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PSICOLOGIA DE LA FORMA
BIBLIOTECA PSICOLOGIAS DEL SIGLO XX
3
KURT KOFFI{A
Berlin:» Massachussetts
PRINCIPIOS DE
PSICOLOGIA LA FORMA
EDITORIAL PAIDOS
BUENOS AIRES
Título del original inglés
PRlNCIPLES OF GESTALT PSYCHOLOGY
Publicado por
International Library of Psychology
Philosophy and Scientific Method,
Harcourt, Brace and Company
New York
Supervisión de
JAIME BERNSTEIN
Miembro por la Argentina de la Agrupación
Internacional para la Coordinación de la
Psiquiatria yde los Métodos Psicológicos,
Asociada a la UNE seo.
Ex Profesor de las Universidades
de Buenos Aires y La Plata.
IMPRESO EN LA ARGENTINA
(PRINTED IN ARGENTINA)
PREFACIO 13
J
HECHOS Y TEORIAS
CIENCIA Y CONDUCTA
y lo que él debe hacer con ella: una fruta dice "cómeme", el agua
dice "bébeme"; el trueno "témeme" y la mujer "ámame".
Este mundo es limitado mas, hasta cierto punto, manej able; el
conocimiento es directo y completamente acientífico, en muchos
casos perfectamente verdadero, pero en muchos otros irremediable-
mente errado. Y el hombre descubrió lentamente los errores en su
mundo originario. Aprendió a desconfiar de lo que las cosas le de-
cían y gradualmente olvidó el lenguaje de los pájaros y de las
piedras. En su lugar, desarrolló una nueva actividad: comenzó a
pensar. Y esta nueva actividad le aportó grandes ventajas. Podía
meditar las consecuencias de los acontecimientos y de las acciones
y en consecuencia liberarse del pasado y del presente. Pensando
creó conocimiento en el sentido del conocimiento científico -conoci·
miento que no lo era ya de cosas individuales sino universales. El
conocimiento, de este modo, se torna más y más indirecto, y la
acción, en la medida en que pierde la guía directa dada por el
mundo de las cosas, más y más intelectualizadas. Además, el pro-
ceso del pensar había destruído la unidad del mundo primitivo. El
pensamiento había desarrollado categorías o clases, y cada clase
tenía sus propias características, modos de comportarse o leyes. Las
situaciones concretas que demandan decisiones y acciones prontas
no caen, sin embargo, dentro de una única categoría. De este modo,
la acción, si iba a ser dirigida por el conocimiento científico, tenía
que estar sujeta a un complejo proceso de pensamiento, y bastante
a menudo tal proceso resultaba insuficiente para proporcionar una
decisión precisa. En otras palabras: en tanto el mundo del hombre
primitivo había determinado directamente su conducta y le había
dicho qué era bueno y qué malo, el mundo científico muy a menudo
fracasó cuando trató de responder a tales interrogantes. La razón
parecía revelar la verdad, pero que no podía ofrecer ninguna guía
para la conducta; la exigencia, empero, de esa guía quedaba en
pie y debía ser satisfecha. De tal modo, surgió eventualmente el
dualismo de ciencia y religión con sus diversos aspectos de teoría
de dos caras, amarga enemistad y sentimentalización de la ciencia,
la una tan insatisfactoria como la otra.
PSICOLOGÍA DE LA FORMA 23
EL PELIGRO DE LA CIENCIA
FUNCION DE LA CIENCIA
LA CONDUCTA Y SU AMBITO
EL PUNTO DE PARTIDA
DEFINICIONES DE LA PSICOLOGIA
EL CONCEPTO DE CAMPO
EL CAMPO EN LA PSICOLOGIA
De hecho se encuentra con que es cada vez más y más difícil poner
las manos sobre "sustancias". Los campos de fuerza organizados
asumen para él la realidad principal. La proposición: el mundo
consiste en protones y electrones, carece de sentido para él, tanto
como la afirmación de que Europa está habitada por seres humanos,
carece de sentido para el historiador o el político. La segunda afir-
mación es incontestablemente verdadera, pero, ¿ayuda a explicar
la historia de Europa o la presente crisis política? Europa está
habitada por ingleses, franceses, alemanes y gran número de hom-
bres de otras nacionalidades. Pongamos a un francés en una isla
desierta, a un inglés en otra, a un alemán en una tercera, etc., y se
comportarán de un modo más o menos igual; por lo menos el hecho
de que todos ellos son seres humanos será el factor explicativo princi-
pal de su conducta. Pero el francés en Francia, el inglés en Inglaterra,
el alemán en Alemania, serán personas muy diferentes. ¿Por qué?
Porque no sólo los seres humanos son realidades, sino también las
sociedades humanas con sus instituciones, formas de gobierno, mo-
dalidades y costumbres, lenguas y literatura, artes y música, estra-
tificación social, etc. Si le negamos realidad a todo esto no podemos
ser ni historiadores ni políticos, pero tampoco podremos ser físicos
si negamos la realidad del campo de fuerzas en su distribución, o
fisiólogos si negamos la realidad de los caracteres masivos de los
procesos fisiológicos.
"Patrones fisiológicos". Quizá se pueda objetar que nadie lo
ha hecho, que la palabra "patrón fisiológico" se usa en todas
las obras y tratados sobre la materia. Convengámoslo, pero esta pa-
labra "patrón" oscurece la conclusión. ¿En qué sentido se con-
siderará real este patrón? Sólo en lo que llamaremos sentido geo-
métrico o combinatorio, sentido que podría aplicarse igualmente
cuando se arroj an los dados. Tírense seis dados; cada resultado pue-
de llamarse un patrón: 536224, 131434, 625251, etc., etc. Pa-
trón, aquí, no significa sino la combinación de hechos indepen-
dientes. Tales patrones pueden tener consecuencias muy reales. Yo
disco en mi teléfono el patrón 234 y suena la campanilla en
el despacho del presidente; si hubiese discad0479 me habría co-
municado con el departamento de psicología, etc. Esta es la clase
de realidad que se atribuye a los patrones fisiológicos, completa-
mente diferente de la clase de realidad que reclamé para los 'aspectos
masivos de la conducta y los hechos fisiológicos o físicos. Un
ejemplo que usé en una dilucidación previa, servirá para contrapo-
so K. KOFFKA
luego, que cada una de estas dos partes polares tiene su propia
estructura. De este modo, el medio ambiente no es ni un mosaico
de sensaciones ni una "floreciente y zumbante confusión", ni una
borrosa y vaga unidad total; mas bien consiste en una cantidad
definida de objetos y sucesos separados, que, como objetos y sucesos
separados, son productos de la organización. Del mismo modo, el yo
no es ni un punto, ni una suma o mosaico de impulsos o instintos.
Para describirlo adecuadamente debemos introducir el concepto de
personalidad con toda su enorme complejidad. De tal modo, quere-
mos estudiar la conducta como un acontecimiento en el campo psico-
físico, debemos dar los siguientes pasos.
1) Debemos estudiar la organización del campo conductal, lo
que significa: a) descubrir las fuerzas que lo organizan en objetos
y fenómenos separados; b) las fuerzas que existen entre estos objetos
y fenómenos diferentes; y, e) cómo producen estas fuerzas el campo
ambital según lo conocemos en nuestro ámbito de conducta.
2) Debemos investigar cómo pueden influir en dichas fuerzas
los movimientos del cuerpo.
3) Estudiar el yo como una de las principales partes del campo.
4) Mostrar que las fuerzas que enlazan al yo con las otras
partes del campo son de la misma naturaleza que aquellas que
vinculan diferentes partes" del campo ambital, y cómo producen la
conducta en todas sus formas.
5) No olvidar que nuestro campo psicofísico existe dentro de
un organismo real que a su vez existe en un medio geográfico. De
este modo, las cuestiones de la cognición verdadera y adecuada o
conducta adaptada entrará también en nuestro programa.
Los puntos 3) Y 4) son los nudos de una teoría de la conducta;
los 1) y 2) son necesarios para su solución. Y por lo tanto no
hay que asombrarse de que los dos problemas 3) y 4) hayan sido
mucho menos estudiados que los otros; además, la experimentación
se ha iniciado dentro del terreno de nuestro primer punto, ambos
en la psicología en general y en la psicología de la gestalt en par-
ticular. De modo que el lector no debe sorprenderse de que dedique-
mos más espacio a nuestro primer punto de lo que parece propor-
cionado, considerando su importancia en el esquema total. El valor
de los conceptos teóricos está probado por su aplicación en la inves-
tigación real. Los conceptos hasta aquí desarrollados no podrán en-
tenderse sin un buen conocimiento de la labor concreta de investiga-
ción experimental en donde han desempeñado el papel principal. Pero
K. KüFFKA
EL CAMPO AMBITAL
EL CAMPO AMBITAL
tros ojos, las lentes, que adoptan cierta curvatura a fin de proyectar
lo que llamamos una imagen nítida de los objetos en nuestra retina.
Ya que nada debemos dar por consabido, nos enfrentamos aquí con
un primer problema: ¿Por qué las lentes reaccionan de modo tan
extraño? ¿ Qué es lo que les hace cambiar la curvatura de acuerdo
con la distancia real de los obj etos que han de ser vistos? Al pos-
tergar la respuesta de este problema para el capítulo VIII (pá-
gina 311) nos limitaremos a señalar que si las lentes no se com-
portasen de este modo, no podrían verse los objetos. Como ha se-
ñalado F. Heider (p. 146): Colóquese una placa fotográfica frente
a un objeto y expóngaselo el tiempo necesario para que tenga lugar
el efecto fotoquímico, luego la placa, al ser revelada, virtualmente
será de un gris uniforme; no habrá, propiamente, una imagen del
objeto en la placa. Si se desea un retrato debe ponerse la placa en
una cámara fotográfica que esté bien enfocada. Pero aunque se
obtenga una fotografía regular, ¿qué hay en la placa revelada?
¿ Un retrato? Sí y no; sí, cuando se incluye a la persona que mira
la placa en la situación; pero no, si se considera la placa en sí
misma. Sobre esta placa hay una gran cantidad de partículas que,
antes de que la placa fuere revelada y fijada, eran sensibles a la
luz y afectadas de acuerdo con la intensidad de la luz que las hi-
riese. Mientras más débil sea la luz, más fácilmente serán removidas
por el revelador, en forma tal que en la placa revelada habrá una
capa de material de un grosor que puede variar de punto en punto
y dependerá de la cantidad de luz que incidió sobre cada punto en
el tiempo de la exposición. Dado que esta capa está compuesta de
un número limitado de partículas, cada una de las cuales es afectada
como un todo, la precisión de detalles que muestre la placa depen-
derá de la fisura del grano, esto es, de la cantidad de partículas por
unidad de superficie. Por muy fino que sea el grano, empero, la
placa revelada puede ser descrita adecuadamente si se divide en
pequeñas superficies y se mide el espesor de la capa en cada una
de ellas. Una tabla completa de estos espesores constituiría una
descripción completa de la placa revelada. No hay imagen en ella,
si por imagen se entiende algo más que esta tabla completa. Róm-
pase la esquina de la placa, bórrese una parte de la capa fotográfica,
el resto permanecerá como antes, conservando cada punto sus carac-
terísticas propias, con total independencia de los otros.
PRIMERA RESPUESTA
previo. Una primera. respuesta sería: las cosas se Ven como se ven,
porque ellas son lo que son.
Aunque tal respuesta parezca trivial, no sólo es profundamente
inadecuada, sino también, en muchos casos, literahnente errónea.
Particularicemos unos pocos aspectos de los objetos conductales y
comparémolos con los reales. La pluma con que escribo es una
unidad en mi ámbito conductal y lo mismo es la pluma real en el
ámbito geográfico. Hasta aquí todo va bien. Pero si nuestra propo-
sición fuese verdadera, el ser una unidad real sería condición ne-
cesaria y suficiente para que una cosa fuese también unidad con-
ductal. Es fácil demostrar, empero, que no es ni necesaria ni
suficiente. Si fuese una condición necesaria querría decir que para
cada unidad en mi campo conductal corresponde una unidad en el
ámbito geográfico; pues si pudiesen existir unidades de
conducta sin las unidades geográficas correspondientes, en-
•. .•. tonces la existencia de las últimas no sería ya necesaria para
la existencia de las primeras. Nada más fácil de señalar, sin
Fig. 3 embargo, que las unidades conductales a las cuales no co-
rresponden unidades geográficas. Véase la figura 3. En:
nuestro campo conductal hay una unidad, una cruz, en realidad"
en el ámbito geográfico no hay ninguna cruz, no hay más que
once puntos en cierta disposición geométrica, mas no hay vínculo
alguno entre ellos que pudiesen transformarlos en una sola uni-
dad. Esto vale, por supuesto, para todas las figuras, lo mismo que
para las constelaciones estelares, ejemplo utilizado por Kohler para
ilustrar este punto.
Si la existencia visible de las unidades reales fuese la condición
suficiente para la aparición de una unidad de conducta, esto sig-
nificaría que siempre que nuestros ojos se dirigiesen a una unidad
física percibiríamos una de conducta. Mas esto tampoco es verdad.
Ciertamente, en la mayoría de los casos, esta correlación existe,
pero hay excepciones. En realidad, es posible interferir en las
unidades reales de tal modo que ellas no parezcan más unidades,
efecto que tratamos de producir cuando queremos disimular ciertos
objetos bien conocidos. Si se cubre un fusil con pintura, en forma
tal que una parte de él se "funda" sobre el tronco de un árbol, otra
sobre las hojas, una tercera sobre el suelo, el observador no verá
ya una unidad, el fusil, sino una multiplicidad de objetos mucho
menos importantes. El "camouflage" fué un arte bien desarrollado
durante la guerra, cuando todavía se destruían grandes barcos como
unidades reales, en el mundo conductal del enemigo. De modo
PSICOLOGÍA DE LA FORMA 101
SEGUNDA RESPUESTA
La introducción del término estímulo próximo nos ha dado, em-
pero, una pista para la segunda respuesta de nuestra cuestión:
las cosas se ven así porque los estímulos próximos son lo que son.
Ahora, en su más lata interpretación, esta proposición es claramente
K. KOFFKA
es, tuvo que ser completada con la primera respuesta, esto es, que
el hecho de que las cosas sean lo que son también debe incluirse
en la explicación final. La teoría corriente' era, de este modo, una
especie de combinación de nuestras dos respuestas, dando cuenta la
segunda respuesta, del efecto inmediato, y la primera, del secunda-
rio. Porque de acuerdo con este modo de pensar, al tratar con las
cosas, adquirimos experiencia de ellas, y esta experiencia penetra
nuestra percepción entera. Así, según esta concepción, debemos
distinguir realmente entre dos clases de campos de conducta, uno
primario y otro secundario, el campo de las sensaciones y el campo
de las percepciones. El campo primario original, el campo de las
sensaciones, corresponde completamente a los estímulos próximos
(hay sólo una notable excepción que examinaremos más adelante),
pues para este campo primario la respuesta de que se ve como se
ve porque los estímulos próximos son lo que son, resulta verdadera
en un sentido muy restringido. Pero la experiencia ha cambiado
este campo primario sustituyéndolo por el secundario en virtud de
las innumerables experiencias que hemos tenido.
LA RED DE LAS HIPÓTESIS TRADICIONALES. Veamos los alcances
de esta teoría. No hace mucho tiempo, en 1920, Jaensch explicó
el experimento de Wundt del hilo que se acerca y se aleja y cuyo
movimiento percibimos, de la siguiente manera: "En el caso del
hilo, el juicio sólo puede descansar sobre un cambio en la magni-
tud de las dimensiones retinales que acompaña la alteración de la
distancia del hilo, y aunque este cambio es demasiado pequeño
para ser advertido directamente como un cambio de magnitud,
debe determinar, sin embargo, el juicio de distancia." Varios as-
pectos de esta explicación son dignos de tenerse en cuenta. Primero,
distingue entre efectos que pueden ser notados directamente -aun-
que no son notados en el momento-, esto es, la alteración del
espesor aparente del hilo correlativa a una alteración del ancho
de la imagen retinal -y juicios determinados por tales efectos di-
rectamente perceptibles-, esto es, la mayor o menor distancia del
hilo. Si expresamos esta distinción diciendo: el espesor creciente
del hilo de conducta significa, o es interpretado como acercamiento
y su espesor decreciente como alejamiento, entonces veremos que
éste es un claro ejemplo de la "teoría del significado" que Kóhler
ha estudiado brillantemente en su obra. ¿ Cuál es, debe preguntarse
toda persona juiciosa, la razón para distinguir, en el experimento
no K. KOFFKA