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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN CRISTÓBAL DE HUAMANGA

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

DEPARTAMENTO ACADEMICO DE EDUCACION Y CIENCIAS HUMANAS

ESCUELA PROFESIONAL DE EDUCACIÓN INICIAL

ENCOPRESIS

ESTUDIANTES:

- GAMBOA BALDEON, Flor de Liz


- GAVILAN PINEDA, Mónica Doris
- GOMEZ ORIUNDO, Yassel Slatna Yadira
- GOMEZ SUMARI, Evelyn
- GUTIERREZ AYALA, Jessy Karina
- HUAMACCTO ALLCCA, Diana

DOCENTE: Psic. Rosa Isabel Flores Quispe

ASIGNATURA: (PS – 445) Terapia de Problemas Infantiles

SERIE: 400-I

AYACUCHO-PERU

2021
Dedicamos este presente trabajo
primeramente está dedicado a dios, luego a
nuestros padres por el apoyo que nos
brinda, y a usted profesora por la
contribución con sus conocimientos en
nuestra formación profesional.
INDICE

I. ASPECTOS GENERALES DE LA ENCOPRESIS

1.1. Definición

1.2. Tipos

1.3. Etiología

1.4 . Etapas

II. EVALUACIÓN Y TRATAMIENTO

2.1. Evaluación

2.1.1. Entrevista

2.1.2. Registros para padres y niños

2.2. Tratamiento

2.2.1. Intervención con los padres


2.2.2. Intervención con los niños
INTRODUCCION.
I. ASPECTOS GENERALES DE LA ENCOPRESIS

1.1 Definición

Según Jiménez et al. (2006) menciona que el término encopresis se emplea para hacer
referencia a una pauta de defecación inadecuada, que consiste en que el niño evacua el
intestino en un lugar socialmente inapropiado cuando ya tiene edad para defecar en el
sitio correcto, y no padece una enfermedad orgánica que pueda explicar su conducta. La
encopresis como trastorno psicofisiológico requiere la intervención conjunta de
profesionales médicos (pediatras o gastroenterólogos) y de salud mental. (p.01).

Por otro lado, para Feria et al. (2010) la encopresis se caracterizan por la emisión de
heces en lugares inadecuados por un niño, cuyo nivel de desarrollo implica la capacidad
de tener control sobre la misma. El control del intestino se desarrolla gradualmente
durante el periodo de tiempo. Esta adquisición de hábitos higiénicos está afectada por
muchos factores, tales como la capacidad intelectual, la madurez social del niño y las
interacciones psicológicas entre el niño y padres (p.11).

1.2 Tipos

Los tipos de encopresis que pueden presentar los niños o niñas son:

Según Jiménez et al. (2006) encontramos los siguientes:

 Primaria (continua) / secundaria (discontinua): en la primaria el niño nunca


ha manifestado control intestinal adecuado, en la secundaria su aparición va
precedida de un periodo de continencia de, al menos, 6 meses.

 Retentiva / no retentiva: esta distinción se establece en función de la presencia


o ausencia de estreñimiento. En la retentiva aparece estreñimiento crónico,
deposiciones poco frecuentes, retención fecal y múltiples episodios de
ensuciamiento con heces pobremente estructuradas. El ensuciamiento se
encuentra determinado por las alteraciones fisiológicas que provoca el
estreñimiento en el funcionamiento ano-rectal: el recto se dilata, pierde tono
muscular, se deteriora la sensación de distensión rectal por la presencia de heces
continuadas y se disminuye la contractibilidad para conseguir una evacuación
eficaz.
En la encopresis no retentiva no hay evidencia de estreñimiento y está mucho menos
define clínicamente, encontrándose asociada a un entrenamiento inadecuado, a una
reacción fisiológica ante el estrés ambiental o dentro de conductas de oposición ante
normas establecidas. Es más frecuente en varones y suele ser primaria (p.02).

Por otro lado, también Anthony (1957) clasifica la encopresis en:

 Encopresis primaria (continua) y secundaria (discontinua): En el primer


caso el niño no ha mostrado un control intestinal adecuado desde que nació y en
el segundo caso la encopresis viene precedida por un periodo de continencia de
al menos un año. Los niños con encopresis secundaria eran niños
sobreprotegidos, inhibidos emocionalmente, con rasgos obsesivos, fuertes
sentimientos de vergüenza, culpa o ansiedad. En cambio, sugería que los niños
con encopresis primaria eran niños desatendidos, regresivos, desinhibidos
emocionalmente, sin sentimientos de vergüenza por la encopresis y procedentes
generalmente de clases sociales menos favorecidas.

 Encopresis retentiva y no retentiva: La primera, se caracteriza por un ciclo de


varios días de retención, una expulsión dolorosa y otro periodo de retención. A
largo plazo, la retención rectal crónica ocasiona que la pared rectal se distienda y
se desensibilice frente a la presión, con pérdida de la sensación de la necesidad
de defecar y la aparición de un megacolon psicógeno. Las heces se acumulan e
impactan y, finalmente, se defeca por rebosamiento. En este caso, el
ensuciamiento se encuentra determinado en gran parte por alteraciones
fisiológicas que provocan estreñimiento (tránsito intestinal más lento, dilatación
del recto, pérdida de tono muscular y distensión rectal). En la segunda, no existe
evidencia de estreñimiento, por lo que puede deberse a un entrenamiento
inadecuado, a una reacción fisiológica ante el estrés ambiental o una forma de
evidenciar conductas de oposición ante las normas establecidas (p.02).

1.3 Etiología

Según la SEPEAP (2019) Más del 90% de los estreñimientos en la infancia son de
origen funcional. El 10% de los casos de estreñimiento diagnosticados en la etapa
infantil se deben a causas de origen orgánico. Pese a no ser el grupo más numeroso, es
fundamental hacer un correcto diagnóstico etiológico, por las implicaciones en el
manejo y pronóstico de este tipo de estreñimiento. El estreñimiento de origen funcional
viene definido, por los criterios del grupo de consenso Roma para el estudio de los
trastornos gastrointestinales funcionales.

Los criterios se clasifican en dos grandes grupos en función de la edad. Por un lado, los
que afectan a neonatos y niños pequeños y, por otro, a niños mayores y adolescentes. En
relación con el estreñimiento, la edad de corte son los 4 años. En los criterios Roma IV,
se reduce de 2 meses a 1 mes, el tiempo necesario que debe mantenerse la
sintomatología para poder hacer el diagnóstico. Una de las diferencias que encontramos
con la versión previa de los criterios Roma, es que actualmente se contempla la
posibilidad de que, en el grupo de edad menor a 4 años, el niño ya haya alcanzado un
adecuado control de esfínteres. Esta es la razón por la que se incluyen dos criterios
adicionales: uno, en caso de presentar incontinencia fecal posterior a la adquisición del
control voluntario, y otro, si se producen deposiciones voluminosas que sean capaces de
obstruir el inodoro. En el niño mayor de 4 años, el estreñimiento funcional se incluye
dentro de los trastornos funcionales de la defecación, junto con la incontinencia fecal no
retentiva. La incontinencia fecal no retentiva (Roma IV H3b) se caracteriza por
presentar defecación en lugares inapropiados en el contexto sociocultural del niño, en
ausencia de retención fecal. Esta patología supone el 30% de las incontinencias fecales
y no está asociada al estreñimiento. La mayoría de las incontinencias fecales o
encopresis sí son de origen retentivo y asociadas a estreñimiento crónico. (P. 419)

Por lo tanto, el entrenamiento temprano en el uso del baño puede llevar a la


continencia fecal temprana en la infancia y en la niñez temprana, pero no influye en el
desarrollo de la encopresis a los cuatro años. La encopresis puede estar precedida por
un retraso en el desarrollo y por un temperamento difícil en el niño, así como por
depresión y ansiedad maternas.

1.4 Factores de riesgo y etapas evolutivas

Levine (1982) Analiza tres períodos evolutivos que considera críticos en la génesis de
la encopresis:

- Primer estadio, experiencia temprana y predisposición (0-2 años): estreñimiento


simple, inercia cólica, problemas congénitos ano rectales, reacción excesiva de los
padres (enemas, supositorios, etc.), intervenciones médicas coercitiva o invasivas.
- Segundo estadio, entrenamiento y autonomía (2-5 años): estrés psicosocial durante
el entrenamiento, entrenamiento excesivamente indulgente o coercitivo, miedos
idiosincrásicos relativos al inodoro, defecaciones difíciles o dolorosas.

- Tercer estadio, funcionamiento extramural (escolarización): evitación de los baños


escolares, gastroenteritis aguda o duradera, déficit de atención con inconsistencia en las
tareas, intolerancia alimenticia, estilo de vida agitado y estrés psicosocial

II. EVALUACIÓN Y TRATAMIENTO

2.1 EVALUACIÓN 

En general, el proceso de evaluación va dirigido a obtener toda la información relevante


para clarificar el tipo de encopresis e identificar los factores relacionados con el origen y
el mantenimiento del problema, con el objetivo final de diseñar el tratamiento más
adecuado al caso individual ante el que estemos.

Dado el carácter psicofisiológico y multicausal de este problema, su


estudio comprensivo requiere de una exploración médica y psicológica (Bragado, 2013) 

Según (Bragado, 2013) La evaluación médica tiene como principal objetivo descartar la
presencia de anomalías orgánicas que expliquen la incontinencia, al mismo tiempo,
ofrece información de interés para el terapeuta de conducta sobre el grado de retención
fecal y las disfunciones fisiológicas derivadas del estreñimiento funcional.
Generalmente se realiza la siguiente secuencia de pruebas

1. Historia médica 

2. Exploración abdominal, perianal y rectal 

3. Análisis de sangre y orina 

4. Radiografías 

5. Manometría anorrectal  

6. Biopsia rectal  

Según (Bragado, 2013) Evaluación conductual se centra en identificar las variables


implicadas en el origen y mantenimiento del problema y en determinar las condiciones
sociales, ambientales y personales que puedan estar interfiriendo con su aprendizaje o
su mantenimiento. Desde la perspectiva conductual, es importante obtener información
detallada sobre estos aspectos, dado que el terapeuta necesita conocer los factores
antecedentes y consecuentes que le permitan establecer relaciones funcionales para
seleccionarlos objetivos terapéuticos.

La evaluación conductual se extiende a las tres fases del proceso de intervención: la


fase de evaluación propiamente dicha, la de tratamiento y la de seguimiento.

Los métodos de evaluación rutinarios en la clínica son la entrevista y los registros de


observación, a los que, ocasionalmente, se añaden cuestionarios y escalas de conducta.

2.2 Entrevista

Entrevista clínica

La entrevista clínica tiene una especial relevancia ya que supone el inicio de la relación
entre el terapeuta y las personas implicadas en el proceso terapéutico.

Jiménez C. et, al (2006) La entrevista es una técnica muy útil porque con ella se pueden
conseguir varios objetivos a la vez: obtener información relevante del caso, crear un
clima emocional positivo, propiciar expectativas favorables para el cambio y motivar a
las partes a participar activamente en todo el proceso. Lo ideal es entrevistar por
separado a padres y niños, para luego tener una entrevista conjunta.

Es decir, la entrevista con el niño es especialmente delicada, no sólo por el tema que
aborda, sino también por la resistencia de los niños a hablar sobre un problema que les
genera mucha vergüenza y que desean ocultar.

Dado que los episodios de encopresis suelen acontecer, en mayor proporción, fuera del
contexto escolar, es posible que en el colegio no se hayan enterado del problema, por
tanto, aunque no es necesaria una entrevista con los profesores, si es conveniente
indagar acerca del posible impacto de la encopresis en el colegio.

Deberían abordarse las siguientes áreas:  

1. Historia de la encopresis. 

a. Identificar el tipo de encopresis: 

Primaria - secundaria: 
• Inicio de la encopresis y eventos precipitantes. 

¿Tiene el problema desde siempre? Si no es así, ¿desde cuándo?


¿Ocurrió algo relevante por aquel entonces?  (enfermedad, escolarización,
mudanza…) 

• Deficiencias de aprendizaje en hábitos de defecación e higiene.  

¿Sabe cómo proceder cuando tiene que hacer caca, se le ha enseñado? 

¿Sabe limpiarse correctamente? 

• Retraso en otras áreas del desarrollo.  

¿Existe retraso en alguna otra área de desarrollo: marcha, lenguaje, habilidades de
autonomía...?

Retentiva – no retentiva: 

• Frecuencia de deposiciones y otros datos que revelen estreñimiento.

¿Con qué frecuencia va al baño? ¿Suele aguantarse las ganas hasta llegar a casa? 

•Condiciones estimulares que generan pautas de retención: dificultad para
expulsar las heces, malestar al defecar

¿Tiene molestias o dificultades al defecar? 

• Dieta y ejercicio físico.  

¿Hace deporte o algún tipo de ejercicio físico? ¿Bebe agua, leche, zumos
o refrescos? ¿Tiene una dieta variada y rica en fibra (cereales, verduras…)? 

b. Delimitar la conducta problema: 

• Frecuencia de episodios de encopresis. 

¿Con qué frecuencia se hace caca encima o mancha la ropa? 

• Consistencia, cantidad y tamaño de las heces. 

¿Qué consistencia, cantidad y tamaño tienen las heces? 

• Episodios diurnos o nocturnos. 

¿Le ocurre de día o también de noche? 


• Ensuciamiento fuera de la ropa interior. 

¿Mancha más allá de la ropa interior? 

• Dónde se producen los accidentes. 

¿Dónde le suele ocurrir? ¿En casa, sólo fuera, en el cole? ¿Hay situaciones en las


que no suele ocurrir? 

2. Hábitos higiénicos: repertorio conductual y condiciones ambientales.

a) Defecación espontánea en el retrete. 

¿Suele ir por su cuenta al retrete? ¿Con qué frecuencia y cómo son las heces cuando
es así? ¿Cuánto tiempo dedica? 

b) Evitación total o parcial del uso del retrete. 

¿Evita ir al baño, en casa o en algún otro sitio? 

c) Condiciones ambientales para acceder al baño. 

¿Tiene fácil acceso al váter? ¿Está adaptado a su tamaño? 

d) Rutinas matinales antes de ir al colegio. 

¿Qué hace por las mañanas antes de ir al colegio? ¿Le da tiempo a


defecar?
e) Hábitos de aseo personal y grado de autonomía. 
¿Se limpia solo o con ayuda? 

3. Problemas concurrentes 
a) Enuresis
¿Tiene también problemas controlar el pis? 
b) Signos de ansiedad, depresión (tristeza, aislamiento) u otras alteraciones
emocionales. Déficit de atención / hiperactividad.
Conductas de oposición y desobediencia. Dificultades en el rendimiento
académico.  
¿Tiene algún otro problema al margen de la encopresis? 

4. Impacto familiar, personal y escolar: modos de afrontamiento. 


a) Reacción parental ante el problema. 
¿Cómo reaccionan los padres hacia el problema? 
b) Reacción del niño. 
¿Oculta la ropa sucia, coopera…? 
c) Reacción de los iguales. 
¿Le rechazan o se burlan?

2.1.2 REGISTROS

Frente a esta situación de la encopresis, es necesario registrar toda la información, al


respecto Martín (2010), nos menciona que, el registro se caracteriza como una variedad
de uso que está determinada por la situación, a partir de tres elementos: el campo (el
tipo de actividad reconocida en una cultura en la que el lenguaje cumple un papel
determinado), el tenor (la relación entre los participantes) y el modo (el canal utilizado
para llevar a cabo el intercambio). (p.225)

Morales (2015), nos especifica que, durante al menos dos semanas antes de la
intervención y sin alterar las costumbres cotidianas se pedirán registros de
observación a los padres y al niño. (p.73)

Registro 1: Para padres

Día Lugar ¿Dónde Tipo de Cantidad Tamaño ¿Qué ¿Qué


y (casa, hace heces 1.Manchado 1.Pequeño hacen? hace o
hora parque,et casa? Duras 2.Un poco 2.Normal (Padres, dice el
c) Váter (v) Blandas 3.Deposición 3.Grandes herman niño?
Ropa Líquidas Normal 4. Muy os,
interior 4.Excesiva grandes otros)
(RI) 5. Otros
Otros (o)

Registro 2: Para niños

Si el niño no maneja el reloj, usar referentes temporales (al levantarme, al llegar al cole,
recreo, antes de comer, etc.)
¿Dónde haces
¿Cómo era la
caca? ¿Has ¿Te diste
caca?
Día Lugar Váter (v) sentido cuenta de que
Dura
Y (casa, parque, Ropa ganas de te
Rasposa
hora cole…) Interior (RI) hacer caca? manchabas?
Blanda
Otros (O) Si/No Si/No
Líquida

Cantidad Tamaño ¿Notas ¿Qué te dicen ¿Qué hiciste ¿Cómo


1.Manchado 1.Pequeñas molestias los demás? después de te
2. Un poco 2.Normal al hacer (Padres, mancharte? sientes?
3. Normal 3. Grandes caca, hermanos, ¿Qué
4. Excesiva 4. Muy dolor o compañeros, dices
grandes escozor? profesores…) luego?

Asimismo, es recomendable que el clínico observe directamente qué hace el niño


exactamente durante un ensayo de defecación:

• Cómo se desviste

• Cómo se sienta

• Cómo contrae el abdomen para empujar

• Qué hace para limpiarse, etc.

Árbol de decisiones

Frente al problema de la encopresis Morales (2015), nos recomienda algunas decisiones


que debemos de tener en cuenta a las diversas situaciones que puede estar ocurriendo.
(p.75)

- ¿Están descartados problemas biológicos: ¿problemas congénitos


anorrectales, intervenciones quirúrgicas, inercia cólica, diarrea crónica…?
No, entonces debemos pedir una revisión médica exhaustiva, ajustar las
expectativas de los padres y del niño y, en todo caso, seguir el entrenamiento en
hábitos de defecación, ajustando las expectativas de éxito.

- ¿Es mayor de 4 años?


No, entonces hay que comprobar el control que ejercen los padres. Dar las
instrucciones generales de ayuda para el correcto manejo de contingencias y
reducir su impaciencia para el logro del control.

- En caso de encopresis no retentiva, ¿está descartada la influencia de


factores dietéticos laxantes: ¿ingesta de laxantes, uso de enemas o
supositorios, dieta pobre en sólidos…?
No, entonces debemos pedir una supervisión médica y/o nutricional, ajustar las
expectativas de los padres y del niño y, en todo caso, seguir el entrenamiento en
hábitos de defecación, ajustando las expectativas de éxito.

- En caso de encopresis retentiva, ¿está descartada la influencia de factores


dietéticos que generen estreñimiento: ¿dieta pobre en fibra, ingesta escasa
de agua, ejercicio físico excesivo sin rehidratación…?
No, entonces debemos pedir una supervisión médica y/o nutricional, ajustar las
expectativas de los padres y del niño y, en todo caso, seguir el entrenamiento en
hábitos de defecación, ajustando las expectativas de éxito.
- ¿Hay reproches por parte de los padres u otros cuando se hace caca
encima?
Sí, entonces deben cesar las riñas y gestos desaprobatorios, ignorarse los
accidentes y seguir el entrenamiento en hábitos de defecación combinándolo con
RDO de la defecación en el váter.

- ¿Lava el niño su ropa cuando se hace caca encima?


No, entonces puede recurrirse paralelamente al entrenamiento en limpieza o
práctica positiva para aumentar el coste de respuesta.

- ¿Esconde el niño la ropa sucia?


Sí, entonces puede numerarse su ropa interior (una prenda para cada día de la
semana) y seguir el entrenamiento en hábitos de defecación.

- En caso de encopresis retentiva, ¿hay retención fecal (rebosamiento)?


Sí, entonces deben evacuarse las haces retenidas mediante enemas y/o laxantes y
seguir el entrenamiento en hábitos de defecación.

- En caso de encopresis retentiva, ¿hay deposiciones infrecuentes o dolor al


defecar?
Sí, entonces deben emplearse laxantes (lubricantes si hay dolor), cambiar pautas
dietéticas y seguir el entrenamiento en hábitos de defecación.

- En caso de encopresis retentiva, ¿hay deterioro sensorial?


Sí, entonces debe incrementarse la sensación rectal mediante aprendizaje
discriminativo (supositorios y reflejo gastrocólico) y seguir el entrenamiento en
hábitos de defecación.

- En caso de encopresis retentiva, ¿tiene problemas para relajar el esfínter?

Sí, entonces debe entrenarse mediante relajación muscular o biofeedback y


seguir el entrenamiento en hábitos de defecación.

- En caso de encopresis retentiva, ¿tiene problemas para mantener rutina


defecatoria?
Sí, entonces deben comprobarse condiciones ambientales, cambiar hábitos
matinales, entrenar en HHSS de excusa y seguir el entrenamiento en hábitos de
defecación.

- ¿El niño ha presentado continencia por un periodo de al menos un año?


No, entonces consideramos que se trata encopresis primaria y proponemos
iniciar tratamiento habitual.
Sí, entonces probablemente se trata de encopresis secundaria. Hay que
identificar mediante análisis funcional problemas de ansiedad y/o pautas
retentivas (evitación de baños escolares). Se trabajarán técnicas de manejo de la
ansiedad en el primer caso y programación de contingencias en el segundo
(cambiar hábitos matinales y realizar entrenamiento en hábitos defecatorios
entonces; posible entrenamiento en HHSS).

- En caso de encopresis primaria, ¿hay déficits en conductas requisito


(desnudarse, limpiarse…)?
Sí, entonces deben moldearse y seguir el entrenamiento en hábitos de
defecación.

- En caso de encopresis primaria, ¿se descarta posible fobia a defecar?


No, entonces debe combinarse exposición gradual con el entrenamiento en
hábitos de defecación.

- En caso de encopresis primaria, ¿hay descuido o déficits de atención?


Sí, entonces deben potenciarse discriminativos fisiológicos (supositorios) y
ambientales, y seguir el entrenamiento en hábitos de defecación.

2.2. TRATAMIENTO DE LA ENCOPRESIS

La tendencia más extendida para tratar la encopresis consiste en utilizar programas de


tratamiento en los que se combinan técnicas conductuales y procedimientos médicos.
Debido a la particularidad del trastorno, el niño encoprético puede tender a aislarse y a
tener una baja autoestima. Por tanto, el primer paso debe dirigirse a reducir la tensión
familiar y a crear un ambiente no punitivo (tranquilizarlo, desculpabilizarlo y
desmitificar el trastorno).

Según (Bekkali y Cols.,2009) La desimpactación es necesaria para evacuar las masas fecales
al principio del tratamiento. Esto puede llevarse a cabo de forma rectal u oral. En la
desimpactación rectal se aplican enemas. Los más ampliamente utilizados y recomendados son
los enemas que contienen fosfatos como el fosfato de hidrógeno de sodio y el fosfato
monosódico. Las dosis recomendadas son de 30ml por 10 kg de peso o medio enema para niños
preescolares y de ¾ hasta uno en niños escolares. A menudo, éstos tienen que aplicarse varias
veces. Una alternativa es la desimpactación oral con polietilenglicol (PEG; macrogol). Se dan
grandes dosis diarias desde 1.5g por kg de peso. Para que este laxante osmótico sea efectivo se
requieren suficientes fluidos orales. Una vez que las grandes masas de heces han pasado,
debería darse una dosis menor de mantenimiento. A través de estos procedimientos se consigue
el 80% de éxito en los niños con desimpactación rectal y el 68% en los niños con
desimpactación oral, llevando ambos a una normalización de los tiempos de tránsito colónico

El tratamiento médico estándar incluye el uso combinado de laxantes y enemas,


modificaciones dietéticas e ingestión de líquidos, a los que se añade el seguir una rutina
regular para defecar.

A diferencia de los laxantes, cuyos efectos se observan unas cuantas horas después de
haberlos ingerido, los enemas estimulan la defecación casi de forma inmediata.

Schaefer (1979) distingue entre los enemas de “limpieza” (vacían el recto y el colon
descendente) y los enemas lubricantes. Entre los primeros, destacan los enemas
fosfatados (hipertónicos) por su gran eficacia. También pueden utilizarse enemas
salinos normales (isotónicos), aunque resultan menos eficaces que los primeros y es
preciso utilizar un mayor volumen de esta solución. Para uso pediátrico se recomiendan
los micro enemas (Micralax) de efecto rápido y eficaz. Los supositorios de glicerina
poseen los mismos efectos que los enemas y son más sencillos de administrar, pero
tienen un éxito restringido

En cuanto al uso de laxantes o enemas, existen opiniones diferentes. Los defensores de


los enemas argumentan que son más inofensivos para el organismo que los laxantes
orales, dado que no afectan al proceso digestivo, su acción es más rápida y permiten que
el niño discrimine mejor las señales de distensión que preceden a la defecación.

El tratamiento farmacológico no ha jugado un papel relevante en la encopresis. Hay


muy pocos casos de niños encopréticos que hayan respondido a la imipramina o a la
amitriptilina, normalmente referido a la encopresis no retentiva. El protocolo de Levine
(1982) para el tratamiento de la encopresis incluye diferentes procedimientos según la
fase del tratamiento en la que nos encontremos:

- Fase de orientación Inicial: Educación y desmitificación del problema, eliminar la


culpa y explicar el pan terapéutico. Incluye el uso de dibujos, análisis del
funcionamiento del colon, ver y comentar radiografías.
- Fase de desimpactación ambulatoria: Enemas salinos normales (750ml) 3-7 días,
supositorios de bisacodilo (3-7 días) y usar el baño durante 15 minutos, después de cada
comida.

- Fase de desimpactación en el hogar: Retención moderada severa, 3-4 ciclos, donde


el primer día se usan enemas hipofosfatazos, el segundo día supositorios de bisacodilo
(dos veces) y tercer día una tableta de bisacodilo (1- 2 semanas). Es necesario ajustar la
dosis y la frecuencia si el niño experimenta excesivo malestar.

- Fase de mantenimiento: Sentarse en el váter dos veces al día, a la misma hora,


durante 10 minutos; utilizar aceite mineral dos veces al día (4-6 meses); vitaminas (dos
veces al día) entre las tomas de aceite mineral; dieta con fibra y en casos más graves
añadir sen a diario (2-3 semanas) y en días alternos (durante 1 mes). Para estas técnicas
un reloj puede ser útil y se puede emplear un registro con estrellas, por sentarse, con los
menores de 8 años. También se puede echar el aceite mineral a zumos o refrescos y
promover la lectura en el baño. Las vitaminas son para suplir su posible pérdida por la
ingestión del aceite y la fibra debe ser utilizada sin coerción.

- Fase de seguimiento: Visitas cada 4-10 días, dependiendo de la gravedad,


cooperación y síntomas asociados. Disponibilidad telefónica para ajustar las dosis. En
caso de recaída Levine propone analizar la cooperación, usar laxantes orales (sen) y
ajustar la dosis del aceite mineral. Aconsejar o remitir para temas psicosociales o de
desarrollo. Los indicios que pueden sugerir una recaída son: flujo aceitoso excesivo,
heces grandes, dolor abdominal, defecación infrecuente y ensuciamiento.

La resistencia al tratamiento y la elevada tasa de recaídas, situadas alrededor del 30 %


son los dos problemas más frecuentes en el tratamiento médico de la encopresis. El tipo
de encopresis, la edad, el sexo y la duración del trastorno no parecen conectados con los
resultados del tratamiento médico. Los factores asociados con el fracaso pueden ser:
retención fecal grave, dificultades académicas, problemas de conducta (desobediencia,
hiperactividad y temeridad), accidentes en el contexto escolar, falta de cooperación,
anomalías en el proceso de la defecación como la incapacidad de relajar el esfínter
externo y puntuaciones muy bajas o muy elevadas en las escalas que integran las
dimensiones “internalizantes” y externalizantes” de la CBCL. También hay que
mencionar que los padres de los niños encopréticos con otros trastornos, tienden a
utilizar un estilo de afrontamiento evitativo (Stara, Lewis y Hart, 1990).
El tratamiento conductual de la encopresis pone mucho peso en identificar las
conductas objeto de modificación, de modo, que es preciso determinar si el niño ha
aprendido la secuencia completa de las señales fisiológicas y si tiene la maduración
suficiente para ellas: discriminar las señales fisiológicas que preceden a la defecación,
retener las heces en respuesta a esta estimulación hasta localizar el lugar adecuado,
desnudarse, sentarse en el retrete y una vez sentado relajar el esfínter externo a fin de
permitir que las heces salgan al exterior.

La terapia de conducta se centra en enseñar conductas requisito para la defecación, en


instaurar hábitos rutinarios y en organizar las condiciones ambientales (antecedentes y
consecuentes) a fin de promover, mantener o disminuir las conductas seleccionadas. El
fin último de la terapia consiste en que el niño ha de aprender una pauta de defecación
regular que le permita funcionar con autonomía sin ensuciarse. En principio, los
objetivos se deben marcar por debajo de lo que el niño puede conseguir. Si un niño no
quiere sentarse en el lavabo, la recompensa inicial podría ser por sentarse en él, por
ejemplo, durante periodos cortos después de las comidas, estableciendo así una rutina.

- Técnicas de reforzamiento positivo: Se trata del método más extendido para su


tratamiento conductual. Para promover hábitos de defecación adecuados, se ha dirigido
esta técnica a incrementar tres tipos de conducta (sentarse en el lavabo en momentos
predefinidos, defecar en el retrete y permanecer limpio). No obstante, existen algunas
dudas respecto a la conveniencia de reforzar la conducta de permanecer limpio,
sobretodo en la encopresis retentiva, ya que podría potenciar la retención intestinal y
con el fin de acceder al reforzador el niño puede llegar a inhibir la defecación. En este
caso, lo más apropiado sería reservar este reforzador para niños que tienen un mayor
número de accidentes o más de una deposición al día y combinarlo con el reforzamiento
por ir al váter. El modo habitual de proceder consiste en utilizar algún sistema de
economía de fichas con reforzadores de segundo orden (estrellas, puntos, cupones,
elogios contingentes a la conducta deseada, pegatinas, etc.) y canjearlos por
reforzadores de apoyo (juguetes, tiempo con los padres, privilegios, chucherías, etc.).

- Técnicas de reforzamiento negativo: Suponen el retirar un estímulo reforzador


negativo contingente a la emisión de la conducta que se desea promover, de manera que
se establezca un vínculo consistente entre la ejecución de la conducta y la desaparición
de un suceso aversivo que tendría lugar si la conducta no se realizara. Una situación
consistiría en que un niño puede eludir el entrenamiento en limpieza si no se ensucia.
Siempre que se emplean técnicas de castigo cabe la posibilidad de que el niño
incremente las respuestas adecuadas para evitar la ocurrencia de consecuencias
desagradables, pero también puede pasar que escape o evite la situación mediante
respuestas inadecuadas como, por ejemplo, esconder la ropa sucia para no tener que
lavarla o retener las heces para no ensuciarse. Por tanto, la aplicación de reforzamiento
negativo requiere que el terapeuta programe específicamente la situación, seleccionando
las circunstancias aversivas y las conductas objetivo a través las cuales puede escapar de
ellas.

- Técnicas de castigo: Esta técnica no obtiene la misma aceptación que el


reforzamiento positivo o negativo. El castigo, teóricamente, es un método para reducir
los excesos conductuales, por lo tanto, el uso de procedimientos aversivos implica
considerar el ensuciamiento como un exceso de conducta.

- Psicoterapia: La psicoterapia verbal y la terapia de juego fueron los primeros


enfoques terapéuticos usados en la encopresis hasta 1970. Desde entonces, el uso de la
psicoterapia para el tratamiento de esta entidad ha ido declinando y han circulado otros
enfoques conductuales y médicos. Los pocos estudios experimentales sobre la
efectividad de este enfoque han producido resultados poco significativos.

- Técnicas de biofeedback (BF): Es una técnica destinada a aportar información sobre


determinada respuesta fisiológicas del sujeto, con la finalidad de que éste tome
conciencia de ellas, las reconozca y llegue a controlarlas de manera voluntaria. El BF se
ha dirigido fundamentalmente a enseñar al niño a relajar el esfínter externo durante la
defecación y ser consciente de ello (en un elevado número de casos de encopresis
retentiva y no retentiva se presenta una contracción paradójica del esfínter externo en el
momento de defecar).

- Entrenamiento en hábitos de defecación: Para instaurar hábitos regulares de


defecación es importante el uso de control de estímulos. Esta técnica tiene como
objetivo organizar las condiciones fisiológicas y ambientales que anteceden a la
defecación, lo que constituye un paso necesario para lograr el aprendizaje de una rutina.
En este caso, interesa que exista una contigüidad temporal entre sentarse en el váter y
que se produzca la acción. Una manera de conseguirlo trata en asociar la conducta de
sentarse con el reflejo gastrointestinal y gastrocólico, se ha de instruir al niño para que
se siente en el váter después de cada comida principal y en especial después del
desayuno. Por tanto, el control de estímulos pretende instaurar una cadena de hechos
cuyo resultado final sería una defecación regular.

- Otras técnicas: La utilización de técnicas cognitivas resulta poco frecuente, aunque se


han utilizados algunas estrategias de autocontrol con instrucciones paradójicas para
tratar la encopresis primaria. Se diseñaron hojas de registro individuales con motivos
atractivos para suscitar el interés de los niños. En la primera sesión se les instruyó para
que no cambiaran absolutamente nada de su conducta, simplemente que anotaran los
episodios de ensuciamiento en el registro. En la segunda sesión, el ensuciamiento había
disminuido drásticamente y la conducta de defecar en el váter había aumentado. Se
reforzó el hecho de que los registros estuvieran rellenados. Con el objetivo de trabajar
sobre la posible ansiedad de ejecución evocada por este cambio repentino, se insistió en
que no tenían que hacer anda nuevo respecto a ir al lavabo y se les pidió que
continuaran rellenando el registro y que no se preocuparan por lo que podía suceder
porque la encopresis podía volver a aparecer en cualquier momento. Todos los casos del
estudio se resolvieron y estos resultados se mantuvieron en el tiempo.

2.2.1 INTERVENCION CON LOS PADRES

 Explicación a los padres del posible análisis funcional, de la diversidad del


aprendizaje de hábitos, de la necesidad de un tratamiento particular en función
del momento evolutivo del niño, minimizar la gravedad del problema y señalar
la importancia de la paciencia para lograr cambiosestables y duraderos.
• Explicar el funcionamiento del control fisiológico de la defecación, el
impacto de la dieta (líquidos, fibra...) y los momentos del día ideales para incitar
a la defecación (al despertar por la mañana y tras las comidas principales, la
motilidad gástrica es mayor).
• Seleccionar cuidadosamente a la persona que se hará cargo del
procedimiento en el hogar, procurando que todas las partes implicadas
(padres, niño...) acepten y entiendan el plan terapéutico. Debe quedar claro
que no se trata de un exceso de conducta, sino de una carencia de habilidades.
Las reprimendas por ensuciar están fuera de lugar ya que sólo añaden un estrés
que, por las implicaciones fisiológicas del problema, no hacen sino empeorarlo.
• Organizar las condiciones ambientales óptimas para la defecación, velando por
que disponga de un retrete accesible o de la ayuda necesaria para acceder a él, así
como de la intimidad que requiera.

2.2.2 INTERVENCIÓN CON EL NIÑO

Según Bragado, C. (2013) Afirma del Control del hábito de la defecación es pues;

a) Enseñar al niño las conductas requisito para la defecación; tales como


Desvestirse, sentarse en la taza y, una vez finalizada la deposición, llevar a
Cabo una correcta higiene.

b) Entrenar el hábito de; defecación mediante técnicas de reforzamiento


Positivo principalmente. Las conductas a reforzar serán sentarse en el váter en
momentos predefinidos (después de alguna comida, idealmente el desayuno) y la
defecación en el váter. Sólo en caso de estar completamente descartado el patrón
retentivo, podrá reforzarse también la conducta de mantener limpia la ropa. La
economía de fichas es la opción más recomendable para administrar los refuerzos, así
como los refuerzos verbales contingentes en combinación con ésta. El refuerzo negativo
es otra opción a tener en cuenta, por ejemplo, sentando en el váter al niño hasta que
defeque, evitando así permanecer en él un intervalo prudencial preestablecido (15-20
minutos).
c) Eliminar los ensuciamientos; Si el refuerzo del hábito no es suficiente
para este fin, y siempre bajo consejo del análisis funcional, podría recurrirse a técnicas
basadas en el castigo. Deben emplearse con mucha cautela, pues pueden generar
respuestas emocionales (miedo y ansiedad) que agraven el ensuciamiento, así como
conductas de evitación que interfieren con la terapia (retener heces o esconder ropa
sucia). Jamás deben emplearse ni como primer tratamiento de elección, ni como único,
ni como prioritario. Ese papel lo cumplirían las técnicas de reforzamiento positivo.
Ejemplos de castigos serían: entrenamiento en limpieza, coste de respuesta (retirada de
privilegios o fichas) y el tiempo fuera de reforzamiento.
Problemas durante el tratamiento
PROBLEMAS POSIBLES SOLUCIONES
Convendría estudiar las características físicas del
váter y su accesibilidad para el niño, así como la
intimidad que posibilite la habitación en cuestión.
También su historia de aprendizaje en relación a
esta situación, para contra condicionarla en caso de
ser necesario. Además, la historia que haya podido
tener el niño en aseos públicos o escolares, donde
El niño se niega a ir al váter las condiciones tanto de higiene como de intimidad
suelen ser peores que las del hogar. Para salvar este
problema, al menos hasta que se instaure el hábito,
el entrenamiento puede hacerse evitando la
necesidad de defecar fuera de casa.
Si se debiese a un mero problema de motivación, se
resolvería con las técnicas de reforzamiento propias
del entrenamiento.
Suponiendo descartados problemas fisiológicos o
evolutivos, cabría evaluar si algún estímulo o
actividad más reforzante que los que se emplean en
el tratamiento está compitiendo en este sentido.
El niño no detecta las ganas de defecar Algo común es que el niño se distraiga jugando en el
colegio y no detecte a tiempo las señales. Como
posible solución, sería incorporar esta conducta a
una economía de fichas.
A menudo los ensuciamientos se deben a un defecto
en la higiene posterior, por lo que convendría
Se registran más defecaciones, supervisar este punto y reincorporarlo al plan de
pero los manchados continúan tratamiento llegado el caso, incluso formando parte
de la economía de fichas.
CONCLUSIONES

1. La encopresis es la incontinencia fecal que se produce cuando un niño mayor de


cuatro años, teniendo ya la capacidad de controlar sus esfínteres, vuelve a defecarse
en lugares socialmente inapropiados ya sea en la ropa o en el piso de forma
voluntaria o involuntaria. Donde se puede presentar de diferentes maneras como la
encopresis primaria (continua) y secundaria (discontinua) así como también la
encopresis retentiva y no retentiva.
2. La encopresis puede ocurrir en los niños con un control intestinal adecuado que, por
una variedad de razones emocionales, que incluye la ira, ansiedad, el miedo o la
combinación de estos, no depositan sus heces adecuadamente. Hasta un 75% de los
niños con encopresis sufren estreñimiento y tienen un desbordamiento por
acumulación excesiva de líquidos.

3. Es muy importante la evaluación porque descartara la presencia de anomalías


orgánicas que expliquen la incontinencia y con el objetivo final de diseñar el
tratamiento más adecuado al caso individual ante el que estemos. Mientras la
entrevista es muy útil porque con ella se pueden conseguir varios objetivos como:
obtener información relevante del caso, crear un clima emocional positivo, propiciar
expectativas favorables para el cambio y motivar a las partes a participar
activamente en todo el proceso.

4. la intervención al niño es muy importante ya que se le enseñara algunas pautas o


técnicas para la defecación adecuada del niño, sino es lo suficiente se puede adecuar
un castigo, pero se debe emplear con mucha cautela para no causarle miedo o
ansiedad emocional en los niños.
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