Andy Marvin Gualpa Castillo No-6-4

Psicología clínica
Estrés y trastornos de adaptación

Introducción

La cotidianidad consta de una diversidad de eventos fortuitos a los cuales se les

atribuye valoraciones denotando aspectos tanto positivos como negativos, tales situaciones

representan una demanda sobre los deseos del individuo, donde el ambiente puede o no

favorecer la obtención de este, aquella demanda sobre la obtención trae consigo una carga de

estrés, en la cual intervienen diferentes factores de adaptación del individuo y el agente

estresor, y es aquello relación entre el deseo y la realidad de obtención que representa un

objeto de malestar en el individuo que deviene en problemas psicológicos necesario de

estudios y de tratamiento, reivindicar la relevancia de este objeto permite visibilizar medios

y estrategias para afrontar adecuadamente situaciones y prevenir complicaciones futuras.

Desarrollo

La realidad no siempre se presenta alineada ante los deseos de los individuos, esta

contraposición representa un obstáculo -ambiental o personal- que transitar en busca de una

situación ideal. En relación con esto el individuo comienza un modelo de actuación, una serie

de ajustes o adaptaciones que permitan solventar la situación que ejerce malestar, el estrés

propiamente dicho, hace referencia a las exigencias que se ejercen sobre el individuo como la

facultad de uso de los recursos psicológicos y biológicas. La interrelación entre factores y

estrategias estresantes determinan la capacidad del individuo para sobrellevar dichos eventos

y cómo este tendrá repercusiones tanto a nivel biológico como psicológico.

Se puede hablar de distinciones subyacentes al estrés, haciendo referencia entre lo que

representa en el individuo y sus estrategias de afrontamiento, diestress (negativo) y eustress

(positivo). Hay eventos normativos o paranormativos que más allá de ser casualmente

sobrellevados brindan un desarrollo en las capacidades del individuo, por lo cual, el estrés
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tiene connotaciones o aportes positivos en para el sujeto. Afrontar estas situaciones nutren en

diferentes áreas el desempeño posterior y la tolerancia del humano, un acto ineludible pero

necesario.

Dentro de las formas de estrés encontramos cierto tipo de categorías entendiéndolas

como frustraciones, que abarcan las limitaciones físicas haciendo énfasis en el entorno,

limitaciones personales que hacen énfasis en la autorregulación o autocontrol. Otra de las

categorías que encontramos son los conflictos, si bien entendemos y reconocemos las

diversas demandas que pueden presentarse, estas a su vez pueden darse de forma simultaneas

contraponiéndose una de la otra, llevando a una renuncia inevitable, es decir, impide una

impide la satisfacción de la otra. Finalmente, la categoría de las presiones habla de aquella

exigencia por cumplimiento de algún objetivo, cambiando así la posición del deseo a un

significado de obligación, alterando así el actuar y la capacidad de afrontamiento, sus causas

pueden ser tanto externa como externas.

Ahora, ¿qué sucede en estas situaciones de estrés?, si bien es cierto que se indicó que

el estrés representa un efecto normativo y hasta cierto punto ineludible del ser humano, es

necesario comprenderlo para mediatizarlo de la manera más adecuada. El estrés tiene

manifestaciones psicológicas y biológicas, desde lo biológica hay una secuencia de etapas

que da pie el organismo, que entre ellas tenemos; reacción de alarma que gestiona la

activación del sistema nervioso autónomo, la etapa de resistencia, haciendo énfasis a la

adaptación biológica y recursos que se ponen a disposición para la situación y la etapa de

agotamiento, que es el sece y consumo de los recursos mencionados. Por ello podemos hablar

de implicaciones neuroendocrinas, que a su vez intervienen en el sistema inmunológico del

individuo, por ello es conocido que las situaciones constantes de estrés son aquellos

benefactores no deseados que predisponen a enfermedades.

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Se mencionó sobre las connotaciones psicológicas que intervienen en los eventos de

estrés, por lo cual, es pertinente hablar sobre las repercusiones que intervienen, al igual que la

perspectiva biológica que se mencionó, hay una secuencia de procesos que pueden aludir a

una explicación de estas repercusiones. Existe una activación emocional, que incrementa el

nivel de atención, sensibilidad y un esfuerzo de autocontrol, en otras palabras, activa la

predisposición del individuo para afrontar una situación. También se habla de una resistencia,

pero desde esta perspectiva se hace una alusión al esfuerzo de mantener un ajuste mínimo de

las condiciones de vida, el cómo el yo intenta defenderse de los factores estresantes, pueden

detonarse mecanismos de defensas conocidos desde el psicoanálisis para lidiar con dicha

situación, y también hay manifestar una respuesta psicofisiológica (malestar a nivel orgánico

por causas psicológicas como malestar en el estómago).

El agotamiento desde aspecto psicológico se da por el hecho de que las estrategias de

afrontamiento resultan insuficientes y comienza a hacer usado de mecanismos de defensa de

una manera exagerada, también se puede hablar de una desorganización psicológica y ruptura

de la realidad -delirios, alucinaciones-, no son otra que esfuerzos desesperado de protegerse

de aquella realidad que se muestra imponente a sus deseos o ideales. Es la recurrencia o

sostenimiento de este estado sin un afrontamiento adecuado que de cese al mismo el que

altera al individuo de una forma exacerbada, irrumpiendo su psique, provocando así una

psicopatología.

Ahora bien ¿qué hacemos contra el estrés? Al entender cómo funciona y su por qué se

da, podemos hablar de prevención, si bien es cierto que las manifestaciones son multicausales

e implican la subjetividad del individuo volviendo así un proceso y experiencia única, a pesar

de ello podemos hablar sobre ciertos medios que promueven o aportan estrategias para

afrontar diferentes situaciones, es decir, enfrentarnos mejor a diversas situaciones,

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desarrollando así actitudes más realistas ¿y por qué no? aptitudes que promuevan una mejor

adaptación.

También existen estrategias y tratamientos más afines a una situación inmediata que

deben relacionarse con la calidad objetiva del evento estresante, terapias de corto plazo que

promueven un modelo de actuación centrado en el problema, clarificando, sugiriendo planes

de actuación, informando y brindando el apoyo necesario. Sesiones de debates posteriores al

desastre, que hace énfasis en los casos que tienen una repercusión previa al evento estresante,

buscando así una forma de canalización de las experiencias y significados permitiendo así

una disuadir la concepción y permitiendo la problematización efectiva del evento.

También puede hablarse de un tratamiento farmacológico para esas repercusiones

psicosomática que afectan considerablemente la vida del sujeto, pero el cual debe tener el

cuidado pertinente, debido a la complejidad de este, sin prescindir de la asistencia

psicológica. Así existen más medios de tratamiento que se adecuen la situación de estrés y el

contexto del individuo y sus necesidades.

Conclusión

El estrés se presenta ante una contraposición entre el deseo y las imposiciones del

ambiente o realidad que no se alinean a los ideales del individuo, este conflicto promueven

aspectos positivos que permiten el desarrollo de actitudes y aptitudes pero a su vez puede

tener connotaciones negativas que al sostenerse formulan una situación de malestar en que la

posición del sujeto, que hasta cierto grado provoca que se desentienda de medios posibles

para afrontar dicha situación, desemboca así trastornos de adaptación. La consciencia de las

implicaciones que tiene el estrés promueve a su vez una visión más realista sobre la

naturalidad del estrés y la vulnerabilidad que se posee, promoviendo una actitud de resiliencia

que permita vislumbrar medios para enfrentar situaciones de una manera más adecuada.