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la producción de alimentos
Recientemente se ha publicado el Reglamento (UE) 2021/382, que modifica los anexos del
Reglamento (CE) nº 852/2004, relativo a la higiene de los productos alimenticios, en lo que
respecta a la gestión de los alérgenos alimentarios, la redistribución de alimentos y la
cultura de seguridad alimentaria1.
En concreto, una de las modificaciones incluye la necesidad de limpiar los equipos, medios
de transporte y recipientes utilizados para producir alimentos que contengan sustancias
que puedan generar alergias o intolerancias antes de su utilización con alimentos que no
contengan dichas sustancias. Además, se debe realizar una comprobación, al menos
visual, de la ausencia de residuos de estas sustancias o productos.
Este tipo de sustancias forma parte de los residuos procedentes de los alimentos que
pueden contaminar las superficies durante la producción y manipulación de los alimentos.
Como tales residuos, y junto a los microorganismos indeseados que pueden colonizar las
superficies y equipos de trabajo, su eliminación y control se realiza a través de
procedimientos de higiene adaptados a las condiciones concretas de cada industria. Los
principales aspectos a considerar para minimizar el riesgo de contaminación de los
alimentos por alérgenos son3:
Por otra parte, las condiciones de operación también influyen en el potencial para
contaminar las superficies en contacto con los alimentos, especialmente en los casos en
los que los alimentos son sometidos a procesos térmicos que provoquen la
desnaturalización de proteínas o caramelización de azúcares, produciendo residuos muy
persistentes.
Finalmente, los materiales empleados para los equipos y superficies de trabajo, así como
sus características (porosidad, estado de conservación, diseño) determinan también el
nivel de adherencia de residuos sobre las mismas y la facilidad con la que estas superficies
se pueden limpiar. Idealmente, los equipos e instalaciones de producción de alimentos
deben estar construidos según criterios de diseño higiénico 4, pero este no es siempre el
caso. Desde el punto de vista de la higiene, las superficies en contacto con alimentos
deben ser de acero inoxidable de buena calidad, lisas, sin defectos o rayaduras, duraderas
y fáciles de limpiar. Estos factores contribuyen a disminuir los riesgos de contaminación.