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Encuentra la Sala que la controversia que dio origen al presente proceso tuvo su
génesis en la declaratoria de caducidad del contrato de consultoría (…) celebrado
(…) entre el Jardín Botánico de Bogotá “José Celestino Mutis” y la señora (…). En
la cláusula décima estipularon las partes la facultad exorbitante de caducidad
administrativa (…). Ahora bien, según lo dicho anteriormente, el contrato de
consultoría es de aquellos que se encuentran comprendidos en el grupo cuarto, es
decir es de aquellos no están incluidos en el artículo 14 de la Ley 80 de 1993 y en
los cuales no era jurídicamente posible pactar cláusulas exorbitantes, en tanto que
la Ley no impartió autorización expresa para ello. (…) En este caso la declaratoria
de caducidad recayó sobre un contrato de consultoría en los cuales, como se vio,
no era jurídicamente posible incluir ese tipo de cláusulas y si bien es cierto que en
el clausulado del contrato (…) las partes contratantes convinieron en la posibilidad
de que la entidad pública pudiera declarar la caducidad del contrato en mención,
no lo es menos que en este caso la entidad demandada no estaba facultada por la
Ley para ello. Así las cosas, encuentra la Sala que en este caso la entidad
demandada carecía de competencia funcional para declarar la caducidad del
contrato (…). [Así las cosas,] observa la Sala que la cláusula décima del contrato
No. 257/99, a través de la cual se facultó al Jardín Botánico de Bogotá “José
Celestino Mutis” para que declarara la caducidad del contrato en mención, se
encuentra viciada de nulidad absoluta, toda vez que la misma habilita a la
Administración a ejercer una potestad de la cual no goza respecto de este tipo de
contratos, tal como se indicó anteriormente. En este caso la cláusula décima
octava del contrato (…) se encuentra viciada de nulidad por objeto ilícito por
contravenir normas de orden público, en tanto que por tratarse de un contrato de
consultoría, no resultaba posible pactar la cláusula de caducidad del contrato,
dado que dicha estipulación es a todas luces contraria al mandato constitucional
según el cual la autoridad pública no puede hacer sino aquello que la Ley le
autorice, norma que delimita el campo de acción de la Administración frente a los
administrados y que goza de la naturaleza de orden público. (…) Así las cosas, la
Sala procederá a declarar de oficio la nulidad absoluta de la cláusula (…) no sin
antes advertir que en virtud de los dispuesto por el artículo 87 del Código
Contencioso Administrativo “el juez administrativo queda facultado para declararla
de oficio [se refiere a la nulidad absoluta] cuando esté plenamente demostrada en
el proceso…”.
En relación con los perjuicios morales reclamados por la parte actora, resulta
pertinente establecer, como lo señaló la Corporación en sentencia del 8 de febrero
de 2001, que en materia contractual es perfectamente válido que el Juez condene
por concepto de perjuicios morales causados con ocasión de la actividad
contractual estatal, no obstante, dicho reconocimiento está condicionado, al igual
que la indemnización por cualquier otro tipo de perjuicio, a la prueba de su
existencia. (…) Así las cosas, sin duda alguna, la prueba del perjuicio es condición
necesaria para que proceda su restablecimiento y como quiera en el presente
asunto la parte demandante no acreditó la existencia de los perjuicios morales, no
habrá lugar a concederlos.
COSTAS - No condena / AGENCIAS EN DERECHO
CONSEJO DE ESTADO
SECCION TERCERA
SUBSECCION A
I.-ANTECEDENTES
1. La demanda.
2. Hechos.
1
Folios 2 al 9 del cuaderno No. 1.
2.1. Entre la señora Martha Eduviges Hernández Mendoza y el Jardín Botánico de
Bogotá “José Celestino Mutis” se celebró el contrato de consultoría No. 257, cuyo
objeto consistió en “realizar el diagnóstico y diseño participativo en el sector vía a
oriente del proyecto sur con Bogotá”.
2.6. Señaló que a pesar de que la demandante no estaba de acuerdo con las
apreciaciones efectuadas por la entidad demandada, procedió a renunciar a ser
parte del grupo que ejecutaría los contratos en mención - No. 245-99 y 255-99 -,
ello con el fin de proceder a dar inicio al contrato de consultoría No. 257-99 que
había suscrito con la entidad demandada.
2.12. Expresó que mediante Resolución No. 109 del 24 de marzo de 2000 la
entidad demandada resolvió negativamente el recurso de reposición interpuesto
en contra de la anterior decisión.
2.13. Indicó que no había lugar a declarar la caducidad del contrato No. 257-99, en
tanto que no era cierto que la demandante hubiese obrado de mala fe o hubiere
incurrido en incumplimiento del contrato.
4. Actuación Procesal.
2
Anverso del folio 9 del cuaderno No.1.
3
Folio 12 del cuaderno No.1.
octubre de 2000 4, al Distrito Capital de Bogotá 14 de agosto de 2002 5 y al
Jardín Botánico de Bogotá el 4 de septiembre de 2002 6.
5. Contestación de la demanda.
4
Anverso del folio 12 del cuaderno No. 1.
5
Folio 17 del cuaderno No. 1.
6
Folio 18 del cuaderno No. 1.
7
Folios 19 al 28 del cuaderno No. 1.
ejecutarse concomitantemente; lo que a todas luces constituía una burla a la
administración pública y una falta inadmisible”.
Afirmó que no obstante haber “salido escogidos dos de los proponentes que la
tenían como profesional de apoyo [la señora Martha Eduviges Hernández
Mendoza] no renunció a su integración inmediatamente sino que fue necesaria la
reclamación de la entidad en el sentido de que debía hacerlo por imposibilidad
física de ejecución”.
Así mismo, indicó que la entidad demandada con la expedición de los actos
atacados en la demanda obró según los principios orientadores de la contratación
administrativa y en aras de “garantizar los fines de la contratación, esto es, el
cumplimiento de los cometidos estatales, la continua y eficiente prestación de los
8
Folios 34 al 40 del cuaderno No. 1.
servicios públicos y la efectividad de los derechos e intereses de los
administrados”.
- Inepta demanda por falta de los requisitos formales: Señaló que en este caso era
requisito esencial precisar el concepto de violación, lo cual, según dijo la entidad
demandada, no se habría realizado en la demanda.
- Ausencia de causales que invaliden los actos demandados: Afirmó que las
resoluciones mediante las cuales se declaró la caducidad del contrato de
consultoría mencionado fueron debidamente proferidas y motivadas, por lo cual no
había lugar a declarar su nulidad.
9
Folios 52 y 53 del cuaderno No. 1.
10
Folio 83 del cuaderno No. 1.
11
Folios 84 al 96 del cuaderno No. 1.
12
Folios 116 al 142 del cuaderno principal.
De otra parte, el a quo -luego de revisar las pruebas obrantes en el proceso-
concluyó que “el JARDIN BOTÁNICO DE BOGOTÁ JOSÉ CELESTINO MUTIS
actuó conforme a la Ley para declarar la caducidad del contrato No. 267 de
1999”.
8. El recurso de apelación
Siendo así señaló que no era cierto que, cuando presentó su oferta en una
convocatoria y alternativamente se ofreció a participar como parte del grupo de
profesionales en las otras dos propuestas, hubiese violado el principio de la
buena fe.
Expuso que “motivar una declaratoria de caducidad con las implicaciones que
ello representa tanto para la Administración como para el Contratista, apoyada
en el incumplimiento de las obligaciones a cargo de éste, afectando de manera
grave y directa la ejecución del contrato y amenazado su paralización, sin
consultar la situación fáctica de los hechos, es a todas luces ilegal”.
Así las cosas, manifestó que para el momento en que se profirió el concepto
jurídico con fundamento en el cual se expidió el acto mediante el cual se declaró
la caducidad del contrato No. 257-99 y según el cual había superado
13
Recurso presentado y sustentado el 20 de septiembre de 2004. Folios 145 al 149 del cuaderno principal.
ostensiblemente la disponibilidad del 100% de su tiempo, ya había renunciado al
grupo de profesionales en los otros dos proyectos, con lo cual quedaba con la
disponibilidad suficiente para ejecutar el contrato a ella adjudicado.
Afirmó que el hecho de hacer parte de dos proyectos, al mismo tiempo que fuera
contratista en el contrato de consultoría No. 257-99, no podía ser considerado
como un motivo de incumplimiento de las obligaciones a cargo suyo y, menos aún,
llegarse a la conclusión de que por fuerza de esa circunstancia el desarrollo del
contrato No. 257-99 se vería afectado de manera grave.
El recurso presentado dentro del término legal dispuesto para ello, fue admitido
por auto del 2 de diciembre de 2005 14 y mediante proveído del 13 de marzo de
200615 se corrió traslado a las partes para que alegaran de conclusión y al
Ministerio Público para que, si lo consideraba pertinente, rindiera concepto de
fondo, oportunidad procesal en la que se pronunciaron el Distrito Capital de
Bogotá y el Jardín Botánico de Bogotá para reiterar los argumentos expuestos
en la contestación de la demanda y en el fallo de primera instancia 16.
II.- CONSIDERACIONES
1. Competencia
Según el numeral 10 del artículo 136 del C.C.A., modificado por el artículo 44 de
la Ley 446 de 199821, norma que resulta aplicable al presente asunto, la acción
17
Decreto 040 del 5 de febrero de 1993 – Alcalde Mayor de Bogotá -.
18
Art. 75, Ley 80 de 1993. “Sin perjuicio de lo dispuesto en los artículos anteriores, el juez competente para
conocer de las controversias derivadas de los contratos estatales y de los procesos de ejecución o
cumplimiento será el de la jurisdicción contencioso administrativa.”
19
Suma de dinero que según el actor corresponde al valor de los perjuicios materiales que le fueron causados.
20
31 de agosto de 2000.
21
Artículo 44 de la Ley 446 de 1998, numeral 10: “En las relativas a contratos, el término de caducidad será
de dos (2) años que se contará a partir del día siguiente a la ocurrencia de los motivos de hecho o de derecho
que les sirvan de fundamento.
En los siguientes contratos, el término de caducidad se contará así:
contractual caduca al vencimiento del término de dos años contados a partir de la
ocurrencia de los motivos de hecho o de derecho que le sirvan de fundamento;
para los contratos respecto de los cuales se impone el trámite adicional de
liquidación y ésta es efectuada unilateralmente por la Administración, el plazo para
accionar judicialmente comenzará a contarse a partir de la ejecutoria del acto
administrativo que la apruebe; si la Administración no lo liquida dentro de los dos
meses siguientes al vencimiento del plazo convenido por las partes, o del que
establece la Ley, se podrá acudir a la jurisdicción dentro de los dos años
siguientes al incumplimiento de la obligación de liquidar.
En el caso sub iudice, resulta menester aclarar que las pruebas obrantes en el
expediente dan cuenta de la existencia del contrato de consultoría No. 257
celebrado el 14 de octubre 1999 entre el Jardín Botánico de Bogotá “José
Celestino Mutis” y la señora Martha Eduviges Hernández Mendoza, el cual fue
liquidado de manera unilateral por la entidad demandada mediante la Resolución
No. 231 del 25 de julio de 2000, de suerte que el término de caducidad de la
acción empezó a correr a partir de la ejecutoria de este último acto, la cual ocurrió
el 31 de agosto de 200022.
Así las cosas, en el presente asunto, dado que la demanda se formuló el día 31 de
agosto de 2000 y la caducidad de la acción, contada a partir de la fecha de
ejecutoria del acta de liquidación del contrato No. 257-99, corrió desde el 31 de
agosto de 2000 hasta el 31 de agosto de 2002, resulta evidente que la demanda
a) En los de ejecución instantánea, a más tardar dentro de los dos (2) años siguientes a cuando se cumplió o
debió cumplirse el objeto del contrato;
b) En los que no requieran de liquidación, a más tardar dentro de los dos (2) años siguientes, contados desde
la terminación del contrato por cualquier causa;
c) En los que requieran de liquidación y ésta sea efectuada de común acuerdo por las partes, a más tardar
dentro de los dos (2) años, contados desde la firma del acta;
d) En los que requieran de liquidación y ésta sea efectuada unilateralmente por la administración, a más
tardar dentro de los dos (2) años, contados desde la ejecutoria del acto que la apruebe. Si la administración
no lo liquidare durante los dos (2) meses siguientes al vencimiento del plazo convenido por las partes o, en
su defecto del establecido por la ley, el interesado podrá acudir a la jurisdicción para obtener la liquidación
en sede judicial a más tardar dentro de los dos (2) años siguientes al incumplimiento de la obligación de
liquidar;
(…)”.
22
Entre los folios 454 al 456 del cuaderno de pruebas No. 1, obra copia del Edicto de notificación de la
Resolución No. 231 del 25 de julio de 2000, mediante la cual la Directora del Jardín Botánico de Bogotá
liquidó de manera unilateral el contrato No. 257-99.
Se observa que el Edicto de notificación se fijó en la Secretaría General del Jardín Botánico el día 9 de agosto
de 2000 por el término de diez (10) días y se estableció el plazo de cinco (5) días hábiles contados a partir del
día siguiente de la notificación personal o la desfijación del edicto para interponer el recurso de reposición en
contra de la anterior resolución.
Así las cosas, comoquiera que el Edicto se desfijó el 23 de agosto de 2000 y el término de los cinco (5) días
con que se contaba para interponer el recurso de reposición venció el 30 de agosto de 2000, se concluye que la
Resolución No. 231 del 25 de julio de 2000 quedó ejecutoriada el 31 de agosto de 2000.
se presentó oportunamente, es decir dentro de los dos años previstos en la Ley
para ello.
3.1. Documentos.
- Antecedentes del contrato No. 257 de 1999, tales como los términos de
referencia y la propuesta presentada por la señora Martha Eduviges Hernández
Mendoza26.
23
En cuanto al valor probatorio de los documentos aportados en copia simple, la Corporación en sentencia de
unificación del 28 de agosto de 2013 zanjó el tema y expuso lo que se transcribe a continuación:
“En el caso sub examine, las partes demandadas pudieron controvertir y tachar la prueba documental que
fue aportada por la entidad demandante y, especialmente, la copia simple del proceso penal que se allegó por
el actor, circunstancia que no acaeció, tanto así que ninguna de las partes objetó o se refirió a la validez de
esos documentos.
Por lo tanto, la Sala en aras de respetar el principio constitucional de buena fe, así como el deber de lealtad
procesal reconocerá valor a la prueba documental que ha obrado a lo largo del proceso y que, surtidas las
etapas de contradicción, no fue cuestionada en su veracidad por las entidades demandadas…
En otros términos, a la luz de la Constitución Política negar las pretensiones en un proceso en el cual los
documentos en copia simple aportados por las partes han obrado a lo largo de la actuación, implicaría
afectar –de modo significativo e injustificado– el principio de la prevalencia del derecho sustancial sobre el
formal, así como el acceso efectivo a la administración de justicia (arts. 228 y 229 C.P.)”.
De conformidad con la cita jurisprudencial que viene de verse y en aplicación de los principios de lealtad
procesal y de prevalencia del derecho sustancial sobre el formal, es claro entonces que la prueba documental
aportada en copia simple que ha obrado a lo largo del proceso y que, surtidas las etapas de contradicción, no
fue cuestionada en su veracidad tiene plena eficacia demostrativa.
24
Folios 413 al 415 del cuaderno de pruebas No. 1.
25
Folios 524 al 527 del cuaderno de pruebas No. 1.
26
Folios 528 al 657 del cuaderno de pruebas No. 1. Folios 1 al del cuaderno de pruebas No. 3.
- Certificado de reserva presupuestal del contrato No. 257-99, expedido por el Jefe
de Presupuesto del Jardín Botánico de Bogotá el 14 de octubre de 1999 27.
27
Folio 523 del cuaderno de pruebas No. 1.
28
Folio 520 al 522 del cuaderno de pruebas No. 1.
29
Folio 23 del cuaderno de pruebas No. 2.
30
Folios 13 y 22 del cuaderno de pruebas No. 2.
31
Folio 47 del cuaderno de pruebas No. 2.
32
Folios 512 al 516 del cuaderno de pruebas No. 1.
- Comunicaciones cruzadas entre la señora Martha Eduviges Hernández Mendoza
y la Directora del Jardín Botánico de Bogotá 33.
- Acta denominada “de terminación bilateral del contrato No. 257-99” suscrita el 25
de noviembre de 1999 únicamente por la Directora del Jardín Botánico de
Bogotá34.
- Resolución No. 001 del 14 de enero de 2000, a través de la cual la Directora del
Jardín Botánico “José Celestino Mutis” declaró la caducidad del contrato No. 257
de 1999 e hizo efectiva la garantía única de cumplimiento que amparaba el
contrato en mención. Reposa el Edicto notificando el contenido de la resolución en
mención, así como el recurso de reposición interpuesto por la señora Martha
Eduviges Hernández Mendoza en su contra35.
- Resolución No. 109 del 24 de marzo de 2000, mediante la cual la Directora del
Jardín Botánico de Bogotá “José Celestino Mutis”, resolvió de manera negativa el
recurso de reposición que se interpuso en contra de la Resolución No. 001 del
2000. Obra copia de la notificación personal a la señora Martha Eduviges
Hernández Mendoza de fecha 27 de marzo de 2000 36.
- Resolución No. 231 del 25 de julio de 2000, por medio de la cual la Directora del
jardín Botánico de Bogotá “José Celestino Mutis” liquidó unilateralmente el
contrato de consultoría No. 257 de 1999. En el anverso del folio 452 del cuaderno
de pruebas No. 1 obra constancia de la notificación personal a la señora Martha
Eduviges Hernández Mendoza. Así mismo reposa copia del Edicto notificando el
contenido de la resolución en mención37.
33
Folios 37 al 38, 40 al 41 del cuaderno de pruebas No. 2. Folios 501 al 502, 507 al 509 del cuaderno de
pruebas No. 1.
34
Folio 511 del cuaderno de pruebas No. 1.
35
Folios 425 al 428, 482 al 484, 485 y 486 del cuaderno de pruebas No. 1.
36
Folios 479 al 481 del cuaderno de pruebas No. 1.
37
Folios 422 al 424, 454 al 456 del cuaderno de pruebas No. 1.
38
Folios 198 al 201, 222 del cuaderno de pruebas No. 3.
- Otras comunicaciones dirigidas a la Oficina Jurídica del Jardín Botánico de
Bogotá “José Celestino Mutis” y a las Compañías de Seguros Cóndor S.A. y
Aurora S.A., relacionadas con la garantía que amparó el contrato No. 257/99 39.
- Resolución No. 035 del 10 de mayo de 2002, en virtud de la cual el Director del
Jardín Botánico “José Celestino Mutis”, consideró que si bien con la expedición de
la resolución que declaró la caducidad del contrato No. 257/99 se generó en
cabeza del Jardín Botánico “la expectativa del recaudo de TRES MILLONES
TRESCIENTOS OCHENTA Y CINCO MIL SEISCIENTOS OCHENTA Y OCHO
PESOS ($3.385.688.00) M/CTE. Correspondientes al cobro de la Garantía única
de cumplimiento…”, resultaba para la entidad demandada “excesivamente
dispendioso y desgastador” perseguir ese recurso ante la Compañía Aseguradora,
razón por la cual dispuso la “anulación del derecho contingente creado a favor del
Jardín Botánico, con ocasión de la expedición de la resolución 001 del 14 de
enero de 2000”40.
39
Folios 410 al 412, 416 al 421, 430 al 438, 448 del cuaderno de pruebas No. 1.
40
Folios 407 al 409 del cuaderno de pruebas No. 1.
41
Folios 439, 463 al 465, 478 del cuaderno de pruebas No. 1.
42
Folios 440 al 447 del cuaderno de pruebas No. 1.
43
Folios No. 1 al 210 del cuaderno de pruebas No. 1. Folios 245 al 447 del cuaderno de pruebas No. 3.
3.2. Testimonios.
4. Caso concreto.
44
Folios 211 al 407 del cuaderno de pruebas No. 1. Folio 14 al 21 del cuaderno de pruebas No. 2. Folios 448
al 638 del cuaderno de pruebas No. 3.
45
Folios 51 al 54 del cuaderno de pruebas No. 2.
“José Celestino Mutis”, mediante las cuales se declaró la caducidad del contrato
de consultoría No. 257-99.
46
En este sentido, el artículo 8 numeral 1º literal c) de la Ley 80 de 1993 reza: “DE LAS INHABILIDADES E
INCOMPATIBILIDADES PARA CONTRATAR.
“1o. Son inhábiles para participar en licitaciones o concursos y para celebrar contratos con las entidades
estatales:
…………….
“c) Quienes dieron lugar a la declaratoria de caducidad.”
artículo 14 ibídem47, en la medida en que ordena a las entidades estatales ejercer la
dirección general del contrato, al igual que les atribuye la responsabilidad de ejercer
su control y vigilancia, para garantía del cumplimiento de dichas finalidades. Los
anteriores preceptos justifican la existencia de las potestades y de las cláusulas
excepcionales que en todos los casos son materia de previsión legal.
Por último, encuentra la Sala que en el parágrafo del citado numeral se establece
que se prescindirá de la de la utilización de las cláusulas excepcionales “en los
contratos que se celebren con personas públicas internacionales, o de
cooperación, ayuda o asistencia; en los interadministrativos; en los de empréstito,
donación y arrendamiento y en los contratos que tengan por objeto actividades
comerciales o industriales de las entidades estatales que no correspondan a las
47
La norma dispone lo siguiente: “Art. 14.- Para el cumplimiento de los fines de la contratación, la
entidades estatales al celebrar un contrato:
1º.- Tendrán la dirección general y la responsabilidad de ejercer el control y vigilancia de la ejecución del
contrato. En consecuencia, con el exclusivo objeto de evitar la paralización o la afectación grave de los
servicios públicos a su cargo y asegurar la inmediata, continua y adecuada prestación, podrán, en los casos
previstos en el numeral 2º de este artículo, interpretar los documentos contractuales y las estipulaciones en
ellos convenidas, introducir modificaciones a lo contratado y, cuando las condiciones particulares de la
prestación así lo exijan, terminar unilateralmente el contrato celebrado.
En los actos en que se ejerciten algunas de las potestades excepcionales deberá procederse al reconocimiento
y orden de pago de las compensaciones e indemnizaciones a que tengan derecho las personas de tales
medidas y se aplicarán los mecanismos de ajuste de las condiciones y términos contractuales a que haya
lugar, todo con el fin de mantener la ecuación o equilibrio inicial.
Contra los actos administrativos que ordenen la interpretación, modificación y terminación unilaterales,
procederá el recurso de reposición sin perjuicio de la acción contractual que puede intentar el contratista,
según lo previsto en el artículo 77 de esta Ley.”
señaladas en el numeral 2o. de este artículo, o que tengan por objeto el
desarrollo directo de actividades científicas o tecnológicas, así como en los
contratos de seguro tomados por las entidades estatales”.
48
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 30 de noviembre de 2006, exp. 30832, M.P. Alier E.
Hernández Enríquez.
49
Al respecto dice el numeral 2 del artículo 14 de la ley 80: “2. Pactarán las cláusulas excepcionales al
derecho común de terminación, interpretación y modificación unilaterales, de sometimiento a las leyes
nacionales y de caducidad en los contratos que tengan por objeto el ejercicio de una actividad que
constituya monopolio estatal, la prestación de servicios públicos o la explotación y concesión de bienes del
Estado, así como en los contratos de obra. En los contratos de explotación y concesión de bienes del Estado
se incluirá la cláusula de reversión” (Negrillas fuera de texto).
Al segundo grupo pertenecen los contratos en los cuales se encuentra
prohibido pactar dichas cláusulas, de manera que, si se incluyen habrá
nulidad absoluta de la cláusula. A este grupo pertenecen, según el
parágrafo del art. 14 de la ley 80 “... los contratos que se celebren con
personas públicas internacionales, o de cooperación, ayuda o
asistencia; en los interadministrativos; en los de empréstito, donación y
arrendamiento y en los contratos que tengan por objeto actividades
comerciales o industriales de las entidades estatales que no
correspondan a las señaladas en el numeral 2o. de este artículo, o que
tengan por objeto el desarrollo directo de actividades científicas o
tecnológicas, así como en los contratos de seguro tomados por las
entidades estatales...”
Así las cosas, existe un cuarto grupo de contratos que corresponden a aquellos
negocios jurídicos que no se encuentra incluidos en ninguno de los tres grupos a
los que alude el citado artículo 14 ibídem y en los cuales no resulta posible incluir
cláusulas excepcionales como la declaratoria de caducidad.
Sea lo primero advertir que para la Sala resulta imperativo examinar de oficio el
tema relacionado con la competencia de la entidad demandada para incluir en el
contrato de consultoría No. 257-99 la cláusula de caducidad del contrato, así como
para declararla.
de competencia son de orden público: la incompetencia debe ser declarada de oficio por el juez, incluso si el
demandante no la ha invocado en apoyo de su demanda. Ella no puede ser convalidada por la aprobación
ulterior de la autoridad competente.” (Resalta la Sala) (RIVERÓ, Jean: Derecho Administrativo, Instituto de
Derecho Público, Facultad de Ciencias Jurídicas, Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1984. P.274)
54
Nota original: La legalidad ha sido definida por Georges Vedel como “la cualidad de lo que es conforme a
la ley. La legalidad expresa así la conformidad al derecho y es sinónimo de regularidad jurídica” Cfr.
VEDEL, Georges, Derecho Administrativo, traducción de la sexta edición francesa, Biblioteca Jurídica
Aguilar, Madrid, 1980, p. 219.
55
Nota original: Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencia de 16
de febrero de 2006; Consejero Ponente: Ramiro Saavedra Becerra; Expediente: 13414.
56
Nota original: GIRALDO CASTAÑO, Jesael Antonio, Derecho Administrativo General, 5ª edición,
Editorial Marín Vieco Ltda., Medellín, 1995, p. 59.
57
Nota original: Sentencia de 16 de febrero de 2006, Exp. 13414, M.P. Ramiro Saavedra Becerra.
58
Nota original de la sentencia citada: BETANCUR JARAMILLO, Carlos; Derecho Procesal Administrativo
Señal Editora, 5ª ed.; pág. 209. Afirma el profesor Betancur, que el carácter de orden público que tienen las
normas que atribuyen las competencias funcionales, “...permite su declaratoria oficiosa por el juzgador,
aunque el demandante no la haya invocado en apoyo de su petición”. Por su parte, en la doctrina argentina, la
incompetencia en razón de la materia es considerada como un “vicio muy grave”, calificación que hace que
el acto sea inexistente, lo cual puede ser declarado de oficio en sede judicial (DROMI, Roberto; Ob. cit., Págs.
244 y 245).
(Art. 121 y 122 Constitución Política), es posible su examen en forma
oficiosa por el juzgador’59.
Encuentra la Sala que la controversia que dio origen al presente proceso tuvo su
génesis en la declaratoria de caducidad del contrato de consultoría No. 257
celebrado el 14 de octubre de 1999 entre el Jardín Botánico de Bogotá “ José
Celestino Mutis” y la señora Martha Eduviges Hernández Mendoza.
59
Nota original: Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencia del 11
de mayo de 1999; Expediente 10.196. Actor: Sociedad Brogra Ltda.
60
CONSEJO DE ESTADO. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Sentencia de agosto 29
de 2007. Exp. 15.324. C.P. Mauricio Fajardo Gómez.
“DÉCIMA: CADUCIDAD. El Jardín Botánico declarará la caducidad del
presente contrato por cualquiera de las causales previstas en la Ley 80
de 1993, de acuerdo a los procedimientos señalados en la
normatividad…”.
Así las cosas, encuentra la Sala que en este caso la entidad demandada carecía
de competencia funcional para declarar la caducidad del contrato No. 257-99,
razón por la cual la Sala procederá a declarar la nulidad de las Resoluciones Nos.
001 del 14 de enero de las 2000 y 109 del 24 de marzo de la misma anualidad
proferidas por el Jardín Botánico de Bogotá “José Celestino Mutis”.
Observa la Sala que la cláusula décima del contrato No. 257/99, a través de la
cual se facultó al Jardín Botánico de Bogotá “José Celestino Mutis” para que
61
Sentencia proferida el 9 de julio de 2014 por el Consejo de Estado, Sección Tercera, Subsección A. Rad.
No. 33831.
declarara la caducidad del contrato en mención, se encuentra viciada de nulidad
absoluta, toda vez que la misma habilita a la Administración a ejercer una potestad
de la cual no goza respecto de este tipo de contratos, tal como se indicó
anteriormente.
En este caso la cláusula décima octava del contrato No. 257-99 se encuentra
viciada de nulidad por objeto ilícito por contravenir normas de orden público, en
tanto que por tratarse de un contrato de consultoría, no resultaba posible pactar la
cláusula de caducidad del contrato, dado que dicha estipulación es a todas luces
contraria al mandato constitucional según el cual la autoridad pública no puede
hacer sino aquello que la Ley le autorice, norma que delimita el campo de acción
de la Administración frente a los administrados y que goza de la naturaleza de
orden público.
5. Indemnización de perjuicios.
62
En la forma en que fue modificado por el artículo 32 de la Ley 446 de 1998.
63
Sentencia proferida el 28 de septiembre de 2011 por el Consejo de Estado, Sección Tercera. M.P. Ruth
Stella Correa Palacio. Rad. No. 15476.
Al no haber percibido el valor del contrato en la oportunidad Contractual
establecida, produce un interés comercial que debe resarcirse por la entidad
contratante hasta la fecha de ejecutoria de la sentencia que estimo equivalente al
40% del valor del contrato…………………………………………………………..
$13.000
Por concepto de perjuicios morales pidió la suma de quinientos (500) gramos oro.
En cuanto tiene que ver con el valor de los términos de referencia, de la póliza
única de cumplimiento y de la publicación del contrato No. 257-99 en la Gaceta
Distrital, encuentra la Sala que no hay lugar a reconocer suma alguna por esos
conceptos, en tanto que esos rubros no son factores indemnizables ni de
reconocimiento, comoquiera que -para el momento en que ocurrieron los hechos
de la demanda- eran costos en los que tenían que incurrir todos los proponentes
para participar en un proceso de selección y que, en consecuencia, debía asumir
todo aquel que se presentara a un proceso de selección y, desde luego, el
adjudicatario del contrato.
En relación con el valor que pretende la parte actora que le sea devuelto por
concepto de la publicación en el diario “El Siglo” de la resolución que declaró la
caducidad del contrato en mención, no hay prueba en el expediente de que la
parte actora hubiera incurrido en ese gasto, así como tampoco hay factura o
cuenta alguna en la que conste el precio de la señalada publicación, razón por la
cual habrá de negarse ese pedimento.
En lo que tiene que ver con el valor equivalente al diez por ciento (10%) del valor
del contrato No. 257-99, correspondiente a la sanción penal pecuniaria, ha de
decirse que no existe prueba de que la contratista hubiese cancelado dicha suma
de dinero en favor de la entidad demandada, de ahí que tampoco habrá lugar a
reconocer suma alguna por ese concepto.
Valga precisar que mediante la Resolución No. 035 expedida el 10 de mayo de
2002, el Director del Jardín Botánico de Bogotá renunció a perseguir los recursos
provenientes del cobro de la garantía única de cumplimiento consignada en la
póliza No. 99461000035, con lo cual no habría lugar a reclamar y menos aún a
reconocer ningún dinero por ese concepto.
64
“Cláusula cuarta. Valor del contrato. Para todos los efectos legales y fiscales el valor total del presente
contrato es la suma de TREINTA Y TRES MILLONES OCHOCIENTOS CINCUENTA Y SEIS MIL
OCHOCIENTOS OCHENTA PESOS ($33’856.880,00) M/CTE, incluidos los gastos en que deba incurrir el
Contratista para la ejecución del mismo…”.
65
Consejo de Estado, Sección Tercera, Sala Plena. Rad: 15024. M.P. Danilo Rojas Betancourth.
Valga la pena señalar que la posición asumida por la Sala Plena de la Sección Tercera en esa oportunidad ya
había sido acogida en la sentencia de 28 de abril de 2010, expediente No. 17.935, C.P. (E) Mauricio Fajardo
Gómez.
Así pues, comoquiera que el precio total del contrato era de treinta tres millones
ochocientos cincuenta y seis mil ochocientos ochenta pesos ($33’856.880), el diez
(10%) del valor del contrato corresponde a la suma de tres millones trescientos
ochenta y cinco mil seiscientos ochenta y ocho pesos ($3’385.688), suma que
equivale a la utilidad esperada por la contratista, la cual se procederá a actualizar
a continuación.
En el asunto sub judice la fecha que se utilizará como aquella a partir de la cual la
contratista esperaba recibir la utilidad del contrato es el 25 de enero de 2000. La
Sala llega a esta fecha con base en el siguiente análisis: la duración del contrato,
de acuerdo con la cláusula sexta, era de 3 meses, los cuales habrían de empezar
a contarse, de acuerdo con la misma cláusula, a partir del día hábil siguiente a la
aprobación de la garantía única de cumplimiento, lo que ocurrió el 22 de octubre
de 1999, de ahí que el contrato de consultoría vencía el 25 de enero del 2000,
fecha máxima en la que la contratista esperaba recibir el total de la utilidad que
devengaría con la ejecución del contrato.
Vh x Indice final
Vp= ----------------------
Indice inicial
57,73 (enero/2000)
Vp= $ 6’973.708,95
En relación con los intereses que se pide sobre esta cifra, la Sala considera que
no hay lugar a condenar a la entidad demandada por tal concepto, puesto que las
resoluciones mediante las cuales se declaró la caducidad del contrato No. 257-99
se presumen ajustadas al ordenamiento jurídico hasta que la presente sentencia
que declarará su nulidad se halle en firme, de ahí que la obligación de pago
reconocida en esta providencia sólo surge a partir de su ejecutoria.
En relación con los perjuicios morales reclamados por la parte actora, resulta
pertinente establecer, como lo señaló la Corporación en sentencia del 8 de febrero
de 200166, que en materia contractual es perfectamente válido que el Juez
condene por concepto de perjuicios morales causados con ocasión de la actividad
contractual estatal, no obstante, dicho reconocimiento está condicionado, al igual
que la indemnización por cualquier otro tipo de perjuicio, a la prueba de su
existencia. Al respecto manifestó:
66
Consejo de Estado, Sección Tercera. Rad:12848 M.P. María Elena Giraldo Gómez.
“En general, la doctrina del Consejo de Estado 67 ha sido reacia a
reconocer el perjuicio moral tratándose de responsabilidad patrimonial
contractual o precontractual, aunque no niega su procedencia en el
evento de que se presentare lesión a alguno de los bienes
extrapatrimoniales (honor, reputación, etc.) y estuviese demostrada en
el expediente. En el subjudice no procede la condena por daño moral
solicitada por el actor por cuanto no hay una sola prueba que así lo
indique y los perjuicios no pueden presumirse del sólo incumplimiento
obligacional(68).
Así las cosas, sin duda alguna, la prueba del perjuicio es condición necesaria para
que proceda su restablecimiento y como quiera en el presente asunto la parte
demandante no acreditó la existencia de los perjuicios morales, no habrá lugar a
concederlos.
Por último, la Sala tampoco reconocerá suma alguna por concepto de agencias en
derecho y las denominadas por la parte actora en la demanda “erogaciones
pecuniarias” en que, según la parte actora, habría incurrido en este proceso. Lo
anterior habida cuenta que no hay prueba en el expediente de esos gastos.
6. Condena en costas.
Finalmente, toda vez que para el momento en que se profiere este fallo, el artículo
55 de la Ley 446 de 1998 indica que sólo hay lugar a la imposición de costas
cuando alguna de las partes haya actuado temerariamente y, en el sub lite, debido
a que ninguna procedió de esa forma, no habrá lugar a imponerlas.
67
Ver: Consejo de Estado. Sección Tercera. Sentencia de julio 25 de 1985. Expediente 2963 Magistrado
Ponente Julio Cesar Uribe Acosta; Sentencia del 24 de septiembre de 1987. Expediente 4039. Magistrado
Ponente Jorge Valencia Arango y Sentencia del 24 de agosto de 1990. Expediente 5712. Consejo Ponente
Gustavo De Greiff Restrepo.
68
Sentencia proferida dentro del expediente 10038 el día 6 de marzo de 1997; actor: Oscar Gómez España.
En mérito de lo expuesto, el Consejo de Estado, en Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección Tercera, administrando justicia en nombre de la República
de Colombia y por autoridad de la ley,
FALLA