Equilibrar la alimentación para controlar el ácido úrico Se trata de uno de los trastornos metabólicos más comunes. En ocasiones la hiperuricemia resulta asintomática, pero otras veces el ácido úrico se deposita y cristaliza junto con el sodio en las articulaciones (pies, tobillos, rodillas, manos…) dando lugar a una inflamación o artritis muy dolorosa que en ocasiones se acompaña de fiebre. Los síntomas no son continuos, pero de no tratarse los episodios dolorosos cada vez son más largos, y pueden originarse deformidades articulares y piedras en el riñón. La hiperuricemia se debe bien a un exceso de producción de ácido úrico (principalmente debido a una alteración en el metabolismo de las purinas), o bien por un defecto en su eliminación (a través de orina y heces). Este desequilibrio puede tener una causa genética, algunas enfermedades relacionadas, la toma de ciertos fármacos, la deshidratación, el consumo de alcohol… Alrededor de un 10% del urato proviene de la dieta. Una dieta pobre en purinas puede reducir la síntesis de ácido úrico y disminuir sus niveles sanguíneos de manera importante, aunque a veces también es necesario recurrir a fármacos.
Características básicas de la dieta en caso de hiperuricemia
La severidad de las modificaciones dietéticas aumenta con la agudeza de los síntomas, y contempla la restricción de alimentos según su contenido en purinas. Además es muy importante una buena hidratación, con un consumo de agua elevado, por encima de los 3 L/día, aumentando esa cantidad en caso de síntomas agudos. El alcohol debe eliminarse de la dieta, ya que su metabolismo altera la excreción del ácido úrico. *La cerveza sin alcohol también está desaconsejada, ya que es rica en purinas, favoreciendo la hiperuricemia. La frecuencia con la que la hiperuricemia resulta en síntomas agudos es mayor en las personas con exceso de peso, por lo que se aconseja que este se mantenga en un 85-90% por debajo del ideal. Esta pérdida de peso ha de realizarse lentamente para evitar la aparición de procesos sintomáticos. Además de la obesidad, otras enfermedades relacionadas como la HTA, la diabetes y las patologías coronarias se asocian a la gota, por lo que se aconseja un buen control de estas. Es aconsejable moderar el consumo de grasas, ya que se asocian con un aumento de la hiperuricemia. Por el contrario es importante que haya un correcto aporte de hidratos de carbono ya que la disminuyen, salvo la fructosa (contenida en miel y frutas) que puede aumentarla Vigilar las carencias de vitamina D. Puede ser útil no tomar lácteos desnatados sino enteros y procurar recibir radiación solar a diario. La cantidad de pan, así como otros alimentos con alto contenido en hidratos de carbono (ej: arroz, pasta, galletas, cereales de desayuno) y grasas (ej.: aceite para cocinar, aliñar) han de ajustarse para conseguir el control del peso.
Consumo de alimentos en personas Durante un ataque Recuperación de un Ausencia de
con hiperuricemia agudo ataque agudo síntomas Alimentos con contenido en purinas alto Eliminar de la dieta Eliminar de la dieta Consumo (100-1000/100mg): vísceras, sesos, muy pescados azules, extractos de carne, excepcional perdiz, crustáceos, huevas de pescado Alimentos con contenido en purinas Eliminar de la dieta Consumo moderado Consumo medio (10-100/100mg): carnes*, (nunca >5 raciones / moderado pescados*, espárragos, habas, guisantes, semana) espinacas, lentejas Alimentos con contenido en purinas Consumo sin Consumo sin Consumo sin bajo (0-10/100mg): pan, galletas, queso, restricciones restricciones restricciones chocolate, postres lácteos, frutas, nueces, arroz, verduras**, pastas * Excepto los incluidos en el grupo de contenido alto. ** Excepto los incluidos en el grupo de contenido medio.
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