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armengol/5496509/
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https://www.rtve.es/alacarta/videos/elecciones-catalanas/manifestaciones-proamnistia-
febrero-1976/923752/
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minuto 41.45
díes de transició TV3https://www.youtube.com/watch?v=NLZuDf8K_ZA
Contexto histórico.
Decenas de miles de ciudadanos salieron a las calles para reclamar la amnistía para los
presos políticos que no habían sido indultados con motivo de la coronación del rey.
Desde la muerte de Franco y el tibio indulto general que marcó el comienzo de la
monarquía, la amnistía se convertiría en lo que el poeta Marcos Ana calificó de “una
exigencia nacional” (Nuestra Bandera,83, enero-febrero 1976). La amnistía era un
anhelo de la sociedad previa a la democracia, las movilizaciones por todo el estado así
lo atestiguaban. Éste clamor rebasó todas las previsiones del gobierno de Arias Navarro,
que en su plan de reforma de las Leyes fundamentales de la dictadura había postergado
el tema de la amnistía en el llamado “proceso de democratización”. Los encierros,
mesas redondas y convocatorias de manifestaciones, y la publicación de manifiestos
pro-amnistía culminaron con la convocatoria por Coordinación Democrática de una
semana de amnistía entre el 5 y el 12 de julio con diversas movilizaciones en distintos
puntos de España (Madrid, Barcelona, Bilbao, Granada, Guadalajara,…). Estas
convocatorias coincidieron con la formación del segundo gobierno de la monarquía con
Adolfo Suárez como presidente del gobierno. El decreto-ley 10/1976, de 30 de julio
concedía la “amnistía por todos los delitos y faltas de intencionalidad política y de
opinión comprendidos en el Código Penal”, pero limitaba su alcance, ya que quedaban
excluidos de ella a quienes hubieran “puesto en peligro o lesionado la vida o la
integridad de las personas o el patrimonio económico de la nación a través de
contrabando monetario”. Según la Fiscalía del reino, de los 373 reclusos en 1 de junio
de 1973 por delitos y faltas de intencionalidad política o de opinión comprendidos en el
Código Penal, 287 fueron amnistiados con excarcelación; 43 fueron amnistiados pero
retenidos por otras causas; y no fueron amnistiados otros 43, entre los que se
encontraban presos de ETA y del FRAP.
Aparte de responder a las movilizaciones populares, este decreto activó los planes del
gobierno de abrir el escenario político a los grupos de oposición. El ministro de justicia
Lavilla declaró a El País que “La amnistía pretende ser una efectiva y sincera medida de
reconciliación, para alcanzar así la plena convivencia nacional”.
La salida de presos políticos a la calle tuvo eco en la ciudadanía que expresaba sus
deseos de amnistía y libertad. En Cataluña, la exigencia de Amnistía total culminó el 14
de septiembre, tras la primera gran manifestación de conmemoración por la diada,
celebrada tras la previa autorización gubernamental. En Euskadi, la jornada nacional pro
amnistía total, convocada para el 27 de septiembre, terminó entre asambleas celebradas
en iglesias y prohibiciones y enfrentamientos con la policía. Tras el referéndum sobre la
Ley de la Reforma Política parecía inminente la amnistía total, pero el 4 de octubre de
1976 ETA asesinó a Juan María Araluce, presidente de la diputación de Guipúzcoa.
Adolfo Suárez recibió la demanda de la Comisión de los nueve, como representantes de
la Plataforma de Organismos Democráticos, de la amnistía total y la legalización de
partidos. La demanda de amnistía estuvo vinculada a la lucha por la recuperación de las
libertades y al discurso de reconciliación y se acompañó con la renuncia a pedir
responsabilidades al franquismo por su pasado de violencia en la Guerra Civil y la
dictadura, pero este sentido pragmático para reestablecer la democracia conllevaba el
olvido. Era para los partidos de oposición, medios de comunicación, … la forma de
clausurar la Guerra Civil y la dictadura. Tras las primeras elecciones generales, el 15 de
octubre, el congreso tomó como medida legislativa la promulgación de la amnistía total
con la ley 46/1977 de amnistía para delitos de intencionalidad política. La retórica que
acompañó el proceso de reivindicación de amnistía general es que con aquella amnistía
se cerraba la guerra civil y se iniciaba la democracia, culminando el proceso de
reconciliación de los españoles. Era un pacto sobre el pasado para excluir la guerra y la
dictadura como instrumento de lucha política del presente1.
1
Juliá, Santos (2017). Transición. Historia de una política española (1937-2007),
Barcelona: Galaxia Gutenberg. Pág 440.
Además, las manifestaciones a favor de la amnistía para los presos políticos y exiliados,
en Cataluña y el País Vasco estuvieron ligadas a las exigencias de autogobierno. La
cuestión de las nacionalidades se había convertido en uno de los problemas políticos del
país. El 4 de febrero de 1976 un grupo de ciudadanos vinculados a la Assamblea de
Catalunya enviaron al gobernador civil de la provincia un comunicado donde
informaban acerca de una manifestación a favor de la amnistía y el estatuto de
autonomía de Cataluña. La movilización obrera y popular de principios del 76 y la
oposición a la política de reforma de las Leyes fundamentales de Manuel Fraga llevaron
al acercamiento entre Coordinación democrática y Assemblea de Catalunya y Consell
de Forces Polítiques de Cataluyna. De este modo, los partidos de orden estatal asumen
las reivindicaciones de la oposición catalana, reconociendo la personalidad y los
derechos políticos de las diferentes regiones y nacionalidades. El 12 de enero de 1977
Adolfo Suárez se reúne con una Comisión de los nueve, que plantea la descentralización
del estado para adecuarlo a las exigencias del carácter plurinacional y pluriregional de
España y urgía al gobierno el restablecimiento de instituciones emanadas del consenso
popular en las nacionalidades catalana, gallega y vasca, o la creación de organismos que
garantizaran la consecución de la autonomía. La autonomía de las nacionalidades y
regiones fue reconocida en el artículo segundo del anteproyecto de constitución de
1978. En el texto finalmente aprobado se mantuvo el término nacionalidad pero
subrayando el papel de España como patria común e indivisible. El Gobierno mantuvo
conversaciones con los presidentes en el exilio de la Generalitat y el Gobierno Vasco
(Tarradellas y Leizola). El 29 de septiembre, por decreto ley, quedó reestablecida la
Generalitat de Cataluña, sin atribuciones específicas y con órganos de gobierno cuya
composición quedaba a cargo del presidente, que era nombrado a real decreto por el
presidente del Gobierno. Tarradellas pudo regresar a Barcelona y recibir la aclamación
de los catalanes por la restauración de la autonomía. El acuerdo en el País Vasco
consistió en incorporar los conciertos económicos del Estatuto, después de elaborada la
Constitución, esperar a las elecciones municipales para formar las juntas y crear un
mecanismo que permitiera, si así lo deseaba, la incorporación de Navarra al País Vasco.
En diciembre de 1977 culminó la operación con el establecimiento de un Consejo
General Vasco bajo la presidencia del socialista Ramón Rubial. En otras regiones se
constituyeron órgano preatonómicos. De marzo a septiembre de 1978 se publicaron
varios reales decretos-leyes que establecían para Galicia, Aragón, País Valenciano,
Canarias, Andalucía, Extremadura, Castilla y León y Castilla-La Mancha, juntas o
consejos generales que habrían de dirigir el proceso hasta la constitución de sus
respectivos estatutos 2.
2
Juliá, Santos (2017). Transición. Historia de una política española (1937-2007),
Barcelona: Galaxia Gutenberg. Pág 454-496
2. Imagen Manifestación pro amnistía en Barcelona, 1976. Colita.