Las proteínas son moléculas de gran tamaño constituidas a partir de los
aminoácidos unidos por enlaces peptídicos. Estos aminoácidos están formados por carbono, hidrogeno, oxígeno y nitrógeno en su grupo amino. Para formar un enlace peptídico, los aminoácidos deben unirse entre sí para formar un enlace amida entre un grupo carboxilo y un grupo amino. Las proteínas están organizadas en: estructura primaria, secundaria, terciaria y cuaternaria. Las proteínas cumplen distintas funciones en los tejidos del cuerpo como: catálisis, transporte, defensa, metabólicas, reguladoras, estructural y energéticas. Las fuentes alimentarias de las proteínas pueden tener dos orígenes: uno animal y otro vegetal. Dentro de las proteínas de origen animal tenemos de dos tipos globulares y fibrosas. Las proteínas globulares son la caseína de la leche y la albúmina del huevo. Mientras tanto en las proteínas fibrosas brindan protección y soporte a los tejidos del cuerpo. Las proteínas de origen animal la encontramos en los cereales, leguminosas y patatas. Es importante para las personas vegetarianas consumir alimentos combinados para evitar la deficiencia de ciertos aminoácidos. Dentro de la naturaleza existen centenares de aminoácidos diferentes, es por tal razón que solo 20 aminoácidos intervienen en la formación de proteínas. La clasificación de los aminoácidos depende de la solubilidad, de su naturaleza química, de su metabolización, poder nutricional. Las funciones de los aminoácidos son: la formación de péptidos, proteínas, aminas biógenas, compuestos nitrogenados y funciones de neurotransmisión.
Con la llegada de los alimentos al estómago, se produce una segregación de
enzimas proteolíticas que hidrolizarán los enlaces peptídicos de los aminoácidos. De tal manera que dentro el proceso de degradación actuarán dos proteasas: la endopeptidasas y la exopetidasas. En las endopeptidasas encontramos a la pepsina que actúa sobre los enlaces peptídicos de los aminoácidos aromáticos y neutros como la leucina; la tripsina actúa sobre los aminoácidos básicos; la elastasa sobre los aminoácidos alifáticos neutros. La pepsina proviene del pepsinógeno inactivo por acción del ácido clorhídrico.
En el estómago de los lactantes se produce una enzima proteolítica
denominada fermento LAB, esta enzima actúa a un ph más bajo que la pepsina, siendo la caseína su sustrato preferente.
En el intestino, la digestión de proteínas se inicia intraluminalmente gracias a la
ayuda de las enzimas liberadas por el páncreas. Dentro de este proceso van a participar enzimas endopeptidasas como tripsina, quimiotripsina, colagenasa y elastasa; y dentro de las exopeptidasas encontramos carboxipetidasa A, B.
La acción concertada de las enzimas proteolítica conduce a la formación de
oligopéptidos y aminoácidos libres. Las células de la mucosa intestinal solo pueden dejar pasar en el caso de las proteínas aminoácidos de menor tamaño, oligopéptidos, dipéptidos y tripéptidos. Para lograr que los aminoácidos ingresen por el borde cepillo del enterocito se necesitan de peptidasas que los degraden como: aminopeptidasas, dipeptidasas, tripeptidasas y dipentil aminopeptidasas. Una vez que ingresan por el enterocitos estos productos son degradados por peptidasas citoplasmáticas hasta aminoácidos, que son los productos de la degradación proteica que aparecen en la sangre.
La absorción intestinal de aminoácidos se la realiza por diversos mecanismos
de transporte. Encontramos dos mecanismos uno dependiente de Na y otros independientes de él. Además existen sistemas específicos para aminoácidos: aminoácidos dicarboxílicos (glutamato, aspartato), iminoácidos (prolina, hidroxiprolina), aminoácidos neutros (valina, leucina, etc.), aminoácidos básicos (lisina). En la membrana basolateral existe otros sistemas de transporte de aminoácidos que permiten el paso de estos hacia la sangre de los capilares mucosonales. A pesar de existir estos mecanismos de transporte, la difusión simple es una vía importante en la absorción de la mayoría de los aminoácidos tanto en el borde de cepillo del enterocito como en la membrana basolateral. Los aminoácidos que llegan al enterocito pueden seguir varias vías metabólicas entre la que destacan en la utilización de la síntesis de proteínas de secreción, de recambio, de consumo energético, reemplazantes de células pérdidas durante la descamación. Las células de la mucosa realizan algunas transformaciones en los aminoácidos absorbidos, especialmente en la transaminación del glutamato y aspartato. Se cree que estas transformaciones tienen el objetivo de evitar la posible toxicidad de los aminoácidos dicarboxílicos a nivel del sistema nervioso central.
El hígado juega un papel primordial en el metabolismo nitrogenado. Los
aminoácidos que llegan por la vena porta pueden tener algunas de las siguientes vías: a) pasar a la circulación sistémica por la vena suprahepática sin metabolización; b) originar péptidos, proteínas y otros derivados metabólicos nitrogenados como purinas, pirimidinas, porfirinas, aminoalcoholes, etc.; y c) catabolizarse para producir energía.
La degradación de los aminoácidos origina amoníaco, sustancia tóxica que
debe ser transformada en urea. El esqueleto carbonado restante puede utilizarse directamente para obtener energía o transformarse en glucosa, dependiendo de las condiciones fisiológicas. El amoniaco se origina de los aminoácidos en dos etapas. En primer lugar, se produce una transaminación con formación de glutamato. Posteriormente se realiza la desaminación del glutamato con formación de amoniaco.
El amoniaco procede tanto del catabolismo de los amino-ácidos hepáticos,
como del que se origina por los microorganismos en el intestino y llegan por la vena porta.
La captación muscular de aminoácidos y su utilización en la síntesis de
proteínas es estimulada por la insulina, mientras que los glucocorticoides tienen efectos opuestos. Después de la ingestión de alimento, predomina la captación y utilización de los aminoácidos para la proteosíntesis, mientras que en 'los períodos interdigestivos y en el ayuno predomina la liberación de aminoácidos con fines gluconeógenos. La alanina es el principal aminoácido gluconeógeno. Este aminoácido se forma a partir de piruvato mediante la transferencia del grupo amino de otros aminoácidos, como los aminoácidos ramificados isoleucina y valina. Otro aminoácido liberado por el músculo es la glutamina, que se origina por vías similares a las descritas para la alanina. La determinación de 3-metil-histidina en orina puede ser útil como indicador del catabolismo proteico muscular.
Una característica muy especial del metabolismo proteico es la existencia
conjunta de procesos de síntesis y degradación de proteínas. Se produce así un recambio o turnover. Este recambio es más rápido para las proteínas de la mucosa intestinal, hígado, páncreas y eritrocitos, y mucho menos para las proteínas del tejido conjuntivo o del encéfalo.
El primer índice de calidad de una proteína, en orden cronológico, es su
utilización digestiva, juzgada por el coeficiente de digestibilidad que establece el porcentaje de proteína (o nitrógeno) absorbida respecto a la ingerida. Desde el punto de vista metabólico se han definido una serie de índices y métodos para juzgar la calidad de una proteína. En conjunto, se han clasificado en métodos químicos, métodos biológicos y métodos microbiológicos.
En los alimentos más comunes de consumo humano los aminoácidos que
pueden resultar limitantes son la lisina, la metionina, la treonina y el triptófano. Para determinar el limitante de una fuente proteica, se debe calcular el cómputo químico para los cuatro y el valor más bajo es el limitante.
Aunque la calidad de una proteína sea la adecuada en términos de
alimentación, la combinación de dos alimentos suministra proteínas que se complementan en sus aminoácidos deficitarios. Si falta uno, o bien las cantidades de uno o varios aminoácidos o su cantidad es muy bajas, la síntesis proteica no se realiza bien o no se sintetiza la suficiente cantidad de una proteína determinada.