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Introducción a la Biblia

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Introducción a la Biblia

INSTITUTO BIBLICO
PENTECOSTAL
SEMESTRE I

FUNDACIÓN EDUCACIÓN
CRISTIANA PENTECOSTAL
Iglesia Pentecostal Unida de Colombia

1
Introducción a la Biblia
Recopilado por
INSTITUTO BIBLICO PENTECOSTAL
Institución de formación Teológica Adscrita al
ÁREA DE EDUCACIÓN TEOLÓGICA
De la
FUNDACION EDUCACION CRISTIANA PENTECOSTAL
Y la
Iglesia Pentecostal Unida de Colombia
Nota Aclaratoria
Este material es el producto de varios años de recopilaciones hechas por varias personas,
haciendo uso de diversas fuentes, autores y páginas web

La Ejecución de Este proyecto estuvo coordinada por

HONORABLE CONSISTORIO DE ANCIANOS


Iglesia Pentecostal Unida de Colombia (IPUC)

Rev. FERNANDO LOPEZ PIMIENTO


Director General Dpto. Educación Cristiana IPUC

La Dirección General de este proyecto estuvo a cargo de


Rev. JOSE IGNACIO SIERRA BONILLA
Director Nacional Educación Teológica IPUC

La Revisión y diseño instruccional de este proyecto estuvo a cargo de


Lic. Edison Andrés Betancourt Duarte
Coordinador Grupo pedagógico nacional IBP

La revisión, redacción y adaptación pedagógica de este módulo estuvo a cargo de


Hno. MIGUEL ANGEL LOZANO OYOLA
Pastor IPUC

Revisión de estilo
VICTORIA MEDINA GUZMÁN

A Dios gracias por su infinita Bondad y misericordia


Por su respaldo incondicional a este proyecto
Y por la inspiración que nos ha dado
Porque de Él dependemos siempre

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Introducción a la Biblia

INTRODUCCION 7

LOGRO GENERAL 9

LECCIÓN NO. 1 11
GENERALIDADES DE LA BIBLIA 11
Indicadores de Logro 11
Saberes Previos 11
Desarrollo de la lección 11
Significado de la palabra Biblia 11
Contenido y autoridad 12
El mensaje de la biblia 13
La biblia, palabra de Dios 14
Arqueología bíblica 16
En resumen 17

Actividad de Auto aprendizaje extra clase 18

LECCIÓN NO. 2 19
LOS MATERIALES 19
Indicadores de Logros 19
Saberes Previos 19
Desarrollo de la lección 19
Piedra 19
Tablas de escribir 20
Tablillas de arcilla 20
El papiro 21
El cuero y el pergamino 21
Óstraca 21
Instrumentos para escribir 22
Formas de los documentos 23
En resumen 25
Actividad De Auto aprendizaje Extra clase 25

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Introducción a la Biblia
LECCIÓN NO. 3 27
LOS IDIOMAS DE LA BIBLIA 27
Indicadores de Logro 27
Saberes Previos 27
Desarrollo de la lección 27
HEBREO 27
GRIEGO 28
EL IDIOMA DE JESÚS 29
En Resumen 31
Actividad de Auto aprendizaje Extra clase 31

LECCIÓN NO. 4 33
FUENTES DEL TEXTO BÍBLICO 33
Indicadores de Logro 33
Saberes Previos 33
Desarrollo de la lección 33
REVELACIÓN 33
INSPIRACIÓN 34
LA ILUMINACIÓN 36
En Resumen 38

Actividad de Auto aprendizaje Extra clase 39

LECCIÓN NO. 5 41
DIVISIONES DE LA BIBLIA 41
Indicadores de Logro 41
Saberes Previos 41
Desarrollo de la lección 41
CLASIFICACIÓN DE LOS LIBROS DEL ANTIGUO TESTAMENTO 44
CLASIFICACIÓN DE LOS LIBROS DEL NUEVO TESTAMENTO 47
En Resumen 49
Actividad de Auto-aprendizaje Extra-clase 49

LECCIÓN NO. 6 51
EL CANON DE LA BIBLIA 51
Indicador de Logro 51
Saberes Previos 51
Desarrollo de la lección 51
Proceso de «canonización» 53
La Septuaginta: el canon griego 55
El Antiguo Testamento griego 57
La iglesia y el canon 58
Canon del Nuevo Testamento 62
Religión y texto sagrado 62
La historia del texto, la transmisión del texto y la formación del canon 63

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Introducción a la Biblia
El canon 67
En Resumen 72
Actividad de Auto-aprendizaje Extra-clase 72

LECCIÓN NO. 7 73
LIBROS APÓCRIFOS. 73
Indicadores de Logro 73
Saberes Previos 73
Desarrollo de la lección 73
¿QUE ES APOCRIFOS? 73
EVIDENCIAS EXTERNAS DEL CANON 74
¿POR QUÉ NO SON CANONICOS? 77
ENUMERACIÓN Y EXPLICACIÓN 77
En Resumen 81

Actividad de Auto aprendizaje extra clase 81

LECCIÓN NO. 8 83
ANÁLISIS DE LAS DIFERENTES VERSIONES DE LA BIBLIA 83
Indicadores de Logro 83
Saberes Previos 83
Desarrollo de la lección 83
VERSIONES DE LA BIBLIA 83
El Resumen 96
Actividad De Auto aprendizaje Extra clase 96
Autoevaluación 97
Glosario 100

BIBLIOGRAFÍA 101

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Introducción a la Biblia

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Introducción a la Biblia

INTRODUCCION

―Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para


reargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el
hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda
buena obra‖
2ª Timoteo 3:16

Este módulo contiene la información necesaria para llevar al lector


a un aprendizaje sobre la forma como está compuesta la Biblia.

Considerando la gran necesidad que hay en el pueblo de Dios de


aferrarse al conocimiento estructural bíblico, para obtener una
mejor comprensión de forma literal y hallar una coherencia bíblica
en cada uno de sus relatos. De esta forma evitamos la presencia
de malas interpretaciones que diversas sectas asumen acerca de
la historicidad bíblica.

También tratamos de dar explicación al orden consecutivo que


llevan los libros en su lógica secuencial, ya que este orden no es
producto de una decisión al azar o que tal vez carezca de
argumentos valederos, al contrario las razones por las cuales el
orden de los libros bíblicos aparecen de esta forma y no de otra,
procura presentar la armonía literal que es necesaria para
comprender el mensaje central de la Biblia, la salvación del ser
humano.

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Introducción a la Biblia

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Introducción a la Biblia

Logro General

Dar a conocer al alumno del instituto bíblico


como fue constituida la biblia como palabra
de Dios, por medio de un estudio abordado
desde sus origines desarrollado en forma
cronológica a través del tiempo. Con el fin
de que el estudiante pueda adquirir un
dominio conceptual más amplio de lo que
hoy conocemos como la biblia o sagradas
escrituras.

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Introducción a la Biblia

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Introducción a la Biblia

LECCIÓN No. 1

Describir la forma como se conformo la biblia.


Identificar el mensaje esencial de la palabra de Dios.

¿Cuál es el mensaje central de la palabra de Dios?


¿Cuáles son las actividades que abarca la arqueología bíblica?

El término Biblia llegó al latín del griego biblia o ‗libros‘, forma


diminutiva de byblos, el término para ‗papiro‘ o ‗papel‘ que se
exportaba desde el antiguo puerto fenicio de Biblos. En la edad
media, los libros de la Biblia eran considerados como una entidad
unificada. El uso cristiano más antiguo de la biblia (‗los libros‘) en

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Introducción a la Biblia
este sentido se encuentra, según se cree, en 2 Clemente 14:2 (ca.
150 d.C.): ―los libros y los apóstoles declaran que la iglesia… ha
existido desde el principio.‖ Cf. Dn. 9.2, ―yo Daniel miré
atentamente en los libros‖, donde la referencia está vinculada al
corpus de escritos proféticos del AT. El gr. biblion (del que biblia es
el plural) es un diminutivo de biblos, que en la práctica denota
cualquier tipo de documento escrito, pero originalmente un
documento escrito sobre papiro (gr. byblos; cf. el puerto fn. de
Biblos, por el que en la antigüedad se importaba el papiro desde
Egipto).

Un término sinónimo de ―la Biblia‖ es ―los escritos‖ o ―las


Escrituras‖, usado frecuentemente en el NT para hacer referencia a
los documentos del AT en conjunto o en parte; cf. Mt. 21.42,
―¿Nunca leísteis en las Escrituras?‖; el pasaje paralelo de Mr. 12.10
tiene el singular, referido al texto particular que se cita, ―¿Ni aun
esta escritura habéis leído?‖; 2 Ti. 3.15, ―las Sagradas Escrituras‖,
vv. 16, ―toda la Escritura es inspirada por Dios‖. En 2 P. 3.16
―todas‖ las epístolas de Pablo están incluidas junto con ―las otras
Escrituras‖, expresión que incluye los escritos del AT, y
probablemente también los evangelios. Tanto el AT como el NT la
tawrat y el injé÷l se reconocen en el Corán (Sura 3) como
revelaciones divinas anteriores. El AT en hebreo es la Biblia judía.
El Pentateuco en hebreo es la Biblia samaritana.

Entre los cristianos, para quienes el AT y el NT constituyen


juntamente la Biblia, no hay acuerdo completo en cuanto a su
contenido. Algunas ramas de la iglesia siriaca no incluyen 2 Pedro,
2 y 3 Juan, Judas, ni Apocalipsis en el NT. Las confesiones romana
y griega incluyen varios libros en el AT además de los que forman
la Biblia hebrea; estos libros adicionales formaban parte de la
Septuaginta cristiana. Aunque se incluyen, junto con uno o dos
libros más, en la Biblia protestante inglesa completa, la Iglesia de
Inglaterra (igual que la iglesia luterana) sigue a Jerónimo cuando
sostiene que pueden ser leídos ―para ejemplo de vida e instrucción
de costumbres; pero no se aplican para establecer ninguna
doctrina‖ (Artículo VI). Otras iglesias reformadas no les acuerdan
valor canónico alguno (* APÓCRIFOS). La Biblia etíope incluye 1
Enoc y el libro de Jubileos.

12
Introducción a la Biblia
En las confesiones romana y griega, y en otras confesiones
antiguas, la Biblia, juntamente con la tradición viviente de la iglesia
en algún sentido, constituyen la autoridad última. En las iglesias de
la Reforma, por otra parte, la Biblia sola es la corte final de
apelación en asuntos de doctrina y práctica. Así el Artículo VI de la
Iglesia de Inglaterra afirma: ―La Sagrada Escritura contiene todo lo
necesario para la salvación: de manera que nada de lo que no se
lee en ella, ni pueda. Probarse mediante ella, debe exigírsele a
ningún hombre para que sea aceptado como artículo de la fe, ni
considerarse como requisito o como necesario para la salvación.‖
En este mismo sentido la Confesión de fe de Westminster (1. 2)
enumera los 39 libros del AT y los 27 del NT como ―todos… dados
por inspiración de Dios, para ser la regla de fe y vida‖.

La Biblia ha representado, y sigue representando hoy, un papel


notable en la historia de la civilización. Muchas lenguas tienen
forma escrita gracias al hecho de que se les ha ideado un alfabeto
a fin de que la Biblia, en su totalidad o en parte, pudiese ser
traducida a dichas lenguas y publicada en forma escrita. Y esto no
es más que una pequeña muestra de la misión civilizadora de la
Biblia en el mundo. Esta misión civilizadora es resultado directo del
mensaje central de la Biblia. Puede parecer sorprendente que se
pueda hablar de un mensaje central en una colección de escritos
que refleja la historia de la civilización en el Cercano Oriente a lo
largo de varios milenios. Pero tiene un mensaje central en efecto, y
es el reconocimiento de este hecho lo que ha llevado a considerar
a la Biblia como un libro, y no simplemente una colección de libros
(así como el plural griego biblia (―libros‖) se convirtió en el singular
latino biblia (―el libro‖). El mensaje central de la Biblia es la historia
de la salvación, y a través de ambos testamentos tres hilos pueden
distinguirse en el desenvolvimiento de dicha historia:

1. El portador de la salvación.
2. El camino de salvación.
3. Los herederos de la salvación.

Esto podría expresarse en función del concepto del pacto, diciendo


que el mensaje central de la Biblia es el pacto de Dios con los
hombres, y que los hilos lo constituyen el mediador del pacto, la
base del pacto, y el pueblo del pacto. Dios mismo es el Salvador de
su pueblo; es él quien confirma su misericordia para con ellos de

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Introducción a la Biblia
conformidad con el pacto. El portador de la salvación, el mediador
del pacto, es Jesucristo. El camino de salvación, la base del pacto,
es la gracia de Dios, que provoca en su pueblo una respuesta de fe
y obediencia. Los herederos de la salvación, el pueblo del pacto,
están constituidos la iglesia de Jesucristo.

La continuidad del pueblo del pacto entre el AT y el NT está


oscurecida para el lector de las versiones bíblicas corrientes,
porque ―iglesia‖ es una palabra exclusivamente neo testamentaria
y, naturalmente, el lector piensa que se trata de algo que comenzó
en el período del NT. Pero el lector de la Biblia griega no se
encontraba con ninguna palabra nueva cuando leía ekkleµsiaen el
NT; ya la había visto en la LXX como una de las palabras utilizadas
para denotar a Israel como la ―asamblea‖ de Yahvéh. Por cierto
que en el NT tiene un significado nuevo y más completo. Jesús dijo
―edificaré mi iglesia‖ (Mt. 16.18), porque el pueblo del pacto viejo
tenía que morir con él a fin de resucitar con él a nueva vida, vida
nueva en la que desaparecían las restricciones nacionales. Pero él
provee en sí mismo la continuidad vital entre la vieja Israel y la
nueva, y sus fieles seguidores eran tanto el remanente justo de la
antigua como el núcleo de la nueva. El Yahvéh-siervo y su pueblo-
siervo ligan entre sí los dos testamentos. El mensaje de la Biblia es
el mensaje del único Dios al hombre, comunicado ―muchas veces y
de muchas maneras‖ (He. 1.1), y finalmente encarnado en Cristo.

Así, ―la autoridad de la sagrada escritura, por la que debe ser


aceptada y obedecida, no depende del testimonio de ningún
hombre o iglesia, sino enteramente de Dios (quien es la verdad
misma), el autor de ella; y por lo tanto ha de ser recibida, porque es
la palabra de Dios‖.

La otra respuesta no se contenta con explicar el significado de una


palabra, sino que da otro paso y trata de penetrar más en la
realidad profunda de la Biblia: la Biblia es la Palabra de Dios. En la
Biblia se encuentran mensajes de los profetas, palabras de Jesús y
testimonios de los apóstoles. Los profetas, Jesús y los apóstoles
actuaron y hablaron en distintas épocas y en circunstancias muy
diversas. Pero todos anunciaron la Palabra de Dios. Los profetas
se presentaron como testigos y mensajeros de la Palabra, y así lo
expresaron muchas veces de manera inequívoca, por ejemplo,
cuando introducían sus mensajes con la frase: «Así dice el Señor».

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Introducción a la Biblia

(Cf. Jer 1.9–10a: «Entonces el Señor extendió la mano, me tocó los


labios y me dijo: ‗Yo pongo mis palabras en tus labios‘».) Después
de haber comunicado su Palabra por medio de los profetas, Dios
se manifestó en carne, como lo expresa la Carta a los Hebreos
(1.1–2): «En tiempos antiguos Dios habló a nuestros antepasados
muchas veces y de muchas maneras por medio de los profetas.

Ahora, en estos tiempos últimos, nos ha hablado por su Hijo».

Jesucristo, Dios hecho carne (Jn 1.14), dio testimonio del Padre (Jn
1.18; cf. Mt 11.27), y envió a sus discípulos diciéndoles: «El que los
escucha a ustedes, me escucha a mí; y el que los rechaza a
ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al
que me envió» (Lc 10.16).

Los apóstoles, a su vez, fueron testigos oculares y servidores de la


Palabra (Lc 1.2). Ellos fueron elegidos de antemano por Dios (Hch
10.41–42), y a ellos se les confió la misión de anunciar la Palabra
de Dios y el Nombre de Jesús a todo el mundo (Mc 16.15).

Este mensaje de los profetas, de Jesús y de los apóstoles fue


luego consignado por escrito, y así nació la Biblia, que es la
Palabra de Dios encarnada en un lenguaje humano. Ella, como
Jesucristo, es plenamente Divina y plenamente humana, sin que lo
divino ceda en detrimento de lo humano, ni lo humano de lo divino.

Ahora bien: la palabra es la acción de una persona que expresa


algo de sí misma y se dirige a otra para establecer una
comunicación.

La Palabra de Dios posee un contenido: Es la buena noticia por


excelencia, el Evangelio de la salvación. Así puede apreciarse, por
ejemplo, en los pasajes siguientes:

«Oye, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor.

Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con
todas tus fuerzas». (Dt 6.4–5)

«Ama a tu prójimo como a ti mismo». (Lv 19.18; Ro 13.9)


«Si con tu boca reconoces a Jesús como Señor, y con tu corazón
crees que Dios lo resucitó, alcanzarás la salvación». (Ro 10.9)

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Introducción a la Biblia
Estos tres pasajes expresan contenidos fundamentales del
mensaje bíblico, como son el mandamiento principal (cf. Mt 22.34–
40) y la profesión de fe en Cristo (cf. 1 Co 15.1–7).

Pero no basta escuchar con los oídos, porque la Palabra de Dios


interpela, quiere ser acogida interiormente, reclama una respuesta.

Esa respuesta es la fe. Mediante la fe, que acoge el mensaje de la


Palabra, se realiza el encuentro con el Dios viviente. Y esta
respuesta de la fe hace que la Palabra de Dios - creída,
proclamada y vivida individual y eclesialmente- llegue a ser una
fuerza eficaz en la historia.

La Palabra de Dios es también eficaz: «…tiene vida y poder. Es


más aguda que cualquier espada de dos filos, y penetra hasta lo
más profundo del alma y del espíritu, hasta lo más íntimo de la
persona;…» (Heb 4.12).

Esta Palabra tiene tanta eficacia porque Dios actúa desde el


exterior y también en el interior de las personas. A diferencia de los
seres humanos, que sólo disponen de la fuerza expresiva y
significativa del lenguaje, el Espíritu de Dios penetra en el interior
de las personas y allí realiza su acción más profunda.

Para referirse a esta eficacia, la Escritura habla de una revelación


especial (Mt 11.25), de una luz que Dios hace brotar en nuestro
corazón (2 Co 4.6), y de una atracción interior (Jn 6.44).

Por el poder del Espíritu Santo, Dios puede infundir en el espíritu


humano una luz que lo incline a aceptar confiadamente el
testimonio divino. La iniciativa parte siempre de Dios. De él
proceden el mensaje de la salvación y la capacidad para dar una
respuesta de fe a ese mensaje.

La arqueología recobra el pasado de pueblos y culturas anteriores


a nosotros por medio del descubrimiento, registro, estudio
sistemático e interpretación de los materiales existentes que nos
dejaron. Estos materiales consisten en variados tipos de
documentos escritos, objetos de la vida cotidiana y testimonios no
escritos de distintas épocas y culturas.

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Introducción a la Biblia
Abarca, por lo tanto, dos actividades:

1. Descubrimiento.
2. interpretación.

La meta de ambas es comprender la vida y el tiempo de los


individuos y comunidades de un lugar particular. En este trabajo de
descubrimiento e interpretación, la arqueología nos ofrece, por un
lado, una corroboración general del contexto histórico y cultural de
la Biblia; por el otro, nos ofrece una corroboración particular de
elementos específicos narrados en la Biblia.

Casi todos los principales arqueólogos bíblicos coinciden en


señalar que el propósito principal de la arqueología no es ni
demostrar, ni probar, ni defender a la Biblia y sus enseñanzas. El
objetivo es entenderla mejor. «El aporte de la arqueología al
estudio de la Biblia es que arroja luz sobre el escenario histórico y
cultural en que tienen lugar los sucesos que indican la intervención
de Dios al desenvolverse sus planes para la redención del
hombre». De modo que el propósito principal de la arqueología, en
los estudios bíblicos, no es confirmación sino iluminación. El
objetivo es entender la Biblia, no defenderla. La arqueología
cumple en realidad su propósito cuando amplía nuestro
conocimiento del contexto histórico y cultural en el cual un
acontecimiento o relato bíblico se coloca. «La arqueología nos ha
dado, ante todo, un fuerte sentido de la realidad histórica de los
sucesos y los personajes de la Biblia». La historia, con la ayuda de
la arqueología, planta sus pies en el suelo.

Para concluir podemos decir, que la biblia desde su origen


presenta el portador del mensaje, el camino de la salvación y los
herederos de la salvación. Narrando los pactos de Dios con el
hombre, y aunque en la biblia encontramos que sus escritores
fueron profetas, apóstoles y el señor Jesús, entre muchos. Todos
ellos hablaron la palabra de Dios. El mensaje de la Biblia es el
mensaje del único Dios al hombre, comunicado ―muchas veces y
de muchas maneras‖ (He. 1.1), y finalmente encarnado en Cristo.
Así, ―la autoridad de la sagrada escritura, por la que debe ser

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Introducción a la Biblia
aceptada y obedecida, no depende del testimonio de ningún
hombre o iglesia, sino enteramente de Dios (quien es la verdad
misma), el autor de ella; y por lo tanto ha de ser recibida, porque es
la palabra de Dios‖.

Realice un ensayo sobre esta lección.

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Introducción a la Biblia

LECCIÓN No. 2

Enumerar los diferentes materiales con los cuales se escribió la


biblia.
Describir los diferentes instrumentos y tipos de documentos en
los tiempos que se escribió la biblia.

¿Cuales el son los diferentes materiales en que se escribió la


palabra de Dios?

Casi cualquier superficie suave se utilizaba para escribir.

Se grababan inscripciones en la superficie de piedras o rocas (Job


19.24), y los textos para monumentos se inscribían en estelas,
obeliscos, o superficies de acantilados preparados (p. ej.

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Introducción a la Biblia
inscripción sepulcral heb. SEBNA, IBA SEBNA, IBA. 53, cf. 43,
48). Las superficies más blandas o rugosas podían cubrirse con
una capa de cal, antes de su inscripción, como en Egipto, y en las
piedras de los altares (Jos. 8.32; Dt. 27.2s). Para los textos reales,
conmemorativos o religiosos, y para las copias públicas de edictos
legales, normalmente se usaban tablillas de piedra (HAMURABI
HAMURABI). Tablillas de piedra rectangulares de este tipo,
aparentemente de no más de 45 x 30 cm., se usaron para los diez
mandamientos (Ex. 32.16). Dichas tablillas (fueron ―escritas con el
dedo de Dios‖ o la ―escritura de Dios‖, lo que generalmente se toma
como indicación de que se trataba de una escritura clara bien
hecha, a diferencia de los garrapatos del hombre. La palabra
―tablilla‖ (luÆah\ luÆah\) probablemente describe la forma
(rectangular) más bien que el material, y no hay ninguna
certidumbre de que en el AT denote tablilla de arcilla, aun cuando
se sabe del uso de ellas en Palestina en el 2º milenio a.C.

Las tablas empleadas por Isaías (Is. 30.8) y Habacuc (2.2) pueden
haber sido tablas hechas de madera o marfil con una depresión
para acomodar una superficie de cera. Tales tablas, generalmente
con bisagras para formar un díptico o un políptico, podían usarse
para escribir con cualquier tipo de letra. La hoja suelta se llamaba
―puerta‖, término empleado para una columna de escritura también
(Jer. 36.23, ―planas‖). La más antigua que se ha encontrado hasta
ahora, en Nimrud, Asiria, está inscripta con una larga composición
de 6000 líneas fechada ca. Del 705 a.C. (Iraq 17, 1955, pp. 3–13) y
es un tipo que aparece también en las esculturas en uso por los
escribas para las notas de campo. Tablas similares, predecesoras
de las pizarras escolares, se usaron con frecuencia en tiempos gr.
y rom. (Lc. 1.63; pinakidion, pequeña tablilla de escribir).

El ―adobe‖ utilizado por Ezequiel (4.1) probablemente fuera de


arcilla, similar a las tablillas utilizadas para planos y mediciones en
Babilonia, aunque esta palabra podía usarse para describir
cualquier teja plana. La ―tabla‖ grande en la que tenía que escribir
Isaías con ―estilo de hombre‖ (por oposición a la tabla del escriba
experto era una lámina o ―superficie en blanco‖ de un material no
especificado (Is. 8.1).

20
Introducción a la Biblia

El papiro no se menciona directamente en el AT como material


para escribir. Sin embargo, se obtenía en Fenicia, el lago Hulé, y el
Jordán (PAPIROS) desde las SS. XI a.C. en adelante, y su uso
está comprobado por las marcas en los reversos de impresiones de
sellos originalmente adheridas a esta substancia perecedera (p. ej.
el reverso del sello de GEDALÍAS). Un ejemplo de escritura hebrea
antigua en papiro se encontró en una cueva cerca del mar Muerto.

El papiro se empleó extensamente en Egipto en todos los períodos,


y se encontraron papiros entre los rollos del *mar Muerto
pertenecientes al período que va del ss. II a.C. al II d.C. La ―caña
del papel‖ de Isaías, aun cuando posiblemente sea una referencia
indirecta al papiro, se interpreta mejor como ―lugar desnudo‖ (vss.
cast. en gral. ―pradera‖, ―prado‖). El ―papel‖ empleado por Juan (2
Jn. 12) probablemente fuera papiro.

El cuero se usaba a veces en Egipto para llevar registros de


trabajo, porque la tinta podía eliminarse para volver a usar la
superficie. Por lo menos durante el período persa en Babilonia se
preparaban pieles para escribir porque allí no crecía el papiro. Los
israelitas seguramente disponían de pieles de cabras y de ovejas, y
su uso para hacer copias de los textos bíblicos en el período neo
testamentario.

Los tiestos u óstraca constituían también materiales de escritura


comunes, por cuanto su bajo costo y su disponibilidad los hacían
muy útiles para escribir memorandos breves con pluma o pincel y
tinta. Tiestos de esta clase se han recuperado en cantidades
considerables en Palestina, y son prácticamente indestructibles, a
menos que se borrase la tinta. Del período de la monarquía se han
encontrado alrededor de 240.

La cerámica a veces se inscribía con caracteres antes o después


de ser sometida al horno. Generalmente proporcionan el nombre
del propietario o el contenido o la capacidad del recipiente.

21
Introducción a la Biblia

1. Los cinceles y buriles metálicos para grabar en piedra, metal,


marfil, o arcilla existían en abundancia. El ―cincel‖ o ―punzón‖ usado
por Jeremías (17.1) con su punta de ―hierro‖ se ha interpretado en
el sentido de que se usaba ya sea para escribir con una ―pluma‖
blanda o como punta dura (esmeril [?]) para escribir sobre hierro,
plomo, u otra superficie dura Job 19.24. Ninguno de los muchos
instrumentos con punta excavados hasta ahora puede establecerse
incuestionablemente como destinado a escribir caracteres lineales.

La ―pluma… de los escribas‖ (Jer. 8.8) utilizada para escribir con


tinta sobre óstraca, papiro, u otras superficies suaves era una caña,
partida o cortada, para que obrase como pincel. En el antiguo
Egipto dichas plumas se cortaban de los juncos de 15–40 cm. de
largo, y la punta se recortaba para darle forma de cincel plano, a fin
de que los trazos gruesos o finos se pudieran hacer con los lados
anchos o angostos según el caso. En la época grecorromana las
cañas se cortaban en punta y se tajaban como plumas de ave. El
estilo utilizado para escribir con la escritura cuneiforme era una
caña con extremo cuadrado.

2. La tinta era generalmente un carbón (vegetal) negro, mezclado


con resina o aceite para uso en pergamino, o con una sustancia
metálica para papiro. Se lo conservaba en forma de torta seca en la
que el escriba hundía su pluma humedecida. La tinta de los óstraca
de Laquis era una mezcla de carbón y hierro (tal como la que se
obtiene de las agallas del roble o de la caparrosa). Los romanos
usaban también el jugo de la jibia, el que, como la mayoría de las
tintas, podía borrarse fácilmente mediante lavado (Nm. 5.23), o
raspando con el ―cortaplumas‖ (Jer. 36.23, heb ‗cuchillo de escriba‘)
que normalmente se usaba para recortar o cortar plumas o rollos.
La tinta usada por Pablo (2 Co. 3.3) y Juan (2 Jn. 12) se designa
simplemente ―negro‖ (melan).

3. El ―tintero‖ (Ez. 9.2–3, 11; heb. qeset_) podría ser la paleta, la


tabla de madera, rectangular y angosta, con una larga acanaladura
para contener las plumas de junco, y huecos circulares para las
tortas de tinta negra y roja.

22
Introducción a la Biblia

Tablillas

Los documentos de arcilla en los que se inscribía con la escritura


cuneiforme varían en tamaño (alrededor de 6 mm de lado hasta 45
x 30 cm.), según la cantidad de espacio requerida por el texto. La
inscripción, de izquierda a derecha, se hacía en líneas (a veces
rayadas) a lo largo del anverso (lado plano), siguiendo el borde
inferior, luego seguía del reverso (lado convexo) por los bordes
superior e izquierdo. Cuando se necesitaba más de una tablilla
para completar el trabajo cada texto en la serie se ligaba mediante
una frase vinculadora y colofón

Los contratos con frecuencia se guardaban en un sobre de arcilla


en el que se repetía el texto y se colocaban los *sellos de los
testigos. Las inscripciones históricas o conmemorativas más
grandes se escribían en prismas de arcilla, o en cilindros con forma
de barriles, que a menudo se colocaban como depósitos en las
fundaciones. Las tablillas o tablas de escribir de madera variaban
tanto en tamaño como en el número de hojas, según la necesidad.

El rollo

La forma usual del ―libro‖ de la época bíblica era un rollo de papiro,


cuero, o pergamino, en el que había texto escrito ―por delante‘
(recto) y, cuando se hacía necesario, continuaba ―por detrás‖
(verso), como lo describe Ezequiel (2.10). A veces se le daba el
nombre de ―rollo del libro‖; Sal. 40.8; Ez. 2.9); la LXX (B) de Jer.
36.2, 4 supone el uso de papiro. El término para rollo no es
necesariamente un término tardío en heb. (BDB), y es probable que
la tradición judía que exigía que las copias de la ley se hiciesen en
un rollo de cuero refleje una costumbre más antigua.

El heb. seµfer, traducido generalmente ―libro‖ en °VRV2, podría


referirse a un rollo (así °VRV2 en Is. 34.4, correctamente). Denota
cualquier documento en pergamino o papiro) y significa un ―escrito,
documento, misiva, o libro‖. Es sinónimo del término para ―carta‖, y
se usaba también para una carta u orden del rey (2 S. 11.14; 2 R.
5.10; 10.1; Is. 37.14) o decreto publicado (Est. 1.22).

seµferseµfer, como término general para la escritura, se usa con


referencia a la comunicación del profeta (Jer. 25.13; 29.1; Dn.

23
Introducción a la Biblia
12.4); al certificado legal de divorcio (Dt. 24.1; Jer. 3.8; Is. 50.1); al
contrato relacionado con la compra de propiedad inmueble (Jer.
32.11); o a los sumarios judiciales (Job 31.35). También denota un
registro general (Neh. 7.5; Gn. 5.1), un pacto (Ex. 24.7) o libro de la
ley (Dt. 28.61; Jos. 8.31), un libro de poemas (Nm. 21.14; Jos.
10.13), además de colecciones de datos históricos (1 R. 11.41;
14.19; 1 Cr. 27.24; 2 Cr. 16.11; 25.26). Una vez ―los libros‖ se
refiere a las escrituras canónicas de la época (Dn. 9.2). Se refiere a
los registros divinos (Sal. 69.28; 139.16; Mal. 3.16; Ex. 32.32; Dn.
12.1), y una vez al conocimiento libresco en general (Is. 29.11; cf.
Dn. 1.4). Esta palabra y sus cognados era corriente con
significados similares en los textos de *Ugarit, y seµfer, ‗escriba‘,
aparece como préstamo en Egipto durante el ss. XIII a.C.

El rollo, como las tablas de escribir y las tablillas de arcilla, se


inscribía con tantas columnas como hiciera falta (Jer. 36.23), y por
lo tanto podía tener cualquier longitud.

En la época del NT el ―libro‖ (biblion) era un rollo como el que se


usaba para la ley (Mr. 12.26; Lc. 4.17–20). Se enrollaba (Ap. 6.14),
y estaba formado por secciones de *papiro, del que se usaba la
corteza interior (byblos). Como el heb. seµfer, el gr. biblion se podía
usar con referencia a cualquier forma (incluso no especificada) de
documento escrito, incluyendo listas de inscripción (Fil. 4.3; Ap.
13.8). ―Los libros‖ (plural la biblia; Jn. 21.25; 2 Ti. 4.13, de allí
nuestra ―Biblia‖) se convirtió con el tiempo en el término para la
colección total de las Escrituras. Para hacer referencia a un rollo
pequeño se usaba la palabra biblaridion (Ap. 10.2, 8–10).

El códice

Alrededor del ss. II d.C. el rollo comenzó a ser reemplazado por el


códice, colección de hojas de material de escribir plegadas y
aseguradas en un extremo, y con frecuencia protegidas por
cubiertas. Este fue un paso importante en el proceso de creación
del ―libro‖ moderno, y se basaba en la forma física de la escritura
en tablillas. Al principio estos anotadores de papiro o pergamino se
usaron poco para la literatura pagana, pero se usaron en Palestina,
y especialmente en Egipto, para escritos bíblicos, donde la
adaptación del ―formato del códice para recibir todos los textos
tanto del AT como del NT utilizados en las comunidades cristianas.

24
Introducción a la Biblia
Se completó, hasta donde puedan determinarlo las pruebas
documentales con las que se cuenta hasta ahora, antes de la
finalización del ss. II, si no antes‖. Fuera de los círculos cristianos el
formato del códice tuvo aceptación general en el ss. IV d.C. Hasta
se ha sugerido, aunque no está probado, que dicho formato fue
ideado por los cristianos primitivos debido a la facilidad para
transportarlos y consultarlos. Por cierto que los membrana pedidos
por Pablo (2 Ti. 4.13) pueden haber constituido un anotador de
papiro con sus propios discursos u otros escritos o, más
probablemente, algún escrito cristiano primitivo, tal vez el segundo
evangelio o el Libro de Testimonios, antología de pasajes del AT
empleados para apoyar la tesis cristiana. Estos escritos
contrastaban con los ―libros‖ (la biblia), en general probablemente
rollos (de la LXX [?]). Para la significación de los códices primitivos
en la historia del *canon de la Escritura, véase C. H. Roberts en P.
R. Ackroyd (eds.), Cambridge History of theBible, 1, 1970, pp. 57.

La palabra de Dios se escribió en diferentes materiales tales como:


piedra, tablas de escribir, tablas de arcilla, papiros de diferentes
materiales como piel de animales y otros de diferente textura. Hay
que entender que fueron más de 40 generaciones en casi 1.600
años que duro la transcripción de la palabra de Dios y dependiendo
del contexto cultural y el avance tecnológico la escritura de la
palabra de Dios avanzaba en materiales contemporáneos para
aquella época. Lo más importante de este proceso de escritura
bíblica, es el propósito de Dios en comunicarse con la humanidad
para que entienda el plan de salvación.

Realice un cuadro comparativo acerca de los diferentes


materiales en que fue escrita la Biblia.

25
Introducción a la Biblia

26
Introducción a la Biblia

LECCIÓN No. 3

Enumerar los diferentes idiomas con los cuales se escribió la


biblia.

Comprender la importancia de conocer acerca de los idiomas


en que fue escrita la palabra de Dios.

¿Cuáles es el idioma original del pueblo de Israel?


¿Cuáles son las características de este idioma?

El idioma original del pueblo de Israel era el hebreo. La mayoría del


Antiguo Testamento está escrito en hebreo. El nombre hebreo de
Siria es Aram. El idioma de Siria se conocía como el arameo. Es un
idioma muy parecido al hebreo, pero diferente. El arameo llegó a

27
Introducción a la Biblia
ser el idioma internacional del Oriente Medio durante los años que
precedieron a la caída de Jerusalén. En Isaías 36 (especialmente
los versículos 11–13), vemos un ejemplo interesante de la relación
entre el hebreo y el arameo en los días del rey Ezequías. El
arameo era el idioma para discutir con los extranjeros, pero el
hebreo era el idioma que empleaba la gente común. Parece que
cuando los babilonios conquistaron Jerusalén y se llevaron a
muchas personas de Judea a Babilonia, dio inicio el fin de la lengua
hebrea. Después de esto, la lengua aramea cobró más
importancia, no sólo en la tierra de Israel sino también en otras
regiones. Esto duró años, y para la época de Jesús, el hebreo
probablemente ya no se hablaba, excepto para fines religiosos. Ya
desde Nehemías 8.8 pueden hallarse pruebas de este cambio en el
idioma, pues el libro de la Ley (el Pentateuco) se leyó en hebreo y
se tradujo allí mismo en forma oral al arameo, para que los oyentes
lo comprendieran. Algunas partes del Antiguo Testamento están
escritas en arameo—Esdras 4.7–6.18 y Daniel 2.4–7.28—, como
también lo están algunos versículos aislados en otras partes. Las
versiones no oficiales de los materiales del Antiguo Testamento
también se tradujeron al arameo para ayudar a los que predicaban
en las sinagogas. Estas traducciones se conocen como
«tárgumes».

Alejandro Magno fue un poderoso conquistador que sometió a


todos los países, desde Grecia hasta Egipto e India, entre ellos
Siria, Israel y Persia. Tras su muerte, sus generales se dividieron el
territorio. Uno de ellos fue el primero de la familia de los tolomeos,
y gobernó sobre Egipto. El otro fue el primero de la familia
seléucida y gobernó sobre Siria. Desde ese tiempo al menos, el
griego pasó a ser una lengua muy importante en esa parte del
mundo. Estas dos familias de reyes—los lágidas en Egipto y los
seléucidas en Siria—llegaron a ser muy importantes en la historia
del pueblo judío durante el período comprendido entre el Antiguo y
el Nuevo Testamento. Estos reyes siempre estaban peleándose el
control de la tierra que mediaba entre ellos, así que hubo muchas
batallas en la tierra de Israel. Algunas veces Israel era gobernado
por Egipto, y otras veces por Siria.

Por último, uno de los reyes de Siria llamado Antíoco IV Ephifanes


intentó acabar con la religión judía. Sus soldados entraron en el
templo, donde les estaba prohibida la entrada, y llegaron incluso a

28
Introducción a la Biblia
sacrificar un cerdo en el altar. Trataron de forzar a los judíos a
comer carne de cerdo y a hacer otras cosas que iban en contra de
sus creencias. Esta situación llegó a ser tan grave que finalmente
estalló una rebelión encabezada por la familia de los Macabeos. La
rebelión tuvo éxito. Sacaron al ejército extranjero y se
independizaron. Durante este tiempo, el líder de los judíos fue el
sumo sacerdote. No sólo era líder religioso sino también líder
político. Los judíos fueron independientes durante casi cien años,
hasta que finalmente fueron anexados al Imperio Romano,
aproximadamente 60 años antes del nacimiento de Jesús.

Mucho tiempo antes, en la época de la caída de Jerusalén, muchos


judíos se habían ido a Egipto, y al cabo del tiempo esa comunidad
se había vuelto muy importante. Al igual que los judíos que
emigraron a otras regiones, dejaron de hablar el hebreo. Para ellos,
el nuevo idioma era el griego. Estos judíos ansiaban leer las
Escrituras en un idioma que pudieran entender, y tomaron las
medidas necesarias para que los libros del Antiguo Testamento se
tradujeran al griego. Esta es la famosa traducción que hoy se
conoce como la Septuaginta. La comunidad judía que utilizó la
Septuaginta no sólo usó los libros que habían sido traducidos del
hebreo. Había también otros libros religiosos que se habían escrito
en griego (o en hebreo, aunque sólo nos han llegado en griego), de
los cuales algunos también se añadieron a la Septuaginta. Por
tanto, desde el principio, la Septuaginta fue bastante diferente de
las Escrituras hebreas.

Para la época de Jesús, el idioma de Palestina (Galilea, Samaria y


Judea) era el arameo. Jesús probablemente les habló a sus
discípulos y a las multitudes en arameo. Sin embargo, es muy
probable que Jesús también usara el griego, por ejemplo, cuando
le habló a Pilato. Aunque el latín era el idioma de los romanos, el
griego era el idioma principal del Imperio Romano. Muchos eruditos
creen que el Evangelio según San Marcos se escribió en arameo y
se tradujo después al griego, mientras que otros creen que también
otros pasajes del Nuevo Testamento se escribieron originalmente
en arameo o hebreo. Tal vez haya sido así. Lo que sí es verdad es
que los únicos materiales del Nuevo Testamento que tenemos hoy
día están todos en griego. Para el tiempo en que se estaba
escribiendo el Nuevo Testamento, la iglesia cristiana se había

29
Introducción a la Biblia
extendido hacia muchas regiones y países diferentes, y el griego
era la lengua que se hablaba.

Esto es sumamente interesante porque significa que, en su mayor


parte, no tenemos registró alguno de las palabras exactas de
Jesús. Tenemos sus palabras sólo en la traducción griega que
usaron los escritores del Evangelio. (Hay unos cuantos casos en
que el Nuevo Testamento usa palabras arameas, como por
ejemplo, abba, «padre»). Desde sus inicios mismos, el cristianismo
ha sido una religión que ha recurrido a la traducción para darles
sus Escrituras a los creyentes. Los que participamos en la
traducción hoy día simplemente estamos siguiendo los pasos de
los primeros escritores del Evangelio. Esto también es cierto de
otra manera. Cuando los escritores del Nuevo Testamento
deseaban citar el Antiguo Testamento, debían hacerlo en griego.

Básicamente, lo hacían en alguna de estas tres formas: (1)


traducían por sí mismos del hebreo (o de traducciones del hebreo
al arameo); (2) citaban de memoria (de fuentes hebreas, arameas o
griegas); o (3) utilizaban la antigua traducción griega, la
Septuaginta. Por la forma de las citas, pareciera que en un 60 por
ciento o más de las veces, se utilizó la Septuaginta para citar el
Antiguo Testamento en el Nuevo Testamento.

Cuando la iglesia cristiana quiso ponerse de acuerdo en cuanto a


los libros que debían integrar su propia Biblia completa, surgieron
varios desacuerdos, especialmente en relación con el Antiguo
Testamento. Algunos creían que únicamente los libros hebreos
debían ser incluidos, pues eran los únicos libros que aceptaban los
judíos. Otros consideraban que no debían perderse los libros y las
partes adicionales que habían sido incluidos en la Septuaginta.

Este desacuerdo nunca se resolvió entre los diferentes grupos de


cristianos, y sigue vigente entre nosotros hasta el día de hoy. La
Iglesia Católica Romana acepta los libros hebreos como la primera
parte del Antiguo Testamento, pero considera que el material del
griego es también parte plena del Antiguo Testamento (la segunda
parte, o lo que llaman el Deuterocanon). Los anglicanos y otras
iglesias protestantes también utilizan todos o algunos de estos
libros del griego, los cuales fueron incluidos en la mayoría de las
versiones protestantes cuando se tradujeron por primera vez a una
lengua vernácula. Sin embargo, otras iglesias protestantes
consideraron como parte de la Biblia a los libros hebreos; de

30
Introducción a la Biblia
manera que ahora casi todas las versiones protestantes excluyen
los libros del griego. Por otra parte, las iglesias ortodoxas tienen
más libros que consideran autoritativos, aunque esto también varía
de grupo en grupo.

Debido a esto, ahora tenemos muchas traducciones de la Biblia en


dos (y quizás pronto tres) ediciones. La edición más breve contiene
únicamente los libros del hebreo, y es la preferida por la mayoría
de las iglesias protestantes. La edición más larga es principalmente
la de los católicos, aunque también la utilizan algunos luteranos y
anglicanos. Las iglesias ortodoxas, que sólo hasta hace poco han
empezado a pensar en hacer traducciones modernas, quizá
requieran de otra versión.

La escritura de la biblia en diferentes idiomas tales como el griego y


el hebreo obedecen a dos factores importantes; primero al contexto
socio -cultural de las diferentes épocas en las cuales fue escrita la
biblia. Donde tuvo gran transcendencia los acontecimientos de la
época. Donde los imperios se disputaban el poder y el dominio de
los territorios circunvecinos. Al prevalecer uno de ellos, imponía no
solo su poderío doblegando a los demás sino que también a su
idiosincrasia, cultura, forma de creer y de expresarse; también
serian un legado impuesto a los colonizados por el imperio de la
época. También con el deseo de que la biblia como resultado de
inspiración divina sea universalizada en todo el mundo ha sido
escrita en los idiomas no solo provinciales sino también en los
idiomas más dominantes en el mundo.

Elija un texto bíblico del nuevo testamento y tradúzcalo en el


idioma hebreo y griego.

31
Introducción a la Biblia

32
Introducción a la Biblia

LECCIÓN No. 4

Dar cuenta de las fuentes originarias del texto sagrado.

Identificar las características de la biblia como palabra de Dios.

¿Cuáles son las fuentes divinas que hace que la biblia sea la
palabra de Dios?

Cuando hablamos de fuentes del texto sagrado, nos referimos al


origen o a los orígenes de donde salió el texto que hoy conocemos
como palabra de Dios.

: Es la comunicación de Dios al hombre de


verdades conocidas por Él antes, y que el hombre nunca podría
haber indagado por su propia cuenta o inteligencia (Job.1 1-17).

33
Introducción a la Biblia

Comunicación: Aviso, noticia, notificación, señal, escrito.

En el Antiguo Testamento Revelación significa: galah y en el N.


Testamento: Apocalipsis.

Estas palabras se refieren a una verdad hecha o persona que está


escondida pero ha sido dada a conocer o traída a la luz.

Raíz latina - revelación - quitar el velo o descubrir. Apocalipsis


palabra griega que describe el poder de una cortina para poder
seguir mirando las acciones y sus obras.

Conclusión. Revelación: la claridad de Dios para hacerse conocer


del hombre.

Ej.: Revelación

¿Cuál fue la revelación más grande de Dios para el hombre en la


historia?

Vino en la persona de Jesucristo. Juan 14:7-12 Rom 9:5

Dios revela su naturaleza


Dios revela su voluntad, provecho para el hombre
Dios revela el camino de salvación

Dios revela requisitos para la vida cristiana


Dios se revela al hombre 1 Timoteo 3:16.

La inspiración es el poder de Dios que obra en el mensajero y lo


hace infalible en la comunicación de la verdad, y se habla o se
escribe.

¿Cómo se que la inspiración es el habla?

Es el poder de del Espíritu Santo que descendió sobre los


escritores del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento que los
habilitaba para introducir en sus escritos y dichos "Así dice
Jehová".

34
Introducción a la Biblia
Timoteo 3:16 Verbal. Los escritos son inspirados. La Escritura es
de origen divino II Timoteo 3:16 inspirada por Dios, II Pedro: Los
hombres ya hablaban siendo inspirados por el Espíritu Santo. La
escritura es el trabajo de escritores humanos II Pedro 1:21
Hombres de Dios hablaron siendo inspirados... La palabra de Dios
primero hablada, y luego escrita. II Pedro 2:20-2 1.

La Biblia no solo contiene la palabra de Dios sino es la palabra de


Dios.

Los escritos son inspirados - hechos de Dios pero la comunicación


es de los hombres, ahí obra la inspiración. Así el Antiguo como el
Nuevo testamento. Ej.: Pedro habló inspirado en las palabras del
profeta Joel. Creemos en la inspiración verbal. La palabra
inspiración viene de las palabras latinas que significaron Soplar
Adentro Por la Inspiración de la Biblia queremos decir aquella
influencia especial sobre los escritores en virtud de la cual sus
producciones, aparte de errores de transcripción, traducción o
interpretación, la hacen una regla infalible de la fe y la conducta.

Es más que un ingenio humano. Con frecuencia se oye hablar de la


inspiración de poetas y escritores, como Dante y Shakespeare,
pero ellos no fueron inspirados. Lo que ellos tenían era talento e
ingenio humano. La inspiración divina solo se halla en la Biblia.
Shakespeare la cita más de 500 veces en sus escritos. La Biblia es
mucho más que el producto del ingenio humano, del cual hay
grados, más o menos. La inspiración divina no tiene grados.

Inspiración significa: "exhalado por Dios" el soplo divino fue


comunicado al mundo por un humano escogido llamado profeta,
apóstol, etc. No se puede explicar a fondo la manera en que el
Espíritu Santo capacitaba al escritor para que cumpliera esta
misión, sin embargo creemos en el hecho de la inspiración (2a.
Pedro 1:21).

La inspiración de la Biblia (texto II Timoteo 3:16).

LA EXTENSIÓN DE LA INSPIRACIÓN. Creemos en la inspiración


plenaria (cabal), rechazamos la teoría de la inspiración parcial.
Algunos afirman que la Biblia contiene la Palabra de Dios. Si solo
una parte de ella fuera inspirada ¿quién sería capaz de escoger
cuál es la porción que inspiró a Dios? "Toda la Escritura es

35
Introducción a la Biblia
inspirada por Dios". Eso significa que no hay parte más inspirada
que otra.

Por inspiración divina, Daniel escribió palabras que no podía


entender. (Daniel 12:8 9).

David dijo : "El Espíritu.., ha hablado por mí, y su palabra ha sido


en mi lengua" (2do. Samuel 23:2).

Otras referencias: (Apocalipsis 1:1) (1ª. Pedro 1:10, 12).

A. EVIDENCIAS DE LA INSPIRACIÓN

1. DE LAS ESCRITURAS MISMAS


a. Su preeminencia sobre la literatura.

b. Su preservación por Dios contra toda clase de ataques y


esfuerzos por desacreditarla y destruirla, material y moralmente.

c. Su poder para transformar individuos, comunidades y naciones.

d. La unidad de todas sus partes.

e. Su precisión científica, con el tiempo se ha comprobado que


todas sus menciones científicas son exactas.

2. DE LA ARQUEOLOGÍA. Los arqueólogos han descubierto y


verificado más de 5.000 lugares mencionados en la historia bíblica.

3. DE LAS PROFECÍAS YA CUMPLIDAS. Acerca de Israel, del


mundo, de Cristo. (Salmo 22) (Isaías 53) (Daniel 12) (San Mateo
24).

Lucas 24:32. Es el poder del Espíritu Santo que vivifica la mente


humana para comprender la verdad ya revelada.
Vivifica: animar, reanimar, alentar, reavivar, confortar, estimular,
avivar.

Así en la revelación tenemos el discernimiento, la inspiración, la


comunicación, la iluminación y el entendimiento de las verdades
divinas.

36
Introducción a la Biblia
CARACTERIZACION DE LA BIBLIA.

Entre los judíos esta colección de libros se conoce como ―TANAK‖,


que es una sigla formada con las iníciales de los nombres de las
tres secciones en que se divide la Biblia Hebrea: (La Ley), (los
profetas) y (Los Escritos).

Fue escrita a través de 1600 años por 60 generaciones. Dios utilizó


alrededor de 40 personas de diferentes épocas y ocupaciones que
transmitieron el mensaje de Dios a la humanidad, evidenciando la
intervención de Dios en su inspiración. Es el libro que más se ha
traducido (más de 5.000 idiomas que existen en el mundo). De
igual manera, la Biblia es ambos, tanto de origen divino como
humano. Es la revelación de Dios, y es un registro humano. El
mensaje, en referencia a las palabras mismas, es divino,
originándose en el Dios eterno sin embargo, es profundamente
humano, escrito en la historia. Incluye no solamente la bondadosa
revelación que Dios nos da de sí mismo, sino también el testimonio
humano acerca de Dios.

Finalmente, dado que la Biblia fue escrita por muchas personas a


través de muchos siglos, uno no puede sorprenderse de que
contenga tantos tipos literarios. La poesía y la prosa, la narración y
el discurso, el oráculo y el lamento, la parábola y la fábula, la
historia y la teología, la genealogía y la apocalíptica, el proverbio y
el salmo, el Evangelio y la epístola, las leyes y la literatura
sapiencial, la misiva y el sermón, las copias y la épica: la Biblia está
compuesta de toda esta variedad de géneros literarios y más. ―La
Biblia es la demostración del origen de las cosas, de la humanidad,
escogencia de un pueblo (Israel), la salvación a un mundo que
estaba sin esperanza, pero sobre todo es la base de la fidelidad al
único y soberano Dios‖.

La Biblia está dividida en dos partes de extensión desigual,


llamadas Antiguo Testamento y Nuevo Testamento. La palabra
testamento es la traducción latina del término hebreo berit que
puede significar: Un contrato, Gen 31:44; Un convenio o acuerdo
entre amigos, 1 Sam 18:23-; un pacto de un súbdito con su rey, 2
Sam 5:3; una alianza entre dos reyes o naciones, 1 Rey. 5:2. En la
practica el término equivale a un juramento en el que se promete
algo solemne. se refiere al rito que acompaña al juramento: el que
pronuncia el juramento pasa entre animales ―cortados‖ por la mitad,
uno por cada parte, significando que el que falle correrá la misma

37
Introducción a la Biblia
suerte que los animales. (Génesis 15, Jer. 34:18-21). Este
compromiso puede ser mutuo o solamente de una de las partes
hacia la otra.

Para la primera alianza o Antiguo Testamento en los textos bíblicos


no se describe una alianza mutua, sino de un compromiso
unilateral de Dios con su pueblo. Dios se compromete mediante
juramento sagrado a cuidar, proteger, defender a su pueblo y el
pueblo en respuesta a esa fidelidad, debe observar sus estatutos.
En la nueva alianza la exigencia fundamental no consiste en un
código de leyes externas al hombre, sino en la transformación
interior, en el corazón mismo de del hombre.

Libros Capítulos y Versículos. Cada testamento está dividido en


libros, estos en capítulos y versículos:

• LIBROS. En los originales la única división es en libros y su


número varía de acuerdo al canon con que fueron organizados.

• CAPÍTULOS. La primera división en secciones, 145


agrupaciones, (año 586 a.C.) se hizo al Pentateuco, para facilitar la
lectura y la ubicación de referencias, más tarde en el 250 d.C. se
dividió en capítulos, hasta que Esteban Langton en 1206 la
organizó en los 1189 capítulos que hoy conocemos.

• Versículos: Alrededor del año 900 de nuestra era aparecieron las


primeras divisiones en versículos hasta llegar al año 1550, donde
Roberto Estienne realizó la división actual de 31.163 versículos.

Para concluir podemos decir que la biblia es el producto de las


diferentes formas que Dios ha usado para comunicarse con el
hombre (inspiración, revelación y iluminación); y no solo en un
tiempo dado, la biblia no se desarrollo como texto sagrado en un
par de años, es el resultado de un continuo proceso histórico que
ha quedado plasmado como testimonio a las nuevas generaciones
relatando lo que El señor Jesucristo ha hecho por las generaciones
pasadas y lo que hará con las que vienen. Sus divisiones en

38
Introducción a la Biblia
capítulos y versículos, de ninguna manera han buscado cambiar el
contenido textual bíblico literal. Sino facilitar al lector el estudio de
la biblia como lo que es, LA PALABRA DE DIOS.

Realice una sopa de letras con palabras claves de esta lección, y


compártalo con sus compañeros.

39
Introducción a la Biblia

40
Introducción a la Biblia

LECCIÓN No. 5

Identificar la diferencia que existe entre el antiguo y nuevo


testamento.

Distinguir las subdivisiones y la forma de clasificación bíblica.

¿Cuáles son las clasificaciones que contiene la biblia?

El Antiguo Testamento

En la Biblia hebrea los libros están dispuestos en tres divisiones: la


Ley, los Profetas, y los Escritos.

La Ley comprende el Pentateuco, los cinco ―libros de Moisés‖.

Los Profetas se subdividen en dos partes: los ―Primeros Profetas‖,


que comprenden Josué, Jueces, Samuel, y Reyes, y los ―Últimos

41
Introducción a la Biblia
Profetas‖, que comprenden Isaías, Jeremías, Ezequiel, y ―El libro
de los doce Profetas‖. Los Escritos contienen el resto de los libros:
primero, Salmos, Proverbios, y Job; luego los cinco ―rollos‖, a saber
Cantares, Rut, Lamentaciones, Eclesiastés, y Ester; y finalmente
Daniel, Esdras-Nehemías y Crónicas. El total se considera
tradicionalmente 24, pero estos 24 corresponden exactamente a
nuestros 39, por cuanto en nuestra forma de contarlos los profetas
menores constituyen doce libros, y Samuel, Reyes, Crónicas, y
Esdras-Nehemías se componen de dos libros cada uno. Había en
la antigüedad otras formas de agrupar o contar estos mismos 24
libros; en una de ellas (comprobada por Josefo) el total se reducía
a 22; en otra (conocida por Jerónimo) se elevaba a 27.El origen de
la disposición de los libros adoptada en la Biblia hebrea no puede
verificarse; con frecuencia se piensa que la división en tres partes
corresponde a las tres etapas en las que los libros fueron
recibiendo el reconocimiento canónico, pero no hay pruebas
directas de esto.

En la LXX los libros están dispuestos según la semejanza de su


contenido. Al Pentateuco siguen los libros históricos, y estos van
seguidos por los libros poéticos y sapienciales, y estos a su vez por
los profetas. Es este orden el que, en sus aspectos esenciales, se
ha adoptado (a través de la Vg.) en la mayoría de las ediciones
cristianas de la Biblia. En algunos aspectos este orden respeta
mejor el orden cronológico del contenido narrativo que el de la
Biblia hebrea; por ejemplo, Rut aparece inmediatamente después
de Jueces (ya que registra cosas que ocurrieron ―en los días en
que gobernaban los jueces‖), y la obra del Cronista aparece en el
siguiente orden: Crónicas, Esdras, Nehemías. La triple división de
la Biblia hebrea se refleja en la fraseología de Lc. 24.44 (―la ley de
Moisés… los profetas… los salmos‖); más comúnmente el NT se
refiere a ―la ley y los profetas‖ (véase Mt. 5.17, etc.) o a ―Moisés y
los profetas‖ (Lc. 16.29, etc.).

La revelación divina que conserva el AT fue transmitida de dos


modos principales: mediante obras portentosas y palabras
proféticas. Estos dos modos de revelación están indisolublemente
ligados. Los actos de misericordia y juicio, por los que el Dios de
Israel se dio a conocer al pueblo del pacto, no hubiesen podido
transmitir su mensaje preciso si no les hubieran sido interpretados
por los profetas, los portavoces de Dios que recibían y
comunicaban su palabra. Por ejemplo, los acontecimientos del
éxodo no hubiesen adquirido su significación permanente para los

42
Introducción a la Biblia
israelitas si Moisés nos les hubiese dicho que en esos
acontecimientos el Dios de sus padres estaba obrando para lograr
su liberación, de conformidad con sus antiguas promesas, a fin de
que ellos fuesen en adelante su pueblo y él fuese su Dios. Por otra
parte, las palabras de Moisés hubieran sido inútiles si no las
hubiesen vindicado los acontecimientos del éxodo. Podemos
comparar el papel similarmente significativo de Samuel en la época
de la amenaza filistea, el de los grandes profetas del ss. VIII,
cuando Asiria arrasaba con todo lo que encontraba a su paso, el de
Jeremías y Ezequiel cuando el reino de Judá se vino abajo, etc.

Esta interacción de obras portentosas y palabras proféticas en el


AT explica por qué la historia y la profecía están tan entrelazadas
en sus páginas; sin duda fue cierta comprensión de este hecho lo
que llevó a los judíos a incluir los principales libros históricos entre
los Profetas.

Pero los escritos del AT no sólo registran esta doble revelación


progresiva de Dios; al mismo tiempo registran la respuesta del
hombre a esa revelación de Dios, respuesta que a veces es de
obediencia, pero con demasiada frecuencia de desobediencia;
expresada tanto en hechos como en palabras. En este antiguo
registro de la respuesta de aquellos a quienes llegó la palabra de
Dios, el NT encuentra instrucciones prácticas para el cristiano; de
la rebelión de los israelitas en el desierto y los desastres a que esto
dio lugar escribe Pablo: ―Estas cosas les acontecieron como
ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes
han alcanzado los fines de los siglos‖ (1 Co. 10.11).

En cuanto a su lugar en la Biblia cristiana, el AT cumple un papel


preparatorio: lo que Dios habló ―muchas veces y de muchas
maneras en otro tiempo a los padres por los profetas‖ esperaba su
cumplimiento en la palabra que ―en estos postreros días nos ha
hablado por el Hijo‖ (He. 1.1s). Mas el AT era la Biblia que los
apóstoles y otros predicadores del evangelio en los primeros días
del cristianismo llevaban consigo cuando proclamaban a Jesús
como Mesías, Señor, y Salvador divinamente enviado; encontraban
en él un claro testimonio de Cristo (Jn. 5.39) y una clara explicación
del camino de salvación por la fe en él (Ro. 3.21; 2 Ti. 3.15). Para
este uso del AT tenían la autoridad y el ejemplo de Cristo mismo; y
desde entonces la iglesia ha obrado bien cuando ha seguido el
precedente sentado por él y sus apóstoles, y ha reconocido al AT
como parte de las Escrituras cristianas. ―Lo que era indispensable

43
Introducción a la Biblia
para el Redentor tiene que ser siempre indispensable para el
redimido‖.

Génesis
Éxodo
Pentateuco Levítico
Números
Deuteronomio
Josué
Literatura Jueces
histórico-narrativa Rut
1 y 2 Samuel
Libros Históricos 1 y 2 Reyes
1 y 2 Crónicas
Esdras
Nehemías
Ester

Literatura poética y Job


Salmos
sapiencial Proverbios
Eclesiastés
Cantar de los
(o de sabiduría) Cantares

44
Introducción a la Biblia
Isaías
Jeremías
Profetas mayores Lamentaciones
Ezequiel
Daniel
Oseas
Joel
Amós
Literatura
Abdías
profética
Jonás
Miqueas
Profetas menores
Nahúm
Habacuc
Sofonías
Hageo
Zacarías
Malaquías

El Nuevo Testamento

La relación entre el NT y el AT es la del cumplimiento de la


promesa. Si el AT relata lo que Dios habló ―en otro tiempo a los
padres por los profetas‖, el NT relata esa palabra final que habló en
su Hijo, en la que toda la revelación anterior quedó resumida,
confirmada, y adquirió trascendencia. Las portentosas obras de la
revelación en el AT culminan en la obra redentora de Cristo; las
palabras de los profetas del AT reciben su cumplimiento en él. Pero
Cristo no constituye únicamente la revelación culminante de Dios al
hombre; es también la perfecta respuesta del hombre a Dios, el
sumo sacerdote a la vez que el apóstol de nuestra confesión (He.
3.1). Si el AT registra el testimonio de los que vieron el día de
Cristo antes que amaneciera, el NT registra el testimonio de los
que lo vieron y lo oyeron en los días de su carne, y que llegaron a
comprender y a proclamar el sentido de su venida más
plenamente, por el poder de su Espíritu, después de su
resurrección de entre los muertos.

El NT ha sido aceptado por la gran mayoría de los cristianos, en los


últimos 1.600 años, con sus 27 libros. Estos 27 libros se distribuyen
en forma natural en cuatro divisiones: (a) los cuatro evangelios, (b)
los Hechos de los Apóstoles, (c) 21 cartas escritas por apóstoles y
―hombres apostólicos‖, (d) el Apocalipsis. Este orden no sólo es
lógico, sino aproximadamente cronológico en cuanto se refiere al

45
Introducción a la Biblia
contenido de los documentos; no corresponde, sin embargo, al
orden en que fueron escritos.

Los primeros documentos neo testamentarios que se escribieron


fueron las primeras epístolas de Pablo. Estas (juntamente, tal vez,
con la Epístola de Santiago) fueron escritas entre el 48 y el 60 d.C.,
antes que se escribiese el más primitivo de los evangelios. Los
cuatro evangelios pertenecen a las décadas entre el año 60 y el
100, y todos (o casi todos) los demás escritos del NT deben
ubicarse también dentro de dichas décadas. Mientras que la
preparación del AT abarca un período de 1.000 años o más, los
libros del NT se escribieron en menos de un siglo.

Los escritos del NT no fueron reunidos en la forma en que los


conocemos ahora inmediatamente después de que fueran escritos.
Al principio cada uno de los *evangelios tuvo una existencia local e
independiente en los distritos para los cuales fueron compuestos
originalmente. A comienzos del ss. II, empero, fueron reunidos y
comenzaron a circular como un solo relato cuádruple. Cuando así
ocurrió, *Hechos fue separado de Lucas, con el que había formado
hasta ese momento una sola obra en dos tomos, e inició así su
carrera separada, pero no por ello menos importante.

Las cartas de Pablo fueron conservadas al principio por las


comunidades o individuos a quienes fueron escritas. Pero hacia
fines del ss. I hay indicios que sugieren que la correspondencia
paulina que se conservaba comenzó a ser reunida en un corpus
paulino, que rápidamente circuló entre las iglesias: primeramente
un corpus reducido de 10 cartas y, poco después, uno más
completo con 13 cartas, que se aumentó con la inclusión de las tres
*epístolas pastorales. Dentro del corpus paulino parecería que las
cartas han sido ordenadas no cronológicamente sino en un orden
descendente según su extensión. Este principio puede verse
todavía en el orden en que aparecen en la mayoría de las
ediciones del NT hoy en día: las cartas dirigidas a iglesias vienen
antes que las que están dirigidas a individuos, y dentro de estas
dos subdivisiones están dispuestas de modo que las más largas
vienen primero y las más cortas al final. (El único caso en que no
se cumple esta disposición es el de Gálatas, que viene antes de
Efesios, a pesar de que Efesios es ligeramente más larga que la
otra.)

46
Introducción a la Biblia
Con la colección de los evangelios y el corpus paulino, y Hechos
para hacer de puente entre ambos grupos, tenemos el comienzo
del *canon del NT como lo conocemos hoy. La iglesia primitiva, que
heredó la Biblia hebrea (o la vss. gr. de la LXX) como sus
Escrituras sagradas, no tardó mucho en colocar los nuevos escritos
evangélicos y apostólicos a la par de la Ley y los Profetas, y en
usarlos para la propagación y la defensa del evangelio, como así
también en el culto cristiano. Así, Justino Mártir, alrededor de la
mitad del ss. II, describe cómo los cristianos en sus reuniones
dominicales leían ―las memorias de los apóstoles o los escritos de
los profetas‖ (Apología 1. 67). Era natural, por lo tanto, que cuando
el cristianismo se extendió entre pueblos que hablaban lenguas
que no fuera el griego, el NT fuese traducido del griego a dichas
lenguas para beneficio de los nuevos conversos. Para el año 200
d.C. había ya versiones latinas y siriacas, y dentro del siglo
siguiente ya existía una versión copta también.

Mateo
Literatura Marcos
Evangelios
Histórico- Lucas
narrativa Juan
Histórico Hechos de los Apóstoles
Romanos
1 y 2 Corintios
Gálatas
Efesios
Filipenses
Epístolas paulinas
Colosenses
1 y 2 Tesalonicenses
Literatura
1 y 2 Timoteo
epistolar
Tito
Filemón
Epístola a los Hebreos
Santiago
1 y 2 Pedro
Epístolas universales
1,2 y 3 Juan
Judas
Literatura Apocalipsis de San Juan (o
apocalíptica Revelación)

47
Introducción a la Biblia

GUÍA PRÁCTICA PARA APRENDER DE MEMORIA LOS LIBROS


DE LA BIBLIA

48
Introducción a la Biblia

Para concluir, podemos decir que la palabra testamento viene del


griego ― testamentum‖ y del hebreo berit que significa pacto o
alianza. Los dos testamentos tienen características diferentes. El
antiguo habla de la unión que estableció Dios con su pueblo, por
medio de moisés en el monte Sinaí. Y la nueva habla del pacto que
el señor Jesucristo hizo por nosotros en la cruz del calvario. En el
antiguo testamento sus leyes fueron escritas en tablas de piedras
en el nuevo fue escrita su palabra en el corazón de hombres. En el
antiguo testamento el pacto fue ratificado con sangre de animales
pero en el nuevo fue incomparablemente superior, porque fue con
la sangre del señor Jesucristo.

Aprenda de memoria las clasificaciones de la biblia.

49
Introducción a la Biblia

50
Introducción a la Biblia

LECCIÓN No. 6

Conocer el canon de la Biblia y cuál fue su proceso hasta el día


de hoy.

Reconocer la importancia del canon bíblico.

¿Qué significa canon?


¿Cuáles son las características del canon Biblico?

De acuerdo con los diversos relatos evangélicos, Jesús utilizó las


Escrituras hebreas para validar su misión, sus palabras y sus obras
(véase Mc 1.14; Lc 12.32). Los primeros creyentes continuaron esa
tradición hermenéutica y utilizaron los textos hebreos—y
particularmente sus traducciones al griego—en sus discusiones
teológicas y en el desarrollo de sus doctrinas y enseñanzas. De

51
Introducción a la Biblia
esa forma la iglesia contó, desde su nacimiento, con una serie de
escritos de alto valor religioso.

De particular importancia es el uso que Jesús hace del libro del


profeta Isaías (61.1–2), según se relata en Lucas 4.18–19. El
Señor, luego de leer el texto bíblico, afirmó: «Hoy se ha cumplido
esta Escritura delante de vosotros» (Lc 4.21; RVR). Este relato
pone de manifiesto la interpretación cristológica que los primeros
cristianos hicieron de las Escrituras hebreas. El objetivo primordial
de los documentos judíos, desde el punto de vista cristiano, era
corroborar la naturaleza mesiánica de Jesús de Nazaret (Lc 24.27).

De esa forma la Biblia hebrea se convirtió en la primera Biblia


cristiana. Con el paso del tiempo, la iglesia le dio el nombre de
«Antiguo Testamento», para poner de manifiesto la novedad de la
revelación de la persona y misión de Cristo.

Los libros de la Biblia hebrea son 24, divididos en tres grandes


secciones:

La primera sección, conocida como («Ley»), contiene los llamados


«cinco libros de Moisés»: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y
Deuteronomio.

La segunda división, conocida como («Profetas»), se subdivide, a


su vez, en dos grupos: (a) «Los profetas anteriores»: Josué,
Jueces, Reyes y Samuel; (b) «Los profetas posteriores»: Isaías,
Jeremías, Ezequiel y el Libro de los Doce.

La tercera sección de la Biblia hebrea se conoce como


(«Escritos»), e incluye once libros: Salmos, Proverbios y Job; un
grupo de cinco libros llamados («Rollos»)—Cantar de los Cantares,
Rut, Lamentaciones, Eclesiastés y Ester—; y finalmente Daniel,
Esdras-Nehemías y Crónicas.

Con las iníciales de ellas se ha formado la palabra hebrea Tanak,


nombre que los judíos usan para referirse a la Biblia hebrea,
nuestro Antiguo Testamento.

Los 24 libros de la Biblia hebrea son idénticos a los 39 que se


incluyen en el Antiguo Testamento de las Biblias «protestantes»; es
decir, las que no contienen los libros deuterocanónicos. La
diferencia en numeración se originó cuando se empezó a contar,

52
Introducción a la Biblia
por separado, cada uno de los doce profetas menores, y cuando se
separaron en dos las obras siguientes: Samuel, Reyes, Crónicas y
Esdras-Nehemías.

La teoría, tradicionalmente aceptada, de que las secciones del


canon hebreo representan las tres etapas en el proceso de su
formación es seriamente cuestionada en la actualidad. Aunque esta
hipótesis parezca lógica y razonable, no hay evidencias que la
respalden en el Antiguo Testamento o en otros documentos judíos
antiguos.

De acuerdo con esa teoría, la Torah fue la primera en ser


reconocida como canónica, luego del retorno de los judíos a Judá,
al concluir el exilio de Israel en Babilonia (ca. siglo V a.C.).

Posteriormente los Nebi<im fueron aceptados en el canon,


posiblemente al final del siglo III a.C. Y finalmente, los Ketubim—
que representan la última sección de la Biblia hebrea—fueron
incorporados al canon al final del siglo I d.C., al concluir el llamado
«Concilio» de Jamnia.

El reconocimiento de la autoridad religiosa de algunas secciones


de las Escrituras hebreas puede verse en el Antiguo Testamento
(Ex 24.3–7; Dt 31.26; 2 R 23.1–3; Neh 8.1–9.38). Sin embargo, ese
reconocimiento de textos como «Palabra de Dios» no revela que la
comunidad judía pensara en un cuerpo cerrado de escritos que
sirviera de base para el desarrollo religioso y social del pueblo.

Incluso algunos profetas reconocían la autoridad y el valor de


mensajes proféticos anteriores (cf. Jer 7.25 y Ez 38.17). Pero la
idea de agrupar las colecciones de dichos y mensajes proféticos en
un cuerpo de escritos tomó siglos en hacerse realidad.

Posiblemente la primera referencia a una colección de escritos de


esa naturaleza se encuentra en Daniel 9.2. Allí se alude a la
profecía de Jeremías, referente a la duración del exilio en
Babilonia, que encontró entre un grupo de «libros» (Jer 25.11–14).

La documentación que reconoce la división tripartita del canon de


la Biblia hebrea es variada. En primer lugar, el Talmud Babilónico

53
Introducción a la Biblia
acepta la autoridad religiosa y la inspiración de los 24 libros de las
Escrituras judías. Además, discute el orden de tales libros.

En el prólogo a la traducción del Eclesiástico—también conocido


como la Sabiduría de Jesús ben Sira—el nieto de ben Sira,
traductor del libro, indica que su abuelo era un estudioso de «la Ley
y los Profetas, y los otros libros de nuestros padres». Si esos
«otros libros de nuestros padres» son los Ketubim, la obra
reconoce, ya en el 132 a.C., el ordenamiento tradicional de la Biblia
hebrea.

En el Nuevo Testamento hay otras alusiones a la división de la


Biblia hebrea en tres secciones. En uno de los relatos de la
resurrección de Jesús, el Evangelio según San Lucas (24.44)
indica que el Señor les recordó a los discípulos en Jerusalén lo que
de él decían «la ley de Moisés, los profetas y los Salmos». Es
importante recordar que los Salmos constituyen el primer libro de
los Ketubim, la tercera sección de la Biblia hebrea. Otras
referencias a las Escrituras judías en el Nuevo Testamento aluden
a «la ley y los profetas» (Mt 7.12; Ro 3.21) o simplemente a «la
ley» (Jn 10.34; 1 Co 14.21).

El descubrimiento de numerosos manuscritos cerca del Mar Muerto


ha arrojado gran luz en el estudio y la comprensión de la cuestión
del canon entre los judíos de los siglos I a.C. y I d.C. Entre los
manuscritos encontrados existen copias de todos los libros de la
Biblia, con la posible excepción de Ester. Aunque la gran mayoría
de los documentos bíblicos se han encontrado en forma
fragmentaria, se han descubierto también varios documentos
bíblicos casi completos.

Lamentablemente los qumranitas no dejaron documentación escrita


que nos indique con claridad cuáles de los libros que mantenían en
sus bibliotecas constituían para ellos parte del canon. Sin embargo,
al evaluar las copias de los textos encontrados y analizar sus
comentarios bíblicos, podemos indicar, con cierto grado de
seguridad, que el canon en Qumrán incluía: la Torah, los Nebi<im y
los Salmos (posiblemente con algunos salmos adicionales); incluía
también los libros de Daniel y de Job.

Posiblemente ya para el comienzo de la era cristiana había un


acuerdo básico entre los diferentes grupos judíos respecto a los
libros que se reconocían como autoritativos. Lo más probable es

54
Introducción a la Biblia
que, con relación al canon judío, durante el siglo I d.C. se
aceptaban como sagrados los 24 o 22 libros de la Tanak, pero la
lista no se fijó de forma permanente hasta el final del siglo II o a
comienzos del III de la era cristiana.

Es muy difícil determinar con precisión los criterios que se aplicaron


para establecer la canonicidad de los libros. Algunos estudiosos
han supuesto que entre los criterios se encontraban el carácter
legal del escrito y la idea de que fueran inspirados por Dios. Otros,
sin embargo, han indicado que cada libro debía aceptarse de
acuerdo con la forma que celebraba o revelaba la manifestación de
Dios. Ese criterio brindaba al libro la posibilidad de ser utilizado en
el culto.

Uno de los resultados del exilio de Israel en Babilonia fue el


desarrollo de comunidades judías en diversas regiones del mundo
conocido. En Alejandría, capital del reino de los Tolomeos, el
elemento judío de la población de habla griega era considerable. Y
como Judea formaba parte del reino hasta el año 198 a.C., esa
presencia judía aumentó con el paso del tiempo.

Luego de varias generaciones, los judíos de Alejandría adoptaron


el griego como su idioma diario, dejando el hebreo para cuestiones
culticas. Para responder adecuadamente a las necesidades
religiosas de la comunidad, pronto se vio la necesidad de traducir
las Escrituras hebreas al idioma griego. «Pentateuco» como se
conoció en griego—fue la primera parte de las Escrituras en ser
traducida; posteriormente se tradujeron los Profetas y el resto de
los Escritos.

Una leyenda judía, de la cual existen varias versiones, indica que


70 ó 72 ancianos fueron llevados a Alejandría desde Jerusalén
para traducir el texto hebreo al griego. Esa leyenda dio origen al
nombre «Septuaginta» (LXX), con el que generalmente se identifica
y conoce la traducción al griego del Antiguo Testamento.

En un documento conocido como la «Carta de Aristeas» se alude y


se expande la leyenda. Dicha carta describe cómo los ancianos de
Israel finalizaron la traducción del Pentateuco en sólo 72 días; el
documento indica, además, que produjeron la versión griega luego
de comparaciones, diálogos y reuniones.

55
Introducción a la Biblia

Posteriormente se añadieron a la leyenda—en círculos judíos y


cristianos—nuevos elementos. Se incorporó la idea de que los
ancianos trabajaron aisladamente y, al final, produjeron 72
versiones idénticas. Filón de Alejandría, el famoso filósofo judío,
relata cómo los traductores trabajaron de forma independiente y
escribieron el mismo texto griego palabra por palabra.

Aunque Filón y Josefo indican que solamente la Torah o el


Pentateuco se tradujo al griego, los escritores cristianos añadieron
a la leyenda de la Septuaginta la traducción de todo el Antiguo
Testamento, contando entre ellos libros que no formaban parte de
las Escrituras hebreas. Pseudo-Justino, en el siglo III, incluso indica
que vio personalmente las celdas en las cuales trabajaron, por
separado, cada uno los traductores de la Septuaginta. Estas
adiciones a la antigua leyenda judía revelan el gran aprecio que la
iglesia cristiana tenía de la Septuaginta.

De la leyenda judía se desprenden algunos datos de importancia


histórica. El Pentateuco fue la primera sección en ser traducida.
Los trabajos comenzaron a mediados del siglo III a.C., y es lógico
pensar que la traducción se efectuara en Alejandría, lugar que
concentraba a la comunidad judía más importante de la diáspora.

El orden de los libros en los manuscritos de la Septuaginta difiere


del que se presenta en las Escrituras hebreas. Al final del capítulo
se encuentra un diagrama donde se pueden comparar ambas
listas. Posiblemente ese orden revela la influencia cristiana sobre el
canon. No fueron los judíos de Alejandría los que fijaron el canon
griego, sino los cristianos.

Con respecto a los libros y adiciones que se encuentran en la


Septuaginta, la nomenclatura en los diversos círculos cristianos no
es uniforme. La mayoría de los protestantes denomina esa sección
de la Septuaginta como «Apócrifos»; la Iglesia Católica los llama
«deuterocanónicos». «Apócrifos», para la comunidad católica, son
los libros que no se incluyeron ni en el canon hebreo ni en el
griego. Los protestantes los conocen como «pseudoepígrafos».

Los libros deuterocanónicos son los siguientes: Tobías, Judit,


Sabiduría, Eclesiástico (Sabiduría de Jesús ben Sira), Baruc, 1 y 2
Macabeos, Daniel 3.24–90; 13; 14 y Ester 10.4–16.24. La mayor

56
Introducción a la Biblia
parte de estos textos se conservan únicamente en manuscritos
griegos.

La Septuaginta hizo posible que los judíos de habla griega en la


diáspora y, también, en Palestina tuvieran acceso a los textos
sagrados de sus antepasados, en el idioma que podían entender.

Además, el texto griego dio la oportunidad a grupos no judíos de


estudiar las Escrituras hebreas (Hch 8.26–40).

La iglesia cristiana se benefició sustancialmente de la traducción de


la Septuaginta: la utilizó como su libro santo y lo llamó «Antiguo
Testamento». El texto en griego les dio la oportunidad a los
cristianos de relacionar el mensaje de Jesús con pasajes de
importancia mesiánica (Hch 7; 8); les brindó recursos literarios para
citar textos del canon hebreo en las discusiones con los judíos (Hch
13.17–37; 17.2–3); y jugó un papel fundamental en la predicación
del evangelio a los paganos (Hch 14.8–18; 17.16–32).

El Nuevo Testamento es testigo del uso sistemático de la


Septuaginta en la educación, predicación y apologética de los
primeros creyentes (cf. Ro 8.20 y Ec 1.2; 12.8 gr.). Es importante
señalar, además, que en las Escrituras cristianas también hay citas
y alusiones a las adiciones deuterocanónicas de la Septuaginta (cf.
Ro 1.18–32 y Sab 12–14; cf. Ro 2.1–11 y Sab 11–15; cf. Heb
11.35b-38 con 2 Mac 6.18–7.41 y 4 Mac 5.3–18.24). El Nuevo
Testamento también contiene referencias o alusiones a libros que
ni siquiera se encuentran en la Septuaginta (cf. Jud 14–16 y 1 Enoc
1.9).

La gran aceptación de la Septuaginta entre los primeros cristianos


hizo que la comunidad judía, con el paso del tiempo, rechazara esa
traducción griega como una versión adecuada de las Escrituras
hebreas. En discusiones teológicas en torno al nacimiento de
Jesús, los cristianos citaban el texto griego de Isaías para indicar
que la «virgen», no «la joven», «daría a luz» (cf. Mt 1.23 e Is 7.14
gr.). Además, algunos manuscritos de la Septuaginta incluso
contienen adiciones cristianas a textos del Antiguo Testamento (por
ejemplo, Sal 13; 95).

57
Introducción a la Biblia
Cuando las discusiones teológicas entre judíos y cristianos
demandaron un análisis exegético riguroso, la Septuaginta—que en
algunas secciones demostraba un estilo libre en la traducción y
que, además, se basaba en un texto hebreo antiguo—fue relegada
y condenada en los círculos judíos. Posiblemente ese rechazo
judío explica el por qué la mayoría de los manuscritos de la
Septuaginta que se conservan el día de hoy provengan de grupos
cristianos.

Una vez que la comunidad judía rechazó la Septuaginta, se


necesitó una versión griega que la sustituyera. Entre esas nuevas
traducciones de las Escrituras hebreas al griego se pueden
identificar tres: las versiones de Áquila y Símaco, y la revisión de
Teodoción. En la famosa Hexapla de Orígenes se encuentran
copias de estas traducciones al griego.

Áquila, que era un discípulo del gran rabí Ákiba, produjo una
versión extremadamente literal de los textos hebreos. Aunque el
vocabulario usado revela dominio del griego, la traducción
manifiesta un literalismo extremo y un apego excesivo a las
estructuras lingüísticas del texto hebreo. Posiblemente por esas
mismas características esta traducción griega sustituyó a la
Septuaginta y fue muy popular en círculos judíos por el año 130
d.C.

La traducción de Símaco (c. 170 d.C.) se distingue no sólo por su


fidelidad al texto hebreo, sino por el buen uso del idioma griego. De
acuerdo con Eusebio y San Jerónimo, Símaco era un judío
cristiano ebionita.

Teodoción, de acuerdo con la tradición eclesiástica, era un


prosélito que revisó una traducción al griego ya existente, basada
en los textos hebreos. Algunos estudiosos piensan que la
traducción revisada fue la Septuaginta; otros, sin embargo, opinan
que el texto base de Teodoción fue anterior a la versión de los
Setenta.

Una vez que finalizó el período del Nuevo Testamento, la iglesia


continuó utilizando la Septuaginta en sus homilías, reflexiones y
debates teológicos. Una gran parte de los escritores cristianos de la

58
Introducción a la Biblia
época utilizaban libremente la Septuaginta y citaban los libros que
no se encontraban en el canon hebreo.

La iglesia Occidental, a fines del siglo IV, aceptó un número fijo de


libros del Antiguo Testamento, entre los cuales se encuentran
algunos deuterocanónicos que aparecen en la Septuaginta. Los
teólogos orientales, por su parte, seguían el canon hebreo de las
Escrituras. Tanto Orígenes como Atanasio insisten en que se
deben aceptar en el canon únicamente los 22 libros del canon
judío; y San Jerónimo, con su traducción conocida como «Vulgata
Latina», propagó el canon hebreo en la iglesia Occidental.

A través de la historia, la iglesia ha hecho una serie de


declaraciones en torno al canon de las Escrituras. Al principio,
estas declaraciones se hacían generalmente en forma de decretos
disciplinares; posteriormente, en el Concilio de Trento, el tema del
canon se abordó de forma directa y dogmática.

El Concilio de Trento se convocó en el año 1545 en el contexto de


una serie de controversias con grupos reformados en Europa.

Entre los asuntos considerados se encontraba la relación de la


Escritura con la tradición y su importancia en la transmisión de la fe
cristiana.

En el Concilio de Trento se discutió abiertamente la cuestión del


canon, y se promulgó un decreto con el catálogo de libros que
estaban en el cuerpo de las Escrituras y tenían autoridad
dogmática y moral para los fieles. Se declaró el carácter oficial de
la Vulgata Latina, y se promulgó la obligación de interpretar las
Escrituras de acuerdo con la tradición de la iglesia, no según el
juicio de cada persona. Además, el Concilio aceptó con igual
autoridad religiosa y moral los libros protocanónicos y
deuterocanónicos, según se encontraban en la Vulgata.

Entre los reformadores siempre hubo serias dudas y reservas en


torno a los libros deuterocanónicos. Finalmente, los rechazaron por
las polémicas y encuentros con los católicos.

Lutero, en su traducción de 1534, agrupó los libros


deuterocanónicos en una sección entre los dos Testamentos, con
una nota que indica que son libros «apócrifos», y que aunque su
lectura es útil y buena, no se igualan a la Sagrada Escritura. La

59
Introducción a la Biblia
Biblia de Zürich (1527–29), en la cual participó Zuinglio, relegó los
libros deuterocanónicos al último volumen, pues no los consideró
canónicos. La Biblia Olivetana (1534–35), que contiene un prólogo
de Juan Calvino, incluyó los deuterocanónicos como una sección
aparte del resto de los libros que componen el canon. La Iglesia
Reformada, en sus confesiones «Galicana» y «Bélgica» no incluyó
los deuterocanónicos. En las declaraciones luteranas se prestó
cada vez menos atención a los libros deuterocanónicos.

En Inglaterra la situación fue similar al resto de la Europa


Reformada. La Biblia de Wyclif (1382) incluyó únicamente el canon
hebreo. Y aunque la Biblia de Coverdale (1535) incorpora los
deuterocanónicos, en «Los Treinta y Nueve Artículos» de la Iglesia
de Inglaterra se dice que esa literatura no debe emplearse para
fundamentar ninguna doctrina. La versión «King James» (1611)
imprimió los deuterocanónicos entre los Testamentos.

La traducción al castellano de Casiodoro de Reina—publicada en


Basilea en 1569—incluía los libros deuterocanónicos, de acuerdo
con el orden de la Septuaginta. La posterior revisión de Cipriano de
Valera—publicada en Ámsterdam en 1602—agrupó los libros
deuterocanónicos entre los Testamentos.

La Confesión de Westminster (1647) reaccionó al Concilio de


Trento y a las controversias entre católicos y protestantes: afirmó el
canon de las Escrituras hebreas. En su declaración sobre el canon,
la Confesión indica que los deuterocanónicos—identificados como
«Apócrifa»—, por no ser inspirados, no forman parte del canon de
la Escritura y, por consiguiente, carecen de autoridad para la
iglesia. Indica, además, que pueden leerse únicamente como
escritos puramente humanos. De esa forma se definió claramente
el canon entre las comunidades cristianas que aceptaban la
Confesión de Westminster.

El problema de la aceptación de los apócrifos o deuterocanónicos


entre las comunidades cristianas luego de la Reforma se atendió
básicamente de tres maneras: (1) Los deuterocanónicos se
mantenían en la Biblia, pero separados—alguna nota indicaba que
estos libros no tenían la misma autoridad que el resto de las
Escrituras—; (2) de acuerdo con el Concilio de Trento, tanto los
libros deuterocanónicos como los protocanónicos se aceptaban en
la Biblia con la misma autoridad; (3) basados en la Confesión de
Westminster, se incluía en las ediciones de la Biblia únicamente el

60
Introducción a la Biblia
canon hebreo, que contiene los únicos libros aceptados como
autoridad.

Luego de muchas discusiones teológicas y administrativas, la


«British and ForeignBibleSociety» decidió, en el 1826, publicar
Biblias únicamente con el canon hebreo del Antiguo Testamento.
La versión Reina-Valera se publicó por primera vez sin los
deuterocanónicos en el 1850.

En torno a los apócrifos o deuterocanónicos, las iglesias cristianas


han superado muchas de las dificultades que las separaban por
siglos. Ya la polémica y la hostilidad han cedido el paso al diálogo y
la cooperación interconfesional. En la actualidad, grupos católicos y
protestantes trabajan juntos para traducir y publicar Biblias. Esta
literatura, lejos de ser un obstáculo para el diálogo y la cooperación
entre creyentes, es un recurso importante para estudiar la historia,
las costumbres y las ideas religiosas del período que precedió al
ministerio de Jesús de Nazaret y a la actividad apostólica de los
primeros cristianos.

61
Introducción a la Biblia

De las páginas de ese Libro han bebido los creyentes a lo largo de


los siglos. Alabada por los cristianos y despreciada por sus
detractores; traducida a muchas lenguas y prohibida su lectura por
peligrosa; impresa por millones de ejemplares y distribuida por
organismos como Sociedades Bíblicas Unidas, y perseguida, a
veces con saña, por personas y regímenes que han visto en ella un
formidable enemigo digno de ser atacado; estudiada con sacrificio
y ahínco por millones de discípulos de Jesucristo y de adoradores
del Dios altísimo, y abandonada en un polvoriento rincón de la casa
o del despacho por muchos que se llaman a sí mismos cristianos,
la Biblia ha capeado todas las tempestades. Y cada día es mayor el
número de quienes ansían descubrir en sus páginas el mensaje de
esperanza que no han podido encontrar en teorías ni en ideologías,
en ciencias ni en instituciones religiosas, en el activismo político ni
en la entrega apasionada al activismo hedonista que tanto
caracteriza a este mundo en desesperación.

El sentimiento religioso es una experiencia de carácter


prácticamente universal. Ya lo señaló un pensador antiguo: puede
uno recorrer los pueblos del mundo y se encontrará con que
muchos de ellos no han construido teatros ni coliseos; otros no han
desarrollado las artes o algunas de ellas; aun en otros faltan
instituciones que ya existían en pueblos que les eran
contemporáneos. Sin embargo decía el filósofo e historiador
Plutarco, del siglo II de la era cristiana, que no se conocían pueblos
en los que no existiera alguna forma de expresión del sentimiento
religioso, por muy primitivos que tanto este como aquella pudieran
ser.

Como parte de esa expresión y de manera muy particular en las


religiones que lograron alcanzar un determinado grado de
desarrollo aparecen también los libros sagrados: el conjunto de
aquellos textos que una determinada comunidad religiosa
considera que son de particular interés y valor para ella, y, como
consecuencia, poseedores de una autoridad tal que ningún otro
texto comparte. Por eso existen los Vedas y El libro de los muertos,
El Corán, El libro de mormón y los libros de Russell. Las diferentes
comunidades religiosas interpretan de diversa manera el origen y el
significado de su propio conjunto de libros sagrados.

62
Introducción a la Biblia

En el cristianismo no podía ser de otra manera. Por una parte,


hereda del judaísmo una colección de libros sagrados la Biblia
hebrea que, con el tiempo, pasó a denominar con la expresión
«Antiguo Testamento». Y, por otra, su propia experiencia y
desarrollo le hace producir una serie de textos que también se van
incorporando al conjunto de libros tenidos como de especial valor y
autoridad.

¿Cómo se formó el canon del Nuevo Testamento?

Es obvio que no se trata de que a alguien se le hubiera ocurrido


reunir en un solo volumen un cierto conjunto de obras muy
dispares, por cierto, en cuanto a extensión y contenido y hubiera
proclamado, porque así le pareció bien, que esos libros eran
sagrados.

Tampoco se trata de que Dios le haya soplado a alguien en el oído


y le haya dictado, libro por libro, la lista completa de los que
habrían de componer el Nuevo Testamento.

El proceso fue muy distinto. Mucho más complejo, mucho más rico
y mucho más interesante. Y no exento de dificultades.

En primer lugar, hay una estrechísima vinculación entre la


formación del canon y la formación del texto. Ambos desarrollos no
pueden identificarse, pero tampoco pueden separarse sin hacer
violencia a uno de los dos.

Como es de sobra conocido, los escritos del Nuevo Testamento


son escritos ocasionales. Con ello queremos decir que hubo una
«ocasión» (o unas «ocasiones») que, de hecho provocaron su
formación. O, dicho de otra manera: Esos textos no aparecen
simplemente porque sus autores un día se levantaron con ganas
de escribir y luego tuvieron la brillante idea de que sería «bonito»
poner por escrito lo que les había venido a la mente. Al contrario.

No es extraño el caso de un determinado autor bíblico que escriba


angustiosamente, y que habría preferido no tener que escribir lo
que estaba escribiendo. Eso es, en efecto, lo que a veces le

63
Introducción a la Biblia
pasaba a Pablo apóstol. Oigámoslo cuando escribe estas palabras:
«Porque por la mucha tribulación y angustia de corazón os escribí
con muchas lágrimas, no para que fueseis contristados… Porque
aunque os contristé con la carta, no me pesa, aunque entonces lo
lamenté…» (2 Co 2.4; 7.8a).

Fueron muy diversas las «ocasiones» o circunstancias que


movieron a los diferentes autores del Nuevo Testamento a poner
en papiro (que era el papel de la época) sus pensamientos,
exhortaciones, esperanzas, oraciones, etc. El material que se
incluye en esa obra global es variado: hay predicaciones (u
homilías), cuentos que Jesús contaba (eso son las parábolas, y
Jesús era un consumado e inigualable narrador), relatos de
acontecimientos, oraciones, exhortaciones, visiones proféticas y
apocalípticas, escritos polémicos, cartas personales, secciones
poéticas… En cada caso, fue el problema o situación particular que
el autor quería enfrentar y las características propias de sus
lectores lo que determinó la naturaleza de cada escrito.

Por supuesto, mucho de lo anterior también se encuentra en la


Biblia hebrea y, de alguna manera, ella sirvió de modelo para los
escritores neo testamentarios. A ese modelo ellos agregaron su
propia creatividad y ciertos detalles que eran característicos de la
época en la que se forma el Nuevo Testamento. Hay, sin embargo,
en el desarrollo de la comunidad cristiana de los primeros tiempos
y en su producción literaria, una diferencia fundamental respecto de
los escritos heredados del judaísmo.

Veamos:

•Cuando Pablo, Pedro, Juan o Judas, pongamos por caso, se


sientan a escribir, ya sea por propia mano o, como solía hacer
Pablo, por la interpósita mano de un secretario, lo que querían
hacer era responder a la situación específica que se les había
presentado: pleitos entre hermanos, inmoralidad en la
congregación, penetración en la comunidad cristiana de ideas
extrañas que negaban tanto la eficacia de la obra de Jesucristo
como la eficacia de la fe, gozo por la fidelidad de los hermanos y
por la expresión de su amor, necesidad de recibir aliento en
momentos de dificultad y prueba… o lo que fuera. Y esas
autoridades de la iglesia escriben, habiendo buscado la dirección
de Dios, en su calidad de tales: apóstoles, obispos (en el sentido

64
Introducción a la Biblia
neo testamentario), pastores y dirigentes de la comunidad cristiana
en la diáspora.

• Cuando ellos escribían, ni siquiera soñaban que aquello que


producían tenía, o llegaría a tener, la autoridad de los escritos
sagrados que leían en la sinagoga y en las primeras
congregaciones de cristianos. Puede decirse que en el Nuevo
Testamento, quizás con la excepción del Apocalipsis por su
naturaleza particular, no hay indicios de que sus autores creyeran
que lo que estaban escribiendo iba a ser parte de «La Escritura».

Pero, por proceder esos escritos de quienes procedían, por la


autoridad que representaban sus autores y por considerar que, de
alguna manera, eran testimonio de primera mano y fidedigno de
«las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas» (Lc 1.1), los
grupos cristianos no sólo guardaron y releyeron los textos que
directamente ellos habían recibido sino que, además, comenzaron
a producir muchas copias y a distribuirlas entre otras tantas
comunidades hermanas. Poco a poco, los cristianos fueron
reconociéndoles a esos textos autoridad privilegiada para la vida de
la Iglesia y, con ello, reconocieron la inspiración divina en su
producción y elaboraron, en fecha posterior, la doctrina
correspondiente.

Nos hemos referido hasta ahora a libros del Nuevo Testamento que
se escribieron, en su mayoría, «de corrido». La situación se torna
más compleja cuando tratamos de textos como los de los
evangelios, cuya composición siguió otro camino.

En efecto, a Jesús no lo seguían estenógrafos que iban tomando


notas de todo lo que él hacía y enseñaba, y que luego «se sentaron
a escribir un libro».

De la palabra hablada a los textos escritos

La primera etapa de la transmisión del material que se incluye en


los cuatro evangelios corresponde a la «tradición oral»: los
apóstoles y demás discípulos de Jesús contaron a sus nuevos
hermanos en la fe todo lo que podían recordar de su experiencia
con su Señor y salvador.

Muy pronto comenzaron a hacerse colecciones escritas de los


dichos de Jesús. Quizá nos parezca que algunos dichos de nuestro

65
Introducción a la Biblia
Señor que encontramos en los evangelios canónicos están como
«descolgados» de su contexto literario. Probablemente se deba ello
a que hayan sido tomados de alguna de esas colecciones.

De los textos que han llegado hasta nosotros, y por los testimonios
de escritores antiguos, sabemos, además, que los seguidores de
Jesús y de sus apóstoles también hicieron, en fecha posterior,
otras colecciones de libros sagrados. Textos favoritos de esas
colecciones parecen haber sido los escritos de Pablo.

Cuando los autores de los evangelios que son parte del Nuevo
Testamento se pusieron a redactar en forma final sus escritos,
echaron mano del material que tenían a su disposición, e incluso
buscaron más información por su propia cuenta. De ello da claro
testimonio el propio Lucas, al comienzo de su evangelio.

Ahora bien, ni los cuatro evangelistas fueron los únicos que


escribieron obras de ese género literario que llamamos
«evangelio», ni Lucas fue el único que escribió un libro como el de
Hechos, ni las epístolas del Nuevo Testamento fueron las únicas
epístolas cristianas que circularon en el mundo antiguo, ni nuestro
Apocalipsis es el único libro cristiano de ese tipo que se escribió en
la antigüedad.

¿Qué queremos decir con lo anterior?

Sencillamente que, dada la naturaleza del cristianismo, su


expansión y la diversidad que había entre los cristianos de los
primeros siglos (sin olvidar las desviaciones que se llamaban a sí
mismas cristianas), fueron muchos los que se dedicaron a escribir
«evangelios», «hechos», «epístolas» y «apocalipsis».

Relativamente pronto, la iglesia comenzó a discriminar entre unos y


otros, aunque, en algunos casos, la discriminación no resultaba
muy fácil.

Además, en la etapa inmediatamente posterior a los apóstoles


hubo cristianos entre los que se contaban algunos que con su
sangre habían sellado la genuinidad de su testimonio y de su vida,
como Ignacio, Obispo de Antioquía, o como Justino, de
sobrenombre Mártir o el Filósofo que escribieron obras muy
importantes, ya sea para defensa de la fe o para la edificación de
los cristianos. Algunas de esas obras resultaron ser sobremanera

66
Introducción a la Biblia
apreciadas por muchas comunidades cristianas, donde se leían
con verdadera veneración y respeto. De entre ellas, unas, como la
Primera epístola de Clemente de Roma a los corintios, la Carta de
Bernabé, El Pastor, de Hermas, la Didajé y otras, llegaron a ser
consideradas por muchos cristianos, y por las comunidades a las
que ellos pertenecían, como obras canónicas y, por tanto, como
escritos sagrados investidos de autoridad para la iglesia.

La situación interna de la iglesia

Desde el primer siglo y de ello tenemos testimonio en los escritos


del Nuevo Testamento—los dirigentes cristianos hubieron de
enfrentarse a problemas que tenían que ver no sólo con aspectos
prácticos de la vida cristiana personal y comunitaria (cuestiones
morales y de relaciones personales), sino también con
desviaciones doctrinales, resultado de la incomprensión o de la
distorsión intencionada—del significado del evangelio. En varios
libros del Nuevo Testamento podemos detectar esta lucha de
aquellos primeros escritores cristianos.

Con el pasar del tiempo, los problemas fueron creciendo y


haciéndose cada vez más agudos. El acelerado crecimiento del
cristianismo contribuyó también a ello, además de otros factores.
Entre estos podemos mencionar los siguientes: el natural proceso
de transformación desde un movimiento con «mística» y visión
hasta una institución que tiene que gastar gran cantidad de energía
en resolver sus asuntos internos (el menor de los cuales no era la
administración) y en cuidar su supervivencia; el tránsito desde una
comunidad perseguida a una comunidad primero tolerada, luego
protegida y finalmente asimilada al poder político y capaz de
perseguir (o, en otros términos, el paso del cristianismo a la
cristiandad); la incorporación a la nueva fe, durante los primeros
siglos, de muchas personas que, antes de su conversión, habían
sido muy bien formadas de acuerdo con la cultura helenística
dominante, no cristiana; la carencia del instrumental ideológico y
técnico (además del lexicográfico) para profundizar y expresar,
desde adentro de la fe, la inteligencia de esa misma fe; la «oferta»
que le hacía al cristianismo el contexto sociocultural, del
instrumental ideológico, técnico y lexicográfico provisto por la
prevaleciente cultura helenística (sobre todo en el oriente cristiano,
donde se elabora, en su primera etapa, la teología cristiana); la

67
Introducción a la Biblia
entrada al cristianismo (sobre todo en la época constantiniana) de
gran número de personas que lo hicieron por razones no
«teológicas», sin que hubiera realmente conversión.

Surgen entonces las controversias doctrinales, en algunas de las


cuales se vio envuelto todo el mundo cristiano. Por supuesto, no
todas suscitaron el mismo interés (algunas estaban circunscritas a
una región) ni tenían igual importancia. Pero desde el principio se
vio una necesidad imperiosa: la de contar con un corpus propio de
libros sagrados que pudieran servir como punto de referencia y
como fuente y criterio a la hora de tomar decisiones doctrinales. En
otras palabras: hacía falta establecer un canon.

Como es de esperar, la conciencia de esta necesidad no fue algo


que irrumpió repentinamente en los círculos cristianos. Es más, los
cristianos de los primeros siglos, como ya se indicó, llegaron a
considerar que algunos libros que actualmente no forman parte de
nuestro Nuevo Testamento sí eran parte del canon. Este hecho es
fundamental para entender el panorama que hoy se nos presenta
en el marco general del cristianismo, pues no todos los cristianos
aceptan el mismo conjunto de libros canónicos.

En líneas anteriores mencionamos algunos de esos libros que


fueron citados como fuentes de autoridad por los escritores
cristianos. A este respecto, es necesario ampliar nuestra
comprensión de aquel período. Esos mismos cristianos, incluidos
los autores de los libros que componen el Nuevo Testamento, se
sentían en libertad de citar, en sus obras, escritos que no eran
parte del canon del Antiguo Testamento, tal como este se acepta
hoy por la mayoría de las iglesias protestantes. En efecto,
encontramos en el Nuevo Testamento alusiones a textos o historias
que pertenecen a los libros deuterocanónicos; aún más, como
fuente importante, y no como mero adorno literario, hay citas de
libros que pertenecen al grupo de los llamados pseudoepígrafos (o
apócrifos, según otra nomenclatura).

Esta libertad de uso, junto al hecho de que los libros sagrados de la


primera comunidad cristiana eran los que habían recibido del
judaísmo, explica que cuando empiezan a hacerse las primeras
listas de los nuevos libros admitidos por la iglesia aparezcan en
ellas algunos de los que hoy nos extrañamos… y no aparezcan
otros que todas las comunidades cristianas de nuestra época

68
Introducción a la Biblia
aceptan como canónicos. Veamos, a vuelo de pájaro, los
siguientes hechos:

Recepción de los libros y autoridad conferida

Los escritos de los apóstoles y de los otros seguidores de Jesús


(especialmente la mayoría de aquellos escritos que luego se
incluyeron en el conjunto que llamamos Nuevo Testamento)
gozaron desde muy temprano de una calurosa recepción y se
convirtieron en fuente de autoridad para los escritores cristianos de
los años subsiguientes. Cuando se leen los escritos de los Padres
apostólicos puede notarse la presencia, en ellos, de la enseñanza
apostólica, tal como la conocemos por los libros ahora canónicos.
Hay citas, en esos escritos, de todo el Nuevo Testamento, con
excepción de los siguientes libros: Filemón, 2 de Juan y 3 de Juan.

Los siguientes se citan muy poco: 2 de Pedro, Santiago y Judas.

Algunos tratados de los Padres apostólicos tratados


fundamentalmente pastorales, por la naturaleza de su contenido,
por la autoridad de su autor y por su cercanía temporal y temática a
la enseñanza de los apóstoles, gozaron de gran simpatía, prestigio
y aceptación. Aun cuando se basaban en lo que habían transmitido
los discípulos de Jesús (de ahí el recurrir a las citas de las obras de
estos últimos), muy pronto esos mismos escritos comenzaron a ser
citados como libros de igual autoridad: los miembros de la
comunidad los leían como si fueran parte de las «escrituras
cristianas».

Los Padres de la iglesia

El período inmediatamente posterior al de los Padres apostólicos


se conoce como el de los «Padres de la iglesia». Algunos dividen
este período, a su vez, en tres etapas (que no tienen
necesariamente secuencia cronológica): la etapa apologética (los
Padres apologistas), la polémica y la científica. Es entonces
cuando recrudecen los problemas doctrinales, tanto por los ataques
externos de los enemigos del cristianismo como por dificultades
internas, causadas por el sano deseo de profundizar en la
inteligencia de la fe y en la comprensión de la enseñanza. De
hecho se trata, en este último aspecto, de reducir cada vez más el
ámbito del misterio; o sea, de intentar «explicar» todo aquello que
pueda ser explicable, incluso después de aceptar la irrupción del

69
Introducción a la Biblia
misterio o del milagro. Por ejemplo, aceptada, como hecho y como
milagro, la encarnación, se buscará explicar cómo se unen las dos
naturalezas (humana y divina) en la persona de Jesús. Lo mismo
sucede respecto de la persona y la voluntad. Y otro tanto en
relación con la doctrina de la Trinidad. Los esfuerzos fueron
múltiples, y variadas las soluciones propuestas.
Desafortunadamente, las nuevas relaciones entre el cristianismo y
el imperio romano hacen que intereses políticos no sean ajenos a
las controversias teológicas. No es de extrañar, dadas esas
circunstancias, que el período nos ofrezca una gran riqueza de
producción literaria: amplia y variada, en la que están
representados los diferentes bandos teológicos en pugna.

Marción

En el siglo II aparece un personaje de cuya vida tenemos muy


pocos datos: Marción. Al parecer, fue excomulgado de la iglesia por
su propio padre (quien debió, por tanto, ser obispo). Luego se afilió
a la comunidad cristiana de Roma, y también de allí lo expulsaron
(probablemente en el 144 d.C. Influido por creencias no cristianas,
consideró que el Dios de quien habla el Antiguo Testamento no es
el Dios verdadero, por lo que rechazó, en bloque, todos los libros
de la Biblia hebrea. Por aquel entonces no se había establecido en
la iglesia ningún canon, y por eso bien puede afirmarse que es
Marción el primero que define un canon de libros cristianos. Según
él, estaba constituido por el Evangelio de Lucas y por diez de las
epístolas paulinas (todas menos las cartas pastorales; Hebreos no
cuenta). Aun en esos libros que aceptó, Marción hizo recortes,
pues consideraba que la iglesia había manipulado el texto y lo
había pervertido. La acción de Marción fue muy significativa.

Muchos escritores cristianos lo atacaron. Fue condenado en el 144


d.C. Pero su atrevimiento dio inicio, en cierto sentido, a un proceso
que llevaría a la definición de un canon «cerrado». «La polémica
contra las pretensiones de los gnósticos de disponer de tradiciones
secretas y contra las de Marción de escoger y corregir los textos,
rechazando además las Escrituras hebreas, contribuyó a reforzar la
conciencia del privilegio que tenían los escritos juzgados como
apostólicos, en función de la acogida que obtuvieron entre las
principales iglesias y teniendo en cuenta los criterios internos de
seriedad y ortodoxia». Ya por el año 200 d.C. se ha aceptado la
idea del canon y se ha compilado una buena parte de su contenido;
sin embargo, no hay unidad de criterio en cuanto a la totalidad de

70
Introducción a la Biblia
los libros que lo componen. Este hecho se percibe muy bien por las
dudas y variaciones que se presentan en las listas que se dan en
diversas partes donde el cristianismo se había desarrollado.

Taciano

Antes de finales del siglo II, Taciano—que había sido discípulo de


Justino Mártir—escribe su Diatessaron (ca. 170 d.C.), que es una
armonía de los cuatro evangelios. Este hecho muestra que, para
esa fecha, ya se consideraba que los evangelios canónicos eran
esos cuatro.

El Fragmento Muratori

De finales del siglo II o principios del III, es un manuscrito que


contiene una lista de libros del Nuevo Testamento, escrita en latín,
conocida como el Fragmento Muratori, por el nombre del anticuario
y teólogo que descubrió el documento: Ludovico Antonio Muratori.

En el Fragmento Muratori se mencionan, como libros aceptados, 22


de los que componen nuestra versión del canon del Nuevo
Testamento. Faltan los siguientes: Hebreos, Santiago, 1 y 2 de
Pedro, 3 de Juan. Pero se añaden, como aceptados, otros dos
libros: Apocalipsis de Pedro y Sabiduría de Salomón. Además, se
da una lista de obras que fueron rechazadas por la iglesia, por
diversas razones.

Orígenes

Por su parte, el gran Orígenes (quien muere alrededor del año 254
d.C.), indica que son aceptados veintiún libros del actual canon de
veintisiete; pero hay otros que él cita como «escritura», como la
Didajé y la Carta de Bernabé. Luego menciona entre los textos
acerca de cuya aceptación algunos dudan, los siguientes: Hebreos,
Santiago, Judas, 2 de Pedro, 2 y 3 de Juan, además de otros libros
(como la Predicación de Pedro o los Hechos de Pablo).

Eusebio de Cesárea

Eusebio de Cesárea nos presenta, en su Historia eclesiástica, una


síntesis de la situación a principios del siglo cuarto, en cuanto al
status de los libros sagrados dentro del cristianismo. Dice así el
padre de la historia eclesiástica: «En primer lugar hay que poner la

71
Introducción a la Biblia
tétrada santa de los Evangelios, a los que sigue el escrito de
Hechos de los Apóstoles. »Y después de este hay que poner en
lista las Cartas de Pablo. Luego se ha de dar por cierta la llamada 1
de Juan, también la de Pedro. Después de estas, si parece bien,
puede colocarse el Apocalipsis de Juan, acerca del cual
expondremos oportunamente lo que de él se piensa. »Estos son
los que están entre los admitidos [griego: homolo- goumena]. De
los libros discutidos [antilegomena], en cambio, y que, sin embargo,
son conocidos de la gran mayoría, tenemos la Carta llamada de
Santiago, la de Judas y la 2 de Pedro, así como las que se dicen
ser 2 y 3 de Juan, ya sean del evangelista, ya de otro del mismo
nombre. »Entre los espurios [noza] colóquense […] aun, como dije,
si parece, el Apocalipsis de Juan: algunos, como dije, lo rechazan,
mientras otros lo cuentan entre los libros admitidos».

Para concluir podemos asegurar la gran importancia que tiene para


nosotros el canon y su evolución a través de los tiempos, que nos
ha permitido hasta el día de hoy guardar y predicar la sana doctrina
de nuestro señor Jesucristo, el deseo de asegurarnos cada día que
los escritos que leemos con gran vehemencia y de forma
permanente son fidelignos. Hacen que el cristiano sea celoso en
conocer las fuentes y proceso canónico de nuestros tiempos. Lo
más hermoso es que seguimos creyendo que la biblia es inspirada
por Dios, porque tiene el poder de transformar vidas enteras tanto
de personas como de pueblos y naciones completas.

Haga un ensayo de diez reglones sobre la importancia del


desarrollo canónico hasta nuestros días.

72
Introducción a la Biblia

LECCIÓN No. 7

Enumerar los libros apócrifos.

Dar cuenta del porque la biblia que usamos no tiene los libros
apócrifos.

¿Qué son libros apócrifos?


¿Cuántos son los libros apócrifos?

ESCRITOS APOCRIFOS

Si acaso uno encontrara una vieja Biblia de púlpito, pudiera ser


que encontrara en ella un material, bastante extenso entre A: T Y el
N:t.

Para ser más exacto tal vez encontrara uno 14 libros (o partes de
libros), ocupando un espacio igual a unos 5/6partes del volumen
del N.T. Estos se llaman los libros apócrifos.

73
Introducción a la Biblia
La palabra apócrifo significa escondido, los que aprobaron estos
libros pretenden que fueron retirados del uso común porque
contenían sabiduría secreta que solamente los iniciados debían
saber.

Los que rechazaron estos libritos dejaron que fueron por ser
espurios.

Jerónimo en el siglo IV d.c parece haber sido la primera persona


que los llamo Apócrifos.

Los 14 libros son:

1. I Esdras
2. II Esdras
3. Tobias
4. Judit
5. adiciones del libro de Ester
6. Sabiduría de salmón
7. Eclesiástico ( o sabiduría de Jesús hijo de sirac)
8. Baruc
9. Susana
10. El cántico de los 3 Jóvenes
11. Bel y el dragón
12. La oración de Manasés
13. I macabeos
14. II macabeos

Probablemente fueron escritos entre los años 100 y 200 a.c


En la versión Septuaginta( en griego ) y en la vulgata (latín) estos
libros aparecen repartidos en varias partes del A:T: Martín Lutero
fue el primero que los separó. En 1.534, Lutero término la
traducción de la Biblia al alemán de los idiomas originales, Hebreo
y Griego.

Los judíos palestinos nunca aceptaron como inspirados otros libros


que los nosotros aceptamos con nuestro canon.

Flavio Josefo en su obra contra Apion dijo, nosotros los judíos no


tenemos decenas de millares de libros, discordantes y

74
Introducción a la Biblia
contradictorios sino solo 22 que contiene el relato del tiempo
completo, los cuales han merecido ser estimados divinos.

De éstos 5 son los libros de Moisés, que encierran las leyes y las
traducciones desde la creación del hombre hasta su muerte.

Desde el reino de moisés hasta el reino de Artajerjes sucesor de


Jerjes rey de Persia los profetas que sucedieron a Moisés han
hecho 13 libros. Los cuatro libros restantes abarcan himnos a Dios
y consejos para los hombres en la conducta de la vida. Desde
Artajerjes hasta nuestro tiempo, todo ha sido escrito pero no ha
sido estimado como digno de igual con lo que ha precedido porque
la sucesión exacta de los profetas cesó. Pero la fe que hemos
puesto en nuestros propios escritos es evidente, por nuestra
conducta; porque aunque tanto tiempo ha pasado nadie sé a
atrevido a agregar o quitarles algo o alterar alguna cosa de ellos.

Pero es instintivo en todo judío desde su nacimiento respetarlos


como mandamiento de Dios obedecerás y si fuera necesario,
gustosamente moriría por ellos.

Es testimonio de este historiador judío nos da la autoridad la


extensión y la fecha de completarse el A.T. y está de acuerdo con
lo dicho en la división. Ya que no encontró los libros apócrifos en la
Biblia hebrea, los introdujo al final y los coloco entre el antiguo y el
nuevo testamento.

Todas las Biblias protestantes en ingles hicieron lo mismo hasta


que apareció la versión del rey Santiago (1, 611 d.c) las Biblias
católicas en ingles todavía tienen los libros apócrifos, esparcidos
por el A.T. Como puede ser en la vulgata latina. Pero la Biblia que
mejor conocemos hoy en día no contiene tales libros. Es natural
que pregunte él porque de tal omisión.

La Biblia conocida como ―de greatbible‖ (la Biblia grande de 1,


539), sita en su prólogo la declaración, de san Jerónimo, que estos
libros eran buenos para edificación pero no eran autoritarios.

La Biblia de ginebra de 1560, (Geneva bible) dio un paso más


adelante y afirmo que tales libros, deberían emplearse para decidir,
ningún asunto doctrinal, sino solamente para conocimiento de la
historia, de la instrucción de la vida piadosa.

75
Introducción a la Biblia
Pero la Biblia de los obispos (Bichops bible_1568) se publico sin
ninguna advertencia parecida.

Siendo que la famosa versión que lleva el nombre del rey Santiago
(KING james_1611) era una revisión de la Biblia de los obispos,
solamente puso el encabezamiento de los libros apócrifos sin
ninguna nota de crédito.

Es más, uno de los hombres responsables por su reducción llego a


ser el arzobispo de Canterbury y en virtud de tal puesto, decretó
que cualquiera persona que publicara una Biblia en ingles sin libros
apócrifos seria encarcelada por un año.

Desde el año 1590 aparecieron algunas copias de la Biblia de


ginebra que los puritanos hicieron suya sin dichos libros.
Por el año 1629, sucedió otro tanto bajo la influencia puritana del
rey Santiago.

La actitud oficial de la iglesia en Inglaterra, se expresa en uno de


los 39 artículos de la religión.

Después de referirse a los libros canónicos dice lo siguiente: ―y los


otros libros como declara Jerónimo‖ la iglesia lee para haya
ejemplo de vida, de instrucción en conducta pero no los aplica para
establecer ninguna doctrina.

Fue en la primera parte del siglo 19 que por fin se tomó la sociedad
bíblica nacional de Escocia tomó la posición de que sí estos libros
no eran palabra de Dios dada por inspiración, ellos no deberían de
malgastar el dinero imprimiéndolo como parte de la Biblia. Dicha
sociedad hizo una petición a la sociedad bíblica británica y
extranjera, la cual vio en 1.827, que no emplearía ninguno de sus
fondos para publicar los libros apócrifos. Desde esa fecha la
mayoría de las copias de la versión del rey Santiago se han
publicado sin tales libros, sin embargo tomamos notas que algunas
versiones posteriores en inglés les han incluido, como sucede con
algunas ediciones de la versión ―góspel y la revise estándar‖.

76
Introducción a la Biblia

¿Cuál debe ser nuestra actitud respecto a los libros apócrifos?

En primer lugar tenemos que reconocer que contienen muchos


materiales de valor histórico y religioso. Pero por otra parte
estamos de acuerdo con la sana opinión protestante de los últimos
400 años, que estos libros, no son parte de la inspirada y
autoritativa palabra de Dios.

Por lo anterior sentimos que no debería de tener ningún lugar en la


Biblia sino que deben estudiarse por separado. Pero ya que la
mayoría de los protestantes, no conocen estos libros, tal vez
convenga dar una caracterización breve de cada uno de ellos.

I ESDRAS (alrededor de 150 a. C)

Narra la restauración de los judíos a la palestina después del


cautiverio Babilónico.

Toma prestado material de crónicas, Esdras, Nehemías, pero el


autor a añadido material muy legendario.

Quizá su relato más interesante es la historia de los tres guardias


que debatían acerca de cuál era la cosa más poderosa del mundo,
uno dijo ―el vino; Otro ―el rey, y el tercero ―la mujer y la verdad,
pusieron estas tres respuestas debajo de la almohada del rey, al
despertarse él demandó que los tres defendieran sus respuestas,
el fallo unánime fue, ―la verdad es grande y supremamente
poderosa.

Por zorobabel haber dado respuesta, se le permitió construir el


templo de Jerusalén.

II ESDRAS (100 años a.c.)

Es un libro apocalíptico que contiene 7 visiones. Se dice que esas


visiones confundieron de tal modo a martín lutero que tiró el libro
ELBA.

77
Introducción a la Biblia
TOBIAS (la primera parte del siglo II a. C.)

Es una corta novela, marcadamente farisaica en tono, recalca la


ley, las comidas limpias, los lavamientos ceremoniales las obras de
caridad, el ayuno y la oración.

Es palpablemente anti bíblico en su declaración que la limosna


expía el pecado.

JUDIT (a mediados del siglo II a. c.)

Es también ficticio y farisaico, la heroína de la novela es Judit, una


hermosa viuda judía. Al ser asediada su ciudad salió ella con su
sirvienta y una provisión de comida ceremonialmente limpia y entró
en la tienda del general del ejército enemigo, el se enamoró de su
hermosura y le dio lugar en su tienda; afortunadamente para ella él
había tomado licor en exceso y cayó en el estupor de la
embriaguez Judit agarró la espada del general y le cortó la cabeza,
acto seguido metió la cabeza en su bolsa de provisiones y
abandonó el campamento. Colgaron la cabeza en el muro de la
ciudad cercana, y el ejército sin líder fue derrotado.

ADICIONES DEL LIBRO DE ESTER (alrededor de 100 a. c.)

El libro de Ester es único entre los libros de apócrifos por el hecho


de no hacer mención al nombre de Dios.

Relata que Ester y mardoqueo ayunaron pero no declara


específicamente que oraron, para compensar esa falta, las
adiciones tienen largas oraciones atribuidas a estos dos, junto con
un par de cartas que se suponen que fueron escritas por Asuero

LA SABIDURÍA DE SALOMÓN (alrededor de 40 d. C.)

Se escribió para impedir que los judíos cayeran en el escepticismo,


el materialismo y la idolatría; como en proverbios aquí
encontramos la personificación en la sabiduría muchos
sentimientos nobles hallan expresión de este libro.

78
Introducción a la Biblia
ECLESIASTICO O LA SABIDURIA DE JESUS HIJO DE SIRAC
(alrededor de 180 a. c.)

Demuestra un nivel alto de sabiduría religiosa, algo parecida al libro


canónico de proverbios.

También a su vez presenta mucha sabiduría práctica; eje: abrevia


el discurso, diciendo mucho en pocas palabras y es como quien
sabiendo sabe callar ( nacarcolunga).

Y en otro aparte: reflexiona antes de responder y serás,


escuchado, recoge tus pensamientos y responde.

En sus sermones wesley cita varias veces el eclesiástico.

BARUC (alrededor de 100 a. c.)

Se representa como escrito por baruc, el escribiente de jeremías en


el año 582 a. c.

En realidad es posible que el libro sea un intento de interpretación


sobre la destrucción de Jerusalén, que sucedió en el 70 d. c.

El libro exhorta a los judíos a no rebelarse de nuevo si no a


someterse al emperador, no obstante, poco después ocurrió la
rebelión de Barcobcha, contra el gobierno romano en 132-135, d. c.

El capítulo 6 de Baruc contiene la pretendida carta de jeremías, con


su fuerte amonestación contra la idolatría dirigida probablemente a
los judíos en Alejandría, Egipto nuestro libro de Daniel contiene 12
capítulos y el primer siglo a. c. Se le añadió el capítulo 13 la
historia de susana ella era la bella.

Se nos relata como la esposa de un judío principal, de babilonia, a


cuya casa acudían frecuentemente los judíos, ancianos y jueces,
dos de ellos se enamoraron de ella e hicieron la tentativa de
seducirla; cuando ella lanza un grito; los dos ancianos dijeron que
la habían encontrado debajo de un árbol, en los brazos de un
joven, por esto fue llevada al tribunal, se levantaron testigos que
concordaban con ese testimonio y ella fue condenada y
sentenciada a muerte.

79
Introducción a la Biblia
Pero un joven llamado Daniel interrumpió el procedimiento.

E interrogó por separado a los dos testigos sobre cuál había sido
el árbol bajo el que habían encontrado a Susana y estos; ellos
mismos fueron sentenciados a muerte y Susana de salvo.

BEL Y EL DRAGÓN (se añadió al libro de Daniel)

Más o menos por el mismo tiempo a parece el capítulo 14 del libro;


su propósito principal era enseñar la insensatez de la idolatría,
contiene dos historias:

En la primera el rey Ciro pregunta a Daniel porque no adoraba a


Bel, ya que aquel dios comprobaba su grandeza, comiendo a
diario muchas ovejas y juntamente con mucha harina y aceite. Por
tanto Daniel esparció ceniza sobre el piso del templo, después de
que hubieran colocado la comida en la mesa para su dios, en la
mañana llevo el rey a Daniel al templo para que viera que su dios
había consumido la comida durante la noche; pero Daniel le
enseño al rey las cenizas y las huellas del sacerdote con su familia
que habían entrado durante la noche secretamente bajo la mesa.

El rey ordeno la ejecución de los sacerdotes que tal hacía


destrucción del templo.

Es muy obvio que la siguiente historia del dragón es igualmente


legendaria en carácter, juntamente con Tobias, Judit y Susana,
estas historias pueden clasificarse como nada más que escritos
Judíos novelísticos con poco o nada de valor religioso.

EL CÁNTICO DE LOS TRES JÓVENES HEBREOS

Sigue a Daniel 3:23 en la septuaginta y la Vulgata. Toma


prestadas muchas expresiones de salmo 148 y repite 32 veces el
estribillo ―Digno de ser cantado y glorificado por los siglos ― (nacer
colunga ).

LA ORACION DE MANASES.

Se compuso en los tiempos de los macabeos en el segundo siglo


a.c., como la supuesta oración de Manases el malvado rey de
Judá; obviamente se sugirió por la declaración del II Crónicas;
33:19,... u como fue oído. He aquí estas cosas están escritas en el

80
Introducción a la Biblia
libro de los videntes. Dado ya que esta oración no se encuentra en
la Biblia, algún escriba imaginó que él tenía que suplir la
deficiencia.

I MACABEOS (primer siglo A.C)

Es quizá el libro más valioso entre los libros apócrifos por que
relata las hazañas de los tres hermanos de macabeos Judas,
Jonathan y Simón.

Juntamente con Josefo éstas es nuestra fuente histérica más


importante para este periodo crucial y dramático de la historia
Judía.

II MACABEOS (del mismo tiempo)

No es una continuación de I Macabeos, sino un relato paralelo


limitándose a las victorias de Judas Macabeo.
Se piensa generalmente que tiene más elementos legendarios que
macabeos.

Podemos sintetizar diciendo que los libros apócrifos no hacen parte


de los libros que fueron inspirados por Dios, tampoco se puede
probar si fueron escritos por apóstoles o profetas. Por eso y
algunas razones más como falta de coherencia y autoridad
doctrinal, han sido excluidos del canon. Y no hacen parte de los 66
libros que conforman la biblia que actualmente conocemos. Aunque
estos libros contienen una riqueza histórica y cultural, sobre todo
para la cultura judía. No pueden ser tenidos encuentra para el
estudio bíblico, ni tampoco confiar nuestra fe cristiana en ellos. Ya
que no poseen una estructura doctrinal que enfoque nuestra vida al
mensaje de nuestro señor Jesucristo.

Realice un cuadro sinóptico acerca del tema.

81
Introducción a la Biblia

82
Introducción a la Biblia

LECCIÓN No. 8

Describir el origen de las diferentes versiones de la biblia.

Enumerar las versiones de la biblia.

¿Cuántas versiones hay de la biblia?


¿Son necesarias estas versiones bíblicas?

Cuando los escritores del Antiguo testamento terminaron sus rollos,


no había máquinas copiadoras o imprentas para duplicar sus
escritos para el público. Ellos dependían de los escribas. Hombres
que pacientemente copiaban las Escrituras a mano cuando se
necesitaban copias adicionales, y cuando los rollos originales se

83
Introducción a la Biblia
deterioran tanto que no podían usarse más. Los escribas
intentaban hacer copias exactas de los rollos originales, y los que
los siguieron intentaron hacer copias exactas de las copias. Y aún
así, no siempre lograron evitar errores mecánicos al copiar en
algunos puntos. Cualquiera que haya hecho alguna copia lo
comprenderá. Texto del antiguo testamento. Del antiguo
testamento Jesús dijo que ―ni una jota ni una tilde pasará de la ley,
hasta que todo se haya cumplido‖ (Mt. 5:18). Así nos enseñó que
Dios ha inspirado todo el texto del Antiguo Testamento, incluso en
sus menores detalles. La iglesia primitiva consideraba que la
inspiración del Antiguo Testamento era parte vital y básica de su
enseñanza. En el primer siglo los libros del Nuevo Testamento se
refieren a las ―Escrituras‖, por lo general se refieren a los libros que
conocemos como el Antiguo testamento. El apóstol Pablo escribió
que ―ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada,
porque nunca la profecía fue traída por la voluntad humana, sino
que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el
Espíritu Santo‖ (2 P 1. 20 – 22). El apóstol pablo le dijo a Timoteo:

―Toda la Escritura es inspirada por Dios‖ (2 Ti. 3.16a). Y puesto que


Dios inspiró la escritura, es ―útil para enseñar, para redargüir, para
corregir, para instruir en justicia‖ (2 Ti. 3.16b) Estas declaraciones
despiertan nuestra curiosidad respecto a la manera en que Dios
obró en la escritura del Antiguo testamento, y necesitamos
comprender este proceso antes de estudiar cómo el texto fue
trasmitido hasta nosotros. Los profetas empezaban sus
declaraciones con ―así dice el Señor‖, ―la palabra de Jehová vino a
mí‖, o algo similar. René Paché encontró 3.808 de estas
declaraciones en el Antiguo testamento; y como apropiadamente
concluyó, estas enfatizan que las Escrituras ―se proponen expresar
la Palabra de Dios‖.

Los siguientes son algunos pasajes que ilustran este punto: ―Y


Jehová dijo a Moisés: Escribe tú estas palabras; porque conforme a
estas palabras he hecho pacto contigo y con Israel‖ (Ex. 34:27).
―Todas estas cosas, dijo David, me fueron trazadas por la mano de
Jehová, que me hizo entender todas las obras del diseño‖ (1 Cr
28.19). ―Aconteció en el cuarto año de Joacim hijo de Josías, rey
de Judá, que vino esta palabra de Jehová a jeremías diciendo:
Toma un rollo de libro, y escribe en él todas las palabras que te he
hablado‖ (Jer. 36.1 – 2; cf. Vv. 21 – 32). Cada escritor explica que
está escribiendo lo que Dios le había revelado, expresándolo en los
mismos términos en los cuales lo había recibido de Dios. ―Cada

84
Introducción a la Biblia
palabra de las escrituras, sin excepción, es la palabra de Dios;
pero, junto a eso… toda palabra es la palabra del hombre‖. Por eso
el escritor de Hebreos dice que Dios habló ―muchas veces y de
muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas‖ (He.
1:1) Algunas veces Dios les reveló su mensaje a los hombre
mediante visiones que consistían en imágenes y sonidos (por
ejemplo: Is 6.1ss); otras veces les habló directamente (2 S 23:2).

No sabemos exactamente cómo inspiró cada parte de cada libro


del Antiguo Testamento, y en realidad eso no importa. Lo
importante es que sabemos que las Escrituras son palabra de Dios,
tanto en su sustancia como en estructura. Esto es lo que queremos
decir cuando decimos que las Escrituras son producto de la
inspiración plenaria. Sin embargo, el Antiguo Testamento nos ha
venido en otros idiomas además del hebreo. Alrededor de 300A.C.

Empezaron a aparecer las versiones en griego. Una comunidad de


eruditos judíos que hablaban griego, en Alejandría, compilaron una
versión griega del Antiguo testamento, llamada la Septuaginta.

INSPIRACIÓN DEL NUEVO TESTAMENTO

Lucas comienza su Evangelio diciendo que ―muchos‖ habían


intentado escribir un relato de la vida y ministerio de Jesús, pero
que él mismo lo hacía debido a que Dios le había permitido
investigar ―con diligencia todas las cosas desde su origen‖ (Lc 1:3).

De la misma manera se nos asegura que podemos confiar en el


Evangelio de Juan porque él fue un testigo ocular de los
acontecimientos que registra (Jn 21:24). Similarmente, al escribir a
las iglesias respecto a asuntos prácticos de moral y ética (1 Co
4:14; 5:9; 2 Co 9:1), Pablo sabía que estaba expresando lo que el
Espíritu Santo le dirigía a escribir. Refiriéndose a sus instrucciones
detalladas respecto a la conducta en la adoración en la iglesia en
Corinto, pablo dijo: ―Si alguno se cree profeta, o espiritual,
reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor‖ (1
Co. 14:37). Pablo era apóstol. Alguien a quien Dios había
capacitado para que declarara su sabiduría revelada ―no con
palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que
enseña el Espíritu‖ (1 Co 2:13). Lo que Pablo escribió, por
consiguiente, fue recibido como instrucción divino. Como Pedro
dijo, Pablo había escrito ―según la sabiduría que le ha sido dada‖ (2
P. 3:15) De nuevo, el apóstol Juan explicó que no le escribía a las

85
Introducción a la Biblia
iglesias para revelar ninguna instrucción nueva de Dios (1 Jn 2:7 –
8). Tampoco escribía porque sus lectores ignoraban la verdad que
Cristo ya había revelado (1 Jn 2:21) Más bien escribía porque sus
lectores ya sabían la verdad y sus cartas les animarían a obedecer
esa verdad (1 Jn1:4, 2:21). Esto muestra que el Espíritu Santo
inspiró a los escritores del Nuevo testamento a trabajar en perfecta
armonía con la verdad que ya había sido revelada. Cómo recibimos
el texto del Nuevo Testamento Tenemos muchos fragmentos del
texto del Nuevo testamento que fueron escritos durante el siglo
segundo d. C. Algunos de estos están en ostraca (fragmentos de
alfarería que los primeros escritores usaron como una forma barata
de material para escribir) y talismanes (pendientes, brazaletes y
otros objetos que los primeros cristianos usaban para alejar los
malos espíritus). Pero estos objetos contienen solamente citas muy
cortas del Nuevo testamento, así que nos dan muy poca
información respecto al texto original. El fragmento más antiguo
que se conoce de un manuscrito del Nuevo Testamento en papiro
data de alrededor del 116 a 125 d.C. Se le conoce comúnmente
como el Fragmento Rylands, porque se guarda en la biblioteca
Juan Rylands de Manchester, Inglaterra. Mide apenas 6 cm. x 9cm,
y contiene una porción de Juan 18:32 - 33; 37 – 38.

El papa Dámaso I comisionó a Jerónimo (340 – 420 d.C.) para que


produjera un texto estándar de la Biblia latina, y Jerónimo completó
este proyecto alrededor del año 400 d.C. Su versión (llamada la
―Vulgata‖ debido a que usaba el ―lenguaje común‖ de la edad
media temprana) se basó en las versiones latinas antiguas. Pero
Jerónimo usó un buen texto latino y lo comparó con algunos
manuscritos griegos antiguos que estaban disponibles.

Traducciones de la Biblia al Castellano. A pesar de todas las


dificultades políticas y religiosas, en España se hizo un esfuerzo
por traducir la Biblia al castellano. Vemos fruto de esos esfuerzos
ya en el siglo XIII.

a. Primeras traducciones.

La Biblia Alfonsina. Es probable que los valdenses y albigenses, en


su celo evangelizador, hicieran llegar a España por lo menos partes
de las Sagradas Escrituras a fines del siglo XII y principios del XIII,
puesto que en 1233 el rey Jaime de Aragón se vio obligado a
publicar un edicto real en el Concilio de Tarragona prohibiendo la
lectura de las Sagradas Escrituras en otras lenguas que no fueran

86
Introducción a la Biblia
las lenguas muertas. Quizás este decreto haya sido un eco de un
edicto similar del Concilio de Tolosa de 1229. No obstante, en
1260, en la General Estoria de Alfonso el Sabio aparecieron los
libros de la Biblia, pero en forma resumida y parafraseada. Por el
número de manuscritos encontrados en las bibliotecas españolas
del texto sagrado en lengua vernácula, se supone que hubo
muchos intentos anteriores y posteriores a Alfonso el Sabio de
traducir la Biblia o partes de ella al español.

b. La obra de Casiodoro de Reina.

La primera Biblia completa en castellano apareció en 1569 en


Basilea, traducida por el erudito español Casiodoro de Reina. La
primera edición contó con 2603 ejemplares. La segunda salió en
1602 y la tercera en 1622. Apareció con una ―amonestación‖ con
notas al margen de la pluma del traductor, y con los libros apócrifos
dispersos en el A.T. Un ejemplar de cada una de las tres primeras
ediciones de esta obra monumental se encuentran en la Biblioteca
López del Instituto Superior Evangélico de Estudios Teológicos de
Buenos Aires.

c. Otras traducciones.

Felipe Scío de San Miguel. En 1973, 224 años después de la


versión de Reina, apareció la primera traducción católica de la
Biblia al castellano hecho directamente de la Vulgata. Dos
ediciones más aparecieron en 1797 y en 1808. Félix Torres Amat.
En 1823 apareció en Barcelona otra versión católica hecha de la
Vulgata y que se conoce con el nombre de su autor. Rivera. En
México, en 1883, se produjo en 25 tomos la primera traducción de
la Biblia hecha en América española. Versión Moderna. En 1893
fue publicada una traducción de toda la Biblia hecha por H.B. Pratt,
misionero de la Iglesia Presbiteriana en Colombia. Versión
Hispanoamericana. En 1916 apareció la primera edición (NT
solamente) de la Versión Hispanoamericana, llevada a cabo por
una comisión mixta de seis traductores protestantes que incluía
personas oriundas de España e Hispanoamérica, así como algunos
misioneros anglo-sajones. Nácar – Colunga. La primera traducción
completa de las Sangradas Escrituras al español, hecha
directamente de los originales por eruditos católico romanos,
apareció en 1944. Bover – Cantera. En 1948 apreció en España
una nueva traducción de la Biblia hecha por los sacerdotes J-M-
Bover (NT) y F. Cantera (AT). Hecha con un espíritu crítico, se

87
Introducción a la Biblia
puede decir que hasta la aparición de la llamada ―Biblia de
Jerusalén‖ ésta era la única Biblia de estudio que existía en la
lengua castellana. La Biblia de Jerusalén. También en 1967 se
publicó, después de cinco años de ardua labor llevada a cabo por
un equipo de competentes traductores, la llamada ―Biblia de
Jerusalén‖ Versión Popular Dios llega al hombre. La primera
traducción del NT que se hace al español en el campo protestante
desde la aparición de la versión de Besson (1919). El propósito y
alcance de esta versión, que apareció en 1966 y de la cual ya se
han vendido muchos millones de ejemplares. Normas para la
evaluación.

El cristiano moderno se halla en una situación que es a la vez


desconcertante y emocionante, porque tiene a su disposición
muchas traducciones y parágrafos al español. Sin embargo, los
lectores cristianos no están con frecuencia seguros de cómo
sopesar las diferentes traducciones y paráfrasis, unas con otras.

Aquí sugeriremos algunas pautas sencillas para evaluar las


diferentes versiones al español. En general hay tres cosas para
verificar una traducción de la Biblia:

1. Su actitud hacia el texto original


2. Su manera de traducir ese texto y
3. Si comunica claramente o no al lector moderno.

Los que no tienen conocimiento del griego o del hebreo pueden


emitir juicio únicamente sobre el último punto, es decir, si la
traducción les comunica claramente. Pero pueden aprender mucho
respecto a la manera en que cada versión maneja la tarea de
traducción al observar lo que hace con ciertos pasajes clave. Por
ejemplo, obtendremos alguna idea de la perspectiva teológica de
los traductores al examinar estas referencias bíblicas. La deidad de
Cristo: Juan 1:1; Romanos 9:5; Tito 2:13 Expiación: Romanos 3:25-
; Hebreos 2:17; 1 Juan 2:2; 4:10 Justificación: Romanos 3:25; 5:1
Arrepentimiento: Mateo 3:2 Bautismo: Mateo 28:19 Castigo eterno:
Mateo 25:46 Gobierno de la iglesia: Hechos 14:23; 20:17 ,28;
Santiago 5:14 Inspiración de las escrituras: 2 Timoteo 3:16 Doctrina
de la fe: Hebreos 11 La obra del Espíritu Santo: San Juan 16,
Romanos 8 La muerte, sepultura y resurrección de Cristo: 1
Corintios 15 La segunda venida de Cristo: 1 Tesalonicenses 4:13 –
18.

88
Introducción a la Biblia
EL SIFNIFICADO DE LA PALABRA BIBLIA

Biblia es una palabra de origen griego (el plural de biblion, ―papiro


para escribir‖ y también ―libro‖), y significa literalmente ―Los libros‖.

Del griego, ese término pasó al Latín, y a través de él a las lenguas


occidentales, no ya como nombre plural, sino como singular
femenino: La Biblia, es decir, el Libro por excelencia. Con este
término se designa ahora a la colección de escritos reconocidos
como sagrados por el pueblo judío y por la iglesia cristiana. La
palabra de Dios es, ante todo, el relato de una historia que se
extiende desde la creación del mundo hasta el fin de los tiempos.

Esta historia comprende dos etapas. En la primera Dios forma para


sí un pueblo, eligiéndolo de entre todas las naciones para hacer de
ellos una nación santa, un pueblo sacerdotal y su posesión
exclusiva (cf. Ex. 19. 3 – 6). La segunda está centrada y resumida
plenamente en Jesucristo muerto y resucitado, cuyo
acontecimiento pascual constituye la revelación definitiva de los
designios de Dios. A continuación enumeramos brevemente las
grandes etapas de la historia milenaria. La historia de los orígenes.

El primer libro de la Biblia lleva el nombre de Génesis, la palabra


griega que significa ―origen‖. El Génesis es el libro de los
comienzos: comienzos del mundo, de la humanidad, del pueblo de
Dios. A los seres humanos les corresponde el honor de haber sido
creaos a imagen de Dios (Gn. 1:26 – 27). Pero al separase de Dios
por el pecado, la humanidad eligió para sí un camino de muerte. El
pecado rompió los lazos de amistad con Dios, y así entraron en el
mundo el sufrimiento y la muerte. A su vez, la pérdida de la amistad
divina trajo como consecuencia la ruptura entre Dios y el hombre,
entre el hombre y la mujer, entre la especie humana y el resto de la
creación. Por eso el marco descrito por estos relatos se va a
desarrollar la ―historia de la salvación‖, es decir, la serie de
acciones divinas destinadas a liberar a la humanidad del pecado y
de la muerte. Los patriarcas. Los once primeros capítulos del
Génesis nos revelan algo del origen y del misterio de la condición
humana; la historia de los patriarcas, que viene a continuación,
presenta la primera etapa en la formación del pueblo de Dios.

Dios vuelve a intervenir en la historia del mundo, pero lo hace de


un modo nuevo. Ya no actúa para condenar a los culpables o para
dispersar a los seres humanos, sino para dar cumplimiento a su

89
Introducción a la Biblia
plan divino de salvación. Abraham, El ―padre de los creyentes‖,
escucha la palabra de Dios y emprende el camino que lo arranca
del pasado y lo proyecta hacia el futuro. El éxodo. El éxodo de
Egipto constituye uno de los momentos más decisivos en la historia
de la salvación. La historia de esta liberación quedó grabada como
un sello indeleble en la memoria del pueblo de Israel. A partir de
aquel momento, Dios nunca dejó de presentarse con estas
palabras: ―Yo soy el Señor tu Dios, que te sacó de Egipto, donde
eras esclavo‖ (Ex 20:1) A continuación, el libro del levítico dicta un
conjuntos de normas para el ejercicio del culto en Israel, el pueblo
sacerdotal, consagrado al servicio del Señor. La marcha por el
desierto (narrada especialmente en el libro de Números). En medio
de las asperezas del desierto, en su marcha hacia la Tierra
prometida, el puedo padeció hambre y sed. Al término de esta
marcha, antes de pasar el Jordán, Moisés instruye por última vez a
Israel, como lo recuerda el libro de Deuteronomio. Josué. El libro
que lleva el nombre de Josué, el sucesor de Moisés, celebra el
asentamiento de las tribus hebreas en la tierra prometida. Un
simple vistazo al conjunto del libro nos hacer ver que consta de tres
partes: la conquista de Canaán (caps. 1 – 12), la distribución de los
territorios conquistados (caps. 13 – 21) y la unidad de Israel
fundada en la fe (caps. 22 – 24) El Nuevo Testamento Después de
haber hablado a nuestros padres por medio de los profetas, Dios
envío a su hijo Jesucristo –Su palabra eterna, que ilumina a todos
los seres humanos – ―Para que todo aquel que cree en él no
muera, sino que tenga vida eterna (Jn. 3:16)

Una vez bautizado por Juan (Mc 1:9 – 11), Jesús volvió a Galilea y
comenzó a anunciar la buena noticia de Dios (Mc. 1:14 – 15).

Reunió a su alrededor a un grupo de discípulos, ―para que lo


acompañaran y para mandarlos a anunciar el mensaje‖ (Mc. 3:14)
Los evangelios, sin embargo, nos muestran que los discípulos
estuvieron lejos de entender, desde el comienzo, quién era en
realidad aquel con quien convivían tan íntimamente (Mc. 8:14 –
21). Pero Jesús anunció que el Paracleto –El ―Espíritu de la
verdad‖- les haría conocer toda la verdad (Jn 14:26; 15:26; 16:13)
Este anuncio se cumplió el día de Pentecostés, cuando la
comunidad reunida en oración recibió la luz y la fuera del Espíritu
Santo (Hch 2:1 - 4) Estos primeros discípulos, que fueron desde el
comienzo ―testigos presénciales‖ de lo que Jesús hizo y enseñó,
recibieron de él ―el encargo de anunciar el mensaje‖ (Lc 1:2), y con
el poder del Espíritu Santo (Hch 1:8) dieron testimonio de lo que

90
Introducción a la Biblia
habían visto y experimentado: ―Porque lo hemos visto y lo hemos
tocado con nuestras manos‖ (1 Jn 1:1) Los que creyeron en la
buena noticia, a su vez, formaron comunidades cuyos miembros
―seguían firmes en lo que los apóstoles les enseñaban y
compartían lo que tenían, y oraban y se reunían para partir el pan‖
(Hch 2:42). Y en la vida de estas comunidades fueron surgiendo los
escritos del Nuevo Testamento. Aquí es importante tener en cuenta
que el orden de los libros en el canon del Nuevo Testamento no
corresponde al orden cronológico en que se redactaron los libros.

Entre los escritos más antiguos están las cartas paulinas. El


apóstol, en efecto anunciaba el evangelio de viva voz (cf. Hch
13:16; 14:1; 17:22) pero a veces, estando lejos de alguna de las
iglesias fundadas por él, se vio en la necesidad de comunicarse
con ella, para instruirla más en la fe, para animarla a perseverar en
el buen camino, o para corregir alguna desviación (cf. Por ejemplo,
Gl 1:6 – 9). Así nacieron sus cartas, escritas para hacer frente a los
problemas de índole diversa que surgían, sobre todo, de la rapidez
y amplitud con que se difundía la fe cristiana. Aunque los
materiales utilizados por los evangelistas han sido transmitidos por
los que ―desde el comienzo fueron testigos presenciales‖ (Lc 1:1),
la redacción de los evangelios, tal como han llegado hasta
nosotros, es posterior a las cartas paulinas.

Cada uno de estos cuatro evangelios quiere responder a la


pregunta que se hace todo el que se encuentra con Cristo. Esta
pregunta ya se la había hecho Pablo en el camino de Damasco,
cuando dijo: ―¿Quién eres, Señor? (Hch 9:5). Y también se a
hicieron los apóstoles, dominados por el miedo, cuando vieron la
tempestad calmada a una sola orden de Jesús ―¿Quién será éste,
que hasta el viento y el mar le obedecen?‖ (Mc 4:41) Marcos pone
de relieve la realidad humana de Jesús, pero destaca al mismo
tiempo su misteriosa trascendencia. Llevándonos de pregunta en
pregunta, de respuesta en respuesta, de revelación en revelación,
nos conduce en forma progresiva a la humanidad de Cristo a su
divinidad, haciéndonos descubrir en ―el carpintero, hijo de María‖
(6:3), primero al Mesías Hijo de David (8:29) y luego al Hijo de Dios
(15:39) En un relato más extenso que el de Marcos, Mateo
presenta a Jesús –hijo de Abraham e hijo de David (1:1)- como el
Mesías que lleva a su cumplimiento todas las esperanzas de Israel
y las sobrepasa a todas apoyándose constantemente en las
profecías del Antiguo Testamento, muestra cómo Jesús las realiza
plenamente, pero de una manera que él pueblo judío de su tiempo

91
Introducción a la Biblia
ni siquiera alcanzó a sospechar: ―Todo esto sucedió para que se
cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta‖ (1:22;
cf. 2:17; 4:14: 8:17;26:56) Lucas destaca, sobre todo, la misión de
Jesucristo como Salvador universal (cf. 2:29 -32). Es el evangelio
proclamado por el ángel de Belén: ―Les traigo una buena noticia,
que será motivo de gran alegría para todos. Hoy les ha nacido en el
pueblo de David un Salvador, que es el Mesías, el Señor‖ (2:10 –
11). En las parábolas de la misericordia divina, Lucas anota que la
alegría de la salvación no sólo resuena en la tierra, sino que
regocija también al cielo y a los ángeles /15:7 – 10); la vuelta del
hijo pródigo a la casa de su padre se festeja con júbilo (15: 22 –
24), y el gozo del perdón y de la salvación llega también a la casa
de Zaqueo que recibió a Jesús con alegría (19:6) Se le ha llamado
el Evangelio de Juan ―evangelio espiritual‖, debido a la profundidad
con que ha sabido penetras en el misterio de Cristo Jesús es la luz
del mundo, el pan de vida, el Camino, la Verdad y la Vida, la
Resurrección y la Vid verdadera. Él es la Palabra eterna del
hombre en el plano sentido de la palabra- y ―acampó entre nosotros
―(Jn1:14, NBE). Él es la manifestación suprema del amor de Dios,
que no vino a condenar sino a salvar. Pero también exige de sus
seguidores una opción fundamental: ―¿También ustedes quieren
irse?‖ ―Señor, ¿a quién podemos ir? Tus palabras son palabras de
vida eterna‖ (6:67, 68)

Además las cartas paulinas, el nuevo testamento incluye otras


cartas apostólicas, que llevan los nombres de Santiago, Pedro,
Juan y Judas, el hermano de Santiago. En su mayor parte, estas
cartas no se dirigen a personas o a comunidades particulares, sino
a grupos más amplios (cf. Por ejemplo, 1 P 1:1). En ellas se
reflejan las dificultades que debieron afrentar los primeros
cristianos en medio de la hostilidad de los paganos. Debemos
agregar aquí la Epístola de los Hebreos, considerada más como un
sermón de exhortación que invita a los cristianos a permanecer
fieles en la fe de Jesucristo, en medio de una situación adversa.

Por último, el libro de Apocalipsis – palabra griega que significa


Revelación – anuncia el triunfo final de Señor. Se designa el día de
este triunfo final de Cristo como en las ―Bodas del Cordero‖
―Alegrémonos, llenémonos de gozo y démosle gloria, porque ha
llega el momento de las bodas del cordero‖ (Ap 19:7) Por eso, el
Apocalipsis proclama con júbilo ―Felices los que han sido invitados
a la fiesta de bodas del cordero‖ (Ap 19:9).

92
Introducción a la Biblia
LOS IDIOMAS DE LA BIBLIA

Hebreo El idioma original del pueblo de Israel era el hebreo. La


mayoría del Antiguo testamento está escrito en hebreo. Arameo El
nombre hebreo de sirio es Aram. El idioma de Siria se conocía
como el arameo. Es un idioma muy parecido al hebreo, pero
diferente El arameo llegó a ser el idioma internacional del oriente
Medio durante los años que precedieron a la caída de Jerusalén.

En Isaías 36 (especialmente los versículos 11 – 13), vemos un


ejemplo interesante de la relación entre el hebreo y el arameo en
los días del rey Exequias. El arameo era el idioma para discutir con
los extranjeros, pero el hebreo era el idioma que empleaba la gente
común. Griego Alejandro magno fue un poderoso conquistador que
sometió a todos los países, desde Grecia hasta Egipto e India,
entre ellos Siria, Israel y Persia. Tras su muerte, sus generales se
dividieron el territorio. Uno de ellos fue el primero de la familia de
los Ptolomeos, y gobernó sobre Egipto. El otro fue el primero de la
familia seléucida y gobernó sobre Siria. Desde ese tiempo al
menos, el griego pasó a ser una lengua muy importante en esa
parte del mundo. Idioma de Jesús Para la época de Jesús, el
idioma de Palestina (galilea, Samaria y Judea) era el arameo.

Jesús probablemente les habló a sus discípulos y también usara el


griego, por ejemplo, cuando le habló a Pilato. Aunque el latín era el
idioma de los romanos, el griego era el idioma principal del imperio
Romano.

ESTUDIO EFICAZ DE LA BIBLIA

La exégesis es una tarea hermenéutica, es decir, tiene que ver son


el arte de interpretar la palabra divino escrita. Es una acción que
consiste en leer (función de un sujeto) el texto bíblico (el objeto
estudiado) desde un contexto histórico concreto (el del objeto y del
sujeto) Estos tres elementos, unidos de manera inseparable,
forman el conjunto que permitiría escuchar la palabra de Dios en
forma más fidedigna (obviamente existen otros elementos
importantes, pero ellos se incluyen en estos tres más generales.

Hay que dejar en claro que el sujeto hermenéutico (quien lee el


texto y el contexto) no es un individuo aislado, sino que es
realmente una comunidad. Esta comunidad no sólo está formada
por los que están cerca de nosotros geográfica y TEXTO PRE-

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Introducción a la Biblia
TEXTO CON – TEXTO temporalmente, sino también por otros,
alejados por razones geográficas, históricas sociales, culturales,
ideológicas, raciales, etc. Interpretar la Biblia es realmente una
empresa comunitaria. Este sujeto hermenéutico, además de ser
comunitario, se caracteriza por su dependencia del Espíritu Santo
(2 P. 1:20 – 21); Jn 16:13). La interpretación de la Palabra, si es
realmente bíblica, es el resultado de una participación de la
comunidad y del Espíritu divino.

ACERQUÉMONOS AL TEXTO

Este paso es la interpretación del texto reconoce que el pasaje en


estudio proviene de un contexto histórico distinto al nuestro,
pertenece a situaciones culturales, consideraciones científicas, y a
una cosmovisión (manera de ver al mundo, a la vida) diferentes.
Esa ―distancia‖ hace que como se estudian otras piezas literarias
de la antigüedad. El propósito principal de esta primera tarea es
tratar de alcanzar, hasta donde sea posible, el significado original
tal como lo debieron de haber entendido los primeros receptores.
Por eso hay que colocar al texto en aquel tiempo y en aquel lugar,
tomando en cuenta ciertas cosas:

RECURSOS

1. Biblias.

Nótese que se pone Biblias (en plural) porque se considera de


antemano que no existe una traducción perfecta de la Biblia. Lo
ideal sería que todos pudiésemos leer la Biblia en hebreos (la
mayor parte del AT), arameo (mitad de Daniel, partes de Esdras, y
algunos textos aislados de otros libros) y griego (todo el NT). Aun
los que manejan bien estos idiomas recuerden a otras traducciones
para comparar su propia traducción. Todo esto significa que no se
debe usar una traducción sola de la Biblia. Hacerlo limita al lector a
las preferencias exegético – hermenéuticas y a los métodos de
traducción del traductor o traductores.

2. Concordancias

Son indispensables para el trabajo exegético. La concordancia


enumera los lugares (un libro, un testamento, toda la Biblia) donde

94
Introducción a la Biblia
aparece una palabra. Nos ayuda a determinar el uso, la distribución
y los contextos de una palabra específica. Las concordancias son
útiles para el estudio temático (por ejemplo, salvación) o para
descubrir los temas característicos de los distintos libros de la
Biblia

3. Diccionarios.

Estos dan información necesaria para ubicar el mensaje público en


su contexto inmediato y global. Por ejemplo, panorama completo
de un concepto teológico (elección, pecado). Da biografías
completas de personajes importantes en la Biblia. Ofrecen datos
arqueológicos, históricos y culturales. Tienen mapas y cuadros
cronológicos. Dan información importante sobre cada libro de la
Biblia

4. Comentarios.

Es imposible dar aquí una lista de comentarios que quisiéramos


sugerir para cada uno de los libros de la Biblia. Sin embargo, sí
queremos dar algunos consejos a seguir para hacer la mejor
elección. En primer lugar, el estudiante de la Biblia debe tener
como regla no usar ningún comentario hasta haber hecho su propia
investigación. Recurrir a un comentario antes de hacer el estudio
personal ayuda a la pereza mental y le roba al estudiante la
satisfacción de haber descubierto algo por sí mismo. En segundo
lugar, hay que evitar aquellos comentarios de carácter devocional,
que no ayudan al estudiante a encontrarse con los asuntos
propiamente exegéticos, sino que de inmediato salta a la
aplicación. Los comentarios recomendados son aquellos que
empiezan con una introducción bastante completa, donde se
encuentran detalles de dónde, cuándo y quién escribió el libro, por
qué y para quién lo escribió, cuál es su estructura y bosquejo, y
cuáles son sus temas teológicos más importantes. Además estos
comentarios explican, paso a paso, las unidades de discurso, los
problemas de traducción, la estructura de cada unidad, y todo lo
que tiene que ver con la mejor comprensión del pasaje. Estos
comentarios, por lo general no ofrecen la interpretación y aplicación
contemporánea del pasaje. Su preocupación es ayudar al lector
moderno a entender el pasaje de la misma manera como lo
entendieron los primeros receptores del libro; es lo deben creer,
sino que ellos lo dedican después de un estudio serio t sistemático
de la palabra.

95
Introducción a la Biblia

CONTEXTO DEL PASAJE

1. Contexto histórico.

La época y la cultura del autor y los lectores. ¿Qué está pasando


en los otros pueblos vecinos? ¿Por qué se escribió el libro? ¿Qué
propósito quiso cumplir? Estas dos últimas preguntas pertenecen a
los momentos exegéticos que se conoce como historia de la
redacción o de la composición. En muchos pasajes el asunto
geográfico es importante. En otros, es imprescindible conocer la
producción literaria extra bíblica

En conclusión, aunque existan muchas versiones bíblicas y aunque


No sabemos exactamente cómo inspiró cada parte de cada libro
del Antiguo Testamento, Lo importante es que sabemos que las
Escrituras son palabra de Dios, tanto en su sustancia como en
estructura. Esto es lo que queremos decir cuando decimos que las
Escrituras son producto de la inspiración plenaria. También lo
mismo sucede con el nuevo testamento, cada uno de los
apóstoles sabemos que fueron inspirados por Dios, para contar lo
que han visto y han oído, con una exactitud doctrinal que ha sido
importante para mantener la unidad doctrinal y el enlace temático
bíblico doctrinal entre el antiguo como el nuevo testamento.

Realice un mapa conceptual de esta lección.

96
Introducción a la Biblia

1. El término Biblia llegó al latín del griego biblia o ‗libros‘, forma


disminutiva de:

A. Base bíblica
B. Biblion
C. Byblos
D. Los escritos

2. La arqueología recobra el pasado de pueblos yAbarca, dos


actividades:

A. Descubrimiento e interpretación
B. La salvación y la obre del Espíritu santo
C. Demostrar y defender la biblia
D. Obediencia y aceptación.

3. Una de las opciones es un material que NO hace parte de los


usados en la escritura de la biblia:

A. Piedra
B. Arcilla
C. Pergamino
D. Láminas de metálica

4. La forma usual del ―libro‖ de la época bíblica era un:

A. Una tira de ostraca


B. Rollo de papiro
C. Un módulo virtual
D. Una gran tabla de arcilla

5. Los idiomas con los que fue en gran parte escrita la palabra de
Dios, son:

A. Hebreo y egipcio
B. Latín y cirofenicio
C. Griego y Hebreo
D. Árabe y anglosajón

97
Introducción a la Biblia

6. Cuando hablamos de fuentes del texto sagrado, nos referimos


al origen o a los orígenes de donde salió el texto que hoy
conocemos como palabra de Dios. En su orden los requisitos
para que un texto sea aceptado dentro del canon debería
cumplir ser:

A. Inspirado, revelado, argumentado científicamente.


B. Argumentado científicamente, reevaluado, divino.
C. Inspirado, revelado, iluminado por Dios
D. Inspirado, escrito por un teólogo, iluminado por Dios.

7. Una correcta distribución de la biblia es:

A. Testamento, versículos, libros y capítulos.


B. Testamento, libros, capítulos y versículos.
C. Testamento, capítulos, libros y versículos.
D. Versículos, capítulos, libros y testamentos.

8. De las siguientes afirmaciones una NO es cierta:

A. Jeremías es uno de los profetas mayores.


B. Lamentaciones fue escrito por Ezequiel.
C. Ezequiel es uno de los profetas mayores.
D. Oseas es uno de los profetas menores.

9. El AT cumple un papel, en la biblia de:

A. Plan piloto de lo que Dios pretendía hacer en el tiempo de la


gracia.
B. Presentar un plan fallido de Dios con la humanidad.
C. Ser testimonio de lo que Dios tiene preparado para el hombre.
D. Profetizar la destrucción del mundo.

10. Los libros de Job, Salmos, Proverbios y Eclesiastés, hacen


parte de los libros de:

A. Literatura profética
B. Literatura poética y sapiensal
C. Literatura histórico narrativa
D. Literatura apócrifa

98
Introducción a la Biblia
11. Uno de los libros NO hace parte de las epístolas paulinas:

A. Gálatas
B. Tito
C. Filemón
D. 1 Juan

12. El ―Torah‖, contiene en esencia:

A. Los libros de Moisés


B. Los libros de la ley y las profecías
C. Las crónicas de los reyes de Israel
D. Los hechos del pueblo hebreo.

13. La versión que indica que 70 ó 72 ancianos fueron llevados a


Alejandría desde Jerusalén para traducir el texto hebreo al griego.
Se conoce como:

A. Nácar Colunga
B. Deuterocanonica
C. Septuaginta
D. Del Oso.

99
Introducción a la Biblia

Canon. Lista de libros de la Biblia oficialmente aceptados por la


iglesia.
Codex. Libro encuadernado en contraste con un rollo o pergamino.
Diáspora. La dispersión o esparcimiento de los judíos que
comenzó alrededor del año 300 a.C.
Inquisición. Tribunal católico-romano establecido para suprimir la
herejía
Libros Apócrifos. Libros no canónicos del Antiguo Testamento
incluidos en la Biblia Católica que no se encuentran en la mayoría
de las demás versiones de la Biblia.
Manuscrito. Copia de un libro escrito a mano.
Minúsculas. Manuscritos del Nuevo Testamento en griego escritos
entre los años 800 al 1500 d.C.
Papiro. Papel de tipo antiguo usado para escribir en el tiempo de
Cristo.
Pentateuco. Los primeros cinco libros de la Biblia.
Peshito. Versión siriaca de la Biblia.
Prosélito. Convertido al judaísmo (o a cualquiera otra religión).
Rollos del Mar Muerto. Manuscritos en su mayoría bíblicos,
descubiertos en cuevas cerca al
Mar Muerto.
Septuaginta. Traducción griega del Antiguo Testamento hecha
entre los años 250 al 150 a.C.
Texto Masorético. Texto hebreo del Antiguo Testamento editado
por escribas judíos de la Edad Media.
Túrgurnes. Paráfrasis del Antiguo Testamento escritas en
aramaico.
Unciales. Manuscritos griegos del Nuevo Testamento escritos
entre el 300 y el 900 d.C.
Versión. Cualquier traducción del Antiguo o Nuevo Testamento.
Vulgata. Traducción de la Biblia al latín hecha en el siglo IV d.C.

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Introducción a la Biblia

BIBLIOGRAFÍA

 Manual de Doctrinas Bíblicas; Torres Garzón Luis Emilio.

 Descubre La biblia.

 Introducción a la biblia; Luis estepa.

 Modulo de introducción a la biblia; distrito 10 Ibagué –


Tolima.

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