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Universidad católica Lumen Gentium

Seminario de problemas de Teología dogmática


Pbro. Rogelio Calixto Alcántara Mendoza
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Pablo Rafael Sotelo González


13/11/2021

S. Th., I-II, q.69. Sobre las bienaventuranzas.

Ad.3. Todos aquellos premios se consumarán perfectamente en la vida futura; pero, entretanto, ya en esta vida empiezan a
Ad.2. no hay otros hábitos que rectifiquen la vida disfrutarse de algún modo.
Porque como reino de los cielos, según dice San Agustín, puede entenderse el principio de la sabiduría perfecta por el que empieza
humana fuera de las virtudes y los dones. a reinar en los hombres el espíritu.
Posesión de la tierra significa el buen afecto del alma cuyo deseo descansa en la estabilidad de la herencia perpetua, significada
Ad.3. La mansedumbre se toma en la objeción por el acto por la tierra.
Son consolados en esta vida participando del Espíritu Santo, que se llama Paráclito, esto es, Consolador.

de mansedumbre; y lo mismo la justicia y la misericordia. Son también saciados en esta vida con aquel alimento de que habla el Señor, Jn 4,34: Mi comida es hacer la voluntad de mi Padre. 
También en esta vida consiguen los hombres la misericordia de Dios.

Y aunque éstas parezcan virtudes, se atribuyen, sin E igualmente aquí, purificado el ojo por el don de entendimiento, puede ser Dios visto de algún modo.
Asimismo, quienes en esta vida calman sus movimientos, asemejándose a Dios, son llamados hijos de Dios. Todo esto, no
obstante, se realizará más perfectamente en la patria
embargo, a los dones, porque también los dones
perfeccionan al hombre acerca de toda la materia en que
perfeccionan las virtudes
A.1. Respondo: hacia el fin de la A.2. Respondo: una es la esperanza que se
bienaventuranza se mueve y acerca tiene de la fructificación del árbol cuando
uno por las obras de las virtudes; y reverdecen sus ramas, y otra cuando ya
principalmente por las obras de los empiezan a aparecer los primeros frutos.
dones, si se trata de la bienaventuranza aquellas cosas que en las bienaventuranzas se
eterna, para lo cual no basta la razón, señalan como méritos, son ciertas
sino que a ella induce el Espíritu Santo, preparaciones o disposiciones para la
para cuya obediencia y seguimiento bienaventuranza, perfecta o incoada. Mas las
somos perfeccionados por los dones. cosas que se señalan como premios, pueden
ser o la misma bienaventuranza perfecta, y en
Por consiguiente, las bienaventuranzas este sentido pertenecen a la vida futura, o
se distinguen de las virtudes y de los cierta incoación de la bienaventuranza, tal
dones, no como hábitos distintos, sino como se da en los varones perfectos; y en
como los actos se distinguen de los este sentido los premios pertenecen a la vida
presente.
hábitos

A.3. El Señor puso en primer lugar ciertas bienaventuranzas que apartan lo que es el obstáculo de la felicidad voluptuosa. Pues la vida
voluptuosa consiste en dos cosas.

Primera, en la abundancia de bienes exteriores, bien sean riquezas, bien sean honores. De ellos se retrae el hombre por la virtud, usando
moderadamente de ellos, y de modo más excelente por el don, que le inclina a despreciarlos totalmente. De ahí que se ponga como primera
bienaventuranza: Bienaventurados los pobres de espíritu, lo cual puede referirse o al desprecio de las riquezas o al desprecio de los honores,
que realiza la humildad.

A.4. los premios de las tres primeras bienaventuranzas se toman según aquellas cosas que algunos buscan en
La segunda cosa en que consiste la vida voluptuosa es seguir las propias pasiones, tanto del apetito irascible como del apetito concupiscible. la felicidad terrena.
Pues los hombres buscan en las cosas exteriores, esto es, en las riquezas y en los honores, cierta excelencia y
abundancia, ambas cosas incluidas en el reino de los cielos, con el que el hombre consigue en Dios la
Del seguimiento de las pasiones del apetito irascible retrae al hombre la virtud, para que no se exceda en ellas, según la regla de la razón; y excelencia y la abundancia de bienes.
de modo aún más excelente lo hace el don, hasta el punto de lograr plena tranquilidad en conformidad con la voluntad divina. De ahí que se
ponga como segunda bienaventuranza: Bienaventurados los mansos. De ahí que Dios haya prometido el reino de los cielos a los pobres de espíritu.
A su vez, los hombres feroces y crueles buscan lograr para sí, mediante litigios y guerras, la seguridad para sí
destruyendo a sus enemigos.
Y del seguimiento de las pasiones del apetito concupiscible retrae la virtud, haciendo usar moderadamente de ellas, y el don, renunciando a
ellas totalmente si fuere necesario, e incluso optando, si fuese necesario, por el llanto voluntario. De ahí que se ponga como tercera
De ahí que el Señor haya prometido a los mansos la posesión tranquila y segura de la tierra de los vivientes,
bienaventuranza: Bienaventurados los que lloran. con la que se significa la estabilidad de los bienes eternos.
En las concupiscencias y placeres del mundo buscan los hombres tener consuelo contra los trabajos de la vida
presente.
La vida activa consiste principalmente en dar cosas a los demás, sea como debidas o como beneficio espontáneo. De ahí que el Señor haya prometido consuelo a los que lloran.
Otras dos bienaventuranzas pertenecen a las obras de la felicidad activa, que son las obras de las virtudes que
ordenan al hombre en relación con el prójimo, de las cuales se retraen algunos por el desordenado amor del
A lo primero nos dispone la virtud para que no rehusemos dar al prójimo lo que le debemos, lo cual pertenece a la justicia. Mas el don nos
mueve a eso mismo con un afecto más abundante, de modo que cumplamos las obras de justicia con ferviente deseo, al modo como el
propio bien.
hambriento y el sediento apetecen con ferviente deseo la comida y la bebida. De ahí que se ponga como cuarta bienaventuranza: De ahí que el Señor atribuya a estas bienaventuranzas aquellos premios, por los que los hombres se apartan
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia.
de ellas. Pues algunos se retraen de las obras de justicia no pagando lo que deben, sino tomando más bien lo
ajeno, para enriquecerse en bienes temporales.
En cuanto a las donaciones espontáneas, la virtud nos perfecciona para que demos cosas a aquellos a quienes nos dicta la razón que
De ahí que el Señor prometa saciedad a los hambrientos de justicia.
debemos darlas, como a los amigos y otras personas allegadas, lo cual pertenece a la virtud de la liberalidad; pero el don, por la reverencia a También se retraen algunos de las obras de misericordia para no mezclarse en las miserias ajenas.
Dios, no se fija más que en la necesidad de aquellos a quienes hace beneficios gratuitos. De ahí que se diga en Lc 14,12-13: Cuando hagas una
comida o una cena, no llames a tus amigos ni a tus hermanos, etc., sino llama a los pobres y débiles, etcétera, lo cual es propiamente tener De ahí que el Señor prometa a los misericordiosos misericordia, que los libra de toda miseria.
misericordia. Por eso se pone como quinta bienaventuranza: Bienaventurados los misericordiosos.
Las dos últimas bienaventuranzas pertenecen a la felicidad contemplativa o bienaventuranza, y por eso los
premios se dan según la debida proporción a las disposiciones que se ponen como méritos.
Las cosas pertenecientes a la vida contemplativa, o son la misma bienaventuranza final o algún comienzo de ella. Por eso no se ponen en las
Pues la limpieza de los ojos dispone para ver claramente;
bienaventuranzas como méritos, sino como premios. Pero se ponen como méritos los efectos de la vida activa con los cuales se dispone el de ahí que a los de corazón puro se les prometa la visión de Dios.
hombre para la vida contemplativa. Ahora bien, entre los efectos de la vida activa, en cuanto a las virtudes y dones que perfeccionan al
hombre en sí mismo, está la pureza de corazón, de modo que la mente del hombre no se manche con las pasiones. De ahí que se ponga A su vez, establecer la paz, bien en sí mismo, bien entreAd.3. También
los demás hombres,losmanifiesta
premios quetienen lugar
el hombre es por adición de unos a otros. En efecto, es más poseer la tierra del reino de los cielos que
como sexta bienaventuranza: Bienaventurados los limpios de corazón imitador de Dios, que es Dios de unidad y de paz.
tenerla simplemente, pues tenemos muchas cosas que no poseemos firme y pacíficamente. También es más ser consolado en el
De ahí que se le dé como premio la gloria de la filiación divina, que consiste en la perfecta unión con Dios por la
Ad.5. La octava bienaventuranza es un afianzamiento y manifestación de todas las anteriores, pues por el hecho de estar uno reino que tenerlo y poseerlo, pues poseemos muchas cosas con dolor. También es más ser saciado que ser simplemente
sabiduría consumada.
y en cuanto a las virtudes y dones que perfeccionan al hombre en relación con el prójimo, el efecto de la vida activa es la paz, según aquello
afianzado en la pobreza de espíritu, en la mansedumbre y en todas las demás, resulta que no se aparte deLa paz
de Is 32,17: estos
será obrabienes
de la justicia.por
De ahí que se ponga como séptima bienaventuranza: Bienaventurados los pacíficos.
consolado, pues la saciedad importa abundancia de consuelo. A su vez, la misericordia excede a la saciedad, al recibir el hombre
ninguna persecución. De ahí que la octava bienaventuranza pertenezca de algún modo a las siete precedentes más que lo que merece o pudiera desear. Y mayor premio es aún ver a Dios, como de mayor dignidad goza el que en la corte del
rey no sólo come, sino que puede ver también la cara del rey. Mas la máxima dignidad en la casa del rey la tiene el hijo del rey.

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