Está en la página 1de 5

Lengua y Literatura

Cusos: 5° Año Clase N° 1

Unidad N°2: Civilización y Barbarie

EL FACUNDO DE SARMIENTO

En 1845 Sarmiento publica Facundo , en una serie de entregas que, bajo ese título,
aparecen en el espacio del folletín del diario El Progreso , de Santiago de Chile. Poco
después, cuando lo edita en forma de libro, decide modificar el título: por
CIVILIZACIÓN I BARBARIE. Más abajo, y en un tamaño de letras menor: Vida de
Juan Facundo Quiroga. Aspecto físico, costumbres, y hábitos de la República
Argentina.

El cambio deja en un segundo plano el nombre del personaje para, en su lugar,


destacar la fórmula que sintetiza la hipótesis central del libro; como si con ese cambio
Sarmiento quisiera dejar en claro que lo más importante es la parte ensayística del
texto y que la biografía (la historia del bárbaro) es en todo caso el vehículo ideal para
darle, vitalidad, a un concepto a través del cual el autor pretende dilucidar el gran
problema que afecta la república.

A partir de entonces tanto el texto de Sarmiento como la dicotomía que utiliza como
clave interpretativa acerca de la historia y del presente de la Argentina (y de la
América española en general) tendrán un enorme éxito y sus alcances resultarán
perceptibles no solo a lo largo de todo el siglo XIX sino también en buena parte del
siguiente.

Sarmiento no inventa la fórmula: el uso de “barbarie” y “bárbaro” para calificar actos,


procedimientos o personas asociados con lo salvaje, lo primitivo, lo irracional era
común en su época, del mismo modo que ocurría con “civilización”, concepto opuesto
al de “barbarie” y, por lo tanto, vinculado con lo racional,

1
moderno, lo culturalmente avanzado. Sin embargo, lo que logra Sarmiento es unificar,
de un modo único y literariamente brillante, una cuestión presente en las discusiones
políticas y culturales de su tiempo.
Cuando publica Facundo , hacía cinco años que Sarmiento vivía exiliado en Chile,
escribiendo en contra de su gran enemigo, el gobernador de Buenos Aires y hombre
fuerte de toda la república, Juan Manuel de Rosas. Su libro se inscribe en esa disputa
y no puede entenderse sin ella; una disputa que incluye, por supuesto, lo discursivo.
Como dice el propio Sarmiento hacia el final de su libro: “Es admirable la paciencia
que ha mostrado Rosas en fijar el sentido de ciertas palabras y el tesón de repetirlas”.
Sobre todo una, habría que agregar: “salvajes”. Desde el inicio de su gobierno Rosas
ha insistido en el uso de “salvajes” como el término predilecto para calificar a sus
adversarios, los “unitarios”.

La elección del epíteto denigratorio (que aparece en todas las comunicaciones oficiales
e, incluso, privadas) no es casual, ya que en el contexto histórico de la Argentina de la
primera mitad del siglo XIX el término “salvajes” era usado como equivalente de
“indios”, es decir, de los “Otros” por antonomasia, de los que estaban fuera del
universo “cristiano” del hombre blanco al que amenazaban destruir. De modo que lo
que hace Rosas es politizar el término, al trasladar toda su negatividad histórica al
adversario político.

La insistencia en su uso logró transformar el adjetivo en el sinónimo más empleado


para reemplazar al sustantivo que acompañaba, de ahí que “salvajes” resultara la
forma más común para llamar a los “unitarios” o, mejor, a quienes Rosas y sus
hombres consideraban enemigos, fueran unitarios o no. En este sentido
Facundo puede ser leído como el intento más sistemático de los opositores a Rosas
de combatir esa lógica discursiva, y de demostrar que los verdaderos salvajes son él y
sus seguidores. Para hacerlo Sarmiento apela a un término análogo a “salvajes”, pero
sin el lastre político con el que carga. Con “civilización y barbarie” Sarmiento busca
evidenciar el carácter limitado y perimido de la fórmula “unitarios y federales”, que es la
que, según él, Rosas manipula en su provecho, y demostrar que la disputa trasciende
el estrecho campo de la política y sus facciones (aunque no deja de incluirla). Es decir,
lo que está en juego para Sarmiento no es la “unidad” versus la “federación” como
sistema organizativo de la república, sino algo más esencial y profundo: si el país
continuará dominado por la barbarie, heredada del sistema colonial y del primitivismo
natural de América, herencia viva en quienes serían sus continuadores (Rosas y los
demás caudillos de las provincias argentinas, los gauchos y, por supuesto, los indios),
o si será capaz de propiciar el necesario triunfo de la civilización.
BÁRBARO / BARBARIE

“Como es sabido, ‘bárbaro’ fue un término acuñado por los griegos


para designar al extranjero, aquel que no pertenecía a la polis ,
definición que tuvo primeramente alcances políticos y más tarde
culturales. ‘Bárbaros’ fueron también, durante la Antigüedad tardía, las tribus
invasoras que devastaron el Imperio Romano. Hacia el siglo XVIII, el contra-
concepto fue utilizado tanto para indicar la existencia de un estado anterior <al de
‘Civilización’>, en el cual permanecían otras culturas, contrapuestas al estado actual
de las sociedades europeas, como para designar la alteridad. Bárbaro es así un
vocablo a través del cual no se define sino que se califica al Otro, estigmatizado por
aquel que se sitúa desde una civilización comprendida como valor legitimante. En
todo caso, en sus inicios, el antónimo marcaba el reconocimiento de que la barbarie
se hallaba fuera de Europa, aun cuando esta última no hubiera alcanzado todavía un
estado máximo de perfectibilidad (la civilización como ideal)” (M. Svampa *2006+, El
dilema argentino. Civilización o barbarie

Con su fórmula Sarmiento mantiene la lógica del enfrentamiento entre dos bandos
irreconciliables y proclama –al mismo tiempo que profetiza─ que tarde o temprano la
civilización terminará imponiéndose. Pero si desde esta perspectiva es necesario que
la barbarie sea derrotada y desaparezca de la faz de la república, desde el punto de
vista estético los valores se invierten. De hecho, si se hiciera un repaso de cuánto
espacio dedica Sarmiento a describir y narrar la civilización y cuánto a la barbarie, el
texto en realidad debería llamarse Barbarie y civilización . Este desbalance a favor de
la barbarie no es casual: Sarmiento sabe muy bien que allí está la clave del éxito
literario de su obra.

Después de la caída de Rosas, en 1852, y con los cambios significativos que fueron
modificando para siempre la fisonomía de la Argentina, la fórmula “civilización
barbarie” no desapareció, sino que fue mutando sus componentes o variando la
perspectiva ideológica desde la que esos mismos componentes fueron analizados. Por
ejemplo, en las últimas décadas del siglo XIX, cuando el proyecto modernizador
implementado lenta pero sostenidamente después de la batalla de Caseros hizo sentir
sus efectos, entre ellos el crecimiento vertiginoso de Buenos Aires (capital de la
república desde 1880) y la llegada masiva de inmigrantes, la ciudad dejó de ser el
espacio por antonomasia de la civilización para pasar a convertirse en el lugar del mal,
de la confusión, de la violencia, de la inmoralidad, de un cosmopolitismo que
amenazaba con disolver los valores más puros de la nacionalidad argentina. Es decir,
Buenos Aires dejó de ser la “Atenas del Plata” para mutar en “Babel”. Y, de modo
inverso, el campo (ya no “desierto”) y las provincias del interior dejaron de ser
sinónimo automático de atraso y barbarie, para transformarse en una especie de
reservorio de esos valores de lo nacional amenazados de muerte por el
cosmopolitismo.

Y en cuanto a los bárbaros, mientras el gaucho, lentamente se fue erigiendo en


emblema del ser nacional, los inmigrantes (en especial los que reclamaban derechos,
protestaban, se organizaban políticamente) pasaron a ocupar su lugar.

Como dice el pensador alemán Walter Benjamín, “todo documento de cultura es, a la
vez, un documento de barbarie”. Es decir, toda empresa llevada adelante en nombre
de la “civilización” suele esconder una trama oscura de represión, exclusión e, incluso,
exterminio de lo que no entra bajo sus parámetros de lo

1)- Describe los conceptos de civilización y barbarie..


2)- Detallar cuáles son las ideas que pone en juego Sarmiento con su abordaje de
civilización y barbarie. ¿Con qué finalidad utiliza estos conceptos?
3) -¿Qué sucede con los “civilizados y “el gaucho bárbaro” luego de la caída de
Rosas?
5

También podría gustarte