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Debido Proceso Tema I
Debido Proceso Tema I
MISIÓN SUCRE
TUTOR: AUTORES:
SECCIÓN ÚNICA Nº
12099
DEBIDO PROCESO EN EL MARCO DE UN ESTADO SOCIAL Y DE
JUSTICIA
Garantías Orgánicas:
Independencia:
Mientras la garantía de independencia, en términos generales, protege al juez
frente a influencias externas, el principio de independencia funcional se vincula a
determinadas exigencias dentro del proceso, definidas como la independencia del
juez frente a las partes y al objeto del proceso mismo, pudiendo entenderse desde
dos acepciones:
a) Independencia subjetiva, que atañe a algún tipo de compromiso que el juez
pueda tener con el caso.
b) Independencia objetiva, referida a la influencia negativa que puede tener en el
juez la estructura del sistema, restándole imparcialidad, es decir, si el sistema no
ofrece suficientes garantías para desterrar cualquier duda razonable.
La independencia del juez reconoce cuatro órdenes distintos y hace a la noción
del debido proceso legal. Ellas son la independencia frente a las partes, al objeto
litigioso, a los órganos del Poder Judicial y a los órganos políticos.
Imparcialidad:
El derecho de todo ciudadano -a todos los que sean parte en el proceso penal- a
un proceso sin dilaciones indebidas o a que su causa sea oída dentro de un plazo
razonable o sin retraso, es un derecho fundamental de naturaleza reaccional que
se dirige a los órganos judiciales, creando en ellos la obligación de actuar en un
plazo razonable el ius puniendi o de reconocer y, en su caso, restablecer
inmediatamente el derecho a la libertad. La lenta reacción judicial, sin justificación,
origina y propicia una causa o motivo en cierto sentido de despenalización porque
el reproche judicial viene ya viciado por extemporáneo.
Este derecho no se identifica con el mero incumplimiento de los plazos procesales
y comporta la utilización de un concepto jurídico indeterminado que necesidad ser
dotado de contenido concreto en cada caso, atendiendo a criterios objetivos
congruentes con su enunciado genérico. Su vulneración se produce siempre como
consecuencia de una omisión que realiza un órgano jurisdiccional sobre aquella
obligación constitucional de resolver dentro de los plazos previstos las
pretensiones que se formulen.
La primera condición para ejercer este derecho de este derecho es que se
incumplan los plazos previstos en la ley; corresponde a la autoridad judicial, por
imperio del principio de impulso de oficio, vigilar y subsanar, en su caso, el
cumplimiento de los plazos procesales. La segunda condición -y decisiva- es que
esta dilación o retraso sea indebido; se trata de un concepto jurídico
indeterminado, cuya apreciación debe realizarse caso por caso y según las
circunstancias, siendo de analizar tres elementos puntuales: a) la complejidad del
asunto o causa; b) el comportamiento del agente -de la actuación de buena o mala
fe dependerá la calificación de indebido- en el curso del procedimiento; y, c) la
actitud del órgano judicial (determinar si medió inactividad de su parte, si fue el
causante de las dilaciones).
Este derecho vulnerado exige de parte de la autoridad judicial su inmediato
restablecimiento, vale decir, la emisión de la resolución cuya tardanza se ha
puesto de manifiesto, sin perjuicio -en su caso- de declarar el derecho
indemnizatorio que asiste al perjudicado; por el Estado, si la dilación se debe a un
funcionamiento anormal de la administración de justicia, o por el particular
culpable, si a él se debe la dilación indebida. Sin embargo, la opción que va
teniendo cada vez mayor consistencia, es aquella que postula declarar, junto a la
vulneración del derecho al plazo razonable, la reducción de la pena que -como
mínimo- requeriría su reparación.
Responsabilidad.
Los órganos jurisdiccionales están expuestos a un amplio orden de
responsabilidades ya que en el desempeño de la función judicial el magistrado
puede infringir reglas de conducta que afecten bienes jurídicamente tutelados y
que originen un deber genérico de responsabilidad. En este orden de ideas
pueden distinguirse:
La responsabilidad del Juez frente al Estado, que tiene por finalidad única y
exclusiva la de destituir al juez e inhabilitarle para el ejercicio de la potestad
jurisdiccional, según los casos por medio del juicio político o juri de enjuiciamiento.
La responsabilidad del Juez frente a la Administración de Justicia, la cual somete
al juez a normas éticas administrativas de comportamiento cuya infracción es
prevista y sancionada según la distinta gravedad de las faltas que el juez cometa
en el ejercicio de la función (responsabilidad disciplinaria, ver Ley Orgánica del
Poder Judicial).
La responsabilidad del Juez frente a la Sociedad cuando la función judicial ha sido
utilizada dolosamente para la comisión de hechos delictivos (responsabilidad
penal).
La responsabilidad del Juez frente a terceros cuando dolosa o culposamente ha
realizado actos en ejercicio de sus funciones que producen perjuicios a los
justiciables o terceros. En ciertos regímenes, las demandas de responsabilidad
civil contra los jueces en los términos del artículo 1112 del Código Civil exigen el
desafuero del magistrado, lo que no ocurre en nuestra provincia en donde sólo se
determina una competencia específica (la de la Corte Suprema) al efecto.
Separación entre Juez y Acusación:
La separación entre juez y acusación, característica del modelo acusatorio,
significa no sólo la diferenciación ente los sujetos que desarrollan funciones de
enjuiciamiento y los que tienen atribuidas las de postulación, sino también el papel
de parte asignado al órgano de la acusación. Este principio representa la
condición esencial de la imparcialidad del juez respecto a las partes de la causa y
también el presupuesto de la carga de la imputación y de la prueba de la
imputación sobre la acusación.
Es claro que en un proceso en el que la acusación está atribuida a la parte
ofendida o a sujetos privados solidarios con ella, la acción penal es
necesariamente facultativa y negociable. Pero en el momento en que la acusación,
se hace pública, tanto el carácter facultativo como la posibilidad de negociación
sobre la acción penal resultan absolutamente injustificados. Y si han permanecido
es sólo porque propician una perversión policial e inquisitiva del proceso, que
permite al acusador público extorsionar al acusado y constreñirlo a colaborar con
confesiones o declaraciones.
Juez Natural
El derecho a ser juzgado por un juez natural o regular y pre-constituido está
expresamente consagrado en el Artículo 8.1 de la Convención Americana de
Derechos Humanos y el 14.1 del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y
Políticos.
Tal garantía implica que, el órgano judicial ha de preexistir al acto punible, ha de
tener un carácter permanente, dependiente del Poder Judicial, y creado mediante
ley, con competencia exclusiva, indelegable y universal para juzgar el hecho en
cuestión.
Supone también, una implícita prohibición de crear organismos ad-hoc o post-
facto; tribunales o comisiones especiales para juzgar los actos punibles, sin
atender a la naturaleza del acto ni al tipo de persona que lo cometa. El juez natural
ha de tener un carácter previo y permanente.
Este principio funciona como un instrumento necesario de la imparcialidad y como
una garantía frente a la posible arbitrariedad de la actuación de los poderes del
Estado en perjuicio de los ciudadanos.
GARANTIAS PROCESALES
Las Garantías Procesales: Es la seguridad que se otorga para impedir que el goce
efectivo de los derechos fundamentales sea conculcado por el ejercicio del poder
estatal ya sea limitando ese poder o repeliendo el abuso; hablar de garantías es
hablar de mecanismos jurídicos que impiden un uso arbitrario o desmedido de la
coerción penal.
Estas Garantías Procesales, representan el modo de cumplir con los principios de
Seguridad Jurídica, de Igualdad ante la Ley y de Equidad, para asegurar la
Garantía General del Debido Proceso, de una manera tal que se pueda evitar que
el estado en ejercicio de su poder punitivo, avasalle ò menoscabe los derechos
fundamentales de sus habitantes. Estas Garantías están Constitucionalmente
protegidas en todos los países democráticos.
La Constitución de un país constituye la columna vertebral de los postulados
políticos e ideológicos relacionados con la estructuración del estado y del
funcionamiento macro de sus diversas ramas, así como el señalamiento de los
objetivos, expectativas, esperanzas y medios con que se ha de contar para
cumplir la finalidad última cual es la realización individual y colectiva de los
miembros que integran la comunidad nacional.
Como consecuencia de tales perspectivas, la Constitución cumple una función
fundamentalmente normativa y reguladora, y los códigos, leyes y normas que con
posterioridad se dicten tienen como objetivo básico, la reglamentación detallada
de toda aquella subestructura, su funcionamiento, objetivos, medios, limitaciones y
obviamente los derechos y deberes inherentes a los miembros de la sociedad. En
tales circunstancias, los códigos y leyes de una nación deben estar perfectamente
armonizados con la Ley, los jueces al aplicarlos, y los ciudadanos al interpretarlos,
deben hacerla cumplir, teniendo en cuenta esos parámetros políticos e ideológicos
que nutren constitucionalmente toda la normatividad de una nación.
Es así como la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, consagra
el acceso a la justicia como derecho inherente al ser humano, es decir, que
constituye un derecho fundamental el acceso a los órganos de la administración
de justicia para hacer valer sus derechos e intereses, incluso va mas allá cuando
contempla a los colectivos o difusos, a la tutela efectiva de los mismos y a obtener
con prontitud la decisión correspondiente. ART.26
El artículo 26 constitucional señala que: "… el Estado garantizará una justicia
gratuita, accesible, imparcial, idónea, transparente, autónoma, independiente,
responsable, equitativa y expedita, sin dilaciones indebidas, sin formalismos o
reposiciones inútiles". Esta norma destaca no solo el derecho de acceso a la
justicia para la protección de sus derechos e intereses, incluso los de carácter
colectivo y difuso, sino el derecho a la tutela efectiva de los mismos y el derecho a
obtener con prontitud la decisión correspondiente. La norma señalada incorpora al
constitucionalismo patrio el principio del derecho a la tutela efectiva.
Al mismo tiempo, el artículo 27 de nuestra Carta Magna, siguiendo la orientación
del artículo 49 de la Constitución de 1961, reguló la institución del amparo,
definitivamente como un derecho de rango constitucional que se manifiesta
mediante el ejercicio de múltiples medios o recursos judiciales de protección
incluyendo por supuesto la acción de amparo.
a) La denuncia, es una obligación que, por regla general, impone el Estado para
obtener la cooperación ciudadana en la lucha contra el delito.
b) La querella, en cambio, constituye, por regla general, un derecho: todos los
ciudadanos, hayan sido o no ofendidos por el delito, pueden querellarse cuando se
trate de un delito público, utilizando la acción popular; y también pueden
querellarse los extranjeros por los delitos cometidos contra sus personas o bienes,
o las personas o bienes de sus representados.
Formalidades de la querella:
Los requisitos formales de la misma son:
* Se presentará siempre por medio de Procurador con poder bastante y suscrita
por Letrado.
Debe contener:
* El Juez o Tribunal ante quien se presente;
* El nombre, apellidos y vecindad del querellante;
* El nombre, apellidos y vecindad del querellado. En caso de ignorarse estas
circunstancias, se deberá hacer la designación del querellado por las señas que
mejor puedan darle a conocer;
* La relación circunstanciada del hecho, con expresión del lugar, año, mes, día y
hora en que se ejecutó, si se supieren;
* Las diligencias que deban practicarse para la comprobación del hecho;
* La petición de que se admita la querella, se practiquen las diligencias referidas,
se proceda a la detención y prisión del presunto culpable o a exigirle la fianza de
libertad provisional, y se acuerde el embargo de sus bienes en la cantidad
necesaria, en los casos en que así proceda;
* La firma del querellante (o la de otra persona a su ruego, si no supiere o no
pudiere firmar, cuando el Procurador no tuviere poder especial para formular la
querella) del abogado y del procurador.
* Si la querella tuviere por objeto un hecho que revista los caracteres de delito
perseguible solamente a instancia de parte, habrá de acompañarse a la misma la
certificación que acredite haberse celebrado o intentado el acto de conciliación
entre querellante y querellado.
* En las querellas relativas a delitos de calumnia o injuria causadas en juicio,
habrá de presentarse, además de la certificación referida, la licencia del Juez o
Tribunal que hubiese conocido de aquél. Constitución en parte del sujeto de la
querella: La querella es una declaración de voluntad, mediante la cual quien la
fórmula no sólo pone en conocimiento del Juez unos hechos posiblemente
delictivos, sino que expresa la voluntad de ejercitar la acción penal,
constituyéndose en parte en el correspondiente proceso.
Si la querella fuese delito que no pueda ser perseguido sino a instancia de parte,
se entenderá abandonada por el que la hubiese interpuesto cuando dejase de
instar el procedimiento dentro de los 10 días siguientes a la notificación del auto
en que el Juez o el Tribunal así lo hubiese acordado.
Se tendrá también por abandonada la querella cuando, por muerte o por haberse
incapacitado el querellante para continuar la acción, no compareciere ninguno de
sus herederos o representantes legales a sostenerla dentro de los 30 días
siguientes a la citación que al efecto se les hará, dándoles conocimiento de la
querella.
EL DERECHO A LA DEFENSA
Consagrada igualmente en nuestra carta magna, el cual acompaña al hombre
durante toda su vida. Este derecho, a diferencia de otros, no requiere
reconocimiento o consagración en una carta política para su existencia, sino que
tutela al hombre, por el sólo hecho de serlo. Cuando se habla del derecho a la
defensa en la jurisprudencia, siempre viene a la memoria la sentencia del juez
inglés en la cual se relata el pasaje bíblico de la expulsión de Adán y Eva del
Paraíso, oportunidad en la que Dios le concedió a Adán, antes de expulsarlo del
Paraíso, la posibilidad de defenderse y explicar por qué había comido del fruto
prohibido. En el derecho público moderno, se le ha atribuido rango constitucional
al derecho a la defensa en el artículo 49 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela.
El derecho a la defensa cuya acepción es muy amplia en Venezuela, dentro del
contexto del debido proceso, debe ser entendido como el derecho a recibir
asistencia jurídica de un profesional del derecho durante el juicio. Toda persona
tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo
razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial,
establecido con anterioridad por la Ley, en la sustanciación de cualquier acusación
penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y
obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter.
IGUALDAD ENTRE LAS PARTES
En este orden de ideas, nuestro sistema acusatorio en lo que refiere al
procedimiento penal ordinario establecido en el libro Segundo del Código Orgánico
Procesal Penal, se divide en tres fases que son la fase preparatoria, la fase
intermedia y la fase del juicio oral. La fase preparatoria constituye la fase de
investigación y se encuentra a cargo de la dirección del titular de la acción penal
como lo es el Representante del Ministerio Público quedando bajo su dirección los
órganos de policía de investigación penal; fase ésta que tiene por objeto según se
establece en el artículo 280 del Código Orgánico Procesal Penal, la investigación
de la verdad y la recolección de todos los elementos de convicción necesarios
para fundar una acusación a los fines de solicitar el enjuiciamiento del imputado
incluyendo su derecho a la defensa, o por el contrario, de ser el caso, la
correspondiente solicitud de sobreseimiento.
LA MOTIVACIÓN
La motivación de las sentencias, constituye un requisito de seguridad jurídica, que
permite establecer con exactitud y claridad a las diferentes partes que intervienen
en el proceso; cuáles han sido los motivos de hecho y Derecho, que llevaron al
juez, acorde con las reglas de la lógica, las máximas de experiencias, la sana
crítica y los conocimientos científicos, declarar el derecho a través de decisiones
debidamente fundamentadas en la medida que éstas se hacen acompañar de una
enumeración congruente, armónica y debidamente articulada de los distintos
elementos que cursan en las actuaciones y se eslabonan entre sí, los cuales, al
ser apreciados jurisdiccional y soberanamente por el Juez, convergen a un punto
o conclusión serio, cierto y seguro.
En tal orientación, la Sala de Casación Penal, en decisión N° 38 del 15 de febrero
de 2011, expresó que:
“…Como es sabido, la motivación de las resoluciones judiciales cumple una doble
función. Por una parte, permite conocer los argumentos que justifican el fallo y, por
otra, facilita el control de la correcta aplicación del derecho. De ahí que, la finalidad
o la esencia de la motivación no se reduce a una mera o simple declaración de
conocimiento sino que ha de ser la conclusión de una argumentación que ajustada
al thema decidendum, permita tanto a las partes como a los órganos judiciales
superiores y demás ciudadanos conocer las razones que condujeron al dispositivo
del fallo, de manera tal que pueda comprobarse que la solución dada al caso es
consecuencia de una interpretación racional del ordenamiento que escapa de lo
arbitrario…”.
LA INMOTIVACIÓN
Se da cuando la sentencia carece de fundamentos de hecho y de derecho. Para
que la sentencia no sea un invento o arbitrariedad del juez, sino producto de un
juicio razonable del sentenciador, debe expresar las razones de hecho y de
derecho en que se fundamenta. ... La fundamentación entre el hecho y el derecho
son elementos básicos que constituyen las premisas necesarias que dan
nacimiento al dispositivo del fallo. Es deber del juez subsumir los hechos que
aparecen probados en la causa con los que abstractamente están establecidos en
la norma penal aplicable; este juicio de valor es la verdadera fundamentación de la
sentencia, constituye la base que da razón y fuerza dispositiva. Por esta razones
cuando no se cumplen estos requisitos la sentencia resultaría viciada por
inmotivación, y acarrearía la nulidad del fallo…” (Morao R. Justo Ramón: El Nuevo
Proceso Penal y Los derechos del Ciudadano. 2002. pág 364)
Sección Segunda
De la declaración del imputado
Art. 130 C.O.P.P. Oportunidades. El imputado declarará durante la investigación
ante el funcionario del Ministerio Público encargado de ella, cuando comparezca
espontáneamente y así lo pida, o cuando sea citado por el Ministerio Público.
Del Interrogatorio;
Según, El Autor (2011). Se abre el interrogatorio inicial, el fiscal cita a la parte
victimaria, siempre y cuando la victima quiera seguir con el proceso (victima y
victimario) posteriormente, al denotarse la posibilidad de un hecho punible, se abre
la investigación y pasa a los especialistas, estos buscaran la verdad, las pruebas,
e interrogaran a los testigos, y a las partes, (los especialistas son criminólogos,
criminalísticos, psicólogos, psiquiatras, medico forense, y demás especialidades
en los departamentos de inteligencia, según sea el caso etc.). Una vez que el
trabajo de los especialistas en la investigación como antes hemos dicho, que son
interrogatorios, y otros elementos que sirven de pruebas halla terminado, pasan a
manos del Fiscal, el fiscal dependiendo de esas pruebas pasa el caso a la fase
siguiente "Fase Intermedia" es decir; a la audiencia premilitar (véase Art. 327
C.O.P.P.). El Juez cita a las partes, testigos, especialistas, y hace el interrogatorio
que esta establecido en el Art. 356.
"Artículo 356 C.O.P.P. Interrogatorio. Después de juramentar e interrogar al
experto o testigo sobre su identidad personal y las circunstancias generales para
apreciar su informe o declaración, el juez presidente le concederá la palabra para
que indique lo que sabe acerca del hecho propuesto como objeto de prueba.
Actos de instrucción
Estos actos se denominan actos procesales y están causados casi exclusivamente
por las partes y el órgano jurisdiccional.
1º) Según el criterio subjetivo se pueden diferenciar tres grandes grupos de actos
procesales:
I) Actos de parte
1º) Actos de petición: la acción de las partes procesales es una petición que se
desarrolla en el proceso a través de peticiones. En este sentido la petición más
importante es la demande que es la que fija los límites del juicio. Además de la
demanda existen otras peticiones: interlocutorias, cuyo contenido es
eminentemente procedimental; otras contienen una petición de fondo.
2º) Actos de alegaciones: mediante estas actuaciones, las partes aportan al juicio
todos los elementos fácticos y jurídicos necesarios para que el juez dicte una
resolución.
4º) Actos de conclusión: actos que resumen el desarrollo del juicio. Fijan los
hechos y corroboran las pruebas.
b) Resoluciones jurisdiccionales:
Frente a las sentencias definitorias que pongan fin al pleito existen las
resoluciones interlocutorias que deciden un aspecto parcial del juicio o una
cuestión incidental.
- Decisiones: resuelven todos los problemas que se planteen en el juicio, así como
todas aquellas cuestiones susceptibles de una resolución autónoma (por ejemplo
la sentencia).
- Instrucciones: disponen de forma ordenada el curso del juicio. Dentro de este tipo
cabe diferenciar entre actos de ordenación o dirección, que disponen el curso de
la actividad procedimental, y actos de impulso, que permiten pasar de una fase
procedimental a otra.
Sin embargo el secretario puede habilitar a uno o más oficiales para que autoricen
los actos y para que puedan realizar las diligencias de circunstancia y
documentación, pero sólo si está el juez en esos actos para dar constancia.
d) Actos de instrucción: aquellos actos del secretario que sirven para ordenar e
impulsar el proceso. La ley los divide en dos:
I. Lugar donde se realizan los actos: todos los actos procesales deben realizarse
en la oficina judicial y fuera de la sede general se practicarán las actuaciones que
por su naturaleza no puedan practicarse frente al juez.
II. Tiempo: