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TRABAJAR JUNTOS
Autores:
1. Alejandra Pinther
2. Irene Beatriz Montes
3. Julieta Castello Olocco
4. Mariana Ramón
5. Susana Lima Quintana
Introducción: En este artículo vamos a reflexionar sobre el desafío que implica encarar
un proceso de revinculación padre/madre con hijo/a, cuando la familia se encuentra
entrampada en un conflicto de larga data. Cuando hablamos de revincular no
solamente nos referimos a recuperar el contacto madre/padre e hijo/a, sino al
restablecimiento de la coparentalidad, o sea a la inclusión del padre/madre y las
respectivas familias extensas en todas las áreas vitales del hijo/a.
Alexander, de 7 años decía que tenía dos papás, un papá bueno y uno malo.
El papá bueno, José, actual pareja de su madre y el papá malo, Roberto, su papá
biológico .
Según Alexander “el papá malo” le había hablado mal de su madre y un día a la edad
de 4 años , lo había “revoleado por el aire”.
Según Estela, la madre, Alexander – al regresar en esa oportunidad del encuentro con
su padre – le relató estos hechos. Ella entonces decidió prohibir el contacto con el
padre por el bienestar de su hijo.
Según el relato de Roberto, Alexander ese día no quería regresar a la casa de su mamá
y lloraba porque quería quedarse más tiempo con su papá y sus hermanos mayores
(hijos de un matrimonio anterior).
Ante la decisión de la madre, el padre inició acciones en el ámbito de la justicia civil
solicitando el restablecimiento del “régimen de visitas” y también un juicio penal
contra la madre “por impedir el contacto con su hijo”.
De resultas, pasaron tres años sin tener ninguna relación entre padre e hijo.
Llegaron al equipo, por disposición del juez en lo Civil, estando aun a la espera de la
fijación del inicio del juicio oral en lo penal.
Alexander se negaba tenazmente a ver a su papá y en los encuentros programados no le
hablaba ni le dirigía la mirada.
La relación de los padres era de un alto nivel de conflictividad.
Estela esperaba demostrar que Roberto era violento y enfermo mental, ya que en esto
se basaba también la estrategia de defensa penal.
El padre se declaraba inocente y víctima de los deseos manipuladores y caprichosos de
la madre y su familia.
7) ABC de los Padres Separados, en Cárdenas José Eduardo, La Familia y El Sistema Judicial,
Emecé, Buenos Aires, 1988, pág. 187 y ss.
10) “La patria potestad como verdadera función social que encomienda a los padres proteger y
formar integralmente a sus hijos menores, resulta indelegable, al igual que el ejercicio de la
misma en su conjunto, por expreso reconocimiento de la ley civil, y esa titularidad que
detentan ambos progenitores se mantiene convivan o no éstos y ejerzan o no la autoridad
paternal. Como su ejercicio no presenta el mismo régimen legal que el de su titularidad,
corresponde proceder conforme las prescripciones del art. 264 Ver Texto , CCiv., que contiene
expresas prescripciones para el caso de padres no convivientes y reserva el ejercicio conjunto
para situaciones diversas a las de autos … Esa atribución del ejercicio al progenitor
conviviente, no significa para el otro un desplazamiento del ejercicio de su autoridad, pudiendo
y debiendo comunicarse con su hijo, supervisar su educación, alimentarlo, etc., y aún llegar a
oponerse a los actos que disponga en la vida cotidiana el padre ejerciente, y debe ser
convocado necesariamente para prestar consentimiento en los actos trascendentes para la vida
del hijo contemplados en el art. 264 quater del cuerpo legal citado. Esa adecuada
comunicación es el derecho al trato y a la correspondencia apropiados a las circunstancias de
la relación paterno-filial, mucho más amplios que el derecho de visita (conf. Guastavino,
«Régimen de visitas en el derecho de familia», JA 1976-I-654; íd. JA 1990-II-691)” (C. Nac.
Civ., sala J, 21/10/1997, L. L., E. v. G., D., Lexis No 10000451)
12) CARDENAS, Eduardo José; El cliente negocia y el abogado asesora. Lumen 2004, pág.
150.
13) “Baste agregar aquí que la palabre clave es “copaternidad”. No sirve hablar de “tenencia”
porque los hijos no se tienen, no son propiedad de nadie… Tampoco sirve hablar de “visitas”
porque ningún padre quiere “visitar” a su hijo. Ni de “control de la educación que el otro da”
porque en la practica no sólo es nocivo sino que es imposible. Ni siquiera sirve hablar de
“tenencia compartida” porque esas palabras asuntan inútilmente a las madres y además no se
refieren claramente a la “coparternidad”…”. Cárdenas, Eduardo, La mediación en conflictos
familiares, Lumen Humanitas, pág. 139.
14) Otras reflexiones sobre este tema en CARDENAS, Eduardo José; “Mediación familiar y
justicia de familia: Un intento de mediación entre dos contendientes”; La Ley, Año LX No 102,
28/05/1996.