La teoría del reconocimiento de los derechos humanos expuesto desde el punto

de vista de un derecho mexicano puede dividirse en dos: la teoría y la práctica; la

primera, bien justificada con doctrinas filosóficas por más interesantes que dan pie
al fundamento metódico de lo que a derechos humanos refiere, no es la misma
historia en la práctica puesto que a sabiendas que de los malos hábitos del Estado
es un deber por demás difícil encontrar a esa teoría siendo puesta a prueba con
todas sus letras, en este sentido, el impedimento principal de la regulación de tan
importante normativa es resultado del poco conocimiento así como de la difusión
de los mismos, y en su desinterés del Estado por intentar hacer aplicar la norma
sólo provoca resultados y avances nulos en cuanto a la materia se refiere.

Para empezar se debe conceptualizar primero los aspectos generales en un

intento por desmenuzar la información hasta el grado máximo posible, por es que
en de principio hay que llegar a un acuerdo de lo que en ello simplifique lo máximo
posible; la palabra “derechos humanos” es un término bastante complejo de
entender y que no puede ser tan fácil de definirlo, básicamente, porque se observa
como la cabeza de una familia de distintos conceptos formando así un grupo de
vocablos afines como se puede observar en el caso de “libertades públicas”,
“derechos naturales”, “derechos innatos”, “derechos subjetivos” y “privilegios”.

La conceptualización hace especial énfasis en el acto filosófico que pretende

hacerse visibles mediante el sistema del Estado, algunas variables de esta misma
y cuyos subtemas denotan la importancia de cada una sin demeritar a la anterior
es de por sí un ámbito importante y la primera palabra que llega a la mente al
denotar el concepto: “humanos” ; hablando del problema filosófico principal es
importante considerar al ser humano, aquel ser pensante imitador y sobreviviente
por naturaleza como el objeto de estudio de múltiples materias y cuyo interés en la
filosofía no es un tema para tomarse a la ligera algo tan trascendental como
nuestra propia seguridad jurídica, lo más profundo en el pensar humano, como
criaturas pensantes ¿Por qué amamos? ¿Por qué deseamos? ¿En que creemos?
Todas estas preguntas forman el léxico, valores típicos en los humanos que se
adoptaron hace cientos de años; en un mundo capitalista con tantas diferencias y
en un país como México que es de los más evidentes casos de brecha social entre
las personas con más capital y con aquellos que viven al día deben interceder
estos en favor de aquellos desprotegidos pero tambien debe ser lo
suficientemente tolerable para la clase alta en el que todos puedan tener el mismo
número de oportunidades; los fundamentos incidentales de las reformas en
materia de derechos humanos forman parte de situaciones fundatorias como lo es
la axiología en un intento consciente de proveer de bien y mal a la población con
un único objetivo: la felicidad y el bienestar popular.