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PALABRAS EXTRAÑAS PERO CONVINCENTES .

Capítulo 8
Libro Sin Consciencia. Dr. Robert Hare.

En Resumen: El lenguaje del psicópata: mentira, falsa verdad,


afirmaciones contradictorias (si pero no). Historias multiples.
Relativismo moral y ético. Deformar la realidad. Atracción fatal
(adulación). Solo escucha lo que le interesa “para tergiversar o darle
la vuelta). solo la victima escucha con el corazón-empatia
emocional:escucha con orejas de jirafa.

Aprovecharse de las debilidades ajenas. Comunicación perversa


(voltear el objetivo de comunicar) y paradógica:

Crear confusión con ambiguedades “ordenes paradógicas, maldito si


lo haces, maldito si no lo haces, sobreentendidos, mensajes nublados,
confusos o cortados y tergiversación de significados.

Conoce la letra pero no la melodia de la canción.


Una fachada de palabras. El psicópata es un daltonico emocional,
han aprendido a no hacer notar que no sienten emociones complejas.
Cuenta cuentos.

Es un actor nato. Crea personajes con historias fantásticas.

Vemos algunos ejemplos:

— Cuando se le preguntó a un recluso que cumplía condena por robo si


alguna vez había cometido un acto delictivo, respondió: «No, pero una
vez tuve que matar a un hombre».

— Una mujer con una impresionante carrera, repleta de fraudes, engaños,


mentiras y promesas rotas concluyó en una carta dirigida al comité de
concesión de la libertad condicional que: «He fastidiado a muchas
personas. [...] Una vale lo que vale su reputación y su nombre. Mi
palabra vale tanto como el oro».

— Un hombre que cumplía condena por robo replicó al testimonio de un


testigo: «Está mintiendo. Yo no estaba allí. Tenía que haberle volado
la maldita cabeza».
— En un programa de televisión sensacionalista se entrevistó a un
estafador de mujeres mayores. 99 Cuando el presentador le preguntó:
«¿Dónde pone la línea entre el bien y el mal?», él contestó: «Tengo mi
moral, lo crea o no, tengo mi moral». El entrevistador le volvió a
preguntar: «¿Y dónde pone la línea?». El contestó: «Esa es una buena
pregunta. No estoy evitando responder, pero es que es una buena
pregunta». Cuando se le preguntó: «¿Lleva en estos momentos en su
maletín formularios para la entrega de poderes notariales?», su respuesta
fue: «No, no los llevo encima, pero sí están en mi maletín, sí».

— Cuando se le preguntó a Ted Bundy cómo había afectado a su vida el


consumo de cocaína, respondió: «¿Cocaína? Nunca la he tomado. [...]
Nunca la he probado siquiera. Creo que la he probado alguna vez,
pero no me hizo ningún efecto. Sólo esnifé un poco. No me lío con
ella. Es demasiado cara. Supongo que si estuviese en la calle y tuviese
suficiente, me engancharía. Pero yo soy un hombre de marihuana.
Todo lo que hago es. [...] Me encanta fumarme un canuto. Y los
valiums. Y, por supuesto, el alcohol».

Analicemos los párrafos anteriores: no sólo hay mentiras, sino también


afirmaciones contradictorias.

Sorprendente. Es como si los psicópatas tuvieran a veces dificultades para


controlar su propio discurso. A consecuencia de ello, dejan ir un aluvión
inconexo de palabras y pensamientos.

Los psicópatas también colocan las palabras de una manera muy extraña.
Por ejemplo, fijémonos en el siguiente diálogo entre un periodista y un
asesino en serie psicópata,

Clifford Olson:
OLSON: Y después tuve sexo anual con ella.
PERIODISTA: ¿Una vez al año?
OLSON: No. Anual. Por detrás.
PERIODISTA: Oh, pero si estaba muerta.
OLSON: No, no. Sólo estaba inconscientemente.
Acerca de sus múltiples experiencias, Olson dijo: «Tengo suficientes
antídotos [por
anécdotas] para llenar cinco o seis libros, suficiente para una trilogía».
Estaba decidido a no ser «un chivo explicatorio» independientemente de
los «hechos humilladores».
Por supuesto, las palabras no surgen de nuestra boca por sí solas. Son el
resultado de una actividad mental muy complicada. Esto suscita la
interesante posibilidad de que, como sucede con la mayor parte de su
conducta, los procesos mentales de los psicópatas estén muy mal
regulados y no se rijan por las reglas habituales.

Hablaremos de esta hipótesis en los próximos apartados, que evidencian


que los psicópatas se diferencian de los demás en la manera en que está
organizado su cerebro y en las conexiones entre palabras y emociones.

En el próximo capítulo trataré un tema relacionado con esto: por qué el


que escucha no se da cuenta de las peculiaridades verbales del psicópata.

Palabras vanas : incoherencia, fragmentación, erudición.

Mirarles las manos


Fíjese en la manera en que su interlocutor mueve las manos: ¿lo hace de una manera infrecuente? ¿Las
mueve sin parar? ¿Pueden los gestos de las manos ayudarnos a entender lo que se dice? En muchos
casos sí porque enfatizan lo que dicen las palabras del hablante.

Por ejemplo, si decimos «Era un pez enorme» y hacemos un gesto expansivo con las manos, la frase
adquiere más fuerza. Podemos describir mejor a una persona dibujando la silueta con las manos.

De todas formas, la mayor parte del lenguaje de las manos no aporta información al que escucha. Se
trata de gestos «vacíos», pequeños y rápidos que ocurren durante la conversación, pero que no son
parte de la historia que se cuenta.

El lenguaje verbal y no verbal del psicópata está desasociado. Discurso fragmentado


¿Esto significa que están locos?
¡Afirmaciones contradictorias e incoherentes! ¡Pobreza emocional! Estoy seguro de que el lector se
estará haciendo ahora la siguiente pregunta: ¿Esta gente no está mentalmente perturbada? ¿Hemos de
volver al viejo debate del loco frente al malo?

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