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MÓDULO DE TRABAJO
El presente módulo de estudio organiza y desarrolla los contenidos curriculares que
estructuran el recorrido que plantea la asignatura.
La estructura del mismo posibilita su uso didáctico. Las diferentes intervenciones
que presenta en el proceso de enseñanza buscan facilitar y enriquecer el proceso de
aprendizaje, sin pensar por eso en que lo determina ni lo condiciona totalmente, puesto
que no hay intercambio comunicativo que sea idéntico ni transparente entre las instan-
cias de codificación y la decodificación del mensaje.
Apela a la intervención y participación de estudiante-lector, por ejemplo: la presen-
cia de márgenes amplios y espacios en blanco presupone que estos espacios facilitan la
lectura y permiten que el estudiante haga anotaciones en los márgenes. Además los ca-
sos, ejemplos, acotaciones y luego las actividades van ordenando el texto con los proce-
dimientos formales que estructuran un intercambio pedagógico.
El módulo de estudio, presenta su grado máximo de interactividad al plantear las ac-
tividades que el docente puede implementar y que prevén la utilización de la comunica-
ción vía univoca entre el docente y el estudiante (generalmente por correo electrónico),
como así también la posibilidad de compartir y socializar la elaboración de las mismas
en posibles espacios compartidos (foros, debate, etc.). El material deja la posibilidad
para que los contenidos, lecturas y abordajes teóricos se completen y se terminen de
construir a partir de las actividades.
Presentación de actividades
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Espacio curricular: Análisis Institucional
Prof. Eduardo Ruiz Chaves
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Espacio curricular: Análisis Institucional
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Esta unidad tiene como propósito introducir en forma sincrética los contenidos pro-
porcionados por la materia, dando elementos que permitirán al alumno proyectar una
mirada amplia y compleja sobre el campo educativo y en particular sobre las institucio-
nes educativas, analizar la compleja dialéctica que articula los procesos educativos-
institucionales con los procesos sociales.
Contenidos:
Las instituciones: definición, surgimiento, contratos fundacionales, aspectos históri-
cos. Instituciones y lo institucional. El objeto de análisis y su enfoque. Instituciones
educativas: componentes constitutivos, contratos fundacionales. Hacía un nuevo con-
trato entre escuela y sociedad. Componentes constitutivos de un establecimiento educa-
tivo. La cultura institucional escolar, concepto de cultura y de imaginario institucional.
Tipos de culturas escolares.
Desarrollo
Fernández, L. Instituciones educativas. Dinámicas institucionales en situaciones
críticas. Paidós. Bs. As. 1994.
(Ficha Bibliográfica)
PARTE PRIMERA
Análisis de las instituciones educativas. Aportes al diseño de un modelo de análisis
Capítulo I
Introducción a las instituciones, protección y sufrimiento.
El movimiento institucional.
Una institución es en principio un objeto cultural que expresa cierta cuota de po-
der social. Nos referimos a las normas-valor que adquieren fuerza en la organización
social de un grupo o a la concreción de las normas-valor en establecimientos, la institu-
ción expresa la posibilidad de lo grupal o colectivo para regular el comportamiento in-
dividual.
El nacimiento y el acontecer del sujeto humano se producen en una trama de re-
laciones y sucesos pautados por instituciones de diverso nivel de generalidad y preg-
nancia que, paulatinamente y por el proceso de socialización, pasan a formar parte del
interior de la subjetividad y a funcionar como un regulador social interno.
La primera autoridad, la paterna, se hace carne con una fuerza que combina la
que deriva del peligro que significa para el niño desestimar las órdenes del padre, con la
que proviene de los riesgos fantaseados e investidos por terrores arcaicos.
El núcleo del terror queda disponible para expresarse como culpa y remordi-
miento frente a la trasgresión, y funciona como un organizador o un atribuidor de po-
tencia para el resto de las normas sociales que se hacen propias.
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Espacio curricular: Análisis Institucional
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ción de privilegios para el uso de distintos bienes, de hecho las instituciones sociales se
convierten en la garantía de su persistencia.
Actividad de aprendizaje:
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destacar dos cuestiones. En primer lugar entendemos que las instituciones educativas
surgen como un recorte de la arquitectura global de la sociedad, diferenciándose de otras
instituciones existentes por un movimiento de especificación (Chevallier, J.; 1981), es
decir con una asignación de sentido dada desde lo social.
La segunda cuestión consiste en llamar la atención acerca de que las redefinicio-
nes de los espacios institucionales corresponden a los procesos históricos en los que los
sujetos sociales son actores. Las modificaciones dan cuenta de las adaptaciones, pero los
cambios llevan la marca de los orígenes. Estos remiten necesariamente a un primer
contrato o contrato fundacional: aquél que le daba asignación de sentido a esa parcela
del campo social.
Cada institución se construye a partir de lo que puede llamarse un primer contrato o
contrato fundacional.
Por ello nos parece importante incluir aquí unas brevísimas consideraciones gene-
rales acerca de los contratos fundacionales, tratando de entender cuáles son los elemen-
tos que marcaron el primer vínculo entre la escuela y la sociedad.
¿Qué contrato establecieron la escuela y la sociedad?
No es nuestra intención hacer aquí un raconto histórico exhaustivo. Solamente
deseamos poner de manifiesto dos cuestiones relacionadas con los contratos fundaciona-
les entre la escuela y la sociedad.
En primer lugar, los sistemas educativos que hoy conocemos tienen como piedra
fundamental a la instrucción pública. Ésta era necesaria para el nuevo orden que se cons-
truye principalmente sobre dos movimientos revolucionarios: la revolución industrial y
la revolución política, que transformaron profundamente las relaciones sociales, políti-
cas, económicas y culturales entre 1750 y 1830.
Desde una perspectiva simbólica y política, los orígenes del sistema educativo
están estrechamente vinculados a los ideales republicanos, sobre los que se diseñaron y
construyeron los edificios para la instrucción pública. Estos ideales implicaban la necesi-
dad de instituciones que aseguraran la formación del espíritu ciudadano (Condorcet,
1791; Bonnafé, L. 1991; Scalzone, O. 1991; Voutsinas, D., 1991; Douailler, S. 1992).
En segundo lugar, es necesario considerar el avance del capitalismo, y la reestruc-
turación económica social que trajo aparejada generando un alto grado de especializa-
ción y división del trabajo. Este proceso hizo necesario sistematizar y asegurar la trans-
misión de los saberes acumulados para cada una de las especialidades y a su vez, orga-
nizar complejos sistemas de cooperación, para que a pesar de la división del trabajo,
todos los esfuerzos confluyeran en la producción de un mismo bien. Los orígenes de los
sistemas educativos no fueron ajenos a esta necesidad instrumental.
No vamos a detallar aquí el largo y complejo proceso histórico que aconteció con
distintas cronologías en diferentes espacios geográficos. Nos limitaremos a poner el acento
sobre el carácter contractual de las relaciones sociales y en las características que adqui-
rieron desde la modernidad, cuando la sociedad dejó de ser pensada como una organiza-
ción dada o determinada por fuerzas ajenas al hombre' y comenzó a ser considerada
como una construcción social resultante de la acción voluntaria de los hombres. Estos,
según los pensadores de la época, habrían decidido libre y voluntariamente vivir en so-
ciedad y someterse a un poder común.
Los contratos -bajo la forma de constituciones y leyes- formalizaron, legalizaron o
legitimaron tanto las relaciones de los individuos entre sí como de éstos con el Estado y
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Por supuesto el mandato, así como el contexto y las coyunturas, serán procesados de
modos diferentes en cada escuela. Cada establecimiento crea un cerco que, según sus ca-
racterísticas, será más o menos permeable, dará entrada o filtrará lo que ocurre extramu-
ros.
Lo que ocurre intramuros de la escuela no será totalmente dependiente de lo que
ocurre fuera de ella, pero posee un cierto grado de autonomía, por el cual en un mismo
contexto varios textos -instituciones- son posibles. Aun cuando cada establecimiento ten-
ga sus rasgos propios y se constate una diversidad de identidades, el conjunto del siste-
ma educativo participa de un proceso global y está atravesado por matices diferentes de
una problemática común en la que el modo de posicionarse respecto al contrato funda-
cional ocupa un lugar clave.
Hoy el malestar educativo es percibido e interpretado de modos diversos por
la sociedad y por los actores institucionales: crisis, anomia, bancarrota, desintegración,
fractura con la realidad, desconexión, ineficacia, son algunos de los términos a veces aso-
ciados a la educación. ¿Qué le está pasando a la escuela hoy?"
3. El lugar del curriculum en el contrato entre la escuela y la sociedad
Podemos decir que cuando se estableció el contrato fundacional entre la escuela y
la sociedad no fueron explicitadas necesariamente todas las cláusulas-. Sin embargo, lo
explícito permitió que, sobre la institución escuela, se depositaran expectativas y se
articularan tres lógicas diferentes (Gauter, J.; 1991): la lógica cívica referida al interés
general e igualdad de oportunidades; la lógica económica concerniente a la producción
de bienes y el trabajo; y la lógica doméstica de las familias y los individuos. Por otra parte,
la escuela debe integrar elementos de lo que denominaremos la lógica de las ciencias, es
decir de las fuentes del conocimiento erudito.
La escuela como institución contó con el reconocimiento social y también con el
derecho a participar en la definición del contenido y el sentido de las acciones que rea-
lizaba en el marco de ese contrato. En sus prácticas, el sistema educativo tuvo (y tie-
ne) capacidad potencial de redefinir los términos del contrato fundacional.
Tanto los saberes a transmitir, como los destinatarios de lo que se transmite,
son definidos fundamentalmente por la sociedad, la cual establece aquello que necesi-
ta transmitir y a quiénes quiere que se transmitan los saberes. Pero, la escuela, cada
escuela, tiene una posibilidad, que ejerce más o menos plenamente, de construirse como
una escuela cerrada o abierta, conservadora o innovadora.
Creemos importante destacar que la escuela, desde su organización, estuvo atra-
vesada por un contrato paradójico. Por una parte, por el requerimiento de crear en lo
político un orden social más justo, que se proponía "borrar" diferencias sociales a través
de la formación de ciudadanos. Simultáneamente el nuevo orden también requería una
distribución desigual de posiciones laborales y sociales, es decir, la formación de traba-
jadores diferenciados.
En lo que hace a la creación de un orden social más justo, recordemos que la escuela
republicana surgió como una institución revolucionaria; este potencial de "creación de
un orden distinto" será un rasgo de identidad originario, un capital de la institución
escuela.
Por ese rasgo, la escuela se encuentra siempre en el centro de los discursos políticos. Por
ese rasgo "se espera" de la escuela que opere transformaciones sociales.
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Es posible afirmar que, como huella y marca de su paradoja de origen, la escuela es una
institución atravesada permanentemente por dos tendencias, una reproductivista, con-
servadora, que tiende a perpetuar un orden; y una tendencia innovadora, transfor-
madora, que se propone modificar ese orden.
Esto es sumamente importante, ya que el sistema educativo ejecuta el mandato
social a través de la acción de transmisión y distribución de contenidos, tiene la posibi-
lidad de llevarlas a cabo incluyendo una definición propia del saber y de su distribución.
Definición que se expresa en el curriculum prescripto.
El curriculum escolar prescripto asume una importante y particular responsabi-
lidad, en la medida en que permitirá la formulación y explicitación de los contratos
que articulan el quehacer educativo y que son modos de "traducir", y de resignificar con
precisiones y especificaciones el contrato original entre la sociedad global y las institu-
ciones escolares (Frigerio, G.; 1990).
Las instituciones educativas singulares poseen esta potencialidad, y la actualizan
esencialmente a partir de la gestión que hagan del curriculum prescripto. De aquí la rele-
vancia que le otorgamos al curriculum, como eje ordenador de la tarea institucional y de
aquí que lo definamos como un organizador institucional.
El sistema educativo tiene una potencial y, por supuesto siempre relativa, capacidad de
socializar y distribuir saberes con diferentes grados de autonomía del mandato social.
Esta potencialidad se hace acto a través del desarrollo curricular, de las prácticas peda-
gógicas de los docentes, de la elección de la propuesta editorial y de los distintos mate-
riales y recursos didácticos.
El curriculum prescripto es el organizador de esos procesos y por ello lo calificamos de
organizador institucional.
Las "especificaciones" del curriculum prescripto que se realicen en cada esta-
blecimiento constituirán los criterios de intercambio que den forma y sentido institu-
cional, profesional y personal a los contratos laborales de los miembros de cada esta-
blecimiento.
A su vez esas especificaciones darán forma y contenido a los contratos organiza-
cionales es decir a aquéllos que se dé cada establecimiento para crear las condiciones
necesarias para el cumplimiento de la tarea sustantiva de enseñar. Entre esas condiciones
se pueden mencionar las reglas de convivencia, los acuerdos sobre estilos, grados y con-
tenido de la participación, la distribución de responsabilidades, las concertaciones acerca
de la división de tareas y perfiles de los roles institucionales, la distribución y asigna-
ción de tiempos y espacios, etc.
Los contratos encadenados y derivados del contrato entre el sistema educativo y la
sociedad serán el encuadre y el marco del contrato pedagógico-didáctico que en cada
aula, re-significa entre cada docente y cada grupo de alumnos el sentido del pacto fun-
dacional.
Veamos, en relación con este punto, los riesgos que conllevan ciertas formulacio-
nes.
Un curriculum que proponga diferenciaciones muy drásticas entre los saberes
que recibe cada grupo de la sociedad, ya sea porque establece circuitos paralelos para su
distribución (Braslavsky, C.; 1985) o porque los concentra sólo en los niveles más altos
del sistema, refuerza y legitima las diferencias socio-culturales que existen de antemano
en el seno de la sociedad. Este tipo de curriculum puede llegar a responder a una lógi-
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Nos encontramos, sin duda, ante una situación de mutuo incumplimiento del
contrato fundacional. Este incumplimiento podría explicar el malestar interno del siste-
ma, así como la decepción que manifiesta la sociedad y los reclamos y demandas de la
comunidad hacia la educación.
Las palabras: crisis, anomia, bancarrota, desintegración, ineficacia, que muchas
veces se asocian a educación y escuela encontrarían en la ruptura contractual una ex-
plicación.
Cabe entonces una pregunta: ¿Podemos resignificar el contrato? ¿Podemos dar-
le nuevo contenido? ¿Podemos articular en una propuesta curricular la lógica cívica, la
económica, la doméstica y la científica? ¿Podemos seguir construyendo escuelas, es decir
podemos seguir trabajando en la construcción de esos edificios simbólicos por los que la
sociedad reclama?
Este es el desafío.
Actividad de aprendizaje
Antes de continuar, las autores proponen aquí algunas pautas de reflexión.
Te y los invito a sumarnos a algunas de ellas y a realizar en grupos, el siguiente traba-
jo.
*Algunas reflexiones acerca de lo que acaba de leer.
Cuando se diseñan los proyectos institucionales, las planificaciones para un cierto
período de tiempo, cada responsable institucional efectúa de forma más o menos siste-
mática una suerte de "diagnóstico" de su establecimiento.
Utilizamos aquí el término diagnóstico en su sentido original, "tentativa de discernir el
carácter de una situación". En griego la palabra diagnosis significa distinguir, conocer.
Si alguien quiere construir un saber acerca de su institución, es imposible obviar su historia,
tanto en sus aspectos objetivos (proyecto original; momento y actas de fundación; núcleos
pre-institucionales: los promotores; acontecimientos e hitos importantes; el presente institu-
cional: la coyuntura), como en sus aspectos subjetivos (la forma en la que cada actor: recons-
truye y lee la historia; los mitos alrededor de la fundación; los recuerdos y omisiones signifi-
cativas).
Te y les propongo avanzar en el bosquejo de la búsqueda y organización de la información
correspondiente a esta etapa del análisis de las instituciones educativas, poniendo particular én-
fasis en pensar cuáles fueron, según su entender:
1. Los contratos fundacionales del sistema educativo, y qué impacto tuvieron en el subsistema
(la escuela concreta) en la ustedes trabajan, en qué sentido las huellas y marcas de esos contratos
fundacionales se inscriben o relacionan con el origen de la escuela que eligieron para realizar
el ejercicio.
2. Intenten pensar y responder: ¿cómo responde su escuela a las distintas lógicas (cívica,
económica, doméstica, científica)? ¿Alguna de ellas prima por sobre las otras? ¿Alguna de
ellas está excluida?
Consignen sus reflexiones, comentarios, dudas, por escrito...
4. Hacia un nuevo contrato
Reestructurar las relaciones entre sociedad y escuela y recrear las cláusulas con-
tractuales que las comprometen mutuamente mediante la prescripción de deberes y obliga-
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ciones, es una tarea de construcción social que no puede ser abordada unilateralmente. Las
instituciones escolares y los agentes que de ella participan no podrán por sí solos sostener un pro-
ceso de recomposición de las articulaciones. Este hecho no diluye la responsabilidad que les
cabe en la recuperación de funciones relevantes para las escuelas.
El contexto en que la escuela debe construir un nuevo camino es sumamente
adverso. La crisis económica que sufren los países latinoamericanos y el desplazamiento
del Estado de la esfera de las prestaciones sociales, coloca a las instituciones escolares,
cada vez más, ante la necesidad de responder a múltiples demandas.
¿A cuáles de estos reclamos debe responder la escuela y a cuáles no? O, lo que es lo
mismo: ¿cuáles son compatibles con sus funciones esenciales, cuáles por el contrario ponen
en riesgo su especificidad? ¿Para qué una escuela hoy?: ¿para querer a los niños, para
prevenir el sida, para hacerlos obedientes, para darles una formación profesional, para
hacerlos buenos, para....cuantas cosas más? ¿Cuántos de estos deberes sociales pueden ser
asumidos por otras instituciones, cuántos sólo la escuela puede cumplir?
¿Deben las escuelas esperar que la sociedad responda a estos interrogantes? O,
por el contrario, ¿deberá tomar la iniciativa de repensar su propio espacio social, ocuparlo
y desde allí reclamar una definición de la sociedad? Si respondemos afirmativamente al
primer interrogante, todo movimiento desde la institución es inútil; si por el contrario, acor-
damos con una respuesta afirmativa para la segunda de las preguntas, nos queda una
enorme tarea por delante.
El nudo de la tarea, a nuestro entender, es la recuperación para la escuela de las
prácticas de enseñanza y aprendizaje, y a partir de allí, la reformulación de los contratos
internos para posibilitar que el esfuerzo de todos los actores confluya en la consecución de
este objetivo. Para ello será necesario redefinir roles y tareas, derechos y obligaciones,
adquirir un estilo de gestión que haga posible la actividad pedagógica, ordenar las múl-
tiples funciones en pos de lo específico, atender algunas demandas y desoír otras.
Entre aquellas demandas, la democratización es un tema recurrente. Por ello nos
parece importante retomar distintas concepciones que se han sucedido, con la perspectiva
de reflexionar, ya que no se trata de elegir entre ellas sino de encontrar modos de inte-
grarlas.
En algunos autores y en ciertas coyunturas sociopolíticas, esta expresión remite
a asegurar el ingreso de los chicos a la escuela: se pensó, entonces, democratizar como
extender la cobertura de la matrícula. Sin duda éste es un requisito, pero no basta para
hablar de una escuela democrática.
Otros autores y otras coyunturas pusieron el acento en que además de ingresar,
los niños debían permanecer en la escuela, es decir que había que intentar disminuir el
fracaso escolar bajo la forma de desgranamiento. Por supuesto, éste es también un requi-
sito necesario para hablar de escuela democrática. Sin embargo, si bien éste y el ante-
riormente mencionado son condiciones necesarias, no constituyen condiciones suficien-
tes.
Más próximos a nosotros, otros autores y tendencias han puesto el acento en la
necesidad de que la escuela cumpla con su función social y distribuya saberes social-
mente significativos. La escuela sólo puede ser democrática en la medida en que ofrez-
ca a los chicos el acceso al saber elaborado. Esta posición pone el acento en un punto
fundamental: no se puede hablar de escuela democrática si no se habla de una institución
que cumple con la tarea de distribuir conocimientos que no pueden ser adquiridos en
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otras situaciones o instituciones. Sin saber distribuido, no hay escuela democrática po-
sible.
Además, para hablar de escuela democrática es necesario que la escuela funcio-
ne facilitando que todos los alumnos obtengan igual capital cultural a igual inversión
temporal'".
Estas posiciones enfatizan alternativa pero no excluyentemente aspectos que
constituyen requisitos para una escuela democrática. Si falta alguno de ellos (cobertura,
retención, aprendizajes y compensación) no podremos hablar de escuela democrática.
Es responsabilidad de las políticas públicas garantizar que la escuela sea democrá-
tica. Pero también es responsabilidad de cada escuela y de cada educador.
En este contexto la escuela deberá redefinir su contrato: el mismo deberá con-
templar la lógica cívica que requiere la construcción de un orden democrático; la lógica
doméstica que demanda equidad para que el destino sea una construcción social e indi-
vidual no predeterminada por las biografías anticipadas', la lógica económica sin que
ésta aliene a las otras y la lógica de la construcción de nuevos conocimientos que reclama
la distribución del saber ya acumulado.
A su vez cada establecimiento deberá resignificar este contrato global, a partir
del cual diseñará su proyecto. Esta es una de las tareas que coordina la conducción del
establecimiento y en la que participan todos los actores. Cada actor, por su parte traduci-
rá este contrato en su espacio experto de intervención, desde la especificidad de su rol.
Trabajo Práctico I entrega vía correo electrónico a ruizchaveseduardo@gmail.com
Fecha de entrega:………………………………………
¿Qué reflexiones les sugirieron estas páginas? Tal vez esta lista de preguntas les sea de
utilidad:
1- ¿Cómo vincularían los temas aquí tratados con la realidad de la institución en la
que trabaja?
2- ¿Podrían mencionar aquellos elementos de la reflexión que encuentren poco
desarrollados o ausentes?
3- ¿Creen necesario reconsiderar, para su establecimiento, el contrato escuela sociedad?
4- Los docentes de la escuela… ¿Conocen el contrato concreto de esa escuela con la
sociedad? ¿Y los alumnos… los padres? ¿Les parece que hacerlo sería de utilidad?
5- ¿Se habían preguntado antes acerca de la necesidad de explicitar los contratos?
6- ¿Cómo se establecen en su institución los contratos? Por favor, agreguen todas las
preguntas que les parece que ayudarían a reflexionar.
Cultura Institucional
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res como Robbins en 1992, Katz y Kahn en 1995. La cultura de las organizaciones in-
fiere en aspectos como calidad y la productividad. Es importante que la alta gerencia
voltee a ver este aspecto dentro de su organización para desarrollar capacidades de
aprendizaje que les permitan como órgano capitalizar conocimiento y adaptarse a los
cambios pues de eso dependerá que sea competitiva Como organización es conveniente
identificar sus valores culturales mismos que debe promover y reforzar mediante un
plan de acción. Un plan donde la comunicación sea un elemento fundamental para no
sólo transmitir información, sino también recibir y retroalimentarse.
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Link: http://www.gestiopolis.com/canales2/rrhh/1/5dimensiones.htm
CARÁCTER
INTEGRIDAD
Hemos definido la integridad como el valor que nos atribuimos nosotros mis-
mos. Loas hábitos primero, segundo y tercero nos ayudan a mantener la integridad.
Cuando identificamos con claridad nuestros valores, nos organizamos proactivamente y
las acciones cotidianas se ordenan en torno a esos valores; desarrollamos la autocon-
ciencia y la voluntad independiente al hacer y mantener promesas significativas, al
comprometernos y ser fieles a nuestros compromisos.
No hay modo de recurrir a un “gano” en nuestras vidas si ni siquiera sabemos,
en sentido profundo, en qué consiste (qué es lo que de hecho está en armonía con nues-
tros valores más íntimos).
Y si no podemos comprometernos y mantener los compromisos con nosotros
mismos y con otros, nuestros compromisos carecerán de sentido. Nosotros lo sabemos;
los otros lo saben.
Advierten la duplicidad y se ponen en guardia. Falta una base de confianza, y
ganar/ganar se convierte en una táctica superficial e inefectiva. La integridad es la pie-
dra angular de la base.
MADUREZ
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RELACIONES
Sobre la base del carácter, construimos y conservamos relaciones del tipo ga-
nar/ganar. La confianza, la cuenta bancaria emocional, es la esencia de la filosofía ga-
nar/ganar.
Sin confianza, lo mejor a nuestro alcance es la transacción; sin confianza, nos
falta la credibilidad necesaria para la comunicación y el aprendizaje abiertos, recípro-
cos, así como para la creatividad real.
Pero si nuestra cuenta bancaria emocional es rica, la credibilidad ya no represen-
ta un problema. Se han efectuado depósitos suficientes, de modo que usted sabe y yo sé
que nos respetamos profundamente. Nos centramos en las cuestiones, y no en la perso-
nalidad o posiciones.
Como confiamos el uno en el otro, estamos abiertos a todo.
Ponemos nuestras cartas sobre la mesa. Incluso aunque veamos las cosas de dis-
tinto modo, sé que usted estará dispuesto a escuchar con respeto mientras yo le describo
a la joven, y usted sabe que voy a recibir con el mismo respeto la descripción que me va
a hacer de la anciana.
Ambos nos comprometemos a tratar de comprender el punto de vista del otro en
profundidad, y a trabajar juntos a favor de la tercera alternativa, de la solución sinérgica,
que será una respuesta mejor para los dos.
Una relación en la que las cuentas bancarias son ricas, y ambas partes están pro-
fundamente comprometidas con el paradigma ganar/ganar, es la catapulta ideal de una
gran sinergia (sexto hábito).
La relación no resta realidad o importancia a los problemas; tampoco elimina las
diferencias de perspectiva.
Pero sí elimina la energía negativa normalmente centrada en las diferencias de
personalidad y posición, y crea una energía positiva, cooperativa, centrada en la com-
prensión plena de los problemas y en su resolución recíprocamente beneficiosa.
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PROCESOS
Actividad.
Fecha de entrega:……………………….
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1) Lea la bibliografía.
2) Elabore con su grupo una definición de “cultura” que puede ampliar luego con
conceptos tomados de otras fuentes diferentes de las proporcionadas por el espa-
cio curricular
3) Transcriba la/las definición/es e indique los autores, compárelas. Decídase por
una, y fundamente su elección. Comparta estas ideas con sus compañeros.
4) Todo individuo posee raíces culturales transmitidas generacionalmente. En es
milenio, ¿qué otros factores condicionarían dicha herencia y cuáles serían, en-
tonce, las consecuencias? Fundamente.
5) Frigerio alude a la “cultura institucional”. Mencione aquellos elementos que la
componen y que Ud. Considere fundamentales. Piense ejemplos.
6) Intente compara los diferentes tipos de cultura que proponen los autores. Carac-
terícelos y proponga ejemplos cercanos a su realidad o cotidianeidad laboral
(puede referirse a otra organización diferente de la escuela)
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Contenidos
Tensión, conflicto y movimiento institucional. Modalidades progresivas y regre-
sivas de funcionamiento, modelos. El funcionamiento en condiciones adversas, la mar-
ginalidad. Actores institucionales, relaciones, poder, conflictos. El rol de la autoridad.
El liderazgo en la conducción y las relaciones de poder. El equipo de conducción. La
comunicación institucional
Desarrollo
Las escuelas. Algunos interrogantes
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Frigerio, G., Poggi, M., Tiramonti, G. y Aguerrondo, I. (1994). Las instituciones educa-
tivas Cara y Ceca. Elementos para su comprensión. Buenos Aires: Troqvel. Capítulo III
Institución:
1. f. Establecimiento o fundación de algo.
2. f. Cosa establecida o fundada.
3. f. Organismo que desempeña una función de interés público, especialmente benéfico
o docente.” (RAE)
Si bien cuando pensamos en normas y leyes puede aparecer una connotación negati-
va, las reglas son necesarias en las instituciones en la medida en que abren el espacio
para que se pueda cumplir con una función específica. Pero también se justifican si fa-
vorecen y facilitan la realización de una actividad significativa. Otro punto importante a
señalar es que en la relación que establecemos con la ley se entretejen aspectos objeti-
vos y subjetivos. Los primeros se encarnan en la norma tal como está formulada; mien-
tras que los segundos se vinculan al campo de las representaciones que interiorizamos
acerca de esas normas, cómo las valoramos y entendemos. Objetiva y subjetivamente la
ley tiene un doble carácter. Por un lado, delimita las prohibiciones (es decir impone,
constriñe, reprime). Por el otro, ofrece seguridad y protección. Este interjuego entre la
prohibición y la protección da cuenta del carácter ambivalente que poseen las institucio-
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nes en su dinámica y que se traduce en relaciones entre los actores y la institución, ses-
gadas por un doble movimiento (simultáneo y contradictorio) de atracción y repulsión.
Las leyes y las normas tienen el propósito de volver previsibles los comportamien-
tos de los actores, es decir, de establecer zonas de certidumbre. Pero como no es posible
prever el conjunto de conductas requeridas para el desempeño de cualquier rol, las nor-
mas siempre dejen zonas de incertidumbre.
Para cada actividad es necesario el mínimo de certezas que nos aseguren el encuen-
tro con otros y la realización de las tareas, pero al interior de ese marco se hace necesa-
rio que aparezcan intersticios para la libertad de los actores.
Actores y poder
El poder a veces, está relacionado con los lugares formales y en particular, con las
cúpulas que dirigen las instituciones, organizadas piramidalmente. Sin embargo no
siempre el poder esta allí. Las redes informales de una institución dan cuenta de cómo
se ha distribuido y concentrado el poder en las prácticas cotidianas de la institución.
Desde esta perspectiva, el poder remite a las relaciones de intercambio entre los actores
institucionales y no tiene existencia por sí mismo sino en una red de relaciones.
Las relaciones de intercambio asimétricas implican reflexionar acerca de las diferen-
tes zonas de clivaje, es decir, zonas de ruptura, presentes en las instituciones. Un primer
clivaje es el que separa a los agentes de los usuarios. Los agentes son aquellos que se
dicen representantes de la institución (los que hablan en su nombre); los usuarios, por su
parte, están constituidos por el grupo de actores a quienes se intenta imponer la discipli-
na (norma, ley) institucional.
Los modos particulares en que en cada institución aparecen los clivajes y como se
posicionan los actores frente a los mismos, configurará distintas redes de poder. Cono-
cer las zonas de clivaje es sumamente importante porque permite que los actores institu-
cionales puedan reconocer lugares desde los cuales trabajar para desarrollar acciones
que tiendan lazos para articular lugares de posible fractura.
Los clivajes institucionales están relacionados con el hecho de que en cada institu-
ción, cada actor y grupo de actores, hace uso de una fuente de poder. Estas pueden estar
provenir de diferentes lugares, entre ellos: conocer la normativa, poseer medios de san-
ción, manejar los medios de control de los recursos, acceder a la información, controlar
la circulación de las informaciones, la legitimidad que emana de la autoridad formal, la
competencia técnica.
Actores y conflictos
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Los conflictos son agrupados, según las autoras en previsibles e imponderables. Los
primeros son aquellos conflictos recurrentes en las instituciones; es decir que podemos
anticipar su aparición. Estos conflictos suelen alterar el funcionamiento de la cotidianei-
dad pero no necesariamente conllevan o aportan alguna novedad. Los segundos, son
aquellos que „hacen irrupción‟ y son novedosos en las instituciones. Pueden adquirir dos
caracteres diferentes. Por un lado, pueden ser retroversivos, que se asocian al deseo de
retorno a momentos previos de la historia institucional, o por el contrario, pueden ser
proversivos, es decir, que apunten a proponer un proyecto innovador para la institución.
En ambos casos, si bien los conflictos son inherentes a la vida institucional, la sobre-
abundancia, persistencia o simultaneidad de conflictos en relación con las actividades
sustantivas de la escuela, pueden ser riesgosos para las instituciones.
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itual de acción.
De allí que ante las mismas condiciones si la institución tiene capacidad para de-
tectar las obstáculos y progresar en su solución no caerá en situaciones dilemáticas.
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1- Instrumental técnico: relacionado con el conjunto de procesos con los que, en ciclos
definidos, se da cuenta de la producción institucional.
2- Organizativo: relacionado con la construcción, mantenimiento y ajuste de aquellos
sistemas con los que se encuadran las interacciones – en todos los niveles- y se garanti-
zan las condiciones de desenvolvimiento instrumental.
3- Social: alude al movimiento que producen las interacciones formales, informales y
fantasmáticas que se dan en los grupos oficiales, los grupos paralelos, los intersticiales,
en forma especial en los grupos por función-
4- Ideológico: relacionado con la elaboración de concepciones y representaciones que
justifican el estilo y los modelos institucionales.
5- Emocional: vinculado a los conflictos y material inconsciente activado por las vicisi-
tudes de la pertenencia y por los rasgos referidos a los sentimientos de identificación,
cohesión, identidad institucional (Fernández, 1994 p 81)
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2. Articulación- Fractura:
Siguiendo a Fernando Ulloa (1969) se puede entender que todos los elementos
que componen una institución tienen elementos de contacto en donde se articulan. Estas
articulaciones están en estrecha vinculación con las normas institucionales.
Una articulación perturbada constituye una fractura, sobre ella (alrededor de
ella) se organizada la patología de la institución, es decir aquellos conflictos a los que
no se les encuentra explicación, que provocan sufrimiento y se constituyen en dilemas
que entrampan a los grupos que se enfrentan sin encontrar una salida que permita el
crecimiento. Cuando se estabiliza esta situación, ocurre que se “naturaliza” la patología
institucional y por tanto lo anormal se constituye en norma.
Las fracturas pueden ocurrir en las tres dimensiones: espacio, tiempo y respon-
sabilidades.
Para Ulloa la fractura se transforma en pantalla sobre la cual los sujetos proyec-
tan sus propios miedos y ansiedades internas (ansiedades paranoias y depresivas).
Otra característica de los conflictos y fracturas institucionales es que se hacen
visibles, salen a la luz, en momentos de crisis interna o del contexto. Aparecen en per-
sonas, espacios, tareas, grupos más débiles (zonas de clivaje), “chivos emisario” que
suelen cargar con la culpa de todos los males. Hacia ellos se proyecta el malestar, las
actitudes hostiles y violentas, sin que sea necesariamente el causante del problema
(Ulloa, 1969).
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palabras que usamos, así que retomaremos el sentido que les acuerda el diccionario:
Agenda: "es un libro o cuaderno destinado a hacer en él apuntes o notas para
auxiliar a la memoria".
También puede entenderse la agenda como una memoria de nuestra gestión.
Podríamos decir que constituye un "analizador" institucional y de nuestras prácticas.
¿Tiene usted presente la definición de analizador"?
Según T. Batley (1991) se pueden clasificar los gestionarios según las caracterís-
ticas del empleo de su tiempo en:
- los "adictos al trabajo", es decir aquéllos que necesitan una agenda en la que el
tiempo libre brilla por su ausencia;
- los "burros de carga", modalidad de adicción caracterizada por quienes no sa-
ben decir NO ni tampoco DELEGAR; en consecuencia acumulan tareas, muchas
veces en detrimento de la calidad y suelen ser vencidos por el cansancio y la frus-
tración;
- los "expertos en eficiencia", aquéllos preocupados obsesivamente por ésta;
sostienen la idea de que todos los instantes cuentan; poseen un alto nivel de exi-
gencia; para ellos cualquier delegación es impensable; cronómetro en mano se
ocupan de todo simultáneamente, convencidos de que nadie lo puede hacer mejor,
haciendo difícil la construcción de equipos;
- los "indecisos" sería el título de aquella categoría de conductores institucionales
que ante la dificultad de optar pasan muchísimo tiempo en la multiplicación de
consultas, búsqueda de datos adicionales; el temor al error los lleva a postergar las
decisiones;
- los "gerentes de la crisis", entre nosotros conocidos como "bomberos institucio-
nales", funcionan como gerentes de catástrofes, pasan de una emergencia a otra
y su agenda se rige por el emergente del día; la prisa por las urgencias constituye
un obstáculo para sentarse a pensar, planificar y...disminuir las emergencias;
- los "sociables", que dedican una parte importante de su tiempo a escuchara
cualquiera, en cualquier momento, sobre cualquier tema y a su vez operan como
"charlistas", comentaristas permanentes, dejando de lado la gestión de las cues-
tiones sustantivas relevantes.
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Otro autor, S. Ball (1989), diferencia distintos estilos en el desempeño del rol
de conducción. Son ellos el interpersonal, el administrativo, el político autoritario
y el político antagónico.
- Estilo interpersonal, la preeminencia de las relaciones personales, "cara a ca-
ra"; la búsqueda de acuerdos y negociaciones individuales, por lo cual privilegia
los canales informales de comunicación entre los miembros del establecimiento. Es
habitual, en consecuencia, la circulación de rumores. Establece lazos de lealtad
personales y no compromisos con la tarea y entre los roles que interactúan; de al-
guna manera hace de la dirección su "feudo", "centro" de la institución escolar,
convirtiéndose en protector de su personal. Por un lado mantiene una política de
"puertas abiertas", pero el manejo del poder permanece invisible.
- El estilo administrativo, en cambio, se caracteriza por otorgar importancia al
manejo formal de la institución; Ja documentación escrita y el memorándum
constituyen los canales habituales de circulación de las informaciones, por lo cual
las relaciones adquieren un carácter más impersonal. Se establecen procedimientos
administrativos minuciosos y un sistema de organización y control, en el que se
tratan de prever todas las eventualidades. .
- El estilo político autoritario se destaca por la adhesión al statu quo, la defensa de
los principios y procedimientos ya establecidos en la institución y de las "tradi-
ciones". Toda discusión o controversia es vivida como una amenaza a la autoridad
del director. Más que reconocer intereses, posiciones o posturas rivales, se intenta
impedir la aparición de la oposición o se la ignora. Al estar coartados o bloqueados
los canales de comunicación para la expresión de quejas, críticas, resistencias,
desacuerdos, se intenta priorizar los cana- les informales para lograr acuerdos y
negociaciones a puertas cerradas.
-Por último, el estilo político antagónico, se caracteriza porque aparece un recono-
cimiento de lo político como abierto y legítimo, a diferencia del estilo anteriormen-
te mencionado, en el que permanece encubierto. Se reconoce el debate, el diálogo,
el enfrentamiento, la existencia de intereses y objetivos múltiples {en ocasiones,
contradictorios). Existen aliados y adversarios; algunos deben ser recompensados,
otros cooptados o neutralizados. Se prioriza el ámbito público por sobre el priva-
do; se busca y enfatiza el compromiso de los distintos miembros del establecimien-
to escolar.
Fecha……………
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a- Analice cada uno de los estilos de las clasificaciones de Batley y BaLl y, a pesar de
que algunas características se hallen exageradas y "ridiculizadas", efectúe una enume-
ración de éstas diferenciando los rasgos positivos.
b- Complete la enumeración anterior con otros rasgos que usted considere positivos,
incluso deseables, y que no se encuentren en ella.
c- Reorganice la lista que resulte de los ítems a y b en función de algunos objetivos que
usted considere prioritarios para la gestión de su establecimiento.
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El concepto de actor incluye la idea de que cada uno de nosotros como miembro
de una institución tiene un potencial de transformación, como también de conser-
vación, afianza- miento o cristalización de lo ya establecido.
Actividad: Para proyectar, nada mejor que comenzar viendo cómo usamos el
tiempo.
a-Por favor complete la agenda semanal con las actividades reales que usted desarrolla
en el establecimiento. Le pedimos que considere las actividades de lo que podríamos
llamar un "mes tipo"; no desconocemos que cada época del período Escolar presenta
sus peculiaridades y que la agenda puede aparecer particularmente "embrollada" en
ciertos momentos del año.
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Actividad de aprendizaje:
a- Clasifique las actividades que usted anotó en su agenda según la dimensión a la que
pertenezcan.
b- Consigne la carga horaria real para cada una de las mismas.
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- ¿a qué se le da prioridad?;
- ¿qué actividades privilegiados?
- ¿qué actividades descuidamos?
- ¿qué actividades están ausentes de nuestra cotidianeidad?
- ¿hacemos todo aquello que nos proponemos?
- si es necesario optar, ¿qué elegimos"; '
- ¿hay cosas que nos quedan siempre en el tintero? (si éste fuera el caso debe-
ríamos pensar por qué las dejamos para lo último o para nunca);
- ¿es una dificultad nuestra la que obstaculiza el tratamiento de ciertas cuestio-
nes?;
- ¿qué mejorar en nuestro uso del tiempo, para mejorar nuestra gestión?
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director debería tener para conducir una institución educativa. Quisiéramos compartir
con usted el ejercicio presentado por dos subgrupos, de modo que contribuyan a nues-
tra reflexión.
Actividad de aprendizaje:
Usted puede acordar en mayor o menor medida con cada tina de estas elabora-
ciones; no obstante, no olvide que ellas constituyen productos parciales. ¿Recuerda
los estilos directivos presentados en el texto “PARA REFLEXIONAR: acerca del estilo
de desempeño en el rol de conducción” (pag. 38), que sintetizaban las propuestas de
Batley y Ball? Le proponemos ahora una actividad para que usted continúe el traba-
jo...
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Para realizar la actividad, usted habrá puesto una gran dosis de creatividad,
también una cuota de realismo, ha tomado decisiones, ocasionalmente delegado tareas
en otros actores. Es probable que estas acciones sean las que usted todos los días rea-
liza frente a cada situación, pero le proponemos profundizar en algunas cuestiones
para contribuir a una mejor conformación de los equipos de conducción, Para ello
podemos pensar que
Ahora bien: ¿cómo podrían unos y otros diferenciar tareas? ¿Qué funciones se
espera que asuma el director y cuáles el vicedirector?
Desde el punto de vista de la normativa, en algunas se discriminan ambos roles
asignando al director la mayor responsabilidad en las dimensiones organizacional y ad-
ministrativa y al vicedirector la responsabilidad en los aspectos pedagógicos. Cabe des-
tacar que la dimensión comunitaria no es habitualmente atribuida a ninguno de los
roles de conducción.
En principio, y en términos generales, podríamos afirmar que el director debe
constituirse en el coordinador general de la institución y en consecuencia, ocuparse y ser
responsable por las cuatro dimensiones del campo sobre las que venimos trabajando.
En este sentido, existen decisiones que son exclusivo resorte del director. Obviamente,
ello no impide que organice consultas para tomar decisiones, distribuya tareas
en otros miembros de la institución y delegue funciones en otros roles. Por el
contrarío afirmaríamos que una buena coordinación lo exige. A su vez, el vícedirector
podría seguir ocupándose principalmente de la dimensión pedagógico-didáctica.
Pero, más importante aún: si realmente constituyen una unidad funcional, debe-
rían diferenciar las tareas y responsabilidades en relación con las trayectorias persona-
les, los saberes pedagógicos y disciplinarios específicos, su historia en la institución y
la historia de la institución y otros aspectos que hacen a los temas o áreas en las que
uno y otro es experto.
Esta posición no implica caer en un relativismo en el que nuevamente se dilu-
yan las responsabilidades o, por el contrario, se concentren las tareas exclusivamente
en el director.
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Para leer y pensar: Sintetizamos las funciones que Brassard y Brunet detallan:
1-El vocero: quien releva y recoge las demandas de la sociedad y la comunidad próxi-
ma, para constituirse en su representante en el interior del establecimiento.
2- El influyente: quien presenta sus opciones y persuade para hacer valer sus ideas.
3- El encargado de las políticas: traduce las políticas educativas de una instancia central
(Consejo Provincial de Educación o Ministerio) y las formula en proyectos institu-
cionales.
4- El enlace: desarrolla relaciones con los diversos agentes interesados en la educación.
5- El animador pedagógico: coordina las decisiones relacionadas con las actividades
pedagógicas
6- El evaluador: verifica el logro de los objetivos institucionales.
7- El negociador: logra acuerdos y establece consensos entre los actores institucionales
y con la comunidad.
8- El organizador de Ja vida estudiantil: organiza las actividades escolares y extraes-
colares de los alumnos.
9- El símbolo: es el representante de la institución en la comunidad.
10- El integrador: facilita los intercambios y las relaciones, a través de la gestión de los
conflictos
11- El agente de cambio: promueve iniciativas y proyectos innovadores.
12- El distribuidor de recursos: encargado del reparto de los recursos humanos, materia-
les y financieros.
13• El "gestionario" del personal: se encarga de la organización, administración y con-
ducción de los recursos humanos.
14- El promotor: procura que los distintos intervinientes en un establecimiento trabajen
en relación a una visión del conjunto.
15• El enseñante: procura el bienestar de los alumnos en todas sus formas.
Actividad: al leer estas descripciones de las funciones que pueden desempeñar los
directivos, casi seguramente se le ocurrirán los contrastes. A modo de ejemplo,
podrá pensar en aquel directivo que, en lugar de promover los cambios, los obs-
taculiza o en quien, en vez de integrar a los actores, establece alianzas según su
conveniencia.
1- La toma de decisiones
Para hablar de decisión podemos comenzar por un término clave asociado a ella:
elección. Decidir supone, expresado en términos simples, la posibilidad de efectuar
una o varias elecciones respecto de alguna cuestión. Para comprender la complejidad
del proceso de toma de decisiones, es importante reconsiderar el poder de elegir y
otros factores intervinientes que "complican" la tarea de elegir. Entre estos factores
que merecen una cuidadosa ponderación por parte nuestra juegan un papel funda-
mental los sistemas de valores individuales, organizacionales y sociales; las informa-
ciones necesarias, pero en muchas ocasiones, parciales, inciertas y hasta contradicto-
rias; y los efectos previsibles de cada decisión.
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Entendemos por modelos de racionalidad limitada aquéllos en los que las decisio-
nes racionales, delineadas por todo decisor, se hallan permanentemente enmarca-
das por limitaciones que condicionan esos criterios de racionalidad.
Ethier discrimina entre tres tipos de decisiones: las estratégicas, las de gestión y
las operacionales.
Las decisiones estratégicas se caracterizan por el impacto que producen en las
funciones sustantivas y en las finalidades de cada establecimiento. Si bien están a
cargo principalmente del equipo de conducción altamente deseable que se solicite la
participación de otros actores institucionales.
Las decisiones de gestión hacen a la organización y a la estructuración de las ac-
ciones de la institución. Constituyen el modo de concretar, en la acción las decisiones
estratégicas, sin perder la visión de la unidad del proyecto.
Las decisiones operacionales se toman cotidianamente y conciernen de modo
directo las actividades del resto del personal del establecimiento. Están constituidas
por el cúmulo de decisiones que orientan las actividades de otros a
b- El proceso decisional
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2- La delegación de tareas
A veces ocurre que nos sentimos desbordados por la cantidad de tareas que
debemos realizar cotidianamente, las cuales obstaculizan, en ocasiones, nuestro desem-
peño. Sin embargo, a algunos de nosotros nos cuesta delegar tareas en nuestros cole-
gas o lo hacemos sólo cuando "no podemos más"; en consecuencia, no siempre de-
legamos las tareas más pertinentes para que la otra persona se haga cargo. Puede
ocurrirnos, incluso, que dejemos de hacer o deleguemos alguna tarea sustantiva y nos
ocupemos de alguna no tan importante en términos del proyecto institucional. Dis-
tintos factores pueden intervenir en esta situación, pero analicemos en primer lugar
en qué consiste la delegación.
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4- La función de supervisar
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nes de supervisar están incluidas con matices en el equipo de conducción de cada esta-
blecimiento.
Veamos entonces cuáles son algunos de los conceptos a los que comúnmente
remite la supervisión. Es habitual que se asocie a control, a evaluación, a verificación
o a inspecc1on. Reflexionemos sobre el nombre que designa esta función en el sistema
educativo. .
La supervisión remite a la cuestión de la visión y de la mirada.
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para mejorar el desempeño de los actores, al tiempo que puede constituirse en un me-
canismo de motivación hacia la tarea.
Toda acción de supervisión supone un proceso, constituido por cinco etapas: el
período preparatorio, el período de observación, el período de análisis, el período de
retroalimentación, el período de evaluación.
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Si bien estas etapas que enunciamos son conocidas por nosotros puede ocu-
rrirnos, en ocasiones, que las entrevistas o reuniones con el equipo o la persona
supervisada no resulten satisfactorias. Por ello, a continuación, les presentamos una
síntesis de algunas de las cuestiones que pueden explicar estas situaciones. Segura-
mente usted podrá sugerir otras a partir de sus propias experiencias. Los procesos de
supervisión suelen fracasar si:
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La Institución:
Las instituciones han sido abordadas por diversas disciplinas a lo largo de su his-
toria. Se acuerda en general en decir que son organizaciones creadas por el hombre para
la realización de un fin específico mediante la conformación de una división del trabajo
articulada y coordinada a través de una fuente de autoridad legítima.
Kaës define las instituciones como el conjunto de las formas y las estructuras so-
ciales instituidas por la ley y la costumbre, las cuales regulan nuestras relaciones, nos
preexisten y se nos imponen. Esto bajo un patrón determinado que tiende a la perma-
nencia y prolongación de un orden imperante, instituido.
Son las instituciones las que “sellan el ingreso del hombre a un universo de valores,
crean normas particulares y sistemas de referencia (...) sirven como ley organizadora
(...) de la vida física y de la vida metal y social de los individuos miembros (Enriquez,
Kaës, y otros La Institución, las Instituciones. Estudios Psicoanalíticos, Paidós 1996, pp
85).
Podemos decir que si bien cada institución tienen una finalidad que la identifica
y la distingue, (funciones jurídico - religiosas; defensivas o de ataque; productivas-
reproductivas, etc.) el fin último es existencial, ya que su principal objetivo “es colabo-
rar con el mantenimiento (...) de las fuerzas vivas de la comunidad, permitiendo a los
seres humanos ser capaces de vivir, amar, trabajar (...) y (...) crear el mundo a su ima-
gen” (Enríquez y otros Ob Cit pp84).
Como sinónimo de organización, contarán además con un proyecto alrededor del
cual estructurarse y a partir del cual configuran un sistema técnico y social. Cuentan con
los medios para alcanzar los fines y objetivos, tienen un carácter concreto, tangible y
visible y están ubicadas en un contexto temporo-espacial.
Lapassade y Lourau (1973) en su obra Claves de la Sociología expresan que las
organizaciones designan a los conjuntos prácticos tales como fábricas, sindicatos, ban-
cos (...), es decir las colectividades que persiguen objetivos tales como producción de
bienes o su distribución, la formación de hombres, la administración del tiempo libre
(...), el acto de organizar estas actividades diversas, el procurarse los medios para alcan-
zar objetivos colectivos ( producir, educar, distribuir) (..) la organización aparece como
un medio o sistema de medios) ( Ob Cit pp 154-155)
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1-Cultura institucional:
Cada institución tiene un estilo de desempeño, una forma particular de manifes-
tarse. Esta Imagen-Representación (Frigerio-Poggi, 1992) es una construcción cultural
que se va construyendo con el tiempo, a lo largo de la historia de la institución.
La cultura define los límites entre el adentro y el afuera, determina lo prohibido
y lo admitido, es decir define la norma que se asienta como legítima y determina formas
de actuar, estilos, valoraciones, formas de comunicación, edifica la estructura organiza-
cional, modos de regulación de los conflictos, sistemas de mando y obediencia, todo
apuntalado en un sistema jurídico normativo que oficia de mandato legítimamente insta-
lado como regulador de la “forma institucional”.
En síntesis, estos elementos constituyen la cultura institucional, que se presenta
como un sistema de valores, ideales, normas legitimados como Orden Simbólico insti-
tuído válido, único. “Deber ser” a partir del cual se atribuye sentido pre-estableciendo,
lo que debe hacerse, cómo debe hacerse, quién debe hacerlo, a quién obedecer, median-
te cierta manera de pensar y sentir que orientan la conducta de los individuos dando
certeza y garantizando los fines y metas institucionales.
Consolidada con el tiempo, la cultura constituye una matriz que va premoldean-
do las actividades de una institución, se integran teorías y prácticas, proyectos, deseos,
utopías, etc., que otorga una modalidad característica que se percibe a través de un
“clima” determinado, resultante, entre otras cosas, del grado de involucramiento de los
miembros institucionales con esta “matriz cultural”.
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2-Dimensiones de Análisis:
e la
institución se ubica en el tiempo. Pasado-presente-futuro cómo se perciben? La historia
según algunos autores (Fernandez 1993, Marolla 1987) esta dividida en tres etapas:
prehistoria, historia y prospectiva. Tiempo material (tiempo real), tiempo simbólico
(tiempo del que hablan los sujetos)
DIMENSIONES DE ANALISIS
4-Dinámica Institucional
o-
mento de institucionalización en donde un grupo de personas aunadas por un fin común
aceptan un sistema de creencias, ideas, valores que determinan el núcleo cultural funda-
cional y la aceptación de las normas fundacionales. En esta fusión intervienen elemen-
tos racionales de “bien común” y elementos emocionales. La tendencia integradora se
identifica con el instinto de vida
r-
da relación con el grado de explicitación y negación de las diferencias que inicialmente
presentaban los grupos pre- institucionales. Esos desacuerdos reprimidos constituyen
pautas culturales y modos de comportamiento que tienden a aparecer antagónicos, con-
trapuestos, excluyentes, sin que aparezcan los verdaderos motivos del enfrentamiento.
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Contenidos
P.I., P.C.I., P.A. Estructura para su elaboración y observación, modelos, análisis
e interpretación. Planeamiento estratégico.
Análisis e interpretación de la realidad de las instituciones educativas.
Desarrollo
ENCUADRE TEÓRICO
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PLANEAMIENTO EDUCATIVO
La Ley Federal de Educación fue promulgada el abril de 1993 derogando a la Ley 1420
vigente desde 1884. Su texto norma la transformación del Sistema Educativo Argentino
en cuanto a:
Estructuras, niveles y ciclos.
Organización y gestión
Contenidos
Equipamiento e infraestructura
¿Podrías asociar lo que estamos desarrollando con alguna acción concreta de descen-
tralización que se haya llevado a cabo?
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Planificación Educativa
Niveles de planeamiento:
Podemos hablar entonces de un nivel de planeamiento macro que coordina el Ministe-
rio de Educación para todo el país e intermedio, cada provincia y ciudad autónoma con
relación a su jurisdicción. A nivel micro, cada institución “traduce” las líneas políticas
y programas de acción en objetivos y proyectos institucionales
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PROYECTO INSTITUCIONAL
El Proyecto Institucional (PI) constituye un instrumento clave para orientar dirigir con
relativa coherencia el proceso de intervención educativa. Esto es posible en la medida
en que articula perspectivas grupales e individuales y organiza en un tiempo y espacio
determinado el conocimiento disponible, con la intención de incidir en la realidad, a
partir de la transformación de las prácticas.
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cional. Muchas veces es éste el principal motivo de desvelo, ¿qué ítems o apartados
tiene que tener el PI? ¿Cómo se organiza el documento?
Si pensamos en la construcción del proyecto institucional con herramienta de or-
ganización y gestión resulta un problema secundario que, obviamente, tendremos que
resolver, pero sin mayores implicancias. Si, en cambio, el PI es vivido y realizado como
un trámite burocrático, una exigencia del sistema, una de las tantas cuestiones adminis-
trativas que hay que cumplir, entonces será lo primero a decidir.
Preferimos situarnos en la primera alternativa y desde allí decir que, todo PI,
más allá del formato final que adopte el documento es que se plasma y que en todo caso
deberá responder a las pautas establecidas por las autoridades jurisdiccionales.
Deberá contener los siguientes elementos básicos:
Los valores que se consideran prioritarios
Los objetivos que se pretende conseguir y
Las estrategias previstas para lograrlos
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Políticas nacionales
y jurisdiccionales
PI
VISIÓN
Proyectos específicos
Organización Gestión
Espacio Institucional
Tiempo Curricular
Agrupamiento Administrativa
Actividad de Aprendizaje
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