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Título: “Un recorrido por el concepto de Pulsión desde Freud”

Autor: Valeria S. García

Licenciada en Psicología

Docente de la Universidad J.F. Kennedy

Maestrando en Psicoanálisis

Desarrollo

A partir de un caso clínico, el cual me ha acercado a interrogarme

Por qué un sujeto no puede parar, sabiendo que se dirige hacia la muerte?

Se trata de un paciente el cual consulta por una adicción a la cocaína y al

juego.

Con el transcurso de las entrevistas el sujeto pregunta: “¿qué me pasa, no

puedo para de drogarme, pero también me di cuenta, que no tengo limites


de nada. Cuál es mi límite? La muerte? Si tengo $10 me los gastos, si

tengo$100 me los gastos, si tengo $10000 me los juego, si tengo una bolsa

llena de caramelos, me los como todos hasta reventar, y si tengo una bolsa

de cocaína, me la tomo toda. No tengo ningún límite, no puedo parar.

Qué hace que un sujeto no pueda parar?

La imposibilidad de atravesar del orden de la pérdida, lleva al sujeto a la

muerte? En una insistencia a modo de compulsión, para que dicha pérdida

pueda alcanzar una inscripción posible?

Comenzaré el camino de esta investigación trabajando un texto

Metapsicológico Freudiano: Las Pulsiones y destinos de pulsión; texto de

1914.

En este texto Freud dice: La Pulsión nos aparece como un concepto

fronterizo entre lo anímico y lo somático, como un representante psíquico

de los estímulos que provienen del interior del cuerpo y alcanzan el alma,

como una medida de exigencia de trabajo que es impuesta a lo anímico a

consecuencia de su trabazón con lo corporal.

Freud va a delimitar ciertos conceptos que se utilizan en conexión con la

pulsión:
Esfuerzo

Meta

Objeto

Fuente

Por esfuerzo de una pulsión se entiende su factor, la suma de fuerza o la

medida de la exigencia de trabajo que ella presenta. Ese carácter de la

pulsión es una propiedad universal de las pulsiones y su esencia misma.

La meta de una pulsión es la satisfacción que solo puede alcanzarse

cancelado el estado de estimulación en la fuente de pulsión.

El objeto de la pulsión es aquello por lo cual puede alcanzar su meta, es lo

más variable en la función.

Por fuente de la pulsión se entiende aquel proceso somático interior a un

órgano o a una parte del cuerpo, cuyo estimulo es representado en la vida

anímica por la pulsión.

En este mismo texto Freud aborda los diferentes destinos que sufre la

pulsion y propone:

Trastorno hacia lo contrario

La vuelta hacia la propia persona


La represión

La sublimación.

En este artículo Freud se propone tratar dos de estos destinos de la

pulsión, ya que la represión lo tratará en un capítulo aparte.

El trastorno hacia lo contrario se resuelve, en 2 procesos diversos, la

vuelta de una pulsión de la actividad a la pasividad y el trastorno en

cuanto al contenido.

La vuelta hacia la propia persona, habría que pensar el masoquismo como

el sadismo hacia el yo propio. Lo esencial en este proceso es entonces el

cambio de vía del objeto manteniéndose inalterada la meta.

Aquí Freud avanza en su investigación proponiendo como ejemplo el par

sadismo-masoquismo. Y presenta este proceso:

Primero el sadismo consiste en una acción violenta, en una afirmación de

poder dirigida a otra persona como objeto.

Luego este objeto es resignado y sustituido por la persona propia. Con la

vuelta hacia la propia persona se ha consumado también la meta pulsional

de activa a pasiva.
Por último se busca de nuevo como objeto una persona ajena, que a

consecuencia de la mudanza sobrevenida en la meta, tiene que tomar

sobre sí el papel de sujeto. Este último caso sería el masoquismo.

Por qué una pulsión se volvería hacia la propia persona?

En más allá del principio del placer texto Freudiano de 1920.

Introduce el concepto de una pulsión de Muerte a partir de la

observación en la clínica de aquellos sujetos que repetían en transferencia

fragmentos de su historia que no contienen ninguna posibilidad de placer;

por los sueños traumático a de repetición, en el juego del niño, aquella

experiencia del niño que lo que repetía era experiencia de desagrado, las

resistencias. Resulta claro, nos dice Freud que la compulsión a la

repetición en estos casos, se sitúan Más allá del principio del placer.

Se puede decir que la pulsión de muerte está articulada a la compulsión

de la repetición.

Freud se pregunta De qué modo se entrama lo pulsional con la compulsión

a la repetición?
Una pulsión sería un esfuerzo, inherente a lo orgánico vivo, de

reproducción de un estado anterior, que lo vivo debió resignar bajo el

influjo de fuerzas perturbadoras externas.

Formula la hipótesis de que todas las pulsiones quieren reproducir algo

anterior.

Qué es aquello que el sujeto quiere reproducir? Me lleva a plantear en el

Proyecto de una Psicologìa para neurólogos. En el apartado de la vivencia

de satisfacción Freud Plantea que: ante la tensión habrá un afán de

descarga, un esfuerzo que se aligera hacia un camino motor, la que lleva a

esto es la que lleva la alteración, por lo tanto un niño berreará, llorará.

Pero ninguna de estas descargas tiene como resultado un aligeramiento.

Aquí la cancelación del estímulo sólo es posible mediante una

intervención del mundo externo (provisión de alimentos; etc) que como

acción específica sólo se puede producir por caminos definidos. Esta

sobreviene mediante auxilio ajeno, por descarga sobre el camino de la

alteración interior, un individuo experimentado advierte el estado del

niño. Esta vía de descarga cobra así la función secundaria, del

entendimiento. Si el individuo auxiliador ha operado el trabajo de la


acción específica en el mundo exterior en lugar del individuo desvalido,

este es capaz de consumar sin más en el interior de su cuerpo la operación

requerida para cancelar el estímulo endógeno. El TODO constituye

entonces una vivencia de satisfacción, que tiene las más hondas

consecuencias para el desarrollo del individuo.

Las mociones que parten de las pulsiones no obedecen al tipo del proceso

nervioso ligado, sino al proceso libremente móvil que esfuerza en pos de

descarga.

En este escrito Freud nos va decir que lo que es placentero para un

sistema es displacentero para el otro.

En la interpretación de los sueños, en el capítulo VII apartado C; Freud

vuelve a tomar la experiencia de satisfacción para dar cuenta sobre la

naturaleza psíquica del desear.

Un componente esencial de esta vivencia es la aparición de una cierta

percepción, cuya imagen mnémica queda de ahí en adelante asociada a la

huella que dejo en la memoria la excitación producida por la necesidad. La

próxima vez que esta sobrevenga última sobrevenga, merced al enlace así

establecido, se suscitará una moción psíquica que querrá investir de


nuevo la imagen mnémica de aquella percepción misma y producirá otra

vez la percepción misma, o sea: restablecer la situación de satisfacción

primera.

Una moción asi es lo que Freud llama deseo. El camino más corto para

este cumplimiento de deseo es el que lleva desde la excitación producida

por la necesidad hasta la investidura plena de la percepción.

El desear termina en alucinación.

Esta primara actividad psíquica apuntaba entonces a una identidad de

percepción, o sea a repetir aquella percepción que está enlazada con la

satisfacción de la necesidad.

Freud en más allá del principio del placer plantea que el sujeto siempre va

a la búsqueda de un estado de satisfacción anterior. Es posible pensar que

ese estado de satisfacción al que se refiere Freud es ir a la búsqueda de

esa primera experiencia de satisfacción, bajo la forma de la compulsión?

Si de la primera experiencia de satisfacción queda como consecuencia el

objeto como perdido, por qué un sujeto no puede establecer un rodeo

para el cumplimiento de un deseo, sino que aparece algo del orden de lo

mortífero?

En más allá del principio del placer” tras la introducción de la pulsión de


muerte, señala que se podría pensar en que hay un masoquismo primario.

Para abordar este concepto, tomaré el texto freudiano “El problema

económico del masoquismo, artículo escrito en 1924, con el fin de ubicar

esta

formas clínicas que se presentan bajo un modo impreciso de satisfacción

pulsional.

Aquí Freud ofrece tres modos de aparición del masoquismo:

1- Como una condición a la que se sujeta la excitación sexual

2- Como una expresión de la naturaleza femenina

3- Como una norma de la conducta en la vida.

De acuerdo a ello es posible distinguir un masoquismo erógeno, uno

femenino y uno moral.

El primero, el masoquismo erógeno, el placer de recibir dolor, se

encuentra también en el fundamento de las otras dos formas. El

femenino es uno de los más accesibles a la observación

psicoanalitica.

La tercera forma de manifestación del masoquismo, Freud lo


considera como un sentimiento de culpa inconciente.

Para continuar con mi investigación intentaré abrir e indagar sobre

la tercera forma de Masoquismo que propone Freud en este

artículo, que es el Masoquismo Moral.

Freud llama la atención sobre todo porque observa que en esta

forma del masoquismo se ha aflojado su vínculo con la sexualidad.

Dice que lo que importa como tal es el padecer, no interesa que lo

inflija una persona amada o una indiferente. El verdadero

masoquista ofrece su mejilla toda vez que se presente la

oportunidad de recibir una bofetada. Pareciera que aquí la pulsión

de destrucción se ha vuelto hacia la propia persona y abate su furia

sobre él mismo.

Es interesante que aquí Freud abandona la idea de un sentimiento

inconciente de culpa y lo va a denominar “Necesidad de castigo”.

Le atribuye al superyó la función de la conciencia moral, y

reconocido en el sentimiento de culpa la expresión de una tensión

entre el yo y el superyó. El yo reacciona con sentimientos de culpa

ante la percepción de que no está a la altura de los reclamos que le

dirige su ideal, su superyó. Cómo ha llegado este superyó a este


exigente papel?

El superyó es el subrogado tanto del ello como del mundo exterior.

Debe su génesis a que los primeros objetos de las mociones

libidinosas

del ello, la pareja parental fueron introyectados en el yo, a raíz de lo

cual el vínculo con ellos fue desexualizado, experimentó un desvío

de las metas sexuales directas. Sólo de esta manera se posibilitó la

superación del complejo de Edipo.

El superyó conservó caracteres esenciales de la personas

introyectadas, su poder, su severidad, su inclinación a la vigilancia y

el castigo. La severidad resulta acrecentada con la desmezcla de las

pulsiones. Ahora el superyó, la conciencia moral eficaz dentro de él,

puede volverse duro, cruel, despiadado hacia el yo a quine tutela. El

imperativo categórico de Kant, es el heredero del complejo de

Edipo.

Volviendo al problema del masoquismo moral, Freud nos dice que si


estudiamos bien a los sujetos notaremos que hay una diferencia

entre el sentimiento de culpa y el masoquismo moral.

En la primera el acento recae sobre el sadismo acrecentado del

superyó, al cual el yo se somete. En la segunda sobre el genuino

masoquismo del yo quien pide castigo, sea de parte del superyó,

sea

de los poderes parentales de afuera. Pero ambos es una necesidad

que se satisface mediante castigo y sufrimiento. El masoquismo del

yo permanece en general oculto para la persona y se lo descubre

por su conducta.

La condición de inconciente del masoquismo moral abre la

posibilidad de traducir la expresión sentimiento inconciente de

culpa por necesidad de ser castigado por un poder parental.

El deseo de ser golpeado por el padre, está muy relacionado con

otro deseo, el entrar con él en una vinculación sexual pasiva y no es

más que una desfiguración regresiva de este último.

La conciencia moral y la moral misma nacieron por la superación, la

desexualización, del complejo de Edipo. Mediante el masoquismo

moral, la moral es resexualizada, el complejo de Edipo es


reanimado, se abre la vía para una regresión de la moral al complejo

de Edipo.

Para provocar el castigo por parte de la subrogación de los

progenitores, el sujeto se ve obligado a hacer cosas inapropiadas, a

trabajar en contra de su beneficio, destruir las perspectivas que se

le abren en el mundo real y eventualmente aniquilar su existencia

real.

Siguiendo con el mismo caso clinico, dice el paciente:

“ Ayer me paró la policía, sabés lo que hice? Venia de contramano por la

Avenida, no me di cuenta. En ese momento pensé en mi papá que siempre

me dice que me porte bien que no ensucie el apellido. Me tuvo que venir a

buscar él, si no venía a ayudarme lo mataba, quien se cree qué es?

En relación a lo investigado se me abrían varios interrogantes.

¿La búsqueda inconciente del castigo del sujeto está en relación del deseo

de muerte de un padre, en relación al Complejo de Edipo?


¿El castigo, le viene como subrogado de aquello que no se termina de

armar en relación a las pérdida que instalaría la castración, la castración

tomada como aquello perdida simbólica que re significa las anteriores y le

posibilita un lugar normativizante?

Bibliografía

Freud, Sigmund, Obras Completas, Amorrortu Editores, Buenos Aires.

_ Proyecto de una psicología para neurólogos, Tomo I. (1886-1899)

_ La Interpretación de los sueños. Punto C Acerca del cumplimiento de deseo. Tomo V. (1900-
1901).

_ Trabajos sobre metapsicología. Pulsiones y destinos de pulsión. Tomo XIV. (1915)

_ Más allá del principio del placer. Tomo XVIII. (1920)

_ El problema económico del masoquismo. Tomo XIX. (1924).

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