Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Dialnet LaAccionDeNulidadDeTestamento 119391
Dialnet LaAccionDeNulidadDeTestamento 119391
CONCEPTO Y EJERCICIO
acto y por consiguiente de sus efectos. Por esta misma razón, en el derecho his-
tórico espariol no hay referencias claras a la nulidad absoluta, y lo que encon-
tramos son las instituciones resultantes de la anulabilidad pretoria debidas la
recepción del derecho vulgar del liber iodiciorum a las Partidas y su consiguiente
acogida en las compilaciones posteriores.
La acción de nulidad se denomina acción con sentido amplio y no en el sen-
tido estricto, es decir, la facultad actual de exigir a otro un cierto hacer o no
hacer' 7 , no debiendo confundirse con el derecho subjetivo ni con las facultades
resultantes del mismo; se trata de lo que hoy en dia «acción declarativa de carác-
ter negativo», en la cual no se ejercita un poder concreto, sino el general de
pretender que se declare lo que ya existe por si mismo, el carácter de ilegalidad
por la que se caracteriza el negocio juridico nulo ls . La configuración actual en
el derecho espariol de la acción de nulidad es la de ser una acción de natura-
leza personal, opinión pacifica entre la doctrina, y apoyada por la jurispruden-
cia, si bien el T.S. en una etapa inicial la calificó de mixta t9 Las causas de admi-
sión especificas de la acción de nulidad de testamento en nuestro ordenamiento
son: en primer lugar, que el otorgamiento del mismo haya sido hecho por per-
sona a la que no le sea reconocida la capacidad para testar. Carecen de la mis-
ma, a tenor del art. 663 C.C., los menores de 14 arios de uno y otro sexo, con
la excepción del testamento ológrafo, para el cual se exige la mayoria de edad
(art. 688 C.C.) y también quien habitual o accidentalmente no se encuentre en
su cabal juicio (entendida ésta, seg ŭn Tamburini, como aquella normalidad de
la conciencia que permite comprender la importancia y las consecuencias de las
propias acciones, y aquella integridad de la voluntad que permite decidirse libre-
mente en las propias determinaciones); ahora bien, tal falta de juicio habrá de
concurrir al tiempo del otorgamiento del testamento, de acuerdo al art. 666 C.C.
En segundo lugar, serán nulos los testamentos otorgados sin observancia de
las formalidades establecidas, segŭn afirma el art. 687 C.C. y que comprende las
establecidas en los arts. 662 a 743 del referido texto legal. Nuestro alto tribunal
se muestra tajante en este sentido, calificando las formalidades de los testamen-
tos como «preceptivas e inderogables» (S.T.S. 19 de junio de 1958) e indicando
que el incumplimiento de cualquiera de ellas da lugar a la nulidad del testa-
Segŭn la moderna definición de acción derivada de la clásica dictada por Celso en D. 44, 7,
51, aceptada por la generalidad de la doctrina. Vid., Fairen en Nej, voz acción, tomo 11, págs. 190 y
ss y la abundante bibliografía procesualista sobre el tema como Prieto Castro, Derecho procesal civil,
tomo I, pág. 52, Zaragoza, 1946. Cuasp, Comentarios a la Ley de enjuiciarniento civd, tomo 1, pág. 326.
Madrid, 1943, etcétera.
's Cfr., de Castro, El negocio jurídico, pág. 481. Madrid, 1985. También nos indica que ese carác-
ter meramente declarativo tiene importantes consecuencias prácticas, como en lo referente a la deter-
minación de la competencia, equiparándose en este sentido a las acciones personales (S.T.S. de 16
de mayo de 1945).
9 Tal afirmación se desprende de la doctrina contenida en las S.S.T.S. 20 de febrero de 1893 y
11 de mayo de 1898 la cual quedó superada a partir de la S.T.S. de 20 de junio de 1928 la cual esta-
blece que en el C.C. las'acciones mixtas han muerto «por silencio». Tal doctrina ha sido repetida-
mente reiterada por el alto tribunal (S.S.T.S. de 8 de mayo y 21 de junio de 1971).
354 ISIDORO CASANUEVA SÁNCHEZ
mente Vallet, y con reservas y limitación a ciertos supuestos, otros, como Capi-
lla Roncero 26 . La acción, para impugnar el testamento es de orden p ŭblico, en
el sentido de que el testador no puede prohibir que se impugne su testamento
en los casos que haya nulidad declarada por la ley (art. 675 pf. 2. 2 del C.C.). En
cuanto a la legitimación pasiva es opinión comŭ n que ha de ejercitarse contra
todos a quienes perjudique la estimación de la nulidad del testamento, incluso
los albaceas, aunque es discutido si es necesario el litisconsorcio pasivo necesa-
rio entre ellos. El notario autorizante sólo debe ser demandado si nace respon-
sabilidad para el como consecuencia de la previsión del art. 705 C.C..
Para conocer el procedimiento que origine la interposición de una deman-
da basada en el ejercicio de una acción de nulidad será competente seg ŭn el
art. 62 L.E.C. y la S.T.S. de 8 de mayo de 1971, interpretando otras anteriores,
el juez de primera instancia del domicilio del demandado; y si fueran varios con
domicilios en partidos diferentes, el de cualquiera de ellos como resultado de
ser una acción de carácter personal. El juicio habrá de seguirse por los cauces
del juicio declarativo ordinario correspondiente a su cuantía, no cabiendo el jui-
cio de testamentaría 27 . La acción de nulidad es, en caso de invocarse nulidad
absoluta, como por ejemplo por ser contrario a una norma imperativa, impres-
criptible, y podrá ser ejercitada en cualquier momento. Pero si se invoca la nuli-
dad basándose en algŭ n defecto no esencial, como por ejemplo alg ŭn vicio del
consentimiento del art. 673 C.C., el principio de seguridad jurídica exige una
limitación temporal al ejercicio de la acción. La doctrina se encuentra dividida
en dos grupos, los que le aplican el plazo de las acciones personales de 15 arios28,
y los que le aplican por analogía el plazo de 4 arios establecido por el art. 1.301
C.C., que es minoritaria (Díaz Coberia, de la Camara). En todo caso el plazo de
prescripción comenzará a contar desde la muerte del causante, pues con ante-
rioridad a esa fecha no cabe ejercitar acción alguna de impugnación del testa-
mento, tal y como ordena el art. 1.969 C.C.
1. Pueden interponerla las partes, sus sucesores y cualquier tercero interesado en la declara-
ción de la nulidad (S.S.T.S. de 12 de marzo de 1955 y 2 de diciembre de 1966) incluso en
el caso de que hayan provocado intencionadamente la nulidad, excepto los terceros (S.T.S.
de 14 de marzo de 1974)
9 . Puede iniciarse de oficio (S.S.T.S. de 27 de mayo de 1949 y 27 de octubre de 1956) sin nece-
sidad de petición expresa de parte (S.S.T.S. de 29 de octubre de 1949 y 23 de junio de 1966).
3. La demanda de nulidad ha de dirigirse contra todos los intervinientes en el contrato y todo
interesado en su validez, pues de lo contrario podría apreciarse la excepción de litisconsor-
cio pasivo necesario.
4. El hecho causante de la nulidad alegada debe probarse.
5. La acción puede plantearse en cualquier momento, pues su ejercicio no queda sometido a
plazo alguno (S.S.T.S. de 19 de diciembre de 1954 y 20 de diciembre de 1975) como con-
secuencia de su carácter imprescriptible (S.T.S. de 15 de junio de 1994). El plazo del art.
1301 C.C. se refiere a la acción de anulabilidad (S.S.T.S. de 20 de noviembre de 1980 y 14
de noviembre de 1991)
• Vid., op. y loc. cit.
• De acuerdo a los dictados de la S.T.S. de 17 de octubre de 1960.
• Tal hipótesis cuenta con el apoyo jurisprudencial, vid., S.T.S. 20 de junio de 1928.
356 ISIDORO CASANUEVA SÁNCHEZ