme, esto será
un trabajo, es porque no toleraré que andes follando con cualquiera. Si
quieres ser una prostituta, puedes serlo cuando estés en Stanford. ―Dice
esto como si estuviera hablando del clima o pidiéndome que le pase el
pan en un restaurante.
Tratando de respirar, parpadeo hacia él. Mi dolor de cabeza aumentó a
otro nivel, y por un segundo realmente quiero abofetear su rostro
arrogante y engreído. Clavo mis uñas en el asiento de cuero y siento una
lágrima. Sus ojos se arrastran hacia abajo, luego de vuelta a mi rostro, y la
única emoción es un ligero tic en su mandíbula derecha.
―Yo lo pensaría ―es todo lo que dice, luego se vuelve para pedir varios
cafés y bagels, junto con algunos croissants y sándwiches para el
desayuno.
Necesito controlarme. Estoy por todas partes, y su estado de ánimo no
ha mejorado desde anoche. En todo caso, se está poniendo más oscuro. La
ventanilla se cierra cuando él se acomoda en el asiento.
―Empezarás a seguir a Rebecca. Si ella te pide que friegues los
inodoros, lo haces, ¿entiendes?
―Completamente, pero arruinaré mi ropa realmente cara. ―Sonrío,
con la esperanza de aligerar el ambiente, pero él me ignora y contesta su
teléfono mientras Iain me pasa un café y un bagel.
»Gracias ―susurro, tomando el café, tratando de no gemir en voz alta
por lo bueno que siempre es el primer sorbo.
―Doug, pensé que había dicho que no y buena suerte ―dice Jett al
teléfono.
El papel se arruga ruidosamente cuando saco mi bagel y me congelo,
mirándolo. Mi corazón da un vuelco. Estoy por encima de mi cabeza. La
forma en que me mira me deja... sin aliento.
Llevo el café caliente a mis labios mientras escucha por teléfono.
Claramente, este es un gran caso. Sus ojos azules acarician mi rostro.
―Eso es un crimen pasional, Doug. Ya sabes cómo me siento acerca de
esos casos ―le informa Jett mientras alcanza mi bagel.
»¿Ya tienen el arma homicida? ―Casi jadeo, porque estoy tratando de
no parecer que estoy escuchando a escondidas, pero estar involucrada en
lo que sucede en un juicio por asesinato es demasiado bueno para ser
verdad.
»¿Sabes qué? Envíame tus archivos. Si decido tomar el control, eso es
exactamente lo que haré. Yo dirijo todo, tú te quedas como abogado
adjunto, pero este será mi espectáculo. Por favor, dile eso a tu cliente, la
señora Hopper. ―Cuelga y le da un mordisco al bagel.
Y todo lo que puedo hacer es observarlo. Siempre es sexy, pero cuando
está en su elemento, es jodidamente inmortal.
Un dios entre los hombres. Dios, estoy tan mojada, si froto mis piernas,
¿tal vez podría correrme? Quiero decir, Iain se está estacionando en un
estacionamiento oscuro.
―¿Estás bien? ―Su voz hace que mis ojos se agranden, pero en realidad
gimo en voz alta cuando su mano grande y bronceada toca el interior de
mi pierna.
Niego con la cabeza porque no lo estoy. Estoy caliente, lo deseo. Es
como si estuviera enferma o algo así, pero no confío en mí misma para
hablar. El auto se detiene y, de repente, como si lo deseara, Iain se va y
solo nos quedamos el señor Powers y yo.
Maldito señor Powers.
―Abre las piernas ―dice, y me muevo tan rápido y me siento tan
desesperada que apenas noto el escozor del café caliente en mi mano.
―Dame el café, pareces un poco frenética ―me dice mientras trato de
respirar. Me ahorra más humillaciones al quitarme suavemente el café de
la mano.
―No sé qué me pasa ―susurro.
Por favor, fóllame. Por favor.
Él me mira, sus ojos se arrastran arriba y abajo de mi cuerpo mientras
su mano se desliza por mi muslo. ¿Por qué me hizo usar pantalones? ¿Por
qué?
―Sé exactamente lo que está mal. Ahora dile al señor Powers qué pasa,
Raven. ―Su voz es exigente, mientras su mano ahueca mi coño húmedo
e hinchado.
―Quiero que me folle, señor Powers. ―Me animo como si eso fuera a
hacer algo.
Se inclina, su boca está cerca de la mía, mientras sus dedos frotan
círculos en mi clítoris, la tela de mis pantalones agrega una presión casi
frustrante, suficiente para sentirme bien, pero no lo suficiente para hacer
que me corra.
―Ese es el problema, mi hermosa bebé. ―Aparta la mano y se gira para
abrir la puerta del auto.
―¿Qué? ―Me siento, tratando de alcanzarlo, pero ya está fuera. Todo
lo que veo son sus muslos en sus pantalones oscuros.
―Te follarías a cualquiera. Ahora vámonos. ―Su voz suena fría ahora,
casi como un eco en una tumba de cemento. Si me hubiera abofeteado,
creo que eso dolería menos que sus palabras, es como si acabara de cortar
un pedazo de mi corazón.
Él no es un puto dios, es un anticristo salvaje.
―Adelántate, me levantaré en un minuto. ―Agarro mi bolso, tratando
de protegerme de él.
―Afuera, ahora. ―Él no se mueve, y mi rostro se calienta cuando la
humillación de ser tocada me hace parpadear para contener las lágrimas.
―Okey. ―Respiro, agarrando mi café del portavasos en el frente, sin
importarme lo más mínimo que derrame más.
Salgo y miro hacia arriba, odiando ser mucho más pequeña que él. Sin
embargo, no importa. Cree que puede intimidarme, pero la cosa es que
crecí con la peor matona del mundo, una puta víbora por madre. Tengo
años y años sobre él.
―Eres un matón manipulador, Jett Powers. Eres el chico malo y yo solo
soy la tonta que se dejó engatusar por ti. Ahora muéstrame quién es
Rebecca, y nunca creas que podrás follarme otra vez. ―Empiezo a
caminar, solo para que él me agarre y me jale con tanta fuerza que dejo
caer el café. El líquido caliente satura la mayor parte de sus zapatos y la
pernera del pantalón, pero eso no es nada comparado con la fuerza de sus
labios sobre los míos.
Es primitivo, feroz, y por un segundo me permito someterme mientras
su lengua se enreda con la mía. Luego entierro mis uñas en su antebrazo
y cuello, causando que levante su rostro, con los ojos oscuros. Él sonríe.
―Eso es, Raven. Lucha contra mí ―gruñe.
―Jódete, Jett.
―Eso pretendo. ―Me agarra del brazo, tirando de mí mientras abre de
golpe la puerta de la escalera desierta, y no voy a mentir, por mucho que
lo odie, también me gusta la prisa. La puerta se cierra con un fuerte golpe,
y él me empuja hacia adelante, mis manos se agarran de la barandilla de
metal, y sus manos tiran de mis caderas contra su erección y la frota contra
mi trasero.
»Dime, Raven, ¿vas a dejar que Andrew te folle el culo? ―Su otra mano
va a la parte de atrás de mi cuello―. Nadie te entiende excepto yo. ―Su
otra mano serpentea alrededor de mi estómago y dentro de mis
pantalones.
―No eres mi dueño, puedo follarme a quien quiera. ―Sonrío, luego
jadeo cuando sus dos dedos me acarician.
―Esa es mi putita, estás tan mojada ―susurra y muerde mi oreja―.
Desabrocha tus pantalones. ―Y de repente sus manos desaparecen
cuando lo escucho desabrocharse el cinturón. Debería intentar al menos
hacer un esfuerzo para escapar, acabo de decirle que era un tipo malo y
un matón, pero lo deseo.
Es solo sexo. No significa nada. Me desabrocho los pantalones.
―Quítatelos ―exige.
Me quito los tacones y los dejo caer al piso, rezando para que el suelo
esté algo limpio mientras me quito las bragas.
―Espera. ¿Qué pasa si alguien baja las escaleras, o... Jesús. ―Sus dedos
están de vuelta dentro de mí, frotando, y acariciando tan profundo.
―Mierda, este coño está apretado. ―Y lo único que puedo hacer es
agarrarme a la barandilla mientras él frota ese lugar mágico y empiezo a
elevarme.
―Jett, me voy a correr. ―Mi voz es casi frenética.
―Todavía no ―gruñe―. Necesito comerme este coño. ―Sus dedos se
han ido, y casi grito. Quizás lo haga. Estoy más allá de que me importe.
>>Jesucristo. ―Cuando me mira, sus ojos azules son casi negros.
Abriendo mis piernas, bajo mi trasero hasta que estoy sentada en el
borde de los fríos escalones de concreto.
―Puedes correrte, quiero que te corras en mi boca. ―Se arrodilla, y
todo se ralentiza. Solo somos nosotros, nuestra respiración, su boca.
Inclino mi cabeza hacia atrás y me arqueo cuando comienza a chupar mi
clítoris. Nada ni nadie en este mundo podrá jamás hacerme sentir así.
―Oh, mierda ―gimo.
Agarra mis caderas, usando su lengua para follar mi núcleo
resbaladizo, adentro y afuera, antes de que regrese a mi clítoris.
Una mano agarra la barandilla mientras mi cuerpo se tensa. Cada célula
está hormigueando a medida que me acerco y ola tras ola de placer
interminable fluye a través de mí mientras él me ve deshacerme.
Se pone de pie, se desabrocha los pantalones y saca su polla. Apenas
capaz de respirar, lamo mis labios viendo su miembro grueso y
palpitante.
―Date la vuelta. ―Su voz parece tensa.
De alguna manera me obligo a agarrarme al siguiente escalón mientras
su mano acaricia mi trasero.
―Este culo es mío. Tú eres mía. ―Un fuerte golpe es lo que escucho
antes de que mi cerebro realmente registre que mi nalga derecha está
ardiendo.
»Mía. No vas a los bares. ―Me da una bofetada en la otra mejilla, y esta
vez, lo siento todo, y duele jodidamente.
»Yo pensaría mejor mis movimientos, Raven. Lo tomarás, tomarás lo
que te dé. ―Continúa azotándome, pero en este punto, el escozor se ha
ido y todo lo que siento es una cálida quemadura.
»Debería llevar mi cinturón a este trasero. ―En un fuerte empujón, él
está dentro de mí, y ambos gemimos, y caigo hacia adelante. Su polla es
así de grande, y en este ángulo... mierda. Mis pechos están aplastados
contra los escalones, y mis rodillas tienen que estar magulladas, pero todo
lo que siento es a él, y su polla dentro de mí.
Dentro de mí. No quiero que termine nunca.
―Dime, Raven. Di las palabras mientras me follo este coño en carne
viva ―gruñe, su ira es casi un afrodisíaco. Si está tan molesto por el bar,
eso significa que está celoso.
―No iré a los bares ―jadeo, sintiendo su pulgar en mi pequeño
agujero.
―Sí... ¿qué más? ―Su pulgar se desliza lentamente en mi culo, y
mierda...
―Jett… Señor Powers. Yo…
―Tómalo. ―Toma velocidad.
Dentro y fuera, siento su pulgar en mi culo y su polla tan
profundamente dentro de mí.
―Dime ―exige.
―Eres el único que puede follarme ―grito, incapaz de detener el
orgasmo. Cae encima de mí y clavo las uñas en las escaleras.
―Mierda, Raven, mierda ―susurra mientras mi coño se contrae y mi
culo palpita. Creo que podría estar gritando o coreando su nombre
cuando se retira. Cálidos chorros de su liberación cubren mi trasero, y él
se corre, fuerte, gutural, resonando a nuestro alrededor.
»Cristo. ―Su voz es irregular. Suena ligeramente sin aliento―. No te
muevas todavía. ―Apoyo la cabeza en mi brazo, tratando de recuperar el
aliento mientras todo vuelve a enfocarse.
De repente soy consciente de los olores y los sonidos.
―Oh, Dios. ―¿Mi cara está en la escalera sucia? ¿Qué está mal
conmigo?
Le devuelvo la mirada mientras se sube la cremallera de los pantalones
y se quita la corbata, inclinándose para limpiar todo lo que puede, lo cual
es absurdo. Se corrió tanto que se desliza por mi muslo derecho.
―No puedo creerte. ―Mis mejillas están en llamas, me giro y sigo sus
ojos mientras se fijan en mis rodillas hinchadas y magulladas.
»Mírame, no puedo entrar así. Oh, Dios. ―Levanto mis manos, que
están negras, incluyendo mis antebrazos.
―Tranquila, tengo una ducha. ―Su boca se tuerce, y brevemente mira
hacia abajo a mis pies, luego de nuevo a mi rostro.
―¿Qué me has hecho? ―Me tapo la boca con las manos, solo para que
él las agarre.
―No toquemos tu rostro, bebé. ―Alcanza mis pantalones y los sacude
mientras mis diminutas bragas negras aterrizan en la esquina.
Parpadeo hacia él. Su boca se tuerce, y luego echa la cabeza hacia atrás
para reír.
―Bebé, lo siento, pero te ves... increíble. ―Él sigue riéndose.
―¿Tanto que te estás riendo? ―Ladeo la cabeza, pero siento que mis
propios labios se contraen.
Me tira a sus brazos.
―Te ves completamente follada. ―Besa mis labios―. Me gustas sucia
y caliente. ―Sus labios se arrastran hasta mis ojos.
Mi cabeza cae hacia atrás. ¿Como hace esto? En un minuto lo odio, y al
momento siguiente no puede hacer nada malo.
―Ven, vamos a vestirte.
Mi mirada se desplaza a mis bragas.
―No nos preocupemos por ellas. ―De nuevo, su boca se tuerce.
―Eres de lo peor. ―Me alejo, tomando mis pantalones de él, usando su
mano para estabilizarme ya que mis piernas están temblando.
―Ven. ―Se agacha y observo cómo coloca suavemente cada uno de
mis pies sucios en mis fabulosos zapatos Louboutin. Podría llorar
sintiendo la suciedad en el cuero limpio.
»Listo, mucho mejor. ―Él mira hacia arriba, y por un segundo jadeo
por aire.
Sin aliento.
Eso es lo único que me viene a la mente. Con su cabello oscuro y labios
carnosos formando una amplia sonrisa, él me deja sin aliento. Sus ojos
azules me mantienen como rehén. Cada vez que lo miro, pierdo un poco
de mí... pero gano un poco de él.
Dios, mi corazón late tan fuerte que tiene que oírlo. Se pone de pie y yo
trago. Sus ojos cambian y ya no sonríe. ¿Puede sentir esto? ¿Sabe que juntos
estamos completos?
Jett se ha convertido en mi todo. Brillante, controlador, mi pieza
perdida.
Este es el momento en que acepto mi verdad.
De algún modo, de alguna manera, me he enamorado de él a pesar de
saber que no es mío.
Santa mierda.
Estoy enamorada de Jett Powers, el prometido de mi madre.
JETT
No sé qué me poseyó para pensar que era una buena idea llevar a Raven
no solo a mi oficina, sino ahora a la sala del tribunal donde se sienta a mi
lado.
Se siente demasiado íntimo, pero después del incidente de la escalera,
todo se ha intensificado.
Renuncié a tratar de alejarme de ella, he racionalizado que lo terminaré.
Ella va a volver a la escuela en un mes, pero hasta entonces soy un
bastardo egoísta que podría estar jodido porque estamos entrando en una
rutina. Está levantada y lista para irse a las siete de la mañana. A las siete
y media salimos por la puerta y paramos para comprar café y esas cosas
en mi oficina, y a las ocho estoy en mi escritorio trabajando.
Mi oficina se está echando a perder. Al diablo con eso, yo me estoy
echando a perder.
Ella se hizo cargo de revisar mis declaraciones y resaltar cualquier cosa
que no esté bien.
Cristo, la encontré ayer enseñándole a Mike, uno de mis mejores
abogados, sobre leyes ambientales, pero él lo arruinó invitándola a salir.
Casi lo despido en el acto, pero Raven lo salvó diciendo que tenía novio.
Novio.
Es casi cómico, supongo que soy yo. Teniendo en cuenta la cantidad de
horas que pasamos juntos, uno pensaría que ella comenzaría a
exasperarme. Adoro a Rebecca, pero incluso con ella tengo un tiempo de
tolerancia de diez minutos, después de eso, me fastidio.
Aparentemente, esa regla no se aplica a Raven. Cuanto más tiempo
paso con ella, más me gusta, y esto no es solo por su apretado coño, estoy
casi obsesionado con su mente, ella es increíblemente aguda. Me
acompaña, me desafía y luego se somete.
Mi teléfono vibra. La miro, escribiendo en su computadora portátil
mientras levanta la vista y me lanza una sonrisa que hace que me duela el
pecho.
¿Qué mierda me está pasando? Ya no soy un niño, este tipo de cosas
como sonreír y tocar son para otros hombres, no para mí. Lleva el pelo
suelto hoy, largas ondas de chocolate negro se derraman sobre su hombro,
y mi mano casi hormiguea con la necesidad de tocar los hilos de seda.
Maldita sea, mi polla está dura, otra vez. Me muevo en mi silla, esto se
está saliendo de control. Arrastré a Raven al baño público de mierda hace
menos de veinticinco minutos. La follé contra la puerta.
El epítome de clase, Jett.
Negando con la cabeza, miro mi teléfono. Rachel. Presiono declinar.
¿En qué diablos está pensando, llamándome? Ella debería saber que
estaría en la corte, o tal vez no. Raven y yo nos hemos quedado hasta tarde
y nos hemos levantado temprano... ¿Cuándo fue la última vez que me
senté y tuve una conversación con ella?
Jesucristo, soy un idiota.
Miro a mi cliente. Es una gran estrella, pero si un cliente antiguo no me
hubiera pedido que lo representara como un favor, habría dicho que no.
Aunque es dinero fácil, claro y simple. Un estúpido actor atrapado
consumiendo éxtasis, primer delito.
Bobby se inclina.
―¿Cuánto tiempo más crees? Y con el tema del servicio comunitario,
¿puedo pagarle a alguien para que lo haga por mí?
Lo miro. Menos mal que tuvo éxito. Él es estúpido.
―No, no puedes pagarle a alguien para que haga tu servicio
comunitario, y si yo fuera tú, dejaría de reírme con el teléfono y me
concentraría en lucir triste. ―Me mira sin comprender y yo me maravillo
de Hollywood. La única industria en el mundo en la que literalmente
puedes ser un idiota y un adicto a las drogas y que te paguen por ello.
―Ella nos está mirando ―susurra.
Miro a la juez Anderson, me aclaro la garganta y siseo:
―Ponte de pie. ―Sonriéndole, me abotono el saco del traje.
―En el caso entre el Pueblo contra…. ―Apenas escucho mientras ella
le da treinta y dos horas de servicio comunitario y una multa de cien mil
dólares, lo que en realidad es bastante elevado considerando que lo rebajé
a un delito.
―Buena suerte. ―Asiento con la cabeza hacia él.
―¿Ya está? ¿Soy libre? ―Él sonríe y saluda a los reporteros.
―Sí, haré que uno de mis empleados pague la multa y se encargue de
todo. Todo lo que tienes que hacer es presentarte para el servicio
comunitario y pagar mi cuenta. ―Coloco mi computadora portátil y mis
papeles en mi maletín de cuero, luego alcanzo a Raven.
―Eres genial. ―Ella sonríe mientras se pone los lentes de sol.
No puedo evitar sonreír.
―Maldita sea, lo soy. ―Le sonrío y abro las puertas.
»Sin comentarios. ―Levanto la mano y le sonrío a los paparazzi, pero
sigo caminando hacia el estacionamiento.
―Okey, entonces Rebecca acaba de enviarme un mensaje de texto.
―Raven lee desde su teléfono―. Mañana tienes un gran día y… mi mamá
la ha llamado tres veces. ―Se muerde el labio cuando le abro la puerta y
se desliza dentro de mi Ferrari.
Estaba de tan buen humor esta mañana, le di a Iain el día libre. Algo me
dice que puede terminar esta noche. Tres llamadas, doy la vuelta hacia el
lado del conductor y me doy cuenta de que Bobby sale del juzgado con su
guardaespaldas.
Debería cobrarle extra por ser estúpido.
Me hundo en mi asiento y enciendo mi Ferrari. Ronronea como un
gatito, recordándome que debería conducirlo más.
―¿Tu madre te dejó algún mensaje?
―No. ―Ella mira por la ventana.
Presiono el botón y le ordeno al auto que llame a Rachel. Va directo al
buzón de voz.
―Llama a Rebeca.
―Hola, señor Powers ―responde Rebecca al primer timbre.
―¿Se supone que debo ir a alguna parte esta noche con Rachel? ―Hago
un chasquido, luego tomo un respiro. No es su culpa que me haya
encontrado en esta situación―. Lo siento, Becca.
―Por favor, es el mejor jefe de todos. Parece que está despejado para
esta noche, pero anoche tenía programada una cena con el alcalde y su
esposa y Rachel me pidió que la cancelara.
―¿En serio?
―Sí, ella me pidió que lo cancelara hace un par de días.
―Mmm, okey, puedes irte, no voy a volver hoy. ―Desconecto la línea
y me quedo callado mientras conduzco. Tal vez debería pedirle a Tina,
una de mis asistentes, que vaya a Tiffany's o Cartier y le compre algo.
Cristo, eso no podría hacer más obvio que estoy follando con alguien más.
Lo gracioso es que a Rachel no le importa si tengo un snack aparte, pero
esto no es todo.
Esto empieza a ser más, algo que no soy capaz de tener, sobre todo
cuando me caso en menos de cinco meses.
―¿Rachel siempre ha sido así contigo? ―Miro hacia ella.
Ella suspira y sigue mirando por la ventana.
―No hablo de ella, especialmente contigo. ―Ella se frota la frente.
Asiento con la cabeza.
―Bueno, estamos más allá de eso, pero no voy a forzarte. ―Mis manos
aprietan el volante.
Ella se encoge de hombros.
―Algunas mujeres no deberían tener hijos, y ella es una de esas. María
básicamente me crio. ―Su voz es ronca por la emoción, ha sido
traumatizada por sus dos padres, la han ignorado, ninguno de ellos
realmente la quiere, aunque el ex de Rachel al menos lo intentó, y ella tuvo
a María. El misterio de por qué Rachel insistió en quedarse con María
cuando se mudó está resuelto.
Permanecemos en silencio el resto del viaje mientras trato de luchar con
mi conciencia. Necesito retirarme, no importa cuánto la desee, nunca
podremos ser. Es joven, hermosa y merece el mundo. Yo no puedo
entregarme a ella, no realmente. No estoy hecho para eso. Mi trabajo,
carrera, son mis grandes amores, pero Raven aún es lo suficientemente
joven como para encontrar a alguien que siempre la ponga primero.
Alguien que dejará todo solo para tener su sonrisa. Sí, mi Lolita merece
tenerlo todo, ella puede marcar la diferencia.
Me detengo en mi camino de entrada, buscando el auto de Rachel. No
está ahí, pero podría haberlo puesto en el garaje.
Raven apenas espera a que me detenga y abre la puerta de par en par,
corriendo escaleras arriba pasando a una María que parece preocupada y
que está de pie sosteniendo la puerta principal abierta.
―¿Qué demonios? ―Suspirando, agarro mi maletín, y luego miro mi
teléfono. Nada nuevo, solo cosas de trabajo.
Son casi las cuatro, quizás pida una pizza si Rachel no está. Abrir una
botella de tinto, y Raven y yo podremos ver una película, tal vez nadar.
El silencio me saluda cuando entro.
―¿Rachel?
―Ella ha salido. ―María está de pie en la puerta de la cocina.
―¿Cuándo va a volver? ―digo con fuerza, no de humor para la mirada
de desaprobación de María. Estoy tratando de tener paciencia ya que ella
básicamente crio a Raven, pero no toleraré que interfiera.
―No lo dijo, solo que iba a salir.
―Gracias, puedes irte a casa. ―Lanzo mi maletín en una de las mesas
y pulso el número de Rachel. Nuevamente, va directamente al correo de
voz.
―Estaba pensando en llevar a la señorita Raven conmigo esta noche.
―Ella levanta la barbilla, con los brazos cruzados.
Eso me detiene y levanto la vista de mi teléfono.
―¿Disculpa?
―Sí, quería hacerle tacos caseros, es una de sus comidas favoritas.
Ladeo la cabeza.
―Bueno, entonces definitivamente deberías hacerlos para ella, pero no
esta noche. ―Lanzo mi teléfono en la isla de mi cocina y me quito el saco
del traje.
Ella duda.
―¿Algo más que necesites decirme?
―Sí, ya hice las tortillas frescas…
―Gracias, María, pero no esta noche. Te puedes ir, estoy cansado.
Abro mi cajón del menú de comida para llevar y la ignoro mientras se
mueve. La miro desde el menú.
―Puedo esperar hasta que la señora Rachel regrese a casa. ―Levanta
la barbilla. Nuevamente, cualquier otra persona habría sido despedida,
pero dado que ella está tratando de proteger a Raven, ¿puedo culparla?
Dicho esto, pediré pizza y subiré a follar.
―No es necesario, yo estoy en casa. ―Sonriendo, tomo mi teléfono―.
Te veo mañana.
Ella asiente luciendo miserable, pero nunca la he visto lucir feliz. Toma
su bolso, murmurando mientras sale. Al menos Raven tiene una persona
de su lado.
Mientras ordeno la pizza, escucho que se cierra la puerta principal.
Después de agarrar una botella de mi tinto favorito, subo las escaleras de
dos en dos, yendo directamente a la habitación de mi Lolita.
JETT
―La pizza está aquí. ―Raven se apoya contra el marco de la puerta con
mi túnica blanca, con una pierna asomando por la abertura. Su cabello
está recogido y pequeños rizos caen en cascada alrededor de su cuello.
Salgo de la ducha y busco una toalla.
―¿Dónde quieres comer? ―Le sonrío mientras sus ojos se sumergen en
mi polla.
―¿Qué tal el patio trasero? ―Ella mira, mi pene se endurece y sus ojos
se encuentran con los míos mientras me seco con la toalla.
―Perfecto. ―La miro―. ¿Estás bien?
Ella asiente.
―Palabras, Raven. ―Levanto su barbilla hacia arriba, perdiéndome en
sus charcos de zafiro.
―Estoy bien. ―Ella suspira, y su dedo traza una gota de agua
corriendo por mi pecho.
»Para ser honesta… ―toma un respiro―… odio que me recuerden que
estás con mi madre. ―Ella escupe madre, luego se gira para irse.
―Yo no lo veo así. ―La agarro y la atraigo hacia mis brazos―. Mira,
soy un bastardo, pero no tenía idea de que esto iba a suceder. ―Es lo más
cerca que me admitiré a mí mismo, o a ella, de que esto, nosotros, es algo.
Ella me mira, sus ojos me muestran todo lo que no está lo
suficientemente hastiada como para ocultar.
―Cuando estamos juntos, se siente bien, ¿sabes? Y… ―Se encoge de
hombros, mirando mi pecho en lugar de mis ojos.
»Creo... que podría estar enamorándome del señor Powers. ―Ella
sonríe y se muerde el labio inferior, mirándome. Mi pecho late, casi duele.
Cristo, solo mirarla casi duele.
―Bueno, no lo hagas. No soy el hombre adecuado para ti, cariño.
―Beso la parte superior de su cabeza, paso a su alrededor y salgo a su
habitación, envolviendo la toalla alrededor de mi cintura.
―¿Por qué? ―exige.
Miro por encima del hombro y, por primera vez en mucho tiempo,
vacilo. Lo cual es una locura, acabo de tener esta misma conversación
conmigo mismo.
―Soy demasiado mayor para ti y estoy casado con mi trabajo.
―Levanto la tapa de la caja de pizza y huelo el pepperoni y los jalapeños.
Raven ama la comida picante. Si me hubieras preguntado qué tipo de
pizza le gusta a Rachel, no tendría ni idea.
»Tienes toda la vida por delante. Te cansarías de mí. ―Cierro la caja y
le sonrío.
―Creo que estás equivocado. ―Camina hacia mí.
Mis ojos se estrechan y mis fosas nasales se dilatan ante su fascinante
aroma, complementa el aroma de nuestra cena.
Ella es peligrosa, está convirtiéndose en mi propia kryptonita.
Ladeando la cabeza, se detiene justo en frente de mí.
―Y creo que lo sabes.
Nuestros ojos se encuentran. ¿Cómo mi jodida Lolita de alguna manera
ha sacado lo mejor de esta situación?
―Tuve un muy buen día hoy. Es decir, hasta que la perra de mi mamá
comenzó a llamar, pero ella no está aquí, y ya no puede hacerme daño.
Soy libre. Tomo mis propias decisiones. ―Se da la vuelta y recoge la
botella de tinto que traje conmigo y sale de la habitación.
―Estoy jodido. ―Miro tras ella. Soy un hombre lo suficientemente
grande como para dar crédito a quien lo merece, y ella simplemente
dominó esta conversación.
Levantando la caja de pizza, la sigo por las escaleras hasta mi patio
trasero. El sol está comenzando su descenso; rojos, naranjas y rosas llenan
el cielo. Los Ángeles tiene sus defectos, pero sus puestas de sol no son uno
de ellos.
―La noche es preciosa, me encanta estar aquí. ―Me sonríe mientras
dejo la pizza en la mesa grande.
―Las copas y el abridor de vino están ahí. ―Señalo con la cabeza la
cocina al aire libre―. Necesito hablar con mi jefe de seguridad por un
segundo.
―Correcto, siempre me olvido de eso. ―Ella mira a mi alrededor a mis
numerosas cámaras.
―Te lo dije, soy un asno. Parece que me hago enemigos ―grito por
encima del hombro y abro la puerta de la casa de huéspedes. Iain se sienta
en el sofá y levanta una mano tan pronto como entro.
―Ya las apagué, avísame cuando termines. ―Mira la televisión, sin
mirarme a mí, con una sonrisa estúpida en su rostro.
¿Qué demonios? Cierro la puerta porque si no tengo cuidado, voy a
empezar a tratar de defenderme. A la mierda.
Me giro y me dirijo hacia ella. Poniéndose de pie, se quita la bata y la
deja caer sobre el gran sillón, con un cielo naranja y púrpura profundo
detrás de ella.
Peligro.
Es como una alarma sonando en mi cabeza, estoy entrando en algo
sobre lo que no tengo control, pero por mi vida que no entiendo por qué
no me alejo.
Eso es mentira, pienso, mientras mis ojos devoran sus pezones
desnudos, jodidamente duros y sus tetas jugosas. Bebiendo su vino, me
espera.
―¿Todo bien, señor Powers? ―Su voz es ligeramente áspera.
Mis ojos acarician su rostro. ¿Cómo he desarrollado una debilidad? Es
casi risible. ¿Toda la charla de mierda que he dicho sobre los idiotas que
conozco siendo dominados? Sin embargo, aquí estoy.
Raven es mi debilidad, no importa cuánto me diga a mí mismo que me
aleje...
No lo haré.
Y ella lo sabe. Lo que es peor, no me importa si lo hace. Todo lo que
quiero es enterrar mi boca en su coño, chupar su néctar hasta que grite mi
nombre, y luego saborearla lentamente toda la noche.
Le tomo la copa de vino, tomo un sorbo, sostengo la copa sobre sus
labios hinchados y la observo beber la espesa mezcla de chocolate y bayas,
inclinando más la copa hasta que el líquido rojo intenso se derrama por
los lados. Sus ojos se abren como platos mientras desciende por su cuello
hasta sus pechos.
―Mierda, acuéstate, bebé. ―Dejando la copa en la mesa junto a
nosotros, se recuesta, y sus manos se estiran ligeramente hacia arriba,
colgando sobre la parte superior y se retuerce.
Simplemente mirarla me hace sonreír. Ella es la perfección. De repente,
todos los pensamientos sobre cualquier cosa además de esta mujer se han
ido. La ligera brisa cálida y la fragancia de lavanda y jazmín nos
envuelven.
―Abre tus piernas. ―Mis fosas nasales se dilatan cuando planta
lentamente cada pie en el borde de la tumbona, y dejo caer mi toalla.
»Eres hermosa. ―Acariciando mi polla, me paro sobre ella como un
maldito dios, preparándome para reclamar lo que es mío. Se lame los
labios húmedos manchados con el vino, y me muevo entre sus piernas
para chupar y lamer el vino de su pecho derecho.
―Oh, Dios. ―Gime y se arquea mientras mi lengua acaricia su duro
pezón.
Cuando paso al otro, esta vez chupo y muerdo. Sus uñas se clavan en
el cojín. Levanto la cabeza y ella abre lentamente los ojos.
Este es nuestro momento. En este segundo en que nuestros ojos se
conectan, todo está ahí, su amor, sus necesidades, sus deseos. Pase lo que
pase, ella siempre será total y completamente mía.
―Jett ―susurra.
―¿Sí? ―Soplo en su pezón―. ¿Qué necesitas? ―Alcanzo la copa de
vino.
―A ti, solo te necesito a ti ―gime mientras le derramo vino en el
ombligo.
―Me tienes. Ni siquiera sé cómo. ―Sumerjo la cabeza para lamer el
líquido y su respiración se acelera.
»Dime, dile al señor Powers, ¿dónde quieres que te chupe la próxima
vez?
―Mi coño ―grita y se arquea.
No puedo evitar sonreír. Apenas terminé la pregunta.
―Este es mi coño. ¿Entiendes, Raven? Nadie más lo toca, incluyéndote
a ti, a menos que yo lo diga.
―Sí. ―Sus ojos revolotean mientras me ve derramar más vino sobre su
interior rosado y húmedo.
»Oh. ―Se apoya en los codos y su cabeza cae hacia un lado mientras
me observa bajar la cabeza.
―Eso es, cariño. Mírame chuparte el coño. ―Instantáneamente mi
lengua lame su dulce clítoris de un lado a otro.
»Mierda, sabes tan bien. Dile a tu papi exactamente lo que necesitas.
―Mi propia respiración se vuelve áspera. Entierro mi rostro en ella,
aferrándome a su delicioso nudo mientras canta mi nombre.
―Oh, Dios ―se queja, pasando sus manos por mi cabello.
Froto sus jugos por toda mi boca, necesitando su olor como necesito
oxígeno.
―Jett… papi… ―Sus manos se aprietan―. Tengo que correrme.
―Jadea―. Necesito correrme en tu boca. ―Mientras jadea, sigo
chupando su clítoris, sintiendo que todo su cuerpo se tensa. Girando en
espiral, se sacude contra mi boca.
―Mierda, no puedo tener suficiente. ―Le doy otra lamida a su clítoris,
luego deslizo su cálido cuerpo, empujando mi polla profundamente
dentro de su apretado y húmedo coño.
»Jesús ―gruño.
Su coño se aprieta alrededor de mi grueso eje como si quisiera
exprimirme hasta la última gota.
―Tan apretado y húmedo y mío. ―Saliendo, me deslizo de nuevo, y
sus uñas se clavan en mi espalda mientras empiezo a perder de vista todo
menos este jodido placer.
Dentro y fuera, la golpeo. Mientras tanto, me clava y me araña la
espalda y el pecho.
―Eso es, hermosa ―la alabo.
Inclinándose, me muerde el labio y luego chupa la parte inferior.
Salvaje, indómita, casi violenta, pero tierna, todo envuelto. Tomando su
mano, que está clavándose en mi pecho, entrelazo mis dedos con los
suyos.
―Voy a correrme ―jadea.
Mi boca toma la suya, nuestras lenguas se enredan y los músculos de
mi estómago se tensan.
―Jett, voy a correrme ―grita y la dejo, sin importarme quién nos
escuche.
―Eso es, Raven. Córrete, bebé. Deja que ese maldito coño me ordeñe.
―Mis ojos sostienen los suyos, y mientras reclamo la última parte de su
alma, la veo morir y renacer. Ella gime mientras su coño se contrae con
latidos pulsantes.
»Mierda, eso es. Te voy a llenar. ―Mi propia respiración es áspera
cuando su coño resbaladizo y cálido pulsa tan fuerte que obliga a mi polla
a escupir mi semilla, una y otra vez.
»Cristo. ―Agarro la parte de atrás de su cabeza y la jalo, dejando que
mi boca chupe su pulso, sintiendo todo, el placer tan intenso que me
hormiguea en los dedos de los pies mientras permanezco profundamente
dentro de ella.
Conectados.
Nuestros ojos permanecen fijos en el otro. Ella trata de recuperar el
aliento y yo trato de robárselo. Cuando suelto su mano para poder
empujarla una vez más, ella sonríe.
Suspirando, entrelaza sus manos en mi cabello mientras beso sus
párpados, su nariz, su oreja...
¿Qué demonios? ¿Se acaba de mover algo detrás del garaje? Levanto la
cabeza, pero no salgo de ella mientras busco a quien quiera que esté
mirando.
―¿Qué ocurre? ―Raven gira la cabeza.
―Nada, pensé que vi a alguien. ―Vuelvo a mirarla y beso sus labios
de cereza.
―Espera, ¿qué? ¿A quién? ―Trata de mirar, pero no veo nada, y
todavía estoy disfrutando de uno de los mejores orgasmos de mi vida.
Haré que Iain revise la propiedad para estar seguro. En este momento,
voy a comer pizza, beber vino y acurrucarme con Raven. Me retiro
lentamente mientras ella gime en protesta.
―No fue nada, cariño. ―La beso de nuevo, porque parece que no
puedo detenerme y ponerme de pie. Alcanzando nuestra copa de vino,
camino hacia el horno de ladrillo al aire libre donde se encuentra la botella
y miro hacia el lugar donde creí haber visto algo.
Nada.
Enciendo las luces del bistro, todavía nada. Agarrando la botella y el
vaso, vuelvo a Raven, que está sonriendo, con las piernas cruzadas,
luciendo tan hermosa y feliz. Un sentimiento de satisfacción fluye sobre
mí mientras mis ojos acarician su rostro.
―Ponte tu bata, mi amor. Voy a hacer que Iain vuelva a encender las
cámaras y camine por la propiedad.
―¿En serio? Quería ir a bañarme desnuda. ―Ella hace un puchero, y
por un momento casi digo que a la mierda, pero Rachel podría volver a
casa en cualquier momento.
―No esta noche. ―Le entrego el vino y recojo su bata mientras sus ojos
examinan mi cuerpo.
―Eres tan sexy. ―Ella sonríe. Sentándose, coloca una pierna a cada
lado de la tumbona, mis ojos se sumergen en su coño mojado en
exhibición para mí, y mi polla ya está dura.
―Tu bata, Raven ―siseo.
―Oh, está bien. ―Ella toma un sorbo del vino.
Apretando los dientes, observo su cuello mientras traga. Ella me está
probando, mis manos se meten en la bata. Estoy listo para azotarle el culo
y luego hacer que se amordace con mi polla. ¿Quizás deberíamos volver
arriba a su habitación?
Finalmente, se pone de pie y toma la bata.
―Vuelvo enseguida, déjame ir por algo de ropa. ―Sin esperar a ver la
expresión de su rostro, no necesito hacerlo, puedo sentir su decepción.
Subo corriendo las escaleras. Esto es lo correcto. Rachel puede ser una
perra, pero no necesita verme con Raven.
Frunzo el ceño, abro la puerta de una patada y agarro mis pantalones
de chándal y una camiseta. Cristo, ¿cuándo me convertí en un hipócrita?
Me importa una mierda si alguien me ve follando, pero es diferente con
Raven. La necesidad de compartirla no está ahí. De hecho, es todo lo
contrario, si soy sincero. He desarrollado una rabia casi animal ante la
idea de que alguien la toque además de mí.
Contrólate, Jett.
Mantén estos impulsos contenidos.
Rachel es tu prometida, y Raven... ni siquiera deberías estar pensando en nada
más que comer pizza y ver la televisión con ella.
Esto es lo que quieres, me sigo diciendo mientras bajo las escaleras.
Esta vida, mi trabajo, todo por lo que he trabajado tan duro. Sin
preocupaciones, sin sentimientos, sin drama.
Ordenado.
Entonces, ¿por qué me siento privado por no poder bañarme desnudo
en mi piscina con Raven?
RAVEN
―Becca, llama a Doug Jefferson y dile que pasaré por alto el caso
Hopper. ―Paso junto a una Rebecca atónita que salta de su asiento como
si la hubiera asustado.
―Sí, por supuesto. ¿Le doy una razón?
Mirándola, abro la enorme puerta de mi oficina.
―Lo siento mucho. ¿Café? ―me pregunta mientras cierro la puerta. Me
traerá café y todo tipo de daneses porque sabe que la cagó al interrogarme.
Debería terminar el día, pienso, mirando mi Rolex. Son casi las tres.
Pasé mucho más tiempo del que quería hoy en la corte, solo para recibir
mensajes sin parar sobre tomar este caso de asesinato tan pronto como
salí. Es el tipo de caso al que debería saltar: una mujer rica que mata al
que fue su marido durante doce años. Ella dijo que fue porque acababa de
enterarse de que se estaba muriendo y que se trataba de un suicidio.
Definitivamente puedo trabajar en eso, incluso con la falta de armas o
cualquier testimonio concreto real que diga que él era realmente terminal.
Será un evento importante, los paparazzi se lo comerán. Necesitan algo
ya que el caso de los Discípulos ha terminado. La joven y hermosa señora
Hopper, una ex conejita de Playboy, encontró muerto a su marido mayor
y deprimido porque no pudo soportar una muerte prolongada.
Sí, lo mataría, pero como me he metido en un predicamento,
literalmente, la idea de trabajar no tiene ningún atractivo en este
momento.
Raven.
Mi pequeña Lolita, diciendo sus verdades, sin dejar que nada la
detenga.
Jodidas pelotas.
Admiro eso. Hoy ella lo arriesgó todo, y sé que necesito terminarlo. De
pie, camino hacia mi gabinete de licores y tomo una botella de lo que esté
más cerca, luego me dejo caer en mi silla y giro para mirar por las ventanas
gigantes de la oficina. Desenrosco la tapa de la botella y bebo como si
fuera agua en lugar de maldito whisky quemándome un camino desde mi
garganta hasta mi esófago.
Verdades.
Misterios.
Mentiras.
Golpeo la botella y la veo marcar mi escritorio de madera de cerezo
perfectamente brillante. Mi teléfono vibra, pero lo ignoro. Esta es mi hora.
En este momento, necesito sentarme aquí y beber y pensar. Inclinando
mi cabeza hacia atrás, la imagino dejando caer su bata, con sus labios de
cereza entreabiertos...
Con un resoplido, me siento, alcanzo la botella y la llevo a mis labios
mientras me reconcilio con lo que finalmente estoy listo para hacer.
―¿Señor Powers? ―La voz de Rebecca me hace girar mi silla para
enfrentarla. Su habitual fachada agradable de que nada la desconcierta se
ha evaporado.
―¿Sí?
―Siento mucho molestar. ―Se aclara la garganta y sus ojos se abren
cuando bebo directamente de la botella.
»Es solo que... quiero decir, Rachel, es decir, la señora Stewart, está
tratando de comunicarse con usted. ―Sus ojos marrones muestran
preocupación, lo que me hace sonreír.
―Puedes irte ―digo, apoyando mis pies en el borde del escritorio.
―¿Puedo traerle una copa? ¿O tal vez llamar a Iain para que le traiga
el auto? ―Ella da un paso más cerca, y por un segundo, su forma delgada
me recuerda a la de Raven si realmente entrecierro los ojos.
Excepto que ella no lo es.
―¿Mi prometida dejó un mensaje? ―Después de acercar la botella a
mis labios, la cálida quemadura comienza a hacerme sentir más como el
verdadero yo. A la mierda todas estas tonterías en mi cabeza. Tuvimos un
gran sexo, tenía un jodido coño intacto, eso es todo lo que era esta
fascinación, y ahora se acabó. Iré a casa con Rachel, me la follaré, me
saturaré en su coño y borraré todos esos pensamientos y el olor y sabor a
azahar y coco.
Rachel es a quien me merezco, ella está en el mismo camino. Raven...
bueno, Raven se merece el mundo. Irá a Stanford, y dejará su marca.
―Ella dijo… ―Rebecca cambia de pie como si estuviera nerviosa, pero
para ser honesto, había olvidado que ella estaba ahí.
»Ella dijo, apúrate a llegar a casa, tengo una sorpresa para ti ―suelta, y
sus mejillas se sonrojan.
―Una sorpresa. ―Echo la cabeza hacia atrás para reír. Dios, solo Rachel
está lo suficientemente jodida como para traer a otra mujer cuando Raven
está aquí.
»Perfecto. ―Apunto la botella a Rebecca y me pongo de pie―. Sí, por
favor llama a Iain.
―Sí, señor Powers. ―Y por un segundo esas palabras hacen que me
duela el pecho, pero son meras palabras. ¿Y qué si mi Lolita las dijo como
la niña buena que es? Necesito concentrarme en el futuro.
»Una cosa más.
―¿Sí?
―¿Vendrá Raven el lunes? Escuché que no se sentía bien y no estuvo
aquí hoy…
―No, Raven ha terminado su pasantía. Si necesitas más ayuda, contrata
a alguien ―bromeo con visiones de tirar la botella de vidrio por la
ventana y destrozar todo.
Aplastante.
Es la forma en que mi pecho se siente cuando pienso en renunciar a ella.
Cierro los ojos y respiro hondo. Se acabó, necesito decirle a Raven la
verdad, que nunca he considerado no casarme con Rachel.
Nunca le mentí.
Ella solo piensa que está enamorada de mí. Tiene diecinueve años, por
el amor de Dios, está atrapada en la emoción de tener sexo con un hombre
mayor y experimentado.
Salgo de mi oficina, ignorando los gritos de asombro y las miradas,
presiono el botón del ascensor y me aflojo la corbata.
Amor.
Cristo, ni siquiera es una emoción real. No son más que dos personas
que se conectan y luego confunden ese sentimiento con amor. Se desgasta,
como todas las conexiones. Se separan y boom, empiezan todo de nuevo
con otra persona.
Resoplando, llevo la botella a mis labios. Es por eso que Rachel es la
indicada para mí, pero ya no la soporto. ¿Qué tan jodido es eso?
―Señor Powers. ―Me giro hacia la voz.
»Su auto está listo para ti. ―Iain está de pie con la puerta abierta.
―Gracias. ―Me deslizo e inclino la cabeza hacia atrás, dejando que la
calidez del bourbon fluya por mis venas, y así, me siento mejor que en
semanas.
Tardo diez minutos desde mi oficina hasta mi casa. En treinta minutos,
estaré profundamente dentro de quien quiera que sea la sorpresa que
Rachel haya preparado.
Y en una hora… bueno, en una hora, todo volverá a la normalidad.
―¿Señor Powers? ―La voz de Iain me hace parpadear y lo miro
lentamente. Su habitual expresión tranquila ha cambiado, sus cejas se
juntan como si él también estuviera preocupado. Claramente, ha estado
parado con la puerta del auto abierta mientras mi mente se acelera.
Asintiendo, salgo y miro hacia mi casa.
―¿Tú crees en el amor, hombre? ―digo, girándome antes de subir los
escalones. La pregunta parece haberlo tomado desprevenido, el dolor se
arremolina en sus ojos oscuros. Supongo que esa es mi respuesta.
―Absolutamente. ―Toma aire y asiente―. Mierda, sí, lo hago. ―Da
un paso hacia la parte delantera del Mercedes.
Cuando empiezo a subir los escalones de la entrada, reflexiono sobre
esto. Incluso Iain cree en el amor, claramente ha estado enamorado. Por
lo que sé, él está en una relación feliz, aunque de alguna manera dudo que
la mirada angustiada en sus ojos sea una pista. Sí, ese es un hombre que
tiene demonios, alguien que ha sido herido. Abro la puerta principal y
entro en mi vestíbulo, instantáneamente oliendo comida.
―¿Rachel? ―grito, dejando mi botella en el suelo.
―Arriba ―grita ella.
La casa parece desierta. Probablemente le dijo a todos que se fueran.
Subo las escaleras, y escucho música proveniente de mi habitación
mientras camino hacia la izquierda hacia la habitación de Raven,
deteniéndome antes de llamar.
Es como si tuviera pesos en el pecho, como si estuviera luchando contra
algo. Esta es una batalla que nunca podré ganar.
A la mierda con tocar. ¿Por qué fingir que eres algo que no eres? Entro,
y mis ojos instantáneamente la encuentran. Es como si hubiera entrado en
un universo diferente, porque en este universo todo se mueve lentamente,
como si el tiempo tratara de darme un segundo para alcanzarlo.
Raven se pone de pie y el libro que estaba leyendo cae al suelo. Sus ojos
están rojos como si hubiera estado llorando, pero todo lo que puedo hacer
es mirarla.
Ella es mi debilidad, pero yo no tengo que ser su perdición.
―Se acabó. ―Mi voz sale fuerte. Nuestros ojos se conectan, y me dejo
atrapar en sus piscinas de zafiro mientras parpadean para contener las
lágrimas.
―¿Qué te pasa? ―Su voz se quiebra. Mientras camina hacia mí, su
aroma a azahar me envuelve. Cuando muera, este será mi último olor, lo
sé. Su rostro y este olor me envolverán mientras tomo mi último aliento.
Jesucristo, necesito dejar de beber. Estoy pensando en una locura, o tal
vez ella es así de peligrosa.
Sus ojos, que al principio contenían lágrimas, ahora son casi negros.
―¿Qué. Te. Pasa? ―ella repite.
―Te dije que soy un imbécil. ―Desabrocho los dos botones superiores
de mi camisa de vestir.
Ella resopla, se tapa la boca y asiente, luego señala la puerta.
―¿De verdad vas a casarte con ella? ¿Tienes alguna puta idea de quién
y qué es ella?
―Sé exactamente lo que es, Raven. ―Mi voz es plana, y de repente todo
parece gris y oscuro.
―Me ha odiado desde el día que nací. ¿Por qué? ―Ella levanta las
manos―. No lo sé, ¿y sabes qué, Jett? No me importa, pero tú... pensé que
eras brillante, pensé que eras fuerte y… ―Las lágrimas caen por su rostro.
El dolor, muy parecido al que presencié hace unos momentos con Iain,
sale de ella, haciéndome sentir incómodo, como si tuviera una soga
alrededor de mi cuello.
―Se acabó, no fue mi intención lastimarte, o que desarrollaras
sentimientos por mí…
―Cállate, eres un maldito mentiroso. ¿Te ves a ti mismo? Sé que tienes
sentimientos por mí. ¿Qué diablos te pasó? ―Se seca las mejillas y sus ojos
buscan los míos.
Mi cabeza está latiendo.
―Te equivocas, soy un espectáculo de una sola persona y tu madre es
igual. Juntos, tenemos sentido.
―Se folló a mi novio del instituto. Ella es como una viuda negra. ¿Cómo
puedes soportar estar dentro...? ―Sus ojos se abren como si nos estuviera
imaginando juntos.
―No me propuse lastimarte. ―Me doy la vuelta.
―Bueno, lo hiciste ―grita a mi espalda.
―Quédate en tu habitación, Raven. ―Cierro la puerta, la música y la
risa me guían hacia mi dormitorio.
Porque esto es todo.
Esto es lo que realmente soy. Apoyándome en el marco de mi puerta,
me tranquilizo y observo a Rachel. Tiene una copa de champán en una
mano mientras mueve su lengua sobre los apretados pezones de Emily.
Los ojos de Emily se lanzan a los míos. Sonriendo, separa sus piernas,
mostrándome su coño mojado.
Nada. No siento nada. Rechino los dientes por lo jodidamente patético
que es esto.
―Mira quién finalmente decidió unirse a nosotras ―arrulla mientras
Rachel levanta la cabeza.
―Jett, bebé, finalmente. Empezaba a preguntarme si te habías perdido.
―Su sonrisa no llega a sus ojos. No hay destellos, no hay charcos
profundos de zafiros en los que perderme. Nunca le compré sus zafiros,
nunca le acaricié la piel con ella usando nada más que esos.
Nunca hice muchas cosas...
Me quito de la puerta, me desabrocho la camisa, y me adentro más. Las
manos de Rachel se mueven dentro de las piernas de Emily.
―La tengo lista para ti ―dice, mirándome desabotonar mi camisa y
tirarla al suelo.
―Levántate ―gruño.
Emily se levanta de un salto, dejando el espacio para que yo me siente.
Su olor no es tan repulsivo como el floral de Rachel, pero no es lo que
busco.
Como un rey, me siento y dejo que sus manos me toquen mientras
espero.
Uno.
Dos.
Tres.
Miro hacia arriba.
Ella está de pie en la puerta, nuestros ojos se encuentran, y su dolor casi
me ahoga, pero eso no puede suceder, porque ya estoy muerto.
Y ahora, está terminado.
RAVEN
Me doy la vuelta y entrecierro los ojos ante el sol cegador en mis ojos.
―¿Qué demonios? ―Gimiendo, me siento y parpadeo para alejar los
puntos negros, luego miro a Rachel desnuda.
»Cristo. ―Me acuesto, frotando mis manos arriba y abajo de mi rostro.
Los eventos de anoche inundan mi cerebro.
Raven. Su rostro, sus labios, su puto dolor mientras miraba a Rachel y a
Emily tocarme.
―Mierda. ―Me siento y jalo las cobijas, luego descanso mis codos en
mis rodillas, ignorando los gemidos de Rachel por ser molestada. Mi
cabeza está palpitando y mi boca se siente como si hubiera bebido agua
de la alcantarilla
Agarro la botella de whisky de mi mesita de noche y tomo un trago.
Definitivamente una mañana de perros.
―¿Emily? ―pregunto. Debe haberse ido, y no es que la culpe. Anoche
no pudo haber estado más jodido.
De pie, me dirijo lentamente al baño para orinar. Pobre Emily, necesito
llamarla y decirle que nada de lo que pasó fue su culpa.
No importa cuánto lo intentó, nunca me puse duro. Me gustaría echarle
la culpa a la bebida, pero no fue así.
Sé que no fue así.
Tiro de la cadena del inodoro y tropiezo hacia la ducha, necesitando
una fría para despertarme lo suficiente como para descubrir mi próximo
plan.
¿Qué mierda me ha pasado?
Cerrando los ojos, coloco mis manos contra la pared de azulejos, mi
cabeza se inclina hacia abajo mientras dejo que la picadura helada del
agua me distraiga, pero todo lo que veo es a ella, a mi Lolita, con sus
grandes ojos azules y sus labios rojos e hinchados. Ella me odia.
Cristo, yo me odio. Hablando de jodidamente auto sabotaje, anoche fue
feo, sucio, y por primera vez desde que probablemente tenía diez años,
siento... ¿Arrepentimiento? ¿Vergüenza?
Tal vez ambos, porque quería lastimarla. Ella me hizo sentir, reír y
cuestionar mi vida, y por eso quería castigarla. Agregue media botella de
whisky a la mezcla, y sí, eso ayuda a tomar buenas decisiones.
Levanto la cabeza cuando el agua golpea mi rostro. Se acabó. Ella me
odiará, pero al menos tal vez esta locura pueda detenerse.
No quiero su amor, quiero que las cosas vuelvan a ser como eran, donde
felizmente mojaba mi polla en un coño húmedo y cálido y no me
importaba. Quiero levantarme y emocionarme por tomar un gran caso,
sin preocuparme de cómo puedo colarme en la habitación de Raven y
follarla antes del trabajo.
Mi polla salta a la vida al pensar en eso. Dándome la vuelta, agarro el
jabón. Puedo tener un problema real.
Quiero decir, ¿acción de chica con chica y ni siquiera me puse duro? Me
senté y observé cómo se masturbaban, y mi polla ni siquiera se movió con
interés. ¿Pero pensando en Raven? Me pongo duro como la mierda.
Hago un enjuague final y salgo. Necesito llamar a Sam y pedirle que
venga y me dé una inyección de vitamina B12, al menos, porque me
palpita la cabeza y mi estado de ánimo se vuelve más sombrío a medida
que me despierto.
Después de cepillarme los dientes, me pongo unos jeans y una camiseta,
apenas mirando a Rachel mientras le envío un mensaje de texto a Sam.
Necesito café antes de ir a verla. A la mierda, no puedo sentirme más
mierda, bien podría terminar de una vez.
Camino por el pasillo, empapado en sudor mientras me dirijo a su
puerta y llamo.
Nada, pero ¿qué esperaba? Golpeo de nuevo mientras mi mente trata
de bloquear la traición que sus ojos tenían para mí.
―Raven. ―Todavía silencio. Apoyo mi brazo en el marco de la puerta
y espero, mi pulso comienza a acelerarse. Girando la manija de la puerta,
me preparo para su dolor, su ira, cualquier cosa menos lo que estoy
viendo.
Tomo aire y miro a mi alrededor. Por segunda vez en mi vida, veo rojo
y agarro un cajón vacío, todavía abierto de su embalaje, y lo tiro contra la
pared, viendo cómo se agrieta y se astilla.
―¿Raven? ―grito, pateando la puerta del baño para abrirla. Su aroma
me envuelve instantáneamente y levanto la vista, viendo los champús y
lápices labiales que ha dejado atrás.
»¿Iain? ―grito mientras me muevo hacia la ventana y miro el día
soleado.
―¿Qué pasa? ―Rachel entra corriendo, todavía desnuda, con la cara
como si tuviera dos ojos morados, ya que claramente se quedó dormida
con el maquillaje.
―¿Dónde diablos está Raven? ―rujo.
Ella da un paso atrás.
―¿Cómo puedo saberlo? ―Sus palabras no importan, sus ojos me
dicen todo lo que necesito saber. Ni siquiera puede tratar de fingir.
―Ponte algo de ropa, voy a llamar a la policía.
―¿Qué? ¿Por qué llamarías a la policía? ―Entrecierra los ojos y planta
las manos en las caderas, completamente ignorante del hecho de que mi
equipo de seguridad tiene sus Glock desenvainadas y se apresuran a
entrar.
―Consigan las imágenes de las cámaras, Raven se ha ido. ¿Cómo
diablos sucedió esto? ―Me giro para mirar a Eddie y Michael cuando Iain
irrumpe en la habitación.
―Señor Powers, Raven se fue anoche. ―Eddie baja su Glock.
Mi pulso está latiendo fuera de mi pecho.
―¿Qué? ¿Por qué no fui notificado? ―Me giro para mirarlos―. Están
despedidos, lárguense.
―¿Señor Powers? ―Iain levanta las manos y les indica a sus chicos que
salgan de la habitación.
Iain es mi hombre principal, pero si permitió que Raven me dejara...
―¿Tú la dejaste ir? ―Me acerco a él.
―Sí, dijo que su madre le había dado una nueva Tarjeta American
Express Black y que ambos estaban... ocupados en ese momento. Ya que
ella es una adulta, y no me dijeron que no se le permitía…
―Nunca dije que ella podría irse ―siseo mientras Rachel se interpone
entre Iain y yo.
―Jett, ¿por qué te importa? ―La miro―. Yo soy tu prometida, su
madre, y si Raven quiere irse y regresar antes a Nueva York, o salir con
gente de su misma edad, ¿por qué sería malo?
La miro, pero le hablo a Iain.
―Haz que Larry rastree el teléfono de Raven, encuéntrala y asegúrate
de que esté a salvo.
―Me pondré en eso en este momento. ―Se mueve hacia la puerta.
Rachel me mira con cautela.
―¿Y Iain? ―Finalmente aparto la mirada de ella y lo miro a él. Sus ojos
marrones permanecen tranquilos mientras espera―. Por favor,
discúlpame con Eddie y Michael, me tomó por sorpresa y pensé que algo
malo le había pasado. Todavía tienen sus trabajos.
―Se los haré saber. ―Me deja con Rachel.
Ella se lame los labios.
―¿Tienes algo que quieras confesarme?
―No ―contesto, necesitando largarme de esta habitación y alejarme de
ella. No puedo creer que ella se fue. Sin embargo, de nuevo, yo habría
hecho lo mismo si los papeles se hubieran invertido.
―Jett, esto es algo bueno. ―Rachel me sigue a nuestra habitación.
Miro por la ventana viendo una minivan detenerse. Ella envuelve sus
brazos alrededor de mí, y me quedo en silencio. Sam sale de la camioneta
con su bolsa de cosas mágicas.
―Déjalo así, Rachel. ―Me alejo.
―Los vi juntos ―espeta ella.
―¿Qué dijiste?
―Te vi con ella, observé la forma en que la besaste, y la viste. Estás
enamorado de ella y ni siquiera lo sabes. ―Mi cabeza da vueltas. Tal vez
he hecho algunas cosas cuestionables en mi vida, pero ¿realmente me está
diciendo que me vio follar con Raven?
―Estás equivocada. ―Necesito alejarme de ella.
―El grande y poderoso Jett Powers finalmente está siendo derribado.
¿Cómo se siente, mi amor? ―Se acerca a su bolso y agarra sus cigarrillos.
―No significó nada, Rachel, solo sexo. ―Aclaro mi voz y suena el
timbre―. Esa es Sam. ―Salgo de la habitación.
―No te preocupes, Jett. Eventualmente, tu polla volverá a funcionar.
―Enciende su cigarrillo mientras mis fosas nasales se ensanchan con
disgusto.
»Oh, lo siento. Olvidé que no te gustan las mujeres que fuman, pero
dado que Emily es la única que me excita en este momento… ―Inhala
mientras la dejo despotricando y bajo las escaleras.
―Sam está en tu oficina, y todas las imágenes de anoche están grabadas
en tu computadora ―dice Iain mientras escribe en su teléfono.
―¿Dónde está ella? ―Me detengo antes de entrar en mi oficina.
―Su teléfono está apagado, pero la última vez que la vieron fue en
LAX. ¿Quieres que contrate a alguien? ―Él se endereza.
―Sí, y rastrea todas sus tarjetas de crédito ―exijo, entrando en mi
oficina. Me siento en mi silla, apenas hablándole a Sam. Él sabe que hacer.
Extiendo mi brazo.
―¿Cóctel, o solo B12?
―Ambas cosas. ―Inclino mi cabeza hacia atrás, tratando de no verla,
pero tan pronto como cierro los ojos, ella está ahí, con sus labios hinchados
formando una sonrisa, casi dejándome sin aliento.
El pequeño pinchazo en mi vena y el líquido frío que llena mi sistema
me calmarán, arreglarán todos estos pensamientos irracionales.
Inhalo y exhalo mientras las telarañas se desvanecen, y abro los ojos.
Ella se ha ido.
Es lo que quería, ¿verdad? Y a pesar de lo retorcida que es Rachel, tiene
razón. Mi polla la olvidará.
Y todo estará en calma y bien. Trabajo, amigos, Rachel, volveré a ser
como era antes de ver su rostro, antes de probarla y mi vida orbitando
fuera de control.
Se acabó, me aseguré de eso. Entonces, ¿por qué siento que todo en mi
vida antes de ella solo estaba sobreviviendo, no viviendo?
RAVEN
Raven:
Estaba corriendo esta mañana y me detuve en una pequeña tienda. Un hombre,
un chocolatero, dijo que podía hacer que sucedieran cosas mágicas si comías su
chocolate.
Yo lo hice. Mientras probaba este pedazo de cielo, todo en lo que podía pensar
era en ti. Mi boca estaba llena de dulzura, con un ligero borde de amargura.
Me dijo que pidiera un deseo...
Con amor, tu Jett.
Raven:
Nunca he tenido que ganar a alguien. Nunca he tenido que pelear por alguien,
pero lo hago por ti. Vi estas rosas rojas como la sangre y me hicieron pensar en ti.
Mi corazón sangra, pero solo por ti.
Con amor, tu Jett.
Abro otro.
Raven:
Te consentiré todos los días, durante todos nuestros días.
Con amor, tu Jett.
―Oh, Dios. ―Me tapo la boca, dejo caer la carta y alcanzo la caja de
Tiffany. Quitando la cinta, la abro.
―Jesús, Jett. ―Observo la gargantilla de zafiros y diamantes, luego
escaneo el área alrededor de mi cama para encontrar la carta que la
acompaña.
Raven:
Tuve una visión.
Vi zafiros derramándose sobre ti, bajando por tus pechos en un río brillante de
gemas.
Fue esa visión, ese segundo, que mi vida cambió. Puede que no lo haya dicho,
pero en el fondo lo sabía.
Eres mi para siempre.
Con amor, tu Jett.
Mi para siempre.
Miro a mi alrededor.
―¿Qué debo hacer? ―susurro. Agarrando la gargantilla, corro al baño,
me quito la camiseta y me la pongo. Se siente fresca en mi piel. Doy un
paso atrás, así puedo ver más de mí misma.
Es como si este collar me hubiera marcado, encadenado a él, con
nuestras almas entrelazadas. Para ser honesta, las cartas significan más
para mí que cualquiera de los regalos. Nunca se ha tratado de dinero, se
trata de confianza. ¿Realmente puedo confiar en que no me lastimará de
nuevo?
―¿Puedes confiar en ti misma? ―susurro, porque a eso se reduce todo
esto. Perdí una parte de mí esa noche, viéndolo de una manera que nunca
creí posible.
¿Qué dice tu instinto?
Me acerco y abro la ducha, quitándome la gargantilla. Lentamente, me
baño mientras mi mente trata de resolver todo esto. Él no está jugando. Él
lo quiere todo. ¿Puedo darle eso? Me lo merezco, y él también.
Cierro el agua y salgo, envolviendo una toalla alrededor de mi pecho.
¿Te atreves?
Suena en mi cabeza y me congelo. De repente puedo respirar de nuevo.
No tiene que ser tan difícil, Raven. Hizo esta pregunta al principio, y tu respuesta
sigue siendo la misma. Siempre será la misma. Porque al final del día, tiene
razón.
No hay elección. Él es mi para siempre, y yo soy el suyo.
―Santa mierda. ―Casi tropiezo con una pila de ropa tratando de llegar
a mi teléfono en la cama. Jesús, me tiemblan las manos cuando empiezo a
enviarle un mensaje de texto.
Exhalando, espero.