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LIDERAR: EL ARTE DE LOGRAR

En las empresas se viven dos tipos de comunicaciones, las conversaciones públicas y las
privadas.
En las conversaciones públicas nos adaptamos al contexto, decimos lo que se acepta que se
diga, pero en realidad muchas veces lo que uno quiere no es lo que uno dice.
En la conversación privada, no hay filtros, es lo que pensamos, lo que nos decimos por
dentro cuando el otro habla, o mientras voy hablando y me digo a mi mismo: digo esto
porque políticamente queda bien, pero en realidad siento otra cosa.
La excelencia en la gestión del liderazgo es captar y revelar esas cosas, es administrar y
gestionar egos para que se alineen al cumplimiento de objetivos, por convencimiento no
por coacción.
Dependiendo el rol, aparecen los resultados. Ejemplo:
Los accionistas lo que van a querer es “valor”, si puse diez quiero que valga mil.
Los gerentes buscan la definición de los objetivos, porque de eso depende su trabajo.
Los empleados buscan estabilidad, aprender y crecer.
El tema es darnos cuenta que hay distintos roles con orientación a resultados totalmente
distintos, y cada uno necesita ser abordado y gestionado de diferentes formas.
Es un error pensar que es una cuestión de autoridad o fuerza. Eso es una mirada
cortoplacista. Necesitamos tener un pensamiento sistémico, visión global. Para luego
enfocarse en lo esencial.

Gestión de Personas: tipos de colaboradores


Las relaciones se generan a través de las conversaciones o la ausencia de ellas.
De allí es que surgen distintos tipos de colaboradores.
El desafío está en reconocerlos, e identificarlos para poder gestionar.
Las relaciones son dinámicas y pueden cambiar. Un colaborador puede pasar por todos los
estados ante situaciones conflictivas o de estrés, pero si es un apóstol de raíz, volverá a
centrarse en su eje.
El tipo de relación que tengamos se generó por nuestra acción… ¿cómo nos haremos cargo
de ello?
No hagamos lo cómodo y fácil, que es desechar relaciones, sino hagámonos cargo y
gestionemos con inteligencia emocional.

En la siguiente matriz se toman dos ejes, la lealtad y la satisfacción.


LEALTAD
SATISFACCION

MERCENARIOS APOSTOLES

TERRORISTAS REHENES

Los “terroristas” son personas que no están satisfechas ni son leales. Un terrorista es
alguien a quien la organización le ha hecho promesas que luego
no ha cumplido o alguien que ha tenido expectativas que la empresa no pudo satisfacer.
Además, no tiene ningún sentimiento de lealtad por lo que no tiene ningún interés en
cuidar a la organización.
Tiene un nivel de insatisfacción muy grande, se siente dañado, afectado, está a la espera de
la gran oportunidad para pasar factura.
El colaborador terrorista no nace, no es una condición innata, es algo que ocurre en la
relación.

Mercenarios: Son los que están satisfechos, pero no son leales. Su compromiso es con su
satisfacción y bienestar propio, la acción a la que está dispuesto es a optimizar, a maximizar
su nivel de beneficios y satisfacción.

Son personas que no tienen ninguna lealtad con la organización, ningún interés en
vincularse con ella de manera estable y sólo buscan maximizar sus propios beneficios. Por
ello van de empresa en empresa buscado su propia satisfacción.

Rehenes: no están satisfechos, pero son leales, algo los mantiene allí, comprometidos. El
rehén tiene la puerta abierta y no se va.
Personas que no sienten ninguna satisfacción con la organización, pero tienen una lealtad y
fidelidad que los mantiene en una relación con ella, ya sea por razones emocionales o de
otro orden, como el enorme costo que significa en ocasiones el cambio.
Están en un estado emocional que es la resignación, sienten que no aprenden, no avanzan,
no disfrutan su trabajo.

Apóstoles: Estos colaboradores están satisfechos y son leales. El apóstol está agradecido y
esto lo lleva a tratar de retribuir de algún modo lo que se ha hecho por él.
Tener colaboradores de este tipo son un verdadero capital que conservar, gestionar, y
conquistar día a día.

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