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La economía y la política económica: del viejo al

nuevo endurecimiento
Primera fase: Apertura financiera, endeudamiento y crisis (1975-1982)
Durante esta etapa, que coincidió con el gobierno militar del Proceso, Argentina
experimentó una apertura financiera y se endeudó significativamente. En 1982, la
economía enfrentó una profunda crisis que incluyó una alta inflación y dificultades
económicas y sociales.
Segunda fase: Gobierno democrático y limitaciones (1982-1990)
Desde 1982 hasta 1990, Argentina estuvo bajo un gobierno democrático liderado por
Raúl Alfonsín. Durante este periodo, el país ya no tuvo acceso a los mercados
externos de crédito privado debido a la crisis anterior y al peso de la deuda adquirida.
Las políticas económicas se vieron limitadas por las restricciones financieras y la
necesidad de hacer frente a los compromisos de deuda.
Tercera fase: Convertibilidad, apertura comercial y financiera, endeudamiento y
crisis (1990-2001)
La tercera fase se caracterizó por la implementación del régimen de convertibilidad,
que estableció una paridad fija entre el peso argentino y el dólar estadounidense.
Durante esta década, se promovió una mayor apertura comercial y financiera, y se
contrajo nuevamente una significativa deuda externa e interna. Sin embargo, estas
políticas llevaron a una creciente vulnerabilidad económica.
En cuanto a los indicadores económicos y sociales mencionados:
Producto por habitante: Entre 1975 y 2001, el valor del producto anual por habitante
apenas aumentó, y si se incluye el año 2002, el balance muestra una declinación
media anual de 0,45%.
Participación de los sectores productivos: Durante el mismo periodo, la participación
de las industrias manufactureras en el producto bruto interno (PBI) se redujo de dos
tercios a solo el 16%, mientras que los sectores de servicios aumentaron su
participación y superaron el 68% del valor total generado.
Desempleo y subempleo: La economía argentina experimentó una creciente
desocupación, especialmente a partir de mediados de los años noventa. El desempleo
abierto aumentó a una tasa promedio de casi 15% de la población activa, mientras
que la subocupación, que consiste en ocupaciones de menos de 35 horas semanales,
se triplicó.
Equidad distributiva: Durante este periodo, la equidad distributiva se deterioró
significativamente. Los hogares de menores ingresos vieron disminuir su
participación en el ingreso total generado, mientras que los hogares de mayores
ingresos aumentaron su participación.
Pobreza e indigencia: El porcentaje de personas por debajo de la línea de pobreza e
indigencia aumentó drásticamente a lo largo del periodo, reflejando un
empeoramiento de la situación social.
Salarios reales: Los salarios reales tendieron a declinar en esta fase, con una
reducción del salario real medio en la industria manufacturera en comparación con
periodos anteriores.
Estas tendencias económicas y sociales ilustran la compleja situación que atravesó la
economía argentina durante el cuarto de siglo mencionado, con fluctuaciones y
cambios significativos en el desempeño económico, la distribución del ingreso y el
empleo. Las políticas económicas adoptadas y los cambios en la economía global
tuvieron un impacto importante en el desarrollo del país durante este periodo.
LA ECONOMÍA DEL PROCESO: REFORMA FINANCIERA Y APERTURA,
ENDEUDAMIENTO Y CRISIS
Los antecedentes: acumulación con "represión financiera"
En este contexto económico y político, a mediados de los años setenta, la economía
argentina se encontraba en una fase de expansión con un crecimiento relativamente
sólido, aunque con ciertas tensiones y problemas. A pesar de ello, el modelo de
acumulación basado en la industrialización sustitutiva de importaciones había
mostrado cierto éxito, con un ritmo de crecimiento medio del Producto Bruto Interno
(PBI) del 3.5% anual entre 1946 y 1974, alcanzando incluso tasas superiores al 4.5%
entre 1964 y 1974.
Un aspecto destacable de este modelo era que la acumulación económica se
financiaba principalmente con el ahorro interno generado dentro del país. Los
recursos externos absorbidos por Argentina eran mínimos en comparación con otros
países en desarrollo. Durante el período 1961-1975, solo alrededor del 0.3% del PBI
anual se financiaba con recursos del exterior, lo que reflejaba una economía
relativamente cerrada en términos financieros.
En cuanto al comercio exterior, el país experimentó un cambio gradual en su
estructura exportadora. Gracias a las políticas de promoción de exportaciones no
tradicionales, las exportaciones industriales aumentaron significativamente, pasando
de representar solo el 3% del total en 1960 al 24% en 1975. Este cambio en la
estructura de las exportaciones redujo en parte la dependencia de las importaciones y
mitigó problemas históricos de balanza de pagos.
Sin embargo, la situación fiscal del país presentaba tensiones. El Estado tenía un
papel central en la economía, tanto en la generación como en la asignación de
ahorros. La inversión se financiaba, en parte, a través de mecanismos de ahorro
forzoso y transferencias de riqueza financiera entre sectores, como el "impuesto
inflacionario". Además, el Estado regulaba las tasas de interés, el crédito dirigido y
los controles de cambios, creando un régimen conocido como "represión financiera".
Esta situación de "represión financiera" y el manejo populista de las políticas
económicas en el período 1973-1974 generaron tensiones fiscales. El Estado tenía un
papel clave en la orientación de la inversión y generaba rentas políticas que
fortalecían a ciertos sectores, como el movimiento sindical, en torno a la discusión de
la participación laboral en las rentas de la industria protegida.
A medida que avanzaba la década de 1970, estas tensiones y la búsqueda de
alternativas llevaron a la economía argentina a enfrentar nuevos desafíos y cambios
significativos, incluida una reforma financiera y una apertura económica. Estos
acontecimientos, junto con el endeudamiento externo, marcarían un punto de
inflexión en la economía del país y desencadenarían una serie de crisis en los años
posteriores.

Los antecedentes: alta inflación


Contexto político y económico de Argentina en 1975:
En 1975, Argentina estaba gobernada por un gobierno peronista que había sido elegido
en 1973. Sin embargo, este gobierno estaba enfrentando dificultades económicas,
incluyendo una inflación muy alta y un déficit fiscal significativo. El líder político, Juan
Perón, había fallecido en el año anterior, lo que llevó a una lucha por el poder que
generó inestabilidad política.
El "Rodrigazo" y sus consecuencias:
En ese momento, se implementó una medida conocida como el "Rodrigazo", que
buscaba una devaluación significativa de la moneda y un aumento en las tarifas
públicas. Esto tenía como objetivo abordar los desequilibrios en la balanza de pagos
(relación entre importaciones y exportaciones) y en las finanzas del gobierno. Sin
embargo, esta medida se encontró con una fuerte resistencia de los trabajadores, que se
opusieron a las políticas económicas. Como resultado, la inflación se aceleró aún más.
Transformación de la inflación y sus causas:
A partir de este período, la naturaleza de la inflación en Argentina cambió. La inflación
se volvió muy alta y persistente, con tasas anuales superiores al 100% en la mayoría de
los casos. Este tipo de inflación alta durante un período prolongado llevó a la creación
de prácticas y expectativas económicas adaptadas a este entorno.
Indexación y contratos en un contexto de alta inflación:
La economía argentina se adaptó a la alta inflación a través de prácticas como la
indexación. La indexación implica ajustar automáticamente los precios y salarios de
acuerdo con la inflación pasada. Esto se hacía para evitar la necesidad constante de
renegociar contratos en un entorno de inflación en constante aumento. La indexación
se aplicaba a salarios, precios de bienes y servicios, y otros contratos económicos.
Efectos de la indexación en la economía:
La indexación creó una dinámica económica en la que la inflación pasada se
trasladaba al presente, lo que aumentaba la inercia inflacionaria. Además, si los
contratos indexados se ajustaban con frecuencia, esto generaba mayor volatilidad en
los precios, ya que los efectos de cambios abruptos en la economía se transmitían
rápidamente a través de los precios y salarios.
Impacto en la estabilidad económica:
La acumulación de estas prácticas indexadas y las expectativas adaptadas a la alta
inflación resultaron en una mayor inestabilidad económica y una mayor incertidumbre.
A pesar de que la inestabilidad de corto plazo ya era un rasgo característico de la
economía argentina en ese momento, la alta inflación exacerbó estas fluctuaciones y
creó un ambiente económico aún más volátil.

De la apertura financiera a la crisis


1. Cambio político y económico tras el golpe militar en 1976:
En 1976, un golpe militar derrocó al gobierno de Isabel Perón en Argentina, y se inició
un cambio en las políticas económicas y el papel del Estado en la economía. Se
cuestionó el modelo económico caracterizado por un fuerte intervencionismo estatal en
la asignación de recursos y la distribución de ingresos. Los militares consideraron que
este modelo había propiciado condiciones para la subversión política y social desde los
años sesenta.
2. Cambios económicos buscados:
El nuevo enfoque buscaba dar un papel central a los mercados en la asignación de
recursos. Aunque esto se planteaba en el discurso, la implementación no se ajustó
completamente a esta visión. Se pretendía reducir la intervención estatal en la industria
protegida y en la distribución de ingresos a favor de los trabajadores asalariados.
Además, se buscaba desarticular el régimen de represión financiera y abrir la
economía a la competencia internacional.
3. Recomposición del modelo económico:
En lugar de un cambio drástico en el modo de acumulación económica, en 1977 se vio
una reconfiguración de las condiciones previas. Hubo una mejora en el comercio
exterior y en la situación fiscal. La producción agropecuaria aumentó debido a
cambios tecnológicos y organizativos coincidiendo con el inicio del régimen militar, lo
que ayudó a aliviar la escasez de divisas, al menos temporalmente.
4. Reforma financiera y cambios en el sistema financiero:
En 1977, se implementó una reforma financiera que transformó el funcionamiento del
sistema financiero. Se liberalizaron las tasas de interés y se permitió que los bancos
tomaran decisiones de asignación de crédito, que antes recaían principalmente en el
Banco Central. Esto implicó establecer reglas de mercado en el sistema financiero
interno.
5. Política monetaria restrictiva y aumento de tasas de interés:
A medida que la inflación persistía, a mediados de 1977, el Banco Central adoptó una
política monetaria restrictiva, es decir, comenzó a controlar la cantidad de dinero en
circulación. Esto llevó a un aumento significativo y rápido en las tasas de interés, que
ahora eran determinadas por el mercado debido a la reforma financiera. Esto fue una
respuesta a la inflación y una manera de controlarla.
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1. Cambio en la política económica:
En la segunda mitad de 1977, Argentina comenzó a experimentar cambios en su
política económica. Inicialmente, se adoptó una política monetaria restrictiva que
aumentaba el costo del crédito, pero esto amenazaba con afectar la recuperación
económica y no estaba teniendo el efecto deseado en el control de la inflación.
2. Nueva estrategia de estabilización:
En respuesta a esto, en el período entre 1978 y 1981, el gobierno introdujo una nueva
estrategia de estabilización económica. Esta estrategia se basó en la idea de una
"economía abierta" y se centró en el "enfoque monetario del balance de pagos". Esto
significaba que el gobierno utilizaba la tasa de cambio y otras herramientas
financieras para controlar la inflación y estabilizar la economía.
3. Uso de la tasa de cambio y apertura comercial:
Para combatir la inflación, se intentó romper la relación entre los contratos que
estaban indexados (ajustados según la inflación pasada) y la inflación actual. Se
decidió no intervenir directamente en los contratos privados, sino usar la tasa de
cambio como una herramienta para controlar la inflación. Se aceleró la apertura
comercial para aumentar la competencia, especialmente en la industria protegida hasta
entonces.
4. La "tablita" y la igualación de inflaciones:
Se implementó un sistema llamado la "tablita" que establecía tasas de devaluación
decrecientes para que la inflación interna se acercara a la inflación internacional. Se
buscaba que los precios internos en Argentina se igualaran a los precios mundiales
multiplicados por la tasa de cambio.
5. Apertura financiera y tasas de interés:
La apertura económica permitió que los movimientos de capitales fluyeran libremente
hacia y desde el país. Esto hizo que las tasas de interés internas en moneda local se
acercaran a las tasas internacionales.
6. Tasas de devaluación y prima por riesgo:
La tasa de devaluación esperada, que indica cuánto se espera que la moneda local
pierda valor en comparación con otras monedas extranjeras, también influyó en las
tasas de interés internas. Se sumó una prima por riesgo que reflejaba la incertidumbre
económica.
7. Tasas de interés reales negativas:
Debido a la persistente inflación, las tasas de interés reales (descontada la inflación)
fueron inicialmente negativas. Esto incentivó la demanda de crédito, tanto interno
como externo, y contribuyó a la expansión económica. También generó ingreso de
divisas y acumulación de reservas en el Banco Central.
8. Cambio en las condiciones y crisis financiera:
A finales de 1979, la sobrevaluación de la moneda y las tasas de interés más altas
afectaron negativamente a algunos sectores productivos. Hubo una caída en la
actividad económica y se inició una crisis financiera en 1980, que resultó en la quiebra
de bancos y la salida de fondos.
9. Abandono de la "tablita":
La creciente sobrevaluación y las expectativas negativas llevaron al abandono de la
"tablita" en 1981. Hubo devaluaciones significativas y el sistema de estabilización
basado en la tasa de cambio comenzó a colapsar.
10. Fugas de capitales y cambio en la composición financiera:
Las notables fugas de capitales en 1980-1981 llevaron a una situación en la que una
parte importante de la riqueza en Argentina se convirtió en moneda extranjera o
activos en el exterior. Hubo un cambio en la composición de las carteras financieras
hacia activos en moneda extranjera.
11. Desnacionalización de riqueza:
La liberalización financiera permitió que la preferencia por activos en moneda
extranjera, que antes estaba restringida, se realizara en gran medida. Esto resultó en
una importante desnacionalización de la riqueza, ya que los residentes argentinos
comenzaron a tener más activos financieros en el exterior.
12. Fracaso de la estrategia:
El experimento de estabilización con ancla cambiaria y liberalización financiera
fracasó. A pesar de los intentos, la sobrevaluación, las expectativas negativas y otros
factores llevaron a una crisis financiera y a un cambio drástico en la economía
argentina.
13. Impacto en la deuda externa:
La estrategia de endeudamiento externo no se basó en problemas inherentes al modelo
económico de posguerra, sino que se vio afectada por las circunstancias económicas y
financieras del momento. La combinación de estabilización y liberalización financiera
llevó a una redistribución significativa de la riqueza en forma de tenencias de activos
financieros en el exterior.

El ajuste caótico y la herencia económica de la democracia


Durante esta etapa de nuestra historia (1981-1983) en el que la economía de la
dictadura militar se consideraba en su última etapa debido a la fragilidad por la que
estaba atravesando, determinada por varios factores, uno de ellos era la derrota en las
islas del atlántico sur (Malvinas) y la desindustrialización del país al aplicar una
economía abierta a todo tipo de capital extranjero.
Crisis Económica y Debilidad Política del Gobierno Militar:
La crisis económica fue acentuada por la debilidad política del gobierno militar, que se
vio agravada tras la derrota en la Guerra de las Malvinas en 1982. La pérdida en el
conflicto generó un aumento en el descontento y debilitó aún más la capacidad del
gobierno para tomar medidas efectivas.
Políticas Económicas durante el Ajuste Caótico:

Las políticas económicas implementadas durante este período estuvieron influenciadas


por dos elementos principales:
Intentos de reequilibrar la balanza de pagos: La balanza de pagos (diferencia entre
exportaciones e importaciones) se había deteriorado significativamente entre 1978 y
1980. Para corregir esto, se llevaron a cabo devaluaciones monetarias (reducción del
valor de la moneda nacional frente a otras monedas) y se utilizaron mecanismos como
los "seguros de cambio", que eran formas de subsidio al endeudamiento externo
privado.
Reducción del sobreendeudamiento y estatización de la deuda: Se buscaron
mecanismos para reducir la carga de deudas en moneda extranjera de importantes
sectores empresariales. Esto incluyó la estatización de parte de la deuda privada
externa y la "licuación" de la deuda privada interna mediante la fijación de tasas de
interés muy por debajo de la inflación.
Consecuencias sobre las Finanzas Públicas y la Estabilidad:
Estas políticas repercutieron negativamente en las finanzas públicas y en la estabilidad
económica. El Banco Central enfrentó grandes pérdidas debido a los subsidios
otorgados al endeudamiento privado externo y al crédito privado interno.
La combinación de fuertes devaluaciones y shocks tarifarios para reducir el déficit
fiscal generó tensiones en el régimen de alta inflación, llevando a la economía a estar
constantemente al borde de la hiperinflación.
Desequilibrios Externos y Cambio Estructural:
La cuenta corriente (parte de la balanza de pagos que incluye intercambios de bienes y
servicios, transferencias y pagos de intereses) se volvió crónicamente deficitaria debido
a los altos niveles de endeudamiento del país y los crecientes pagos de intereses de la
deuda externa.
A pesar de mejoras en la cuenta comercial (saldo de intercambio de bienes y servicios),
el ajuste externo logrado fue parcial. Esto llevó a un exceso de demanda de divisas y a
la acumulación de atrasos en los pagos al exterior.
Dificultades para Estabilizar el Tipo de Cambio:
Las dificultades para estabilizar el tipo de cambio fueron notorias. Las negociaciones
con los acreedores y las incertidumbres económicas generaron un permanente factor de
inestabilidad.
La economía dolarizada (con una alta preferencia por activos en moneda extranjera)
creó una "brecha" entre el tipo de cambio oficial y el de los mercados marginales. Esta
brecha reflejaba cambios de opinión, rumores y noticias, lo que limitaba la capacidad
de acción del Banco Central.
En resumen, el período de "ajuste caótico" en la economía argentina entre 1981 y 1983
estuvo caracterizado por una crisis económica agravada por la debilidad política del
gobierno militar y la guerra de Malvinas. Las políticas económicas implementadas
para reequilibrar la balanza de pagos y reducir el sobreendeudamiento tuvieron efectos
negativos en las finanzas públicas y la estabilidad económica. Además, las dificultades
para controlar el tipo de cambio y los desequilibrios externos contribuyeron a un
ambiente de incertidumbre y volatilidad.

Las cuentas públicas y el superávit comercial


Además de la transferencia de recursos al exterior por intereses de la deuda, había una
"transferencia interna" donde el sector privado generaba divisas para pagar parte de
la deuda.
El Estado necesitaba recursos para adquirir divisas, ya sea mediante impuestos,
emisión de deuda o creación de dinero, pero cada opción tenía problemas.
La colocación de deuda interna era difícil debido a la incertidumbre y la preferencia
por activos externos, lo que aumentaba las tasas de interés.
La creación de dinero generaba inflación, y la carga tributaria extra tenía dificultades
políticas y de incentivos.
Políticas durante el Ajuste Caótico:
Durante el "ajuste caótico", se usaron diferentes alternativas para abordar estos
desafíos, pero ninguna solución permanente se buscó.
Las políticas variaron en composición y tiempo, pero el debilitamiento del gobierno
militar después de la guerra de Malvinas agravó la situación.
Panorama Económico Inicial de la Transición Democrática:
Datos económicos en el inicio de la transición democrática (1983):
El PBI de 1983 era casi igual al de 1975.
La inversión bruta total era un 25% inferior a la de 1975.
El ahorro nacional descendió dramáticamente de 21 a menos de 11 puntos del
producto.
El déficit fiscal de 1983 fue del 15.6% del PBI, el más alto en registros disponibles.
La inflación mensual promedio en 1983 fue alrededor del 15%, acelerándose hacia el
final del año.
La economía estaba menos monetizada y el déficit fiscal era cuatro veces mayor que la
cantidad de dinero en circulación.
A pesar de un superávit comercial de más de 3,300 millones de dólares, la cuenta
corriente tenía un déficit debido a los intereses de la deuda.
Desafíos Sociales y Expectativas:
Hacia 1983, se sumaron demandas para compensar pérdidas de ingresos y riqueza
durante un período de baja inversión.
A pesar de las dificultades económicas, había un optimismo predominante sobre el
retorno a la democracia.
Se esperaba que el gobierno democrático, con apoyo político y una nueva relación
internacional, abordara los problemas económicos.
Políticas del Gobierno Democrático:
El nuevo gobierno enfrentó una alta inflación (alrededor del 20% mensual) como
principal desafío económico.
Inicialmente, se intentó una política de ingresos gradualista, pero falló en pocos meses.
El gobierno adoptó medidas al estilo del FMI, como devaluaciones, tarifas y restricción
monetaria.
Estas políticas llevaron a una aceleración de la inflación, caída salarial,
desmonetización y contracción económica en 1985.

El principal intento de estabilización del primer


gobierno democrático: el Plan Austral
El programa ortodoxo de fines de 1984 resultó costoso en términos de caída del
producto y conflicto socioeconómico, y fue ineficaz.
El gobierno buscó estabilización a través del Plan Austral, lanzado a mediados de
1985.
El objetivo principal no era ajustar el balance de pagos, sino restaurar equilibrios
internos y capacidad de maniobra en política económica.
Componentes del Plan:
El Plan Austral combinó política de ingresos (control de precios básicos) con medidas
fiscales y monetarias ortodoxas.
Se fijó el tipo de cambio y se congelaron salarios, tarifas y precios industriales para
romper la inercia inflacionaria y coordinar acciones de agentes privados.
Se comprometió a no emitir dinero para financiar el déficit fiscal.
La negociación externa proporcionó modesto apoyo y permitió un nivel de déficit fiscal
compatible con financiamiento externo.
Reacción Inicial y Resultados:
A pesar de oposiciones, hubo expectativas favorables y confianza pública en el plan.
Los depósitos se renovaron, el dólar en mercados marginales cayó y se respetó el
congelamiento de precios.
La inflación bajó, especialmente en precios industriales.
El déficit fiscal disminuyó y la monetización aumentó, permitiendo al Estado una
mayor capacidad en política monetaria.
Impacto Económico:
Aunque se temía que fuera recesivo, el Plan Austral llevó a una recuperación acelerada
de la actividad industrial debido a la mejora del poder adquisitivo de los salarios.
La producción manufacturera creció alrededor del 20% en los siguientes doce meses.
Hubo una incipiente recuperación de la inversión.
En comparación con planes ortodoxos anteriores, el Plan Austral fue más efectivo en
controlar la inflación y evitó costos de pérdida de producto, empleo y
desintermediación financiera.

La persistencia de la inflación
Persistencia de la Inflación:
A pesar de la caída en el ritmo inflacionario gracias al Plan Austral, los precios al
consumidor aún aumentaban a un ritmo promedio de entre 2 y 3% mensual. Estos
aumentos se dieron principalmente en sectores difíciles de controlar, como servicios,
alimentos frescos y otros de "precios flexibles". Aunque eran menores que las tasas
inflacionarias anteriores, esta inflación residual reactivó los mecanismos de
indexación.
Factores de Persistencia:
La persistencia de la inflación se debió a la inercia de prácticas defensivas y normas
desarrolladas durante largos períodos de alta inflación. A pesar de las bajas tasas de
inflación, los contratos financieros seguían siendo a corto plazo y en elevada
proporción. Además, en el mercado laboral se reanudaron rápidamente los reajustes
salariales automáticos indexados a la inflación, a pesar del éxito en congelar los
precios industriales. Esta persistencia explicó en parte la posterior aceleración
inflacionaria.
Deterioro del Contexto Externo:
El contexto externo también debilitó el programa de estabilización. Durante los
primeros cuatro años del gobierno radical, los términos del intercambio de Argentina
con el mundo cayeron cerca del 40%. En 1986, el superávit comercial disminuyó un
55% en comparación con 1985 debido al deterioro de los precios de exportación, las
inundaciones que afectaron la cosecha y el aumento de las importaciones. El déficit
corriente de la cuenta de balanza de pagos en 1987 superó los 4.200 millones de
dólares.
Resumen Numérico:
Inflación residual: Aumento de precios al consumidor entre 2 y 3% mensual.
Términos del intercambio: Caída de cerca del 40% en los primeros cuatro años del
gobierno radical.
Superávit comercial en 1986: 55% inferior al de 1985.
Déficit corriente en 1987: Más de 4.200 millones de dólares.

Presiones Sectoriales y Ajuste Fiscal Fragil:


Durante 1986, el plan de estabilización se vio sometido a intensas presiones por parte
del sector agropecuario pampeano. Este sector demandaba un tipo de cambio más
favorable para sus exportaciones y una reducción en las cargas tributarias. Estas
presiones ejercieron una fuerte influencia sobre el gobierno, que buscaba mantener
cierto nivel de estabilidad política y evitar aislamiento. En respuesta, el gobierno cedió
a algunas de estas demandas, lo que resultó en una desviación del programa
antiinflacionario original.

A pesar de los avances logrados en la reducción del déficit fiscal, el ajuste fiscal se
basó en medidas de emergencia y no se implementaron reformas tributarias más
profundas. El déficit fiscal disminuyó de 11.9% del PBI en 1984 a 4.7% en 1986, pero
gran parte de esta reducción fue gracias a mecanismos temporales y "ahorros
obligatorios", lo que dejó el ajuste fiscal en una posición frágil y poco sostenible en el
largo plazo.

Fragilidad de la Política Monetaria:


La política monetaria también se debilitó a lo largo de 1986. El Banco Central
expandió los redescuentos concedidos al sector privado, inicialmente debido a la
pérdida de depósitos indexados por la baja de tasas inflacionarias y más tarde para
financiar economías regionales y exportaciones industriales. Además, los bancos
oficiales de provincias incumplieron las normas de encaje del Banco Central al
financiar desequilibrios presupuestarios de gobiernos locales. Resolver esta situación
se volvía políticamente complicado, ya que involucraba conflictos con gobiernos
provinciales, algunos de los cuales tenían influencia en el Senado.

Flexibilización de la Política de Ingresos:


La política de ingresos también enfrentó presiones. Desde marzo de 1986, se flexibilizó
el congelamiento de precios para corregir desequilibrios relativos. Se intentó mejorar
las tarifas, los precios públicos y el tipo de cambio. También se establecieron esquemas
de corrección de precios industriales y salarios trimestrales basados en la inflación
"esperada", no en la pasada. Esto permitió que los precios relativos se ajustaran en
función de las expectativas inflacionarias. Sin embargo, esta flexibilización contribuyó
a un aumento de la inflación y a la aparición de un mercado cambiario paralelo, donde
el dólar se negociaba a un valor diferente al oficial.

Deterioro de la Estabilización:
Estas presiones y desviaciones del plan original llevaron a un deterioro progresivo de
la estabilización. La inflación comenzó a aumentar nuevamente, ya que las expectativas
de congelamiento condujeron a ajustes preventivos de precios. Además, las políticas de
ingresos se volvieron menos efectivas debido a la dolarización creciente de la economía
y las actividades de lobby para evitar cambios tributarios desfavorables. Los márgenes
de maniobra para la política de estabilización se redujeron, y el gobierno luchó por
mantener el control de la inflación en condiciones cada vez más desfavorables.

Las presiones crecientes sobre el plan de estabilización


Contexto Inicial (1986):
El plan de estabilización estaba funcionando relativamente bien.
Hubo presiones del sector agropecuario para un tipo de cambio más favorable y menos
impuestos.
El gobierno enfrentaba aislamiento político y falta de apoyo interno en su propio
partido.
Se empezó a negociar con los sectores presionantes, lo que a menudo significó
abandonar partes del plan de estabilización.
Concesiones a los Sectores:
El gobierno cedió a las presiones y realizó concesiones que excedían el programa
original.
Intentaba manejar la situación confiando en su capacidad, asumiendo que podía
absorber estas concesiones.
Ajuste Fiscal y Fragilidad:
Hubo un significativo ajuste fiscal desde 1984 a 1986 (reducción del déficit).
Se utilizaron medidas de emergencia en el ajuste fiscal, en lugar de soluciones
permanentes.
Falta de mejor control sobre la evasión fiscal.
Bloqueo Político y Oposición:
Intentos de reforma tributaria bloqueados por la oposición del peronismo.
Incluso el sector "renovador" del peronismo se oponía a la política de estabilización.
Política Monetaria y Bancos Provinciales:
Se flexibilizó la política monetaria, expandiendo los préstamos del Banco Central al
sector privado.
Bancos provinciales contribuyeron a desequilibrios presupuestarios de gobiernos
locales.
Dificultades en las Políticas de Ingresos:
Se flexibilizó el congelamiento de precios para corregir desequilibrios de precios
relativos.
Intentos de mejorar tarifas, precios públicos y tipo de cambio, junto con correcciones
trimestrales.
Desafíos en la Segunda Mitad de 1986:
Inflación acelerándose y brecha creciente entre el dólar oficial y el mercado paralelo.
El plan de estabilización comenzó a erosionarse, con agentes económicos anticipando
congelamientos y resistiendo medidas.
Deterioro Progresivo y Recuperación Fallida:
A lo largo de la administración radical, el gobierno intentó recuperar el control de la
inflación varias veces.
Las expectativas de congelamiento y resistencia a medidas dañaron los esfuerzos de
estabilización.
Se dolarizó más la economía, limitando el efecto positivo de la monetización posterior
a los shocks.

Emergencia económica y reformas estructurales


Dilema del Gobierno Radical (Mediados de 1986):
El gobierno enfrentó una creciente debilidad en su programa antiinflacionario.
Se enfrentaba a la elección entre profundizar la estabilización a costa de mayor
aislamiento político o buscar alianzas para recuperar apoyo.
Opciones Políticas:
Profundizar la estabilización a pesar de aislamiento político.
Alianzas con distintos sectores a cambio de concesiones para mantener apoyo.
Dificultades en la formación de una coalición estable y reformista.
Obstáculos para la Coalición Reformista:¿
Tendencia hegemónica en ciertos sectores del gobierno dificultó acuerdos con la
oposición.
Obstáculos dentro del peronismo y su doble discurso bloquearon una coalición
reformista.
Polarización en los dos grandes partidos dificultaba la colaboración en torno a una
estrategia reformista y estabilizadora.
Resistencia a la Reforma Económica:
Temas de reforma económica, como reestructuración estatal, apertura comercial y
desregulación, no fueron aceptados fácilmente.
Proyectos de privatización de empresas públicas enfrentaron fuerte oposición en el
parlamento, especialmente por parte del peronismo.
Falta de Discurso Reformista:
Ausencia de un discurso progresista o popular en torno a la reforma estatal y otros
temas económicos.
Falta de una concepción clara sobre cómo llevar a cabo reformas.
Influencia de la Ideología Liberal-Conservadora:
La falta de una visión reformista propia permitió que una versión simplista de la
ideología liberal-conservadora ganara terreno.
Radicalismo y posteriormente el gobierno de Menem adoptaron una perspectiva
privatista y antiestatista.
Cambios en el Escenario Político (Septiembre de 1987):
El gobierno sufrió una derrota en elecciones legislativas y provinciales tras la rebelión
militar "carapintada" de Semana Santa.
La derrota impactó la legitimidad y capacidad política del gobierno para enfrentar la
crisis.
La elección tuvo un tono plebiscitario que afectó la percepción de legitimidad del
gobierno.

Hacia la hiperinflación
Contexto Político y Económico (Segundo Trimestre de 1988):
Se inició el proceso de selección de candidatos para las elecciones presidenciales de
1989, con competencia política intensa.
El gobierno radical intentó lanzar el Plan Primavera como última estrategia de
estabilización.
Características del Plan Primavera (Agosto de 1988):
Se basó en un acuerdo desindexatorio con empresas líderes.
Anuncios sobre evolución futura de precios públicos.
Intento de mejorar recaudación fiscal a través de nuevo esquema cambiario con
mercado libre y controlado.
Debilidades y Concesiones del Plan
Fragilidad del plan debido a concesiones a grupos de presión para ganar apoyo
político.
La estrategia cambiaria generó resistencia y confusión, especialmente del sector
agropecuario.
Dificultades Externas y Cambio de Escenario (Principios de 1989):
Moratoria de facto con bancos acreedores desde 1988.
Relaciones tensas con FMI y gobierno estadounidense.
Carlos Menem, principal candidato peronista, anunció planes drásticos que generaron
incertidumbre sobre el futuro manejo económico.
Retiro del Banco Central del Mercado (Febrero de 1989):
Ante la falta de reservas, el Banco Central se retiró del mercado libre de divisas.
Se estableció un nuevo régimen cambiario, y el dólar libre comenzó a aumentar.
Efectos Especulativos y Hiperinflación (Marzo - Junio de 1989):
La subida del dólar libre provocó una burbuja especulativa y aumento de precios.
Comenzó la primera hiperinflación: inflación minorista 9.6% en febrero, 17% en
marzo, 33.4% en abril, 78.4% en mayo, y 114.5% en junio.
Tensión Política y Elecciones Presidenciales (Mayo de 1989):
Carlos Menem ganó las elecciones presidenciales en medio de la hiperinflación.
Tensiones Sociales y Renuncia de Alfonsín (Junio de 1989):
Saqueos en barrios populares debido a la crisis económica.
El presidente Alfonsín no pudo controlar la situación y renunció antes de finalizar su
mandato.
La tensión social, la hiperinflación y la crisis económica envolvieron al país en un
clima de descontrol.
Conclusión de la Transición Democrática:
A pesar del logro de una transición democrática con elecciones, la crisis económica y
social desdibujó este logro en la percepción pública.

El "otro" Carlos Menem


Giro Político de Menem (Inicios de su Gobierno):
Carlos Menem, una vez en el poder, abandonó la prédica populista y adoptó la
"economía popular de mercado".
Esto implicó exaltar ideas contrarias a la ideología tradicional del peronismo, como el
fin del intervencionismo estatal, privatizaciones, ajuste fiscal, y apertura económica.
Cambio Motivado por la Hiperinflación y Emergencia:
La coyuntura hiperinflacionaria generó condiciones inviables para la política
populista.
La necesidad de abordar la emergencia y la crisis incentivó el cambio de enfoque de
Menem hacia políticas de mercado.
Formación de una Poderosa Coalición y Anuncio del Plan BB:
Menem convocó una fuerte coalición en torno a su presidencia.
Se anunció el Plan BB, implementado por el ministro de Economía Ángel Roig a partir
del 9 de julio de 1989.
Se enfatizó la importancia de reformas estructurales, especialmente la privatización de
empresas públicas, descentralización y desregulación económica.
Leyes Clave y Reformas Pro Mercado:
Dos leyes esenciales: Emergencia Económica y Reforma del Estado.
La Ley de Emergencia permitió ajuste fiscal a corto plazo y autorización para
suspender beneficios de promoción industrial y "compre nacional".
La Ley de Reforma del Estado reguló la transferencia de activos públicos al sector
privado, igualando tratamiento para inversión nacional y extranjera.
Programa de Estabilización Inicial:
Incluyó devaluación del dólar comercial, fijación del tipo de cambio, ajustes tarifarios
y pautas para convenciones colectivas de trabajo.
Se negoció acuerdo de precios con empresas líderes para "anclar" tipo de cambio y
tarifas públicas.
Se observaron breves resultados similares al Plan Austral: baja de inflación, mejora
fiscal, inflación residual, apreciación del cambio y brecha creciente entre tipos de
cambio.
Inestabilidad y Segunda Hiperinflación:
Inestabilidades internas y conflictos en el gobierno ampliaron la brecha cambiaria y
afectaron el programa.
Se anunció una reformulación del plan en diciembre de 1989, con reminiscencias del
"Rodrigazo".
Tras el anuncio, la brecha cambiaria aumentó a más del 40% respecto al dólar oficial,
y tasas de interés alcanzaron niveles elevados.
Esto desató la segunda hiperinflación, que se prolongó hasta marzo de 1990.
Revolución cambiaria y la segunda hiperinflación
Revolución Cambiaria y Segunda Hiperinflación: En un intento de reajuste económico,
el gobierno de Menem anunció medidas que buscaron controlar la inflación y
estabilizar la economía. Sin embargo, estas medidas no lograron el efecto deseado y la
economía continuó deteriorándose.
Nuevo Ministro de Economía y Cambios Radicales: Antonio Ermán González fue
nombrado como nuevo ministro de Economía. Anunció la eliminación del control de
cambios y la libre flotación del tipo de cambio. También suprimió todo control de
precios. Estas medidas marcaron un cambio radical en la política económica del
gobierno de Menem.
Orientación hacia la Desregulación y Privatizaciones: El gobierno de Menem se
orientó hacia la desregulación económica, la apertura comercial y la reforma de la
economía pública a través de privatizaciones de empresas estatales. Estos lineamientos
coincidieron con las recomendaciones del Consenso de Washington, que promovía
políticas de mercado y apertura económica.
Alineamiento con Potencias Occidentales: El gobierno de Menem también buscó un
alineamiento más estrecho con las principales potencias occidentales, especialmente
Estados Unidos. Esto se reflejó en decisiones como la participación de fuerzas
argentinas en la guerra del Golfo y el distanciamiento del Movimiento de Países No
Alineados.

Plan Bonex y Medidas de Ajuste: Frente a la crisis económica, el gobierno implementó


el Plan Bonex en enero de 1990. Este plan implicó la conversión de depósitos a plazo
fijo en títulos de deuda externa a diez años. Además, se realizaron ajustes en las tarifas
públicas, lo que generó un aumento significativo de los precios y contribuyó a la
aceleración inflacionaria.
Restricción Monetaria y Respuesta del Gobierno: Ante la pérdida de depósitos en los
bancos, el gobierno impuso una fuerte restricción monetaria. Los bancos fueron
presionados para encuadrar sus cuentas dentro de las regulaciones establecidas por el
Banco Central. Esta medida generó un exceso de oferta en el mercado cambiario y
permitió al Banco Central contener la burbuja cambiaria.
Victoria del Gobierno y Nuevas Medidas Fiscales: La contención de la burbuja
cambiaria se consideró una victoria del gobierno. A pesar de esto, la inflación residual
continuó siendo alta. El gobierno anunció un nuevo conjunto de medidas fiscales de
emergencia, que incluyeron la postergación de pagos y suspensiones de trámites en
áreas como contrataciones y licitaciones.
Apoyo Empresarial y Político: Estas acciones del gobierno lograron reunir apoyo de
sectores empresariales y políticos de orientación liberal-conservadora. Esto reforzó la
coalición gobernante y proporcionó cierta estabilidad política en medio de la crisis
económica.
El consenso poshinflacionario
en Argentina y la implementación de políticas económicas drásticas, se creó un
ambiente en el que ciertas políticas y enfoques que anteriormente habrían sido
cuestionados pasaron a ser valorados positivamente por la sociedad. Esto condujo a
una especie de consenso poshiperinflacionario en torno a la dirección que el país
debería tomar para superar la crisis. Aquí están los puntos clave explicados en detalle:

Contexto de crisis y cambio de prioridades:

Después de la hiperinflación y los trastornos económicos anteriores, la sociedad estaba


en busca de soluciones para salir del prolongado período de crisis y estancamiento
económico.
La experiencia de la hiperinflación generó un cambio en las prioridades de la
sociedad, donde el control de la inflación se convirtió en una preocupación central y
prioritaria.
Valoración de las privatizaciones y el recorte del gasto estatal:
A pesar de las controversias y posibles problemas asociados, se comenzó a otorgar una
valoración inusualmente positiva a las políticas de privatización de empresas estatales
y al recorte del gasto público.
Las privatizaciones eran vistas como un camino para mejorar la eficiencia en la
gestión de empresas y para generar ingresos fiscales a través de la venta de activos
estatales.
El recorte del gasto estatal, aunque afectó a diferentes sectores, se consideraba
necesario para reducir el déficit fiscal y mejorar la situación financiera del gobierno.
Cambio en la percepción de políticas y métodos:
Políticas y métodos que habrían sido cuestionados en otro contexto comenzaron a ser
vistos de manera más positiva debido a la necesidad de encontrar soluciones efectivas
para la crisis económica.
Aunque se reconocieron "imperfecciones" o "desprolijidades" en los procesos, la
prioridad de superar la crisis llevó a la sociedad a centrarse en los resultados y en
cómo estas medidas podrían ayudar a estabilizar la economía.
Culto al pragmatismo y liderazgo de Menem:
El miedo a la repetición de situaciones caóticas y el deseo de encontrar soluciones
efectivas llevaron a la sociedad a adoptar una mentalidad pragmática, en la que se
valoraban los enfoques que funcionaran en la práctica.
El presidente Carlos Menem mostró habilidad para comprender y capitalizar este
cambio de actitud en la sociedad.
Su capacidad para adaptarse a estas percepciones cambiantes y para tomar la
iniciativa en la implementación de políticas que respondieran a las nuevas prioridades
lo ayudó a recuperar popularidad y espacio político.

El rápido período de apreciación cambiaria


Contención de la burbuja cambiaria y tasas de inflación:
Después de la segunda hiperinflación, las tasas de inflación comenzaron a oscilar entre
10 y 15% al mes.
A pesar de estas tasas de inflación, la paridad nominal del tipo de cambio
prácticamente no se alteró durante todo el año.
Esta estabilidad nominal del tipo de cambio resultó en una fuerte declinación del tipo
de cambio real, aunque desde los niveles muy altos de la hiperinflación.
Deterioro fiscal y corrida cambiaria en 1991:
La apreciación del tipo de cambio real y el deterioro de las cuentas fiscales hacia fin de
año condujeron a una nueva corrida contra el peso en el inicio de 1991.
Esta corrida llevó a la renuncia del ministro de Economía, Antonio Erman González.
Cambio en el liderazgo y medidas anunciadas:
Domingo Cavallo reemplazó a González como ministro de Economía.
Cavallo anunció un conjunto de medidas enfocadas en mejorar las cuentas públicas y
aumentar la apertura económica mediante una importante rebaja arancelaria.
Contención de la burbuja cambiaria y plan de convertibilidad:
La intervención del nuevo ministro, Domingo Cavallo, logró contener la burbuja
cambiaria que amenazaba con desencadenar una tercera hiperinflación.
Posteriormente, se estableció por ley la libre convertibilidad de la moneda nacional en
relación al dólar. Esto significa que los ciudadanos podían cambiar sus pesos
argentinos por dólares y viceversa a una tasa fija y sin restricciones.
Plan de convertibilidad:
El establecimiento de la libre convertibilidad dio inicio formal a un nuevo plan de
estabilización de precios conocido como el plan de convertibilidad.
El objetivo principal del plan de convertibilidad era mantener una paridad fija entre el
peso argentino y el dólar estadounidense, lo que implicaba un anclaje de los precios y
una disciplina fiscal y monetaria estricta.

La convertibilidad, los dos ciclos de los años noventa y el


nuevo endeudamiento
Reforma económica pro mercado y liberalización:
Durante la década de 1990, Argentina experimentó una serie de reformas económicas
radicales que se alinearon con el enfoque de libre mercado.
Estas reformas se desarrollaron en paralelo con el programa de estabilización de
precios basado en la fijación del tipo de cambio y la adopción de la convertibilidad.
Objetivos del programa de estabilización y reformas:
El programa tenía como objetivo principal superar la inestabilidad macroeconómica en
Argentina.
Se asumió que la política monetaria debía ser abandonada y que las restricciones
fiscales debían ser fuertes para lograr la estabilidad económica.
El programa promovía la apertura completa a los flujos internacionales de comercio y
capital, confiando en que los mecanismos del mercado y este cambio de enfoque
mejorarían la eficiencia económica y el crecimiento.
Ley de Convertibilidad y su contenido:
La Ley de Convertibilidad, promulgada en marzo de 1991, estableció la relación fija
entre el Austral (moneda argentina en ese momento) y el Dólar estadounidense.
Según esta ley, se fijó una relación de DIEZ MIL AUSTRALES por cada DÓLAR a
partir del 1 de abril de 1991.
El Banco Central de la República Argentina sería responsable de vender divisas según
esta relación y retirar de circulación los Australes recibidos en cambio.
Reservas de divisas y control de base monetaria:
La ley estableció que las reservas de divisas de libre disponibilidad del Banco Central
debían ser equivalentes al menos al cien por ciento (100%) de la base monetaria.
Prohibición de actualización monetaria y indexación:
La ley prohibió cualquier forma de actualización monetaria, indexación por precios o
variación de costos en las obligaciones de pago en Australes a partir del 1 de abril de
1991.
Esta disposición buscaba eliminar los mecanismos que podrían impulsar la inflación y
la devaluación de la moneda.
Derogación de normas indexatorias:
La ley derogó todas las normas legales o reglamentarias que establecían o autorizaban
la indexación por precios, actualización monetaria, variación de costos u otras formas
de repotenciación de deudas, impuestos, precios o tarifas a partir del 1 de abril de
1991.
Ausencia de debate y sensibilidad a factores externos:
A pesar de las implicaciones significativas de este programa, hubo poco debate sobre
los riesgos involucrados.
El programa limitaba el margen para políticas contracíclicas y hacía que la economía
fuera altamente sensible a cambios en el contexto externo y a los flujos de capital.

Tipo de cambio como ancla del sistema de precios y régimen de caja de conversión:
El plan de estabilización se basó en fijar una paridad entre la moneda local (en este
caso, el Austral) y el dólar estadounidense.
Esta paridad fue establecida por ley a partir del 1 de abril de 1991.
El Banco Central se comprometió a mantener reservas en divisas que respaldaran la
base monetaria de forma plena. Esto implicaba que cada unidad monetaria emitida
tendría su contrapartida en reservas en dólares.
Reformas en el ámbito económico:
Apertura comercial y financiera: Se redujeron significativamente las barreras
comerciales y se promovió la entrada y salida de capitales sin restricciones,
permitiendo la inversión extranjera directa.
Privatizaciones: Se llevaron a cabo masivas privatizaciones de empresas públicas y se
concedieron servicios previamente estatales a la gestión privada. Sectores clave como
telecomunicaciones, electricidad, petróleo, entre otros, fueron privatizados.
Desregulación: Se adoptaron medidas para eliminar regulaciones gubernamentales en
los mercados internos de bienes y servicios, así como en los mercados financieros. Esto
buscaba fomentar la competencia y la eficiencia en la economía.
Autonomía del Banco Central:

La Carta Orgánica del Banco Central fue reformada para otorgarle mayor autonomía
en su funcionamiento y toma de decisiones. Esto buscaba garantizar la independencia
de la entidad en la implementación de políticas monetarias y cambiarias.
Reforma del sistema previsional:
En 1994, el sistema previsional, que previamente era un híbrido de reparto y
capitalización, fue modificado.
Se introdujo un sistema privado de capitalización, en el cual los trabajadores aportan a
cuentas personales de inversión para financiar sus futuras jubilaciones.
Además, se mantuvo un sistema público para los trabajadores ya retirados y aquellos
que optaran por permanecer en él.
Integración regional en el Mercosur:
A partir de 1995, se profundizó la integración económica y comercial entre los países
del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay).
Se estableció un esquema arancelario común entre estos países, lo que permitió la libre
circulación de bienes y servicios entre ellos con aranceles nulos o muy bajos.
Excepciones temporarias se aplicaron en ciertos casos especiales.

El contexto externo en los tempranos noventa


Bajas tasas de interés internacionales: Desde 1989 en adelante, las tasas de interés
internacionales experimentaron una significativa disminución. Por ejemplo, la tasa
Libor a 180 días bajó de alrededor del 10% anual a comienzos de 1989 a
aproximadamente el 3.4% a principios de 1993. Esta caída de los rendimientos
financieros alentó flujos de capitales hacia mercados emergentes como América Latina.
Acceso a fondos en mercados privados: La reducción de las tasas de interés también
permitió a los países de América Latina, incluida Argentina, acceder a fondos en los
mercados privados. En la década de los ochenta, muchos de estos países habían tenido
restricciones en los mercados de crédito, pero con tasas más bajas y condiciones más
favorables, pudieron acceder a financiamiento externo.
Impacto de la Modificación de Precios Relativos:
Apreciación cambiaria: Antes de la implementación del plan de estabilización en 1991,
hubo una drástica apreciación del tipo de cambio en Argentina durante los doce meses
previos. Esto significa que el Peso argentino se valorizó en relación con otras monedas
extranjeras, como el Dólar. Esta apreciación cambió los precios relativos de los bienes
y servicios en la economía.
Nuevos precios relativos: La apreciación cambiaria provocó un cambio en los precios
relativos de la economía argentina. También resultó en una elevación de los salarios en
dólares en comparación con períodos anteriores. Este nuevo conjunto de precios
relativos se mantendría durante casi una década, con cambios menores y de segundo
orden.

Dolarización de las Relaciones Financieras Internas:


Desregulación financiera y transacciones en cualquier moneda: Una de las medidas de
la desregulación financiera fue permitir transacciones internas en cualquier moneda,
no solo en la moneda local (Peso). Esto sentó las bases para la dolarización progresiva
de las relaciones financieras internas en Argentina.
Dolarización del sistema financiero: Con el tiempo, esta medida llevó a una mayor
adopción del dólar en el sistema financiero. A fines de 2001, cerca del 75% de los
depósitos privados en bancos locales y alrededor del 80% del crédito estaban
denominados en dólares. Esto significa que gran parte de la actividad financiera se
estaba realizando en dólares en lugar de la moneda local.

Baja inflación y crecimiento durante la convertibilidad


Eficacia Antiinflacionaria: El plan de convertibilidad logró una notable reducción en
la inflación. Entre marzo de 1990 y el mismo mes de 1991, la tasa mensual promedio de
inflación había sido del 12%. Sin embargo, después de implementarse el plan, la
desaceleración de los precios fue inmediata.
Impacto en Precios Transables: El tipo de cambio fijo tuvo un efecto pleno en los
precios de bienes comercializables internacionalmente (transables). Esto llevó a una
disminución de la inflación mayorista a alrededor del 1% mensual, acumulando una
variación de alrededor del 12.5% desde el inicio del plan hasta diciembre de 1994.
Diferencia en Índices de Precios: A pesar de la disminución de la inflación mayorista,
el índice de precios al consumidor (IPC) aumentó en un 58.5% durante el mismo
período. Esto se debe a que el IPC incluye una mayor proporción de bienes y servicios
no comercializables internacionalmente, lo que refleja el cambio de precios relativos
que ocurrió en ese momento.
Convergencia de Tasas de Inflación: La divergencia entre la inflación mayorista y la
inflación al consumidor desapareció hacia fines de 1994. A partir de entonces y hasta
la crisis económica de diciembre de 2001, las tasas de inflación se mantuvieron cerca
de cero o incluso con variaciones negativas, resultando en pequeñas y negativas
variaciones acumuladas en los índices de precios.
Cambio en Tipo de Cambio Real: El tipo de cambio real experimentó una fuerte
disminución en 1990 antes de la implementación del plan de estabilización. Después
del lanzamiento del plan, la depreciación del tipo de cambio real fue menor en
comparación. Luego siguió una fase de estabilidad en la que las variaciones de la
paridad real fueron pequeñas hasta la quiebra del régimen monetario en 2001.
Comportamiento de los Salarios: La industria manufacturera también experimentó
cambios en los salarios. Los salarios medidos en dólares aumentaron drásticamente
antes del inicio del plan, pero después se mantuvieron relativamente estables en
términos de variación porcentual.
Salarios Reales: El salario real medido en relación con el IPC, que considera los
cambios de precios relativos, tuvo un comportamiento diferente. Debido a la
apreciación cambiaria y al aumento de precios en bienes no transables medidos en
dólares, el salario real en términos de una canasta interna de bienes apenas subió al
inicio del plan y luego se mantuvo en un nivel inferior en comparación con el período
anterior.
Expansión Económica: A pesar de la baja inflación, hubo un rápido crecimiento
económico en los primeros años de la década de 1990. Entre 1990 y 1994, el Producto
Interno Bruto (PIB) aumentó a un ritmo anualizado de alrededor del 8%. Esto
contrastó fuertemente con la inestabilidad y el estancamiento anteriores.
Éxito y Popularidad: El éxito en la reducción de la inflación y el crecimiento
económico fueron presentados como logros significativos por el gobierno que
implementó la política de estabilización y reformas. Estos éxitos contribuyeron a
consolidar el programa y a mantener una valoración positiva en la opinión pública.

Apreciación y desempleo
Crecimiento económico y aumento del desempleo: A pesar de un crecimiento
económico rápido durante los años noventa, las tasas de desempleo comenzaron a
aumentar. Esto resulta sorprendente ya que el crecimiento suele asociarse con la
creación de empleo.
Efectos corrosivos de la apreciación cambiaria: Uno de los principales factores detrás
de este fenómeno fue la fuerte apreciación del tipo de cambio en los años noventa. Esta
apreciación afectó significativamente la competitividad de la industria manufacturera.
Declinación de la relación entre ocupados y población total: A partir de 1992, hubo
una disminución en la relación entre las personas ocupadas a tiempo completo y la
población total. Esto indicó un cambio en la dinámica del empleo.
Pérdida de puestos de trabajo en la industria manufacturera: La industria
manufacturera fue particularmente afectada. Enfrentó una doble presión debido a la
apertura comercial y al "dólar barato". Muchas empresas no pudieron adaptarse a este
nuevo entorno y cerraron.
Inversiones en maquinarias y tecnología: Para sobrevivir, algunas empresas optaron
por invertir en maquinaria y tecnología importada que redujera la necesidad de mano
de obra. Esto condujo a una disminución de los puestos de trabajo en el sector.
Impacto en los trabajadores: Los puestos de trabajo perdidos en la industria
manufacturera afectaron principalmente a los trabajadores hombres y jefes de hogar.
Esto tuvo un impacto en la estabilidad de los hogares y en la calidad de vida de estos
trabajadores.
Falta de compensación en otros sectores: Aunque algunas firmas buscaron adaptarse,
la creación de nuevos puestos de trabajo en otros sectores no compensó la pérdida en
la industria manufacturera. Esto contribuyó al aumento del desempleo.
Indicadores de utilización de la mano de obra: Los indicadores que miden la utilización
de la mano de obra ya mostraban señales de empeoramiento incluso antes de la
recesión de mitad de la década. Esto señalaba un problema estructural en el mercado
laboral.
Acentuación del problema: A medida que avanzaba la década, el empeoramiento de la
situación laboral se acentuó, lo que se reflejó en un aumento más dramático del
desempleo.

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