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DE DIOS
INTRODUCCIÓN
Uno de los grandes males que corroe nuestra sociedad es la falta de
integridad. Muchas personas no están dispuestas a hacer lo que es
moralmente correcto, sino lo que le genere beneficios económicos o le
proporcione felicidad. De ahí que han adoptado el funesto credo
maquiavélico de que el fin justifica los medios.
La falta de integridad es una malignidad que permea a toda la sociedad,
ningún segmento social está exento de ella. La vemos en el ámbito
familiar, político, financiero, artístico, religioso, etc. Los cantantes y los
humoristas celebran la infidelidad. Los políticos con mucha
efervescencia prometen a los votantes un país mejor, pero una vez
llegan al cargo se olvidan de sus promesas y terminan despilfarrando
los recursos públicos. En el ámbito religioso muchos predicadores
motivados por la avaricia mercantilizan la palabra y no son fieles al
mensaje de evangelio de Jesucristo.
Sin embargo, cuando fijamos nuestra mirada en la Biblia vamos a
contemplar la gloriosa revelación de un Dios Santo, que a diferencia de
nosotros no simula ser algo que no es, no anda con dobleces ni
fluctuaciones en sus decisiones, no negocia sus principios y es fiel a sus
promesas. En otras palabras, Dios es integro en todas sus
manifestaciones.
De manera que, en esta noche estaremos estudiando esas cualidades
divinas que están relacionadas con la integridad de Dios. Meditaremos
en su autenticidad, en su veracidad y su fidelidad.
LA INTEGRIDAD DE DIOS
La palabra “integridad” proviene de la palabra latina integer que
hace referencia aquello que está completo o entero. Cuando la
palabra se emplea con referencia a Dios, significa que Su
carácter es entero, sin falla, e inalterable.
Pero de manera más puntual, cuando hablamos de la
integridad de Dios nos referimos a un conjunto de atributos que
expresan la verdad acerca de Dios en todas sus expresiones.
Estos atributos son la autenticidad de Dios, la veracidad de
Dios y la fidelidad de Dios.
Este conjunto de atributos nos enseñan que Dios:
1) Es verdadero, pues no ha sido fabricado, no es un invento,
ni una imitación.
2) Siempre dice la verdad. Solo actúa dentro de la esfera de la
verdad.
3) Demuestra ser verdadero, Él siempre cumple sus promesas.
La autenticidad
Dios es verdadero
Dios es veraz
Dios siempre dice la verdad
Dios es fiel
Dios demuestra ser verdadero
DIOS ES AUTÉNTICO
Esta palabra etimológicamente viene del latín «authentĭcus, que hace
referencia a algo que es original y que responde así mismo. Lo auténtico
es lo verdadero, lo genuino. Es lo opuesto a lo que es falso o mentiroso.
De manera que, aplicado a Dios la autenticidad expresa que el Dios
bíblico a diferencia de los dioses paganos no es un invento o una
imitación, sino real. Dios es exactamente como se revela en las
escrituras. Sus atributos son una expresión genuina de su naturaleza.
DIOS ES VERAZ
El pastor Paul Washer dice al respecto: Dios no solamente es
exactamente como se revela a sí mismo, sino que también todo es
exactamente como Él dice que son. De manera que, todo lo que Dios
dice acerca de sí mismo o de su creación es absolutamente verídico.
Dios es la máxima expresión de la verdad. Es imposible que Dios se
equivoque. Esto es factible porque Dios tiene conocimiento ilimitado. Si
Dios no fuera omnisciente, entonces podría errar. Respecto a esto
Grudem, expresa: “Decir que Dios sabe todas las cosas y que su
conocimiento es perfecto es decir que nunca se equivoca en su
percepción o comprensión del mundo: todo lo que sabe y piensa
es verdad y es una comprensión correcta de la naturaleza de la
realidad ".
Dios no solo es real y veraz, sino que también a través del cumplimiento
de sus promesas demuestra ser verdadero. La fidelidad de Dios es el
atributo que nos garantiza que Dios cumplirá sus promesas. La Biblia
está llena de muchísimas promesas de Dios para su pueblo, las cuales
Él está comprometido a cumplirla. Washer dice al respecto: Cuando la
palabra “fiel” se emplea con respecto a Dios, significa que Él es
digno de absoluta confianza y que Su pueblo puede depender de Él
sin duda o reserva. Confiar firmemente en las promesas de Dios es la
esencia de la fe verdadera. Pablo declara: Fiel es el que os llama, el
cual también lo hará” (1 Ts. 5:24). También expresa que: Pero fiel es
el Señor quien os fortalecerá y protegerá del maligno.