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A ti, joven, que estás atenta a escuchar la Voz del Señor en las grandes
interrogantes de la humanidad…
A ti, que vives inquieta y cuestionada por lo que acontece en torno tuyo y en el
mundo entero…
A ti, joven que te sientes amada por Cristo, elegida por Él para servir amando a los
más necesitados…
A ti, que te sientes atraída por la Vida Religiosa Misionera, para que todos
conozcan a nuestro Padre Dios y a su Enviado, Jesucristo…
A ti, joven de corazón noble y audaz, dispuesta a aceptar y vivir la misión que
Cristo Jesús quiere de ti…
A ti, dedicamos este folleto como una propuesta de vida al estilo de Jesucristo
Redentor; desde la vivencia como Misionera Catequista de los Pobres.
Las Misioneras Catequistas de los Pobres, felices de haber sido llamadas por el
Señor Dios para vivir en unión con Cristo Víctima, ante esta situación de pecado
personal, social y estructural; ofrecemos nuestra vida en oblación al Padre por la
redención del mundo e impulsadas por el Espíritu Santo, proclamamos el Mensaje
de Salvación a todos los hermanos, preferentemente a los más pobres y
abandonados.
“Ustedes son la luz del mundo. Brille así su luz para que viendo sus buenas obras
den gloria al Padre” (Mt. 5,16)
“La misión encomendada por Cristo a su Iglesia está aún lejos de completarse,
más bien apenas comienza” (San Juan Pablo II)
EVANGELIZAR: UNA MISIÓN DE AMOR
Las Misioneras Catequistas de los Pobres que durante casi noventa años hemos
acompañado el caminar de nuestro pueblo, renovamos día con día nuestro anhelo
de servir a la gran causa de nuestros hermanos, a la edificación de la civilización
del amor, que haga posible una sociedad más justa y fraterna para todos.
“A los sencillos de corazón quiso Dios manifestar las riquezas de su Reino” (Mt.
11, 25)
“El Espíritu del Señor está sobre mí porque me consagro para llevar la Buena
Noticia a los pobres” (Lc 4,18)
“Que hermosos sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que
trae buenas noticias, que anuncia la salvación” (Is. 52,7)
“Tengo muchas cosas que decirles, pero cuando venga el espíritu de la Verdad,
los conducirá a la verdad total” (Jn. 16, 12-13)
FORMACIÓN PERMANENTE
Nuestra misión evangelizadora exige una sólida vida interior. La intimidad con Dios
ocupa un lugar preferente en nuestra vida, gustando plenamente de la oración, el
reo de la Liturgia de las Horas, la Celebración Eucarística, la recitación del
Rosario, la participación en el Sacramento de la Reconciliación, la asesoría
espiritual, etc.
Buscamos en la Palabra de Dios la interpretación de los acontecimientos
cotidianos, tratando de confrontar a la Luz del Evangelio la realidad, a fin de
descubrir la huella misteriosa de la Presencia de Dios en la historia humana.
“Qué todos sean uno como tú, Padre, estás en Mí y Yo en Ti. Así el mundo creerá
que Tú me has enviado” (Jn 17, 21)
Vivimos una alegría honda y contagiosa, fruto de la acción del Espíritu Santo y del
gozo que nos da el servicio a los demás.
“El Amor de Cristo nos ha reunido para llegar a ser una sola familia, a fin de que
en el Espíritu, como el Espíritu y gracias a Él, podamos responder al amor del
Padre; amándolo con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas y
amando al prójimo como a nosotras mismas” (Dt 6,5; Mt 22,39)
Este testimonio de alegría suscita enorme atractivo hacia nuestra Vida
consagrada, es una fuente de nuevas vocaciones y un apoyo para la
perseverancia.
NUESTRA FORMACIÓN
EL ACOMPAÑAMIENTO VOCACIONAL
La joven que manifiesta interés por la Vida Religiosa, es orientada, durante un año
o más, por la Hermana Animadora Vocacional, para que se conozca más a sí
misma, tenga una vivencia profunda de vida cristiana, se comprometa en su
contexto histórico y llegue a una opción especifica vocacional, como respuesta a la
fe, libre consciente y responsable al llamado de Dios y las necesidades de los
hermanos.
Estudio
Vida Fraterna
Convivencias
Retiros
Oración
Apostolado
NOVICIADO
“Debemos alegrarnos de que nos haya elegido y rogarle que nos enseñe a
corresponder a su Amor” (Fundador)
JUNIORADO
“Estoy desposada con el Hijo del Eterno Padre, con el Hijo de la Virgen Madre,
con el Salvador del mundo” (Ritual de Profesión)
CONSAGRACIÓN
NUESTROS VOTOS
Porque Dios nos ha llamado a seguir a Cristo que entregó su vida por la salvación
de todos, viviendo en pobreza, castidad y obediencia.
VOTO DE CASTIDAD
VOTO DE POBREZA
A imitación de Cristo que se hizo pobre por amor a nosotros, por el Voto de
Pobreza nos comprometemos a vivir una vida pobre de espíritu y de hecho.
VOTO DE OBEDIENCIA
A ejemplo de Cristo que durante su vida realizó hasta las últimas consecuencias la
voluntad del Padre, por el Voto de Obediencia nos comprometemos libremente a
colaborar activamente en el proyecto de Dios, como aparece en la vida diaria, en
los signos de los tiempos, en nuestras Constituciones, en los acuerdos de
comunidad y en nuestras superioras.
Por la oración avivamos nuestra fe y estamos atentas a la voz del Espíritu Santo,
que nos ayuda a descubrir la huella misteriosa de Dios en nuestro diario caminar.
Los Votos más que una renuncia son una elección de amor por el DIOS- AMOR y
para amar en Él a todas las personas.
JOVEN:
NUESTROS ORIGENES
NUESTRO FUNDADOR
El Señor Herrera y Piña, fue obispo audaz, pastor infatigable, emprendedor que
amaba a sus gentes, capaz de los más grandes sacrificios con tal de hacer
presente el Reino de Dios, en los lugares más remotos y pobres de su Diócesis.
Así peregrinó por todos los rincones de Tulancingo, la Huasteca Hidalguense y el
Estado de Nuevo León, siendo portador de la Buena Nueva de Salvación.
NUESTRA FUNDADORA
En la fundación también intervino una gran mujer, la Rda. Madre Angelina Rusconi
Rolleri, Religiosa Salesiana, italiana, que fuera misionera en México y que entrego
su vida con gran fe, alegría, humildad y sencillez a la construcción del Reino de
Dios.
La Madre Angelina fue una Religiosa, toda de Dios, siempre dócil a sus
inspiraciones y fiel cumplidora de su divina voluntad.
Ella, al sentir en carne propia la situación de pecado en que vivía nuestro mundo,
especialmente nuestra patria y que, ello se debía, más que a la maldad del ser
humano, a la ignorancia religiosa, al desconocimiento del Mensaje Salvífico de
Cristo, quiso fundar la Congregación, para que con espíritu de reparación
ofrezcamos nuestra vida con Cristo en expiación de los pecados de la humanidad
y seamos misioneras capaces de ir a los lugares más abandonados a anunciar el
Evangelio.