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1.- SAL Y LUZ La sal y la luz son dos elementos de la vida cotidiana y doméstica, necesarios y
útiles para los quehaceres ordinarios. La sal, con sus múltiples funciones, nos habla de sabor, de
su capacidad de conservar los alimentos y evitar su corrupción. Por otro lado, la luz que ilumina y
orienta, tan necesaria para realizar las diferentes actividades y tan preciada cuando la oscuridad o
la noche se hace presente. Sal y luz son imágenes usadas por Jesús para designar la misión de sus
seguidores: unidos a Él brindar el gusto y el brillo del Evangelio al mundo donde comparten su
existencia. Gusto y resplandor en medio de tantas situaciones desabridas y opacas, deslucidas e
insípidas.
2.- TEXTO BIBLICO - Hch. 11,24-30; Hch. 20,35 11,24. Bernabé era un hombre bondadoso,
lleno del Espíritu Santo y de mucha fe. Y una gran multitud adhirió al Señor. 25. Entonces partió
hacia Tarso en busca de Saulo, 26. y cuando lo encontró, lo llevó a Antioquía. Ambos vivieron
todo un año en esa Iglesia y enseñaron a mucha gente. Y fue en Antioquía, donde por primera vez
los discípulos recibieron el nombre de 'cristianos'. 27. En esos días, unos profetas llegaron de
Jerusalén a Antioquía. 28. Uno de ellos, llamado Agabo, movido por el Espíritu, se levantó y
anunció que el hambre asolaría toda la tierra. Esto ocurrió bajo el reinado de Claudio. 29. Los
discípulos se decidieron a enviar una ayuda a los hermanos de Judea, cada uno según sus
posibilidades. 30. Y así lo hicieron, remitiendo las limosnas a los presbíteros por intermedio de
Bernabé y de Saulo. 20,33. En cuanto a mí, no he deseado ni plata ni oro ni los bienes de nadie.
34. Ustedes saben que con mis propias manos he atendido a mis necesidades y a las de mis
compañeros. 35. De todas las maneras posibles, les he mostrado que así, trabajando duramente, se
debe ayudar a los débiles, y que es preciso recordar las palabras del Señor Jesús: 'La felicidad está
más en dar que en recibir'.
3.- MEDITACION Las comunidades cristianas de los orígenes junto a la oración en común, a la
fracción del pan compartida, se distinguieron por la comunión de bienes y la solidaridad fraterna
con los más pobres. Que nadie pasara necesidad y que todos pudieran cubrir sus carencias era un
signo de unidad y de comunidad, como también, un aspecto que se denunciaba con firmeza y
fuerza cuando no se practicaba. La fe recibida en el bautismo junto con la profesión de Jesús
como Señor y Salvador conlleva una dimensión social que compromete con la promoción y
dignidad de todo hombre. La fe requiere las obras que las atestigua, la fe es portadora de semilla
y fermento de transformación de las realidades históricas. La fe cristiana se expresa como misión
auténtica cuando está totalmente comprometida con la salvación del mundo. El testimonio de la
caridad, el compromiso por la paz y la justicia, el respeto y cuidado a la vida humana y a su
dignidad, especialmente de los más pobres, estructuran la misión de la Iglesia en torno al anuncio
de la Pascua de Jesucristo. La misión sustentada por el anuncio y testimonio de los valores del
Reino prolonga la Encarnación del Verbo, su obra salvífica y transformadora en favor de la
liberación de los pobres, de la erradicación del mal y de la reconciliación, de la sanación y de la
conversión, de la comunión y de la vida en abundancia para todos. En Jesús, Dios se identifica
tan estrechamente con el destino de los pobres y de los más humildes que, en cierta medida, ellos
le representan y la actitud que con ellos se adopte tiene valor de salvación y eternidad. La
confesión cristológica es inseparable de la opción por los pobres. La opción preferencial por los
pobres es un “amor preferencial por los pobres”. Para el cristiano coherente con el Evangelio no
es una opción elegir o no la caridad para con los pobres. Si se opta por el Evangelio, no es
optativo el amor a los pobres. Esta preferencia del amor cristiano no es exclusiva, ni excluyente
sino inclusiva: forma parte integral del mensaje de la Buena Nueva. La acción y el compromiso
por la justicia y la paz, por los pobres y los marginados, y por la integridad de la creación, se
desprenden de la fe en Jesucristo y de ser como Iglesia signo y sacramento de su presencia en el
mundo, sal y luz, fermento y levadura, que desde lo cotidiano va alentando una tierra y cielo
nuevos. La Iglesia junto a la liturgia, al kerigma y a la catequesis, coloca la diaconía y la Doctrina
Social que indica la necesidad de un modelo de desarrollo basado en la mejora de la persona y en
la mejora de las relaciones interpersonales de solidaridad. La periferia más desolada de la
humanidad necesitada de Cristo es la indiferencia hacia la fe o incluso el odio contra la plenitud
divina de la vida. Cualquier pobreza material y espiritual, cualquier discriminación de hermanos y
hermanas es siempre consecuencia del rechazo a Dios y a su amor. La Palabra y el Espíritu nos
mueven a sumergirnos mejor en la realidad, intentando comprenderla y escucharla desde dentro
sin quedar presos de la misma, sino descubriendo semillas de Evangelio y de transformación
desde el amor y la misericordia. El mandamiento y gesto de amor y los pobres son el memorial
continuo de la Pascua del Señor, ellos con sus múltiples rostros manifiestan por siempre la
presencia pascual de Jesús entre nosotros.
5.- SÚPLICAS El Señor es muy bueno con todos, su ternura abraza a cada criatura. Él está cerca
de todos los que sinceramente lo invocan. Con confianza de hijos le suplicamos. “Señor danos un
corazón un corazón grande para amar.”
Para que todos los bautizados renovemos el compromiso y el amor por la caridad hacia los
más pobres, olvidados y por quienes son sometidos a nuevas esclavitudes. Roguemos al Señor
Por la Iglesia para que exprese la proximidad a los pobres, a los últimos, a las situaciones de
privación humanas –materiales o espirituales– para que desenmascare estructuras sociales
injustas y opresivas. Roguemos al Señor
Por nuestra comunidad para que promueva nuevas relaciones contra el individualismo y la
indiferencia, para que sean espacios de nuevos vínculos que ayuden a crecer en aceptación,
comunión y comunicación. Roguemos al Señor. Para quienes poseen el poder de encauzar los
sistemas políticoseconómicos nacionales e internacionales ayuden a evitar nuevas y más
dramáticas crisis, y orienten hacia un desarrollo real e integral, sólido y sostenible en el tiempo y
respetuoso de la creación. Roguemos al Señor.
Por las instituciones y organismos que atienden a emigrantes, refugiados y perseguidos,
desempleados, familias heridas, enfermos, víctimas de dependencias, sean apoyadas con la
solidaridad de todos. Roguemos al Señor
Por los empresarios, negociantes y quienes tienen capacidad de generar empleos pongan en el
centro a la persona y el bien común, evitando la lógica unilateral de la maximización del
beneficio propio. Roguemos al señor
Si el amor de Dios impregna a todas las criaturas es porque todas son obra suya y, por lo tanto, el
suyo es un amor universal, lleno de cuidado para todos los seres humanos, sin discriminación
alguna. Nosotros llamados a reflejar su amor en el cuidado y atención a los demás invocamos a
Dios, diciéndole: Padre nuestro… Pedimos a la Virgen María, Reina de los Apóstoles y Madre de
la Iglesia que nos anime siempre con el testimonio de su fe y con la confianza serena de su
materna intercesión. María es consuelo y esperanza para cuantos nos sentimos cansados y
agobiados, conoce nuestras angustias y aflicciones. Que nos ayude a ser instrumentos de
misericordia y como Iglesia samaritana asistamos a los más necesitados con lo que tenemos, el
aceite de la misericordia y el vino del amor. AVE MARIA …
6.- ORACION FINAL “Queremos Señor ser un Iglesia pobre y de los pobres, que abraza, con su
amor, a todos los afligidos por la debilidad humana; y reconoce en los pobres y en los que sufren
la imagen de Jesús y se esfuerza a remediar sus necesidades y procura servir en ellos al Señor.
Ayúdanos a ser tierra de encuentro y de hospitalidad para todos. Ayúdanos a dar frutos de amor
fraterno y de solidaridad en la ofrenda de la vida, en el compartir los bienes y dones, y a dejarnos
evangelizar por los pobres. Amén”. GLORIA AL PADRE, Y AL HIJO, Y AL ESPÍRITU
SANTO…
7.- MAGISTERIO DEL PAPA FRANCISCO PARA SEGUIR RUMIANDO Evangelii Gaudium
nº 188 “La Iglesia ha reconocido que la exigencia de escuchar este clamor brota de la misma obra
liberadora de la gracia en cada uno de nosotros, por lo cual no se trata de una misión reservada
sólo a algunos: «La Iglesia, guiada por el Evangelio de la misericordia y por el amor al hombre,
escucha el clamor por la justicia y quiere responder a él con todas sus fuerzas». En este marco se
comprende el pedido de Jesús a sus discípulos: «¡Dadles vosotros de comer!» (Mc 6,37), lo cual
implica tanto la cooperación para resolver las causas estructurales de la pobreza y para promover
el desarrollo integral de los pobres, como los gestos más simples y cotidianos de solidaridad ante
las miserias muy concretas que encontramos. La palabra «solidaridad» está un poco desgastada y
a veces se la interpreta mal, pero es mucho más que algunos actos esporádicos de generosidad.
Supone crear una nueva mentalidad que piense en términos de comunidad, de prioridad de la vida
de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos”.
Catequesis del Papa “Jesús no se limitó a donarles alimento, ha ofrecido su Palabra, su consuelo,
su salvación, su vida, pero ciertamente ha hecho también esto: ha tenido atención del alimento
para el cuerpo”. “Nosotros, sus discípulos no podemos hacer como si nada. Solamente
escuchando las más sencillas peticiones de la gente o poniéndose cerca de sus situaciones
existenciales concretas se podrá ser escuchado cuando se habla de valores superiores. El amor de
Dios por la humanidad hambrienta de pan, de libertad, de justicia, de paz, y sobre todo de su
gracia divina nunca falla. Jesús continúa también hoy quitando el hambre, haciéndose presencia
viva que da consuelo, y lo hace a través nuestro, por lo que el Evangelio nos invita a estar
disponibles. Frente al grito de hambre de tantos hermanos y hermanas en todas partes del mundo,
no podemos quedarnos como meros espectadores alejados y tranquilos”. (29.7.2018)
Ver menos
Don José Manuel acoge la visita del cardenal de Madrid, Mons. Carlos Osoro, a la parroquia
y a la obra social beato Álvaro del Portillo. Fotos: @FJBerguizas
José Manuel Horcajo es el párroco de san Ramón Nonato desde hace 9 años.
Misa. Oraciones. Bodas, bautizos y comuniones. Y mucho más, porque este
templo, que parece una fábrica, es, en realidad, un parque de atracciones de
esperanzas con su obra social familiar Álvaro del Portillo.
Sacramentos y tápers
Cuando José Manuel Horcajo se ordenó sacerdote en 2001 nunca pensó que
este sería su ministerio, a medio camino entre bautizar y ofrecer un táper de
lentejas. Entre evangelizar y montar de la nada un comedor social por el que
hoy circulan 300 personas todos los días.
¿Cómo duerme usted en paz con tantos problemas ajenos sobre sus carnes?
“Eso mismo me pregunta mi madre. ¿Cómo aguantas, hijo? Pues aguanto con
alegría. Soy un observador de milagros constantes: personas que cambian,
personas que vuelven a sonreír, personas que entierran sus depresiones. Dios
arregla muchos problemas”. Entre tripas que suenan, corazones maltratados,
mujeres lapidadas en sus casas y agobios imposibles desde principios de mes,
Horcajo va arreglando el barrio y va construyendo su sacerdocio, con la ayuda
de muchos voluntarios generosos que nacieron para no mirar el reloj ni pedir
nada a cambio.
Hace nueve años, cuando José Manuel llegó a este templo del lado oscuro de
Madrid, decidió abrir la parroquia durante todo el día. Los vecinos entraban,
rezaban, pedían catequesis, un bautismo, muchas confesiones, “y nos dimos
cuenta de que había tanta pobreza a nuestro alrededor que teníamos que dar
una respuesta, más allá de ofrecer una bolsa de comida de vez en cuando”.
Aquí, los curas son sacerdotes con el corazón rojo como la sangre que no se
cansan de bombear pan, palabra e ilusión. Lo dice José Manuel haciendo
balance: “Quizás suena a frase poética, pero yo me la creo de verdad: el Señor
me ha casado con los pobres, y estoy encantado. Es algo que nunca jamás me
podía imaginar”.
Cada día el comedor social de San José ofrece trescientas comidas a vecinos de Puente de
Vallecas.
Los feligreses de este sagrado corazón de ladrillo visto están a gusto. Muchos
han encontrado a Dios entre las bolsas de basura. Algunos han recuperado su
dignidad. Otros, están en ello. Todos ven una luz potente al final del túnel.
Pero, claro, este emporio social tiene un precio. Muchas personas que no han
encontrado una respuesta en los servicios sociales vienen aquí. A poner el
cazo. Alquileres, luz, agua, comida. La solidaridad es gratis, pero las cosas
cuestan. En concreto, cada mes de acción social le sale a Horcajo por 5.000
euros. Los donativos del principio van menguando y la nevera no se repone del
todo. A estas alturas de la aventura, el párroco va cubriendo el 60 por ciento
de la factura y él también necesita cheques sencillos para seguir remando en
un mar de números rojos cada vez más acuciantes y donde nos es posible que
se abran las aguas para huir hacia delante.
Al César, lo que es del César. Las deudas están ahí. Los beneficios, están
claros. Todos los que pisan esta parroquia se llevan algo, aunque sea un
premio de consolación. El propio Horcajo admira “que Dios me haya
aumentado la paciencia, porque para servir a los demás hace falta una buena
dosis de paciencia. Uno que te cuenta una cosa diez veces, otro al que debes
explicarle un procedimiento en seis ocasiones. Una que se enfada y se va, pero
vuelve. Otro que discute y monta un pollo, pero luego regresa, aunque sea sin
pedir perdón”.
Paciencia y cintura.
José Manuel se levanta. Le tiemblan un poco las piernas, admite, porque a ver
por dónde le sale el arrojo.
—¿Cómo que te invite a una cerveza? ¡Invítame tú, que yo tengo que dar de
comer ahora a 200 personas del barrio! ¡A ver si me ayudas un poco!
—¡Anda, cura, estás mintiendo! ¡La iglesia miente! ¡No está con los pobres!
—¡Calla! ¡Que es verdad que este cura da de comer a los pobres, que me vecina
va allí a ese comedor social!
—¡Pues que nos inviten a una cerveza sus amigos, que deben ser del Opus!
El cura de barrio abre su parroquia al alba y la cierra casi después de que eche
el pestillo el último bar. En medio, voces que piden auxilio. Pase, vamos a
buscar su hueco, vamos a estudiar su caso, vamos a intentar no hacerle
esperar. Un plato lleno. Un trabajo. Un techo. Aquí, el que llama encuentra un
lugar donde agarrarse.
En esta parroquia caben todos y no sobra nada. Pero faltan recursos para
seguir azuzando el cotarro.
España en el año 1200. Recibió el sobrenombre de non natus (no nacido), porque
su madre murió en el parto antes de que el niño viese la luz. Con el permiso de su
padre, el santo ingresó en la orden de los Mercedarios, que acababa de fundarse.
San Pedro Nolasco, el fundador, recibió la prefesión de Ramón en Barcelona.
Progresó tan rápidamente en virtud que, dos o tres años después de profesar,
sucedió a San Pedro Nolasco en el cargo de "redentor o rescatador de cautivos".
Enviado al norte de Africa con una suma considerable de dinero, Ramón rescató en
Argel a numerosos esclavos. Cuando se le acabó el dinero, se ofreció como rehén
por la libertad de ciertos prisioneros cuya situación era desesperada y cuya fe se
hallaba en grave peligro. Pero el sacrificio de San Ramón no hizo más que
exasperar a los infieles, quienes le trataron con terrible crueldad. Sin embargo, el
magistrado principal, temiendo que si el santo moría no se pudiese obtener la suma
estipulada por la libertad de los prisioneros a los que representaba, dio orden de
que se le tratase más humanamente. Con ello, el santo pudo salir a la calle, lo que
aprovechó para confortar y alentar a los cristianos y hasta llegó a convertir y
bautizar a algunos mahometanos. Al saberlo, el gobernador le condenó a morir
empalado, pero quienes estaban interesados en cobrar la suma del rescate
consiguieron que se le conmutase la pena de muerte por la de flagelación. San
Ramón no perdió por ello el valor, sino que prosiguió la tarea de auxiliar a cuantos
se hallaban en peligro, sin dejar escapar la menor ocasión de ayudarlos.
San Ramón encaró dos grandes dificultades. No tenía ya un solo centavo para
rescatar cautivos y predicar el cristianismo a los musulmanes equivalía a la pena de
muerte. Pero nada lo detuvo ante el llamado del Señor. Conciente del martirio
inminente, volvió a instruir y exhortar tanto a los cristianos como a los infieles. El
gobernador, enfurecido ante tal audacia, ordenó que se azotase al santo en todas las
esquinas de la ciudad y que se le perforasen los labios con un hierro candente.
Mandó ponerle en la boca un candado, cuya llave guardaba él mismo y sólo la
daba al carcelero a la hora de las comidas. En esa angustiosa situación pasó San
Ramón ocho meses, hasta que San Pedro Nolasco pudo finalmente enviar algunos
miembros de su orden a rescatarle. San Ramón hubiese querido quedarse para
asistir a los esclavos en Africa, sin embargo, obedeció la orden de su superior y
pidió a Dios que aceptase sus lágrimas, ya que no le había considerado digno de
derramar su sangre por las almas de sus prójimos.
A su vuelta a España, en 1239, fue nombrado cardenal por Gregorio IX, pero
permaneció tan indiferente a ese honor que no había buscado, que no cambió ni sus
vestidos, ni su pobre celda del convento de Barcelona, ni su manera de vivir. El
Papa le llamó más tarde a Roma. San Ramón obedeció, pero emprendió el viaje
como el religioso más humilde. Dios dispuso que sólo llegase hasta Cardona, a
unos diez kilómetros de Barcelona, donde le sorprendió una violenta fiebre que le
llevó a la tumba. El santo tenía aproximadamente treinta y seis años cuando murió
el 31 de agosto de 1240. Cardona pronto se transformó en meta de peregrinaciones.
Fue sepultado en la capilla de San Nicolas de Portell.
San Ramón Nonato es el patrono de las parturientas y las parteras debido a las
circunstancias de su nacimiento.
La comisión nombrada por el Papa Benedicto XIV propuso suprimir del calendario
general la fiesta de San Ramón por la dificultad de encontrar documentos
fidedignos sobre su vida
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San Ramón Nonato
Santo
Historial
Sumario
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1 Biografía
o 1.1 Nacimiento
o 1.2 Infancia
o 1.3 Barcelona
o 1.4 Martirio
2 Fuentes
Biografía
Nacimiento
En la provincia de Lérida (España), en
una casita de campo, cerca del pueblo
del Portell, y descendientes de las Religión o Mitología Catolicismo
nobles familias de los Fox y
Cárdenas, vino al mundo este niño de Sincretismo Osain
modo milagroso ya que fue extraído
del vientre de su madre cuando ella
ya estaba muerta, de aquí el Día celebración 31 de agosto.
sobrenombre con que es conocido,
"No-Nato": no nacido. Fecha de canonización 1657 por Alejandro VII
Barcelona
Al poco tiempo de llegar a Barcelona, Ramón se entregó a una vida de profundo estudio
pero no menos se dedicó a la vida de piedad. Para ello, en lugar de hacer amistad con
ricos, se preocupaba de los libros y de los necesitados. Al enterarse, su padre le mandó
volver a Portell y allí le encargó el cuidado de unas ovejillas. Hizo amistad con otros
pastores, pero como el demonio no duerme, pronto algún envidiosillo le acusó al amo
de las ovejas de que abandonaba el ganado. El amo le creyó y cierto día le siguió de
lejos para ver si era verdad.
Por este tiempo es cuando se puso al servicio total de la Virgen María y bajo su amparo.
Un día, mientras cuidaba de sus ovejillas, le habló así:
Hasta los oídos de Ramón llegaron los prodigios que obraba en Barcelona un joven
llamado Pedro Nolasco(posteriormente Santo) que trataba de fundar una Orden para
redención de los pobres cautivos, que, caídos en manos de los sarracenos, eran
llevados a las mazmorras de África. Marchó a Barcelona y se encontró con él y se puso
a su servicio y bajo su dirección espiritual.
En Barcelona se entregó a hacer obras de caridad por las calles y en los domicilios
particulares. Sobre todo, dejó huellas de su gran caridad para con toda clase de
enfermos en el Hospital de Santa Eulalia.
Martirio
Por fin iba a llegar al heroísmo su caridad. Se entregó a cambio de un cautivo y estuvo
en las cárceles de Argel. Grandes sufrimientos padeció allí por amor a Jesucristo y a
sus hermanos los hombres. Era por el 1237. Predicaba tanto y con tanto enardecimiento
de Cristo que, para evitarlo, los moros le pusieron un candado en su boca. Como
premio, el Papa le hizo cardenal de la Iglesia pero no se enorgulleció por ello.
Enamorado de Jesús Eucaristía y de María, partía a la eternidad por el año 1240.
«Atender al pobre no es darle
comida, es lograr que sea feliz y
responsable»
El objetivo de su labor se explica con una vivencia que él mismo cuenta, casi como
anécdota. En una ocasión, José Manuel Horcajo, párroco de la parroquia San
Ramón Nonato (Madrid), prestó 200 euros y su propio coche a una persona que
arrastraba a sus espaldas problemas de alcohol y drogas. El encargo era comprar en
Alcobendas un castillo hinchable para un fiesta. Y lo cumplió. Ese gesto de
confianza le cambió la vida a aquel hombre. «Me dijo que, más que entrar a la
iglesia a confesarse, lo que le ayudó fue el hecho de que alguien, por primera vez
en décadas, confiase en él», concluye Horcajo al contar esta historia.
Para lograr ese cambio en las vidas de aquellos que más lo necesitan, el párroco
juzgó necesario «no solo hablar de las cosas buenas, sino estar realmente con los
pobres» y ofrecerles el apoyo necesario para «que ellos, que al principio vienen
pidiendo ayuda, se conviertan en voluntarios y sean ellos los que ayuden a otros».
El efecto que esto produce, aseguró, es un «cambio en la vida» de estas personas,
que «salen del vacío en el que se encontraban» y se genera en ellos «una nueva
responsabilidad». La mejor terapia, insistió, «es el voluntariado, porque se alejan
del victimismo y se hacen cargo de su vida».
«Hay salida»
Entre las personas que acuden a su parroquia en busca de ayuda, en el barrio
Puente de Vallecas, se encuentran muchas mujeres víctimas de malos tratos.
«Siempre hubo violencia machista. Me alegra que ahora la sociedad reaccione ante
eso», señaló, confiado en que «hay salida» para esas situaciones y para que «esas
mujeres que se encuentran envueltas en esos problemas sean rescatadas».
Muy pronto fue enviado con una gran cantidad de dinero a rescatar a los católicos que
estaban esclavizados por los musulmanes en África. Allá gastó todo el dinero en conseguir
la libertad de muchos cristianos y enviarlos otra vez a su patria, de donde habían sido
llevados secuestrados por los enemigos de nuestra religión.
Cuando se le acabó el dinero se ofreció el mismo a quedarse como esclavo, con tal de que
libertaran a algunos católicos que estaban en grave peligro de perder su fe y su religión por
causa de los atroces castigos que los mahometanos les infligían.
Se le llama Nonato (no-nacido) porque nació
después de morir su madre. Ella murió al dar a
luz. Después de la muerte le hicieron cesárea
para que el niño pudiera nacer.
A San Ramón le rezan las mujeres que van a tener un hijo, para
que les conceda la gracia de dar a luz sin peligro ni tormentos.