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co DIAGNÓSTICO
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Escalas de valoración del dolor


R. Montero Ibáñez y A. Manzanares Briega
d Centro de Salud Villa de Vallecas. Madrid. España.

E l dolor es una experiencia multidimensional que abarca la eva-


luación de numerosos dominios, incluidas dimensiones fisioló-
gicas, sensoriales, afectivas, cognoscitivas, del comportamiento y
– Conseguir información subjetiva por parte del paciente.
– Observar la conducta de un sujeto con dolor.
– Utilizar instrumentos para medir las respuestas autonómicas.
socioculturales (McGuire, 1992).
La valoración clínica comprende las siguientes fases: La descripción subjetiva es probablemente el mejor indicador
del dolor, pero hay varios métodos de medición del dolor. Para su
– Tomar en serio la queja del paciente. elección es importante tener en cuenta factores demográficos (ni-
– Evaluar la intensidad del dolor. La base de la valoración del vel de enseñanza, pertenencia étnica y lengua), estado cognitivo,
dolor procede del propio paciente; por tanto, el médico debe ins- función sensorial (visión y habilidades psicomotrices) y la preferen-
truir al paciente y a su familia en la utilización de las escalas de va- cia del paciente.
loración del dolor.

Desde el punto de vista clínico, es necesario diferenciar entre MÉTODOS VERBALES1-10


dolor agudo (es el que tiene una duración limitada, horas o unos
pocos días) y el crónico (se prolonga en el tiempo al menos más Modelos unidimensionales (fig. 1)
de 3 meses). Hay diferentes formas de expresar el dolor. Es nor-
Escala descriptiva simple o de valoración verbal (Verbal Rating
mal responder al dolor agudo con monosílabos, incluso en forma Scale [VRS])
de gritos. El lenguaje natural del dolor crónico es el silencio,
más aún en el paciente anciano; de ahí la importancia de su co- Fue introducida en 1948 por Keele. Utiliza un abordaje muy bási-
rrecta valoración para mejorar el manejo; se debe tener en co para medir el dolor y generalmente es útil para el investigador,
cuenta la relativa importancia de cada uno de los factores que lo por su fácil aplicación.
integran: la percepción del dolor, el miedo, el estrés, la depre- Como cualquier otro tipo de escala, tiene el problema de que la
sión, el medio social en el que se desenvuelve el paciente, el misma palabra puede tener significados diferentes para distintos
sueño nocturno, etc. pacientes. Las palabras “no dolor, leve, moderado, severo y atroz”
Diferenciamos 3 abordajes básicos para medir el dolor: son descripciones relativas y no tienen aceptación universal.

Ausencia Dolor Dolor Dolor Dolor


de dolor leve moderado severo atroz
Escala verbal
(elección de la
palabra que refleja
la intensidad 0 = Ausencia de dolor
del dolor) 1 = Dolor leve
2 = Dolor moderado
3 = Dolor severo
4 = Dolor atroz

Escala numérica
(elección de un
número que indique 0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
la intensidad del dolor
en una escala
de 0 a 100,
correspondiendo el 0 Suave Insoportable
al dolor suave y 100
al dolor insoportable)

No dolor Máximo dolor


imaginable
Escala analógica
visual (línea de 10 cm
a lo largo de la cual 0 100
el paciente marca
el punto que 0 100
corresponde a la
intensidad o alivio
del dolor)
No alivio Alivio completo
Figura 1 Modelos unidimensionales.

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Sin dolor Muy doloroso

0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

Figura 2 Escala analógica graduada.

– Escala de la expresión facial (Faces Pain Scale [FPS]) (fig. 3).


Fue desarrollada por Bieri en 1990 para su uso en niños. Está
compuesta por rostros con diferentes expresiones que representan
a una persona que está feliz porque no siente dolor o que está tris-
te porque siente algo de dolor o mucho dolor. A cada rostro se le
0 2 4 6 8 10 asigna una puntuación. Se pide al paciente que seleccione el rostro
Sin dolor Duele Duele un Duele Duele El peor que describe mejor cómo se siente.
un poco poco más aún más mucho dolor
Al no requerir lectura, escritura o capacidad expresiva, puede
ser muy útil para valorar el dolor en pacientes con incapacidad pa-
Figura 3 Escala de caras Wong-Baker.
ra describirlo o para comprender las formas de valoración, como
los niños menores de 3 años, las personas analfabetas, los pacientes
con deterioro cognitivo y los más ancianos, con datos aceptables de
Escala numérica fiabilidad y validez (Herr et al, 1998; Stupy, 1998)2.
Es una de las más comúnmente empleadas y fue desarrollada por Los resultados del estudio de Laurie et al de 2002 demuestran
Downie en 1978. Se le pide al paciente que asigne al dolor un va- que la FPS permite medir componentes tanto afectivos como sen-
lor numérico entre 2 puntos extremos de 0 al 100, donde el 0 co- soriales del dolor.
rresponde a “dolor suave” y el 100 a “dolor insoportable”. – Termómetro del dolor. Se ha demostrado eficaz en la pobla-
ción anciana (Herr et al, 1993; Weiner, 1998).
Escala visual analógica (Visual Analogue Scale [VAS]) – Escala de grises de Luesher. Se basa en una serie de tonalidades
Esta escala fue ideada por Scott-Huskinson en 1976. Se compone grises (del blanco al negro) con diferentes texturas y grados de luminosi-
de un dibujo con una línea continua con los extremos marcados dad. El blanco simboliza el bienestar y corresponde al 0 (ningún dolor);
por 2 líneas verticales que indican la experiencia dolorosa. Esta es- el negro corresponde al máximo dolor y el gris es un color indiferente.
cala se denomina analógica solamente cuando se emplean palabras El blanco es un índice de confianza, partición, fuerza y colabora-
en sus 2 extremos, tales como “no dolor” y el “máximo dolor imagi- ción. El negro es de pasividad, negación y no colaboración. Los gri-
nable” o “no alivio” y “alivio completo”. Se denomina “gráfica” si se ses claros representan una decreciente disminución de la actividad.
establecen niveles con las palabras de referencia. Al paciente no se Se pueden coordinar los resultados de la escala de grises y la es-
le indica que describa su dolor con palabras específicas, sino que cala visual analógica. Con la escala de los grises se obtendrán datos
es libre de indicarnos, sobre una línea continua, la intensidad de su que confirmarán o no los anteriores.
sensación dolorosa en relación con los extremos de ésta.
Se han ido introduciendo modificaciones con el fin de aumentar
su sensibilidad, ya que alrededor de un 9% de los pacientes son in- MODELOS MULTIDIMENSIONALES
capaces de completarla. Algunas de ellas son:
McGill Pain Questionnaire (MPQ)
– Escala analógica graduada (fig. 2). Aparece una serie de mar- Fue desarrollado por Melzack en 1975 con el fin de realizar un
cas o gradaciones, aisladas o acompañadas de números o términos abordaje multidimensional del fenómeno doloroso. Abarca com-
descriptivos ordinales. ponentes sensoriales y emocionales y es un instrumento importan-
– Escala analógica luminosa (Nayman). Está constituida por un te en la valoración del dolor crónico.
sistema de colores codificado –blanco, amarillo, naranja, rojo, vio- Valora 3 aspectos: sensorial (localización, aspectos táctiles, as-
leta– que se disponen a lo largo de la línea. Cada uno de estos co- pectos temporales y propiedades térmicas), afectivo (tensión emo-
lores es representativo de un determinado nivel de dolor, que cional, signos vegetativos y miedo) y evaluativo (emocional).
abarca desde la ausencia de dolor (color blanco) hasta un dolor in- Consiste inicialmente en la localización corporal del dolor, para
soportable (color violeta). El paciente debe marcar un determina- lo que se solicita al paciente que señale, en un gráfico que se ad-
do color que refleja la magnitud de su dolor. junta, la zona dolorosa.

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Posteriormente se realiza un test que consta de 20


grupos de palabras que describen el dolor. Se pide al pa-
ciente que dentro de cada uno de los grupos elija el voca-
blo que mejor se corresponda con las características de
su dolor.
Los primeros 10 grupos representan cualidades senso-
riales, los 5 siguientes, cualidades afectivas, el grupo nú-
mero 16 es evaluativo y los 4 restantes son una miscelá-
nea.
La tercera parte indica los cambios que experimenta
el dolor y, por último, la cuarta es una escala de valora-
ción subjetiva que puntúa la intensidad del dolor de 1 a
5.
Algunos pacientes la encuentran más complicada que
la escala analógica visual o la escala numérica, porque el
vocabulario que se emplea no es de fácil manejo a pesar
de tratarse de un escala fácil de completar (se puede rea-
lizar en 5-15 min). Se ha demostrado su viabilidad en los
más ancianos (Helme et al, 1989; Luggen, 1998)2. Algu-
nas de las limitaciones encontradas son: la ausencia de
una categoría para la “ausencia de dolor”, su difícil tra-
ducción a otras lenguas y la diferente interpretación de
sus adjetivos según la edad, el sexo, la posición social, etc.
Test de Lattinen
Se utiliza ampliamente en nuestro país debido a su fácil
comprensión. Las valoraciones se obtienen por la suma
de la puntuación asignada a cada uno de los 5 grupos de
4 preguntas; se puede alcanzar un máximo de 20 puntos
que nos informan sobre aspectos como intensidad subje-
tiva del dolor, frecuencia de la presentación del dolor,
consumo de analgésicos, discapacidad causada por el do-
lor e influencia de éste en el reposo nocturno.

MÉTODOS CONDUCTUALES6-10

Estas escalas de observación se basan en una serie de cri-


terios definidos de manera objetiva que pueden ser valo-
rados tanto por personas cercanas al paciente como por
personal entrenado. La persona que observa estos crite-
rios debe anotar si éstos se manifiestan y, si es así, su fre-
cuencia, duración e intensidad.
Escala de Andersen
En el caso que no se pueda establecer comunicación con
el paciente, se considera útil la escala de Andersen para
valorar el dolor:

0. Ausencia de dolor.
1. Ausencia de dolor en reposo y ligero a la moviliza-
ción o tos.
2. Dolor ligero en reposo o moderado a la moviliza-
ción o tos.
3. Dolor moderado en reposo o intenso a la moviliza-
ción o tos.
4. Dolor intenso en reposo y extremo a la movilización
o tos.
5. Dolor muy intenso en reposo.
Cartilla de autodescripción diaria del dolor
Fue creada por Pozzi en 1979. Consiste en una valora-
ción diaria por parte del paciente de la intensidad y dura-

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ción del dolor, así como de otros ítems indirectos (consumo de fár- Bibliografía
macos, horas de sueño, etc.). El sueño constituye un parámetro de 1. Young DM. Journal of gerontological nursing. Thorofare. 1999;25:10.
2. Herr K. Journal of gerontological nursing. Thorofare. 2002;28:20.
ausencia de dolor y de estabilidad psíquica. 3. Jowers Taylor L, Herr K. Journal of gerontological nursing. Thorofare.
2002;28:15.
Escala de Branca-Vaona 4. Stanik-Hutt JA. Critical care nurse. Alisa Veijo. 2003;23:99.
Se basa en la terapia antiálgica. 5. Ardery G, Herr KA, Titler MG, Sorofman BA, Schmitt MB. Assesing and ma-
naging acute pain in older adults: a research base to guide practice. Medsurg
Nursing. Pitman. 2003;12:7.
6. Silva César M, Aldámiz-Echevarría Iraurgui B, Lamelo Alfonsín F, Vidán Mar-
MÉTODOS FISIOLÓGICOS6-10 tínez L. Especialistas en medicina familiar y comunitaria de la Unidad de Hos-
pitalización a Domicilio. Complexo Hospitalario Juan Canalejo, SERGAS, A
Coruña. Guías Clínicas. 2004;4(24).
Se basan en la determinación de los péptidos opioides endógenos 7. Miralles Pardo F, González-Darder JM, Vaca Miguel JM, Failde Martínez I,
en el líquido cefalorraquídeo, catecolaminas, cortisol y hormona Zafra Mezcua J. Investigación en el dolor, dolor experimental, medición y valo-
antidiurética, estudio de potenciales evocados, patrones electro- ración del dolor. Calidad de vida. Medicina del Dolor. Barcelona: Masson;
1997.
miográficos y neurografía percutánea y mediante la determinación 8. Pallarés Delgado de Molina J, Seijo Fernández F, Canós Verdecho MA, Cam-
de patrones respiratorios, sobre todo en el dolor torácico y abdo- ba Rodríguez MA. Historia clínica. Métodos de exploración, evaluación y diag-
minal alto.  nóstico en terapéutica del dolor. Medicina del Dolor. Barcelona: Masson; 1997.
9. Garzón Sánchez JC. Medición y valoración del dolor. Sistemas de inteligencia
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tudio y tratamiento del dolor agudo y crónico. Madrid: Arán SA; 1995.
10. Kittelberger Keith P, Lebel Alyssa A, Borsook D. Valoración del dolor. Massa-
chusetts General Hospital: tratamiento del dolor. Madrid: Marban; 1999.

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