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Fraternidad Sacerdotal

San Pedro en México


Propios de la Misa

Dominica Vigesima prima post Pentecosten

Cuasi Parroquia San Pedro en Cadenas


Guadalajara, Jalisco, México

Textos extraídos de: Año Litúrgico. Dom Prospero Guéranger. 1954


XXI Domingo después de Pentecostés
Semiduplex

En el fondo del alma de la Santa Madre Iglesia corren parejas una espe-
ranza indefectible y su admirable paciencia. Por más que se repitan contra ella
las persecuciones, su oración no desmaya; porque guarda fielmente en su co-
razón el recuerdo de la palabra de salvación que la dio el Señor.

✤ Introito. Est. 13, 9, 10, 11 ✤ ✤ Colecta ✤


n tu voluntad, Señor, están e suplicamos, Señor, custo-
puestas todas las cosas, y no dies a tu familia con tu con-
hay quien pueda resistir a tu vo- tinua piedad: para que, con tu
luntad: porque tú lo has hecho to- protección, se vea libre de todas
do, el cielo y la tierra, y todo las adversidades y, con buenos
cuanto se contiene en el ámbito actos, sirva devota a tu nombre.
del cielo: tú eres el Señor de todo. Por Nuestro Señor Jesucristo.
(Sal. 118, 1) Bienaventurados los
puros en su camino: los que an-
dan en la Ley del Señor. ℣. Gloria
al Padre.

✤Epístola. Efesios 6, 10-17 ✤


La guerra es fácil con el Hombre-Dios por jefe. Únicamente nos pide por
su Apóstol que busquemos nuestra fuerza sólo en Él y en la potencia de su
virtud.

ermanos: Confortaos Tened, pues, ceñidos vues-


en el Señor y en el po- tros lomos con la verdad, y
der de su virtud. Revestíos estad vestidos de la loriga
de la armadura de Dios para de la justicia, y tened los
que podáis resistir a las ase- pies calzados con la prepa-
chanzas del diablo. Porque ración del Evangelio de la
no tenemos que luchar con- paz: tomad en todo el escu-
tra la carne y la sangre, sino do de la fe, con el cual po-
contra los príncipes y potes- dréis extinguir todos los
tades, contra los tenebrosos dardos encendidos del mal-
rectores de este mundo, vado: y el yelmo de la salud:
contra los espíritus del mal y la espada del espíritu, que
en los cielos. Por lo cual, to- es la palabra de Dios.
mad la armadura de Dios,
para que podáis resistir en
el día malo y ser perfectos
en todo.
✤ Gradual Sal. 89, 1-2 ✤ ✤ Aleluya Sal. 113, 1 ✤
eñor, tú has sido nuestro refu- leluya, aleluya. Al salir de
gio de generación en genera- Egipto Israel, salió de un
ción. ℣. Antes que se hiciesen los pueblo extranjero la casa de Ja-
montes o se formase la tierra y el cob. Aleluya.
orbe: desde siempre y para siem-
pre tú eres Dios.

Evangelio. Según San Mateo 18, 23-35


Meditemos la parábola de nuestro Evangelio, que sólo pretende enseñarnos
un medio seguro para saldar nuestras cuentas desde ahora con el Rey eterno.
n aquel tiempo: dijo Jesús Y, postrándose su consiervo, le
a sus discípulos esta pará- rogó diciendo: Ten paciencia
bola: El reino de los cielos es conmigo, y todo te lo pagaré.
semejante a un rey que quiso Pero él no quiso: sino que se
pedir cuentas a sus siervos. Y, fue, y le metió en la cárcel has-
habiendo comenzado a pedir ta que pagase la deuda. Y,
cuentas, le fue presentado uno cuando vieron sus consiervos
que le debía diez mil talentos. lo que había hecho, se contris-
Mas, como no tuviese con qué taron mucho: y fueron y conta-
pagarlos, su señor mandó ven- ron a su señor todo lo sucedi-
derle a él, y a su mujer, y a sus do. Entonces su señor llamó a
hijos, y todo cuanto tenía, para aquel siervo, y le dijo: Siervo
que pagase. Postrándose en- malo, ¿no te perdoné a ti toda
tonces aquel siervo, le rogó di- la deuda porque me lo rogaste?
ciendo: Ten paciencia conmi- ¿No debiste, pues, compade-
go, y todo te lo pagaré. Y, com- certe tú también de tu consier-
padecido el señor de aquel vo, como yo me compadecí de
siervo, le soltó, y le perdonó la ti? Y, airado su señor, le entre-
deuda. Mas, habiendo salido gó a los verdugos hasta que pa-
aquel siervo, encontró a uno gase toda la deuda. Así hará
de sus consiervos, el cual le de- también mi Padre celestial con
bía cien denarios: y, apretán- vosotros, si no perdonare cada
dole, le ahogaba diciendo: Da cual a su hermano de todo co-
lo que debes. razón.

✤Ofertorio. Job. 1 ✤ ✤Secreta✤


abía en la tierra de Hus un hom- ecibe, Señor, propicio estas
bre llamado Job: era sencillo y hostias, con las que has
recto y temeroso de Dios: al cual pidió
Satanás, para tentarle: y le fue dado querido aplacarte y restituirnos a
por el Señor poder sobre sus bienes y nosotros la salud con poderosa
sobre su carne: y destruyó toda su ri- piedad. Por Nuestro Señor Jesu-
queza y los hijos: e hirió también su cristo.
carne con graves úlceras.
✤ Prefacio de la Santísima Trinidad ✤
n verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias
en todo tiempo y en todo lugar, Señor Santo, Padre todopodero-
so, Dios eterno. Que con tu unigénito Hijo y el Espíritu Santo
eres un solo Dios y un solo Señor; no en la unidad de una sola perso-
na, sino en la Trinidad de una sola naturaleza. Porque cuanto Tú nos
revelaste de tu gloria lo creemos también, sin diferencia ni distinción,
de tu Hijo y del Espíritu Santo. De suerte que en la confesión de la
verdadera y eterna deidad sea adorada la propiedad en las Personas,
la unidad en la Esencia y la igualdad en la Majestad. La cual alaban
los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que cla-
man incesantemente, diciendo a una sola voz:

✤ Comunión. Sal. 118, 81, 84, 86 ✤ ✤Poscomunión✤

esfallece mi alma por recibir abiendo conseguido el ali-


de ti la salvación; espero en mento de la inmortalidad, te
tu palabra: ¿cuándo juzgarás a suplicamos, Señor, hagas que, lo
los que me persiguen? Los que hemos recibido con la boca,
inicuos me han perseguido: socó- lo practiquemos con alma pura.
rreme, Señor, Dios mío. Por Nuestro Señor Jesucristo.

"Es más grande, dice San Juan Crisóstomo, perdonar al prójimo sus agra-
vios para con nosotros que una deuda de dinero; pues, perdonándole sus faltas,
imitamos a Dios". Y ¿qué es, visto bien todo, la injusticia del hombre con otro
hombre si se compara con la ofensa del hombre para con Dios? Mas ¡ay!, ésta
nos es familiar: el justo lo experimenta siete veces al día; más o menos, pues,
llena nuestro diario vivir. Muévanos siquiera a ser misericordiosos con los de-
más, la seguridad de ser perdonados todas las tardes con la sola condición de
retractar nuestras miserias.
Es costumbre laudable la de no acostarse si no es para quedarse dormido
en los brazos de Dios, como el niño de un día; pero, si sentimos la necesidad
santa de no encontrar al fin del día en el corazón del Padre que está en los cie-
los, más que el olvido de nuestras faltas y un amor infinito, ¿cómo pretender a
la vez conservar en nuestro corazón molestos recuerdos o rencores pequeños o
grandes, contra nuestros hermanos, que son también hijos suyos? Ni siquiera
en el caso de haber sido objeto de violencias injustas, o de injurias tremendas,
se podrán comparar nunca sus faltas contra nosotros con nuestros atentados a
este bondadosísimo Dios, de quien ya nacimos enemigos y a quien hemos cau-
sado la muerte.
Imposible encontrar un caso en que no se pueda aplicar la regla del Após-
tol: Sed misericordiosos, perdonaos mutuamente como Dios os ha perdonado
en Cristo; sed los imitadores de Dios como sus hijos carísimos". Llamas a
Dios Padre tuyo y ¡no olvidas una injuria! "Eso no lo hace un hijo de Dios".

FRATERNIDAD SACERDOTAL SAN PEDRO EN MÉXICO


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