A lo largo de la historia, muchos han sido los pensadores que han procurado establecer el concepto de inteligencia. De toda esa variedad de conceptos podemos establecer, de una manera resumida y sencilla, el concepto de “inteligencia” como “capacidad de adaptación a un medio cambiante”. Observando dentro de las Santas Escrituras, en particular el nuevo testamento escrito básicamente en griego koiné, vemos la palabra “frónesis” (φρόνησις) que significa “tener entendimiento”; denota sabiduría práctica, prudencia en la conducción de asuntos. Se traduce como «prudencia» en Lucas 1.17 y como «inteligencia» en Efesios 1.18. "Frónesis" es la capacidad de discernir líneas de acción con vista a obtener resultados de ellas.De esta manera, podemos sintetizar como “capacidad que tiene un individuo de entender su entorno y discernir en consecuencia las acciones a tomar para obtener resultados de tales acciones”. No obstante, el concepto de inteligencia más difundido fue el creado por Binet al desarrollar un test para medir la inteligencia lógico-matemática que creía conformada por habilidades como la memoria y lógica. A pesar de lo importante de sus desarrollos, Binet no consideró lo relacionado al hombre interior que es la clave para el desarrollo integral del individuo en áreas como la creatividad y la empatía. Es así cuando los estudiosos de Harvard, Gardner y Goleman (1998)
PAENA “Licenciatura en Teología”, Oct 29, 2020. Equipo 08
proponen la nueva visión de la inteligencia, no excluyendo lo propuesto por Binet, pero admitiendo que el ser humano posee diferentes tipos de inteligencia. De esta manera, David Goleman introduce el concepto de “Inteligencia Emocional”, que es lo que Gardner tipifica como “Inteligencia Interpersonal” (relación del individuo con sus semejantes y la comprensión de sus emociones) e “Inteligencia Intrapersonal” (que tiene que ver, como dijo Sócrates, “conócete a ti mismo”). Podemos encontrar a personas muy brillantes con un CI (Coeficiente Intelectual, que mide las inteligencias verbal y lógico-matemática) elevado que conducen su vida de manera desastrosa a causa de una disminuida “Inteligencia Emocional”.
(Jhonny Navarro, Equipo 08)
Ahora bien, en nuestra cosmovisión creacionista, entendemos y creemos que Dios le dio al hombre una capacidad única de inteligencia al decirle que se enseñorearía sobre la creación; lo formó dándole alma, cuerpo y espíritu, recibiendo así el hombre la esencia de Dios, creado a Su imagen y semejanza. De esta manera, el hombre desarrolló unas estructuras cognitivas que le dieron la facultad de adquirir una lengua, a través de la cual se comunicaría con Dios y con su mujer. Esta capacidad del habla le daría una cosmovisión de su rol en la creación y el desarrollo de la misma. Todo esto lo haría a través de su inteligencia, a tal punto que le dio a los animales el nombre que hoy conocemos. Adán y Eva poseían en todo su ser una inteligencia integral, que hoy la psicología discriminaría en tipos de inteligencia, de la manera que lo expresan los estudiosos, definiéndola así como “Inteligencia Emocional”, la capacidad que le da la facultad de reconocer emociones propias y ajenas, con la facilidad de promover la auto-reflexión al punto que pueda regular adecuadamente sus emociones. Es decir, la inteligencia emocional es una forma de interacción de un individuo con sus semejantes, pudiendo expresar emociones en si mismos y en los demás. La piedra angular de la inteligencia emocional es el auto conocimiento. Las personas que tienen un autocontrol de sus emociones, suelen dirigir mejor sus vidas, porque adquieren el conocimiento de controlar todos los aspectos emocionales, psicológicas y cognitivas, que le permiten un desarrollo integral de su vida, de manera de optar por el mejor camino que le provea bienestar individual y colectivo.
(Estudiantes: Elvis Josué Padrón y Analix Muñoz de Padrón, EQUIPO 08)
La Inteligencia Emocional (IE) refiere a las capacidades y habilidades psicológicas que implican el sentimiento, entendimiento, control y modificación de las emociones propias y ajenas. Una persona emocionalmente inteligente es aquella capaz de gestionar satisfactoriamente las emociones para lograr resultados positivos en su relaciones con los demás. La inteligencia emocional (IE) puede significar la diferencia entre comportarse de una manera socialmente aceptable y estar fuera de lugar en una situación social determinada. Es decir, puede marcar la diferencia entre un buen o un mal funcionamiento social. Esencialmente, la IE es la capacidad de percibir, expresar, comprender y gestionar las emociones.
PAENA “Licenciatura en Teología”, Oct 29, 2020. Equipo 08
Existen dos formas elementales de inteligencia emocional (visión de Gardner): 1) Inteligencia interpersonal, que implica entender y comprender las emociones de las demás personas y tener la habilidad de reaccionar según el estado anímico de aquello. 2) Inteligencia intrapersonal, que implica entender y comprender las propias emociones, de tenerlas en cuenta al momento de tomar decisiones y ser capaz de regular las emociones según cada situación. La inteligencia emocional desempeña un papel fundamental en el éxito o el fracaso de todo tipo de relaciones humanas, desde las sentimentales y familiares, hasta los vínculos laborales. También es un factor determinante en el funcionamiento de las organizaciones, ya que la empatía, autocontrol emocional y motivación de las personas puede condicionar el trabajo en equipo, haciéndolo más o menos eficiente y satisfactorio. La inteligencia emocional tiene su respaldo científico en donde los estudios se enfocan en la vida de los individuos, su aprendizaje emocional durante la infancia y adolescencia, como sobre factores biológicos y anatómicos, tales como el papel desempeñado por la amígdala y el hipocampo en la evolución de las emociones o la importancia que cumplen las hormonas.
(Maryet Márquez, Equipo 08)
Anteriormente se creía que el temperamento determinaba la manera de reaccionar. Estudios más recientes como el de David Goleman, en Inteligencia Emocional, afirma que el temperamento puede educarse y que la manera de reaccionar ante el mundo es modificable. La Inteligencia Emocional nos permite tomar conciencia de nuestras emociones, y comprender los sentimientos de los demás, tolerar presiones y frustraciones. La Inteligencia Emocional se puede componer de una serie de habilidades que permiten tener ese autocontrol de nuestras propias emociones, sentimientos y pasiones. Por todo lo anterior, pudiéramos enumerar las 15 señales que nos permiten saber si hemos desarrollado Inteligencia Emocional: 1 - Tiene un amplio vocabulario emocional. 2 - Son curiosos acerca de la gente. 3 - Aceptan el cambio. 4 - Conocen sus fortalezas y debilidades. 5 - Tienen buen juicio sobre personalidades. 6 - No se ofende con facilidad. 7 - Se liberan de sus errores. 8 -No guardan rencores. 9 - Neutralizan a las personas tóxicas. 10 -No buscan la perfección. 11 -Se desconectan.
PAENA “Licenciatura en Teología”, Oct 29, 2020. Equipo 08
12 -Limitan su consumo de cafeína. 13 -Duermen lo suficiente. 14 -No se hablan a si mismos de forma negativa. 15 -No permiten que nadie limite su alegría.
(Jesús Daniel González, Equipo 08)
Características de la inteligencia emocional: 1. Auto-conocerse emocionalmente Necesitamos conocernos. A cada uno, las emociones le influyen de manera diferente y por eso reaccionamos a las mismas situaciones de manera distinta. 2. Auto control de las emociones Dominar nuestros sentimientos nos ayuda a que nos rijan nuestra vida. 3. Auto-motivarse Enfocar las emociones hacia objetivos y no hacia obstáculos, nos permite mantener la motivación y el foco puesto en lo importante. 4. Empatía y habilidades sociales No sabemos realmente por lo que pasa la gente de nuestro alrededor. Por eso es importante y no juzgar e intentar comprender a la otra persona.
(Antonio Fernández, Equipo 08)
¿Qué valor tiene entonces la “Inteligencia Emocional” en los procesos dentro de la psicología pastoral? Hemos comprendido que la psicología es la rama de la ciencia que estudia la conducta humana, y que incluye los pensamientos y las emociones. Pero cuando hablamos de psicología pastoral, nos referimos entonces a la aplicación de este estudio al cuidado del rebaño de nuestro Señor y Salvador, el cual Él mismo compró con su propia sangre. Cuando nuestro Dios establece que el segundo mayor mandamiento es “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mat 22:39), está hablando de una relación con los demás tan saludable como el amarnos a nosotros mismos, por lo que el desarrollo de la inteligencia emocional, el manejar nuestras emociones a fin de agradar a Aquel que nos llamó, nos debe llevar también a llevar una valiosa relación con nuestro prójimo basado en el amor, que excede todo conocimiento. Nuestro amor no debe ser de palabras solamente, sino también de hecho y en verdad. El desarrollo de la inteligencia emocional nos permite disfrutar de la vida en abundancia para la cual Cristo padeció en la cruz, y nos dio plenamente por el poder de su resurrección.
PAENA “Licenciatura en Teología”, Oct 29, 2020. Equipo 08