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PLAN B

¿Qué hacer cuando Dios no se manifiesta de la manera que esperabas?

Para todos los que deciden creer,


en medio de su Plan B,
que un día la fe triunfará sobre la duda,
la luz triunfará sobre la oscuridad,
el amor triunfará sobre el odio,
y todas las cosas serán redimidas
y existirán de la manera
en que deben existir.

Material para Grupos de Cuidado y


Apoyo

Transcrito y adaptado por: Danny Carmona


CAPITULO 13: TRANSFORMACIÓN A TRAVÉS DE LA TRAGEDIA
(Parte I)

El mayor miedo para nuestras vidas es que sencillamente estemos tan ocupados y nos
distraigamos tanto que nos conformemos con una vida mediocre y sin examinar. Es que
simplemente nos conformemos con una vida como de costumbre, y nunca lleguemos a ser
las personas que Dios tenía en mente cuando nos creó.

¿Será posible que necesitemos nuestros Plan B para que nos rescaten de ese tipo de vida?
¿Necesitaremos nuestras tragedias para que así Dios pueda transformarnos?

Bueno, tal vez estaríamos presionando demasiado las cosas como para decir que
nuestras tragedias son necesarias para la transformación. Sin embargo, sí es cierto que Dios
tiende a captar nuestra atención a través de las crisis de nuestros Plan B. De hecho, muchos
de nosotros iniciamos nuestra jornada con Dios durante un momento de dificultad. Y también
sabemos que cuando estamos luchando con una situación Plan B, la tendencia es a orar más,
a leer más la Biblia y a depender mucho más en nuestra comunidad de fe.

Ahora bien, del 1 al 10 cuanto se pondera en relación a:


- ¿Estas orando más?
- ¿Estas escrudiñando más las Escrituras? ¿Te esta transformando?
- ¿Tienes una relación más sólida con tu líder de grupo e interactiva por el Grupo de
Cuidado y demás hermanos?
Si su puntuación es de 5 o menos en alguna de estas tres preguntas ¿Cuál son los pasos que
debe emprender?

Medita: ¿Cómo se vería un creyente en una situación de riesgo estando desconectado del
cuerpo de Cristo?

Tendencia:
Experimentamos un nivel más profundo de intimidad con Dios cuando estamos
atravesando por una crisis. Cuando las cosas están marchando “a pedir de boca”, la tendencia
es sentirnos autosuficientes y siempre estar muy ocupados. La agenda de nuestra vida nos
absorbe y hasta podemos llegar a usar a la gente para obtener lo que deseamos.

Henri Nouwen señala: Mientras que nuestras mentes y corazones están llenas con
muchas cosas, y nos preguntamos cómo vamos a vivir a la altura de las expectativas
impuestas por nosotros mismos y otros, tenemos un profundo sentimiento de insatisfacción.
Aunque estamos ocupados con muchas cosas y preocupados por ellas, rara vez nos sentimos
verdaderamente satisfechos, en paz y a gusto. Una constante sensación de insatisfacción
subyace en nuestras vidas llenas... La gran paradoja de nuestros tiempos es que muchos de
nosotros estamos ocupados y aburridos al mismo tiempo.

Aunque Dios no necesita nuestras tragedias para transformarnos, él ciertamente usa


nuestros Plan B para suscitar cambios en nuestras vidas.
El megáfono del dolor
C. S. Lewis es famoso por haber dicho: «Dios nos susurra en nuestros placeres, nos
habla en nuestra conciencia, pero nos grita en nuestros dolores: este es su megáfono para
despertar a un mundo».

Con toda seguridad fue un megáfono lo que despertó a la familia Davis. Justin y
Trisha Davis, junto a sus tres hijos. Él sintió el llamado a comenzar una iglesia en el área de
Indianápolis. Fundó la Iglesia Génesis, y fue un éxito de la noche a la mañana. Estaban
llegando a cientos de personas, y la iglesia estaba creciendo a un ritmo súper acelerado. Sin
embargo, sin que nadie lo supiera, Justin estaba batallando desde hacía mucho tiempo con
una adicción sexual. Mientras su iglesia crecía, él iba cayendo más y más profundo en la
fantasía del mundo de la pornografía, con todas sus ramificaciones. Su matrimonio se iba
deteriorando, y él continuaba tomando decisiones poco sabias.

Entonces, el 9 de octubre de 2005, estalló la bomba. Justin se sentó con Trisha y le


dijo que estaba teniendo una aventura amorosa con la mejor amiga de ella, quien, a su vez,
era la directora del ministerio de niños en la iglesia. En aquel momento, ambos sintieron que
esta era una crisis y una tragedia de la que nunca podrían recuperarse. Era hora de apagar la
luz. El sueño había terminado. No tenían ninguna otra opción que separarse e irse. Todo lo
que ellos apreciaban —la iglesia, su familia y sus amistades— estaba en peligro.

Con frecuencia, la gente no siente que tiene alternativas cuando está atravesando por
un Plan B. Sienten que les han quitado todas sus opciones. Y eso es cierto hasta cierto punto...
sólo hasta cierto punto. Es posible que no hayas elegido si podrías tener hijos o si te despedían
o si tu esposo tuvo una aventura amorosa. Pero sí puedes elegir cómo vas a responder. Y esa
decisión encierra una maravillosa dosis de esperanza. Esa elección es la que hace que la
jornada de la transformación sea posible.

La jornada
Hoy día más y más cristianos han abandonado la fe porque simplemente no pudieron
ver la obra transformadora que Dios estaba haciendo en medio de su tragedia. Su dolor, su
confusión y sus preguntas ahogaron su oportunidad de crecimiento. Estás en medio de una
jornada difícil y dolorosa en tu Plan B, y te sientes tentado a rendirte. Estás tentado a dar la
vuelta, pero no lo hagas. Si das la vuelta ahora, te perderás lo que Dios tiene reservado para
ti. Te perderás la transformación que te está esperando.

Peter Scazzero dice: Una y otra vez, nuestra cultura interpreta las pérdidas como una
invasión de extraterrestres que interrumpe nuestra vida «habitual». Adormecemos nuestro
dolor por medio de la negación, la culpa, la racionalización, las adicciones y la evasión.
Buscamos atajos espirituales alrededor de nuestras heridas. Exigimos que otros se lleven
nuestro dolor. Sin embargo, todos enfrentamos muchas muertes en nuestras vidas. La
decisión es elegir si estas muertes serán terminales (destrozando nuestro espíritu y nuestra
vida), o si nos preparan para nuestras posibilidades y profundidades de transformación en
Cristo.
No ha terminado
Justin y Trisha Davis serían los primeros en admitir que su matrimonio había estado
enfermo por años antes de la enorme confesión de Justin. La racionalización, la culpa y la
evasión se habían convertido en la norma de su hogar, aun cuando trataban de pretender que
todo estaba bien. En los días que siguieron al anuncio del amorío a su familia y a la iglesia,
Justin dice que se sentía agobiado de dolor, vergüenza y desconcierto. Había lastimado a
todas las personas que siempre había amado.

Un amigo de Justin le dijo: «Justin, vas a sentir como si todo hubiera terminado, pero
no ha terminado».

En estos momentos puede que te sientas exactamente como se sintió Justin. Puede
que te estés diciendo «se acabó».
• El matrimonio no puede arreglarse.
• La amistad no puede recuperarse.
• La carrera está arruinada.
• La enfermedad no puede curarse.
• No hay manera de reparar el daño causado.
• Es muy tarde para regresar a la universidad.
• Es muy tarde para tener hijos.
• Es muy tarde para comenzar otra vez.

Así que tú también necesitas escuchar las palabras del amigo de Justin: «No se ha
terminado, puede sentirse como si hubiera terminado, pero no ha terminado».

Esto no significa que lo que quisieras que pasara va a pasar. Simplemente quiere decir
que Dios no ha terminado todavía. Todavía a tiempo para el amor, la gracia, la
transformación y la redención. No se ha terminado. Aquellas palabras siguieron dando
vueltas en la cabeza de Justin durante unos cuantos días. Y, gradualmente, Justin cuenta:
«Comencé a creer que, en realidad, en medio de la oscuridad, la angustia y la vergüenza,
Dios podía tomarlo todo y hacer algo. A pesar de sentirme devastado, también comencé a
experimentar una sensación de libertad porque ya no tenía que esconderme. Me había
despojado de tantas cosas que ahora podía empezar a descubrir quién yo era realmente en
Cristo».

Una crisis de transformación


Hay una crisis en la iglesia de hoy día, y es una crisis de transformación. La gente
está yendo a la iglesia, escuchando los mensajes, participando en los programas, pero no han
sido transformados. No están creciendo en la meta de ser como Cristo. La palabra que mejor
describe a muchos cristianos en estos días parece ser atascados.

Todos somos conscientes de que existe una brecha entre quiénes somos hoy día y las
personas que Dios tenía en mente cuando nos creó. Esta brecha siempre va a existir de este
lado del cielo. Sin embargo, esta es la pregunta que todos debemos hacernos: « ¿Se está
cerrando la brecha? ¿Se está haciendo más estrecha? ¿O estoy estancado?»
Cuando las personas toman conciencia de la brecha, tienden a hacer diferentes cosas.
Lo más común es que intenten asignar culpa. Culpan a la iglesia, a los pastores y a los
programas por la falta de culpa de ellos. Y es posible que hasta traten de culparse a sí mismos.
Sin embargo, la realidad es que la culpa es irrelevante. El problema real es que la mayoría de
nosotros simplemente no entiende cómo la brecha puede estrecharse. No entendemos cómo
ocurre la transformación.

Nuestra teología es muy limitada para mostrarnos cómo nuestros Planes B pueden en
realidad acercarnos más a nuestro Salvador y producir un cambio de vida sostenible.
Con razón perdemos la esperanza cuando enfrentamos una crisis.
Con razón pensamos que se ha terminado. (¡Pero no es así!)

Las etapas de la transformación


La etapa uno, es una conciencia transformadora de Dios. Esta etapa la
experimentamos al inicio de nuestra jornada con Cristo, al hacernos consciente de su realidad.
Nos damos cuenta de nuestra necesidad de misericordia y gracia por medio de lo que Cristo
hizo en la cruz y comenzamos nuestra relación con él.
La segunda etapa «Discipulado». Esta etapa se caracteriza por aprender acerca de
Dios y lo que significa ser un seguidor de Cristo. Por lo general, nos hacemos miembros de
una comunidad cristiana y comenzamos a entender lo que significa vivir una vida de fe.
En la etapa tres, a la que llaman «La vida activa», nos involucramos activamente en
trabajar para Dios, servirle a él y a su gente. Asumimos responsabilidad trayendo nuestros
talentos y dones únicos para servir a Cristo y a otros. Aquí es donde termina el plan de
formación espiritual en la iglesia norteamericana promedio. Se les dice a las personas y ellas
crecen «haciendo». Sirve, enseña, da y llegarás a ser más como Cristo. Y eso, por supuesto,
es cierto, pero no es el cuadro completo. Si nos quedamos estancados en esta etapa, nos
arriesgamos a nunca convertirnos en las personas que podríamos ser.
La etapa cuatro, «La jornada interna». Aquí es donde comenzamos a replantearnos
quiénes somos y en qué creemos. Y esta jornada interna puede muy bien ser provocada por
un Plan B en nuestras vidas. (Recuerda que es casi siempre una tragedia, un conflicto o una
crisis lo que interrumpe nuestras vidas ajetreadas y sin examinar.).

Ronald Rolheiser explica lo que ocurre cuando un Plan B precipita una jornada
interna: ¿Qué provoca que la cabeza se mueva de una dependencia en los conceptos a una
dependencia en la fe? ¿O que la voluntad se mueva de una dependencia en las posesiones a
una dependencia en la compasión? ¿O que la personalidad se mueva de una dependencia en
la seguridad y el control a confiar en la esperanza?
Entramos en una noche oscura en el espíritu cuando tomamos la decisión de vivir por
una fe cruda... Cuando ya no somos capaces de obtener ningún apoyo en nuestras facultades
naturales, experimentamos un vacío terrible, un sentido de debilidad, una sensación de
abandono... el alma siente que Dios la ha rechazado y que con un aborrecimiento férreo la
lanza a la oscuridad. No obstante, despojados de su forma normal de relacionarse con el
mundo, nuestro intelecto, nuestra voluntad y nuestra memoria comienzan a depender de la
fe, la esperanza y la compasión.

Después de haber cuestionado nuestra fe y hecho nuestras preguntas, nos movemos a la etapa
cinco, «La jornada externa». Aquí tal vez comenzamos a hacer algunas de las mismas
actividades externas que hicimos antes. Pero ahora estamos operando desde un centro nuevo
y bien arraigado. Tenemos un nuevo sentido del inmenso, profundo e incomprensible amor
de Dios por nosotros. Ahora ya sabemos que no estamos solos, independientemente de cómo
podamos sentirnos. Ahora, una quietud interna y profunda comienza a caracterizar nuestro
trabajo para Dios.
Finalmente, viene la etapa seis de la jornada, «Transformados por el amor». Esta etapa
es descrita como un tiempo en el que Dios envía constantemente a nuestras vidas eventos,
circunstancias, gente y hasta libros para que nos ayuden a seguir caminando nuestra jornada.

Debes entender que esta descripción de las seis etapas de la jornada de fe es sólo un
esquema general, una descripción de cómo muchas personas típicamente crecen y cambian
espiritualmente en el transcurso de sus vidas si el proceso de transformación no es bloqueado.
El asunto no es tratar de pasar por todas las seis etapas. El asunto no es que así es exactamente
como se verán en tu vida. El asunto es que comiences a ver que existe un proceso para la
transformación espiritual y que este proceso casi siempre incluye un Plan B que te obliga a
desarrollar una intimidad más profunda con nuestro Padre celestial.

El saber esto puede darte una perspectiva que en realidad te ayude a ser transformado
por medio de tus experiencias Plan B. Te permite ver tu crisis particular y tu desilusión como
una pieza en el rompecabezas de tu crecimiento en lugar de un obstáculo para alcanzar tus
sueños. Entonces, el ganar y los logros tienden a pasar a un segundo plano mientras que
comienzas a enfocarte más y más en el proceso y la jornada que Dios tiene para ti.

Para reflexionar, identificar y aplicar:

1. En una escala de 1 a 10, ¿qué tan ocupado piensas que estás en estos días? ¿Hay espacio
en tu agenda para vivir una vida «examinada»? En general, ¿te sientes satisfecho con tu vida?

2. Peter Scazzero dice: «Una y otra vez, nuestra cultura interpreta las pérdidas como una
invasión de extraterrestres que interrumpe nuestra vida “habitual”. Adormecemos nuestro
dolor por medio de la negación, la culpa, la racionalización, las adicciones y la evasión».
Cuando experimentas dolor, ¿cuál es la manera más probable que usarías para adormecerlo?

3. ¿En qué etapa de desarrollo espiritual (tal como se describe en este capítulo) consideras
que estás en estos momentos?

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