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Introducción
1
C. GALLI, Claves de la Eclesiología conciliar y postconciliar desde la bipolaridad Lumen Gentium - Gaudium
et Spes. Síntesis Panorámica y mediación especulativa: en SOCIEDAD ARGENTINA DE TEOLOGÍA (EDIT.), A
cuarenta años del Concilio Vaticano II: Recepción y actualidad, XXIV Semana Argentina de Teología, Buenos
Aires, San Benito, 2006, 55.61.
2
CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA (CEA), Navega Mar Adentro; Oficina del Libro Buenos Aires, 2003. En
adelante se le llamará NMA.
1
1.- Arquitectura del documento NMA
3
CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA (CEA), Líneas Pastorales para la Nueva Evangelización, Buenos Aires
Oficina del Libro, 1990. En adelante se le llamará LPNE.
4
Cf. C. GALLI, Jesucristo: camino a la dignidad y la comunión. La cristología en el horizonte del Bicentenario
De Líneas Pastorales a Navega mar adentro, Buenos Aires, Ágape, 2010, 125.
5
JUAN PABLO II, Carta Apostólica Novo Millennio Ineunte; Ciudad del Vaticano (2001), en adelante se le
llamará NMI. Sobre su influencia en el documento NMI. Cf. C. GALLI; “Jesucristo: camino a la dignidad y la
comunión…”, op. cit. 132-134, particularmente notas a pie de página nº 155-161.
6
Un panorama detallado y bien documentado tanto de la situación social y el impacto de la crisis como de la
reflexión teológico-pastoral lo encontramos en C. GALLI, Jesucristo: camino a la dignidad y la comunión…, op.
cit. 132-134, particularmente notas a pie de página nº 194-199.
2
tiempos y configura su “forma” histórica.7 Como todo concepto teológico, “Iglesia” tiene un
valor específico en este documento y es lo que trataremos de aclarar en el análisis posterior.
Parece redundante transcribir aquí los títulos y las secciones de los capítulos que
comprenden este documento. Recordamos simplemente que el documento contiene una
introducción (1-7) a la cual le siguen cinco capítulos (8-97) y que culmina con unas
conclusiones (98-100).9
Lectura aproximativa de la Eclesiología según la estructura del documento
7
“Opongo aquí figura a estructura. La estructura se refiere a los puntos sobre los que la iglesia no tiene ninguna
autoridad, porque se le imponen en nombre de su misma fundación por Cristo; la figura se refiere a la concreción
práctica de esa estructura en función de las situaciones históricas y culturales en que se encuentre la Iglesia en
momentos determinados. Se puede aquí tomar la distinción entre forma y estructura que Sesboüé hace al
referirse a la Iglesia. Las figuras se han sucedido en la historia. Ahora vemos surgir una nueva figura.” en B.
SESBOÜÉ, ¡No tengáis miedo! Los ministerios en la Iglesia hoy, Santander, San Terrae, 1998, 83.
8
C. GALLI; Jesucristo: camino a la dignidad y la comunión…; op. cit. 127-132.
3
Echando una mirada rápida sobre la estructura del documento, podemos percibir que el
lugar que la eclesiología ocupa en el mismo es una transversal que cruza las diversas
secciones pero que se concentra sistemáticamente en los capítulos III, especialmente en el
despliegue de la dimensión del núcleo evangelizador llamado “La comunión eclesial, nacida
del corazón de Cristo, es reflejo de la trinidad” y en el capítulo V en dos de sus acciones
destacadas: “Hacer de la Iglesia casa y escuela de comunión” e “Iglesia servidora para una
sociedad responsable y justa”.
Por tanto se puede adelantar desde ya que ha sido de interés del Episcopado no sólo
reflejar los desafíos en clave evangelizadora como resultado del discernimiento de la realidad
sino muy especialmente remarcar la autoconciencia eclesial en la misma perspectiva.
Podríamos decir entonces que así como se habla de una “Cristología pastoral” podríamos
crear también una “Eclesiología pastoral” como clave interpretativa del documento.10
Eclesiología pastoral en un doble sentido: En primer lugar por el hecho mismo de que es
la Iglesia el sujeto comunicador de la Buena Noticia. En efecto, siguiendo el método teológico
de Lonergand, es esta la perspectiva más genuina del momento pastoral de toda teología: la
comunicación del Evangelio que, por un lado constituye a la misma comunidad (Rom. 10,14-
15), y al mismo tiempo se hace eficiente en cuanto orienta el servicio que el cristiano debe
prestar a la sociedad humana para lograr el advenimiento del Reino de Dios.11
10
“Existe por tanto un nexo íntimo entre Cristo, la Iglesia y la evangelización. Mientras dure este tiempo de la
Iglesia, es ella la que tiene a su cargo la tarea de evangelizar…”. PABLO VI; Exhortación Apostólica Evangelii
Nuntiandi” nº 16. Cf también EN 13-15.
11
C. GALLI, Jesucristo: camino a la dignidad y la comunión…; op. cit. 12-13. Cf. B. LONERGAN, Método en
teología, Salamanca, Sígueme, 1988, 341-353.
12
Los números entre paréntesis responden a los números del Documento Navega Mar Adentro. En caso de
citaciones de otros documentos eclesiales se colocará la correspondiente abreviatura
4
quiere renovar las LPNA. Dicha renovación en la perspectiva de la Nueva Evangelización se
comprende como un “complejo y equilibrado proceso de continuidad en el cambio”.
Ante la crítica situación social, la nueva evangelización es el mejor aporte y respuesta que
la Iglesia puede hacer. La referencia a la Consulta a las Iglesias Particulares y a las
comunidades cristianas (2000-2001) marca el proceso participativo-eclesial en continuidad
con LPNE, manifestando que lo metodológico y lo conceptual en el documento están unidos
desde su origen y gestación.
El documento tiene un punto de partida pneumatológico. Comienza destacando la acción
del Espíritu Santo y seguidamente explicita las principales notas de espiritualidad pastoral (2).
5
exclusión social (34-39). De allí que la Iglesia es comunión vital. Su participación en la
comunión trinitaria afianza, sana y promueve los vínculos y la comunión entre las personas
(45).
El capítulo 3 - El contenido de la nueva evangelización (49-68) - es tal vez una de los
dos más ricas en la eclesiología sistemática (junto con el capitulo V).
La palabra Iglesia aparece 22 veces y con diversos matices: Es fraterna y misionera.
Su comunión se fundamenta en la Trinidad (50) siendo signo e instrumento de la íntima unión
con Dios y de todo el género humano y reconociéndose servidora de la dignidad humana y de
la comunión en el contexto argentino (51).
Es iglesia que anuncia en América a Jesucristo (53). Es Pueblo de Dios que vive en la
presencia de Dios y lo refleja en el mundo, irradia el misterio de comunión misionera y ha
nacida de la Alianza nueva. Se entiende como Iglesia humilde y servidora (60).
Su santidad brilla en el rostro de María y los santos al igual que su rostro materno y
familiar (61). Como pueblo de Dios está llamada a la comunión, a la misión compartida. Es
sacramento universal de salvación que está llamada constantemente a la conversión para
renovarse de cara al Tercer Milenio (64).
Toda la Iglesia y todos en la Iglesia son convocados a formar comunidades santas y
misioneras que anuncie, abrace y se encarne en iglesias particulares de modo que cada iglesia
particular refleje más nítidamente la vida trinitaria (62). Su esencia se encarna y se manifiesta
en la comunión, por ello ha de ser escuela y casa de comunión al servicio de toda la familia
humana (63). Las iglesias particulares de Argentina están llamadas a la comunión entre sí
(64).
Este capítulo explicita el principio hermenéutico de la continuidad y la novedad del
núcleo evangelizador con respecto a LPNE (fidelidad creadora): El Kerigma se centra en
Jesucristo resucitado que nos da el Espíritu y nos conduce al Padre (continuidad). La Trinidad
es el fundamento más profundo de la dignidad de cada persona humana y de la comunión
fraterna (novedad).13
La “IGLESIA FRATERNA Y MISIONERA ” pone de manifiesto dos elementos
fundamentales que está llamada a remarcar en su vida y acción: fraternidad y anuncio. No
solo es un contenido sino una vivencia configuradora de la eclesiología. La dignidad de cada
persona pasa por la comunión cuyo fundamento es la Trinidad. Sin ello la dignidad se
encuentra herida. En este sentido vincula las dimensiones eclesiológicas con los desafíos que
la realidad presenta.
La eclesiología aquí se nutre de varios modelos de Iglesia que tienen su resonancia en
el Concilio Vaticano II: ES SIGNO E INSTRUMENTO DE UNIÓN CON DIOS Y TODO EL GÉNERO
HUMANO (LG 1) y es SERVIDORA que promueve en este contexto de la patria la dignidad de
todos y cada uno de los hombres y mujeres en la comunión. Así se entiende el porte eclesial a
la ciudadanía – nación. Hay un correlato entre los números 50 y 51: A la fraternidad le
corresponde ser instrumento de comunión mientras que a la índole misionera le corresponde
el ser Iglesia servidora.
En estos números reside el núcleo eclesiológico del documento que habrá que
constatar cómo se desarrolla luego en las dimensiones, en los criterios pastorales y en las
acciones.
13
Cf. C. GALLI, Claves de la Eclesiología conciliar y postconciliar desde la bipolaridad Lumen Gentium -
Gaudium et Spes.., op. cit. 54; C. GALLI, Jesucristo: camino a la dignidad y la comunión…, op. cit. 164-167.
6
Existe un desarrollo coherente y muy trabado entre las cinco dimensiones del núcleo
evangelizador (52-68). La imagen eclesiológica se expresa especialmente en la comunión
eclesial, nacida del corazón de Cristo, el cual es reflejo de la trinidad (60-64) pues en él, el
mismo Dios Trinidad se ha revelado por la encarnación (54-55). La Iglesia no puede
desvincularse de la dimensión trinitario – cristológica por la cual es invita a volver a la
contemplación del rostro de Jesucristo en el cual brilla la feliz noticia (52-53) de que todo ser
humano encuentra su real dignidad de Hijo de Dios (56-57). Justamente por ello, el misterio
del amor trinitario a la vez que fundamenta la koinonía eclesial, fundamenta también nuestra
convivencia social (65-67).
Esta sección muestra una riquísima cristología del rostro y de la contemplación activa
no como abstracción sino como fundamento de una antropología cristocéntrico-trinitaria y
una cristología antropológica. Jesucristo es el rostro humano de Dios y el rostro divino del
hombre. Con esta última expresión vincula intrínsecamente la cristología y la antropología
desde la teología del rostro.
Sin embargo no es cualquier rostro el que Jesucristo presenta en esta hora de la
historia. En sintonía con la tradición teológica de la Iglesia Latinoamericana, la realidad de los
pobres y excluidos pasa de ser un dato solamente sociológico para convertirse el “locus
theologicus”.14 Es el rostro desfigurado y sufriente en los rostros humanos de millones de
personas, cada una de ellas como biografía y voz que clama al cielo por esa justicia tan
largamente esperada (58-59).
Estas claves cristológicas trinitarias son normativas en la elaboración de la
eclesiología de NMA. No simplemente como una función teológica axiomática del cual se
desprenden deductivamente consecuencias prácticas, sino porque Ella es Cuerpo de Cristo,
vive de y en este Misterio; y él la configura en toda sus dimensiones ontológicas, existenciales
e históricas (especialmente pastorales). Ella es reflejo de la Trinidad, su Icono (60-64).
En el nº 60 se refiere a las características eclesiológicas retomadas del núcleo: LA
IGLESIA ES EL PUEBLO DE DIOS que vive en la presencia de Cristo y lo refleja en el mundo.15
Es ekkalein (Pueblo convocado). Irradia el misterio de comunión misionera que contempla
en Jesús y brota de la Trinidad. Como Iglesia en América Latina, con una tradición
evangelizadora (memoria de los orígenes) renueva esa Alianza para ser HUMILDE Y
SERVIDORA de los pueblos y culturas.
En el nº 61 se explicita una referencia fundamental de la espiritualidad
latinoamericana y profundamente conciliar: la relación eclesiología – mariología. 16 La
santidad de la Iglesia brilla en los rostros de María, los santos y los mártires. La santidad es
vista como una experiencia posible, vivida y encarnada no sólo en ellos sino que se
manifiesta en muchos hombres y mujeres que viven con amor. En María brilla la DIMENSIÓN
MATERNAL Y FAMILIAR DE LA IGLESIA.17
En el nº 62 se acentúa la dimensión comunitaria de la santidad y la misión de todos en
la Iglesia. La Iglesia anuncia, abraza y se encarna en las iglesias particulares. Cada iglesia
particular refleja más nítidamente la vida de la trinidad en la comunión de la diversidad de
14
Recepción de la tradición latinoamericana de Puebla 31-39; Santo Domingo 178-179 y Aparecida 407-430.
15
Cf. LG Cap. II.
16
Cf. LG Capítulo VIII, especialmente nº 60-65. Tema retomado en las Conferencias generales del Episcopado
Latinoamericano, especialmente en Aparecida 262.266-272.
17
Cf Aparecida 268. Relación de la Mariología con la eclesiología de comunión desde la clave de los vínculos
que genera.
7
carismas y ministerios en torno al obispo. El centro se coloca en la vida de la IGLESIA
PARTICULAR.
El nº 63 articula la eclesiología anterior con los desafíos a partir de presentar al pueblo
de Dios como CASA Y ESCUELA DE COMUNIÓN.18 Así logrará ser signo trasparente del rostro
de Cristo. Implica la revisión de su estructura interna, de sus espacios y modos de relación
desde la clave de la comunión.19
El nº 64 articula la comunión de las iglesias locales de Argentina en vistas a la misión
y su relación con la Iglesia Universal. La Iglesia es SACRAMENTO UNIVERSAL DE
SALVACIÓN.20 Llamada a manifestar mejor la vida de la Trinidad. Se expresa el deseo de una
Iglesia renovada en el espíritu del Evangelio.
En el capítulo IV -Criterios Pastorales comunes (69-79) - la palabra Iglesia aparece 11
veces. En general se habla de la Iglesia particular o en genitivo para acentuar algún aspecto
de la Iglesia (su vida, su tarea, etc.). Esta sección aporta una teología de la relación entre la
Iglesia Universal y la Iglesia particular desde el criterio de encarnación – comunión-
contextualización.21
Ubicada entre los desafíos y las respuestas, perfila un “estilo evangelizador común
para todos” en la Iglesia de Argentina notándose un claro cambio de lenguaje. Se pasa del
ámbito contemplativo al propositivo- exhortativo. Dicho cambio de lenguaje se entiende pues
el criterio indica dirección, por tanto tiene una intencionalidad más preformativa.
La Iglesia Universal que camina en la Iglesia de Argentina (69) y se encarnada en
cada iglesia local, encuentra su estructura jurídica y organizativa en cada diócesis (70). Se le
pide a cada Iglesia Particular articular y concretar planes pastorales, son los agentes activos
que deben actuar los modos de participación (71). Su tarea se orienta a llamar a todos a
alcanzar la santidad en cada comunidad (73). Busca promover la inserción cordial y vital de
los bautizados en su vida (77).
Se bosqueja aquí unas líneas fundamentales para una teología de la Iglesia local (70-
72): En cada iglesia local se encarna y realiza la Iglesia de Jesús. Ella es sujeto responsable
del anuncio del Evangelio, en comunión de carismas y ministerios, todos responsables.22
En sintonía con lo anterior, se insiste en que todos en la Iglesia son sujetos y
destinatarios de la tarea evangelizadora (75-77). Con ellos se intenta superar una visión
dualista en la cual la acción evangelizadora corresponda solo a un sector de la comunidad
cristiana. No hay una Iglesia activa y otra pasiva. Toda la Iglesia es misionera por vocación
común. De allí se que insista en la inserción efectiva y cordial de cada bautizado en la vida de
la Iglesia, detectándose como desafío pastoral una distancia entre la pertenencia formal y la
pertenencia vital.
18
Aparecida 158.167.188.272
19
Este aspecto de la conversión pastoral será desarrollado por Aparecida en los nº 365-372. Cf. especialmente
los nº 165.268 desde la clave de la comunión.
20
Cf. LG 4.9; SC 26; AG 5; GS 42. Para profundizar el desarrollo de este modelo de Iglesia con amplia
bibliografía cf. A. DULLES, Modelos de la Iglesia. Estudio crítico de la Iglesia en todos sus aspectos, Santander,
Sal Terrae, 1975, Capítulo IV. Recurso disponible online en
http://www.servicioskoinonia.org/biblioteca/teologica/DullesModelosDeIglesia.pdf (visitado el 3 de agosto de
2010)
21
Cf. W. KASPER, La Iglesia como communio: Consideraciones sobre la idea eclesiológica directriz del
Concilio Vaticano II, en Teología e Iglesia, Barcelona, Herder, 2008, 376-400.
22
Cf. LG 23; CD 11. Kasper hablará del “principio de unidad tensa” como clave hermenéutica para reconducir la
comprensión de communio-unidad. Una inhabitación recíproca. Cf. Ibíd. 393-394.
8
Siguiendo NMI 29 se habla de la importancia de la pastoral ordinaria como el modo
concreto de evangelizar desde una pastoral orgánica que potencia las estructuras y espacios de
comunión y corresponsabilidad. Particularmente se habla del proceso de renovación de las
parroquias. Aquí el criterio territorial de organización eclesiástica está puesto de manifiesto en
iglesia local, y la parroquia como organización celular.
Para finalizar esta extensa lectura lineal, el capítulo V -Acciones destacadas (80-97)-
es sin dudas el que contiene más veces aparece la palabra Iglesia (42 veces).
Está articulada con la teología de iglesia particular – iglesia universal (87). Es Iglesia
en Argentina (82.87). La primacía está dada en la vida de las IGLESIAS PARTICULARES
(80.82.87), en la vida concreta y pastoral de cada DIÓCESIS (83.87) y en una figura que
resguarda la vitalidad de esa iglesia local que es entendida como comunidad cristiana (81.92)
y por tanto evangelizadora (94.b).
Aparecen varios genitivos: acción pastoral de la Iglesia que alimenta la comunión en
la vida sacramental (81); misión de la Iglesia (83), la reforma económica de la Iglesia (89), la
obra evangelizadora de la Iglesia (89), la caridad pastoral de la Iglesia (nº 91), la vida de la
Iglesia, el rostro cordial de la Iglesia (94), servicio de la Iglesia (95), pastoral educativa de la
Iglesia (97.b).
ES CASA Y ESCUELA DE COMUNIÓN siguiendo el modelo eclesiológico tomado de NMI
42-43 (83) y expresada en Caritas como icono (88).
Aparecen también otros modelos eclesiológicos: La Iglesia es ESPOSA DE JESUCRISTO
RESUCITADO que es signo vivo y creíble de dialogo, reconciliación y encuentro en la sociedad
(83).23 Es presentada como CUERPO MÍSTICO con el objeto de resaltar su dimensión
comunional (84). 24 Es Madre de sus hijos en el bautismo (90), ámbito de vida y pertenencia
cordial (90.91) donde vive Cristo (92).
Una de las acciones destacadas propuestas por el documento es hacer de la Iglesia una
IGLESIA SERVIDORA para una sociedad responsable y justa.
Dos de las acciones destacadas fundamentales por su expresa referencia eclesiológica son:
a) Hacer de la Iglesia casa y escuela de comunión (83-89) llamada a la conversión en
todas las dimensiones eclesiales desde este desafío en el tercer milenio para ser signo vivo
y creíble en medio de nuestra sociedad, y prenda alegre y humilde de reconciliación,
diálogo y encuentro (83). Sólo es posible en la vivencia de una auténtica espiritualidad de
comunión (84) que nace de la Eucaristía (85) y que se vivencia en espacios y estructuras
acordes, especialmente la familia que es pequeña iglesia doméstica (86), la iglesia
particular a partir de la pastoral ordinaria (87). 25
23
Cf. LG 7.
24
“En 1943 Pío XII dio estado casi oficial a la imagen del Cuerpo Místico: «Si definimos y describimos la
verdadera Iglesia de Jesucristo como la Una, Santa, Católica, Apostólica, Romana, no podremos encontrar
expresión más noble, más sublime, más divina que la frase que la llama «el Cuerpo Místico de Jesucristo»
Mystici Corporis, núm. 17. La analogía del Cuerpo Místico alcanzó su máxima popularidad entre 1940 y 1950.
A finales de los años cuarenta los teólogos empezaron a ser conscientes de algunos de sus fallos como modelo y
comenzaron a apelar a otros modelos tales como Pueblo de Dios y Sacramento de Cristo”; en A. DULLES,
Modelos de la Iglesia. Estudio crítico de la Iglesia en todos sus aspectos, op. cit., 13.23
Es curiosa la inclusión de la imagen de Cuerpo con el agregado de “Místico” que en la eclesiología se ha
retomado y desarrollado con las Meditaciones sobre la Iglesia de H. de Lubac, el teólogo J. Ratzinger en El
Nuevo Pueblo de Dios, etc. Cf. también C. GALLI, Claves de la Eclesiología conciliar y postconciliar desde la
bipolaridad Lumen Gentium - Gaudium et Spes, op. cit. 58.
25
Cabe destacar que el CELAM elaboró su plan trienal de trabajo en torno a este modelo de iglesia. Cf CELAM,
Plan Global 2003-2007; Hacia una Iglesia Casa y Escuela de comunión y de solidaridad en un mundo
9
b) Ser Iglesia servidora para una sociedad responsable y justa (95-97). El servicio que la
Iglesia hace a la sociedad es el anuncio de Jesucristo. La inculturación del Evangelio, que
propone una verdad sobre el hombre, implica un estilo de vida ciudadano comprometido
con la construcción del bien común a través del cuidado pastoral de la familia como
pequeña iglesia doméstica, formadora de valores y de la conciencia moral; la pastoral
educativa y el conocimiento y aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia.
Habiendo realizado una lectura lineal del documento y de las características eclesiológicas
que aparecen, ahora nos centraremos en un segundo modo de leer la eclesiología de Navega
Mar Adentro.26 Para ello partiremos del núcleo evangelizador y del despliegue en sus
dimensiones.
Transcribimos aquí in extenso los números 50-51 para desarrollarlos en la reflexión:
10
A la continuidad con las LPNE, y en sintonía con una nueva percepción-discernimiento de la
realidad pastoral y de los “signos de los tiempos”, la Iglesia de Argentina se entiende a sí
misma como fraterna, misionera, signo-instrumento (significativa) y servidora.
Dentro de los diversos aspectos nombrados a lo largo del documento me animo a sistematizar
la eclesiología desde estas perspectivas de profunda raigambre bíblica y teológica sobre todo
en la Tradición conciliar y post-conciliar.
28
Nos remitimos aquí fundamentalmente a la sistematización que B. Forte ha realizado de este modelo de
iglesia. Cf. B. FORTE, La Iglesia, Icono de la Trinidad, Salamanca, Sígueme, 1992, 192-196.
29
Cf. C. GALLI, Claves de la Eclesiología conciliar y postconciliar desde la bipolaridad Lumen Gentium -
Gaudium et Spes, op. cit. 66-67.
11
La Iglesia no nace solamente de abajo, de la convergencia de unos intereses puramente
mundanos o del impulso de unos cuantos corazones generosos sino que la Iglesia es orientada
"de lo alto". Brota de junto a Dios y puesta en el tiempo gracias a la iniciativa admirable del
amor trinitario.
La Iglesia es el lugar del encuentro entre el cielo y la tierra, donde la historia trinitaria por
libre iniciativa de su amor pasa a la historia de los hombres y esta queda asumida y
transformada en el movimiento de la vida divina. La Iglesia viene de la Trinidad y es siempre
de nuevo suscitada por ella, presencia entre las presencias y sin embargo, signo de Otra
Presencia.
Por tanto, si la Iglesia es este "icono de la Trinidad”, en Ella, vivencia y reflexión no pueden
ser sino trinitarias. Sin embargo, esta primera constatación no es tan evidente. Parecería que
esta realidad fundamental ha sido un tanto dejada de lado en la reflexión teológica y en la
vivencia creyente de todos nosotros.
Bruno Forte llama a este descuido como "el destierro de la Trinidad". Pregunta algo que creo
para nosotros también es cuestionadora: "¿El Dios de los cristianos es un Dios cristiano?".30
30
B Cf. B. FORTE, La Iglesia, Icono de la Trinidad, op. cit., 15-25.
12
menos con Jesús; sobre todo con aquél anunciado en los evangelios. En general nuestra
oración es a Dios, indefinidamente. Parece incomprensible y hasta raro eso de "orar al Padre
en el Hijo por el Espíritu Santo". Esto suena a fórmulas litúrgicas distantes.
El monoteísmo (Un solo Dios) parece mucho más importante que la Trinidad.
Y aún cuando en muchos cristianos la comprensión de la fe trinitaria está mucho más
profundizada, ello nos exime de hacer otra pregunta de gran relevancia: ¿qué incidencia tiene
esta fe trinitaria en la vida concreta de la Iglesia y de cada uno de ellos?
Por tanto, vemos este "exilio o destierro" de la dimensión trinitaria de nuestra fe que a la vez
es aquello que identifica a todos los creyentes (sean católicos, ortodoxos, o de las iglesias
reformadas). Parecería que la Trinidad se ha alejado tanto de la teología como de la ética,
siendo una "verdad" que no tiene repercusiones. Nosotros por el contrario, creemos que es
justamente la clave trinitaria el centro desde el cual leer toda teología, hacer toda teología y
orientar la ética.
Sin embargo, este "destierro" es lo que nos ha hecho sentir la "nostalgia" de recuperar una
vivencia sin la cual no nos comprendemos, sin la cual la relación con Dios se vuelve formal.
Es él quien motiva la belleza de un nuevo encuentro de la "patria trinitaria" en la teología y en
la vida.
Esta nostalgia fue ya puesta de manifiesta en los números del Concilio que acabamos de ver
como así también en toda la propuesta eclesial contenida en los diversos contenidos. Desde
allí, se ha vuelto progresivamente a esta realidad central de nuestra fe.
El Dios en el que creemos es Aquel que se nos ha revelado desde la creación en la persona de
Jesucristo; que se ha hecho historia y que vivifica a la Iglesia en el Espíritu hasta la plenitud y
consumación de todo. Así, Trinidad inmanente y Trinidad económica son una sola y única
realidad, es el Misterio de la fe (K. Rahner).
“La Iglesia es icono de la santa Trinidad; gracias a una «notable analogía», ha sido
comparada con el misterio del Verbo encarnado (LG 8), en la dialéctica de lo visible y lo
invisible, mientras que su «comunión», una en la variedad de las Iglesias locales y de los
carismas y ministerios que se dan en ellas, refleja la comunión trinitaria (cf. los capítulos II-
VI de la LG).”32
31
E. KANT, Crítica de la Razón Pura, Prefacio de la primera edición, 1781..
32
B. FORTE, La Iglesia, Icono de la Trinidad, op.cit., 1992, 14.
13
En ese sentido, otro gran teólogo como P. Coda afirma que la vinculación de eclesiología y
trinidad no será suficiente hasta que no impregne y plasme concretamente una trama de
relaciones humanas y sociales en las que y desde las que la Iglesia vive. Citando a L. Sartori
echa en falta que si bien los presupuestos trinitarios están al inicio de la reflexión
eclesiológica, falta un paso posterior: redescubrir el misterio trinitario desde la experiencia
misma y la vida de la Iglesia. “Falta este esfuerzo de reconquistar la veta del misterio”.
Misterio y mistagogía deben ser hoy conjugados de un modo nuevo.33
Creo que en esta misma línea se ubica el esfuerzo de NMA, o al menos lo intenta. La Iglesia,
Icono de la Trinidad es entendida como “misterio de comunión para la misión.
“Que la Iglesia es misterio significa que es una realidad últimamente penetrada por la
divina presencia, y por ello es de tal naturaleza que admite siempre nuevas y más profundas
investigaciones…La Iglesia particular encarna sacramentalmente el misterio de la única
Iglesia y ésta, a partir de su origen y ejemplar trinitario, se organiza en torno a la comunión
y la misión. Uno y otro elemento, en indisoluble interacción, modelan trinitariamente a cada
iglesia y sustentan toda su eclesialidad”.34
Indudablemente que este modo de presentar a la Iglesia tiene mucho que ver con otro tema
presente en el documento Navega Mar Adentro y sobre el cual gira tanto la preocupación
pastoral como la propuesta evangelizadora: los vínculos y su disolución.35
Así se percibe una clara relación y coherencia en todo el documento entre discernimiento de
la realidad, autoconciencia de la Iglesia impactada por las llamadas de Dios y las respuestas
que está descubre debe dar en el aquí y ahora. 36 Podemos adelantar aquí el primer eje
transversal de la eclesiología de NMA: La eclesiología trinitaria vincula la comunión como
respuesta que la Nueva evangelización está llamada hacer en vistas a la “sanación” de los
vínculos humanos en todas sus dimensiones como lugar de la dignificación de la persona.37
Así lo podemos percibir en el documento cuando afirma que “La Santísima Trinidad es
fuente, modelo y fin de toda forma de comunión humana. A partir de la comunión trinitaria
hemos de recrear los vínculos en todas las comunidades: a nivel familiar, vecinal, provincial,
nacional e internacional.” (65).38
33
Cf. P. CODA, La Lumen Gentium y el camino de la iglesia cuarenta años después, en SOCIEDAD ARGENTINA
DE TEOLOGÍA (EDIT.), A cuarenta años del Concilio Vaticano II: Recepción y actualidad, XXIV Semana
Argentina de Teología, Buenos Aires, San Benito, 2006, 18.
34
R. BERZOSA MARTÍNEZ, “Los ministerios, especialmente laicales, en una iglesia “ministerio de comunión para
la misión”, Seminarios 185 (2007) 290.
35
Cf. C. GALLI, Jesucristo: camino a la dignidad y la comunión…, op. cit. 132.
36
En cuanto al discernimiento y análisis de la realidad en esta clave, cf. NMA 23, 42, 47. En referencia a las
respuestas evangelizadoras cf. NMA 12.
37
“Frente a la inestabilidad e incertidumbre social, tales expresiones son una fuente generadora y reparadora de
vínculos sociales, de contención y de esperanza de justicia” (39). Participando de esa comunión de la Trinidad se
sanan, afianzan y promueven los vínculos y la comunión entre nosotros. (45). Cf también nº 51.61. 67. Al
respecto de la comunión y la dignidad personal desde el fundamento trinitario, Cf. C. Galli; “Jesucristo: camino
a la dignidad y la comunión…”; op. cit. 210-212.
38
Vale como comentario a este número la afirmación de P. Coda al decir: “Cuando la GS 24 enseña que las
relaciones sociales están llamadas, en Cristo, icono de la trinidad, remitiéndose a Jn 17,21…,la conciencia
cristiana asume el deber de unir teo-logia con la antropología, atravesando la eclesiología trinitaria de la Lumen
Gentium, en esa realidad nueva que es la más antigua: el acontecimiento del Reino de Dios conducido en la
14
La Iglesia como Imago Trinitatis se expresa en un lenguaje estético donde abundan términos
como “contemplar”, “irradiar”, “rostro”, “mostrar”, “brillar”. No es el lugar aquí para
explayarme, pero creo que desde la estética teológica se quiere potenciar la vitalidad y la
frescura de un contenido evangelizar que no sea fundamentalmente intelectivo sino
experiencial desde la clave de la espiritualidad.39
Iglesia Diaconisa
A. Dulles presenta este modelo de Iglesia Servidora como un nuevo modo de pensar y
entender la relación de la Iglesia –Mundo desde los fundamentos de la Constitución Gaudium
et Spes. A la vez que hace un recorrido histórico sobre las sistematizaciones de este nuevo
modelo de Iglesia, plantea sus ventajas y desventajas.40
Es claro que responde a una superación de los esquemas que miraban a la Iglesia como
Maestra y Guía de la humanidad, de aquella auto-posición eclesiocéntrica en la cual la
superioridad de la Iglesia hizo sentir al mundo su falta de autonomía. En definitiva, la
condena al modernismo con el Syllabus y la apologética (mal entendida, claro) hicieron de la
distanciación entre mundo-iglesia un aislamiento y un desconocimiento recíproco.
“La Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo moderno, la más novedosa y distintiva
contribución del Vaticano II, plantea un entendimiento completamente nuevo de las relaciones
entre la Iglesia y el mundo de nuestros días. Reconociendo la legítima autonomía de la cultura
humana y especialmente de las ciencias, convoca a la Iglesia a revisarse a sí misma, incluidas sus
estructuras y su doctrina, de manera que se adapte de la mejor manera posible a la moderna vida
secular. Afirma que la Iglesia debe respetar los modos de ser del mundo y aprender de los mismos,
lo cual no quiere decir correr detrás de los tiempos y hacerse incapaz de oír el evangelio.
Finalmente afirma que la Iglesia debería considerarse a sí misma como parte de la familia humana
total, participando en las mismas reglas del juego que el resto de la humanidad. Así, en el artículo
5°, después de asegurar que la Iglesia debe entrar en conversación con todo hombre, la
Constitución enseña que de la misma manera que Cristo vino al mundo no para ser servido, sino
para servir, así también la Iglesia está en el mundo no para ser servida, sino para servir, de manera
que la Iglesia, realizando la misión de Cristo, pretende servir al mundo animando y haciéndose
hermana de todos los hombres. Este mismo tema es recapitulado en la conclusión en el artículo
92.”41
Historia de los hombres por el Cristo crucificado y resucitado, mediante la efusión del espíritu Santo”; en P.
CODA, La Lumen Gentium y el camino de la iglesia cuarenta años después, op. cit., 19.
39
En este mismo sentido cf. C. GALLI; Jesucristo: camino a la dignidad y la comunión…, op. cit. 198-199.
40
Cf. A. DULLES, Modelos de Iglesia. Estudio crítico sobre la iglesia en todos sus aspectos, op. cit., 40-46.
41
IBID. 41.
Algunos autores señalan esta perspectiva en la clave de la secularidad como dimensión constitutiva de la Iglesia.
Así por ejemplo B. Forte y S. Dianich. Cf. ELOY BUENO DE LA FUENTE, “¿Redescubrimiento de los laicos o de
la Iglesia?: Boletín bibliográfico 1985-1987”, Revista Española de teología 48 (1988) 213-249; S. PIE-NINOT,
“Boletín bibliográfico sobre la teología del laicado hoy ante el Sínodo sobre los laicos de 1987: Perspectivas
teológicas”, Revista Catalana de Teología 11 (1986), 439-451.
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Resulta interesante la citación que hace Dulles sobre algunas sistematizaciones teológicas y
pastorales de esta imagen de la Iglesia Servidora pues conecta muy bien con la problemática
fundamental de NMA, es decir, con el servicio de “curar heridas”. Se podría decir que
tomando una imagen bíblica, LA IGLESIA SERVIDORA (DIACONISA) se muestra como “IGLESIA
SAMARITANA”.
“La imagen de la Iglesia que mejor armoniza con esta actitud es la de servidora. El tema del
Siervo, ya tocado en los documentos del Concilio Vaticano II, ha sido tomado más claramente
en cuenta a partir del Concilio. Un ejemplo notable es la carta pastoral «La Iglesia servidora»,
publicada por el cardenal Cushing, de Boston, en el Adviento de 1966. En su sección inicial
establece de una manera llena de fuerza la imagen del Cristo Servidor: Jesús vino no solamente
a proclamar la venida del Reino, sino que vino también a darse a sí mismo para su realización.
Vino a servir, a curar, a reconciliar, a curar las heridas. Jesús, lo podemos decir, es en un
sentido excepcional el Buen Samaritano. El es el que pasó a nuestro lado en nuestras
necesidades y en nuestras penas, y se entregó por nosotros. El realmente murió para que
pudiéramos vivir y nos cuidó para que pudiéramos tener salud.
Así, en una segunda sección de la pastoral arguye que la Iglesia de Cristo debe ser el cuerpo de
Cristo, el servidor sufriente, es decir, la Iglesia servidora. «De esta manera, si la Iglesia anuncia
la venida del Reino no lo hace sólo de palabra, a través de la proclamación y la predicación,
sino que de un modo especial con las obras, en su ministerio de reconciliación, de curar las
heridas, de servidora que sufre, de curandera... Y el Señor era el «hombre para los demás»,
como la Iglesia debe ser la Comunidad para los demás»42
Tal vez haya que decir que la Iglesia como casa y escuela de comunión aporta en este sentido
un elemento novedoso en NMI que mira a la Iglesia como servidora y diaconisa en un mundo
globalizado, interconectado y a la vez donde la incomunicación y el aislamiento lleva a la
crisis de los vínculos humanos y humanizantes tanto de las personas como de los pueblos y
las naciones.
He querido solo bosquejar el análisis de estas dos imágenes de Iglesia que creo subyacen más
o menos explícitamente en el documento de NMA. Queda ahora registrar y constatar cómo
ellas se articulan con los desafíos pastorales y con las líneas de acción propuestas por la CEA.
42
RICHARD CARDINAL CUSHING, The Servant Church, Boston, Daughters of St. Paúl, 6-7; EN A. DULLES,
Modelos de Iglesia. Estudio crítico sobre la iglesia en todos sus aspectos, op. cit, 40-46.
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eclesiológicos, cristología-trinitaria, discernimiento de la realidad y dimensiones-acciones
destacadas encuentran una trabazón sólida y coherente en el documento.
A modo de cierre
Dos años más tarde de la aprobación de Navega Mar Adentro, Benedicto XVI ofrecía a la Iglesia su
encíclica Deus Caritas Est (25.XII.2005) donde expresaba esta idea central:
« Ves la Trinidad si ves el amor », escribió san Agustín. En las reflexiones precedentes hemos
podido fijar nuestra mirada sobre el Traspasado (cf. Jn 19, 37; Za 12, 10), reconociendo el
designio del Padre que, movido por el amor (cf. Jn 3, 16), ha enviado el Hijo unigénito al
mundo para redimir al hombre. Al morir en la cruz —como narra el evangelista—, Jesús «
entregó el espíritu » (cf. Jn 19, 30), preludio del don del Espíritu Santo que otorgaría después
de su resurrección (cf. Jn 20, 22). Se cumpliría así la promesa de los « torrentes de agua viva
» que, por la efusión del Espíritu, manarían de las entrañas de los creyentes (cf. Jn 7, 38-39).
En efecto, el Espíritu es esa potencia interior que armoniza su corazón con el corazón de
Cristo y los mueve a amar a los hermanos como Él los ha amado, cuando se ha puesto a lavar
los pies de sus discípulos (cf. Jn 13, 1-13) y, sobre todo, cuando ha entregado su vida por
todos (cf. Jn 13, 1; 15, 13).
El Espíritu es también la fuerza que transforma el corazón de la Comunidad eclesial para que
sea en el mundo testigo del amor del Padre, que quiere hacer de la humanidad, en su Hijo,
una sola familia. Toda la actividad de la Iglesia es una expresión de un amor que busca el
bien integral del ser humano: busca su evangelización mediante la Palabra y los Sacramentos,
empresa tantas veces heroica en su realización histórica; y busca su promoción en los
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diversos ámbitos de la actividad humana. Por tanto, el amor es el servicio que presta la
Iglesia para atender constantemente los sufrimientos y las necesidades, incluso materiales, de
los hombres. Es este aspecto, este servicio de la caridad, al que deseo referirme en esta parte
de la Encíclica. (DCE 19)
En ella se percibe claramente como la dimensión del Amor – caridad encuentra su fuente,
modelo y finalidad en la Trinidad. La Iglesia de la Trinidad está llamada a ser servidora. La
experiencia del amor-ágape fraterno no puede ser sino amor-caridad (expresados en la
participación ciudadana).
Así como es imposible dividir Trinidad Inmanente de Trinidad Económica pues son un único
y mismo Misterio , así tampoco es posible entender una Iglesia cuyo núcleo central no sea el
amor, entendido este como diaconía, compartir, dialogo, encuentro, etc. De las relaciones
trinitarias y de sus misiones, la Iglesia animada por una espiritualidad de la comunión
encuentra su piedra angular, su sentido verdadero de ser evangelizadora. Evangelizar en el
fondo es amar. Un amor entendido en el contexto de Argentina como “sanar heridas” y
reconstruir la fraternidad rota desde un lugar teológico preciso: los pobres y excluidos. La
reconciliación es la nueva expresión del amor.43
He querido dejar para este momento una reflexión sobre el mismo título del documento.
Extraña en cierto sentido que se haya pasado de un título tan directo y decidor del documento
Líneas Pastorales para la Nueva Evangelización a otro más bíblico como “Navega mar
adentro” teniendo en cuanta el objetivo por el cual surgió este ultimo.
Una lectura del título puede sugerir una impronta que no es menor: La nueva evangelización
al inicio del Tercer Milenio no es otra sino el anuncio de la Buena Noticia del Evangelio.
De hecho, los textos bíblicos de Lc 5,4; Jn 21,1-6 y retomados en NMI 1 han sido leídos en la
tradición eclesial como textos que indican una espiritualidad eclesial-misionera.
Allí, hay una vinculación rica entre el ir más allá e ir a lo profundo. Un doble movimiento,
extensivo y centrifugo. Solo adentrándonos en el misterio de la Trinidad como Misterio de
43
Me ha parecido muy interesante el desarrollo “vertical” y “horizontal” de la comunión para la misión
desarrollada en R. BERZOSA MARTÍNEZ, “Los ministerios, especialmente laicales, en una iglesia “ministerio de
comunión para la misión”, Rev. Seminario 185 (2007) 291-292
44
Máximo de Turín, Sermón 49, 1-3
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Amor revelado en Jesús, el Cristo puede la Iglesia “navegar” en medio de los desafíos
pastorales, dejando tensar sus velas por una espiritualidad de comunión para que el mundo en
él tenga Vida, y Vida en abundancia.
Ningún modelo de Iglesia alcanza a agotar el Misterio que ella misma es. No es la intención
tampoco aislar a la Iglesia Icono de la Trinidad y Servidora de la Patria del resto de los
modelos de iglesia presentes en el documento. Hacerlo significaría desconocer la rica
tradición de la Iglesia por la cual la “Iglesia se dice de muchas maneras”. Simplemente ha
sido un intento de perfilar el rostro de la Iglesia Argentina a sabiendas de que la misma
expresión “Icono” no aparece en el documento. Es parte de la tarea teológica
sistematizaciones nuevas que ayuden a comprender bajo nuevas luces aquello que con
esfuerzo otros antes que nosotros han reflexionado.
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