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EXTRAHEPATICO
Anatomía
Vesícula biliar:
Saco en forma de pera de 7-10 cm de largo y
capacidad promedio de 30-50 ml (hasta 300 ml).
Se encuentra en una fosa en la superficie
inferior del hígado. Con 4 áreas anatómicas:
1. Fondo: Contiene la mayor parte de musculo
liso.
2. Cuerpo: Área principal de almacenamiento
(contiene casi todo el tejido elástico).
3. Infundíbulo o bolsa de Hartmann
4. Cuello: En forma de embudo, conecta con
el conducto cístico y se extiende hacia la
porción libre del ligamento hepatoduodenal
Recubierta por epitelio cilíndrico alto y único,
apoyado por una lámina propia. La capa
muscular tiene fibras circulares y oblicuas. La
subserosa perimuscular contiene tejido
conjuntivo, nervios, vasos y adipocitos. La
recubre la serosa. Difiere del resto del tubo
digestivo porque carece de muscular de la
mucosa y submucosa.
La arteria cística es rama de la arteria hepática derecha (>90%), su trayecto casi siempre se localiza en el
triángulo hepatocistico (borde inferior del hígado, conducto cístico y conducto hepático común) o compone el
triángulo de Calot (conducto cístico, conducto hepático común y arteria cística). En el cuello se divide en
ramas anterior y posterior.
El retorno venoso se lleva a cabo a través de venas pequeñas que penetran directamente en el hígado
(conductos de Luschka) y rara vez en una vena cística grande. Los vasos linfáticos drenan en ganglios del
cuello (ganglio de Lund, ganglio de Mascagni o ganglio cístico). Su inervación proviene del vago y ramas
simpáticas a través del plexo celiaco. El nivel simpático preganglionar es T8 y T9.
Bilis:
Formación 500-1 000 ml diariamente
Composición Agua
Electrólitos (sodio, potasio, calcio y cloro)
Sales biliares: Colato y quenodesoxicolato, se sintetizan en el hígado a partir de
colesterol. Ahí se conjugan y actúan como ácidos biliares. Son excretadas por los
hepatocitos a la bilis, ayudando en la digestión y absorción intestinal de grasas.
Intestinalmente se absorbe 80% de los ácidos biliares conjugados en íleon terminal,
el resto lo desconjugan bacterias intestinales y forman ácidos biliares secundarios
(desoxicolato y litocolato), los cuales se absorben en colon, transportan a hígado, se
conjugan y secretan a la bilis.
Proteínas
Lípidos: Colesterol y fosfolípidos sintetizados en hígado.
Pigmentos biliares: El color se debe al pigmento diglucurónido de bilirrubina
(producto del catabolismo de la hemoglobina). En el intestino las bacterias lo
convierten en urobilinógeno. Una fracción pequeña se absorbe y secreta a la bilis.
Circulación 95% de los ácidos biliares se reabsorben en el intestino y regresan al hígado a través
enterohepátic del sistema venoso portal.
a 5% Se excretan en heces.
Secreción Estímulos neurógenos, humorales y químicos
Las glándulas mucosas en el infundíbulo y cuello secretan glucoproteínas mucosas que protegen la mucosa
de la acción lítica de la bilis. El transporte de ion hidrógeno por el epitelio da lugar a disminución del pH de la
bilis, promoviendo la solubilidad del calcio y evitando su precipitación como sales de calcio.
CCK
Ese libera al torrente sanguíneo por ácidos, grasas y aminoácidos en el duodeno.
Actúa en receptores del músculo liso de la vesícula biliar y estimula su contracción.
Relaja el colédoco terminal, el esfínter de Oddi y el duodeno.
Estudios diagnósticos:
Pruebas BH y PFH
sanguíneas Cuenta de leucocitos elevada puede indicar o aumentar la sospecha de
colecistitis. Cuando se acompaña de incremento en bilirrubina, fosfatasa
alcalina y aminotransferasa, sospechar colangitis.
La colestasis (obstrucción del flujo de bilis) se caracteriza por aumento de la
bilirrubina conjugada y fosfatasa alcalina. Las aminotransferasas pueden ser
normales o estar elevadas.
En cólico biliar o colecistitis crónica, las pruebas sanguíneas son generalmente
normales.
US Estudio inicial en cualquier paciente con sospecha de enfermedad del árbol biliar.
Delinea cálculos en la vesícula biliar (sensibilidad y especificidad > 90%).
Cálculos: Densos y reflejan las ondas de ecografía al transductor ultrasónico.
Bloquean el paso de ondas sonoras a la región detrás de ellas (sombra
acústica) y se mueven con los cambios de posición. Algunos forman una capa
en la vesícula biliar; otros sedimento o lodo.
Colecistitis: Pared engrosada de la vesícula biliar e hipersensibilidad local.
El paciente tiene colecistitis aguda si se observa una capa de edema dentro de
la pared vesicular o entre la vesícula e hígado, acompañada de sensibilidad
local. Cuando un cálculo obstruye el cuello de la vesícula biliar, puede tornarse
grande, pero con pared delgada.
Colecistitis crónica: Vesícula biliar contraída y de pared gruesa.
Obstrucción extrahepática: Dilatación de los conductos en un sujeto con
ictericia.
Colecistografia oral Consiste en la administración oral de un compuesto radiopaco que se absorbe, se
excreta por el hígado y pasa a la vesícula biliar.
Gammagrafía biliar Se inyectan vía IV derivados del ácido dimetiliminodiacético (HIDA) marcados
con radionúclidos con 99 tecnecio, que se eliminan por células de Kupffer en el hígado y se
excretan por la bilis.
El principal uso es el diagnóstico de colecistitis aguda, en la que no se observa
la imagen de la vesícula biliar y se llenan con rapidez colédoco y duodeno.
El llenado de la vesícula biliar y el colédoco, con ausencia o retraso del llenado
del duodeno, indica obstrucción de la ampolla.
Es posible confirmar y localizar fugas biliares.
TC La principal aplicación es definir el curso y estado del árbol biliar extrahepático y
estructuras adyacentes.
Estudio de elección en la valoración de sujetos con sospecha de una afección
maligna de la vesícula biliar, sistema biliar extrahepático u órganos cercanos
(cabeza del páncreas). Parte integral del diagnóstico diferencial de ictericia
obstructiva.
Colangiografía Bajo guía fluoroscópica con aguja pequeña, se aborda de manera percutánea
transhepatica un conducto biliar intrahepático y por medio de un catéter es posible realizar
percutánea una colangiografía e intervenciones terapéuticas.
Útil en enfermos con estenosis y tumores de conductos biliares.
RM Proporciona detalles anatómicos del hígado, la vesícula biliar y el páncreas,
similares a los que se obtienen mediante una CT.
Sensibilidad 95% y especificidad 89% para detectar coledocolitiasis.
Colangiopancreatografia por resonancia magnética: Ofrece una prueba única
sin penetración corporal para el diagnóstico de afecciones de vías biliares y
pancreáticas.
CPRE Con un endoscopio de visión lateral es posible canular el colédoco y llevar a
cabo una colangiografía mediante fluoroscopia. Ventajas: Observación directa
de la región ampollar. acceso directo al colédoco distal y posibilidad de
intervenciones terapéuticas.
En cálculos en el colédoco, en particular cuando se acompañan de ictericia
obstructiva, colangitis o pancreatitis por cálculo biliar, es el procedimiento
diagnóstico de elección y muchas veces terapéutico. Complicaciones:
Pancreatitis y colangitis.
Endoscopia transductal: Permite la visualización directa de los conductos
biliares y pancreático. Tiene aplicaciones terapéuticas que incluyen litotripsia y
extracción de cálculos biliares en pacientes con alto riesgo quirúrgico.
Ecografía Tiene importancia particular en la valoración de tumores y su posibilidad de
endoscópica resección.
El endoscopio ultrasónico tiene un conducto para biopsias que permite, bajo
guía ultrasónica, obtener especímenes de un tumor por medio de una aguja.
Evolución:
La mayoría no muestra síntomas en toda su vida. Algunos progresan a estado sintomático, con cólico biliar
por obstrucción del conducto cístico por un cálculo o pueden progresar a complicaciones relacionadas con los
cálculos:
Colecistitis aguda
Coledocolitiasis con o sin colangitis
Pancreatitis por cálculo biliar
Fístula colecistocoledociana, colecistoduodenal o colecistoentérica causante de íleo por cálculo biliar
Carcinoma de la vesícula biliar
En individuos sin síntomas biliares, suelen diagnosticarse de manera incidental. Anualmente 3% de las
personas asintomáticas desarrolla síntomas, una vez que aparecen los síntomas tienden a sufrir brotes
recurrentes de cólico biliar. La enfermedad complicada se presenta cada año en 3-5% de los sintomáticos.
Durante un periodo de 20 años, 2/3 de los asintomáticos continúan sin síntomas.
Colecistectomía profiláctica:
Debido a que pocos sujetos presentan complicaciones sin síntomas biliares previos, rara vez está
indicada una en personas asintomáticas.
En pacientes de edad avanzada con DM, individuos sin posibilidad de cuidados médicos por periodos
prolongados y poblaciones con mayor riesgo de cáncer de la vesícula biliar, es aconsejable.
Vesícula biliar en porcelana: Estado premaligno en el cual se calcifica la pared de la vesícula (indicación
absoluta para colecistectomía).
Cálculos de colesterol:
Cálculos de colesterol puro:
Raros (<10% del total de
cálculos). Grandes y únicos con
superficies lisas.
Cálculos mixtos de colesterol:
Representan la mayoría de los cálculos de colesterol. Contienen cantidades variables de pigmentos
biliares y calcio, siempre incluyen >70% de colesterol por peso. La mayoría son múltiples, de tamaño
variable y duros y facetados o irregulares, con forma de mora y blandos.
Colecistitis aguda
Patogenia 1. 90-95% secundaria a cálculos biliares.
2. Colecistitis acalculosa aguda: Ocurre de manera característica en enfermos con otras
afecciones sistémicas agudas.
3. <1% es secundaria a un tumor que ocluye el conducto cístico.
La obstrucción del conducto cístico por un cálculo biliar es el acontecimiento inicial que lleva
a distensión de la vesícula biliar, inflamación y edema de su pared. La contaminación
bacteriana secundaria se documenta en 15-30%. La pared se torna gruesa y rojiza con
hemorragia subserosa. A menudo hay líquido pericolecístico. La mucosa puede mostrar
hiperemia y necrosis irregular.
En casos graves, el proceso inflamatorio progresa (5-10%) y conduce a isquemia y
necrosis de la pared.
Con frecuencia se desaloja el cálculo y se resuelve la inflamación.
Cuando permanece obstruida y sobreviene infección bacteriana secundaria, se presenta
colecistitis gangrenosa aguda y se forma un absceso o empiema dentro. Rara vez se
perforan áreas isquémicas. La perforación suele contenerse en el espacio subhepático
por el epiplón y órganos adyacentes.
Empero, se observa:
Perforación libre con peritonitis
Perforación intrahepática con abscesos intrahepáticos
Perforación en órganos adyacentes (duodeno o colon) con formación de fístula
colecistoentérica
Cuando parte de la infección bacteriana secundaria está constituida por microorganismos
que forman gas, el gas puede reconocerse en la luz y pared en radiografías y TC de
abdomen, entidad que se denomina vesícula biliar enfisematosa.
Cuadro 80% tiene antecedente de colecistitis crónica. Se inicia como un ataque de cólico biliar, pero
clínico el dolor no disminuye, no desaparece y puede persistir varios días. Es típico que el dolor se
encuentre en CSD o epigastrio y puede irradiarse a la parte superior derecha de la espalda o
área interescapular. Es más intenso respecto del cólico biliar no complicado. Con frecuencia
presentan fiebre, anorexia, náuseas, vómitos, y el paciente rehúsa a moverse (el proceso
inflamatorio afecta peritoneo parietal).
Pacientes de edad avanzada y diabéticos:
Puede presentarse en forma sutil y dar diagnóstico demorado.
Alta la incidencia de complicaciones.
Tasa de mortalidad casi 10 veces mayor en comparación con enfermos más jóvenes no
diabéticos.
Exploración Hipersensibilidad y resistencia focal en CSD.
física En ocasiones se palpa una masa, la vesícula biliar y el epiplón adherido (puede ser
impedido por resistencia).
Signo de Murphy: Es característico. Se refiere a detención de la inspiración con la palpación
profunda del área subcostal derecha.
Laboratorio Leucocitosis leve a moderada (12,000-15,000 células/mm3). En algunos la cuenta es
normal. Leucocitosis >20,000 sugiere colecistitis complicada (colecistitis gangrenosa,
perforación o colangitis concomitante).
PFH: Casi siempre normales. Es posible aumento leve de bilirrubina sérica, <4 mg/ml,
junto con incremento discreto de FA, transaminasas y amilasa.
Ictericia grave sugiere cálculos en colédoco u obstrucción de conductos biliares por
inflamación pericolecística grave, consecutiva a impacto de un cálculo en el infundíbulo
de la que obstruye de forma mecánica el conducto biliar (síndrome de Mirizzi).
Diagnóstico Ulcera péptica con o sin perforación, pancreatitis, apendicitis, hepatitis, perihepatitis
diferencial (síndrome de Fitz-Hugh-Curtis), isquemia del miocardio, neumonía, pleuritis y herpes zoster
del nervio intercostal.
Diagnostico Ecografía:
Estudio más útil.
Sensibilidad y especificidad de 95%. Sensible para documentar presencia o ausencia de
cálculos, engrosamiento de la pared y líquido pericolecístico.
Hipersensibilidad focal sobre vesícula biliar cuando se comprime con sonda sonográfica
(signo de Murphy sonográfico), señala colecistitis aguda.
Gammagrafía biliar con radionúclidos (gammagrafía HIDA):
En casos atípicos puede ser útil.
La falta de llenado de la vesícula biliar después de 4 h indica obstrucción del conducto
cístico y, es muy sensible y específica para colecistitis aguda. La gammagrafía HIDA
normal la excluye.
TC:
Con frecuencia en pacientes con dolor agudo del abdomen
Revela engrosamiento de la pared, líquido pericolecístico y presencia de cálculos
biliares, así como de aire en la pared, pero es menos sensible que la ecografía.
Tratamient Necesitan:
o Líquidos por vía intravenosa
Antibióticos: Deben proteger contra gramnegativos aerobios y anaerobios. Los
regímenes típicos incluyen cefalosporina de tercera generación o cefalosporina de
segunda generación combinada con metronidazol. En alergia a cefalosporinas, es
apropiado un aminoglucósido con metronidazol.
Analgesia.
Síndrome de Mirizzi
Definición Complicación que aparece en aproximadamente el 1% de pacientes con colelitiasis.
Consiste en impactación de un cálculo en el infundíbulo de la vesícula o el conducto cístico
que comprime el conducto hepático común, pudiendo erosionarlo y generar una fístula
colecisto-coledociana.
Estadios Se clasifica en 4 estadios, en función de la presencia o ausencia de fístula colecisto-
coledociana: el tipo I corresponde a la ausencia de fístula, siendo los tipos del II al IV
determinados en función de la extensión y destrucción originada por la misma
Coledocolitiasis
Los cálculos pueden ser pequeños o grandes, únicos o múltiples y se encuentran en 6-12% de los
individuos con cálculos en vesícula biliar.
Incidencia: Aumenta con la edad.
Clasificació 1. Cálculos del colédoco secundarios: Se forman en la vesícula biliar y migran a través del
n conducto cístico hacia el colédoco. La gran mayoría de cálculos ductales en países
occidentales. Por lo regular de colesterol.
2. Cálculos del colédoco primarios: Se forman en los conductos biliares. Por lo regular de
pigmento pardo. Se acompañan de estasis biliar e infección y se observan más a
menudo en poblaciones asiáticas. Las causas de estasis biliar que conducen a su
desarrollo incluyen estenosis biliar, estenosis papilar, tumores u otros cálculos
(secundarios).
Cuadro Pueden ser silenciosos y se descubren de manera incidental.
clínico Pueden provocar obstrucción completa o incompleta, o manifestarse con colangitis o
pancreatitis por cálculo biliar.
El dolor que induce es muy similar al de un cólico biliar.
Hay náuseas y vómitos.
Los síntomas pueden ser intermitentes, como dolor e ictericia transitoria consecutiva a
un cálculo impactado de modo temporal en la ampolla que después se aleja y actúa
como válvula de pelota.
Un cálculo pequeño puede pasar a través de la ampolla en forma espontánea con
resolución de los síntomas. Pueden impactarse por completo y ocasionar ictericia grave
y progresiva.
Exploración Normal, pero son comunes hipersensibilidad epigástrica o en CSD e ictericia ligeras.
física
Laboratorio Es común el aumento en la bilirrubina, fosfatasa alcalina y transaminasas séricas.
Casi 1/3 son normales en las pruebas químicas hepáticas.
Diagnostico Ecografía:
Primer estudio. Útil para comprobar cálculos en vesícula biliar (si aún se encuentran) y
para determinar el tamaño del colédoco.
Como los cálculos en los conductos biliares tienden a desplazarse hacia la parte distal
del colédoco, el gas intestinal puede impedir su limitación.
En individuos con cálculos biliares, ictericia y dolor biliar, un colédoco dilatado (> 8 mm
de diámetro) es altamente sugestivo de cálculos en el colédoco.
Colangiografía por resonancia magnética: Proporciona detalles anatómicos excelentes y
una sensibilidad y especificidad de 95 y 89%, respectivamente, en la detección de
coledocolitiasis > 5 mm de diámetro.
Colangiografía endoscópica:
Estándar ideal para el diagnóstico de cálculos en el colédoco. Tiene la ventaja de
proporcionar opción terapéutica al momento del diagnóstico.
Ecografía endoscópica:
Es tan buena como la CPRE para detectar cálculos en el colédoco (sensibilidad de 91% y
especificidad de 100%), pero carece de intervención terapéutica y requiere experiencia.
Colangiografía transhepática percutánea: Rara vez necesaria en personas con cálculos
secundarios en el colédoco, pero, por razones diagnósticas y terapéuticas, con frecuencia
se practica en enfermos con cálculos primarios en este conducto.
Tratamiento En enfermos con cálculos biliares sintomáticos y sospecha de cálculos en colédoco:
Colangiografía endoscópica preoperatoria: Cuando revela cálculos, es apropiada una
esfinterotomía con eliminación ductal de ellos, seguida de colecistectomía
laparoscópica.
Colangiografía intraoperatoria: Durante la colecistectomía demostraría presencia o
ausencia de cálculos en el conducto biliar. La exploración laparoscópica del colédoco a
través del conducto cístico o una coledocotomía formal permite retirar los cálculos en la
misma intervención.
Una exploración abierta del colédoco es una opción si se intentó ya un método endoscópico
o éste, por alguna razón, no es factible.
Los cálculos retenidos o recurrentes después de una colecistectomía se tratan mejor
mediante endoscopia:
Retenidos: Si los cálculos se dejaron de manera deliberada en su sitio durante la
operación o se diagnosticaron poco después de la colecistectomía.
Recurrentes: Los que se diagnostican meses o años después.
Colangitis
Una de las dos principales complicaciones de cálculos en colédoco, la otra es pancreatitis por cálculos
biliares.
Tasa total de mortalidad de 5%. Cuando se relaciona con insuficiencia renal, afección cardiaca, abscesos
hepáticos y afecciones malignas, las tasas de morbilidad y mortalidad son mucho más altas.
Patogenia Colangitis aguda: Infección bacteriana ascendente vinculada con obstrucción parcial o total
de los conductos biliares. El impedimento mecánico para el flujo biliar facilita la
contaminación bacteriana. La contaminación bacteriana biliar aislada no suscita colangitis
clínica; para su aparición se requiere gran contaminación bacteriana y obstrucción biliar.
Los cálculos biliares son la causa más común de obstrucción en colangitis; otras son
estenosis benignas y malignas, parásitos, instrumentación de conductos, prótesis
permanentes y anastomosis bilioentéricas obstruidas de forma parcial. Los
microorganismos que se cultivan más a menudo de la bilis incluyen Escherichia coli,
Klebsiella pneumoniae, Streptococcus faecalis, Enterobacter y Bacteroides fragilis.
Cuadro De manera característica, el sujeto con colangitis por cálculo biliar es de edad avanzada y
clínico de sexo femenino.
Presentación habitual:
Fiebre, dolor en epigastrio o CSD e ictericia (tríada de Charcot, en 2/3 de los
enfermos).
Puede progresar rápidamente con septicemia y desorientación, que se conoce como
pentalogía de Reynolds (fiebre, ictericia, dolor en CSD, choque séptico y cambios del
estado mental).
El cuadro puede ser atípico, con escasa fiebre, ictericia o dolor (edad avanzada).
Exploración de abdomen: Los hallazgos no se diferencian de los de colecistitis aguda.
Diagnóstico Leucocitosis, hiperbilirrubinemia, aumento de FA y transaminasas; cuando se
presentan sugieren el diagnóstico clínico.
Ecografía: Revela la presencia de cálculos en la vesícula biliar y conductos dilatados, y
tal vez señala el sitio de obstrucción. Rara vez dilucida exactamente la causa.
CPRE (prueba diagnóstica definitiva) y cuando no se dispone de esta, colangiografía
transhepática percutánea: Muestran el nivel y origen de la obstrucción, posibilitan el
cultivo de bilis con posible extracción de los cálculos si existen, y permiten drenar los
conductos biliares con catéteres o prótesis para drenaje.
TC y RM: Delinean masas pancreáticas y periampollares, si existen, además de
dilatación ductal.
Tratamiento Tratamiento inicial incluye:
Antibióticos
Reanimación con líquidos por vía intravenosa.
Valorar vigilancia en UCI y apoyo vasopresor.
Casi todos responden a estas medidas, pero es necesario drenar el conducto biliar
obstruido tan pronto se estabilice el paciente.
Si no responde a antibióticos y reanimación con líquidos, tal vez sea necesaria la
descompresión biliar urgente (por vía endoscópica, a través de la vía transhepática
percutánea o de modo quirúrgico). La elección del procedimiento se basa en el nivel y
naturaleza de la obstrucción biliar:
1. En coledocolitiasis o afecciones malignas periampollares se abordan mejor vía
endoscópica, con esfinterotomía y extracción del cálculo o por colocación de prótesis
biliar endoscópica.
2. En obstrucción proximal o perihiliar, o cuando la causa es una estrechez en una
anastomosis bilioentérica fracasa la vía endoscópica, se utiliza el drenaje transhepático
percutáneo.
3. Cuando no son posibles la vía endoscópica o el drenaje transhepático percutáneo,
quizá se necesite una operación de urgencia y descompresión del colédoco con una
sonda en T (salvan la vida).
Pancreatitis biliar
Patogenia Los cálculos biliares en colédoco se vinculan con pancreatitis aguda.
La obstrucción del conducto pancreático por un cálculo impactado o la obstrucción temporal
por un cálculo que pasa a través de la ampolla, pueden ocasionarla.
Abordaje Es esencial una ecografía del árbol biliar.
Cuando existen cálculos biliares y la pancreatitis es grave, una CPRE con
esfinterotomía y extracción del cálculo puede suprimir el episodio de pancreatitis. Una
vez que remite, debe extirparse la vesícula biliar durante la misma hospitalización.
Cuando hay cálculos y la pancreatitis es leve y se cura de manera espontánea, tal vez
se eliminó el cálculo. En estos individuos están indicados una colecistectomía y una
colangiografía intraoperatoria o una CPRE preoperatoria.
TUMORES
Carcinoma de la vesícula biliar
Afección maligna rara que aparece de manera predominante en edad avanzada.
Tumor agresivo con mal pronóstico, excepto cuando se diagnostica de forma incidental en etapa temprana,
después de una colecistectomía por colelitiasis.
Tasa total de supervivencia a cinco años de 5%.
Con frecuencia la muerte es consecutiva a septicemia biliar o insuficiencia hepática.
Las causas más comunes de muerte son insuficiencia hepática y colangitis.
Incidencia
Quinta afección maligna de vías gastrointestinales más común en países occidentales. Da lugar a 2-4% de
todas las tumoraciones malignas digestivas.
Es dos a tres veces más común en mujeres y la incidencia máxima ocurre en la séptima década de la vida.
En 1% de los pacientes sometidos a colecistectomía por cálculos biliares se encuentra de modo incidental.
Etiología
La colelitiasis es el factor de riesgo más importante. El riesgo de cáncer a 20 años en personas con
cálculos biliares es <0.5% en la población total y 1.5% en grupos de alto riesgo. La patogenia quizá se
relaciona con inflamación crónica. Los cálculos más grandes (3 cm) se acompañan de un riesgo 10 veces
mayor. El riesgo es más alto en pacientes con cálculos biliares sintomáticos respecto de quienes no
tienen síntomas.
Las lesiones polipoides se vinculan con un riesgo mayor, en particular pólipos >10 mm.
La vesícula biliar calcificada (en porcelana) se acompaña de una incidencia >20% de carcinoma.
Los enfermos con quistes del colédoco poseen un riesgo mayor de cáncer en cualquier parte del árbol
biliar, pero la incidencia es más alta en la vesícula biliar.
La colangitis esclerosante, las anomalías de la unión del conducto pancreatobiliar y la exposición a
carcinógenos (azotolueno, nitrosaminas) se asocian.
Anatomopatología
80-90% son adenocarcinomas. Rara vez se reconocen neoplasias de células escamosas, adenoescamosas,
células en avena y otras lesiones anaplásicas.
Los subtipos histológicos de adenocarcinomas incluyen:
Papilar (<10%): Con un resultado final mejor (se diagnostica más veces cuando se halla en vesícula
biliar).
Nodular
Tubular
Se disemina a través de:
Linfáticos: El flujo linfático drena primero al ganglio del conducto cístico (de Calot) y a continuación a
ganglios pericoledocianos e hiliares y, por último, a ganglios peripancreáticos, duodenales, periportales,
celiacos y de la arteria mesentérica superior. Los linfáticos se encuentran sólo en la capa subserosa.
Drenaje venoso: Las venas desembocan de forma directa en el hígado adyacente, por lo general los
segmentos IV y V, donde es común la invasión tumoral.
Invasión directa del parénquima hepático
La pared de la vesícula biliar difiere a nivel histológico de la del intestino, porque carece de muscular de la
mucosa y submucosa. Cuando se diagnostican:
25% se halla en la pared
35% se acompaña de invasión ganglionar regional, extensión al hígado adyacente, o ambas
40% tiene metástasis distantes
Tratamiento:
La cirugia es la única opción curativa para el cáncer de vesícula biliar y el colangiocarcinoma.
Los individuos con ictericia obstructiva se tratan con prótesis biliares colocadas por vía endoscópica o
percutánea.
No existen opciones eficaces comprobadas para radiación o quimioterapia coadyuvante.
La etapa anatomopatológica determina la modalidad quirúrgica en personas con cáncer de vesícula biliar
localizado. En enfermos sin pruebas de metástasis distantes se justifica exploración para diagnóstico hístico,
asignación anatomopatológica de la etapa y posible resección curativa.
Tumores limitados a la capa muscular de la vesícula biliar (T1): Colecistectomía simple.
Cuando la tumoración invade el tejido conjuntivo perimuscular sin extenderse más allá de la serosa o el
hígado (T2): Colecistectomía extendida (incluye resección de los segmentos hepáticos IVB y V y
linfadenectomía del conducto cístico y ganglios linfáticos pericoledocianos, portales, celiacos derechos y
pancreatoduodenales posteriores).
Neoplasias que crecen más allá de la serosa o invaden el hígado u otros órganos (T3 y T4): Hay gran
posibilidad de diseminación intraperitoneal y distante. Si no se encuentra invasión peritoneal o ganglionar,
debe extirparse la totalidad del tumor con una hepatectomía derecha extendida (segmentos IV, V, VI, VII
y VIII).
El principal objetivo del seguimiento es proporcionar cuidado paliativo. Los problemas más comunes son
prurito y colangitis acompañados de ictericia obstructiva, obstrucción intestinal secundaria a carcinomatosis y
dolor.
Tumor poco común que se origina en el epitelio biliar y puede ocurrir en cualquier parte del árbol biliar. Casi
2/3 se hallan en la bifurcación del conducto hepático.
La resección quirúrgica ofrece la única posibilidad de curación, si bien muchos pacientes tienen enfermedad
avanzada cuando se diagnostican. En consecuencia, muchas veces las únicas posibilidades terapéuticas son
procedimientos paliativos encaminados a proporcionar drenaje biliar para evitar la insuficiencia hepática y la
colangitis. La mayor parte de sujetos con enfermedad no resecable muere en el transcurso de un año tras el
diagnóstico. Las causas más comunes de muerte son insuficiencia hepática y colangitis.
Incidencia:
Incidencia total de colangiocarcinoma en EU de casi 1 por 100 000 personas al año, con 3 000 casos
nuevos diagnosticados cada año.
La relación de varones-mujeres es de 1.3:1 y la edad promedio cuando se presenta, de 50 a 70
años.
Etiología
Los factores de riesgo relacionados incluyen colangitis esclerosante primaria, quistes del colédoco, colitis
ulcerosa, hepatolitiasis, anastomosis bilioentérica e infecciones de las vías biliares con Clonorchis o
portadores crónicos de tifoidea. Las características comunes en la mayor parte de los factores de riesgo
incluyen estasis biliar, cálculos del conducto biliar e infección.
Otros factores de riesgo que se vinculan son fasciolas hepáticas, nitrosaminas en la dieta, Thorotrast y
exposición a dioxina.
Anatomopatología
>95% corresponde a adenocarcinomas. Desde el
punto de vista morfológico, se dividen en nodular
(tipo más común), escirro, infiltrante difuso o
papilar.
A nivel anatómico se clasifican en tumores distales,
proximales o perihiliares. Son posibles los
colangiocarcinomas intrahepáticos, pero se tratan
como carcinoma hepatocelular.
Alrededor de 2/3 se localizan en un sitio perihiliar.
Los colangiocarcinomas perihiliares se denominan
tumores de Klatskin y se catalogan adicionalmente
de acuerdo con su situación anatómica mediante la
clasificación de Bismuth-Corlette.
Tipo I: Se limitan al colédoco
Tipo II: Incluyen la bifurcación sin invasión de
conductos intrahepáticos secundarios
Tipo III: Se extienden a los conductos
intrahepáticos secundarios derechos (IIIa) e
izquierdos (IIIb)
Tipo IV: Invaden los conductos intrahepáticos secundarios derecho e izquierdo
Manifestaciones clínicas
La manifestación habitual es ictericia indolora. También puede presentarse prurito, dolor leve en CSD,
anorexia, fatiga y pérdida de peso. Un síntoma en casi 10% es colangitis, pero es más común después de
manipulaciones biliares en tales enfermos
Laboratorio
En ocasiones se encuentra en pacientes asintomáticos que se valoran por aumento de las
concentraciones de fosfatasa alcalina y γ-glutamiltransferasa. Pueden elevarse los marcadores tumorales
CA 125 y antígeno carcinoembrionario (inespecíficos porque también se incrementan en otros tumores
malignos ginecológicos y del tracto gastro intestinal, y otros trastornos biliares).
El marcador tumoral utilizado como auxiliar en el diagnóstico es CA 19-9, que tiene una sensibilidad de
79% y especificidad de 98%, si el valor sérico es > 129 U/ml. Sin embargo, incrementos ligeros pueden
encontrarse en colangitis, otras neoplasias GI y ginecológicas, y en pacientes que carecen del antígeno
del tipo sanguíneo Lewis.
Estudios de imagen
Los estudios iniciales son ecografía o TC.
Un tumor perihiliar causa dilatación del árbol biliar intrahepático, pero la vesícula biliar y los conductos
biliares extrahepáticos distales respecto del tumor, son normales o están colapsados. El cáncer de
conductos biliares distales causa dilatación de los conductos biliares extrahepáticos e intrahepáticos y
también de la vesícula biliar.
Ecografía: Establece casi siempre el nivel de la obstrucción y descarta la presencia de cálculos en el
conducto biliar como causa de ictericia obstructiva.
Colangiografía: Precisa la anatomía biliar.
Colangiografía transhepatica percutánea: Define la extensión proximal del tumor, que es el factor más
importante que establece la posibilidad de resección.
CPRE: Se usa en la valoración de tumores del conducto biliar distal.
Angiografía celiaca: Para valorar la afección vascular.
RM: Tiene la posibilidad de valorar la anatomía biliar, los ganglios linfáticos y la afección vascular, así
como el
crecimiento del tumor mismo.
Biopsia percutánea por aspiración con aguja fina, biopsia por cepillado o raspado biliar y examen
citológico: Tienen una sensibilidad baja para reconocer una afección maligna.
Tratamiento
El único tratamiento curativo posible es la escisión quirúrgica.
Deben someterse a exploración quirúrgica si no tienen signos de metástasis o enfermedad no resecable
a nivel
local.
En más de la mitad de pacientes explorados se encuentran implantes peritoneales, metástasis
ganglionares o hepáticas o una enfermedad avanzada local que impide una resección. En estos casos
debe llevarse a cabo derivación quirúrgica para descompresión biliar y colecistectomía, con la finalidad de
prevenir colecistitis aguda.
En pacientes con enfermedad no susceptible de resección en la valoración diagnóstica, se intenta una
descompresión biliar no quirúrgica.
En sujetos con enfermedad metastásica no se justifica una intervención quirúrgica.
La quimioterapia coadyuvante no tiene ninguna función comprobada en el tratamiento.
La radioterapia coadyuvante no aumenta la calidad de vida ni la supervivencia.
Los principales factores de riesgo de recurrencia después de la extirpación son la presencia de márgenes
positivos y tumores con ganglios linfáticos afectados. El tratamiento de la lesión recurrente es la paliación
de los síntomas. No se recomienda la ablación en individuos con recurrencia de la enfermedad.