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CONSUMIDOR

Derecho Comparado
LA TUTELA DEL CONSUMIDOR EN EL AMBITO EUROPEO: LA “CARTA
EUROPEA” DE LOS CONSUMIDORES DE 1973
Se ha hecho alusión a las “políticas de los consumidores” que la Comunidad
Europea ha encaminado a partir de la década de los setenta del siglo
pasado. Se trata de políticas complejas, sea por los problemas de
legitimación (es decir, de competencia) de a Comunidad para ocuparse de
la materia, sea por los problemas de nivel de intervención, se por los
problemas de objetivos a perseguir. Estas políticas se refieren a la
competencia entre profesionales, la distribución de bienes y servicios que
deben presentar un nivel mínimo de calidad, las modalidades negociales de
distribución de productos y servicios. Las políticas comunitarias en materia
de protección de los consumidores se pueden medir en fases, a lo largo de
un recorrido que se inicia con la Resolución de 1975, verdadero
acontecimiento histórico del derecho de los consumidores. La Resolución es
precedida por la “Carta Europea”, que asocia a un numero mas alto de
países que son miembros de la Comunidad. Este recorrido se extiende por
un treinteno hasta la Carta de los Derechos Fudamentales aprobada en
Niza en diciembre del 2000.
1.1. La Carta Europea de protección de los consumidores del Consejo de
Europa:
La “Carta Europea” ha sido aprobada por la Asamblea Consultiva del
Consejo de Europa con la resolución n. 543 de 1973. Con este texto, con
el cual se hace un listado de los “derechos” que deberían ser
garantizados a los consumidores en cad uno de los países adherentes,
el Consejo de Europa había elaborado un intenso programa de
intervenciones en el sector, Anticipando por iniciativas de menor relieve
(como la resolución n. 29 de 1971 sobre la educación e instrucción del
consumidor en el periodo escolar; la resolución n.8 de 1972 sobre la
protección de los consumidores contra la publicidad engañosa), el texto
aprobado en 1973 recogía las instancias fundamentales sobre la
materia.1
Los principios inspiradores son expresados por los breves puntos del
preámbulo, donde se precisa que los países miembros, “animados por
los mismos sentimientos”, advierten la exigencia de “favorecer el
progreso económico y social” a través de una más estrecha unión que
1
ALPA GUIDO, Derecho del Consumidor (2004) Primera Edición. Gaceta Jurídica. Pag.51-52
también encuentra formas concretas en la definición de reglas uniformes
en materia de consumerism.

EL GIRO DEL TRATADO DE AMSTERDAM:


6.1. Premisa:
El artículo 153 del Tratado de Amsterdam (1997), que sustituye al art. 129 a,
ha entrado en vigor el 1 de mayo de 1999. Esta disposición iplica un giro de
extraordinaria importancia en la organización de los objetivos de la Unión
Europea y en la definición de la “ciudadanía europea”, no solo en sentido
jurídico-formal sino también en sentido social, en la acepción empleada por
Th. Marshall. El texto de la disposición, fruto de muchas mediaciones, revela
enormes potencialidades, aunque los términos empleados en este pueden
parecer un poco vagos e imprecisos.
6.2. Los derechos y los intereses de los consumidores:
Los derechos individualizados por el art. 153 se pueden adscribir a tres
diversas categorías: derechos subjetivos perfectos, reconocidos y
garantizados no solo por el individuo como “consumidor”, sino a todo
individuo como “persona” en algunas Constituciones escritas de los países
miembros, como la salud y seguridad (para la Constitución italiana, c. los
arts. 32 y 41, segundo párrafo); intereses económicos; derechos subjetivos
que implican una consideración no solo individual sino también colectiva,
como la información, educación y organización (que comprende tanto la
libertad de asociación, como la presencia institucional de grupos). Mientras
que para la primera categoría no surgen problemas interpretativos y para la
tercera se puede discutir si se trata de derechos aplicables solamente en
sentido vertical, como objeto de pretensiones a hacer valer frente a la Union
y a los Estados miembros, para la segunda categoría surgen algunas
dudas, que deben ser resueltas teniendo en cuenta las prácticas
interpretativas de las normas comunitarias y los propósitos principales del
Tratado de Ámsterdam.
¿Qué cosa se entiende por “intereses económicos”?¿Por qué se habla de
intereses y no de derechos?¿Se habría podido hacer un índice también de
los derechos de los consumidores en el ámbito de las relaciones
económicas? Me parece que la solución mas lineal sea también la mas
simple: los derechos de los consumidores en las relaciones económicas son
múltiples, de manera que un índice analítico habría sido excesivo en un
contexto de tenor general como aquel propio del art.153. Tales derechos se
caracterizan por su contenido, que es exquisitamente económico, estos
tienen además una naturaleza relacional, porque se recortan
paulatinamente según el tipo de relación establecida (como la libertad
contractual, el derecho a la información precontractual y contractual, etc.).
Los derechos inherentes a las relaciones económicas no tienen igual
“fuerza” respecto a aquellos inherentes a la salud y seguridad; sin embargo,
son derechos fundamentales, en cuanto son reconocidos y garantizados por
la ley de base de la Unión.
No obstante, creo-sin tema de sobreponer las categorías del interprete al
texto a interpretar- que una cosa sean los derechos de la persona en cuanto
tal y otra los derechos de los consumidores en cuanto tales; salud y
seguridad no son derechos exclusivos de los consumidores, y, por
consiguiente, no son “negociables”; estos prevalecen en todo caso en las
relaciones económicas, y, por lo tanto, prevalecen sobre los intereses
económicos tanto de los consumidores, como de los “profesionales”, es
decir, los derechos de mero contenido económico, puede ser objeto de
mediación con las exigencias de la protección de los intereses económicos
de las empresas.
Otro aspecto relevante del art. 153 se refiere al segundo párrafo, con el cual
se dispone que “en definición y actuación de otras políticas o actividades
comunitarias se toman en consideración las exigencias inherentes a la
protección de los consumidores”. La expresión “política” es traducida del
inglés policy, e indica los valores, los objetivos, las orientaciones de la
Unión. Por lo tanto, no estamos frente a una enunciación “lírica” de los
derechos de los consumidores, sino estamos frente a objetivos tan
relevantes al grado de ser incluidos en el texto de la base de la Unión, la
cual se encarga de considerar en todo caso la política de tutela de los
consumidores como una de las propias políticas institucionales. Lo que
implica una continua confrontación y mediación entre las diversas políticas
de la Unión, como la política agraria, de competencia, de transportes, de
crédito, etc. Las exigencias de los consumidores constituyen pues un punto
de referencia obligatorio, en el sentido que no será suficiente tomarlas en
consideración, sino será necesario mediar los intereses con aquellos en
conflicto, para asegurar un nivel de protección elevado de los intereses de
los consumidores.

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