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Aunque el Foro Económico Mundial en 1997 había asegurado que Corea era
una de las economías más seguras para invertir, sin embargo, fue vulnerable
ante la crisis financiera por la volatilidad de sus pasivos externos de corto
plazo. Este país incrementó su nivel de deuda externa en los periodos de 1994
a 1996, lo que involucró a su sistema financiero y que llegaron a representar
US$ 104 mil millones representados por títulos emitidos en el extranjero en un
70% por las instituciones financieras y un 30% por el sector privado
empresarial.
En este contexto los fondos otorgados por el FMI lograron dar mayor solidez al
sistema financiero y confianza los inversionistas por una disminución de las
restricciones a la liquidez de corto plazo y con una ayuda de carácter
persuasivo por parte de Estados Unidos a Japón para no perder la confianza
en Corea que cumpliría sus obligaciones de amortización con sus acreedores.
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TASA DE LM1
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OFERTA MONETARIA
Los monetaristas subrayan que las políticas monetarias son inciertas y que
pueden modificarse con el paso del tiempo a medida que la economía
evoluciona. Si la economía está vinculada al comercio exterior la política
monetaria en las exportaciones netas tiene mayor impacto, en contraposición
con el efecto que tiene en la vivienda y en otros sectores pues serán menos
sensibles ante la desregulación financiera.
Los monetaristas dudan de que la política fiscal sea efectiva si la oferta
monetaria se mantiene constante. Es decir, si los gastos del gobierno se
financian mediante la toma de préstamos públicos, las tasas de interés
aumentarán, provocando un mayor descenso de la inversión privada y del
gasto de consumo de las familias. Así que es preferible una política monetaria
que incremente los agregados monetarios a una tasa igual a la tasa de
crecimiento del PIB en la economía como consecuencia de los incrementos en
la población y en la productividad.
Los gastos del sector privado son más estables que el gasto del gobierno, los
precios y los salarios son relativamente flexibles para que el choque sobre la
economía conduzca a cambios relativos en los salarios y en los precios, por lo
que es posible que la economía retorne a la tasa natural de desempleo.
Las familias pueden gastar los saldos excesivos en bienes de consumo y las
empresas en bienes de capital. Estos gastos en activos no financieros son los
que provocan que el ingreso nacional aumente y que se incrementen los saldos
y este proceso es continuo hasta que el momento en que la oferta monetaria
sea igual a la cantidad de dinero.
1
Méndez Morales, José Silvestre. Problemas Económicos de México. México, McGraw Hill,
2008. pág. 387.
Posterior a la privatización de la banca las instituciones financieras
otorgaron créditos en forma indiscriminada que ante la crisis de la
economía y la devaluación del peso los deudores se vieron
imposibilitados de hacer frente a sus deudas y un problema enorme de
morosidad para los bancos en el que las tasa de interés pasiva pasó de
18 a 49 por ciento de 1994 a 1995.
2
Samuelson, Paul A. y William D. Nordhaus. Macroeconomía. Con aplicaciones a México.
México, McGraw Hill-Interamericana, 1998. pág. 234.
La crisis económica de Argentina
En 1998 Argentina vivió una de las crisis
económica más agudas, lo que a la postre
se convirtió en una depresión de cuatro
años en la que su economía cayó un 28%.
La crisis económica de Argentina ha sido el
claro ejemplo del deterioro del mercado
libre y de la inconveniencia de los tipos de
cambio fijos. Sin embargo los hechos
demuestran otra cosa. Más bien las
políticas económicas instrumentadas no
fueron las correctas para que una recesión
económica no se transformara en una
depresión económica.
A finales del siglo XIX e inicios del siglo XX Argentina experimentó un rápido
crecimiento principalmente a través de un aumento de las exportaciones de
carne y trigo a Europa, gracias en buena medida a la nueva tecnología de los
ferrocarriles y los barcos frigoríficos. En la década de 1930 algunos países
discriminaron y redujeron las exportaciones argentinas lo que obligó al país a
aplicar una política de sustitución de importaciones, lo que originó una
economía cerrada, basada en el autoconsumo, con tarifas altas y un
reglamento estatal excesivo provocando un crecimiento bajo y aumento de la
inflación continuo hasta de tres dígitos visible desde 1975.
Entre abril y junio de 2001 la crisis económica confronta las posturas del
ministro de economía y el presidente del Banco Central Pedro Pou quien
planteaba el reemplazo oficial del peso por dólares a una tasa de uno a uno en
contraposición de Cavallo quien presentó un proyecto de ley para vincular la
tasa de cambio del peso a una combinación del dólar y el euro. De la Rúa
despide a Pou, y Cavallo anuncia una tasa de cambio preferencial para
exportaciones fomentando las prácticas intervencionistas, frecuentes antes de
la implementación de un sistema de convertibilidad. En lugar de establecer un
mercado de cambio de libre flotación en el que tuvieran acceso todos por igual.
La dificultad del gobierno para refinanciar su deuda lo llevó tal como lo había
hecho en 1982 y 1989 a que el 1º de diciembre de 2001 el Ministro de
Economía anunciara el congelamiento de los depósitos bancarios ante los
impresionantes retiros bancarios del día anterior. Este congelamiento de los
depósitos bancarios afectó bruscamente a las empresas y a las familias que no
podían disponer de su liquidez para pagar a nadie a excepción de aquellos que
podrían hacer operaciones siempre y cuando se tratase del mismo banco. Esta
medida paralizó la economía argentina lo que se tradujo en una caída del
15.5% según las estadísticas, la mayor después de 1993 y que debilitó los
derechos de propiedad al congelar los depósitos bancarios de los ahorradores
e inversionistas que provocaron un default en la deuda externa del sector
público, acción que eliminó el añejo vínculo del peso argentino con el dólar.
Ante la renuncia de Cavallo y de De la Rúa, el 23 de diciembre Adolfo
Rodríguez Saá declara el default en la deuda del gobierno federal con los
acreedores del sector privado extranjero en un acto de desafío a los
acreedores en lugar de al deudor imposibilitado de pagar. Acción que lo lleva a
dimitir del puesto de presidente ante los constantes disturbios e
inconformidades en su contra.