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El proyecto de los murales comunitarios surgió en Fontibón-Recodo, en el conjunto

Senderos de la Estacia 1, hoy conocido como Canapro uno, un conjunto habitado en sus
inicios sólo por educadores.
La idea inicial era crear un ambiente de consciencia y sentido de pertenencia por el
territorio, ya que este barrio está ubicado uno de los 2 humedales más importantes que hay
en la localidad de Fontibón, pero de igual manera uno de los más olvidados.
El colectivo
"Uno más del Say" es un colectivo, de personas que le dan voz a los jovenes, gestionan
caminatas por el Humedal, dan información por medio de redes sociales, con contenido
fotográfico y audiovisual.
Sergio Castaño, es uno de lo integrantes del colectivo, es vocero de el Conjunto Canapro
uno, y suele gestionar los muros para los muralistas, nació el 1990 en Bogotá, y su
motivación siempre ha sido ayudar y fomentar el respeto por la Naturaleza en su territorio.

junto con otros vecinos del barrio tomaron la iniciativa de "embellecer" el barrio con
información específica de por qué y cómo, cuidar el humedal.

Manuela

No pertenece al colectico Uno Más Del Say, pero por voluntad propia junto con su mamá y
hermana, han aportado de manera activa y desinteresada en el cuidado del humedal. Su
arte siempre va de la mano con la Fauna y flora del Say.
Alejandro Fajardo
Más conocido Como Anima o Animalejo.
Vive actualmente en el barrio el Recodo, desde que llegó al Barrio fue acogido por los
artistas empíricos para la gestión de las "pintadas comunitarias" junto con Manuela, ha
participado activamente en la comunidad con su arte,

Contexto histórico:
En primera instancia debemos decir que, el proyecto Murales Comunitarios, está
enmarcado en el contexto actual global y que, como veremos más adelante, esto influencia
su objetivo principal: la preservación del medio ambiente. No es un secreto que, desde hace
algunos años, el cambio climático, el cese de emisiones de dióxido de carbono, la
protección de fauna, flora, yacimientos de agua, etc., constituyen el discurso actual. Desde
este punto de partida, no podemos negar el papel de Colombia y, sobre todo, de la capital
por construir, desde lo particular, al mejoramiento del medio ambiente. Más aún, tomando
en cuenta que en Fontibón se encuentra gran parte de la biodiversidad de la capital. Así,
proyectos como Murales Comunitarios, establecen un discurso enmarcado en la
preservación de los dos humedales más importantes del distrito y, además, a través del
arte, contribuyen al diálogo y la reflexión sobre estos temas.

Por otro lado, no podemos hablar de un contexto histórico sin antes referirnos a la localidad
y al barrio donde desarrollan su activismo. Fontibón, siendo la localidad número nueve de
Bogotá, se encuentra ubicada al noroccidente de la ciudad. Su nombre original fue dado por
el cacique Hyntiba y, a través de su historia, encontramos el enfrentamiento entre dos
culturas: los chibchas, politeístas y los españoles, monoteístas. Fontibón fue codiciada por
Jiménez de Quezada, quien llegó a solicitarla al rey. Durante 1599, el arzobispo
Loboguerrero, destierra a 80 sacerdotes chibchas. En 1606 se ordenan campañas de
catequización. En 1608 se celebra el primer Corpus Christi. Durante la colonia se intenta
unir a con la capital, construyendo lo que se conoce hoy como la calla 13, o Avenida
Jiménez. A lo largo del tiempo, Fontibón se convirtió en un lugar de paso, de mestizaje, de
religiosa y costumbres religiosas. El barrio o Estancia uno, por su parte, fue el lugar donde
la entidad Canapro (Casa Nacional del Profesor), siendo su objetivo principal el defender la
seguridad y los intereses económicos del profesorado, deciden construir casas de dos
niveles para sus más de 450 asociados.

Contexto Artístico:
Desde el contexto artístico podemos decir que este proyecto está influenciado por diferentes
visiones del arte. Por un lado, en los estilos de Alejandro Cavolo y The Obanoth, podemos
ver mezcla de animales, colores fluorescentes y una línea que, si bien en algunas
ilustraciones es limpia, en otras adquiere fuerza. Manuela, en cambio, es más cotidiana. En
sus pinturas, sin embargo, encontramos un popurrí de costumbrismos. Sus pinturas son un
collage en sí mismos que representan las clases trabajadoras. Y, por último, Sergio Poveda,
reconocido como Basu influenciado por los dibujos animados, graffitea continuando con
“una historia plasmada en las paredes y contada por las personas que valoran el acto como
una cultura natural de la calle”, nos cuenta él.

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