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POLÍTICAS ANTI CÍCLICAS

Los acontecimientos económicos en el mundo muestran que ninguna economía


es inmune a las fluctuaciones económicas. De hecho, a fines del siglo pasado
muchas de ellas enfrentaron periodos de recesión en los que las acciones de
política económica instrumentadas permitieron la recuperación, como las
recientes acciones de estabilización en las crisis del siglo XXI. En los últimos
años las economías han experimentado altas tasas de crecimiento y periodos
de contracción que provocaron la intervención del Estado para estabilizar la
economía.
El modelo keynesiano
John Maynard Keynes construye un modelo de
intervención estatal en el que señala la importancia de
la demanda agregada en la determinación de los ciclos
económicos y que las variaciones de la demanda
agregada pueden influir poderosamente en el nivel
global de la producción, del empleo y de los precios a
corto plazo. Afirma que el principal problema de la
economía es la falta de demanda debido a la caída de
la inversión y el empleo. Atribuyó a las fallas del
mercado el que la economía mostrara altos índices de desempleo en tanto que
las empresas no utilizaban eficientemente los recursos.

El Estado es el rector de la economía y a través de los instrumentos de la


política económica suaviza la tendencia expansionista de la producción o
estimula las actividades económicas en las fases de recesión.

El modelo básico de Keynes propone que las brechas recesivas e inflacionarias


son el caso general y que un nivel de pleno empleo y el equilibrio con precios
relativamente estables representan un caso particular y con poca probabilidad
de que acontezca. El consumo y el gasto de inversión de las empresas se
consideran variables endógenas, pero el consumo del gobierno, la estructura
de los impuestos y las transferencias públicas son principalmente exógenos en
el sentido de que pueden controlarse por los diseñadores de la política
económica y no por los consumidores o las unidades productivas.

La política de estabilización económica se concibe como la actividad


discrecional de los gestores de la política con respecto a los cambios en el
gasto público, los impuestos y los gastos de transferencia. Las variaciones en
estas variables harán que se desplace la curva de la demanda agregada y
provocarán cambios repetitivos en el nivel de producción e ingreso de
equilibrio. Una combinación de la política fiscal y monetaria desplazará en las
direcciones deseadas para eliminar las brechas recesivas e inflacionarias de la
economía.

La eliminación de las brechas recesivas mediante la política fiscal se logra


precisamente a través de cierta combinación de un aumento de los gastos del
gobierno, un incremento de los gastos de transferencias públicas y un
descenso de los impuestos. Si partimos de un presupuesto equilibrado tendría
lugar un déficit presupuestal y se necesita un déficit presupuestal para eliminar
las brechas recesivas.
Si los gastos del gobierno suben en la misma proporción en que aumentan los
impuestos, el ingreso nacional aumentará porque el multiplicador del gasto
público es mayor al de los impuestos, una parte de lo gravado y consumido por
el gobierno se traduciría en ahorro de los contribuyentes y los retiros serán
menores a las inyecciones.

La eliminación de las brechas inflacionarias a través de la política fiscal se logra


con el nivel de gasto agregado en sentido descendente con el propósito de
lograr un equilibrio de pleno empleo y de precios relativamente estables. La
política fiscal necesita una combinación de gasto público y transferencias más
bajos e impuestos más altos. Es decir, se necesita un superávit presupuestal o
un déficit más bajo en periodos de inflación con el fin de disminuir la
temperatura de la economía.

La política fiscal y la política monetaria deben ser utilizadas por el gobierno


para promover el pleno empleo, la estabilidad de precios y el crecimiento
económico. Para combatir la recesión o la depresión el gobierno debe
aumentar su gasto o bien disminuir el nivel de impuestos con el objeto de
estimular el consumo privado.

Es responsabilidad del gobierno elevar la oferta de dinero para reducir la tasa


de interés y estimular el gasto de inversión de las empresas. Si el nivel de
inflación es alto provocado por el aumento de la demanda agregada, el
gobierno deberá reducir su gasto, incrementar impuestos para reducir el
consumo privado o reducir la oferta monetaria para aumentar la tasa de interés,
lo que desalentaría la inversión y la capacidad de compra de los consumidores.

La crisis asiática de 1997


La crisis financiera de los países asiáticos
inició en Julio de 1997, y se propagó al
este de Asia provocando una profunda
recesión e induciendo una declinación del
nivel de vida y reducción del empleo. Cinco
países experimentaron una profunda crisis
entre ellos Indonesia, Corea, Malasia,
Filipinas y Tailandia.

Entre estas naciones, Corea y Malasia


lograron una rápida recuperación en el
segundo semestre de 1998 después de
que tocaran fondo con una caída de 6% y
7% respectivamente y repuntaron al siguiente año entre 10% y 6%
respectivamente.

Los enfoques de políticas económicas fueron muy distintos en varios aspectos.


Corea se acercó al Fondo Monetario Internacional (FMI) a quien obligó a
implementar un ajuste estructural, en tanto que Malasia mantuvo políticas
económicas independientes.

Corea liberalizó su cuenta de capitales a través de un régimen cambiario de


libre flotación, en tanto que Malasia tuvo un tipo de cambio fijo. Estas medidas
de política monetaria expansiva contribuyeron a que ambas economías se
recuperaran rápidamente.

Es relevante la dinámica de los ajustes en la macroeconomía como


consecuencia de los instrumentos de política fiscal y monetaria lo que a su vez
incidió en la formación bruta de capital y el gasto de la economía real.

Aunque el Foro Económico Mundial en 1997 había asegurado que Corea era
una de las economías más seguras para invertir, sin embargo, fue vulnerable
ante la crisis financiera por la volatilidad de sus pasivos externos de corto
plazo. Este país incrementó su nivel de deuda externa en los periodos de 1994
a 1996, lo que involucró a su sistema financiero y que llegaron a representar
US$ 104 mil millones representados por títulos emitidos en el extranjero en un
70% por las instituciones financieras y un 30% por el sector privado
empresarial.

En 1998 Corea vio caer drásticamente el consumo privado, la inversión y las


importaciones, en especial un impacto ante la caída del sector manufacturero,
en especial la industria de la construcción y el salario real tuvo una
depreciación del 11%. La fuerte caída y la súbita recuperación de esta
economía con un PIB cercano al 11% obedecieron en gran parte por los
patrones de ajuste.

Los factores estructurales que contribuyeron el rápido crecimiento de Corea


fueron su grado de apertura y flexibilidad del mercado laboral y una estructura
productiva basada en la exportación, en este contexto se hicieron grandes
esfuerzos por mantener un tipo de cambio fijo pero al final optaron por un
régimen de libre flotación durante la crisis.

En este contexto los fondos otorgados por el FMI lograron dar mayor solidez al
sistema financiero y confianza los inversionistas por una disminución de las
restricciones a la liquidez de corto plazo y con una ayuda de carácter
persuasivo por parte de Estados Unidos a Japón para no perder la confianza
en Corea que cumpliría sus obligaciones de amortización con sus acreedores.

Aunado a una reducción del desequilibrio de la cuenta corriente que consistió


en una disminución de las importaciones y un incremento gradual de la
exportaciones a los Estados Unidos y la Unión Europea incrementaron un 6.5%
en tanto que los países de la región sufrieron una caída del 17% en 1998.

En cuanto a Malasia la crisis inicia en el sistema financiero con un incremento


de los préstamos por la compra de acciones. Ante el debilitamiento de la
economía muchas empresas enfrentaron problemas de pago y los bancos
restringieron los créditos, en consecuencia las empresas enfrentaron
problemas de liquidez, lo cual desembocó en una recesión debido a la
combinación de factores como la deflación de los precios regionales, la fuga
masiva de capitales, la reducción del gasto público y una política monetaria
contractiva.

Malasia inicia su recuperación a partir de 1999 través del consumo, en especial


a través del gasto público que indujo una expansión del PIB de 6.1% en 1999 y
8.3% en 2000.

En cuanto a la moneda “ringgit” estuvo sometida a una presión asociada a la


salida de capitales deteriorándose hasta que se estabilizó en septiembre de
1998.

Malasia como Corea redujo sustancialmente sus importaciones por la caída de


sus ingresos durante la crisis, por la inestabilidad de su moneda, sin embargo
tuvo un repunte de sus exportaciones registrando un superávit sin precedente
en 1999 de US $19 mil millones representado por un aumento de las
exportaciones de 15.7%.

La aplicación eficaz de medidas anti cíclicas a través de una política monetaria


y una política fiscal, así como medidas de austeridad dictadas por el FMI
estimularon expansivamente la economía de estos países para que se
recuperaran rápidamente. Entre las primeras medidas de política
macroeconómicas destacan las siguientes:

 Estabilizar el mercado cambiario y construir


reservas internacionales a través de
políticas contractivas sobre la demanda
agregada.
 Apoyo financiero del Fondo Monetario Internacional.
 Acuerdo con los acreedores extranjeros para reestructurar los
vencimientos de deuda de corto plazo.
 Política conservadora fiscal del gobierno con una política de gasto
expansiva que indujera el gasto a través de un aumento del consumo, la
inversión y las exportaciones.
 Estabilizar el mercado cambiario y pasar de una política monetaria
contractiva a una política monetaria expansiva.
 Reformas estructurales en el sector financiero y el sector corporativo
dando viabilidad financiera y productiva a la economía.
 Renegociación y restructuración de la deuda corporativa dotándola de
liquidez y solvencia y rentabilidad.
 Establecimiento de programas de estímulos fiscales en áreas como la
agricultura, vivienda, educación, desarrollo rural y tecnología.
 Liberalización selectiva de la inversión extranjera.
Política anticíclica monetarista
Los economistas modernos de esta corriente siguen los principios de los
economistas clásicos de que un aumento de los agregados monetarios es
absorbido mediante los cambios en los precios relativos en el costo de los
insumos, en la producción, en la tasa de interés, que finalmente restablecen la
economía a un nivel de equilibrio con pleno empleo.

Un cuestionamiento de los monetaristas a los keynesianos es que los gastos


del gobierno en la economía no soluciona las perturbaciones económicas y que
la solución de los problemas económicos puede darse si se dejan en libertad el
libre juego del mercado y los precios relativos harán que las soluciones sean
más eficientes.

Un principio clásico de los monetaristas es que sólo las variaciones en la oferta


monetaria provocan cambios en el nivel de precios. Actualmente los teóricos
modernos suponen una relación positiva entre las variaciones en la oferta
monetaria y en el ingreso nacional nominal o el PIB real en el corto y el largo
plazo. Los cambios en la oferta monetaria provocan variaciones en el nivel de
precios y/o cambios en la producción nacional.

En el largo plazo las variaciones en la oferta monetaria sólo afectan a los


precios absolutos y estos a su vez afectan el nivel de empleo y la producción
en el corto plazo.
La política monetaria actúa en forma indirecta sobre la economía, afecta al
gasto a través de la modificación de las tasas de interés, las condiciones del
crédito, los tipos de cambio y los precios de los activos. Veamos este
razonamiento en la figura 1.0.

r
TASA DE LM1
INTERÉS LM M M1

B
r1

A
r LM1

LM

M M1

OFERTA MONETARIA

Fig. 1.0. Cambios en la oferta monetaria y en la tasa de interés.

Un incremento en la oferta monetaria de M a M1 provoca que la demanda de


dinero aumente de LM a LM1, lo que induce un incremento de la tasa de
interés de r a r1. El equilibrio entre la oferta y demanda de dinero en la
economía pasa del punto A al punto B debido a que se incrementa el ingreso
nacional.

Los monetaristas subrayan que las políticas monetarias son inciertas y que
pueden modificarse con el paso del tiempo a medida que la economía
evoluciona. Si la economía está vinculada al comercio exterior la política
monetaria en las exportaciones netas tiene mayor impacto, en contraposición
con el efecto que tiene en la vivienda y en otros sectores pues serán menos
sensibles ante la desregulación financiera.
Los monetaristas dudan de que la política fiscal sea efectiva si la oferta
monetaria se mantiene constante. Es decir, si los gastos del gobierno se
financian mediante la toma de préstamos públicos, las tasas de interés
aumentarán, provocando un mayor descenso de la inversión privada y del
gasto de consumo de las familias. Así que es preferible una política monetaria
que incremente los agregados monetarios a una tasa igual a la tasa de
crecimiento del PIB en la economía como consecuencia de los incrementos en
la población y en la productividad.

Los gastos del sector privado son más estables que el gasto del gobierno, los
precios y los salarios son relativamente flexibles para que el choque sobre la
economía conduzca a cambios relativos en los salarios y en los precios, por lo
que es posible que la economía retorne a la tasa natural de desempleo.

En el largo plazo la inflación es un fenómeno monetario y la flexibilidad en los


salarios y en los precios serán suficientes para restablecer la economía a la
tasa natural de desempleo y producción.

Una de las instituciones determinantes en este tipo de decisiones son los


bancos centrales, que por su independencia política y su rápida toma de
decisiones a través de los instrumentos de política monetaria afectan la
estabilización de la economía que pudiera darse por las fluctuaciones
económicas.

En el caso de la economía mexicana, es una función del Banco de México,


atenuar los incrementos del nivel de precios y cuidar la capacidad adquisitiva
de la moneda a través de los instrumentos de la política monetaria e incidir en
la producción, en el empleo o suavizar los ciclos económicos.

Los mecanismos de transmisión de la política monetaria afectan la actividad


económica, inciden en el corto plazo sobre la tasa real de interés, y ésta en los
gastos de inversión de las unidades productivas, en los gastos de consumo de
las economías domésticas en vivienda, bienes duraderos, no duraderos y de
servicios.

Un cambio en la política monetaria modifica la producción en el corto plazo, en


especial el tipo de cambio real que afecta la tasa de interés interna y ésta
induce que los precios se ajusten gradualmente, en especial las exportaciones
y como consecuencia la producción de bienes y servicios en la economía.
Una modificación de la política monetaria más restrictiva, impacta las tasas de
interés en el corto, mediano y largo plazo e incide en las expectativas de la
inflación. Estos cambios modifican el valor de las empresas, el precio de sus
títulos o acciones, disminuyendo los proyectos de inversión y afecta la
producción, el ingreso de las familias y su consumo.

Una política monetaria expansiva afecta la cantidad de depósitos que realizan


los bancos, modifica su capacidad en la otorgación de créditos a las empresas
y a las familias lo que se traduce en un aumento de los gastos de inversión y
producción de las empresas y el gasto de consumo de bienes por parte de las
familias. Así mismo, incide sobre los flujos de efectivo con que disponen las
empresas, estimulando la demanda de créditos o financiamientos en el
mercado de dinero o de capital y en consecuencia en la producción.

Las familias pueden gastar los saldos excesivos en bienes de consumo y las
empresas en bienes de capital. Estos gastos en activos no financieros son los
que provocan que el ingreso nacional aumente y que se incrementen los saldos
y este proceso es continuo hasta que el momento en que la oferta monetaria
sea igual a la cantidad de dinero.

Crisis económica de México de 1994


La crisis financiera de México a fines de
1994 tuvo repercusiones de carácter
mundial fue provocada por la insuficiencia
de las reservas internacionales y provocó
la devaluación de la moneda en los
primeros días de la administración de
Ernesto Zedillo Ponce de león y con
repercusiones mundiales. El impacto de
esta crisis en el mercado internacional se
le conoce como Efecto tequila e
internamente se le conoce como el error de
diciembre, expresión que recoge las
palabras del ex presidente Carlos Salinas
de Gortari al atribuir al nuevo mandatario
las malas decisiones y no a los resultados de la política económica durante su
administración.
El origen de esta crisis se remonta a la década de los setenta, cuando la
economía enfrenta una serie de devaluaciones en las que muestra el
agotamiento de un modelo económico con crecimiento hacia adentro, es decir,
un modelo proteccionista.

En 1988 con el inicio del gobierno de Carlos Salinas de Gortari, se implementa


una serie de reformas de carácter neoliberal que dan mayor atención a la
inversión extranjera directa, desincorporando la banca nacional que doce años
atrás había sido nacionalizado por el presidente José López Portillo.

Durante este periodo el gobierno aplica la política de reducir sustancialmente el


nivel de la tasa de inflación con un promedio de 15.9% en el sexenio y con un
cierre en el último año de 7%. Inflación de un dígito como uno de los resultados
que permitieron al país aprovechar las ventajas del Tratado de Libre Comercio
con América del Norte.

En el último año de esta administración se firma el Tratado de Libre Comercio


con América del Norte (TLCAN) que entró en vigor el 1º de enero de 1994. Con
él se inicia un proceso de desregulación arancelaria con los Estados Unidos y
Canadá, con una apertura comercial indiscriminada, el ingreso al país de
capital extranjero especulativo y con un deterioro de los ingresos de la
población que acumulaba una pérdida del poder adquisitivo cercana al 70%.

La política de apertura al mercado internacional implicó que el país continuó


con un modelo de crecimiento hacia afuera, se integró a una relación
subordinada a los flujos de capital especulativo con consecuencias en el
mercado interno.

La vulnerabilidad de la economía se incrementó entre otras razones por las


decisiones de la política macroeconómica y eventos de carácter político de
entre los cuales citamos algunos:

En 1994, último año de esa


administración, por ser un año electoral, el
gobierno realizó grandes obras públicas
incrementándose el déficit público.
“La apertura comercial indiscriminada provocó que las importaciones
crecieran más que las exportaciones. Así, en los primeros cinco años del
sexenio (1988–1993) las exportaciones sumaron 210 548.8 millones de
dólares y las importaciones 164 918.0 md lo que arrojó un saldo
deficitario de la balanza comercial de 45 630.8 md”.1
A fines de Diciembre de 1993, nuestro país había tenido una relativa
estabilidad económica, política y social, sin embargo, a partir del 1º de
enero de 1994, la rebelión armada del Ejercito Zapatista de liberación
Nacional (EZLN) en Chiapas cimbró al sistema político justo en la fecha
que daba inicio el Tratado de Libre Comercio de México con Estados
Unidos y Canadá (TLCAN) en el que México se vislumbraba en el
camino a la modernización.
Con el conflicto armado en Chiapas, la crisis política nacional fue
permanente y el acontecimiento del asesinato del cardenal Juan Jesús
Posada Ocampo ocurrido en Guadalajara, Jal. agudizó la inestabilidad y
el clima de tensión por tratarse de un personaje de relevancia religiosa
en una sociedad eminentemente católica.
El 23 de Marzo de 1994 el candidato del partido en el gobierno, el priista
Luis Donaldo Colosio Murrieta, es asesinado en un municipio de Baja
California Norte; el candidato días antes había pronunciado un discurso
en el que proponía un desmantelamiento del régimen de partido del
Estado.
Los conflictos económicos aunados a los conflictos sociales y políticos
generaron incertidumbre entre la sociedad y a nivel internacional lo que
indujo al retiro de las inversiones extranjeras.
La política económica emprendida por el gobierno desembocó en una
crisis de la balanza de Pagos, ya que en 1994 el déficit de la cuenta
corriente superaba el superávit de la balanza financiera, lo que llevó a
una caída de las reservas internacionales. Al segundo bimestre de 1994,
las reservas eran de 29,000 millones de dólares pero al último mes de
ese año las reservas se ubicaron en 6,000 millones de dólares lo que
provocó que el 20 de diciembre de 1994 se devaluara el peso, pues a
esa fecha las reservas ascendían a 3,500 millones de dólares.

1
Méndez Morales, José Silvestre. Problemas Económicos de México. México, McGraw Hill,
2008. pág. 387.
Posterior a la privatización de la banca las instituciones financieras
otorgaron créditos en forma indiscriminada que ante la crisis de la
economía y la devaluación del peso los deudores se vieron
imposibilitados de hacer frente a sus deudas y un problema enorme de
morosidad para los bancos en el que las tasa de interés pasiva pasó de
18 a 49 por ciento de 1994 a 1995.

La crisis de la economía mexicana se concretó en 1995 como consecuencia de


la devaluación abrupta del peso ante la imposibilidad de mantener el tipo de
cambio ficticio, a una profunda caída del nivel de reservas internacionales lo
que provocó un incremento de la inflación.

Entre las medidas más relevantes que el gobierno


impulsó para la recuperación de la economía
encontramos las siguientes:

La devaluación del peso fue una de las


primeras medidas para contrarrestar los procesos
especulativos entre los inversionistas nacionales y
extranjeros. La depreciación de la moneda pasó a
un régimen de libre flotación de 3.4 a 7.2 pesos
por dólar es decir del 111.7%.

En 1995 aumenta el Impuesto al Valor


Agregado del 10% a un 15% para estimular el
ingreso público.
La política de control de precios o de disminución de la inflación
consistió en programas de concertación entre los representantes del
Gobierno, de los trabajadores y organizaciones campesinas que tenía
como objeto controlar el precio de las tarifas de bienes y servicios
públicos, las demandas salariales, las solicitudes de mayores precios de
garantía por parte de los agricultores.
Ernesto Zedillo Ponce de León continúa con el Pacto de Estabilidad para
el Crecimiento Económico (PECE), que fue sustituido por el Pacto apara
el Bienestar y el crecimiento Económico (PABEC), que cambió por el
Acuerdo de Unidad para Superar la Emergencia Económica (AUSEE) y
a su vez se transforma en el Programa de Acción para reforzar el
acuerdo de Unidad para Superar la Emergencia Económica
(PARAUSEE). Este último es cambiado por la Alianza por la
Recuperación Económica. En general fueron programas que se
instrumentaron para contrarrestar el aumento de la inflación y estimular
el crecimiento de la producción, incremento gradual de tarifas de
servicios, energéticos, reducción del gasto público y aumento de los
salarios mínimos.
México recibe el apoyo del gobierno de Estados Unidos a través de su
presidente Bill Clinton quien solicitó al Congreso de su país la
autorización de una línea de crédito por $20 mil millones de dólares. Lo
que permitió al gobierno mexicano garantizar a sus acreedores el
cumplimiento cabal de sus compromisos financieros denominados en
dólares.
Para que el sistema financiero pudiera recuperarse se estableció un
programa de capitalización Temporal (PROCAPTE) en el que los bancos
tenían acceso a fuentes de financiamiento más favorables.
Se implementaron programas de capitalización y compra de cartera por
parte del gobierno, esquemas de reestructuración de cartera por medio
de las Unidades de Inversión (UDI´S) y apoyo a deudores.

Samuelson y Nordhaus señalan que:

“A raíz de la crisis financiera mexicana que comenzó a fines de 1994, el


Banco de México en 1995 instituyó un programa llamado Acuerdo de Apoyo
Inmediato a los Deudores de la Banca (ADE), que consistía en lo siguiente: El
fondo Fobaproa daría el soporte a las instituciones financieras para que éstas
pudieran reducir las tasa de interés en los préstamos de sus clientes (en
tarjetas de crédito, personales, hipotecarios, pequeñas empresas y sector
agrícola). Esta medida es un ejemplo de acciones para proteger el sistema
financiero y con ello a los ahorradores, cuyos activos están en peligro si las
instituciones llegaran a la quiebra. El programa ayudó a que los deudores se
pusieran al corriente mediante la reestructuración de sus préstamos de
acuerdo a esquemas que facilitaban continuar pagándolos.”2

La recuperación de la economía mexicana ha sido lenta, porque los efectos se


prolongaron por muchos años generando desconfianza, en primer lugar entre la
sociedad, así como implicaciones para otras naciones en especial a países de
Latinoamérica, como Argentina, Brasil y a las economías emergentes.

2
Samuelson, Paul A. y William D. Nordhaus. Macroeconomía. Con aplicaciones a México.
México, McGraw Hill-Interamericana, 1998. pág. 234.
La crisis económica de Argentina
En 1998 Argentina vivió una de las crisis
económica más agudas, lo que a la postre
se convirtió en una depresión de cuatro
años en la que su economía cayó un 28%.
La crisis económica de Argentina ha sido el
claro ejemplo del deterioro del mercado
libre y de la inconveniencia de los tipos de
cambio fijos. Sin embargo los hechos
demuestran otra cosa. Más bien las
políticas económicas instrumentadas no
fueron las correctas para que una recesión
económica no se transformara en una
depresión económica.

Argentina tiene una serie de elementos en su historia que sintetiza un pasado


de problemas crónicos en diversos órdenes como el económico, el monetario e
incluso el político. Posteriormente a su independencia de España en una
guerra iniciada en 1810, las provincias argentinas enfrentaron guerras internas
durante muchos años, alcanzando un gobierno nacional y estabilidad en 1862.
Hasta fines del siglo XIX las provincias y el gobierno de la república financiaron
con frecuencia su déficit presupuestario a través de la emisión de moneda, lo
cual provocó una inflación continua y en consecuencia tasas de crecimiento
económico relativamente bajas.

A finales del siglo XIX e inicios del siglo XX Argentina experimentó un rápido
crecimiento principalmente a través de un aumento de las exportaciones de
carne y trigo a Europa, gracias en buena medida a la nueva tecnología de los
ferrocarriles y los barcos frigoríficos. En la década de 1930 algunos países
discriminaron y redujeron las exportaciones argentinas lo que obligó al país a
aplicar una política de sustitución de importaciones, lo que originó una
economía cerrada, basada en el autoconsumo, con tarifas altas y un
reglamento estatal excesivo provocando un crecimiento bajo y aumento de la
inflación continuo hasta de tres dígitos visible desde 1975.

En 1989 bajo en el gobierno de Carlos Menem, Argentina adopta una política


de libre mercado que disminuyó la carga del gobierno al desincorporar del
sector público y privatizar, desregular, reducir tasas de impuestos y reformar el
Estado. El eje central de la política económica de Carlos Menem fue la Ley de
Convertibilidad implementada el 1º de abril de 1991, que disminuyó la
hiperinflación estableciendo un tipo de cambio fijo entre el peso y el dólar
estadounidense, respaldando el dinero emitido por el banco central
mayoritariamente con dólares. La equivalencia inicial era de 10.000 australes
argentinos por dólar. El 1º de enero de 1992 el peso sustituyó al austral con
una equivalencia de 1 peso = 10.000 australes = $US 1 dólar.

Las reformas de la economía argentina fueron rápidas y profundas como en


ningún otro país. Por lo que el PBI (Producto Bruto Interno) creció más del 10%
anual entre 1991 y 1992 y descendió aproximadamente al 6% en 1993 y 1994.
Entre los indicadores macroeconómicos más representativos de la economía
argentina de 1998 a 2002 tenemos los siguientes:

 El PBI real descendió un 28% desde


1998 hasta la depresión de 2002.
 El peso argentino equivalente a $US
1, desde abril de 1991, se devaluó en
enero de 2002, perdiendo su valor hasta
casi 4 pesos por dólar antes de su
recuperación parcial.
 La inflación, baja o negativa desde
principios de 1990, fue del 41% en 2002.
 El nivel de desempleo, sin considerar a las personas incluidas en los
planes de emergencia del Estado, aumentó del 12.4% en 1998 al 18.3%
en 2001 y al 23.6% en 2002.
 Los indicadores de pobreza aumentaron del 25.9% en 1998 al 38.3% en
2001 y al 57.5% en 2002.
 En términos reales los salarios cayeron en un 23.7% en 2002.
 Como consecuencia de la crisis mexicana de 1995. Entre 1989 y 1999 la
cantidad de puestos de trabajo creció rápidamente pero en
contraposición, el incremento de la gente que quería trabajar fue mayor
obligándolos a emplearse en la precariedad de la economía informal.

La interacción de la economía argentina con la brasileña sufrió un


estancamiento como consecuencia de la inestabilidad cambiaria de Brasil el
cual depreció su moneda con respecto al dólar cuando pasa de 1.21 a 2.18 el
real y ante una caída de su economía de 3.3% en 1997 a 0.1% en 1998, lo que
indujo a una caída de la economía argentina ante la contracción del
intercambio comercial con este país.
En los periodos de 2000 a 2001 y con Fernando de la Rúa como nuevo
mandatario, la economía argentina sufre tres aumentos impositivos de
relevancia que entre los primeros efectos desalentó el crecimiento económico y
contaminó el sistema monetario. A mediados del 2001 generó temor por la
posible devaluación de la moneda y una incertidumbre que evaporó la
confianza en las finanzas de la economía argentina.

En una serie de decisiones imprudentes que afectaron en mayor grado a la


economía por el recorte de gastos del gobierno, el presidente De la Rúa se
enfrenta a una serie de conflictos por la renuncia de algunos ministros dejando
el gabinete de coalición, hecho que se traduce en un aumento de la tasa de
interés. Como consecuencia el presidente nombra Ministro de Economía a
Domingo Cavallo quien había ostentado el cargo entre 1991 y 1996 un periodo
próspero en la historia económica reciente de argentina. Ambos con la
aprobación del congreso instrumentaron dos paquetes impositivos en abril y
agosto de 2001 y los ingresos del gobierno fueron menores a las estimaciones.

Entre abril y junio de 2001 la crisis económica confronta las posturas del
ministro de economía y el presidente del Banco Central Pedro Pou quien
planteaba el reemplazo oficial del peso por dólares a una tasa de uno a uno en
contraposición de Cavallo quien presentó un proyecto de ley para vincular la
tasa de cambio del peso a una combinación del dólar y el euro. De la Rúa
despide a Pou, y Cavallo anuncia una tasa de cambio preferencial para
exportaciones fomentando las prácticas intervencionistas, frecuentes antes de
la implementación de un sistema de convertibilidad. En lugar de establecer un
mercado de cambio de libre flotación en el que tuvieran acceso todos por igual.

Los cambios en la política monetaria hicieron disminuir la confianza en el peso


por la preocupación de que los préstamos y depósitos en dólares estuvieran en
peligro por lo que aumentaron las tasas
de interés en dólares. El gobierno
amortizaba sus obligaciones con los
acreedores entre 3 y 9 por ciento por
encima de lo que pagaba al Tesoro de
los Estados Unidos y como
consecuencia de las medidas
instrumentadas en política monetaria;
esta diferencia aumentó hasta en un
13%. Este hecho redujo la calificación
crediticia de las agencias calificadoras al
ubicarse en los 16 puntos y al último
trimestre de 2001 superaba los 20
puntos. Situación que mostraba que el gobierno del país estaba inmerso en
una trampa de la deuda por las tasas de interés que tenía que pagar por los
financiamientos, la deuda crecería y se reproduciría rápidamente y excedería la
capacidad del gobierno y de la economía argentina para pagarla.

La dificultad del gobierno para refinanciar su deuda lo llevó tal como lo había
hecho en 1982 y 1989 a que el 1º de diciembre de 2001 el Ministro de
Economía anunciara el congelamiento de los depósitos bancarios ante los
impresionantes retiros bancarios del día anterior. Este congelamiento de los
depósitos bancarios afectó bruscamente a las empresas y a las familias que no
podían disponer de su liquidez para pagar a nadie a excepción de aquellos que
podrían hacer operaciones siempre y cuando se tratase del mismo banco. Esta
medida paralizó la economía argentina lo que se tradujo en una caída del
15.5% según las estadísticas, la mayor después de 1993 y que debilitó los
derechos de propiedad al congelar los depósitos bancarios de los ahorradores
e inversionistas que provocaron un default en la deuda externa del sector
público, acción que eliminó el añejo vínculo del peso argentino con el dólar.
Ante la renuncia de Cavallo y de De la Rúa, el 23 de diciembre Adolfo
Rodríguez Saá declara el default en la deuda del gobierno federal con los
acreedores del sector privado extranjero en un acto de desafío a los
acreedores en lugar de al deudor imposibilitado de pagar. Acción que lo lleva a
dimitir del puesto de presidente ante los constantes disturbios e
inconformidades en su contra.

La inestabilidad económica actuó en paralelo con la vida política de argentina


pues en 2001 tuvieron presidentes efímeros como Ramón Puerta, el mismo
Rodríguez Saá, Eduardo Camaño y Eduardo Duhalde quien asume la
presidencia el 1º de enero de 2002. Duhalde implementa cambios
revolucionarios al devaluar el peso, convierte a pesos los depósitos en dólares
y préstamos. Esta medida convirtió a la fuerza los depósitos y los préstamos a
pesos argentinos a tasas desfavorables y se anularon los contratos originales
en perjuicio de toda la población lo que originó violentos disturbios y violando
los derechos de propiedad como nunca antes se había visto en las últimas
décadas y en algunos casos desde los años 1800.

Hasta el primer semestre del año de 2002 la economía argentina observó un


índice de pobreza de 57.5% y la economía cayó en el primer trimestre un
16.6%, las exportaciones descendieron 4.5% pese al impulso del tipo de
cambio.

Una de las condiciones para que se diera la recuperación económica y en


consecuencia el crecimiento económico a largo plazo, necesariamente sería el
respeto a la propiedad privada por lo que los signos de recuperación inician a
partir del segundo semestre de 2002 con una estabilización del tipo de cambio,
inclusive una revalorización; la producción tocó fondo y las exportaciones
comenzaron a crecer. Antes del cierre del año, el gobierno levanta el
congelamiento de los depósitos bancarios y el 25 de mayo de 2003 asume la
presidencia Néstor Kirchner inaugurando la estabilidad y la recuperación
política en paralelo con la recuperación económica.
Fuentes consultadas
Zainal Abidin Mahani, Kawanho Shin y Yunjong Wang. “Ajustes
Macroeconómicos y la Economía Real en Corea y Malasia. La
Respuesta a la Crisis Asiática”. en Investigación Económica. México,
Universidad Nacional Autónoma de México, octubre-diciembre, año
2005, volumen LXIV, núm. 254. pp. 13-69. Disponible en
http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=60125401

Méndez Morales, José Silvestre. Problemas Económicos de México. 6ª. ed.


México, McGraw Hill, 2008.

Samuelson, A. Paul. y William D. Nordhaus. Macroeconomía. Con aplicaciones


a México. 15ª. ed. México, McGraw Hill-Interamericana, 1998.

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