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Tema 15 El Sintagma Verbal (Aula de Lengua)
Tema 15 El Sintagma Verbal (Aula de Lengua)
Introducción
Estructura del Sintagma Verbal
2.1.El Núcleo.
2.2.Los complementos
4.Bibliografía
1. Introducción.
Es evidente el hecho de que la relación que existe entre las palabras que forman una
oración y la oración misma no es directa; una oración no es simplemente una secuencia
lineal y ordenada de palabras. Entre las palabras y la oración media una estructura
formada por unidades habitualmente mayores que las palabras y menores que la
oración. Las palabras se unen formando secuencias que funcionan de forma conjunta:
los sintagmas.
Tampoco los sintagmas son meras secuencias de palabras: en su interior pueden
establecerse diversos tipos de relaciones estructurales que admiten una representación
en términos de constituyentes menores ordenados jerárquicamente.
Según la gramática generativa, todos los constituyentes sintácticos complejos resultan
de la expansión o proyección de las categorías léxicas mayores, que funcionan como
núcleo, y por su peculiar estructura y los componentes que se agrupan entorno al núcleo.
El sintagma es una categoría sintáctica.
Como constituyente endocéntrico, el SV resulta de la proyección de una categoría
verbal. Este núcleo ha de estar siempre presente, de forma obligatoria. En cambio, los
complementos son por lo general estructuralmente opcionales, si bien esto depende del
núcleo del SV.
Funcionalmente, el SV es el soporte del predicado de la oración y el pilar básico sobre
el que se sustenta la existencia de la oración. Tal como han observado numerosos
autores, es consustancial a dicha unidad el ser un <>, dado que es éste el que implica un
<> y no a la inversa. Una oración –dice Bello– puede carecer de sujeto; de predicado
nunca, ya que si no lo tiene expreso, hay siempre alguno que puede fácilmente suplirse.
Para algunos lingüistas, la preeminencia del verbo trasciende los límites del SV y se
extiende sobre la totalidad de la oración, que deja en tal caso de concebirse como una
relación entre sujeto y predicado (Fillmore).
Ha prevalecido dentro de la tradición gramatical el supuesto de que sujeto y
complementos no son equiparables en lo que respecta a su jerarquía estructural. Si nos
ceñimos a las propuestas teóricas más recientes (Chomsky), puede afirmarse que el
alcance del verbo no excede las fronteras marcadas por el sintagma del que actúa como
núcleo.
2.1 El Núcleo.
Pasaremos ahora a estudiar la categoría gramatical que constituye el núcleo del SV, si
bien, no exhaustivamente por el reducido espacio de tiempo y la amplitud del tema a
tratar.
2.1.1.Definición
Las definiciones dadas al verbo han sido variadísimas. Platón distingue en la oración
nombre y verbo como elementos primordiales. Aristóteles observa su capacidad de
significar el tiempo. La escolástica lo define como aquel que significa la acción o la
pasión. Guillome lo considera el semantema que implica y explica el tiempo. Para
Amado Alonso y Henriquez Ureña es una forma especial del lenguaje con la que
pensamos la realidad como un comportamiento del sujeto (acción –correr–, inacción –
yacer–, accidente –caer–, cualidad –blanquear–, posición –descollar). Lo importante no
es tanto la realidad, sino el hecho de pensarla como un comportamiento del sujeto.
Alarcos, en su gramática académica, define el verbo como núcleo de la oración y, en
consecuencia, susceptible de aparecer representándola sin necesidad de otras unidades:
llover, Venid. Si toda oración implica la relación predicativa que se establece entre
sujeto y predicado, se comprenderá que el verbo, capaz de funcionar por si solo como
oración, debe contener dos componentes entre los cuales se manifieste dicha relación.
En efecto, el verbo combina un signo de referencia léxica (que sería el predicado) y un
signo complejo de referencia gramatical (con significado, entre otros, de persona, que
sería el sujeto gramatical). Ambos signos se presuponen mutuamente y son
imprescindibles para que haya verbo.
Podemos extraer las siguientes características del verbo:
Es núcleo del predicado y centro de todos sus complementos.
Constituye una unidad de pensamiento en la oración al expresar la actitud
enunciativa, desiderativa, interrogativa e imperativa del que habla.
Mediante las desinencias, expresa la persona gramatical del sujeto, uniendo
sintéticamente los dos constituyentes inmediatos de la oración, sujeto y
predicado.
Sitúa su significado y el de toda la oración en la presente, el pasado o el futuro.
2.1.2.Caracterización morfológica.
Morfológicamente el verbo se caracteriza por poseer una conjugación que refleja sus
categorías gramaticales de tiempo, aspecto, modo y voz. Además, posee categorías que
comparte con otros grupos de palabras: la de persona, compartida con pronombres
personales y posesivos, y la de número, igual que sustantivos y adjetivos. También
posee la de género, aunque sólo en una forma no personal como el participio.
El verbo está formado por un lexema, portador de su significado léxico, y una serie de
morfemas, los formantes constitutivos que expresan distintas categorías. Entre ambos se
sitúa la vocal temática que informa de la conjugación a la que pertenece.
am - a - ba - mos
lexema vocal temática tiempo, modo y aspecto número y persona
Las categorías gramaticales expresadas por el verbo no se configuran de la misma
forma. Las desinencias expresan las categorías de tiempo, modo, persona, número y
aspecto. Los verbos auxiliares, como haber, forma los tiempos compuestos e indica
aspecto perfectivo, ser (o estar), se emplean para la formación de la voz pasiva, y
ocasionalmente otros verbos para la conjugación perifrástica como echarse a, romper a,
deber… Los morfemas afijales forman las formas no personales: infinitivo, gerundio y
participio; también aquí se incluyen los prefijos y sufijos derivativos.
Característico de los formantes constitutivos del verbo es el sincretismo; los
significantes de las categorías verbales no son siempre separables, con cierta frecuencia
están amalgamados. Como se aprecia en el ejemplo amábamos, las categorías de
tiempo, modo y aspectos se expresan en una sola desinencia, al igual que las de número
y persona. En algunos verbos irregulares este amalgamamiento puede afectar también al
lexema, es el caso de la forma es.
2.1.4.Caracterización semántica.
Semánticamente la caracterización del verbo, como veíamos, ha seguido
fundamentalmente dos líneas: la consideración de los verbos como indicadores bien de
un proceso, bien de un comportamiento del sujeto. Esta última interpretación, sin
embargo, choca con la existencia de los llamados verbos unipersonales que, por su
naturaleza, designan acciones que no pueden atribuirse a ningún sujeto.
Clases de verbos.
Son posibles varias clasificaciones de los verbos, según el criterio que se siga para
realizar tal clasificación: sus formas, su significación y su función son el punto de
partida, aunque no siempre es posible una separación estricta.
Según su naturaleza: Copulativos y predicativos.
Los primeros no pueden funcionar por sí solos y, a efectos de significación, se funden
con el predicado nominal. Los segundos pueden funcionar solos porque tienen un valor
semántico bien definido. Un solo verbo predicativo es capaz de formar una oración
completa, porque consta de todas las unidades propias de la oración. La verbos
predicativos pueden ser, a su vez:
Transitivos e intransitivos.
Se llama intransitivo al verbo que ofrece una significación completa o de perfecta
comunicación por parte del oyente o interlocutor, el cual recibe esa unidad de
comunicación descrita como oración. Por el contrario, es verbo transitivo aquel que
semánticamente queda en una significación demasiado general y ambigua por faltarle
precisión sémica, y necesita para completarse una implementación nominal.
Tengamos en cuenta los siguientes ejemplos:
- Intransitivo: Pedro blasfemó
- Transitivo: Pedro profirió blasfemias.
Se observa que blasfemar no necesita semánticamente de complemento morfosintactico,
mientras que proferir sí necesita ese implemento: blasfemias. De los que se deduce
claramente que no se trata de una equivalencia entre blasfemar y proferir, sino entre
blasfemar y proferir blasfemias, semejantes semánticamente, lo único que varía es su
formalización gramatical a través de un término léxico.
Según Alarcos, no hay límites tajantes entre verbos transitivos e intransitivos, lo que
hay son estructuras diferentes, no verbos diferentes. No es la función gramatical del
verbo lo que exige la presencia o ausencia de término adyacentes, sino el valor
semántico de su signo léxico. La intransitividad/transitividad es sólo una característica
de ciertos predicados, no del verbo o núcleo del predicado, y consiste en la aparición de
algún término adyacente: implemento o suplemento.
Semántica y morfosintaxis se relacionan de la siguiente forma: la necesidad de
complementación y, con ella, la probabilidad de que aparezca el implemento tras un
verbo es inversamente proporcional a la independencia semántica del lexema de dicho
verbo. La motivación es semántica y la consecuencia gramatical.
Clasificación según su flexión:
Auxiliares: son aquellos utilizados en la formación de tiempos compuestos: haber, ser o
estar.
Semiauxiliares: aquellos que pueden funcionar, ocasionalmente, en la conjugación
perifrástica como modificantes: ir, deber.
Regulares: los que se conjugan según alguno de los modelos de conjugación.
Irregulares: los que se desvían de los modelos de conjugación en alguna de sus formas.
Defectivos: aquellos que carecen, por distintos motivos, de alguna persona o tiempo.
Según el nexus oracional:
Unipersonales: sólo se conjugan en tercera persona del singular y carecen de sujeto. Son
los verbos que expresan fenómenos de la naturaleza: llover, tronar…
Personales: son aquellos que tienen un sujeto.
2.1.5.2. El modo.
El modo, en principio, expresa la actitud del sujeto ante la acción verbal: indicativo si el
sujeto enuncia; subjuntivo si el sujeto participa afectivamente; e imperativo si el sujeto
manda. Este valor del modo se ha ido perdiendo, y hoy dicha función alterna con la de
servir como instrumento gramatical para señalar si el verbo es principal o subordinado,
dando lugar a contradicciones modales obligatorias.
Alarcos distingue en su gramática académica cuatro modos: imperativo, indicativo,
subjuntivo y potencial:
Una primera oposición en los modos enfrenta al imperativo con el indicativo y el
subjuntivo: aquel no puede subordinarse a otro verbo mediante que, no admite los
adverbios quizá y no, e integra actualmente a los pronombres personales átonos como
enclíticos.
Las formas del subjuntivo son las únicas posibles tras la expresión de un verbo de
voluntad o deseo seguido de que y tras ojalá. Las formas del subjuntivo independientes
pueden emplearse para expresar ruego, exhortación o mandato.
Las formas del indicativo pueden aparecer como dominantes o como dominadas, pero
nunca regidas por quiero que y ojalá.
La gramática tradicional agrupaba las formas del condicional en el subjuntivo, como
pretérito imperfecto de subjuntivo. Bello observa que cantaría presenta construcciones
diferentes y que se comporta como las formas del indicativo, es un futuro medido desde
el pasado al post pretérito. A causa de esto, la Academia la separó del subjuntivo, pero
crea prudentemente el modo potencial, denominado por Gili Gaya futuro hipotético.
2.1.5.3. El Tiempo.
Es el momento pasado, presente o futuro en el que transcurre la acción verbal. Es esta
una categoría aún más controvertida que la de modo, por encontrarse a veces implicada
en éste o en el aspecto. Además, suelen confundirse el concepto de tiempo como
categoría o contenido verbal y el concepto de tiempo como realidad; así, la forma
estudio pertenece a la categoría de tiempo presente, pero en su alusión a la realidad
temporal puede apuntar al presente, al pretérito o al futuro.
Dos factores intervienen en el establecimiento del contenido temporal de una forma
verbal:
- . El punto de mira o momento respecto al cual se sitúa la acción, que no tiene por qué
coincidir con el real. Puede ocurrir que la forma verbal sitúe el proceso en relación con
el tiempo de otro proceso. Esta distinción lleva a hablar de tiempos absolutos y
relativos. Por ejemplo, el pluscuamperfecto es relativo respecto a otro pretérito.
También puede ocurrir que el punto de mira sea subjetivo, cuando el hablante se sitúa
en un tiempo ideal (presente histórico).
- . La perspectiva adoptada con relación a ese punto, que puede ser de anterioridad,
posterioridad o simultaneidad. Estas relaciones corresponden a los distintos períodos en
que dividimos el tiempo real.
2.1.5.4. El Aspecto.
Parece indudable que ciertas formas de la conjugación se caracterizan por su contenido
perfectivo, frente a otras que son imperfectivas. Pero estas características van asociadas
a contenidos temporales, lo que ha llevado a ciertos gramáticos a negar la existencia del
aspecto en nuestra conjugación.
Alarcos establece la posibilidad de expresar un proceso sin término, y otra con término.
Observa dos caras de expresar el aspecto: el aspecto flexional y el aspecto sintagmático.
El primero está expresado por ciertas formas de cada verbo, y el segundo por todas la
formas. El aspecto flexional, en castellano, opone dos formas de cada verbo:
imperfecto/indefinido. El sintagmático, todas las formas simples a las compuestas.
El Complemento Agente.
Un caso claro de complemento argumental no obligatorio sintácticamente lo tenemos en
el C Ag, constituido por un S Prep con por (alguna vez de) que, opcionalmente, aparece
con verbos transitivos en construcción pasiva. El complemento agente representa el
primer argumento del verbo transitivo y es exigido por su forma pasiva.
Este complemento va asociado, como hemos precisado, al contenido pasivo de la forma
verbal, y puede aparecer tanto en la construcción pasiva con ser o estar, como con el
simple participio y, por último, aunque sin duda con menor frecuencia, con la llamada
pasiva refleja.
El Adverbio.
El adverbio es una categoría de origen nominal, pero de carácter invariable. Frente a
otras palabras invariables (preposición y conjunción), el adverbio tiene significación
plena dentro del paradigma de la lengua.
Los gramáticos han señalado siempre al adverbio como modificador del verbo; Bello y
Lenz señalaron que también podía modificar adjetivos, frases adverbiales y oraciones
enteras. Funciona como CC, aunque también puede encontrársele como complemento
de un adjetivo o de un adverbio y como elemento nuclear de una frase nominal.
En cuanto a su significado, sitúa en el tiempo o en el espacio, indica el modo o la
cantidad, y permite expresar la conformidad, la duda o la no conformidad con lo
enunciado.
Según una primera clasificación semántica, pueden dividirse en conceptuales y
pronominales. Los primeros mantienen su propia significación. Son la afirmación o la
negación, tiempo, lugar, cantidad y modo. Los pronominales tienen una significación
ocasional. Son los demostrativos (aquí, allí), interrogativos (cuándo, dónde, cómo,
cuánto), relativos e indefinidos (siempre, nunca, jamás). Este significado ocasional varía
según el referente.
3. Bibliografía.
ALARCOS, E. Estudios de Gramática Funcional del Español. M, Gredos, 1970.
__________ Gramática de la Lengua Española. Real Academia Española, Colección
Nebrija y Bello, M, Espasa Calpe, 1994.
ALCINA Y B. Gramática Española. B, Ariel, 1975.
GILI GAYA. Curso Superior de Sintaxis Española. B, Bibliograf, 1978.
HERRANZ Y BR. La Sintaxis, 1, Principios teóricos. La oración simple. B,Ed. Crítica,
1987.
PORTO, J. A. Complementos argumentales del verbo: directo, indirecto, suplemento y
agente. M, Arco Libros, 1992.
__________ El complemento circunstancial. M, Arco Libros, 1993.