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es brillante, perverso y prohibido.

Toma lo que quiere, no se arrepiente y no pone excusas.

Sin mencionar que es alto, moreno e irresistible.

Desde nuestro primer encuentro secreto, me vuelvo adicta.

Él es el último hombre que debería estar haciendo que mi estómago se


retuerza y mi corazón se acelere.

Desafortunadamente, mi mente y mi cuerpo no están sincronizados.

Porque el señor Powers no es mío.

No puede serlo.

Porque
UNHOLY -
- BILLIE EILISH
RUDE BOY -
- NICKI MINAJ
HEROES -
- BRYAN FERRY
RING OF FIRE -
- BEYONCE
UNSTOPPABLE -
- BONNIE ELIZABETH SIMS
BEST OF YOU -
- LANA DEL REY
CEREMONY -
- THE DOORS
GOD’S PLAN -
- ENIGMA
KING OF PAIN -
- EMINEM & RIHANNA
BAD -
- PAUL WESTERBERG
CAN’T HELP FALLING IN LOVE -
- THE JESUS & MARY CHAIN
ENDLESS LOVE -
JETT

Beverly Hills, California

―Pásame mi café. ―Termino de abotonar mi camisa de vestir blanca


almidonada y me miro en el espejo del baño.
―¿Qué? ―Mi prometida chilla en su teléfono y se sienta. Sus tetas
falsas apenas se mueven cuando tira las sábanas y se pone de pie,
mostrándome su teléfono, como si pudiera verlo desde donde estoy
parado.
Alcanzando mi corbata, no puedo evitar sonreír. Lo que sea que esté
ahí, está desatando a la perra legendaria. Mi polla se endurece. No voy a
mentir, verla ser una perra hace algo en mí.
―¿Es la recaudación de fondos del gobernador esta noche? ―ella
chasquea.
―Café ―le exijo de vuelta. Sus ojos oscuros se estrechan, lamiéndose
los labios, alcanza dramáticamente mi taza y luego se pavonea hacia mí.
Mi erección se desinfla instantáneamente, no porque Rachel no sea
hermosa, lo es. A los cuarenta y ocho se ve muy bien. Ella no come nada
más que salmón y ensaladas y hace ejercicio todos los días. Junto con la
ayuda de su dermatólogo y cirujano plástico, mi prometida fácilmente
podría pasar por una de treinta y tantos años.
Solo soy un idiota, supongo. Afortunadamente, Rachel está en la misma
página, hace las cosas fáciles, sin complicaciones. Llego a tener cero culpa
por no amarla.
Y ella llega a tenerme a mí. Todo mi dinero, conexiones, poder, todo. Eso
es lo que excita a Rachel. Eso, y el hecho de que ella disfruta viendo a otras
mujeres chupar mi polla tanto como yo disfruto viéndola comer los coños
de otras mujeres.
Estamos destinados a estar juntos, ambos somos egoístas, adictos al
trabajo, queremos ganar dinero y ascender en la escala social. Demonios,
al paso que voy, el cielo es el límite, y Rachel lo sabe.
Sonriendo, invade mi espacio y coloca mi taza en nuestro gran lavabo
de mármol. Mientras aliso mi corbata, el perfume floral que usa hace que
mi nariz se mueva. Necesito discutir el cambio de su aroma. Eso, y su
melena recta y negra, estoy harto de ese look de Uma Thurman en Pulp
Fiction sobre ella.
―Entonces. ―Ella levanta su teléfono de nuevo―. Jennifer acaba de
enviarme un mensaje de texto, aparentemente es la recaudación de fondos
del gobernador esta noche, y Emily no lo tiene en mi agenda. ―Me mira
como si realmente pudiera hacer algo al respecto.
―¿Le enviaste un mensaje de texto a Emily? ―Ya pensando en otras
cosas, tomo mi café.
―Por supuesto ―dice con firmeza―. Espero que no crea que puede
holgazanear porque dejé que te la mamara. ―Sus ojos acarician mi rostro.
Sonrío, dejando el café.
―¿Tú le permitiste? Reconsidera tus palabras, Rachel. ―Ladeo la
cabeza. Los rayos matutinos del tragaluz del baño no le hacen ningún
favor. Sí, ese color de cabello y corte tienen que desaparecer.
―Jett, ella es mi asistente… ―Su voz se apaga y trata de tocarme.
No estando de ánimo, agarro su muñeca, deteniéndola.
―Si Emily no lo tiene en tu agenda, tiene que haber una razón. Antes
de volverte irrazonable, espera su respuesta.
Lanzando su muñeca a un lado, alcanzo el saco de mi traje. Sus ojos se
entrecierran hacia mí, y luego mira hacia su teléfono vibrando.
―Sé cortés ―le advierto.
Ella rueda los ojos.
―Eres tan obvio, Jett. No te preocupes, no la despediré hasta que nos
vuelva a follar a los dos. ―Niega con la cabeza.
Pongo mi mano sobre mi corazón.
―Aww, Rachel, tú me entiendes.
La mirada que me lanza me hace estallar en carcajadas.
―Emily ―dice secamente al teléfono―. Por favor, explícame por qué
tuve que enterarme por mi amiga que la recaudación de fondos del
gobernador es esta noche. ―Ella frunce sus labios de pato.
>>Mierda. ¿Es hoy? ―Rachel se endereza, y sus ojos encuentran los
míos. Su mirada de irritación me hace detenerme.
>>No, lo olvidé. ―Suspirando, se frota la nuca y comienza a caminar―.
Okey. Bueno, aun así no entiendo por qué Jett y yo no estamos
confirmados para esta noche, no es que mi hija sea una niña. ―Mueve el
teléfono a su otro oído.
>>No, enviaré a la maldita María a recogerla. Confirma que Jett y yo
asistiremos a la recaudación de fondos esta noche y asegúrate de que
estemos sentados con el gobernador, también habla con Stephen para
conseguir un vestido. ¿Y Emily? ―Sus ojos se lanzan a los míos cuando
paso junto a ella para tomar mi teléfono del tocador―. Nunca asumas
nada. No cambio mis planes simplemente porque mi hija volará hacia acá,
tengo un negocio que administrar. ―Ella cuelga y tira su teléfono en la
cama.
>>Es jodidamente increíble, la despediré si no estamos sentados en la
mesa del gobernador. ―Su voz se hace más fuerte y su pecho se sonroja.
Asiento con la cabeza y guardo mi teléfono, sin saber muy bien qué
hacer con esto.
―¿Olvidaste que tu hija volaría hoy?
Sus ojos vuelven a los míos.
―Estoy ocupada, no eres el único que trabaja ―gruñe, retorciendo un
mechón de su cabello. Es un hábito molesto suyo, me jode como la mierda.
Una vez, de hecho, la vi chupándose las puntas.
―¿Como sucedió esto? ―pregunto, apartando ese desagradable
recuerdo y centrándome en el hecho de que Rachel no ha mencionado ni
una sola vez que su hija vendría a visitarnos.
―¿Cómo sucedió qué? ―responde y pasa junto a mí hacia el baño.
La agarro del brazo.
―¿Viene tu hija y olvidaste decírmelo? O a ti misma, aparentemente, si
esa llamada telefónica es cierta. ―Sus ojos color avellana se estrechan en
los míos.
―Raven y yo no nos llevamos bien. ―Su voz es plana―. Esperaba que
pasara el verano con su padre como suele hacer, pero el idiota de Frank
embarazó a su estúpida novia, así que sí…. ―Toma aliento―. Parece que
mi hija pasará los próximos meses con nosotros.
Soltando su brazo, frunzo el ceño. Esto está mal en muchos niveles.
Tengo padres geniales, mi madre nos adora a mí y a mi hermano Brett.
―Rachel, ¿te olvidaste de tu propia hija? ¿Qué diablos te pasa? ―Casi
me echo a reír porque sabía que era una perra superficial y despiadada,
pero esto es... bueno, no estoy muy seguro de qué es esto.
―No me juzgues ―gruñe―. Tú no tienes hijos…
―Exactamente. No los tengo por esta razón, pero creo que recordaría
si mi hijo volviera a casa para el verano.
―Detente. ―suspira―. Raven es… diferente a mí. Tenemos cero en
común. ―Ella camina hacia mí, frotando sus manos arriba y abajo de mi
camisa de vestir, juguetonamente tira de mi corbata―. Quería decírtelo.
Realmente quería hacerlo, pero con el trabajo y la boda… ―Cierra los
ojos, y luego los abre―. Esto suena mal, pero lo olvidé.
La miro. No soy un santo, pero si mi mamá hubiera olvidado que iba a
volver a casa para el verano...
―Ya voy tarde. ―Le quito las manos. Cristo, su aroma floral ahora está
saturado en mi traje.
―Jett, te digo que esto no es la gran cosa, tiene novio y debería pasar la
mayor parte del tiempo con él ―me grita. Esta sería una gran señal de
alerta si quisiera algo más de ella de lo que ya da.
―Por favor, no te enojes conmigo. Esto no es más que un pequeño
inconveniente. ―Sonríe, pero sus labios se contraen.
Levanto una ceja hacia ella, negando con la cabeza.
―Como sea, no me importa. ―Porque realmente no me importa.
Asiente y luego se pone en modo esposa.
―¿Quieres que envíe tu esmoquin a tu oficina, o vendrás a casa
primero?
―A la oficina, tengo un día ocupado ¿Y Rachel?
Ella levanta la vista de su teléfono.
―Si necesitas quedarte y tal vez… vincularte con tu hija esta noche…
―Detente, Jett ―se queja.
Bufo y niego con la cabeza.
―Solo sigue siendo tú, mi amor. ―Miro mi reloj y bajo las escaleras,
necesito largarme de aquí. Estaré en la corte esta mañana defendiendo a
mi cliente, un jugador profesional. Jeremy está siendo acusado por
posesión de cocaína en una fiesta, pero no es más que una novia celosa
tratando de vengarse de él, una trampa cliché... y así es exactamente como
lo haré ver.
Con una sonrisa, desactivo el modo de No molestar y me encanta la
sensación de la vibración continua de mi teléfono mientras trata de
ponerse al día con todos los mensajes de texto enviados por mis muchos
asistentes.
―¿Señor Jett?
Estoy tan absorto leyendo mis mensajes que apenas noto a la pequeña
mujer hispana de mediana edad que está de pie en la esquina del
vestíbulo. ¿María? ¿Mary? Sé que empieza con M. Ella es la única persona
que Rachel insistió en que mantuviera en mi nómina.
―¿Sí? ―Mi voz es cordial. Ella da un paso adelante, y su rostro se ve
miserable, como si yo fuera la última persona con la que quiere hablar.
―Lo siento, pero la señora Rachel necesita que recoja a la señorita
Raven. ―Levanta su teléfono.
―¿Quién? ―Miro mi propio teléfono para ver el último mensaje de
texto de Rebecca, mi secretaria.
―Raven... la hija de la señora Rachel. ―Mary olfatea y endereza los
hombros. Ladeo la cabeza hacia ella, luego le envío un mensaje de texto a
Rebecca para que aguante.
―¿Perdón, Mary? Soy un hombre muy ocupado...
―María. ―Ella me corrige con un resoplido desdeñoso y esto me llama
la atención. Tiene pelotas, nadie me corrige.
Sonrío mientras ella continúa frunciéndome el ceño. Claramente, no
encuentra mi sonrisa tan encantadora como la mayoría.
―María, sí. ¿Qué es lo que necesitas?
―Mi auto no arranca ―afirma rotundamente.
Miro escaleras arriba, preguntándome por qué ha decidido traerme esto
a mí y no a Rachel, pero a la mierda.
―Eso es lamentable. Por favor, toma uno de los míos.
Ella asiente, pero no se mueve.
―¿Hay algo más? ―La miro, y sus ojos marrones brillan como si
estuviera enojada conmigo. Si Rachel no se hubiera aferrado por tenerla,
la despediría. En vez de eso, esbozo una sonrisa.
―Sí, la señorita Raven… no es como la señora Rachel. ―Parpadeo hacia
ella. ¿Estoy recibiendo un sermón de la sirvienta?
―¿Disculpa? ―Levanto una ceja. Hay pelotas, y hay total imprudencia.
¿Ella no sabe quién soy? Al diablo con esto, voy a despedirla.
―Oh, María, gracias a Dios que te atrapé antes de que te fueras. ―Mi
prometida baja las escaleras, vestida con una falda ajustada a rayas azul
marino y una blusa blanca. El alivio en su rostro al ver a María me hace
detenerme.
»¿Pueden tú y Raven recoger mi tintorería y la de Jett en el camino de
regreso del aeropuerto, por favor? Enviaría a Darcy, pero está
controlando los daños de uno de mis clientes. ―Ella pasa sus manos por
su melena negra, mientras sus tacones de aguja hacen eco en el suelo.
―Sí, señora Rachel. ―La voz de María es casi monótona.
Me cruzo de brazos, fascinado por este juego de eventos. Rachel
Stewart, la perra ruda que salió de la nada, que arañó y jodió hasta llegar
a la cima creando una de las firmas de relaciones públicas más exitosas
del país, está desesperada por la ayuda de María.
¿Por qué?
María ni siquiera oculta su desaprobación, está literalmente rezumando
de ella.
―¿Sabes qué? ―Empiezo a enviar mensajes de texto―. ¿Por qué no
hago que Iain te lleve, María?
Tanto Rachel como María me miran con la boca abierta.
―Cariño, no seas tonto. María tiene auto.
―Aparentemente no, parece que está descompuesto. Tomaré el Tesla
hoy. María, ve a buscar a la hija de la señora Stewart. ―Sonrío, mirando
a María, pero aparentemente ella no está impresionada por mi generosa
oferta si el entrecerrar los ojos es una indicación.
Interesante.
Rachel alcanza su bolso.
―Te he dicho durante años que ese auto no es seguro, María. Estoy
sorprendida de que haya durado tanto ―dice y saca sus lentes de sol con
un suspiro―. Además, sé que es un mal momento con… ―Ella saluda en
dirección a María―. Pero es posible que tenga que hacer un viaje rápido
a Nueva York. ―Levanta la mano como para detener cualquier alegato
de parte nuestra.
>>Está bien, bueno, me voy. ―Ella asiente hacia María―. Jett y yo
llegaremos tarde a casa esta noche. ―Se pone dramáticamente sus lentes
de sol, luego se da vuelta y se va, su abrumador perfume la sigue.
Vuelvo a mirar a la criada, la niñera... lo que sea que sea.
―¿Cuánto tiempo has trabajado para la señora Stewart? ―Mis ojos se
fijan en su rostro. Ella es pequeña, pero su estructura es fuerte, las líneas
de su ceño la hacen parecer mayor de lo que probablemente es.
―He estado con la señora Rachel durante veinticinco años. ―Me da un
breve asentimiento―. ¿Dónde está este señor Iain? No quiero llegar tarde
por mi Raven. ―Mira su reloj y mi boca se tuerce ante su audacia. Ella
está empezando a crecer en mí. Claramente, Rachel es una madre de
mierda y su hija necesita a María.
―Está esperando afuera, le dije que te lleve a donde necesites ir. ―Le
sonrío de nuevo. Si le es posible fruncir más el ceño, lo hace.
―Gracias ―murmura y se acerca a una de mis mesas Chippendale
originales para buscar su bolso.
―¿María? ―Mi voz la detiene.
―¿Sí? ―ella se gira hacia mí.
―Por favor, pon a Raven en la habitación de invitados que da al patio
trasero, la vista es hermosa. ―Parpadea, pero asiente.
Me doy la vuelta, me muevo hacia la parte trasera de la casa y agarro el
llavero de mi Tesla.
Por una fracción de segundo, me pregunto qué aspecto tendrá esta
Raven. ¿Es alta y está reconstruida por cirugía plástica como su madre?
Cristo, Rachel ni siquiera tiene una foto de su hija en ninguna parte. ¿No
es eso algún tipo de requisito para una mamá? La casa de mis padres está
llena de fotos de mi hermano y de mí.
Como sea, con Rachel como su madre, estoy seguro de que es una
mocosa malcriada o un ratón asustado. De cualquier manera, nada de eso
me preocupa. La chica estará aquí para el verano, y luego estará de vuelta
en Nueva York. Para ser honesto, me sorprendería si le digo más de diez
palabras mientras esté aquí.
Mi teléfono vibra cuando enciendo mi Tesla.
―Háblame, Rebeca. ―Y todos los pensamientos sobre Rachel y su hija
se desvanecen cuando empiezo mi día. Hay una razón por la que soy el
mejor abogado defensor del mundo, y no es solo por mi personalidad y
apariencia.
No. Vivo, respiro y como mi trabajo. Cuanto más exigente y desafiante
es un caso, más dura se me pone la polla.
No pierdo.
No creo en el azar.
Y yo hago mi propia puta suerte.
Amo mi vida.
RAVEN

Aeropuerto LAX

―Odio mi vida ―me quejo con Cher, mi mejor amiga y la traidora que
me abandona para irse a Florencia, en donde pasará todo el próximo mes
con su familia en su increíble castillo, para beber vino, tomar el sol
desnuda y, conociendo a Cher, conocer a un italiano atractivo que no
habla inglés pero que no necesita hacerlo porque su enorme polla lo dice
todo.
Dios.
―Cálmate, y deja de lanzarme la mirada de muerte. Volveré en poco
tiempo. Además, tienes que ocuparte de Brody. ―Ella me señala, luego
se voltea para darle al barista de Starbucks una sonrisa de un millón de
dólares.
>>Gracias. ―Ella toma ambos cafés, el tipo sonríe y lucho contra poner
los ojos en blanco. No quiero ser idiota, pero... vamos, ¿de verdad cree
que una chica como Cher estaría interesada en él?
―¿Por qué haces eso? ―exijo mientras tomo mi café, rogando que mi
madre haya enviado a María, o mejor aún, se haya olvidado, y pueda
tomar un Uber.
―¿Qué? ¿Ser una persona agradable? ―Ella me sonríe mientras
caminamos.
―Mmm no, ser una farsante y tentar a los chicos. ―Imito su sonrisa.
―Wow. ―Niega con la cabeza y luego dice―: Necesitas que te follen,
Raven. Duro. No me importa si es Brody o alguien más. En este punto,
cualquier persona con una polla dura servirá. Perfora tu tarjeta V y tal vez
puedas volver a ser la mejor amiga que conozco y amo. ―Envuelve su
brazo bronceado alrededor de mi hombro como si me diera apoyo, lo cual
solo me molesta, porque ella tiene razón. Necesito tener sexo, es todo en
lo que puedo pensar últimamente.
―Vas a derramar nuestros cafés ―me quejo, tratando de sacudirme su
brazo.
Cher es más que hermosa: es una chica cliché de California. Cabello
largo y rubio, grandes ojos marrones y alta, con un cuerpo para morirse.
Hemos sido amigas desde que tengo memoria, mi mamá es la persona de
relaciones públicas del padre de Cher.
―Mira, todo va a salir bien. Volveré antes de que te des cuenta, y
podemos escapar de regreso a Nueva York si no te sientes bien en la casa
de tu nuevo papi. ―Dice esto mirando al frente mientras se muerde el
labio inferior tratando de no reírse.
―No voy a participar en esta conversación ―la corto.
Salimos al caos de LAX y respiro hondo. Además del ligero olor a humo
y escape, se siente bien estar en casa, o lo que sea que Los Ángeles sea
para mí. Quiero decir, odio extrañarla, porque mi mamá la ama mucho.
Por eso elegí Nueva York para la universidad, cuanto más me aleje de su
veneno, mejor.
―Los Ángeles, te amo. ―Cher inclina dramáticamente la cabeza hacia
atrás y cierra los ojos mientras un grupo de personas maniobra a su
alrededor. Se quedan mirando, pero en silencio, a diferencia de la gente
en Manhattan, donde maldicen y se abalanzarían sobre ella.
―¿En serio? ―La agarro del brazo, haciendo que sus ojos se abran de
golpe y su café se derrame, y nos jalo hacia un banco de metal para poder
sacar mi teléfono de mi bolso grande y pensar en un plan.
―Cuidado con mis botas ―se queja y saca dramáticamente un paquete
de cigarrillos. Cher ha decidido que ahora es fumadora, lo que sea, son
sus pulmones, no los míos. Miro a mi alrededor a las filas interminables
de autos y a los conductores a los que se les dice que sigan dando vueltas.
Para ellos, es solo cargar y descargar.
―¿Crees que puedo tener la suerte de que ella se olvide de que llego
hoy y pueda tomar un taxi? ―Agito el humo de mi rostro mientras
enciendo mi teléfono.
―Nop. ―Cher resopla y lanza humo al aire mientras apunta su
cigarrillo hacia la derecha―. ¿No es esa María?
Unos diez autos más abajo, María me indica frenéticamente que me
acerque a un todoterreno negro gigante.
Yo suspiro.
―Sí, al menos no es mi mamita querida. No creo que pueda soportar el
viaje en auto ―digo inexpresivamente, y luego miro a Cher, que está
sonriendo.
»¿Qué? ―Dejo mi teléfono en mi bolso y le devuelvo el saludo a
María―. Deséame suerte, oremos para que Jett Powers sea mejor de lo que
pensamos.
―¿Papi Powers? Oh, está mejor que bien. ―Cher inhala y sonríe ante
mi mirada.
―Por favor, deja de llamarlo así. ―Pongo los ojos en blanco.
―Sabes que tengo razón, es jodidamente sexy. ―Suspira y me apunta
con su cigarrillo―. La perra de tu madre tiene suerte de que vaya a
Florencia.
Estallo en carcajadas mientras la atraigo para darle un fuerte abrazo.
Por inapropiada que sea, realmente es la mejor.
―Pórtate bien. ―Trago el nudo en mi garganta―. Te voy a extrañar.
―Cállate, vas a hacer que me ponga a llorar y necesito ir a mi puerta de
embarque, te llamaré cuando aterrice. ―Ella se aparta y me mira
directamente.
»Solo sé tú, Raven. Eres como mi héroe, ¿sabes? ―Tira de mí para otro
fuerte abrazo.
Negando con la cabeza, alcanzo mi equipaje y me río.
―No tengo ni idea de porqué. ―Inhalo. Solo se va por un mes, no tengo
ni idea de por qué se siente tan monumental. Estoy segura de que es todo
lo que está pasando en este momento. Lo desconocido nunca ha sido lo
mío. Sonriendo, me acerco a María y a un hombre de traje negro.
―Porque eres hermosa por dentro y por fuera ―grita Cher detrás de
mí.
―Estás loca ―le grito, y luego abrazo a María, quien me aprieta fuerte.
―Mi amor1, déjame mirarte. ―Ella me sostiene con el brazo extendido,
sus cálidos ojos color caramelo brillan, pero su boca está hacia abajo.
»Oh, cariño. ―Suspira y tengo que reírme. María nunca es feliz, pero ni
siquiera me importa lo que la está molestando. Lo averiguaré más tarde,
estoy segura. En este momento, estoy genuinamente feliz de verla.
―Vamos, María, sin fruncir el ceño, te prometo que seré buena. No
tienes nada de qué preocuparte, Cher se va a Florencia. ―La abrazo de
nuevo. María es mucho más mi madre que mi madre biológica.
―No estoy preocupada por Cher ―se queja. Tomando mi equipaje, se
lo empuja al hombre del traje y lentes de sol oscuros.
―Hola, soy Raven… ―Voy a extenderle mi mano, pero María me
detiene, y arrugo la frente. ¿Qué demonios?
El hombre no parece ofendido. En todo caso, su atención está en todos
y en todo menos en mí. Cuando vuelvo a mirar hacia donde está parada
Cher, ella me saluda con la mano y me lanza un beso, luego me deslizo en
la parte trasera del vehículo.
Tal vez todo este temor de volver a casa sea una tontería. Quiero decir,
mi madre está saliendo con Jett Powers, un hombre nueve años más joven
que ella que se supone que es un genio y está para morirse. Ah, y otro
problema... no puedo dejar de fantasear con él.
Me acomodo en el asiento de cuero suave, preguntándome si lo veré
tanto.

1 Dicho en el original en español.


Si todos los tabloides son un poco ciertos, el hombre es un adicto al
trabajo que exige que todos se inclinen ante él y cumplan sus órdenes.
Un idiota egoísta, todo lo que desprecio, entonces, ¿por qué mi
estómago da vueltas ante el mero pensamiento de conocerlo?
Porque necesitas tener sexo.
Será mejor que Brody haya llegado a casa desde Stanford. Con suerte,
la debacle de nuestra última visita se olvidará y su polla realmente
funcionará esta vez.
No puedo pensar en eso, en serio no puedo. Brody es maravilloso, tuvo
algunos problemas de ansiedad y eso es todo. Esperé, y me guardé para
él, porque es un buen tipo y eso me encanta. También es alguien en quien
mi madre nunca pondría los ojos ni en un millón de años.
Dios, no puedo creer que así es como elijo a un chico en estos días. Lo
primero que hago cuando veo a un hombre es pensar: ¿Es alguien con quien
mi madre querría acostarse?
Si la respuesta es quizás, sigo adelante.
Triste, patético, pero cierto. Esto es lo que pasa cuando tu madre se folla
a tu novio del instituto, el tipo que crees que es el principio y el final de
todo, solo para que te den una bofetada y te des cuenta de que no lo es.
Ella nunca lo admitirá, pero Darren sí. De hecho, hizo algo más que
decírmelo, me lo mostró con saña. Ella le estuvo enviando mensajes de
texto, mandándole fotos de ella desnuda, rogándole que pasara por su
habitación antes de irse.
Sí, todo el tiempo pensé que tenía el novio perfecto, y él estaba cerca de
mí para tener sexo con mi madre, por mucho, la experiencia más
traumática y humillantemente dolorosa hasta ahora.
Todavía me persigue, su hermoso rostro burlándose de mí cuando le
dije que quería esperar un poco más, que aún no estaba lista. Él se rio,
llamándome perra seca y frígida, y que no me preocupara porque mi
mamá estaba más que dispuesta a hacerlo. Recuerdo que apenas llegué al
baño antes de vomitar después de que me mostrara las fotos y los textos.
Ese fue el día en que cambié.
Reconocí la verdad de que odiaba a mi madre... y que no iba a tener
sexo hasta que encontrara un hombre amable y bueno.
Así que aquí estoy, con diecinueve y todavía virgen.
No solo tengo que pasar el verano con la mujer que desprecio, sino que
además está el incómodo hecho de que ahora está comprometida con Jett
Powers.
Sí, no estoy feliz. No estoy feliz en absoluto.
Tomo una respiración profunda mientras mi mente va al famoso Jett
Powers. Es considerado un dios en las noticias. Le he estado dando
vueltas a la idea de estudiar derecho ambiental o constitucional, así que
he oído demasiado su nombre. Es intrépido y confiado, uno de mis
profesores incluso usó el término leyenda para describirlo. Lo que sea, es
un maestro en convencer a la gente.
Sigue siendo humano, con defectos, y grandes si se va a casar con mi
madre. Tomo una respiración profunda y trato de reducir la velocidad de
mi pulso acelerado. Esto tienen que ser nervios y curiosidad, nada más.
Estoy haciendo de esto un asunto mucho más grande, honestamente. Si
veo al hombre, será de pasada.
Cruzo la pierna y tiro mi bolsa gigante al suelo. Con una sonrisa
satisfecha, pienso que probablemente sea bajito, con injertos de cabello y
una barriga fofa que sus costosos trajes tienen que cubrir.
Me giro y le sonrío tranquilizadoramente a María mientras se pone el
cinturón de seguridad. Genial, todavía tiene el ceño fruncido, y de repente
me estremezco, y no es por el aire acondicionado.
María parece preocupada, eso nunca es una buena señal. Fantástico.
Toda la energía que he puesto en convencerme de que estoy siendo
ridícula se evapora.
―¿Qué ocurre? ―Alcanzo su mano. Este pavor que estoy teniendo es
agotador, y mi cabeza está palpitando.
―Quédate en tu habitación y estudia, ¿de acuerdo? ―Su voz suena
áspera mientras aprieta mi mano.
Bien, esto es absurdo. Soy una mujer adulta. Me niego a sentirme más
incómoda de lo que ya estoy.
Me aclaro la garganta y vuelvo a cruzar las piernas, preparándome para
decirle a María que es verano y que no pasaré dos meses y medio
escondida en una habitación.
En vez de eso, aprieto su mano de vuelta, sonrío y digo:
―Por supuesto. Confía en mí, María, nadie sabrá que estoy ahí.
JETT

Beverly Hills, California

―Cristo. ―Aunque hace un calor abrasador, todavía salí a correr.


Ahora estoy tratando de recuperar el aliento. Después de colocar mi
pulgar en el escáner para abrir mi puerta, me estiro y admiro el patio
trasero.
―Hola, señor Powers. ―Mi jardinero principal me sonríe.
―Max. ―Asiento con la cabeza.
Le hace señas a los otros jardineros para que dejen de trabajar cuando
paso. Mierda, gracias, porque el ruido de esos sopladores está haciendo
que mi cabeza pase de un dolor sordo a un martilleo total.
Crujiendo el cuello mientras subo los escalones, miro a mi alrededor,
hacia mi enorme patio trasero. Hace seis meses, lo destruí por completo y
lo hice eficiente para un clima de sequía. Contraté al mejor arquitecto
paisajista, que eliminó casi todo el césped. Vivo en Los Ángeles, estamos
en una sequía y estoy harto de ser un drenaje en el suministro de agua.
Ahora está cubierto de rocas del desierto, suculentas y flores resistentes a
este clima. Tenía una enorme cocina al aire libre y un bar construido a la
izquierda junto a mi piscina, que decidí dejar. Le doy uso, y el mosaico
que tiene fue pintado a mano por un artista famoso en la década de 1950.
Cientos de diminutas luces bistro cuelgan sobre él y varios sofás estilo
cabaña completan el aspecto.
Lástima que soy el único que lo ve, no creo que Rachel haya venido aquí
a menos que sea para fumar un cigarrillo. No tengo idea de por qué cree
que oculta ese asqueroso hábito, no es que no tenga nariz y cámaras de
seguridad.
Sí, necesito hacer una fiesta. ¿De qué sirve tener una casa increíble si no
la presumes?
―Está caliente afuera, ¿verdad, señor Powers? ―Max sonríe de nuevo,
ajustando su sombrero de paja sobre sus ojos.
Le sonrío. Probablemente tenga la misma edad que yo, aunque el sol le
ha pasado factura. Max ha trabajado para mí durante más de diez años.
Llega a tiempo, siempre parece feliz y ama a su familia. La semana
pasada, después de mi carrera, me mostró un montón de fotos de su nieta
en su teléfono.
―Debería haber salido a correr más temprano ―digo, pasándome la
mano por el pelo, que está empezando a rizarse por el sudor.
―Sí. ―Él asiente como si eso fuera obvio, y casi me río.
Mi teoría era que necesitaba sudar los venenos, aunque eso es una
mierda. Si mi día no estuviera lleno, haría que Sam viniera y me pusiera
una vía intravenosa llena de electrolitos y líquidos, pero me necesitan en
la corte en dos horas, y después me encontraré con algunos de mis amigos
de Harvard para cenar.
―Cuídate, Max. Si necesitas agua, ya sabes dónde está. ―Muevo mi
cabeza hacia la casa de la piscina.
―Gracias, señor Powers. Nos vemos la semana que viene ―grita, pero
ya estoy entrando por las puertas francesas, tirando de la parte inferior de
mi camiseta para limpiarme el rostro y dejar que el aire acondicionado
haga su magia. Me dirijo hacia la cocina, tomaré unas cuantas latas de
agua sin gas. No es tan buena como la infusión para la resaca, pero tendrá
que funcionar.
Maldito gobernador Dorsey. Sabía que, tan pronto como sacara su stock
privado de bourbon Pappy Van Winkle de veintitrés años, no iba a decir
que no. Me senté y bebí el néctar, luego me entregué a los cigarros
cubanos, mientras los políticos trataban de convencerme de que mi futuro
está en la política.
No es así.
No importa cuántas veces les diga esto a todos, parece que siguen
esperando. No soy ingenuo, saben que tengo el estómago para pelear
sucio, y necesitamos eso en un candidato. Alguien que se enfrentará cara
a cara con los más corruptos, pero desafortunadamente para ellos, mi
pasión radica en lo que ya hago.
Soy el mejor abogado defensor de Estados Unidos y amo la ley. ¿Qué
otra ocupación te permite discutir tu idea y ganar?
Soy un maestro en hacer que la gente se incline ante mis palabras,
torciendo la verdad para salirme con la mía. Cristo, acabo de sacar a un
Discípulo por cargos de triple asesinato. El hombre era un ejecutor, parte
de un famoso club de motociclistas. No solo logré que lo absolvieran, sino
que al final del día, los Discípulos también parecían héroes.
Amo mi trabajo.
Así que les dije que hasta que se me ponga dura con la idea de
postularme para un cargo, como hago cada vez que entro en la sala de un
tribunal, me iré a la tumba como abogado defensor.
―No tuve tiempo de dejarte saber mi agenda, mi enfoque principal es
Jett y mi carrera ahora. ―La voz de Rachel sube un poco, haciéndome
apretar los dientes. Supongo que, junto con el agua, debería tomar un
poco de Advil.
Un fuerte resoplido y un aburrido “Gracias, mamá” me hacen
detenerme justo en la entrada. Cristo, la hija. Me olvidé de ella.
―Oh, por favor, tienes jodidos diecinueve años. Mi trabajo está hecho.
¿Esperabas que te mintiera?
―Bueno, ya que eso es lo que sueles hacer… ― No puedo evitar sonreír
ante el descaro que sale de la boca de la hija. No es que la culpe, las jodidas
serpientes son mejores madres que Rachel.
―Ya basta, Raven. No dejaré que me arruines las cosas. Ahora ve a
vestirte. Jett debería estar de regreso…
―¿Arruinarte las cosas? ―la hija interrumpe, su voz es áspera como si
acabara de despertarse y rodar fuera de la cama, y ahí es cuando mi polla
decide que es hora de despertar.
Perfecto.
―Mira, claramente entorpezco tu estilo. Así que, ¿por qué no me
compras el apartamento en Manhattan? Regresaré a Nueva York ahora y
será como si nunca hubiera estado aquí.
De nuevo, es inteligente…
Ajusto mi erección al otro lado antes de entrar, mi dolor de cabeza está
completamente olvidado, y ahora es reemplazado por la necesidad de
conocer a mi futura hijastra.
―No, Jett pensaría que es raro ―espeta Rachel.
Un destello de cabello oscuro y risas es todo lo que veo y escucho
cuando entro, la espalda de Rachel me impide ver.
―Espera, déjame entenderlo. ¿Me quieres cerca porque necesitas que
tu novio piense que en realidad eres una buena madre?
―Es mi prometido ―la corrige Rachel―, y ya no voy a discutir esto. Te
quedarás el verano. Ahora, tengo que hacer maletas e irme a Nueva York.
Tengo que acompañar a Courtney. Ella se está reinventando. La tengo
programada para hacer The Late Show con Stephen Colbert y Live with Kelly
and Ryan esta semana. ―Rachel se mueve hacia el refrigerador.
Y no me jodas...
Largas piernas me saludan. La chica está apoyando los codos en mi isla
sosteniendo una taza de café con nada más que una camiseta blanca que
apenas le cubre el trasero. Su cabello largo y oscuro está peinado hacia un
lado, lo que me permite ver su perfil perfecto.
Mis ojos viajan a lo largo de ella. ¿Qué demonios? No me gusta que me
sorprendan y esto... Jesús, de ninguna manera salió de Rachel.
El refrigerador se cierra con un chasquido, obligando a mis ojos a dejar
de ver a la Lolita y centrarme en Rachel, que está vertiendo crema en su
café, su vibra no es feliz. No es que la mía sea mejor, pero es por razones
completamente diferentes. Estoy empezando a reconstruir que la razón
por la que mi prometida nunca ha hablado de su hija es porque está celosa
de ella.
Lo cual está más que jodido, pero, de nuevo, Rachel está jodida...
―Oh, Jett. Le estaba diciendo a Raven que tengo que ir a Nueva York
por trabajo. No te preocupes. Ella tiene novio, así que asumo que se
quedará con él. ―Su voz la hace sonar como si estuviera hablando de un
niño de kinder.
Ladeo la cabeza, y por una fracción de segundo me visualizo golpeando
a la pobre alma que piensa que puede tocar a mi Lolita.
―Oh, Dios ―sisea Raven. Sus ojos se abren como platos cuando sale
disparada hacia arriba. La taza de café que sostenía tintinea sobre el
mármol, pero son sus tetas las que llaman mi atención. La camiseta blanca
que usa se pega a ellas, haciendo que mis ojos se estrechen mientras inhala
y exhala.
―Encantado de conocerte, Raven. ―Le sonrío mientras entro y
extiendo mi mano, viendo sus pezones endurecerse como si supieran que
es solo un corto período de tiempo antes de que los muerda y los chupe.
Ella mira mi mano extendida, y luego directamente a mis ojos.
Y el tiempo se detiene.
Ninguno de los dos parpadea mientras me ahogo en las profundas
piscinas azules de sus ojos.
Zafiros.
Ella necesita tenerlos derramándose sobre ella, corriendo por sus tetas
en un río brillante de gemas.
¿Qué mierda estoy haciendo?
Se lame los labios y recuerdo que no somos los únicos en la habitación,
ni me ha tomado la mano.
―Soy Jett, pero puedes llamarme señor Powers.
Su sonrisa se desvanece y sus ojos se estrechan. Ahora que estoy de pie
sobre ella, es más pequeña de lo que pensé originalmente.
―Mucho gusto ―dice apresuradamente, dando un paso atrás mientras
sus mejillas se sonrojan. Una vez más, me sorprende lo impresionante que
es.
―Raven. ―Rachel deja su café―. Dale la mano al señor Powers. ¿Qué
sucede contigo?
Los ojos de Raven se posan en los de su madre y luego vuelven a los
míos. Ladeo la cabeza y le dedico una sonrisa mientras ella frunce los
labios y luego me estrecha la mano. Dándome la vuelta, camino hacia el
refrigerador y digo por encima del hombro:
―Trabajo todo el tiempo, así que la casa es tuya. Nada de fiestas, por
favor.
―No soy el tipo de chica fiestera, así que no tienes de qué preocuparte.
―Su voz suena seca, casi aburrida.
Casi.
Pero sus ojos la delatan. Eso, y que ahora se está mordiendo la parte
inferior carnosa de sus labios manchados de cereza. Tiene esta aura
embriagadora de inocencia y perra.
Funciona en ella, pero al final del día, está fuera de los límites, y no solo
porque es la hija de Rachel, que, seamos honestos, debería ser la razón
principal. Es decir, si yo fuera buen tipo.
No lo soy.
Ni siquiera un poco, pero no me gusta el drama, y esta Lolita
mirándome con dagas en los ojos no es más que un problema.
―Bien, entonces no tenemos nada de qué preocuparnos. ―Me acerco a
Rachel y la beso en la frente. Ella me sonríe y coloca sus manos sobre mi
pecho.
―Estoy sudado, mi amor ―digo y me alejo―. Siéntete como en casa,
Raven. ―Salgo, bebo mi agua, y mis ojos hacen una evaluación más de
ella de pies a cabeza mientras paso.
Me masturbaré en la ducha y todos los pensamientos sobre Raven
desaparecerán. Tan pronto como me corra, ni siquiera recordaré que ella
va a vivir sola conmigo, durante días...
Sí, no lo recordaré en absoluto.
RAVEN

¿Qué acaba de pasar? No, tacha eso. ¿Qué está pasando? No puedo
quedarme en esta casa a solas con ese hombre.
Él es horrible.
Arrogante.
E increíblemente sexy. Tomo una respiración profunda y la libero
lentamente, pero casi me echo a reír. Pobre Cher, los tabloides no le hacen
justicia. Literalmente enloquecería si viera su hermoso rostro. Mis ojos
permanecen en él mientras se va. Por supuesto, es alto, con cabello grueso
y oscuro. Dios, incluso se enrosca ligeramente alrededor de sus orejas, y
su cuerpo… el hombre no tiene ni una onza de grasa encima. Quiero decir,
su camiseta se pegaba a su paquete de seis, o tal vez incluso es un paquete
de ocho...
Lástima que es un imbécil, diciéndome que lo llame señor Powers. Debí
haberle dicho: Claro, siempre y cuando tú me llames señorita Stewart. ¿Por qué
siempre pienso en grandes réplicas después? Odio eso.
Señor Powers.
De repente, todo en lo que puedo pensar es en sus deliciosos y carnosos
labios sobre los míos mientras me levanta y mete su gran polla dentro de
mí. Porque si es así de perfecto en la vida real, su pene también tiene que
ser gigante. ¿Verdad? ¿Qué está mal conmigo? Estoy avergonzada, pero
mis bragas están pegajosas y mojadas.
―Ve a ponerte algo de ropa. ―La voz de mi madre casi me hace gritar.
¿Cómo olvidé que ella todavía estaba aquí?
Trago saliva y asiento con la cabeza ya que no puedo mirarla a los ojos.
Jett Powers es su prometido. Sí, mi madre es una persona terrible y una
mala madre, pero sigue siendo mi madre. Tengo que dejar de desear a su
novio... prometido. Realmente podría terminar siendo mi padrastro.
Eso es increíble. Y, sin embargo, casi me retuerzo cuando mi coño
palpita. ¿Querría que lo llamara papi?
Jesucristo. Necesito sexo, ahora.
Esta noche.
Brody tiene que venir, o yo tengo que ir con él. De cualquier manera, el
trabajo debe hacerse.
Me aclaro la voz y finalmente miro a mi madre que me mira con el ceño
fruncido y con la cantidad de Botox que le inyectaron en la cara, eso es
toda una proeza.
―Bien. ―Asiento con la cabeza hacia ella―. Ten un buen viaje. ―Me
giro y casi corro. Dios, hablando de sonar incómoda y culpable.
―¿Raven? ―Su voz me detiene y me giro lentamente.
―¿Sí?
―¿Tú piensas que soy estúpida? Te vi mirando a Jett. ―Voy a abrir la
boca para negarlo, pero ella levanta una mano, deteniéndome.
»Detente, eres como una perra en celo. Déjame darte un consejo
maternal. ―Casi gimo porque puedo sentir que esto va a ser feo. Wow, ni
siquiera he estado en LA por doce horas y aquí vamos.
»Solo porque el señor Powers fue amable contigo, no significa
absolutamente nada, es su trabajo hacer que la gente piense que le gustan.
―Ella camina hacia mí, y cualquier culpa que pueda haber tenido se
evapora mientras la miro.
»¿Crees que no sé que todas las mujeres lo desean? Pero soy la única a
la que le puso un anillo. ―Ella sonríe―. Porque pertenecemos juntos.
―Ella se lame los labios gordos de pato―. Así que no te hagas ilusiones,
lo único que le gusta a Jett Powers es un agujero cálido y dispuesto.
―Oh, Dios. ―La miro boquiabierta, viendo sus ojos subir y bajar por
mi cuerpo, con sus labios tornándose en una mueca.
―Soy la única que realmente puede darle a Jett lo que necesita.
Parpadeo hacia ella. ¿Qué demonios? Sé que no somos cercanas, pero eso
fue horrible, vergonzoso. Ni siquiera sé qué decir. ¿Cómo te defiendes de
ese tipo de veneno? Afortunadamente, ella me salva y decide irse, sus
tacones hacen un molesto chasquido en las escaleras.
―¿Qué demonios? ―susurro, frotándome la frente. Necesito mi
teléfono, pero por supuesto, se está cargando arriba en mi habitación. ¿Me
arriesgo a tener otro encuentro con mi madre? O peor, ¿con el señor
Powers?
»A la mierda. ―Ella está aún más loca que antes, si eso es posible, y me
niego a dejar que esto me moleste. Respiro hondo, enderezo los hombros
hacia atrás y salgo de la cocina.
Su casa es increíble, no es que esperara menos de alguien como él, pero
me sorprende lo ecológico que es. Todo su patio trasero parece eficiente
en caso de sequía. Esta mañana salí al balcón del dormitorio y vi un
enorme barril de lluvia. No es que llueva mucho en Los Ángeles, pero el
hecho de que él se preocupe por nuestro medio ambiente lo suficiente
como para tener uno me molesta. Tiene que seguir siendo un imbécil en
mi mente: un hombre tan horrible que invierte en la codicia corporativa y
le da millones a los cabilderos, un acaparador de energía que no cree en
el calentamiento global.
Un imbécil engreído.
Agarrándome de la lustrosa barandilla de madera, subo las escaleras
corriendo, mis pies descalzos hacen tap, tap, tap en el frío azulejo de piedra
azul. No voy a mentir, la sala principal es preciosa. Plano de planta
abierto, con paredes de color amarillo pálido y ventanas gigantes, grandes
puertas francesas de vidrio, junto con una pared de ladrillo encalado y
una chimenea y una repisa adornadas.
O es un amante del arte, o contrata a alguien que lo es. Ese es un Jackson
Pollock original colgando a la derecha.
Sí, este lugar es sofisticado y llamativo, pero al mismo tiempo se siente
bien, cálido, como si quisieras tomar una taza de café o té y sentarte y
simplemente estar.
Cautivador, como él.
Eso debería estar en la lápida de Jett Powers: Aquí yace un hombre
hermoso, peligroso y cautivador. Casi me echo a reír, esta tiene que ser mi
mente bloqueando que mi madre es una persona vil e hiriente.
¿Por qué diría esas cosas?
―Déjalo así, Raven ―susurro, negando con la cabeza mientras abro la
puerta de mi habitación, luego la cierro para poder apoyarme en ella y
recuperar el aliento.
Brody, necesito llamar a Brody. No puedo lidiar con mi mamá, pero
Brody puede y aliviará mi dolor.
Al menos eso es lo que me estoy diciendo en este momento. Esto es lo
que hago cuando mi mamá me traumatiza: o actúo como una niña, o hago
lo contrario.
Empujo la puerta, me muevo hacia mi teléfono y me siento en el borde
de mi cama, tratando de recuperar el aliento. Claramente, estoy más
asustada de lo que quiero admitir, y no estoy segura de que sean las
palabras de mi madre las que lo causen por completo.
Mis ojos vagan por la habitación. Es encantadora, con paredes de color
verde azulado claro y ventanas ornamentadas. Las puertas francesas
conducen a un balcón de buen tamaño con vista a la enorme propiedad.
Esta habitación es más elegante y lujosa que el resto de la casa.
Me estiro y tomo mi teléfono del cargador y presiono la foto de Brody.
―Atiende, Brody ―digo, mi mente repitiendo la forma en que los
antebrazos venosos de Jett hicieron que mi lengua hormigueara cuando
me tendió la mano para que se la estrechara. Todo lo que podía pensar era
en lamerlos...
―¿Hola? ¿Raven? ¿Puedes escucharme? ―Me sobresalto ante la voz de
Brody. Mierda, ¿qué estoy haciendo?
―Dime que estás en casa ―exijo.
Él se ríe.
―Me hace feliz saber que me extrañaste. ―Su amable y suave voz solía
hacer que me relajara. Hoy, sin embargo, sucede lo contrario.
―¿Estás aquí? ―chasqueo.
―Mmm… sí, llegué esta mañana…
―Bien, ¿cuándo te veré? ―No me importa si sueno necesitada. Es
Brody, y estoy jodidamente necesitada. Estoy harta de fantasear con un
hombre en el que no debería pensar.
―Necesito almorzar con mis padres. ¿Puedo verte esta noche?
Mis ojos recorren la habitación y me pregunto qué hora es.
―Supongo. ―Suspiro, y luego silencio―. ¿Brody?
―Sí, estoy aquí. ¿Estás bien?
―Estoy bien ―espeto. Tiene esa voz nerviosa, con la que realmente no
puedo lidiar.
―Raven, no sé qué te pasa, pero tengo que ir a almorzar con mis padres.
Viene mi abuela.
Me miro las uñas y casi quiero gritar: ¡Al menos tienes una abuela y unos
padres que quieren llevarte a almorzar!
Qué no se note que tengo problemas. Lo que sea, tiene que venir aquí y
follarme contra la pared con fuerza. En realidad, la pared puede resultar
incómoda para la primera vez...
―Mi mamá está fuera de la ciudad, así que tengo la casa para mí sola.
Te enviaré un mensaje de texto con la dirección. Planea pasar la noche
aquí, ¿de acuerdo?
Silencio de nuevo.
―¿Brody?
Se aclara la garganta.
―Sí, eso suena genial, aunque no sé sobre lo de pasar la noche. Quiero
decir, vivo en Manhattan Beach, por lo que podría ser más fácil con el
tráfico si me voy después de la cena.
Cierro los ojos, tratando de no romperme de nuevo y ponerlo nervioso.
Está empezando a sonar asustado e inseguro.
―¿Brody? ―Mi voz se quiebra.
―¿Sí?
―¿Quieres verme?
―Sí, no puedo esperar a verte. Por favor créeme. ―Sus palabras suenan
bien, pero el tono suena inseguro y, para ser honesta, no sé cómo
ayudarlo.
Asintiendo, me acerco a la ventana y miro hacia abajo.
Perfecto. Simplemente fantástico, está mi mamá hablando con Jett. Me
inclino más cerca, se ve enojada mientras sus brazos flacos vuelan
animadamente en el aire.
El mismo tipo del traje de ayer que me recogió en el aeropuerto está
poniendo sus maletas en el maletero.
Jett se ríe, luego agarra la parte posterior de su cuello, acercándola para
besarla. Debo dejar escapar algún tipo de ruido porque la voz de Brody
me hace saltar.
―¿Raven? ¿Qué está pasando contigo? ―exige, pero no puedo
alejarme mientras veo a mi madre aferrarse a Jett. Ahí es cuando me doy
cuenta: ella lo ama.
O al menos cree que lo ama.
Mi mano se extiende para tocar el frío vidrio de la ventana, queriendo
sentirlo, aunque sea por un segundo...
―¿Brody? ¿Vendrás esta noche? ―Mi voz suena casi robótica cuando
observo a mi madre entrar al auto, y el hombre del traje cierra la puerta y
camina hacia el asiento del conductor.
―Trataré de estar ahí alrededor de las seis. ¿Y Raven?
Dejo caer mi mano y veo a Jett retroceder mientras el auto se aleja.
―¿Sí?
―Te amo ―dice. Hace dos días, le habría dicho que lo amaba. Hace dos
días, eso era cierto.
Pero yo no soy mi madre, yo no miento. En vez de eso, digo:
―Te necesito. ―Mi voz tiembla un poco porque no estoy segura de que
mis palabras sean para Brody o el hombre de cabello oscuro de abajo.
Como si supiera que lo estoy observando, se gira y me mira.
Mi corazón se detiene, y luego comienza a acelerarse mientras él me
quita el aliento. ¿Qué demonios? Necesito moverme, pero me quedo
exactamente en donde estoy.
Esta vez, Jett Powers no está sonriendo. En todo caso, la mirada en sus
ojos me hace temblar y se me pone la piel de gallina en los brazos.
Presa. Me mira como si fuera suya.
―Oh, Dios ―susurro.
―¿Qué? Me estás asustando, Raven. ―Brody. Dulce Brody, no tiene ni
idea de lo que me está pasando. Trago saliva y tomo aire para calmarme
mientras miro al hombre del que necesito alejarme.
Él no es bueno, pero, de nuevo, tal vez yo tampoco soy buena. Es casi
como si pudiera sentirlo, como si me estuviera llamando.
Wow. Estoy enloqueciendo. ¿Quizás debería preguntarle a Brody si
puedo quedarme con él? Eso es lo que haré, después de que finalmente
tengamos sexo, le pediré que nos consiga una habitación de hotel por un
par de días. Tiene dinero, su padre es un ejecutivo de televisión, por el
amor de Dios.
―¿Raven? Háblame. ―Su voz es temblorosa y suena asustado.
―Lo siento, estoy bien. Te veré esta noche. ―Bajo el teléfono y sigo
mirándolo.
Mira hacia otro lado, Raven. Mira hacia otro lado. Mi corazón late tan
rápido que puedo sentirlo en mis sienes, pero no soy yo quien rompe
nuestra mirada, es él. Se da la vuelta, con su traje gris acentuando sus
anchos hombros, y se aleja de mi vista.
No me muevo, solo sigo mirando por la ventana mientras trato de
racionalizarlo todo.
Porque estoy en modo de crisis en este momento, y si no tengo cuidado,
caeré. Respiro profundamente y doy un paso atrás. Exhalando, levanto mi
teléfono de nuevo.
Cher.
La llamaré y le contaré todo. Confesaré todos mis pensamientos
sórdidos, los sacaré para que estén libres y luego no puedan hacerme
daño.
Pero no lo hago.
Mientras viva, nunca entenderé por qué tiro mi teléfono en la cama y
entro al baño quitándome la camiseta.
Tal vez sea porque él está prohibido y eso me excita.
O tal vez es porque todo en esto está mal y es peligroso, y por alguna
razón, me gusta eso.
Sí, no voy a llamar a Cher.
No llamaré ni confesaré nada.
RAVEN

Estoy paseando con mis nuevos botines Chanel, una compra impulsiva
justo antes de irme de Nueva York. Sé que técnicamente se supone que no
debes usar botas en verano, pero estas son de cuero blanco con una C de
gemas y círculos, y necesito lucir fantástica esta noche.
Miro mi teléfono. Siete de la noche.
―¿En dónde está? ―Literalmente he pasado el día preparándome para
esto. Me siento como una recién casada en el siglo XVIII esperando que
mi esposo me desflore.
Es ridículo.
Me siento en el borde del largo sofá blanco, luego me levanto de un
salto cuando escucho el pitido que me alerta que alguien está en la puerta.
―Finalmente. Está bien, tranquila, tienes que estar tranquila ―me digo
a mí misma, luego miro alrededor de la habitación en busca de cámaras.
Afortunadamente, no veo ninguna. Esa sería la cereza del pastel ya que
he estado dando vueltas y actuando como una loca durante horas.
Presiono el botón.
―¿Sí?
―Soy yo. Lo siento, el tráfico estaba horrible, y me perdí ―hablo y lo
interrumpo, sin importarme sus estúpidas excusas de por qué llega una
hora tarde.
Dios, si esto no va bien, estoy acabada.
―Lo dejaré entrar ―le digo a un tipo llamado Larry. Todavía me estoy
familiarizando con todos. No es que Jett tenga un gran número de
personas en su casa, pero estoy empezando a ver algunas caras conocidas.
―¿El señor Powers sabe que viene este hombre? ―Larry me mira como
si supiera que no lo sabe, pero se cubre el trasero al preguntar.
―Sí, es mi novio. ―Le sonrío.
Pone los ojos en blanco, pero asiente y camina hacia el área de la casa
que aún no he visto. Aliso mi vestido azul oscuro y abro la enorme puerta.
Brody sube las escaleras con un ramo de flores en la mano y una botella
de vino bajo el brazo.
Mide alrededor del metro ochenta y cinco y siempre ha sido delgado,
pero si es posible, parece que ha perdido peso. Para un chico que creció
en la playa, su piel pálida solo grita deficiencia de vitamina D.
―Raven, te ves tan hermosa. ―Tomo las flores, tratando de no
decepcionarme. No tiene el aspecto ni el cuerpo llamativos de Jett, pero
Brody es un buen hombre. Está en camino de convertirse en arquitecto.
―Aww, gracias. ―Lo abrazo, luego me doy cuenta de que estoy
actuando como su amiga, así que me pongo de puntillas para tocar sus
labios. Se ve un poco sorprendido, supongo que pensó que solo iba a
abrazarlo.
»Te extrañé. ―Sonrío de nuevo, empujando todos los pensamientos de
alguien menos él al fondo de mi mente mientras tomo su mano y lo
arrastro hacia adentro.
―Wow. Así que esta es la casa del famoso Jett Powers. ¿Cómo es él?
―Mira a su alrededor y luego a mí.
―Él es un imbécil, pero es perfecto para mi mamá. Ella es una perra,
así que…
―Raven. ―Sus ojos marrones se abren―. No quieres decir eso. ―Dejo
de caminar y me giro para mirarlo.
―Lo hago. ¿Eso es un problema? ―Me mira fijamente y luego se
encoge de hombros, permaneciendo en silencio, y casi me echo a reír. ¿En
qué estaba pensando? Como sea, va a quitarme la virginidad, y luego, si
no le gusta que no soporte a mi familia, puede irse.
»Vamos, te mostraré la cocina. ¿Tienes hambre? ―Me dirijo en esa
dirección solo para que avance y tome mi mano.
―Lo siento, estoy nervioso. ―Sonríe, y casi suspiro de alivio, porque
tiene una linda sonrisa.
―Yo también estoy nerviosa. ―Envuelvo mis brazos alrededor de su
cuello, pero él se aclara la garganta y retrocede, sosteniendo el vino.
―Tomé esto de las existencias privadas de mi papá. Es genial. ―Él
sonríe, y por un momento suenan las campanas de advertencia. ¿Es
jodidamente gay? No soy una persona arrogante, pero sé que luzco
increíble, y él está más preocupado por el vino que por mis tetas, que, lo
siento, son jodidamente perfectas.
Rellenitas, no demasiado grandes, con grandes pezones, vamos…
―Seguro, el vino suena perfecto. ―Tomo la botella, sin esperar a ver si
me sigue. Los recuerdos de la última vez que estuvimos juntos me hacen
vacilar. Se puso duro, pero luego se le fue. Sí, él no es gay, es un poco
tímido.
Alcanzo el abridor de vino eléctrico mientras él entra y mira por las
ventanas.
―Estoy hambrienta. ¿Quieres pedir algo de comida? ―Mi voz se hace
más fuerte cuando el zumbido del abridor abre rápidamente la botella.
―No, ya comí antes. Ahora soy vegano, ¿te lo conté? ―Mi mano se
congela y lo miro.
No es de extrañar que se vea tan pálido y demacrado. El hombre
necesita un bistec, algo sangriento para recuperar el color de su piel.
―Mmm, no. Lo último que supe era que eras vegetariano. ―Volviendo
a encender el abridor de vino para terminar, me doy cuenta de lo
incómodo que es esto. Sé que no hemos hablado tanto desde que ambos
estudiábamos para los exámenes finales, pero aún hablamos. Uno
pensaría que él me diría esto. Es algo importante, o lo sería para mí, pero
a mí me encanta la comida, incluida la carne.
Se vuelve y me mira, y luego al vino.
―Sí, las ventajas para la salud de ser vegano parecían correctas. Quiero
decir, realmente quiero… ―Y lo desconecto mientras busco algunas
copas de vino. Brody es un apasionado de los animales. Por lo tanto,
entendí lo de ser vegetariano, pero vegano… eso es otro nivel. Sé que está
de moda y he probado restaurantes veganos varias veces. Aunque
siempre me da un reflujo horrible, y tengo hinchazón durante días.
―No puedo encontrar copas de vino, así que estos tendrán que servir.
―Hablo sobre su predicación. Se ve un poco sorprendido, pero asiente
hacia los dos vasos que tengo en la mano.
»Mientras tú estés bien ―digo sin convicción porque tiene las manos
en los bolsillos como un niño al que acaban de regañar. Por el amor de
Dios, es dos años mayor que yo. ¿Por qué parece tan inmaduro de
repente?
Tomo una respiración profunda y nos sirvo un montón de vino.
Asumiendo que no vamos a salir a comer, también podríamos tener sexo.
Entonces, si es tan malo como sospecho que podría ser, romperé con él.
Aún podemos seguir siendo amigos, porque eso es lo que realmente
somos de todos modos. O, si la forma en que me mira cuando me acerco
es una indicación, él podría romper conmigo. No puedo evitar sonreír. Él
va a romper conmigo.
Oh, ¿dónde está Cher cuando la necesito? Debería haberla escuchado.
Ella me advirtió que esto no es el típico, entre comillas, “Comportamiento
de hombre heterosexual”.
Aun así, es tan dulce e inteligente, y no es que alguna vez haya sido
musculoso, pero al menos se veía saludable la última vez que lo vi. Ahora
parece que podría caerse si una ráfaga de viento sopla sobre él.
―Toma. ―Le entrego el vino e invado por completo su espacio porque
me reservé para él, y me voy a emborrachar y quitarme de encima este
lastre de mi virginidad.
―Gracias. ―Él sonríe, y mi corazón se acelera. Tiene una bonita
sonrisa: dientes rectos y blancos y labios carnosos.
―Por esta noche ―le digo descaradamente y no lo espero. Choco mi
vaso con el suyo y empiezo a tragar.
Brody me observa, pero debe sentir que no voy a retroceder, por lo que
también comienza a beber. Gracias a Dios su papá tiene buen gusto para
el vino, este es un Burdeos delicioso, es como un bocado espeso de sabor,
creo que tiene un sabor a roble, tal vez chocolate o bayas. Todo lo que sé
es que fue demasiado fácil, mi cabeza ya se siente mejor y la piel de Brody
está empezando a tener algo de color.
―¿Nos sentamos? ―Sonrío y lamo mis labios de sabor dulce.
Él asiente, sus ojos se sumergen en mis pechos y casi grito al techo,
gracias, Dios.
Pero no lo hago. En lugar de eso, tomo su mano, él agarra la botella de
vino cuando pasamos por la isla y salimos a la sala principal que ahora
está bastante oscura.
Pequeñas luces brillantes del exterior se derraman y Salvo por eso,
estamos solos en nuestro propio capullo de vino tinto oscuro y nosotros.
Dejo mi vaso y me estiro para tomar la botella de él. Rápidamente bebe
el resto de su vino, luego me agarra y empuja su lengua por mi garganta.
Casi me atraganto, pero estoy tan feliz de que esté tomando la iniciativa
que gimo y me alejo lo suficiente como para que nuestras lenguas se
tuerzan juntas, en lugar de que la suya sea como un hisopo que te hace
una prueba de faringitis estreptocócica.
Sus manos se mueven hacia mi trasero y me acerca más. Ambos somos
delgados, y me giro un poco para que nuestros huesos de la cadera no se
toquen. A la mierda, también podría poner encender esto. Deslizo mi mano
para ahuecar su polla y empiezo a frotarla. Nuevamente, casi digo una
oración de gratitud al gran hombre, y no soy religiosa, pero Brody Moore
está definitivamente duro.
Y todo lo que puedo pensar es que finalmente está sucediendo, voy a
tener sexo. Puede que no sea fantástico, pero ¿cuándo lo es la primera vez?
Y es con Brody, va a ser amable y dulce, lo que supongo que significará
menos dolor. Para ser honesta, simplemente no quiero ser una virgen de
cuarenta años, y al paso que voy, puedo ver que sucederá.
―¿Raven? ―Mis ojos se abren y lo miro. Mierda, ¿cuánto tiempo he
estado divagando, sin responder?
―¿Sí? ―gimo.
―¿Puedo... puedo bajar...? ―Su voz se apaga, y decido en este
momento que odio cuando los chicos preguntan. Mi próximo novio no
será de los que preguntan, eso es seguro.
―Sí. ―Tratando de sonar sexy y confiada, alcanzo la botella y nos sirvo
un poco más de vino. Él toma el suyo y lo bebe como un trago, y luego
sonríe.
Sonrío y lo sigo. En el fondo de mi cabeza, no puedo evitar pensar que
somos un poco patéticos. Yo tengo diecinueve años y él veintiuno, y
necesitamos una botella de vino para darnos el valor suficiente.
Sacudo la cabeza, sobre todo para despejar esos pensamientos, pero
también para tentarlo mientras me bajo un tirante de mi vestido lencero,
luego el otro, dejándolo resbalar hasta mis botas.
Entonces me levanto, esperando que me toque, pero no lo hace. De
hecho, me mira, así que me quito el vestido, lo pateo a un lado
dramáticamente y me dejo caer en el sofá blanco, preguntándome
distraídamente si deberíamos subir. Quiero decir, este sofá es realmente
blanco. ¿Qué pasa si sangro? Pero el edredón y las sábanas de mi cama
también son blancas… Jesús, Raven, concéntrate. Todavía está parado ahí.
―Brody… ―Otra vez, gimo. Eso parece estar funcionando, entonces,
¿por qué cambiarlo? Él asiente y se frota nerviosamente las manos por los
vaqueros.
¿Está sudando? Gracias a Dios que está oscuro.
―¿Todo bien? ―digo, todavía usando la voz sexy.
―Eres tan bonita. ―Se pone de rodillas, y de nuevo, no debería
molestarme porque estoy agradecida y todo eso, pero ¿no puede decir
hermosa? ¿Impresionante? Bonita bien podría ser lo mismo tierna.
―Oh, Dios. ―Entonces me muerdo el labio porque esa no era mi voz
sexy. Eso fue un verdadero, Oh, Dios, porque sus manos que me tocan
tratando de bajar mi diminuta tanga, definitivamente están húmedas. Me
arqueo para ayudarlo, pero, por supuesto, la cuerda se engancha en una
bota.
»Para. ―Tomo aire y me siento, luego suavizo mi voz. Incluso en la
oscuridad puedo ver el pánico en su rostro―. Déjame ayudarte. ―Casi
me quito las botas, pero con este diminuto trozo de tela, es muy fácil
sacarlas y tirarlas a la esquina. Hago eso y me acuesto de nuevo.
Lentamente, avanza pulgadas hacia mí. Mirando hacia el techo, me
pregunto si ahora es el momento de cerrar los ojos y pensar en él. Su
cabeza con cabello oscuro espeso me haría querer pasar mis manos a
través de él. Me arqueo un poco ya que puedo sentir su aliento en mi
clítoris, y por primera vez realmente gimo, y entonces mis ojos se abren.
¿Qué demonios está haciendo? O mejor aún, ¿qué no está haciendo? Está
literalmente babeando en mi entrepierna y evitando el lugar más
importante.
¿Le digo que chupe mi clítoris? ¿Qué debo hacer?
―¿Eso se siente bien? ¿Te gusta? ―Él me mira, con una gran sonrisa en
su rostro, como si acabara de recibir un premio por hacer un trabajo bien
hecho.
Espera, ¿cree que ya me corrí? Trago saliva, luego vuelvo a gemir y me
arqueo como un gato. Esta vez realmente envuelvo mis manos en su
cabello y empujo su rostro hacia abajo. Él jadea, pero lo intenta de nuevo.
Está mojado, pero por él, es descuidado y todo está mal.
No puedo, tengo que decirle. Voy a abrir la boca, pero una voz me
detiene y mi cuerpo se congela porque, ¡no!
No él.
Él no puede haber visto esto.
―No sé quién diablos eres, pero quita tu patético rostro del coño de
Raven.
JETT

Cierro la puerta de mi Tesla y miro el BMW estacionado en mi camino


de entrada.
―¿Quién diablos es este? ―Sacando mi teléfono del bolsillo de mi traje,
reviso mis mensajes. Acabo de terminar de cenar con unos amigos.
Querían continuar, pero después de lo de anoche y el hecho de que Raven
está sola en casa, decidí pasar.
Me desplazo a través de los dos de Emily queriendo saber si debería
pasar por aquí, esos ya los vi en el restaurante. Estoy buscando uno de mi
asistente Larry, básicamente maneja mi agenda personal y vigila la casa,
y aquí está:

Larry: El novio de la hija está aquí.

¿Qué demonios? ¿Cómo estoy viendo apenas este texto? Miro hacia mi
casa y no hay luces encendidas. Tal vez se fueron, aunque su auto está
aquí.
Cristo, si tengo que lidiar con un punk deambulando por mi casa
aprovechándose de Raven... giro mi manija y la puerta se abre.
Perfecto, voy a matar a Larry. ¿Qué estaría pensando dejando la puerta
abierta? No importa que tenga cámaras y seguridad masiva, esto es una
cagada, y será mejor que tenga una buena explicación.
―¿Eso se siente bien? ¿Te gusta? ―Me detengo mientras dejo mi
teléfono y mi llavero, y la adrenalina se dispara a través de mí tan rápido
que los vellos en la parte posterior de mi cuello se erizan. Camino
directamente a través de la cocina y me detengo.
Ahí está ella.
Mi maldita Lolita.
Desnuda, en mi sofá, con las piernas abiertas y la cabeza de un flaco
hijo de puta entre sus piernas. Por un momento, me siento como si
estuviera en un túnel y todo lo que veo son sus tetas llenas y la cabeza de
él tratando de comer lo que claramente no es suyo.
Tomo aire, decidiendo si arrancarle la cabeza a la fuerza o con mis
palabras. Elijo las palabras, lo último que necesito es un escándalo.
―No sé quién diablos eres, pero quita tu patético rostro del coño de
Raven.
Raven se levanta y el novio se pone de pie.
―Yo… Oh, Dios. Solo estaba…
Me quito el saco y lo tiro sobre la silla mientras ordeno:
―Luces encendidas. ―La habitación se inunda de luz cuando me
desabrocho la manga inferior y Raven intenta cubrir sus tetas por
completo.
―Jett... quiero decir, señor Powers. ―Sus ojos son bolas gigantes de un
azul profundo y sus labios están rojos pero no hinchados por tener una
polla en la boca.
―Si quieres vivir ―mis ojos se encuentran con los de ella mientras le
escupo órdenes a su novio de cara pálida―, me largaría de aquí.
―Sí, señor. Lo siento. ―No lo veo salir corriendo de la habitación, el
sonido de la puerta cerrándose es suficiente. Arrancándome la corbata,
caigo de rodillas y agarro su botín.
Cuando tiro de su coño hacia adelante, ella jadea. Estoy más allá de
pensar, las consecuencias no se aplican en este momento.
Mi polla la quiere, y no tengo intención de negarme.
―No te correrás a menos que lo pidas ―siseo, luego me aferro a su
protuberancia rosa hinchada y chupo. Su jodido coño sabe a mango, dulce
como el azúcar. Ella gime en voz alta, y me agacho para desabrocharme
el cinturón.
―Oh, Dios. ―Pequeños jadeos salen de su boca cuando sus manos y
uñas se clavan en mi sofá, y abro más sus piernas.
»Señor Powers… necesito, voy a… ―Mi polla salta hacia ella
llamándome señor Powers, eso me gusta demasiado. Sigo chupando su
clítoris, sintiendo cuando comienza a latir y se vuelve más húmedo. Aun
así, necesito ver su hermoso rostro mientras la llevo al clímax.
Levanto la cabeza y la miro. Sus pechos están sonrojados, sus mejillas
están rosadas y su bonito coño rosado está reluciente.
―Eso es. ―Usando mi pulgar, froto su humedad de un lado a otro para
poder ver cómo se deshace.
»Córrete para mí, mi hermosa bebé. ―Y ella lo hace. Gritando mi
nombre, se corre, con la cabeza echada hacia atrás, los pezones duros y
rojos. Su cuerpo se sacude, su núcleo pulsa, y lo observo todo.
―Yo... santa mierda. ―Se deja caer hacia atrás como si estuviera
demasiado agotada para moverse.
Sonriendo, me pongo de pie y me desabrocho los pantalones y libero
mi gran y adolorida polla.
―Yo... ―Sus ojos se abren ante mi erección, que ya está goteando.
Cristo, me alegro de que esté lista para mí porque no tengo intención de
esperar. Me dejo caer en el sofá junto a ella y la levanto para que se siente
a horcajadas sobre mí y se agarra del respaldo del sofá.
―Podemos tomarnos nuestro tiempo más tarde, pero necesito estar
dentro de ti, y no estoy mintiendo. ―Es como si hubiera estado poseído
por la forma en que sabía su coño, lo rosada y húmeda que está, cómo sus
ojos miran los míos como si esta necesidad, esta hambre que me está
devastando fuera lo mismo para ella.
»Fóllame ―le digo y agarro sus caderas, golpeando su coño mojado
contra mi polla. En un momento, el universo cambia. Su núcleo apretado
y resbaladizo me envuelve, y lo siento todo, incluida la barrera que
atravesé sin siquiera saberlo, pero no me importa que probablemente
tenga dolor. Este es un placer que no conoce límites.
»Mierda. ―Cierro los ojos y dejo que se adapte a mí.
»Háblame ―murmuro, haciendo todo lo posible por no levantarla y
abalanzarla sobre mí otra vez, pero estoy perdiendo la batalla. Su coño se
siente demasiado bien.
―Gracias. ―Ella me sonríe mientras agarro la parte posterior de su
cuello, acercando sus labios a los míos.
―Deberías haberme dicho algo, no es que hubiera importado. ―Le doy
una palmada en el culo y ella jadea, y tomo sus labios bruscamente.
He besado probablemente a cientos de mujeres. Todas saben bien, todas
tienen un olor único... pero esta.
Esta Lolita va a ser mi perdición porque sabe como un néctar que nací
para beber, y tiene un coño que ha reservado solo para mi polla. Nuestras
lenguas se retuercen y profundizo el beso mientras la insto a frotar su
clítoris sobre mí.
―Oh, Dios ―gime y se muerde el labio inferior.
―Jesucristo. Estás tan apretada, tan jodidamente apretada. Te sientes
muy bien. ¿Te gusta tener la polla del señor Powers dentro de ti? ―Tomo
velocidad, hundiendo mis manos en sus caderas mientras la guío, y le
enseño a follar.
―Sí, me encanta tener la polla del señor Powers dentro de mí. ―Ella
gime la mayor parte del tiempo, pero tan pronto como dice señor Powers,
pierdo el control. Los músculos de mi estómago se aprietan, y con un
último empujón duro, me corro, explotando en su calor mientras mi polla
empuja mi leche hacia ella.
Permaneciendo en lo más profundo de ella, dejo que ambos
recuperemos el aliento y volvamos a la tierra e intentemos ignorar que no
solo me follé a la hija de mi prometida, sino que le quité la virginidad.
Mmm, no estoy muy seguro de cómo voy a lidiar con esto. La levanto
y la alejo de mí y ambos gemimos por la pérdida. Bueno, yo gimo y ella
sisea.
―¿Estás bien? ―Me paro con ella y tiro de mis pantalones, subiendo la
cremallera, pero sin molestarme en abrocharme los botones, luego tomo
su mano y ella parece un poco aturdida.
»Oye. ―La obligo a hacer contacto visual.
―Estoy bien. ―Asiente, luego mira a su alrededor, supongo que
buscando su vestido, pero me gusta desnuda.
―Vamos. ―Enlazo mi mano con la suya―. Démonos una ducha y
durmamos.
―Pero mi vestido. ―Intenta liberarse para conseguirlo, luego se
detiene y mira hacia el sofá.
»Yo... Oh, Dios. ―Miro hacia donde ella está viendo con el rostro pálido
como si acabara de ver un asesinato.
―Haré que lo reemplacen. ―sonrío y no voy a mentir, ver esa mancha
gigante de semen húmedo y su sangre es tremendamente excitante. Me
siento como un rey que acaba de conquistar un país y ahora disfruto de
los tesoros de mi saqueo.
―Espera, nosotros... yo... acabo de tener sexo con el prometido de mi
madre. ―Ella susurra la parte tener sexo y se tapa la boca, y no puedo
evitarlo, suelto una carcajada.
―Oh, Raven. ―La atraigo hacia mis brazos y le susurro al oído―: Te
follaste duro al prometido de tu madre. Qué niña tan traviesa eres, mañana
me ocuparé de castigarte. ―Ella se estremece, y mi polla se endurece de
nuevo ante la idea de entrenarla para que haga lo que me gusta.
―Pero mi mamá…
―Rachel no se enterará. ―La jalo por las escaleras conmigo, y dentro
del mismo dormitorio que comparto con su madre.
―Esto es... malo, ¿verdad? ―Se queda de pie, luciendo como una
maldita diosa, desnuda con solo sus botas. Empiezo a desabotonar mi
camisa, no necesito asegurarle que esto no debería haber sucedido.
No debería haberlo hecho, pero tan pronto como la vi, supe que me la
iba a follar, aunque no sabía que sería, sin duda, la follada del siglo.
Eso probablemente no sea bueno. Aunque espero tener suficiente de su
delicioso cuerpo mientras Rachel no está. En el peor de los casos, siempre
podemos escaparnos.
Lanzo mi camisa en el cesto mientras Raven solo mira como si estuviera
peleando una batalla. Eso es noble, pero inútil.
Quitándome los zapatos, me quito los pantalones y agarro mi polla
dura, acariciándola.
―Ven aquí, Raven ―le ordeno.
Ella salta y se lame los labios, pero se mueve hacia mí justo cuando mi
teléfono celular comienza a sonar y ambos miramos mis pantalones, que
acabo de tirar.
―Toma mi teléfono. ―Mis ojos recorren su cuerpo y se detienen en la
sangre seca en sus muslos. Ella niega con la cabeza, como si supiera que
es su madre.
»El teléfono, ahora ―le recuerdo.
Lentamente lo alcanza, suspirando cuando deja de sonar, y sus ojos
mirando la pantalla mientras me lo entrega.
―Gracias. ―Le sonrío. Ella me mira, luego a mi mano, que está
ganando velocidad mientras me masturbo.
»Arrodíllate ―le ordeno. El teléfono empieza a sonar de nuevo.
―No puedo. ―Ella traga y trata de irse, pero la agarro del brazo.
―Raven, vas a obedecer. Ahora toma mi polla en tu boca, necesito
hablar con tu madre.
Sus ojos se agrandan, pero sus pezones están duros como rocas. Ella
duda, y el teléfono deja de sonar de nuevo.
Camina hacia mí.
―No puedes hablar en serio.
―Abre tus piernas.
―¿Por qué? ―Gime cuando me acerco y espera, luego abre las piernas,
mis dedos se deslizan directamente dentro de ella.
―Por eso, se siente bien, ¿no? ―Deslizo mis dos dedos dentro y fuera
de ella mientras presiono el número de Rachel.
―He estado tratando de comunicarme contigo ―se queja.
―Espera, mi amor. Déjame ponerte en el altavoz.
Raven jadea, pero su coño se humedece más. Sonriendo, quito mis
dedos y ella gime. Ladeo la cabeza y presiono el altavoz.
―¿Cómo está Nueva York? ―Cuando empujo su cabeza hacia abajo,
cae de rodillas y meto mi polla en su boca, cerrando los ojos por lo bien
que se siente. En un instante, ella comienza a tener arcadas.
―Agotador, estuve animando a Courtney todo el día. Está súper
nerviosa por cambiar de look, voy a cobrarle el doble ya que estoy
sosteniendo su mano en todo esto.
Rachel continúa hablando, pero ya no la escucho. Lanzo el teléfono
sobre la cama para que mis manos puedan guiar mejor la cabeza de
Raven. Sonriendo, acaricio su mejilla con una mano mientras envuelvo la
otra alrededor de la base de su cabello. Ella hace todo lo posible por
permanecer callada mientras toma mi polla gigante.
―Mierda ―jadeo para respirar. Tan retorcido como es esto, mi polla
nunca ha estado más dura. ¿Qué tiene ella? Desde el momento en que la
vi...
―Exactamente. Mierda, tienes razón. Quiero decir, los músicos son tan
inseguros, ella es una estrella gigante.
Los ojos de Raven se lanzan hacia los míos ante la voz maliciosa de su
madre. Tengo que concederle a Rachel que realmente cree que el mundo
gira a su alrededor.
Sonrío, tirando del cabello de Raven hacia atrás mientras ella sale de
mí, con la saliva goteando por su boca, y casi gruño como un hombre de
las cavernas por lo jodido que estoy. Esto es caliente, y no tengo ninguna
intención de parar.
―Chupa ―demando, sonriendo ante su pequeño grito ahogado
mientras mi pulgar frota sus labios carnosos y llenos y me sumerjo dentro
y fuera de su boca.
―Realmente apesta. Y, Oh, Dios, me encontré con Gigi, casi no la
reconocí. Probablemente ha ganado treinta libras. Me avergonzaba que
me vieran con ella. ―Rachel continúa hablando mal de una amiga,
vomitando fealdad.
Ladeando la cabeza, miro a Raven preguntándome si es como su
madre. No es que me importe, estoy satisfaciendo un antojo, y supongo
que ayudándola. ¿Quién sigue siendo virgen a los diecinueve? Mi mano se
aprieta en su cabello y tiro su cabeza hacia atrás, mirando sus ojos zafiro
como si pudiera encontrar respuestas. Nadan con deseo y algo más, pero
no soy yo quien debería darse cuenta de eso.
A pesar de lo perra que es Rachel, me voy a casar con ella.
―Respira por la nariz. ―Sonrío mientras quito mi pulgar y lo
reemplazo con mi pene.
Y me olvido de todo lo demás. No más de escuchar a Rachel decirme
que está respirando, todo lo que quiero es ver a Raven chupar e intentar
tomar mi polla gigante lo más lejos que pueda.
Ella se ahoga, pero sus ojos azules permanecen fijos en los míos. De un
lado a otro, guío su cabeza mientras mis bolas, resbaladizas con su saliva,
se aprietan.
―Mierda, eso es. ―Chupa más fuerte y se siente tan bien, tan bien, que
no trato de contenerme. Empujo su cabeza contra mi polla pulsante
cuando golpea la parte posterior de su garganta.
»Jesucristo. ―Sostengo su cabeza con fuerza y me corro, mi polla se
sacude hasta que siento el placer hasta los dedos de mis pies.
La dejo lo suficiente para verla tragar mi semen, y ella sigue
chupándome como si fuera un helado en un día caluroso, lamiendo la
punta mientras toma cada gota.
Luego se pone de pie y sonríe como si estuviera orgullosa, y debería
estarlo. Me ha hecho olvidar todo menos a ella, una hazaña que no
recuerdo que haya sucedido nunca.
―¿Jett? ¿Estás ahí? ―Mis ojos permanecen en los de ella, pero camino
hacia la cama y tomo mi celular.
―Necesito tomar una ducha, hablamos mañana. ―Colgando, vuelvo a
mirar a mi Lolita. Ella no se mueve, solo se queda desnuda con sus
malditas botas Chanel, mi semen en su barbilla y sus senos. Nunca he
visto nada más magnífico.
Con una sonrisa, camino hacia ella, vagamente dándome cuenta de que
el molesto aroma floral de Rachel se ha ido, reemplazado por el aroma de
Raven.
¿Azahar y coco? Sea lo que sea, quiero enterrar mi nariz en su cuello e
inhalar.
Cuando me acerco a ella, mierda, se ve casi salvaje, con la evidencia de
que yo fui el primero en sus muslos.
Cuando tomo su mano, parpadea hacia mí, y esa descarga de energía
casi me hace decirle que salga de mi habitación.
Porque debería estar satisfecho.
Ya está hecho.
Ya me corrí, aquí es cuando pierdo el interés.
En lugar de eso, la acompaño a la ducha y la empujo contra la pared de
vidrio, con el agua derramándose sobre nosotros y me agacho para
comerle el coño.
RAVEN

Mis ojos se abren y, por un momento, me toma un segundo darme


cuenta de dónde estoy: es de mañana, y no es mi departamento…
―Mierda santa. ―Me levanto de golpe, trayendo la sábana de seda
conmigo mientras lo busco a mi alrededor. Estoy sola, y cada cosa sucia
que hicimos anoche vuelve a mí, casi tiro de la sábana sobre mi cabeza.
»Cálmate. ―Me muerdo el labio, escuchando para asegurarme de no
escucharlo antes de salir de la cama.
Su cama.
Oh, Dios. Tuve sexo, numerosas veces anoche, en la cama de mi mamá
y Jett Powers. Le doy una patada a la sábana y los músculos de mis piernas
casi gritan en protesta cuando intento ponerme de pie.
―Está bien ―susurro, sentándome de nuevo en el borde, tratando de
pensar. Jesús, esto no era lo que había planeado. ¡Se suponía que sería
Brody, no el prometido de mi madre!
»Brody. ―Me levanto de nuevo y casi tropiezo con la parte inferior del
edredón en el suelo―. Mierda. ―Miro a mi alrededor, tratando de
encontrar mi vestido, pero todo lo que veo es una habitación enorme con
muchas ventanas que permiten ver la vista desde tres puntos diferentes.
Mis mejillas se calientan y suspiro, tratando de no repetir lo de anoche
y esta mañana. Oh, Dios.
Perverso.
Obsceno.
Y aterradoramente adictivo. Puede que sea una persona terrible, pero
no voy a mentir. Anoche fue la mejor noche de mi vida.
Pero es de mañana, y debo llamar a Brody y terminar oficialmente con
él. Y, en lo que respecta a mi mamá, no tengo culpa.
Pensé que podría, pero no, ninguna. Casi empiezo a reír. Una perra
como ella no merece mi culpa, ni mi remordimiento, para el caso.
Ahora Brody... suspirando, agarro el saco del traje de Jett, que está sobre
un gran sillón de cuero, y me lo pongo. Me hace parecer pequeña,
literalmente me cuelga más que la mayoría de mis vestidos.
Lo envuelvo fuerte a mi alrededor, porque huele a él. ¿Fresco y limpio,
con un toque de menta? ¿Quizás a brisa del mar? No lo sé, sea lo que sea
me encanta. Necesito usar el baño, pero debería salir de esta habitación.
Lo último que necesito es que la pobre María me sorprenda aquí desnuda,
sin nada más que el saco del traje de Jett.
Me muevo hacia la puerta grande, mientras miro hacia afuera
ignorando deliberadamente la imagen en la pared de mi madre y Jett
besándose.
Nada, no veo nada. Oigo actividad, pero está abajo, así que corro
directamente a mi habitación y azoto la puerta.
Como no dormí aquí, todo está exactamente como lo dejé. Nuevamente,
suspiro y entro al baño, mi teléfono comienza a sonar y me congelo.
―Mierda, es Brody ―digo, sin importarme que esté hablando sola. Lo
primero es lo primero, necesito orinar, luego cepillarme los dientes.
Me encantaría una taza de café, y me pregunto si puedo bajar las
escaleras y tomar una antes de tratar de romper con Brody de alguna
manera y mantenerlo como amigo. Me estoy lavando las manos cuando
mi teléfono se enciende de nuevo.
―A la mierda, acabemos con esto. ―Corriendo, tomo mi teléfono del
tocador―. ¿Hola? ―Me estremezco por lo culpable que sueno.
―Mi polla ha estado dura toda la mañana pensando en ti en mi cama.
―La voz profunda y áspera me hace soltar aire y trato de estabilizar mi
respiración porque sueno como si estuviera jadeando. Espera, ¿estoy
jadeando?
―Estoy levantada. ―Y luego cierro los ojos ante lo idiota que soy
cuando escucho a Jett comenzar a reír.
―No, bebé, yo la tengo levantada, y es incómodo como la mierda. Iré a
la corte pronto, pero enviaré a Iain con algunos paquetes para ti. Necesito
que estés lista para que te traiga a mí a las tres de la tarde, Raven.
Asiento, porque no puedo respirar.
―Raven, palabras. Úsalas.
―Sí, puedo estar lista. ―Mi voz suena entrecortada, y esta vez ni
siquiera lo intento. Mi cabeza da vueltas, y mi cuerpo está casi adolorido
por la necesidad.
―Mi nombre, dilo ―exige, y puedo sentir la intensidad espesa y erótica
a través del cable. Me retuerzo cuando mi sensible coño se moja y resbala.
―Sí, señor Powers. Estaré lista para usted. ―Lamiendo mis labios,
llevo una mano a mi cuello y toco mis mejillas. Están ardiendo como si
tuviera fiebre.
―Buena chica ―gruñe, y se me pone la piel de gallina en los brazos y
las piernas.
»Tengo un equipo completo, están ahí para lo que quieras. Les pago
mucho dinero para asegurarme de que soy feliz, y eso ahora te incluye a
ti.
Mi corazón da un vuelco ante sus palabras.
―Gracias. ―Muerdo mi labio inferior con fuerza. Esto es loco. ¿Me
empieza a gustar? Por supuesto, me gusta. Es hermoso, tiene experiencia y
puede hacer que te corras con tanta fuerza que apenas puedes caminar.
―Háblame, puedo decir que quieres decir algo. ―Genial, ¿agrego
ahora que es un lector de mentes?
―Yo solo… ―Mirando hacia el techo, continúo―. ¿Te sientes mal por
lo que sucedió anoche? Ya sabes, ¿ya que vas a casarte con mi madre?
Casi puedo verlo sonriendo.
―No, tu coño fue el más apretado que he tenido. ¿Alguna otra
pregunta?
Una vez más, mi estómago se revuelve y se hunde. No es exactamente
la respuesta que esperaba, pero como no lo conozco muy bien, la aceptaré.
―Raven, tengo que irme. Si tienes algo más que quieras decirme, ahora
es tu oportunidad. ―Su significado es claro: esto es todo. Necesito decirle
si quiero que esto continúe o no.
¿Estoy realmente de acuerdo con esto? Quiero decir, probablemente
será mi padrastro. Para ser honesta, este sentimiento que estoy teniendo
sobre él probablemente no sea más que un gran jódete para mi madre. Así
que al diablo, solo se vive una vez, y el señor Jett Powers tiene una polla
gigante, una lengua mágica y brazos musculosos de estrella porno.
―¿Raven? ―Su voz exigente hace que mis pezones se endurezcan
instantáneamente.
Con una respiración profunda, doy el paso.
―No. Estoy excelente, señor Powers ―respondo, enderezando los
hombros. Menos mal que no creo en el infierno porque claramente soy
una pecadora.
―Bien, te veré pronto. ―La línea se corta, y mis piernas casi se rinden.
―¿Señorita Raven? ―Mis ojos se lanzan a mi puerta.
―¿Sí? ―pregunto. Si es María, no puede entrar. Se asustará si me ve
con su saco del traje.
―Hola, soy Patty. El señor Powers quería que te trajera café y algo de
desayuno ―grita la voz a través de la puerta. No me atrevo. ¿Y si María
está con ella? Detente, estás siendo paranoica. Si María estuviera aquí, ya
habría entrado.
―Solo un segundo. ―Miro alrededor de la habitación, tratando de
calmarme. Nadie sabe nada, estoy segura de que Patty solo piensa que
Jett está siendo amable conmigo porque soy la hija de Rachel.
»Hola. ―Me asomo y veo a una mujer alta que sostiene una gran
bandeja llena de comida y una cafetera plateada.
»Oh, gracias. ―Me miro y suspiro. Lo que sea, entonces ella me verá en
su saco. Cuando abro la puerta por completo, ella me sonríe. Si se da
cuenta, no lo demuestra. Simplemente entra, va directamente a la puerta
del balcón y deja la bandeja.
―Déjame saber si necesitas algo más. ―Asiente y sonríe.
Ella me gusta, tiene ojos amables.
―Gracias, esto se ve increíble. ―Voy a acompañarla, pero levanta la
mano, me detiene y, en silencio, cierra la puerta detrás de ella.
»Buen Dios ―gimo. ¿Qué demonios estoy haciendo? Respiro hondo y me
siento, sirviéndome un poco de café mientras pienso.
El objetivo era perder mi virginidad.
Listo.
Y cómo la perdí. Una vez más, gimo y casi cubro mi rostro, recordando
a Jett caminando sobre Brody dándome sexo oral anoche... la mirada en
sus ojos mientras se arremangaba. Pensé que moriría de humillación, pero
luego me agarró los tobillos, se agachó y me chupó el clítoris.
Jesús, Brody apenas había salido por la puerta, y yo me estaba
corriendo. Tomo un sorbo del café tostado oscuro y me pregunto si es solo
una coincidencia que el café sea negro. Tal vez Patty se olvidó de traer
crema y azúcar, pero se ve bastante eficiente, considerando todas las
delicias que trajo.
Bagels, croissants con lo que parece mermelada casera. Piñas y mangos,
junto con queso crema y salmón ahumado.
Si no tuviera a Brody colgando sobre mi cabeza, realmente disfrutaría
esto. ¿Quién no ama vivir en primera clase todos los días? Tomo otro
sorbo de café, tomo mi teléfono y presiono el número de Brody.
Apenas suena una vez y contesta.
―Raven, lo siento mucho. ¿Estás bien? Eso fue horrible. Ya llamé y me
disculpé con el señor Powers. ―Y casi me atraganto con mi café.
―¿Brody? Dime que no lo hiciste. ―Mis mejillas se calientan de nuevo.
―Lo hice, tenía que hacerlo. Nos atrapó... ya sabes. ―Y casi pongo los
ojos en blanco.
―Espera, ¿realmente hablaste con él?
―Sí. Me agradeció y me dijo que necesitabas un poco de tiempo para
estar sola, pero que me llamarías en un par de días. En realidad, fue muy
bueno al respecto. Quiero decir, había escuchado todas estas historias
sobre él siendo un…
―Brody, solo para. ―Tengo que interrumpirlo. Esto está muy mal―.
Mira. ―Cierro los ojos y luego digo―: Necesitamos no volver a vernos.
Te amo, pero como amigo.
―¿Qué? Raven, sé que anoche fue…
―No se trata de lo de anoche. Quiero decir, lo es, pero no lo es. ―Con
las mejillas en llamas, respiro hondo y me froto la frente―. No soy la chica
adecuada para ti, y lo último que quiero hacer es lastimarte, espero que
podamos seguir siendo amigos.
Listo, lo hice. Alcanzo mi café, luego decido que probablemente me
ahogue de nuevo, así que lo dejo y tomo un tenedor de plata para jugar.
―Yo... Raven, ¿estás segura? ―Suena triste, pero no tanto como
esperaba. Una vez más, me pregunto si en secreto está tan aliviado como
yo.
―Totalmente. Eres increíble, Brody, realmente lo eres.
―Siempre estaré ahí para ti, todo lo que tienes que hacer es pedirlo.
―Él sopla un poco de aire―. Wow, okey. Bueno, mi papá se va a
decepcionar. ―Se ríe, pero es forzado―. Honestamente, siempre
estuviste fuera de mi alcance, Raven.
―Brody, eso no es cierto. ―Genial, me siento como una mierda.
―Es verdad, y lo sabes, y si soy honesto, necesito trabajar en mi cabeza.
Estoy un poco confundido acerca de las cosas. ―Él suspira―. Voy a
colgar. Cuídate, Raven.
―Está bien, adiós, Brody. ―Pero ya colgó.
Tomo mi café, camino hacia el borde del balcón y lo tiro, luego me
siento y sirvo una taza nueva. Levanto mis piernas y dejo que el aroma de
Jett me arrulle para tener un mejor estado de ánimo. Inclinándome hacia
adelante, tomo un croissant. Un ligero golpe hace que me llene la boca con
la mitad de la delicia mantecosa antes de ir a contestar.
―¿Sí? ―Me aclaro la garganta mientras trago y vuelvo a asomarme. El
conductor, Iain, está de pie con tres cajas laqueadas negras.
―Regresaré en un par de horas por ti. ―Cuando me las da, le sonrío,
pero él no me devuelve la sonrisa. Mmm, tal vez le guste mi madre, pero
tendría que estar realmente loco, ella no discrimina cuando se trata de con
quién es una perra.
Que es prácticamente con todo el mundo, a menos que ella crea que te
necesita. Por eso María siempre ha tenido seguridad laboral, la necesitaba
para criarme, y María es lo suficientemente inteligente como para no
permitir que lo olvide nunca.
―Gracias ―le digo a su espalda. Como sea, no tengo que gustarle.
Cerrando la puerta de una patada, saco mis cajas al balcón y las dejo en
la tumbona. Me meto el resto del croissant en la boca, me limpio las manos
y abro la caja pequeña primero.
Es lápiz labial. Rojo. Yves Saint Laurent. Creo que ya lo tengo, pero dice
edición especial así que… quizás no.
Abro la siguiente caja y jadeo. Son unas putas sandalias de tacón de
Jimmy Choo cubiertas de cristales que envuelven el tobillo, literalmente
para morirse. Mis dedos acarician los cientos de diminutos cristales y
compruebo el tamaño: treinta y seis. Tuvo que haber visto en mis botas.
¿De qué otra forma lo sabría?
Me lamo los labios y levanto la tapa hasta la última caja. Es la más
grande, y saco un vestido de tiras de seda. La cintura se ajusta como un
corsé, y el resto es gasa transparente.
―Santa mierda. ―Me pongo de pie y lo coloco sobre mí. Pensé que era
negro; pero no. Es un zafiro profundo y oscuro que brilla bajo el sol y, por
mucho, es el vestido más hermoso que he tenido. Todo esto tuvo que
haberle costado una fortuna. Sé que él es rico, pero aun así.
Después de volver a colocar el vestido en la caja, me siento a comer un
poco más de piña y empiezo mi transformación.
No tengo ni idea de a dónde me llevará, pero tengo la intención de lucir
lo mejor que puedo.
Una oleada de adrenalina sube por mi columna. Alcanzando mis cajas,
doy un paso atrás en mi habitación y las dejo caer sobre la cama.
Una pequeña tarjeta se cae de una de ellas.
―Oh, Dios ―susurro mientras la abro, con mi mano ligeramente
temblando.

Raven:
¿Te atreves?

Le doy la vuelta, pero eso es todo.


¿Me atrevo? ¿Atreverme a qué? ¿Al vestido? ¿A él? ¿A todo lo anterior?
Lo dejo así. Una vez más, esa ola de adrenalina, tal vez inquietud por lo
que está sucediendo, me llena cuando entro al baño y me quito el saco del
traje, dejándolo caer al suelo.
Yo sonrío.
Es tan perverso.
Emocionante.
Y por primera vez, me atrevo.
JETT

―¿Señor Powers? ―La voz de Rebecca entra por el altavoz.


―¿Sí?
―La señorita Stewart está aquí.
―Gracias, Rebecca, mándala adentro, y puedes irte temprano.
―Sonrío, la razón por la que estoy de buen humor está aquí.
No me masturbé en la ducha que me di hace unos minutos, ni me
excusé en mi reunión diaria para desahogar mis bolas azules. No, me
ajusté, dejando que mi dura polla doliera y palpitara, sabiendo que cuanto
más esperara, más placer obtendría.
Mi mente va a ese primer empujón. Estaba apretada, húmeda y caliente.
Sentí que la barrera virgen se rasgaba, y fue como si estuviera poseído
después de eso.
La mejor follada que he tenido.
Y me he follado a muchas mujeres. Aun así, espero que ella esté bien
cuando esto termine. No soy un hombre que confunda buen sexo con
amor.
Pero me gusta consentirla, ella mantuvo una sonrisa en mi rostro todo
el día, es lo menos que puedo hacer hasta que vuelva Rachel.
Rachel.
Es gracioso, cuando Raven me preguntó si tenía culpa, fue un no
automático. Para tener culpa necesitas saber que estás haciendo algo mal
y que realmente esa persona te importe lo suficiente para experimentar
ese sentimiento.
Pero no tengo eso con mi prometida.
Le pedí que se convirtiera en mi esposa porque voy a cumplir cuarenta
años y, social y profesionalmente, el matrimonio es la elección correcta.
Eso, y Rachel marca la mayoría de mis casillas.
Me acerco y me sirvo un bourbon cuando se abre la puerta.
―¿Quieres un trago? ―pregunto, y luego miro hacia arriba.
El tiempo se detiene, y deja de existir mientras la veo caminar hacia mí,
lentamente llevo el costoso whisky escocés a mis labios.
―Hola, señor Powers. ―Ligeramente áspera, su voz me enciende. Mi
polla casi palpita como si necesitara recordarme que el objeto de su
obsesión está aquí.
―Hola, hermosa. ―Mis ojos la recorren. Increíble ni siquiera puede
empezar a describir a esta criatura que camina hacia mí.
Impresionante... eso está cerca. Realmente es exquisita, y no es el
vestido ni los zapatos, es la forma en que levanta la cabeza, y mueve los
hombros hacia atrás. Su aire de confianza es como un afrodisíaco.
Ella me quita el aliento, mis ojos se sumergen en sus labios rojos que
sonríen como si ella supiera. Llevo la bebida a mis labios y trago mi licor
de cincuenta años, que se supone que debe ser saboreado, dejando que el
escozor y el ardor se sumen al dolor continuo que me ha causado el solo
hecho de pensar en ella.
Pero ahora está aquí, en mi oficina, y no voy a esperar más.
Casi gruño cuando dejo el vaso con un ruido sordo y la alcanzo,
jalándola hacia mí.
―Jett. ―Jadea cuando mi mano se desliza por su espeso cabello oscuro
y tiro de su cabeza hacia atrás.
―¿Como me llamaste? ―Me desabrocho el cinturón con la otra mano.
―Yo… ―Sus ojos son como platillos gigantes, y de repente todo lo que
quiero es despertarme cada mañana viéndolos. ¿Qué demonios, Jett?
Estoy demasiado tenso, debería haberme masturbado y liberado los
venenos, porque no estoy pensando con claridad cuando tomo sus labios
y gruño en su boca de cereza. Mi lengua se enreda instantáneamente con
la suya mientras ella clava sus uñas en mis antebrazos. La energía eléctrica
zumba a través de nosotros y, por alguna razón, esto me altera.
―Mierda. ―Levanto la cabeza. Sus labios ya están hinchados por mi
beso abrasador, pero sus ojos... brillan como gemas a la luz del sol.
A ella le gusta lo rudo, no es que me importe. No estoy de humor para
ser nada más que lo que realmente soy. Le doy la vuelta e instintivamente
agarra el borde de mi escritorio.
―No hables, y no te corras hasta que yo lo diga ―siseo y tiro de mis
pantalones hacia abajo, liberando mi erección hinchada y furiosa. Trato
de respirar, lo cual no es fácil, con solo mirar su trasero con este vestido y
sus largas piernas con esos tacones, me voy a humillar como un
adolescente si no tengo cuidado.
»Inclínate hacia adelante. ―Mi mano baja su pecho a mi escritorio, y
ella toma respiraciones pequeñas y rápidas.
»¿Asustada? ―Me inclino sobre ella, agarrando ambas manos para
colocarlas de cada lado.
Niega con la cabeza ligeramente y casi sonrío.
―Buena chica. Abre tus piernas, espero que estés lista porque he estado
pensando en este coño todo el puto día. ―Inclinándome, levanto las capas
de gasa y las tiro alrededor de su cintura.
Me detengo por un segundo para mirar su puto culo perfecto. Casi me
hormiguean los dedos cuando alcanzo a acariciarlo. No estoy seguro si es
porque quiero azotarla una y otra vez y calentarla, para poder sentir su
calor mientras la follo, o si es porque quiero ese pequeño agujero de
roseta.
Tengo toda la intención de follarlo, tal vez no esta noche, pero antes de
que esto termine, habré estado en todos los agujeros que tiene antes de
dejarla ir.
―Tan liso y suave ―bromeo mientras sus labios se abren en una
sonrisa, luego le doy una palmada en una mejilla perfecta. Ella grita en
estado de shock y al instante se levanta, pero mi mano va a su cuello,
sujetándola.
»Oh, cariño, no estás entrenada y en este momento no tengo paciencia.
―Moviendo su tanga a un lado, pateo sus piernas para abrirlas más, y en
un fuerte empujón estoy profundamente dentro de ella.
»Caliente y resbaladiza... sí, fuiste hecha para mí ―murmuro mientras
entro y salgo de ella, inclinándome hacia adelante para empujar lo más
profundo posible.
»¿Cuál es mi nombre? ―gruño y miro hacia abajo a mi dura polla
entrando y saliendo de su húmedo y rosado coño.
Ella sonríe y clava sus uñas en la madera como si estuviera
preparándose.
―Jett… ―Ella jadea―. Quiero decir, señor Powers.
Ella grita cuando la follo duro y rápido, sonriendo ante su audacia.
―Las chicas atrevidas no se pueden correr. ―Tomo velocidad―. Pero
voy a llenar este coño apretado, y vas a esperar. ―Gruño cada palabra,
respirando por la nariz, el placer es tan intenso que siento que todo se
tensa.
»Jesucristo. ―Me acerco, y mi cuerpo se sacude mientras me corro en
gruesas oleadas de éxtasis palpitante. Sostengo sus caderas y saco mi
todavía dura polla casi por completo, luego vuelvo a sumergirme. Su
núcleo está tan húmedo y apretado y listo para su propia liberación.
Pero ella puede esperar.
Y aprender.
Me inclino hacia adelante con mis manos a ambos lados de su cabeza,
mientras digo en su oído derecho:
―¿Nombre? ¿Cómo me llamo, hermosa?
RAVEN

Soplo un poco de aire cuando su cuerpo se sacude contra el mío. No, él


estaba justo ahí, su enorme polla estaba golpeando ese lugar, estaba lista
para correrme...
―¿Nombre? ¿Cómo me llamo, hermosa? ―Dejo de respirar. No habla
en serio, ¿verdad? Mi mente está acelerada, mi respiración se altera y
gimo mientras él entra y sale lentamente de mí.
―Señor Powers ―susurro, y luego casi grito cuando sale y me da la
vuelta para mirarlo.
»Oh, Dios. ―Por un momento, casi me toco, pero alargo la mano y clavo
mis uñas en su escritorio mientras trato de respirar y no humillarme más
suplicando.
Sus ojos azules se estrechan mientras me mira con esa sonrisa de
suficiencia en su hermoso rostro. Me empiezan a doler las manos de
arañar la madera. Es eso o arañarlo a él.
Sus ojos se sumergen en mis pechos y más abajo. Su esperma se desliza
por el interior de mi muslo, con mis bragas empapadas y mi vestido
todavía alrededor de mi cintura, pasé de lucir magnífica a una rata
ahogada en cuestión de minutos. Solo puedo imaginar mi maquillaje.
―Bebé, mi hermosa bebé. ―Su voz hace que mis ojos regresen
rápidamente a los suyos mientras alcanza mi barbilla y susurra
suavemente en mis labios―: Pareces desesperada.
―¿Por qué estás haciendo esto? ―Casi quiero llorar. Estaba perfecta, y
si voy a arruinarme, hubiera pensado que él me dejaría correrme.
―¿Por qué crees? ―Roza sus labios con los míos, y esta vez siento
lágrimas en mis ojos.
―¿Porque eres una especie de jodido fanático del control que solo se
preocupa por sí mismo? ―estallo.
Me mira con esa mirada suya que estoy empezando a odiar, pero que
amo, luego echa la cabeza hacia atrás y se ríe.
Se ríe.
―Lo que sea, imbécil. ―Intento alejarme porque ya me harté, pero me
agarra del brazo.
―Tranquila, Raven. Me gusta tu boca atrevida, pero si sigues así, esas
lágrimas de frustración que estás teniendo serán porque mi polla esté tan
adentro de tu garganta que tendrás arcadas. ―Fácilmente me levanta
debajo de mis brazos y me deja suavemente en su escritorio.
Voy a deslizarme, porque ya terminé con esto. Claramente estoy fuera
de mi elemento, mi núcleo está hinchado y palpitante, y todo lo que
quiero es correrme, y odio a Jett Powers.
―Mira, eres el prometido de mi mamá. Nunca debería…
―Así es, Raven, soy el prometido de tu madre. Quién apenas estaba
dentro de ti. Ahora, te pedí que hicieras una cosa simple, y parece que no
puedes manejar eso.
―Santa mierda ―siseo, tratando de saltar del escritorio. Tengo que
alejarme de él, es demasiado poderoso de cerca.
»No puedes hablarme así ―le digo de vuelta, a pesar de que fue una
respuesta terrible, y levanta una ceja oscura hacia mí, ni siquiera ofendido.
En todo caso, parece que mis palabras le dan ganas de reír.
―Llegamos tarde, mi belleza. ―Toma mi otro tobillo y gimo, luego
quiero morir, porque escuchó eso.
»No puedes ganar. ―Es una declaración, no una pregunta y lo miro.
―¿Señor Powers?
Una vez más, sus labios se contraen y visualizo uno de mis tacones
Jimmy Choo de cinco pulgadas en los que gastó tres mil dólares
apuñalándolo en el corazón, si es que tiene uno.
―¿Sí? ―Coloca mis piernas en cada hombro mientras sus fuertes
manos bronceadas comienzan en mis tobillos y se mueven hacia arriba.
Todas las preguntas sarcásticas vuelan por la ventana. Gracias a Dios, me
va a follar con los dedos. Me dejo caer de nuevo en su escritorio mientras
sostiene mi mirada con sus ojos, con sus fosas nasales ligeramente
dilatadas como si le encantara mi olor.
―Por favor. ―Mi respiración suena áspera y mis ojos se abren como
platos, porque esas son las últimas palabras que se suponían que debían
salir de mi boca.
Él sonríe como si lo supiera, y luego retrocede.
―Quédate quieta, hermosa. Tengo algo que se encargará de toda esa
necesidad que sientes. ―Coloca mis dos zapatos de tacón en su escritorio
mientras se abotona y cierra el cierre de sus pantalones, metiendo su
camisa blanca almidonada mientras camina hacia el otro lado y abre un
cajón, sacando algo.
»Ahora. ―Me lanza una sonrisa mientras camina de regreso,
moviéndose entre mis piernas de nuevo―. Veamos qué tanto quieres
correrte. ¿Crees que puedes ser una buena chica para el señor Powers?
―Espera. ¿Qué es eso? ―Estoy tratando de ver lo que está sosteniendo:
es pequeño y rosado.
―Raven, déjame que te ilumine sobre mí. Tengo una cantidad muy
limitada de paciencia, y la estás probando. ¿Quieres correrte? ―Su tono
parece bastante aburrido, pero sus ojos azules son casi negros cuando
sostienen mi mirada.
―Sí. ―Asiento lentamente, mordiéndome el labio. ¿Por qué estoy
peleando con él? No tenemos una relación, de hecho es el prometido de
mi madre.
Jesucristo, Raven, ¿qué te pasa? Esto es un juego. Por eso solo quiere que
lo llame señor Powers. Esto no es más que sexo, es como si me hubiera
caído un rayo, y lo entiendo.
Este hombre se va a casar con mi madre. Por supuesto que lo hará. Dios,
que idiota soy, dejé que los orgasmos y su cara bonita me distrajeran y
pensaran que esto era diferente. Casi me empiezo a reír. ¿En qué estaba
pensando? Solo porque me quitó la virginidad y me compró ropa bonita
no significa que vaya a dejar a mi mamá.
Me trajo aquí para divertirse, para jugar este juego travieso y prohibido.
Debo recordar esto. De lo contrario, necesito saltar de su escritorio y
volver a la casa. Él me dejará, puedo sentirlo ya retrocediendo. Es ahora o
nunca, Raven. ¿Qué decides?
―Bien. ―Tomo una respiración profunda y me inclino hacia atrás,
abriendo mis piernas, mientras la punta de mi talón se clava en su
escritorio de madera con un rasguño satisfactorio.
Ladea la cabeza hacia mí.
―¿Bien qué?
―Bien, señor Powers. ―Un pequeño escalofrío me atraviesa. Puedo
sentirlo mirándome incluso cuando miro hacia el techo. Entonces siento
sus dos dedos entrar y salir de mí con un ritmo lento y tortuoso.
―Eso es, cariño. Ni siquiera necesito lubricante, estás tan mojada. ―Sus
dedos me dejan, y son reemplazados por el pequeño vibrador en forma
de bola que deja dentro de mí.
»Ahora, ve a arreglarte. ―Me quita las bragas empapadas y luego me
ayuda a levantarme del escritorio. Por un segundo me aferro a él, apenas
capaz de mantenerme de pie, más por el shock porque pensé que iba a
usar el vibrador para hacer que me corriera, ahora.
―Espera, quieres que salga con... ―Mi voz se apaga cuando se da la
vuelta y casualmente guarda mis bragas en el bolsillo, luego se acerca para
rellenar su bebida.
―El baño está ahí, date prisa, Raven. No me gusta llegar tarde. ―Señala
con la cabeza la puerta de la derecha.
Tomando una respiración, me siento llena. Puedo decir que está dentro
de mí, pero puedo caminar, y tal vez si me retuerzo...
―No puedes ―anuncia, tomando un sorbo del líquido marrón que
haya elegido. Sonrío y agarro mi pequeño bolso, caminando hacia el baño.
Enciendo la luz y casi grito al reflejo que me devuelve la mirada.
―Jesús. ―Busco un Kleenex para quitarme el rímel de debajo del ojo
izquierdo. Mi lápiz labial está corrido hasta la nariz, haciéndome parecer
un payaso. Tomo aire y empiezo a componerlo.
Jesús, mis manos están ligeramente temblando mientras vuelvo a
aplicar rápidamente todo. Doy un paso atrás y me miro. Ni siquiera
necesito ponerme rubor ya que estoy completamente sonrojada y ya
estaba buscando ojos ahumados. De hecho, estoy sorprendida de lo bien
que me veo, es solo un poco de pintalabios rojo y boom.
Dándome la vuelta, agarro un montón de pañuelos para limpiarme
tanto como puedo, casi gimiendo cuando toco el vibrador, luego arrojo el
fajo a la papelera de mimbre oscuro y me aliso el vestido.
Tomo otra respiración profunda y salgo, forzando un pie delante del
otro.
Debe haber hecho un trato con el diablo, nadie puede ser tan hermoso
de otra manera. Mi respiración se entrecorta cuando mis ojos se fijan en
su piel bronceada, y su hermoso cabello oscuro luciendo más con esa
camisa blanca almidonada. Se quitó la corbata y desabrochó los dos
primeros botones, permitiéndome ver su cuello. Con ese saco negro, solo
grita peligro y poder.
―Te ves exquisita, Raven. ―Su voz suena profunda y grave,
provocando un escalofrío de emoción cuando me tiende la mano para que
me una a él. A diferencia de la primera vez que nos vimos, esta vez lo
tomo.
Tragando un grito ahogado, una sacudida como el calor líquido zumba
en mi mano, es como si me hubieran inyectado con solo sostener su mano.
Nos dirige fuera de su lujosa oficina y nos lleva al ascensor.
No hablamos.
Apenas respiro.
Cuando su mano aprieta la mía, lo miro y admiro su perfil, que es tan
perfecto como su rostro completo.
Y de repente, entiendo su nota. El timbre del ascensor me distrae, y nos
guía hasta el Mercedes que espera.
―Cuidado cuando te sientes. ―Su voz es cálida y me observa
deslizarme lentamente. Cruzo las piernas y se mueve a mi lado, con una
sonrisa de complicidad en sus labios carnosos.
»Gracias, Iain. ―Se acomoda y el auto avanza suavemente.
Lamo mis labios.
―Supongo que esto…―miro hacia abajo, y luego hacia él―… ¿es lo
que significaba tu nota esta mañana? ―El auto está oscuro, pero las luces
de la ciudad aún me permiten ver parte de su rostro.
―¿Qué estás estudiando? ―Parpadeo hacia él. ¿Simplemente ignoró
por completo mi comentario y me preguntó qué estaba estudiando?
El auto está en silencio, excepto por el conductor que enciende la luz
intermitente.
Me aclaro la garganta y me giro un poco para poder ver mejor su rostro.
―No lo he decidido, pero me inclino por el derecho ambiental.
―¿En serio? ―Por el tono de su voz, suena genuinamente interesado,
lo que me desconcierta. Estaba esperando que se riera. A nadie, ni siquiera
a Cher, le importa realmente mi interés por la ley.
―Sí, lo encuentro fascinante, y con todo lo que está pasando, creo que
el mundo necesita gente como yo. ―Ladeo la cabeza hacia él, esperando
ver esa famosa sonrisa.
En vez de eso, dice:
―De acuerdo, serás brillante. ―Su mirada sostiene la mía. Él se inclina
hacia atrás―. Estás en Columbia, ¿verdad?
¿Que? Vuelvo a cruzar las piernas y trato de concentrarme en el hecho
de que ha terminado de jugar, y ahora estamos teniendo una conversación
educada.
―No, estoy en la Universidad de Nueva York.
Ahí está la famosa sonrisa que estaba esperando.
―¿Así que no te tomas en serio la ley? ―Mira por la ventana y, por un
segundo, es como si yo fuera una niña disciplinada que se avergüenza de
que papá no lo apruebe, lo cual es absurdo y jodido. De acuerdo, NYU
puede no ser una Ivy League, pero es una excelente escuela.
―¿Perdón? ―chasqueo.
―¿Por qué la Universidad de Nueva York? Es promedio en el mejor de
los casos. Tu madre tiene las conexiones y el dinero para poner tu pie en
una universidad mucho mejor.
―Eso es exactamente por qué, trato de evitar su ayuda en la mayoría
de las cosas. ―Mi cara se calienta.
Gira la cabeza y me mira, luego vuelve a mirar por la ventana.
―Bueno, bien por ti. ―Su tono es desdeñoso y me visualizo
pateándolo, o al menos sacándome este vibrador ya que parece que lo ha
olvidado.
―¿Quiere que lo deje en el frente, señor Powers? ―El chofer
interrumpe mis pensamientos mientras miro por la ventana a la gran
multitud que se arremolina alrededor de lo que parece una galería.
―Sí, te enviaré un mensaje de texto cuando estemos listos. ―El auto se
detiene, y un valet corre y abre la puerta. Jett sale, pero no me tiende la
mano. Simplemente espera a que me deslice hacia afuera. Estoy a dos
segundos de inclinarme para decirle a Iain que me lleve a casa cuando lo
siento: una ligera vibración en mi clítoris y en mi punto G mientras
entierro mis uñas en el asiento de cuero.
»¿Raven?
Aprieto los dientes y casi abofeteo su mano, que ahora me tiende para
que la tome.
―Solo un segundo ―espeto, cerrando los ojos. Por supuesto, lo detuvo
mientras guarda su teléfono.
―¿Estás bien? ―Jett se inclina para poder verme. Ignoro su hermoso
rostro y salgo a Melrose Boulevard. Ha sido una calle de moda en Los
Ángeles durante mucho tiempo. Cuando estaba en el instituto, solía
comprar la mayor parte de mi guardarropa en esta calle.
―¿Qué estamos haciendo? ―pregunto, mirando a los paparazzi
tomando fotos y gritando a alguien mientras entran al gran edificio, en su
mayoría de cemento.
»¿Ese es Ammo de los Stuffed Muffins? ―Sintiendo su mano en mi
espalda baja, me muevo hacia adelante.
―¿Dónde está tu prometida?
―¿Señor Powers?
―Sonríe. ―Él sonríe y saluda, pero permanece en silencio. No estaba
preparada para esto. ¿La prensa? ¿Qué es él, el rey? ¿Y si mi mamá nos ve?
Jesús, ¿la gente la reconocerá ahí?
―¿Qué estamos haciendo? ―siseo, poniendo mi bolso frente a mi
rostro.
―¿Has oído hablar alguna vez de Gia Fontaine? Esta es su colección.
Me giro para mirarlo.
―¿Gia Granger? ―Mis ojos se abren―. ¿Como la casada con el Dios
del Rock? ―Porque, además de Jett, Granger está jodidamente bueno. He
visto a los Stuffed Muffins dos veces en Nueva York.
―Bueno, se hace llamar Gia Fontaine con su trabajo, pero sí. ―Sus
labios se contraen cuando dejo caer mi bolso para realmente mirar
alrededor. ¿Está él aquí?
“Untouched” de los Stuffed Muffins sale de los parlantes mientras
caminamos hacia la puerta de vidrio de la galería. La gente hermosa se
arremolina. Espera, ¿esa es una Kardashian adentro?
―Puede entrar, señor Powers. ―La mujer de rojo le lanza una sonrisa
casi cegadora de dientes blancos, mientras uno de los dos hombres
trajeados, que asumo son los de seguridad, abre la puerta de cristal.
¿Es esta su vida? ¿Pasar de la sala del tribunal a los ricos y famosos? Por
supuesto que lo es. ¿Por qué lo veo en todos los tabloides? Dios, ahora
voy a estar en ellos...
―¿Y si mi mamá nos ve? ―Miro a Jett, algo conmocionada por todo lo
que realmente es, y no solo su carrera, sino él, en general. ¿No hay nada
en lo que no sea un maestro?
―Gracias, Patricia, te ves hermosa. ―Él le guiña un ojo cuando
pasamos, y una punzada irracional de celos se dispara directamente a mi
corazón, lo cual es un poco angustioso, porque no soy una persona celosa.
En todo caso, soy todo lo contrario. Como, no podría importarme menos.
¿Pero cuando se trata de él y ese guiño? Quiero que me guiñe el ojo solo
a mí.
Contrólate, Raven. No es tuyo, ni de ella, es de tu puta madre.
―¿Y si lo hace? ―Le sonríe a alguien al otro lado de la habitación. ¿En
serio no le importa?
―Jett Powers. Bienvenidos. ―Una mujer que lleva dos copas de
champán se nos acerca, y por un segundo, como la mayoría de la sala que
parece seguirla como si caminara sobre el agua, la miro fijamente.
Ella es hermosa, y eso es decir algo porque realmente tienes que ser
hermosa para que yo piense eso. Es alta, pero usa tacones, lleva un vestido
envolvente blanco sedoso que se pega a sus senos, mostrando un cuerpo
perfecto mientras camina. Su largo cabello castaño está fuera de su rostro,
por lo que puedes ver sus rasgos. Quiero pisotear mi pie por cómo odio
ser baja o petite, como dice mi padre con amor. No puedo competir con
alguien como ella.
―Señora Saddington, se ve deslumbrante, como siempre.
―Permitiéndole besar su mejilla, muestra su característica sonrisa que
derrite las bragas.
Ella se ríe, y es bastante musical, realmente contagioso, y me encuentro
sonriéndole.
―Qué adulador. ―Ella niega con la cabeza, sonriéndole―. Si no
tuviera a Reed…
―Pero me tienes. ―Un hombre alto que camina detrás de ella, vestido
con un traje negro muy parecido al de Jett, envuelve una mano posesiva
alrededor de su frente, atrayéndola hacia él mientras extiende su otra
mano hacia Jett.
―¿Cómo estás hombre? ―Jett le da la mano y la conversación
comienza a fluir con facilidad de manera casual. Como si no fuera gran
cosa que él sea uno de los hombres más ricos del mundo.
Mi cabeza da vueltas. Este es Reed Saddington. El Reed Saddington, el
chico malo multimillonario que finalmente se casó con su novia de la
infancia, y si se puede creer en los chismes, es un esposo devoto y no
engaña. La forma en que sostiene a su esposa, posesivo y fuerte, me dice
que mataría a cualquier hombre que se atreva a tocarla.
―Tess, Reed, esta es Raven. ―Mis ojos se disparan para encontrarse
con los ojos divertidos de Jett mientras trago saliva y sonrío.
―Hola, un placer conocerlos. ―Es mi respuesta automática, he estado
diciendo lo mismo desde la infancia. Ambos me devuelven la sonrisa,
pero el leve destello en los ojos de Reed y la mirada de confusión en el
hermoso rostro de Tess... Sí, conocen a mi madre.
―¿Puedo ofrecerte champán… ―La voz de Tess se apaga. Tal vez ella
está esperando para ver si soy mayor de edad.
―Ella está bien. Entonces, ¿parece que esto es un gran éxito? Gia debes
estar emocionada. ―Jett vuelve a atraer la atónita atención de Tess hacia
él y, afortunadamente, la aleja de mí.
―La exhibición comienza en esa habitación y viaja como una espiral
por las escaleras. ―Ella señala con su copa.
Mis ojos siguen hacia donde ella está señalando. Jesús, es como sacado
de una película. Cuando digo celebridades, estamos hablando de la lista
A. Desearía que no fuera completamente una grosería tomar fotografías.
Cher va a enloquecer.
Ammo y Rhys Granger están de pie, riendo y bebiendo, Granger con
un brazo informal colgando alrededor de Gia, quien sonríe y habla con
los fanáticos que los rodean.
―Y, Raven, hay un bar en la parte trasera de la galería si tienes sed. Lo
tiene todo. Disfruten. ―Ella sonríe mientras Reed la arrastra hacia un
hombre que tiene que ser un jugador de baloncesto. Es una cabeza más
alto que Jett, que mide al menos uno noventa.
―¿Tienes algo con las estrellas de rock? ―Su voz está en mi oído
mientras coloca ambas manos en mis caderas, guiándonos a la habitación
con todas las celebridades.
―No ―digo demasiado rápido y mi rostro se calienta.
―Mentirosa. ―Siento su aliento en mi nuca―. Puedo presentarte,
aunque a Granger le gusta su esposa. Está Ammo. ―Su voz suena casi
aburrida. Lo miro, horrorizada. Sé que no somos pareja, pero no tenía idea
de que él estaría bien emparejándome.
Tomo una respiración profunda. Sus ojos están enfocados en las
fotografías, y si no fuera por su mandíbula apretada y sus manos
clavándose en mis caderas, pensaría que ya se ha olvidado de mí.
―Por supuesto. Amo a Ammo ―digo efusivamente. Él asiente y el
pulso le late con fuerza en la sien. ¿Quizás no es tan casual como pensaba?
Jett nos impulsa hacia ellos, acercándome para susurrarme al oído:
―¿Estás segura de que te atreves?
Y de repente, me estremezco. Suena enojado, pero él es quien comenzó
este juego. Como sea... esto tiene el potencial de salirse de control. Me giro
para detenerlo porque no voy a lanzarme sobre Ammo solo para
demostrarle al señor Powers que no retrocedo.
Pero es demasiado tarde, porque estoy parada frente a ellos, mirando a
la perfección rubia que es uno de los mejores guitarristas eléctricos de mi
generación.
Ammo me sonríe, sus claros ojos azules recorren mi rostro, luego
recorren mi cuerpo, y de repente todo lo que quiero hacer es lanzar mis
brazos alrededor de Jett.
Pero está hecho, no puedo retroceder ahora. El señor Powers quiere
jugar.
Vamos a jugar.
JETT

Apenas puedo ver bien, estoy tan enojado. ¿Qué diablos está pensando
ella? No soy un hombre al que le importe lo que hagan los demás. De
hecho, es mi trabajo no hacer preguntas que no se refieran a los hechos,
pero lo que empezó como diversión se ha convertido en algo más.
Debería dejarla con el maldito guitarrista tatuado. Ella es una adulta.
Para una jodida mujer que se aferra a su virginidad hasta los diecinueve
años, seguro que ya parece lista para probar una nueva polla.
De tal madre, tal hija, supongo.
¿Por qué me importara? Nunca lo había hecho, pero en el momento en
que sus ojos de zafiro se iluminaron cuando Ammo entró delante de
nosotros, mi estado de ánimo se puso feo, y empeora a medida que pasan
los segundos.
―Jett Powers, ¿cómo demonios estás? ―Granger extiende su mano.
―Ocupado, luchando contra el crimen y siendo un héroe
estadounidense. ―Sonrío, estrechándole la mano, y luego agarro a mi
Lolita y la empujo frente a mí.
»Ella es Raven, es una gran fan. ―Siento que empuja hacia mí, pero si
quiere follar, no soy yo quien para detenerla. Los ojos de Ammo
instantáneamente se posan en sus tetas, y ¿por qué no iba a echarle un
vistazo? Ella es la perfección. Muerdo el interior de mi mejilla, y luego
sonrío mientras me giro hacia Gia.
»Sigues mejorando, Gia. ¿Estás tratando de llevarme a la bancarrota?
Gia echa la cabeza hacia atrás y se ríe mientras se aferra al brazo de
Granger.
―Oh, señor Powers, dígame cuál le gusta y me aseguraré de que le den
el descuento familiar. ―Sus ojos verdes brillan. Al igual que Tess, es
deslumbrante, pero ni siquiera pueden comenzar a compararse con
Raven. Una estrella solitaria y brillante en la noche profunda y oscura.
Es decir, si no se vuelve una puta. Mis ojos se entrecierran mientras veo
a Ammo inclinar su cabeza hacia Raven, usando la excusa de que no
puede escucharla.
―Gracias. ―Bebo mi champán, necesitando algo más fuerte.
―Vamos a traerte un trago, luego necesito mostrarte algo. ―Ammo
sonríe, pero él no es lo que me importa.
―De acuerdo. ―La voz de Raven suena un poco insegura, pero
endereza los hombros y permite que él la guíe hacia la barra en la parte
de atrás.
―¿Estás bien, Powers? ―La voz de Granger me hace mirarlo a él y a
Gia. Ni siquiera está tratando de ocultar su curiosidad mientras me mira
primero a mí, luego a las espaldas de Raven y Ammo que se alejan.
―Bien. ―Sale duro.
Granger levanta una ceja oscura y quita el brazo de Gia, que se gira y
chilla hacia alguien que entra en la habitación.
―Estás bien, ¿verdad? Ammo retrocederá si es tuya. ―La voz de
Granger contiene una advertencia.
Sonrío, porque eso es lo que hago, mantener a todos desconcertados y
adivinando mi próximo movimiento.
―Estoy bien. Disculpa. ―¿Y qué si está frunciendo el ceño? Apenas
conozco a Granger. Me he ocupado de algunos asuntos legales
relacionados con acosadores y demás para la banda, y luego, por
supuesto, el caso de los Discípulos, pero no le debo nada.
Saco mi teléfono y le envío un mensaje de texto a Iain para que prepare
el auto mientras subo las escaleras, y los pelos en la parte de atrás de mi
cuello se erizan.
Si él la está tocando... Cristo, necesito controlarme. Voy a necesitar un
abogado para mí si no tengo cuidado.
Ella no está en el bar. Camino casualmente hacia la barandilla lateral y
miro hacia abajo, observo a las personas que se arremolinan, ríen y se
divierten. ¿Qué demonios me pasa? Si estuviera con Rachel, sería una de
esas personas que beben y se ríen, pero con Raven, esto es diferente.
Ella es diferente. Un destello de zafiro me hace apoyar los codos en la
barandilla porque la he encontrado. Está sonriendo, pero manteniendo
una buena distancia con Ammo, que se está riendo. ¿Por qué no sería
feliz? Está con mi Lolita.
Maldito idiota.
Mirándola, sonrío. Vamos bebé. Búscame, estoy aquí. Ella sonríe de nuevo
y Ammo se acerca. Ella no retrocede, pero mira el arte, no a él.
Esa es mi chica, ya sabes quién es el dueño de tu coño. Vamos, bebé, muéstrame
esos ojos. Mira hacia arriba como una buena maldita chica.
Ella se gira, y observo con atención cada movimiento que hace. Cada
aliento que toma, lo quiero para mí. ¿Es irracional? Sí.
Tomo un respiro y la veo mirar lentamente a su alrededor. La música
se ha desvanecido a un pulso sordo mientras ella me busca.
Sí, esa es mi chica. Estoy aquí, puedes sentirme, ¿no? Mira hacia arriba y dime
exactamente lo que necesitas.
Como si realmente pudiera oírme, levanta la vista y el jodido tiempo se
detiene. Ella no se mueve, sus ojos me lo dicen todo.
Ella está prohibida.
Sé que la voy a arruinar, no es que me importe porque la quiero como
un perro que necesita marcar su territorio. Mis ojos sostienen los suyos
hasta que Ammo se atreve a tocar su barbilla, rompiendo su mirada. Me
enderezo y miro a mi alrededor mientras la habitación vuelve a estar
enfocada.
Te veo. Ahora sé una buena chica y ven por mí. Hago clic para abrir la
aplicación y enciendo el vibrador lentamente. Instantáneamente se pone
rígida y da un paso atrás. Cuando le sonrío, ella me mira. Ammo sigue su
mirada y frunce el ceño.
Maldito idiota.
Asiento con la cabeza hacia él y subo un poco más. Eso es, Raven. Tú
respiras por mí. Ella me mira, luego se aferra a la pared mientras comienza
a hablarle frenéticamente. Sonrío de nuevo y bajo las escaleras. Mierda,
mi polla está dura. Camino hacia ellos, con una educada sonrisa en mi
rostro.
―¿Todo bien? ―Miro mi teléfono y lo vuelvo a encender. Raven luce
casi desesperada, sus ojos son del tamaño de platillos cuando le sonrío a
ella, luego a Ammo.
―No sé. No, no me siento bien ―gime.
―Ella cree que comió algo malo. ―Los ojos azules de Ammo en
realidad muestran cierta preocupación, y tengo que relajar mi agarre. Voy
a romper mi teléfono si no lo hago.
―La llevaré a casa. ―Asiento con la cabeza hacia él.
―¿Exactamente quién es ella para ti? ―Su mano bronceada y tatuada
se mueve para evitar que tome lo que es mío.
Mío.
Miro hacia abajo a mi pecho, luego lentamente hacia él. Tiene la misma
altura y no retrocede ante mi mirada, lo que me hace sonreír. Solo un
jodido punk arrogante como él pensaría que es tan poderoso como yo.
No lo es.
También está fuera de su liga. Yo juego sucio.
―Soy su maldito papi. Ahora aléjate ―le digo tranquilamente
directamente a la cara. Sus ojos se estrechan, pasando rápidamente de los
míos a los de ella, pero deja caer la mano y retrocede.
―Oh, Dios. ―Raven gime.
Le sonrío a Ammo y me vuelvo hacia ella.
―Vamos, cariño. ―La agarro del brazo y nos abrimos paso entre la
multitud y salimos a los paparazzi de nuevo.
―Jett… señor Powers, por favor, voy a… ―Jadeando, agarra mi bíceps.
Acercándola a mí, le susurro al oído:
―Eso es, Raven. Muéstrame cómo te corres por mí. ―Mi mano la
sostiene firmemente mientras la observo. Sus ojos se cierran, pero su
rostro... si vivo hasta los cien años, siempre recordaré lo absolutamente
exquisita que se ve en este momento.
Sus labios están rojos, hinchados y separados mientras trata de
permanecer callada. Sus ojos ahumados revolotean, y nada en este
segundo podría apartar mi mirada.
El mundo podría dejar de girar, pero en este segundo, en este momento,
solo somos ella y yo.
―Abre los ojos, hermosa. ―Parpadea hacia mí, y veo el segundo en que
se acerca.
»Esa es mi chica. ―La atraigo con fuerza, apagando el vibrador
mientras ella entierra su rostro en mi pecho, con respiración temblorosa.
»Vamos ―digo, moviéndonos más allá de las cámaras y las preguntas.
Todo esto no significa nada. No me escondo, y me importa una mierda lo
que publican. Saben que no deben difamarme, pero Raven no necesita
imbéciles siguiéndola, ella se desliza dentro del auto, y yo la sigo.
―¿A dónde, señor Powers? ―Iain me mira, ignorando
respetuosamente a mi Lolita sentada en silencio a mi lado.
―A casa. ―El auto se detiene en Melrose Boulevard y atraigo a Raven
a mis brazos.
»Abre las piernas, bebé. ―Le beso la frente y ella obedece. Mi mano se
desliza hacia arriba por su muslo para sacar el pequeño vibrador.
Se gira para poder verme y acaricio su mejilla.
―¿Eres un monstruo o un buen tipo? ―Es casi un susurro, una
pequeña bocanada de aire dulce.
―El jurado sigue deliberando. ―Mi pulgar frota suavemente y se
sumerge dentro y fuera de su núcleo resbaladizo y húmedo. Intenta cerrar
las piernas y alejarse mientras señala a Iain. Ladeo la cabeza, luego la jalo
completamente sobre mi regazo, mis piernas se abren mientras ella trata
de permanecer callada. Iain sabe que no debe darse la vuelta.
»Tranquila. ―Mordiendo ligeramente el lóbulo de su oreja, deslizo mis
dedos profundamente dentro de ella. Una mano agarra mi antebrazo
mientras la otra se asegura de que su vestido cubra mi mano.
Adentro y afuera, me follo con los dedos su apretado y dulce coño. Ella
puede estar mirando al frente, pero su codicioso coño, que estoy
empezando a entrenar, sabe lo que quiere y se agarra a mis dedos. Tomo
velocidad, luego salgo y froto sus jugos húmedos en su protuberancia
hinchada.
―¿Iain? ¿Podemos tener algo de música, por favor? Cualquier cosa
menos los Stuffed Muffins. ―Se muerde el labio inferior con tanta fuerza,
tratando de estar en silencio, pero su coño está húmedo, y con cada golpe
dentro y fuera de ella, puedes escucharlo en el auto silencioso.
Beso su mejilla mientras Billie Eilish se derrama por la parte trasera del
Mercedes, los altavoces son tan claros que gruño con satisfacción.
―Mío, esto es mío. ―Ella se pone rígida como si no estuviera segura
de lo que debería hacer. Sus manos se extienden hacia adelante para
agarrar el asiento frente a nosotros.
»Yo, Raven, soy todo lo que necesitas. ―Mis dos dedos están
empujando profundamente en su núcleo caliente e hinchado. Mi polla
está goteando, pero su liberación es más importante.
»Cierra tus ojos. ―Ella asiente, tomando pequeños y silenciosos jadeos,
con sus uñas clavándose en mi muñeca.
»Córrete ―susurro, mordiendo y chupando el lóbulo de su oreja.
Su coño se engancha a mis dedos y los sostiene, latiendo en ondas.
Agarrando la parte de atrás de su cabello con fuerza, digo:
―Bésame. ―Gimo contra sus labios entreabiertos y su aliento parece
ser solo para mí. Sus labios de cereza saben a vino dulce y nuestras
lenguas se retuercen, mis dedos permanecen profundamente dentro de
ella mientras continúa contrayéndose.
―Señor, estamos aquí. ―Iain aclara su voz cuando me separo.
Lentamente saco mis dedos de ella, y se desliza de mi regazo,
alisándose el vestido.
―Gracias, Iain. Barre la propiedad y te veré mañana. ―No mira atrás
y sale del auto.
Iain mantiene a los malditos locos lejos de mí y de lo que es mío. No
hace preguntas y no tiene miedo de ensuciarse las manos. Le pago una
fortuna. Él lo vale.
Me giro para mirar a Raven, y una ola de posesividad me invade
mientras ella trata de no bostezar.
―Ven, vamos a la cama. ―Abro la puerta y ella sale de mala gana.
Antes de que pueda protestar, la levanto, ignorando la cara de asombro
de Patty. Nos sostiene la puerta y yo cargo a Raven escaleras arriba, de
dos en dos. La llevaré a su habitación ya que se quedó conmigo anoche.
Eso es suficiente.
Ella suspira como si supiera mis pensamientos, y mis brazos se tensan.
Ese sentimiento posesivo, casi cavernícola, me invade de nuevo.
Maldita sea. Estoy dudando… ¿qué mierda me pasa? No vacilo, no
cuestiono mis necesidades.
Solo tomo.
Esto terminará, pero a la mierda, soy un pedazo de mierda. Un idiota
egoísta. Se siente bien, y la quiero en este momento.
Es tan simple como eso.
La. Quiero. A. Ella.
Dándome la vuelta, abro la puerta de mi dormitorio de una patada. No
tengo ninguna intención de acabar con nosotros todavía.
RAVEN

―¿Raven? ―yo gimo. Mis ojos se sienten como si tuvieran pesos sobre
ellos.
―No, es muy temprano. Estoy de vacaciones, vacaciones de verano
―mascullo mientras ruedo a su lado de la cama y acurruco mi nariz en
su almohada.
―Tengo que ir a trabajar. Bésame. ―Su voz me recuerda a una deliciosa
barra crujiente de caramelo. Solo suspiras y te lames los labios esperando
más. Puedo sentirme sonreír ante mis ridículos pensamientos.
»Raven, vamos bebé. Bésame. ―Parpadeo y abro los ojos para ver unos
pantalones color carbón que abrazan sus musculosos muslos. Dios, es
demasiado hermoso. Pura perfección masculina.
―¿Qué hora es? ―Apoyándome sobre mis codos, lo miro.
―Temprano. ―Aunque las cortinas están abiertas, todavía está
bastante oscuro aquí. Puedo verlo, pero parece un poco nublado. Tiro el
edredón, me arrodillo y me muevo a sus brazos. Envolviendo mis manos
alrededor de su cuello, puedo sentir su cabello aún húmedo.
Él inhala como si mi olor fuera el que le gusta. Me retuerzo, frotando
mis duros y sensibles pezones en su pecho mientras rozo mis labios con
los suyos.
―Buenos días, señor Powers. ―Sonriendo, me permití fantasear
momentáneamente con despertarme con sus ojos azules todas las
mañanas.
Él me devuelve la sonrisa, y mi estómago da un vuelco.
Instantáneamente, estoy mojada.
―Voy a terminar temprano hoy ―dice―. Prepárate para salir a cenar.
Ya dejé lo que quiero que uses.
Mi núcleo late con sus palabras. ¿Haría esto todos los días si en realidad
estuviéramos juntos? ¿Vestirme, acariciarme, follarme?
Sus ojos se estrechan y sonríe.
―Tengo que irme. Te llamaré más tarde. ―Me recuesto y recojo mi
cabello en un moño desordenado mientras él alcanza el saco de su traje.
―¿Le dices qué vestir a mi mamá? ―Tan pronto como lo digo, desearía
no haberlo hecho porque la odio, y si él dice que sí...
―No ―dice secamente, alcanzando su teléfono.
Asiento y trato de no sonreír. Aunque realmente no tengo nada por lo
que estar feliz, estoy feliz de todos modos. La realidad de que mi mamá
regresará en cualquier momento puede venir después. Estoy a punto de
gatear hacia mi teléfono cuando me agarra los tobillos. Mientras me dejo
caer sobre mi estómago, él tira de mí hasta el final de la cama.
―A gatas. ―Me golpea el culo.
―Oh, Jett, eso dolió. ―Porque en serio sí dolió.
―Quiero este culo. ―Casi lo ronronea mientras acaricia una mejilla, y
me pongo rígida. ¿Está hablando de anal?
―¿Qué quieres decir? ―Mi voz sube un poco, y ahora estoy
completamente despierta.
―Quiero follarte aquí. ―Se inclina y muerde mi trasero.
―¿Qué? ―grito, porque santa mierda.
»Tú… tu pene ―susurro la parte del pene mientras toda mi cara se pone
roja―. Nunca cabría.
―Polla, bebé. Mi polla nunca cabría ―me corrige y casi suspiro, porque
me está tomando el pelo.
»Dilo. ―De repente me suelta, y me doy la vuelta, viéndolo entrar en
su armario.
―Tu polla ―le grito, porque él realmente es sucio―. Tu polla es
demasiado grande para mi trasero, señor Powers. ―Me sonrío y cruzo la
pierna.
―Estoy de acuerdo. ―Sale y mi sonrisa se desvanece. Ni siquiera está
tratando de ocultar el lubricante y lo que parece una bala de plástico.
»Voy tarde. A cuatro patas, no quiero que saques esto a menos que yo
lo diga ―me ordena mientras yo solo parpadeo, luego trago saliva y niego
con la cabeza.
―Yo... no puedes hablar en serio. ―Mi voz se quiebra, él aprieta una
gran cantidad de lubricante en la bala transparente.
―Raven. Ahora, créeme, te haré sentir muy bien, pero no tengo tiempo
para preparar este trasero, así que gira y deja que el plug funcione.
―Oh, Dios. ―Nuevamente, no me muevo y simplemente trato de
respirar.
»¿Qué pasa si digo que no? ―pregunto, mirando el juguete, el plug, lo
que sea.
―Raven. ―Salto y lo miro―. ¿Alguna vez no te he hecho sentir bien?
Niego con la cabeza.
―Entonces, ¿por qué estás actuando así?
Se siente como si me estuvieran regañando, y levanto la barbilla.
―Porque tu polla es enorme ―digo de vuelta cuando nuestros ojos se
encuentran y sus labios se contraen.
―Está bien. ―Sacude la cabeza y se ríe.
―¿En serio? ―Porque por un segundo estoy decepcionada, lo cual es
una locura, lo sé, pero tiene razón. Siempre me hace sentir bien, y si
alguna vez voy a probar el sexo anal, definitivamente debería ser con él.
―No.
―¿No? ―Me paro.
―Ponte a cuatro patas, mi amor. ―Su voz ya no me recuerda a una
barra de chocolate. Lo miro, sus ojos son intensos, como el cielo más azul.
Habla muy en serio acerca de esto, y mi instinto dice que necesito
ponerme sobre la cama.
―Bien, pero solo porque tengo curiosidad ―corto, trepando a cuatro
patas.
―Mierda, quiero llevar mi cinturón a tu trasero por hacerme esperar, y
por tu boca atrevida ―gruñe―. Inclínate hacia adelante.
Obedezco, apoyando la cabeza en mis brazos cruzados. Coloca una
rodilla en la cama y la botella de lubricante cae sobre el colchón junto a
las almohadas con un ruido sordo.
―Respira, Raven ―exige.
Cuando respiro, siento que la punta del tapón rodea el orificio de mi
roseta. Suavemente, lo sumerge dentro y fuera.
―Frota tu clítoris, bebé.
Respiro de nuevo y giro la cabeza, frotando mi clítoris
vergonzosamente resbaladizo. ¿Por qué estoy tan excitada? Quiero decir,
esto probablemente va a doler, pero no puedo evitar que un gemido se
me escape.
―Sí, te va a encantar mi polla en este culo. Dentro y fuera, lo follaré
mientras mis dedos te hacen correrte.
―Oh, Dios. ―Es todo lo que puedo decir.
Lentamente empuja el tapón dentro y fuera de mi pequeño agujero, y
se siente tan bien.
―Más duro. Frota, Raven ―exige, y lo hago, sintiendo que empiezo a
palpitar.
―¿Puedo correrme? ―Mi voz suena lejana cuando siento que entra
completamente. Luego me corro, cayendo en espiral en un millón de
pedazos mientras ambos agujeros parecen contraerse, aunque solo uno
todavía está lleno. Me giro a mi lado y trato de recuperar el aliento.
Jett está enviando mensajes de texto en su teléfono. Si no hubiera un
gran bulto en sus pantalones, me sentiría insultada.
―Tengo que irme. No te toques ni te lo quites a menos que yo lo diga.
―Levanta la vista y guarda su teléfono en el bolsillo, sus ojos acarician mi
rostro y luego viajan por mi cuerpo.
»Levántate ―ordena.
Lentamente me muevo de la cama hacia sus brazos, pensando que
podría doler, pero no es así. Se siente simplemente lleno y diferente. Jett
se inclina y sus labios toman los míos. Es casi amoroso, tierno, y por un
segundo estoy aterrorizada.
Porque las líneas se vuelven borrosas, cosas que nunca pensé que me
gustarían, lo hacen, y esto solo ha sido en un par de días. ¿Cómo voy a
sobrevivir cuando mi mamá regrese? Me estoy preparando para una gran
caída, pero no voy a detenerme, porque en el fondo de mi cabeza, sé que
él también siente algo.
―Que tengas un buen día. ―Mi voz es suave. Lamo mis labios, dejando
que mi mano se deslice por su pecho para agarrar su erección.
Él sonríe, agachándose para ayudar a que mi mano lo frote, luego
retrocede mientras se gira, diciendo por encima del hombro:
―Ve a ponerte una bata, Patty te traerá el desayuno.
Luego se va, y la habitación es solo una habitación. Jett es lo que hace
que esta casa se sienta tan bien, es todo él. Sonriendo, alcanzo su túnica.
La idea de usar cualquier cosa que mi mamá haya tocado me enferma.
―Toc, toc. ―Patty se para afuera de la puerta, sonriéndome. Ella
siempre se ve tan ordenada y arreglada. Anoche fue la única vez que la vi
realmente sorprendida.
―Buenos días. ―Le devuelvo la sonrisa.
―El señor Powers dijo que quería tostadas francesas esta mañana con
fresas y arándanos.
―Suena delicioso. ―Me acerco al balcón y me detengo. ¿Debería ir a
mi habitación?
»¿Patty? ¿Sabes cuándo llega mi madre a casa? Quiero decir, puedo
intentar mentirte, pero eso sería un insulto para las dos. ―Miro
directamente a sus ojos marrones oscuros. No tienen ningún juicio.
―Creo que mañana. ―Pasa a mi lado como una brisa hacia el balcón―.
Y gracias.
Asiento y la sigo. Supongo que me quedaré aquí.
Tres horas después, comí demasiado, me duché y usé un exfoliante para
la piel que hace que mi piel brille. Lo único que puedo decir sobre mi
madre es que no escatima en sí misma. Todos sus productos para la piel
son los mejores: cremas, sérums y exfoliantes. Lo que sea, ella lo tiene.
Gracias a Dios, su baño es enorme y tiene un hermoso estante para todo.
Todo sobre Jett Powers es perfecto, incluido su baño. Tiene pisos de
madera que se calientan, junto con toalleros calientes, y es tan grande que
incluso tiene un sofá.
Si esta fuera mi casa, aquí sería donde pasaría la mayor parte de mi
tiempo. Con el tragaluz gigante, la luz natural es increíble para
maquillarse.
Con un suspiro, doy un paso atrás para mirarme.
El maquillaje se ve bien. Lo hice ligero, con pasteles en mis ojos y labios,
aunque usé mucho rímel, asegurándome de que mis ojos resalten ya que
mis labios son de un rosa neutro.
Jett eligió un vestido halter blanco de verano, y es uno de mis favoritos.
Mis pechos se ven fantásticos en él.
Incluso colocó las bragas que quiere que me ponga, que son de encaje
blanco, y unas nuevas sandalias Prada de tacón alto que me encantan.
Me estoy mimando. Suspiro y tiro mi cabello alisado sobre un hombro
mientras lo espero.
Debido al plug, evito sentarme, así que me esfuerzo mucho por no
husmear.
Es realmente difícil.
Mis ojos vagan por la gran sala y se centran en el arte. La cálida
iluminación de la habitación es casi del color de la espuma de los
capuchinos. Todo es único, diferente, y es todo suyo. Mi mamá nunca ha
tenido más de una pintura o dos a la vez. Su decorador solía venir y
cambiarlas cada dos años.
Pero este arte es grande, vibrante. Te absorbe. La mayoría de las
pinturas son al óleo y abstractas, aunque tiene algunos desnudos al
carboncillo en el baño.
Tomando una respiración profunda, miro su mesita de noche. A la
mierda. Él nunca lo sabrá, y yo quiero saber qué es lo que lo motiva.
Me acerco y miro por encima del hombro, lo cual es estúpido. La puerta
está cerrada, y solo estoy yo.
Me recorre una ráfaga de adrenalina. ¿Esto es malo?, se siente mal.
¿Qué pasa si encuentro un diario? ¿Lo leería?
―Mierda, sí, lo harías ―susurro, abriendo el cajón. No sé qué esperaba,
pero definitivamente no era un arma.
»Mierda santa. ―Me enderezo. Está en una funda, pero eso es un arma.
Trago saliva y me inclino para ver qué más tiene. Bolígrafos, una tonelada
de condones y una caja.
Una vez más, ese sentimiento persistente me invade. ¿Esto es malo?
¿Soy una mierda? Porque estoy invadiendo completamente su propiedad
personal. Sin moverme, simplemente lo miro.
Debería cerrar el cajón.
Debería hacerlo.
―Basta, tiene un tapón anal en tu trasero. Te has ganado el derecho a
mirar. ―Ni siquiera me importa que esté hablando sola, me tranquiliza,
saco la caja de terciopelo zafiro y paso mis dedos sobre ella. Es del tamaño
de una pequeña caja de zapatos con un pestillo.
Si esta caja fuera realmente importante, estaría cerrada, razono conmigo
misma. Los clics a presión se abren fácilmente.
―Mierda. ―Tomo aire y exhalo, sentándome lentamente en la cama
para mirar dentro.
¿Bocetos? Interesante. Saco un puñado. Tiene que haber más de cien en
todo tipo de papel, en tinta, crayones y lápiz, y son... impresionantes.
―¿Son de Jett? ―Mi mano traza las montañas y la puesta de sol en una
servilleta de papel blanco, con lo que parece un bolígrafo negro. Otro
muestra flores envueltas alrededor de la pierna de una mujer, casi
trepándose sobre ella, utilizando únicamente lápices de colores y papel
blanco, doblados. Boceto tras boceto, veo cada uno, mi cabeza da vueltas.
¿Quién hizo esto? No están firmados. Tienen que ser suyos, ¿no?
Estoy obsesionada. Si estos son suyos, el hombre tiene un verdadero
don. Miro la pintura al óleo gigante y me pregunto si esa también es suya.
¿Esta es su verdadera pasión y solo es un abogado para pagar las cuentas?
―¿Señorita Stewart? ―grito y me levanto corriendo, derramando una
tonelada de dibujos en el piso, y miro a Patty.
―Oh, Dios, me asustaste. ―Cayendo de rodillas, trato de recoger los
bocetos para que ella no los vea, lo cual es absurdo. Es obvio que los estoy
revisando, pero eso no significa que ella pueda.
―Toma. ―Ella me da un teléfono celular.
―Oh. ―Soplo un poco de pelo de mi rostro―. Eh, gracias. Yo solo
estaba... ―Mi voz se apaga porque, de nuevo, esta mujer no es estúpida.
Claramente, ella ve muchas cosas en esta casa, así que espero que no le
diga nada a Jett. ¿Debería pedirle que no lo haga? ¿Eso me haría sonar
culpable?
―Raven. ―Su voz me hace saltar―. El teléfono. ―Ella lo mueve hacia
mí. Trato de ponerme de pie, sosteniendo sus tesoros, haciendo todo lo
posible para actuar casualmente y aun así no doblarlos. No importa que
el setenta por ciento de ellos estén en papel barato, ya doblados y
rasgados.
―Gracias, Patty. ―Mi voz suena cortante. Asintiendo, tomo el teléfono.
Ella asiente con la cabeza, con una pequeña sonrisa en sus labios mientras
sale y cierra la puerta.
―¿Hola? ―Me preparo para la voz de mi madre.
―¿Eres una fisgona? ―Y casi se me cae todo, el teléfono, los dibujos, el
estómago…
Porque no es mi madre.
Es el señor Powers.
JETT

Sentado en mi casa de huéspedes, que en realidad es para mi equipo de


seguridad, observo una de las pantallas con atención. Tengo al menos un
guardaespaldas en mi propiedad las veinticuatro horas del día. Ellos se
encargan de todo, de toda la mierda que conlleva hacer enemigos.
He recibido muchas amenazas de muerte. No soy el tipo de hombre que
juega. Le pago una fortuna a mi equipo y, a cambio, duermo mejor por la
noche. Mi casa de huéspedes es una casa de dos pisos, 2,300 pies
cuadrados, cuatro habitaciones y tres baños, y una de las habitaciones no
es más que monitores de seguridad y computadoras de última
generación, lo que les permite a ellos y a mí, estar pendiente de todo.
Hay cinco hombres en mi equipo de seguridad. Elegí ex-CIA o Navy
SEALs. Están en un horario, por lo que uno está aquí todos los días.
En este momento, soy el único en la habitación mientras observo a mi
Lolita comportándose como una niña muy mala.
―¿Qué? ―Su voz suena entrecortada mientras mira a su alrededor, mis
bocetos se le caen de las manos mientras gira, buscando las cámaras.
No las encontrará. Están en las pinturas, pero ver su horror por ser
atrapada hace que mis labios se contraigan.
―¿Eres una fisgona? ¿Una chica mala que invade la propiedad de los
demás? ―Mi voz es casi un susurro cuando acerco su rostro. Es tan
hermosa que casi me quita el aliento. Cierra los ojos, luego los abre
mientras, sin saberlo, se enfrenta a la cámara.
―Sí. ―Su voz se quiebra.
―¿Sí qué? ―Me ajusto la polla, porque esta maldita necesidad que
tengo por ella parece estar creciendo, no disipándose. Como un hombre
obsesionado, entré y salí de la corte hoy y ni siquiera volví a la oficina
después. En vez de eso, pedí a Rebecca que me informara de camino a
casa.
Vine aquí para que Zack me pusiera al día sobre cualquier cosa nueva,
y lo actualicé para que todos los chicos estuvieran atentos a los paparazzi.
Después de lo de anoche, y el jugador de fútbol profesional, tienden a
estar alrededor, y tenía la sensación de que mi chica estaría husmeando.
Yo debería... mierda, yo lo estoy haciendo en este momento.
Pero ella no necesita saber eso, o que tengo todos sus registros de salud,
calificaciones, cualquier cosa y todo. Bien, supe que me la follaría en el
momento en que escuché su boca atrevida y vi sus largas piernas mientras
se inclinaba sobre mi isla. Sabía que estaba tomando la píldora, por eso no
estoy envolviendo mi polla. Sin embargo, la parte virgen fue una sorpresa.
―Sí, señor Powers. ―Se lame los labios hinchados y sonrío, porque iba
a esperar hasta más tarde para follármela, pero los planes cambian.
―¿Y? ―gruño, corto la cámara de mi dormitorio.
―Soy una chica mala… ―Su voz se entrecorta al final, y me siento
como un maldito adolescente mientras salgo de la habitación.
Asintiendo a Zack, le digo:
―Prepárate ―luego cuelgo y camino por mi patio, casi sintiendo que
su mente se acelera. Quiere huir, pero ella tiene las mismas jodidas ansias.
Ambos nos necesitamos mutuamente para aliviar nuestros dolores. ¿Esta
necesidad? Esa es nuestra solución.
Mi polla es su droga, al igual que su coño es la mía, y ya estoy
empezando a pensar en cómo me la follaré cuando vuelva Rachel.
Cuando abro la puerta trasera, la casa está en silencio. Un leve olor a limón
y menta llena la habitación. Subo las escaleras y abro la puerta de mi
dormitorio.
Se sienta en mi cama, y sus manos agarran mi edredón por ambos lados
con un apretón mortal.
Entro y me quito el cinturón, llenando la habitación con un fuerte
chasquido y ella salta.
―Yo... lo siento mucho ―anuncia, con la cabeza en alto, y por un
segundo, dejo que su olor y belleza me distraigan. Entonces rompo mi
cinturón, haciéndola gritar. Dándome la vuelta, cierro la puerta.
―Acuéstate en la cama, súbete el vestido ―siseo mientras camino hacia
ella. Levanta las manos, como si eso pudiera detenerme, pero sea lo que
sea que crea que voy a hacer, no lo haré.
―Espera, yo... ¿cómo es que lo sabes? ―Su pecho sube y baja. Ella se
ve aterrorizada, y yo sonrío.
―Raven, ¿te gustaría que revisara tus cosas personales? ―Mi voz
contiene juicio, pero está esa ironía: lo he hecho mucho peor, literalmente
sé cuántas infecciones por hongos ha tenido.
―No, yo… ―Ella toma un respiro―. Esta no soy yo. ―Sus ojos se
lanzan a los míos, luego al cinturón, luego de vuelta a mí―. Me
enorgullezco de... Dios. ―Sus ojos se agrandan cuando tiro mi cinturón
sobre la cama. Parece una serpiente negra contra la cubierta del edredón
blanco almidonado.
―No estoy segura de lo que crees que viste o escuchaste…
―Cama. Quítate las bragas, vestido arriba, relájate y respira. ―Me giro
y me quito el saco del traje.
»Ahora, Raven ―digo y ella asiente y se quita las bragas.
―¿Quiere que me deje o me quite las sandalias, señor Powers?
Me giro, quitándome la corbata.
―Déjalas.
Ella asiente.
―Levántate el vestido. ―Lo hace lentamente, y sus largas piernas me
provocan. Cristo, ella es como un caramelo. No importa cuánto la coma,
quiero más.
»Muéstrame. ―Me quito la camisa, y mis ojos se sumergen en su coño.
Está depilada, pero a diferencia de muchas mujeres que se han quitado
todo el vello, Raven ha optado por mantener al menos una pista de
aterrizaje.
La habitación crepita con nuestra energía. Es casi violenta. Ella trata de
respirar a través de su miedo y tengo que ir despacio para no lastimarla
porque, por alguna razón, Raven me hace querer cuidarla, mimarla,
controlarla…
―Mierda. Estás lista. ―Desabrochándome los pantalones, veo sus ojos
agrandarse y se le escapa un pequeño jadeo cuando mi polla salta libre,
extendiéndose más allá de mi ombligo.
―Yo… ―Se lame los labios de nuevo como si no supiera qué decir.
―Súbete a la cama a cuatro patas. ―Duda cuando me quito los
pantalones y me alzo sobre ella.
»No me gusta esperar. ―Mi tono es suave. Acaricio mi polla, y
Jesucristo, ¿alguna vez he estado tan excitado? Ella obedece, y mis ojos se
deleitan con el tapón transparente que se encuentra en el lugar en donde
estará mi polla muy pronto.
―¿Jett? ―Se congela, al darse cuenta de su error, y casi me compadezco
de ella. Sus ojos se llenan de lágrimas.
»Quiero decir, señor Powers.
―Shhh. ―Alcanzo mi cinturón y sus uñas se clavan en el edredón.
Sonriendo, lo tiro al suelo y ella suspira.
»Raven, lo que necesitas entender es que sé lo que quieres. Yo sé lo que
necesitas. Si te pego, ¿es debido a qué?
―¿A que sabes lo que necesito? ―Casi sonrío de nuevo. Eso no era
parte de nuestro acuerdo. En todo caso, ella ha sido tan obvia acerca de
desobedecerme, solo dice esas palabras porque tiene miedo de que use mi
cinturón con ella.
Cuando me inclino hacia adelante, estoy tan reprimido que el calor de
mi cuerpo probablemente abrasa el suyo.
―Un poco de miedo es bueno, ¿verdad, Raven? La adrenalina corre
aquí mismo. ―Gruñendo, deslizo mi mano alrededor de su coño
resbaladizo y froto su clítoris de un lado a otro.
»Es como husmear. Sabes que está mal, pero lo haces de todos modos
porque se siente bien… ―Dejo de acariciar su codicioso coño. Sí, ella está
lista. Su respiración se entrecorta por la decepción cuando me siento,
dejando su coño para concentrarme en su culo perfecto. Mis manos se
mueven para acariciar sus mejillas mientras la escucho respirar, y mis
fosas nasales se dilatan mientras inhalo su maldito aroma.
»Abre más las piernas, y dile al señor Powers por qué husmeaste.
―Mirándola, por un segundo me pregunto si debería masturbarme
primero, marcar su culo con mi semen y luego follar su apretado agujero.
Porque Cristo...
―Quería conocerte mejor ―dice rápido mientras mi pulgar gira
suavemente el tapón en un círculo.
―Algo me dice que al final del día me conocerás. ―Retiro el tapón, no
rápido, solo suavemente, haciéndola gemir.
»Eso es, cariño. Solo respira y déjame cuidarte. ―Alcanzo el lubricante
que dejé en la mesita de noche esta mañana, exprimo una buena cantidad
en mi dedo índice y luego cubro su agujero con él.
―¿Esto va a doler? ―ella susurra.
―No. ―Dejo su culo para cubrir mi polla con lubricante―. A algunas
mujeres les gusta el dolor. Esa no eres tú ―le digo.
―Oh, gracias a Dios. ―Su voz se quiebra cuando me ve acariciarme.
―Relájate y respira. El plug te tiene lista, pero yo soy grueso. Inclínate
hacia adelante y déjame sacar lo que naciste para ser. ―Mi mano descansa
en su cadera mientras agrego más lubricante, luego alineo la punta de mi
polla en su orificio de roseta virgen y me deslizo lentamente.
»Raven. ―Mi voz se tensa. Cristo, ella está apretada y caliente. Mi
pecho ya está cubierto de sudor. Salgo y vuelvo a entrar―. Respira, bebé.
―Ella lo hace y empujo más adentro, maravillándome de lo jodidamente
increíble que se siente. ¿Alguna vez ha sido tan bueno?
»Mierda, tu culo se siente tan bien. Estoy dentro de ti. ―Salgo y vuelvo
a entrar mientras gruño―. Eso es. Sigue respirando. ―Abro las nalgas de
su culo para poder ver mi polla deslizarse lentamente dentro y fuera de
su pequeño agujero.
»Háblame, Raven ―gruño, preparado para lanzar mi carga ya, y ella ni
siquiera ha tomado la mitad de mí todavía, pero lo hará.
―Yo... me duele un poco, quema, pero no realmente... oh, mierda.
―Ella jadea, sus manos aprietan la sábana mientras empujo más, viendo
mi polla deslizarse completamente dentro de ella por fin. No puedo
moverme, el placer es como ningún otro.
―Jesucristo, eso es. Eres perfecta, Raven ―digo bruscamente,
alejándome para poder empujar una y otra vez mientras ella gime.
»Raven, lo estás haciendo muy bien ―la elogio. Mi cabeza da vueltas,
y mis manos se entierran en sus caderas mientras la follo, lentamente.
»Este culo es mío, tu coño, mío. Dilo, Raven. ―Estoy jodidamente
deshecho, el placer de mi polla entrando y saliendo de su apretado y dulce
agujero hace que las manchas bailen ante mis ojos.
―Sí, soy tuya ―canta.
―Tócate, bebé. Voy a correrme ―siseo, sintiendo sus dedos frotar
frenéticamente su clítoris hinchado.
»Esa es mi chica, hazte correrte para que puedas apretar la polla de Papi
Powers. ―Mis ojos ruedan hacia atrás en mi cabeza mientras ella hace
precisamente eso.
―Señor… Oh, Dios, Jett, voy a correrme… ―Su coño late y se contrae,
haciendo que su culo ordeñe lo último que me restringe. Me corro y llegó
al orgasmo, con los ojos en blanco en mi cabeza mientras encuentro el
nirvana, sosteniendo sus caderas con fuerza mientras bombeo mi
orgasmo dentro de ella. Lentamente salgo y trato de recuperar el aliento.
Mirándola hacia abajo, cuando estoy tomando mi último aliento, esto
es lo que espero recordar. A Raven, jadeando a cuatro patas, con el vestido
alrededor de su cintura, y las tetas desbordándose mientras mi semen
gotea de su culo.
No estaba mintiendo, Raven fue hecha para ser sumisa, aunque
probablemente nunca lo hubiera sabido si no me hubiera conocido.
Mira detrás de ella y nuestros ojos se encuentran. Esto se está
complicando, pero no realmente. Mi futuro está trazado, me casaré con
Rachel, ella es la esposa adecuada para mí. Trabajaremos, escalando
nuestro camino hacia la cima de lo que quiera lograr.
Me follaré a otras mujeres y ella mirará hacia otro lado o se unirá. Es
simple, y veré a Raven para las vacaciones.
Ella aparecerá, y la miraré como lo estoy haciendo ahora, y ambos
sabremos que soy su dueño...
―Ven aquí. Vamos a limpiarte, luego te llevaré al Bar Moruno. ―La
giro y ella se desliza dulcemente en mis brazos. Besando sus ojos,
acariciando su cabello, susurro lo fantástico que se sintió tomando mi
polla.
Ella suspira y se aferra a mí. Apretando mi brazo a su alrededor, la
levanto y la llevo al baño, ignorando lo bien que se siente en mis brazos.
Me gustaría decir que es porque ella es fresca, nueva, pero me he
follado a demasiadas mujeres para creer eso. Hay algo en Raven que me
habla, me llama...
Mal momento.
Si tuviera diez años menos, podría haber considerado todo. Beso la
parte superior de su cabeza, inhalando su aroma. Es curioso cómo la vida
te arroja cosas cuando no estás mirando.
Pero al final del día, soy quien soy. Ella volverá a la escuela, y yo me
pararé frente a trescientos de mis mejores amigos y dejaré que miren
mientras le digo acepto… a su madre.
RAVEN

―¿Están listos para que tome sus órdenes? ―La bonita mesera tatuada
nos sonríe. Mirando a Jett, sonrío y dejo mi menú.
―Sí, queremos el atún picante Minerva, las setas con huevos y el pan
tostado2. ¿Sabes qué? Danos un pan con tomate también. Raven ama el
pan, y…
Me siento y cruzo las piernas mientras Jett sigue ordenando.
Aparentemente, no solo pediremos el pollo rostizado, sino también la
costilla de primera.
Tan. Malditamente. Sexy.
Lleva una camisa negra con botones, las mangas arremangadas y jeans
oscuros. No es de extrañar que haya ganado millones defendiendo a la
gente. Quiero decir, si estuviera en un jurado, yo votaría inocente.
El hombre no solo es hermoso, es fascinante. La mesera debe pensar lo
mismo porque le tiembla la mano mientras asiente nerviosamente hacia
él y escribe la orden en su pequeña tablet.
―¿Algo más? ―Su rostro está sonrojado.
―No, eso está bien por ahora. ―Él le agradece con su sonrisa que
derrite las bragas, y casi me siento mal por ella, ya que se queda ahí
congelada, mirándolo fijamente, y luego gira casi chocando con otro
mesero.
Niego con la cabeza, incapaz de contener la sonrisa mientras alcanzo
mi agua.

2 Dicho en el original en español.


―¿Que es tan gracioso? ―Su mano bronceada toma la mía mientras
trago.
―¿La gente siempre te ha respondido de esta manera?
Entrelaza sus dedos con los míos.
―Tienes unas manos preciosas, ¿sabes?
Parpadeo hacia él. Simplemente ignoró por completo mi pregunta.
Estoy empezando a descifrar este vudú del señor Jett Powers. Es un
maestro en cambiar las cosas a su manera.
Genio, de verdad.
―Gracias. ¿Puedes responder a mi pregunta, por favor?
Levanta una ceja oscura hacia mí y sus labios se contraen.
―Sabes, Raven, no puedo decidir qué parte de ti me gusta más: tu boca
atrevida o cuando te sometes.
Soltando mi mano, toma su gin tonic de nuevo. Mis ojos se sumergen
en su cuello y observo la forma en que sus músculos se mueven mientras
traga.
Jesús, concéntrate, Raven.
Poniendo mis codos sobre la mesa, descanso mi barbilla en mis manos.
―Sé cómo lo hace, señor Powers. Me preguntaba si siempre ha sido así.
Una pequeña sonrisa aparece cuando mira su bebida y la deja.
―¿Lo sabes?
―Lo sé. ―Muevo las cejas―. Tú controlas la conversación. Tú haces
que la gente anhele tu atención. ―Me siento dramáticamente―. Lo que
luego hace que todos se sometan a ti de alguna manera. ―Sonrío porque
tengo razón y él lo sabe.
Por ejemplo, besarme los dedos. Si no hago lo que él quiere, se detiene
y desvía su atención. Es psicología básica para follar la mente, lo que me
sorprende es lo mucho que me excita que sea tan poderoso. Tal vez tenga
razón. Soy una sumisa... pero creo que simplemente me salgo de su
control.
Se inclina hacia adelante.
―¿Qué otra cosa?
Me retuerzo, mojándome.
―Bueno, eres... atractivo.
Mis labios se contraen cuando sonríe y noto un pequeño hoyuelo en su
mejilla derecha.
―Y tú lo sabes.
Le hago un gesto con la mano.
―Agrega eso a tu inteligencia y carisma, y lo vuelves mortal.
―Mortal. ―Nuestros ojos se encuentran.
»Me gusta eso. ―Ninguno de nosotros se mueve.
»¿Algo más, señorita Stewart?
―Sí, me gustaría verte frente a un jurado. Vi un poco del juicio de ese
miembro de los Discípulos. ¿Planeabas que esa testigo esperara para subir
al estrado y básicamente cometiera perjurio?
Se inclina hacia adelante, la mesera se acerca con el pan y lo que parece
queso feta asado.
―Gracias. ―Él sonríe y espera a que ella se vaya antes de continuar.
»Primero, siempre los haces adivinar ―dice, colocando un trozo de pan
tostado en mi plato―. Si están confundidos, son débiles, y ahí es cuando
ataco. Después de eso… confían en ti, y una vez que tienes confianza,
todos lo ven de la manera correcta. ―Él guiña un ojo, luego se recuesta
en su silla.
Guiños.
Mi corazón da un vuelco y trato de recordar de qué estamos hablando.
Porque todo lo que quiero es abrir mis piernas y dejar que él coma mi
coño resbaladizo y palpitante. Envuelvo mis manos en su cabello,
sabiendo que tengo a Jett Powers de rodillas.
En su lugar, digo:
―Que es tu manera.
―Absolutamente. ―Él sonríe y mira fijamente mis pechos, causando
que mis pezones se endurezcan.
»Al final del día, siempre se trata de ganar, Raven. ―Me mira a los ojos
como si supiera lo que estoy pensando.
―Y, si te atreves ―digo, viendo cómo sus ojos se vuelven casi negros.
―Bueno, eso es lo que separa al promedio del excelente. ―Lleva un
trozo de pan a mis labios.
Santa mierda. Mi corazón se acelera y me inclino hacia delante para
comer de su mano.
―Buena niña, y estaré en la corte el lunes. Irás conmigo.
―Es me gustaría. ―Mastico lentamente. Los sabores del pan asado me
hacen gemir, literalmente.
―Estaba esperando eso. ―Se ríe, toma un poco de queso feta horneado
y lo unta en el pan tostado.
»Prueba esto. ―De nuevo, doy un mordisco a lo que tiene en su mano
y pruebo un estallido de limón junto con aceite de oliva y sal combinado
con el pan tostado.
―Oh, Dios. ―Alcanzo y tomo el pan de su mano―. Puedo comer diez
piezas de esto.
―Eso es lo que me gusta escuchar. ¿Cómo está, señor Powers? ―Un
hombre alto, de cabello oscuro, vestido completamente de negro, coloca
un plato sobre la mesa―. Sé cuánto te gustan las batatas asadas.
―Chef Cris. ―Jett mira hacia arriba y le da un puñetazo al hombre―.
Ella es Raven.
El chef me sonríe.
―Encantado de conocerte, espero que disfrutes la comida.
―Es tan buena ―digo con entusiasmo, porque realmente lo es. Los ojos
de Jett acarician mi rostro, calentándome.
―Chris es un jodido chef increíble ―me informa.
―Bueno, gracias, hombre. ―El chef se ríe y le indica a la mesera que
deje el pollo y el bistec. El olor al instante hace que se me haga agua la
boca.
»Ustedes dos disfruten. Avísenme si quieren algo más. ―Nos lanza una
sonrisa arrogante, luego se mueve hacia el área trasera donde puedo ver
el horno de leña empotrado en la pared.
―Es el mejor chef de Los Ángeles. Mierda, tal vez de Estados Unidos.
Lo conozco desde hace años. Él atiende mis fiestas. ―Toma un cuchillo y
un tenedor y corta un pequeño trozo de bistec perfectamente cocinado, y
me lo ofrece.
―Es tan bueno. ―gimo de nuevo―. Me encanta todo esto. ―Tomando
mi propio tenedor, señalo la mesa llena de comida, tratando de no llenar
completamente mi boca frente a él.
Jett corta bocados tranquilamente para nosotros, contándome historias
sobre todos los lugares a los que ha viajado. Es como si fuera el hombre
perfecto, hermoso y sorprendentemente divertido. No quiero que esto
termine nunca.
Suspirando, me siento.
―Estoy llena, pero no puedo dejar de comer, y ahora extraño España.
Supongo que si me canso de todo en Estados Unidos, me largaré y me
mudaré a la Costa del Sol, para vivir en la playa. ―Sonrío.
―No, irás a Stanford, y luego tal vez a Harvard para estudiar derecho.
―Le da un mordisco y yo me río.
―Mmm, nunca entraría ahí, y estoy bien en NYU. ―Lo miro, con las
cejas levantadas. No puede hablar en serio. Mierda, parece serio. No
puedo ir a Stanford. Necesito a mi mejor amiga, mira lo que pasa cuando
Cher me deja sola.
―Ya hablé con el decano y tres de mis profesores. No pueden esperar
para conocerte.
Parpadeo hacia él, y mi voz sube un poco.
―¿Qué? ―Mi pulso se acelera.
―NYU no es adecuado para ti. ―Dice esto como si estuviéramos
hablando del menú, no de mi vida.
―Jett, no voy a ir a Stanford ―afirmo con firmeza, luego tomo mi
tenedor para inhalar las últimas batatas. Sorprendentemente, no dice
nada, lo que hace que me detenga―. No lo haré. Amo Nueva York…
―Nadie ama Nueva York. Solo dicen eso, pero hemos terminado de
hablar de esto esta noche.
―Bien. ―Dejo caer mi tenedor, necesitando cambiar de tema―.
Entonces volvamos al juicio de los Discípulos.
Él echa la cabeza hacia atrás para reírse, luego hace señas para que le
den la cuenta.
―Me encantaría decírtelo, pero eso es clasificado. ―Él sonríe.
―¿Clasificado? ¿Qué eres, la CIA?
Él sonríe, le entrega a la mesera su tarjeta American Express Black y me
mira.
―Vamos a casa. Puedo pensar en formas en las que puedes tratar de
obtener acceso. ―Y me duele el corazón. Él es tan hermoso y divertido, y
no es mío...
―Haré lo mejor que pueda, señor Powers. ―Me muerdo el labio
mientras firma el recibo de la tarjeta de crédito.
―Vamos, mi belleza. ―Se pone de pie, tendiéndome la mano.
―Gracias por la cena, no tenía idea de que fueras tan encantador.
Nuevamente, comienza a reírse.
―Eso también es clasificado. ―Su mano va a mi espalda baja mientras
asiente con la cabeza al chef.
―Creo que deberías sonreír más en las fotos. Los tabloides te retratan
como un imbécil.
―Soy un imbécil. ―Nos escolta hasta la acera llena de gente,
envolviendo su brazo alrededor de mis hombros mientras todo mi cuerpo
hormiguea.
Respira, solo respira.
―Y rara vez me río. ―Besa la parte superior de mi cabeza y mi
estómago se hunde. Parecemos una pareja real en una cita, caminando
hacia nuestro Tesla.
―Esta noche fue inesperada. ―Una vez más, mi estómago se revuelve.
Necesito tener cuidado, estoy empezando a desear cosas que
probablemente no sucedan. Puede que esté hambrienta de amor, pero
estúpida no soy, tampoco soy ilusa. Simplemente porque tuvimos una cita
encantadora no significa que yo sea especial para él. El hombre acaba de
admitir que su regla número uno es mantener a todos adivinando.
Excepto que veo la forma en que me mira y siento la conexión que
tenemos cuando me toca.
Lo siento.
Él me desea.
Es emocionante, brillante, y cuando estoy con él, todo parece más fácil.
―¿En qué estás pensando, hermosa? ―Su voz me trae de vuelta al
ahora mientras le hace señas a Iain, indicando que ya abrió la puerta del
auto para mí.
―Solo que me encanta este restaurante. ―Sonrío y me deslizo. Sí, me
estoy enamorando de él, pero ¿quién no? Entra a mi lado, jalándome a su
regazo, acariciando mi cabello.
Se casa con tu madre.
Sus brazos se aprietan alrededor de mí mientras besa mi cuello. Sus
labios se sumergen en mi oreja y me estremezco. Todo lo que debería
preocuparme se evapora.
Mi mamá.
Su matrimonio.
Todo.
JETT

―Te quiero arriba, desnuda, acostada en mi cama, esperándome. ―Le


muerdo ligeramente el lóbulo de la oreja cuando entramos por la puerta
principal.
―Sí, señor Powers. ―Ella me sonríe.
―Y no te toques, necesito hacer una llamada. ―Dejándola ir, alcanzo
mi teléfono. Ha estado vibrando en mi bolsillo todo el camino a casa.
»Mierda ―murmuro, viendo seis llamadas perdidas de Rachel... y
ningún mensaje de texto.
―¿Qué? ―Raven me mira.
―Nada. ―Presiono el número de Rachel, admirando el trasero de
Raven mientras se mueve hacia las escaleras. El fuerte timbre de un
teléfono nos congela y mira a nuestro alrededor.
―¿Mamá? ―Raven grita primero, agarrándose del pasamanos de la
escalera mientras Rachel se desliza fuera de la esquina sosteniendo un
martini en nada más que una combinación negra.
―Cristo. ―Presiono finalizar la llamada, deteniendo el molesto timbre.
―Sí, mami está en casa ―le dice bruscamente, luego sisea al pasar.
Literalmente, sus uñas rojas forman una garra en Raven, como un gato listo
para arañar.
―Oh, Dios. ―Raven mira un poco con horror, y un poco con humor a
su madre.
He visto a Rachel así muchas veces, tiene un máximo de tres tragos.
Después de eso, se vuelve mala y agresiva, luego se desmaya. Ella nunca
lo menciona por la mañana, y para ser honesto, no me importa.
Probablemente sea alcohólica, pero funciona, así que mientras no me
avergüence con gente importante, no podría importarme menos si se
medica con cócteles y pastillas.
Aun así, no voy a tolerar que ataque a Raven.
―Sorpresa. ―Continúa hacia mí, levantando los brazos, y el martini se
derrama por el suelo―. ¿Dónde diablos han estado ustedes dos?
Lanzo el llavero sobre la mesa del vestíbulo y alargo la mano para
sujetarla antes de que resbale en la bebida.
―Cenando ―declaro, arrugando la nariz ante su olor. Jesús, ha tomado
más de tres. Huele como un bar... y un funeral con su abrumador aroma
floral.
―¿Cenando? ―Ella gira la cabeza para mirar a Raven.
―Sí, somos personas. Tenemos que comer ―digo secamente mientras
la acompaño escaleras arriba. Ella tropieza, y luego se ríe.
Aprieto la mandíbula, agravado porque ella está en casa y es un jodido
desastre. Su rímel está corrido debajo de ambos ojos. Sus labios hinchados
están cubiertos con lápiz labial rojo manchado, lo que la hace parecerse a
una mujer Joker.
―Traté de comunicarme con Erin. ―Ella tiene hipo.
―Ahora no, Rachel ―digo, empujándola escaleras arriba.
―Ella no respondió, y no te preocupes. ―Toma un sorbo de la copa de
martini vacía―. No dejé mensaje, pero el lunes veré si está libre el
próximo fin de semana para volver a follarnos a los dos. ―Agita la copa,
luego la pone en mi buffet Chippendale mientras abro la puerta.
―Hablemos de eso en la mañana. ―Cuando suelto su brazo, ella trata
de caminar sin tambalearse.
»Treinta minutos ―le instruyo a Raven, sin molestarme en explicar más
mientras cierro la puerta.
―Te extrañe, bebé. ―Rachel se gira hacia mí y se quita la ropa interior.
―Hora de ir a la cama. ―La guío, incapaz de disimular mi disgusto, lo
cual no es justo. No es su culpa que yo esté casi obsesionado con follarme
a su hija.
Ella sonríe mientras se desliza bajo las sábanas.
―¿Te unes a mí? ―Ella ladea la cabeza, esperándome.
Suspirando, apago la luz y me desvisto.
―Quiero chuparte la polla ―anuncia en la oscuridad.
―Luego. ―Me meto en la cama, agradecido de que esté perdida. Retiro
fácilmente sus manos frías y sudorosas.
Murmura algo, luego se desmaya, y un fuerte ronquido es el único
sonido en nuestra habitación.
¿Qué demonios me está pasando?
Miro hacia el techo oscuro y reproduzco la cena. Nunca he disfrutado
de una noche como esta. Raven no solo es inteligente, sino que también
tiene una dulzura combinada con una boca atrevida que me dan ganas de
besarla y luego azotarle el culo.
Me giro para mirar a Rachel. Incluso en la oscuridad puedo ver sus
labios rojos de payaso. La hago rodar sobre su costado y alcanzo mis
pantalones en el suelo, recuperando mi teléfono.
Luego envío un mensaje de texto que confirma mi lugar en el infierno,
si hay que creer en eso.

Yo: Ven a mi habitación. AHORA.

Aparecen tres puntos... luego nada mientras mi polla se endurece al


pensar en ella tratando de decidir si obedecerá.
Sonrío y le envío un mensaje de texto.

Yo: ¿Te atreves?


Lanzo mi teléfono en la mesita de noche y la espero.
Ella vendrá, porque le guste o no, ambos estamos obsesionados.
Enfermos, de hecho.
Pero a la mierda. Nadie es perfecto.
RAVEN

Jett: Ven a mi habitación. AHORA.

Ese mensaje es lo primero que veo después de salir de la ducha. Ver a


mi mamá y a Jett juntos me hizo sentir sucia, y realmente no puedo
precisar exactamente lo que es. No me arrepiento de Jett, pero supongo
que es la realidad de verla con él, lo que me golpeó. Él no es mío, no va a
ser mío, y mi madre está actuando cada día más raro.
¡Esto apesta!
Dios, ¿qué fue ese espeluznante comentario sobre alguien llamada Erin
follándolos este fin de semana? ¿A qué mierda se refiere, a tríos?
¿Qué demonios?
Agarro mi teléfono y empiezo a escribir un mensaje de texto “Vete a la
mierda, enfermo” pero antes de enviarlo, me envía un mensaje de texto
de nuevo.

Jett: ¿Te atreves?

―Maldita sea ―gruño, mirando hacia el techo, luego a mí misma.


Estoy sonrojada por el agua caliente, o tal vez porque estoy en celo,
literalmente ardiendo por él.
Necesitándolo.
Debería presionar enviar e irme a la cama.
No hagas esto, Raven. Ve a la cama. Es como si estuviera poseída. ¿De
verdad estoy pensando en ir con él?
¿Como en su habitación, en donde está mi madre?
Tal vez ambos quieran decirme algo, o quiere cancelar que vaya a la
corte con él el lunes.
Suspiro, me pongo una de las camisetas con las que me gusta dormir y
cierro la puerta en silencio.
―Jesús, ¿qué estás haciendo, Raven? ―susurro a la casa oscura
mientras me dirijo a su habitación, mi mano vacila en la manija de la
puerta.
Esto está mal.
Mal, muy mal. Si realmente abro esta puerta, estoy cruzando una línea
de la que nunca podré regresar.
―Vete ―susurro, dando un paso atrás. Tragando, escucho cualquier
movimiento.
Nada. ¿Quizás están dormidos? Ni soñando. Se está burlando de mí,
especialmente con la parte de ¿te atreves?
Antes de que pueda pensar más en esto, abro la puerta. La habitación
está oscura, pero como es de tamaño gigante y la cama es fácil de ver, me
congelo.
Mierda.
Ambos están en la cama. Mi mente está sonando como una molesta
alarma. Corre... ella está justo ahí. Lamiendo mis labios repentinamente
secos, trato de permanecer callada, luego casi grito cuando él patea la
sábana que lo cubre.
Voy a morir.
De hecho, me preocupa desmayarme, porque apenas puedo respirar.
Mis ojos se fijan en su hermoso cuerpo, las luces del exterior casi titilan
sobre él. Se acuesta ahí, estirado, con el brazo detrás de la cabeza,
mostrando sus bíceps perfectos y su jodido paquete de ocho.
Todo eso sería soportable si pudiera apartar la mirada de su polla
gigante, que está acariciando lentamente con la otra mano.
―Oh, Dios. ―Jadeo y tapo mi boca mientras sus ojos permanecen fijos
en mí.
Todo se detiene.
El mundo, mi conciencia, todo, mientras me rindo.
Pierdo.
Claramente no soy una buena persona porque nunca he estado más
excitada en mi vida.
Camino hacia él mientras la luz de la luna toca un lado de su rostro.
Deja de acariciarse y se acerca a mí. De un tirón rápido caigo sobre él y un
pequeño silbido escapa de mis labios.
Mi mamá murmura algo y se pone de espaldas. No puedo respirar.
Santa mierda. Me atrapará... y Jett tendrá que llamar una ambulancia por
mí.
―Respira, Raven ―susurra en mi oído, luego me posiciona para que
esté a horcajadas sobre él.
―Sí. ―Inhalando, trato de calmar mi pulso acelerado.
―Buena chica. Ahora quítate la camiseta ―exige, y parpadeo hacia él.
Lentamente me quito la camiseta, dejándola caer al suelo.
―Rachel, ponte de tu lado. ―Habla en voz alta, lo que hace que mi
madre bufe, pero ella rueda hacia un lado, de espaldas a nosotros.
Esta vez realmente he dejado de respirar. Mis uñas se clavan en su
pecho. Él observa a mi mamá por un segundo, luego gira su rostro hacia
mí, relajándose, su dura erección llega más allá de su ombligo.
Nunca ha sido más poderoso, más emocionante que en este momento.
―¿Y si ella se despierta? ―susurro.
Él sonríe. Jesús, tenía que haber hecho un trato con el diablo: nadie
puede ser tan hermoso.
―Supongo que te verá follarme. ―Su voz ni siquiera es tan tranquila,
sino más bien relajante.
Mi núcleo se aprieta.
―Oh, Dios. No puedo hacer esto. ―Niego con la cabeza, pero sus
manos me sostienen fácilmente en el lugar.
―Siéntate en mi polla, Raven. ―Envuelve una mano alrededor de mi
cuello y coloca la otra en mi cadera.
―Esto es tan malo. ―gimo.
―Fóllame ―exige.
Una de mis manos alcanza la cabecera de hierro forjado mientras lo
miro.
―Hazlo... oh, Raven... sí, eso es, bebé. ―Sus ojos sostienen los míos
mientras deslizo mi coño hinchado y resbaladizo sobre su polla dura,
incapaz de evitar gemir.
»Sí, esa es mi niña traviesa ―gruñe cuando me levanto y lo golpeo.
Trato de quedarme quieta mientras él me mantiene quieta, y siento su
gruesa polla dentro de mí.
―Qué niña tan traviesa. Te gusta follar con el señor Powers, ¿no? ―Su
mano se clava en mi cadera, guiándome mientras froto mi clítoris sobre
él.
―Me gusta ―susurro, alcanzando la cabecera con la otra mano, para
poder follarlo tan profundo como pueda tomarlo.
―Estoy dentro de ti. ―Su otra mano aprieta mi garganta mientras
controla el tempo―. Tranquila, bebé, puedo sentir tu coño queriendo
correrse, y apenas estamos comenzando.
―Por favor… ―susurro, casi frenética por el orgasmo. ¿Y si mi mamá
se despierta?
Suelta mi cuello y me levanta de él.
―No. ―Casi rompo a llorar. ¿Qué demonios?
―Shhh, no quieres que Rachel se despierte, ¿verdad? ―Me hace rodar
debajo de él.
―Jett...
―Tranquila. ―Sus labios toman los míos y su lengua invade mi boca,
reclamándome.
Fuerte.
Controlador.
Jodidamente fascinante, y me dejo ir. Una parte de mí morirá esta
noche, una parte que le daré a él.
―Envuelve tus piernas alrededor de mí, bebé. ―Empuja dentro de mí
mientras ambos gemimos por lo bien que se siente.
Arqueando mi cabeza hacia atrás, ahogo un gemido mientras él chupa
mi cuello.
―Cristo, nunca he deseado a nadie como te deseo a ti ―gruñe,
mirándome a los ojos, follándome duro.
Por dentro y por fuera, lo siento todo, mi cuerpo se tensa, sube, se
prepara para volar.
―Eso es, Raven. Ahora córrete para papi ―murmura en mis labios.
―Oh, Dios. ―Mis uñas se clavan en su espalda mientras me corro, mi
centro palpita y tengo espasmos mientras él me besa a través de todo.
Deshecha es lo más cerca que puedo llegar a describir este sentimiento
salvaje e incontrolable. Los sonidos se han ido, pero siento que su polla se
hincha y luego se sacude profundamente dentro de mí.
Me someto a este libertinaje.
No pongo excusas, ni tengo más culpa.
Él es y siempre será mi oscura obsesión.
JETT

―¿Estás enojado conmigo por lo de anoche? ―Rachel deja su taza de


café, aparentando su edad esta mañana.
―No, ¿por qué?
Voy a arder en el infierno.
―Siento que estás... evitándome. ―Suspira, luego mira hacia arriba. Al
menos se ha dado una ducha, su rostro está limpio de esa apariencia de
Joker.
―Estabas cansada. Te arropé y yo también me dormí.
Sí, definitivamente arderé en el infierno.
Me pongo de pie, inclinándome para besar la parte superior de su
cabeza, que se siente áspera por tanto teñir, y voy al refrigerador por un
poco de jugo de naranja.
―Entonces, ¿qué vestido debo usar esta noche? ―Rachel intenta
romper el incómodo silencio y el hecho de que estoy completamente
distraído.
Ella está en lo correcto. La estoy evitando, como cuando fingí que
dormía cuando sus manos vagaron esta mañana y mi pene permaneció
blando.
Estoy tratando de consolarme pensando que mi polla está desgastada
por la noche anterior. Porque, mierda, eso fue caliente, incorrecto y
completamente depravado, y me encantó cada segundo de eso.
¿Qué diablos estaba pensando?
―¿Jett? ―La voz de Rachel me trae de vuelta a ella, y el reconocimiento
de que ella no es Raven. ¿Qué estoy haciendo? Estoy cerca de los cuarenta.
Esto tiene que parar.
―Te ves preciosa con cualquier cosa que te pongas ―digo
automáticamente. Emitir cumplidos es mi fuerte, se derraman fácilmente
de mis labios: te ves hermosa, eres deslumbrante. Sin embargo, solo hay una
mujer que me quita el aliento.
Necesito que me examinen la cabeza y pensar en mantenerme alejado.
Su coño húmedo apretaba mi polla mientras se corría, una y otra vez, ambos
envueltos en nuestro propio mundo, realzado por el encanto de ser atrapados.
No es que fuera inviable: una vez que Rachel se desmaya, está fuera,
pero Raven no sabía eso, y mierda, fue bueno.
Sin embargo, es un nuevo día y esta obsesión ha seguido su curso.
Necesito concentrarme en mi prometida.
―Voy a dar un paseo rápido, ¿y luego quieres ir al mercado de
agricultores? ¿O quieres dormir la siesta? Siempre puedo trabajar.
―Volviendo a sentarme, le presto toda mi atención, obligándome a no
comparar su piel bronceada y tratada con láser con el brillo fresco y
natural de Raven.
―¿Qué tal si tomamos una siesta juntos? ―Rachel desliza las puntas de
sus uñas puntiagudas hacia arriba y hacia abajo por mi antebrazo, su bata
de baño de seda roja cuelga abierta a propósito, para que mis ojos puedan
deleitarse con sus grandes y falsos senos, y lo hago, miro fijamente,
esperando, no, rezando por una erección.
Nada.
―Claro. ―Aparto mi brazo y beso su nariz porque está frunciendo el
ceño―. Déjame ir a correr y te veré arriba. ―Tal vez el ejercicio ayude.
Eso, o puedo usar la excusa de que me desgasté con mi carrera.
Jesús, qué patético.
―¿Qué está pasando, Jett? Han pasado días. Nunca pasas días sin que
follemos. ―Sus ojos se clavan en los míos.
Yo sonrío. ¿De verdad cree que puede encontrar algo? Como si alguna
vez dejara que eso sucediera. Sin embargo, es una perra tortuosa, así que
necesito follármela solo para quitármela de encima.
―Me he estado masturbando tanto que mis manos tienen callos.
―Entonces déjame cuidarte, bebé.
Lucho contra mi disgusto de que ella me llame bebé, y ya me harté con
su maldito aroma floral rancio.
Ella cae de rodillas, deslizándose entre mis piernas.
―¿El señor Feliz quiere salir a jugar? ―Se estira para bajarme los
pantalones de chándal, pero la detengo.
―Voy a cambiar tu perfume. ―Agarrando sus manos, continúo―: Y tu
hija podría llegar en cualquier segundo.
Hay un silencio de muerte.
Literalmente, todo lo que escucho es a los jardineros del vecino
cortando el césped. Eso es lo mucho que he matado la vibra.
―¿Qué? ¿Desde cuándo? ―ella finalmente habla. Sus ojos se estrechan,
haciendo que su cara luzca casi fea mientras está de pie.
―Desde que encontré un nuevo perfume para ti. ―Genial, ahora tengo
que ir a comprar un perfume. No, haré que Rebecca me venda el suyo. No
me repugna.
―Oh, okey. ―Ella levanta una mano―. Déjame entenderlo. ¿Me
compraste perfume y te preocupa que mi hija nos vea? ―Ella ladea la
cabeza.
―Exactamente. ―La miro fijamente, desafiándola a que me cuestione.
Sus ojos se estrechan, pero debe sentir que he terminado porque se frota
la frente.
―Mira, solo estoy cansada ―espeta―. Tuve que sostener la mano de
Courtney durante los tres días que estuve en Nueva York. Es una puta
prima donna. Es agotador animar a la gente y luego dejarte con Raven...
preocuparme de que no se lleven bien... ―Su voz se apaga mientras se
recuesta en la silla mirándome.
Tengo que morderme el interior de la mejilla para no sonreír. ¿Qué voy
a decir? Oh, nos llevamos bien. Ella es la mejor follada que he tenido, y me gusta
corromperla, controlarla, oh, y mi polla parece quererla solo a ella...
Sí, de alguna manera, no creo que eso iría bien.
―Buen día. ―El objeto de nuestra conversación aparece en la puerta, y
mi polla se endurece instantáneamente.
»Hola, mamá, ¿tuviste un buen viaje? ¿Estás feliz de estar en casa?
―Ella sonríe, usa un diminuto bikini negro, con el cabello recogido en un
moño desordenado y sus labios brillan.
Trato de no mirar fijamente mientras ella va al gabinete por una taza.
Mirando mi teléfono, la escucho servirse una taza de café.
―¿Casa? ―Rachel escupe―. Esta no es tu casa. ―resopla.
Lentamente miro hacia arriba y la atrapo rodando los ojos. Casi la
estrangulo.
―¿Qué está mal contigo? ―gruñó.
Rachel puede ser una puta idiota, pero debería saber cuando llegué a
mi límite. Y ya estoy harto.
Instantáneamente, toma su café y se ríe por el borde.
―Oh, para. Solo estaba bromeando. ―Ella niega con la cabeza y toma
un sorbo.
―Iba a nadar en la piscina. ¿Le parece bien, señor Powers? ―Raven
mantiene la cabeza en alto y mira fijamente a su madre, luego se gira hacia
mí, con las mejillas sonrojadas.
―Nunca necesitas preguntar. ―Nuestros ojos se encuentran y por un
momento me pierdo en ellos. Raven actúa bien, pero anhela amor. Es por
eso que me responde tan bien.
La forma en que Rachel la humilla me inquieta en muchos niveles.
Primero en lo fuerte que late mi corazón. Segundo, por qué parece que no
puedo controlar estos sentimientos.
―Estaba bromeando, Jett. Nos vamos a casar, así que, por supuesto,
Raven es bienvenida ―dice Rachel con firmeza.
De nuevo, silencio de muerte. Tengo que salir de aquí y llevarme a
Raven conmigo.
―Voy a correr. ―Miro a Rachel―. Deberías tomar una siesta. Necesitas
deshacerte de esas bolsas debajo de tus ojos. Prueba con hielo, tal vez eso
ayude.
Su boca se abre y se cierra y sus mejillas se sonrojan por la vergüenza.
Maldita perra.
―Jett... por favor. ―Su voz se quiebra cuando sus manos van a su
rostro instantáneamente. No espero a escuchar más. Francamente, estoy
considerando cancelar la salida de esta noche para no estar cerca de ella.
Me detengo en la puerta y le hago señas a Raven para que pase delante
de mí, ella deja su taza.
No decimos nada mientras caminamos. Abro la puerta del patio trasero
que conduce al área de la piscina antes de agarrarla del brazo.
―No. Suélteme, señor Powers ―se burla.
Ignorándola, la arrastro a la casa de la piscina. Hay una sauna adentro
y una habitación separada preparada para mi masajista.
―Dije, suéltame. No puedo lidiar con ella, o contigo. ―Suelta el brazo
de mi agarre tan pronto como estamos dentro.
Agarrando su rostro con ambas manos, la obligo a mirarme.
―Raven, ella es una amargada…
―Para, sé exactamente lo que es mi madre, lo que me pregunto es ¿qué
está mal contigo? ―Sus ojos brillan con lágrimas, pareciendo profundos
y oscuros charcos de lluvia.
―No voy a hablar de mi relación contigo ―le informo.
―¿Por qué? ¿No me lo he ganado? Porque lo siento, no creo que me
queden más agujeros para que los folles ―grita, con lágrimas de
frustración derramándose por sus mejillas rosadas.
El monstruo dentro de mí se desata.
Me gusta así, necesitada, vulnerable, mía para corromper, mía para
reconstruir.
―Ella es una persona vil y horrible. Me odia, ¿sabes? ―Lágrimas de lo
que estoy seguro son años de abandono y humillación brotan de sus ojos.
Mi polla se endurece casi hasta el punto del dolor, y antes de que pueda
detenerme, la tengo en mis brazos, tirando de su cabello con fuerza hasta
que su cuello cae hacia atrás.
―Mierda, Raven. ―Mi lengua lame sus lágrimas, saben a caramelo
dulce, haciéndome gemir. Besarla, amarla, obligarla a someterse, eso es lo
que me excita.
En el fondo ella sabe a quién pertenece. Pase lo que pase, siempre será
mía. Estoy en su cabeza, en su corazón. Aplasto mis labios contra los
suyos, destruyéndola no solo a ella, sino a nosotros.
Ardiendo en el infierno... lo acepto, mientras ella venga conmigo. La
levanto y la llevo a la mesa de masaje mientras profundizo el beso. Quiero
todo de ella, sus sonrisas, sus risas, mierda, quiero su alma. Ella gime y
nuestras lenguas se retuercen, mi mano va a su cuello mientras la devoro.
Poniendo su culo en la mesa de masaje, la tengo jadeando. Un seno se
ha salido de su bikini, y me inclino para morderlo, lamiendo cuando ella
sisea.
Sus manos se envuelven con fuerza en mi cabello y coloco ambas
piernas sobre mis hombros, arrastrándola hasta el borde de la mesa.
―Fólleme, señor Powers. ―Ella se arquea en mi boca, lamo su clítoris
y luego lo chupo.
Duro.
Salvaje.
Obsesionado.
Su olor... mierda, me bajo los pantalones de chándal para poder
masturbarme mientras chupo su clítoris.
―¿Por qué tú? ―ella gime―. ¿Por qué tiene que sentirse tan bien
contigo? ―Su voz se quiebra. Es como si quisiera odiarme, pero sabe que
no puede.
―No puedo tener suficiente de este coño. ―Abro más sus piernas,
chupándola, lamiéndola, follándola, ahogándome en sus jugos. Ella gime
apretando las manos, moviéndose hacia arriba y hacia abajo, grita
mientras tiene un orgasmo en mi boca.
Me pongo de pie, dejando que sus jugos corran por mi barbilla,
acercando su rostro al mío.
―Eres mía. Yo fui el primero.
Mi lengua empuja dentro de su boca y ella la chupa. Alejándome, le doy
la vuelta.
―Necesito estar dentro de ti. ―Apartando sus piernas de una patada,
la mantengo inmóvil por la nuca―. Esto ―gruño, empujando dentro de
ella―, es por lo que siempre serás mía. ―Sus manos sostienen la parte
superior de la mesa mientras la penetro.
Es crudo, frenético, ella está en todas partes sobre mí, mientras la
penetro, follándola, marcándola...
―No puedo tener suficiente ―digo con un gemido mientras los
músculos de mi estómago se tensan y su coño se contrae, apretando mi
polla con tanta fuerza que veo puntos negros.
Luego me inclino hacia adelante y agarro su cabello por las raíces,
gruñendo mientras me muevo adentro y afuera. Mis bolas se aprietan y
las dejo ir, jodidamente liberando todo dentro de sus paredes
resbaladizas.
Así la quiero, debajo de mí, controlada siempre. Debería comprarle una
gargantilla de diamantes y zafiros. Ponerle un puto collar para que el
mundo sepa a quién le responde.
―Jesucristo. ―Me retiro. ¿Qué estoy pensando? Mi respiración es
áspera y trato de concentrarme. Estoy demasiado involucrado, eso tiene
que ser.
Me voy a casar con Rachel, no con Raven.
Se gira para mirarme, y sus ojos me muestran todo lo que un hombre
como yo nunca debería ver.
―Tengo que irme. ―Me levanto los pantalones. Se acabó. No es justo
para ella―. ¿Raven?
Ella ladea la cabeza, su cabello que estaba recogido ha encontrado su
camino hacia abajo. Sus ojos parecen gemas brillantes y sus labios están
ligeramente separados mientras trata de calmar su respiración. Es
impresionante, lo que la convierte en un objetivo para su madre, y
supongo que para mí.
Levanto la mano para acariciar sus labios.
No planeé esto, pero yo lo comencé, y ahora tengo que terminarlo.
Control.
Es lo que me hace ser yo. Cuanto más tengo, más poderoso me siento.
―¿Qué? ¿Nada? ―Ella niega con la cabeza. Sus manos tiemblan
levemente mientras endereza la parte superior de su bikini―. Váyase,
señor Powers, su secreto está a salvo conmigo ―dice bruscamente,
agachándose para atarse la parte de abajo.
Vete. Necesito hacerlo. Me caso con su madre.
―Puedes llamarme Jett a partir de ahora. ―Doy un paso atrás,
sabiendo que esas eran las palabras que necesitaba escuchar. No me mira,
solo asiente con la cabeza y luego pasa junto a mí.
―Voy a nadar, Jett. Disfruta el resto de tu día. ―Su voz es casi espesa
por las lágrimas contenidas.
Lucho contra la tentación de alcanzarla.
Dile la verdad.
―¿Raven? ―Se detiene, pero no gira.
»Asegúrate de cerrar con llave la puerta de tu dormitorio esta noche.
―Su espalda se endereza, se estira para sujetar su cabello de nuevo, y la
puerta se cierra detrás de ella.
Y estoy solo, con solo su olor.
RAVEN

Resulta que no necesitaba cerrar la puerta con llave. No lo ha intentado


ni una vez, han pasado tres noches y nada. El lunes vino y se fue, y no fui
a la corte con él.
Sin embargo, apareció María. Aparentemente, su auto tardó más de lo
esperado en arreglarse. Ella parece ser mi espía carcelero personal que le
informa diariamente a mi madre, o tal vez a Jett. Ni siquiera me importa,
no tengo nada que ocultar. Dos emociones me consumen: el vacío y la
rabia. Se alteran dependiendo de la hora del día.
He leído tres libros, tomo sol todos los días, y si no salgo de esta casa,
podría volverme loca.
―¿María? ¿Te gustaría ir a la playa? ¿Tal vez podríamos almorzar tarde
y cenar temprano en el malecón? ¿O comprar cosas baratas y
completamente innecesarias? ¿Qué opinas? ―Sonrío, pero sé que ella
sospecha de mí.
―¿Qué playa? ―Su voz tiene una nota de cautela.
―No me importa, solo lejos de aquí. ―Cierro los ojos, tratando de
reunir un poco de paciencia, esto no es culpa de María.
»Lo siento, estoy acostumbrada a ser más activa. ―Soplo un poco de
aire y mi mente se dirige a Jett. Y así puedo pasar toda la noche.
―¿Por qué no usas el gimnasio del señor Powers? O tal vez puedas
darte un masaje…
―No ―casi grito. Jesús, ¿te imaginas? ¿La casa de la piscina? Me siento
al final de mi cama para pensar.
―Tengo que salir, realmente no me importa a dónde vayamos.
De nuevo, frunce el ceño y mira su reloj.
―¿Cuándo regresa la señorita Cher?
―En dos semanas y media. ¿A quién más conozco que saldría conmigo
además de Brody?
Mirando a María, quiero romper a llorar. ¿Cuándo perdí el contacto con
mis amigos del instituto?
―No sé, pero el señor Powers le dijo a la señora Rachel que te dejara en
paz. ¿Por qué le diría esto? ―Con sus sabios ojos marrones, me mira como
si pudiera descubrir todo lo que se perdió la semana pasada.
―Entonces supongo que no quieres ir a la playa? ―Me quejo, abriendo
las puertas del balcón, pero la ráfaga de aire caliente rápidamente me hace
cerrarlas de golpe.
―Mi rodilla está mal, y esa arena…
―No importa, no deberías estar cuidándome, ya no soy una niña.
―Suspiro, agraviada.
Estúpida.
Que idiota fui. Porque esto duele, y estoy enojada conmigo misma por
tener un atisbo de esperanza. Supongo que pensé que él era mejor de lo
que es, que un hombre de su inteligencia pudiera ver a través de mi madre
y reconocer que es una persona terrible.
¿Y entonces qué? ¿Cabalgaríamos hacia la puesta de sol? Mi culo.
Afortunadamente, solo he tenido que ver a mi mamá una vez. Ella me
ignoró, y yo ignoré su espalda.
Y Jett...
No puedo pensar en él. De lo contrario, empezaré a llorar. A la mierda.
Él no merece mis lágrimas. No merece nada.
―¿Puedo tener algo de privacidad, María? ―Me siento al final de mi
cama. Es hora de que muerda la bala y llame a Cher, la necesito. Estaba
esperando, en caso de que Jett... bueno, no importa. No lo hizo, así puedo
contarle todo con seguridad.
Miro a María que no se ha movido. En vez de eso, ella se queda ahí,
mirándome y frunciendo el ceño. Agarro mi teléfono.
―¿María? Por favor. ―Levanto mi teléfono.
Entrecerrando los ojos, camina hacia mi puerta.
―Estaré abajo ―se queja. En lugar de ser reconfortante, suena como
una amenaza. Sé que está intentando protegerme de mi madre y de Jett,
pero es demasiado tarde para eso.
Le sonrío mientras cierra la puerta.
Tengo que salir de aquí.
Desprecio no tener mi propio dinero. Quiero decir, tengo mi tarjeta
American Express, pero mis padres se turnan para pagarla todos los
meses.
¿Tal vez debería buscar trabajo? Aunque, ¿quién me va a contratar sin
auto? Y solo estaré aquí por otro mes, debería tener a María como chofer.
―Dios. ―Gimo, dejándome caer en la cama, viendo instantáneamente
su rostro. Preparándome, presiono el número de Cher. He estado
fingiendo que perdí el cargador de mi teléfono, por eso he ignorado sus
llamadas y mensajes de texto.
Tomo un respiro, espero, escucho el tono de llamada divertido en el
extranjero, y mi mente divaga.
¿Se está follando a mi madre?
―Por supuesto que lo hace, estúpida ―me quejo. Lo odio.
―¿Por supuesto qué? Y jodidamente ya era hora. Ciao, bella ―la voz de
Cher estalla en mi oído. Sin duda tiene el peor acento italiano, pero no le
importa.
Me gustaría ser Cher.
―Lo siento, te dije que tenía que conseguir un nuevo cargador. El auto
de María se descompuso. ―Me muerdo el labio, preguntándome si
debería esperar para contarle todo en persona. No es como si realmente
pudiera ayudarme, está en la maldita Italia.
―¿Qué está pasando? Jesús, realmente soy psíquica, sabía que algo
andaba mal ―resopla, y casi me echo a reír. Es eso o llorar. A Cher le
encanta pensar que tiene el don sobrenatural.
Hace un par de años, se convirtió en bruja. Aparentemente, si eres una
bruja real, no le dices a nadie, pero Cher descubrió esa información
después de informarle a toda nuestra clase de último año. Gracias a Dios
su padre es famoso, a nadie le importaba.
Ahora bien, si yo hubiera anunciado que era una bruja, probablemente
habrían intentado arrojarme a una fogata después de un partido de fútbol.
―¿Finalmente conseguiste que Brody te follara y fue terrible? ―Ella
suena preocupada―. Escucha, apesta la primera vez y, bueno, muchas
veces después de eso. Dile que vea mucho porno, y no te preocupes. Es
solo que a muchos hombres les cuesta saber dónde está el clítoris…
―No me acosté con Brody ―digo, interrumpiéndola. No puedo
soportar una clase de educación sexual de ella, especialmente porque mi
primera vez fue increíble.
Jett definitivamente sabe dónde está el clítoris, junto con todos los
demás puntos que hacen que mis ojos se pongan en blanco.
―¿Cómo? ―ella chilla.
―¡Cher! Lo juro por Dios, me zumban los oídos ―grito. La amo, pero
me está haciendo reconsiderar la confesión.
―Estoy tan decepcionada por ti. Por favor, no te sientas mal. Estaré en
casa pronto y te juro que te conseguiré…
―Me acosté con Jett.
Silencio de muerte.
―¿Cher?
―¿Con Papi Powers? ―Su voz es un susurro hasta el final, cuando grita.
―No lo llames así ―contesto, principalmente porque mi corazón da un
vuelco y mi rostro se sonroja cuando escucho su voz gruñir. Eso es, Raven.
Ahora córrete para papi.
»Cher, escucha, esto no es en absoluto lo que estás pensando. No tienes
idea…
―Santa mierda. Perra con suerte. ¿Él es... Oh, Dios, ¿es tan bueno como
parece? ―Me dejo caer en la cama y quiero convertirme en una bola. Solo
decir su nombre en voz alta duele.
―Él lo es, era. ―Mi voz se quiebra.
―Oh, Dios. ―Cher exhala―. Espera. ¿Qué pasó con Brody?
Bufo, y los recuerdos de esa noche, que parece hace tanto tiempo, pero
fue hace poco más de una semana, recorren mi cabeza. Jesús, me siento
como si hubiera envejecido diez años.
―Brody vino, y mientras intentaba descuidadamente encontrar mi
clítoris, Jett Powers llegó y se hizo cargo. ―vomité esto tan rápido que me
tapé los ojos con el brazo. Una vez más, la línea telefónica está en silencio.
―¿Se hizo cargo frente a Brody? ―Cher suena tan horrorizada como
yo me siento.
―¿Qué? ―me siento.
―Dijiste que él se hizo cargo ―dice ella.
―Oh, Dios, quise decir que echó a Brody y luego se hizo cargo.
¿Importa siquiera? Esta es mi vida ―grito, completamente frustrada. Ella
no lo entiende, nadie puede.
―Wow ―susurra.
―Sí. ―Me pongo de pie y empiezo a caminar―. Y luego
simplemente… seguimos así. Es tan controlador, de la mejor manera, y
emocionante. No tienes idea de lo sucio que es… ―Dejo que mi voz fluya.
Parece que he dejado a Cher sin palabras, lo que tiene que ser la primera
vez para ella, quién sabe qué haría si le contara el resto.
―Yo solo… maldito Papi Powers. Lo sabía ―chilla de nuevo―. Perra
afortunada.
―Cher, ¿estás loca? Se va a casar con mi madre ―grito al teléfono.
―Espera, ¿todavía? ―Una vez más, suena sorprendida, y ese
sentimiento histérico de que podría empezar a reírme y nunca parar está
llegando.
Aclaro mi voz, pero no puedo evitarlo. Me río y me atraganto.
―Todavía.
Lo cual rápidamente me hace llorar porque Cher me ama tanto que no
puede imaginar que él no rompería con ella.
―Okey, toma un respiro y déjame pensar. ―Ella trata de sonar
tranquila.
Asintiendo, miro hacia el techo.
―Entonces, ¿todavía te lo estás follando? ¿Y tu mamá lo sabe?
―No y no. ―Sigo caminando, cambiando mi celular a mi otro oído―.
O tal vez ella lo hace. Está loca, así que nunca se sabe. ―Mi voz suena
amarga, y lo sé―. ¿Por qué estaría él con ella, Cher? ¿Por qué? ―Muerdo
el interior de mi mejilla antes de decir más.
―Oh, Raven, estás enamorada de él ―declara, y mi corazón arde con
sus palabras.
No puedo ser, no lo permitiré.
―Para, no estoy enamorada de él, apenas lo conozco. Fue sexy porque
está prohibido y tiene experiencia, eso es todo ―explico lentamente.
―Entonces ¿cómo quedaron? Estoy confundida. Si va a estar con tu
madre, no puedes seguir follándotelo, no me importa lo sexy que sea.
―Bueno, no tenemos que preocuparnos por eso porque ha estado
ignorándome desde el día después de que mi madre regresó de Nueva
York ―espeto, como si ella debiera saber todo esto.
―Okey. Bien. ―Puedo oírla encender un cigarrillo―. Entonces esto es
lo que tienes que hacer.
Dejo de caminar.
―Tienes que darte una ducha y luego salir, buscar al hombre más sexy
y follártelo, esa es la única forma en que podrás sacar a Papi Powers de tu
sistema.
Me giro y parpadeo a mi reflejo desde las puertas del balcón, apenas
reconociéndome. Estoy bronceada por los días de sol, pero son mis ojos
los que se ven tan diferentes.
Parezco un poco salvaje. En lugar de llorar, tomaré mi vida en mis
propias manos. A la mierda Jett Powers y mi repugnante madre.
Exhalo.
―Estoy de acuerdo.
―¿En serio? ―Ella suena sorprendida.
―Sí. A la mierda con Jett, él puede quedarse con mi mamá. Se merecen
el uno al otro. Voy a salir. ―Me doy la vuelta, marchando hacia mi
armario.
―¿Estás bien? Estoy un poco preocupada, tal vez deberías esperar
hasta que yo vuelva a casa. ―Su voz me recuerda que todavía estoy al
teléfono con ella.
―Nop, tienes razón. Te mensajeo después.
Luego cuelgo, apenas escuchándola gritar “Espera”.
Esto es exactamente lo que necesito. Me estremezco, sintiendo la piel de
gallina. Hace dos semanas, nunca hubiera hecho algo como esto. Ahora...
mi teléfono vibra y miro hacia abajo.

Cher: ¡¡¿CONDONES?!!
Yo: No te preocupes.

Mientras apago mi teléfono, mi mente se acelera. Mierda, condones.


Estoy tomando la píldora, y Brody se hizo la prueba, así que, hasta este
segundo, ni siquiera había considerado que podría haber contraído una
enfermedad de Jett.
―Oh, Dios. ―Me tapo la boca. ¿Qué pasa si lo hice y solo se está
marinando, preparándose para explotar en la próxima semana más o
menos? El hecho de que esté limpia no significa que Jett lo esté, aunque
tiene esa caja gigante de condones en el cajón de su mesita de noche.
Claramente, él no los usa, ya que no lo pensó dos veces antes de
envolver su polla conmigo. Jesús, ¿y si me contagió herpes? Quiero decir,
se folla a mi madre, y todo ese comentario del trío.
Me siento enferma.
Deja de pensar en él y preocúpate de cómo te vas a deshacer de María. Tal vez
ella se irá, ha estado aquí todo el día. No importa, tengo la intención de
emborracharme y tener sexo.
Saco mi vestido rojo de tirantes finos de una percha y agarro mis nuevas
sandalias de cuña Prada. Esto debería funcionar, mi vestido se adhiere a
mi forma y mis sandalias de tacón hacen que mis piernas y mi trasero se
vean fantásticos.
Son las dos y treinta. Eso me da mucho tiempo para prepararme, robar
algunos de los condones de Jett, llamar a un Uber y encontrar un lugar de
moda en Sunset Boulevard para la hora feliz.
Tengo una tarjeta de crédito, una identificación falsa y zapatos
increíbles. ¿Qué más necesito?
Tomo aire, y mis manos tiemblan ligeramente por la adrenalina. En
realidad, estoy haciendo esto. Él no es el único que se atreve.
Abro el cajón de mi mesita de noche para mirar la tarjeta que me
escribió.
¿Te atreves?
Oh, señor Powers, no tiene idea.
RAVEN

Me inclino hacia adelante, terminando mi maquillaje de ojos. Como


ambientalista, siempre trato de ducharme alrededor de cinco minutos
para ahorrar agua, pero hoy soy un poco rebelde y tomé una ducha
caliente larga.
Me hice una mascarilla facial, usé mi exfoliante corporal de azúcar de
cáscara de naranja favorito y me afeité todo lo que necesitaba ser retocado,
ya que me depilo todo el tiempo, no fue mucho.
Ahora que he terminado con mi maquillaje, doy un paso atrás para
mirarme. Si yo fuera un hombre, querría follarme.
Ahora necesito colarme en la habitación de Jett por los condones, pero
primero pido un Uber. Dice diez minutos.
Perfecto.
Asomo la cabeza por mi puerta. Son alrededor de las 4:00 p. m., así que
además de los asistentes aleatorios de Jett y Patty o María, solo estoy yo.
Tomo una respiración profunda. ¿Qué está pasando con mis nervios?
Cálmate, solo relájate, repito en mi cabeza, luego camino hacia su puerta y
toco suavemente.
Nada.
―Okey, solo entro y salgo. ―Miro alrededor, luego abro la puerta y me
deslizo adentro. Todo perfecto como siempre. Es difícil no mirar su cama.
»Imbéciles ―gruño, avanzando hacia su lado de la cama y abriendo de
un tirón el cajón de su mesita de noche. Mmm, el arma se ha ido, pero los
condones todavía están ahí. Por supuesto que lo están. Él no los usa.
Agarros algunos, buscando su caja con sus bocetos, pero también se ha
ido.
Excelente.
Una pequeña punzada de culpa me atormenta. Claramente, la movió
por mi culpa. Olvídalo, Raven. No es asunto tuyo. Cierro el cajón de golpe y
salgo con facilidad, tratando de no respirar el perfume de mi madre. No
me importa que le cueste miles de dólares. Hay algo con ella y ese olor
que siempre me ha disgustado.
Mi teléfono suena. Zander, mi conductor, está aquí. Bajo las escaleras
lo más rápido que puedo con mis sandalias de tacón. Dios, lo último que
necesito es caer, estaría atrapada en mi habitación durante semanas.
Pero hasta ahora todo va muy bien. No hay rastro de María, ni de nadie,
de hecho. ¿Podría ser tan afortunada? Mi mano está en la manija de la
puerta cuando se abre, y casi choco contra mi madre.
―¿Qué demonios, Raven? ―grita. Supongo que está tan sorprendida
como yo.
―No te vi. ―Trato de rodearla, solo para ser detenida por la garra de
su mano.
―¿A dónde vas? ―Sus ojos ruedan por mi apariencia. Es en momentos
como este cuando desearía haber heredado al menos su altura. Incluso
con mis sandalias de tacón, ella me mira hacia abajo.
―Voy a salir. ―Ladeo la cabeza, desafiándola a decir cualquier cosa.
―¿Con tu novio? ―Sus ojos se posan en el pobre conductor de Uber en
su Ford Focus.
―Claro. ―La miro fijamente, luego libero mi brazo y me muevo hacia
el auto. Puedo sentir que me mira, pero no me detiene de nuevo. Me
deslizo hacia atrás.
―¿A dónde? ―Zander, que debe tener cuarenta y tantos años, me
devuelve la sonrisa.
―Llévame al bar más popular de Sunset Boulevard. ―Regresando al
auto, me esfuerzo por no dudar de mi decisión. Cher tiene razón, necesito
hacer esto, y recuperar mi poder. Casi me echo a reír porque ahora me
arruinó esa palabra, imbécil.
―Bueno, soy padre de tres hijos y no salgo mucho, pero conozco un
lugar al que van muchos clientes…
―Perfecto ―lo interrumpo, porque no voy a mentir, ver a mi maldita
mamá me ha puesto mal.
―Mi hijo tiene que empezar la escuela de verano mañana…
Pongo una sonrisa mientras desconecto por completo al conductor de
Uber que habla. ¿Era eso una señal de que no debería hacer esto esta
noche? ¿Como un mal presagio o algo así? Cruzo las piernas y miro por
la ventana, apenas veo pasar el paisaje de Beverly Hills.
Haré mi regla de los tres strikes. Strike uno: chocar con mi mamá. Si
recibo dos strikes más.
Boom. Estoy fuera.
Fácil.
Listo, ya me siento mejor. Siempre es bueno tener un plan.
―Okey. Aquí estamos, y déjame darte mi número si necesitas que te
lleve a casa. Necesito mantener la comida en la mesa. ―Se ríe,
maniobrándonos mientras el valet instantáneamente abre la puerta para
mí.
Rápidamente le doy una propina de cincuenta dólares, no es que haya
escuchado el noventa por ciento de sus divagaciones sobre sus hijos, pero
como mi mamá paga mi tarjeta este mes, sonrío al pensar en ella viendo
el recibo de la tarjeta de crédito.
―Gracias ―digo y me deslizo hacia afuera, mirando alrededor. Sí, esto
es perfecto.
»Disculpa. ―El valet me mira mientras abre la puerta del auto―.
¿Dónde está el bar?
―Todo el camino hasta la parte de arriba. ―Él sonríe.
Asiento con la cabeza y entro en el lujoso hotel. ¿Tal vez conseguiré una
habitación? De esa manera, si el plan de recoger a alguien en el bar no
funciona, todavía puedo divertirme.
Beberé champán en la bañera, y alquilaré una película... genial, eso
suena mucho mejor que ligar con alguien. ¿Quién puede intentar
competir con Jett Powers de todos modos?
Tienes que conseguir al menos un trago. Si es aburrido, vete y pide una
habitación, pero pasaste horas preparándote, así que hazlo.
Entro en el ascensor mientras tres chicas vestidas con vestidos cortos y
tacones entran corriendo antes de que las puertas puedan cerrarse tras
ellas.
―Mierda, Ashley dice que está en el bar. ―Una de las chicas con un
arete en la nariz mira su teléfono y las otras dos vuelven a aplicar su brillo
de labios.
Un trago, canto en mi cabeza. Luego de vuelta al vestíbulo para una
habitación. ¿Tal vez haga un maratón de Friends... o The Office?
Las puertas del ascensor se abren y “Live Your Life” de Rihanna sale
de los altavoces. Las chicas detrás de mí empujan hacia adelante, en línea
recta hacia la barra. Está lleno de gente y es elegante, tiene forma de
cuadrado, con luces neón azul oscuro. Sigo adelante y me doy cuenta de
que el resto del bar tiene reservados y mesas. Una gran fuente de agua de
pared está iluminada con luces multicolores que gotean con el agua.
Debo irme, estoy súper nerviosa, ¿y por qué torturarme? Quería salir
de la casa. Ya estoy afuera. Ahora quiero ver Friends y pedir servicio a la
habitación.
Una bebida. Me dirijo al bar, ignorando todas las risas y la multitud de
gente hermosa. Esto es un cliché de Los Ángeles, Cher estaría en el cielo.
Me abro paso, ignorando al hombre que está chocando con mi brazo
derecho, y me inclino hacia adelante para llamar la atención de la
bartender.
―¿Qué puedo darte? ―Una linda chica de cabello oscuro con una
camiseta sin mangas tipo esmoquin negro me sonríe.
―Martini Belvedere, con arándanos en lugar de aceitunas si tienes. Si
no, las aceitunas están bien ―grito.
―Identificación. ―Se limpia la mano en una toalla de bar mientras
busco en mi bolso, mi rostro se calienta cuando le entrego la falsa. Cher
insistió en que las consiguiéramos. Tenía mejor trabajo y no salieron
baratas. Ella la mira, luego a mí, y sonríe―. Arándanos entonces.
Cuando ella se aleja, respiro hondo y exhalo, arrojando mi
identificación de vuelta a mi bolso.
―¿Estás bien? ―pregunta el hombre a mi lado. Coloco ambas manos
en la barra y voy a darle mi mirada de perra, pero luego recuerdo que la
única razón por la que estoy aquí es para encontrarme con un extraño y
dejar que me folle.
―Bien. ―Inclino la cabeza y sonrío, luego titubeo un poco, porque es
guapo. Alto, vestido con un costoso traje azul marino, y cabello castaño
oscuro.
―Aquí tienes. ―La bartender rompe mi mirada mientras coloca mi
martini frente a mí―. Veintidós dólares.
―Ponlo en mi cuenta, y tres más en la de Pappy. ―Me sonríe y mi
alarma de alerta roja se dispara en mi cabeza. Este no es bueno. De hecho,
él podría ser mi strike dos, recordándome demasiado a Jett con todo el
asunto de que soy un regalo de Dios para las mujeres.
»¿Cómo te llamas, hermosa? ―Inclina los codos hacia adelante para
que realmente pueda ver su hermoso rostro. Piel bronceada, ligeras pecas
cubren el puente de su nariz, definitivamente es un no.
―Cher ―miento fácilmente, tomando mi bebida para alejarme de él.
―Espera, necesito presentarme antes de que te escapes. ―Eso me
detiene. ¿Estoy siendo ridícula? Porque este tipo no se parece en nada a
Jett. Es juguetón, y hay un brillo en sus ojos, no la intensidad oscura que
me roba el aliento y el habla.
Tal vez este hombre sea la distracción perfecta para mí. Es hermoso y
parece que sabe dónde está un clítoris.
―¿Cher? ―Él arquea una ceja hacia mí―. ¿Dime que tienes más de
dieciocho años?
Y... ahí está strike dos. Ya estoy dudando demasiado.
―Tengo veintiuno, gracias por la bebida. ―Me muevo para salir del
área llena de gente, pero él agarra los tres highballs, siguiéndome.
―Ven y únete a mí y a mis amigos. Acabo de llegar a la ciudad, cariño.
―Hace un gesto con la cabeza hacia el lado izquierdo de la barra donde
están las cabinas.
Esta vez suenan enormes campanas de advertencia. No porque crea que
me violará, pero siento que me voy a arrepentir. Debe sentir mi resistencia
porque me da una sonrisa que estoy segura ha convencido a demasiadas
mujeres de que es el hombre de sus sueños.
Desafortunadamente para él, no me hace nada, excepto recordarme que
ya conocí al hombre de mis sueños... y se está tirando a mi madre.
―Vamos, te protegeré de todos estos imbéciles con traje. ―Mueve las
cejas y no puedo evitar sonreír.
¿Por qué no? Es encantador y hermoso, y espero que no esté casado,
aunque no tengo intención de volver a verlo, así que a quién le importa.
Miro mis zapatos, luego de vuelta a él.
―Okey. Un trago, y luego tengo que encontrarme con mis amigas.
―Empiezo a seguirlo, esto es por lo que vine aquí después de todo.
―Soy Andrew. ―Él sonríe, caminando delante de mí, deteniéndose en
una cabina―. Y estos son Jax Saddington y Jett Powers. ―Deja las bebidas
sobre la mesa y me congelo.
¿Él no acaba de decir ese nombre?
Estoy escuchando cosas, y mis ojos se lanzan a los dos hombres
sentados, riendo.
Voy a vomitar, o al menos a desmayarme, porque esto no puede estar
pasando.
¡Esto. No. Puede. Ser! Mientras mis ojos encuentran al único hombre
que se supone que no debe estar mirándome.
¿Cuáles son las probabilidades? ¿Una en un millón?
Strike tres, Raven.
Estás fuera.
JETT

Si estuve de mal humor los últimos cuatro días, mirar a Raven con un
Andrew sonriente me hizo ver rojo.
Rojo.
Por un segundo la miro, y mis fosas nasales se dilatan, confirmando que
esta es de hecho mi Lolita.
En este bar.
Sola.
¿Qué demonios? Le concederé esto: ella tiene bolas. Cualquiera con
algo de sentido común correría, pero no Raven.
No, ella está de pie, con los hombros hacia atrás, los labios manchados
de cereza entreabiertos, y los ojos como gemas de zafiro gigante mientras
mira a todos menos a mí.
Sí, puedes intentar ignorarme, pero estás jodida, Raven. Casi tiro la cabeza
hacia atrás y me río de cómo el universo ha decidido jugar conmigo.
He pasado días con los nudillos en blanco ante mi impulso de ir con
ella, como un borracho que anhela un trago. La he evitado como la peste,
aumentando mis entrenamientos, masturbándome en la ducha, evitando
a mi prometida por este pedazo de veneno.
Y aquí estamos.
Mis ojos se sumergen en su delicado cuello, enfocándome en su rápido
pulso que golpea justo debajo de su mandíbula.
Solo hay una razón para que ella esté aquí. Está aquí para que la follen.
Para ella tener la mala suerte de elegir a Andrew, una de las pocas
personas a las que llamo amigo, es su propio karma abofeteándola en la
cara.
No sé por qué estoy tan sorprendido. Claramente, tiene más de Rachel
en ella de lo que pensaba.
De tal madre tal hija.
Mis ojos se fijan en sus tetas llenas, exhibidas magníficamente en su
ajustado vestido rojo mientras intenta respirar.
―Cher. Siéntate, te prometo que no morderemos. ―Andrew le lanza
una sonrisa.
Mis puños se aprietan. Aunque me recuerdo a mí mismo que esto no es
culpa de Andrew si cree que puede tocar a mi Lolita...
Me pongo de pie y ella da un paso atrás, casi tropezando con un grupo
detrás de nosotros cuando alcanzo su brazo, haciéndola jadear.
―Por otra parte, tal vez lo hagamos.
―Tengo que encontrarme con alguien ―dice bruscamente, y sus
grandes ojos apuntan a Andrew y Jax como si pudieran salvarla.
Nadie puede salvarla ahora. Raramente, si es que alguna vez, pierdo el
control, ¿pero esta noche? ¿Esta? Llegué al límite.
―No escuches a Jett, se ha convertido en un hombre cruel. ―Andrew
sonríe y le indica a Jax que se mueva.
Levanto mi mano, impidiendo que Jax salga.
―Ella puede sentarse aquí, no me quedaré mucho tiempo. ―Sonrío
cuando nuestros ojos se conectan.
Ella debe ver que apenas estoy conteniendo mi temperamento porque
sabiamente se desliza, dejando su bebida frente a ella. Me deslizo a su
lado y coloco mi brazo detrás de ella, apoyándolo en la cabina.
―Entonces, Cher, ¿de dónde eres? ―Mi voz apenas oculta mi ira.
―España ―dispara ella de vuelta, mirando a Andrew.
―¿España? ―Andrew asiente, recostándose en la cabina de cuero de
color rojo oscuro―. ¿En serio? Mi familia tiene una casa en Marbella.
―Genial ―es todo lo que dice.
Jax sonríe, mirando de mí a ella mientras Raven lleva el martini a sus
labios.
―Entonces, Cher... ¿Supongo que tus padres son grandes admiradores
de ella? ―Andrew sonríe mientras toma un sorbo de su bebida.
―Ni idea ―dice sobre el borde.
―¿Disculpa? ―Andrew ladea la cabeza.
―Ni idea, la película. ―Ella los mira―. Alicia Silverstone y Paul
Rudd… ―Tanto Jax como Andrew simplemente miran.
―Gran película, deberían verla. En fin, ese es el nombre por el que me
llamaron así. ―Deja su vaso y comienza a pescar un arándano.
―¿Otro? ―Andrés se ríe.
―Por favor. ―Ella asiente, mordiéndose el labio, y puedo sentir mi
mandíbula apretarse cuando Andrew le lanza una sonrisa y sale de la
cabina. Cristo, ¿puede ser más obvio?
»Entonces, Jax… ―Se aleja un poco de mí y cruza las piernas―. Conocí
a tu hermano y a su esposa Tess.
Jax sonríe. Malditos gemelos Saddington. Corremos en los mismos
círculos. Creo que Jax está saliendo con alguien, aunque no estoy seguro.
Solo llegué unos diez minutos antes de que Andrew nos arrojara a mi
Lolita, pero antes de que pueda responder, digo:
―¿En dónde?
Sus ojos se inclinan hacia mí, pero permanecen enfocados en Jax.
―Fue en la exhibición de Gia Fontaine...
―En realidad, creo que ahora se hace llamar Granger ―digo,
interrumpiéndola.
Esta vez se gira para mirarme.
―Si no me equivoco, mantuvo su apellido de soltera profesionalmente.
―Ella parpadea hacia mí, y no puedo decidir si quiero empujar mi polla
hasta su garganta o azotar su trasero.
No debería comprometerme, pero al diablo, quiero verla retorcerse.
―Es un mundo pequeño, yo también estuve ahí. ―Sin importarme en
lo más mínimo que Jax nos esté mirando como si fuéramos una película
divertida, reflexiono brevemente sobre cuánto me irritan sus estúpidos
hoyuelos.
―¿En serio? Mi Papi me llevó… ―Me sonríe dulcemente, y casi me
atraganto con mi bourbon.
―Aquí tienes, mi ángel. ―Andrew coloca otro martini frente a ella y se
acomoda en la mesa.
―¿De qué me perdí?
―Oh, no mucho. ―Jax señala con su vaso de bourbon a Raven.
»Aparentemente, Cher tiene un Papi que la llevó a la exhibición de Gia
Fontaine-Granger, en donde conoció a mi hermano y a Tess. ―Jax asiente
mientras cubre su risa bebiendo su bourbon como un trago, luego se pone
de pie.
»Qué bueno verte, Powers, y buena suerte. ―Sus ojos se desvían hacia
Raven mientras pasa junto a nosotros hacia el final de la barra.
―Espera. ¿Me estás tomando el pelo? ―Andrés se sienta―. ¿Cómo es
que se conocen?
―Necesito usar el baño ―dice Raven mientras Andrew me mira.
―Seguro. ―Deslizándome fuera de la cabina para ella, miro a Andrew,
que ni siquiera oculta su desaprobación.
―¿Me estás jodiendo? ―Se recuesta en la cabina―. Bueno, supongo
que no necesito preguntar cómo están las cosas contigo y Rachel.
―Sacude la cabeza, murmurando en su bebida.
―Estamos genial. ―Mis ojos siguen su culo apretado mientras sale del
bar, luego alcanzo mi propio vaso de bourbon y lo tomo de golpe.
»Me tengo que ir ―digo secamente.
―Claro. ―Andrew niega con la cabeza. No es que me importe una
mierda.
Tejo alrededor de la gente, mi mente en piloto automático.
Lívido.
No estoy seguro si es más por Raven o por mí. Ella vino aquí para que
la follaran.
La follaran.
¿Por un extraño, y yo he estado usando mi mano? ¿Qué mierda me
pasa? Saco mi teléfono y le envío un mensaje de texto a Iain para que
traiga el auto al frente. Ya me harté, mi cabeza está latiendo y Dios la
ayude cuando la encuentre, considerando el estado de ánimo en el que
estoy.
Doblo la esquina y ahí está ella con su tarjeta de crédito en la mano en
la recepción. Un imbécil rubio con traje está de pie y le sonríe.
Aparentemente, cree que conseguirá una habitación.
―Ahí estás, cariño. ―Me acerco y deslizo mi brazo alrededor de ella,
se pone rígida, pero se queda callada. El idiota detrás del largo mostrador
de mármol parece completamente decepcionado.
»Lo siento, no vamos a necesitar la habitación. Acabo de recibir una
llamada telefónica. ―Le sonrío.
Ella duda, luego se aclara la garganta, alcanzando su tarjeta.
―Vamos. ―Mi mano se clava en su cadera y nos alejo.
―Maldita sea ―ella hierve―. Tienes algo de valor.
―Sigue caminando, mi amor, si sabes lo que te conviene ―le gruño al
oído. Mi mano deja su cadera para tomar su mano fría. No confío en
ninguno de nosotros en este momento, pero no tengo intención de lidiar
con nada de esto hasta que estemos solos.
Iain se detiene justo cuando salimos y el aire cálido de la noche me
acaricia el rostro. Abro la puerta del auto y la miro.
―Entra, ahora. ―Mi voz suena plana. Mis ojos recorren sus mejillas
sonrojadas, sumergiéndome en sus duros pezones.
Ella niega con la cabeza, pero obedece, deslizándose en la parte de atrás
mientras la sigo.
Ninguno de los dos habla. Nuestra energía es casi sofocante en el auto.
Quiero sacudirla, besarla, y follarla tan fuerte que nunca pensará en la
polla de otro hombre.
Arruinarla.
Entonces la tiraré lejos. Porque ella fue a ser follada por un extraño.
Desabrochándome el saco del traje, miro por la ventana. Las bonitas casas
de Beverly Hills se arremolinan una tras otra, todas tratando de competir
por el estatus de las mejores de la ciudad.
¿Por qué siento que me dieron un puñetazo en el estómago? Tiene que
ser una cosa de control. En mi subconsciente, no había terminado con ella,
así que todavía quiero controlarla.
―¿Estoy bajo arresto? ―Su voz me hace girar y mirarla―. Porque te
das cuenta de que no tienes derecho a interferir con nada de lo que estoy
haciendo, ¿verdad? ―ella chasquea―. Tú no eres mi verdadero papá, Jett
―dice con desdén, luego se gira para mirar por la ventana.
―¿Quieres ser una puta? ―Las palabras resuenan a nuestro alrededor,
feas y sucias.
Ella jadea, y sus ojos se clavan en los míos.
―¿Cómo te atreves? ―Su voz se quiebra.
―¿Atreverme? Me atrevo a cualquier cosa, esa no es la pregunta. Eres
menor de edad, en un lugar donde no deberías estar, vestida como una
puta. ―Parece que la he abofeteado. Me aflojo la corbata.
―Solo quería salir de casa ―grita. Rebota alrededor del auto. Nos
miramos el uno al otro.
Dios, espero que Rachel no esté en casa porque ella necesita que le den
una palmada en el culo.
―¿Necesitabas salir de casa? ―Ladeo la cabeza.
―Sí, básicamente he estado encerrada en esa habitación, no es que lo
sepas o te importe. ―Se muerde el labio inferior mientras miro a Iain que
está entrando en mi camino de entrada.
»Dios, lo que sea, me atrapaste. ―Vuelve a apoyar la cabeza en el
asiento de cuero―. Solo quería salir, divertirme y tal vez no pensar en ti.
―Ella pone sus manos sobre su cara.
Y por un segundo, simplemente me siento dejando que sus palabras se
arremolinen a mi alrededor, ella es intrépida, impresionante y
manipuladora.
Lo que la hace peligrosa.
Esto podría haber comenzado como un juego, un momento de
debilidad de mi parte, queriendo la fruta prohibida, pero ahora... no estoy
pensando racionalmente.
―Maldita sea ―murmuro, abriendo la puerta. Esta mierda es la razón
por la que no tengo relaciones, es por eso que Rachel es mi prometida.
No hay sentimientos.
No hay drama.
No hay nada más que respeto por los logros del otro.
No esto.
No sentir que puedo hacer daño corporal a cualquiera que se atreva a
mirar, tocar o respirar cerca de ella. Dios, tienes que subir las escaleras y
follarte a Rachel. Deja a Raven, ella puede encontrar el camino de regreso a su
habitación.
Los segundos pasan mientras peleo una batalla que no tiene sentido,
pero sé quién y qué soy, y mientras pueda dormir por la noche, eso es
todo lo que importa.
Una delicada pierna sale, seguida de otra cuando estiro mi mano hacia
ella. Ella la mira, y al igual que el día que nos conocimos en la cocina, me
hace esperar, como si también estuviera tratando de detener esta locura.
Pero esto está más allá de la locura, es un maldito caos.
Déjala, suena una y otra vez en mi cabeza como un disco rayado, hasta
que siento su mano en la mía. La energía eléctrica hace que mis dedos
hormigueen, la acerco e inhalo su aroma.
Ella retrocede, y nuestros ojos chocan, luchan. Si antes estaba
obsesionado, ahora apenas puedo controlarme.
―Jett… ―Los focos se encienden, iluminando toda la parte delantera
de la propiedad. Rachel sale, un cigarrillo en la mano.
―¿Qué demonios? ―Ella mira a Raven, y luego a mí. No sé cuánto vio,
si es que vio algo.
―Me encontré con Raven en el bar y la traje a casa. ―Cierro la puerta
mientras Iain lleva el auto por la parte de atrás hacia el garaje.
―¿Esperas que crea eso? ―ella escupe.
―Es verdad. ―Raven pone los ojos en blanco a su madre mientras sube
los escalones.
―Lo estás acosando, ¿no? ―Intenta seguirla, pero la agarro del brazo.
―Ella no me está acosando, Rachel. Estaba ahí para follar con un
extraño ―gruño, mis ojos se lanzan a su cigarrillo.
―Entonces, ¿por qué está en casa? ―Su voz no oculta su desprecio.
―Porque es menor de edad, y el extraño era Andrew. ―Miro a Rachel,
que toma una inhalación más y camina hacia la cocina para dejar correr el
agua.
―¿Andrew Carrington? ―Todavía suena dudosa, pero estoy harto de
ella, de este día, y de no poder volver a casa en paz. Gasté mucho dinero
para hacer de mi casa un refugio para mí. Normalmente me gusta volver
a casa. Últimamente, lo temo.
―Sí, Andrew Carrington.
―¿Por qué? ―Cierra el grifo y se voltea hacia mí.
―¿Por qué qué? ―gruñó, rodeándola hacia el refrigerador.
―¿Por qué te importaría? Quiero decir, que alguien como Andrew
incluso mire a Raven... Con toda honestidad, ella está en el límite del
atractivo. He visto a las mujeres con las que él sale. Ella apenas podría
tener tanta suerte.
Cierro la puerta del refrigerador lentamente mientras mi mente trata de
procesar sus palabras.
―Déjame entender lo que acabas de decir. ¿Crees que debería haber
dejado a Raven para que Andrew se la follara y estar agradecido por eso?
¿Has perdido la cabeza? ―Mis ojos permanecen enfocados en su rostro.
―¿Lo hice? Porque todo lo que sé es que desde que mi hija se mudó, no
me has tocado. De hecho, actúas como si estuviera por debajo de ti, y no
intentes esa mierda de abogado ―grita, golpeando la isla de mármol para
que tenga efecto.
―Estoy cansado. ―resoplo, caminando alrededor de ella hacia las
escaleras.
―No te atrevas a alejarte de mí, Jett Powers. ¿Qué está sucediendo?
―Ella corre detrás de mí.
―Yo me voy a la cama. ―Me giro y la miro. Ella está en lo correcto. No
tengo ningún interés sexual en ella, y no lo he tenido durante mucho
tiempo.
»Y ―doy un paso en las escaleras―, Raven trabajará conmigo. Ella
puede hacer una pasantía. Claramente, necesita mantenerse ocupada
incluso si a su madre no le importa si se folla a hombres al azar. A mí sí.
Es malo para mi nombre y tu nombre. Me niego a que circule en nuestro
círculo que tu hija es una puta. ―Eso cierra sus feos labios rojos que se
estaban preparando para vomitar más veneno celoso. Me giro y subo las
escaleras de dos en dos.
―Jett, lo siento. No lo pensé así. Tienes razón, ella no puede estar
perdiendo el tiempo por ahí. Estoy mortificada. ―jadea detrás de mí, pero
ya terminé con ella esta noche. Es demasiado jodidamente bruta.
Necesito una ducha y dormir, me ocuparé de todo por la mañana
cuando no sienta que estoy listo para asesinar a alguien.
Eso incluye a mi Lolita.
RAVEN

―Levántate.
Parpadeo para abrir los ojos.
―Oh, Dios, eso es mucha luz. ―Rodando sobre mi espalda, arrojo mi
brazo sobre mis ojos para protegerme del sol de la mañana que Jett deja
entrar a mi habitación.
―Nos vamos en cuarenta y cinco minutos. ―Su voz hipnótica me hace
mirarlo. Está vestido con una camisa de vestir blanca almidonada, corbata
color zafiro y pantalones de traje negros. Mi rostro se calienta
instantáneamente cuando recuerdo el sueño que estaba teniendo sobre él.
―Espera, ¿qué? ―Me detengo cuando la debacle de anoche se apodera
de mí. En un segundo estoy en paz, al siguiente quiero hacerme un ovillo
y esconderme.
El bar… ¿cómo? De cientos de bares, ¿ese es el que elegí? Luego el
pelirrojo, Andrew y Jax Saddington.
Jesús, Raven.
¿Por qué no conseguí simplemente una habitación? Podría haberme
emborrachado viendo Friends, sin Jett Powers mirándome, diciendo algo
sobre cuarenta y cinco minutos. ¿Acepté algo y no me acuerdo?
No. No estaba tan borracha. Mareada, sí. Bebí dos martinis grandes con
el estómago vacío, pero aún recuerdo... desafortunadamente.
Me pregunto si fingí que estaba borracha desde antes, y por eso fui al
bar. Porque mi pensamiento estaba deteriorado. No, eso no funcionará.
La perra de mi madre me vio antes de irme. Además, estaba claro que
estaba ahí para follar con alguien. Oh, Dios.
―Raven. Levántate y date una ducha ―exige.
Mis ojos se lanzan hacia los suyos y asiento, sin saber a qué estoy
accediendo, pero lo involucra a él, así que me deja sin aliento. Lo último
que escuché anoche fue a mi madre gritando que no la ha tocado desde
que aparecí.
―Bien. Ponte lo que te elegí. ―Nuevamente, es una demanda, pero sus
ojos acarician mi rostro. Se da la vuelta para irse.
―Mierda santa. ―Me siento. Mi cabeza está palpitando, y mi boca
necesita desesperadamente agua, pero incluso sintiéndome como una
mierda, no puedo detener las mariposas en mi estómago.
No se ha acostado con ella.
En absoluto, desde que llegué. Eso tiene que ser positivo. Tiro las
cobijas para pararme y estirarme. La ropa que quiere que me ponga está
perfectamente colocada en mi enorme sillón de cuero.
Mmm, pantalones negros y un jersey de cuello alto sin mangas negro
con zapatos negros de tacón. Tomo aire y exhalo, luego miro mi teléfono.
Ocho y media de la mañana. Alcanzo mi bolso para sacar un poco de
Advil, tratando de bloquear anoche, y tomo una botella de agua de mi
tocador.
Con esa mirada en el rostro de Jett cuando Andrew se acercó para
presentarme, honestamente pensé que me iba a desmayar. Eso, o él me
iba a estrangular.
―Es muy malo. ―Al abrir la ducha, me resulta imposible apagar mi
cerebro. Aun así, me doy un baño, con mi mente repasando los eventos
de anoche. El hermoso rostro de Jax Saddington, riéndose cuando dije que
mi papi me llevó, y Andrew… pobre Andrew, aunque algo me dice que
ninguno de ellos tiene nada de pobre. Cierro el agua y salgo. Ya me siento
un millón de veces mejor. Si me doy prisa, tal vez pueda tomar un par de
tazas de café.
Estoy vestida y maquillada en menos de diez minutos. Ayuda que
simplemente recogí mi cabello mojado en un moño apretado y me puse
un poco de lápiz labial rojo. Agarro mi bolso y mi teléfono y cierro la
puerta, corriendo hacia la cocina, solo para detenerme cuando veo a mi
mamá descansando en su bata de seda roja. Está abierta y trato de no
mirar uno de sus grandes y falsos senos.
Intentó que me hiciera unos falsos a los catorce años cuando era obvio
que los míos no iban a ser enormes. Eso, y ella quería que me operara el
trasero, diciendo: “A los hombres no les gustan los culos flacos. Mira a las
chicas Kardashian”.
Como si alguna vez quisiera lucir como las Kardashians. Tomo una
respiración profunda. Jett está sentado al otro lado de ella. ¿Fue por eso
que su túnica está abierta? ¿La estaba tocando?
―¿Tengo tiempo para una taza de café? ―Mi voz está mezclada con
desprecio, lo que está mal. Él se casará con ella, no conmigo. Jesús, nunca
he sido una persona celosa, siempre pensé que era patético, pero mírame
ahora.
―No. ―Se pone de pie y quita el saco de su traje negro de la silla para
ponérselo. Inclinándose, besa a mi mamá que se aferra a él hasta que su
teléfono comienza a sonar.
―Espera. ―Ella le dice groseramente a quien sea que esté al teléfono,
luego me mira―. Espero que no avergüences ni al señor Powers ni a mí,
¿entiendes, Raven?
―¿Disculpa? ―Porque, ya me podría haber tomado una taza de café.
En cuanto a mi mamá, no tengo idea de lo que está divagando, ni tampoco
mi resaca y no me importa.
―Anoche, el bar, los hombres… ―Ella me mira, y noto que su rostro
está completamente maquillado, aunque todavía está en bata.
―Yo le explicaré todo, Rachel ―dice Jett secamente mientras los ojos
de mi madre se estrechan sobre mí, luego se lleva el teléfono a la oreja.
―Lunática ―murmuro, rodando los ojos y siguiendo a Jett afuera―.
Cristo. ―Vuelvo a gemir, demasiado resaca para no tomar café y recibir
más sermones. Dios, tal vez pueda tomar una siesta rápida. Busco en mi
bolso mis lentes de sol.
>>¿A dónde vamos exactamente? ―Me deslizo en la parte trasera del
auto esta vez.
―Vas a hacer una pasantía para mí hasta que vayas a Stanford. ―Se
sienta a mi lado mientras el auto sale del camino de entrada. No respondo,
pero me froto las sienes, deseando por Dios que el maldito Advil haga su
magia.
―Espera, ¿qué? ―Suspiro, girándome hacia él. Parece absorto con
quien quiera que se esté enviando mensajes de texto porque me está
ignorando. Mis ojos se fijan en su hermoso perfil. ¿Por qué tiene que ser
tan malditamente sexy?
―Pasemos por Starbucks y consigamos un café para Raven y los
demás. ―Él mira hacia arriba.
―Seguro, señor Powers. ―Iain asiente. ¿El hombre alguna vez tiene un
día libre? Incluso si Jett no está trabajando, Iain todavía está presente.
―¿Jett? ―pregunto.
Continúa enviando mensajes de texto, sin mirar hacia arriba.
―¿Señor Powers? ―Mi voz se hace más fuerte, causando que arquee
una ceja oscura hacia mí.
―¿Qué? ¿No quieres café?
―Sí, quiero café. ―Casi me río, porque realmente es un maestro
manipulador, pero este es su segundo comentario sobre Stanford. Tiene
que parar.
>>No voy a ir a Stanford. En cuanto a la pasantía, me encantaría.
―Porque es verdad, poder tener a Jett Powers, Abogado en mi currículum
es oro.
Deja de enviar mensajes de texto para mirarme.
―Cariño, la única razón por la que vas a trabajar, y créeme, esto será
un trabajo, es porque no toleraré que andes follando con cualquiera. Si
quieres ser una prostituta, puedes serlo cuando estés en Stanford. ―Dice
esto como si estuviera hablando del clima o pidiéndome que le pase el
pan en un restaurante.
Tratando de respirar, parpadeo hacia él. Mi dolor de cabeza aumentó a
otro nivel, y por un segundo realmente quiero abofetear su rostro
arrogante y engreído. Clavo mis uñas en el asiento de cuero y siento una
lágrima. Sus ojos se arrastran hacia abajo, luego de vuelta a mi rostro, y la
única emoción es un ligero tic en su mandíbula derecha.
―Yo lo pensaría ―es todo lo que dice, luego se vuelve para pedir varios
cafés y bagels, junto con algunos croissants y sándwiches para el
desayuno.
Necesito controlarme. Estoy por todas partes, y su estado de ánimo no
ha mejorado desde anoche. En todo caso, se está poniendo más oscuro. La
ventanilla se cierra cuando él se acomoda en el asiento.
―Empezarás a seguir a Rebecca. Si ella te pide que friegues los
inodoros, lo haces, ¿entiendes?
―Completamente, pero arruinaré mi ropa realmente cara. ―Sonrío,
con la esperanza de aligerar el ambiente, pero él me ignora y contesta su
teléfono mientras Iain me pasa un café y un bagel.
»Gracias ―susurro, tomando el café, tratando de no gemir en voz alta
por lo bueno que siempre es el primer sorbo.
―Doug, pensé que había dicho que no y buena suerte ―dice Jett al
teléfono.
El papel se arruga ruidosamente cuando saco mi bagel y me congelo,
mirándolo. Mi corazón da un vuelco. Estoy por encima de mi cabeza. La
forma en que me mira me deja... sin aliento.
Llevo el café caliente a mis labios mientras escucha por teléfono.
Claramente, este es un gran caso. Sus ojos azules acarician mi rostro.
―Eso es un crimen pasional, Doug. Ya sabes cómo me siento acerca de
esos casos ―le informa Jett mientras alcanza mi bagel.
»¿Ya tienen el arma homicida? ―Casi jadeo, porque estoy tratando de
no parecer que estoy escuchando a escondidas, pero estar involucrada en
lo que sucede en un juicio por asesinato es demasiado bueno para ser
verdad.
»¿Sabes qué? Envíame tus archivos. Si decido tomar el control, eso es
exactamente lo que haré. Yo dirijo todo, tú te quedas como abogado
adjunto, pero este será mi espectáculo. Por favor, dile eso a tu cliente, la
señora Hopper. ―Cuelga y le da un mordisco al bagel.
Y todo lo que puedo hacer es observarlo. Siempre es sexy, pero cuando
está en su elemento, es jodidamente inmortal.
Un dios entre los hombres. Dios, estoy tan mojada, si froto mis piernas,
¿tal vez podría correrme? Quiero decir, Iain se está estacionando en un
estacionamiento oscuro.
―¿Estás bien? ―Su voz hace que mis ojos se agranden, pero en realidad
gimo en voz alta cuando su mano grande y bronceada toca el interior de
mi pierna.
Niego con la cabeza porque no lo estoy. Estoy caliente, lo deseo. Es
como si estuviera enferma o algo así, pero no confío en mí misma para
hablar. El auto se detiene y, de repente, como si lo deseara, Iain se va y
solo nos quedamos el señor Powers y yo.
Maldito señor Powers.
―Abre las piernas ―dice, y me muevo tan rápido y me siento tan
desesperada que apenas noto el escozor del café caliente en mi mano.
―Dame el café, pareces un poco frenética ―me dice mientras trato de
respirar. Me ahorra más humillaciones al quitarme suavemente el café de
la mano.
―No sé qué me pasa ―susurro.
Por favor, fóllame. Por favor.
Él me mira, sus ojos se arrastran arriba y abajo de mi cuerpo mientras
su mano se desliza por mi muslo. ¿Por qué me hizo usar pantalones? ¿Por
qué?
―Sé exactamente lo que está mal. Ahora dile al señor Powers qué pasa,
Raven. ―Su voz es exigente, mientras su mano ahueca mi coño húmedo
e hinchado.
―Quiero que me folle, señor Powers. ―Me animo como si eso fuera a
hacer algo.
Se inclina, su boca está cerca de la mía, mientras sus dedos frotan
círculos en mi clítoris, la tela de mis pantalones agrega una presión casi
frustrante, suficiente para sentirme bien, pero no lo suficiente para hacer
que me corra.
―Ese es el problema, mi hermosa bebé. ―Aparta la mano y se gira para
abrir la puerta del auto.
―¿Qué? ―Me siento, tratando de alcanzarlo, pero ya está fuera. Todo
lo que veo son sus muslos en sus pantalones oscuros.
―Te follarías a cualquiera. Ahora vámonos. ―Su voz suena fría ahora,
casi como un eco en una tumba de cemento. Si me hubiera abofeteado,
creo que eso dolería menos que sus palabras, es como si acabara de cortar
un pedazo de mi corazón.
Él no es un puto dios, es un anticristo salvaje.
―Adelántate, me levantaré en un minuto. ―Agarro mi bolso, tratando
de protegerme de él.
―Afuera, ahora. ―Él no se mueve, y mi rostro se calienta cuando la
humillación de ser tocada me hace parpadear para contener las lágrimas.
―Okey. ―Respiro, agarrando mi café del portavasos en el frente, sin
importarme lo más mínimo que derrame más.
Salgo y miro hacia arriba, odiando ser mucho más pequeña que él. Sin
embargo, no importa. Cree que puede intimidarme, pero la cosa es que
crecí con la peor matona del mundo, una puta víbora por madre. Tengo
años y años sobre él.
―Eres un matón manipulador, Jett Powers. Eres el chico malo y yo solo
soy la tonta que se dejó engatusar por ti. Ahora muéstrame quién es
Rebecca, y nunca creas que podrás follarme otra vez. ―Empiezo a
caminar, solo para que él me agarre y me jale con tanta fuerza que dejo
caer el café. El líquido caliente satura la mayor parte de sus zapatos y la
pernera del pantalón, pero eso no es nada comparado con la fuerza de sus
labios sobre los míos.
Es primitivo, feroz, y por un segundo me permito someterme mientras
su lengua se enreda con la mía. Luego entierro mis uñas en su antebrazo
y cuello, causando que levante su rostro, con los ojos oscuros. Él sonríe.
―Eso es, Raven. Lucha contra mí ―gruñe.
―Jódete, Jett.
―Eso pretendo. ―Me agarra del brazo, tirando de mí mientras abre de
golpe la puerta de la escalera desierta, y no voy a mentir, por mucho que
lo odie, también me gusta la prisa. La puerta se cierra con un fuerte golpe,
y él me empuja hacia adelante, mis manos se agarran de la barandilla de
metal, y sus manos tiran de mis caderas contra su erección y la frota contra
mi trasero.
»Dime, Raven, ¿vas a dejar que Andrew te folle el culo? ―Su otra mano
va a la parte de atrás de mi cuello―. Nadie te entiende excepto yo. ―Su
otra mano serpentea alrededor de mi estómago y dentro de mis
pantalones.
―No eres mi dueño, puedo follarme a quien quiera. ―Sonrío, luego
jadeo cuando sus dos dedos me acarician.
―Esa es mi putita, estás tan mojada ―susurra y muerde mi oreja―.
Desabrocha tus pantalones. ―Y de repente sus manos desaparecen
cuando lo escucho desabrocharse el cinturón. Debería intentar al menos
hacer un esfuerzo para escapar, acabo de decirle que era un tipo malo y
un matón, pero lo deseo.
Es solo sexo. No significa nada. Me desabrocho los pantalones.
―Quítatelos ―exige.
Me quito los tacones y los dejo caer al piso, rezando para que el suelo
esté algo limpio mientras me quito las bragas.
―Espera. ¿Qué pasa si alguien baja las escaleras, o... Jesús. ―Sus dedos
están de vuelta dentro de mí, frotando, y acariciando tan profundo.
―Mierda, este coño está apretado. ―Y lo único que puedo hacer es
agarrarme a la barandilla mientras él frota ese lugar mágico y empiezo a
elevarme.
―Jett, me voy a correr. ―Mi voz es casi frenética.
―Todavía no ―gruñe―. Necesito comerme este coño. ―Sus dedos se
han ido, y casi grito. Quizás lo haga. Estoy más allá de que me importe.
>>Jesucristo. ―Cuando me mira, sus ojos azules son casi negros.
Abriendo mis piernas, bajo mi trasero hasta que estoy sentada en el
borde de los fríos escalones de concreto.
―Puedes correrte, quiero que te corras en mi boca. ―Se arrodilla, y
todo se ralentiza. Solo somos nosotros, nuestra respiración, su boca.
Inclino mi cabeza hacia atrás y me arqueo cuando comienza a chupar mi
clítoris. Nada ni nadie en este mundo podrá jamás hacerme sentir así.
―Oh, mierda ―gimo.
Agarra mis caderas, usando su lengua para follar mi núcleo
resbaladizo, adentro y afuera, antes de que regrese a mi clítoris.
Una mano agarra la barandilla mientras mi cuerpo se tensa. Cada célula
está hormigueando a medida que me acerco y ola tras ola de placer
interminable fluye a través de mí mientras él me ve deshacerme.
Se pone de pie, se desabrocha los pantalones y saca su polla. Apenas
capaz de respirar, lamo mis labios viendo su miembro grueso y
palpitante.
―Date la vuelta. ―Su voz parece tensa.
De alguna manera me obligo a agarrarme al siguiente escalón mientras
su mano acaricia mi trasero.
―Este culo es mío. Tú eres mía. ―Un fuerte golpe es lo que escucho
antes de que mi cerebro realmente registre que mi nalga derecha está
ardiendo.
»Mía. No vas a los bares. ―Me da una bofetada en la otra mejilla, y esta
vez, lo siento todo, y duele jodidamente.
»Yo pensaría mejor mis movimientos, Raven. Lo tomarás, tomarás lo
que te dé. ―Continúa azotándome, pero en este punto, el escozor se ha
ido y todo lo que siento es una cálida quemadura.
»Debería llevar mi cinturón a este trasero. ―En un fuerte empujón, él
está dentro de mí, y ambos gemimos, y caigo hacia adelante. Su polla es
así de grande, y en este ángulo... mierda. Mis pechos están aplastados
contra los escalones, y mis rodillas tienen que estar magulladas, pero todo
lo que siento es a él, y su polla dentro de mí.
Dentro de mí. No quiero que termine nunca.
―Dime, Raven. Di las palabras mientras me follo este coño en carne
viva ―gruñe, su ira es casi un afrodisíaco. Si está tan molesto por el bar,
eso significa que está celoso.
―No iré a los bares ―jadeo, sintiendo su pulgar en mi pequeño
agujero.
―Sí... ¿qué más? ―Su pulgar se desliza lentamente en mi culo, y
mierda...
―Jett… Señor Powers. Yo…
―Tómalo. ―Toma velocidad.
Dentro y fuera, siento su pulgar en mi culo y su polla tan
profundamente dentro de mí.
―Dime ―exige.
―Eres el único que puede follarme ―grito, incapaz de detener el
orgasmo. Cae encima de mí y clavo las uñas en las escaleras.
―Mierda, Raven, mierda ―susurra mientras mi coño se contrae y mi
culo palpita. Creo que podría estar gritando o coreando su nombre
cuando se retira. Cálidos chorros de su liberación cubren mi trasero, y él
se corre, fuerte, gutural, resonando a nuestro alrededor.
»Cristo. ―Su voz es irregular. Suena ligeramente sin aliento―. No te
muevas todavía. ―Apoyo la cabeza en mi brazo, tratando de recuperar el
aliento mientras todo vuelve a enfocarse.
De repente soy consciente de los olores y los sonidos.
―Oh, Dios. ―¿Mi cara está en la escalera sucia? ¿Qué está mal
conmigo?
Le devuelvo la mirada mientras se sube la cremallera de los pantalones
y se quita la corbata, inclinándose para limpiar todo lo que puede, lo cual
es absurdo. Se corrió tanto que se desliza por mi muslo derecho.
―No puedo creerte. ―Mis mejillas están en llamas, me giro y sigo sus
ojos mientras se fijan en mis rodillas hinchadas y magulladas.
»Mírame, no puedo entrar así. Oh, Dios. ―Levanto mis manos, que
están negras, incluyendo mis antebrazos.
―Tranquila, tengo una ducha. ―Su boca se tuerce, y brevemente mira
hacia abajo a mis pies, luego de nuevo a mi rostro.
―¿Qué me has hecho? ―Me tapo la boca con las manos, solo para que
él las agarre.
―No toquemos tu rostro, bebé. ―Alcanza mis pantalones y los sacude
mientras mis diminutas bragas negras aterrizan en la esquina.
Parpadeo hacia él. Su boca se tuerce, y luego echa la cabeza hacia atrás
para reír.
―Bebé, lo siento, pero te ves... increíble. ―Él sigue riéndose.
―¿Tanto que te estás riendo? ―Ladeo la cabeza, pero siento que mis
propios labios se contraen.
Me tira a sus brazos.
―Te ves completamente follada. ―Besa mis labios―. Me gustas sucia
y caliente. ―Sus labios se arrastran hasta mis ojos.
Mi cabeza cae hacia atrás. ¿Como hace esto? En un minuto lo odio, y al
momento siguiente no puede hacer nada malo.
―Ven, vamos a vestirte.
Mi mirada se desplaza a mis bragas.
―No nos preocupemos por ellas. ―De nuevo, su boca se tuerce.
―Eres de lo peor. ―Me alejo, tomando mis pantalones de él, usando su
mano para estabilizarme ya que mis piernas están temblando.
―Ven. ―Se agacha y observo cómo coloca suavemente cada uno de
mis pies sucios en mis fabulosos zapatos Louboutin. Podría llorar
sintiendo la suciedad en el cuero limpio.
»Listo, mucho mejor. ―Él mira hacia arriba, y por un segundo jadeo
por aire.
Sin aliento.
Eso es lo único que me viene a la mente. Con su cabello oscuro y labios
carnosos formando una amplia sonrisa, él me deja sin aliento. Sus ojos
azules me mantienen como rehén. Cada vez que lo miro, pierdo un poco
de mí... pero gano un poco de él.
Dios, mi corazón late tan fuerte que tiene que oírlo. Se pone de pie y yo
trago. Sus ojos cambian y ya no sonríe. ¿Puede sentir esto? ¿Sabe que juntos
estamos completos?
Jett se ha convertido en mi todo. Brillante, controlador, mi pieza
perdida.
Este es el momento en que acepto mi verdad.
De algún modo, de alguna manera, me he enamorado de él a pesar de
saber que no es mío.
Santa mierda.
Estoy enamorada de Jett Powers, el prometido de mi madre.
JETT

No sé qué me poseyó para pensar que era una buena idea llevar a Raven
no solo a mi oficina, sino ahora a la sala del tribunal donde se sienta a mi
lado.
Se siente demasiado íntimo, pero después del incidente de la escalera,
todo se ha intensificado.
Renuncié a tratar de alejarme de ella, he racionalizado que lo terminaré.
Ella va a volver a la escuela en un mes, pero hasta entonces soy un
bastardo egoísta que podría estar jodido porque estamos entrando en una
rutina. Está levantada y lista para irse a las siete de la mañana. A las siete
y media salimos por la puerta y paramos para comprar café y esas cosas
en mi oficina, y a las ocho estoy en mi escritorio trabajando.
Mi oficina se está echando a perder. Al diablo con eso, yo me estoy
echando a perder.
Ella se hizo cargo de revisar mis declaraciones y resaltar cualquier cosa
que no esté bien.
Cristo, la encontré ayer enseñándole a Mike, uno de mis mejores
abogados, sobre leyes ambientales, pero él lo arruinó invitándola a salir.
Casi lo despido en el acto, pero Raven lo salvó diciendo que tenía novio.
Novio.
Es casi cómico, supongo que soy yo. Teniendo en cuenta la cantidad de
horas que pasamos juntos, uno pensaría que ella comenzaría a
exasperarme. Adoro a Rebecca, pero incluso con ella tengo un tiempo de
tolerancia de diez minutos, después de eso, me fastidio.
Aparentemente, esa regla no se aplica a Raven. Cuanto más tiempo
paso con ella, más me gusta, y esto no es solo por su apretado coño, estoy
casi obsesionado con su mente, ella es increíblemente aguda. Me
acompaña, me desafía y luego se somete.
Mi teléfono vibra. La miro, escribiendo en su computadora portátil
mientras levanta la vista y me lanza una sonrisa que hace que me duela el
pecho.
¿Qué mierda me está pasando? Ya no soy un niño, este tipo de cosas
como sonreír y tocar son para otros hombres, no para mí. Lleva el pelo
suelto hoy, largas ondas de chocolate negro se derraman sobre su hombro,
y mi mano casi hormiguea con la necesidad de tocar los hilos de seda.
Maldita sea, mi polla está dura, otra vez. Me muevo en mi silla, esto se
está saliendo de control. Arrastré a Raven al baño público de mierda hace
menos de veinticinco minutos. La follé contra la puerta.
El epítome de clase, Jett.
Negando con la cabeza, miro mi teléfono. Rachel. Presiono declinar.
¿En qué diablos está pensando, llamándome? Ella debería saber que
estaría en la corte, o tal vez no. Raven y yo nos hemos quedado hasta tarde
y nos hemos levantado temprano... ¿Cuándo fue la última vez que me
senté y tuve una conversación con ella?
Jesucristo, soy un idiota.
Miro a mi cliente. Es una gran estrella, pero si un cliente antiguo no me
hubiera pedido que lo representara como un favor, habría dicho que no.
Aunque es dinero fácil, claro y simple. Un estúpido actor atrapado
consumiendo éxtasis, primer delito.
Bobby se inclina.
―¿Cuánto tiempo más crees? Y con el tema del servicio comunitario,
¿puedo pagarle a alguien para que lo haga por mí?
Lo miro. Menos mal que tuvo éxito. Él es estúpido.
―No, no puedes pagarle a alguien para que haga tu servicio
comunitario, y si yo fuera tú, dejaría de reírme con el teléfono y me
concentraría en lucir triste. ―Me mira sin comprender y yo me maravillo
de Hollywood. La única industria en el mundo en la que literalmente
puedes ser un idiota y un adicto a las drogas y que te paguen por ello.
―Ella nos está mirando ―susurra.
Miro a la juez Anderson, me aclaro la garganta y siseo:
―Ponte de pie. ―Sonriéndole, me abotono el saco del traje.
―En el caso entre el Pueblo contra…. ―Apenas escucho mientras ella
le da treinta y dos horas de servicio comunitario y una multa de cien mil
dólares, lo que en realidad es bastante elevado considerando que lo rebajé
a un delito.
―Buena suerte. ―Asiento con la cabeza hacia él.
―¿Ya está? ¿Soy libre? ―Él sonríe y saluda a los reporteros.
―Sí, haré que uno de mis empleados pague la multa y se encargue de
todo. Todo lo que tienes que hacer es presentarte para el servicio
comunitario y pagar mi cuenta. ―Coloco mi computadora portátil y mis
papeles en mi maletín de cuero, luego alcanzo a Raven.
―Eres genial. ―Ella sonríe mientras se pone los lentes de sol.
No puedo evitar sonreír.
―Maldita sea, lo soy. ―Le sonrío y abro las puertas.
»Sin comentarios. ―Levanto la mano y le sonrío a los paparazzi, pero
sigo caminando hacia el estacionamiento.
―Okey, entonces Rebecca acaba de enviarme un mensaje de texto.
―Raven lee desde su teléfono―. Mañana tienes un gran día y… mi mamá
la ha llamado tres veces. ―Se muerde el labio cuando le abro la puerta y
se desliza dentro de mi Ferrari.
Estaba de tan buen humor esta mañana, le di a Iain el día libre. Algo me
dice que puede terminar esta noche. Tres llamadas, doy la vuelta hacia el
lado del conductor y me doy cuenta de que Bobby sale del juzgado con su
guardaespaldas.
Debería cobrarle extra por ser estúpido.
Me hundo en mi asiento y enciendo mi Ferrari. Ronronea como un
gatito, recordándome que debería conducirlo más.
―¿Tu madre te dejó algún mensaje?
―No. ―Ella mira por la ventana.
Presiono el botón y le ordeno al auto que llame a Rachel. Va directo al
buzón de voz.
―Llama a Rebeca.
―Hola, señor Powers ―responde Rebecca al primer timbre.
―¿Se supone que debo ir a alguna parte esta noche con Rachel? ―Hago
un chasquido, luego tomo un respiro. No es su culpa que me haya
encontrado en esta situación―. Lo siento, Becca.
―Por favor, es el mejor jefe de todos. Parece que está despejado para
esta noche, pero anoche tenía programada una cena con el alcalde y su
esposa y Rachel me pidió que la cancelara.
―¿En serio?
―Sí, ella me pidió que lo cancelara hace un par de días.
―Mmm, okey, puedes irte, no voy a volver hoy. ―Desconecto la línea
y me quedo callado mientras conduzco. Tal vez debería pedirle a Tina,
una de mis asistentes, que vaya a Tiffany's o Cartier y le compre algo.
Cristo, eso no podría hacer más obvio que estoy follando con alguien más.
Lo gracioso es que a Rachel no le importa si tengo un snack aparte, pero
esto no es todo.
Esto empieza a ser más, algo que no soy capaz de tener, sobre todo
cuando me caso en menos de cinco meses.
―¿Rachel siempre ha sido así contigo? ―Miro hacia ella.
Ella suspira y sigue mirando por la ventana.
―No hablo de ella, especialmente contigo. ―Ella se frota la frente.
Asiento con la cabeza.
―Bueno, estamos más allá de eso, pero no voy a forzarte. ―Mis manos
aprietan el volante.
Ella se encoge de hombros.
―Algunas mujeres no deberían tener hijos, y ella es una de esas. María
básicamente me crio. ―Su voz es ronca por la emoción, ha sido
traumatizada por sus dos padres, la han ignorado, ninguno de ellos
realmente la quiere, aunque el ex de Rachel al menos lo intentó, y ella tuvo
a María. El misterio de por qué Rachel insistió en quedarse con María
cuando se mudó está resuelto.
Permanecemos en silencio el resto del viaje mientras trato de luchar con
mi conciencia. Necesito retirarme, no importa cuánto la desee, nunca
podremos ser. Es joven, hermosa y merece el mundo. Yo no puedo
entregarme a ella, no realmente. No estoy hecho para eso. Mi trabajo,
carrera, son mis grandes amores, pero Raven aún es lo suficientemente
joven como para encontrar a alguien que siempre la ponga primero.
Alguien que dejará todo solo para tener su sonrisa. Sí, mi Lolita merece
tenerlo todo, ella puede marcar la diferencia.
Me detengo en mi camino de entrada, buscando el auto de Rachel. No
está ahí, pero podría haberlo puesto en el garaje.
Raven apenas espera a que me detenga y abre la puerta de par en par,
corriendo escaleras arriba pasando a una María que parece preocupada y
que está de pie sosteniendo la puerta principal abierta.
―¿Qué demonios? ―Suspirando, agarro mi maletín, y luego miro mi
teléfono. Nada nuevo, solo cosas de trabajo.
Son casi las cuatro, quizás pida una pizza si Rachel no está. Abrir una
botella de tinto, y Raven y yo podremos ver una película, tal vez nadar.
El silencio me saluda cuando entro.
―¿Rachel?
―Ella ha salido. ―María está de pie en la puerta de la cocina.
―¿Cuándo va a volver? ―digo con fuerza, no de humor para la mirada
de desaprobación de María. Estoy tratando de tener paciencia ya que ella
básicamente crio a Raven, pero no toleraré que interfiera.
―No lo dijo, solo que iba a salir.
―Gracias, puedes irte a casa. ―Lanzo mi maletín en una de las mesas
y pulso el número de Rachel. Nuevamente, va directamente al correo de
voz.
―Estaba pensando en llevar a la señorita Raven conmigo esta noche.
―Ella levanta la barbilla, con los brazos cruzados.
Eso me detiene y levanto la vista de mi teléfono.
―¿Disculpa?
―Sí, quería hacerle tacos caseros, es una de sus comidas favoritas.
Ladeo la cabeza.
―Bueno, entonces definitivamente deberías hacerlos para ella, pero no
esta noche. ―Lanzo mi teléfono en la isla de mi cocina y me quito el saco
del traje.
Ella duda.
―¿Algo más que necesites decirme?
―Sí, ya hice las tortillas frescas…
―Gracias, María, pero no esta noche. Te puedes ir, estoy cansado.
Abro mi cajón del menú de comida para llevar y la ignoro mientras se
mueve. La miro desde el menú.
―Puedo esperar hasta que la señora Rachel regrese a casa. ―Levanta
la barbilla. Nuevamente, cualquier otra persona habría sido despedida,
pero dado que ella está tratando de proteger a Raven, ¿puedo culparla?
Dicho esto, pediré pizza y subiré a follar.
―No es necesario, yo estoy en casa. ―Sonriendo, tomo mi teléfono―.
Te veo mañana.
Ella asiente luciendo miserable, pero nunca la he visto lucir feliz. Toma
su bolso, murmurando mientras sale. Al menos Raven tiene una persona
de su lado.
Mientras ordeno la pizza, escucho que se cierra la puerta principal.
Después de agarrar una botella de mi tinto favorito, subo las escaleras de
dos en dos, yendo directamente a la habitación de mi Lolita.
JETT

―La pizza está aquí. ―Raven se apoya contra el marco de la puerta con
mi túnica blanca, con una pierna asomando por la abertura. Su cabello
está recogido y pequeños rizos caen en cascada alrededor de su cuello.
Salgo de la ducha y busco una toalla.
―¿Dónde quieres comer? ―Le sonrío mientras sus ojos se sumergen en
mi polla.
―¿Qué tal el patio trasero? ―Ella mira, mi pene se endurece y sus ojos
se encuentran con los míos mientras me seco con la toalla.
―Perfecto. ―La miro―. ¿Estás bien?
Ella asiente.
―Palabras, Raven. ―Levanto su barbilla hacia arriba, perdiéndome en
sus charcos de zafiro.
―Estoy bien. ―Ella suspira, y su dedo traza una gota de agua
corriendo por mi pecho.
»Para ser honesta… ―toma un respiro―… odio que me recuerden que
estás con mi madre. ―Ella escupe madre, luego se gira para irse.
―Yo no lo veo así. ―La agarro y la atraigo hacia mis brazos―. Mira,
soy un bastardo, pero no tenía idea de que esto iba a suceder. ―Es lo más
cerca que me admitiré a mí mismo, o a ella, de que esto, nosotros, es algo.
Ella me mira, sus ojos me muestran todo lo que no está lo
suficientemente hastiada como para ocultar.
―Cuando estamos juntos, se siente bien, ¿sabes? Y… ―Se encoge de
hombros, mirando mi pecho en lugar de mis ojos.
»Creo... que podría estar enamorándome del señor Powers. ―Ella
sonríe y se muerde el labio inferior, mirándome. Mi pecho late, casi duele.
Cristo, solo mirarla casi duele.
―Bueno, no lo hagas. No soy el hombre adecuado para ti, cariño.
―Beso la parte superior de su cabeza, paso a su alrededor y salgo a su
habitación, envolviendo la toalla alrededor de mi cintura.
―¿Por qué? ―exige.
Miro por encima del hombro y, por primera vez en mucho tiempo,
vacilo. Lo cual es una locura, acabo de tener esta misma conversación
conmigo mismo.
―Soy demasiado mayor para ti y estoy casado con mi trabajo.
―Levanto la tapa de la caja de pizza y huelo el pepperoni y los jalapeños.
Raven ama la comida picante. Si me hubieras preguntado qué tipo de
pizza le gusta a Rachel, no tendría ni idea.
»Tienes toda la vida por delante. Te cansarías de mí. ―Cierro la caja y
le sonrío.
―Creo que estás equivocado. ―Camina hacia mí.
Mis ojos se estrechan y mis fosas nasales se dilatan ante su fascinante
aroma, complementa el aroma de nuestra cena.
Ella es peligrosa, está convirtiéndose en mi propia kryptonita.
Ladeando la cabeza, se detiene justo en frente de mí.
―Y creo que lo sabes.
Nuestros ojos se encuentran. ¿Cómo mi jodida Lolita de alguna manera
ha sacado lo mejor de esta situación?
―Tuve un muy buen día hoy. Es decir, hasta que la perra de mi mamá
comenzó a llamar, pero ella no está aquí, y ya no puede hacerme daño.
Soy libre. Tomo mis propias decisiones. ―Se da la vuelta y recoge la
botella de tinto que traje conmigo y sale de la habitación.
―Estoy jodido. ―Miro tras ella. Soy un hombre lo suficientemente
grande como para dar crédito a quien lo merece, y ella simplemente
dominó esta conversación.
Levantando la caja de pizza, la sigo por las escaleras hasta mi patio
trasero. El sol está comenzando su descenso; rojos, naranjas y rosas llenan
el cielo. Los Ángeles tiene sus defectos, pero sus puestas de sol no son uno
de ellos.
―La noche es preciosa, me encanta estar aquí. ―Me sonríe mientras
dejo la pizza en la mesa grande.
―Las copas y el abridor de vino están ahí. ―Señalo con la cabeza la
cocina al aire libre―. Necesito hablar con mi jefe de seguridad por un
segundo.
―Correcto, siempre me olvido de eso. ―Ella mira a mi alrededor a mis
numerosas cámaras.
―Te lo dije, soy un asno. Parece que me hago enemigos ―grito por
encima del hombro y abro la puerta de la casa de huéspedes. Iain se sienta
en el sofá y levanta una mano tan pronto como entro.
―Ya las apagué, avísame cuando termines. ―Mira la televisión, sin
mirarme a mí, con una sonrisa estúpida en su rostro.
¿Qué demonios? Cierro la puerta porque si no tengo cuidado, voy a
empezar a tratar de defenderme. A la mierda.
Me giro y me dirijo hacia ella. Poniéndose de pie, se quita la bata y la
deja caer sobre el gran sillón, con un cielo naranja y púrpura profundo
detrás de ella.
Peligro.
Es como una alarma sonando en mi cabeza, estoy entrando en algo
sobre lo que no tengo control, pero por mi vida que no entiendo por qué
no me alejo.
Eso es mentira, pienso, mientras mis ojos devoran sus pezones
desnudos, jodidamente duros y sus tetas jugosas. Bebiendo su vino, me
espera.
―¿Todo bien, señor Powers? ―Su voz es ligeramente áspera.
Mis ojos acarician su rostro. ¿Cómo he desarrollado una debilidad? Es
casi risible. ¿Toda la charla de mierda que he dicho sobre los idiotas que
conozco siendo dominados? Sin embargo, aquí estoy.
Raven es mi debilidad, no importa cuánto me diga a mí mismo que me
aleje...
No lo haré.
Y ella lo sabe. Lo que es peor, no me importa si lo hace. Todo lo que
quiero es enterrar mi boca en su coño, chupar su néctar hasta que grite mi
nombre, y luego saborearla lentamente toda la noche.
Le tomo la copa de vino, tomo un sorbo, sostengo la copa sobre sus
labios hinchados y la observo beber la espesa mezcla de chocolate y bayas,
inclinando más la copa hasta que el líquido rojo intenso se derrama por
los lados. Sus ojos se abren como platos mientras desciende por su cuello
hasta sus pechos.
―Mierda, acuéstate, bebé. ―Dejando la copa en la mesa junto a
nosotros, se recuesta, y sus manos se estiran ligeramente hacia arriba,
colgando sobre la parte superior y se retuerce.
Simplemente mirarla me hace sonreír. Ella es la perfección. De repente,
todos los pensamientos sobre cualquier cosa además de esta mujer se han
ido. La ligera brisa cálida y la fragancia de lavanda y jazmín nos
envuelven.
―Abre tus piernas. ―Mis fosas nasales se dilatan cuando planta
lentamente cada pie en el borde de la tumbona, y dejo caer mi toalla.
»Eres hermosa. ―Acariciando mi polla, me paro sobre ella como un
maldito dios, preparándome para reclamar lo que es mío. Se lame los
labios húmedos manchados con el vino, y me muevo entre sus piernas
para chupar y lamer el vino de su pecho derecho.
―Oh, Dios. ―Gime y se arquea mientras mi lengua acaricia su duro
pezón.
Cuando paso al otro, esta vez chupo y muerdo. Sus uñas se clavan en
el cojín. Levanto la cabeza y ella abre lentamente los ojos.
Este es nuestro momento. En este segundo en que nuestros ojos se
conectan, todo está ahí, su amor, sus necesidades, sus deseos. Pase lo que
pase, ella siempre será total y completamente mía.
―Jett ―susurra.
―¿Sí? ―Soplo en su pezón―. ¿Qué necesitas? ―Alcanzo la copa de
vino.
―A ti, solo te necesito a ti ―gime mientras le derramo vino en el
ombligo.
―Me tienes. Ni siquiera sé cómo. ―Sumerjo la cabeza para lamer el
líquido y su respiración se acelera.
»Dime, dile al señor Powers, ¿dónde quieres que te chupe la próxima
vez?
―Mi coño ―grita y se arquea.
No puedo evitar sonreír. Apenas terminé la pregunta.
―Este es mi coño. ¿Entiendes, Raven? Nadie más lo toca, incluyéndote
a ti, a menos que yo lo diga.
―Sí. ―Sus ojos revolotean mientras me ve derramar más vino sobre su
interior rosado y húmedo.
»Oh. ―Se apoya en los codos y su cabeza cae hacia un lado mientras
me observa bajar la cabeza.
―Eso es, cariño. Mírame chuparte el coño. ―Instantáneamente mi
lengua lame su dulce clítoris de un lado a otro.
»Mierda, sabes tan bien. Dile a tu papi exactamente lo que necesitas.
―Mi propia respiración se vuelve áspera. Entierro mi rostro en ella,
aferrándome a su delicioso nudo mientras canta mi nombre.
―Oh, Dios ―se queja, pasando sus manos por mi cabello.
Froto sus jugos por toda mi boca, necesitando su olor como necesito
oxígeno.
―Jett… papi… ―Sus manos se aprietan―. Tengo que correrme.
―Jadea―. Necesito correrme en tu boca. ―Mientras jadea, sigo
chupando su clítoris, sintiendo que todo su cuerpo se tensa. Girando en
espiral, se sacude contra mi boca.
―Mierda, no puedo tener suficiente. ―Le doy otra lamida a su clítoris,
luego deslizo su cálido cuerpo, empujando mi polla profundamente
dentro de su apretado y húmedo coño.
»Jesús ―gruño.
Su coño se aprieta alrededor de mi grueso eje como si quisiera
exprimirme hasta la última gota.
―Tan apretado y húmedo y mío. ―Saliendo, me deslizo de nuevo, y
sus uñas se clavan en mi espalda mientras empiezo a perder de vista todo
menos este jodido placer.
Dentro y fuera, la golpeo. Mientras tanto, me clava y me araña la
espalda y el pecho.
―Eso es, hermosa ―la alabo.
Inclinándose, me muerde el labio y luego chupa la parte inferior.
Salvaje, indómita, casi violenta, pero tierna, todo envuelto. Tomando su
mano, que está clavándose en mi pecho, entrelazo mis dedos con los
suyos.
―Voy a correrme ―jadea.
Mi boca toma la suya, nuestras lenguas se enredan y los músculos de
mi estómago se tensan.
―Jett, voy a correrme ―grita y la dejo, sin importarme quién nos
escuche.
―Eso es, Raven. Córrete, bebé. Deja que ese maldito coño me ordeñe.
―Mis ojos sostienen los suyos, y mientras reclamo la última parte de su
alma, la veo morir y renacer. Ella gime mientras su coño se contrae con
latidos pulsantes.
»Mierda, eso es. Te voy a llenar. ―Mi propia respiración es áspera
cuando su coño resbaladizo y cálido pulsa tan fuerte que obliga a mi polla
a escupir mi semilla, una y otra vez.
»Cristo. ―Agarro la parte de atrás de su cabeza y la jalo, dejando que
mi boca chupe su pulso, sintiendo todo, el placer tan intenso que me
hormiguea en los dedos de los pies mientras permanezco profundamente
dentro de ella.
Conectados.
Nuestros ojos permanecen fijos en el otro. Ella trata de recuperar el
aliento y yo trato de robárselo. Cuando suelto su mano para poder
empujarla una vez más, ella sonríe.
Suspirando, entrelaza sus manos en mi cabello mientras beso sus
párpados, su nariz, su oreja...
¿Qué demonios? ¿Se acaba de mover algo detrás del garaje? Levanto la
cabeza, pero no salgo de ella mientras busco a quien quiera que esté
mirando.
―¿Qué ocurre? ―Raven gira la cabeza.
―Nada, pensé que vi a alguien. ―Vuelvo a mirarla y beso sus labios
de cereza.
―Espera, ¿qué? ¿A quién? ―Trata de mirar, pero no veo nada, y
todavía estoy disfrutando de uno de los mejores orgasmos de mi vida.
Haré que Iain revise la propiedad para estar seguro. En este momento,
voy a comer pizza, beber vino y acurrucarme con Raven. Me retiro
lentamente mientras ella gime en protesta.
―No fue nada, cariño. ―La beso de nuevo, porque parece que no
puedo detenerme y ponerme de pie. Alcanzando nuestra copa de vino,
camino hacia el horno de ladrillo al aire libre donde se encuentra la botella
y miro hacia el lugar donde creí haber visto algo.
Nada.
Enciendo las luces del bistro, todavía nada. Agarrando la botella y el
vaso, vuelvo a Raven, que está sonriendo, con las piernas cruzadas,
luciendo tan hermosa y feliz. Un sentimiento de satisfacción fluye sobre
mí mientras mis ojos acarician su rostro.
―Ponte tu bata, mi amor. Voy a hacer que Iain vuelva a encender las
cámaras y camine por la propiedad.
―¿En serio? Quería ir a bañarme desnuda. ―Ella hace un puchero, y
por un momento casi digo que a la mierda, pero Rachel podría volver a
casa en cualquier momento.
―No esta noche. ―Le entrego el vino y recojo su bata mientras sus ojos
examinan mi cuerpo.
―Eres tan sexy. ―Ella sonríe. Sentándose, coloca una pierna a cada
lado de la tumbona, mis ojos se sumergen en su coño mojado en
exhibición para mí, y mi polla ya está dura.
―Tu bata, Raven ―siseo.
―Oh, está bien. ―Ella toma un sorbo del vino.
Apretando los dientes, observo su cuello mientras traga. Ella me está
probando, mis manos se meten en la bata. Estoy listo para azotarle el culo
y luego hacer que se amordace con mi polla. ¿Quizás deberíamos volver
arriba a su habitación?
Finalmente, se pone de pie y toma la bata.
―Vuelvo enseguida, déjame ir por algo de ropa. ―Sin esperar a ver la
expresión de su rostro, no necesito hacerlo, puedo sentir su decepción.
Subo corriendo las escaleras. Esto es lo correcto. Rachel puede ser una
perra, pero no necesita verme con Raven.
Frunzo el ceño, abro la puerta de una patada y agarro mis pantalones
de chándal y una camiseta. Cristo, ¿cuándo me convertí en un hipócrita?
Me importa una mierda si alguien me ve follando, pero es diferente con
Raven. La necesidad de compartirla no está ahí. De hecho, es todo lo
contrario, si soy sincero. He desarrollado una rabia casi animal ante la
idea de que alguien la toque además de mí.
Contrólate, Jett.
Mantén estos impulsos contenidos.
Rachel es tu prometida, y Raven... ni siquiera deberías estar pensando en nada
más que comer pizza y ver la televisión con ella.
Esto es lo que quieres, me sigo diciendo mientras bajo las escaleras.
Esta vida, mi trabajo, todo por lo que he trabajado tan duro. Sin
preocupaciones, sin sentimientos, sin drama.
Ordenado.
Entonces, ¿por qué me siento privado por no poder bañarme desnudo
en mi piscina con Raven?
RAVEN

Me doy la vuelta y abro los ojos. Algo me despertó. Parpadeando de


nuevo, trato de despejar las telarañas del vino y hacer que mi mente se
concentre.
Algo está mal, duermo como un muerto. Suspirando, me apoyo en mis
codos. Mi mente repite lo de anoche, Jett y yo hicimos el amor. Él fue mío,
conectado a mí, besándome, amándome. Probablemente no necesitaba ser
tan transparente sobre mis sentimientos por él, pero como sea. Estoy harta
de mentir, estoy locamente enamorada de él, y él necesitaba saberlo.
―¿Por qué sonríes? ―Alguien sentado en la silla de la esquina se
inclina hacia adelante.
Sentándome, agarro la sábana.
―¿Qué demonios, mamá? ―Mi corazón y mi cabeza palpitan―. En
serio, ¿qué estás haciendo en mi habitación? ―Mi voz se hace más fuerte.
¿Qué demonios?
―¿Tu habitación? ―Se pone de pie y se acerca a la ventana. Esto es
espeluznante, incluso para ella. Como si esto fuera otro nivel de locura.
―Sí. Mi habitación. ―Tiro las sábanas, solo para recordar que estoy
desnuda mientras mi piel se eriza con la incómoda piel de gallina.
Parece que aún no se ha ido a la cama, su maquillaje es un desastre, su
ropa perfecta está arrugada. Dios, ¿cuánto tiempo ha estado sentada aquí,
observándome?
―Esta no es tu habitación. ―Ella me lanza una mirada.
Intento racionalizar las cosas y calmar mi terror. Seguramente Jett me
salvará si grito.
―Como sea. ―Enderezo mis hombros hacia atrás.
Se gira para mirarme de frente, como si me estuviera asimilando.
―No tengo idea de lo que está pasando, pero vete. ―Me doy la vuelta,
moviéndome a mi tocador por un sostén y bragas.
―Eres una chica estúpida y delirante. ―Su voz es baja, mientras
enciende un cigarrillo.
Wow, ella tiene que estar ebria. Jett odia que fume y mi mamá lo sabe.
Ella nunca enciende uno en la casa.
Tomo una respiración profunda, y mis ojos se mueven hacia la puerta.
¿Cuándo se hizo tan grande esta habitación? Se siente como si esa puerta
estuviera a millas de distancia, aun así puedo gritar...
Para.
Ella es tu madre, no te va a lastimar. Contrólate, Raven, repito una y otra
vez. Mordiéndome el labio inferior, me pongo las bragas.
―¿Vienes a mi casa y tratas de robarme a mi hombre? Oh, cariño, creo
que necesitamos tener una conversación entre madre e hija. ―Lanza
humo hacia el techo, y mi corazón late con fuerza. Esto es malo.
―¿Perdón? ―digo lentamente, agarrando la primer camisa que veo en
mi cajón. A la mierda el sujetador.
―Oh, guarda el acto de inocencia para Jett. ―Ella resopla―. Sabía que
lo estabas seduciendo desde hace un tiempo, pequeño coño traidor ―grita.
Sus labios rojos se ven extraños, como si tuviera cuatro bolas inyectadas,
dos arriba y dos abajo. Dios, apesta a alcohol.
―Estás borracha, así que fingiré que esto no sucedió, ¿de acuerdo? ―le
respondo bruscamente mientras saco unas mallas de yoga negras. Solo
quiero vestirme, poner algún tipo de barrera de su locura.
―Oh, no lo creo. Necesitas irte. Ten. ―Arroja lo que parece una tarjeta
American Express Black en mi cama―. Toma la tarjeta y sal, no es
necesario que te molestes en presentarte para la boda. ―Da otra calada.
Palabras feas, palabras hirientes.
Tiene que ser la peor persona viva. Para ser honesta, no creo que ella
alguna vez me haya amado, pero esto, comprarme, es casi ridículo. Mi
corazón salta, si está tan desesperada por deshacerse de mí, eso debe
significar que cree que soy especial para Jett.
Tomo un respiro.
―Mamá, no voy a hacer nada con el señor Powers además de ir a
trabajar con él. No tengo idea de qué se trata todo esto.
Ella da un paso más cerca de mí, y detesto ser bajita, o como dice mi
padre cariñosamente, petite… como sea. Aunque trato de alejarme de ella,
ella me alcanza con esa garra de su mano.
―Mío. Él es mío. No creas que no haré nada y todo para mantenerlo.
―Me sacude.
―Quítate de encima, vieja bruja. ―Me arranco de su brazo. Mi rostro
está ardiendo de humillación e ira. Ya me harté de ella, este abuso se
termina ahora.
―¿Bruja? Cómo te atreves…
―Me atrevo a todo, no tienes idea de quién soy. ―Me enfrento a ella, y
sus ojos se abren como platos.
―Realmente eres una chica estúpida ―se burla, y el humo baila
alrededor de su rostro pálido, haciéndola parecer caricaturesca.
―Estoy lejos de ser estúpida. Ahora, toma el dinero de tu soborno y sal
de mi habitación. ―Miro a la cama y la tarjeta.
»Tal vez debas usarlo para que te inyecten más mierda en la cara. Te
ves un poco cansada hoy. ―Es mezquino y está por debajo de mí, pero
ella es una persona terrible, y no tengo intención de dejar que me destruya
nunca más.
Enderezándose, se lleva el cigarrillo a la boca e inhala profundamente.
El humo escapa de sus fosas nasales.
―Vaya, vaya, vaya. Parece que podrías tener algo de mí en ti, pero estás
jugando un juego que no puedes ganar. ¿Crees que conoces a Jett? ―Ella
sonríe y quiero taparme los oídos porque sé que me va a doler lo que va
a decir.
»¿Crees que realmente puedes mantener interesado a alguien como él?
―Mi madre niega con la cabeza―. ¿Ya te ha compartido, Raven? ―Sonríe
mientras mi cerebro comienza a zumbar, como pequeñas abejas tratando
de protegerme de lo que viene a continuación.
»Porque eso es lo que le gusta, se divierte mirando y follando con otras
mujeres. Es lo que hace, así que pensar que eres especial es un poco
ridículo. ―Se lame los labios, deja caer el cigarrillo y lo apaga con el talón.
»Por eso, mi estúpida niña, es por lo que nunca me dejará. Porque a mí
también me gusta. ―Ella camina hacia la puerta, luego se gira―. ¿No me
crees? Asegúrate de estar en casa esta noche, mi amor. Verás de primera
mano exactamente quién y qué es realmente Jett Powers y qué le gusta.
Ella sale, con sus tacones resonando en el suelo, o tal vez son mis
dientes. Estoy temblando.
―¿Qué demonios? ―Miro a mi alrededor como si la habitación pudiera
responderme, o darme la fuerza que necesito para competir con alguien
tan horrible.
»Piensa, Raven, piensa ―digo, cerrando los ojos y luego abriéndolos.
Necesito a Jett.
Corro hacia mi teléfono y lo miro. ¿Qué voy a decir? Mi mamá finalmente
podría haber estallado. Estás comprometido con una mala persona que dice que
querrás compartirme. Ah, y por cierto, estoy enamorada de ti en caso de que no lo
entendieras anoche...
―Oh, Dios. ―Dejo mi teléfono y camino por la habitación. Okey, tengo
que prepararme para el trabajo, puedo hacer eso, luego tomaré un café y
trataré de hablar con Jett.
»Perfecto. ―Camino hacia el baño. Entro y salgo de la ducha, apenas lo
recuerdo, mi mente da vueltas tanto. ¿Qué quiso decir sobre esta noche?
¿Están planeando algún tipo de... qué? ¿Orgía? ¿Un trío? Me agarro al
lavabo porque me niego a creerle. Él no es así, no puede serlo, ella solo
está tratando de asustarme. Me miro en el espejo y me quedo mirando.
De alguna manera, me veo diferente. No sé qué es, pero ciertamente no
soy la misma persona que apareció aquí hace un mes.
Me aclaro la garganta, me enderezo y tomo un poco de brillo de labios.
Estoy pálida ahora que el horror se ha desvanecido, así que aplico un poco
de rubor... Necesito hablar con alguien.
Cher.
La necesito, no hay manera de que pueda manejar esto sola.
Después de meter todos mis cosméticos de nuevo en mi bolso, me
recojo el pelo en un moño apretado y me visto para el día, esperando en
secreto que él esté sentado en la silla en la que estaba mi madre,
esperándome.
No está. Por supuesto, no lo está. Rápidamente, me pongo unos
pantalones de vestir acampanados y una camisa blanca almidonada,
luego me arremango. Me pongo un par de zapatos de salón negros y
alcanzo mi teléfono. Resoplando dentro y fuera en respiraciones cortas,
llamo a Cher.
―Atiende, Cher ―me quejo cuando el teléfono acaba de sonar.
Finalmente, cuelgo y envío un mensaje de texto.

Yo: No puedo empezar a entender lo jodida que estoy. ¿Dónde estás?

Probablemente no vea esto en horas y yo necesito ir a trabajar. ¿Cómo


voy a sentarme a su lado y fingir que estoy bien? ¿Debería decirle lo que
pasó?
Agarro mi bolso y salgo lentamente, asegurándome de que mi mamá
no esté cerca, luego bajo las escaleras a toda velocidad, casi chocando con
Jett y grito.
Frunciendo el ceño, me sostiene.
―¿Estás bien?
―Yo…
―Oh, ahí estás, Raven. Jett y yo estábamos discutiendo nuestra cita de
esta noche. Haré que María te prepare la cena. No te importa, ¿verdad?
―Lleva de nuevo su estúpida bata de seda roja, el cabello mojado y fuera
de su rostro, pero se ha vuelto a maquillar.
―Rachel. ―Jett suspira mientras suelta mis brazos―. Raven puede
comer con nosotros. ―Se acerca para agarrar el saco de su traje.
―¿Por qué lo haría? Eso sería... incómodo. ―Se desliza hacia él
mientras él la mira, y la bilis sube a mi garganta. Verlo con ella, me está
enfermando físicamente. ¿Qué puede verle? Porque todo lo que yo veo es
una persona manipuladora y odiosa.
―No me siento bien ―anuncio, viendo a mi madre sonreírle, luego me
mira con los ojos entrecerrados. Me hormiguea la mano. Jesús, por un
segundo me vi a mí misma abofeteando y arañando su rostro falso.
―Vamos, llegaremos tarde. ―Se abrocha el traje y me mira con el ceño
fruncido.
―Realmente no me siento bien en absoluto. ―Estaba equivocada. No
puedo estar cerca de él ahora. Duele mucho.
Necesito pensar, reagruparme, tener un plan, porque esto se ha
convertido en una situación que mi corazón parece no poder manejar.
No después de anoche.
―Oh, querida. ―Ella ladea la cabeza hacia mí―. Jett, Raven debería
quedarse en casa hoy. Si ella tiene algo, no quieres que se lo contagie a
todos.
Apenas escucho la voz de mi madre mientras miro a Jett. Sus hermosos
ojos azules buscan en mi rostro, y por una fracción de segundo parece que
realmente podría tocarme. En vez de eso, asiente.
―Descansa un poco, estás pálida. ―Se da la vuelta para irse.
No espero escuchar nada más, ni de él, ni de mi mamá. Me quito los
zapatos y subo corriendo las escaleras, cerrando la puerta de un portazo
y poniéndole seguro. En un momento de terror casi paranoico, corro hacia
la silla de cuero gigante en la que estaba sentada mi espeluznante madre
y la empujo frente a la puerta.
―¿Qué estás haciendo? ―Me dejo caer en ella, tratando de recuperar
el aliento cuando mi teléfono comienza a sonar.
»Mierda. ―Alcanzo mi bolso, rezando para que sea Cher, pero en el
fondo sé que no lo es.
»Respira, Raven. ―No debería contestar esta llamada telefónica,
debería ignorar todas sus llamadas, pero es como una compulsión. Lo
necesito, o al menos eso es lo que se siente en este momento.
»¿Qué? ―Mi voz suena como si estuviera lista para llorar, lo que estoy
haciendo, pero ciertamente él no necesita saber eso.
―¿Qué sucede contigo? ―Su voz es tan fuerte y poderosa. Cierro los
ojos, sintiendo las lágrimas ya cayendo.
―Yo… simplemente no me siento bien ―susurro.
―Has estado tomando tus anticonceptivos, ¿verdad? ―Su voz, que
hace solo unos segundos parecía mágica, hace que mis ojos se abran de
par en par.
―Nunca te dije que estaba tomando la píldora. ―Y sé que no lo he
hecho. Me ha sorprendido que ni una sola vez me cuestionó sobre ningún
tipo de método anticonceptivo. De hecho, supuse que se había hecho una
vasectomía, pero claramente no.
―¿Crees que me correría dentro de ti si no supiera que tomas
anticonceptivos? No quiero hijos, siempre uso protección. ―Una vez más,
su voz es tan tranquila, en control, que casi quiero mentir y decir que no
la he estado tomando solo para escuchar algún tipo de emoción en lugar
de su tono santurrón.
―¿De qué estás hablando? ―Estoy a dos segundos de enloquecer―.
¿Cómo puedes saber que estoy tomando la píldora? ―exijo, tapándome
la boca con la mano, mi pierna comienza a rebotar.
―Tengo todos sus registros médicos.
―¿Entonces me espiaste? ―Aunque estoy tentada a gritar, o perder el
control, mantengo mi voz firme.
―Por supuesto ―dice como si no fuera gran cosa.
Y empiezo a reírme. Es eso o romper y sollozar.
―¿Por qué?
―Sabes por qué. ―Su voz es tranquila, casi relajante. Así es como él
siempre gana. Se mantiene tranquilo, controlado, sin sorpresas.
Niego con la cabeza y miro por la ventana. Estoy completamente loca
por un hombre que parece no tener conciencia. Borra eso, estoy
enamorada de él, aun sabiendo exactamente lo que es: un imbécil.
¿Qué pasa conmigo?
Negando con la cabeza, cierro los ojos y hablo lentamente.
―Jett, no estoy enferma porque estoy embarazada… estoy enamorada
de ti.
Ya lo dije.
Está ahí fuera, y no me arrepiento. En todo caso, su silencio en realidad
me hace sonreír. Desplomándome en la silla grande, espero mientras
pasan los segundos.
―¿Me escuchaste? Estoy enamorada de ti, y verte con mi mamá me
enferma. Quiero vomitar, probablemente lo haré. Pensando en ti, y en
cómo te sientes cuando estás dentro de mí, y sabiendo que estás haciendo
eso con ella…
―No lo hago. ―Su voz profunda me hace sentarme.
Trato de calmar mi corazón acelerado, pero no puedo respirar. Mierda,
esto es todo. Él va a decir las palabras que necesito oír.
―Hablaremos de esto más tarde. ―Su voz es entrecortada, casi
molesta.
―¿Eso es todo lo que vas a decir? ¿No lo hago? ¿No haces qué? ―exijo,
porque he llegado hasta aquí, así que ¿por qué parar ahora?
―No voy a hablar de esto por teléfono. ―Su voz está llena de
advertencia.
Inhalo profundamente, asiento con la cabeza y luego dejo salir la risa
histérica.
―Bueno, al menos no tienes que preocuparte por el embarazo. Que
tenga un buen día, señor Powers. ―Ya es suficiente humillación por hoy,
o cualquier otro día. Estoy a punto de colgar.
―Raven. ―Su voz me detiene.
―¿Qué?
―No he estado con tu madre, ni con nadie más, desde el día que te
quité la virginidad. ―Y luego la línea se corta.
JETT

―Becca, llama a Doug Jefferson y dile que pasaré por alto el caso
Hopper. ―Paso junto a una Rebecca atónita que salta de su asiento como
si la hubiera asustado.
―Sí, por supuesto. ¿Le doy una razón?
Mirándola, abro la enorme puerta de mi oficina.
―Lo siento mucho. ¿Café? ―me pregunta mientras cierro la puerta. Me
traerá café y todo tipo de daneses porque sabe que la cagó al interrogarme.
Debería terminar el día, pienso, mirando mi Rolex. Son casi las tres.
Pasé mucho más tiempo del que quería hoy en la corte, solo para recibir
mensajes sin parar sobre tomar este caso de asesinato tan pronto como
salí. Es el tipo de caso al que debería saltar: una mujer rica que mata al
que fue su marido durante doce años. Ella dijo que fue porque acababa de
enterarse de que se estaba muriendo y que se trataba de un suicidio.
Definitivamente puedo trabajar en eso, incluso con la falta de armas o
cualquier testimonio concreto real que diga que él era realmente terminal.
Será un evento importante, los paparazzi se lo comerán. Necesitan algo
ya que el caso de los Discípulos ha terminado. La joven y hermosa señora
Hopper, una ex conejita de Playboy, encontró muerto a su marido mayor
y deprimido porque no pudo soportar una muerte prolongada.
Sí, lo mataría, pero como me he metido en un predicamento,
literalmente, la idea de trabajar no tiene ningún atractivo en este
momento.
Raven.
Mi pequeña Lolita, diciendo sus verdades, sin dejar que nada la
detenga.
Jodidas pelotas.
Admiro eso. Hoy ella lo arriesgó todo, y sé que necesito terminarlo. De
pie, camino hacia mi gabinete de licores y tomo una botella de lo que esté
más cerca, luego me dejo caer en mi silla y giro para mirar por las ventanas
gigantes de la oficina. Desenrosco la tapa de la botella y bebo como si
fuera agua en lugar de maldito whisky quemándome un camino desde mi
garganta hasta mi esófago.
Verdades.
Misterios.
Mentiras.
Golpeo la botella y la veo marcar mi escritorio de madera de cerezo
perfectamente brillante. Mi teléfono vibra, pero lo ignoro. Esta es mi hora.
En este momento, necesito sentarme aquí y beber y pensar. Inclinando
mi cabeza hacia atrás, la imagino dejando caer su bata, con sus labios de
cereza entreabiertos...
Con un resoplido, me siento, alcanzo la botella y la llevo a mis labios
mientras me reconcilio con lo que finalmente estoy listo para hacer.
―¿Señor Powers? ―La voz de Rebecca me hace girar mi silla para
enfrentarla. Su habitual fachada agradable de que nada la desconcierta se
ha evaporado.
―¿Sí?
―Siento mucho molestar. ―Se aclara la garganta y sus ojos se abren
cuando bebo directamente de la botella.
»Es solo que... quiero decir, Rachel, es decir, la señora Stewart, está
tratando de comunicarse con usted. ―Sus ojos marrones muestran
preocupación, lo que me hace sonreír.
―Puedes irte ―digo, apoyando mis pies en el borde del escritorio.
―¿Puedo traerle una copa? ¿O tal vez llamar a Iain para que le traiga
el auto? ―Ella da un paso más cerca, y por un segundo, su forma delgada
me recuerda a la de Raven si realmente entrecierro los ojos.
Excepto que ella no lo es.
―¿Mi prometida dejó un mensaje? ―Después de acercar la botella a
mis labios, la cálida quemadura comienza a hacerme sentir más como el
verdadero yo. A la mierda todas estas tonterías en mi cabeza. Tuvimos un
gran sexo, tenía un jodido coño intacto, eso es todo lo que era esta
fascinación, y ahora se acabó. Iré a casa con Rachel, me la follaré, me
saturaré en su coño y borraré todos esos pensamientos y el olor y sabor a
azahar y coco.
Rachel es a quien me merezco, ella está en el mismo camino. Raven...
bueno, Raven se merece el mundo. Irá a Stanford, y dejará su marca.
―Ella dijo… ―Rebecca cambia de pie como si estuviera nerviosa, pero
para ser honesto, había olvidado que ella estaba ahí.
»Ella dijo, apúrate a llegar a casa, tengo una sorpresa para ti ―suelta, y
sus mejillas se sonrojan.
―Una sorpresa. ―Echo la cabeza hacia atrás para reír. Dios, solo Rachel
está lo suficientemente jodida como para traer a otra mujer cuando Raven
está aquí.
»Perfecto. ―Apunto la botella a Rebecca y me pongo de pie―. Sí, por
favor llama a Iain.
―Sí, señor Powers. ―Y por un segundo esas palabras hacen que me
duela el pecho, pero son meras palabras. ¿Y qué si mi Lolita las dijo como
la niña buena que es? Necesito concentrarme en el futuro.
»Una cosa más.
―¿Sí?
―¿Vendrá Raven el lunes? Escuché que no se sentía bien y no estuvo
aquí hoy…
―No, Raven ha terminado su pasantía. Si necesitas más ayuda, contrata
a alguien ―bromeo con visiones de tirar la botella de vidrio por la
ventana y destrozar todo.
Aplastante.
Es la forma en que mi pecho se siente cuando pienso en renunciar a ella.
Cierro los ojos y respiro hondo. Se acabó, necesito decirle a Raven la
verdad, que nunca he considerado no casarme con Rachel.
Nunca le mentí.
Ella solo piensa que está enamorada de mí. Tiene diecinueve años, por
el amor de Dios, está atrapada en la emoción de tener sexo con un hombre
mayor y experimentado.
Salgo de mi oficina, ignorando los gritos de asombro y las miradas,
presiono el botón del ascensor y me aflojo la corbata.
Amor.
Cristo, ni siquiera es una emoción real. No son más que dos personas
que se conectan y luego confunden ese sentimiento con amor. Se desgasta,
como todas las conexiones. Se separan y boom, empiezan todo de nuevo
con otra persona.
Resoplando, llevo la botella a mis labios. Es por eso que Rachel es la
indicada para mí, pero ya no la soporto. ¿Qué tan jodido es eso?
―Señor Powers. ―Me giro hacia la voz.
»Su auto está listo para ti. ―Iain está de pie con la puerta abierta.
―Gracias. ―Me deslizo e inclino la cabeza hacia atrás, dejando que la
calidez del bourbon fluya por mis venas, y así, me siento mejor que en
semanas.
Tardo diez minutos desde mi oficina hasta mi casa. En treinta minutos,
estaré profundamente dentro de quien quiera que sea la sorpresa que
Rachel haya preparado.
Y en una hora… bueno, en una hora, todo volverá a la normalidad.
―¿Señor Powers? ―La voz de Iain me hace parpadear y lo miro
lentamente. Su habitual expresión tranquila ha cambiado, sus cejas se
juntan como si él también estuviera preocupado. Claramente, ha estado
parado con la puerta del auto abierta mientras mi mente se acelera.
Asintiendo, salgo y miro hacia mi casa.
―¿Tú crees en el amor, hombre? ―digo, girándome antes de subir los
escalones. La pregunta parece haberlo tomado desprevenido, el dolor se
arremolina en sus ojos oscuros. Supongo que esa es mi respuesta.
―Absolutamente. ―Toma aire y asiente―. Mierda, sí, lo hago. ―Da
un paso hacia la parte delantera del Mercedes.
Cuando empiezo a subir los escalones de la entrada, reflexiono sobre
esto. Incluso Iain cree en el amor, claramente ha estado enamorado. Por
lo que sé, él está en una relación feliz, aunque de alguna manera dudo que
la mirada angustiada en sus ojos sea una pista. Sí, ese es un hombre que
tiene demonios, alguien que ha sido herido. Abro la puerta principal y
entro en mi vestíbulo, instantáneamente oliendo comida.
―¿Rachel? ―grito, dejando mi botella en el suelo.
―Arriba ―grita ella.
La casa parece desierta. Probablemente le dijo a todos que se fueran.
Subo las escaleras, y escucho música proveniente de mi habitación
mientras camino hacia la izquierda hacia la habitación de Raven,
deteniéndome antes de llamar.
Es como si tuviera pesos en el pecho, como si estuviera luchando contra
algo. Esta es una batalla que nunca podré ganar.
A la mierda con tocar. ¿Por qué fingir que eres algo que no eres? Entro,
y mis ojos instantáneamente la encuentran. Es como si hubiera entrado en
un universo diferente, porque en este universo todo se mueve lentamente,
como si el tiempo tratara de darme un segundo para alcanzarlo.
Raven se pone de pie y el libro que estaba leyendo cae al suelo. Sus ojos
están rojos como si hubiera estado llorando, pero todo lo que puedo hacer
es mirarla.
Ella es mi debilidad, pero yo no tengo que ser su perdición.
―Se acabó. ―Mi voz sale fuerte. Nuestros ojos se conectan, y me dejo
atrapar en sus piscinas de zafiro mientras parpadean para contener las
lágrimas.
―¿Qué te pasa? ―Su voz se quiebra. Mientras camina hacia mí, su
aroma a azahar me envuelve. Cuando muera, este será mi último olor, lo
sé. Su rostro y este olor me envolverán mientras tomo mi último aliento.
Jesucristo, necesito dejar de beber. Estoy pensando en una locura, o tal
vez ella es así de peligrosa.
Sus ojos, que al principio contenían lágrimas, ahora son casi negros.
―¿Qué. Te. Pasa? ―ella repite.
―Te dije que soy un imbécil. ―Desabrocho los dos botones superiores
de mi camisa de vestir.
Ella resopla, se tapa la boca y asiente, luego señala la puerta.
―¿De verdad vas a casarte con ella? ¿Tienes alguna puta idea de quién
y qué es ella?
―Sé exactamente lo que es, Raven. ―Mi voz es plana, y de repente todo
parece gris y oscuro.
―Me ha odiado desde el día que nací. ¿Por qué? ―Ella levanta las
manos―. No lo sé, ¿y sabes qué, Jett? No me importa, pero tú... pensé que
eras brillante, pensé que eras fuerte y… ―Las lágrimas caen por su rostro.
El dolor, muy parecido al que presencié hace unos momentos con Iain,
sale de ella, haciéndome sentir incómodo, como si tuviera una soga
alrededor de mi cuello.
―Se acabó, no fue mi intención lastimarte, o que desarrollaras
sentimientos por mí…
―Cállate, eres un maldito mentiroso. ¿Te ves a ti mismo? Sé que tienes
sentimientos por mí. ¿Qué diablos te pasó? ―Se seca las mejillas y sus ojos
buscan los míos.
Mi cabeza está latiendo.
―Te equivocas, soy un espectáculo de una sola persona y tu madre es
igual. Juntos, tenemos sentido.
―Se folló a mi novio del instituto. Ella es como una viuda negra. ¿Cómo
puedes soportar estar dentro...? ―Sus ojos se abren como si nos estuviera
imaginando juntos.
―No me propuse lastimarte. ―Me doy la vuelta.
―Bueno, lo hiciste ―grita a mi espalda.
―Quédate en tu habitación, Raven. ―Cierro la puerta, la música y la
risa me guían hacia mi dormitorio.
Porque esto es todo.
Esto es lo que realmente soy. Apoyándome en el marco de mi puerta,
me tranquilizo y observo a Rachel. Tiene una copa de champán en una
mano mientras mueve su lengua sobre los apretados pezones de Emily.
Los ojos de Emily se lanzan a los míos. Sonriendo, separa sus piernas,
mostrándome su coño mojado.
Nada. No siento nada. Rechino los dientes por lo jodidamente patético
que es esto.
―Mira quién finalmente decidió unirse a nosotras ―arrulla mientras
Rachel levanta la cabeza.
―Jett, bebé, finalmente. Empezaba a preguntarme si te habías perdido.
―Su sonrisa no llega a sus ojos. No hay destellos, no hay charcos
profundos de zafiros en los que perderme. Nunca le compré sus zafiros,
nunca le acaricié la piel con ella usando nada más que esos.
Nunca hice muchas cosas...
Me quito de la puerta, me desabrocho la camisa, y me adentro más. Las
manos de Rachel se mueven dentro de las piernas de Emily.
―La tengo lista para ti ―dice, mirándome desabotonar mi camisa y
tirarla al suelo.
―Levántate ―gruño.
Emily se levanta de un salto, dejando el espacio para que yo me siente.
Su olor no es tan repulsivo como el floral de Rachel, pero no es lo que
busco.
Como un rey, me siento y dejo que sus manos me toquen mientras
espero.
Uno.
Dos.
Tres.
Miro hacia arriba.
Ella está de pie en la puerta, nuestros ojos se encuentran, y su dolor casi
me ahoga, pero eso no puede suceder, porque ya estoy muerto.
Y ahora, está terminado.
RAVEN

Esto no puede estar pasando. Mi mente vuelve a mi conversación


telefónica anterior con Cher, cuando me dijo que esto sucedería, y que
nunca debería haberle dicho que lo amaba si no quería que terminara.
Pero no puedo pretender que estoy bien con él estando con mi mamá.
Necesitaba saber.
―No me propuse lastimarte ―dice.
Este podría ser el momento en que finalmente me rompa. Toda mi vida,
todos han elegido a mi madre y ahora, incluso él lo ha hecho.
Él la eligió a ella.
¡A ella!
―Bueno, lo hiciste ―grito, porque quiero que sangre, que sienta algo,
no solo hable con clichés. ¿Él no quería lastimarme? Qué jodidamente
patético.
Lo observo, casi congelada, mientras se da la vuelta y se aleja, y de
repente mi corazón late con fuerza en mis sienes. Él me está dejando.
―Quédate en tu habitación, Raven. ―Su voz es grave y fuerte, y el
cuchillo que ha estado flotando alrededor de mi pecho finalmente lo abre
y penetra.
―Esto no es real. No puedo ser tan idiota. ―Hundiéndome en la silla,
miro a mi alrededor, pero todo está borroso a través de mis lágrimas.
»No. ―Me paro―. Estás mintiendo ―susurro, limpiándome las
lágrimas con enojo―. Se acabó el tiempo de llorar, necesito pelear.
No puedo perderlo, tengo que detenerlo. No puede ser como se termina
esto. Corro hacia mi puerta y la abro, e instantáneamente escucho una
música horrible proveniente de su habitación. La piel de gallina comienza
en mi cuello y baja por mis brazos a medida que me acerco.
―No. ―Me ahogo con mis palabras, porque me dijo que me
mantuviera alejada, y por una fracción de segundo dudo. ¿Estoy lista para
enfrentar sus verdades?
―Jett, bebé, finalmente. Empezaba a preguntarme si te habías perdido.
―La voz de mi madre me provoca arcadas, pero continúo sabiendo que
debo parar.
Detente, Raven.
¿Por qué no me detengo? Esto me va a doler, pero es como si me hubiera
ido en piloto automático, colocando un pie delante de otro hasta que
alcanzo la pared para estabilizarme.
La puerta está abierta, las luces están encendidas, y doy un paso más...
Ahí es cuando lo veo todo. Lo veo por lo que realmente es.
Aquí es cuando debería irme, o gritar, pero no lo hago. Solo miro a mi
madre en lencería roja, lamiendo el pezón de una mujer rubia sentada
desnuda en una silla.
Estoy congelada.
Me quedo de pie, observándolo desabrocharse la camisa, exigiendo que
se muevan, y luego se sienta, y mi mundo que nunca ha sido perfecto,
pero que al menos era soportable, se desmorona.
No, mi mundo explota, y no por las manos que se estiran para
desabrochar sus pantalones, o porque mi madre se estira para tocar el
coño de la otra mujer.
No, todo eso es mero drama de fondo en una obra horrible. Lo que me
hace dejar de respirar es él.
Sus ojos azules están enfocados como láser en mí, esto es lo que me
perseguirá.
Quiere que yo lo vea. Quiere lastimarme de la manera más violenta y
primitiva.
Él quiere que terminemos.
Como una llave que encaja en una cerradura y se abre, siento que mi
cabeza se rompe, casi como el flash de la lente de una cámara, mientras
retrocedo.
Él es un monstruo.
Y he terminado con esto.
Él, mi madre, mi vida, en un clic. Se acabó.
De alguna manera, regreso a mi habitación y me muevo a mi armario.
Monstruo. Casi puedo oírlos jadear. Mi mente no deja de reproducirlo, y
dudo que alguna vez deje de hacerlo. Es difícil de creer que una vez pensé
que ser humillada y torturada por mi ex era el fin del mundo cuando se
reía y se jactaba de follar con mi madre. Eso parece tan juvenil ahora.
―Darren solo te lastimó. Jett, jodidamente te destruyó. ―Dios, me
estoy volviendo loca. Estoy hablando completamente sola―. Como sea.
―Saco mi maleta, arranco la ropa de las perchas y las tiro en ella. Debo
estar llorando porque apenas puedo respirar o ver mientras me muevo a
mis cajones y sigo tirando ropa en mi maleta. Luego agarro mi bolso y
empiezo a aventar el maquillaje dentro, pero mi mano se congela.
»Maldita perra ―grito cuando veo la tarjeta American Express Black
que mi madre me dio antes, justo encima de mi caja de maquillaje.
Casi me echo a reír, pero es demasiado enfermizo, de verdad. Ella
planeó todo esto. Ella ganó, tomaré su tarjeta de soborno, puede pagar
para tenerme fuera de su vida hasta que me ponga de pie. Después de eso,
nunca la volveré a ver.
Saco mi teléfono y llamo a Cher, tratando de no hiperventilar mientras
agarro mis varios humectantes y los meto en el bolso también.
―Hola, bebé. Me muero por escuchar lo que pasó. ―Su voz es
reemplazada por música a todo volumen.
―Mierda, ve a un lugar donde puedas oírme ―grito, apenas
aguantando y sin querer competir con un club.
―Oh, mierda. Espera, no vayas a ningún lado. Estoy casi fuera ―dice
mientras la música se desvanece―. Oh, Dios, ¿qué pasó? ¿Le dijiste lo que
te dije? ―Su voz llega clara ahora.
―No, rompió conmigo y lo encontré teniendo un trío con mi madre y
una zorra rubia. ―Mi voz ni siquiera suena como la mía, y me pregunto
si me he roto y estoy soñando todo esto.
―Oh, Raven, oh, no. ―La voz de Cher se quiebra.
No, no estoy soñando, y esta mierda duele, casi me quema tanto que
quiero agarrarme el pecho y hacerme un ovillo, pero eso puede esperar
para más tarde, primero necesito largarme de aquí.
―Yo solo… ¿cómo puedo ayu…?
―Detente, Cher. Necesito irme. ¿Estás escuchando? Necesito alejarme,
ahora. ―Tomo aire y bajo el teléfono para mirar la pantalla. ¿Qué estoy
haciendo? Cher está en Italia. Ella no puede ayudar.
»Tengo que irme, te llamo después ―le digo.
―Raven, espera, no cuelgues… ― Presiono finalizar y giro, mirando a
mi puerta, y luego llamo al único otro amigo que tengo.
―Brody. ―Inhalo―. Brody ayudará. ―Con un asentimiento, me
desplazo por mis llamadas perdidas, ignorando que me tiemblan las
manos. Dios, tengo tantos mensajes bonitos de él preguntándome cómo
estoy, y nunca respondí porque me estaba tirando al monstruo.
Monstruo.
Presiono su número y me muerdo el labio inferior, mirando a mi puerta
de nuevo, preguntándome si el hombre que actualmente está teniendo
sexo con mi madre y una mujer al azar volverá a cruzar esa puerta.
―¿Raven? ―La dulce voz de Brody es como agua fría y punzante
arrojada a mi cara. Es el colmo, de verdad, y empiezo a sollozar.
»¿Raven? ¿Qué pasó? ¿Estás herida?
―Oh, Brody. Gracias por responder. ―Intento decir más, pero estoy
llorando tanto que me detiene.
―Voy a llamar a la policía, ni siquiera puedo entenderte.
―Noooo, sin la policía, yo solamente te necesito. ¿Puedes venir a
buscarme, por favor? ―digo, mirando hacia el techo, con la esperanza de
que eso me ayude a controlarme. En este punto, no estoy segura de estar
usando oraciones completas. Sé que la policía no debería estar
involucrada, estoy tratando de escapar... no estoy encerrada.
―De acuerdo, iré ahora. Está afuera de la puerta en una media hora.
¿Puedes hacer eso? ―Su voz es tranquila y relajante. En cualquier otro
momento, probablemente me hubiera irritado, pero en este momento me
aferro a eso.
―Gracias. ―Cuelgo y sigo llenando todo lo que puedo. Por alguna
razón, siento que tengo mucho más que con lo que llegué. Debería dejar
la ropa y los zapatos caros, a donde voy no los necesitaré, excepto quizás
para venderlos, ya que es posible que nunca regrese, al menos no en años.
Es difícil respirar, mi nariz está tapada y mis ojos están tan hinchados y
rojos que se sienten como papel de lija.
Agarrando mis maletas, ignoro la música y otros sonidos que vienen de
su habitación. Si me concentro en eso, vomitaré y necesito salir de este
agujero de mierda.
Al no ver a nadie, tiro mi equipaje de mano y mi bolso sobre mi hombro
y jalo mi gran bolso Louis Vuitton por el largo camino de entrada.
―¿Raven?
Mierda, es Iain gritándome. Solo sigue caminando, solo sigue caminando,
juega en mi cabeza. Cristo, soy un desastre.
―Oye, Raven. ¿Qué estás haciendo? ―Me alcanza, y los focos se
encienden.
―Me voy. ―Sigo caminando hasta llegar a la puerta.
―¿Supongo que el señor Powers no tiene idea de que te vas?
―Mira... ―tiro mis maletas sobre mi otro hombro, tratando con todas
mis fuerzas de no empezar a llorar de nuevo―. ¿Puedes por favor abrir
la puerta? Tengo un amigo que viene por mí.
Él simplemente me mira fijamente.
―Bien, toma. ―Me quito el Rolex, un regalo de mi padre cuando me
gradué del instituto, y se lo entrego―. Por favor, tómalo. Solo abre la
maldita puerta. ―Empujo el reloj hacia él.
Mira el reloj y luego me mira a la cara.
―No quiero tu reloj, y sabes que necesito hacérselo saber.
―¿En serio? ―Mi voz se está haciendo fuerte―. Porque está ocupado
follándose a mi mamá y a otra puta… y yo no puedo… no puedo
quedarme aquí. ―Y aquí vienen las lágrimas de nuevo. Es como si no
pudiera parar o controlarme.
―Raven. ―Suspira y mira hacia la casa―. Aun así tengo que hacerlo.
―Su voz es suave.
―Por favor, toma mi reloj. No tengo efectivo, pero puedo enviarte algo
cuando me establezca, pero, Iain, te lo ruego, tengo que salir de aquí.
―Trato de darle mi reloj de nuevo, pero niega con la cabeza.
»Okey. Genial, haz lo que tengas que hacer. ―Lanzo mi reloj en mi
bolso y miro hacia adelante, esperando a Brody. Tal vez debería llamar a
la policía.
―¿A dónde vas? ―pregunta, con voz plana.
―No lo sé, pero tengo amigos, no tienes que preocuparte por mí
―digo, sin dejar de mirar la puerta.
―Es mi trabajo preocuparme ―afirma mientras Brody llega acelerando
en su BMW. Apenas se detiene y sale del auto, su delgado cuerpo luce
como si estuviera listo para la batalla.
―Abre la puerta. ―La voz típicamente tranquila de Brody suena
bastante frenética.
―Iain. ―lo miro―. Por favor déjame ir. Confía en mí, a Jett y a mi
mamá no les importa. ―Me limpio las mejillas, tratando de evitar que las
lágrimas de locura fluyan.
Sus ojos marrones van de mí a Brody.
―¿Necesitas dinero? ―Mete la mano en su billetera y me da un montón
de dinero en efectivo.
―No, mi mamá tuvo la amabilidad de darme una American Express
Black para que me fuera, estoy bien. ―Mi voz gotea sarcasmo.
―Solo toma el efectivo, nunca sabes cuándo podrías necesitarlo. ―Lo
mete en mi bolso.
―Gracias, te lo devolveré. ―Respiro, y las lágrimas que se habían
ralentizado vuelven a aparecer.
―Escucha, hombre. Esto es inaceptable. Raven no es una prisionera.
Abre la puerta o llamaré a la policía ―le grita Brody a Iain, quien sonríe.
―Él te está rescatando, ¿eh? ―Arquea una ceja hacia mí, pero presiona
un botón en su teléfono y se abre la gran puerta de hierro forjado.
―Sí ―digo por encima del hombro mientras camino hacia Brody,
quien agarra mi equipaje y lo tira en su maletero.
―¿Raven? ―Iain grita.
―¿Sí? ―Me detengo y giro, aunque Brody se acerca a mí.
―Ánimo, las cosas siempre funcionan como se supone que deben
hacerlo. ―Él sonríe, luego se da vuelta y camina por el camino de entrada.
La puerta se cierra y Brody me abraza. Quiero gritarle a Iain, ¿Qué significa
eso? o No lo entiendes, pero está demasiado lejos y no tiene sentido. Él no
entiende mi dolor.
―Jesús, Raven, me asustaste. ¿Qué sucedió? ―Brody se aleja para que
sus ojos puedan evaluarme.
―No puedo hablar de eso ahora, solo sácame de aquí.
Él asiente y me lleva al asiento del pasajero como si fuera de vidrio, tan
gentil... todo lo contrario a Jett. Me habría jalado con fuerza y me habría
sostenido, dejando que su fuerza me asegurara que todo estaba bien, que
él estaba ahí y que no necesitaba a nadie más que a él.
Excepto que Jett es un monstruo, no mi caballero de brillante armadura.
¿Cómo perdí de vista eso tan rápido?
Me dejo caer en el asiento del pasajero y dejo que Brody me mime, sin
realmente escuchar sus divagaciones, escuchando fragmentos de cómo
me cuidará y me quedaré con él.
―Me iré a España, Brody. ―Lo miro, al menos parece que ha estado al
sol, por lo que su coloración es mejor.
―¿España? ¿Qué tal la escuela? ―Casi pierde un giro.
―Terminé con la escuela por ahora. ―Vuelvo a mirar por la ventana,
apoyando la cabeza contra el frío cristal.
―Pero pensé…
―Me iré a España. ¿Quieres venir conmigo? ―Mi voz suena lejana y
me doy cuenta de que en realidad no me importa si viene o no conmigo.
Estoy completamente sola.
Odio estar sola, pero lo estoy, y no importa cuánto me gustaría que
Brody pudiera curarme, no puede hacerlo.
―¿Ahora? ―Su voz sube una octava.
―Sí.
―No puedo, quiero decir… ―Él me mira, luego de vuelta a la calle―.
Maldita sea, Raven, ¿por qué España?
―Porque ahí es donde se supone que debo estar. ―Levanto las rodillas
y me rodeo con los brazos como si eso pudiera proteger mi corazón de
este dolor.
Pero no es así.
Me duele, duele, y algo me dice que es posible que esto nunca
desaparezca.
JETT

Me doy la vuelta y entrecierro los ojos ante el sol cegador en mis ojos.
―¿Qué demonios? ―Gimiendo, me siento y parpadeo para alejar los
puntos negros, luego miro a Rachel desnuda.
»Cristo. ―Me acuesto, frotando mis manos arriba y abajo de mi rostro.
Los eventos de anoche inundan mi cerebro.
Raven. Su rostro, sus labios, su puto dolor mientras miraba a Rachel y a
Emily tocarme.
―Mierda. ―Me siento y jalo las cobijas, luego descanso mis codos en
mis rodillas, ignorando los gemidos de Rachel por ser molestada. Mi
cabeza está palpitando y mi boca se siente como si hubiera bebido agua
de la alcantarilla
Agarro la botella de whisky de mi mesita de noche y tomo un trago.
Definitivamente una mañana de perros.
―¿Emily? ―pregunto. Debe haberse ido, y no es que la culpe. Anoche
no pudo haber estado más jodido.
De pie, me dirijo lentamente al baño para orinar. Pobre Emily, necesito
llamarla y decirle que nada de lo que pasó fue su culpa.
No importa cuánto lo intentó, nunca me puse duro. Me gustaría echarle
la culpa a la bebida, pero no fue así.
Sé que no fue así.
Tiro de la cadena del inodoro y tropiezo hacia la ducha, necesitando
una fría para despertarme lo suficiente como para descubrir mi próximo
plan.
¿Qué mierda me ha pasado?
Cerrando los ojos, coloco mis manos contra la pared de azulejos, mi
cabeza se inclina hacia abajo mientras dejo que la picadura helada del
agua me distraiga, pero todo lo que veo es a ella, a mi Lolita, con sus
grandes ojos azules y sus labios rojos e hinchados. Ella me odia.
Cristo, yo me odio. Hablando de jodidamente auto sabotaje, anoche fue
feo, sucio, y por primera vez desde que probablemente tenía diez años,
siento... ¿Arrepentimiento? ¿Vergüenza?
Tal vez ambos, porque quería lastimarla. Ella me hizo sentir, reír y
cuestionar mi vida, y por eso quería castigarla. Agregue media botella de
whisky a la mezcla, y sí, eso ayuda a tomar buenas decisiones.
Levanto la cabeza cuando el agua golpea mi rostro. Se acabó. Ella me
odiará, pero al menos tal vez esta locura pueda detenerse.
No quiero su amor, quiero que las cosas vuelvan a ser como eran, donde
felizmente mojaba mi polla en un coño húmedo y cálido y no me
importaba. Quiero levantarme y emocionarme por tomar un gran caso,
sin preocuparme de cómo puedo colarme en la habitación de Raven y
follarla antes del trabajo.
Mi polla salta a la vida al pensar en eso. Dándome la vuelta, agarro el
jabón. Puedo tener un problema real.
Quiero decir, ¿acción de chica con chica y ni siquiera me puse duro? Me
senté y observé cómo se masturbaban, y mi polla ni siquiera se movió con
interés. ¿Pero pensando en Raven? Me pongo duro como la mierda.
Hago un enjuague final y salgo. Necesito llamar a Sam y pedirle que
venga y me dé una inyección de vitamina B12, al menos, porque me
palpita la cabeza y mi estado de ánimo se vuelve más sombrío a medida
que me despierto.
Después de cepillarme los dientes, me pongo unos jeans y una camiseta,
apenas mirando a Rachel mientras le envío un mensaje de texto a Sam.
Necesito café antes de ir a verla. A la mierda, no puedo sentirme más
mierda, bien podría terminar de una vez.
Camino por el pasillo, empapado en sudor mientras me dirijo a su
puerta y llamo.
Nada, pero ¿qué esperaba? Golpeo de nuevo mientras mi mente trata
de bloquear la traición que sus ojos tenían para mí.
―Raven. ―Todavía silencio. Apoyo mi brazo en el marco de la puerta
y espero, mi pulso comienza a acelerarse. Girando la manija de la puerta,
me preparo para su dolor, su ira, cualquier cosa menos lo que estoy
viendo.
Tomo aire y miro a mi alrededor. Por segunda vez en mi vida, veo rojo
y agarro un cajón vacío, todavía abierto de su embalaje, y lo tiro contra la
pared, viendo cómo se agrieta y se astilla.
―¿Raven? ―grito, pateando la puerta del baño para abrirla. Su aroma
me envuelve instantáneamente y levanto la vista, viendo los champús y
lápices labiales que ha dejado atrás.
»¿Iain? ―grito mientras me muevo hacia la ventana y miro el día
soleado.
―¿Qué pasa? ―Rachel entra corriendo, todavía desnuda, con la cara
como si tuviera dos ojos morados, ya que claramente se quedó dormida
con el maquillaje.
―¿Dónde diablos está Raven? ―rujo.
Ella da un paso atrás.
―¿Cómo puedo saberlo? ―Sus palabras no importan, sus ojos me
dicen todo lo que necesito saber. Ni siquiera puede tratar de fingir.
―Ponte algo de ropa, voy a llamar a la policía.
―¿Qué? ¿Por qué llamarías a la policía? ―Entrecierra los ojos y planta
las manos en las caderas, completamente ignorante del hecho de que mi
equipo de seguridad tiene sus Glock desenvainadas y se apresuran a
entrar.
―Consigan las imágenes de las cámaras, Raven se ha ido. ¿Cómo
diablos sucedió esto? ―Me giro para mirar a Eddie y Michael cuando Iain
irrumpe en la habitación.
―Señor Powers, Raven se fue anoche. ―Eddie baja su Glock.
Mi pulso está latiendo fuera de mi pecho.
―¿Qué? ¿Por qué no fui notificado? ―Me giro para mirarlos―. Están
despedidos, lárguense.
―¿Señor Powers? ―Iain levanta las manos y les indica a sus chicos que
salgan de la habitación.
Iain es mi hombre principal, pero si permitió que Raven me dejara...
―¿Tú la dejaste ir? ―Me acerco a él.
―Sí, dijo que su madre le había dado una nueva Tarjeta American
Express Black y que ambos estaban... ocupados en ese momento. Ya que
ella es una adulta, y no me dijeron que no se le permitía…
―Nunca dije que ella podría irse ―siseo mientras Rachel se interpone
entre Iain y yo.
―Jett, ¿por qué te importa? ―La miro―. Yo soy tu prometida, su
madre, y si Raven quiere irse y regresar antes a Nueva York, o salir con
gente de su misma edad, ¿por qué sería malo?
La miro, pero le hablo a Iain.
―Haz que Larry rastree el teléfono de Raven, encuéntrala y asegúrate
de que esté a salvo.
―Me pondré en eso en este momento. ―Se mueve hacia la puerta.
Rachel me mira con cautela.
―¿Y Iain? ―Finalmente aparto la mirada de ella y lo miro a él. Sus ojos
marrones permanecen tranquilos mientras espera―. Por favor,
discúlpame con Eddie y Michael, me tomó por sorpresa y pensé que algo
malo le había pasado. Todavía tienen sus trabajos.
―Se los haré saber. ―Me deja con Rachel.
Ella se lame los labios.
―¿Tienes algo que quieras confesarme?
―No ―contesto, necesitando largarme de esta habitación y alejarme de
ella. No puedo creer que ella se fue. Sin embargo, de nuevo, yo habría
hecho lo mismo si los papeles se hubieran invertido.
―Jett, esto es algo bueno. ―Rachel me sigue a nuestra habitación.
Miro por la ventana viendo una minivan detenerse. Ella envuelve sus
brazos alrededor de mí, y me quedo en silencio. Sam sale de la camioneta
con su bolsa de cosas mágicas.
―Déjalo así, Rachel. ―Me alejo.
―Los vi juntos ―espeta ella.
―¿Qué dijiste?
―Te vi con ella, observé la forma en que la besaste, y la viste. Estás
enamorado de ella y ni siquiera lo sabes. ―Mi cabeza da vueltas. Tal vez
he hecho algunas cosas cuestionables en mi vida, pero ¿realmente me está
diciendo que me vio follar con Raven?
―Estás equivocada. ―Necesito alejarme de ella.
―El grande y poderoso Jett Powers finalmente está siendo derribado.
¿Cómo se siente, mi amor? ―Se acerca a su bolso y agarra sus cigarrillos.
―No significó nada, Rachel, solo sexo. ―Aclaro mi voz y suena el
timbre―. Esa es Sam. ―Salgo de la habitación.
―No te preocupes, Jett. Eventualmente, tu polla volverá a funcionar.
―Enciende su cigarrillo mientras mis fosas nasales se ensanchan con
disgusto.
»Oh, lo siento. Olvidé que no te gustan las mujeres que fuman, pero
dado que Emily es la única que me excita en este momento… ―Inhala
mientras la dejo despotricando y bajo las escaleras.
―Sam está en tu oficina, y todas las imágenes de anoche están grabadas
en tu computadora ―dice Iain mientras escribe en su teléfono.
―¿Dónde está ella? ―Me detengo antes de entrar en mi oficina.
―Su teléfono está apagado, pero la última vez que la vieron fue en
LAX. ¿Quieres que contrate a alguien? ―Él se endereza.
―Sí, y rastrea todas sus tarjetas de crédito ―exijo, entrando en mi
oficina. Me siento en mi silla, apenas hablándole a Sam. Él sabe que hacer.
Extiendo mi brazo.
―¿Cóctel, o solo B12?
―Ambas cosas. ―Inclino mi cabeza hacia atrás, tratando de no verla,
pero tan pronto como cierro los ojos, ella está ahí, con sus labios hinchados
formando una sonrisa, casi dejándome sin aliento.
El pequeño pinchazo en mi vena y el líquido frío que llena mi sistema
me calmarán, arreglarán todos estos pensamientos irracionales.
Inhalo y exhalo mientras las telarañas se desvanecen, y abro los ojos.
Ella se ha ido.
Es lo que quería, ¿verdad? Y a pesar de lo retorcida que es Rachel, tiene
razón. Mi polla la olvidará.
Y todo estará en calma y bien. Trabajo, amigos, Rachel, volveré a ser
como era antes de ver su rostro, antes de probarla y mi vida orbitando
fuera de control.
Se acabó, me aseguré de eso. Entonces, ¿por qué siento que todo en mi
vida antes de ella solo estaba sobreviviendo, no viviendo?
RAVEN

Costa del Sol, España

―¿Raven? ¿Tierra llamando a Raven?


Cuando parpadeo, Cher se enfoca.
―¿Qué? ―Me enderezo en mi asiento―. Lo siento, estoy cansada.
―Vuelvo a cruzar las piernas y trato de parecer interesada, pero la verdad
es que estoy viviendo en el paraíso con mi mejor amiga y Brody, y no creo
que pueda ser más miserable.
―Oh, cariño, mejorará, te prometo que lo hará. Solo han pasado un par
de semanas, ¿verdad, Brody? ―Alcanza mi mano, y su sombrero de paja
gigante casi me golpea en la cara. Brody murmura algo mientras lee en su
teléfono.
―¿Pagamos? Tomemos una botella de algo y tomemos una siesta en la
playa. ―Me inclino hacia atrás, evitando el sombrero. Cher se vuelve para
mirar a un par de hombres que silban al pasar―. Dios, los hombres son
unos cerdos. ―Pongo los ojos en blanco y Brody levanta la vista―. Quiero
decir, además de ti, por supuesto.
―No, esto no puede pasar. Me niego a verte convertirte en una perra
amargada. Eso. No. Va. A. Suceder. Saldremos esta noche a un club.
―Cher golpea la mesa.
Brody y yo gemimos.
―No voy a ir a un club ―le espeto.
―Oh, sí, lo harás. Ustedes dos. ―Ella me señala con el dedo, con su uña
perfectamente arreglada.
―Deja de señalarme. ―Aparto su mano de un golpe.
―Dios, ustedes dos literalmente no son divertidos. ¿Brody? ―Ella se
vuelve hacia él.
Él sonríe, todavía mirando su teléfono.
―Usted, señor Hombre, no está cuidando un corazón roto. Vas a ir
conmigo esta noche. ―Cher se inclina hacia adelante y no puedo evitar
sonreír cuando Brody levanta la mano para bloquear el sombrero asesino.
―Cristo, Cher, ¿en serio? Controla tu sombrero. ―Él frunce el ceño, y
sus ojos se lanzan a los míos.
―No puedes seguir obsesionado con Raven, ¿verdad? Tienes que
rendirte. Está de luto por Papi Powers.
Gimo, porque la adoro, pero ¿en serio?
―Cher, intenta tener un filtro por una vez.
Ella suspira y se recuesta.
―Solo estoy siendo honesta por el bien de ambos. ―Ella lo mira a él, y
luego a mí.
»Y Brody solo tiene otra semana con nosotras. Me niego a que tu nube
negra derribe a Brody. ―Ella me sonríe, recogiendo su bebida y bebiendo
de una pajita.
La miro a pesar de que tiene razón. Difícilmente soy divertida. Es como
si me hubieran clavado un cuchillo en el corazón y lo dejaran supurar y
supurar. Así que sí, podría ser un poco irritable, y pobre Brody. Sé que
solo vino a España porque esperaba que volviera con él.
Dios, si tan solo pudiera hacerlo, pero nunca miraré a Brody como algo
más que un buen amigo. Estaba pensando que lo estaba entendiendo
porque solo una idiota intentaría seguir a Jett Powers.
―De acuerdo. ―Deja su teléfono y nos mira―. Estoy pensando en
quedarme.
―Espera, ¿de qué estás hablando? Este es tu último año, no puedes
quedarte. ―Lo miro, luego trato de sonreírle al mesero cuando trae la
cuenta. Pongo mi gran bolso de cuero en mi regazo y saco mi American
Express Black.
Me ocupo de toda la comida y de casi todo lo que hacemos que requiere
tarjetas de crédito. Cher tuvo que pedirle a su papá que nos alquilara el
departamento. Aparentemente, no aceptan Black cuando firmas un
contrato de arrendamiento.
Nos tomó una semana entera de búsqueda, pero ahora tenemos un
lindo apartamento de dos habitaciones donde podemos caminar hasta el
océano y las tiendas. Incluso tiene un pequeño balcón.
Desafortunadamente, es solo por seis meses, dolo pudo convencer a su
padre de que la dejara quedarse por ese tiempo. Es un milagro que
convenciera a su padre para que le permitiera un descanso de la
Universidad de Nueva York. De alguna manera lo convenció de que
necesitaba este descanso para afinar su visión de su futura línea de moda.
Él le creyó, y aquí estamos. Brody, por otro lado, se suponía que solo se
quedaría un par de semanas.
―Puedo hacer mi último año en línea y, para ser honesto, estoy harto
de California.
Ambas lo miramos.
―Pero nuestro apartamento solo tiene dos habitaciones ―dice Cher
lentamente mientras ambas nos miramos. No es que realmente me
importe, no tengo la energía en este momento.
―Seguiré durmiendo en el sofá cama. ―Toma su teléfono de nuevo―.
Ya cambié a clases en línea y acabo de enviarle un correo electrónico a mis
padres. ―Sonríe como si nos estuviera haciendo un favor.
―Yo solo… ―La voz de Cher se apaga cuando la pateo debajo de la
mesa.
―Te quedarás todo el tiempo que quieras. ―Asiento con la cabeza
mientras Cher me mira.
―Okey, pero si vamos a ser como Three's Company, no puedes
enloquecer cuando tengamos hombres al azar entrando y saliendo de
nuestras vidas. ―Cierro los ojos ante la falta de tacto de Cher.
Brody frunce el ceño como si eso no se le hubiera ocurrido.
―Bien, lo mismo se aplica para mí. ―Sus ojos se lanzan a los míos. No
tengo el corazón para decirle que no me importa con quién se ligue.
―Raven estará bien, y yo estoy de acuerdo. ―Ella asiente, deja su
bebida y observa la pintoresca vista.
Esto es el cielo, o al menos mi versión. Miro hacia la calle de ladrillos,
el sol la besa con un ligero resplandor, el olor de las flores que cuelgan de
los balcones llena el aire.
Aquí es donde los ricos vienen a pasear y atracan sus yates. Las
celebridades pueden caminar por las calles sin ser acosadas. Todo lo que
yo puedo hacer es arrastrarme fuera de la cama y tropezar hasta la playa,
donde me vuelvo a dormir hasta que Brody me despierta para ponerme
boca arriba.
Necesito trabajar en mi español, aunque casi todo el mundo habla
inglés, estoy decidida a dominarlo, ya que este será mi hogar. Que Brody
se quede en realidad podría ser algo bueno, él puede ayudar a pagar el
alquiler después de los seis meses.
―Voy a instalar mi oficina en el balcón. ―Brody sonríe―. Necesito
escribir mi trabajo de tesis, y la vista es perfecta. ―Se pone de pie y se
estira.
―Oh, perfecto ―dice Cher secamente mientras me mira, como si
pudiera hacer cualquier cosa.
Un Ferrari acelera por la calle estrecha, mi cara se sonroja y el corazón
se acelera. Me inclino hacia adelante, agarrando la mesa.
Por favor, sé él, por favor.
Él sale, y por supuesto, no es él. Nunca va a ser él. Porque Jett está en
Los Ángeles con mi madre, preparándose para casarse con ella.
―Dios. ―Suspiro y me levanto de la mesa, parpadeo para quitarme las
lágrimas, que son algo habitual. Últimamente han sido parte de mi rutina
diaria.
Wow, ese tipo ni siquiera se parece a él, aparte del cabello oscuro, no se
parece en nada a Jett.
Esto se está volviendo ridículo, es como si me estuviera persiguiendo.
Eso, o quiero desesperadamente que aparezca, creo que lo estoy viendo
en todas partes.
Claramente, en el fondo, esperaba que viniera tras de mí. Lo cual es
patético, y nunca lo expresaré, pero incluso después de todo lo que hizo,
todavía ardo por él.
Me he despertado todas las noches sudando. Es horrible y tortuoso, y
recién ahora me he rendido. Frenéticamente uso mis dedos para follarme,
mientras lo veo, lo siento... y dejo que me guíe hacia mi liberación.
Y lo odio por eso.
Eso todavía no cambia la forma en que me siento, y la verdad es que
estoy aterrorizada de que nunca me libraré de él.
―¿Raven? ―La voz de Cher me devuelve al ahora.
―¿Sí?
―Jesús, tienes que recuperarte. ―Ella niega con la cabeza y se pone de
pie.
»Brody, vas a cocinar, y no solo basura vegana. ―Enlaza sus brazos con
los nuestros y empezamos a caminar por la calle.
Dejo de escuchar mientras ambos se ríen, porque hasta la risa duele.
Más que nada, estoy tan triste, y verlos lo hace más difícil. No importa lo
que diga Brody, él nunca se sintió así por mí.
Amor desperdiciado.
―Voy a nadar. ―Trato de alejarme.
―No, vas a tomar una ducha, y luego saldremos todos esta noche, y
nos vamos a divertir.
Me giro para mirarla. Habiendo renunciado a los tacones, las sandalias
son mis zapatos preferidos en estos días.
―Si salgo esta noche, ¿me prometes que no tengo que volver a salir?
―Mmm no, pero, si sales esta noche y tienes una sonrisa y una risa,
entonces no tienes que volver a salir hasta dentro de una semana.
―Ruedo los ojos hacia ella.
»De nuevo, es como si estuviera tratando con personas de noventa años.
En realidad los ancianos serían más divertidos que tú y el viejo Brody.
―Ella niega con la cabeza mientras ambos tratamos de evitar el sombrero.
―Por el amor de Dios, iremos siempre y cuando nunca vuelvas a usar
esta jodida cosa. ―Él le quita el sombrero y lo lanza al aire mientras ella
grita y se ríe, y ambos corren para tratar de alcanzarlo primero mientras
flota calle abajo.
Quiero ser como ellos. Quiero no volver a sentirme así nunca más.
Quiero…
Respiro hondo y los sigo, porque al final del día, aun sintiendo que mi
corazón está dañado, los tengo a ellos y no me dejan rendirme.
Entonces, a la mierda. ¿Cher quiere ir de antro? Iré. ¿Brody quiere
quedarse y hacerse cargo del balcón? Es suyo. Sin ellos, no estoy segura
de poder hacerlo.
―Raven ―grita Cher para mí. Protegiéndome los ojos, los miro calle
abajo. Parece que ha recuperado su sombrero, pero Brody la ha arrojado
sobre su hombro.
Niego con la cabeza y sonrío, pero escucho su voz en mi cabeza.
¿Te atreves?
―Vete a la mierda, Jett Powers, sal de mi cabeza ―digo, poniendo un
pie delante del otro. Algún día no se sentirá como una tarea. Algún día
me despertaré y él se habrá ido.
Algún día…
JETT

Beverly Hills, California

Estoy jodidamente cansado. Mis piernas se sienten como si estuviera


corriendo con pesas. Cristo, literalmente estoy arrastrando mi trasero por
mi camino de entrada, y no tengo la excusa de tener resaca esta vez.
Incluso me fui a la cama temprano anoche.
Le diré a Rebecca que programe a Sam para que venga a la oficina hoy
y me ponga otra inyección de vitamina B12. Necesito algo para ponerme
en marcha.
Mi mente recorre la tonelada de trabajo que se acumula en mi escritorio,
lo que me enoja, sobre todo conmigo mismo. Ayer me desquité con un
repartidor al azar. Sí, la cagó, pero es un puto repartidor que gana quince
dólares la hora y no se merece ese tipo de trato.
La pobre Rebecca intenta seguirme la corriente. Mis colegas me están
evitando, escuché a Tim llamándome La Muerte, y mierda, es verdad. No
soy una persona agradable. Debería comprar todo el almuerzo de la
oficina hoy.
―¿Jett? ―La voz de Rachel me hace apretar los dientes cuando entro
por la puerta principal. Desde que Raven se fue, he evitado el patio trasero
y, por lo tanto, la entrada trasera. Me paso la mano por el cabello. Cristo,
estoy empapado.
―Sí, soy yo. ―Sintiendo el aire fresco del aire acondicionado mientras
me dirijo a la cocina, contemplo tomar una ducha. Sin embargo, Rachel
acaba de llegar a casa de su viaje a Atlanta, así que supongo que al menos
necesito fingir que estoy interesado.
Casa.
Que broma. Últimamente se siente más como una prisión. Estoy
tentado a venderla y empezar de nuevo. Hay demasiada mierda que me
gustaría olvidar.
Cuando entro, mis ojos se fijan en el vestido ajustado y los tacones de
Rachel. Ella me sonríe, la mesa está repleta de lo que parecen ser daneses,
bagels y fruta.
―Sorpresa. ―Camina hacia mí y pasa sus manos arriba y abajo de mi
camiseta mojada―. Oh, estás sudoroso.
Tomo una respiración profunda, obligándome a tener paciencia.
―¿Tienes hambre? Hice que Patty hiciera todo esto para ti, te extrañé.
―Ella se inclina para darme un beso. Le doy uno rápido, y luego camino
hacia el refrigerador.
―Debería tomar una ducha. ―Abriendo la puerta para tomar un poco
de jugo de naranja, me pregunto si me estoy enfermando. Nah, nunca me
enfermo.
»¿Cómo estuvo Atlanta? ―Sacudo la botella de jugo de naranja recién
exprimido, ni siquiera me molesto con un vaso.
―Era Arizona ―me corrige.
Dejo de beber el jugo para mirarla.
―Correcto, Arizona. Sabía que empezaba con A. ―Sonriendo, vuelvo
a tapar el jugo y cierro el refrigerador.
Sus ojos se estrechan sobre mí y nos miramos el uno al otro. Casi uso la
excusa de necesitar una ducha de nuevo porque esto es tan jodidamente
incómodo.
Sin embargo, no lo hago. En vez de eso, me siento y tomo un trozo de
piña.
―Entonces, ¿Arizona estaba caliente?
Se aclara la garganta y se sienta.
―Estuvimos a cuarenta y cinco grados toda la semana.
Asiento, sin importarme.
―¿Y Courtney? Últimamente parece estar en todas partes, sigo
escuchando su última canción en la radio. ―La escuché una vez, pero lo
que sea.
―Gracias a mí, le dije que este álbum iba a ser el indicado.
Agarra la cuchara y se sirve un poco de fruta, luego toma su tenedor
para comerla. Supongo que yo tomándola con mis dedos está debajo de
ella.
―Bueno, esto es en lo que eres mejor ―le digo.
―Realmente sí. Ella es la voz, pero sin mí, no sería nada ―dice,
cortando un trozo de sandía.
¿Qué estoy haciendo? ¿Estoy realmente sentado aquí, tratando de
mantener una conversación con una persona que no soporto, hablando de
cosas que no me importan?
En serio, ¿qué mierda estoy haciendo?
No la soporto.
Mi trabajo, que siempre me ha gustado, de repente se ha vuelto
obsoleto, y me odio por lastimar a la única persona que realmente me hizo
sentir algo.
―Jett, ¿me escuchaste? ―Rachel se inclina hacia adelante, llegando a
tocar mi mano, y frunzo el ceño―. ¿Qué? ―Ella se inclina hacia atrás.
―Esto, nosotros, se acabó. ¿Lo entiendes? ―Me paro.
―¿Disculpa? ―Parece que la he abofeteado, pero es todo una fachada.
Sus ojos están muertos. ¿Cómo estoy viendo esto recién? O tal vez siempre
lo supe pero no me importó.
Pero hoy… hoy me importa.
―Necesito ocuparme de algo. ―Intento rodearla, pero me agarra del
brazo cuando paso.
―¿Qué pasó? ¿Es porque tu polla no funciona? Podemos trabajar a
través de…
―Mi polla funciona muy bien, Rachel, pero no contigo. ―La miro.
Poniéndose de pie, se gira hacia mí.
―¿Qué estás diciendo?
―Está bastante claro. Se acabó, Rachel. Quédate con el anillo.
―No acepto esto. ―Ella se endereza―. Tenemos reservado el Hotel
Beverly Hills para dentro de cuatro meses. Trescientas de las personas
más influyentes me verán convertirme en tu esposa.
―No, no lo harán. No nos vamos a casar. Se acabó, Rachel. ―Empiezo
a subir las escaleras.
―Tienes que parar y pensar. ―Su voz es baja, casi amenazante―.
Porque lo tengo todo en mi teléfono. Esa noche que te vi hacer el amor
con mi hija. ―Me detengo y la miro.
Dándome la vuelta, entrecierro los ojos.
―¿Hiciste qué?
―Te filmé a ti y a ella, por si acaso. ―Ella comienza a subir las escaleras,
con una sonrisa de suficiencia en su rostro―. Realmente no te entiendo.
La hiciste irse, Jett. Tú me elegiste a mí.
El dolor, casi una quemadura en mi pecho que trato de ignorar me
recorre en espiral.
―¿Qué diablos? Raven es tu hija. ―Mi mano va a frotar mi pecho, como
si eso pudiera protegerme de la verdad de que ella tiene razón: yo la
escogí a ella.
La elegí, luego destruí a Raven, pensando que estaba haciendo lo
correcto.
―Ella trató de tomar lo que es mío. ―Da el último paso mientras nos
vemos de frente.
Sonrío, porque ahora ha cruzado la línea, y estoy harto.
―Eres una jodida hija de puta. Solía admirar eso, pero ya no. Es así de
simple. Quédate con el anillo y Rebecca se encargará de cancelar la boda.
―Mi voz se mantiene tranquila.
Dándome la vuelta, sigo subiendo las escaleras y entro en mi
habitación. Rachel me sigue.
―Estás cometiendo un error. ―Su voz sube un poco y puedo sentir que
se está desesperando.
―No. Me. Importa.
Puede que ella intimide a la mayoría de la gente, pero nunca se ha
enfrentado a mí. Abro mi armario y me agacho para abrir mi caja fuerte.
―Jett, piensa. ¿Honestamente crees que Raven alguna vez confiará en
ti? ¿Que te perdone? Ella no lo hará, la conozco, y nunca olvida. ―Se ríe,
pero su risa es hueca.
Saco mi pasaporte y algo de dinero en efectivo, luego cierro la caja
fuerte de una patada.
―Voy a tomar el riesgo. De cualquier manera, prefiero estar solo que
pasar otro minuto contigo.
―¿De verdad? ―Ella da un paso―. No tienes idea de cuánto daño
causaré. ¡Esto es lo que hago, Jett! Nadie se pondrá de tu lado, nuestros
amigos te evitarán.
Mis labios se contraen.
―Tienes razón. Eres la mejor en lo que haces, pero te olvidas de que yo
soy una maldita leyenda en lo que hago. ¿Crees que me importa una
mierda lo que piensen los demás? ―Ladeo la cabeza hacia ella.
―Tengo a TMZ en marcación rápida ―sisea.
Raven tenía razón sobre su madre. Cree que me tiene, pero estoy a
punto de presentarle al verdadero Jett Powers.
―Solo quiero asegurarme de que te estoy escuchando correctamente
―le digo―. ¿Estás tratando de sobornarme con un video sexual de Raven
y de mí?
Se lame los labios y da un paso atrás como si escucharlo en voz alta la
hubiera hecho dudar. Sonrío, esto es para lo que nací, para derrotar a
personas como ella.
»Yo me lo pensaría dos veces antes de que hagas algo que podría… no
funcionar a tu favor. Puedes decir lo que quieras sobre mí, pero lo que
dices que tienes en tu teléfono puede borrarse.
―Vete a la mierda, Jett ―grita―. No estoy siendo descartada como si
no fuera nada, me partí el culo para llegar a donde estoy, y si crees que la
dejaré ganar... ―Su rostro se sonroja.
Extiendo la mano, y ahueco su rostro. Ella me mira con ojos salvajes.
―Perdiste. Ahora, puedes irte y mantener tu carrera, tu dinero y tu vida,
o puedes ir a la guerra conmigo. Y, créeme, querida, no estoy
fanfarroneando cuando te digo esto. Te voy a destruir, y cuando termine,
te daré el arma para terminar con tu miserable existencia solo para poder
orinar en tu tumba. ―Mi voz suena como una caricia, pero mi mano se
aprieta en su cuello. Ella lucha, y sus uñas se clavan en mi pecho.
»La decisión es tuya. ―La suelto y ella se tambalea hacia atrás,
sentándose al final de la cama.
―No te atreverías…
―Me atrevo a todo. De hecho, mi polla se pone dura solo de pensarlo.
―Alcanzo mi polla―. Ahora, empaca tu mierda y no quiero que estés
aquí cuando regrese.
Mientras me muevo a su alrededor, me mira con los ojos muy abiertos,
pero el miedo mantiene cerrada su fea boca.
―Lo borraré ―dice finalmente, con voz plana.
Sin embargo, la bestia que hay en mí se ha desatado y casi quiero
agradecerle por haberlo hecho posible.
―Pensé que tomarías la decisión correcta ―le digo por encima del
hombro mientras la dejo.
Enviándole un mensaje de texto a Iain, bajo las escaleras. Me dirijo
directamente a la cocina y tomo su teléfono y bolso, luego camino a mi
oficina.
Iain ya está ahí, junto con Eddie y Larry, mi asistente.
―Quiero a alguien siguiéndola las veinticuatro-siete ―le digo a Iain,
lanzándole su teléfono a Larry y dejando su bolso en el suelo.
―Transfiere todas sus cosas, luego sácalas de aquí. Entra en todas sus
cuentas bancarias. ―Larry levanta la vista mientras conecta su teléfono a
mi computadora portátil.
―¿Quieres que congele las cuentas? ―Comienza a escribir en la
computadora portátil.
―Solo una, ella está desesperada en este momento. Le enviará un
mensaje de que no estoy jodiendo. Podemos volver a evaluar cuando
regrese.
Miro a Iain.
―Tomaré el G6.
Él asiente.
―Prepararé a la tripulación.
Larry me devuelve el teléfono de Rachel y hurga en su bolso.
Le paso el teléfono a Iain.
―Toma, devuélvele esto. Dile que, si quiere su negocio, puede hablar
con Larry.
Él guarda el teléfono.
―Yo me ocuparé de Rachel. No tienes nada de qué preocuparte. Jerry
te está esperando para llevarte al hangar.
Asintiendo, me preparo para marcar el número de Rebecca y miro a
Larry.
―Envíame ese video que tiene de Raven y de mí, por favor.
El pobre Larry se pone rojo, pero asiente y yo sonrío. Soy un jodido
enfermo, y la idea de poder ver a mi Lolita correrse, en mi teléfono, Cristo,
el mero pensamiento me está poniendo duro.
―Gracias hombre. ―Salgo y presiono el número de Rebecca.
―Buenos días, señor Powers.
―Buenos días, Becca. Necesito que le des todos mis casos a Mike.
―¿Está todo bien? ―Su voz típicamente tranquila desaparece.
―Probablemente no. ―Sonriendo, me deslizo en la parte trasera del
vehículo―. Por favor, quiero que hagas los arreglos para que me quede
en Puente en Marbella, y quiero la suite con vista al mar. Después de eso,
necesito que canceles mi boda y avises a todos los invitados.
―Oh, Dios. ―Su voz se hace más fuerte.
―Becca, te dejo a cargo. Quiero cuentas diarias de todo, pero a partir
de ahora no tomaré ningún caso y no sé cuándo volveré. ―Miro por la
ventana, viendo todo borroso a mi lado.
―Yo solo… está bien, señor Powers. ¿Algo más?
―Sí, date un aumento y me reportaré cuando aterrice.
―Gracias. ―Su voz se quiebra―. Esto es impactante, ama su trabajo.
―Sí, pero ambos sabemos que he estado luchando y necesito alejarme.
Siempre dije que, si encontraba algo que amara más que la ley, iría tras
eso. ―Cuando Jerry entra al hangar, mi piloto y una azafata están
esperando.
―Es por Raven, ¿no? ―La voz tranquila de Rebecca está de vuelta
cuando la escucho escribir en la computadora.
―Tengo que colgar. Además, tengo a Rachel bajo vigilancia, pero si
pasa o escuchas algo, contacta a Iain.
―Oh, no se preocupe. Ella no pasará por mi escritorio. Ya estoy
cancelando todo para la boda.
―Mierda, una cosa más. ―Saliendo del Tesla, asiento con la cabeza a
mi tripulación―. Necesito que encuentres a alguien que me consiga un
guardarropa completamente nuevo. Necesito de todo, trajes y casual. Me
subiré al avión con sudadera y una camiseta.
―No hay problema, señor Powers.
―Estás a cargo. ―Sonrío, y es mi primera sonrisa real en más de dos
semanas.
JETT

―¿Puedo traerle algo más, señor Powers? ―Payton, mi asistente de


vuelo, me sonríe, su invitación es obvia en su tono.
Le devuelvo la sonrisa.
―Sí, otro Bombay Sapphire y tónic. ―Giro mi silla para mirar por la
ventana. El cielo azul es todo lo que me saluda y me relajo en el asiento
de cuero.
Raramente uso mi jet, y en ciertos momentos he pensado en
deshacerme de él. No puedo muy bien ser un ecologista y volar
contaminando nuestros cielos, pero hoy, estoy agradecido de tenerlo.
―Aquí tiene. ―Deja mi bebida, junto con algunas almendras Marcona.
Su blusa está lo suficientemente abierta como para darme una
provocación de su pecho.
―Gracias. ―Sonrío, estirando las piernas―. ¿Cuánto tiempo más?
―Dos horas más. ―Ella ladea la cabeza hacia mí.
Alcanzo mi bebida. Peyton es una chica inteligente. Se dará cuenta de
que no me la voy a follar.
―Llámeme si me necesita. ―Regresa al área de la cocina junto a la
cabina. Tomo un sorbo y dejo que los sabores refrescantes me despierten.
De hecho dormí. No sé cuánto tiempo ha pasado desde que dormí más
de cuatro horas en una noche.
Después de abordar, fui directamente a la habitación y dormí durante
siete horas seguidas. No soñé, solo dormí. Me levanté, me duché y aquí
estoy sentado, con un cóctel.
Jodidamente libre. Sonrío y miro hacia el gran televisor, donde hay un
partido de fútbol en la pantalla.
Mi teléfono vibra, avisándome que estoy recibiendo varios correos
electrónicos. Sin embargo, por primera vez, no los reviso. Todos pueden
esperar.
Cristo, ¿cuál debería ser mi plan? No puedo secuestrarla y encerrarla
en mi habitación conmigo hasta que se rinda.
Sí, no es una opción, aunque quiero hacerlo.
Puede que tenga que humillarme un poco. Mis labios se curvan hacia
arriba, nunca he tenido que arrastrarme un día en mi vida, pero nunca me
había sentido así.
Amor.
El rostro rencoroso de Rachel aparece en mi mente mientras reproduzco
sus palabras. Te vi con ella. Observé la forma en que la besaste, y la viste. Estás
enamorado de ella y ni siquiera lo sabes.
―Mierda. ―Llevo la bebida a mis labios y tomo dos grandes tragos.
¿Es eso lo que es esto?
¿Amor?
Es una palabra marica que nunca uso, a menos que esté hablando de mi
mamá, papá o hermano. Sin embargo, aquí estoy en mi jet privado,
persiguiendo a esta mujer que destruyó mi paz, me abrió el corazón y me
hizo cuestionar mis creencias.
Dejé mi carrera y mi hogar, y dejé a mi prometida porque cuando cierro
los ojos, ella es todo lo que veo.
Mi adicción. Lo que sea, ahora acepto que no puedo dejarla. Quiero
despertarme cada mañana dentro de ella, e irme a dormir cada noche de
la misma manera.
Ni siquiera me importa si alguna vez vuelvo a poner un pie en una sala
del tribunal. He conquistado esa parte de mi vida. Trabajé duro, lo abordé
y gané.
Porque eso es lo que hago. Yo gano, pero con Raven… llevo la bebida a
mis labios y la termino. La cagué. Quería lastimarla, romperla, y ahora
necesito recomponerla y adorarla, pero primero, necesito que ella me
perdone.
¿Qué pasa si ella dice que no?
Ella no puede decir que no. No si no me rindo. Eso es algo que todos en
la vida de Raven han hecho.
Nadie la ha puesto nunca en primer lugar: ni su padre ni, desde luego,
Rachel, pero yo voy a hacerlo.
Quiero darle todo, y no solo mi dinero. Quiero que sepa que soy suyo.
Que fácilmente moriría por ella, ya que vivir sin ella no es una opción.
¿Es eso amor?
Ella se ha convertido en mi mundo...
Mi vida.
Hay gotas de sudor en mi frente. Tomo mi vaso y sorbo el último trozo
de hielo.
Sí, estoy jodido. Eso es amor de verdad.
RAVEN

Costa del Sol, España

―¿Estás lista? ―Cher grita desde su habitación a la mía. Doy un paso


atrás y me miro en el espejo de cuerpo entero. Fuimos de compras hoy y
compramos vestidos nuevos. El de Cher es sin tirantes y el mío es un
halter, ambos blancos para mostrar nuestros increíbles bronceados de tres
semanas de tomar el sol.
Me alisé el cabello esta noche, un poco sorprendida por lo largo que
está, más allá de mis senos. Me gusta, aunque tiene una especie de
ambiente salvaje y perverso, y considerando que he renunciado a todo lo
que tenga que ver con mi pasado, he decidido reinventarme en este
momento. Sí, voy por la actitud de pájaro libre.
―Estoy lista. ―Salgo pavoneándome.
El pobre Brody levanta la vista del televisor. Le picó una medusa esta
tarde y está tirado en nuestro sofá, luciendo miserable.
―¿Cómo está el pie? ―Le sonrío con simpatía.
―Wow, te ves increíble. ―Se sienta sobre sus codos.
―Gracias. ―Le dedico una sonrisa descarada y entro en la cocina para
sacar el tequila del congelador. Descubrí que el alcohol ayuda a
adormecer el dolor, y dado que mi corazón parece incapaz de dejar de
arder, estoy tratando de ahogarlo.
―Maldita sea, sabía que debería haber comprado ese vestido. ¿Vamos
a intercambiar? ―Cher entra cuando termino de servir tres tragos.
―No. ―Le entrego el vaso y me acerco a Brody―. Por nosotros.
―Lanzo el trago hacia atrás y rápidamente exhalo.
»Está bien, hagamos esto antes de que decida quedarme en casa con
Brody y ver la televisión. ―Agarro mi bolso.
―Otra vez con la negatividad. ¿No te divertiste la otra noche? ―Cher
vuelve a poner el tequila en el congelador.
―No, tú te divertiste. Yo lloré en el baño todo el tiempo que pude, y
luego el dueño me gritó. ―Pongo los ojos en blanco.
―Sí, no hagas eso esta noche. ―Cher me sonríe.
Miramos a Brody.
―No nos esperes despierto. ―Cher le lanza un beso, mientras yo digo
Ayúdame.
―Tengan cuidado, no tomen tragos de extraños ―grita detrás de
nosotras.
Cierro la puerta de golpe y caminamos por la calle, el tequila ya me
hace sentir bien y alegre.
―Okey, no te enojes, pero invité a Matteo y a Danny a reunirse con
nosotras esta noche. ―Cher sigue mirando al frente.
―¿Qué? ―La agarro del brazo―. Te dije que no estoy lista para eso.
―Específicamente le dije que no, y ahora tendré que mantener una
conversación con un chico que no me interesa porque Cher quiere a
Matteo.
―Relájate, ellos lo saben, pero es hora de que al menos tengas una
conversación con alguien además de Brody y de mí.
Todavía estamos a una cuadra y ya puedo escuchar la música del antro.
Tomo una respiración profunda, oliendo el mar. Si está realmente mal esta
noche, me desharé de ellos y caminaré hasta la playa para sentarme y
llorar ahí.
―Está bien, ahí están. Sonríe. ―Cher me pellizca mientras los llama.
―Dios ―digo con un gemido mientras camino detrás de ella,
abrazando a Danny primero mientras Cher se ríe de algo que dijo Matteo
antes de que se separe para besarme en ambas mejillas.
Y nada... ni el más mínimo aleteo. ¿Qué está mal conmigo? Estos dos
chicos son jóvenes y atractivos, así que aunque no tengo nada en común
con ellos, al menos debería sentir algún tipo de energía cuando me tocan,
¿verdad?
Dios, tal vez Cher tenga razón. Realmente me estoy convirtiendo en una
mujer de noventa años. Si no me corriera todas las noches, me preocuparía
que mi deseo sexual se hubiera ido por completo.
―¿Nos vamos de fiesta, mis bellezas? ―Matteo nos indica que
vayamos primero. Ya hay una fila para entrar, pero él le pasa algo de
dinero al portero y entramos.
Láseres púrpuras y rojos cruzan el club, el humo llena el aire y el fuerte
ritmo de Drake hace que mi cabeza palpite.
―¿Quieren unos tragos? ―Danny grita mientras me alejo de su aliento.
Huele a cenicero.
Perfecto.
―Sí, queremos tragos ―grita Cher sobre la música.
Ignorándolos, miro a mi alrededor. Como siempre, está lleno. Las
paredes rojas y negras, junto con las diminutas luces que parecen velas en
el gran candelabro me recuerdan a una casa encantada, lo que me hace
preguntarme por qué todos consideran que este es el club.
―Vamos a bailar. ―Cher agarra mi mano, arrastrándome a la pista de
baile justo al lado de los altavoces. Es ruidoso y una gran bola disco arroja
cientos de ráfagas de luces de colores mientras gira.
»Te dije que hablaras, Raven. ―Ella gira mientras levanto mis manos al
ritmo.
―Como si pudiera tener una conversación aquí ―le grito, luego me
doy la vuelta, dejando que el tequila y la música tomen el control.
Me encanta bailar. Uno de mis mayores arrepentimientos fue dejar mis
clases de jazz cuando fui a la universidad, pero tan pronto como me mudé
a Nueva York, supongo que me sentí intimidada, lo cual es una tontería
ahora que lo recuerdo.
Cher dice algo, pero “Super Freaky Girl” de Nicki Minaj está tan fuerte
que no puedo escuchar. Eso, y la multitud en la pista de baile parece
haberse multiplicado.
Danny y Matteo aparecen con los tragos después de esquivar manos y
cuerpos para alcanzarnos.
―Tómenselos rápido, no queremos que nos echen ―grita Danny
mientras me entrega el mío, y Matteo le da el suyo a Cher.
―Salud3. ―Los tiramos hacia atrás como si fueran agua y no el tequila
que me está quemando el esófago.
―Sí, me gusta esto ―dice Danny mientras sus manos van a mis
caderas, tratando de igualar mi rutina. Es un mal bailarín, pero ¿qué tipo
no lo es? Me alejo de él, frotando mi espalda contra la de Cher. Ella se gira,
se ríe y me agarra mientras ambas igualamos el ritmo.
―Eso es, mis bellezas ―grita Matteo, inclinándose cerca de nuestros
rostros―. Ahora, ¿quién quiere sentirse realmente bien?
―Nosotras ―grita Cher.
Matteo sonríe y guiña un ojo, indicándonos que lo sigamos.
―Te dije que nos íbamos a divertir esta noche. ―Ella agarra mi mano,
con su cara sonrojada por la emoción―. Tienen cocaína. Mierda, sí,
vamos.
Dejo que me jale porque por primera vez en mi vida no me importa.
Dios, tal vez me haga sentir mejor. Tiene que haber una razón por la que
a la gente le encanta. Solo quiero algo, cualquier cosa, para adormecer mi
dolor.
Nos movemos alrededor de la pista de baile llena de gente, siguiendo a
Matteo y Danny hacia una habitación trasera.

3 Dicho en el original en español.


Mis ojos se fijan en el club oscuro. Tiene que estar cerca de la capacidad.
Eso, o no les importa. Un tipo planta sus manos en mi trasero, luego me
da una disculpa poco entusiasta. Lo miro, pero al mirar más allá de él, me
congelo. Todo mi cuerpo se enfría e instantáneamente empieza a sudar.
Tragando aire, trato de recuperar el aliento.
―Oh, Dios. ―Trato de acercarme―. Muévanse ―les grito a los
imbéciles que acaban de bloquear mi vista.
―¿Qué? ―Cher se da vuelta para mirarme mientras trato
frenéticamente de moverme alrededor del grupo para buscarlo.
―Jett está aquí, allá. ―Señalo el rincón oscuro.
―¿Dónde? ―Cher se pone de puntillas.
―Él está ahí ―grito, y mi pulso late tan fuerte que realmente podría
hiperventilar.
―No es él ―dice secamente, agarrando mi brazo mientras Danny grita
por nosotras.
―Basta, sí es. ―Por fin capaz de maniobrar alrededor del grupo, miro
hacia la esquina, pero tiene razón. El hombre parado ahí puede tener
cabello oscuro, pero definitivamente no es Jett.
»Espera, lo juro por Dios, él está aquí. ―Mis ojos se mueven
rápidamente, pero hay demasiados cuerpos.
Cher también mira, luego se encoge de hombros.
―Raven, no lo veo, y odio tener que hablarte con dureza, pero él se
casará con tu madre, no te perseguirá ―grita por encima del ruido.
Mis ojos instantáneamente se llenan de lágrimas.
―Oh no, no llores. Solo estaba tratando de sacarte de eso. Por favor,
Raven, no te quedes a oscuras esta noche, vamos. ―Ella agarra mi mano,
pero niego con la cabeza.
Mi mente está corriendo. Tal vez me he roto seriamente, como perdida.
¿Por qué sigo sintiendo que él está aquí? ¿Estoy tan desesperada?
―Tengo que salir de aquí ―grito y me alejo de Cher―. No puedo
respirar. Él estaba aquí, tiene que estar aquí. De lo contrario, estoy
enloqueciendo oficialmente.
Cher me mira, frunciendo el ceño.
―Está bien, tómalo con calma. Déjame decirles que nos vamos. ―Frota
mi brazo, frunciendo el ceño por lo sudorosa que estoy.
―Necesito salir. ―Trato de tomar una buena bocanada de aire, pero
creo que eso solo está empeorando el pánico con todo el humo.
―Al diablo, les enviaré un mensaje de texto. Podemos ir a la piscina de
su papá mañana. Es dueño de un hotel.
Ella agarra mi mano y aparta a la gente de nuestro camino, los sonidos
de nuestros nombres se desvanecen a medida que salimos. El aire cálido
golpea mi rostro sudoroso.
―Solo respira, Raven. Está bien. No debí presionarte. Claramente, es
demasiado pronto. ―Frota mi espalda mientras jadeo, mirando alrededor
a todas las caras afuera.
―Yo... ¿lo ves? ―Giro un poco, luego miro a Cher, que ni siquiera está
tratando de ocultar su ceño fruncido.
―¿Necesito tomar un taxi, o puedes caminar? Él. No. Está. Aquí.
Pensaste que lo viste, eso es todo.
―Caminemos, el aire ayudará. ―Avanzo y Cher me sigue, enviando
mensajes de texto en su teléfono. El aire de la noche, y tal vez caminar,
parecen ayudar mientras escucho el mar en nuestra caminata cuesta
arriba.
―Okey, entonces ¿quieres hablar de esto? ―Mete su teléfono en su
bolso y levanto mi mano.
―Siento que quizás no tengas que llevarme al hospital, ¿de acuerdo?
―Okey, pero esto no es saludable ―dice bruscamente.
―¿Me estás tomando el pelo? ¿Saludable? Me estoy volviendo loca,
Cher. Toda mi vida se ha derrumbado. Es como si estuviera en este
agujero negro y me esforzara tanto por escalar para salir, pero no puedo
hacerlo. ―Me detengo para estar frente a ella. Un perro solitario nos ladra
desde el otro lado de la calle.
―Lo sé, cariño. ―Ella intenta abrazarme, pero doy un paso atrás.
―No lo sabes. Siento que me han destripado, y nunca terminará. Tarde
o temprano tendré que verlo porque, como te gusta recordarme, se va a
casar con mi madre. ―Las lágrimas que he estado conteniendo se
derraman por mis mejillas.
Cher suspira.
―Yo… solo estaba tratando de ayudar. Odio verte así. Odio a Jett
Powers por hacerte esto, y odio que nos gritemos la una a la otra. ―Ella
tira de mí para darme un abrazo. Me aferro a ella y lloro.
―Todavía lo amo. ¿Qué debo hacer? ―Miro hacia el mar.
―Vete a la cama y todo estará mejor por la mañana. ―Ella se traga sus
propias lágrimas.
Alejándome, asiento y le sonrío a mi dulce y buena Cher.
No será mejor mañana, pero me encanta que vea las cosas de esa
manera. Cruzamos la calle hacia nuestro edificio de apartamentos, y una
canción de Annie sobre cómo saldrá el sol mañana suena en mi cabeza.
―¿Así que no crees que me estoy volviendo loca? ―Le abro la puerta.
―No. ―Ella sonríe, secándose debajo de los ojos, y ambas entramos.
Brody está dormido con la televisión encendida. No me molesto en
apagarla y entro en mi habitación, me quito los tacones y me meto en la
cama, esperando que el sol realmente salga mañana.
RAVEN

¿Qué es ese ruido? Me doy la vuelta y me siento. Parece que el piso de


arriba se nos viene encima.
―¿Brody? ¿Cher? ―grito. Un fuerte gemido proviene de la habitación
de Cher, pero nada más.
―¿Es un terremoto? ―Cher grita.
Salgo de mi habitación y salgo a buscar a Brody.
―No, creo que es la construcción. ―Moviéndome hacia la ventana,
miro hacia abajo a un grupo de trabajadores que entran y salen del
edificio.
―¿Recibimos un aviso de que el edificio está siendo remodelado?
―pregunto. Mirando por la ventana, veo a Brody cruzando la calle con
tazas de café y una bolsa, gracias a Dios por él.
Cher sale tambaleándose, todavía con la ropa de anoche también,
luciendo como Spot el perro con un ojo cubierto de rímel.
―¿Es un martillo neumático lo que escucho? ―Ella apunta al techo.
Somos un maldito desastre, y dejo escapar un resoplido.
―Sí.
Cher es la peor persona mañanera.
―Bueno, nos mudaremos si esto continúa. ―Ella resopla y se frota la
cabeza.
Brody entra.
―¿Qué les pasó a ustedes dos? ―Mira de mí a Cher―. ¿Noche difícil?
―Se ríe, deja caer la bolsa de debajo de su brazo y luego nos entrega un
café a cada una.
―Podría decirse que sí. ―Cher bosteza.
Brody sonríe y se apoya contra el mostrador. Todavía me sorprende lo
que el sol puede hacer por una persona. Parece un hombre diferente. Su
cabello está creciendo, y ahora que está haciendo yoga en la playa, se ve
algo así entre un surfista delgado con corte de cadera y profesor.
Si pudiera volver a enamorarme de él. No es que alguna vez estuve
realmente lo estuviera. Aunque sería mucho más fácil. No más dolor, solo
un respeto mutuo el uno por el otro.
―Entonces. ―Toma un sorbo de su café y hace un gesto con los ojos
hacia el techo―. El edificio lo compró un estadounidense rico.
Aparentemente lo está rehaciendo todo, comenzando por el piso de
arriba, porque les pagó a los cuatro inquilinos de arriba una tonelada de
dinero para que se mudaran.
Me atraganto con mi café.
―¿Qué?
Brody alcanza mis brazos y dice:
―Levántalos por encima de tu cabeza ―como si fuera una niña
pequeña ahogándose con un juguete.
―¿Quién es el estadounidense? ―Mis ojos se lanzan a los de Cher. Es
difícil respirar. Mis ojos lloran y me esfuerzo por no toser.
―No es él. ―Cher levanta una mano hacia mí y pone los ojos en blanco,
girándose para mirar a Brody―. Entonces, ¿vamos a tener que mudarnos?
―Ella hace pucheros―. Porque este es un lugar privilegiado. Aunque, el
ruido… ¿cuánto les pagó a todos?
―No sé. Intentaré averiguar más.
No es él, no puede ser él, ¿verdad?
―¿Cómo está tu pie? ―digo, tratando de sonar normal ya que por
dentro estoy enloqueciendo.
―Mejor. Les compré un poco de bizcocho. ―Agarra su computadora y
se dirige al balcón.
―Okey, no puedo soportar este ruido. Vamos al hotel del papá de
Matteo. Podemos acostarnos junto a la piscina ―dice Cher, volviéndose
hacia mí.
Tomo un pequeño sorbo de café, con la esperanza de no tener otro
ataque de tos.
―Buena idea. ―Asiento con la cabeza.
Sus ojos se estrechan.
―¿Qué sucede contigo?
―Nada, creo que eso es exactamente lo que debemos hacer. Dame cinco
minutos para ponerme el bikini ―digo por encima del hombro.
―Está bien, pero por favor, por el amor de Dios, nada de drama hoy,
mi cabeza no puede soportarlo…
―Llama un taxi, no tengo ganas de caminar ―la interrumpo. Lo último
que necesito es un sermón, necesito pensar.
Después de ponerme mis pantalones de lunares rosas y negros, me
miro en el espejo. No está mal. Me echaré un poco de agua en el rostro,
me pondré protector solar y estaré lista.
Treinta minutos después, me siento sola con un Bloody Mary. Cher
convenció a Matteo para que le diera un recorrido por el lugar, o al revés.
De cualquier manera, me dejó tan pronto como llegamos.
Suspirando, admiro la vista. Es un hotel precioso, pero todo en la Costa
del Sol es precioso. Tomo un sorbo de mi bebida y me debato si debo
nadar primero, luego tomar el sol o ir directamente a tomar el sol. Me
quito las sandalias y me pongo de pie, preparándome para sumergirme
en la piscina.
―Raven.
Mis ojos se elevan lentamente hacia esa voz mientras agarro el respaldo
del asiento de madera para sostenerme.
No estoy alucinando.
Él está aquí. El maldito Jett Powers está aquí. Esta vez estoy realmente
sin aliento.
Me voy a desmayar…
―Te tengo. ―Su voz es fuerte y grave. Me toma entre sus brazos y, por
un segundo, me aferro a él, necesitando su aroma fresco y su fuerza para
mantenerme de pie.
Su mano va a mi cabello. Cuando tira mi cabeza hacia atrás, mis ojos se
encuentran con los suyos.
―Respira, bebé. ―Su boca se cierne sobre la mía como si me estuviera
dando el aire que necesito para que mi cerebro finalmente funcione.
Él está aquí.
―¿Fuiste tú anoche? ―Mi voz suena mucho más fuerte de lo que
siento. Sus ojos cambian, y sé que era él.
No sé si estoy más aliviada de no estar loca, o jodidamente furiosa de
que él apareciera y... ¿qué? ¿Cree que me lo voy a follar?
Pongo mis manos en su pecho para tratar de alejarlo, pero es fuerte y
está sin camisa, una hermosa combinación.
Lo odio.
Lo odio.
―Tranquila.
Debe entender que mi conmoción está desapareciendo. Intento darle un
rodillazo en las pelotas, pero fácilmente me deja caer sobre la silla
acolchada, dejando que mi rodilla se conecte con el aire.
―Relájate. ―Me mira y se pasa las manos por el cabello.
Mis ojos se fijan en su físico perfecto.
―¿Cómo me encontraste? ―Me aclaro la garganta, tragando las
lágrimas. Prefiero cortarme el brazo que llorar frente a él en este
momento.
―He sabido dónde has estado todo el tiempo. ―Se sienta en la silla
frente a mí mientras me obligo a pensar.
―¿Está mi mamá contigo? ―Giro la cabeza de izquierda a derecha para
comprobar. Si ella está aquí, eso podría llevarme al límite. ¿Vinieron aquí
juntos? Ella para torturarme, y él para… ¿qué?
―Raven, detente. Necesitamos hablar, hay que decir algunas cosas. ¿De
verdad quieres hacer esto aquí? ―Señala el área de la piscina, que
comienza a llenarse.
―No tenemos nada que hablar. Dejó las cosas bastante claras, señor
Powers ―le espeto, agarrando mi bebida, sin importarme que una buena
porción se derrame sobre la mesa de cristal.
―Raven, rompí con Rachel. ―Se pone de pie, extendiendo su mano.
¿Podría pensar en serio que sería tan estúpida como para enamorarme
de él otra vez? Aunque mi corazón salta ante sus palabras, no digo nada.
En vez de eso, sigo tragando el jugo de tomate picante, rezando para que
el vodka me calme lo suficiente como para ocultar mis verdaderos
pensamientos: que estoy luchando por aferrarme a todo el dolor que me
ha causado.
―Mira, sé que manejé todo mal…
Y eso es todo, ahí es donde necesito parar todo esto.
―¿Mal? ―Me pongo de pie y dejo el Bloody Mary en la mesa―.
Jodidamente me destruiste.
Deja caer la mano y mira a una familia recién llegada que salta a la
piscina entre gritos y risas.
―No tengo idea de por qué estás aquí, pero aléjate de mí. ―Agarro mi
bolso, mis ojos lloran, mis dientes se hunden en mi labio inferior, y de
repente, su fuerte brazo se entrelaza con el mío, y jadeo.
―Vamos. ―Literalmente me arrastra.
Luchando por escapar, no me importa en lo más mínimo si estamos
haciendo una escena, a él tampoco debe importarle porque me levanta y
me lanza sobre su hombro.
―¿Estás completamente loco? ―Toso y jadeo. Su hombro se presiona
contra mi diafragma, y es difícil respirar.
―Sí, voy a hablar y tú vas a escuchar incluso si tengo que atarte.
―Requiero de todas mis fuerzas para no dejar caer mi bolso mientras nos
lleva al elegante vestíbulo y nos lleva a los ascensores.
―Jett, bájame. Te acompaño. La gente está mirando ―me ahogo, pero
él me ignora.
Las puertas del ascensor se abren y él entra. Esto es surrealista, no
puede estar pasando, no puedo estar a solas con él.
―Lo siento, es nuestra luna de miel ―le dice a una mujer en la esquina.
Todo lo que puedo ver son los dedos de sus pies.
―Oh, bueno, felicidades. ―Ella se ríe y me muerdo el labio inferior de
nuevo.
Debería decir que estoy siendo secuestrada. Mandar su culo a la cárcel.
En vez de eso, me quedo callada, ahorrando fuerzas porque no soy la
misma chica que lo adoraba. Mató a esa chica cuando se folló a mi madre
y a esa otra zorra.
Ahora lo odio.
JETT

Era demasiado bueno para intentar ser paciente. En mi defensa, está


montando una escena y necesitamos una oportunidad para hablar.
Cierto, Jett, ¿entonces la arrojaste sobre tu hombro?
Usando la tarjeta llave, abro la puerta de la habitación que reservé tan
pronto como vi a Raven y su amiga dirigiéndose hacia la piscina.
Probablemente sea mejor que me la lleve porque si aparece ese maldito
vago de anoche, las cosas se pondrán feas. Casi le doy una paliza al tipo,
pero afortunadamente ella se fue, y ese perdedor terminó llevándose a
otra mujer a casa.
La dejo en la cama tamaño king y miro alrededor. En un instante, ella
salta.
―¿Cómo te atreves? ―dice furiosa, arrojando su bolso sobre la cama.
Su cabello está desordenado, derramado alrededor de ambos hombros, su
rostro sonrojado por haber sido cargada sobre mi hombro. Mi polla, que
ya me dolía, empieza a gotear. Me giro y abro el minibar en busca de una
botella de algo, cualquier licor sirve.
―¿Quieres un cóctel? Y ambos sabemos que me atrevo a cualquier cosa
―digo secamente, tomando dos botellas de vodka y acercándome a la
ventana de vidrio con vista al océano. Ella no necesita mezclar alcohol, y
yo no necesito tequila volviéndome loco.
―No tengo nada que decirte, así que no, no quiero un cóctel.
―Bueno, yo sí tengo mucho que decirte. ―Me giro para mirarla y me
duele el maldito corazón. Esta necesidad irracional de conservarla me
hace desenroscar la tapa del vodka y beberlo de dos tragos, tirándolo a la
basura.
―¿Por qué? ¿Qué puedes pensar que alguna vez cambiará el hecho de
que te vi? ―grita, y sus hermosos ojos zafiro brillan con lágrimas mientras
mira hacia el techo.
―Primero. Tienes razón, no debería haber… hecho eso. ―Le hago
señas a ella y a la habitación y me froto la nuca.
―Eres increíble, y lo que es realmente triste es que nadie te detuvo.
Estoy avergonzada y me duele el estómago. ―Toma una botella de vodka
de mi mano, y ambos nos miramos mientras las puntas de nuestros dedos
se tocan.
―Lo siento, no estoy pensando bien, no he estado pensando bien, pero
espero que todo eso pueda cambiar. ―Mis fosas nasales se dilatan ante su
puto olor. Jesús, todo lo que quiero es inclinarme, abrir sus piernas y
chupar su dulce protuberancia hasta que se corra en mi boca, y dejar que
sus jugos goteen por mi cuello...
―¿Qué podrías tener que decir? ―Ella niega con la cabeza, gira la tapa
y toma un trago de vodka, con todo el cuerpo temblando.
―Que te amo, y vine aquí a luchar por ti porque no puedo vivir un día
más sin ti. ―La miro. Ella es la perfección, y de repente sé que no importa
si hoy dice que no. Nunca dejaré de buscarla, la cansaré hasta que no
tenga más remedio que perdonarme.
―¿Tú qué? ―Ella retrocede.
―Te amo, siempre te he amado. Debiste haberlo sentido, saberlo.
―Camino hacia ella.
―Tú no crees en el amor. ―Ella niega con la cabeza, su espalda golpea
la pared y me estiro, atrapándola con mis brazos.
―Eso era cierto hasta que esta jodida Lolita llegó a mi vida y lo cambió
todo. He dejado mi trabajo porque no puedo pensar con claridad, me
deshice de mi prometida, dejé mi país para venir aquí. ¿Por qué?
―gruño―. Porque. No. Puedo. Vivir. Sin. Ti.
Ella me mira, con su respiración agitada, su pecho sonrojado, y puedo
oler su excitación.
Ella me desea.
Caigo de rodillas y ella planta ambas manos en la pared para apoyarse.
―Es demasiado tarde... te odio ―susurra.
Me acerco y muevo la pequeña tira de tela de su coño. Parece recién
depilado.
―Mierda. ―Me inclino hacia adelante e inhalo.
Jadeando, dice:
―Tengo que irme. ―Sin embargo, gime cuando mi lengua acaricia sus
pliegues.
―Abre las piernas, bebé ―murmuro, ayudándola a mover una pierna.
»Eso es, esa es mi niña buena. Ahora veamos si papi puede mejorar
todo.
Estirándome, la mantengo quieta. Su cabeza cae hacia atrás contra la
pared.
―No puedes. Te odio ―dice, con voz ronca.
Mi boca se engancha en su clítoris, chupándolo. Ella está tan
resbaladiza y su coño está tan caliente, casi ardiendo, que cambio de
chupar a follarla con mi lengua.
―Mierda, sabes tan bien. ―No puedo tener suficiente de su sabor, de
su olor. Agarro sus caderas, manteniéndola quieta―. Háblame, Raven.
Dime cuánto me odias.
Cuando su cabeza rueda hacia un lado y me mira, el tiempo se detiene,
también el mundo, la habitación y todo menos nosotros. Su pecho está
agitado, y sonrío, inclinándome hacia adelante para lamer su clítoris
húmedo e hinchado de un lado a otro.
―Solo haz que me corra ―gime. Sus manos, que se clavaban en la
pared, agarran mi cabello. Sacude mi cabeza más cerca, con la respiración
agitada.
―Dilo ―exijo, y mi boca se cierne sobre su coño mojado. Estoy
luchando contra el impulso de sacar mi adolorida polla y empalarla con
ella, pero esto es para ella.
―Te odio ―grita, arqueando la cabeza hacia atrás.
―Esa es mi chica. Ahora córrete. ―Y ella lo hace. Agarrando mi cabello
con una mano, clava sus uñas en mi cuello con la otra y grita mi nombre,
su coño se convulsiona en mi boca.
Lamo mis labios e inhalo su aroma, moviendo suavemente la parte
inferior de su bikini a su lugar mientras le doy otro beso a su coño y me
pongo de pie.
―Abre los ojos ―gruño, agarrando su barbilla.
Ella niega con la cabeza, pero lentamente abre los ojos para mirarme.
Puede mentir con su boca y su lengua formando las palabras que quiera,
pero sus ojos me lo dicen todo.
La tengo y siempre la tendré, ella es jodidamente mía.
―Quiero que escuches con atención ―le digo.
Ella parpadea y toma una respiración profunda y temblorosa.
―No me voy a ir, me quedaré aquí todo el tiempo que sea necesario.
―Estás perdiendo tu tiempo. ―Ella intenta alejarse, pero sigo
agarrando su barbilla, forzando su cabeza hacia atrás.
―Soy un maldito imbécil, y he hecho algunas cosas cuestionables, pero
esto… tú. La forma en que es con nosotros, eso es algo de lo que nunca
podremos liberarnos. Créeme, mi amor, lo he intentado.
―Jett, entiendo que pienses que, porque eres tú, todo el mundo cederá,
pero me lastimaste, y yo te amaba. Entonces ¿qué pensabas que iba a
pasar? ―Ella aparta la barbilla―. ¿Pensaste que porque puedes hacer que
me corra, iba a perdonarte? ―Sus ojos se llenan de lágrimas, pero
mantiene la cabeza en alto y los hombros hacia atrás.
»Merezco más, y puede que tengas razón, es posible que nunca pueda
olvidarme de ti, pero tampoco viviré con el temor de que te canses de mí,
me engañes o me compartas. ―Ella empuja contra mi pecho.
La agarro y sostengo ambas muñecas.
―Te amo, no te voy a compartir. ¿Qué demonios, Raven? ―Mi cabeza
palpita.
―¿Por qué estás haciendo esto? ―ella grita―. ¿Por qué?
Coloco su mano sobre mi acelerado corazón.
―Esta es la razón. ¿Lo sientes? ¿Crees que yo quería que esto sucediera?
Ni en un millón de años, pero sucedió, y ahora no me iré sin ti. Si tarda
una eternidad, entonces que sea una eternidad. Porque tú eres mía y yo soy
tuyo. ―Quiero hacerla olvidar, hacer que desaparezca esa mirada
angustiada.
Su cálida mano permanece en mi pecho. La habitación está llena de
nuestra energía y dolor, pero más que eso, nos siento, nos huelo...
―Tengo que irme, no puedo hacer…
De repente, un sonido de timbre sale de su bolso. Casi lo tomo y lo
aplasto, pero algo me dice que eso no me ayudará, así que me aclaro la
garganta y retrocedo.
―Vamos. ―Me obligo a caminar hacia la ventana. Esta es la primera
vez en mi vida que no he podido hablar para salir de lo que sea necesario
arreglar. Me giro, observándola tomar su bolso de la cama y caminar hacia
la puerta.
―¿Raven? Quise decir lo que dije, no me iré. ―Mis ojos se encuentran
con los suyos.
Ella ladea la cabeza.
―Es demasiado tarde, señor Powers. Nunca podré olvidar que te
follaste a mi madre y a esa otra mujer.
La miro a los ojos, preguntándome si debería decirle la verdad. Nah,
ella piensa lo peor, y no es que pueda culparla.
―Nunca es demasiado tarde. ―Tomo un respiro.
Su teléfono comienza a sonar de nuevo, ella mira su bolso y luego a mí.
―Para nosotros, lo es. ―Luego abre la puerta y la veo irse,
escuchándola contestar el teléfono.
―Mierda. ―Me siento en el borde de la cama, luego me recuesto y miro
al techo―. No vayas tras ella, tienes que darle tiempo ―me quejo,
frotándome el rostro, oliendo su delicioso coño.
»A la mierda con esto. ―Me meto dentro de mis bañadores, agarro mi
gruesa y dura polla y la acaricio.
No era así como se suponía que iba a ser todo esto, pero estoy
demasiado tenso para pensar con claridad.
Tiro mis pantalones cortos hacia abajo y cierro los ojos. Mi respiración
se acelera mientras me masturbo, duro, rápido, y ahí está ella, mi Lolita.
Gruño, visualizándola. Esos hermosos labios se abren mientras sus ojos
se sumergen para verme darme placer.
―Sí ―siseo mientras mi mano aumenta la velocidad, y la necesidad de
correrme me supera. Lamiendo mis labios, pruebo su orgasmo.
»Mierda… ―Mi cuerpo se tensa mientras lo dejo crecer―. Raven
―digo. El esperma caliente sale de mí hacia mi estómago. No me muevo,
solo me quedo quieto, dejando que mi respiración vuelva a la normalidad.
Considerando mi próximo movimiento.
Con un gemido, me pongo de pie, subiendo mis pantalones cortos y
caminando hacia el baño para limpiar el esperma de mi pecho, apenas
mirándome en el espejo.
―Concéntrate, Jett. ―Abro el lavamanos para echarme un poco de
agua en el rostro, casi riéndome de cómo todas las mujeres a las que les
he hecho daño en mi vida finalmente se han vengado.
Ella dijo que no.
Ella dijo que es demasiado tarde.
Arranco la toalla del perchero y me seco la cara. En lugar de tirarla al
suelo para que alguien más la levante, la doblo y la pongo en el
lavamanos. Saco mi billetera de mi bolsillo lateral, y dejo un billete de
veinte dólares en las toallas dobladas adicionales.
Claramente, necesito repensar mis tácticas porque ella tiene que saber
que la palabra no no significa absolutamente nada para mí.
Cristo, estoy completamente perdido aquí. Abriendo la puerta, saco mi
teléfono para rastrearla. Bien, está viajando de regreso a su apartamento.
Le envío un mensaje de texto.

Yo: Todavía puedo saborearte.

Aparecen tres puntos, luego se detienen y comienzan de nuevo, pero


no pasa nada y sonrío.

Yo: ¿Cenamos mañana? Yo cocinaré.

Sonrío, sabiendo que eso obtendrá una respuesta.

Raven: Por favor, no me obligues a bloquearte.


Yo: No importaría. Te dije que no voy a ir a ninguna parte. Bien
podríamos cenar juntos.

Los puntos vuelven a aparecer y luego se detienen. Aunque espero,


aparentemente ella ya no se está involucrando, así que salgo al vestíbulo.
Este es solo el primer día, Jett, me recuerdo mientras le entrego la tarjeta
de acceso a la mujer en la recepción.
Dale tiempo, el jurado no siempre regresa con una decisión de
inmediato.
RAVEN

―Raven, despierta ―canta Cher mientras se deja caer en mi cama,


cruzando las piernas y sonriéndome.
―Oh, Dios. ―Gimo y tiro de la almohada sobre mi cabeza.
Riendo, ella la agarra.
―Despierta, tienes más regalos.
Nunca había visto a Cher más feliz porque Jett me envió todos estos
regalos que no significan nada para mí. Empezaron a llegar el día después
de la visita al hotel. El primer día envió seis brazaletes de platino, zafiro y
diamantes. Exquisitos, pero los dejé intactos en su caja turquesa.
El segundo día fueron cajas, y me refiero a cajas de aparentemente el
mejor chocolate negro del mundo.
Día tres, flores. Tantas que le pedí al repartidor que las distribuyera en
las tiendas de la calle.
Día cuatro, lencería de seda, encaje y cuero.
Día cinco... bueno, el día cinco fue un poco injusto ya que él sabe que
tengo debilidad por los zapatos. Todavía me duele mirar todas esas cajas
de Jimmy Choo, Prada y Louboutin. Tuve que dárselos a Cher. Ahora no
puedo acercarme a su habitación porque los veo burlándose de mí. De
acuerdo, mi pie es talla seis y Cher usa ocho. Como sea, ella es inteligente
y puede cambiarlos.
Y aquí estamos en el día seis. Casi no tengo la fuerza para mirar, tiene
que ser asombroso si Cher está cantando.
Suspiro y me siento, tirando mi cabello de mis hombros. Mis ojos se
sienten como una mierda. No he salido del apartamento en días, y lloro
hasta dormirme. Los molestos sonidos de la construcción son mi única
compañía. Cher me entrega los regalos por la mañana y luego se va con
Matteo. Brody está consumido con la escuela, y camino de un lado a otro
en mi habitación oscura, atormentada por los recuerdos de él. La forma
en que huele, su sonrisa, ese pequeño hoyuelo en su mejilla que he
decidido que es mío y solo yo puedo verlo.
Es como si mi corazón que estaba sangrando ahora estuviera acelerado,
y parece que no puedo detenerlo, me siento como si estuviera en una
caminadora que no se detiene.
―Solo dónalo. ¿Vino el restaurante por el chocolate? ―No me quedaré
con nada de esto. Es un gran y gordo no.
Entiendo que es rico, pero ¿en serio piensa que soy tan superficial?
¿Que puede comprar mi amor?
―Oh, cariño, no vas a donar esto. ―Me entrega la caja turquesa larga
y rectangular que tiene la famosa marca Tiffany.
―¿Lo viste? ―La miro mientras tomo la caja. Todavía tiene el lazo
turquesa, así que tal vez no lo hizo.
―Para. No lo hice, pero vamos, siente ese bebé. Un tipo con guantes lo
entregó, incluso tenía un guardia. ―Ella aplaude y se desliza más cerca.
Ahí va mi corazón, latiendo de nuevo. Estoy tan estresada que ni
siquiera necesito café. Es como si pudiera sentirlo pensando en mí,
tocándome...
Miro la caja y paso mis dedos sobre las letras. Una lágrima cae en mi
dedo.
―Tómalo, llama a Tiffany's y devuélvelo. No lo quiero. ―Respiro,
limpiando mi pobre nariz adolorida en el hombro de la camiseta con la
que estaba durmiendo.
―No. ―Ella me mira―. Y, francamente, me estoy cansando un poco
de que me des órdenes. No quieres tus regalos, llama y regrésalos tú
misma, o mejor aún… ―Se pone de pie y se pasa la mano por su lindo
vestido rosa―. Llama a Papi Powers y dile que deje de enviar cosas. Nos
estamos quedando sin espacio de todos modos. ―Ella se da vuelta y
golpea mi puerta.
Yo salto. ¿Qué demonios? Entonces corro y la persigo.
―Eres increíble, Cher. Todo lo que haces es salir con Matteo. No tienes
idea de que apenas me mantengo a flote. Jett está aquí. Aquí. ―Hago un
gesto con mis manos―. Y no puedo dejar de quererlo, es como si estuviera
enferma y no hubiera cura, y no te importa. ―Estoy gritando, porque el
sonido de la sierra eléctrica que se usa arriba está encendida, y ella
necesita escuchar esto.
―Raven, suficiente. ―Cher gira hacia mí―. Tú lo amas. Puede que sea
una mierda, pero deshazte de él y sigue adelante, o haznos un favor a
todos y dale una oportunidad, porque esto ―hace movimientos de arriba
abajo ante mi apariencia―, es patético. ¿Quieres saber por qué salgo con
Matteo? ―Ella pone sus manos en sus caderas―. Porque no puedo ver
cómo renuncias a ti misma.
Ella agarra su teléfono.
―Te amo, pero te digo esto porque realmente espero que hagas lo
mismo por mí si alguna vez estuviera en esta condición. ―Dándose la
vuelta, camina hacia la puerta.
Intento abrir la boca, pero no sale nada.
―Pelea, Raven. Di lo que quieras sobre Papi Powers, pero él pelea.
Puede que sea sucio, pero él pelea para ganar. ―Toma sus grandes lentes
de sol negros del mostrador―. Y vuelve a llamar a María, ha estado
tratando de comunicarse contigo por más de una semana ―dice
bruscamente, poniéndose los lentes y pisando fuerte por la puerta
principal.
―Wow. Jodidamente te hizo ver toda tu mierda, ¿eh? ―Brody entra
para tomar un poco de chocolate.
―Yo solo... quiero decir, ella está equivocada, ¿verdad? ―Usando la
caja de Tiffany, señalo la puerta.
―No me voy a involucrar. ―Sacude la cabeza y se llena la boca de
chocolate negro.
»Y no puedes donar estas cosas. Jesús, ¿ya lo probaste? Es jodidamente
asombroso. ―Se mete más en la boca, cerrando los ojos como si fuera
mejor que el sexo, y tal vez lo sea para él. Empiezo a sospechar que Brody
es asexual.
»Pero deberías llamar a María y... tomar una ducha. ―Él sonríe y
regresa al balcón.
―Increíble. ―Camino a la cocina. Dios, esta es realmente la primera
vez que he estado aquí en días.
Las rosas están en todas partes. Cajas y cajas de chocolate están
esparcidas por todo el mostrador, junto con una pequeña pila de sobres,
cuidadosamente metidos en una esquina.
―¿Qué demonios? ―los agarro. Todos tienen mi nombre, pero no están
abiertos. ¿Por qué Cher no me dio esto?
Porque está harta de ti.
Los tomo y un bloque de chocolate negro, luego regreso a mi habitación
y me siento en el borde de mi cama. Dejo la caja de Tiffany a mi lado y me
meto un poco de chocolate en la boca, al instante gimo en voz alta.
Maldito imbécil. Tuvo que enviar crack de chocolate. Ahora no podré
parar. Es como comer un bocado de deliciosa y cremosa bondad con la
cantidad justa de dulce amargura.
Alcanzo otro trozo, tomo mi teléfono y llamo a María. La he estado
evitando porque no puedo manejar la culpa. Ahora que sé que Jett dejó a
mi madre, estoy segura de que ella despidió a María. Traté de que mi papá
la contratara, pero dijo que no, así que ahora me estoy demorando hasta
que tenga alguna forma de traerla aquí. ¿Tal vez ella pueda cocinar para
nosotros?
Sí claro, como si tuvieras esa cantidad de dinero.
―Hola. ―La voz de María suena mucho mejor que la mía.
Me enderezo.
―María, lamento mucho no haberte llamado, pero estoy tratando de
traerte aquí. No te preocupes por nada, lo tengo todo bajo control. ―digo
todo esto tan rápido que se me calienta la cara.
―¿De qué estás hablando? ―chasquea, y casi puedo verla frunciendo
el ceño al teléfono.
―Bueno, escuché que Jett, quiero decir, el señor Powers, dejó a mi
mamá…
―Es maravilloso, ¿verdad? ―Ella se ríe, y esta vez miro mi celular. ¿Se
cortó el teléfono? ¿Tengo mala recepción?
»¿Raven? he estado preocupada, esperando que me devolvieras las
llamadas. ―Su voz suena como cuando era niña.
―Lo siento. ―Suspiro, mirando hacia el techo―. Solo quería encontrar
una manera de apoyarte. ¿Mi mamá te despidió? ―Cuando digo la última
parte, niego con la cabeza, sabiendo que lo hizo.
―Por supuesto. ―Una vez más, la voz de María suena mejor de lo que
la he escuchado... nunca.
―Lo siento mucho.
―Raven, ¿qué está pasando? Tu madre es una enferma, y no te
preocupes por María. Ahora estoy trabajando para el señor Jett. Él dijo
que como yo fui quien te crio, merezco mi propia casa, y creó un plan de
jubilación para mí.
Después de tragarme el chocolate negro, grito:
―¿Hizo qué?
―Me compró una casa y...
―Oh, Dios. ―Miro alrededor de mi habitación como si mis paredes
amarillas realmente pudieran hablar y decirme qué decir porque estoy
perdida. ¿Le compró una casa a María? ¿Porque ella me crio?
―No puedo esperar a que la veas: tiene dos dormitorios, para que
siempre tengas un hogar. ―Su voz trae lágrimas a mis ojos.
―Eso… yo… eso es muy amable de su parte ―grazno.
―Sí, lo es. Me imagino que me quedaré, y luego, cuando tú y el señor
Jett tengan bebés, los ayudaré.
Muerdo mi labio. Esto es tan surrealista que voy a empezar a reír. Es
como si él fuera el Señor Maravilloso, excepto que no lo es. Si María
supiera lo que hizo...
―¿Raven? ―ella chasquea.
Yo salto.
―Tengo que colgar, no me siento bien. ―Cierro mis ojos. Es como en
cuestión de una semana, hubiera cambiado completamente las tornas y se
convirtiera en el chico bueno.
―Está bien, pero me llamas en algún momento. ―Ella se ríe.
―María, necesito que sepas que no estoy con el señor Powers, sin
importar lo que hayas escuchado de mi mamá. Yo solo... no habrá bebés.
―Me río, pero suena amargo―. Jett no quiere bebés y no puedo
perdonarlo. ―Ahí, al menos lo dije. Ahora, la próxima vez que ella llame,
no tendré que escuchar eso nunca más.
El silencio me saluda.
―¿María?
―Sí. ―Ella suspira―. ¿Él no te lo dijo? ―Y se me pone la piel de gallina
en los brazos.
―¿Decirme qué?
―¿Estás hablando acerca de él con tu madre y su asistente?
Me llevo la mano a la boca y asiento, aunque ella no puede verme.
―Oh, cariño. ―Ella suspira de nuevo―. Él no las tocó, Raven. ―Ella
se ríe―. Hombres. Son tan estúpidos. ¿Por qué no te lo dijo?
―¿María? ¿De qué estás hablando? ―siseo, preparándome para el
inevitable ataque de pánico mientras se repite esa horrible noche.
―Mira, no me agrada particularmente el señor Jett, pero él te ama, así
que por eso le doy una segunda oportunidad. En cuanto a esa noche, tu
mamá y esa mujer estaban juntas, pero Jett no las tocó.
―¿Cómo sabes esto? ―le pregunto.
―¿Qué? ¿Me estás tomando el pelo? Yo sé todo lo que sucede. ―Ella
chasquea la lengua.
Niego con la cabeza.
―Yo los vi.
―Viste lo que él quería que vieras. Ese hombre ha sido un desastre
desde el primer día que pusiste un pie en su casa. Sabía que lo sería. Es
por eso que me esforcé tanto en mantenerte alejada, pero… ―Su voz se
desvanece por un momento―. ¿Quién soy yo para interferir con el
destino?
―¿Esto es porque te compró una casa? ―Mi cabeza da vueltas. Todo
se derrumba a mi alrededor, y si esto es cierto, y Jett no se acostó con mi
madre, ¿puedo perdonarlo?
―Raven. ―María suena como si se estuviera enojando―. Déjame
explicarte algo, las acciones hablan más que las palabras. ¿El señor Jett es
perfecto? No, pero puedo ver cuando alguien está enamorado. No soy
estúpida. Ahora, necesito irme. ―Y antes de que pueda detenerla, la línea
se corta.
―Wow, Raven, realmente estás de buena racha. ―Bufo y dejo caer el
teléfono en mi cama. Miro los sobres, tomo uno y lo abro. Al menos me
distraerá de tener que lidiar con la verdad de que él no se folló a mi madre,
que nunca lo hizo desde que llegué, que nunca quiso que sucediéramos,
pero de alguna manera lo hicimos...
Lo hicimos. Lentamente abro el primero.

Raven:
Estaba corriendo esta mañana y me detuve en una pequeña tienda. Un hombre,
un chocolatero, dijo que podía hacer que sucedieran cosas mágicas si comías su
chocolate.
Yo lo hice. Mientras probaba este pedazo de cielo, todo en lo que podía pensar
era en ti. Mi boca estaba llena de dulzura, con un ligero borde de amargura.
Me dijo que pidiera un deseo...
Con amor, tu Jett.

Dejo caer la carta, agarro el último trozo de chocolate, que traje a mi


habitación, y cierro los ojos mientras me lo meto en la boca. Sabe
exactamente como lo que él escribió.
Esto es lo que somos.
Dulzura y éxtasis, probados por la amargura. ¿Me atrevo a desear algo
que tiene el potencial de ser mi perdición?
¿Lo hago?
Tomo un respiro como si pidiera un deseo, luego abro los ojos y tomo
el siguiente sobre.

Raven:
Nunca he tenido que ganar a alguien. Nunca he tenido que pelear por alguien,
pero lo hago por ti. Vi estas rosas rojas como la sangre y me hicieron pensar en ti.
Mi corazón sangra, pero solo por ti.
Con amor, tu Jett.

Abro otro.

Raven:
Te consentiré todos los días, durante todos nuestros días.
Con amor, tu Jett.

―Oh, Dios. ―Me tapo la boca, dejo caer la carta y alcanzo la caja de
Tiffany. Quitando la cinta, la abro.
―Jesús, Jett. ―Observo la gargantilla de zafiros y diamantes, luego
escaneo el área alrededor de mi cama para encontrar la carta que la
acompaña.

Raven:
Tuve una visión.
Vi zafiros derramándose sobre ti, bajando por tus pechos en un río brillante de
gemas.
Fue esa visión, ese segundo, que mi vida cambió. Puede que no lo haya dicho,
pero en el fondo lo sabía.
Eres mi para siempre.
Con amor, tu Jett.

Mi para siempre.
Miro a mi alrededor.
―¿Qué debo hacer? ―susurro. Agarrando la gargantilla, corro al baño,
me quito la camiseta y me la pongo. Se siente fresca en mi piel. Doy un
paso atrás, así puedo ver más de mí misma.
Es como si este collar me hubiera marcado, encadenado a él, con
nuestras almas entrelazadas. Para ser honesta, las cartas significan más
para mí que cualquiera de los regalos. Nunca se ha tratado de dinero, se
trata de confianza. ¿Realmente puedo confiar en que no me lastimará de
nuevo?
―¿Puedes confiar en ti misma? ―susurro, porque a eso se reduce todo
esto. Perdí una parte de mí esa noche, viéndolo de una manera que nunca
creí posible.
¿Qué dice tu instinto?
Me acerco y abro la ducha, quitándome la gargantilla. Lentamente, me
baño mientras mi mente trata de resolver todo esto. Él no está jugando. Él
lo quiere todo. ¿Puedo darle eso? Me lo merezco, y él también.
Cierro el agua y salgo, envolviendo una toalla alrededor de mi pecho.
¿Te atreves?
Suena en mi cabeza y me congelo. De repente puedo respirar de nuevo.
No tiene que ser tan difícil, Raven. Hizo esta pregunta al principio, y tu respuesta
sigue siendo la misma. Siempre será la misma. Porque al final del día, tiene
razón.
No hay elección. Él es mi para siempre, y yo soy el suyo.
―Santa mierda. ―Casi tropiezo con una pila de ropa tratando de llegar
a mi teléfono en la cama. Jesús, me tiemblan las manos cuando empiezo a
enviarle un mensaje de texto.

Yo: ¿Estás libre?

Exhalando, espero.

Jett: Solo para ti.

Mi boca se tuerce mientras escribo.

Yo: Necesito hablar.


Jett: Estaré ahí en diez.
JETT

Toco a su puerta. Ha pasado una semana desde el incidente de la


habitación del hotel. La dejé sola, le di espacio y esperé este mismo texto.
No voy a mentir, no ha sido fácil, pero sabía que si alguna vez iba a
lograr que ella realmente me escuchara, necesitaba darle espacio.
He pensado mucho en mí mismo, tratando de entender por qué soy
como soy, lo cual es una mierda al final del día. No podemos cambiar el
pasado, pero podemos cambiar el futuro.
Y mi futuro es ella. ¿Me engaño pensando que todo va a ser fácil y
perfecto? No, pero está bien, porque ese es nuestro viaje.
―Voy ―grita y abre la puerta. Al verla parada ahí con un vestido
amarillo pálido, su cabello mojado echado hacia atrás de su rostro
exquisito y colgando largo por su espalda, me duele el corazón.
Pero son sus ojos los que me capturan, dejándome sin palabras mientras
me mira y sé que está lista.
―Hola ―dice en una exhalación. Sus labios rojo cereza se curvan en
una sonrisa.
―Vamos a dar un paseo por la playa, tengo algo para ti. ―Mis ojos
acarician su rostro, y apenas noto mi gargantilla en su cuello. Parece casi
aburrida en comparación con ella.
―Okey. ―Asintiendo, ella sale.
Extiendo mi mano. Solo que esta vez, ella no duda. Esta vez ella la toma,
y esa carga eléctrica que somos solo nosotros, nuestra energía, zumba a
través de las puntas de nuestros dedos hasta mi brazo.
―Jett ―susurra.
Sonriendo, niego con la cabeza y nos guio por el pasillo hasta el día
soleado.
Bajo la cabeza mientras caminamos de la mano en silencio, disfrutando
de su cercanía, y me permito tener esto.
Este momento.
Esta mujer.
Esto es todo lo que necesitaré. Sí, el dinero ayuda, pero no me sirvió de
nada sin ella. Cuando me detengo en la playa, sus ojos buscan en mi
rostro, luego bajan a la caja debajo de mi brazo.
―No estoy seguro de que deba irme o quedarme contigo cuando abras
esto. ―Le sonrío, entregándole la caja. Ella ladea la cabeza, mientras yo
contemplo el mar que entra y sale.
―Tienes que quedarte conmigo ―me dice.
Extiendo la mano, y cepillo un mechón de cabello que ha decidido
acariciar su rostro.
―Lo que hay ahí, es…
―¿Eres tú? ―ella termina por mí.
Poniendo mis manos en los bolsillos de mis jeans, asiento.
―Todo lo que necesitas saber está en esa caja. ―Me siento expuesto.
Sin duda, esto es lo más íntimo que he hecho. Cristo, ¿es demasiado
pronto?
Ella alcanza mi mano, sacándola de mi bolsillo, se quita las sandalias y
me arrastra a la arena.
―Aquí, este es el lugar perfecto. ―Se sienta. Está lo suficientemente
cerca para escuchar las olas, pero lo suficientemente lejos para que no nos
mojemos.
Me quedo de pie, y mientras miro hacia otro lado y observo el mar, la
escucho rasgar el papel.
Luego silencio. Nada más que el mar, las gaviotas y mi propio aliento
mientras espero... ¿esperar qué? No hay más espera, eso es todo. Bajo la
mirada hacia ella.
Se sienta, con la cabeza agachada, y sus manos acariciando mis dibujos.
―Todos están ahí, incluso los de cuando yo era niño. ―Sonrío,
recogiendo un dibujo rudimentario de un superhéroe.
»Lo llamé Time Machine. Tenía el poder de detener el tiempo. ―Mi voz
suena ronca. Negando con la cabeza, alcanzo uno de ella, se está riendo
en este, y se lo paso.
»Hermosa por dentro y por fuera.
Se muerde el labio mientras me mira, con los ojos llenos de lágrimas.
―Jett, este eres tú. Tus esperanzas, sueños... todo. ―Ella niega con la
cabeza y los levanta para sostenerlos contra su pecho.
»No tengo nada como esto para darte. ―Las lágrimas que nadan en sus
ojos azul zafiro se derraman por sus mejillas y me estiro para secarlas con
mi pulgar.
―Sí tienes, eres tú. Todos estos dibujos, si los pones en orden, todos te
llevan a ti. ―Mis ojos acarician su rostro.
»Pensé que lo tenía todo resuelto, Raven. Soy un idiota arrogante que
no sabe nada excepto esto. ―Sostengo su rostro con ambas manos para
poder mirarla a los ojos.
»No tomaré otro respiro sin ti a mi lado.
Se muerde el labio inferior y asiente.
―Moriré primero porque vivir sin ti no tiene sentido.
Ella exhala un suspiro tembloroso mientras continúo.
―Y pasaré cada momento queriéndote, amándote, porque tú eres mi
regalo, Raven. ―Mis manos se aprietan en su rostro y mis ojos se vuelven
borrosos. Cuando tomo sus labios, ella se inclina hacia mí y profundizo el
beso, incapaz de saber si saboreo sus lágrimas o las mías.
Porque por fin soy libre.
Amor.
Es lo que los humanos buscamos desde que nacemos hasta que damos
nuestro último aliento. Es más poderoso que cualquier otra emoción que
sintamos, puede causar daño y dolor ilimitados, pero también puede ser
nuestro salvador.
Pensé que era demasiado mayor para ella, demasiado mayor para el
amor, pero supongo que no es así como funciona, al menos no para mí. Si
tuviera que esperar hasta los noventa, lo haría.
Toda mi vida he conocido mi camino, sabía lo que quería y cómo
conquistarlo. Entonces esta mujer llegó y me abrió y me mostró lo que
realmente soy. El futuro no está claro, excepto que la tengo a ella, y eso es
todo lo que necesitaré.
―Lo amo, señor Powers. ―Ella inhala. Cuando la miro, sus ojos están
hinchados por el llanto, sus labios están hinchados por mis besos, y todo
lo que puedo pensar es que nunca ha estado más hermosa.
―Eres mi para siempre ―le digo, sabiendo por primera vez en mi vida
que digo la verdad.
JETT

Me quedo mirándola y sonrío. Ella se sienta, con el cabello recogido en


un moño desordenado, usando nada más que una venda negra en los ojos.
Cuelgo la fresa en sus labios mientras ella trata de alcanzarla y
morderla.
―Estás bastante segura de que es algo que te gusta, ¿no? ―La traigo de
regreso, acariciando la parte inferior de su labio con la punta de la baya.
―Jett, puedo olerla. ―Ella se ríe y muerde la punta. No puedo evitar
sonreír e inclinarme para robarle un beso mientras mastica.
―No te pongas arrogante ―murmuro.
―No soñaría con eso.
Jadea cuando muerdo la parte carnosa de su labio inferior. Tomando su
mano, la guío hacia mi dura erección. Ella sonríe, tratando de deslizar su
mano en mi cintura para conseguir un mejor agarre.
―Codiciosa esta mañana. ―Me alejo, escuchándola resoplar. Este es
nuestro último día en España. Me convencieron de volver a Estados
Unidos para tomar un caso. Serán ocho meses desde que puse un pie en
una corte.
Es hora, por mucho que quiera nunca volver a la realidad y
simplemente follarme a Raven, tomar el sol y dormir la siesta, en algún
momento necesitamos regresar. Tenía que cerrar mi despacho o regresar
y tomar este caso. Brody se mudará a nuestra casa. Él administrará el
edificio mientras Raven y yo vamos y venimos. Lo que permite a mis
hombres la oportunidad de actualizar su apartamento. Es el último que
queda por renovar.
Raven y yo convertimos todo el edificio en ecológico, completo con un
huerto comunitario en el techo.
Cher está de regreso en los Estados Unidos, así que eso será bueno para
Raven. Creo que necesita pensar en la universidad, su mente es
demasiado brillante para desperdiciarla, pero parece feliz con su trabajo
medioambiental, que yo apoyo. Una Raven feliz hace un Jett feliz, así de
simple.
Me giro y abro el refrigerador, agarrando un poco de crema batida y
una botella de champán. Cuando la abro, ella chilla por el fuerte estallido
y se retuerce en su silla, sus pezones están duros, esperando que los
chupe.
―Abre, mi amor. ―Sirvo una copa y tomo un sorbo. Mientras la veo
abrir lentamente las piernas, mis fosas nasales se ensanchan.
»Buena chica, pero me refiero a tu boca. ―Ella sonríe y se lame los
labios, pensando que beberá champán. En su lugar, llevo un trozo de
pimiento morrón en rodajas a sus labios y se lo meto en la boca. Su sonrisa
se detiene y trata de escupirlo.
»No te atrevas ―murmuro.
―Oh, Dios, sabes que odio los pimientos. ―Ella traga, pero no sin un
escalofrío dramático.
Me bajo los pantalones y saco mi polla.
―No muerdas. ―Antes de que pueda hablar, agarro la parte posterior
de su cabeza y la guío hacia su boca. Instantáneamente se atraganta y me
río.
»Te dije que no te pusieras arrogante. ―Saco y empujo de nuevo.
Cristo, no importa cuántas veces me la folle, nunca es suficiente. Dentro y
fuera, ella hace todo lo posible para tomarme. La saliva gotea por su
barbilla y sobre mis bolas.
»Sí, eso se siente bien. ¿Te gusta mi polla en tu boca? ―Gruño, tirando
de su cabeza hacia atrás, sintiendo un ligero cosquilleo de la pimienta en
mi polla.
Ella sonríe.
―Sí. ―Se lame los labios, con una mano clavada en la mesa.
Tomo la miel.
―Ábrete ―exijo, observándola mientras respira hondo, probablemente
pensando que será mi polla. En vez de eso, aprieto la miel en su boca. Ella
jadea y trata de tragar, pero sigo apretando, dejando que el líquido dorado
gotee de su boca y baje por su barbilla hasta sus tetas y estómago.
Me arrodillo.
―Veamos si papi puede ayudar. ―Bajo la cabeza y me aferro a un
pezón duro, lamiendo y chupando mientras ella gime.
―Oh, Dios. ―Alcanza mi cabello y yo sonrío, tratando de decidir si
quiero su coño o su culo esta mañana.
―Dime lo que quieres, mi amor. ―Lamo la miel que gotea por su
abdomen, luego alcanzo su cuello para mantenerla quieta.
―A ti. Te deseo. ―Jadea cuando bajo la cabeza para lamer su dulzura,
es pegajosa y resbaladiza.
―Abre las piernas y no te corras hasta que yo lo diga, Raven
―ordeno―. Ahora mueve ese culo hasta el borde. ―Ella se tambalea
hacia abajo. Con una sonrisa, la chupo, deslizando mis dos dedos
profundamente dentro de ella, frotando su punto G.
―Oh, mierda. ―Ella agarra mi mano―. Me voy a correr. ¿Puedo
correrme, por favor? ―Saco los dedos y levanto la cabeza.
―Dije que puedes correrte cuando yo lo diga. ―Soplo en su clítoris,
lamiéndola de arriba a abajo, yendo todo el camino hasta su roseta.
Gime mientras la lamo.
―Buena chica. ¿Quieres que te folle aquí? ―Mi pulgar entra y sale de
su pequeño agujero.
―Oh, Dios, yo... Jett ―gime.
―¿Sí o no? ―exijo, viendo su coño ya comenzando a contraerse. Ni
siquiera está tratando de contenerse esta mañana.
―Jett, por favor…
―Como ya vas a correrte, sí. ―Me inclino y dejo que mi lengua se
apodere de ella mientras grita mi nombre, su culo y su coño palpitan. Me
agarra del cabello y jala.
De pie, la levanto y me siento en la silla, y ella se sienta a horcajadas
sobre mí.
―Jett, quítame la venda de los ojos. ―Frota su coño mojado en mi polla
mientras le doy una palmada en el culo con fuerza.
―Date la vuelta.
Ella duda, pero la levanto con facilidad y la vuelvo a dejar encima de
mí, admirando su espalda y su pequeña cintura.
Ha pasado un tiempo desde que la follé por el culo, pero necesitamos
lubricante. No importa cuán lista y excitada la tenga, mi polla es
demasiado gruesa. Cuando tiro de ella hacia atrás, mis manos van a sus
tetas y pellizco sus pezones. Está cubierta de miel pegajosa. Levantándola,
empujo su frente sobre la mesa, mis manos ahora están cubiertas de miel.
Agarrando mi polla, me inclino sobre ella.
―¿Confías en mí? ―Sostengo la parte posterior de su cuello.
―Te amo ―dice ella, jadeando.
―Yo también te amo, pero esa no era la pregunta ―gruño, separando
sus piernas con mis pies.
―Confío en ti… para siempre ―grita.
Agarro mi polla y la empujo dentro de su núcleo resbaladizo y húmedo.
―Agárrate al borde ―siseo, el placer es tan intenso que siento que ya
estoy listo para correrme. Golpeando contra ella, agarro sus caderas para
mantenerla quieta.
―Mierda, Raven, es tan jodidamente bueno. ¿Sientes que me preparo
para correrme? ―Los músculos de mi estómago se tensan.
―Sí, fóllame ―grita.
Le doy una palmada en el culo y su coño aprieta mi polla. La adrenalina
se me sube directamente a la cabeza. Todo se intensifica, el placer hace
que mis ojos se pongan en blanco mientras jadeo para respirar, no
queriendo que termine.
―Dilo ―gruño, con nuestros cuerpos golpeándose entre sí.
―Te amo ―grita mientras su coño late, ordeñando mi polla.
―Tan. Jodidamente. Bueno. ―Le doy un último empujón, luego me
corro, jodidamente volando, mi cuerpo sacudiendo mi liberación dentro
de ella.
―Jesús. ―Salgo y la giro para poder besar sus labios azucarados y
quitarle la venda de los ojos. Ella es un desastre, la miel cubre todo su
pecho. De alguna manera ha encontrado su camino hacia su cabello. Yo
estoy cubierto de sudor y semen. Mejor momento no podía haber.
Somos nosotros.
Está un poco inestable, así que me arrodillo y la sostengo por la cintura,
pero cuando la miro y sonrío, sé que es el momento adecuado.
―Te amo ―le digo.
Sus ojos se agrandan, y todo lo que parece ser capaz de hacer es asentir.
―Raven Stewart, amor de mi vida, mujer que ha hecho lo impensable…
¿te casarías conmigo y serías mi esposa?
Parpadea hacia mí y me inclino para agarrar la caja turquesa del
mostrador. Mientras se tapa la boca, la abro.
―Oh, Dios. ―Ella lo mira. Un zafiro gigante de talla princesa rodeado
de diamantes centellea ante nosotros. Lentamente, sus ojos se encuentran
con los míos―. Sí, Jett Powers, me encantaría ser tu esposa. ―Sus ojos se
llenan instantáneamente de lágrimas.
Sacando el anillo, lo deslizo en su dedo.
―Eres mi para siempre, y quiero todo contigo.
Se pone de puntillas, las lágrimas se derraman por sus mejillas, que
están manchadas con lágrimas dulces como la miel.
―Solo te quiero a ti, y quiero bebés, y…. ―Lanza sus brazos alrededor
de mi cuello y besa la punta de mi boca.
Sosteniéndola, la respiro.
―¿Acabas de decir que quieres bebés? ―No puedo dejar de sonreír
mientras ella sigue besándome.
―Claro. No ahora, pero algún día.
Levantándola, la acompaño hacia la ducha.
―Tal vez consideraré uno ―murmuro en sus labios.
―Necesitamos al menos dos. ―Envuelve sus piernas a mi alrededor.
―Mmm, me encanta una buena contraoferta ―digo.
―Déjame ver si puedo convencerte. ―Se desliza por mi cuerpo y todo
se olvida, solo somos nosotros dos.
El mundo puede hacer una pausa por lo que a mí respecta. Los bebés,
los trabajos y la vida pueden esperar mientras ella toma mi polla en su
boca y todo se desvanece.

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